se exponen y explican cada una de las ideas propuestas en el banquete de Platón

1. Glaucón alcanza a Apolodoro y pide le cuente sobre el banquete y los discursos hablados sobre el amor de Agatón, Sócrates, Alcibíades y de los demás. <br />Apolodoro accede a contar lo que sabe por Aristodemo y que el propio Sócrates ha confirmado. <br />Aristodemo se tropieza con Sócrates y acuerdan ir al banquete de Agatón juntos a pesar que Aristodemo no tiene invitación. <br />Sócrates se para a pensar varias veces y le pide a Aristodemo que no lo espere. <br />Aristodemo llega a punto para comer, a la mitad llega Sócrates y después acuerdan que no se emborracharían. <br />Cada uno decide pronunciar por turno, de izquierda a derecha, un discurso, el más bello que pueda, en alabanza al amor. <br />El amor es el dios más antiguo. <br />Si quieres vivir honestamente siente vergüenza de la deshonra y emula a los demás en el honor. <br />Puedes hacer cosas grandes y bellas individualmente y como patria, impulsado por el amor a tu persona especial. <br />Preferir la muerte a ser visto por el amante abandonando el combate.<br />Socorrer al amado cuando se encuentre en peligro.<br />Dar la vida por él. <br />El amante es algo más maravilloso que el amado pues está poseído por la divinidad. <br />El amante es capaz de sacrificarse a sí mismo en todos sus aspectos dándole mucho más al amado, de lo que el amado le puede otorgar a él. [interpretación mía<br />Algunos discursos pasaron de los que Aristodemo no se acuerda bien. <br />Existen dos tipos de amores.<br />El amor de Pandemo siempre es vulgar y obra al azar. <br />No hace distinciones entre mujeres y hombres. <br />Se ama el cuerpo más que el alma. <br />Prefiere a los necios, pues satisfacen sus deseos sexuales sin importarles que el modo de hacerlo sea bello o no. <br />Ucrania es sobrio, moderado y siempre se controla. <br />Se inspira en lo masculino, sintiendo predilección por lo que es por naturaleza más fuerte y tiene mayor entendimiento. <br />El amor en las distintas ciudades helenas. <br />Debiera existir una ley que prohibiera enamorarse de los muchachos.<br />Los hombres viles originaron el escándalo, “es vergonzoso conceder favores a los amantes”. <br />La norma sobre el amor en las restantes ciudades es fácil de comprender, pues está definida con sencillez. <br />En Elide y en Beocia (ubicación de Grecia y de éstos dos estados en Anexo 1.) y allí donde no son hábiles para hablar, se admite sin más la costumbre, que es bello complacer a los amantes.<br />En muchas partes de Jonia (su ubicación en Anexo 2.) y en cuantos lugares hay sometidos al dominio de los bárbaros se considera deshonroso complacer a los amantes. <br />La maldad estableció: “es vergonzoso conceder favores a los amantes”<br />Para que los gobernantes sigan teniendo el poder del pueblo. <br />Por falta de hombría de los gobernados. <br />Hacer una conquista amorosa en Atenas se considera un honor, y el no conseguirla una deshonra. <br />El amante tiene absoluta libertad tanto a los ojos de los hombres como de los dioses, pues dicen que no hay juramento amoroso. <br />La conquista de por sí no es bella ni fea. <br />Es cosa realizada de fea manera complacer a un hombre vil vilmente. <br />Es hombre vil aquel enamorado vulgar que ama más el cuerpo que el alma y que, además, ni siquiera es constante, pues tan pronto como cesa la lozanía, se marcha en vuelo. <br />Es cosa realizada de buena manera ceder a un hombre de bien en buena forma. <br />El hombre de bien está enamorado de un carácter virtuoso y lo sigue estando a lo largo de toda su vida, pues está fundido con una cosa estable.<br />Se ordena a los amantes perseguir y a los amados esquivar. <br />Al transcurrir el tiempo, se descubre si el amante y el amado pertenece al conjunto de hombres viles o buenos. <br />Sólo resulta en una cosa bella si el amado cede al amante por amor a la sabiduría y a toda forma de virtud. <br />Si es así el ser engañado no es deshonroso. <br />Porque pones de manifiesto, que en lo que depende de sí por la virtud, y por hacerte mejor, estarías dispuesto a todo con cualquier persona. <br />Las tendencias buenas cambian a malas y viceversa según el cuerpo. <br />Los elementos más enemigos entre sí, se deben convertir en amigos y capaces de armonía.<br />Hay un equilibrio de tensiones opuestas.<br />La medicina produce la amistad de elementos opuestos. <br />Las consecuencias del amor sano e incontinente. <br />Una mínima tendencia mala en un amor sano proporciona armonía y buena mezcla y da prosperidad y salud a los hombres, animales y plantes. <br />Si el amor incontinente manda, produce epidemias y enfermedades, tanto en animales como en plantas, las escarchas, el granizo y el tizón de los granos. <br />De la comunicación entre los dioses y los hombres se encarga la mántica, que es la encargada de vigilar y curar a los amantes.<br />Al principio había 3 géneros de hombres, masculino, femenino y andrógino, éste último participaba tanto de uno como de otro. <br />Tenían cuatro brazos y piernas que dibujaban una circunferencia. <br />Dos rostros en sentidos opuestos y sobre el cuello una sola cabeza. <br />Dos pares de orejas, dos órganos sexuales y todo el resto ya te lo puedes imaginar. <br />El macho fue en un principio descendiente del sol; la hembra, de la tierra; y el andrógino, de la luna, ya que la luna participa de ambos astros.<br />Los hombres primigenios intentaron escalar al cielo para derrocar a Zeus. Al no consentirles su insolencia los dividió en dos. <br />Añorando cada parte su otra mitad se reunía con ella, se rodeaban con sus brazos, deseosos de unirse en una sola naturaleza. <br />Morían de hambre y sed.<br />Mas compadeciéndose Zeus imaginó otra traza y les cambió de lugar el pene y la vagina colocándolos hacia delante. De tal manera que pudieran procrear en ellos.<br />Cuántos hombres y mujeres son sección del andrógino, aman al sexo opuesto. Las mujeres que son corte de mujer son tríbadas. Finalmente cuántos son sección de macho, persiguen a los machos.<br />Tan solo se puede alcanzar la felicidad si llevas al amor a su término de perfección consiguiendo el amado que le corresponde a cada uno remontándose a su antigua naturaleza. <br />El amor es el que mayor servicio nos presta en conducirnos a lo que es afín a nosotros, y que, para el futuro, si obedecemos y alabamos a los dioses, nos reintegrará a nuestra primitiva naturaleza. <br />El Amor es el dios más joven, huye en franca fuga de la vejez. De haber estado amor desde el principio, no hubiera habido ni mutilaciones, ni mutuos cautiverios, ni otras muchas violencias, sino amistad y paz. <br />El amor es delicado pues habita en los caracteres y las almas blandas de dioses y hombres. Estando con todas las partes de su cuerpo, siempre en contacto con las más blandas de las cosas más blandas que hay, será delicado, pues, en grado sumo. <br />Es flexible de forma y como un soplo, pues es capaz de replegarse en todas sus partes y pasar inadvertido a través de las almas, al penetrar primero en ellas y luego al salir. <br />El amor es siempre belleza, porque en lo que no está en flor o está marchito, bien sea en cuerpo y alma o cualquier otra cosa no reside el amor, mas donde haya lugar florido y perfumado, allí aposenta su sede y permanece. <br />El amor participa de la mayor templanza. El amor es el placer más fuerte, entonces si los demás placeres son menos fuertes que él, serán dominados por el amor y él tendrá dominio sobre ellos, poseyendo templanza en grado sumo. <br />En lo que ha valentía toca, con Amor “ni siquiera Ares compite”, pues Amor se adueña de Ares (ver imagen del dios en Anexo 3.), y es superior lo que domina a lo dominado. Así, si prevalece sobre el más valiente, será el más valiente de todos. <br />El amor permite los más grandes logros y allí radica su sabiduría. Porque sin amor Apolo no hubiera descubierto el arte de disparar el arco, la medicina y el arte adivinatorio; Hefesto, la forja; Atenea, el arte de tejer; Zeus, en el de gobernar a los dioses y a los hombres.<br />Al amar las cosas bellas, Amor estableció un orden en el espíritu y acciones de los dioses y, los hombres creando toda clase de bienes.<br />El amor crea: “en los hombres la paz, en el piélago la calma sin brisa, el reposo de los vientos y el sueño de las cuitas”. Nos vacía de hostilidad y nos llena de familiaridad. Nos procura mansedumbre, despojándonos de rudeza. <br />Digno de ser contemplado por los sabios, admirado por los dioses. Amigo de dar benevolencia, jamás da malevolencia. Del lujo, de la molicie, de la delicadeza, de las gracias, del deseo de la añoranza es padre. <br />En la fatiga, en el temor, en el deseo, en el discurso es piloto, marinero, compañero de armas y salvador excelso. Ornato de todos, dioses y hombres. El más bello y el mejor. <br />Sócrates se encuentra en un aprieto, ha de hablar después de pronunciarse un discurso tan bello y tan variado. <br />Se declara imposibilitado de hacer un encomio porque quiere elogiar realmente al amor y por tanto no puede ser un discurso bello y poético. <br />Sócrates interroga a Agatón. <br />Concluyen que el amor es amor de algo, así como un padre lo es de una hija o un hijo; y pide a Agatón que se acuerde de qué cosa es el amor.<br />Agatón se contradice a sí mismo afirmando que el amor es amor de lo que no tiene y está falto. Además asegura que el amor está sólo en la belleza. Entonces el amor está falto de cosas bellas, pero sólo es amor lo que es bello. <br />Finalmente inicia el último discurso al amor, el de Sócrates. Lo va a hacer a manera de diálogo entre Diotima y él, hablando consigo mismo.<br />Los dioses son bienaventurados y felices, y si el amor carece de cosas buenas y bellas, no es un dios. Entonces tiene que ser un genio, algo que rellene el hueco entre lo inmortal y lo mortal, de manera que el Todo quede ligado consigo mismo. <br />El amor es hijo de Penía (la pobreza) y Poro (el recurso) por lo que si no tiene nada consigue recursos en abundancia pero si tiene abundancia de recursos, siempre se deslizan de sus manos. <br />El Amor no es algo sabio ni algo ignorante, porque desea superarse y no se conforma. El sabio ya tiene conocimiento e instrucción por lo tanto no los busca y el ignorante cree tenerlos en grado suficiente, creyéndose sabio. <br />El amor te hace feliz pues desea las cosas buenas. Ahora ¿por qué no todos los hombres son felices si desean las cosas buenas? Es porque entienden mal una parte del amor y le dan el nombre del Todo.<br />Como el hombre que cree que amar es sentir celos de su pareja a tal extremo que asesinaría a cualquiera ante cualquier sospecha. [un ejemplo mío<br />El verdadero amor es amar a lo que de algún modo sea bueno y es a lo que todos los hombres aspiran, además, aspiran poseer lo bueno por siempre.<br />Conciben todos los hombres no sólo según su cuerpo sino también según su alma, y una vez que se llega a cierta edad se desea procrear. Pero no puede procrear en lo feo sino tan solo en lo bello. <br />La belleza protege los partos y asiste al nacimiento de los hombres, mientras lo que es feo decae el ánimo de la madre, impide el parto, mata al feto. <br />El amor es amor de la generación y del parto en la belleza. Y es de la generación porque es algo eterno e inmortal. Por lo tanto el amor será también amor de la inmortalidad.<br />Los animales buscan en lo posible existir siempre, dejando un ser nuevo en lugar del viejo. Es por eso que pasan por un estado tan extraño primero al unirse mutuamente y luego respecto a la crianza de la prole.<br />Un individuo desde su niñez hasta que llega a viejo, se dice que es la misma persona, pero jamás reúne las mismas cosas en sí mismo, sino que constantemente se está renovando en un aspecto y destruyendo en otro. <br />Se está renovando y destruyendo en la piel, en los huesos, en la sangre, en el cabello, en el aire que se respira; y no sólo en las cosas físicas sino también en la forma de pesar y actuar.<br />Lo mortal sólo se conserva por el hecho de que el ser que va envejeciendo deja otro ser nuevo, similar a como él era, mediante el repaso de uno mismo. Por este medio lo mortal participa de inmortalidad, tanto en su cuerpo cómo en todo lo demás. <br />Se quedarían maravillados de la insensatez del hombre, al pensar en que terrible estado les pone el amor de hacerse famosos y de dejar para un futuro una fama inmortal. Porque lo que aman es lo imperecedero. <br />Con mucho, la más grande y más bella forma de sabiduría moral es el ordenamiento de las ciudades y de las comunidades, que tiene por nombre el de moderación y justicia. <br />Se tienen en común hijos más bellos y más inmortales cuando entre los padres hay una comunión mucho mayor que la de los hijos, y un afecto mucho más firme.<br />Engendrar en algo bello, noble y bien dotado, y en mutua ayuda criar el producto de su procreación, a su lado o separado de él.<br />Como Marja Sktodowska quien se casa con Pierre Curie y junto con él fue galardonada con el Premio Nobel de Física en 1903. En 1911 recibe el Premio Nobel de Química. Ellos dos tuvieron a Irène Curie, quien a su vez, junto con su esposo Frédéric Joliot obtuvo el Premio Nobel de Química en 1935. Engendrando así hijos más bellos y más inmortales. [ejemplo mío<br />Diotima dice a Sócrates que pondrá su buena voluntad en iniciarlo en los misterios del amor y el grado de contemplación a los que éstos están subordinados si se procede con buen método. <br />Comenzar desde la juventud a dirigirse hacia los cuerpos bellos y, si se conduce bien el iniciado, enamorarse primero de un sólo cuerpo y alabar su belleza. <br />Comprender luego que la belleza que reside en cualquier cuerpo es hermana de la que reside en el otro, por lo que hay que considerar que es una sola e idéntica cosa la belleza que hay en todos los cuerpos. <br />Entonces es menester hacerse enamorado de todos los cuerpos bellos y sosegar el apego por uno sólo, despreciándolo y considerándolo de poca monta. <br />Después de eso, tener por más valiosa la belleza de las almas que de los cuerpos, a fin de ser obligado a contemplar la belleza de las normas de conducta y las leyes para considerar que la belleza del cuerpo es de escasa importancia. <br />Luego de las normas de conducta, es menester que el iniciador conduzca a las ciencias para que el iniciado vea a su vez ese inmenso mar de belleza y robustecido y elevado por ella, vislumbre una ciencia única que versa sobre la belleza absoluta. <br />La propia belleza en sí que es totalmente independiente es algo que existe siempre, no crece ni decrece, ni tampoco unas veces es bello y otras no y no es parecida a una persona ni algo que exista en otro ser, en la tierra o en otra cosa cualquiera.<br />Cuando se conoce la belleza en sí, más que en otro momento, adquiere valor la vida del hombre, y en entonces es cuando procrea virtudes verdaderas, puesto que está en contacto con la verdad. Y si alimenta una virtud verdadera le es posible ser inmortal.<br />Sócrates finaliza su discurso sosteniendo que todo hombre no sólo debe venerar al amor, sino también venerar lo que tiene relación con él, e incita a los demás a practicarlo de modo preferente.<br />Se oyeron súbitamente unos golpes en la puerta del patio, como de gentes que van de juerga y levantaron un gran estrépito. <br />Agatón entonces ordenó: “Esclavos, id a ver qué pasa y en caso de que sea un amigo, invitadle a entrar. En caso contrario decid que estamos ya acostados.” <br />No mucho después escucharon la voz de Alcibíades, que estaba muy borracho y daba grandes voces preguntando donde estaba Agatón y pidiendo que le llevaran a su lado (hay una imagen de este suceso en Anexo 4.)<br />Una vez en la puerta, Alcibíades se detuvo, tenía una espesa corona de hiedra y de violetas con un gran número de cintas. Dijo: “¿Aceptáis como comensal a un hombre que está completamente borracho?”. Todos entonces le invitaron a entrar y a acomodarse y Agatón le llamó a su lado.<br />-Descalzad, esclavos, a Alcibíades –ordenó entonces Agatón-, para que comparta con nosotros dos el lecho.<br />-Muy bien –replicó Alcibíades-, pero ¿quién es ese tercer comensal que está con nosotros? – Y, volviéndose al mismo tiempo, vio a Sócrates y al verle le dio un sobresalto. <br />Alcibíades además de coronar a Agatón, tuvo que coronar a Sócrates para que no le pueda reprochar que coronó a Agatón y en cambio a él, que vence en los discursos a todos los hombres, no lo coronó después –tomó una parte de las cintas, lo coronó y se sentó.<br />-Hay que beber, pues así lo hemos convenido –dijo Alcibíades-. Me elijo por tanto árbitro de la bebida, hasta que vosotros hayáis bebido lo suficiente.<br />Alcibíades pidió a un esclavo le trajese una vasija de refrescar vino que estaba cerca, era de más de dos litros y cuarto. Una vez llena, la vació él primero y después pidió al siervo que se la llenase para Sócrates.<br />-¿Qué hacemos, Alcibíades? – exclamó Erixímaco- ¿No hablamos ni cantamos ante la copa? ¿Beberemos simplemente como los que tienen sed? <br />-Lo que tú ordenes, porque un hombre que es médico vale por otros muchos. Receta, por tanto, lo que quieras. <br />Erixímaco le propone que haga su encomio al amor, porque todos los demás ya lo han hecho. <br />-Dices bien, Erixímaco –repuso Alcibíades-, pero poner en parangón el discurso de un hombre ebrio con los discursos de hombres serenos no resulta equitativo. Además en el caso que alabe a alguien que no sea Sócrates, no dejará de molestarme. <br />-Pues hazlo así –intervino Erixímaco-, si te parece bien. Haz la alabanza a Sócrates. <br />Inicia el elogio a Sócrates de Alcibíades, él lo intenta hacer mediante símiles.<br />Afirma que se parece a Marsias en el aspecto (hay dos imágenes de Marsias en Anexo 5.), pero también en lo demás. Es un insolente y un flautista mucho más maravilloso que Marsias. <br />Marsias emanaba un hechizo de su boca con la siringa para fascinar y poner de manifiesto a los hombres que sienten necesidad de los dioses, y todavía hoy fascina el que entone con la flauta sus aires. <br />Sócrates difiere de Marsias tan sólo en que sin instrumentos, con sus simples palabras, consigue el mismo efecto. Como también el que diga lo que él piensa. <br />Cuando se le escucha, el corazón da muchos más brincos que el de los Coribantes en su danza frenética y se derraman las lágrimas. <br />Por efecto de ese Marsias, han sido ya muchas las veces que Alcibíades ha atravesado por una crisis tal, que estimó que le era insoportable vivir, llevando la vida que llevaba. <br />Al oírlo, Sócrates lo obliga a confesar que él, a pesar de que es mucho lo que le falta, se descuida todavía de si mismo y se entremete en la política de los atenienses. <br />Alcibíades, un ser de mucho ego, siente vergüenza ante Sócrates. No puede negarle que no se debe hacer lo que él ordena…, pero que, una vez que se aparta de su lado, su confianza y ambiciones van más allá de sus posibilidades. <br />Sócrates estima que el que los demás sean bellos, ricos o tengan otro privilegio no vale nada y que también ellos no son nada. Pero cuando abre su corazón a los demás no queda otro remedio que hacer al punto lo que te ordena. <br /> <br />Desprecio de Sócrates al amor de Alcibíades <br />Creía Alcibíades que Sócrates se interesaba de veras por su lozanía juvenil y consideraba que era esto para él un hallazgo feliz y una maravillosa oportunidad.<br />Alcibíades invitó a Sócrates a que hiciera ejercicio con él con la esperanza de que iba a conseguir algo. Pero no lo hacía. Por tanto lo invitó a cenar con él, pero tampoco accedió en seguida, no obstante con el tiempo le hizo caso. <br />Cuando vino por primera vez, al punto que hubo cenado quiso marcharse. En esta ocasión es verdad que lo dejó ir por vergüenza. Pero de nuevo repitió la acechanza, y una vez que habían terminado de cenar le dio conversación hasta muy entrada la noche, y cuando quiso marcharse, pretextando que era tarde, le obligó a quedarse.<br />Quedose, pues, descansando en el lecho contiguo al suyo, en el que había cenado, y no dormía en la habitación ninguna otra persona aparte de ellos. <br />Sólo les cuenta a los que estaban en el banquete lo que sigue porque a ellos también les ha llegado al alma la filosofía y pide que los criados y todo aquel que sea profano, cerrasen con muy grandes puertas sus oídos.<br />Así, pues, una vez que se hubo apagado la lámpara y los esclavos estuvieron fuera, creyó que no debía andarse con rodeos ante él, si no decirle lo que se había propuesto. <br />Le dijo entonces, sacudiéndolo:<br />-Sócrates, ¿duermes?<br />No, por cierto –le contestó.<br />-Tú, me parece –continuó él- eres el único digno de convertirte en mi amante. Considero que es una gran insensatez no complacerte a ti en esto y en cualquier otra cosa que necesitaras de mi hacienda o de mis amigos, pues para mí no hay nada más importante que el hacerme lo mejor posible, y opino que ninguno me puede ayudar en esto con más autoridad que tú.<br />-¡Ah¡ querido Alcibíades, tal vez no seas realmente un hombre frívolo, si resulta verdad eso que dices de mí y existe en mí una virtud por la cual tu pudieras hacerte mejor. En ese caso, verías en mí una belleza indescriptible y muy superior a tu bella figura: lo que intentas es adquirir algo que es bello de verdad a trueque de lo que es bello en apariencia. <br />-Ninguno de mis sentimientos ha sido expresado de otro modo que tal y como los pienso. Tú, por tu parte, toma la determinación que juzgues mejor para ti y para mí. <br />Entonces Alcibíades creyó que estaba herido, pero por otro lado, admiraba mucho la prudencia y el dominio de sí mismo de Sócrates, su templanza y su virilidad. <br />Termina la alabanza de Alcibíades a Sócrates. <br />Cuando hicimos la expedición para anexar Potidea de nuevo a Atenas (432 a. C.), en la fatigas Sócrates se mostraba más resistente que todos los demás. <br />Siempre que se veían obligados a no comer, resistía como nadie el hambre. Por el contrario, en las comilonas era único por su capacidad de disfrutar.<br />A pesar que no bebía vino de buen grado, vencía a todos en ello; y lo que es más maravilloso de todo: jamás ha visto ningún hombre a Sócrates borracho. <br />Una vez que ha caído la helada más tremenda que pueda darse, salía con un manto como el que antes acostumbraba a llevar y andaba descalzo por el hielo con mayor facilidad que los demás con el calzado.<br />En el ejército, habiendo concebido algo en su mente, se había quedado plantado en el mismo sitio desde el amanecer reflexionando, y como no daba en la solución no cejaba en su empeño. Y de pie sin moverse, estuvo hasta que vino el alba del día siguiente y se levantó el sol.<br />En la batalla de Potidea, sólo Sócrates salvó la vida a un Alcibíades herido y a sus armas. Además, mostró mayor empeño que los generales en que su compañero recibiera el premio al valor que en recibirla él.<br />Cuando se retiraba de Delión (un lugar de Beocia) en franca huida el ejército. Alcibíades se encontraba allí presente con un caballo, y Sócrates, en cambio, con la armadura de hoplita (vela en Anexo 6.), ¡cuánto sobrepasaba a cualquier hombre en serenidad¡ y mostrando a las claras a todo el mundo, incluso desde muy lejos, que si alguien ponía su mano sobre él se defendería muy esforzadamente. <br />El no ser semejante a ninguno de los hombres, ni de los antiguos, ni de los que ahora viven, es digno de toda admiración. Para un hombre como éste, tan extraño en su persona y en sus discursos, no se puede encontrar a mano, por más que se busque, parangón alguno.<br />Si se penetra en el interior de sus discursos, se descubrirá primeramente que son los únicos discursos que tienen sentido, y después que son enteramente divinos y contienen en sí mismos un grandísimo número de imágenes de virtud y que se extiende a todo aquello que le atañe examinar, al que tenga la intención de hacerse honrado y bueno. <br />1.<br />Grecia<br />Elide (azul), Beocia (tojo), Atenas (marrón)<br />2.<br />Jonia, parte central y occidental de la península de Anatolia en Turquía.<br />3.<br />Ares: Dios de la guerra<br />4.<br />Alcibíades borracho interrumpiendo el banquete (1648). Por Pietro Testa (1611-1650)<br />5.<br />Marsias sátiro<br />El imprudente Marsias retó a Apolo en un duelo musical; las juezas fueron las Musas... Marsias terminó despellejado, colgado de un árbol.<br />6.<br />Representación de un hoplita<br />