El documento describe la historia y tipos de planetarios. Los primeros planetarios datan de la época de Newton y consistían en habitaciones esféricas con estrellas pintadas. Los planetarios modernos proyectan imágenes del cielo en domos y tienen mecanismos para simular los movimientos celestes. Existen planetarios permanentes grandes y pequeños, así como planetarios portátiles. Los planetarios sirven principalmente como herramientas educativas para escuelas.
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Capítulo 1
El Planetario
1.1. El planetario como instrumento de proyección
Aunque los instrumentos de proyección que nos son tan familiares tienen menos de 70 años,
los planetarios en realidad existen desde los tiempos de Newton. El primero, conocido como el
Globo Gottorp, fue construido en 1664. Consistía en una habitación esférica con capacidad
para 10 personas y con las estrellas pintadas en su interior. Casi un siglo después aparece el
Uranium, cuya principal diferencia (además de tener más capacidad) es que las estrellas son
representadas por pequeños huecos en las paredes, con el objeto de hacerlas "brillar" (ref.
1.1).
Los planetarios instrumentales aparecen recién en 1923. El primer modelo fue construido por
Charles Atwood, un ingeniero de la Casa Zeiss. El Planetario de Montevideo, Uruguay, es un
Modelo II de Zeiss y tiene la distinción de ser el primer planetario latinoamericano.
Fig. 1.1. El Planetario Zeiss Universarium VIII TD del Planetario L'Hemisferic de Valencia (España), es
uno de los proyectores ópticos más avanzados existentes. El domo, de 24 m de diámetro, alberga a más
de 300 personas y cuenta con audífonos de recepción infrarroja para la distribución individual del
sonido. Foto cortesía de Javier Yaya Tur. Ciudad de las Artes y las Ciencias S.A.
Un planetario típico consiste en una esfera hueca (o dos semiesferas), con una lámpara en su
interior. Sobre la esfera se practican pequeños agujeros para representar cada estrella de
modo que al proyectarse sobre el domo aparece en su posición correcta. En los mayores
instrumentos, el agregado de lentes frente a los orificios permite enfocar los haces luminosos
sobre la cúpula y dar mayor nitidez a las imágenes.
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De esta manera, el instrumento es un pequeño modelo a escala de la esfera celeste, aunque
la fidelidad de la reproducción depende del equipo utilizado. Los más pequeños reproducen
unos pocos cientos de las estrellas más brillantes, mientras que los más grandes y sofisticados
superan las más de 6000 estrellas visibles a simple vista en condiciones ideales.
Además, los planetarios cuentan con un mecanismo con capacidad de reproducir los
movimientos aparentes de la esfera celeste (diurno y anual), con velocidades variables. De
esta forma, puede verse el transcurrir de una noche, de cualquier época del año, en cuestión
de pocos minutos. Otro tipo de movimiento permite mostrar a la audiencia el cielo desde
diferentes latitudes, de modo que el espectador puede transportarse a cualquier punto de la
Tierra y apreciar distintos cielos.
Tanto planetarios grandes como chicos tienen la capacidad de mostrar los planetas, el Sol y la
Luna, usando para ello lentes especiales. En algunos modelos estas lentes tienen movimientos
independientes del resto del proyector, de modo que las imágenes planetarias que proyectan
pueden desplazarse por la esfera celeste, simulando el verdadero movimiento orbital de los
mismos.
Los últimos años vieron desarrollos fantásticos en la tecnología para planetarios grandes que
ya están llegando a los más pequeños. Uno de estos avances es el reemplazo de los focos por
fibras ópticas. Ello ha permitido reproducir cielos poblados por estrellas más brillantes y
numerosas, dando una sensación mucho más realista (a veces, de hecho, mayor a la que el
espectador puede apreciar en el cielo real).
Los planetarios portátiles son un desarrollo más reciente. En la década del 50, se desarrolla un
planetario conocido como Spitz, una versión simplificada "de mesa" de los mayores. Más
recientemente, la empresa GOTO desarrolló un planetario de similar diseño: la esfera es
sostenida en los bordes de un gran "tazón". En ambos casos, las imágenes son proyectadas
en cúpulas de 3 ó 4 metros de diámetro.
Fig. 1.2. Esperando para entrar en uno de los primeros domos inflables del Starlab.
Foto Learning Technologies, Inc.
En 1976, Philip Sadler, actualmente en el Harvard-Smithsonian Center for Astrophysics,
desarrolló el primer modelo del Starlab y la primera cúpula o domo inflable (ver "Archivos de
IPS - 1"). El Starlab tiene las estrellas impresas sobre un cilindro plástico de modo que el
"mapa" reproducido es similar al de los planisferios, aunque se reproduce correctamente al
proyectar sobre el domo. El Starlab introdujo un concepto novedoso para los planetarios: la
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posibilidad de introducir cambios en la representación del cielo mediante el recambio de
cilindros de proyección. Actualmente hay varias empresas en todo el mundo que han diseñado
y fabrican planetarios pequeños (ver Apéndice 1).
Fig. 1.3. Vista nocturna del planetario L'Hemisferic. Este es uno de los espacios arquitectónicos más
modernos del mundo y representa un enorme ojo en el que el domo del planetario forma la pupila.
Foto cortesía de Javier Yaya Tur. Ciudad de las Artes y las Ciencias S.A.
A pesar de tantos avances, los planetarios tradicionales, grandes o pequeños, tienen ciertas
limitaciones a la hora de reproducir imágenes tales como vistas del suelo marciano, un
sobrevuelo por la atmósfera de Venus o un paseo interestelar. Sin embargo, en forma paralela
a los grandes planetarios de fibra óptica, apareció un nuevo estilo, el "planetario digital", que
es más bien un proyector de una imagen computarizada sobre un domo. En estos casos, las
estrellas no tienen la misma impresionante definición de los planetarios clásicos, pero sí
pueden dar la sensación a la audiencia de estar flotando por el Cosmos y cuentan con una
casi ilimitada gama de recursos especiales.
Actualmente están comenzando a ingresar al mercado los primeros planetarios portátiles
digitales. Tales planetarios tienen capacidades de reproducción de imágenes similares a las de
los más grandes y ello, sin duda, abrirá un fenomenal abanico de posibilidades. Sin embargo,
aún contando con estos notables recursos, no hay como la voz, el contenido y el estilo del
planetarista para "transportar" a los visitantes por mundos violentos, galaxias exóticas o nubes
de ensueño.
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1.2. El planetario como organización cultural-educativa
Los planetarios son visitados hoy por una amplia variedad de públicos, pero los principales
usuarios siguen siendo indudablemente las instituciones educativas, y especialmente las de
nivel primario.
Podemos dividir los planetarios en tres tipos básicos de acuerdo a su función:
• Planetarios permanentes de gran capacidad (más de 100 personas)
• Planetarios permanentes o fijos de pequeña capacidad (menos de 100 personas)
• Planetarios portátiles o móviles (usualmente menos de 70 personas)
Los planetarios fijos y grandes se hallan típicamente en museos o en su propia estructura
edilicia también denominada "planetario". Ellos están normalmente abiertos al público general
y a escuelas visitantes.
Los pequeños instrumentos permanentes se hallan en instituciones afines con las ciencias:
universidades, escuelas e institutos, y también en museos. En general, ellos sirven a su propia
audiencia, es decir, es limitada la admisión de visitantes o del público y suelen estar a cargo de
un docente de ciencias con la colaboración de algunos de sus estudiantes más entusiastas. No
son muy comunes en los países en desarrollo.
Finalmente, podemos encontrar planetarios portátiles en numerosas clases de organizaciones,
desde centros culturales a escuelas. Un uso popular, sin embargo, es el del planetario "móvil",
en el que el planetario viaja de un lugar a otro visitando a sus clientes. Muchas escuelas
solicitan este tipo de servicio cuando no cuentan con un planetario grande en la región o
cuando los docentes desean un tipo de función más personalizada, con mayor contacto entre
el planetarista y el alumnado.