1. CUENTO: “LO QUE EL ABUELO ME
ENSEÑÓ”.
Hace unos cuantos años que sucedió esta historia que os voy a contar. Yo era muy
pequeño, pero me acuerdo de todo lo que aprendí con mi abuelo aquel año.
Mi abuelo siempre decía que yo tenía que ir a la escuela para aprender muchas cosas y
que por eso tenía que vivir en la ciudad y hacerme un hombre útil.
Yo era tan pequeño que aún no conocía los números bien, ni las regletas Cuisènaire,
pero lo que no sabía era que a lo largo de ese verano que iba a pasar con mi abuelo en su
pequeño pueblo, iba a aprender tantas cosas.
Deseaba que despuntara el día para irme a trabajar con mi abuelo al campo, algo que
nunca había hecho, y que, ¡estaba deseando hacer!
Mi abuelo me despertó temprano y me preparó un gran tazón de leche y unas galletas;
desayuné muy rápido, ¡había que irse!
Nos montamos en el caballo, llamado Rufo, que mi abuelo siempre llevaba a trabajar,
pues como era muy viejo no podía conducir.
Después de un rato galopando sobre Rufo, llegamos al campo donde mi abuelo
trabajaba y me dijo:
José Antonio vas a realizar tu primera tarea como hombre de campo
Yo estaba deseando saber cuál sería ese trabajo, y mi abuelo siguió:
Ves esa cuadra que hay allí, pues dentro hay
1 oveja blanca, tendrás que echarle de
comer.
2. Hice lo que mi abuelo me había mandado y una vez terminado le dije: "Abuelo, ya lo he
hecho". Muy bien hijo, contestó él (mi abuelo siempre me llamaba hijo, no sé porqué no
me llamaba por mi nombre, pero como yo a él tampoco le llamaba por el suyo sino
abuelo, estábamos en paz).
Ahora, hijo, ve a la huerta y coge 2 tomates rojos para comérnoslos con sal.
Fui, cogí los dos tomates más rojos que había en el huerto y se los llevé a mi abuelo;
estaban buenísimos. Mi abuelo, entonces, me dijo:
Venga hijo, que aún quedan muchas cosas por hacer. Vuelve ahora al huerto y tráete 3
pepinos verdes para comer esta noche de postre con miel.
No entendí muy bien porqué tenía que cortar 4 rosas de color rosado, pero como soy un
chico obediente, fui y las corté.
3. Gracias hijo. Para combatir la sed, ve otra vez al huerto y de alguno de los limoneros
tráete 5 limones bien amarillos.
Como no llegaba, tuve que coger una vieja escalera y así pude hacerme con los 5
limones amarillos. Mi abuelo, entonces, me preparó un rico refresco de limón para que
cogiera fuerzas y pudiera seguir trabajando.
Una vez apagada nuestra sed, mi abuelo volvió a enviarme al huerto a por 6 lechugas de
un precioso verde oscuro para venderlas en el pueblo
Allá que fui a por las seis lechugas verde oscuro pensando por el camino que me estaba
cansando de ir tantas veces al huerto, porque, digo yo, con un viaje que hubiera hecho
podía haber traído todo.
4. Muy bien hijo - dijo mi abuelo - ahora ve al olivar y tráeme 7 aceitunas negras para ver
cómo va a ir la cosecha este año.
¡Menos mal que no me ha mandado otra vez al huerto, que si no me enfado! Fui al
olivar y traje las 7 aceitunas negras más brillantes que encontré.
¿Ya de vuelta hijo?, buenas aceitunas has cogido, vete ahora al huerto de nuevo y
desentierra 8 patatas marrones que esta noche vamos a hacer una tortillita.
Y, ¡otra vez al huerto!, aunque esta vez no me enfadé porque antes me había mandado al
olivar. Así que de nuevo en el huerto, cogí 8 patatas bien hermosas para hacer la
deseada tortilla de mi abuelo.
Mi abuelo a mi vuelta volvió a decirme lo bien que lo había hecho y me hizo un nuevo
encargo:
Coge ahora esos 9 cubos azules y mételos en el cobertizo.
5. Diligente, empecé mi nueva tarea y los fui llevando poco a poco hasta que los 9 cubos
azules estuvieron metidos en el cobertizo.
Cuando acabé, una vez más me dijo mi abuelo:
Muy bien hijo, y ya por última vez vuelve al huerto y de alguno de los naranjos coge 10
naranjas para hacerte luego un zumo.
Volví de nuevo al huerto acompañado de la vieja escalera y cogí las 10 hermosas
naranjas que me había pedido mi abuelo.
Muy bien hijo, ya está bien por hoy.
Así que de nuevo montados en Rufo volvimos al pueblo. Llegados a casa, mi abuelo me
invitó a jugar a un juego muy divertido que tenía y sacó una vieja caja de madera que
contenía un montón de varitas del mismo material, en diferentes colores y longitud.
Mi abuelo me explicó que esas varitas se llamaban regletas Cuisènaire y que para poder
jugar tenía que acordarme de la oveja, los 2 tomates, los 3 pepinos, ..., yo no entendía
6. que relación tenía la oveja blanca con estas regletas y mi abuelo me explicó que la
regleta blanca valía UNO, la roja valía DOS, por eso me envió a por dos tomates, y así
sucesivamente.
¡¡Mi abuelo me estaba enseñando el valor de regletas a través de los viajes al huerto!, de
tal forma que en cada viaje debía coger un objeto más que en el viaje anterior. Es una
lección que nunca he olvidado y además, desde aquel día, jugar con mi abuelo a las
varitas como a mí me gustaba llamarlas- se hizo algo habitual.
Hoy, yo también soy un abuelo, y también he enseñado a mis nietos a jugar con las
regletas, mediante ¡por supuesto! los correspondientes viajes al huerto.
Y colorín colorado lo que el abuelo me enseñó se ha terminado.
Los objetivos que nos planteamos con el desarrollo de este cuento son:
• Conocer las Regletas de Cuisenaire.
• Adquirir el concepto de número y la serie numérica.
Material
Consta de un conjunto de reglitas de madera o de plástico de 10 tamaños y colores
diferentes. Se diferencian entre sí por la distinta longitud y el color. Cada regleta
representa el número, de 1 a 10, que coincide con su longitud.
Es un material estructurado ya que ha sido diseñado para el aprendizaje matemático,
inventado por Emile Geoges Cusinaire usadas por él cuando era maestro en el 1952.
Suelen utilizarse en la mayoría de las aulas de 2º ciclo de Educación Infantil y sería
conveniente que el niño, en su casa, dispusiera de una caja de regletas como un juguete,
educativo, más. De esta manera podría repetir lo realizado en el colegio, "reviviendo" la
actividad mientras cuenta a papá o mamá lo que ha hecho en el cole hoy.
La idea clave para la correcta adquisición de la serie numérica es el concepto de
"siguiente" o "y uno más"; recordemos: tres y uno más es cuatro, y uno más cinco, y
etc… hasta el 10 en estos niveles primerísimos.
7. Descripción
Este juego estructurado lo vamos aplicar tanto en Infantil como en el Primer Ciclo de
Primaria.
En Infantil las actividades irán encaminadas al:
• JUEGO LIBRE
-Para su conocimiento.
-El desarrollo de la imaginación.
-La manipulación de un nuevo material.
-Diferenciación de colores y tamaños.
-Conceptos básicos de mayor y menor.
-Construcciones y escaleras.
• ORDENACIÓN
-Tanto en orden ascendente como descendente.
• IDENTIFICACIÓN
-Relación de color, tamaño y valor numérico.
-Actividades de coloreo de cada regleta según su valor.
-Comprobación de que cada número se obtiene añadiendo uno más.
En el Primer Ciclo se partirá de cero a modo de repaso realizando todas las actividades
anteriores y ampliando las siguientes:
• ANTERIOR-POSTERIOR
-Dada una regleta buscar la inferior y la superior.
-Nombrar las regletas en orden ascendente y descendente a una dada.
-Representación de números con regletas y viceversa.
• COMPOSICIÓN
-Dadas dos regletas buscar su equivalente de manera manipulativa y jugando
con los compañeros.
-Realizar actividades coloreando distintas composiciones de regletas, escribir su
valor y realizar sumas sin pasar de 10.
-Descomponer cualquier número de 2 a 10 en dos regletas.
8. -Fichas con descomposiciones en forma simbólica faltándole un término,
dibujar, colorear y escribir el número que representa cada regleta y escribir el
término que falta en la descomposición.
-Afianzar el concepto de decena.
-Trabajar la secuencia del 1 al 20.
-Fichas cuadriculadas para practicar estos ejercicios.
-Ordenar y comparar números menores de 20.
-Realizar todas las combinaciones posibles cuya suma sea un número
comprendido entre 10 y 20, manipulando las regletas y verbalizando.
-Presentación de la tabla Pitagórica del 1 al 20.
-Aprendizaje de las decenas del 10 al 100
-Los números del 20 al 100 formándolos con las regletas.
-Escribir los números del 1 al 100 coloreándolos del color correspondiente.
-Suma de dos o más números manipulando, simbólicamente y mentalmente.
-La resta con las siguientes técnicas: sustractiva contando pasos hacia atrás y
aditiva o complementaria de tal a tal.
-Buscamos los dobles.
-Completamos decenas, centenas… en el sustraendo.