Sobre la crisis universitaria. propuesta para avanzar.
1. Sobre la crisis Universitaria. Propuestas para avanzar.
La política hacia la educación universitaria del gobierno bolivariano ha tenido aciertos y
desaciertos en estos 11 años de revolución. Habiendo desarrollado considerables esfuerzos
para resolver problemas que habían crecido a finales de la IV República, como lo es la
democratización del acceso a las universidades, en otros campos no se han realizado políticas
que permitan configurar una estrategia de transformación revolucionaria de la educación
superior venezolana.
La creación de nuevas universidades como la UBV, y el desarrollo de la Misión Sucre a
través de la municipalización de la educación superior, permitieron cuadruplicar el número de
estudiantes universitarios en Venezuela, dando respuesta al proceso de elitización que habían
vivido las universidades en las décadas del 80 y 90 del siglo pasado. De esta forma,
centenares de miles de ciudadanos pudieron acceder a la educación universitaria,
circunstancia que le había sido negada en años anteriores.
Pero durante estos 11 años de proceso de cambios, las universidades autónomas fueron
dejadas al garete por el gobierno bolivariano. Uno tras otro, los sucesivos ministros del área
desarrollaron una política de conciliación abierta con los rectores opositores y con las élites
derechistas que manejan a su antojo a nuestras universidades autónomas, extendida esta
política hasta las universidades privadas.
Apenas durante la gestión del ministro Moncada se intentó tímidamente establecer
mecanismos de control sobre el presupuesto universitario, pero rápidamente esas buenas
intenciones de Moncada fueron sustituidas por la nefasta gestión de Luis Acuña y Antonio
Castejón, quienes desde su llegada al ministerio y la OPSU establecieron “puentes” y
“diálogos” con la derecha universitaria, entregándoles en bandeja de plata el destino de la
educación superior venezolana.
Tengamos en cuenta que el presupuesto anual de cada universidad autónoma es
superior al de muchos estados del país. Por ejemplo, el presupuesto anual de LUZ es superior
al situado constitucional de los estados Trujillo, Mérida y Barinas juntos.
Tengamos en cuenta también que en 11 años de revolución, y habiendo gozado de
amplia mayoría en la Asamblea Nacional, sin embargo no se ha aprobado ninguna ley o
reforma de ley que contribuya a transformar las universidades y colaborar de alguna forma en
la modificación de la correlación de fuerzas políticas al interior de las mismas.
Reiteradamente, desde la época de la Asamblea Constituyente, la derecha endógena
del chavismo rechazó todas las propuestas de transformación universitaria que se hicieron
llegar a las autoridades bolivarianas (tanto a ministros como a diputados) y bloqueó incluso la
posibilidad de que se discutiera abiertamente sobre los mecanismos para impulsar una
Constituyente Universitaria.
La posibilidad de que surgiera un movimiento estudiantil identificado con la revolución
fue cortada por la burocracia al darle la espalda a la toma del Consejo Universitario de la UCV
que realizaron estudiantes revolucionarios en el 2001. Gracias a esta errónea política de la
derecha endógena, surgió en cambio un movimiento estudiantil opositor, casi fascista, en 2007,
aprovechando las medidas gubernamentales contra RCTV. En este proceso de estos últimos
años, la respuesta revolucionaria de sectores estudiantiles sirvió para que sus dirigentes fueran
2. cooptados por la burocracia, ocupando cargos en el gobierno, y realmente no se ha podido
levantar un amplio movimiento social estudiantil que pugne por las transformaciones dentro de
las universidades.
Con la llegada del ministro Edgardo Ramírez a comienzos del 2010 se comenzó a
rectificar esa ausencia de políticas y controles hacia unas universidades controladas totalmente
por la derecha golpista y proimperialista. Irónicamente, contra la gestión revolucionaria del
ministro Ramírez se han levantado no sólo las voces de la derecha golpista universitaria, sino
que personajes de esa derecha endógena chavista, como Antonio Castejón, aparecen
atacándolo públicamente y sugiriendo su destitución.
Sin embargo, ciertas debilidades de la gestión del ministro Ramírez están siendo
aprovechadas por la derecha golpista y por la derecha endógena para generar un clima de
incertidumbre y caos dentro de las universidades autónomas. A este respecto realizamos las
siguientes propuestas, como política estratégica que permita avanzar en el control de la
educación universitaria para el desarrollo de la revolución socialista:
1. Se debe separar la estrategia contra los rectores derechistas, de las políticas
reivindicativas de los universitarios. Esto implica que las exigencias de mayores controles
presupuestarios, trasparencia administrativa, rendición de cuentas, realizada a los rectores,
debe ejecutarse por separado de las negociaciones con los gremios universitarios por sus
reivindicaciones salariales.
2. Con respecto a estas negociaciones con los gremios universitarios, es vital la
aprobación de un aumento de salarios para los trabajadores (obreros, empleados y
profesores), dado que el último aumento fue en 2008 y la alta inflación ha erosionado el valor
real del salario de los trabajadores venezolanos. Mientras no se apruebe este aumento de
salarios, difícilmente se podrá lograr la separación del conflicto gremial del conflicto con los
rectores derechistas.
3. Desde la Asamblea Nacional se debe aprobar una nueva Ley de Universidades que
modifique aspectos sustanciales que democraticen la forma de elección de las autoridades
rectorales y la composición de los consejos universitarios, que modifiquen el reglamento de
concursos y evaluación del personal docente, que permitan una mayor supervisión y control
presupuestario por parte del gobierno, que introduzcan ejes transversales obligatorios dentro
de los pensum universitarios.
4. Supervisar, presionar y corregir la política en pro de la investigación científica en las
universidades. Particularmente, reiniciar el Programa de Promoción a la Investigación (PPI),
reformulándolo en consideración de las actividades de extensión y vinculación con las
comunidades populares. Vigilar que los presupuestos destinados a financiar la investigación
no sean desviados para otros fines subalternos por los rectores derechistas, como ha venido
ocurriendo en muchas universidades.
5. Profundizar el acercamiento del gobierno bolivariano con los colectivos de
revolucionarios dentro de las universidades, tanto estudiantiles como profesorales, de
empleados y obreros, a fin de realizar esfuerzos y estrategias conjuntas en el enfrentamiento a
la derecha universitaria.
3. 6. Desarrollo de planes académicos dentro de las universidades autónomas por parte del
gobierno bolivariano (MPPEU), apoyándose en los colectivos de profesores revolucionarios.
Esto no es imposible, puesto que la derecha misma lo implementa en universidades como LUZ,
con programas académicos financiados por la gobernación opositora del Zulia.
7. Mejora sustancial de las políticas de servicios estudiantiles, particularmente aumento
de las becas equiparándolas al salario mínimo, además de mejoras en los comedores,
residencias, bibliotecas, laboratorios, facilidades para adquisición de libros, ropa y zapatos.
Finalmente dejamos estas reflexiones, que hemos repetido una y otra vez en los últimos
años, pero que lamentablemente no han encontrado eco en el gobierno bolivariano:
Dentro de las universidades autónomas está metida hasta los tuétanos la burguesía
como clase. Y no estamos hablando que en las universidades esté gente de Fedecámaras, o
los representantes políticos de los partidos de oposición, como personajes aislados que han
buscado aquí un refugio a las derrotas sufridas en todo el país. En las universidades está
metida la burguesía como clase dominante del sistema capitalista globalizado, con proyectos
académicos específicos que son financiados por entes externos a la universidad y que
responden a las necesidades del capitalismo financiero y las multinacionales que dominan el
mundo.
Cada universidad autónoma maneja un presupuesto que se acerca al billón de bolívares
de los viejos (mil millardos de los viejos), lo que las convierte en instituciones cuyo impacto
social va mucho más allá de lo cultural. Quienes manejan el presupuesto universitario, sea en
la ULA, UDO, LUZ o la UCV, tienen que jugar necesariamente un papel muy importante en la
economía de su región respectiva. Los bancos privados, las empresas proveedoras, los
inversionistas extranjeros, todo aquel que realice una actividad económica de relevancia tendrá
que ver con ese billón de bolívares que ejecuta cada universidad anualmente.
Por supuesto, la burguesía si conoce sus intereses de clase, y actúa como tal, algunas
veces por medio de actores insospechados, pero nunca deja de actuar. El botín de las
universidades autónomas no lo va a dejar perder por las buenas, por medio del
“convencimiento” como decían Acuña y Castejón.
Las universidades autónomas forman a buena parte de los profesionales del país,
aunque en las últimas décadas las universidades privadas y la propia Mision Sucre hayan
abarcado un porcentaje significativo del estudiantado de educación superior. Pero en cuanto a
investigación, su papel sigue siendo de hegemonía absoluta y avasallante. Más aún, en cuanto
al impacto socio-cultural en sus respectivas regiones. La ULA en Mérida, o LUZ en el Zulia,
para poner ejemplos, constituyen instituciones de tan gran relevancia que no tienen
comparación alguna con los centros educativos privados o con otras universidades públicas.
Por tanto, es muy importante, con miras al futuro de la revolución bolivariana y la
construcción socialista, la cuestión de quién dirige las universidades. Si ellas continúan
direccionadas bajo parámetros neoliberales, positivistas y tecnocráticos, esto tendrá un impacto
directo en la sociedad, en el tipo de profesionales que egresen, en el mensaje que se trasmite
al resto de la población, en los valores que se fortalecen dentro de las comunidades.
Las universidades no sólo no van a cambiar por el ejemplo de las misiones, sino que si
ellas siguen estando en manos del capital extranjero y sus representantes criollos, la revolución
4. no podrá avanzar. Es más, se irán formando fuerzas sociales opositoras, particularmente en la
clase media, que en un futuro no muy lejano pudieran contribuir a acabar con la revolución.
Por ello es que un objetivo fundamental de la revolución actualmente debe ser el
recuperar el control académico y político dentro de las universidades autónomas. Es por ello
que respaldamos en términos generales los aspectos positivos de la gestión desarrollada hasta
el presente por el ministro Ramírez.
Aunque pensamos que sin una estrategia legislativa clara por parte del gobierno de
Chávez, no se podrá avanzar en la transformación de nuestras universidades. De nada sirve
seguir confrontando verbalmente con los rectores, si en los hechos no se promueve ninguna
ley, ningún decreto, ninguna medida que permita que la revolución avance dentro de las
universidades. Es la hora de pasar del discurso a la práctica.
Como universitarios, nos sentimos herederos de todo ese legado de luchas de las
universidades por transformar a Venezuela. Creemos que el único camino que tiene la
universidad venezolana es el de retomar las posiciones críticas, el de volver a ser la institución
que confronta al pensamiento único que impone el imperialismo, el de aportar nuevos
conocimientos científicos y tecnológicos que contribuyan a superar la dependencia económica.
Para ello, las universidades tienen que cambiar. La Constituyente Universitaria es el camino de
la transformación de las universidades venezolanas.
Roberto López Sánchez / Marea Socialista - www.aporrea.org
01/11/10 - http://www.aporrea.org/educacion/a111434.html
Maracaibo, 1º de noviembre de 2010.
(*) Profesor de la Universidad del Zulia