Este documento presenta las principales ideas de la teología de la liberación de Gustavo Gutiérrez y la filosofía de la liberación de Enrique Dussel. Gutiérrez argumenta que la liberación implica tanto la liberación socioeconómica como la liberación interior del ser humano. Dussel propone un método analéctico que parte de la perspectiva de los oprimidos y marginados. Ambos enfatizan la necesidad de construir una sociedad más justa desde los pobres y excluidos.
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1. HISTORIA DE LA FILOSOFIA EN LATINOAMÉRICA
TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN
GUSTAVO GUTIÉRREZ –PerúObras: Teología de la liberación, La verdad los hará libres, En busca de los
pobres de Jesucristo. El pensamiento de Bartolomé de las Casas.
ANTROPOLOGÍA
La liberación para el teólogo no se reduce a lo económico y político, sino que
abarca también al hombre dominado, de ahí que se refiera a una “liberación
del hombre”, es decir, “de todo aquello que lo limita o impide al hombre la
realización de sí mismo, de todo aquello que traba el acceso a su libertad”.
Esta libertad humana tiene dos dimensiones: una externa que se puede lograr
en un “proceso y conquista histórica” y otra inferior, “individual e interna”.
Por ello, “el hombre de hoy no aspira solo a liberarse de aquello que viniendo
del exterior, le impide realizarse en tanto que miembro de una clase social, de
un país o de una sociedad determinada. Busca, igualmente, una liberación
interior, en una dimensión individual e íntima. Una liberación en un plano no
solo social, sino también psicológico”
“El pecado, ruptura de amistad con Dios y con los otros, es, para la Biblia, la
causa última de la miseria, de la injusticia, de la opresión en que viven los
hombres. Decir que es la causa última, no significa, de ningún modo, negar
las razones estructurales y los condicionamientos objetivos a esas situaciones;
pero sí subraya que las cosas no suceden acaso, que detrás de una estructura
injusta hay una voluntad personal, o colectiva, responsable, una voluntad de
rechazo de Dios y de los demás”
Para superar esta situación, se hace necesario “la quiebra de nuestro egoísmo y
de toda estructura que nos mantenga en él”. Esto permitiría conducir al
hombre a “la comunicación con Dios y con los demás hombres”.
Expuesto de esta manera, el sentido de liberación tendría “tres niveles de
significación de un proceso único y complejo que encuentra su sentido
profundo y su plena realización en la obra salvadora de Cristo. El primer nivel
es socioeconómico y político; el segundo, es el proceso histórico; el tercero, la
salvación de Cristo.
Las realidades socioeconómicas de América Latina sumidas en el atraso
constituyen un campo de acción en el cual se conciba una perspectiva
diferente de teología y por ende una nueva forma eclesiástica que integre a los
creyentes y no creyentes de Latinoamérica. En tal sentido, se hace necesaria la
crítica a las teorías sobre el desarrollo de los países pobres, en particular de
América Latina.
“Estamos, en América Latina, en pleno proceso de fermentación
revolucionaria. La insostenible situación de miseria, alienación y despojo en
que vive la inmensa mayoría de la población latinoamericana presiona, con
urgencia, para encontrar el común de una liberación económica, social y
política. Primer paso hacia una nueva sociedad.”
Pero, no se podrá llegar a la formulación de un socialismo que nazca de las
mismas entrañas del continente latinoamericano si sus habitantes no conciben
su realidad concreta sobre la base de una conciencia crítica:
“la conciencia crítica no es un estado al cual se llega de una vez por todo,
sino un esfuerzo permanente del hombre que busca situarse en el espacio y en
el tiempo, por ejercer su capacidad creadora y asumir sus responsabilidades.
La conciencia es, por ende, relativa a cada etapa histórica de un pueblo y de
la humanidad en general”
Es necesaria la participación del oprimido como actor principal en el proceso
de liberación, de allí que su grado de conciencia debe estar en función a
superar las injusticias a las cuales se ve sometido y transformar aquello que
impida su activa participación para cambiar radicalmente su situación, porque:
“es a los pobres a quienes toca el papel protagonista en su propia liberación.
Esta participación exige una toma de conciencia por parte de los oprimidos,
de la situación de injusticia. Las estructuras actuales impiden la participación
popular y producen la marginación de las grandes mayorías, que no
encuentran tampoco canales de expresión para sus reivindicaciones”
“Hoy comprendemos mejor que estamos llamados a construir la iglesia desde
abajo, desde el pobre, desde las clases explotadas, las razas marginadas, las
culturas despreciadas. Esto es lo que llamamos el proyecto de una iglesia
popular, una iglesia que bajo la acción del Espíritu surge en esos sectores
populares”
“Jesucristo es precisamente Dios hecho pobre porque esa fue la vida humana
que asumió y a partir de la cual lo reconocemos como hijo del Padre. Fue
pobre porque nació en un medio social de pobreza, porque escogió vivir con
los pobres, porque dirigió su evangelio preferentemente a los pobres, porque
lanzo invectivas contra los ricos que oprimían y, despreciaban a los pobres,
porque ante el Padre fue un pobre espiritual”
“releer la historia quiere decir rehacer la historia. Hacerla desde abajo; será
por esto una historia subversiva. Hay que “verter” la historia no desde
arriba, sino desde abajo. Lo grave no es ser “sub-versivo”, luchar contra el
sistema capitalista, sino como hay hoy un “super-versivo”, un apoyo a la
dominación imperante. Esta historia subversiva es el lugar de una nueva
experiencia de fe, de una nueva espiritualidad. Y de un nuevo anuncio del
Evangelio”.
FILOSOFÍA DE LA LIBERACIÓN (FL)
ENRIQUE DUSSEL -ArgentinaObras: Método para una filosofía de la liberación, Filosofía de la
liberación, Ética de la Liberación: en la edad de la globalización y de la
exclusión, Hacia una filosofía política crítica.
MÉTODO
El método dialéctico tiene que ser superado por el analéctico. Ana-léctico,
porque la verdad y la revelación me viene de arriba, de la posición
privilegiada del otro, porque rompe y hace explotar la cerrazón de la dialéctica hegeliana que considera que todo está ya dado, es solo necesario
que termine de advenir. En cambio, en la novedad del otro como
exterioridad, en lo mismo, en lo dado, irrumpe lo realmente nuevo.
El proceso analéctico parte de los entes pero no para subsumirlos en la
abstracción y violencia del Ser, sino para descubrir que “entre los entes
hay uno que es irreductible a una de-ducción o de-mostración a partir del
fundamento: el “rostro” óntico del otro que en su visibilidad permanece
presente como trans-ontológico, metafísico, ético”
METAFÍSICA
Distingue entre proximidad y proxemia: el primer concepto alude a la
relación entre dos personas; el segundo denota el acercamiento a las cosas.
En paralelo a los conceptos antedichos, se distingue entre poiesis y praxis.
La praxis es un obrar hacia el otro como otro; la poiesis es el trabajo que
cumplen el hombre en la naturaleza y por el cual la mera cosa cobra un
sentido y un valor: se transforma en mediación.
La dimensión humana del estar en el mundo se configura en dos
direcciones aprióricas: lingüisticidad e instrumentalidad. La primera hace
referencia al ámbito de las relaciones interpersonales, a través de la
mediación del lenguaje, mientras que la segunda hace referencia a la
relación del hombre con la naturaleza, mediada por la poiesis.
La FL aparece como la razón del Otro, del que nos interpela desde fuera
del sistema totalizador de la hegemonía occidental. Este otro, con su razón
periférica busca constituir un nuevo ámbito comunicativo en el que tengan
cabida, el clima de igualdad, los “bárbaros”, los desposeídos de la tierra.
Por ello, el ámbito de las relaciones interhumanas no puede reducirse a
unas meras relaciones lingüísticas.
Debajo de las relaciones comunicativa y económica se halla la relación
fundante del cara-a-cara, en la que el Otro, el pobre, me interpela para que
lo tenga en cuenta, me responsabilice de él y lo saque de su situación de
marginación y deshumanización. El otro, en cuanto pobre, siempre
interpela desde fuera del sistema, desde su “no-lugar”. El objeto y la
preocupación de la FL es estos excluidos y su punto de vista su razón,
porque estos otros no tienen sus razones para proponer, interpelar contra la
exclusión y a favor de su inclusión en la comunidad en justicia.
ÉTICA
El principio fundamental de la estructura ética es el encuentro cara-a-cara
con el Otro. Otro que es desglosado en sus diversas facetas: hombre-mujer
(erótica), maestro-discípulo (pedagógica), hermano-hermana (política),
Dios-hombre (teológica), etc. Del encuentro con el Otro surge un
momento compasivo hacia ese otro marginado y empobrecido. De ahí
nacerá la interpelación del otro, que me pide y exige acogerlo, respetarlo y
hacerme cargo de él. Y todo esto genera una toma de partida por el pobre
y la víctima, y el esfuerzo comprometido y liberador de luchar por
ayudarle a salir de su situación de opresión.
Esta ética se construye desde el punto de vista de las víctimas, desde los
perdedores de la historia y de todos los oprimidos y excluidos de las
decisiones que marcan el rumbo de los acontecimientos, y, en especial, de
los oprimidos y excluidos del sistema hegemónico neoliberal, el sistemamundo. La FL es una forma de saber que se mueve fuera del sistema
dictado por los países dominadores y que reconoce plenamente la
historicidad propia de los pueblos latinoamericanos. Parte de la conciencia
oprimida en un mundo periférico que puede proponer unidad mundial.
CRÍTICA A LA CULTURA OCCIDENTAL
La filosofía y la cultura griega, en general, que desde la óptica de los
europeos suele ser el inicio de su historia cultural y se interpreta como un
fenómenos que surge casi de cero, ex novo, no es tan creativa y frontanal,
sino fruto de aportaciones medulares de las culturas limítrofes, como la
egipcia, y la múltiples del Oriente próximo. Además, la llamada cultura
occidental o modernidad, convertida en la hegemónica en la actualidad,
surge más bien a partir del s. XVI, con la conquista de América, y no tanto
en la Ilustración francesa y alemana, siendo hasta ese momento una
cultura periférica del imperio y entorno cultural musulmán. La filosofía
hegemónica ha sido fruto del pensamiento del mundo como dominación.
No ha intentado ser la expresión de una experiencia mundial, y mucho
menos de los excluidos del sistema-mundo, sino exclusivamente regional
pero con pretensión de universalidad (es decir, de negar la particularidad
de las otras culturas).
CORRIENTES ACTUALES
FILOSOFÍA INCULTURADA (FI)
JUAN CARLOS SCANNONE –ArgentinaObras: Sabiduría popular, símbolo y filosofía, Sabiduría popular y pensamiento
especulativo, Filosofía primera e intersubjetividad, Teología de la liberación y
praxis popular.
FILOSOFÍA INCULTURADA
Considera necesaria superar los esquemas teóricos y las categorías conceptuales
básicas desarrollados por el sector dominante que es el del pensamiento occidental.
Estas categorías codifican en un solo bloque la realidad y por eso impiden un
verdadero encuentro de todos los hombres, en la igualdad, el amor y la libertad. La
tarea fundamental de la filosofía cristiana consiste en desarrollar una
conceptualización no viciada por ideologías y asequible a todos los hombres, que
expresa el mensaje universal y eterno del cristianismo desde una nueva aventura del
pensamiento. El camino más sugestivo de la nueva conceptualización podría partir
de las vivencias y símbolos de la sabiduría popular, que en Latinoamérica recoge lo
ancestral desde un innegable trasfondo cristiano. La FI sería así expresión de un
planteamiento teórico de sincretismo espiritual que acepta un profundo sentimiento
religioso prehispánico y su línea de continuidad con la transmisión del mensaje
cristiano. Todas nuestras comunidades son portadoras de vivencias y símbolos,
encubiertos y transmitidos de generación en generación, que debemos descifrar
porque constituyen un verdadero caudal de experiencias y conocimientos que se
expresan a través de la sabiduría popular.
Por ejemplo, la religión del pueblo, ha sido transformada no pocas veces en
“espiritualidad y mística populares”. Pues ha ido aprendiendo a unir sus tradiciones
orales y rituales con caracteres modernos y aun postmodernos. Entre los primeros
pueden mencionarse la interpretación popular de la Palabra de Dios escrita (y no
sólo según la tradición oral), el compromiso social fraterno organizado y
autogestionado, el protagonismo de los laicos en las Iglesias, y -en no pocos
lugares- nuevos modos más participativos de vivir la autoridad y la conducción
eclesiales, etc. Asimismo, se dan características religiosas postmodernas, como son
la valoración de la experiencia religiosa sentida, nuevas formas de oración y
contemplación más experienciales, la unidad de lo espiritual con lo corporal (las
sanaciones), la valoración de las diferencias de género (con un fuerte protagonismo
femenino) y de cultura (incluidas las aborígenes y afroamericanas), la importancia
religiosa dada a la vida y felicidad cotidianas, el sentido de lo místico, lo simbólico
y, a veces, de lo extraordinario, etc. Así, el catolicismo popular se configura como
una expresión inculturada de la fe católica.
METAFÍSICA
El estar es una categoría o dimensión metafísica fundamental que se opone al ser
(de origen griego) y al acontecer (de origen bíblico). A diferencia de los otros
horizontes del ser y el acontecer, el del estar agrega arraigo y pertenencia. Pero, el
horizonte del estar se configura como una realidad difícil de expresar en categorías
conceptuales y éticas, explicitándose más bien como realidad simbólica. “El núcleo
de la cultura de un pueblo (que se dice en símbolos) es no solo mítico y ético, sino
también sapiencial (lógico), y, por tanto, de valor universal, aunque geoculturalmente y éticamente situado”.
“Nosotros estimamos que una adecuada respuesta a esa búsqueda la puede dar una
relectura de la analogía hecha desde la situación histórica y cultural latinoamericana
y puesta al servicio de una hermenéutica filosófica de nuestra historia, cultura y
sabiduría popular. Por ello pensamos que la analogía puede ayudarnos a interpretar
filosóficamente los símbolos de nuestra sabiduría popular, la novedad de los
acontecimientos de nuestra historia y la singularidad propia de nuestra idiosincrasia
como pueblo. Según creemos, la re comprensión de la misma analogía, de la
racionalidad y el concepto, del ser y del acontecer a partir del estar, de la mediación
ético-histórica, simbólica y analógica, del nosotros ético histórico (nosotros pueblo),
de la religión y del lenguaje religioso, etc. Representan, en el orden temático de los
contenidos filosóficos, algunos frutos del método analéctico como forma de pensar
filosófico.”
Cada persona es irreductible, por ello, las relaciones éticas del “yo-tú-él” (nosotrosvosotros-ellos; y nosotros-Él) son también irreductibles. Así, se configura mejor el
ámbito de lo ético, son perder la condición de alteridad del otro y su trascendencia;
al igual que la trascendencia del Infinito.
“El logos especulativo que piensa a Dios desde la sabiduría popular no es
absoluto, sino pobre. Es pobre porque es contingente al necesitar (en cuanto saber)
doblemente al Absoluto (que lo trasciende por arriba y por abajo) y al necesitar
también del “nosotros que está en la tierra” tanto para su arraigo geocultural
como para la efectividad de su trascendencia ética. Pero, aunque pobre, es logos,
es decir, inteligible, idéntico y universal, y, por consiguiente, analógicamente
predicable del Absoluto en forma afirmativa y propia”.
“sin las relaciones éticas los conceptos teológicos no son meros conceptos vacíos,
pero su contenido en concreto se pervierte en cosificante y hasta idolátrico, si no se
convierte éticamente”
“Yo diría que el otro (y en última instancia, el Otro: Dios) me libera para la
libertad mediante la interpelación ética”. El contenido metafísico del yo no queda
tan “sustituido” por el otro (ni siquiera sustituido por el Otro, Dios) sino urgido y
empujado a la responsabilidad libre, desde el encuentro interpelante del cara-a-cara.
FILOSOFÍA INTERCULTURAL
RAÚL FORNET-BETANCOURT –CubaObras: Pensamiento iberoamericano como base para un modelo de filosofía
intercultural, Hacia una filosofía intercultural latinoamericana, Introducción:
aprender a filosofar desde el contexto del diálogo de las culturas.
FILOSOFÍA INTERCULTURAL
Busca liberar al logos filosófico de toda estructura de racionalidad constituida,
para que pueda manifestarse en su originaria potencialidad polifónica.
Pretende superar la idea de racionalidad heredada de la tradición occidental, y
de ensayar “la experiencia de lo filosófico como campo de (posibles) sentidos
lógicamente abierto e indefinido”. Intenta liberar a la filosofía de toda
interpretación unilateral y limitante, entendiendo por liberar como partir de la
convicción de que no existe ningún modelo de filosofar que haya que
considerar como referente absoluto y definidor de la esencia que todos los
demás tienen que imitar.
En un primer momento, se pensó que la filosofía era un tronco común que va
dando flores y frutos distintos, según el injerto o el trasplante propio realizado
por la inculturación. Son frutos de cada país, pero salidos de un tronco común
a todos los países. En cambio, en un segundo momento se invirtió esta
perspectiva: se trata de que cada cultura mantenga su tronco, y allí se injerte lo
que interese de otros mundos y culturas.
Así, estamos impelidos no solo a repensar la comprensión de la filosofía con
la que solemos trabajar, sino también a replantear nuestra manera de entender
la relación con la tradición occidental de la filosofía. Hay que des-definir la
filosofía, liberarla de la definición monocultural, y superar la definición de la
filosofía occidental como paradigma universalmente normativo.
Es decir, se trata de ver si desde la experiencia cultural de los pueblos de
América Latina se puede esbozar un plan de filosofía intercultural, o bien, de
una filosofía que se articule desde el diálogo entre culturas.
Sucede que el modo de entender la filosofía carece de un estilo que favorezca
la cultura del diálogo y del intercambio, elemento que es fundamental
especialmente en el contexto latinoamericano, ámbito constituido como un
mosaico de culturas. “Nuestra América” nace con la liberación de las
diferencias culturales, y sobre la base de la libre comunicación de los pueblos.
“Nuestra América” es, pues, un proyecto de realización de la unidad a partir
de la irreductible diversidad originaria.
No se trata de encontrar un estilo de filosofar que sea el mejor y los demás
tienen que imítalo (así se ha entendido la referencia a lo occidental), sino que
la nueva universalidad tiene que venir desde abajo, desde el diálogo entre
culturas. Ese diálogo tendrá que conseguir discernir, dentro de los aportes de
las diferentes culturas, elementos válidos y dignos de ser universalizados y de
formar parte del acerbo común. Todo esto, claro está, presupone cambiar,
como estamos diciendo, el modelo hasta ahora válido y centralizado de
filosofar, para abrirse a una “filosofía de rostro polilógico y promotora del
derecho a la polifonía cultural”. Y ello tiene que ser así, porque “la filosofía
intercultural no es, pues, una filosofía comparativa, ni una simple reflexión
sobre las culturas o sus potencialidades filosóficas, sino un filosofar a partir de
ellas. Subyace a la propuesta una dinámica del paso de lo monocultural a lo
intercultural y de lo monodisciplinar a lo interdisciplinar”.
FILOSOFÍA DE LA CULTURA
Nos encontramos en el marco histórico de la globalización. Este proceso,
resultado de la política económica mundial, no tolera diferencias ni planes
culturales alternativos. La globalización no es un fenómeno de poner en
contacto a las diferentes culturas para que dialoguen entre ellas, sino que se
trata de un fenómeno de imperialismo occidental. En su estrategia, convierten
la cultura en un simple producto de mercado y de consumo. Venden sus
productos culturales y tratan de domesticar al resto de las culturas. Por tanto,
la globalización se nos aparece como una ideología totalitaria. A través de la
lógica y de los intereses del mercado trata de dictar los modos de vivir y de
pensar de todos.
Lo que hoy existe es un conflicto entre culturas, no un diálogo. Todas están
siendo postergadas y arrasadas por el “huracán de la globalización”.
La “cultura” no hace referencia a una esfera abstracta y espiritual, sino que
señala aquel “proceso concreto cómo una comunidad humana determinada
organiza su materialidad en base a los fines y valores que quiere realizar. Es
decir, que no hay cultura sin materialidad interpretada u organizada por fines
y valores representativos y específicos de una sociedad o etnia humana”.
Liberación e interculturalidad constituyen dos paradigmas que se
complementan mutuamente. La orientación intercultural de la filosofía supone
un proceso de liberación, tanto en el ámbito cultural como en el de la cultura.
A la filosofía se la libera de su pretensión de ser una expresión de la cultura
occidental, y a la cultura, a todas las culturas, de entenderse como un bloque
monolítico y estático. Ahora bien, esta invitación al diálogo intercultural no
hay que confundirla con un multiculturalismo ecléctico. El multiculturalismo
persigue una cultura común por mezcla y yuxtaposición neutra de culturas. En
cambio, la filosofía intercultural busca la transformación de las culturas a
través de procesos de interacción entre ellas, de tal modo que entre todas ellas
se establezcan relaciones abiertas, con puentes sin controles aduaneros.