Este documento describe el papel importante que juegan los grupos de pares durante la adolescencia. Explica que los adolescentes buscan la aprobación y confirmación de sus iguales, más que de sus padres, a medida que desarrollan su identidad e independencia. Los grupos de amigos brindan apoyo emocional, ayudan a los adolescentes a explorar nuevos roles y fortalecen su autoestima. También discute los diferentes tipos de grupos, como los informales entre amigos cercanos versus los grupos formales, y cómo la participación en grupos cambia seg
Krauskapf, dina los grupos de pares en la adolescencia
1. I Los grupos de pares en la adolescencia"
Dina Krauskapf
Introducción
En la adolescencia se produce el pasaje de la situación dependiente que tiene el niño en
el grupo familiar, a una posición independiente. Los sentimientos de autoestima de los
niños provienen de sus padres; los de los adultos, de su trabajo y de la construcción de
la familia, la participación comunitaria, etcétera. En cambio los adolescentes, en su pro-
ceso de crecimiento y desarrollo, se perciben a sí mismos como si un público imaginario
o constituido por sus pares pudiese verJos, y es precisamente frente a estos espejos
donde ensayan las nuevas facetas de su identidad e inserción social.
A partir de la pubertad, las formas de vida evolucionan desde un estilo subordinado al
de la familia de origen hasta un proyecto existencial propio, que debe ser puesto a prueba
a cada paso en la adolescencia. En efecto, para los adolescentes, la autoestima deja de
basarse en una valoración dependiente de los padres y se tornan importantes las propias
capacidades y la confirmación del propio valor expresada por las nuevas figuras significa-
tivas que surgen en este periodo. El reconocimiento y prestigio ante los adultos son
valiosos para los adolescentes, en la medida en que no sean valorados [los adolescentes]
desde una perspectiva de dependencia, sino a partir de sus propios aportes.
La maduración sexual, la culminación del crecimiento físico, la mayor movilidad en el
medio, así como el desarrollo de importantes procesos intelectuales y emocionales,
llevan a una reestructuración de las pautas del comportamiento, de las relaciones e
interacciones. En el proceso de individuación, los jóvenes tienen que ir más allá de la
síntesis de las identificaciones adquiridas durante la niñez. Para ello, buscan una posición
que no proceda directamente de los padres, y se vuelven hacia nuevas influencias
socioculturales. Los modelos de éxito que provee la sociedad, los vínculos y las nuevas
vivencias permiten el progresivo decantamiento de la identidad.
El papel de las amistades
Para todos los seres humanos, la importancia del papel de los amigos es comprensible
pues éstos permiten la intimidad emocional y la confianza. Estas relaciones interpersonales
* En Matilde Maddaleno et al. (eds.), La salud del adolescente y del joven, Washington, D. c.,
Organización Panamericana de la Salud (Publicación Científica, 552), pp. 118-124.
80
2. son particularmente trascendentales en los momentos críticos de la vida. Las variacio-
nes y los cambios físicos van asociados a sentimientos de inseguridad frente a los cuales
los pares constituyen un público primordial para afirmar el atractivo y la aceptación
sexual y afectiva.
Durante la adolescencia, los grupos de pares cumplen un papel afectivo y socializador
fundamental. Las redes sociales brindan, por un lado, consejos para la solución de los
problemas y,por otro, ayudan a reafirmar la autoestima y pueden apoyar un repertorio
variado de funciones. Los amigos resultan esenciales para la elaboración de dimensiones
de la identidad tales como el enriquecimiento interpersonal, los valores, los papeles
sexuales, el reconocimiento de destrezas, la ampliación de las opciones y de la participa-
ción social.
Estudios analizados por Stevens-Long y Cobb (1)* revelan que los adolescentes tie-
nen interacciones significativamente más frecuentes con sus pares que con los adultos,
J en las que, además, se sienten más relajados y felices. Afirman estos autores que tales
resultados no son sorprendentes en la medida en que los jóvenes adultos y los mismos
padres interactúan también predominantemente con personas de edades similares a
ellos. Un estudio nacional efectuado en Costa Rica (2) confirma lo anterior: en dos
tercios de los adolescentes predominan las actividades cotidianas realizadas con sus
amistades, y la participación en grupos organizados sólo alcanzó a una cuarta parte de
esta población.
La familia y los pares
Los grupos son un instrumento de desarrollo psicosocial y psicosexual que, en las cultu-
ras centradas en la familia, ha sido descuidado (3). Tal fenómeno ha adquirido importan-
cia ante el impacto que los cambios sociales produjeron en el grupo familiar. En efecto,
la familia ha ido perdiendo cada vez más sus características de sistema cerrado y estable,
al modificarse sus posibilidades de dar a los hijos adolescentes una socialización exclu-
yente de otros canales, que la modernidad incentiva. Otras instituciones, los medios de
comunicación masiva y la calle se han convertido en ámbitos de reconocida influencia
para la juventud.
Los valores y las normas del grupo brindan la oportunidad, durante la adolescencia, de
analizar las actitudes y creencias alcanzadas hasta ese momento. Es precisamente frente a
sus iguales donde los jóvenes pueden probar sus nuevas capacidades y alcanzar posiciones
que satisfagan su creciente búsqueda de autonomía. Elgrado en que esto se torne conflic-
tivo depende de la capacidad de los adultos para respetar las necesidades de diferencia-
ción y contribuir oportunamente en la búsqueda de las soluciones apropiadas.
* Los números entre paréntesis remiten a los textos incluidos en el apartado "Referencias".
81
3. Los grupos de pares pueden también exacerbar los sentimientos de inseguridad y
tensión de alguno de sus integrantes, cuando recalcan la desaprobación, traicionan la
confianza, actúan con irrespeto o efectúan demandas excesivas (4). De ahí la desconfian-
za que muchas veces sienten los adultos en relación con la influencia de las amistades
durante la adolescencia. Sin embargo, no es infrecuente que desconozcan las dimensio-
nes que los grupos aportan a sus hijos adolescentes. Su aprensión parece más bien
basarse en el temor a la pérdida del vínculo, el duelo que les genera la separación y la
diferenciación, la necesidad de control y el desconocimiento de mecanismos de protec-
ción fundados en el sólido desarrollo de su autonomía.
Una de las grandes preocupaciones de los padres es que sus hijos adopten valores
diferentes a los de la familia. No obstante, la llamada presión del grupo ha sido estudiada
y se ha concluido que son pocas las verdaderas divergencias que en este plano se crean
en el interior de la familia. Los adolescentes, por lo general, se agrupan con otros de
origen social similar, con quienes comparten barrios, características étnicas, tipo de
ingresos. La orientación de la vida del adolescente está influida por la familia, mientras
que en la actividad cotidiana los pares parecen tener más peso. En decisiones sobre
asuntos como el matrimonio,la educación y la religión, los padres pueden mantener su
influencia sobre los hijos, en especial si son exitosos, si les ofrecen apoyo y protección,
y si su interacción con ellos no es demasiado permisiva o autoritaria (1).
Los grupos
Slavson identifica las características constitutivas de los grupos y señala que "donde hay
acción en grupo, también hay interacción entre sus miembros". La interacción depende-
rá de la libertad con que las personas se asocien, el tipo de liderazgo que ejerzan, la
presencia de propósitos comunes, el grado de cohesión derivada de la identificación
mutua y la disposición a ser asimilado por un grupo. La excesiva lealtad al grupo puede
limitar el campo de desarrollo de la propia experiencia. Es necesario un equilibrio entre la
individuación y la integración grupal que permita los desplazamientos de un grupo a otro.
En la cohesión grupal predominan los aspectos emocionales que llevan a un senti-
miento básico de aceptación mutua y un afecto compartido que puede ser de simpatía
u hostilidad hacia el líder o situación. La cohesión da permanencia al grupo cuando los
afectos son positivos, y se distingue de la estabilidad grupal en torno a un propósito
común pues se basa en la cooperación para el logro de las metas.
Los cambios biológicos que se producen en la adolescencia demandan inevitable-
mente nuevos papeles que generan ansiedad, la cual se resuelve con los cambios
psicosociales que los jóvenes alcancen (5). En este contexto es destacable la contribu-
ción que pueden hacer los grupos de iguales para disminuir la ansiedad adolescente. Slavson
plantea que la capacidad de adaptación a la vida en grupo es un requisito del desarrollo
personal equilibrado. Por otro lado, tanto el aislamiento como la búsqueda permanente de
actividades grupales refleja tensiones internas y su expresión en mecanismos evasivos. Las
82
4. agrupaciones juveniles pueden constituir verdaderas subculturas dentro de la cultura
oficial.Recuérdese sin embargo que una persona pertenece, a menudo, a varias subculturas,
particularmente en esta época de globalización social y económica. Se pueden distinguir
diferentes tipos de grupos durante la adolescencia. Es posible también que un mismo
grupo se clasifique con diversas denominaciones según la perspectiva que se adopte. Así,
se les puede analizar según su grado de reconocimiento y legitimidad social, de acuerdo
con las necesidades psicodinámicas que expresen o satisfagan, o según la edad o el sexo
de sus integrantes. Por ello, la siguiente clasificación no pretende ser exhaustiva ni for-
malmente sistemática; su objetivo es profundizar en las características principales de los
grupos en relación con el desarrollo adolescente.
Los grupos juveniles según su función psicodinámica
Fernández Mouján (6) diferencia las interacciones grupales durante la adolescencia de
acuerdo con su contribución a los conflictos psicológicos ya las tareas de la adolescen-
cia. Señala, así, la existencia de grupos de elaboración, de sinceramiento y de apoyo.
En los primeros se elabora el desarrollo de las nuevas adquisiciones de la etapa adoles-
cente, en que se marcan las características de esa edad transicional. En ellos se confrontan
los sentimientos de duelo y confusión por los cambios y las pérdidas vividos; se alcanzan
nuevos grados de destrezas y se adoptan funciones que, a la vez, serán puestos a prueba
mediante las nuevas experiencias. Stevens-Long y Cobb señalan que los amigos ayudan
durante la adolescencia a revisar las fantasías y a discriminar si son erradas o tienen
posibilidades de concreción.
Los amigos son los depositarios de los sentimientos que no se quieren compartir
con otros. Así, los grupos de sinceramiento permiten la expresión de conflictos no
resueltos. Los grupos de apoyo son los que brindan ayuda y contención a jóvenes que
no encuentran en su hogar un ámbito de comprensión y seguridad apropiados.
El caso siguiente ejemplifica la función de un grupo de apoyo. María, de 15 años,
consulta a causa de conductas que no puede controlar y por mal rendimiento escolar.
La joven expresa su confusión; no entiende por qué lo único que le interesa es estar con
sus amigos y escuchar música a todo volumen. Sus padres se divorciaron; ella se quedó
con la madre, que se siente defraudada y resentida por haber perdido el apoyo directo
del marido proveedor. La madre comprende los deseos de separación de la hija, pero
los vive como otro abandono, de manera que reprende con enojo las salidas de la joven
y trata de que ésta permanezca en la casa y demuestre su permanente compromiso con
el hogar, como condición para autorizar otras actividades. El padre se volvió a casar, con
una mujer ordenada, autoritaria y con hijos. Él valora en extremo esta situación y le
cuesta incorporar a la hija al nuevo entorno y establecer con ella una relación en que no
domine la nueva familia.
La muchacha fracasa en los estudios, su autoestima desciende notoriamente, se sien-
te triste y resentida. Sólo cuando está con el grupo de amigos de la calle y asiste a sus
83
5. fiestas se alegra y olvida su falta de un espacio apropiado. Maneja fantasías de fugarse a
casa de sus amigos.
Grupos formales e informales
Los grupos juveniles pueden clasificarse en informales y formales. Los primeros son, en
general, menos numerosos y su grado de cohesión y estabilidad es variable. Pueden
estar constituidos por un pequeño círculo de amigos íntimos, o ampliarse para incluir a
las pandillas y grupos de amigos. A menudo sirven como recurso de retroalimentación y
consejos para el desarrollo de nuevas habilidades sociales. También suelen permitir el
sinceramiento, operar como apoyo, o bien ser un instrumento para la evasión. Una
característica notoria de estos grupos es la escasa permeabilidad e interacción con
otros grupos cuando se encuentran reunidos en un ámbito social más amplio, como las
fiestas, las actividades escolares, etcétera. Este comportamiento revela la necesidad de
reforzar los vínculos de pertenencia grupal que afirmen los papeles e indentidades, que
durante la adolescencia se encuentran aún en proceso de elaboración. Por ello, estos
grupos no son percibidos por sus integrantes lo suficientemente fuertes como para
brindar seguridad en la interacción de patrones grupales diferentes.
Las agrupaciones formales tienen una orientación públicamente reconocida y legiti-
mada, a la que se pliegan sus miembros. Su ordenamiento define las actividades principa-
les y los lineamientos para la ejecución. Están constituidas por un extenso número de
miembros. No es infrecuente que el adolescente esté acompañado por amigos prove-
nientes de su círculo en la agrupación formal. A menudo hay miembros adultos en cali-
dad de asesores o dirigentes. En esta categoría se encuentran las asociaciones políticas,
religiosas, deportivas.
Los grupos formales brindan a los jóvenes oportunidades de ejercitar las destrezas y
funciones adquiridas y ofrecen un ámbito que les permite conocer una mayor variedad
de personas con las cuales ampliar el campo de experiencias e identificaciones. No
subrayan tanto los aspectos afectivos como base de la interacción grupal, sino que faci-
litan una pertenencia social más amplia.
La participación grupal por edad
La edad de los adolescentes es otro factor que influye en las características de los
grupos, de acuerdo con el aprendizaje heterosexual y con la elaboración de los papeles
sexuales en cada etapa de la adolescencia.
Grinder (7) analiza diversos estudios sobre la evolución grupal de acuerdo con la
edad. En ellos se aprecia que, durante la pubertad, las agrupaciones de pares son prefe-
rentemente unisexuales. Permiten así la afirmación de la propia identidad sexual, antes
de iniciar la fase de las asociaciones heterosexuales. En esta etapa los adolescentes
expresan interacciones superficialmente antogónicas entre ambos sexos, lo cual puede
interpretarse como una aproximación defensiva.
84
»
6. Se produce luego la cohesión en torno a actividades que incorporan jóvenes de
ambos sexos. En la etapa final de la adolescencia, los grupos se disuelven paulatinamente
ante la aparición de diferentes intereses y de parejas más estables, momento en el cual
pueden funcionar como una asociación de parejas vagamente relacionadas.
Stevens-Long y Cobb (1) destacan que al final de la adolescencia los jóvenes han
adquirido identidades más estables y mejores habilidades sociales, por lo cual pueden
revertir las energías que volcaban en la interacción con el propio sexo, hacia la relación
con el sexo opuesto. La amistad con personas del mismo sexo se mantiene, pero sus
características difieren, ya que hay una menor necesidad de que los amigos desempeñen
el papel de un reflejo del sí mismo emergente de las etapas más tempranas.
La participación grupal por sexo
El sexo es también un elemento importante que debe considerarse al analizar la parti-
cipación grupal durante la adolescencia. Muchachos y muchachas difieren respecto a las
características de las relaciones interpersonales que establecen y los recursos que uti-
lizan en estas interacciones. Para los varones es fundamental desarrollar sentimientos
de fuerza personal e inhibir la expresión emocional íntima. Las mujeres procuran rela-
ciones cercanas y de ayuda mutua (4).
La cultura latinoamericana promueve una mayor participación de los varones en activi-
dades fuera del hogar, y canaliza en diferentes tipos de grupos la participación de los
adolescentes de ambos sexos. En la investigación costarricense mencionada se observa
que los adolescentes varones tienen una mayor tasa de participación en actividades infor-
males extrahogareñas y con amigos, en tanto que las mujeres se vuelcan predominante-
mente a actividades caseras. Lasfiguras parentales consideran apropiada tal diferenciación.
Además, los varones integran prioritariamente grupos deportivos, y las muchachas.grupos
religiosos y culturales.
Los grupos transgresores
La adolescencia se presenta como una encrucijada que es vivida de diferente modo según
las condiciones culturales y socioeconómicas. Así, pueden reconocerse grupos de adoles-
centes que proceden de situaciones de protección, y otros que se encuentran inmersos
en estrategias de supervivencia; para algunos jóvenes el futuro es una instancia organiza-
dora de la elaboración de la identidad, y para otros el presente es vivido como un callejón
sin salida, un desafío a que lo transformen mediante gratificaciones inmediatas.
Estos últimos suelen organizarse en pandillas para las cuales es fundamental el fuerte
sentimiento corporativo, que asegura formas organizadas para rechazar las pautas de la
sociedad y buscar un sentido autoafirmativo a su presente. A menudo son adolescentes
discriminados racial o económicamente. Estos jóvenes no alcanzaron los objetivos acep-
tados de éxito social, al no contar con los medios socialmente aprobados para lograr-
lo. En ellos confluyen sentimientos de elevada frustración, ansiedad, escaso desarrollo
85
7. académico y pocas oportunidades de desarrollo constructivo. Sus grandes necesidades
de satisfacción inmediata, posesión de objetos físicos y participación en situaciones
sociales que permitan un protagonismo social, frecuentemente van unidas a actos agre-
sivos dirigidos contra el medio, que los unifican en torno a un objetivo y que pueden
desembocar en la delincuencia (8).
Las intervenciones grupales preventivas en la adolescencia
Durante la adolescencia las intervenciones grupales son de extraordinaria utilidad, dada
la tendencia gregaria característica de este periodo y el valor de los pares en cuanto a la
socialización y el crecimiento personal. El espacio grupal, conducido por un facilitador
competente, sirve como agente estabilizador en esta etapa de elecciones transitorias
para sus integrantes, posibilita la afirmación de la propia inserción social, permite hablar
de la extrañeza ante las nuevas emociones, de los sentimientos que despiertan el creci-
miento y la imagen corporal, de los conflictos con los adultos y pares en su búsqueda de
la autonomía, los sentimientos de soledad y las satisfacciones del encuentro.
El grupo favorece a los adolescentes, dado que rompe los patrones de aislamiento
que presentan algunos, y permite trabajar las modificaciones internas que emergen a
raíz de las situaciones de cambio que viven. Las técnicas empleadas pueden ser muy
diversas. La expresión verbal no será siempre suficiente. Eljuego, la expresión corporal,
las técnicas dramáticas, la actividad gráfica y plástica, la interacción en situaciones como
las comidas, las acciones compartidas, permiten que fluya la confianza, el autoconoci-
miento, la interacción y la superación progresiva de los problemas. Reflejar lo que ocu-
rre, más que interpretar, facilitará el proceso (9).
En las intervenciones preventivas es importante analizar cuidadosamente la forma
de constitución de los grupos adolescentes. Para ello, conviene tomar en cuenta las
edades sin que eso signifique que deban ser necesariamente homogéneas, pues existen
actividades de análisis y prevención en las cuales las experiencias que viven los adoles-
centes en diferentes etapas contribuyen a que se ayuden mutuamente.
Las posibilidades de participación según el sexo también difieren en las distintas
culturas. Encontrar la manera de fomentar la participación del sexo que menos partici-
pa en los grupos más diferenciados, puede tener consecuencias muy positivas.
Un aspecto con frecuencia minimizado es la identificación de las barras o agrupacio-
nes juveniles relativamente estables que existen en el sector que se ha seleccionado
para trabajar. Es aconsejable trabajar con la asociación grupal completa y no dispersarla
entre diferentes grupos. En caso de que se dispersen, es necesario considerar la presen-
cia de tensiones propias de miembros de barras opuestas.
Existen numerosos modelos grupales de prevención durante la adolescencia. Mora-
les et al. ( IO) relatan experiencias de talleres de salud mental para jóvenes pobladores
marginales que sólo tuvieron éxito cuando incluyeron los temas y las modalidades que
86
8. solicitaban sus participantes, y ofrecieron un espacio de desarrollo que permitiese a los
adolescentes operar sobre sí mismos. La OMS (1 1) coincide con estos resultados al
recomendar la participación de los jóvenes en el planeamiento e instrucción de los
programas.
Para la prevención del consumo de drogas y otros problemas sociales de la juventud,
la OMS y la OPS destacan la importancia de entregar la información exacta y recomien-
dan la formación de grupos pequeños que permitan la discusión de actitudes, en un
clima de libertad de expresión, que faciliten la comparación de opiniones y experiencias,
y se orienten a propiciar la independencia del pensamiento y el interés por el significado y
el valor de la vida.
Consideraciones finales
La actividad grupal es parte de la inserción social y del equilibrio personal de la mayor
parte de las etapas del ciclo vital humano. La adolescencia es, sin embargo, el periodo en
el cual dicha actividad cumple la función crucial de brindar alternativas de socialización,
imprescindibles para la satisfacción de sus necesidades de ampliación del desarrollo
personal. Pero la juventud no siempre encuentra un ámbito grupal y de valorización
social de las amistades con suficiente estructuración y opciones. Esto es particularmen-
te válido para los sectores periurbanos y rurales.
Es necesaria una nueva visibilidad de la adolescencia, que haga menos amenazantes
para los adultos las expresiones y necesidades grupales juveniles. Un mayor reconoci-
miento de los procesos de individuación, del carácter diferenciador de las expresiones
del crecimiento y de los instrumentos sociales requeridos para la incorporación social,
pueden llevar a quienes formulan las políticas, y a los adultos cercanos, a proveer a los
adolescentes el acceso a las actividades grupales que favorezcan su desarrollo.
Se requiere una planificación social que permita construir espacios grupales válidos a
fin de que los jóvenes interactúen y puedan expresar sus inquietudes respecto del presen-
te, analizar las opciones y descubrir sus potencialidades. Asimismo,se les debe apoyar para
que encuentren las oportunidades que les ofrezcan las suficientes gratificaciones e ins-
trumentos que motiven y posibiliten la construcción de un futuro.
Referencias
(1) Stevens-Long,J.y N. J. Cobb, Ado/escence and Early Adulthood, PaloAlto, California, Mayfield
Publishing Company, 1983.
(2) Krauskopf, D., J. A. Calvo, A. L. Gutiérrez y D. Miranda, La adolescencia en Costa Rica. Sus
necesidades de atención en sexualidad y salud. Informe de Investigación OPS/lnstituto de
InvestigacionesSocialesde la Universidad de Costa Rica,SanJosé, 1992.
(3) Slavson,S.R., Tratado de psicoteraPia grupal analítica, BuenosAires, Paidós,1976.
87