2. Erase una vez, una rana llamada Sarita, era una
rana muy joven, y andaba dando saltos todo el día, por
lo que en su laguna la conocían como la rana saltarina.
3. Desde que se despertaba hasta que se iba a dormir,
saltaba de un lado para otro, no podía parar. Sus
padres, no paraban de decirle:
4. Un día cuando estaba en la charca, saltando de una
piedra a otra piedra, se le acercó un sapo muy
tranquilo llamado Benito y le dijo:
5. Cuando Sarita llego a la casa la mamá la mandó a la
cama a leer un cuento infantil, que le había regalado su tío
Juan. Pero de repente, un ruido ensordecedor provenía de la
habitación de Sarita. Sus padres fueron corriendo a verla
para ver qué había sucedido. Sarita se había caído y estaba
en el suelo.
“¿Estás bien
Sarita?”
6. Luego sus padres arroparon a Sarita y le leyeron el
cuento de su tío.
“Bueno Sarita,
que tengas dulces
sueños”
Después apagaron la luz y se marcharon
también a dormir.
7. Sarita, se había quedado sorprendida, pues sus padres no la
regañaron por haber desobedecido. Entonces, se dio cuenta que lo que
había hecho estaba mal, y que sus padres lo único que querían,
cuando le decían que parase algún rato de saltar, era evitar que se
hiciera daño. Así que una vez aprendida la lección, nuestra querida
amiga, la rana saltarina, Sarita, se durmió.