Recensión Crítica
Capítulos 1 a 3 de Historia e informática: metodología interdisciplinar de la investigación histórica.
Autor/es: Bernardo Ares, José
Manuel de / Calvo Cuenca,
Antonio
1. Recensión Crítica
Capítulos 1 a 3 de Historia e informática: metodología
interdisciplinar de la investigación histórica
Título: Historia e informática:
metodología interdisciplinar de la
investigación histórica
Autor/es: Bernardo Ares, José
Manuel de / Calvo Cuenca,
Antonio
Lengua de publicación: Castellano
Edición: 1ª ed., 1ª imp.
Fecha Edición: 07/2005
Publicación: Universidad de
Córdoba. Servicio de Publicaciones
Descripción: 386 p. il. 24x17 cm
Encuadernación: Rústica
Colección: Estudios de historia
moderna. Colección "maior", nº 27
Materia/s: 303 - Métodos de las
Ciencias sociales (investigación,
selección, recopilación de datos,
análisis). 930 - Ciencias auxiliares de
la historia.
ISBN 13: 978-84-7801-768-3
ISBN 10: 84-7801-768-2
Francisco Gracia
4º L. Historia
Asignatura: Métodos y técnicas
de investigación histórica
Curso 2010-2011
2. Los autores
José Manuel Bernardo Ares:
Catedrático de Historia Moderna. Nacido en 1945 en Pontedeume
(Pontevedra), desde 1975 es profesor de Historia Moderna en la Universidad de
Córdoba.
Cuando nos disponemos a realizar una breve reseña de un autor que nos es
desconocido, podemos caer en la tentación de reflejar las primeras líneas que
nos encontramos en la solapa de un libro o en los primeros resultados de algún
buscador de Internet, pero, lo que más nos puede ayudar para conocerlo, es
acudir a un curriculum académico que nos muestre, a través de las
publicaciones del autor, los congresos en los que ha participado, etc., que nos
muestre cuáles son sus áreas de interés.
Atendiendo a estas razones, si analizamos el curriculum de Bernardo de Ares
nos encontramos con la figura de un modernista destacado que se centra en
el funcionamiento de las monarquías hispanas de los siglos XVII y XVIII así como
en la administración de los territorios, especialmente del municipal.
Pero enseguida observamos que Bernardo de Ares se interesa no solo en
hacer historia sino en cómo hacer una “buena” historia ya que son varios los
títulos que, al igual que el que nos disponemos a analizar, nos dan idea de su
preocupación por los métodos y técnicas de investigación histórica.
Entre sus obras más destacadas se encuentran Historiología, investigación y
didáctica. Elaboración y transmisión de los saberes históricos; Luis XIV rey de
España. De los Imperios plurinacionales a los Estados unitarios (1665-1714); y,
como es habitual en la historiografía española, estudios de carácter local o
regional, tanto de su Galicia natal (A Historia de Galicia vista por Alfredo
Brañas), como de su Córdoba de adopción (Corrupción política y
centralización administrativa. La hacienda de propios en la Córdoba de
Carlos II)
Antonio Calvo Cuenca:
Catedrático de Escuelas Universitarias. Imparte diversas asignaturas
relacionadas con las nuevas tecnologías en la Universidad de Córdoba, entre
ellas Historia e informática. Sus líneas de investigación se centran en la Minería
de Textos, el Procesamiento del lenguaje natural y el Reconocimiento de
Nombres de Entidades. También es responsable del proyecto Sistemas
Inteligentes en Visión Artificial por Universidad de Córdoba en la red.
No me extenderé mucho más en la biografía de este autor, entre otras cosas
porque en los capítulos que me dispongo a analizar no ha tenido
participación, pero sí es necesario destacar el afán de este profesor por hacer
de la informática un instrumento de comprensión de la realidad, tanto actual
como histórica.
3. La obra:
Los tres capítulos a los que me voy a referir se centran en el encuadre de la
Historia como ciencia y en su epistemología. Para ello Bernardo de Ares nos
hace un recorrido desde lo general a lo particular, explicando primero las
diferencias entre saber y ciencia, dos formas distintas de acceder al
conocimiento, para, sin deslegitimar ni a una ni a otra, establecer el objeto a
tratar, que no es otra cosa que la ciencia como conocimiento científico.
Una vez centrado el objeto de estudio, fija los argumentos de por qué la
Historia es una ciencia histórica, utilizando la comparación con otras ciencias,
así, vemos el texto salpicado de diversas definiciones de grandes historiadores
(Braudel) y de grandes científicos (Einstein), que nos ayudan a comprender el
encuadre de la disciplina histórica en el mundo de las ciencias.
El mismo procedimiento de comparación usa en el capítulo segundo,
dedicado a las coordenadas espacio-temporales, problemas que, según el
autor, afectan a todas las ciencias pero de manera especial a la historia ya
que son una de las razones de su existencia y, como ha hecho en el primer
capitulo, nos habla primero de la problemática del tiempo en las ciencias,
para centrarse después en el “tiempo histórico” y añadir un nuevo concepto,
el ciber-espacio y el ciber-tiempo
En el tercer capítulo nos muestra como se adquiere este conocimiento
científico a través de la relación entre el sujeto y el objeto de estudio. Repasa
los principales enfoques que han surgido sobre este asunto, por un lado el
idealismo, que pone el acento en la importancia del sujeto, la mente humana,
a la hora de acceder al conocimiento; y por otro el realismo, para el que
objeto es lo “verdaderamente operativo”. El autor cree superadas estas teorías
antagónicas por el “instrumentalismo cognitivo” que, en palabras de Gordon
Scott, considera sujeto y objeto como instrumentos del proceso de
conocimiento que trabajan juntos. Una vez aceptada esta premisa traslada las
conclusiones al caso particular de la historia para, posteriormente, estudiar con
más profundidad el papel de sujeto y objeto y su “recíproca acción
interactiva” a través del enunciado y la explicación de tres conceptos:
sistematicidad, relatividad y estructura. El primero se refiere a la actividad
creadora de la mente humana (sujeto) “capaz de elaborar modelos. El
segundo, la relatividad, nos habla de la capacidad del objeto de modificar la
construcción hecha por el sujeto. El tercero, la estructura, nos remite a las
relaciones que hacen que estos componentes formen un todo.
Una vez analizada la epistemología del conocimiento histórico, el autor vuelve
su mirada a la importancia del lenguaje, medio a través del cual se expresa el
conocimiento, por eso resalta la importancia de que el historiador use el
“lenguaje formal” que le ayudará en su cometido sistematizador y le
proporcionará un conocimiento más riguroso.
Vemos que, a pesar de la brevedad del texto analizado, el autor es capaz de
transmitir distintos conceptos (aunque todos ellos relacionados entre si) que nos
ayudan, en primer lugar, a entender el encuadre de la historia como ciencia
4. social y, en segundo, a comprender el proceso del que surge el conocimiento
a través de las relaciones sujeto/objeto. Podemos apreciar, si observamos las
notas al pie, que el texto se apoya en una extensa e interesante bibliografía
que, llegado el caso, nos puede servir para ampliar nuestros conocimientos
sobre el tema al que se refiere, algo que no está de más, ya que considero
que podía profundizar en algunos temas, como el dedicado al tiempo
histórico.
Es indudable que el texto es de interés, aunque sospechamos que la parte más
interesante para el lector puede situarse en la interdisciplinariedad con la
informática, aspecto del que en este momento no estamos en condiciones de
hablar. Podemos intuir que el autor pretende que estos capítulos sean un
soporte que sirva para fijar el edificio teórico sobre el que se asiente el uso de
la informática como instrumento válido para la obtención del conocimiento
científico en la historia. Si es así, parece que Bernardo de Ares va por el buen
camino.
Decimos esto porque si lo que trata es transmitir la epistemología de la ciencia
histórica, tal vez el contenido sería algo escaso, sobre todo si lo comparamos
con obras más específicos como las de Julio Aróstegui o Francisco Alía, pero
esto tal vez sea algo aventurado ya que no se puede criticar una obra de la
que nos hemos leído solo tres capítulos. Por eso, centrándonos en el texto
leído, repetimos que tal vez el capítulo dedicado al tiempo histórico si que
necesitaría mayor desarrollo además de un mejor encuadre dentro de la
estructura del texto. Igualmente, considero muy recomendable hacer una
lectura crítica del texto, puesto que trata temas muy complejos que pueden
ser vistos desde distintas ópticas. Sirva de ejemplo la identificación que hace
entre los términos epistemología y gnoseología (p-13), algo propio de países
anglosajones, porque en España gnoseología se refiere al conocimiento en
general mientras que epistemología se centra en el conocimiento científico.
Pero estas pequeñas advertencias no le quitan un mínimo de interés al texto,
del que podemos decir que el autor ha sido capaz de elaborar una buena
construcción teórica que, partiendo de conceptos tan generales como
ciencias y saberes, nos lleva hasta la explicación más compleja del
instrumentalismo cognitivo como teoría del conocimiento científico.