Jairo, un hombre religioso exitoso, acudió a Jesús cuando su hija enfermó gravemente. Aunque Jesús se demoró en llegar a atender otras necesidades, revivió a la hija de Jairo. Este milagro le enseñó a Jairo que confiar en Jesús y seguirlo a su manera conduce a un resultado mejor del que se podría imaginar. La única solución verdadera para la muerte es la resurrección prometida por Jesús, quien ofrece esperanza.