La investigación Plan Colombia, militarización de la vida civil y procesos de resistencia, realizada por la Asociación Nomadesc, en el marco del plan de trabajo del área de investigación social en derechos humanos, pretende conocer las vivencias de las comunidades del Distrito de Aguablanca en Cali, las zonas de Juanchaco-Ladrilleros y alto-medio Dagua en Buenaventura y las zonas rurales de San Pedro, Tulúa y Bugalagrande, en el centro del Valle del Cauca, respecto a los procesos de la militarización de la vida civil a partir de la implementación del Plan Colombia.
Plan Colombia: militarización de la vida civil y procesos de resistencia
1. PLAN COLOMBIA
MILITARIZACIÓN DE LA VIDA CÍVIL
Y PROCESOS DE RESISTENCIA
Asociación Para la Investigación y Acción Social
NOMADESC
2. Plan Colombia:
Militarización de la vida civil y procesos de resistencia
Investigación:
David Erazo
Directora:
Berenice Celeyta A
Asociación para la Investigación y Acción Social Nomadesc
http://nomadescinvestigacion.blogspot.com/
www.nomadesc.blogspot.com
asociaciondhnomadesc@gmail.com
Cali, Colombia.
Con el apoyo de:
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3. TABLA DE CONTENIDO
INTRODUCCIÓN
CAPITULO I: ¿DESDE DONDE HABLAN LAS VOCES DE LOS
IMPACTOS DEL PLAN COLOMBIA?
CAPITULO II: ¿EN DONDE NOS UBICAMOS?
CAPITULO III: CENTRO DEL VALLE DEL CAUCA: Narcotráfico
+ militarización = paz, una ecuación engañosa.
CAPITULO IV: BUENAVENTURA Y PLAN COLOMBIA:
Una violencia que atenta contra la identidad
CAPITULO V: CALI, JUVENTUD Y PLAN COLOMBIA:
La legitimación de una voluntad colectiva neoliberal.
CONCLUSIONES – DE VUELTA AL PUNTO DE PARTIDA
4. Introducción
Hoy no sabemos cuál es más entretenida: si la ficción-acción del
celuloide norteamericano o nuestra realidad nacional. Ese cine
hollywodense que invierte millones de dólares en Rambos y
Schwarzeneggers, para mantener vigente a toda costa y todo costo -
incluso el de la condición humana-, el “sueño norteamericano”, ese
que predica la libertad, la democracia y el progreso; y para ello se
valen de toda suerte de acciones heroicas llenas de dolor y
sufrimiento, que los convierten en épicos héroes para la generación
de la hamburguesa, la Coca-Cola y la comunicación digital, gracias
al alucinante repertorio de industria bélica que manejan, repleta de
armas súper potentes, devastadoras formulas químicas e ingeniosas
estrategias de espionaje y contraespionaje, con los cuales resuelven
a su favor la díada buenos/malos, donde desde luego el “bien” se
impone.
Hoy nuestra realidad regional y nacional advierte un
comportamiento de película, llena de bombardeos, Rambos criollos y
acciones heroicas –la mayoría violentas- entre “los buenos”, las
fuerzas oficialistas y para-oficialistas del Estado, y “los malos”, esos
bandidos que son todos aquellos que tengan un pensamiento
divergente a la línea del poder regente o generen acciones
autónomas en la defensa de sus territorios, su cultura o su
condición humana. Solo basta con ver muchos de los noticieros –
especialmente de los canales privados-, escuchar los informes de los
5. comandantes de la policía, las F.F.A.A. e incluso ver los comerciales
en que los soldados, “los hijos de la patria”, están dispuestos a dar
la vida por la democracia más antigua de América Latina.
Efectivamente resulta muy entretenido este contexto nacional, no
porque cause agrado ver el escenario de guerra y confrontación, de
exclusión y marginación, de atropello y negación de los derechos
humanos de todo un pueblo, estamos seguros que no es un placer
perverso movido por alguna mórbida situación psicopatológica, sino
precisamente porque inquieta y sorprende de sobremanera la
grandilocuencia de “nuestros dirigentes oficialistas” (políticos,
militares y económicos) para disfrazar la realidad y sus actos, tan
descarada y cínicamente que ofende e indigna.
Hoy, 7 años después de la aparición del Plan Colombia, rondan
algunas preguntas básicas, algunas de vieja data y otras surgidas
desde la dinámica misma que tomo la implementación y los efectos
del Plan, que buscan desentrañar los verdaderos sentidos de estas
políticas y las acciones que conllevan, pues su injerencia en la
cotidianidad de las comunidades es inminente. ¿Qué ha pasado con
el narcotráfico?, ¿Qué se ha ganado o perdido en materia de
seguridad para la población?, ¿la gente se siente más segura hoy?,
¿Qué alternativas se avizoran en contextos de constante
transformación?, ¿y la violencia…, y los muertos…, y los
desaparecidos…, y los desplazados…., y las propiedades de los
desplazados….? etc.; preguntas que cobran una relevancia
6. significativa cuando, a portas del ocaso del Plan Colombia, se
empiezan a escuchar8, en “corredores”, las aspiraciones de una
segunda edición de la estrategia del gobierno o la continuidad de la
vigente, que no es de sorprenderse, pues como buena película
taquillera, es decir, que deja buenos dividendos a sus productores y
actores (los gobiernos de EEUU y Colombia, el capital transnacional
y las clases dirigentes) amerita una segunda parte, un “reload”, un
“come back”, prometiendo ser mejor que el anterior.
En esta línea, a los sectores populares y las organizaciones sociales
comprometidas con un cambio estructural de las condiciones de
inequidad, marginación y vulneración de los derechos, propuesta
por este sistema que nos imponen su modelo de vida y relación, nos
convoca a un esfuerzo permanente por mantener una posición
crítica, un constante cuestionamiento y una actitud proactiva,
coherente con las necesidades propias, con nuestras formas de ser
y pensar, unas posiciones y actitudes en concordancia con nuestra
cultura.
8
“Aunque la idea es que eventualmente sean los colombianos quienes adelanten sin mayor intervención externa su
lucha por la recuperación del control efectivo sobre todo el territorio, es indudable —y el mismo Congreso de
Estados Unidos así lo reconoce -, que mientras persistan el narcotráfico y mientras las organizaciones guerrilleras
sigan desafiando al Estado, por simple interés nacional el país del norte no podrá desenchufarse de la suerte de
Colombia de la noche a la mañana.
De hecho varios informes de la oficina de la contraloría del Congreso (GAO, por sus siglas en inglés), el brazo
investigativo, evaluador y de auditoria de los legisladores norteamericanos, así lo han indicado.
El más reciente, presentado a finales del año pasado, critica el hecho de que el Plan no tuvo nunca objetivos ni metas
precisas que permitieran establecer parámetros para evaluarlo y cronogramas de duración.
La GAO sostuvo también que EE.UU. no podrá abandonar el país en el 2006 como se pensaba, pues se cometieron
“muchos errores en el comienzo” -y durante el camino- que harán necesaria una extensión. Entre ellos, la falta de
pilotos capacitados colombianos para volar los helicópteros de protección y las avionetas de fumigación.
En el escrito, predicen que una vez finalice el Plan Colombia, Estados Unidos tendrá que hacer una inversión anual
mínima de US$230 millones, sólo para mantener lo que ya está en marcha”. Fuente: Diario El PAIS, Cali. 1 febrero
2004.
7. El primer paso en este transcurrir es determinante: PROHIBIDO
OLVIDAR; la memoria –individual y colectiva- es y seguirá siendo la
herramienta fundamental desde donde soportemos, justifiquemos y,
sobretodo, entendamos las acciones en nuestra vida, los efectos que
de ella deviene y las alternativas posibles, desde las experiencias.
Así pues, el esfuerzo investigativo adelantado por el Equipo
Regional de Investigación de la campaña Prohibido Olvidar, busca
recuperar las historias, vivencias y las experiencias de las
comunidades dentro del marco de la implementación del Plan
Colombia en las distintas zonas del sur occidente colombiano donde
la campaña tiene presencia (Centro del Valle, Buenaventura y
región pacifica, y Cali), procurando análisis interpretativos de los
reales sentidos e impactos del Plan Colombia en la cotidianidad de
las comunidades. Para nosotros, un esfuerzo cualitativo
complementario a la gama de opciones analíticas –
mayoritariamente cuantitativas- que han trabajado y denunciado la
impertinencia e improcedencia del Plan.
El resultado final se materializa en el presente documento, como
una alternativa en mantener viva la memoria histórica reciente de
un país que, infortunadamente, suele olvidar pronto.
“PLAN COLOMBIA: militarización de la vida civil y procesos de
resistencia”, se escribe en un compendio de la experiencia
investigativa en 6 capítulos; los dos primeros, “DESDE DONDE
8. HABLAN LAS VOCES DE LOS IMPACTOS DEL PLAN COLOMBIA” y
“¿EN DONDE NOS UBICAMOS?”, enfatizando en el contexto temático
y metodológico de la investigación, es decir, sobre el Plan Colombia
y la discusión respecto a los impactos en distintos niveles y
dimensiones que hasta el momento se han producido, y, dos, sobre
los objetivos, las estrategias, los referentes para el desarrollo de la
investigación -respectivamente-.
Los tres capítulos siguientes recogen los hallazgos investigativos en
cada una de las zonas; partiendo de una contextualización
necesaria de los entornos geográficos, económicos y políticos en
cada región, cada capítulo avanza en una lectura particular –
general del Plan y sus impactos. “EL CENTRO DEL VALLE DEL
CAUCA: Narcotráfico + militarización = paz, una ecuación engañosa”
propone una lectura histórica de conflicto social y militar que ha
vivido esta región, para finalmente entender el Plan Colombia como
la continuidad de una larga tradición guerrerista en procura del
control territorial donde la población civil -particularmente las
organizaciones de base- son un escollo necesario de someter o
eliminar y no como una estrategia antinarcóticos para acabar con
los problemas del país.
Por su lado, “BUENAVENTURA Y PLAN COLOMBIA: Una violencia que
atenta contra la identidad” ratifica la hipótesis anterior y avanza en
identificar esos elementos nocivos, producto de la militarización,
9. que atentan contra los procesos organizativos y la identidad étnica y
cultural de las comunidades Negras del Pacifico bonaverense.
Mientras, por su parte, “CALI, JUVENTUD Y PLAN COLOMBIA: La
legitimación de una voluntad colectiva neoliberal”, gira en torno a la
reflexión sobre las formas intangibles mediante las cuales se buscan
legitimar las propuestas del regente desde la formación funcional y
amañada a las necesidades del modelo para perpetuar su status, a
partir de la estrategia Jóvenes en Acción, denunciando el carácter
asistencialista y alienante de esta (de) formación.
Finalmente, el capítulo 6 ubica unas conexiones globales en torno a
las experiencias y reflexiones suscitadas en cada una de las zonas,
como una lectura amplia y conclutoria de los impactos del Plan
Colombia en las cotidianidades de las comunidades.
Este proceso, como se realizó, solo fue posible a partir del
compromiso y la participación de las organizaciones sociales y
populares que apoyan y dan vida a la campaña en cada una de las
zonas; a War on Want, por su apoyo y financiamiento; a las Ong’s
amigas de Derechos Humanos quienes aportaron con su
información y experiencia; pero sobre todo a las y los líderes de las
comunidades, quienes asumieron la propuesta como algo propio y
pusieron en juego su experiencia y prestigio como dirigentes de sus
comunidades, lo cual facilito el trabajo investigativo. A todos ellos y
ellas muchas gracias.
10. Capítulo I
¿DESDE DONDE HABLAN LAS VOCES DE LOS IMPACTOS DEL
PLAN COLOMBIA?
El Plan Colombia se constituyo, quizás, en uno de los temas más
trabajados de la última década en el escenario de crítica nacional,
especialmente durante los años de su formulación e inicio, es decir,
entre 1999 y el 2003. Una gran cantidad de autores, investigadores
y organizaciones sociales, de distintas tendencias, corrientes y
grupos, han dedicado numerosos esfuerzos a la lectura detallada,
analítica, algunas veces contestataria y otras favoreciendo la
iniciativa del ejecutivo. Todos los sectores han tenido que ver, de
una u otra forma, con el debate y la evaluación al Plan Colombia.
Foros universitarios, talleres con sectores populares de las
ciudades, asambleas de socialización en las zonas rurales, debates
públicos, editoriales de prensa, artículos en revistas especializadas,
artículos en revistas de opinión, libros compilatorios de debates y
seminarios, campañas televisivas, informes en los noticieros, en fin,
un cubrimiento bastante importante que, sin temor a equivocarnos,
llevó a posicionar “los silencios de Pastrana”, como titularía el
periódico Desde Abajo en un suplemento especial en noviembre de
1999, como el tema de moda.
Es por eso que un amplio repaso por la producción escrita sobre el
Plan Colombia, y en especial sobre sus impactos, reconstituye en
una tarea necesaria si la pretensión de esta o cualquier
11. investigación es aportar elementos innovadores en el abordaje del
tema.
Una primera idea nos lleva identificar tres énfasis temáticos básicos
en los que se han desarrollado las reflexiones durante los procesos
de formulación e implementación del Plan Colombia: uno, la
estructura, composición e historia del Plan Colombia, especialmente
trabajado durante el momento de su formulación y gestión; dos, las
reales motivaciones contrainsurgentes y la valoración costo
beneficio durante los dos primeros años de implementación; y tres,
lo geoestratégico y las consideraciones en el terreno internacional a
partir de dicha implementación.
Breve reseña histórica: Plan Colombiano como estrategia
antinarcóticos
Recordemos que en octubre de 1995 el entonces presidente de los
estados unidos Bill Clinton, afirmó en la asamblea general de la
naciones unidas que Colombia era el epicentro del narcotráfico
mundial y representaba una amenaza “inusual y extraordinaria” a
la seguridad nacional de los Estados Unidos. De dicha afirmación
reside la prioridad que adquirió nuestro país dentro de su estrategia
antinarcóticos en el curso de las década de los noventa. En efecto,
a partir de este periodo pero más específicamente durante el periodo
de Ernesto Samper (1994-1998), en el desarrollo del llamado
proceso 8.000, se incremento de manera notoria la injerencia de la
12. superpotencia en los asuntos internos de Colombia. Ello se dio en
medio de un deterioro de las relaciones entre los dos países.
El gobierno de Andrés Pastrana (1998-2002), cuyo triunfo electoral
fue el resultado lógico de la crisis del cuatrienio de su antecesor y
del apoyo decidido de la Casa Blanca, trajo una inmediata
normalización de la relaciones entre los dos países. Pero, mas que
eso, lo que se produjo fue un estrechamiento sin precedentes de
dicho vínculos, en la medida en que el mandatario colombiano se
comprometió de manera irrestricta con la agencia antinarcóticos y
con la profundización de la política neoliberal, impuesta al país por
los dos presidentes norteamericanos con los que le tocó entenderse.
En ese contexto se presenta el plan Colombia, formulado por la
administración Clinton, un plan cuya apropiación despertó una
fuerte controversia nacional e internacional. Dos posiciones
opuestas se manifestaron frente a esta estrategia norteamericana: la
primera por parte de sus defensores, los gobiernos de los dos países
que lo presentaron como un plan para la paz, la prosperidad y
fortalecimiento del Estado, y como una panacea para todos los
males que afligen a la Nación; la segunda, encabezada por diversas
organizaciones políticas y sociales entre ellas los sindicatos y
numerosas ONG del país y del exterior que insistieron en que el
plan Colombia no haría mas que incentivar la guerra y la crisis
social debido a su carácter marcadamente militarista, sin embargo
13. poca atención se presto a algunos de los aspectos mas preocupantes
del Plan.
Este fue elaborado a partir de las apreciaciones de una comisión del
Gobierno de los Estados Unidos que estuvo dos meses en Colombia
y fue discutido y aprobado en el congreso de su país antes de que se
conociera siquiera en el nuestro. Se escribió en ingles y solo
después se presentó su versión en español ante el malestar
expresado por varios sectores políticos. Ante tal situación el
gobierno descalifico cualquier crítica con el argumento de que quien
osara cuestionar el Plan era un enemigo de la paz y de la inmersión
social; lo cierto es que este se convirtió en el documento oficial más
importante de la administración Pastrana y reemplazo al plan de
desarrollo cuando fue declarado inexequible por la corte
constitucional.
Sobre las intencionalidades del primer momento: la soberanía
y la guerra.
La producción escrita durante el inicio del Plan Colombia fue
escasa. Esto se entiende ya que la formulación inicial del Plan
procuro mantener un bajo perfil mientras desarrollaba todo el lobby
necesario para la adquisición de los recursos para su
implementación. De hecho, la propuesta inicial del presidente
Pastrana se centro en “encontrar cultivos alternativos y para el
desarrollo económico” (Hartung. W., 2003), que si bien se recuerda,
14. era una replica del Plan Nacional Antidrogas propuesta en el Plan
Nacional de Desarrollo. Para que la propuesta fuese atrayente a los
intereses norteamericanos, el gobierno Clinton instó a una serie de
cambios entre los que se incluían imprimirle “un fuerte sello militar”
(idem).
Dada las intencionalidades reales de la iniciativa de los ejecutivos
(colombiano y estadounidense), era necesario mantener la
propuesta de Plan Colombia en el anonimato hasta tanto hubiese
un apoyo mas o menos garantizado, especialmente por algún sector
del congreso de E.E.U.U.
En efecto, cuando la iniciativa es presentada por los senadores
Dewine, Grassley y Coverdell, como el proyecto de ley 1758, el 20 de
octubre de 1999, en la sesión 106 del comité de relaciones
exteriores del Congreso de los Estados Unidos, se prenden las
alarmas de las organizaciones sociales como mecanismos
preventivos ante una estrategia que se empieza a evidenciar como
elemento de guerra:
“llega la navidad y vendrá un año nuevo. El regalo viene
de los Estados Unidos. Pastrana nos trajo un
Transformer. El Plan Colombia parece una paloma pero
con $1.500 millones de dólares de ayuda que se
convierten en instrumentos de guerra”
(Desde Abajo, # 44. Noviembre 1999)
15. Para Christine Lauber, existe una incoherencia en las
intencionalidades que expresa el Plan Colombia y las acciones que
propone; según Lauber:
“el proyecto alianza9 incluye una sección que negaría
ayuda a cualquier unidad de las fuerzas de seguridad
de Colombia si la Secretaria de Estado reporta al
Congreso de los Estados Unidos a los violadores de los
derechos humanos. Sin embargo, esto debe ser
examinado más atentamente en el contexto actual. […]
Lo que encontramos es militares creando el ambiente en
el cual los paramilitares y milicianos aparentemente
“independientes” pueden cometer sus acciones atroces
en total impunidad, mientras que al mismo tiempo esos
militares mantienen sus “manos limpias” para poder
seguir recibiendo ayuda militar de países como el
nuestro sin el escándalo del público en general”.
(Lauber, Ch. 1999: 37)
En esta línea, las primeras investigaciones sobre el Plan Colombia,
son estudios exploratorios y predicciones de lo que podría llegar a
ser su comportamiento y algunos de los impactos que ello traería,
muchos de los cuales hoy son comprobados. La tendencia principal
de estas primeras investigaciones recae en un marcado interés por
9
El Plan Colombia presentado por los congresistas norteamericanos a su legislativo también se denomino como
Proyecto de “Alianza Act” o proyecto de ley S 1758.
16. develar la iniciativa, por establecer los elementos estructurales, los
recursos y su destinación programada, para, desde allí, generar la
discusión en torno a una pregunta básica ¿qué se pretende con una
estrategia de este tipo que en función de la “paz” propone un
incremento del potencial bélico del Estado y cuyo componente social
–para muchos el meollo de los problemas del país- solo se esgrime
como componente residual de la estrategia?
En este orden de ideas, Luís Alberto Restrepo, investigador del
Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales (IEPRI),
planteó que el Plan Colombia tal como estaba formulado era
inaceptable y contraproducente para el país, motivo por el cual
había que trabajar en su reformulación y orientarlo hacia dos
estrategias de manera diferenciada; una de ellas es la paz
negociada con los grupos insurgentes y la otra es buscar una
solución al problema de las drogas.
Para desarrollar el Plan era indispensable contar con la “ayuda” de
la comunidad internacional, en este caso de Estados Unidos, quien
era el único que estaba dispuesto a prestarla y que además estaba
en la obligación de hacerlo en la medida de darle cumplimiento al
acuerdo bilateral establecido con Colombia, teniendo en cuenta
además que este último había destruido buena parte de sus
recursos materiales y humanos librando la guerra contra las drogas
en su territorio.
17. Según Restrepo, el problema en la formulación de este plan radicó
en los intereses dispares entre Colombia y Estados Unidos, donde el
objetivo de estos es querer luchar contra el narcotráfico, pero que al
mismo tiempo difiere en la estrategia a implementar para darle
solución, un ejemplo de ello es que Colombia planteaba erradicar
los cultivos ilícitos de forma manual, mientras Estados Unidos
impuso la fumigación aérea para la erradicación de estos.
Igualmente el fortalecimiento militar del ejército colombiano,
aunque no fuese un objetivo esencial para enfrentar los grupos
insurgentes armados, si es una urgencia inmediata, ya que con el
incremento de su poder de guerra se puede acompañar los procesos
de negociaciones para que exista una mesa de diálogo y así empezar
un “cambio para construir la paz”.
Desde la perspectiva de Restrepo se infiere que el propósito no es
derrotar completamente a los grupos insurgentes, puesto que no se
podría lograr ni a corto ni mediano plazo; lo importante es impedir
el aumento de sus filas y persuadirlos de la necesidad de entrar a
negociar y para lograrlo se necesitan transformaciones en el orden
social y político, las cuales pueden ser apoyadas y exigidas por la
comunidad internacional como condición de su ayuda, para
garantizar que muchos dirigentes colombianos no aprovechen la
superioridad militar del Estado para conservar sus privilegios y
prácticas ilegales.
18. Así, las investigaciones preliminares muestran el texto original
“Plan Colombia. Plan para la paz, la prosperidad y el fortalecimiento
del Estado”, describen las estrategias básicas del Plan (militar y
social) y los flujos de recursos y destinaciones, como elementos de
juicio desde donde se infieren algunos efectos principales como el
incremento del conflicto armado.
La escena política también hace sus pronunciamientos respectivos
frente a la estrategia de gobierno. Para varios de los más
reconocidos líderes políticos de los partidos tradicionales, el asunto
pasa por el respeto a la soberanía del país, en cuanto la propuesta
nunca fue consultada – y mucho menos construida- con los
diferentes sectores sociales y políticos.
Horacio Serpa, en entrevista ofrecida a la revista Cambio publicada
el 21 de febrero del 2000 acerca del Plan Colombia, manifiesta que
al momento de su planeación no se tuvo en cuenta los diferentes
sectores como el congreso, partidos políticos y áreas productivas de
la sociedad, por lo cual considera a este plan como exclusivo y
excluyente.
Dentro de estos aspectos contempla que hay un punto a tener en
cuenta y es que a través de este se busca luchar contra el
narcotráfico, pero difiere de él en la forma en que se está llevando a
cabo con la modernización de armas, bases combate, entre otros
que intentan lograr la reconciliación y acabar con el narcotráfico,
19. intentando alcanzar la paz en medio del conflicto, del cual se
derivan problemas como la pobreza, exclusión, desempleo que a su
vez se pueden relacionar con el narcotráfico y la subversión, en la
medida en que estos problemas abren el camino para que las
personas hagan parte de grupos al margen de la ley.
En el mismo sentido, el senador Amilkar Restrepo y las senadoras
Piedad Córdoba y Viviane Morales se encuentran de acuerdo con los
planteamientos de Horacio Serpa, argumentando además que se
generan problemas ambientales y de salud, violación de los
derechos humanos; motivo por el cual proponen que el Plan
Colombia realmente se convierta en la solución de los factores
generadores del conflicto, de exclusión social, de pobreza, de
ingobernabilidad y de violación de los derechos humanos.
Los primeros años de la implementación: sobre las
intencionalidades contrainsurgentes y el fracaso costo-
beneficio
El segundo momento de producción escrita se refiere a los años
iniciales de la implementación. Hacia el ultimo semestre del 2000 se
viabiliza el apoyo financiero y logístico que contempla un primer
paquete de ayudas, básicamente en el terreno militar (compra de
helicópteros, conformación y establecimiento de batallones
antinarcóticos, dotación en comunicaciones, medios de transporte
20. marítimos, terrestres y aéreos, apoyo al entrenamiento de las
F.F.A.A.) por lo que es apenas lógico que la atención temática se
centre en el seguimiento estadístico a los flujos de recursos
(humanos, técnicos, financieros), describiendo y estableciendo
varias comparaciones importantes con otras estrategias militares,
con recursos para la lucha antinarcóticos dispuesta en otros
momentos y en otros países10. En este momento es clave la enfática
insistencia de todos los documentos por establecer el porcentaje
altamente diferenciado que fue asignado a los componentes
generales del Plan (de US $ 1139.1 millones asignados, el 80%
corresponde a inversión para el componente militar y el 20% para
los programas sociales) y la discriminación sobre su utilización.
Los primeros años de implementación (desde mediados del 2000 a
mediados de 2002) arrojan una serie de resultados desfavorables
que se constituyen en el talón de Aquiles apropiado para que las
organizaciones políticas, sociales, académicas, etc. den pasos firmes
hacia la lucha frontal contra el Plan Colombia.
Quizás el primer documento sistemático, mayoritariamente
difundido, que condensa de mejor manera una amplia
contextualización del Plan, inscribiéndolo en el marco de una
estrategia global de dominación desde las esferas del poder
transnacional, es el producido por el Colectivo de Abogados José
10
Al respecto revisar:
_CAJAR (2003). “Plan Colmbia-No: impactos de la intervención”. Capitulos 2 y 4.
_ CASTRO, Lourdes (2003). “Lasos Visibles Senderos Posibles”. Capitulo 2; pág. 48, 54.
21. Alvear Restrepo (CAJAR), “Plan Colombia-No: impactos de la
intervención” (2003).
“Plan Colombia-No” hace un importante rastreo sobre los
antecedentes históricos que pueden advertirse a partir de otras
estrategias cívico – militares impuestas por los Estados Unidos para
la región de América Latina y en especial para Colombia desde la
segunda post-guerra. Estos antecedentes son necesarios para
entender la estructura y composición del Plan Colombia,
identificando los sentidos que tienen la mayor destinación de
recursos para la guerra, es decir, para la lucha contra las
narcoguerrillas.
Uno de los aportes principales del documento del CAJAR, son las
reflexiones en torno al tema la lucha contrainsurgente desde
programas antinarcóticos, dada la asimilación escueta planteada
desde el gobierno entre narcotráfico, guerrilla y terrorismo:
“En el punto de nexos guerrilla-narcotráfico, para efectos
de una posible extradición, el general de las Fuerzas
Militares, Fernando Tapias, anunció que había
suministrado a la Fiscalía General de la Nación, un
listado completo de los nombres de insurgentes y
paramilitares relacionados con el narcotráfico.
22. En esta ocasión, una vez mas, el país fue certificado
plenamente por el Departamento de Estado, organismo
que incluyó entre su informe al Congreso un análisis
sobre la relación existente entre grupos armados y los
narcotraficantes, como vía mas expedita para posicionar
la discusión de la destinación de los recursos
antinarcóticos para la lucha contrainsurgente.
Este concepto [refiriéndose a la alianza narco – política,
guerrillas y negocio de narcotráfico] tal vez explica la
propuesta lanzada por el secretario de Asistencia para el
Hemisferio Occidental del Departamento de Estado, en el
sentido de negociar la política antidrogas con los grupos
armados del país. Esta propuesta demostró tres cosas:
la desestimación de los campesinos implicados en los
cultivos como negociadores legítimos en el plano de la
lucha antinarcóticos; segundo, el carácter
eminentemente político de las fumigaciones y, tercero, el
viraje discursivo que tomaría la <<ayuda>>
Norteamérica y que se concretaría bajo el gobierno de
Uribe Vélez.
(CAJAR, 2003: pág 55-58)
Los atentados del 11 de septiembre se constituyen en un
espaldarazo para la radicalización de la lucha contrainsurgente,
ahora narcoguerrillas.
23. “Esta acción propicio la radicalización de la política de
exterminio (incluso preventivo) del enemigo potencial o
cierto. […] El binomio narcoterrorismo de ahora en
adelante sería inseparable. Lo que Pastrana no logró en
la mesa de negociación, podría ser salvado por el apoyo
de la mesa de Bush, cuando en visita realizada a
Estados Unidos, la primera semana de noviembre, le
recordaría a su homólogo que el nexo era evidente y
entonces celebraba que <<ahora la comunidad
internacional comienza a tomar en serio esta
vinculación>>. Desde ese momento el discurso de
Pastrana cambio, y por supuesto, con él, el destino de
los dineros del Plan Colombia”
(idem: pág 65-66)
Utilizando los referentes empíricos que permitieron los dos primeros
años de intervención y tras un detallado seguimiento a la
intervención generada desde el Plan, la Contraloría General de la
Nación hace un balance de la estrategia, y para ello:
“Tiene dos líneas principales: en primer lugar, exponer
una visión general sobre los resultados del Plan
Colombia, con el propósito de advertir sobre la necesidad
de introducir cambios en su estructura y realización, y,
en segundo lugar, hacer una evaluación sobre la
24. organización institucional, la forma de contratación y la
ejecución parcial de los diversos proyectos contemplados
en cuatro de sus programas principales: Vías para la
Paz, Empleo en Acción, Familias en Acción, y Jóvenes en
Acción, que, en su conjunto, representan más del 70%
del total de la inversión prevista.
Visto en su conjunto, el Plan Colombia registra más
frustraciones que éxitos en el logro de sus objetivos
fundamentales. Si examina la efectividad de sus cuatro
componentes básicos, es forzoso reconocer que los logros
son escasos. El primer componente –el más importante,
claro está– era la solución política negociada del
conflicto; pero el hecho cierto es que, luego de tres años,
el proceso concluyó sin ningún resultado positivo y con
un incremento notorio de las acciones bélicas. El
segundo componente, la iniciativa contra el narcotráfico,
no ha disminuido de manera significativa el área
cultivada, ni mediante las fumigaciones, ni con los
acuerdos voluntarios, lo cual demuestra que la fórmula
no se aplicó en toda la extensión necesaria o que no es
eficaz, como tienden a pensarlo muchos analistas. El
tercero y cuarto componentes, acciones de orden
socioeconómico orientadas a paliar la situación de las
gentes afectadas por el conflicto, han mostrado algunos
avances, especialmente en materia de obras de
infraestructura y en soluciones a muy corto plazo a la
25. situación de familias y jóvenes, pero con grandes
falencias en su concepción, que las convierten en
acciones de muy poca incidencia en la efectiva solución
de esos problemas”
(Contraloría General de la Nación. 2005: pág 5)
Otros actores del ámbito de la política nacional se expresaron en su
momento en la misma dirección. Para Ingrid Betancourt,
refiriéndose específicamente al tema de fumigaciones, dice que estas
“son la periferia del problema y no el centro de la gravedad, el centro
son los traficantes de droga, quienes no son atacados” (Free Will
Productions). De igual manera el general en retiro Carlos Alfonso
Velásquez, plantea que “el Plan Colombia une dos factores: la
guerrilla y el narcotráfico, y esto es un error, por que la guerrilla lleva
mucho tiempo en el Putumayo, antes que se empezara a sembrar
coca […] el gobierno no tiene como prioridad proteger la población
civil, pero si el enfrentamiento con grupos armados” (idem).
De parte de la insurgencia, uno de los voceros de las FARC en el
proceso de negociación, Raúl Reyes, plantea que “el impacto sobre la
guerrilla del Plan Colombia es la presencia de asesores
norteamericanos, mas aviones, mas helicópteros, mas guerra” (idem).
Como hemos visto, a los primeros efectos de implementación del
Plan Colombia no se hicieron esperar las críticas de los distintos
sectores del país y la consecuente defensa de los promotores del
26. Plan. En el caso especifico de fumigaciones, en entrevista ofrecida
por el alcalde de Puerto Asis – Putumayo, Manuel Alzate Restrepo,
para el documental “Plan Colombia ¿guerra antidrogas o pro-
petróleo?” (Free Will Productions), dice que “durante mes y medio
fumigaron 30.000 hectáreas. Las fotos del satélite muestran que la
producción de coca se aumento”. En el mismo documental, la
investigadora Dra. Theo Colborn, de la Fundación Internacional
para Especies Salvajes (WWF) plantea que “se presentan mas
problemas en la piel en personas que estaban allí al momento de
fumigar con glifosato ya que este interviene en el páncreas, sistema
de encimas, en las glándulas tiroides, cerebro, hígado, problemas en
los testículos”, mientras William Brownsfield, del Departamento de
Estado de los EEUU, asegura que “no hay ninguna evidencia
científica en que se compruebe esto, que sea creíble” (idem).
Dos elementos centrales captan la atención de este momento: la
desviación del la lucha antinarcóticos hacia una lucha
contrainsurgente; y las falencias y desaciertos en la implementación
de este tipo de practicas cívico militares para dirimir el conflicto, es
decir, el fracaso rotundo tanto de la estrategia militar como de los
programas sociales.
27. Efectos colaterales de la implementación: la
internacionalización del conflicto y los intereses
geoestratégicos.
Aunque de los temas asociados a la internacionalización del
conflicto se había hablado a lo largo del proceso de implementación
del Plan, la atención de los estudiosos internacionales han centrado
sus discusiones enfatizando en los efectos políticos, económicos y
ambientales que se generan en las zonas de frontera.
La investigación desarrollada por varias ONG’s colombianas y
ecuatorianas, entre las que se cuentan Acción Ecológica, Acción
Creativa, Clínica de DDHH de la PUCE, CAS, CDHU, CONAIE,
FORCCOFES, INREDH, Plan País, RAPAL Ecuador, SERPAJ
Ecuador, da a conocer los efectos de las fumigaciones aéreas del
Plan Colombia, especialmente en las zonas de frontera, con los
daños en el material genético a partir del análisis de diferentes
casos.
A partir del estudio de casos en distintas zonas del país,
presentados en el “Seminario Internacional Plan Colombia – No:
impactos de la intervención. PLAN COLOMBIA HOY” y recogidos por
el Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo en un texto
compilatorio que lleva el mismo nombre del seminario, se ofrece
muchos elementos de juicio adicionales en torno a los impactos
desfavorables del Plan Colombia en materia de recuperación
28. económica y social, como lo es el papel asistencialista que ha
asumido el Estado a través de la implementación de los distintos
programas sociales, especialmente el de familias y jóvenes en
acción, puesto que dentro de estos se crearon una serie de
organizaciones no gubernamentales que actualmente están siendo
investigadas debido al inadecuado manejo y ejecución de los
recursos.
Otro componente es el fortalecimiento institucional y desarrollo
social en el que se evidencian una serie de irregularidades en
programas de infraestructura social, gestión comunitaria, campo en
acción, entre otros, los cuales presentan problemas en su
formulación y coordinación en su implementación, generando que
sus operaciones sean ineficientes, como en el caso de la
erradicación voluntaria.
De otro lado, mientras que la negociación política del conflicto
armado se da desde el diálogo para la paz en medio del
fortalecimiento desproporcionado para la guerra, se advierte la
presencia de fuerzas irregulares internacionales en las diferentes
operaciones realizadas durante la implementación del Plan.
Así mismo el combate contra el narcotráfico buscaba inicialmente
eliminar los cultivos ilícitos y los laboratorios para su
procesamiento, los que por el contrario han aumentado en algunas
29. zonas del país, lo cual demuestra la imposibilidad de controlar el
efecto de relocalización de estos.
Para hablar de estos aspectos en el caso colombiano, cabe citar los
impactos del Plan Colombia en las diferentes regiones del país,
dentro de ellas el Magdalena Medio y la Sierra Nevada de Santa
Marta como referentes en los que se visibilizan de mayor y mejor
medida la implementación del Plan.
El Magdalena Medio, ubicado al nororiente del país y caracterizado
por un alto número de conflictos que giran alrededor de su
economía (como lo es la explotación de petróleo, minería, palma
africana, ganadería y narcotráfico) ha visto un agravamiento de su
situación a partir de la implementación del Plan Colombia durante
el 2003 e inicios del 2004, presentándose mayores violaciones a los
derechos humanos en razón del control político, social, económico y
militar, además de los desplazamientos y desapariciones mediante
el ejercicio de la fuerza, asesinatos selectivos, amenazas, torturas y
fumigaciones indiscriminadas en el territorio; motivo por el cual
para el año 2003 el CREDHOS registra 513 casos de violaciones a
los DDHH e infracciones al DIH (CREDHOS, 2003).
Con respecto a estas, las organizaciones campesinas plantean que:
“Las fumigaciones indiscriminadas han fortalecido la
estrategia del desplazamiento forzado, son una política
de fuerza que complementan otras estrategias de guerra
30. sucia como el paramilitarismo. La erradicación violenta
no obedece a ningún proceso de solución estructural al
problema de los cultivos de coca. La solución pasa por la
reforma agraria, por la inversión social en el campo, por
un modelo de desarrollo que asegure el mercado interno
a la producción campesina, tal y como lo han propuesto
las comunidades campesinas en las movilizaciones,
marchas y éxodos campesinos de 1996 y 1998”.
(Agencia Prensa Rural. 2003).
Las propuestas que generan ante estos planteamientos es la
legalización de la hoja de coca mediante uso medicinal y alternativo
y, por otra parte, asegurar el mercado interno para la producción
nacional con un modelo incluyente y redistributivo.
Según la exposición presentada por Diomedes Arias, líder indígena
del pueblo Kankuamo, en el texto compilatorio del seminario, existe
un riesgo inminente en la Sierra Nevada de Santa Marta, habitad
del pueblo Kankuamos, cultivador de la hoja de coca como planta
sagrada bajo una representación espiritual y no con fines
comerciales (es decir, no es vista como una planta ilícita, ni es
prohibida por el valor que tiene para la cultura). En la actualidad no
se han fumigado estos terrenos, pero en algún momento llegará la
fumigación a la Sierra, donde ya se estiman las consecuencias de su
implementación como las enfermedades en personas y animales,
esterilización de la tierra y por ende la desaparición de árboles
31. frutales y plantas medicinales y otra serie de elementos básicos
para la subsistencia como pueblo.
Lo novedoso de la cartilla compilatoria del CAJAR es el abordaje
mucho mas cualitativo que hacen de las distintas problemáticas
suscitadas por la dinámica desarrollada por el Plan Colombia en
cada contexto especifico, recuperando de esta manera las
percepciones de los distintos actores, instancias y autoridades que
están comprometidos con el tema, incluso lo correspondiente al
ámbito internacional, en el caso especifico de Ecuador.
Por otro lado, un tema central en la discusión contemporánea del
Plan Colombia lo constituye los intereses geoestratégicos. Tal como
lo plantea Noam Chomsky :
“los objetivos del Plan Colombia son las fuerzas
guerrilleras con base en el campesinado y cuyo objetivo
es un cambio social interno, que interferirían con la
integración de Colombia al sistema global en los
términos que los EE.UU. lo exigen; o sea, dominada por
las elites vinculadas a los intereses de los EE.UU. a los
que se les concede libre acceso a los valiosos recursos de
Colombia, incluyendo su petróleo.” (Chomsky, 2002:
100)
32. Desde luego, el factor resistencia que representa “la guerrilla mas
vieja del mundo” ante los designios de los intereses transnacionales
de un pequeño grupo de empresarios extranjeros, especialmente en
territorios del país donde se encuentran alojados gran cantidad de
recursos naturales, energéticos y de biodiversidad, seducen y
alientan a las multinacionales y al gobierno estadounidense a
buscar el control de dichos recursos, de tal forma que garanticen la
explotación indiscriminada de ellos.
Pero este sería uno de los tres aspectos que engloban la discusión
sobre los factores geoestratégicos que inmiscuye el Plan Colombia.
El mismo Chomsky y James Petras coinciden en proponer al menos
tres razones fundamentales: Entrada y fragmentación del
“Triangulo Radical”, control del recurso energético y control de la
biodiversidad –especialmente genética- de la amazonia.
Referirse al Triangulo Radical es hacer alusión a los procesos de
resistencia reales que se desarrollan en el norte de Sudamérica, es
decir, a la guerrilla colombiana (especialmente de las FARC y el
ELN) como fuerzas beligerantes con una bases sociales de apoyo
considerable y que proponen un nuevo esquema de sociedad, con
elementos centrales como una reforma agraria, la redistribución del
ingreso, las protección al mercado interno, la inclusión social y
política de los sectores históricamente excluidos, entre otros; al
fuerte movimiento de resistencia indígena – campesino del Ecuador,
particularmente a la capacidad de movilización y acción del
33. CONAIE; y tres, a la conciencia bolivariana promovida por el
chavismo en Venezuela y su estratégica posición económica dada
su capacidad en la producción y distribución de petróleo –
especialmente hacia EE.UU.-.
Para Petras:
“El triangulo radical puede contribuir a minar la mística
de la hegemonía invencible de los Estados Unidos y la
idea que la ideología del libre mercado es inevitable,
[…por ello…] el Plan Colombia implica primero la derrota
de la guerrilla, luego rodear y presionar a Venezuela y
Ecuador antes de moverse hacia el aumento de la
desestabilización interna. El objetivo estratégico es
lograr la re consolidación del poder del norte de
Sudamérica, asegurarse acceso irrestricto al petróleo y
aplicar la ideología de <<no existe alternativa a la
globalización>> en el resto de América Latina” (Petras,
2002: 50, 57)
Controlar el territorio colombiano es controlar los recursos que en
se encuentran en él; es dar vía libre a la búsqueda de yacimientos
de petróleo aún no explotados para el aprovechamiento
norteamericano en el mercado internacional; es permitir el estudio y
usufructo del recurso biogenético de las selvas ecuatoriales en
función de las transnacionales farmacéuticas y alimenticias
estadounidenses; es acallar las resistencias del continente evitando
34. que Colombia –Venezuela y Ecuador- “se convierta en un ejemplo
que demuestre que existen alternativas y que Washington se puede
vencer” (Chomsky, 2002:15).
Capitulo II
¿EN DONDE NOS UBICAMOS?
La pregunta inmediata es ¿qué elementos innovadores podría
constituir esta investigación cuando al parecer ya todo está dicho en
materia del Plan Colombia?. En efecto, lo que pensamos es que el
terreno fue ampliamente explorado durante la formulación, gestión
y primeros años de implementación, de hecho la mayor cantidad de
literatura e investigaciones se ubican en el periodo 1999 a 2003 –
salvo los informes de la contraloría quienes han continuado con el
seguimiento permanente al Plan -, lo que nos permite constituir un
primer punto de ruptura: la temporalidad, es decir, revisar el estado
actual de la situación leyéndolo en términos de fenómeno social.
La especialidad, como dimensión indivisible de la temporalidad, se
convierte en el segundo elemento innovador. Aunque las acciones
más mencionadas desarrolladas en el marco de Plan Colombia -las
militares- han sido casi que focalizadas en las zonas donde el
incremento del conflicto bélico y la “lucha antinarcóticos” gana en
cantidad y calidad (Putumayo, Nariño, Caquetá), las estrategias
complementarias -sociales- del Plan tienen asiento en otras zonas
del país, especialmente en los centros urbanos, de allí que sea
35. necesario hacer una lectura de los impacto militares y sociales en
contextos regionales como el Valle del Cauca, que de facto reciben
los efectos del Plan pero no han sido lo suficientemente
documentados –o como en el caso del Valle donde no se encontró
ningún documento al respecto.
Un tercer elemento innovador estaría dado por el énfasis temático.
Si bien hemos dicho que las investigaciones y análisis se han
centrado en la estructura, composición e historia del Plan Colombia,
las reales motivaciones contrainsurgentes y la valoración costo
beneficio durante los dos primeros años de implementación y lo
geoestratégico y las consideraciones en el terreno internacional a
partir de dicha implementación, estas han dejado de lado
superfluamente el tratamiento de los impactos en las subjetividades
individuales y colectivas de la vida cotidiana de las gentes.
De hecho, el enfoque de investigación ha marcado un énfasis
primordial hacia investigaciones de tipo cuantitativo - estadístico,
acertadamente tratando de evidenciar elementos estructurales y
objetivamente describibles para dar al traste con la denuncia
necesaria a los atropellos y las violaciones a los derechos humanos
en general. De allí partimos para proponer y justificar un enfoque
complementario que se mueva primordialmente en el terreno
cualitativo, como posibilidad de comprensión compleja del
fenómeno.
36. La conjunción de estos tres elementos nos lleva a explorar las
conexiones posibles desde los cuales se entiendan los impactos de
los aspectos estructurales con los impactos de los aspectos
subjetivos, es decir, el lugar donde se encuentran estas dos
dimensiones, que a nuestro parecer puede esbozarse en la línea
temática de los impactos ideológicos a partir de las condiciones
objetivas de la acción, o como lo proponemos como tema de
investigación: Plan Colombia, militarización de la vida civil y
procesos de resistencia.
La importancia radica en la posibilidad de seguir aportando
elementos a la discusión siempre sobre el atentado a la posibilidad
factible de ser pueblos autónomos, en contextos de globalización
económica neoliberal.
Es también menester documentar desde las experiencias cotidianas
las violaciones a los derechos humanos, que tienen su sustrato en
la cotidianidad y allí mismo, en las relaciones íntimas,
comunitarias, generan los impactos más profundos y perdurables.
Finalmente, seguir llenándonos de elementos de juicio en estos y
otros sentidos a favor de nuestros derechos y en contra de la
corrupción, la penalización de la protesta social y la violación de los
derechos humanos, producto de la brutal arremetida neoliberal,
pretenden una doble intencionalidad: sensibilizarnos frente a
37. nuestra realidad colectiva y desarrollar algunos niveles apropiados
de conciencia para la acción, la acción transformadora.
Con todo lo anterior nos preguntamos ¿Cómo han vivido las
comunidades del Distrito de Aguablanca en Cali, la zona norte
de Juanchaco-Ladrilleros y alto-medio Dagua en Buenaventura
y las zonas rurales de los municipios de San Pedro, Tuluá y
Bugalagrande, en el centro del Valle, el proceso de
militarización de la vida civil a partir de la implementación
del Plan Colombia y que procesos de resistencia civil se han
generado?
Nuestra apuesta gira en torno a un objetivo central:
1. Conocer las vivencias de las comunidades del Distrito de
Aguablanca en Cali, las zonas de Juanchaco-Ladrilleros y alto-
medio Dagua en Buenaventura y las zonas rurales de San
Pedro, Tuluá y Bugalagrande, en el centro del Valle del Cauca,
respecto a los procesos de la militarización de la vida civil a
partir de la implementación del Plan Colombia.
Soportamos estas pretensiones en los siguientes objetivos
específicos:
1. Caracterizar la vida cotidiana antes de la implementación del
Plan Colombia.
2. Establecer las estrategias del Plan Colombia implementadas en
las comunidades.
38. 3. Identificar las transformaciones en la vida cotidiana de las
comunidades a partir de la implementación del Plan Colombia.
4. Caracterizar las valoraciones que hacen las comunidades sobre
las transformaciones en su vida cotidiana a partir de la
implementación de esas estrategias.
¿Cómo entender la militarización de la vida civil en el
contexto neoliberal?
Tras la caída del muro de Berlín como hito de la polarización del
mundo y referente empírico de la vertiginosa decadencia del bloque
socialista en los 80’s, como contraparte efectiva de la contradicción
economicista, el planeta asiste a la emergencia y posicionamiento de
un modelo global de dominación; el modelo capitalista se
reposiciona en el plano global como paradigma regente. Bajo una
nueva fase de acumulación a ultranza de las riquezas soportada en
la idea absoluta de Adam Smith “que la competencia privada libre de
regulaciones produce y distribuye mejor la riqueza que los mercados
controlados por los gobiernos” (Microsoft Corporation, Encarta
2005), los capitales privados traspasan las fronteras de sus Estados
y se expanden como un cáncer mundial que se ramifica en todos los
lugares de la tierra, cooptando todos los ámbitos de la vida e
imponiéndose como pensamiento único. El mundo se abre a un
frenesí descontrolado de mercados internacionales mucho más
salvaje que cualquier otra expresión capitalista de la historia y que
39. hoy conocemos como Neoliberalismo. Por ello es importante
considerar al capitalismo, y su fase neoliberal, como el momento
histórico donde se constituye como modelo hegemónico a nivel
global.
Una cosa es clara y común entre esta y todas las culturas de las que
se tenga conocimiento: el posicionamiento paradigmático de un
modelo como hegemonía se posibilita en cuanto actúa coordinada y
consecuentemente sobre todos los ámbitos de la vida, desde las
representaciones del cuerpo y las interacciones cotidianas con los
otros (y lo otro) hasta las supraestructuras económicas, políticas y
socioculturales, o en palabras de Pierre Bourdieu (2000):
“la concordancia entre las estructuras objetivas y las
estructuras cognitivas (subjetivas), entre la conformación
del ser y las formas de conocer, entre el curso del mundo y
las expectativas que provoca, permite la relación con el
mundo que Husserl describía con el nombre de <<actitud
natural>> o de <<experiencia dóxica>>, pero olvidando las
condiciones sociales de posibilidad. Esta experiencia
abarca el mundo social y sus divisiones arbitrarias,
comenzando por la división socialmente construida entre
los sexos, como naturales, evidentemente, y contiene por
ello una total afirmación de legitimidad” (Bourdieu,P. 2000;
21)
40. A decir de Gramsci respecto a la cuestión hegemónica en general
(que nos permite referirnos a la hegemonía neoliberal), esta se da
cuando un grupo fundamental (en este caso la burguesía) que
busca unos intereses corporativos logra generar alianzas con otros
grupos de poder a los que incluye, fusiona y subordina en sus
interés y objetivos (económicos, políticos, intelectuales y morales),
asumiendo la orientación y dirección de la alianza más allá de los
intereses corporativistas a través de la ideología11, es decir,
introduciendo “una nueva dimensión indisoluble a la dirección
política, que es la dirección intelectual y moral” (Mouffe Ch.; 194).
“la hegemonía no se presenta en una alianza de clase
puramente instrumental a través de la cual las
reivindicaciones clasistas de las clases aliadas se
expresan en términos de la clase fundamental, mientras
cada grupo conserva su propia individualidad y su propia
hegemonía al interior de la alianza. […] la hegemonía
involucra la creación de una síntesis mas elevada, de modo
que todos sus elementos se funden en una <<voluntad
colectiva>> que pasa a ser el nuevo protagonista de la acción
política que funcionara como sujeto político mientras dure esa
11
El concepto de ideología en Gramsci es posible entenderlo como la visión conciente del mundo que tienen cada
sujeto, construida a partir de las prácticas sociales cotidianas, es decir, como subjetividad colectiva introyectada por
cada agente social, que se constituye en repertorio de acción del sujeto, lo que implica su existencia material en
prácticas concretas y en instituciones y aparatos plenamente definidas (la familia, la escuela, la religión, el Estado,
los medios de comunicación, etc.), que a decir de Chantal Mouffe, “cuyo papel practico-social es indispensable en
todas las sociedades”. La ideología pensada en estos términos se entendería como una práctica productora de
sujetos. (Mouffe Ch. 197-203)
41. hegemonía. Es a través de la ideología como se forma esa
voluntad colectiva, toda vez que su existencia misma
depende de la creación de una unidad ideológica que servirá
de <<cemento>>. […] puesto que la formación de la voluntad
colectiva y el ejercicio de la dirección política depende de la
existencia misma de la dirección intelectual y moral”. (Mouffe
Ch. 194).
Además de las alianzas, la clase fundamental ejerce el control
coercitivo sobre otros grupos subordinados, neutralizando o
anulando sus pretensiones de clase incluso desde el ejercicio de la
fuerza. Esto le permite la instauración de su condición hegemónica
desde el ejercicio del poder político, moral, intelectual y físico. De
esta manera, el control hegemónico de una clase como paradigma
recorre dos caminos necesarios en su posicionamiento: por medio
de la construcción de amplios consensos con los grupos aliados y a
través de la apelación del recurso de la violencia como mecanismo
coercitivo hacia los grupos opositores, donde en ambos casos sus
intereses corporativos como grupo fundamental se mantienen,
haciendo que estos (sus intereses corporativos) se asimilen, sientan
y reconozcan como colectivos.
Quizás eso lo ha logrado entender las clases dominantes que
controlan hoy por hoy el gobierno estadounidense; de tal forma,
generan todo una serie de condiciones para captar aliados en los
países latinoamericanos, quienes son los mismos que ostentan el
42. poder económico y político, por un lado, mientras someten a la
fuerza a los grupos contrarios, entre los que se cuentan los sectores
populares y las organizaciones sociales autónomas que pelean por
un país distinto. Tal como lo plantea Ana Esther Ceceña:
“la manera capitalista de apropiarse de los saberes
colectivos, de dominar la naturaleza, de acumular riquezas y
reenfrentarse a los trabajadores es a través de su
objetivación en una serie de instrumentos y maquinas que se
presentan, en el imaginario capitalista universalizado, como
las únicas y verdaderas fuerzas del progreso y la
competencia. No obstante esa percepción naturalizada de los
instrumentos y formas capitalistas de producción, la
tecnología es el núcleo de definición o síntesis del grado de
apropiación-desposesión alcanzado, es decir, la medida de la
concentración de riquezas, conocimientos y capacidades que
hacen de las relaciones sociales relaciones de poder.
La hegemonización de esas relaciones, la facultad del
hegemón de generar el reconocimiento universal de un orden
social en el que los instrumentos de dominio
connaturalizados, requiere de una construcción simultánea
en varios planos:
Militar, creando las condiciones reales e imaginarias de
invencibilidad.
43. Económico, constituyéndose en paradigma de referencia y
sancionador en última instancia.
Político, colocándose como hacedor y árbitro de las
decisiones mundiales.
Cultural, haciendo de la propia concepción del mundo y
sus valores la perspectiva civilizadora reconocida
universalmente” (Ceceña, A. 2003; 31)
De facto, lo que se advierte es una intrincada y simultanea
relación de estas dimensiones en el ejercicio del posicionamiento
hegemónico, situación que es bastante obvia si consideramos los
dos componentes primordiales del Plan Colombia: su estrategia
Militar y sus componentes sociales; ambos íntimamente ligados
en la construcción de un modelo de sociedad funcional a los
preceptos del regente, es decir, a la fórmula mágica propuesta
por los dos últimos gobiernos colombianos: con seguridad hay
inversiones, con inversiones hay empleo, educación, salud, con
estos elementos hay calidad de vida. Para que haya seguridad
hay que acabar con el narcotráfico, y para ello se utilizaran los
medios que sean necesarios.
En el terreno analítico, lo que la retórica y la acción instan es a la
construcción de un sistema social donde la estabilidad societal sea
producto de la preservación a ultranza del orden y la seguridad –
desde luego el orden y la seguridad del capital y sus agentes-, que
se logra ejerciendo un control asimétrico de un recurso socialmente
44. escaso, a través de la imposición de reglas de conducta personal por
la fuerza física y las armas; en lo que finalmente se traduce es en la
insinuación y apología a un sistema relacional en la vida civil
caracterizado por el desarrollo de prácticas y hábitos que
promueven una sociedad estructurada bajo el régimen del terror,
aludiendo a las relaciones de poder vía el ejercicio de la fuerza, la
coerción y relaciones de subordinación, propios de la disciplina
castrense, toda vez que la disertación y el conflicto social tiene una
condición anómala y disfuncional a la estabilidad del sistema, por
lo tanto es imprescindible su eliminación a toda costa. Esto es a lo
que denominaremos Militarización de la vida civil.
Con todo lo anterior, digamos que la Militarización de la vida civil
no se reduce solamente a la elevación de la “capacidad militar del
Estado para garantizar su seguridad, recuperar la legitimidad y
fortalecer su poder” (Castro G., 2003: 51) sino que además implica
la compleja relación ideológico-política de construcción de
imaginarios castrenses como pautas relacionales de la cotidianidad
en la vida civil. Una involución en términos de las nociones
contractualistas de la fundación del Estado, desde la visión
hobbesiana, pues precisamente el Estado es el producto de un
contrato social que le permite al individuo salir del estado de
barbarie en el que vive expuesto constantemente a una “trilogía de
la discordia” (competencia - desconfianza - gloria), para instaurarse
en la vida civil como escenario colectivo donde se garantiza la paz y
45. la tranquilidad bajo la trilogía de la concordia (autoridad -
reconocimiento – legitimidad).
De la retórica a la práctica
Bajo estas herramientas construidas por el Equipo Regional de
Investigación como carta de navegación, asumimos en conjunto la
tarea de afrontar el reto de desarrollar un ejercicio investigativo
sobre el tema “Impactos del Plan Colombia” con elementos
innovadores. Sin embargo, el reconocimiento de las distintas
dinámicas locales fue un punto de reflexión continua que llevó a
cada equipo local a redefinir las estrategias para abordar el tema en
cada zona, siempre partiendo del principio que los procesos
investigativos desde y para las comunidades son una buena
estrategia para la calificación de los procesos organizativos, que
posibilita el autorreconocimiento y apropiación de sus propias
realidades, con sus respectivas causas y consecuencias.
En el Centro del Valle se optó por dos estrategias: el seguimiento de
prensa, con el periódico local “el Tabloide”, y las entrevistas
semiestructuradas, pues la complicada situación de orden público
impidió el trabajo de reflexión colectiva amplia en los contextos
comunitarios.
En el caso particular de Buenaventura y dentro de las comunidades
de los consejos comunitarios de ladrilleros y sus alrededores y de
46. Alto y Medio Dagua, con los cuales se desarrolló esta investigación,
se trabajaron dos estrategias fundamentales: los talleres
investigativos, donde participaron líderes y lideresas de las
comunidades en cada sub zona, y las entrevistas en profundidad
con algunos caso tipo, bajo el objeto de posibilitar la socialización
comunitaria, en función del establecimiento de los efectos de este
fenómeno, ya que existían las condiciones para el trabajo colectivo
por los procesos de organización que adelanta el PCN (Proceso de
Comunidades Negras) y las reflexiones en torno a la obstaculización
del disfrute de los derechos como grupo étnico, propio de su
dinámica orgánica.
En Cali, el trabajo de campo se concentró en focalizar algunos casos
tipo, dada la amplitud de experiencias (número de jóvenes que han
participado del Programa Jóvenes en Acción) que podrían dar
cuenta de la información requerida. El contexto seleccionado
dependió de tres factores: por reunir las características y alguna
población vinculada al tema de estudio, por la posibilidad real de
acceso a las fuentes de información y por el trabajo en otros niveles
adelantado por miembros del equipo en la zona. Con esta población
se trabajaron dos estrategias: entrevistas semi estructuradas y
grupo focal.
Desde la experiencia vivida insistimos en la posibilidad que brinda
la tarea investigativa con respecto al auto reconocimiento de la
realidad por parte de las comunidades y la sistematización de
47. información y experiencias claves que faciliten el fortalecimiento de
sus dinámicas organizativas, la denuncia, la reivindicación, la
planeación y desarrollo de acciones comunitarias, en función de sus
derechos. Un valor agregado para continuar con los proceso
investigativos, convirtiéndolos además en justificación y pertinencia
práctica, más allá del mero ejercicio de conocer.
Capitulo III
CENTRO DEL VALLE DEL CAUCA:
Narcotráfico + militarización = paz, una ecuación engañosa.
Seria reduccionista y sesgado tratar de entender una dinámica
social tan compleja como la que presenta el centro del Valle en el
contexto de implementación del Plan Colombia sin considerar las
condiciones físicas en las que tiene lugar y el proceso histórico de
violencia y narcotráfico que hoy se convierten en el enlace
perentorio para que, desde la visión del regente, se justifique una
acción de guerra contradictoria a las intenciones de paz que se
proclaman como sentido y objetivo último del Plan.
Este aparte procura escudriñar, a manera de contextualización
amplia, la historia de los recientes proceso de violencia, narco
paramilitarismo y la conexión con estrategias de Plan Colombia,
para reafirmar algunas conclusión sobre los efectos de la guerra
desatada en el panorama del Plan Colombia, desde algunas
inferencias de carácter más cualitativo logradas desde varias
48. estrategias investigativas que buscan reconstruir los sucesos y
recuperar las vivencias de los actores populares, personas de las
comunidades que han vivido en carne propia la situación.
Para ello, utilizamos algunos datos de fuentes oficiales como la
contraloría, el Codhes la Policía y las páginas web oficiales de la
gobernación del departamento. A su vez, el seguimiento de prensa,
en especial de la prensa local (el Tabloide) y algunos periódicos
regionales (como el País, de Cali) combinada con una suerte de
entrevistas semi estructuradas a miembros de distintas
comunidades de Tuluá, San Pedro y Bugalagrande, se constituyen
en el factor central y prioritario de donde se reconstruyen los
hechos y se infieren los análisis y las conclusiones.
Sobre el paisaje, el clima y la economía:
En el centro del departamento del Valle del Cauca se ubican los
municipios de Buga, San Pedro, Tuluá, Bugalagrande y Andalucía,
asentados mayoritariamente sobre la margen derecha del valle del
rio Cauca, allí donde las cordilleras occidental y central disminuye
la distancia que las separa, constituyen un cordón principal de
núcleos poblacionales del departamento, con un aproximado de
366.368 habitantes (Buga 114.439, Tuluá 184.732, Bugalagrande
49. 25.084, San Pedro 14.754, Andalucía 27.377)12, en una densidad
demográfica promedio de 151 habitantes x km2.
En suma los 4 municipios logran una extensión territorial
aproximada de 2.433 km2 (Buga 832 km2, Tuluá 819 km2,
Bugalagrande 374 km2, San Pedro 240 km2, Andalucía 168 km2), es
decir, el 11% de la población departamental.
La topografía centro-vallecaucana esta determinada por dos
elementos fundamentales: las zonas planas de los municipios, que
se ubican en los costados del río Cauca, en los cuales se asientan
las 4 cabeceras municipales; y las zonas altas o montañosas,
correspondientes a la extensión rural de los municipios hacia la
cordillera central. Esto implica un amplio espectro climático que
varía de los 27º C a 20º C, dada las distintas alturas que oscilan
entre los 491 m.s.n.m. en Bugalagrande hasta los 1.350 m.s.n.m.
en la zona alta del San Pedro.
Bajo estas condiciones geográficas, la zona centro del departamento
advierte un importante ramal de afluentes hídricas que descienden
de la zona montañosa y alimentan directa o indirectamente el
cauce del río Cauca; entre otros, se cuentan con el río
Bugalagrande, el río Tulúa, el río San pedro, el río Guadalajara, el
río Morales; algunas afluentes menores como la quebrada la Luisa,
la quebrada Zabaletas, la quebrada Artieta, laguna de las mellizas,
12
Fuente: gobernación del Valle de Cauca – website: www.elvalle.com.co/elvalle/municipios
50. el zanjon del sastre; y una vasta red de subcuencas entre las que
contamos: los trópicos, Santa Isabel, Frazadas, Canadá, Tibi,
Chorreras, Peñas Blancas, Quebrada grande, la FE, San Miguel,
Norcasia, Los Mirlos, Chorros Blancos, etc.,
Las características anteriores, geográficas e hidrográficas, dan a la
postre con una versátil oferta de producción agroalimentaria, que
combina la economía tradicional del pan coger y la mediana
producción, especialmente entre la extensas población de las zonas
rurales de estos municipios. Básicamente los cultivos están
asociados la explotación de frutales (lulo, tomate, maracuya, mora,
tomate de árbol, naranja, aguacate, limón, zapallo, guanábana,
guayaba, mango, uvas), legumbres y tubérculos (lechuga, repollo,
pepino, pimentón, arracacha), algunos cereales y granos (maíz,
soya, sorgo) y otras especies herbáceas (tabaco, plátano, café, caña
panelera). El cultivo de estos productos se combina con la práctica
tradicional de cría de especies menores (pollos, gallinas de patio,
cerdos, patos, bimbos, ovejas, etc.) que sirven de complemento para
la dieta alimentaría o como posibilidad de comercialización en las
plazas de mercado de los centros urbanos y las cabeceras
municipales.
Sin embargo y en contrastes con el escenario anterior, en el centro
del Valle se ha asentado un buen número de empresas del sector
agropecuario, que con proceso de tecnificación realizan una
explotación industrial a gran escala del recurso vegetal y animal de
51. la zona. Entre otras, se resalta el monocultivo intensivo de caña de
azúcar, especialmente hacia las zonas planas de los municipios,
dada la presencia del ingenio Río Paila; la ganadería tecnificada en
la hacienda Lucerna; la explotación industrial porcina y de aves
(aves de engorde y de postura), estas últimas en centros avícolas de
gran magnitud.
De todas maneras, la economía de la región basada en el desarrollo
de la actividad agropecuaria –especialmente la industrial- dinamiza
los otros sectores de las economías locales, es decir, vincula gran
parte de la población económicamente activa al aparato productivo.
En San Pedro, por ejemplo, en el área de la industria se destacan la
fabricación de tacos para billar surtiendo diferentes ciudades del
país, igualmente existen industrias de tejas de barro y ladrillo y
cofres fúnebres, dos multinacionales: PISA (administradora de
peajes) Y PROACTIVA (recolección y disposición final de residuos
sólidos), las cuales han ocupado personal de los municipios vecinos,
utilizando solo la población sanpedreña para los puestos de
operarios o barrenderos, pese a contar en el municipio con una gran
cantidad de profesionales en las diferentes áreas. Hacia
Bugalagrande la multinacional Nestlé es una fuente mayoritaria de
empleo local.
Por otro lado, las administraciones municipales y las instituciones
del Estado (especialmente colegios y hospitales) recogen otro tanto
de la población económicamente activa. No obstante, las reformas
52. laborales que han golpeado fuertemente el sector público, han
conducido a una disminución ostensiblemente del personal
vinculado al sector.
Por su ubicación geográfica Tulúa juega un papel de centro
equidistante entre Cartago, Armenia y Pereira, centros urbanos
importantes del norte del Valle, Quindío y Risaralda, por una parte
y Cali, la capital del Departamento, por otra la otra. A su vez, Tuluá
está ubicada entre los municipios del centro del Valle del Cauca, a
los cuales sirve de “Puente” e intermediario comercial, industrial y
prestador de servicios, convirtiéndose en epicentro regional, con la
infraestructura vial y de transporte necesaria que le permite influir
sobre una amplia zona en su entorno geográfico.
Por su parte, el sector informal de la economía, evidenciado en
ventas estacionarias y callejeras, comercialización de frutas,
comestibles (manjarblanco, fritangas, comidas rápidas, etc.),
artesanías, juegos callejeros de azar (chancees, loterías, rifas
semanales), evidencian un aumento considerable, y hoy por hoy
dinamizan buena parte del flujo de capital al interior de los
municipio, complementando el panorama socioeconómico del centro
del Valle.
Las comunidades organizadas alrededor de las Juntas de Acción
Comunal, ligas de usuarios de algunos servicios públicos (salud,
servicios domiciliarios), madres comunitarias, asociaciones de
campesinos y pequeños productores, algunas organizaciones
53. ambientales, de adultos mayores, madres cabeza de hogar y ong´s
en general, componen el panorama organizativo surgido desde las
bases populares de la región; y junto a ellos las histórica lucha de
las organizaciones sindicales de los municipios y las factorías
instaladas en la zona, como posibilidad siempre viva de la
reivindicación de los derechos de los trabajadores y de los sectores
populares en general.
Una historia de conflictos y violencias
La violencia ha sido tema de profundo estudio en nuestro país desde
hace ya mucho tiempo. Las distintas guerras civiles de del siglo XIX
y principios del XX y la violencia partidista de mitad de siglo ocupan
un importante capítulo de la historia nacional, de la cual el
departamento del Valle no podría ser ajeno, en especial su zona
céntrica, donde muchos de los factores confluyeron para que las
oleadas genocidas hicieran presencia.
En el centro del Valle hubo “pájaros”13 y señaladores para aniquilar
a los contrarios. Basta recordar, por ejemplo, a los tristemente
célebres “lamparilla”, “pájaro azul”, “caballito”, “la pacha”,
“aluminio” y “mala sombra”. En esa época muchos tuvieron que
13
Durante la época de la Violencia partidista en Colombia se conocieron como “los pájaros” a los grupos de
asesinos de filiación conservadora que perpetraron múltiples asesinatos selectivos y matanzas de carácter contra los
miembros del partido opositor, los liberales. Los “pájaros” se constituyeron en una suerte de brazo armado ilegal del
partido oficialista en el gobierno, durante los años 48 al 56. sus modos operando incluían un amplio repertorio de
torturas, abusos a la población civil y asesinatos atroces como mecanismo de intimidación y fundación de terror entre
la población.
54. salir embarcados en vagones del ferrocarril con destino a Zarzal,
Cartago y Palmira, ciudades refugio de liberales. Tulúa y sus
alrededores llevan en su memora la historia del “Cóndor”, hombre
humilde que vendía quesos y cuyos principios lo llevaron a
perpetuar muchos asesinatos para que, según él, el país no se
derrumbara. Los mayores de Bugalagrande aún recuerdan a los
Hermanos Euclides y Marcelino Gómez, asesinados en el prostíbulo
“Luna Park”; al telegrafista Alfonso López, ultimado en su oficina; a
Baudillo, el abastecedor de legumbres de las Hermanas vicentinas;
a los “ultimados” por Lamparilla en el “Café Regina”, en la esquina
que hoy ocupa el Banco de Colombia. Y eso solo por mencionar
algunos de tantos que fueron sometidos a los vejámenes de una
violencia indolente, visceral e indómita.
Cuando se creía que se había dado vuelta a la página de violencia,
ya corriendo la década de los 80’s se anuncia una vertiginosa
presencia de los grupos insurgentes en las partes altas de la región:
sobre la cordillera occidental el Frente “Luís Carlos Cárdenas” del
Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el 30 frente de las FARC - EP
(Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del
Pueblo), en un radio de acción que extendía sus operaciones hasta
las estribaciones de Buenaventura; sobre la cordillera central la
presencia del sexto frente de las FARC – EP y una columna del
Jaime Bateman Cañón, del M-19.
55. Para este tiempo, la presencia de los grupos insurgentes ponen en
alertas a las autoridades locales y nacionales que ven amenazada la
ya deteriorada legitimidad del Estado y su cada vez mayor
incapacidad de gobernabilidad. De allí que muchos de los
pobladores de estas zonas fueran asesinados, desaparecidos,
detenidos y torturados, sindicalizándoseles de pertenecer a una u
otra organización. Un terrorismo de Estado con el que antes de
preservar las instituciones, se ha aprovechado para perpetuar los
status quo de gamonales y caciquismos de las regiones, un efectiva
estrategia de reforma agraria amañada a los intereses personales de
una elite nacional.
Hacia finales de los 80’s e inicios de los 90’ el escenario se
complejiza con el fortalecimiento y consolidación de las mafias de
narcotraficantes y el cartel del norte del Valle. Acentados en la
cordillera occidental, buscan ejercer el domino y control territorial
para el cultivo, procesamiento y comercialización de estupefacientes
(coca y marihuana) y el lavado de activos.
La presencia de los capos de la mafia se hace más fuerte en los
municipios del Norte y centro del Valle (Cartago, Roldadillo, La
Victoria, La Unión, Bolivar, Trujillo, Riofrío, Restrepo, La Cumbre,
Dagua), contando con una estructura armada cada vez mas fuerte y
consolidada, con una mayor infraestructura logística que les
permitía moverse fácilmente por las zonas y con una complicidad
informativa y operativa por parte de agentes del Estado, comprados
56. con los dineros del ilícito, entre los que se cuentan miembros de las
fuerzas militares y de policía (especialmente del Batallón Palace de
Buga y las estaciones de policía de todos los municipios).
La estructura de los grupos de narcotraficantes hacia el centro del
Valle estaba a cargo de Henry Loaiza, “el alacran”, y su
lugarteniente Diego Montoya, conocido en su entonces como “el
Tío”, hoy por hoy “don Diego”, quien era el responsable del brazo
armado de la organización, con la que constituyó su propia
autodefensa. Más adelante “don Diego” protagonizaría una de las
más cruentas guerras para consolidarse como jefe único de carteles
enfrentando a su más acérrimo oponente, Wilber Alirio Varela,
“Jabón”; en esta estructura también participó Jesús Herrera
Saldarriaga, alias “bananas” y más hacia el norte del departamento
los hermanos Urdinola Grajales, quienes detentaron el poder hasta
sus capturas o asesinatos.
Sin embargo, el auge del narcotráfico a nivel nacional concentró
atenciones sobre las mafias de Medellín y Cali, con Pablo Escobar y
la alianza entre las Familias Santacruz y Rodríguez Orejuela
respectivamente, mientras en el centro del Valle el negocio florecía
con el apoyo y la connivencia de la fuerza pública de la región era
evidente; así lo demuestran las investigaciones adelantadas por las
masacres de Trujillo (1986-1994) o la masacre en la vereda Alaska
del municipio de Buga (1994), por tomar tan solo dos ejemplos.
57. En el primer caso (Trujillo) la alianza Fuerza Pública, narcotráfico y
sicariato desató una ola de muerte contra la población habitante de
las áreas rurales y urbanas de los municipios de Trujillo, Riofrío y
Bolívar. En el transcurso de estos años fueron torturados y
asesinados alrededor de 300 pobladores de esta región, en su
mayoría campesinos.
Después de ser sacados de sus casas o sitios de trabajo las
personas eran llevadas a las fincas de los narcotraficantes de la
zona para ser brutalmente torturados, asesinados y sus cuerpos
después de ser descuartizados con motosierras eran arrojados a las
aguas del río Cauca.
Tras la conformación de una comisión de investigación se pudo
establecer que durante el periodo 86 – 94 se ejerció una práctica
sistemática de eliminación de varias vidas humanas que tuvieron
participación en primer y segundo orden de agentes directos e
indirectos del Estado, algunos de estos crímenes aún se encuentran
en estudio pues no han sido lo suficientemente esclarecidos14
Muchas de las personas víctimas de estas masacres eran líderes
campesinos y cívicos que hacían parte de los proceso organizativos
que se venían desarrollando desde el Trabajo del Padre Tiberio
(quien también fuera asesinado con un grupo de acompañantes) de
14
La identidad de las personas asesinadas en este trágico pasaje de la historia del centro del Valle puede consultarse
en la revista de Justicia y Paz “monumento a las víctimas de los hechos violentos de Trujillo”.
58. la Asociación nacional de Usuarios Campesinos (ANUC) y el
Instituto Mayor Campesino (IMCA)
En la masacre de campesinos en la vereda Alaska (1994), fueron
asesinados 4 campesinos pertenecientes a la Junta de Acción
Comunal, a manos de la policía de la región, quienes llegaron a
ultimarlos de manera encubierta acusándolos de ser guerrilleros de
las FARC – EP.
Bugalagrande también padeció su propio viacrucis. Entre los años
90 a 96 son asesinados 9 sindicalistas, 3 líderes de partidos de
izquierda y un alto asesor de la Alta comisión del congreso que
estudiaba la masacre de indígenas en Caloto (Cauca). En este
mismo periodo fueron perseguidos, capturados y torturados
alrededor de 15 líderes sociales, dentro de los cuales se halla un
sindicalista de Sintramunicipio Bugalagrande y 14 miembros de la
organización “A Luchar”, organización que había iniciado una
campaña política en la región proponiendo el abstencionismo
electoral; “a luchar” vivió un proceso de persecución y exterminio de
su base social en Cali, Yumbo, Tuluá y Trujillo, donde en
numerosos allanamientos a oficinas sindicales y residencias fueron
sindicalizados 45 de sus miembros de pertenecer a la célula urbana
“Omaira Montoya” del ELN, en la operación conocida como
“operación relámpago”. A su vez, 7 profesores pertenecientes al
Sindicato Único de Educadores del Valle (SUTEV) fueron
amenazados y desplazados por el conflicto.
59. Dos últimos ejemplos que nos atrevemos a retomar corresponde a:
la masacre perpetuada en Riofrío (1994). Bajo los mismos patrones
de agresión y los mismos intereses económicos de los
narcotraficantes se llevó acaba la masacre en la vereda El Bosque,
corregimiento de Portugal de Piedras. 13 campesinos de la región
fueron torturados y asesinados. Ésta masacre sería presentada por
el ejército como un enfrentamiento entre tropas del ejército y una
columna del frente Luis Carlos Cardona. Los cuerpos de los
campesinos fueron vestidos con prendas militares y les colocaron
armas, como una forma de desvirtuar los hechos.
Una serie de asesinatos y 42 desapariciones en el municipio de
Restrepo, vereda san Salvador. Estos crímenes contra la
comunidad salvadoreña han sucedido de manera selectiva y
sistemática en periodos aparentemente aislados pero corresponden
a la misma lógica de intereses del narcotráfico con la complicidad de
terratenientes, la administración municipal y las fuerzas militares.
El desarrollo de estos hechos tiene una relación directa con la
dinámica que el narcotráfico toma en la región, ya que en la
búsqueda de ampliar su poderío empiezan a eliminar a todo el que
se interponga a sus intereses: campesinos, organizaciones
campesinas y populares, sindicatos y grupos insurgentes. Los
hechos muestran que se pasan de los cuerpos de seguridad propia
(como Coproseg, formada por Don Diego) a la conformación de una
60. estructura fuerte y consolidada, que además de actuar de manera
conjunta con el ejército y la policía, tiene toda la infraestructura
para garantizarse la movilización por estas zonas y cometer los
crímenes que “halla que cometer”.
El negocio de la droga descarga una guerra a ultranza por el
dominio y control territorial, para cultivar y procesar la coca y la
marihuana pero también para garantizar su tránsito libre y efectivo.
Esto implica que en el centro del Valle (como en muchas otras
regiones del país) la guerra entre narcotraficantes e insurgentes se
intensifique, es decir, que se constituyan cuerpos armados propios
de los narcotraficantes, las autodefensas, como estrategia
garantizadora para la efectiva lucha y control territorial. Los narcos
y los grandes hacendados son en principio los agenciadores del
paramilitarismo, creando sus ejércitos personales y comprando las
conciencias de los militares para pelear contra su “enemigo
natural”: la insurgencia. Tras la aparente guerra política con el
movimiento insurgente que opera en la zona lo que se esconde es
una lucha frontal contra la población campesina por los intereses
que existen sobre la tierra por parte de terratenientes,
narcotraficantes y multinacionales.
Si el inicio de la década de se proclamó como la apertura hacia un
cambio que pretendía lograr la tan anhelada democracia, con la
desmovilización de algunos grupos insurgentes, el proceso de la
constituyente, la apertura económica etc., sin lugar a dudas el
61. imaginario de optimismo, reconciliación y paz fue desdibujado una
vez más ante el acontecer político extramuros contra quienes
miraron con escepticismo este tiempo.
La década inicia con una doble manera de construir y destruir el
país: la ficción de la vida pública de los medios de comunicación (los
lobbies, las entrevistas) y el mundo subterráneo de las dediciones
políticas fuertes y los órdenes de facto15 en las micro regiones. Un
periodo difícil en todos los niveles, donde la profundización de la
brecha social (ricos – pobres) polarizo las relaciones sociales y
profundizó conflictos de vieja data, llevando a desenlaces
lamentables, crímenes que a pesar de toda la información existente
sobre los autores materiales e intelectuales, han quedado en la más
completa impunidad.
La década de los 80’s y mitad de los 90’s nos muestra la
agudización de los procesos de intolerancia social expresado en la
persecución, asesinato, criminalización y genocidio de amplios
sectores sociales considerados indeseables por su condición social
económica y política. Lo más grave es que para todos los fenómenos
mencionados existen velos que se superponen para justificar y
15
El término es acuñado por la Investigadora de la universidad de Caldas Maria Cristina Palacios (2004), en los
estudios acerca del desplazamiento forzado. Para ella los órdenes de facto son la estrategia agenciada por los
distintos actores que participan del conflicto (insurgencia, paramilitares, miembros de la fuerza pública), que se
mueven al margen de la ley y en cuyo modo operando juega prioritariamente la utilización de la fuerza y la apelación
al recurso de la violencia, muchas veces atroz y cruel, para establecer el sistema de control y dominación propio a los
intereses de cada cual.
62. legitimar la muerte como parte del devenir histórico del país. Los
medios de comunicación a afectado la opinión pública fortaleciendo
imaginarios de venganza y justificando la comisión de estos
crímenes, sean quienes sean los autores, no han escudriñado en las
causas y las graves consecuencias que esto ha generado en la vida
política y social del Valle del Cauca.
Como vemos, el tema de la violencia no es nuevo para el Valle del
Cauca, la vinculación a las dinámicas del narcotráfico es evidente e
innegable, sin embargo la importancia radica en reconocer los
elementos particulares, contextuales, en los que las coyunturas se
sobredimensionan ante los problemas estructurales y a la postre se
establecen mecanismos de contingencia coyunturales, que nunca
han logrado dar respuesta efectiva a las necesidades y problemas
estructurales del país, además con un agravante: las respuestas
coyunturales son los velos que permiten agenciar mecanismos más
elaborados de dominación de las elites mientras calman la opinión
pública o acallan las voces divergentes.
De esta forma podríamos entender como en definitiva el Plan
Colombia no ha sido otra cosa que la continuidad de un proceso
inacabado de guerra, o si se quiere, la legitimación y legalización de
una estrategia que ya agoto su recurso “clandestino”, subterfugio, y
que hoy busca recomponerse en los imaginarios colectivos para
perpetuar el estatus que otrora le ha sido esquivo.
63. Para ello es necesario identificar a continuación el precedente
inmediato del narcotráfico en la zona centro - vallecaucana
Un binomio perverso: narcotráfico + AUC.
“ayer la soledad se había apoderado del
caserío y sus 40 casas permanecían
vacías. Todos los pobladores abandonaron
el lugar. Las paredes y puertas de algunas
viviendas fueron pintadas con consignas
de las AUC. Los equipos de la sede de
Telecom destruidos, al parecer por el grupo
que incursiono en el pueblo”
(Diario el País, agosto 1 – 1999)
Hacia 1999 la expansión paramilitar de las Autodefensas Unidas de
Colombia (AUC) llega con mucha fuerza a los territorios del centro
del Valle. Las incursiones continuas en las zonas altas de los
municipios de Tuluá, San pedro, Bugalagrande y Buga, evidencian
el elevado interés de este grupo por controlar el territorio. El patrón
de acción se repite una y otra vez como muestra fehaciente de su
poder de intimidación y aniquilamiento.
64. Incursión paramilitar en zona Incursión paramilitar en zona
montañosa de San Pedro montañosa de Bugalagrande
“Ese noche llegaron tocando todas las “A mediados del 2.000, cuando
puertas, invitaban a las personas a aparecen los paramilitares, llegaron
una reunión en el parque y solo matando a unos campesino; el decir
dejaron los niños en las casas. de ellos era que tenían alguna relación
llegaron vestidos de camuflado y con con la guerrilla, en los primeros años
las letras en el brazo AUC, ese día que que he estado en Galicia siempre le
llegaron los paramilitares a Buenos escuche a la gente que decía que la
Aires empezaron a subir desde bien guerrilla se iba entrar, pero no fue así,
temprano. a 8 kilómetros de Galicia entre la iba
la Uribe Sevilla hay un pueblito que se
Hicieron dos filas y separaron a llama Paila Arriba, allí se han metido
Héctor y a Luís Fernando, les dijeron la guerrilla como dos veces, llegaron a
que se podía ir pero Luís Fernando finales del 2.000 porque decían tenían
seguía allí viendo lo que pasaba, que ver con la guerrilla.
entonces ellos se devolvieron y la
asesinaron, en cambio a la esposa de Después de haber matado a tres o
Héctor le habían advertido en horas de cinco personas convocan a la
la tarde que los paramilitares llegaríanpoblación a una reunión y le explican
que ella debía cargara un niño por qué estaban allí. Convocaron a los
cualquiera y no diera su verdadero hombres a que los acompañaran y le
nombre, para que no la mataran. pagaban $350.000 y que si tenían
cuando la muerte lo llama a uno es fusiles se los compraban a
una cosa muy critica $25.000.000, que estuvieran
tranquilos que solo la geste que
A los niños los dejaron en su gran estaban ajusticiando era los que
mayoría encerrados tenían vínculo con la guerrilla,
algunos los desterraron de allí, ellos
En la reunión no sé qué les dijeron al tenían sus lista negras ,
pueblo, solo sé que mataron a Héctor
y Luís Fernando, después de
asesinarlos se fueron, esa noche nadie A la gente la ajusticiaron.
durmió solo nos preocupaba que Directamente Iban a las casas y se los
hacer con los cadáveres fue esta decían: les doy tantos días para que se
acción la que inició el desplazamiento. vallan alguno se resistieron o no
creyeron y los mataron.
Allí es donde dicen que vinieron a
quedarse y que volverían, pero En una oportunidad yo iba en
cuales!... a los tres días estaban otra diferentes veredas, notaba que ellos
vez aquí, llegaron enojados por la
interrumpían mucho los eventos
gente que se había desplazado. familiares, se ubicaban en las salas de
Dijeron que los que se habían ido era las casas dos o tres de ellos se
por miedo porque eran colaboradores; estaban allí varios días, se dice que
entonces empiezan a saquear las
65. tiendas y destruyen las cabinas de ellos eran respetuosos, nunca escuche
tele-Tuluá y saquean el puesto de de violaciones, pero si estos jóvenes se
salud y las remesas de los involucraron con las muchachas y
campesinos, lo que no se comieron lo formaron familias algunas quedaron
tiraban al patio. hasta con hijos”.
Se estuvieron varios días y se Testimonio poblador de la zona
dedicaban a realizar los retenes donde
dejaban a las personas y les “La cosa empezó hace unos seis años
investigaban sobre todo los por porque para esa época llegaron los
menores de la región y sus vecinos”. paracos. Nos dimos cuenta primero
por esa cantidad de hombres y se
Testimonio poblador de la zona empezó a rumorar que se llevaban a
las personas o que mataron a fulano,
para ese tiempo ya vivíamos en el
pueblo y la gente bajaba y comentaba
que se encontraban los muertos en las
fincas y la gentes comenzaban a
investigar si las personas eran de
Galicia para ver si eran de alguna
vereda cercan, algunos de ellos era
desconocidos”.
Testimonio poblador de la zona
Simultáneamente, la lucha entre los “patrones de la droga” en el
centro del Valle toma una viraje escalofriante: una guerra sin
cuartel que cobra un elevado número de victimas (ver anexo 1:
actividades delincuenciales de los grupos narcoparmilitares). La
explicación es sencilla y perversa: después de la muerte de los altos
capos que conformaron el cartel del norte del Valle durante los 80’s,
comenzaron a sonar sus lugartenientes como protagonistas de las
nuevas mafias. La policía señala a Wilber Alirio Varela (alias
“jabón”), Diego Montoya Henao (alias “don Diego”) y Hernando
Gómez Bustamante (alias “rasguño”), como los nuevos jefes del
cartel.
66. La historia popular, recogida entre testimonios de gente cercana a
esta situación, narra que estos tres hombres se aliaron para
exportar toneladas de cocaína a Estados Unidos. Se adueñaron de
rutas, conformaron ejércitos privados y al poco tiempo ya estaban
en la mira del D.E.A. y los organismos de inteligencia
internacionales.
La presión de estos organismos logra la ruptura de esta
organización y es “Rasguño” quien decide buscar la justicia
norteamericana con el propósito de arreglar su situación; trato de
convencer a sus socios pero esto generó desconfianzas y alimento el
temor de posibles delaciones entre ellos. Es así como cada capo
toma su propio rumbo.
Al respecto existen dos versiones sobre el detónate de la guerra
entre los narcotraficantes:
1. durante algún tiempo estuvieron distanciados y sin hacerse
daño, pero en diciembre de 2002 los sicarios de Varela asesinan a
Miguel Solano en Cartagena, hombre de confianza de “don Diego” y
de amplio reconocimiento en Bugalagrande por su esposa que era
habitante de la zona.
2. Al parecer una rencilla por 500 kilos de coca fu la mecha para
detonar el poder delincuencial de estas organizaciones. Dos
narcotraficantes, “la iguana” y “don H”, sobrinos de Iván Urdinola
Grajales, se apoderan de un cargamento de coca perteneciente a