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SIGLO XIX. CRISIS DEL ANTIGUO RÉGIMEN.
LIBERALISMO. CAPITALISMO. ACONTECIMIENTOS
RELEVANTES
CRISIS DEL ANTIGUO RÉGIMEN:
En el siglo XVIII finalizó el proceso de transición del feudalismo al capitalismo en Europa
occidental. Se produjeron cambios sociales, económicos, políticos e ideológicos que
transformaron profundamente la organización social europea e iniciaron los tiempos del
capitalismo.
La crisis del siglo XVII, la última crisis de la sociedad feudal, fue seguida por importantes
reformas políticas —la monarquía parlamentaria inglesa— y por la difusión de nuevas
ideas —la Ilustración y el liberalismo—, que rompieron definitivamente con la mentalidad
feudal La clase social que impulsó estas transformaciones fue la burguesía. Sus deseos de
desarrollo económico y de participación la hicieron protagonista de una doble
revolución.Una revolución económica (Revolución Industrial) que se inició en Inglaterra y
que fue tal vez el proceso transformador más Importante desde los lejanos tiempos
neolítico. Una revolución política (Revolución Francesa) que señaló la primera gran derrota
de la nobleza y del absolutismo monárquico. Ambas revoluciones permitieron la
consolidación de una nueva sociedad capitalista. Su forma de organización económico-
social —basada en el trabajo de obreros y asalariados— y las ideas que la sustentaban —-el
liberalismo— se difundieron rápidamente por todos los continentes. La difusión del
capitalismo permitió superar muchos de los límites que imponía el orden feudal y, a la vez,
dio origen a nuevos problemas, crisis y conflictos. Fue Inglaterra el único país europeo en
el que durante el siglo XVII, se produjeron los cambios económicos, sociales y políticos
que transformaron la organización feudal de la sociedad. La producción agrícola se vendía
en el mercado, no existían trabas para la libertad de comercio, y la monarquía parlamentaria
aseguraba a los burgueses el impulso y la protección de las nuevas actividades económicas
y de la acumulación del capital que formaba la nueva riqueza.
En cambio, en el resto de Europa, durante los siglos XVII y XVIII, la organización
tradicional de las sociedades no se modificó. Bajo la protección de las monarquías
absolutas, la nobleza, propietaria de una gran parte de las tierras, mantuvo su posición de
grupo privilegiado. La agricultura continuó siendo la principal actividad económica y en
ella se empleaba más del 80 por ciento del total de la población europea. Las monarquías
absolutas europeas se propusieron controlar las actividades económicas y las relaciones
sociales, lo que también contribuyó a frenar los cambios.Mientras Inglaterra avanzaba hacia
una nueva forma de organización social, el resto de Europa mantenía las bases del antiguo
régimen. Pero en el curso de dos siglos, en algunas regiones antes que en otras, se fueron
consolidando los grupos sociales que impulsaron los cambios que, finalmente, destruyeron
el antiguo régimen. La Revolución Francesa de 1789 originó cambios tan profundos que
sus protagonistas fueron conscientes de que ellos estaban iniciando una nueva época para la
humanidad, construyendo un mundo distinto. Por eso, comenzaron a utilizar la expresión
antiguo régimen para referirse a la sociedad que existía antes de la Revolución. Con ella
querían marcar que el antiguo régimen precedía al nuevo, y también condenar al conjunto
de principios e instituciones en que se basaba la sociedad que habían destruido. En la
actualidad, la mayoría de los historiadores utiliza el concepto antiguo régimen para referirse
al orden social que existía con anterioridad al triunfo de la burguesía y del sistema liberal.
LA RESTAURACIÓN. CONGRESO DE VIENA
Después de la derrota definitiva de Napoleón, los monarcas absolutos del continente
europeo buscaron regresar a la etapa anterior a la Revolución francesa, lo que significó la
supresión de las medidas sociales, políticas y económicas dictadas por los ideales
revolucionarios del siglo XVIII, principalmente las referentes a las constituciones y al
postulado de la soberanía nacional, para dar paso otra vez al poder ilimitado de los reyes,
devolver a la nobleza y al clero sus privilegios, reconstruir el mapa de Europa que había
sido desfigurado por las conquistas y anexiones ocasionadas por la guerra, y replantear la
vida internacional con base en un sistema de seguridad conjunta y equilibrada que no
permitiera más revoluciones ni intentos de cualquier país por lograr la hegemonía
continental.
El conjunto de estas medidas conocido con el nombre de Restauración, fue un ideario que
afectó a la mayoría de los países europeos durante más de 20 años y cuyos principios
fueron aprobados en el Congreso de Viena.
La Restauración y la lucha entre liberales y monarquistas: Entre 1814 y 1815, los
representantes de las potencias europeas que habían vencido a Napoleón, pretendieron
terminar con la situación creada por la Revolución francesa y el Imperio napoleónico,
mediante la Restauración de los principios monárquicos del Antiguo Régimen, es decir, del
absolutismo.
Estos principios que trataron de implantar por la fuerza y con dificultades, no lograron
erradicar los ideales de la Revolución francesa ni frenar los cambios ocasionados por la
Revolución Industrial, ya que habían impregnado profundamente la mente y forma de vida
de gran parte de la población europea. Principalmente la burguesía no aceptó la vuelta al
Antiguo Régimen y en muchos países seguían manteniendo sus reivindicaciones liberales,
basadas en el constitucionalismo y la soberanía nacional, en la igualdad de todos los
ciudadanos ante la ley, y en la división del Estado en tres poderes independientes:
Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
Así, el enfrentamiento de estas dos posturas, la monarquista y la liberal, aunado a la
arbitraria división geopolítica de los Estados europeos y la imposición de gobernantes sobre
distintos pueblos, ocasionó el resurgimiento de movimientos nacionalistas con tendencias
independentistas o unificadoras que, junto con el auge del liberalismo con sus diferentes
tendencias moderada y democrática, llevó a Europa a una nueva etapa revolucionaria, la
cual comenzó en 1820 y fue adquiriendo más fuerza en los movimientos de 1830 y 1848.
La Restauración
Después de la derrota definitiva de Napoleón, los monarcas absolutos del continente
europeo buscaron regresar a la etapa anterior a la Revolución francesa, lo que significó la
supresión de las medidas sociales, políticas y económicas dictadas por los ideales
revolucionarios del siglo XVIII, principalmente las referentes a las constituciones y al
postulado de la soberanía nacional, para dar paso otra vez al poder ilimitado de los reyes,
devolver a la nobleza y al clero sus privilegios, reconstruir el mapa de Europa que había
sido desfigurado por las conquistas y anexiones ocasionadas por la guerra, y replantear la
vida internacional con base en un sistema de seguridad conjunta y equilibrada que no
permitiera más revoluciones ni intentos de cualquier país por lograr la hegemonía
continental.
El conjunto de estas medidas conocido con el nombre de Restauración, fue un ideario que
afectó a la mayoría de los países europeos durante más de 20 años y cuyos principios
fueron aprobados en el Congreso de Viena.
El Congreso de Viena
Después de todos los trastornos causados por las guerras napoleónicas, los principales
monarcas de Europa se reunieron en Viena bajo la dirección de las potencias vencedoras:
Austria, Gran Bretaña, Prusia y Rusia, donde se celebró un Congreso para liquidar los
innumerables
problemas internacionales. Estuvieron en el Congreso soberanos reinantes y representantes
plenipotenciarios de príncipes o Estados desposeídos que reclamaban la restitución de sus
dominios.
El Congreso se inauguró en octubre de 1814, y entre fiestas y recepciones duró hasta el 8 de
junio de 1815, cuando se firmó el acta final. Además del zar Alejandro I de Rusia, los
personajes más importantes fueron el canciller austriaco Metternich y el ministro de
Asuntos Exteriores francés Talleyrand.
Durante las reuniones del Congreso, hubo largas discusiones sobre diferentes temas, entre
ellos dos aspectos fueron los más relevantes:
• Establecer los principios teóricos que rigieron el periodo de la Restauración.
• Reorganizar el mapa de Europa.
Principios teóricos de La Restauración
Las grandes potencias definieron en el ámbito de la teoría política los principios para
definir el verdadero orden que debía prevalecer en Europa frente a los excesos y
desviaciones producidas por la etapa revolucionaria de finales del siglo XVIII y principios
del XIX. Estos principios fueron:
Legitimidad: Sólo tenían derecho a estar en el poder aquellos a los que Dios había elegido
por su herencia real, por lo que no importaba si eL gobernante no fuera de La misma
nacionalidad que sus súbditos. Esta legitimidad monárquica llevó de regreso al trono a las
dinastías reinantes antes de 1789 especialmente a tos Borbones en Francia.
Absolutismo: Al obtener el. monarca su poder de Dios, no debía ser frenado por ninguna
Constitución ni el principio de soberanía nacional.
Equilibrio: Fue un principio de inspiración británica que impedía la expansión de una
potencia a costa de otros Estados, con la finalidad de evitar conflictos en Europa.
Intervensionismo: Las potencias se comprometían a intervenir en aquellos territorios que,
perteneciendo a otra potencia, surgieran movimientos populares que pusieran en peligro los
otros principios señalados. Esto condujo a un sistema de alianzas y la realización de
congresos.
Congresos: Fueron foros donde se discutieron las formas de resolver los conflictos
internacionales y evitar que se empleara el recurso de la guerra para resolver disputas entre
naciones. Éste fue un principio que tuvo una enorme repercusión en la diplomacia
internacional.
Asistieron al Congreso quince miembros de las familias reales, doscientos príncipes y
doscientos dieciséis representantes de misiones oficiales. Durante su celebración se
realizaron numerosos festejos, recepciones, bailes, conciertos y banquetes, creando un
ambiente frívolo en el que se desarrollaron intrigas políticas y de espionaje.
Los representantes de las pequeñas potencias solo conocieron esta faceta del Congreso,
porque las decisiones importantes eran tomadas por exclusivamente por Gran Bretaña,
Austria, Rusia y Prusia. Francia pudo influir gracias a la habilidad política de su
representante Talleyrand.
El nuevo mapa de Europa
En el aspecto geográfico, las potencias centraron su atención en conformar Estados
nacionales más fuertes, con un territorio más extenso y de mayor volumen demográfico,
para prevenir cualquier intento expansionista como el que habían experimentado con
Francia, que tratara de dominar otra vez Europa.
El mapa continental europeo fue reconstruido como un gran rompecabezas que benefició
particularmente a los países antinapoleónicos:
Austria y Rusia se configuraron como las grandes potencias continentales, al lado de Gran
Bretaña que consolidó su expansión oceánica, y Prusia que, aun con su territorio dividido,
aumentó su poder en la zona del mar Báltico y dentro de la Confederación Germánica
recién formada.
Otros aspectos relevantes del mapa geopolítico de 1815 fueron la formación de una barrera
para mantener el control de Francia y la creación de naciones artificiales mediante la unión
de pueblos diferentes, como por ejemplo los belgas con Holanda, lo cual terminó
drásticamente con sus expectativas nacionalistas.
Gran Bretaña
Fue la primera beneficiaria, ya que se le reconoció su rango de primera potencia marítima
al asegurar su hegemonía sobre el mar Mediterráneo, mediante el dominio de las posiciones
de Malta, las islas Jónicas y Gibraltar, así como de otras bases fuera de Europa, como El
Cabo y Ceilán para controlar la ruta de la India y el refuerzo de sus posesiones en las
Antillas, para favorecer el comercio americano.
Austria
Logró concentrar su poder en el norte de La Península Itálica al obtener el reino Lombardo-
Veneto e imponer príncipes austriacos en los tronos de los ducados de Parma, Módena y
Toscana; también consiguió una salida al mar Mediterráneo al iricorporarsé las provincias
llíricas. Con las posesiones en Alemania garantizó la intervención de su emperador en tos
asuntos de la recién creada Confederación Germánica.
Prusia
Quedó dividida y formó parte de la Confederación Germánica. Recuperó la orilla izquierda
del Rin con la anexión de Renania, una zona fronteriza con Francia.
Confederación Germánica
Quedó formada por 39 Estados, de los cuales Prusia y Austria fueron los más poderosos
Rusia
Obtuvo Finlandia antigua posesión sueca, Besarabia y una gran parte de Polonia
Suecia
Perdió Finlandia, pero fue compensada con Noruega. Lo anterior para evitar que Dinamarca
controlara tos accesos al mar Báltico.
Francia
Redujeron su territorio y se estableció una barrera con Estados tapón en torno a ella: aL
norte el Reino Unido de Los Países Bajos con la incorporación de Bélgica a Holanda; al
este con la anexión de Renania a Prusia y la Confederación Suiza, y al sur el reino
Piamonte-Cerdeña.
Península Itálica
Quedó dividida en siete Estados: al norte los reinos de Piamonte - Lombardía-Veneto; al
centro tos ducados de Parma, Módena y Toscana, y Los Estados Pontificios; al sur, el reino
de Dos Sicilias que devolvieron a los Borbones de Francia.}
Este trabajo de reorganización geopolítica provocó una serie de problemas que mantuvieron
un clima de fuerte tensión en la vida de los europeos durante la mayor parte del siglo XIX,
entre ellos:
Rivalidades cada vez más acentuadas entre las potencias.
Sometimiento de algunos pueblos como: Irlanda a Inglaterra, Bélgica a
Holanda, Noruega a Suecia, y Polonia a Austria, Prusia y en su mayor parte
a Rusia, sin tomar en cuenta sus intereses y características étnicas y culturales. Esta
situación impulsó el desarrollo del sentimiento nacionalista.
Conformación plurinacional de dos imperios:
- Austriaco, donde convivían alemanes, italianos, checos, croatas, eslovenos, y húngaros,
entre otros.
- Otomano, integrado por turcos, griegos, búlgaros, servios y albaneses, entre otros.
• División política de los territorios de los pueblos italiano y alemán, los cuales serían las
semillas de los futuros movimientos nacionalistas con carácter de unificación.
El acta definitiva del Congreso fue acompañada de otros decretos como los que
garantizaban la neutralidad de Suiza y la libre navegación de los ríos de Europa. Los
aliados, satisfechos de su labor en los aspectos político y geográfico, establecieron el
compromiso de reunirse periódicamente para decidir las medidas necesarias para mantener
la paz europea, en caso de que las corrientes revolucionarias volvieran a alterar a Francia y
amenazaran la paz de los demás Estados.
En conclusión, el Congreso de Viena fue la primera conferencia de paz moderna; un intento
no sólo de resolver todas las cuestiones pendientes en el continente europeo, sino también
de preservar la paz sobre una base permanente. Sus procedimientos fijaron la pauta de las
futuras conferencias internacionales, que todavía en la actualidad se conservan como medio
para establecer acuerdos entre las naciones.
Los monarcas se habían asustado ante el violento proceso que había amenazado su poder
absoluto. La Revolución se había mostrado como un enemigo para todos ellos y las ideas e
intereses sociales que la impulsaron seguían latentes. En consecuencia, mediante los
acuerdos entre los Estados vencedores y las resoluciones del Congreso de Viena
intentaron consolidar un orden basado en dos principios fundamentales: el equilibrio entre
las principales potencias y la legitimidad como sustento común del orden interno e
internacional. El primero era un principio práctico y comprensible: ninguna de las
grandes potencias debía ser una amenaza para las otras. El segundo era más aleatorio y
manipulable: las potencias reconocerían como legítimos a los gobiernos sobrevivientes del
orden antiguo, constituidos por la herencia dinástica, a aquellos que no derivaran de un
hecho revolucionario.
La Santa Alianza
Las reuniones del Congreso de Viena fueron interrumpidas por el regreso de Napoleón a
Francia y su Imperio de los Cien Días, y se reanudaron hasta la derrota definitiva de éste en
Waterloo. Fue entonces, en el contexto de la Segunda Paz de París, en noviembre de 1815,
y antes de que se disolviese el Congreso de Viena, que el zar Alejandro 1 realizó una
propuesta particular, crear una Santa Alianza para prevenirse de otra amenaza
revolucionaria. Ésta fue pensada como una fuerza solidaria de intervención integrada por
tropas de Austria, Prusia y Rusia, con el compromiso de:
• Mantener el orden absolutista en Europa.
• Defender de los principios cristianos.
• Reprimir por medio de la intervención armada, los movimientos liberales y
revolucionarios que en cualquier país podían alterar la situación política de la Restauración.
La Santa Alianza fue un acuerdo que principalmente llevó a la práctica el ministro austriaco
Metternich.
Otro pacto fue la Cuádruple Alianza, que firmaron Austria, Prusia, Rusia e Inglaterra para
vigilar a Francia, durante veinte años, y sostener en el poder al rey francés de la casa de los
Borbones, Luis XVIII.
Con estas alianzas, se concretó un sistema de relaciones internacionales que resultó eficaz,
al basarse en la llamada “práctica de los Congresos”, mismos que llevaron a cabo
periódicamente para vigilar que se respetaran los intereses comunes de la Europa de la
Restauración. Durante los Congresos que se desarrollaron entre 1818 y 1822, las
discusiones giraron en torno a las medidas a emprender ante las inquietudes y desórdenes
de tipo liberal o nacionalista que surgieron y fueron extendiéndose rápidamente.
De esta forma se ensayó por primera vez un sistema de ordenación internacional, con base
en el acuerdo de las potencias, el cual, modificado, ha llegado hasta nuestros días. Un
sistema basado en el principio de que los problemas que afecten mundialmente serían
analizados y las soluciones decididas en forma colectiva por los países más poderosos.
Las potencias de la Restauración
El nuevo orden fue definido por cinco potencias, cuatro de ellas vencedoras de
Napoleón: Gran Bretaña, Rusia, Austria y Prusia, y la misma Francia integrada
en esta alianza internacional por las acciones diplomáticas de su ministro de Asuntos
Exteriores, Telleyrand.
Entre las potencias persistieron profundas diferencias en cuanto a los modelos políticos que
representaban y a los proyectos internacionales que tenían. Entre ellos se distinguieron tres:
• Parlamentario inglés: El monarca estaba limitado por una cámara representativa.
• Absolutista ruso y austriaco: El monarca no tenía ninguna limitación.
• Carta Otorgada francés: El monarca se auto limitó voluntariamente en el ejercicio de sus
funciones, sin abdicar a la plenitud de su soberanía divina. Fue un régimen que pretendió
combinar los dos modelos anteriores al mantener el poder real sin debilitarlo y aceptar la
consulta a la nación, mediante convocatorias electorales restringidas a los ciudadanos que
pudieran pagar las rentas establecidas para ser considerados como candidatos a las Cámaras
o como votantes.
En suma la Restauración no fue integral ya que algunos soberanos se vieron obligados a
conceder Constituciones, que aunque confirmaban la soberanía real, ésta quedaba limitada
a la ley. Además por su eficiencia se mantuvo la administración napoleónica y tampoco fue
posible suprimir algunas transformaciones jurídicas, y sociales como la igualdad ante la ley
y los impuestos universales con lo que no permitió el regreso de los privilegios de los
nobles.
PRINCIPIOS DE LA RESTAURACIÓN EUROPEA:
Las grandes potencias definieron en el ámbito de la teoría política los principios para
definir el verdadero orden que debía prevalecer en Europa frente a los excesos y
desviaciones producidas por la etapa revolucionaria de finales del siglo XVIII y principios
del XIX. Estos principios fueron:
Legitimidad: Sólo tenían derecho a estar en el poder aquellos a los que Dios había elegido
por su herencia real, por lo que no importaba si el gobernante no fuera de la misma
nacionalidad que sus súbditos. Esta legitimidad monárquica llevó de regreso al trono a las
dinastías reinantes antes de 1789, especialmente a los Borbones en Francia.
Intervensionismo: Las potencias se comprometían a intervenir en aquellos territorios que,
perteneciendo a otra potencia, surgieran movimientos populares que pusieran en peligro los
otros principios señalados. Esto condujo a un sistema de alianzas y;, la realización de
congresos.
Absolutismo: Al obtener el monarca su poder de Dios, no debía! ser frenado por ninguna
Constitución ni el principió de soberanía nacional.
Equilibrio: Fue un principio de inspiración británica que impedía la expansión de una
potencia a costa de otros Estados, con la finalidad de evitar conflictos en Europa.
Congresos
Fueron foros donde se discutieron las formas de resolver los conflictos internacionales y
evitar que se empleara el recurso de la guerra para resolver disputas entre naciones. Éste fue
un principio que tuvo una enorme repercusión en la diplomacia internacional.
Los vencedores de Napoleón decidieron la suerte de numerosos territorios europeos en el
llamado Congreso de Viena (septiembre 1814-junio 1815). El Congreso se desarrolló en
una atmósfera de fiestas suntuosas y en presencia de los principales soberanos de Europa.
Las cuestiones diplomáticas fueron tratadas de manera secreta por los ministros de las
grandes potencias: Castlereagh por Gran Bretaña, Nesselrode por Rusia, Hendenberg por
Prusia y Metternich por Austria. A pesar de la derrota, Francia también estuvo
representada por el ministro Talleyrand. El protagonismo de Metternich en la política
internacional de esta época hizo que el período histórico que va de 1814 a 1839 fuese
calificado como «la era Metternich». En el grabado se puede observar cómo los diferentes
monarcas se reparten los territorios europeos.
EL LIBERALISMO
CONTEXTO HISTÓRICO DEL ORIGEN DEL LIBERALISMO
En las últimas décadas del siglo XIX la economía capitalista basada en la industria se había
consolidado considerablemente. El sistema industrial mostraba toda su capacidad de
producir riqueza como ningún otro sistema lo había hecho. Se estaban formando
gigantescas empresas industriales, cuya producción no sólo alcanzaba para abastecer la
demanda local, sino que sobraba para ser vendida en otros países.
Al mismo tiempo, los sectores sociales que se habían opuesto al pleno desarrollo de la
industria en Europa -terratenientes y pequeños artesanos- habían perdido influencia
política.
Gracias al crecimiento de la economía industrial se había constituido una importante clase
obrera, que tendía a agruparse en sindicatos y partidos para expresar sus demandas frente a
una economía que no tenía en cuenta sus derechos y necesidades.
Los países más industrializados eran las potencias europeas y los Estados Unidos de
América, que comenzaban paulatinamente a desarrollar todo su potencial productivo. Los
países europeos llevaban a cabo políticas de expansión colonizadora, ocupando territorios
en diversos puntos de África, Asia y Oceanía, de los cuales extraían los recursos necesarios
para aumentar su producción.
El sistema económico mundial estaba organizado de acuerdo con las necesidades de los
países más poderosos, sobre la toase de la llamada "división internacional del trabajo": cada
país producía (y exportaba) aquello que podía hacer de la manera más eficiente, en tanto
que importaba otro tipo de bienes. Por ejemplo, los países de América latina
intercambiaban sus productos minerales y agrícolas con los países industriales, recibiendo
de ellos bienes manufacturados.
Si bien el sistema capitalista industrial había sufrido situaciones de crisis sociales y
financieras, había demostrado capacidad de recuperarse. El dominio de los industriales
sobre la economía fortaleció sus convicciones sobre las ventajas del liberalismo.
Pintura que muestra a la alta burguesía alemana en el restaurante del Jardín Zoológico de
Berlín. Gracias al crecimiento de la economía se desarrolló una burguesía adinerada que
confiaba ciegamente en la capacidad del capitalismo para restablecerse de las crisis.
EL LIBERALISMO: El conjunto de las transformaciones ideológicas y políticas que se
habían desarrollado en Europa y América entre finales del siglo XVII y el fin del Imperio
napoleónico (1815) conformaron una corriente ideológica y una doctrina política que
conocemos como liberalismo. Aunque la palabra «liberal» (amigo de la libertad), parece
ser que fue acuñada en España, en las Cortes de Cádiz (1812), en sentido amplio el
término «liberal» sirve desde el siglo XIX para denominar un conjunto de ideas que fueron
la base y el sustento de los sistemas políticos creados por las revoluciones liberal-
burguesas.
Además de su contenido político o económico, las ideas liberales se plasmaron también en
un modo de entender la sociedad y en una actitud hacia las personas y las relaciones
sociales. Así, en nombre de la razón y del derecho de todo hombre a vivir libre, los liberales
concibieron el universo como una inmensa mecánica cuyos engranajes obedecían a leyes
naturales.
Por ejemplo, cuando Newton descubre las leyes elementales de la física, o Galileo afirma
que la tierra gira en torno del sol, no ponen en tela de juicio ningún dogma de la Iglesia,
sino algo mucho más radical: la presencia de Dios en cada acontecimiento. Cuando los
científicos a partir del Renacimiento van descubriendo las leyes de la naturaleza por medio
de la ciencia, no niegan la existencia de Dios, al contrario atribuyen al creado haber dictado
esas mismas leyes que ellos simplemente descubren, pero este cambio produce una
alteración profunda en la tarea de la búsqueda de la verdad. Hasta entonces, era Dios el que
hacía salir el sol todas las mañanas por el este, y nada obstaba a que un día, a su Divino
arbitrio, lo hiciera salir por el oeste. Al descubrir leyes inmutables de la naturaleza, el «rol»
del Creador quedaba limitado al momento de la creación, con lo que, estaban afirmando
(por cierto de manera muy poco explícita) que el camino hacia la verdad lo brindaban la
ciencia y no la teología. Consideraban que la sociedad estaba compuesta por individuos y
no por órdenes clases, o estamentos, y erigieron en doctrina ladefensa de la libertad
individual. La libertad, que ellos definían como la ausencia de sometimiento a otros, era un
bien en sí mismo en todos los campos: civil, religioso, político y económico. La nueva
ideología defendía la libertad de comprar, vender, contratar o establecerse, sin otros límites
que el propio deseo y el respeto a la libertad de los otros.
La libertad no podía ser limitada por ningún tipo de autoridad, fuera política o espiritual.
Defendían la libertad de pensamiento y denunciaban todo intento de limitar la libertad de
conciencia y de creencias. Reclamaban el derecho a la libre reunión, a la asociación, a la
expresión de las ideas, a la manifestación y a la libertad de prensa. Asimismo, consideraban
que la religión debía ser una convicción personal y no un asunto de la vida pública. Se
podía creer o no en Dios y ser igualmente un buen ciudadano. Disociaban, por tanto, lo
temporal de lo espiritual y defendían un Estado laico, no confesional.
Haciendo un poco de historia se observa que en Francia, existía lo que luego se denominó
el «antiguo régimen». Un rey absoluto, y una serie de nobles cortesanos que gozaban de
toda clase de prerrogativas. El lujo del palacio de Versalles se lograba a costa de impuestos
que sometían a la miseria a la mayoría de la población. El alto clero (obispos y cardenales)
y la nobleza eran una pequeña minoría, pero monopolizaban el poder económico y político
del reino. Por eso, el liberalismo en Francia se destaca por su carácter político. Buscan
llegar a una forma de gobierno democrática y consagrar los derechos individuales. Por lo
tanto, los liberales rechazaban todo poder absoluto y desconfiaban de los poderes
constituidos. Eran partidarios de un régimen parlamentario con garantía de derechos y
separación de poderes. Cada uno de los tres poderes (ejecutivo, legislativo y judicial)
equilibraba a los otros dos. El poder no podía manifestarse bajo la forma de decisiones
arbitrarias que provinieran de una autoridad que se reclamaba de derecho divino. Los
liberales no eran hostiles a la monarquía, siempre que fuera constitucional y que los
monarcas reinaran, pero no gobernaran. Toda decisión debía emanar de una Asamblea
elegida por sufragio, que representaba la voluntad general de la nación y para la que
defendían una gran cantidad de prerrogativas. La voluntad de la nación debía expresarse
mediante la elaboración de leyes y debía ser la ley la que rigiera la vida pública. La
Constitución era la gran ley, el marco que regulaba las relaciones entre los ciudadanos de
un Estado y garantizaba sus derechos.
Pero además, para el liberalismo, las leyes debían garantizar el ejercicio individual de las
libertades individuales frente al poder del Estado y se definía la libertad política como el
conjunto de garantías del ciudadano ante los poderes públicos. Los liberales deseaban un
Estado que respetara las libertades y que hiciera aplicar una ley igual para todos.
En Inglaterra la aristocracia inglesa venía arrancando concesiones a los reyes desde Edad
Media. La célebre Carta Magna de 1215 limitaba seriamente el poder real a favor del
Parlamento. En 1679 el rey se había visto forzado a firmar el "bill de habeas corpus", y
diez años después debieron firmar la «declaración de derechos» que reducía aún mas el
poder real y reconocía algunos derechos de los ciudadanos.
En el siglo XVIII el parlamento tenía cada vez más poder y surgieron dos partidos políticos
que disputaban las bancas del parlamento mediante el voto de los ciudadanos. Inglaterra era
vista en toda Europa como un modelo de libertad y tolerancia, a pesar de que había tenido
persecuciones religiosas y otras atrocidades. Ya en el siglo XVIII la preocupación de los
ingleses no era el poder real, sino la riqueza, los inventos Y el comercio monopólico con
sus colonias que condujo a la revolución industrial.
EL LIBERALISMO POLÍTICO: El liberalismo es una filosofía política orientada hacia
la salvaguardia de la libertad del individuo, justificación última de la sociedad política. Esta
libertad individual no puede depender de la decisión exclusiva del rey, que tendría la
facultad de revocarla; el titular último
del poder es el pueblo. El poder popular, o la soberanía nacional, que es la expresión
utilizada, implica la limitación de las facultades de los reyes, mediante constituciones, en
las cuales se consignan las garantías de los ciudadanos y la división de los poderes, que
nunca deben estar concentrados.
En 1830 Thiers, en un articulo famoso, formula el principio de que el rey reina, pero no
gobierna. El derecho a legislar corresponde únicamente a los parlamentos y los ciudadanos
no están obligados a cumplir más que lo que las leyes disponen, conforme a la
interpretación que de ellas hacen jueces independientes.
Como doctrina, el liberalismo nació en Inglaterra, en la revolución de 1688, y no dejó de
evolucionar y enriquecerse en contenido teórico hasta el Acta de Reforma de 1867, que
amplió decisivamente la base electoral. La ilustración es todo un símbolo, porque no se
deciden ya las grandes cuestiones políticas en los salones de los palacios o en las cámaras
reales sino que se debaten en los parlamentos. Y quienes se sientan en ellos deben su poder
a una decisión libre de los votantes. Por otra parte los debates parlamentarios exigen a los
oradores que previamente estudien las cuestiones, reúnan datos estadísticos, lean la
correspondencia que les remiten los ciudadanos. Con toda justicia puede afirmarse que en
el Parlamento de Londres nació la democracia contemporánea.
Los ciudadanos no constituyen un conjunto homogéneo sino que se agrupan en partidos,
cuyos líderes pueden acceder, tras el resultado de las elecciones, a los parlamentos.
Los pueblos continentales poseían escasa experiencia del funcionamiento de los partidos,
para los que en principio sólo encontraban un antecedente en el funcionamiento de los clubs
de la Revolución Francesa, pero pronto se forjaron estos grupos de orientaciones
divergentes —reaccionarios, moderados, independientes, revolucionarios— que convierten
la vida política en un juego de tensiones, propaganda y sucesión de programas y gestiones
de gobierno. Con el mismo propósito de impedir concentraciones de poder postula el
liberalismo las autonomías provinciales y municipales, en merma de la jurisdicción de los
poderes centrales
Finalmente la libertad del individuo está garantizada, frente a cualquier abuso, por una serie
de derechos que regulan todos los códigos; integridad personal y familiar, libertad religiosa
y de industria, protección de la propiedad. Y un derecho imprescindible de tipo social,
libertad de prensa, proclama de todas las revoluciones, porque sólo mediante la
concurrencia de una prensa libre se pueden expresar los partidos y decidir en elecciones los
ciudadanos entre las varias opciones que se les ofrece.
Un texto de Benjamín Constant, de su obra De la libertad de los antiguos comparada a la
de los modernos, ofrece uno de los resúmenes más claros de lo que es el liberalismo
político: “La libertad es el derecho que cada uno tiene a estar sometido sólo a las leyes, de
no ser detenido, encarcelado ni condenado a muerte o molestado, en cualquier forma que
sea, por el capricho de uno o más individuos. Es el derecho que todos tienen a expresar su
opinión, a seguir sus inclinaciones, a trasladarse de un lugar a otro, a asociarse. Es,
finalmente, el derecho a influir sobre la marcha del Estado, bien sea nombrando todos o
parte de los funcionarios, bien aconsejando o preguntando, o mediante las peticiones que
la autoridad esté más o menos en la obligación de tomar en consideración”.
Otra manera de restringir el poder estriba en limitar su actuación al campo estricto de la
política, postulando su no intervención en las actividades económicas y sociales; es la
doctrina del laissez faire, laissez passer. Nos encontramos aquí con una de las
insuficiencias del liberalismo, cuya concepción del Estado-gendarme, que sólo interviene
en los casos de flagrante delito, centra sus funciones en el mantenimiento de la libertad
individual y descuida el ámbito de la justicia social.
El liberalismo aparecerá así como un movimiento inoperante para enfrentarse a las
contradicciones y problemas de la Revolución Industrial —otras ideologías más
revolucionarias surgen como banderas ante los problemas sociales— y por otra parte, por
su negación de la soberanía real y su exigencia de consignar en textos escritos los derechos
ciudadanos, es considerado como ideología subversiva por los monarcas de la
Restauración.
El liberalismo comporta la destrucción del antiguo orden político, en este sentido es
revolucionario; despreocupado de las estructuras sociales se convierte en ideología de una
clase, la burguesía, en este sentido es conservador. René Remond ha reflejado esta
ambivalencia:
“Una vez y otra, revolucionario y conservador, subversivo y conformista. Los mismos
hombres pasarán de la oposición al poder, los mismos partidos del combate contra el
régimen a la defensa de las instituciones."
El temor a la revolución social inclina a los liberales a interpretar en sentido restrictivo la
soberanía nacional, con la negación del sufragio universal; sólo poseen derecho de voto los
grupos con un determinado nivel de riqueza o de cultura, la burguesía del dinero y del
talento. Constitución escrita, monarquía limitada, elecciones y partidos políticos, sufragio
censatario, descentralización, igualdad jurídica y desigualdad social son rasgos que perfilan
las sociedades políticas del liberalismo europeo.
Ideas del Liberalismo:
Interpreta la naturaleza humana y supone que con mayores cuotas de libertades se alcanzan
mayores niveles de prosperidad.
El hombre obtiene mas beneficio haciendo lo que se le plaza, que sometiéndolo para que
haga lo que a otros les place.
El ejercicio de la libertad individual es el camino ideal para el bienestar del individuo.
Las relaciones entre los individuos deben ser controladas y regidas por una norma nacional,
la Constitución, que garantizara los derechos toda la sociedad.
Cada individuo es responsable de sus actos deberá respetar los derechos de sus semejantes.
Todos los hombres nacen libres e iguales ante la ley.
La tolerancia y la razón son los pilares fundamentales de la ideología liberal.
El individuo buscando su progreso individual, (usando su libertad, talento y conocimiento)
ira formando una sociedad mejor.
La religión es una convicción personal y nada tiene que ver con el estado, se puede creer o
no en Dios, pero igualmente se es un buen ciudadano.
Se deben liberar todas las fuerza creativas de la sociedad, la cual se ira construyendo de
manera positiva, mejorando día a día.
En lo político defienden la separación de los poderes , la soberanía nacional y el sufragio
universal.
El inicio del liberalismo económico está en su lucha contra el sistema económico político
absolutista. Con su habitual agudeza Voltaire reivindica la virtud del empresario contra la
nobleza ociosa en estos términos: «el negociante oye hablar tan a menudo con desprecio
de su profesión que es lo suficientemente tonto como para enrojecer de ella. No sé,
empero, quién es más útil a un Estado, un señor bien empolvado que precisamente a qué
hora el rey se levanta, a qué hora se acuesta, y que se da aire de grandeza haciendo el
papel de esclavo en la antecámara de un ministro, o un negocio que enriquece a su país,
desde su despacho dando órdenes a Surate y al Cairo contribuye a la felicidad del
mundo.»
También tuvieron que luchar contra las teorías mercantilistas que defendían regulación de
la economía por el Estado. La libertad económica tiene su base en el conocimiento de la
realidad que sólo los empresarios y comerciantes tienen.
Durante la primera fase de la Revolución Industrial el liberalismo político define un modelo
de Estado; una teoría similar trata de definir un modelo de economía. Se considera a Adam
Smith (imagen) , con su obra La riqueza de las naciones (1776), como el fundador del
liberalismo económico y el iniciador del período de los llamados economistas clásicos. El
propósito de Smith, como el de los fisiócratas y los mercantilistas, era descubrir el
procedimiento de enriquecer al Estado, como demuestra su título, pero llega al
convencimiento de que es condición previa el enriquecimiento de los individuos, y éste es
el meollo de su obra: “Cuando uno trabaja para sí mismo sirve a la sociedad con más
eficacia que si trabaja para el interés social”, es su axioma de la armonía entre el interés
particular y el general.
Adam Smith es el gran panegirista de la libertad económica; para él es inútil la intervención
del Estado, que habían predicado los mercantilistas; el orden se establece por sí mismo, por
el juego de la oferta y la demanda. Si un producto es solicitado sube el precio y se favorece
su elaboración, con lo que todo vendedor es retribuido según la importancia de los servicios
que presta; la actividad concurrente garantiza el orden, la justicia y el progreso de la
sociedad.
La llamada doctrina del laissez faire llena una etapa del pensamiento y de la actividad
económica. En su base se esconde una glorificación de la libertad: el mercado se regula por
libre concurrencia, el trabajador elige libremente su trabajo, la mano de obra se desplaza
libremente, el contrato de trabajo es un acuerdo libre entre patronos y obreros.
El papel del Estado se reduce a defender la libertad de una actividad económica autónoma
de cualquier regulación política. Los críticos de la escuela clásica distinguieron, como
Sismondi, entre la libertad teórica y la real, que suponía igualdad.
Laissez faire («dejar hacer, dejar pasar»)
Una característica del liberalismo económico es la que indica al Estado que debe «dejar
hacer, dejar pasar» es decir no intervenir. El mayor abanderado de esta idea m Bentharn:
«el gobierno no puede hacer nada mas que lo que podría hacer para aumentar el deseo de
comer y de beber. Su intervención es perfectamente inútil.»” y agrega: «Los impuestos no
deben tener otro objeto que su objeto directo: el de producir una renta disminuyendo el
gravamen tanto cuanto sea posible. Cuando se quiere hacerlos servir como medios
indirectos del estímulo o de restricción para tal o cual especie de industria, el gobierno,
como lo hemos visto ya, no consigue mas que desviar el curso natural del comercio y dar la
dirección menos ventajosa a los negocios.»
¿Cómo es que esta libertad económica absoluta puede regular la economía de una
Nación? Mediante la ley de la oferta y la demanda que los liberales clásicos consideran una
ley natural, como la que regula el ciclo de las estaciones o la ley de la gravedad. Cuando un
producto es demandado por la gente en cantidades superiores a las existentes el precio sube.
Al subir algunos compradores se retraen y destinan su dinero a otros productos. Al ver esos
precios más altos, los poseedores del capital invierten en producir esa mercadería que ahora
se ha vuelto muy rentable y por su competencia hacen que el precio baje. De esa manera la
ley de la oferta y la demanda no sólo regula el precio de las mercaderías sino que reasigna
el uso de los capitales y la mano de obra a aquellos que más demandan los consumidores
Cuando el Estado interviene fijando el precio de un producto, o colocando impuestos
diferenciales a determinadas mercadería, destruye ese equilibrio natural y determinados
productos sobrarán y otros escasearán. Cada vez que se fijan precios máximos, se produce
desabastecimiento.
Las leyes del mercado, basadas en el juego de la oferta y la demanda, son la mano invisible
que rige el mundo económico y a la larga equilibran la producción y el consumo de los
diversos artículos. Toda barrera artificial, incluso entre las naciones, que dificulte las leyes
de mercado, debe ser abolida; se postula el incremento del comercio internacional,
principio que casa perfectamente con las necesidades de las potencias industriales.
Para decirlo en términos más modernos, el Estado se debería limitar a mantener el
orden y hacer cumplir los contratos que las partes firmen libremente. Todo lo demás
debería quedar librado a las leyes de la economía. Cada individuo deberá trabajar y ahorrar
para educar a sus hijos, para enfrentar enfermedades y accidentes, y para mantenerse en la
vejez y la invalidez.
Se considera factor imprescindible del desarrollo la acumulación de capital, al que se exalta
como rector y benefactor de la sociedad. Adam Smith escribe: “La industriosidad de la
sociedad sólo puede aumentar en proporción al aumento de su capital”. De esta forma la
doctrina del beneficio ilimitado queda canonizada.
El pensamiento liberal centra su preocupación en la trilogía ganancia, ahorro, capital. El
interés individual y el social coinciden siempre, asegura Adam Smith; más lejos llega
Malthus cuando condena la asistencia a los desvalidos por ser perjudicial para la sociedad;
la felicidad general no sería posible “si el principio motor de la conducta fuera la
benevolencia”.
La ideología del liberalismo económico favoreció el proceso de industrialización, la
creación de mercados mundiales, la acumulación de capitales, el surgimiento de empresas
gigantescas, dimensiones todas que se reflejan en la segunda fase de la Revolución
Industrial; pero separó la ética de la economía y se despreocupó de los problemas sociales
de la industrialización.
Individualismo Económico: Cada individuo en particular pone todo su cuidado en buscar
el medio más oportuno de emplear con mayor ventaja el capital de que puede disponer. Lo
que desde luego se propone es su propio interés, no el de la sociedad en común: pero estos
mismos esfuerzos hacia su propia ventaja le inclinan a preferir, sin premeditación suya, el
empleo más útil a la sociedad como tal (...).
Todo sistema de preferencia extraordinaria o de restricción, se debe mirar como proscrito,
para que de su propio movimiento se establezca el simple y obvio de la libertad labrantil,
mercantil y manufacturante.
Todo hombre, con tal que no viole las leyes de la justicia, debe quedar perfectamente libre
para abrazar el medio que mejor le parezca para buscar su modo de vivir y sus intereses; y
que puedan salir sus producciones a competir con las de cualquier otro individuo de la
naturaleza humana.
ADAM SMITH: La riqueza de las naciones (1776).
Adam Smith: El gran economista nació en una pequeña ciudad pesquera próxima a
Edimburgo. Estudió en las Universidades de Glasgow y Oxford y fue catedrático de
Glasgow y tutor, en Francia, del duque de Buccleuch. En 1776 se publicó su obra más
importante: La riqueza de las naciones. De esta obra magna se han destacado tres cosas: la
abundancia de sus datos económicos, reunidos a lo largo de muchos años de lecturas; el
esfuerzo por interpretar esos datos, presentando la naturaleza del proceso económico en
términos de competitividad y mercado; la severa crítica del gobierno y la sociedad,
abogando por cambios que permitieran el progreso de las naciones. Su influencia sobre el
pensamiento económico posterior ha sido gigantesca.
Ideas Básicas del Liberalismo Económico:
Para los fisiócratas el origen de la riqueza de un estado es la tierra y su explotación, para los
mercantilistas el origen de la riqueza en la exportación (venta) de su producción y la
acumulación de capital y para los liberales el origen de la riqueza es el trabajo.
Afirma que el hombre busca el reconocimiento social, y que además es un ser ambicioso y
egoísta, que desea crecer y progresar para lograr un bienestar. Pero no puede lograrlo
individualmente por lo que se relaciona socialmente tratando de obtener mercancías que
algunos de sus semejantes ya poseen. Para ello agudiza su ingenio y usa su talento y
conocimiento para producir otras mercancías que a otros les puede interesar y así poder
intercambiarlas o venderlas. Nace de esta manera el mercado comercial.
Para producir esas mercancías debe trabajar, por lo tanto el origen del progreso económico
es el trabajo.
Debe fabricar gran cantidad de esos productos para obtener mayores ganancias y de esta
manera deber organizar el trabajo, lo que obliga a la eficiencia y productividad.
El salario es lo que paga a un obrero por su trabajo y la ganancia es lo que obtiene de la
venta de los productos fabricados.
La cantidad de trabajo que se emplea para producir un producto es el precio natural o el
precio mismo. La ley de oferta y demanda determina el precio efectivo de ese producto. El
mercado se auto-regula de forma transparente , es "como una mano invisible" que va
acomodando los precios de las mercancías en venta.
La acumulación de esa ganancia es el motor del capitalismo que lleva al progreso de la
sociedad. Buscando el propio bienestar va construyendo una sociedad mejor.
Para que el sistema funcione es fundamental que la sociedad esté ordenada y en armonía y
el Estado debe garantizar ese orden mediante una Constitución.
El Estado no debe intervenir en la economía, "dejar hacer, dejar pasar", producir y exportar
sin barreras y regulaciones.
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Siglo xix apunte

  • 1. SIGLO XIX. CRISIS DEL ANTIGUO RÉGIMEN. LIBERALISMO. CAPITALISMO. ACONTECIMIENTOS RELEVANTES CRISIS DEL ANTIGUO RÉGIMEN: En el siglo XVIII finalizó el proceso de transición del feudalismo al capitalismo en Europa occidental. Se produjeron cambios sociales, económicos, políticos e ideológicos que transformaron profundamente la organización social europea e iniciaron los tiempos del capitalismo. La crisis del siglo XVII, la última crisis de la sociedad feudal, fue seguida por importantes reformas políticas —la monarquía parlamentaria inglesa— y por la difusión de nuevas ideas —la Ilustración y el liberalismo—, que rompieron definitivamente con la mentalidad feudal La clase social que impulsó estas transformaciones fue la burguesía. Sus deseos de desarrollo económico y de participación la hicieron protagonista de una doble revolución.Una revolución económica (Revolución Industrial) que se inició en Inglaterra y que fue tal vez el proceso transformador más Importante desde los lejanos tiempos neolítico. Una revolución política (Revolución Francesa) que señaló la primera gran derrota de la nobleza y del absolutismo monárquico. Ambas revoluciones permitieron la consolidación de una nueva sociedad capitalista. Su forma de organización económico- social —basada en el trabajo de obreros y asalariados— y las ideas que la sustentaban —-el liberalismo— se difundieron rápidamente por todos los continentes. La difusión del capitalismo permitió superar muchos de los límites que imponía el orden feudal y, a la vez, dio origen a nuevos problemas, crisis y conflictos. Fue Inglaterra el único país europeo en el que durante el siglo XVII, se produjeron los cambios económicos, sociales y políticos que transformaron la organización feudal de la sociedad. La producción agrícola se vendía en el mercado, no existían trabas para la libertad de comercio, y la monarquía parlamentaria aseguraba a los burgueses el impulso y la protección de las nuevas actividades económicas y de la acumulación del capital que formaba la nueva riqueza.
  • 2. En cambio, en el resto de Europa, durante los siglos XVII y XVIII, la organización tradicional de las sociedades no se modificó. Bajo la protección de las monarquías absolutas, la nobleza, propietaria de una gran parte de las tierras, mantuvo su posición de grupo privilegiado. La agricultura continuó siendo la principal actividad económica y en ella se empleaba más del 80 por ciento del total de la población europea. Las monarquías absolutas europeas se propusieron controlar las actividades económicas y las relaciones sociales, lo que también contribuyó a frenar los cambios.Mientras Inglaterra avanzaba hacia una nueva forma de organización social, el resto de Europa mantenía las bases del antiguo régimen. Pero en el curso de dos siglos, en algunas regiones antes que en otras, se fueron consolidando los grupos sociales que impulsaron los cambios que, finalmente, destruyeron el antiguo régimen. La Revolución Francesa de 1789 originó cambios tan profundos que sus protagonistas fueron conscientes de que ellos estaban iniciando una nueva época para la humanidad, construyendo un mundo distinto. Por eso, comenzaron a utilizar la expresión antiguo régimen para referirse a la sociedad que existía antes de la Revolución. Con ella querían marcar que el antiguo régimen precedía al nuevo, y también condenar al conjunto de principios e instituciones en que se basaba la sociedad que habían destruido. En la actualidad, la mayoría de los historiadores utiliza el concepto antiguo régimen para referirse al orden social que existía con anterioridad al triunfo de la burguesía y del sistema liberal. LA RESTAURACIÓN. CONGRESO DE VIENA Después de la derrota definitiva de Napoleón, los monarcas absolutos del continente europeo buscaron regresar a la etapa anterior a la Revolución francesa, lo que significó la supresión de las medidas sociales, políticas y económicas dictadas por los ideales revolucionarios del siglo XVIII, principalmente las referentes a las constituciones y al postulado de la soberanía nacional, para dar paso otra vez al poder ilimitado de los reyes, devolver a la nobleza y al clero sus privilegios, reconstruir el mapa de Europa que había sido desfigurado por las conquistas y anexiones ocasionadas por la guerra, y replantear la vida internacional con base en un sistema de seguridad conjunta y equilibrada que no permitiera más revoluciones ni intentos de cualquier país por lograr la hegemonía continental.
  • 3. El conjunto de estas medidas conocido con el nombre de Restauración, fue un ideario que afectó a la mayoría de los países europeos durante más de 20 años y cuyos principios fueron aprobados en el Congreso de Viena. La Restauración y la lucha entre liberales y monarquistas: Entre 1814 y 1815, los representantes de las potencias europeas que habían vencido a Napoleón, pretendieron terminar con la situación creada por la Revolución francesa y el Imperio napoleónico, mediante la Restauración de los principios monárquicos del Antiguo Régimen, es decir, del absolutismo. Estos principios que trataron de implantar por la fuerza y con dificultades, no lograron erradicar los ideales de la Revolución francesa ni frenar los cambios ocasionados por la Revolución Industrial, ya que habían impregnado profundamente la mente y forma de vida de gran parte de la población europea. Principalmente la burguesía no aceptó la vuelta al Antiguo Régimen y en muchos países seguían manteniendo sus reivindicaciones liberales, basadas en el constitucionalismo y la soberanía nacional, en la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley, y en la división del Estado en tres poderes independientes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Así, el enfrentamiento de estas dos posturas, la monarquista y la liberal, aunado a la arbitraria división geopolítica de los Estados europeos y la imposición de gobernantes sobre distintos pueblos, ocasionó el resurgimiento de movimientos nacionalistas con tendencias independentistas o unificadoras que, junto con el auge del liberalismo con sus diferentes tendencias moderada y democrática, llevó a Europa a una nueva etapa revolucionaria, la cual comenzó en 1820 y fue adquiriendo más fuerza en los movimientos de 1830 y 1848.
  • 4. La Restauración Después de la derrota definitiva de Napoleón, los monarcas absolutos del continente europeo buscaron regresar a la etapa anterior a la Revolución francesa, lo que significó la supresión de las medidas sociales, políticas y económicas dictadas por los ideales revolucionarios del siglo XVIII, principalmente las referentes a las constituciones y al postulado de la soberanía nacional, para dar paso otra vez al poder ilimitado de los reyes, devolver a la nobleza y al clero sus privilegios, reconstruir el mapa de Europa que había sido desfigurado por las conquistas y anexiones ocasionadas por la guerra, y replantear la vida internacional con base en un sistema de seguridad conjunta y equilibrada que no permitiera más revoluciones ni intentos de cualquier país por lograr la hegemonía continental. El conjunto de estas medidas conocido con el nombre de Restauración, fue un ideario que afectó a la mayoría de los países europeos durante más de 20 años y cuyos principios fueron aprobados en el Congreso de Viena. El Congreso de Viena Después de todos los trastornos causados por las guerras napoleónicas, los principales monarcas de Europa se reunieron en Viena bajo la dirección de las potencias vencedoras: Austria, Gran Bretaña, Prusia y Rusia, donde se celebró un Congreso para liquidar los innumerables problemas internacionales. Estuvieron en el Congreso soberanos reinantes y representantes plenipotenciarios de príncipes o Estados desposeídos que reclamaban la restitución de sus dominios. El Congreso se inauguró en octubre de 1814, y entre fiestas y recepciones duró hasta el 8 de junio de 1815, cuando se firmó el acta final. Además del zar Alejandro I de Rusia, los
  • 5. personajes más importantes fueron el canciller austriaco Metternich y el ministro de Asuntos Exteriores francés Talleyrand. Durante las reuniones del Congreso, hubo largas discusiones sobre diferentes temas, entre ellos dos aspectos fueron los más relevantes: • Establecer los principios teóricos que rigieron el periodo de la Restauración. • Reorganizar el mapa de Europa. Principios teóricos de La Restauración Las grandes potencias definieron en el ámbito de la teoría política los principios para definir el verdadero orden que debía prevalecer en Europa frente a los excesos y desviaciones producidas por la etapa revolucionaria de finales del siglo XVIII y principios del XIX. Estos principios fueron: Legitimidad: Sólo tenían derecho a estar en el poder aquellos a los que Dios había elegido por su herencia real, por lo que no importaba si eL gobernante no fuera de La misma nacionalidad que sus súbditos. Esta legitimidad monárquica llevó de regreso al trono a las dinastías reinantes antes de 1789 especialmente a tos Borbones en Francia. Absolutismo: Al obtener el. monarca su poder de Dios, no debía ser frenado por ninguna Constitución ni el principio de soberanía nacional. Equilibrio: Fue un principio de inspiración británica que impedía la expansión de una potencia a costa de otros Estados, con la finalidad de evitar conflictos en Europa. Intervensionismo: Las potencias se comprometían a intervenir en aquellos territorios que, perteneciendo a otra potencia, surgieran movimientos populares que pusieran en peligro los otros principios señalados. Esto condujo a un sistema de alianzas y la realización de congresos.
  • 6. Congresos: Fueron foros donde se discutieron las formas de resolver los conflictos internacionales y evitar que se empleara el recurso de la guerra para resolver disputas entre naciones. Éste fue un principio que tuvo una enorme repercusión en la diplomacia internacional. Asistieron al Congreso quince miembros de las familias reales, doscientos príncipes y doscientos dieciséis representantes de misiones oficiales. Durante su celebración se realizaron numerosos festejos, recepciones, bailes, conciertos y banquetes, creando un ambiente frívolo en el que se desarrollaron intrigas políticas y de espionaje. Los representantes de las pequeñas potencias solo conocieron esta faceta del Congreso, porque las decisiones importantes eran tomadas por exclusivamente por Gran Bretaña, Austria, Rusia y Prusia. Francia pudo influir gracias a la habilidad política de su representante Talleyrand. El nuevo mapa de Europa En el aspecto geográfico, las potencias centraron su atención en conformar Estados nacionales más fuertes, con un territorio más extenso y de mayor volumen demográfico, para prevenir cualquier intento expansionista como el que habían experimentado con Francia, que tratara de dominar otra vez Europa. El mapa continental europeo fue reconstruido como un gran rompecabezas que benefició particularmente a los países antinapoleónicos: Austria y Rusia se configuraron como las grandes potencias continentales, al lado de Gran Bretaña que consolidó su expansión oceánica, y Prusia que, aun con su territorio dividido, aumentó su poder en la zona del mar Báltico y dentro de la Confederación Germánica recién formada.
  • 7. Otros aspectos relevantes del mapa geopolítico de 1815 fueron la formación de una barrera para mantener el control de Francia y la creación de naciones artificiales mediante la unión de pueblos diferentes, como por ejemplo los belgas con Holanda, lo cual terminó drásticamente con sus expectativas nacionalistas. Gran Bretaña Fue la primera beneficiaria, ya que se le reconoció su rango de primera potencia marítima al asegurar su hegemonía sobre el mar Mediterráneo, mediante el dominio de las posiciones de Malta, las islas Jónicas y Gibraltar, así como de otras bases fuera de Europa, como El Cabo y Ceilán para controlar la ruta de la India y el refuerzo de sus posesiones en las Antillas, para favorecer el comercio americano. Austria Logró concentrar su poder en el norte de La Península Itálica al obtener el reino Lombardo- Veneto e imponer príncipes austriacos en los tronos de los ducados de Parma, Módena y Toscana; también consiguió una salida al mar Mediterráneo al iricorporarsé las provincias llíricas. Con las posesiones en Alemania garantizó la intervención de su emperador en tos asuntos de la recién creada Confederación Germánica. Prusia Quedó dividida y formó parte de la Confederación Germánica. Recuperó la orilla izquierda del Rin con la anexión de Renania, una zona fronteriza con Francia. Confederación Germánica Quedó formada por 39 Estados, de los cuales Prusia y Austria fueron los más poderosos Rusia
  • 8. Obtuvo Finlandia antigua posesión sueca, Besarabia y una gran parte de Polonia Suecia Perdió Finlandia, pero fue compensada con Noruega. Lo anterior para evitar que Dinamarca controlara tos accesos al mar Báltico. Francia Redujeron su territorio y se estableció una barrera con Estados tapón en torno a ella: aL norte el Reino Unido de Los Países Bajos con la incorporación de Bélgica a Holanda; al este con la anexión de Renania a Prusia y la Confederación Suiza, y al sur el reino Piamonte-Cerdeña. Península Itálica Quedó dividida en siete Estados: al norte los reinos de Piamonte - Lombardía-Veneto; al centro tos ducados de Parma, Módena y Toscana, y Los Estados Pontificios; al sur, el reino de Dos Sicilias que devolvieron a los Borbones de Francia.} Este trabajo de reorganización geopolítica provocó una serie de problemas que mantuvieron un clima de fuerte tensión en la vida de los europeos durante la mayor parte del siglo XIX, entre ellos: Rivalidades cada vez más acentuadas entre las potencias. Sometimiento de algunos pueblos como: Irlanda a Inglaterra, Bélgica a Holanda, Noruega a Suecia, y Polonia a Austria, Prusia y en su mayor parte a Rusia, sin tomar en cuenta sus intereses y características étnicas y culturales. Esta situación impulsó el desarrollo del sentimiento nacionalista.
  • 9. Conformación plurinacional de dos imperios: - Austriaco, donde convivían alemanes, italianos, checos, croatas, eslovenos, y húngaros, entre otros. - Otomano, integrado por turcos, griegos, búlgaros, servios y albaneses, entre otros. • División política de los territorios de los pueblos italiano y alemán, los cuales serían las semillas de los futuros movimientos nacionalistas con carácter de unificación. El acta definitiva del Congreso fue acompañada de otros decretos como los que garantizaban la neutralidad de Suiza y la libre navegación de los ríos de Europa. Los aliados, satisfechos de su labor en los aspectos político y geográfico, establecieron el compromiso de reunirse periódicamente para decidir las medidas necesarias para mantener la paz europea, en caso de que las corrientes revolucionarias volvieran a alterar a Francia y amenazaran la paz de los demás Estados. En conclusión, el Congreso de Viena fue la primera conferencia de paz moderna; un intento no sólo de resolver todas las cuestiones pendientes en el continente europeo, sino también de preservar la paz sobre una base permanente. Sus procedimientos fijaron la pauta de las futuras conferencias internacionales, que todavía en la actualidad se conservan como medio para establecer acuerdos entre las naciones. Los monarcas se habían asustado ante el violento proceso que había amenazado su poder absoluto. La Revolución se había mostrado como un enemigo para todos ellos y las ideas e intereses sociales que la impulsaron seguían latentes. En consecuencia, mediante los acuerdos entre los Estados vencedores y las resoluciones del Congreso de Viena intentaron consolidar un orden basado en dos principios fundamentales: el equilibrio entre las principales potencias y la legitimidad como sustento común del orden interno e internacional. El primero era un principio práctico y comprensible: ninguna de las grandes potencias debía ser una amenaza para las otras. El segundo era más aleatorio y
  • 10. manipulable: las potencias reconocerían como legítimos a los gobiernos sobrevivientes del orden antiguo, constituidos por la herencia dinástica, a aquellos que no derivaran de un hecho revolucionario. La Santa Alianza Las reuniones del Congreso de Viena fueron interrumpidas por el regreso de Napoleón a Francia y su Imperio de los Cien Días, y se reanudaron hasta la derrota definitiva de éste en Waterloo. Fue entonces, en el contexto de la Segunda Paz de París, en noviembre de 1815, y antes de que se disolviese el Congreso de Viena, que el zar Alejandro 1 realizó una propuesta particular, crear una Santa Alianza para prevenirse de otra amenaza revolucionaria. Ésta fue pensada como una fuerza solidaria de intervención integrada por tropas de Austria, Prusia y Rusia, con el compromiso de: • Mantener el orden absolutista en Europa. • Defender de los principios cristianos. • Reprimir por medio de la intervención armada, los movimientos liberales y revolucionarios que en cualquier país podían alterar la situación política de la Restauración. La Santa Alianza fue un acuerdo que principalmente llevó a la práctica el ministro austriaco Metternich. Otro pacto fue la Cuádruple Alianza, que firmaron Austria, Prusia, Rusia e Inglaterra para vigilar a Francia, durante veinte años, y sostener en el poder al rey francés de la casa de los Borbones, Luis XVIII. Con estas alianzas, se concretó un sistema de relaciones internacionales que resultó eficaz, al basarse en la llamada “práctica de los Congresos”, mismos que llevaron a cabo periódicamente para vigilar que se respetaran los intereses comunes de la Europa de la
  • 11. Restauración. Durante los Congresos que se desarrollaron entre 1818 y 1822, las discusiones giraron en torno a las medidas a emprender ante las inquietudes y desórdenes de tipo liberal o nacionalista que surgieron y fueron extendiéndose rápidamente. De esta forma se ensayó por primera vez un sistema de ordenación internacional, con base en el acuerdo de las potencias, el cual, modificado, ha llegado hasta nuestros días. Un sistema basado en el principio de que los problemas que afecten mundialmente serían analizados y las soluciones decididas en forma colectiva por los países más poderosos. Las potencias de la Restauración El nuevo orden fue definido por cinco potencias, cuatro de ellas vencedoras de Napoleón: Gran Bretaña, Rusia, Austria y Prusia, y la misma Francia integrada en esta alianza internacional por las acciones diplomáticas de su ministro de Asuntos Exteriores, Telleyrand. Entre las potencias persistieron profundas diferencias en cuanto a los modelos políticos que representaban y a los proyectos internacionales que tenían. Entre ellos se distinguieron tres: • Parlamentario inglés: El monarca estaba limitado por una cámara representativa. • Absolutista ruso y austriaco: El monarca no tenía ninguna limitación. • Carta Otorgada francés: El monarca se auto limitó voluntariamente en el ejercicio de sus funciones, sin abdicar a la plenitud de su soberanía divina. Fue un régimen que pretendió combinar los dos modelos anteriores al mantener el poder real sin debilitarlo y aceptar la consulta a la nación, mediante convocatorias electorales restringidas a los ciudadanos que pudieran pagar las rentas establecidas para ser considerados como candidatos a las Cámaras o como votantes.
  • 12. En suma la Restauración no fue integral ya que algunos soberanos se vieron obligados a conceder Constituciones, que aunque confirmaban la soberanía real, ésta quedaba limitada a la ley. Además por su eficiencia se mantuvo la administración napoleónica y tampoco fue posible suprimir algunas transformaciones jurídicas, y sociales como la igualdad ante la ley y los impuestos universales con lo que no permitió el regreso de los privilegios de los nobles. PRINCIPIOS DE LA RESTAURACIÓN EUROPEA: Las grandes potencias definieron en el ámbito de la teoría política los principios para definir el verdadero orden que debía prevalecer en Europa frente a los excesos y desviaciones producidas por la etapa revolucionaria de finales del siglo XVIII y principios del XIX. Estos principios fueron: Legitimidad: Sólo tenían derecho a estar en el poder aquellos a los que Dios había elegido por su herencia real, por lo que no importaba si el gobernante no fuera de la misma nacionalidad que sus súbditos. Esta legitimidad monárquica llevó de regreso al trono a las dinastías reinantes antes de 1789, especialmente a los Borbones en Francia. Intervensionismo: Las potencias se comprometían a intervenir en aquellos territorios que, perteneciendo a otra potencia, surgieran movimientos populares que pusieran en peligro los otros principios señalados. Esto condujo a un sistema de alianzas y;, la realización de congresos. Absolutismo: Al obtener el monarca su poder de Dios, no debía! ser frenado por ninguna Constitución ni el principió de soberanía nacional. Equilibrio: Fue un principio de inspiración británica que impedía la expansión de una potencia a costa de otros Estados, con la finalidad de evitar conflictos en Europa.
  • 13. Congresos Fueron foros donde se discutieron las formas de resolver los conflictos internacionales y evitar que se empleara el recurso de la guerra para resolver disputas entre naciones. Éste fue un principio que tuvo una enorme repercusión en la diplomacia internacional. Los vencedores de Napoleón decidieron la suerte de numerosos territorios europeos en el llamado Congreso de Viena (septiembre 1814-junio 1815). El Congreso se desarrolló en una atmósfera de fiestas suntuosas y en presencia de los principales soberanos de Europa. Las cuestiones diplomáticas fueron tratadas de manera secreta por los ministros de las grandes potencias: Castlereagh por Gran Bretaña, Nesselrode por Rusia, Hendenberg por Prusia y Metternich por Austria. A pesar de la derrota, Francia también estuvo representada por el ministro Talleyrand. El protagonismo de Metternich en la política internacional de esta época hizo que el período histórico que va de 1814 a 1839 fuese calificado como «la era Metternich». En el grabado se puede observar cómo los diferentes monarcas se reparten los territorios europeos. EL LIBERALISMO CONTEXTO HISTÓRICO DEL ORIGEN DEL LIBERALISMO En las últimas décadas del siglo XIX la economía capitalista basada en la industria se había consolidado considerablemente. El sistema industrial mostraba toda su capacidad de producir riqueza como ningún otro sistema lo había hecho. Se estaban formando gigantescas empresas industriales, cuya producción no sólo alcanzaba para abastecer la demanda local, sino que sobraba para ser vendida en otros países. Al mismo tiempo, los sectores sociales que se habían opuesto al pleno desarrollo de la industria en Europa -terratenientes y pequeños artesanos- habían perdido influencia política.
  • 14. Gracias al crecimiento de la economía industrial se había constituido una importante clase obrera, que tendía a agruparse en sindicatos y partidos para expresar sus demandas frente a una economía que no tenía en cuenta sus derechos y necesidades. Los países más industrializados eran las potencias europeas y los Estados Unidos de América, que comenzaban paulatinamente a desarrollar todo su potencial productivo. Los países europeos llevaban a cabo políticas de expansión colonizadora, ocupando territorios en diversos puntos de África, Asia y Oceanía, de los cuales extraían los recursos necesarios para aumentar su producción. El sistema económico mundial estaba organizado de acuerdo con las necesidades de los países más poderosos, sobre la toase de la llamada "división internacional del trabajo": cada país producía (y exportaba) aquello que podía hacer de la manera más eficiente, en tanto que importaba otro tipo de bienes. Por ejemplo, los países de América latina intercambiaban sus productos minerales y agrícolas con los países industriales, recibiendo de ellos bienes manufacturados. Si bien el sistema capitalista industrial había sufrido situaciones de crisis sociales y financieras, había demostrado capacidad de recuperarse. El dominio de los industriales sobre la economía fortaleció sus convicciones sobre las ventajas del liberalismo. Pintura que muestra a la alta burguesía alemana en el restaurante del Jardín Zoológico de Berlín. Gracias al crecimiento de la economía se desarrolló una burguesía adinerada que confiaba ciegamente en la capacidad del capitalismo para restablecerse de las crisis. EL LIBERALISMO: El conjunto de las transformaciones ideológicas y políticas que se habían desarrollado en Europa y América entre finales del siglo XVII y el fin del Imperio napoleónico (1815) conformaron una corriente ideológica y una doctrina política que conocemos como liberalismo. Aunque la palabra «liberal» (amigo de la libertad), parece
  • 15. ser que fue acuñada en España, en las Cortes de Cádiz (1812), en sentido amplio el término «liberal» sirve desde el siglo XIX para denominar un conjunto de ideas que fueron la base y el sustento de los sistemas políticos creados por las revoluciones liberal- burguesas. Además de su contenido político o económico, las ideas liberales se plasmaron también en un modo de entender la sociedad y en una actitud hacia las personas y las relaciones sociales. Así, en nombre de la razón y del derecho de todo hombre a vivir libre, los liberales concibieron el universo como una inmensa mecánica cuyos engranajes obedecían a leyes naturales. Por ejemplo, cuando Newton descubre las leyes elementales de la física, o Galileo afirma que la tierra gira en torno del sol, no ponen en tela de juicio ningún dogma de la Iglesia, sino algo mucho más radical: la presencia de Dios en cada acontecimiento. Cuando los científicos a partir del Renacimiento van descubriendo las leyes de la naturaleza por medio de la ciencia, no niegan la existencia de Dios, al contrario atribuyen al creado haber dictado esas mismas leyes que ellos simplemente descubren, pero este cambio produce una alteración profunda en la tarea de la búsqueda de la verdad. Hasta entonces, era Dios el que hacía salir el sol todas las mañanas por el este, y nada obstaba a que un día, a su Divino arbitrio, lo hiciera salir por el oeste. Al descubrir leyes inmutables de la naturaleza, el «rol» del Creador quedaba limitado al momento de la creación, con lo que, estaban afirmando (por cierto de manera muy poco explícita) que el camino hacia la verdad lo brindaban la ciencia y no la teología. Consideraban que la sociedad estaba compuesta por individuos y no por órdenes clases, o estamentos, y erigieron en doctrina ladefensa de la libertad individual. La libertad, que ellos definían como la ausencia de sometimiento a otros, era un bien en sí mismo en todos los campos: civil, religioso, político y económico. La nueva ideología defendía la libertad de comprar, vender, contratar o establecerse, sin otros límites que el propio deseo y el respeto a la libertad de los otros.
  • 16. La libertad no podía ser limitada por ningún tipo de autoridad, fuera política o espiritual. Defendían la libertad de pensamiento y denunciaban todo intento de limitar la libertad de conciencia y de creencias. Reclamaban el derecho a la libre reunión, a la asociación, a la expresión de las ideas, a la manifestación y a la libertad de prensa. Asimismo, consideraban que la religión debía ser una convicción personal y no un asunto de la vida pública. Se podía creer o no en Dios y ser igualmente un buen ciudadano. Disociaban, por tanto, lo temporal de lo espiritual y defendían un Estado laico, no confesional. Haciendo un poco de historia se observa que en Francia, existía lo que luego se denominó el «antiguo régimen». Un rey absoluto, y una serie de nobles cortesanos que gozaban de toda clase de prerrogativas. El lujo del palacio de Versalles se lograba a costa de impuestos que sometían a la miseria a la mayoría de la población. El alto clero (obispos y cardenales) y la nobleza eran una pequeña minoría, pero monopolizaban el poder económico y político del reino. Por eso, el liberalismo en Francia se destaca por su carácter político. Buscan llegar a una forma de gobierno democrática y consagrar los derechos individuales. Por lo tanto, los liberales rechazaban todo poder absoluto y desconfiaban de los poderes constituidos. Eran partidarios de un régimen parlamentario con garantía de derechos y separación de poderes. Cada uno de los tres poderes (ejecutivo, legislativo y judicial) equilibraba a los otros dos. El poder no podía manifestarse bajo la forma de decisiones arbitrarias que provinieran de una autoridad que se reclamaba de derecho divino. Los liberales no eran hostiles a la monarquía, siempre que fuera constitucional y que los monarcas reinaran, pero no gobernaran. Toda decisión debía emanar de una Asamblea elegida por sufragio, que representaba la voluntad general de la nación y para la que defendían una gran cantidad de prerrogativas. La voluntad de la nación debía expresarse mediante la elaboración de leyes y debía ser la ley la que rigiera la vida pública. La Constitución era la gran ley, el marco que regulaba las relaciones entre los ciudadanos de un Estado y garantizaba sus derechos.
  • 17. Pero además, para el liberalismo, las leyes debían garantizar el ejercicio individual de las libertades individuales frente al poder del Estado y se definía la libertad política como el conjunto de garantías del ciudadano ante los poderes públicos. Los liberales deseaban un Estado que respetara las libertades y que hiciera aplicar una ley igual para todos. En Inglaterra la aristocracia inglesa venía arrancando concesiones a los reyes desde Edad Media. La célebre Carta Magna de 1215 limitaba seriamente el poder real a favor del Parlamento. En 1679 el rey se había visto forzado a firmar el "bill de habeas corpus", y diez años después debieron firmar la «declaración de derechos» que reducía aún mas el poder real y reconocía algunos derechos de los ciudadanos. En el siglo XVIII el parlamento tenía cada vez más poder y surgieron dos partidos políticos que disputaban las bancas del parlamento mediante el voto de los ciudadanos. Inglaterra era vista en toda Europa como un modelo de libertad y tolerancia, a pesar de que había tenido persecuciones religiosas y otras atrocidades. Ya en el siglo XVIII la preocupación de los ingleses no era el poder real, sino la riqueza, los inventos Y el comercio monopólico con sus colonias que condujo a la revolución industrial. EL LIBERALISMO POLÍTICO: El liberalismo es una filosofía política orientada hacia la salvaguardia de la libertad del individuo, justificación última de la sociedad política. Esta libertad individual no puede depender de la decisión exclusiva del rey, que tendría la facultad de revocarla; el titular último del poder es el pueblo. El poder popular, o la soberanía nacional, que es la expresión utilizada, implica la limitación de las facultades de los reyes, mediante constituciones, en las cuales se consignan las garantías de los ciudadanos y la división de los poderes, que nunca deben estar concentrados.
  • 18. En 1830 Thiers, en un articulo famoso, formula el principio de que el rey reina, pero no gobierna. El derecho a legislar corresponde únicamente a los parlamentos y los ciudadanos no están obligados a cumplir más que lo que las leyes disponen, conforme a la interpretación que de ellas hacen jueces independientes. Como doctrina, el liberalismo nació en Inglaterra, en la revolución de 1688, y no dejó de evolucionar y enriquecerse en contenido teórico hasta el Acta de Reforma de 1867, que amplió decisivamente la base electoral. La ilustración es todo un símbolo, porque no se deciden ya las grandes cuestiones políticas en los salones de los palacios o en las cámaras reales sino que se debaten en los parlamentos. Y quienes se sientan en ellos deben su poder a una decisión libre de los votantes. Por otra parte los debates parlamentarios exigen a los oradores que previamente estudien las cuestiones, reúnan datos estadísticos, lean la correspondencia que les remiten los ciudadanos. Con toda justicia puede afirmarse que en el Parlamento de Londres nació la democracia contemporánea. Los ciudadanos no constituyen un conjunto homogéneo sino que se agrupan en partidos, cuyos líderes pueden acceder, tras el resultado de las elecciones, a los parlamentos. Los pueblos continentales poseían escasa experiencia del funcionamiento de los partidos, para los que en principio sólo encontraban un antecedente en el funcionamiento de los clubs de la Revolución Francesa, pero pronto se forjaron estos grupos de orientaciones divergentes —reaccionarios, moderados, independientes, revolucionarios— que convierten la vida política en un juego de tensiones, propaganda y sucesión de programas y gestiones de gobierno. Con el mismo propósito de impedir concentraciones de poder postula el liberalismo las autonomías provinciales y municipales, en merma de la jurisdicción de los poderes centrales Finalmente la libertad del individuo está garantizada, frente a cualquier abuso, por una serie de derechos que regulan todos los códigos; integridad personal y familiar, libertad religiosa y de industria, protección de la propiedad. Y un derecho imprescindible de tipo social,
  • 19. libertad de prensa, proclama de todas las revoluciones, porque sólo mediante la concurrencia de una prensa libre se pueden expresar los partidos y decidir en elecciones los ciudadanos entre las varias opciones que se les ofrece. Un texto de Benjamín Constant, de su obra De la libertad de los antiguos comparada a la de los modernos, ofrece uno de los resúmenes más claros de lo que es el liberalismo político: “La libertad es el derecho que cada uno tiene a estar sometido sólo a las leyes, de no ser detenido, encarcelado ni condenado a muerte o molestado, en cualquier forma que sea, por el capricho de uno o más individuos. Es el derecho que todos tienen a expresar su opinión, a seguir sus inclinaciones, a trasladarse de un lugar a otro, a asociarse. Es, finalmente, el derecho a influir sobre la marcha del Estado, bien sea nombrando todos o parte de los funcionarios, bien aconsejando o preguntando, o mediante las peticiones que la autoridad esté más o menos en la obligación de tomar en consideración”. Otra manera de restringir el poder estriba en limitar su actuación al campo estricto de la política, postulando su no intervención en las actividades económicas y sociales; es la doctrina del laissez faire, laissez passer. Nos encontramos aquí con una de las insuficiencias del liberalismo, cuya concepción del Estado-gendarme, que sólo interviene en los casos de flagrante delito, centra sus funciones en el mantenimiento de la libertad individual y descuida el ámbito de la justicia social. El liberalismo aparecerá así como un movimiento inoperante para enfrentarse a las contradicciones y problemas de la Revolución Industrial —otras ideologías más revolucionarias surgen como banderas ante los problemas sociales— y por otra parte, por su negación de la soberanía real y su exigencia de consignar en textos escritos los derechos ciudadanos, es considerado como ideología subversiva por los monarcas de la Restauración. El liberalismo comporta la destrucción del antiguo orden político, en este sentido es revolucionario; despreocupado de las estructuras sociales se convierte en ideología de una
  • 20. clase, la burguesía, en este sentido es conservador. René Remond ha reflejado esta ambivalencia: “Una vez y otra, revolucionario y conservador, subversivo y conformista. Los mismos hombres pasarán de la oposición al poder, los mismos partidos del combate contra el régimen a la defensa de las instituciones." El temor a la revolución social inclina a los liberales a interpretar en sentido restrictivo la soberanía nacional, con la negación del sufragio universal; sólo poseen derecho de voto los grupos con un determinado nivel de riqueza o de cultura, la burguesía del dinero y del talento. Constitución escrita, monarquía limitada, elecciones y partidos políticos, sufragio censatario, descentralización, igualdad jurídica y desigualdad social son rasgos que perfilan las sociedades políticas del liberalismo europeo. Ideas del Liberalismo: Interpreta la naturaleza humana y supone que con mayores cuotas de libertades se alcanzan mayores niveles de prosperidad. El hombre obtiene mas beneficio haciendo lo que se le plaza, que sometiéndolo para que haga lo que a otros les place. El ejercicio de la libertad individual es el camino ideal para el bienestar del individuo. Las relaciones entre los individuos deben ser controladas y regidas por una norma nacional, la Constitución, que garantizara los derechos toda la sociedad. Cada individuo es responsable de sus actos deberá respetar los derechos de sus semejantes. Todos los hombres nacen libres e iguales ante la ley. La tolerancia y la razón son los pilares fundamentales de la ideología liberal.
  • 21. El individuo buscando su progreso individual, (usando su libertad, talento y conocimiento) ira formando una sociedad mejor. La religión es una convicción personal y nada tiene que ver con el estado, se puede creer o no en Dios, pero igualmente se es un buen ciudadano. Se deben liberar todas las fuerza creativas de la sociedad, la cual se ira construyendo de manera positiva, mejorando día a día. En lo político defienden la separación de los poderes , la soberanía nacional y el sufragio universal. El inicio del liberalismo económico está en su lucha contra el sistema económico político absolutista. Con su habitual agudeza Voltaire reivindica la virtud del empresario contra la nobleza ociosa en estos términos: «el negociante oye hablar tan a menudo con desprecio de su profesión que es lo suficientemente tonto como para enrojecer de ella. No sé, empero, quién es más útil a un Estado, un señor bien empolvado que precisamente a qué hora el rey se levanta, a qué hora se acuesta, y que se da aire de grandeza haciendo el papel de esclavo en la antecámara de un ministro, o un negocio que enriquece a su país, desde su despacho dando órdenes a Surate y al Cairo contribuye a la felicidad del mundo.» También tuvieron que luchar contra las teorías mercantilistas que defendían regulación de la economía por el Estado. La libertad económica tiene su base en el conocimiento de la realidad que sólo los empresarios y comerciantes tienen. Durante la primera fase de la Revolución Industrial el liberalismo político define un modelo de Estado; una teoría similar trata de definir un modelo de economía. Se considera a Adam Smith (imagen) , con su obra La riqueza de las naciones (1776), como el fundador del
  • 22. liberalismo económico y el iniciador del período de los llamados economistas clásicos. El propósito de Smith, como el de los fisiócratas y los mercantilistas, era descubrir el procedimiento de enriquecer al Estado, como demuestra su título, pero llega al convencimiento de que es condición previa el enriquecimiento de los individuos, y éste es el meollo de su obra: “Cuando uno trabaja para sí mismo sirve a la sociedad con más eficacia que si trabaja para el interés social”, es su axioma de la armonía entre el interés particular y el general. Adam Smith es el gran panegirista de la libertad económica; para él es inútil la intervención del Estado, que habían predicado los mercantilistas; el orden se establece por sí mismo, por el juego de la oferta y la demanda. Si un producto es solicitado sube el precio y se favorece su elaboración, con lo que todo vendedor es retribuido según la importancia de los servicios que presta; la actividad concurrente garantiza el orden, la justicia y el progreso de la sociedad. La llamada doctrina del laissez faire llena una etapa del pensamiento y de la actividad económica. En su base se esconde una glorificación de la libertad: el mercado se regula por libre concurrencia, el trabajador elige libremente su trabajo, la mano de obra se desplaza libremente, el contrato de trabajo es un acuerdo libre entre patronos y obreros. El papel del Estado se reduce a defender la libertad de una actividad económica autónoma de cualquier regulación política. Los críticos de la escuela clásica distinguieron, como Sismondi, entre la libertad teórica y la real, que suponía igualdad. Laissez faire («dejar hacer, dejar pasar») Una característica del liberalismo económico es la que indica al Estado que debe «dejar hacer, dejar pasar» es decir no intervenir. El mayor abanderado de esta idea m Bentharn: «el gobierno no puede hacer nada mas que lo que podría hacer para aumentar el deseo de comer y de beber. Su intervención es perfectamente inútil.»” y agrega: «Los impuestos no
  • 23. deben tener otro objeto que su objeto directo: el de producir una renta disminuyendo el gravamen tanto cuanto sea posible. Cuando se quiere hacerlos servir como medios indirectos del estímulo o de restricción para tal o cual especie de industria, el gobierno, como lo hemos visto ya, no consigue mas que desviar el curso natural del comercio y dar la dirección menos ventajosa a los negocios.» ¿Cómo es que esta libertad económica absoluta puede regular la economía de una Nación? Mediante la ley de la oferta y la demanda que los liberales clásicos consideran una ley natural, como la que regula el ciclo de las estaciones o la ley de la gravedad. Cuando un producto es demandado por la gente en cantidades superiores a las existentes el precio sube. Al subir algunos compradores se retraen y destinan su dinero a otros productos. Al ver esos precios más altos, los poseedores del capital invierten en producir esa mercadería que ahora se ha vuelto muy rentable y por su competencia hacen que el precio baje. De esa manera la ley de la oferta y la demanda no sólo regula el precio de las mercaderías sino que reasigna el uso de los capitales y la mano de obra a aquellos que más demandan los consumidores Cuando el Estado interviene fijando el precio de un producto, o colocando impuestos diferenciales a determinadas mercadería, destruye ese equilibrio natural y determinados productos sobrarán y otros escasearán. Cada vez que se fijan precios máximos, se produce desabastecimiento. Las leyes del mercado, basadas en el juego de la oferta y la demanda, son la mano invisible que rige el mundo económico y a la larga equilibran la producción y el consumo de los diversos artículos. Toda barrera artificial, incluso entre las naciones, que dificulte las leyes de mercado, debe ser abolida; se postula el incremento del comercio internacional, principio que casa perfectamente con las necesidades de las potencias industriales. Para decirlo en términos más modernos, el Estado se debería limitar a mantener el orden y hacer cumplir los contratos que las partes firmen libremente. Todo lo demás debería quedar librado a las leyes de la economía. Cada individuo deberá trabajar y ahorrar
  • 24. para educar a sus hijos, para enfrentar enfermedades y accidentes, y para mantenerse en la vejez y la invalidez. Se considera factor imprescindible del desarrollo la acumulación de capital, al que se exalta como rector y benefactor de la sociedad. Adam Smith escribe: “La industriosidad de la sociedad sólo puede aumentar en proporción al aumento de su capital”. De esta forma la doctrina del beneficio ilimitado queda canonizada. El pensamiento liberal centra su preocupación en la trilogía ganancia, ahorro, capital. El interés individual y el social coinciden siempre, asegura Adam Smith; más lejos llega Malthus cuando condena la asistencia a los desvalidos por ser perjudicial para la sociedad; la felicidad general no sería posible “si el principio motor de la conducta fuera la benevolencia”. La ideología del liberalismo económico favoreció el proceso de industrialización, la creación de mercados mundiales, la acumulación de capitales, el surgimiento de empresas gigantescas, dimensiones todas que se reflejan en la segunda fase de la Revolución Industrial; pero separó la ética de la economía y se despreocupó de los problemas sociales de la industrialización. Individualismo Económico: Cada individuo en particular pone todo su cuidado en buscar el medio más oportuno de emplear con mayor ventaja el capital de que puede disponer. Lo que desde luego se propone es su propio interés, no el de la sociedad en común: pero estos mismos esfuerzos hacia su propia ventaja le inclinan a preferir, sin premeditación suya, el empleo más útil a la sociedad como tal (...). Todo sistema de preferencia extraordinaria o de restricción, se debe mirar como proscrito, para que de su propio movimiento se establezca el simple y obvio de la libertad labrantil, mercantil y manufacturante.
  • 25. Todo hombre, con tal que no viole las leyes de la justicia, debe quedar perfectamente libre para abrazar el medio que mejor le parezca para buscar su modo de vivir y sus intereses; y que puedan salir sus producciones a competir con las de cualquier otro individuo de la naturaleza humana. ADAM SMITH: La riqueza de las naciones (1776). Adam Smith: El gran economista nació en una pequeña ciudad pesquera próxima a Edimburgo. Estudió en las Universidades de Glasgow y Oxford y fue catedrático de Glasgow y tutor, en Francia, del duque de Buccleuch. En 1776 se publicó su obra más importante: La riqueza de las naciones. De esta obra magna se han destacado tres cosas: la abundancia de sus datos económicos, reunidos a lo largo de muchos años de lecturas; el esfuerzo por interpretar esos datos, presentando la naturaleza del proceso económico en términos de competitividad y mercado; la severa crítica del gobierno y la sociedad, abogando por cambios que permitieran el progreso de las naciones. Su influencia sobre el pensamiento económico posterior ha sido gigantesca. Ideas Básicas del Liberalismo Económico: Para los fisiócratas el origen de la riqueza de un estado es la tierra y su explotación, para los mercantilistas el origen de la riqueza en la exportación (venta) de su producción y la acumulación de capital y para los liberales el origen de la riqueza es el trabajo. Afirma que el hombre busca el reconocimiento social, y que además es un ser ambicioso y egoísta, que desea crecer y progresar para lograr un bienestar. Pero no puede lograrlo individualmente por lo que se relaciona socialmente tratando de obtener mercancías que algunos de sus semejantes ya poseen. Para ello agudiza su ingenio y usa su talento y conocimiento para producir otras mercancías que a otros les puede interesar y así poder intercambiarlas o venderlas. Nace de esta manera el mercado comercial.
  • 26. Para producir esas mercancías debe trabajar, por lo tanto el origen del progreso económico es el trabajo. Debe fabricar gran cantidad de esos productos para obtener mayores ganancias y de esta manera deber organizar el trabajo, lo que obliga a la eficiencia y productividad. El salario es lo que paga a un obrero por su trabajo y la ganancia es lo que obtiene de la venta de los productos fabricados. La cantidad de trabajo que se emplea para producir un producto es el precio natural o el precio mismo. La ley de oferta y demanda determina el precio efectivo de ese producto. El mercado se auto-regula de forma transparente , es "como una mano invisible" que va acomodando los precios de las mercancías en venta. La acumulación de esa ganancia es el motor del capitalismo que lleva al progreso de la sociedad. Buscando el propio bienestar va construyendo una sociedad mejor. Para que el sistema funcione es fundamental que la sociedad esté ordenada y en armonía y el Estado debe garantizar ese orden mediante una Constitución. El Estado no debe intervenir en la economía, "dejar hacer, dejar pasar", producir y exportar sin barreras y regulaciones.