Este documento resume un artículo sobre la importancia de la nutrición para el cerebro. Explica cómo diferentes sustancias químicas en los alimentos como proteínas, carbohidratos, grasas, vitaminas y minerales afectan el funcionamiento del cerebro. Se divide en cinco partes discutiendo el efecto de aminoácidos, vitaminas, minerales y grasas. El objetivo es crear conciencia sobre cómo una dieta saludable puede apoyar la salud mental.
1. Sofía Nicho Manrique
LMKT
Aula: A10
20 de agosto del 2012
Nutrición, coma con inteligencia.
Éste artículo, trata acerca de las diferentes sustancias químicas que se
encuentran en los alimentos, las cuales pueden ser benéficas o nocivas.
Incluye proteínas, hidratos de carbono, grasas, vitaminas y minerales. Nos
muestra la importancia que tiene saber qué provocan dichas sustancias y
en que afectan a nuestro organismo. Cada subtema fue experimentado y
comprobado por científicos.
Quieren dar a conocer los cambios que hay entre diferentes dietas, para
que nos sirven, y poder tener una nutrición sana para nuestro cerebro, y
obviamente para nuestro organismo.
El texto se divide en cinco partes:
La primera (página 47) parte puede decirse que es una introducción al
tema. Habla acerca de que el cerebro necesita de proteínas, hidratos de
carbono, grasas, vitaminas y minerales para poder tener un buen
funcionamiento.
La segunda parte habla de aminoácidos, proteínas y carbohidratos que son
tirosina y triptófano. La primera hace que estemos más despiertos, es decir,
con más energía para poder realizar nuestras actividades, en cambio el
triptófano es un aminoácido que causa fatiga. Los hidratos de carbono
hacen que las capacidades mentales disminuyan, y más que nada afecta a
las personas que pasan de los 40 años de edad. (páginas 48-56)
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2. La tercera parte nos habla de las vitaminas, el consumo de vitaminas B
ayuda a prevenir algunas enfermedades, y la C más que nada ayuda a la
memoria (páginas 56-63).
La cuarta parte habla de los minerales, los cuales son indispensables al
igual que las vitaminas para el cerebro. (páginas 64 y 65)
La quinta y última parte trata acerca de las grasas. Debemos consumir
grasas no saturadas para un mejor rendimiento, pues su ausencia también
provoca causas no favorables para nuestro cerebro. Las grasas dañinas
son las saturadas. (páginas 65-67)
Considero que hay 14 ideas principales:
1. En el cerebro hay dos aminoácidos que rivalizan entre sí para ganar el
acceso. Uno es la tirosina utilizada por el cerebro para elaborar los
neurotransmisores dopamina y norepinefrina, y el triptófano, empleado
por el cerebro para elaborar neutrotransmisor serotina. (página 48,
párrafo 2)
2. El otro aminoácido es el triptófano, empleado por el cerebro para
elaborar el neurotransmisor serotina, un emisario químico que retarda el
tiempo de reacción, obstaculiza la concentración, provoca somnolencia
y limita la necesidad de control. (página 48, párrafo 2)
3. Las proteínas contienen una porción considerable de tirosina, pero
cantidades muy modestas de triptófano, lo que significa que la tirosina
ganará la carrera que ha de finalizar en el cerebro, (página 49, párrafo
3).
4. Para que el triptófano llegue al cerebro le hace falta la ayuda de los
hidratos de carbono, explica la doctora Wurtman, (página 49, párrafo 3).
5. Los hidratos de carbono, no sólo causan prejuicios. Recuerde que los
científicos sostienen que los hidratos de carbono pueden disminuir la
actividad del cerebro. Si usted ha tenido un día largo y agotador, los
hidratos de carbono pueden ayudarle a relajarse (página 53, párrafo 2).
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3. 6. Una taza de café con cafeína por la mañana puede, al decir de los
científicos, mantener la actividad cerebral durante un máximo de seis
horas. Pero los expertos han comprobado también que la cafeína en
dosis excesivas puede repecrcutir negativamente sobre el rendimiento
mental. (página 50, párrafo 1).
7. La ingestión de hidratos de carbono tiene el efecto opuesto en una
persona afectada por el transtorno afectivo estacional (TAE), un
desequilibrio mental que se caracteriza por un estado de letargia y
depresión. (página 54, párrafo 3).
8. El triptófano complementario tiene efectos adictivos, los trabajos del
doctor Tecce han revelado muchos aspectos sobre la acción de éste en
el cerebro. Confirma que puede provocar somnolencia y un efecto
escaso o nulo a menos que se alíe con la vitamina B6, para ayudar al
cerebro. (página 56, párrafo 3).
9. La tiamina, la riboflavina y la niacina –vitaminas B1, B2 y B3- se
emplean para convertir hidratos de carbono y proteínas en energía
mental, y la vitamina B12 contribuye a la formación y reparación de
tejidos cerebrales. (página 58, párrafo 3)
10. El ácido fólico y la biotina ayudan al cerebro en el procesamiento de
proteínas o grasas, mientras que el pantotenato ayuda al cerebro a
usarlas. (página 59, párrafo 1)
11. La mayoría de nosotros no nos vemos obligados a experimentar la
verdadera sensación de hambre, de modo que no sabemos a ciencia
cierta como es. No obstante, constitute una de las formas en que el
cuerpo se comunica con la mente. Así pues, experimente el hambre por
una vez sólo para poder sintonizar la conversación entre cuerpo y
mente. (página 60 ,párrafo 4).
12. Otra vitamina que contribuye a mantener el cerebro en buenas
condiciones de trabajo es la vitamina C. (página 59, párrafo 4)
13. Los minerales son tan fundamentales para el cerebro como las
vitaminas. (página 63, párrafo 4)
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4. 14. Las dietas ricas en grasas saturadas parecen disminuir la capacidad de
pensar, mientras que las dietas ricas en grasas no saturadas tienen a
potenciar las aptitudes mentales. (Página 67, párrafo 1).
El autor no incluye una conclusión, debido a que “Nutrición, coma con
inteligencia” es sólo una parte del libro, por lo que la conclusión no se
encuentra en el artículo.
Hay muchos datos que desconocía y son importantes saberlos, para poder
llevar una nutrición buena y saludable, y saber lo quealgunas sustancias
químicas pueden provocar a nuestro organismo. Estoy de acuerdo en que
debemos de tener un contacto con nuestro estómago y alimentarnos lo
suficiente, no en exceso.
Wild, E. M. (1992). El Gran Libro de la Dinámica Mental. España: Ediciónes
Martínez.
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