El documento describe una visita a un área de la ciudad de Bogotá llamada "20 de julio" un domingo, donde se observan diversas prácticas religiosas y comerciales. Los comerciantes venden artículos religiosos y prendas de vestir estampadas con temas religiosos e incluso satánicos para aprovechar la afluencia de personas devotas. También se describe una escuela regida por principios religiosos católicos y personas limosneando que supuestamente se benefician económicamente de su condición física.