2. La Cultura romana fue el resultado de un
importante intercambio entre civilizaciones
diferentes: la cultura griega y las culturas
desarrolladas en Oriente (Mesopotamia y
Egipto, sobre todo) contribuyeron a formar
la cultura y el arte de los romanos. Uno de
los vehículos que más contribuyó a la
universalización de la cultura romana, que
pronto fue la de todo el imperio, fue el uso
del latín como lengua común de todos los
pueblos sometidos a Roma.
3. Las primeras manifestaciones del arte romano nacen
bajo el influjo del arte etrusco, enseguida
contagiado del arte griego, que conocieron en las
colonias de la Magna Grecia del sur de Italia, que
Roma conquistó en el proceso de unificación
territorial de la península, durante los siglos IV y III a.
C. La influencia griega se acrecienta cuando, en el
siglo II a. C., Roma ocupa Macedonia y Grecia.
Véanse también: Arquitectura de la Antigua Roma,
Escultura de la Antigua Roma y Pintura de la Antigua
Roma.
4. En muchos aspectos, los escritores de la República
romana y del Imperio romano eligieron evitar la
innovación en favor de la imitación de los grandes
autores griegos. La Eneida de Virgilio emulaba la
épica de Homero, Plauto seguía las huellas de
Aristófanes, Tácito emulaba a Tucídides, Ovidio
exploraba los mitos griegos. Por supuesto, los
Romanos imprimieron su propio carácter a la
civilización que heredaron de los griegos. Sólo la
sátira es el único género literario que ya los romanos
identificaron como específicamente suyo.
Véase también: Literatura en latín.
5. El primitivo calendario romano fijaba la duración de
los meses en 29 días, 12 horas y 44 minutos con meses
lunares de 29 ó 30 días. El mes era la fracción mayor
y el día la menor, aunque después se dividió en
horas.
Los romanos consideraban que el día se iniciaba a
medianoche. Al establecerse el año (de annus =
anillo) le fijaron una duración de 10 meses (sistema
decimal), pero más tarde, por influencia griega, se
pasó al año de 12 meses, con 368 días y ¾ de otro,
con meses de 30 y 29 días alternativamente, y cada
dos años un año con 13 meses,
6. La ciencia no conoció un desarrollo
importante en Roma en el campo de la
teoría o de la investigación pura,
limitándose los autores romanos a
recopilar conocimientos anteriores,
sobre todo los griegos; Plinio el Viejo (23–
79) recopiló en su Naturalis Historia la
ciencia griega.
7. En los primeros tiempos la medicina romana era
considerada mágia o religión. No obstante, se sabe que
los etruscos, habilidosos practicantes de la adivinación,
también lo eran en la fabricación de prótesis dentales.
Una ley atribuida al rey Numa prescribía la cesárea
cuando la madre moría antes del parto, para salvar al
niño. Pero no menciona ningún médico. Probablemente
cada uno hacía lo que sabía en caso de necesidad. En
un momento la medicina griega hace una aparición en
la cultura romana. Cuando el primer médico griego llega
a Roma (Arcagato de Esparta, 219 a. C.), Catón se opone
a la admisión de esta y otras novedades que teme van a
helenizar, es decir, a iniciar la decadencia de Roma. Y
propugna la vuelta a la medicina tradicional (en su caso,
por ejemplo, eran panaceas la col y el vino). La medicina
griega que llega a Roma viene dividida en dos escuelas
8. En Roma tenía lugar una animada vida
social y comercial. Su prosperidad
económica y el hecho de ser la capital
política se conjugaron para que su
planta urbana se llenara de bellas
estatuas, imponentes edificios, y arcos y
columnas conmemorativas de los
triunfos militares.
9. Las residencias de los ciudadanos
romanos dependían, como hoy, del
grado de riqueza. Los Patricios y los ricos
hombres de negocios (Caballeros)
habitaban en villae, que tenían grandes
jardines con fuentes, hermosas vistas y
muy lujosas. Los principales modelos
eran dos: insulae y domus.
10. La familia romana, a diferencia de la
familia europea actual, estaba constituida
no solo por los padres, hijos y parientes, sino
también por todos los que vivían bajo la
autoridad del cabeza de familia o pater
familias, incluidos naturalmente los
esclavos. La familia romana era legalmente
tan fuerte que ciertas cuestiones, que hoy
se tratan en los juzgados o en los templos,
entonces se trataban en casa, bajo la
presidencia del cabeza de familia. La
familia era realmente la célula básica de la
sociedad romana.