1. CURSO:
INNOVACIONES PARA LA NUEVA ENSEÑANZA EN LA EDUCACIÓN SUPERIOR
PROFESORA:
MAG. LILIANA MUÑOZ GUEVARA
ALUMNA:
LIC. MARÍA OLIVERA RAMÍREZ
ENSAYO:
CAMBIOS NECESARIOS EN LA LABOR DOCENTE DEL SIGLO XXI
Si nos referimos a los cambios que debería incorporar en la tarea de la docencia universitaria
para responder a los requerimientos del siglo XXI, que se plantea en “ya no va estar en el
profesor que enseña sino en el alumno que aprende”1
, tendríamos que tener en cuenta las
actitudes y creencias del profesor sobre la función como docente, que hemos estado
prestando más atención a lo que tenemos que hacer nosotros para enseñar (como es preparar
clases, explicar, examinar, calificar) que a lo que tienen que hacer los alumnos para aprender,
por ello debemos reflexionar sobre tres áreas que inciden muy directamente en el aprendizaje
de los alumnos: el diseño de tareas de aprendizaje, la evaluación y las competencias
relacionales.
En cuanto a las creencias y actitudes, debemos considerar: Nuestra concepción de lo que
significa ser profesor. Nuestra percepción sobre la calidad de la enseñanza, y Nuestras
actitudes hacia el éxito o el fracaso de nuestros alumnos.
Dentro de lo que se considera “El rol del profesor”, está el de ayudar a aprender. El que
aprende es el alumno y nuestra tarea es facilitar ese aprendizaje. La enseñanza puede definirse
como una actividad que facilita el aprendizaje.2
La tarea está cumplida y nosotros hemos
enseñado, si nuestros alumnos realmente han aprendido.
En relación a la calidad de la enseñanza y calidad del aprendizaje. Deberíamos hablar menos de
la calidad de la enseñanza y más de la calidad del aprendizaje, ello no lleva a tener como
objetivo explicito de la tarea docente el no confundir medios con fines y establecer prioridades
en los medios con una incidencia eficaz y directa en el aprendizaje y formación de nuestros
alumnos.
En lo que se refiere a nuestra actitud hacia el éxito y el fracaso de los alumnos, debemos
reflexionar que el fracaso no es un indicador de éxito. En definitiva el éxito de nuestros
alumnos es nuestro éxito profesional como profesores.
Las nuevas competencias docentes no debe responder sólo al cómo se enseña, sino al cómo se
aprende; por ello, debemos considerar tres áreas de competencias: (1) el diseño de tareas de
aprendizaje (se aprende haciendo, poniendo en juego las propias capacidades intelectuales y
las competencias que se van adquiriendo), (2) lo relativo a la evaluación, y aquí habrá que
ampliar la concepto tradicional de la evaluación (no sólo examinar para poder calificar;
considerar otra función de la evaluación, se aprende cuando se pueden corregir los propios
errores a tiempo), y por último (3) lo que podemos denominar competencias relacionales
alumno-profesor-alumnos.
1
Pedro Morales Vallejo, Implicaciones para el profesor de una enseñanza centrada en el alumno,
Misceláneas Comillas, julio 2006.
2
Mohanan, K.P. Asseing Quality of Teaching in Higher Education, Singapore, 2003.