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ÍNDICE ÍNDICE
Figura 1: http://mariamikhailova.com
Abecedario de la Felicidad
- María Mikhailova -
-
Índice
Prefacio 4
A de AMOR 7
B de BONDAD 10
C de CAMBIO 13
D de DINERO 15
E de EMOCIONES 18
F de FE 21
G de GRATITUD 24
H de HONESTIDAD 26
I de IGNORANCIA 29
J de JUVENTUD 33
K de KARMA 36
L de LIBERTAD 39
M de MIEDO 42
2
ÍNDICE ÍNDICE
N de NIÑO 45
O de OPINIÓN 50
P de PASIÓN 54
Q de QUEJA 58
R de RESPETO 62
S de SALUD 65
T de TIEMPO 69
U de UNIVERSO 73
V de VITALIDAD 77
W de WEB 82
X de SEXUALIDAD 86
Y de YO 91
Z de ZEN 95
Otros libros de la autora: 101
Contacto 102
3
PREFACIO
Prefacio
Hace tiempo que deseaba escribir un blog acerca de los Vedas. No era más que
una idea en medio de una vida llena de cambios: cambios de trabajo, de país, etc.
Y entonces surgió la posibilidad y sobre todo el tiempo para dedicármelo solo a mí
misma. Y comencé mi blog. Era septiembre de 2013, acababa de mudarme a Rot-
terdam y no tenía trabajo: necesitaba ocupar mi tiempo mientras lo estaba buscando.
Así surgió Creando felicidad.
Pero llevar un diario digital no es tarea fácil. ¿Cómo conseguir más lectores? ¿De
qué les hablo mañana? Todo comenzó con la idea de transmitir el conocimiento vé-
dico, popular en Rusia pero muy poco conocido en España. A mí me tenía fascinada.
Sobre todo por la forma en la que los "gurús" en la materia conseguían convertir este
conocimiento arcaico en algo actual, algo que podemos aplicar a nuestra vida diaria
aquí y ahora. Yo quiero llevar Los Vedas a los españoles, me dije.
Y entre una cosa y otra me topé con un blog que sencillamente me cautivó: ca-
minomundos.com Una chica de Argentina decide dar la vuelta al mundo y escribir
sobre ello en su blog. Pero eso no lo es todo. Maga, que es como se llama la autora,
es una chica de grandes dotes literarias, tiene una capacidad increíble de jugar con el
lenguaje. Y no sólo habla de sí misma: interactúa activamente con sus lectores, crea
juegos, es la organizadora del grupo de Facebook "Dinámicas creativas". Y propone
un juego: una letra de abecedario, un post en el blog. Y así hasta completar el alfabeto
completo.
Lo que tenía claro desde el primer momento es que mi blog comenzaría con la pa-
labra Amor. Es la A y es una de las cosas más importantes en nuestra vida. También
quise mencionar ciertos aspectos típicos de los Vedas, como las 3 gunas materiales
(Bondad, Ignorancia y Pasión), la K no podía ser más que Karma o la Z, Zen. Pero
sobre todo procuré que todos los artículos del abecedario tuvieran ese toque persona-
lizado, que dejaran entrever a la persona que está detrás de cada capítulo: una persona
como cualquier otra, con sus defectos y sus virtudes, sus fortalezas y debilidades.
Reconozco que el abecedario ha sido para mí una especie de autoterapia. Si voy
a desentrañar el alma humana, si voy a decir por qué no somos felices, tenemos
miedo o nos sentimos mal, por qué enfermamos, por qué no respetamos a los que
son diferentes, por qué perdemos la fe o nos quejamos constamente... si hablo de
todo ello, ¿qué mejor ejemplo que yo misma? Yo, que de ejemplar no tengo mucho,
4
PREFACIO
precisamente por eso soy perfecta para ilustrar todo aquello que deberíamos (debería)
cambiar en nuestro día a día.
Claro está que los que me lean reunirán ciertas características: bien serán meros cu-
riosos o deseosos de criticarme, bien familiares y amigos "presionados" por mí, bien
(y sinceramente espero que sean la gran mayoría) personas en proceso de cambio,
personas que desean aprender algo nuevo, encontrar algunas respuestas, motivarse,
sentirse mejor, darse cuenta que somos muchos los que tratamos de salir de las crisis,
crecer, mejorar, conocer y sobre todo conocernos a nosotros mismos.
A todos vosotros, queridos lectores del blog, así como potenciales lectores, va di-
rigido este pequeño y humilde diccionario o abecedario de la felicidad. Por supuesto
que no hay una fórmula común que nos hará felices a todos, pero sí hay algo que tal
vez podemos evitar si no queremos que la felicidad y la alegría pasen inadvertidas
por nuestra vida. Para mí la clave está en conocer, en descubrir, en mantener nuestra
mente inquieta.
La rutina muchas veces nos hace olvidar nuestros sueños. La apatía, la crisis, los
problemas familiares y económicos. Pero hay algo a lo que todos debemos aspirar:
desarrollarnos y progresar como personas. Si os sentís así, entonces seguro que este
recopilatorio de mis artículos os hará reflexionar en más de una ocasión. Os advierto
que no digo nada (o casi nada) nuevo. Pero creo que hay cosas que no está de más
oír por enésima vez. Hasta que reaccionemos. O hasta que las asimilemos. Sin prisas
pero sin pausas. Disfrutemos del proceso en sí.
Por último, no puedo despedirme sin mencionar a ciertas personas que me han
ayudado en este camino. En primer lugar a Francisco Cánovas, alias Paco de Murcia.
La idea de crear un PDF con imágenes atractivas, recopilando todas las letras del abe-
cedario, ha sido cosa suya. ¡Y tan suya que se ofreció a prepararme el PDF él mismo!
Así que ya somos dos los creadores de este escrito que estáis leyendo. Muchísimas
gracias, Paco.
Al que tampoco puedo olvidar es a mi seguidor más fiel, que no ha dejado sin
comentar ni un sólo artículo de este abecedario, y no comentar de cualquier manera,
sino de una forma bastante poética. Se trata de Miguel Ángel Morcillo: poeta, aven-
turero y un hombre con mucho sentido común y un ingenio agudo. Gracias por estar
allí hasta el final, amigo.
Y por supuesto, agradecer a todos aquellos que me habéis leído, o que estáis leyen-
do esto ahora. Sé que el tiempo es nuestro bien más preciado, especialmente ahora,
5
PREFACIO
en la era de la tecnología e Internet. Pero los minutos que le dedicáis a lo que escri-
bo, lo que pienso, lo que comparto... es algo que valoro muchísimo. Espero seguir
compartiendo valor, contenidos de calidad, curiosidades y sobre todo conocimiento.
Dicen los Vedas que el conocimiento es lo más importante en la vida del ser hu-
mano. Creo firmemente que es así. ¡Que disfrutéis de la lectura, amigos! Nos vemos
Creando felicidad.
6
A DE AMOR
A de AMOR
Hola amigos. En esta sección que forma parte de un juego, llamado Abecedario,
voy a hablaros de forma escueta de un tema interesante que tiene que ver con la
filosofía védica. Cada tema será una palabra que empiece con cada una de las letras
del alfabeto (veré qué puedo hacer con la W, X o Q). Se admiten sugerencias para
próximos temas. Así que si os apetece que hable de algo desde el punto de vista
védico, me encantará recibir vuestras peticiones. De momento comenzaré hablando
de la A de AMOR, pues es un tema universal que nos atañe a todos, algo de lo que
nunca se ha dejado de escribir
¿Quién no busca el amor? ¿Quién no ha sentido alguna vez la pasión o no se ha
enamorado? El juego comienza y las palabras fluyen, el amor es como un río limpio
que a veces se tiñe de colores extraños. ¿Pero qué es amor realmente?
Los Vedas dicen que el amor es aquello de lo que está hecha nuestra alma.
Que el amor que sentimos por Dios y que hemos olvidado al nacer lo buscamos
sin remedio en este mundo material. Y así al final sólo necesitamos que nos amen
y dar ese amor a los demás. Si no tenemos amor, nos sentimos vacíos e incluso
enfermamos.
Es una cualidad mucho más amplia que el amor de pareja o familia. El amor para
que se considere como tal debe ser ante todo desinteresado. El amor que muchas
veces decimos profesar por la pareja es en el fondo un amor egoísta: queremos que
nuestro ser querido nos agrade siempre, haga lo que nos hace felices y no haga aquello
que no nos place.
El amor altruista ni siquiera es el que sentimos por nuestros propios hijos, pues
muchos padres intentan que sus vástagos sigan su camino o hagan aquello que les
hace felices a los progenitores, olvidando que sus hijos son seres completamente
independientes que no tienen ninguna obligación de hacerles felices, sino todo lo
contrario: son los padres los que tras tener a sus hijos deben preocuparse por darles
todo el amor que necesitan para ayudarles a iniciar con pie firme su andadura en esta
vida, de forma completamente independiente.
El amor auténtico, dicen los Vedas, está en dar y no recibir. Si nuestra existen-
cia la guiáramos así, si siempre diéramos amor sin esperar nada a cambio, si todo el
mundo actuara así, todos recibiríamos amor suficiente. Pero si todos queremos reci-
bir amor y sólo lo damos a cambio, si nunca damos el primer paso, el mundo será
7
A DE AMOR
Figura 2: Amor
profundamente egoísta, como de hecho ocurre actualmente. Lo contrario del amor
es el egoísmo.
Desarrollar ese amor desinteresado sólo es posible desarrollando nuestro amor a
Dios, nos dicen los Vedas. Pues si lo amamos a él, ya que él es amor pleno, reci-
biremos amor en mayor grado al dárselo, y ese amor que recibamos será la energía
necesaria para que podamos compartirlo con los demás seres. Él es nuestra fuente de
inspiración, el manantial del amor infinito del que beber y llegar a la felicidad plena.
Pues si estamos vacíos, si no tenemos amor en nuestro interior, no seremos capaces
de compartirlo con nadie, ya que simplemente carecemos de ello. Sólo podemos dar
aquello que tenemos. Y la única forma de recibirlo de forma constante y ascendente
es a través de la la meditación y la práctica espiritual.
Lamentablemente, la mayoría de nosotros (y me incluyo por desgracia en esta
mayoría todavía) buscamos desesperadamente el amor, porque no lo llevamos dentro,
porque no sabemos cómo generarlo de la nada, cómo crear nuestro propio amor para
regalárselo a otros. Es sólo así como el amor funciona. Criticamos a los demás por
ser egoístas y les exigimos cambiar, sin darnos cuenta de que la única revolución
posible está dentro de nosotros. Cambiar nosotros y tratar a los demás con amor. La
8
A DE AMOR
verdadera batalla la libramos con nosotros mismos.
Si habéis llegado hasta el final, me gustaría preguntaros: ¿qué es el amor para
vosotros? Me encantaría oír vuestros comentarios (aunque fuera una frase o incluso
una palabra).
9
B DE BONDAD
B de BONDAD
Hola amigos. Seguimos con el juego del abecedario. Hoy toca la B. He decidi-
do hablar de una cualidad que es esencial para la filosofía védica, un término que
se menciona constantemente en las lecciones que escucho y que forma parte de las
llamadas gunas de la naturaleza material.
Las gunas son cualidades de la materia que forma el universo en el que vivimos.
Esas cualidades son tres: la bondad, la pasión y la ignorancia. Estos tres estados afec-
tan a la mente de todos los seres vivos, así como nuestros intereses en la vida, nuestro
comportamiento social, las metas, las actitudes, las preferencias en los alimentos, etc.
Cualquier aspecto de nuestra vida puede describirse con la predominancia de alguna
de estas tres gunas.
A grandes rasgos podemos decir que la bondad es el mejor y el más elevado de los
estados, ya que nos permite ver la realidad de la manera más clara posible. La bondad
es un estado de iluminación de la conciencia, cuando los efectos de una determinada
actividad material no son nocivos para otros ni tampoco para nosotros mismos. En
cuanto a la pasión (llamada también excitación y predominante en el mundo actual
en el que vivimos) y la ignorancia (oscurecimiento o degradación), les dedicaré posts
a cada uno de estos conceptos más adelante.
Así pues la bondad o el bien es el más puro de los estados. La conciencia en dicho
estado se encuentra menos contaminada por la materia y el fin último de esta guna es
la paz. La persona que vive acorde al bien recibe la sabiduría que le da las pautas para
vivir mejor. Este tipo de personas serán menos susceptibles a los deseos materiales,
pues comprenden la inutilidad del apego al cambiante y caduco mundo material.
Las profesiones típicas para las personas que viven acorde a la guna del bien tie-
nen que ver con las actividades intelectuales, como filósofos, científicos, médicos o
profesores, entre otros. Lo importante aquí es que su actividad la realicen por el amor
al arte, a la humanidad o a la ciencia, de forma vocacional más que con meros fines
económicos.
Entre las 3 gunas de la materia se produce una constante lucha. Hemos dejado de
comer mal, hemos empezado a practicar el yoga y a dar paseos por el campo, cuando
un amigo nos invita a salir una noche, nos emborrachamos y volvemos a caer en
la guna de la ignorancia, por poner un ejemplo. La influencia del entorno en el que
vivimos es vital para que nos encontremos bajo la influencia de una guna u otra. Si
10
B DE BONDAD
Figura 3: Bondad
uno vive rodeado de delincuentes, es muy fácil que acabe comportándose igual que
sus compañeros.
Al realizar el bien uno se purifica y limpia su karma. Los actos cometidos en la
pasión nos llevan al disfrute inicial y al sufrimiento final y la perpetuación del karma
que traemos; y actividades de la ignorancia nos privan de la razón poco a poco y
crean karma negativo. Según los Vedas, cuando una persona muere en el estado de la
bondad, se eleva y llega a planetas superiores, pobladas de sabios.
Con todo ello, los seguidores de los Vedas nos dicen que lo mejor que podemos
hacer es alejarnos de los dos estados inferiores: la ignorancia y la pasión, pues el
primero destruye a los demás y a nosotros (la violencia sería un ejemplo de ello), el
segundo no hace daño a los demás, pero nos trae infelicidad a la larga (la abundancia
en la que vivimos en el primer mundo es el claro ejemplo de ello, pero al final del
camino nos esperan el aburrimiento y la soledad). Es muy difícil por otro lado no
estar influidos por la pasión, determinante en nuestra sociedad actual. Ya hablaremos
de este término más adelante.
La bondad es el estado más elevado: es búsqueda de la paz, de la armonía y equili-
brio, es una manera de no ver las cosas con excitación extrema, no tener la facilidad
11
B DE BONDAD
de caer en la pasión o la ignorancia. Es aceptar el mundo como es, luchando, pero sin
recurrir a la violencia. Y no luchando con los demás, sino con nosotros mismos. Es
entender que el cambio no está fuera, sino dentro de cada uno de nosotros.
Si tuviéramos que describir la vida del ser humano a través de las gunas, la ig-
norancia se correspondería con la infancia, pues actuamos de manera egoísta y no
entendemos aún cómo funciona el mundo; la pasión sería la juventud: tenemos más
conocimiento pero aún nos falta mucho por aprender, es cuando luchamos, buscamos
progresar en un trabajo, ganar dinero, reconocimiento social, etc.; la bondad sería la
etapa de la madurez, cuando nos hemos dado cuenta de que hay algo más allá de lo
material, cuando buscamos vivir mejor, pues es la única forma de ganarse un buen
karma para vidas futuras. Lo ideal para el ser humano medio sería progresar a través
de las gunas de esta manera.
Por último es importante tener en cuenta que los Vedas nos dicen que ni siquiera
el estado de la bondad es la misión de la vida humana, pues las 3 forman parte de la
materia y como tal son temporales, caducas y nunca constantes. El fin último debe ir
más allá de este mundo material, pero si queremos permanecer en él y ser más plenos
y felices (como nos ocurre a la gran mayoría), tan solo la guna de a bondad podrá
acercarnos al bienestar en la tierra.
Os voy a traducir un pequeño texto del famoso escrito védico Bhagavad-Gita sobre
el tema:
“El que ha llegado a la iluminación, no siente odio por el apego y la ilusión ni
llora si éstas desaparecen; el que está siempre fuera del juego y es trascendental,
cualesquiera sea la influencia de las gunas sobre él, tiene claro que todas las acciones
son realizadas por las gunas materiales; quien está siempre sumergido en su interior y
acepta de la misma manera la felicidad y la desgracia; quien no ve diferencia alguna
entre un puñado de tierra, una piedra o un lingote de oro; quien recibe de la misma
manera lo deseado y lo indeseado; quien se siente invencible, recibiendo por igual la
crítica y las alabanzas, la deshonra y el respeto; quien trata por igual a los amigos y a
los enemigos; quien se aleja de toda la actividad material... sobre esa persona dicen
que se ha elevado por encima de las gunas de la naturaleza material.”
12
C DE CAMBIO
C de CAMBIO
En mi tercer día del abecedario confieso que iba a escribir sobre otros temas. La
C da para mucho: cultura, confianza, crisis, confort... eran mis otras opciones. Pero
ya que quiero afrontar mi blog de manera mucho más positiva, creo que CAMBIO
podría ser una buena opción, ya que engloba todas las anteriores.
Todos esperamos cambios (a mejor por supuesto), pero los cambios al mismo tiem-
po nos dan miedo. Y lo que nos da miedo es precisamente eso: salirnos de nuestra
zona de confort, como ya dije en uno de mis anteriores artículos.
Sin embargo es la propia vida la que nos empuja muchas veces sin remedio a
que estos cambios se produzcan. Véase crisis. Por mal que suene (especialmente
ahora, cuando rozamos cifras tan alarmantes de parados en nuestro país) las crisis
son necesarias, pues son un motor efectivo para el crecimiento (otra C) en todos
los sentidos.
La inercia, la rutina, la comodidad tienen el efecto negativo de crearnos una coraza
de aparente seguridad en la que nadie -en apariencia- puede amenazarnos. Es una
trampa peligrosa que nos atrapa, porque es invisible muchas veces y porque nuestro
enemigo es el más poderoso: nosotros mismos.
Cuando la crisis sucede, en el ámbito que sea: salud, relaciones, trabajo, amistad,
hijos... algo o alguien nos está diciendo que es hora de que cambiemos, de que las
reglas que han venido funcionando hasta ahora ya no sirven y de que es hora de
valorar de nuevo nuestra situación.
También es verdad que la cultura del cambio es algo que está siendo cada vez más
integrado en la sociedad consumista, ya escribí sobre esta moda en uno de mis artícu-
los de Brand of the Art. Pero cuando me refiero al cambio, no quiero decir cambios
superficiales: cambios de look, de coche, de hobby... El cambio que aplaudo es un
cambio profundo, un análisis interior sin el cual nada puede cambiar realmente.
Se habla hoy también de la crisis de valores. Los valores que antes tenían raíces
y que la sociedad de hoy ha olvidado, vendiéndonos diversiones superfluas y propo-
niéndonos entretenimiento sin fin para alejarnos de nuestro mundo interior. Y como
lo dije ya en la B de Bondad, dependemos muchísimo del entorno en que vivimos,
es muy difícil no contagiarse de aquello y aquellos con los que interactuamos. La
moda de lo rápido no nos deja tiempo para pensar. El trabajo estable que nos permite
13
C DE CAMBIO
Figura 4: Cambio
disfrutar de esta industria del entretenimiento exprime nuestro tiempo más preciado.
Muchos padres apenas tienen tiempo para sus hijos y les compran regalos y cacharros
tecnológicos para que éstos se entretengan a su manera.
Sí, las crisis son necesarias. Como leí hace poco en un blog sobre literatura que
sigo: “pierdes el miedo cuando ya no te queda nada que perder”. Cuando algo
gordo nos ha pasado: la pérdida de un trabajo, una relación que ha terminado, una
crisis existencial... ahí es donde de pronto sacamos las fuerzas de donde creíamos
no las había. Bueno, en realidad solo tenemos dos opciones: hundirnos o avanzar.
Espero que todos, si llega el caso, hagamos lo segundo.
La vida es cambio, es movimiento. Es avanzar, es descubrir, es indagar, es equi-
vocarnos y es buscar soluciones. Según las leyes kármicas, todo ocurre por alguna
razón (lo malo y lo bueno). Son lecciones que nos enseñan algo, que nos muestran
nuestros errores y miedos y nos dan siempre una segunda oportunidad. La vida es
aprendizaje y no hay aprendizaje sin error. Lo importante es darnos cuenta de ello,
vencer el miedo y seguir avanzando.
14
D DE DINERO
D de DINERO
Sí, pese a muchas otras opciones he pensado que ésta va a ser mi D de hoy. El
dinero... un tema quisquilloso. Un tema que está de moda. Algo necesario. Algo
que muchas veces nos falta, aunque también algunas veces nos sobra. El dinero es
necesario para vivir. Algunos matan por dinero (demasiados, por desgracia). El dinero
es el enemigo y es a su vez el sueño de muchos. El dinero no huele, es papel pero nos
resuelve la vida, nos facilita el intercambio de bienes y servicios. Hoy con la crisis el
dinero es una de nuestras mayores preocupaciones. Es también la D de deuda, la D
del dolor y la D de tomar decisiones que no siempre nos gustan.
Let´s talk money. Hablemos de dinero. A pesar de que cualquier corriente espiritual
nos indica que el dinero no da la felicidad (y en el fondo tienen toda la razón del
mundo), hay un dicho actual que le da otra vuelta: el dinero no da la felicidad pero
procura una sensación muy parecida.
Muchos estudios económicos, psicológicos y sociales hablan de la correlación del
dinero y la satisfacción personal de quienes lo poseen en mayor o menor grado. Hay
un estudio que dio bastante de qué hablar (incluido en las famosas charlas de TED),
anunciando que mientras seas pobre, el aumento de ingresos sí proporciona felicidad,
pero la curva de felicidad ascendente deja de crecer en cuanto llegamos a un cierto
punto de riqueza y desde entonces se mantiene estable (entorno a los 60.000 euros
anuales). Tras leer este tipo de artículos, uno siempre se queda pensando: ¿y yo,
cuánto dinero necesitaría para ser feliz? ¿De verdad ganar 5.000 al mes me haría
sentir la persona más feliz del mundo?
Ahora con la situación de crisis y del trabajo precario que vivimos, ganar mil euros
sería considerado gran suerte para no pocos. Pero también estamos experimentando
un cambio en los valores como lo mencioné ayer. La crisis ha hecho plantearse a mu-
chos si vale la pena el sistema actual, si no existen otras salidas. Así, una profesional
de éxito española renunció a un trabajo bien pagado que le exprimía todas sus fuerzas
y al que debía dedicar 12 horas al día, para irse a vivir a un piso de alquiler y sustituir
el coche por una bicicleta, haciendo lo que realmente le gusta (escribir y traducir) y
disponiendo de mucho más tiempo libre. Ha escrito un libro en el que relata cómo
se puede vivir mejor con menos dinero, simplificando la vida y disfrutando de las
pequeñas cosas.
Hay ejemplos de personas “normales” que van aun más allá. Una alemana de fa-
15
D DE DINERO
Figura 5: Dinero
milia bien que tras cumplir los 50 decidió hacer un experimento en su vida: vivir sin
dinero. Ahora tiene alrededor de 70 y sigue sobreviviendo sin dinero a través del in-
tercambio de actividades: recibe alojamiento, ayuda a cuidar a los niños o pasea a los
perros de algunas familias, le regalan ropa y le proporcionan comida. No, no es una
indigente, sino una persona que ha decidido romper con los cánones de la sociedad
actual y demostrar que se puede ser feliz sin tener dinero, cooperando con los demás.
Parafraseando a Einstein, “en los momentos de crisis, sólo la imaginación es más
importante que el conocimiento”. La creatividad despierta en tiempos de crisis.
Podemos hablar ya del banco del tiempo, en el que la unidad de cambio no es el
dinero, sino el tiempo de cada persona, como puede ser, por ejemplo, trabajo por
una hora: un intercambio de servicios por servicios o de favores por favores. Se han
creado plataformas que permiten ese intercambio de tiempo, ayudando a los que están
en paro o simplemente desean vivir de forma diferente.
El dinero y el tiempo, son dos factores esenciales para la vida de un ser humano,
nos dice el empresario y trader de éxito, Aitor Zárate, fundador de un pensamiento
nuevo, llamado Factor K. Resulta que en el colegio o el instituto no nos han enseñado
nada sobre el dinero. No sabemos cómo se crea, qué son los créditos, cómo funciona
el banco mundial. Tampoco nos han enseñado los conceptos de economía básica y
16
D DE DINERO
nos sentimos indefensos frente a un mundo tan complejo donde el Dinero es el Rey.
Perderle el miedo al dinero, aprender a manejarlo y lograr la independencia financiera
es lo que este empresario nos propone a todos.
Ahora que ni el empleo público es seguro, ahora que millones de personas no
encuentran o pierden su trabajo diariamente... es ahora el momento de buscar nuevas
formas de vivir y relacionarnos con el dinero. Tomemos la vía que tomemos, creando
fortuna a través de inversiones o trading, emprendiendo un negocio que nos llene
(aunque tal vez no nos forremos), buscando una forma de vivir sencilla con poco
dinero o prescindiendo del dinero completamente o casi... el dinero seguirá estando
presente en nuestra vida.
“Trabaja como si el dinero no tuviera importancia”, nos dice uno de los maes-
tros de la filosofía védica, Ruslán Narushevich . Los Vedas nos recomiendan que
vivamos de forma honesta con los demás y con nosotros mismos, haciendo el bien,
que trabajemos sin obsesionarnos con la recompensa, y el dinero que necesitamos
para vivir vendrá por sí solo. Obsesionarse con el dinero (como obsesionarse con
cualquier cosa) es contraproducente, pues la obsesión nos lleva a perder el norte y
olvidar que lo que realmente importa en la vida es el tiempo que compartimos con
los demás.
17
E DE EMOCIONES
E de EMOCIONES
Hablar de emociones es acercarnos a nosotros mismos, es intentar descubrirnos
más. Es saber por qué actuamos de una manera, por qué algo nos da miedo o nos
agrada o nos resulta doloroso. Nuestra vida es un complejo entresijo de emociones
en continuo fluir. ¿Pero qué son las emociones? ¿Son buenas o no tanto? ¿Cómo
aprender a vivir con ellas?
Las emociones son los colores de nuestra vida. Nuestra vida sería tan monótona
sin ellas. Pero de la misma manera que hay colores alegres, los hay también oscuros,
no podemos evitar que existan.
En el mundo actual, donde la psicología está tan de moda, no dejan de avasallarnos
con lo de ser positivos. Optimismo, alegría, placer... la industria de la publicidad, las
nuevas tecnologías, los programas de TV, todo nos lleva por el camino de lo positivo
y lo alegre. Y es así: hoy más que nunca se nos brinda una mayor posibilidad de
disfrutar. El problema es que nos olvidamos de la otra cara de las emociones positivas:
las emociones negativas.
Los Vedas nos vienen a decir que las emociones no son ni buenas ni malas. Las
emociones son el resultado del mundo material. Nuestra alma es feliz por naturaleza,
pero la vida real nos puede dar no pocas sorpresas: buenas o malas. Y ahí es donde la
mente experimenta unos estados de ánimo que pueden incluso llegar a formar parte
de nuestra personalidad.
Lo más curioso respecto a las emociones negativas, es que debemos vivirlas.
Ocultarlas, esconderlas, olvidarlas... es sólo un proceso que nos paraliza, que nos
impide ser realmente felices. Es cierto que estar triste o deprimido no está de moda,
hoy más que nunca debemos ser optimistas y positivos, porque es lo guay, es lo que
vende, es publicidad de uno mismo y es la máscara que nos debemos poner para
triunfar. Pero si no sobrellevamos lo negativo, no podremos avanzar, es ley de vida.
Como dice Narushevich, no podemos hacer felices a los demás, pero sí les po-
demos ayudar a experimentar sus emociones negativas. Es como el yin y el yang,
los polos opuestos que se atraen y que generan electricidad: cuantas más emocio-
nes positivas tengamos, tantas más emociones negativas habremos de experimentar.
Y hoy, experimentar lo positivo es mucho más fácil que ayer, tenemos mucho más
entretenimiento a nuestro alcance: antes teníamos dos o tres canales de TV para ver
a una determinada hora un programa que nos gustase, ahora Internet y el móvil nos
18
E DE EMOCIONES
Figura 6: Emociones
traen la diversión a todas horas, a cualquier rincón del planeta; antes no viajábamos
con tanta frecuencia ni tan lejos como ahora, y hoy muchos ya no nos conformamos
con unas vacaciones en Benidorm.
Las emociones positivas son también equiparables a un crédito que tenemos para
la diversión o lo que se llama karma positivo. En cuanto lo hemos vaciado, nos que-
damos con la contrapartida: lo negativo. ¿Por qué, por ejemplo, mucha gente famosa
termina mal, si se supone que tienen todo lo que cualquiera hubiera soñado? Tanto
lujo, tanta sensación positiva, tantas emociones fuertes cansan a la larga. Tan sólo
sintiéndonos queridos, en una compañía de alguien cercano que sea capaz de escu-
charnos, de absorver nuestras emociones negativas, sin criticarnos, sin recriminarnos
ni juzgarnos, sólo ahí dejaremos que el humo del fuego que hemos encendido, se
disipe para traernos la paz.
El negarnos a las emociones negativas es impedir nuestro progreso. El miedo al
fracaso, a experimentar lo negativo es lo que nos impide avanzar. Tan sólo aceptando
que el fracaso y la vergüenza tienen cabida en nuestra vida, podremos crear algo
nuevo o dar un paso más en nuestro desarrollo personal o profesional. Pero para
superar esas emociones negativas, debemos estar seguros de que habrá alguien más
19
E DE EMOCIONES
fuerte que nosotros a nuestro lado, capaz de apoyarnos en momentos tan duros. Para
los hijos, éstos serían sus padres; para las personas que tienen pareja, sus parejas
o amigos cercanos; más allá estaría la figura del mentor espiritual o psicólogo. La
soledad no nos ayudará a superar nuestras emociones negativas más profundas.
Pretender estar contentos a todas horas, pues, es una utopía. Aceptemos que no
todo en nuestra vida ha de ser perfecto, alegre y divertido. Aceptemos los altibajos de
nuestra existencia. Por algo somos humanos. Aceptemos nuestras emociones, sean
positivas o negativas. Experimentémoslas sin culpa, sin miedo, sin rabia. No, a nadie
le gusta estar triste ni perdido, pero sólo bajando al fondo del pozo, a nuestro yo más
profundo, podremos vivir lo que nos pasa para luego salir de ahí. Y sólo en compañía
de aquellos que nos quieren y nos aceptan. Las emociones no son nosotros. Nosotros
somos amor, somos felicidad, somos eternidad y conocimiento. Las emociones son
sólo los colores de una paleta que nuestra mente maneja para crear su mejor y única
obra: nuestra vida actual.
20
F DE FE
F de FE
Hoy de repente salió el sol en Holanda. Sin pensarlo dos veces salí a dar un paseo
alrededor del lago: estas oportunidades inusuales hay que pillarlas al vuelo para poder
recargase un poco de la vitamina D que tanto nos falta en los países del norte.
Mientras andaba disfrutando de un precioso paisaje otoñal, cálido, regalándonos
los últimos rayos de una época aun no tan severa, mi mente no le dejaba de dar vueltas
al post de hoy: la efe. ¿La efe de fe, de fidelidad, de felicidad, del futuro? Pero al final
todas se resumían en una sola: fe. La fe engloba tantas cosas. La fe es la confianza en
uno mismo, en los demás, es la fidelidad a nuestros principios, a los que nos quieren
y queremos, es la fe en el mañana, en el futuro, en que el sol saldrá y que tendremos
salud suficiente para irnos a trabajar o ayudar a nuestros seres queridos. La fe es uno
de los motores de nuestra vida. Es la fe en el amor, la fe de que hay una luz al final del
túnel, de que por muy mal que nos vaya ahora (sea la pérdida del trabajo, la falta de
dinero, problemas familiares, de salud, etc.) al final las cosas se acabarán resolviendo.
Y mientras caminaba observando la quietud del inmenso lago de un intenso azul
bajo los tímidos rayos de sol norteño, me preguntaba a mí misma por mi futuro, por
mi fidelidad a mí misma, por mi fe. Me di cuenta de que perder la fe es algo que
nos pasa muy a menudo. Que cuando peor estamos, cuando el destino nos obliga
a abandonar la tan querida zona de confort, nos sentimos perdidos, tenemos miedo
y nos falta la fe. Y es entonces cuando queremos huir y evitar el problema de algún
modo. Pero esta no es la solución. Como lo dije en mi anterior artículo, las emociones
negativas hay que vivirlas a fondo, es la única forma de que se pasen de verdad.
Ese paseo no iba sólo enfocado a la tan necesaria vitamina D en otoño, servía tam-
bién para poner en orden mis ideas, mis planes, mis proyectos del futuro. ¿Escribir
y terminar una novela, volcarme en ella de lleno o aparcarlo como he hecho hasta
ahora, devolviéndole su función de hobby y enfocarme a mejorar mis estudios, bus-
cando una mejor salida laboral en el mundo tan competitivo y tan cambiante en el
que vivimos? ¿Aprender holandés, con miras a largo plazo en Rotterdam o perfec-
cionar mi inglés, sabiendo que éste es el idioma que en realidad mueve el mundo? ¿A
alguien le interesa mi blog? ¿No escribiré ideas absurdas, carentes de sentido hoy en
día, que harán sonreír a más de uno? ¿Quién soy para opinar de temas tan globales,
qué experiencia de la vida tengo, cuántos conocimientos de verdad poseo?
Me sentía perdida, sin rumbo (a pesar de estar caminando con pasos firmes), y con
21
F DE FE
Figura 7: Fe
cada pregunta que me hacía, me daba cuenta de que lo que me faltaba era precisa-
mente eso: la fe. Sí, esa fe con la que todos vivimos, la que nos da la seguridad, la
que nos proporciona fuerzas para seguir con lo que hacemos, para conseguir aquello
que soñamos.
La fe no es sólo un asunto de religión. Por muy ateos o agnósticos que nos con-
sideremos, no podemos vivir sin la fe ni un segundo de nuestra vida. Lo contrario
de la fe es la desesperación, es la depresión, es el miedo. La fe en nosotros es la fuerza
principal que nos da pie para avanzar, para levantarnos cada mañana de la cama e ini-
ciar otro día más en nuestra vida. Un día precioso y único, aunque muchas veces no
somos capaces de verlo así. Tal vez sea el sol de hoy el que me hace ver con claridad
que debemos buscar esa fe, debemos rescatarla del fondo de nuestra alma, debemos
abrirle las puertas de par en par para que un soplo de aire fresco la inunde y la haga
vibrar.
La fe en el futuro es lo que nos falta hoy: época de crisis y de grandes cambios.
Siempre está ahí, por eso respiramos, pero muchas veces dejamos de sentir su pre-
sencia. La fe no es contraria a la ciencia. La fe está en nuestra psique y en nuestro
corazón. Como decía el famoso empresario Henry Ford: Tanto si piensas que puedes
22
F DE FE
como si piensas que no, tienes razón. Al final es todo cuestión de fe, de su fuerza
para que consigamos algo o no. Es la fe que parte de nuestra mente o del alma, co-
mo nos guste más llamarlo, pero la fe es lo que determina quiénes somos, cómo nos
relacionamos con los demás y lo que hemos conseguido en esta vida.
Aunque según el pensamiento védico, sólo la fe en Dios es capaz de darnos una
seguridad y una ausencia del miedo absoluta. Creer en los demás es algo esencial
para vivir, pero somos humanos y no hay un ser humano que sea invencible. Somos
frágiles, poseemos cuerpos caducos y las pasiones nos pueden. Lo mismo ocurre
con la fe en uno mismo: es tan difícil mantenernos firmes en nuestros propósitos, se
necesita de tanta fuerza interior y es tan simple caer, olvidar lo prometido a los demás
o a nosotros mismos. Por ello los Vedas nos recomiendan creer en alguien que está
por encima de nosotros, porque al igual que ocurre con la felicidad, la fe en Dios
es un manantial inagotable de fuerza, de valentía y de confianza de que no estamos
solos, de que todo irá bien.
Lo que me gusta de los Vedas es que no nos incitan a seguir una determinada
religión, creyendo que es mejor que otras. Nos dicen que todas las religiones guían al
hombre hacia Dios, y por tanto no tiene sentido cambiar de religión. En cada religión
hay una compresión propia de lo que significa Dios pero Dios es único y creó todas
las religiones con una sola finalidad: que cada persona pueda acercarse a Dios, de
acuerdo a su naturaleza.
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G DE GRATITUD
G de GRATITUD
Gracias. Una palabra que usamos todos los días, algo que muchas veces hacemos
de forma automática, sin siquiera pensar de verdad en su sentido. ¿Pero qué es agra-
decer realmente, a quién debemos en verdad agradecer y sobre todo por qué?
Hace no mucho vi de casualidad un vídeo en el que se hacía un experimento. Se
escogió a varias personas y se les pidió que pensaran en la persona a la que más
agradecida estaban, que más influyó en su vida. Después les dijeron que escribieran
una carta como si fueran a dársela a esa persona especial, agradeciéndole todo su
apoyo y describiendo lo que significan para ellos.
El siguiente paso fue decirles a los encuestados que llamaran a esas personas y
les leyeran la carta. Estas personas especiales resultaron ser sus hermanas, madres,
amigos, maestros. No todos estaban disponibles en aquel momento, los hubo que ya
ni siquiera vivían. Sólo la mitad de los encuestados logró transmitirles sus palabras a
través del teléfono. Finalmente se midió el estado de felicidad de aquellos que habían
logrado contactar con sus seres queridos y los que no. El resultado fue sorprendente:
el índice de la felicidad de los que no pudieron contactar con sus allegados subió del
2 al 4%, mientras que el de los que sí pudieron hacerlo creció del 2 al 19%.
No sé exactamente qué técnica emplearon para la medición, pero me parece algo
de sentido común. No es lo mismo pensar o incluso expresar en un papel lo que
sientes, que decírselo a la otra persona, ver su reacción y crear esa interacción tan
especial entre ambos. Los que llamaron a sus seres queridos para darles las gracias
simplemente lloraban de emoción, los que no lo consiguieron, se quedaron sin esa
emoción que significa hacer partícipe al otro de sus emociones.
La conclusión era simple: dar las gracias, darlas de verdad, en persona, gene-
ra felicidad. Lo cierto es que muchas veces nos olvidamos de ello. Creemos que
todos saben lo agradecidos que estamos, cuando tal vez no sea así. Lo damos todo
por hecho y olvidamos lo maravilloso que es el mundo que nos rodea: podemos res-
pirar, podemos caminar, podemos ver las cosas, los colores y las formas, podemos
usar nuestra voz para transmitir nuestros sentimientos o simplemente información,
podemos acariciar las superficies de las cosas, sentirlas, podemos oír, ¡qué invento
más increíble éste, el oído!, nos llega la música y la melodía y el susurro de los ár-
boles movidos por la brisa, u oímos un huracán, el peligro, e intentamos protegernos,
proteger a los demás, echar a correr, ayudar a otros.
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G DE GRATITUD
Figura 8: Gratitud
El ser humano es ante todo un ser social. Y la humanidad, esa esencia de la que
estamos hechos, es bondad, es cooperación, es interacción con otros. Dicen los Vedas
que no hay peor castigo para una persona que la soledad. El sentirnos aislados,
incomprendidos, olvidados... nos hace perder la fe, esa fe que necesitamos para
seguir vivos, la que mueve el mundo. El dar las gracias a otros es una manera de
romper con esa soledad, es abrirnos las puertas. El apreciar lo que tenemos, algo que
muchas veces ignoramos o simplemente no queremos ver. La vida es ya un regalo.
La salud es otro regalo. Nuestro cuerpo, nuestros logros, nuestra familia... hay tanto
que agradecer.
Viviendo en el día a día nos olvidamos de sonreír, de pensar que somos afortu-
nados. No hablo de los momentos más duros en la vida de cada uno, sino de esa
enemiga silenciosa que nos aborda sin que nos dé tiempo a reaccionar: la rutina. La
rutina tiñe nuestra vida de gris, de inactividad, de desánimo. A veces creemos que no
tiene sentido sonreír, simplemente no nos sale. Pero no es así. Aunque suene ya muy
trillado: hoy es un día único en nuestra vida y no habrá otro igual. Aproveché-
moslo, aunque haga frío y esté lloviendo, sonriamos y demos las gracias a los demás
o a las fuerzas superiores por estar aquí, por tener salud, por estar vivos.
A todos los que venís leyéndome: GRACIAS por acompañarme en este camino
que es la búsqueda de la felicidad.
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H DE HONESTIDAD
H de HONESTIDAD
En un principio tenía pensado hablar de la humildad. Pero pensando un poco decidí
optar por la honestidad, otra de las cualidades cuya ausencia está a la orden del día
y cuya falta veo más grave que la de la humildad. Digamos que ser humilde o no
no afecta de forma directa a otros seres humanos. Si uno es prepotente y alardea de
sus éxitos, su dinero, su belleza o fama, confieso que es un comportamiento que no
comparto y me disgusta, pero siempre soy del pensar que mientras no hagamos daño
a otros con nuestras acciones, somos libres de actuar como nos plazca. La honestidad
en cambio o más bien su falta es mucho más nociva, pues crea comportamientos
disfuncionales y nos afecta negativamente tanto a uno mismo como a los demás. La
ausencia de la honestidad es un impedimento claro para la felicidad y la armonía.
El autoengaño
Hablar de honestidad es hablar de intenciones. Uno siempre sabe si es honesto o
no. Salvo quizás en el caso de la falta de honestidad externa: el autoengaño. Muchos
vivimos en ese autoengaño constante, de forma consciente o no. Por un lado, el auto-
engaño es el resultado de una manipulación y falta de honestidad externa: como por
ejemplo el hecho de que nos digan qué carreras son las mejores para nuestro futuro,
que el éxito en una pareja equivale a sexo o que nuestra felicidad depende de nues-
tro poder adquisitivo o el consumo de productos que nos brinda la publicidad. Esto
es pura manipulación, pero en tanto en cuanto seamos capaces de escuchar nuestro
interior y de analizarnos, nos daremos cuenta de si lo que nos han vendido es válido
o no para nosotros. No lo que nuestra familia, amigos, pareja, jefe, compañeros de
trabajo, el colectivo social al que pertenecemos quieren, sino aquello que nos hace
felices y plenos a nosotros como seres individuales y únicos que somos.
El autoengaño es uno de nuestros peores enemigos, pues muchas veces llegamos
a creernos de una forma totalmente ciega algo que no es verdad o que no está hecho
para nosotros. A veces es el miedo a nuestros propios deseos, la falta de confianza en
uno mismo o el temor a quedar fuera del círculo de aceptación social, de perder el
respaldo de nuestros amigos o nuestro trabajo. El autoengaño tiene que ver con los
cánones aceptados en una sociedad en un lugar y momento determinados, y si nota-
mos que nuestros deseos no corresponden a esos cánones, el miedo a la soledad nos
empuja a cambiar de forma involuntaria nuestros deseos y sustituirlos por aquellos
que sientan bien a la gran mayoría.
26
H DE HONESTIDAD
Figura 9: Honestidad
La manipulación
La falta de honestidad para con otros, en cambio, sí es algo claramente intenciona-
do y consciente. Aunque se trata de algo que todos rechazamos a priori y entendemos
por falsedad o hipocresía. Es en el fondo una clara manipulación de los demás, pues
les mostramos una realidad que sabemos que no es cierta. Realidad que nos con-
viene a nosotros, creando así una situación de la que sacaremos mayor provecho.
Si hemos robado, no lo diremos, pues no queremos ser multados, ser despreciados
o simplemente quedarnos sin el bien que hemos adquirido ilegalmente. La falta de
honestidad es una manifestación del egoísmo puro y duro: yo por encima de ti.
Mientras que el autoengaño nos hacía daño a nosotros mismos: los intereses de los
demás por encima de los nuestros; la hipocresía se dirige a los demás: yo antes que
el resto.
Lamentablemente la falta de honestidad es parte de nuestro día a día. Comenzamos
mintiendo desde que somos pequeños, por miedo a la reprobación, al castigo... y
luego nos vamos dando cuenta de que es más fácil vivir de esta manera, porque
mientras no nos han pillado, no somos ladrones. Sí, volvemos a hablar de la educación
y los valores que nuestra familia o escuela nos han inculcado.
27
H DE HONESTIDAD
Los medios de la comunicación masiva, al servicio de los partidos políticos y sus
idelogías (ideologías basadas en unos conceptos genéricos muy bonitos, pero que en
el fondo satisfacen los intereses egoístas de personas concretas, ansiosas de dinero
y de poder) son los medios de manipulación masiva, como en más de una ocasión
comenté. No hay cosa más triste y ridícula que ver a los políticos en televisión o en
prensa, echándose basura los unos a los otros, como si de una pelea de niños de par-
vulitos se tratara. Es triste ver cómo los medios, en lugar de ser objetivos o al menos
tratar de serlo, sirven de instrumento al servicio de la derecha o la izquierda, clasifi-
cando a la sociedad en dos extremos opuestos, cuando los únicos que se benefician
de ello son los políticos que están detrás -muchos de ellos untados y presionados por
lobbys y grandes multinacionales-.
Seamos sinceros
Sí, es lo que hay y lo que nos ha tocado. No podemos cambiar a los demás. Pero
sí podemos cambiar nosotros mismos. Dicen que el cambio empieza justo ahí. Y
no, no me excluyo del resto, soy igual de imperfecta, igual de quejica, en más de
una ocasión no he sido honesta y también busco mi bienestar propio. Muchas veces
nos enzarzamos con esos pobres corruptos que son esos señores calvos con tripa o
señoras con botox y caras operadas que mueven los hilos de nuestro país. Pero no es
ahí donde está el verdadero cambio.
El cambio está sólo en nosotros. Sólo puedes cambiar el mundo cambiando tú. Sólo
tienes derecho a pretender que los demás cambien (y ni siquiera tienes ese derecho,
para ser honestos) si cambias tú, si dejas de mentirte a ti mismo y dejas de engañar
a los demás. Esto es ir más allá de la honestidad: es ser sinceros. Sinceridad sería
abrir nuestro corazón y preguntarnos qué hay dentro.
Los Vedas nos hablan del karma y no puedo estar menos que de acuerdo. Todo lo
que nos rodea es un reflejo de nuestro interior, de nuestras vidas pasadas, de nuestras
imperfecciones y nuestros miedos. Es más, por extraño que parezca: nos merece-
mos estar aquí. Esta vida nos la hemos ganado. Poco podemos hacer para cambiarla,
en el sentido de cambiar a los demás. Pero sí podemos ser sinceros y empezar por
limpiarnos nosotros. Tal vez entonces cosas mejores empiecen a suceder a nuestro
alrededor.
28
I DE IGNORANCIA
Figura 10: Ignorancia
I de IGNORANCIA
Hoy me toca un tema un tanto polémico, por eso quizá me costaba ponerme a
ello. Cuando escribes sobre lo positivo y bonito, la gente se anima, se motiva, se
identifica... Pero no todo es de color rosa en nuestra vida, hay mucha ignorancia en el
mundo en el que vivimos, y me incluyo a mí misma, aunque espero ir abandonándolo
poco a poco.
La ignorancia es una de las tres gunas de las que hablé en su momento al referir-
me a la bondad. Un pequeño recordatorio: las gunas, según la tradición védica, son
estados de la materia. Ésta puede manifestarse de 3 maneras posibles: la bondad (la
positiva, vamos), la pasión (la que corresponde al beneficio propio pero no de los
demás) y la ignorancia (el estado de la degradación). De la pasión hablaré en uno de
mis futuros artículos.
Pues bien, la ignorancia es el estado inferior de la materia. Al hablar de la materia,
los Vedas se refieren no sólo a los objetos que nos rodean, sino a todo el universo sen-
sible, incluída nuestra mente. Y es ahí donde radica su manifestación más peligrosa.
29
I DE IGNORANCIA
Como seres humanos, nos podemos comportar de maneras distintas a lo largo de
nuestra vida, incluso a lo largo de un mismo día. Como bien es sabido, nadie es
perfecto, ya que somos humanos, y nuestra vida es un constante fluir de sentimientos,
emociones, acciones, pensamientos, recuerdos... basado en una de esas tres gunas.
Pero siempre habrá una que predomine en nuestro ser.
En cuanto a la ignorancia, se me ocurre un sencillo ejemplo. El otro día fui al
gimnasio y mientras corría en al cinta, cinco monitores de TV mostraban distintos
canales que no podía oír (no suelo llevar auriculares mientras corro). Lógicamente la
vista se va de forma automática a las imágenes en esas pantallas. En unos monito-
res había juegos del tipo Pasa Palabra o Quién Quiere Ser Millonario. En otro, creo
recordar, un partido de fútbol. En el cuarto había un documental o algún programa
de sucesos local. Y el quinto, que además quedaba justo frente a mí, transmitía el
famoso canal de MTV en el que la transformada en chico Hanna Montana con su
recientemente estrenada cresta punk se retorcía ligerita de ropa sobre unos bloques
de piedra, sacando constantemente su lengua a la cámara, a la vez que lamía todo tipo
de objetos metálicos como martillos, palas y cadenas.
No, aquella no era una imagen de lo más agradable (sobre todo porque no oía su
canción y sólo podía observar sus movimientos), pero mi vista volvía a estar clavada
en esa muchacha, preguntándome por qué los videoclips de la MTV son en su gran
mayoría un culto al sexo. Pensé también en no pocos niños de corta edad que se
habrán tragado a la andrógina Hanna y otr@s tant@s luciendo sus instintos más bajos
para forrarse a costa de nuestro morbo y curiosidad.
Para mi aquello era un claro ejemplo de ignorancia. La ignorancia significa degra-
dación. La ignorancia significa bajarse los pantalones y decir que somos animales,
de manifestar sólo lo visceral que hay en nosotros. El sexo puede ser una cosa ínti-
ma y preciosa, incluso espiritual, o puede ser algo basto, desagradable e inapropiado,
cuando su propósito es excitar lo animal que hay en los demás, buscando provocar el
morbo, como lo que ese videoclip y muchos otros pretenden.
Pero la cosa no queda ahí. Lo que esos videoclips buscan es fama, es poder, es
dinero. Volvemos a la ignorancia. El dinero no es que sea malo, pero ganado de
forma así, jugando a los instintos básicos con nosotros, es un dinero que enriquece
a toda una industria a costa de nuestra ignorancia. Muchos diréis: pero nos gusta su
música. Claro, son profesionales, han sabido vender bien. Y lo mejor es que encima
nos han vendido un modo de vida.
30
I DE IGNORANCIA
Ignoracia son lamentablemente muchas cosas. Son las drogas, el alcohol, la pros-
titución, todo tipo de perversiones sexuales, son los crímenes, la violencia, la corrpu-
ción, las guerras... La ignorancia es la hipocresía, la mentira, la venganza. Aunque
no todos lo vean así. Estamos de acuerdo con que las guerras son malas, pero creemos
que la pornografía no lo es. Está claro que no es lo mismo una cosa que otra, pero lo
que tienen ambas en común es que están basadas en la ignorancia. Y la cualidad de
la ignorancia es la degradación: nuestra propia o la de aquellos que están a nuestro
alrededor.
La ignorancia es también la pereza, cosa que muchos sufrimos (incluída yo), es
tomar alimentos que nos excitan, nos llenan de ilusión y autoengaño temporal o nos
hacen más violentos (café, alcohol, carne). Por favor no penséis que me creo mejor
que los demás por ser vegetariana, en absoluto, a día de hoy sigo tomando café y
bebiendo alcohol puntualmente (aunque afortunadamente cada vez menos). Ni yo
misma, sabiendo lo que sé, me siento con fuerzas de abandonar por completo la
guna de la ignorancia. Muchas veces me puede la pereza, el desánimo, la gula, veo
chorradas en televisión o series que en el fondo son una apología del sexo o violencia.
Como muchas veces digo, soy la primera persona a la que van dirigidos mis artículos.
Es cierto que en el mundo occidental, la pasión es la guna predominante (y lo
veréis cuando escriba mi artículo que hable de ello). Pero ojo, vivimos en una época
de degradación general (la llamada Kali-Yuga, la cuarta y última etapa del universo,
aunque aun estamos en sus comienzos), de modo que hay cada vez más ignorancia a
nuestro alrededor. Lo malo de las gunas es que éstas son muy contagiosas. Si vives
rodeado de bondad, acabas comportándote de forma amable y respetuosa. Si ves
pasión y ambición a tu alrededor, tu objetivo será progresar económicamente y tener
éxito en los negocios. Pero si lo que hay a tu alrededor es violencia, como ocurre con
personas que fueron maltratados en su infancia, es fácil que éstas se conviertan en
criminales.
Cuando descubrí los Vedas, tuve una visión global de mi vida en general. Vi hacia
dónde podía ir, cuál podía ser mi destino, comprendí que la elección está en cada
uno de nosotros. Caer en la ignorancia es muy fácil: es rodearte de aquellas cosas
y personas que profesan un determinado modo de vida, es enchufar la tele, ver las
noticias, series, videoclips, jugar a videojuegos asesinando supuestos “enemigos”,
ver pornografía en internet, criticar al vecino, a tu compañero de trabajo.
Es fácil jugar con nuestras bajas pasiones para lucrarse: la ignorancia tiene la
31
I DE IGNORANCIA
enorme capacidad de nublarnos la mente. Los instintos son lo contrario de la con-
ciencia y ahí es por donde pueden manejarnos. Además las gunas son como 3 escalo-
nes: si vives en el mundo de la pasión (que es la tónica actual), tienes dos opciones:
subir o bajar. Y bajar es siempre más sencillo.
Por último, me gustaría añadir algo más: la libertad. Esciribé sobre ella cuando
toque la L, porque creo que este concepto está muy mal interpretado. En mi opinión,
libertad no es hacer sin más lo que a uno le place, sino el tener suficiente conocimien-
to para elegir. O dicho de otra manera: sólo es “libre” –libre en el sentido de hacer lo
que le da la gana– el esclavo de sus sentimientos. Y la esclavitud, si la hemos elegido
como modo de vida, es un paso hacia la ignorancia.
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J DE JUVENTUD
J de JUVENTUD
Ya estamos en diciembre, a punto de llegar el invierno, aunque por las temperaturas
que ha hecho en España últimamente, podría decirse que el invierno ya está aquí. A
punto de acercarse las navidades, aunque por la decoración que hay en toda Europa,
podemos decir que ya están aquí las fiestas: mercadillos de navidad bávaros, la calle
Oxford de Londres iluminada toda de azul, los árboles de Rotterdam cubiertos de
lágrimas de luces...
¿Nos ponemos más tristes en invierno? ¿Por eso necesitamos fiestas en familia,
cantamos canciones como si volviéramos a ser niños, adornamos con luces las calles
y árboles de navidad? ¿O es el espíritu siempre joven el que nos llama, sea en invierno
o seamos ya algo más viejos?
¿Por qué todos queremos ser jóvenes? ¿Por qué no nos gusta decir nuestra edad si
hemos sobrepasado los 30? ¿Qué tiene la juventud de mágico que todos la adoramos,
la idolatramos, la ansiamos? Nadie es más joven que ayer. Desde el momento que un
niño nace, su cuerpo sólo hará una cosa: envejecer. Muy paulatinamente, pero es ley
de vida. Y sin embargo, todos quisiéramos ser eternamente jóvenes.
Se han escrito libros: es famosa la novela fantástica de Oscar Wilde “El retrato de
Dorian Gray” en el que el protagonista se mantiene siempre joven, mientras que su
retrato envejece por él.
La industria de la cirugía plástica opera con gran éxito en los países del primer
mundo fabricando celebridades que parecen no envejecer nunca: desde la operadísi-
ma Cher hasta Madonna, Kidman y otras tantas. El botox es el aliado perfecto ya no
sólo de muchas mujeres que se lo pueden permitir, sino también de no pocos hombres
del mundo rosa.
No sé, no es fácil opinar sobre los anhelos de juventud, cuando uno se siente aun
joven. Pero ya no tan joven como para vivir la vida sin pensar, sin arrepentirse ni
preocuparse del mañana, sin sentir el paso del tiempo. Empecé a notarlo cuando
cumplí los 18, desde entonces el tiempo va pasando veloz, dejándome muy poco
tiempo libre al día para entender las cosas, para aprender lo importante... hasta que
tal vez me encuentre jubilada y me pregunte: ¿ y ahora qué?
Si la juventud supiera y la vejez pudiera, dice un refrán que repite mucho mi pa-
dre. No, la juventud no siempre es sinónimo de ignorancia. Todos conocemos casos
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J DE JUVENTUD
Figura 11: Juventud
de personas jóvenes muy capaces. Y no es por presumir, pero tengo a alguien muy
cercano que con muy poca edad ha conseguido con su propio esfuerzo cosas que
muchos adultos no lograrían. Y como ejemplo contrario de ello: los treintañeros o
cuarentones que se pasan el día jugando a la videoconsola en sus ratos libres.
Es cierto que el mundo ha cambiado: ahora los 30 son los antiguos 20, ahora
tenemos hijos cada vez más tarde y en España la crisis o la comodidad nos ha hecho
seguir viviendo con los padres pasada la treintena. En Estados Unidos empezar a
plantearse una familia alrededor de los 40 está a la orden del día. La esperanza de vida
en el primer mundo se ha incrementado. Queremos prolongar a toda costa nuestra
preciada juventud, disfrutar de ella al máximo, sacarle el mayor provecho.
Muchos cambios, muchas novedades, mucha cirugía... y lo del espíritu dejémoslo
para cuando seamos viejos, ¿verdad? No tengo tiempo, es una de las frases que más
repetimos, que más oímos hoy en día. Pero el tiempo, queridos amigos, es lo único
que tenemos, es lo único con lo que contamos, es nuestro tesoro más grande en esta
vida. Habrá otras vidas, si crees en la reencarnación, pero la que vivimos aquí y ahora
es ésta y no habrá otra igual.
¿Dejar asuntos del alma para cuando nos toque morir? Primero: puede que sea un
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J DE JUVENTUD
pelín tarde (ahí sí que nos faltará tiempo, creedme). Segundo: es totalmente contra-
dictorio dejarlo para la vejez. Y os diré por qué: el alma es siempre joven. Tengamos
2 años o 92, nuestra alma es bella, es joven, y busca reír, divertirse y disfrutar. Dicen
los Vedas que si el alma humana tuviera una edad semejante al cuerpo humano, ésta
se equipararía a una persona de 16 años.
Para ser jóvenes, queridos amigos, lo que hay que hacer no es botox ni matarse
por perder kilos (aunque si nos alimentamos más sano y en menor cantidad, seguro
que nos sentiremos mucho más ligeros). Para ser joven hay que abrir nuestra al-
ma, conocerla, sentirla. Y entonces incluso nuestro propio cuerpo se volverá menos
oxidado, menos triste. La tristeza es síntoma de la vejez, una tristeza continua. La
alegría de vivir es siempre joven, tengamos la edad que tengamos.
Mi esposo y yo siempre nos hemos dicho que de mayores quisiéramos ser como
nuestros caseros del piso que alquilábamos en Alemania: una pareja siempre risueña,
positiva, con ganas de vivir, incansables viajeros, para los que los pequeños detalles
de la vida como flores en primavera o fuegos artificiales en el parque eran grandes
acontecimientos; incluso añadieron nuestra fotografía de boda a su álbum familiar,
sólo por la felicidad de compartir nuestra alegría.
La juventud para mi es eso: optimismo, ganas de vivir, bondad, sonrisa, ayudar a
otros. Los propios médicos aceptarán que un estado anímico positivo puede influir
bastante más en el proceso de curación que un tratamiento complejo de una enferme-
dad grave.
El otro día una amiga me compartió un post que considero vital para entender cómo
funciona el cuerpo humano: una glándula que tenemos en el pecho llamada timo y
que según nuestro estado de ánimo regula todo nuestro sistema inmunológico. Hay
un ejemplo de cómo funciona lo positivo en nosotros que no deja de sorprenderme:
si juntas los dedos pulgar e índice formando una “o” con ellos y piensas en algo
muy positivo en tu vida, si alguien intenta separarte los dedos, no podrá hacerlo o le
costará mucho. Por el contrario, si piensas en algo negativo, separarlos será mucho
más fácil. Probadlo y ya me diréis
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K DE KARMA
K de KARMA
En su momento ya hablé del karma en este blog, pero es que la K no da mucho de
sí y el karma es uno de los aspectos básicos del vedismo. Y como se trata de un tema
tan complejo, que engloba tantos aspectos y que darían para un libro entero, voy a
centrarme esta vez en uno solo, que considero importante y que tal vez interese a mis
lectores.
El karma y la pareja
Está claro que no se nos ha enseñado nada de lo que es importante (o si se ha
hecho, no se le dio la forma adecuada para que lo quisiéramos oír). La educación
sexual, especialmente en los jóvenes, es un aspecto de vital importancia, pero nadie
nos ha enseñado o se ha preocupado de educarnos adecuadamente en nuestra adoles-
cencia, por lo que es fácil seguir el camino de todos: básicamente el de los medios
de comunicación, de las revistas, películas y series, shows televisivos. Los padres no
cuentan: cuando uno es adolescente, lo último que escuchará es una voz “aburrida”
de aquellos que sólo ven peligros a nuestro alrededor, la voz que infunde miedo y
suena a anticuada.
Pues bien, como dije en uno de mis primeros artículos, el karma está ligado a
nuestras relaciones más íntimas en la vida. No a los políticos o empresarios (que
también, pero en mucha menor medida), sino a nuestros familiares, y en una medida
algo menor a nuestras relaciones de trabajo o amigos. El karma más inmediato son
nuestros padres, hermanos, abuelos, hijos, nietos... Por una u otra razón (que pro-
viene de nuestras vidas pasadas) nos ha tocado relacionarnos tan de cerca con lo que
llamamos nuestra familia. Se trata de algo que no podemos cambiar: hemos nacido
en un momento y lugar determinados, y no depende de nosotros que nuestros padres
o hijos sean de una manera u otra.
Pero sí depende de nosotros elegir a nuestra pareja. A pesar de que también se
trata de una unión kármica, o predeterminada, será nuestro nivel de conciencia el
que determine si nos conviene o no estar con esa persona. Resulta que las relacio-
nes kármicas más intensas se basan en los chakras inferiores (el chakra raíz y el
sacro). Al tratarse de chakras más bajos, de donde toda la energía nace, si se crean
relaciones íntimas en las que el sexo está presente, se intercambia el karma de forma
intensa. De ahí que incluso un fortuito encuentro sexual con un desconocido creará
una unión kármica que perdurará por años, aunque no volvamos a ver nunca más a
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K DE KARMA
Figura 12: Karma
esa persona. Es decir: a mayor cantidad de parejas sexuales, mayor cantidad de
intercambio de energía kármica potente (es decir, la que se crea en los chakras
inferiores, chakras que generan la energía sexual, y no es que estos chakras sean ne-
gativos ni mucho menos, sólo que llevan una carga kármica más arraigada). Así nos
puede pasar que algunas veces nos sintamos mal o tristes sin razón aparente, y lo cier-
to es que esto puede deberse a que la pareja sexual de nuestro pasado se encuentre
así y nos transfiera su energía. No olvidemos que la vida, el mundo y todo lo que nos
rodea es un intercambio de energía constante; todo y todos estamos interconectados
en este mundo.
¿Y qué mensaje, sin embargo, nos manda el mundo en el que vivimos? Lógica-
mente me refiero al mundo occidental y liberal: olvídate de todo, acuéstate con quien
quieras y cuando quieras, eres libre. Ah, la ansiada libertad... Escribiré sin duda
sobre ella. Porque es cierto: somos libres, tan libres que hasta podemos elegir nuestra
propia caída, nuestras propias enfermedades, dolores, problemas. La libertad, queri-
dos amigos, tiene un precio. Pero el único que puede regularla somos nosotros mis-
mos: a través del despertar de nuestra conciencia, del conocimiento... Lógicamente
no todos estamos preparados. Yo, desafortunadamente, cometí mil errores de esos en
mi pasado, pero tengo una excusa, que la mayoría de todos tenemos: la ignorancia. Si
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K DE KARMA
no sabes, si te informan mal, si crees que lo que la mayoría dice o hace es lo mejor,
no vas a adivinar qué es lo correcto, cuál es la verdad.
Ahora, pasados tantos años de ensayo y error, de aprendizaje, de búsqueda (bús-
queda y aprendizaje que formarán parte de mí hasta el final de esta vida y espero que
también de las próximas), me doy cuenta de por qué ciertas cosas como virginidad,
pureza, austeridad... todo aquello que cualquier religión defiende, tiene sentido. Lo
que pasa es que vivimos en un mundo en el que se ha usado la religión como medio
de control, de autoritarismo, de meter miedo. Y el ser humano huye de todo lo que sea
impuesto, así los jóvenes y no tan jóvenes de hoy se proclaman abiertamente ateos y
se sienten orgullosos de ello. La religión ha estado demasiado tiempo al servicio del
poder, ha ejercido de poder y ha inculcado el miedo y la culpa. Pero el miedo y la
culpa no dan pie al crecimiento, al progreso, a lo nuevo.
Ni yo ni nadie tiene el derecho de juzgar –aunque a veces cueste tanto no juzgar,
¿verdad?–. Porque para empezar, somos profundamente imperfectos en nuestro in-
terior y en nuestros actos. Hay cosas que intento cambiar en mí y algunas las voy
notando: es hora de perdonarnos y perdonar a otros. Es hora de ser más humildes y
menos orgullosos. Es hora de perder el miedo y desechar la culpa que nos hunde en
nuestras propias miserias. No importa lo que hayamos hecho (y si es algo realmente
grave, nuestro propio karma será quien nos juzgue), siempre y cuando busquemos
cambiar, progresar, conocer. Si el dolor que hemos causado es grande, es hora de
arrepentirnos. Si hemos intercambiado el karma negativo con demasiadas personas,
es hora de darnos cuenta de que éste no es el mejor camino para ser feliz. Es hora
de aceptar el pasado, incluso el presente, que es una mera consecuencia de nues-
tro pasado. Es hora de enfrentar el futuro sin miedo, con amor, gratitud, fé, bondad,
confianza. Aceptarnos y aceptar a los demás no significa rendirnos. Rendirse es es-
tancarse, es quedarse en la ignorancia, es rechazar nuestras propias emociones, es no
ser honesto con uno mismo.
En mi siguiente post hablaré del karma y libertad, porque la libertad, como ya
mencioné, es un arma de doble filo: puede llevarnos a vencer nuestro karma y crear
un presente y futuro mejor, pero también puede llevarnos a la ignorancia, añadiendo
más karma negativo al que ya tenemos.
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L DE LIBERTAD
L de LIBERTAD
Ser libre no es únicamente romper las cadenas, sino vivir de una manera que
respeta y realza la libertad de otros (Nelson Mandela)
Quien no se arrodilla antes Dios, termina arrodillándose ante los hombres (Fyodr
Dostoievski)
El hombre deja de ser libre cuando deja de creer en su libertad (Giacomo Casa-
nova)
Como lo decía mi anterior artículo, el karma se ha considerado siempre lo opuesto
a la libertad o al libre albedrío. El karma es lo que tiene que ser, lo que está preparado,
la misión que hemos venido a cumplir en esta vida. Pero cuando hablo del karma, al-
gunos me preguntan: ¿entonces todo está prefijado, no hay nada que podamos hacer?
Y se frustran por un momento, imaginando nuestra triste existencia en la que todo se
guía según un orden preestablecido, donde hagamos lo que hagamos, nos sentimos
atrapados por nuestras propias cadenas o las leyes férreas del universo: el maldito
karma.
No es así, les replico. En el universo hay un equilibrio que es necesario para que la
justicia se haga de forma que seguramente no seamos capaces de percibir, pero hay un
componente de libertad, de elección. Como seres racionales que somos, a diferencia
de las plantas o incluso animales, podemos decidir. Y ésta viene a ser nuestra mayor
ventaja y a su vez nuestro mayor inconveniente.
Somos libres para progresar, para aprender, para preocuparnos por crecer y
hacer el bien. Somos libres de sentirnos felices y superarnos incluso cuando las cir-
cunstancias de la vida nos muestran su cara más trágica. Pero también somos libres
de degradarnos, de hacer el mal, de rechazar, guardar rencor, contraer enfermedades
que ni siquiera nos venían dadas...
Es difícil, claro está, saber dónde termina el karma y dónde comienza nuestra
libertad. Como seres humanos que somos, hemos venido a este mundo por una razón,
bien sea a hacer felices a otros, a dar vida a generaciones futuras, o bien a exculpar
nuestras acciones negativas del pasado y pagar el precio de otras vidas mal llevadas.
Pero seguimos teniendo siempre un componente de libertad.
Porque lo más destacable de la libertad, es que ésta está relacionada con nues-
tra conciencia. No es la libertad del cuerpo, si no, ya podíamos haber nacido como
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L DE LIBERTAD
Figura 13: Libertad
animales para dar rienda suelta a nuestros instintos. Y no es que haya que menospre-
ciarlos, pero entender que hay algo que prevalece, que está por encima del cuerpo y
meros instintos: nuestra conciencia, nuestra razón, algo que nos hace diferentes, algo
que nos permite progresar y crear, algo profundamente valioso y perfecto, que sólo
puede tener un sentido: hacer felices a los demás, a través de la creación de nuestra
felicidad propia.
Como ejemplo, tengo ante mis ojos a una antigua compañera de trabajo de Alema-
nia que perdió a su marido por una enfermedad incurable hace no mucho. Ambos no
tendrían más de 30 años y se habían casado hace tan sólo un año. Me llamó la aten-
ción su fortaleza, el ser capaz de compartir con todos en su muro de facebook todo
lo referente al fallecimiento y el funeral de su marido, el seguir posteando y compar-
tiendo fotos de ambos, semanas después de una pérdida irreparable, que sumiría en
la desesperación más profunda a la gran mayoría. Al principio me chocó su actitud,
pensé que yo no sería capaz de actuar de esta manera. Después me pareció admirable
lo fuerte que puede llegar a ser el ser humano, la grandeza que hay en él, la capacidad
de afrontar y superar situaciones límite y no caer, sino levantarse y seguir avanzando.
Ésta es nuestra libertad. Y es admirable. No la libertad que muchos podrían enten-
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L DE LIBERTAD
der por libertinaje, por el haz lo que quieras sin más, sin pensar en las consecuencias.
O la supuesta libertad de robar, de ser violentos, de hacer daño a los demás o a sí mis-
mos. La libertad, como dijo Nelson Mandela, no es únicamente romper las cadenas,
sino vivir de una manera que respeta y realza la libertad de otros.
Y también es libertad entenderse uno mismo, conocerse, acercarse a su naturaleza
espiritual, y aquí subrayo otra frase de un escritor ruso de todos los tiempos, Fyodr
Dostoievski: El que no se arrodilla ante Dios, termina arrodillándose ante los hom-
bres. O dicho de otra manera: el que reniega de la espiritualidad, acaba siendo esclavo
de otros o incluso de su propio cuerpo o mente. La verdadera libertad está en li-
berarse de las ataduras materiales... labor compleja, pues vivimos en un mundo
material. La única manera de ser libre, dicen los Vedas, de vencer nuestro karma, es
practicando la vida espiritual. La libertad es liberarnos de las ataduras, materiales y
emocionales.
Y para terminar, añado una frase más, que en apariencia tiene muy poco que ver
con el mundo espiritual, porque fue pronunciada por el archiconocido aventurero y
mujeriego Giacomo Casanova: El hombre deja de ser libre cuando deja de creer en
su libertad. Frase que al parecer utilizó cuando estuvo recluido en una cárcel. Me
gusta esa idea porque nos transmite que estés donde estés, si quieres, puedes sentirte
libre, porque tu libertad es tu voluntad, es tu propósito, independientemente de las
circunstancias externas que te rodean. Tu libertad es tu propio ser, es decidir que
puedes ser feliz aquí y ahora, es tu conciencia, es lo que te hace humano.
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M DE MIEDO
M de MIEDO
Tenía ya preparado un tema para la M: mente, meditación, materia, incluso mujer.
Pero justamente hoy me di cuenta de que hay algo mucho más importante que todo
esto, algo que muchas veces nos impide vivir, nos impide ser libres. Algo que hace
que nuestra mente tome el control de nosotros, nos aísle, nos susurre mentiras que
sólo nos traen infelicidad. Nuestro mayor enemigo: el miedo.
Por más que llevo escuchando que el miedo es malo, por más que medite, escriba
sobre ello, por más que trate de controlar mi mente y mis pensamientos negativos,
creando los positivos casi a la fuerza, diciendo en voz alta que no pasa nada, que
todo está bien, que es lo que tiene que ser y que de todo se sale, el miedo asoma de
vez en cuando como un zorro malvado, esperando su momento para acecharme, para
abalanzarse sobre mi y despedazar mis defensas.
Es difícil hablar de algo tan cercano y presente en la vida de muchos. Es el miedo
al fracaso, el miedo al futuro, el miedo a lo inestable, a tantos cambios, a no saber
dónde estaré mañana, a no poder tomar una decisión en firme sobre ciertos aspectos
de mi vida.
También puede tratarse de un miedo irracional, un miedo que viene del pasado, de
la juventud, infancia, incluso de vidas pasadas: el miedo a no ser aceptado por como
eres, el miedo a no cumplir con las expectativas de los demás, el miedo a simplemente
sentirte perdido sin saber por qué.
Dicen que el miedo se manifiesta cuando sales de tu zona de confort o incluso
al revés: es al salir de esta zona, cuando pierdes el miedo. Se supone que el miedo es
estar estancado, es no moverse, no avanzar, no hacer cosas nuevas por precisamente
eso: miedo. Bien, yo creo que el miedo está presente siempre, te salgas de tu zona o
no. Tal vez desaparezca en un futuro cuando te acostumbres a hacer esas cosas nuevas
y se conviertan en tu rutina, pero los principios están siempre llenos de dudas.
Hay una estupenda web que descubrí hace unos meses. Lo lleva una emprendedora
joven que te cuenta todo por lo que pasó cuando decidió trabajar para sí misma y dejó
de trabajar para otros, haciendo lo que realmente le gusta: ayudar a los demás (más
bien a las demás, pues su público objetivo son sobre todo mujeres) a superar sus
miedos, sus indecisiones, su inactividad... para lanzarse al maravilloso mundo de
hacer lo que realmente les gusta. Y hay una frase suya que me encanta: el miedo
es una señal de que tengo que hacerlo. Me parece sencillamente brillante. Cuando
42
M DE MIEDO
Figura 14: Miedo
tenemos miedo, es porque se trata de algo que deseamos mucho, que ansiamos muy
por dentro, tanto que si fracasamos, no nos lo podremos perdonar. He aprendido
muchísimo de su blog y de sus consejos. El miedo, según ella, siempre estará allí, los
valientes no es que no tengan miedo, lo tienen como todo el mundo, pero son los que
lo hacen sí o sí. Aun me queda mucho que aprender en este sentido.
Y ahora os diré lo que dicen los Vedas del miedo. Al parecer son las personas
que más miedo tienen las que inician un camino espiritual. No lo hacen en un
principio porque quieran encontar a Dios y unirse con la armonía del universo, sino
porque se sienten infelices, se sienten perdidos en esta vida y sobre todo, porque
tienen mucho miedo. Y la raíz de todos nuestros miedos es el miedo a la muerte.
Incluso las personas más elevadas espiritualmente sienten ese tipo de miedo en más
de una ocasión a lo largo de su vida.
Lo cierto es que estoy de acuerdo: primero porque mi interés por los Vedas se
dio cuando tuve una especie de crisis personal hace unos años. Y lo de la muerte:
cuando tienes un problema que te parece más o menos serio, si repites una frase que
me parece casi mágica, el miedo de pronto (aunque no de forma definitiva, sino por
unos instantes, tal vez horas o días) se desvanece: lo peor que nos puede pasar es
43
M DE MIEDO
la muerte, todo lo demás tiene solución.
Cuando tenemos miedo, desde el punto de vista físico, nuestro organismo deja de
funcionar de forma adecuada: nuestros órganos se retraen o experimentan una gran
tensión, dejamos de pensar de forma relajada y de respirar de forma profunda. El
miedo nos encierra en nosotros mismos, esconde nuestro corazón; mientras que el
amor lo abre, hace que nos abramos al mundo. El miedo es lo contrario del amor.
Los Vedas nos dicen que sólo hay una forma de vencer el miedo: el camino espi-
ritual, el conocimiento, el estudio de nuestra alma, de nuestro cuerpo. Si nos damos
cuenta de que el miedo es un camino que nos llevará a la muerte, lo esquivaremos de
la mejor forma posible. Es el conocimiento pero también es la práctica: es la medita-
ción, el controlar nuestra mente errante, es abrir nuestro corazón al amor, a la bondad
y la gratitud.
Sí, es difícil, como ya lo dije al principio. Una noticia inesperada hace unos días
hizo que sintiera miedo, que mis defensas se debilitaran y cogí un estúpido resfriado
ayer. Ahora, preguntándome por lo que ocurrió, lo entiendo: era el miedo. Era una
señal de mi debilidad, de mi retraimiento, de mi rechazo de una situación inminente.
Y ni siquiera se trata de algo grave, es más: anoche encontramos una solución. Más
meditación, más relajación, más positividad... esa es mi receta contra el miedo. ¿Y
la vuestra?
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N DE NIÑO
N de NIÑO
Todos hemos sido niños alguna vez. Absolutamente todos. Por eso quiero dedicar
este último artículo del año a una parte de nosotros que todos somos, ya que todos
hemos salido de la infancia y a pesar de creernos tan fuertes, tan adultos y tan ma-
duros, hay un niño en nuestro interior al que a veces tenemos olvidado. Recordar lo
que hemos sido y sobre todo ser conscientes de esa parte nuestra que sigue presen-
te en nosotros es algo vital, pues muchas veces es la clave para solucionar nuestros
problemas.
Hace poco empecé a leer un libro que probablemente muchos conozcan: “Usted
puede sanar su vida” de Louise L. Hay. Es un libro sobre el que volveré a hablar
cuando toque el tema de la salud, pues me parece interesantísimo y sobre todo muy
útil a la hora de abordar nuestros problemas de salud. Pero la parte que más me llama
la atención de este libro es la que tiene que ver con nuestra niñez, pues como la pro-
pia autora afirma, muchas de nuestras enfermedades (mentales o físicas) provienen
justamente de nuestra época más entrañable: nuestra infancia.
Louise Hay viene a decirnos que son las afirmaciones negativas las que crean nues-
tros problemas actuales y nuestras enfermedades. Pero esas afirmaciones son prácti-
camente inconscientes, pues vienen de nuestra más remota infancia, ya que reflejan
cómo nuestros propios padres nos habían tratado. Es decir, que nos tratamos a noso-
tros mismos en la edad adulta igual que nos trataron nuestros padres cuando éramos
niños. Si nos decían: no sirves para nada, eres culpable de esto o lo otro, nunca lle-
garás a nada... al final acabamos creyéndonoslo y trayendo esas ideas tan nefastas
a nuestra vida actual.
No, no pretendo con este artículo arremeter contra nuestros ancestros, pues como
la propia autora dice, ellos también tuvieron su propia infancia y sus propios padres
que les inculcaron ideas y emociones alejadas del amor y la aceptación. Se trata
simplemente de romper esta cadena viciosa en la que unos padres que no recibieron
suficiente amor y por lo tanto no han sido capaces de dárselo a sus hijos, hacen repetir
su misma historia de generación en generación.
El poder está en cada uno de nosotros: aquí y ahora. Sólo nosotros mismos pode-
mos cambiar el curso de las cosas, cambiando nuestra propia percepción de la vida y
dándonos ese amor que no recibimos de niños. De lo contrario, seguiremos reprodu-
ciendo ese esquema de infelicidad y deficiencia en el que hemos crecido, y nuestras
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N DE NIÑO
Figura 15: Niño
relaciones adultas, sean con nuestras parejas, jefes o incluso hijos serán una copia de
la falta de amor, de miedos y de rabia que acumulamos en nuestra infancia.
¿Pero cómo romper este círculo vicioso? Louise Hay nos presenta una fórmula
bastante curiosa: las afirmaciones negativas que guardamos en nuestro inconsciente
deben ser sustituidas por afirmaciones positivas que nos traerán el efecto contrario de
lo que ya hay en nuestra vida. Así, si nos creemos poco dignos de amor, si considera-
mos que somos poco agraciados o no tenemos muchos talentos... nuestra vida será
un reflejo de estas ideas. Nuestras relaciones amorosas serán infructuosas (peleas, in-
comprensión, celos, distanciamiento), nuestro trabajo no será un reflejo de nuestros
gustos o será monótono, poco valorado, sin posibilidad de prosperar... por poner un
ejemplo. En cambio si cambiamos nuestra forma de pensar, atraeremos cosas más
positivas a nuestra vida: amor, éxito, salud.
El caso es que nuestros pensamientos son materiales. Como ya decía en un ar-
tículo anterior, la glándula del timo regula nuestro sistema inmunitario a través de
pensamientos positivos o negativos. Sólo lo positivo dará paso al progreso, sólo una
mentalidad optimista, una aceptación de la realidad y la búsqueda del amor en todas
sus manifestaciones. Sí, aceptación, aunque a muchos no les guste esta palabra. Yo
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N DE NIÑO
personalmente siempre he tenido un carácter rebelde, y confieso que muchas veces
me ha costado aceptar las cosas como son. Aun me sigue costando. Hablaré del tema
cuando toque la Q, ya veréis por qué.
Pero como dicen los Vedas, nuestro nacimiento en un momento y lugar determi-
nado no es puro azar. Nuestro pasado y nuestra infancia nos sirven para enseñarnos
algo: sea bueno o malo. Nuestra vida es nuestra lección. O como dice Oleg Torsunov,
maestro de la filosofía védica: la felicidad es el examen más importante de nuestra
vida. Su precio no es barato. La felicidad tenemos que ganarla, es un proceso y
un trabajo continuo sobre uno mismo. No podemos quedarnos sentados en el sitio
esperando a encontrar la felicidad. Debemos salir a buscarla.
Pero más que salir, es entrar dentro de nosotros. Es desentrañar los recovecos más
ocultos de nuestro alma. Es hurgar en nuestro pasado y es reconciliarnos con nuestro
niño interior. Porque si somos lo que somos ahora es por el niño o niña que algún día
fuimos.
Meditación: reconciliate con tu niño interior.
Hay una meditación bastante interesante que realicé hace un tiempo. Se llamaba:
reconcíliate con tu niño interior. Las meditaciones o visualizaciones si se realizan a
conciencia son unas técnicas bastante profundas que nos ayudan a conocernos más a
fondo, a detectar nuestros problemas más relevantes, y nos permiten solucionarlos a
través de la compresión, la aceptación y un diálogo interior, el diálogo con nosotros
mismos. Aquí os daré unos pequeños consejos para poder realizarlo vosotros mismos:
1. Lo primero sería encontrar un momento de tranquilidad: una habitación en la que
no entre nadie. Ayuda mucho poner algún tipo de música relajante, apagar las luces
e incluso encender una vela para que nos dé la sensación de estar en un momento
especial, estar con uno mismo, cara a cara con nuestra alma. Podemos tumbarnos o
sentarnos en una posición relajada y cómoda.
2. Cerramos los ojos. Y empezamos a respirar. El tema de la respiración es im-
portantísimo, pues es la mejor manera de alejar de nuestra mente los pensamientos
que no necesitamos en ese instante, de tranquilizar nuestra mente, de relajarnos. La
respiración debe ser profunda, levantando nuestro abdomen y tórax al espirar. Inha-
lamos y exhalamos por la nariz. Vigilamos la respiración. Podemos contar hasta 5 o
hasta 7 en cada respiración. El tiempo varía en función de cada uno, pero lo mejor es
realizarlo al menos durante un par de minutos para poder relajarnos del todo.
47
N DE NIÑO
3. Cuando por fin estamos relajados, debemos imaginarnos ahora, sentados fren-
te a un calendario de hojas, de esos antiguos, en los que puedes ir pasando hojas
para atrás. Y empezamos a pasar hojas hasta llegar al año en el que tenemos cinco
años. Ahora nos vemos como ese niño indefenso que fuimos con los 5 años de edad.
Nuestro yo adulto mira y observa a ese niño: ¿qué lleva puesto, dónde está, cómo se
siente? Debemos observarlo muy bien: ¿hay miedo en su expresión, hay inseguridad,
hay algún dolor? ¿Está feliz o está triste? ¿Y si está triste, por qué lo está? ¿Ha-
cia dónde está mirando, qué está haciendo? Observémoslo, escuchémoslo, sintamos
como siente él.
4. Ahora nuestro yo actual se acerca a ese niño que fuimos y lo abraza. Lo abraza
fuerte y le acaricia la mejilla, el pelo, le mira a los ojos mientras mantiene sus manos
y le dice: tranquilo, no estás solo, yo te quiero, te entiendo, sé lo que sientes, pero no
tengas miedo, porque te quiero muchísimo y aquí estoy para protegerte, todo te irá
bien en tu vida, tendrás amor, tendrás amigos, tus padres te quieren y sobre todo, te
quiero yo, mi pequeño. Es un momento muy especial, pues debemos decir esas pala-
bras mientras abrazamos y acariciamos a ese niño que fuimos, dándole esa seguridad
y amor que no recibió de pequeño. Ahora se lo estamos dando, le infundamos seguri-
dad, protección, cariño, amor. Y entonces, cuando el niño se siente por fin protegido
y amado, veremos cómo se vuelve cada vez más pequeño en tamaño y lo guardamos
en nuestro corazón.
5. El siguiente paso es ir hojeando nuestro calendario aun más hacia atrás, más
allá de nuestro nacimiento, hacia el año en que nuestra madre tenía unos 4 años.
Tenemos que imaginarla a esa edad, observar lo que hace, cómo mira, qué dice, cómo
se siente. Veremos si hay miedo en su rostro, si hay inseguridad, si hay falta de amor
o cariño. Ahora nos tocará abrazarla y acariciarla, al igual que lo hicimos con nuestro
yo-niño. Debemos protegerla, tranquilizarla y repetirle lo que la queremos, que no
tenga miedo, que está a salvo, que todo irá bien. Después cuando sintamos que está
tranquila entre nuestros brazos, la veremos disminuir de tamaño para poder guardarla
en nuestro corazón, donde está la otra niña o niño que fuimos nosotros.
6. Ahora hojearemos el calendario hasta el momento en que nuestro padre tiene 3
años. Repetiremos los mismos pasos que con nuestra madre hasta que le abracemos,
le demos amor y lo guardemos en nuestro corazón junto con los otros dos niños.
7. Lo siguiente y lo último será imaginar a esos tres niños jugando en un prado.
Correteando, riéndose, dando vueltas, saltando, gritando, cogiéndose de las manos,
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N DE NIÑO
bailando. Es el momento de la reconciliación, de darle rienda suelta a nuestra imagi-
nación, de sentirnos niños de nuevo, de ver niños en nuestros padres, de entender que
en el fondo son igual de desprotegidos que nosotros, que son niños por dentro, niños
que necesitan amor, protección, cariño, cercanía, comprensión.
Que este 2014, amigos, os traiga lo mejor a vuestras vidas. Que seáis más cons-
cientes de vuestra vida, que comprendáis lo que realmente importa: vuestros seres
queridos, familia, amigos, vuestra salud... Ojalá todos nos sintamos un poquito más
cerca de la verdad, que la armonía, la paz y el bienestar formen parte de nuestro día a
día. No desperdiciéis ningún día de este año que entra porque cada día, cada minuto
de nuestra existencia es valioso y sólo tiene sentido si se vive con amor, gratitud y
bondad. No importa si el año que despedimos no haya sido perfecto, si hemos re-
cibido malas noticias, si hemos cometido errores. Como dijo una amiga en su muro
de Facebook: unas veces se gana y otras veces se aprende. Que este 2014 sea un
camino nuevo para aprender, para crecer y para encontrar esa luz que todos buscamos.
49
O DE OPINIÓN
O de OPINIÓN
Ni otros ni optimismo ni opulencia. Mi blog viene marcado por las cosas que me
van sucediendo, por lo que pienso y siento y creo que ésta es la forma más directa
de expresar mi opinión. Puedo escribir para otros medios y hablar de lo que ellos
quieren que hable, pero por fin tengo a mi alcance (todos de hecho, o casi todos, lo
tenemos) un medio en el que hacerme oír, en el que expresar lo que necesito decir.
El artículo que más comentarios tuvo en mi muro de facebook fue el artículo más
personal y cercano que escribí acerca del aborto. Recibí innumerables críticas. Lo
sabía. Sabía perfectamente a qué me estaba enfrentando, pero no podía callar. Cuando
hay una verdad en nosotros, cuando nos sentimos seguros de algo, cuando parece que
el mundo entero se ha vuelto loco y ha dado la espalda a una verdad, maquillándola
de razonamientos fríos y sin sentido, es entonces cuando siento la necesidad de decir
algo en voz alta, de hacerme oír.
No lo hago con ganas de convencer a otros. Sé que las opiniones no son fáciles
de cambiar. Sé que también detrás de una opinión se esconde toda una ideología. Y
aunque muchos digan que no es manipulación, lo siento, pero en cuanto nos aferra-
mos a una ideología, sea de derechas o de izquierdas, nos llevamos todo el pack. Sé
también que el hecho de que un país como España restrinja el aborto no va a hacer
que éstos dejen de estar a la orden del día. Unas viajarán a países más “progresistas”
para someterse a la operación, otras lo realizarán en clínicas de contrabando dentro
de España. Pero no por todo esto dejo de tener mi opinión acerca del tema. No pre-
tendo cambiar el mundo: lo que está cambiando es mi visión del mismo. La que en el
fondo está cambiando soy yo.
Sé también que lo mismo que yo tengo una opinión, otros tendrán la suya. Y tienen
todo el derecho de tenerla. El hecho de que mi opinión sea diferente o contraria
a otros, no significa que la mía sea la mejor. Y esto, amigos y amigas, lo tengo
muy claro. La opinión es la manifestación de cómo entendemos el mundo. Es nuestra
visión de la realidad, un conjunto de valores y paradigmas que hemos ido forjando
en nuestra mente a través del estudio, la educación, los medios de comunicación, la
influencia de amigos y compañeros, incluso de los políticos.
A veces pienso que tengo suerte de no ser política ni tener que decidir por los
demás. Es una responsabilidad muy muy grande. Demasiado grande, si se quiere
hacer bien. La labor de un político, un político de verdad, que no busca forrarse a
50
O DE OPINIÓN
Figura 16: Opinión
costa de sus votantes, sino hacer el bien, es una labor nada envidiable. Sencillamente
porque nunca lo podrás hacer al gusto de todos.
Dicen los Vedas que el karma de los políticos y dirigentes en general es mucho más
pesado que el de un ciudadano medio. Por un lado, se le da la posibilidad de estar en
lo alto, de tomar decisiones por los demás, pero por otro, la influencia se tiene en un
gran número de personas, por lo que éstos con su sufrimiento e infelicidad llenarán
el depósito de karma negativo al que les dirige. Pues todo es intercambio de energía
en este mundo.
Volviendo al tema de opinión, lo normal es que ésta fluctue en una misma persona.
No de forma constante, pues sería un caos y la persona en cuestión sería considerada
poco seria, aunque también es verdad que alguien cuya opinión es inamovible se
considera rígido, frío y poco humano. Pues no hay una única opinión válida en este
mundo. Y aunque la hubiera, no estaría clara para todos por igual. Porque somos
diferentes, así de sencillo.
Cuando tienes una opinión, no puedes pretender agradar a todos. Confieso
que antes me sentía incómoda de expresar aquello en lo que creo. Sencillamente por
el respeto por los demás. Pero creo que me equivocaba: no era respeto, era miedo.
51
O DE OPINIÓN
Miedo a no ser aceptada, a que algunos pudieran darme la espalda por mis opiniones.
Miedo a no ser comprendida, a ser considerada rara o incluso tonta. Como ya lo dije
en uno de mis artículos, el miedo es la principal causa de la infelicidad. Y es a día de
hoy un enemigo al que sigo enfrentándome día y noche.
Pero he decidido dejarlo aparcado a ratos. Y decir lo que de verdad quiero decir.
Sé que unos me tacharán de conservadora, otros de revolucionaria. Pues ni formo
parte de la Iglesia, ni acepto la tauromaquia ni el aborto (aunque entiendo que hay
casos puntuales en los que éste tiene sentido). No pertenezco a ningún partido ni creo
en una ideología concreta. Algunos pueden decir que no tengo identidad. Pero es
evidente que sí que la tengo: la mía propia.
Me he equivocado. Y mucho. He cometido errores estúpidos o también errores
que podía haber evitado. Me ha costado perdonar muchas veces. Pero sobre todo
perdonarme a mí misma. Mi opinión no siempre ha sido la misma. De hecho lo que
soy hoy poco tiene que ver con lo que fui con mis 20 años, por ejemplo. Y es muy
posible que en 10 años piense de forma diferente.
Siempre creí que no valía para emprender un negocio. Ahora pienso que tal vez ha
llegado el momento. Tengo muchos puntos que mejorar: debo combatir el orgullo, el
falso ego, la inseguridad, todo tipo de miedos, aceptarme como soy, aceptarme como
mujer (sí, todavía ésta sigue siendo una asignatura pendiente, pues me he criado en
un mundo dominado por hombres en el que tener éxito significa dejar aparcado el
lado femenino). Tengo mucho trabajo que realizar aun. Debo aprender a perdonar,
a olvidar el rencor, a reconciliarme con la vida y los demás. Y debo aprender a no
tener miedo a decir lo que pienso, a dar en voz alta mi opinión, aunque esto suponga
perder a unos seguidores, inclusive que algunos amigos se alejen de mí.
Ayer sin ir más lejos, en el avión de vuelta a Rotterdam, unas chicas sentadas a
mi lado me preguntaron si podía cambiar mi asiento por el de su amiga, para que
estuviesen las 3 sentadas juntas. Mi reacción de antes sería: claro, yo viajo sola, me
da igual. Pero al ver que la amiga estaba sentada en la ventanilla y yo había reservado
con antelación un asiento de pasillo a propósito, ya que me levanto a menudo y quiero
más espacio para mis piernas (mido 178 cm), les tuve que decir que no, explicándoles,
eso sí, mis razones. Si esto hubiera ocurrido hace unos años, probablemente les habría
dicho que sí, pese a que luego me sintiera incómoda en el otro asiento. También es
verdad que a pesar de decirles que no, no dejé de preguntarme en todo el trayecto, si
había obrado bien, si no debía haber cedido mi sitio para agradar a esas chicas que ni
52
O DE OPINIÓN
siquiera conocía.
Así ocurre con la opinión. Puedes callarte y no opinar nunca, cayéndole bien a
muchos. Especialmente cuando se trata de personas que te importan: amigos, fami-
lia. O puedes decir lo que de verdad piensas y hasta crear un conflicto, pero seguir
siendo tú mismo, defendiendo tu propia verdad. Lo bueno, y lo más importante que
saco de todo esto: si yo tengo derecho a defender mi opinión, los demás también tie-
nen el mismo derecho. Personalmente no dejaría de lado una amistad con la que no
compartiera sus ideas. Esto se llama tolerancia y ésta es sin lugar a dudas, una tarea
pendiente para muchísima gente todavía, incluida yo misma.
53
P DE PASIÓN
P de PASIÓN
Por fin tengo la oportunidad de completar mi introducción a las llamadas tres gunas
de la naturaleza material, según la filosofía védica. Se trata pues de 3 categorías: la
más baja que es la ignorancia; la que está en medio, es decir, la pasión; y la más
elevada, o sea, bondad. Según los Vedas cualquier estado, actividad, conocimiento,
objeto... todo lo que tiene que ver con la materia, tanto física como sutil (es decir,
incluidos los pensamientos o sentimientos y emociones) está siempre en uno de estos
tres estados.
Ya dijimos que el estado de la ignorancia era aquel que no beneficiaba ni a uno
mismo ni a los demás: en su sentido más amplio, la ignorancia nos lleva a la degra-
dación. Ejemplos: violencia, todo tipo de adicciones, sentimientos como rabia, odio,
envidia, avaricia, etc. O simplemente aquellos hechos que aunque en apariencia no
son malos (al menos para el mundo actual), al final nos destruyen, sea por dentro o
por fuera. En el mundo occidental, pese a que la ignorancia forma ya parte incluso
de su cultura, aun se considera negativa por la gran mayoría. De ahí que tengamos
leyes, cárceles, que la droga no es aún de libre circulación en todos los estados, que
la prostitución no se considera algo positivo por la mayoría de nosotros. Si queremos
ver la ignorancia de forma clara, os pongo un sencillo ejemplo: imaginaos qué es lo
que no desearíais para vuestros hijos. Porque es muy fácil opinar sobre si las drogas
o la prostitución deberían estar legalizadas, que debe haber libertad en todo, etc. Pero
apelo a vosotros como a seres conscientes: ¿desearíais que vuestros hijos tomaran
drogas, se dedicaran a la prostitución, fueran violentos o terminaran en la cárcel? Lo
más probable es que me digáis que no. ¿Y por qué no lo deseáis? Porque sabéis que
es un camino que les llevará a la infelicidad, independientemente de cómo sean las
leyes en un determinado país, porque es algo muy evidente: es la degradación y la
destrucción de uno mismo como persona.
En cuanto al estado de la bondad, es el estado más elevado de las 3 gunas. Ya
mencioné que se trata de objetos y actividades o materia sutil que tiene que ver con el
amor, la comprensión, la gratitud, la aceptación, el perdón. Vamos, todos los valores
cristianos que a muchos les resultan arcaicos. Pero son esas cualidades las que nos
hacen sentirnos felices, las que nos hacen progresar. Sólo conociéndolos podremos
ser felices. Sólo practicando la conciliación con los demás y con uno mismo. Son
también los valores del budismo o del New Age. Se trata de todo lo que tiene que ver
con las famosas meditaciones, el mindfulness, la plenitud, el vivir en el aquí y ahora,
54
P DE PASIÓN
Figura 17: Pasión
el aceptarnos y aceptar a los demás, el buscar la paz y la armonía.
Y en medio está la pasión. Ya no somos unos ignorantes, no buscamos el mal
ajeno ni el propio (al menos, no de forma inmediata), pero aún no estamos cerca
de la bondad, del bienestar, de la armonía. ¿Qué es la pasión entonces? La pasión
es el mundo actual. Es nuestro querido Occidente. Es el dinero, la ambición, es el
trabajo, es el culto al cuerpo, culto al lujo, culto al triunfo laboral, éxito social...
Creo que todos entienden de lo que hablo. Es el mundo en el que vivimos ahora. Son
las presiones sociales. Es el egoísmo de buscar el mayor provecho, de alcanzar las
metas más altas, de ganar cuanto más dinero, mejor. ¿Es acaso malo todo esto? ¿Es
malo acaso desear un trabajo maravilloso, cuentas bancarias repletas de billetes, un
yate, coches de carrera, mujeres bellas u hombres de negocio de éxito?
Cuando a Steve Jobs le preguntaron en una charla, tras haber alcanzado el éxito en
el mundo de los negocios y la tecnología, si todavía tenía un sueño, si aun deseaba
algo, el genio de Apple respondió sin dudarlo: I want more. ¿Más? ¿Más todavía?
Ahí está la clave de la pasión: siempre queremos más, incluso cuando parece
55
Abecedario de la felicidad
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Abecedario de la felicidad

  • 1.
  • 2. ÍNDICE ÍNDICE Figura 1: http://mariamikhailova.com Abecedario de la Felicidad - María Mikhailova - - Índice Prefacio 4 A de AMOR 7 B de BONDAD 10 C de CAMBIO 13 D de DINERO 15 E de EMOCIONES 18 F de FE 21 G de GRATITUD 24 H de HONESTIDAD 26 I de IGNORANCIA 29 J de JUVENTUD 33 K de KARMA 36 L de LIBERTAD 39 M de MIEDO 42 2
  • 3. ÍNDICE ÍNDICE N de NIÑO 45 O de OPINIÓN 50 P de PASIÓN 54 Q de QUEJA 58 R de RESPETO 62 S de SALUD 65 T de TIEMPO 69 U de UNIVERSO 73 V de VITALIDAD 77 W de WEB 82 X de SEXUALIDAD 86 Y de YO 91 Z de ZEN 95 Otros libros de la autora: 101 Contacto 102 3
  • 4. PREFACIO Prefacio Hace tiempo que deseaba escribir un blog acerca de los Vedas. No era más que una idea en medio de una vida llena de cambios: cambios de trabajo, de país, etc. Y entonces surgió la posibilidad y sobre todo el tiempo para dedicármelo solo a mí misma. Y comencé mi blog. Era septiembre de 2013, acababa de mudarme a Rot- terdam y no tenía trabajo: necesitaba ocupar mi tiempo mientras lo estaba buscando. Así surgió Creando felicidad. Pero llevar un diario digital no es tarea fácil. ¿Cómo conseguir más lectores? ¿De qué les hablo mañana? Todo comenzó con la idea de transmitir el conocimiento vé- dico, popular en Rusia pero muy poco conocido en España. A mí me tenía fascinada. Sobre todo por la forma en la que los "gurús" en la materia conseguían convertir este conocimiento arcaico en algo actual, algo que podemos aplicar a nuestra vida diaria aquí y ahora. Yo quiero llevar Los Vedas a los españoles, me dije. Y entre una cosa y otra me topé con un blog que sencillamente me cautivó: ca- minomundos.com Una chica de Argentina decide dar la vuelta al mundo y escribir sobre ello en su blog. Pero eso no lo es todo. Maga, que es como se llama la autora, es una chica de grandes dotes literarias, tiene una capacidad increíble de jugar con el lenguaje. Y no sólo habla de sí misma: interactúa activamente con sus lectores, crea juegos, es la organizadora del grupo de Facebook "Dinámicas creativas". Y propone un juego: una letra de abecedario, un post en el blog. Y así hasta completar el alfabeto completo. Lo que tenía claro desde el primer momento es que mi blog comenzaría con la pa- labra Amor. Es la A y es una de las cosas más importantes en nuestra vida. También quise mencionar ciertos aspectos típicos de los Vedas, como las 3 gunas materiales (Bondad, Ignorancia y Pasión), la K no podía ser más que Karma o la Z, Zen. Pero sobre todo procuré que todos los artículos del abecedario tuvieran ese toque persona- lizado, que dejaran entrever a la persona que está detrás de cada capítulo: una persona como cualquier otra, con sus defectos y sus virtudes, sus fortalezas y debilidades. Reconozco que el abecedario ha sido para mí una especie de autoterapia. Si voy a desentrañar el alma humana, si voy a decir por qué no somos felices, tenemos miedo o nos sentimos mal, por qué enfermamos, por qué no respetamos a los que son diferentes, por qué perdemos la fe o nos quejamos constamente... si hablo de todo ello, ¿qué mejor ejemplo que yo misma? Yo, que de ejemplar no tengo mucho, 4
  • 5. PREFACIO precisamente por eso soy perfecta para ilustrar todo aquello que deberíamos (debería) cambiar en nuestro día a día. Claro está que los que me lean reunirán ciertas características: bien serán meros cu- riosos o deseosos de criticarme, bien familiares y amigos "presionados" por mí, bien (y sinceramente espero que sean la gran mayoría) personas en proceso de cambio, personas que desean aprender algo nuevo, encontrar algunas respuestas, motivarse, sentirse mejor, darse cuenta que somos muchos los que tratamos de salir de las crisis, crecer, mejorar, conocer y sobre todo conocernos a nosotros mismos. A todos vosotros, queridos lectores del blog, así como potenciales lectores, va di- rigido este pequeño y humilde diccionario o abecedario de la felicidad. Por supuesto que no hay una fórmula común que nos hará felices a todos, pero sí hay algo que tal vez podemos evitar si no queremos que la felicidad y la alegría pasen inadvertidas por nuestra vida. Para mí la clave está en conocer, en descubrir, en mantener nuestra mente inquieta. La rutina muchas veces nos hace olvidar nuestros sueños. La apatía, la crisis, los problemas familiares y económicos. Pero hay algo a lo que todos debemos aspirar: desarrollarnos y progresar como personas. Si os sentís así, entonces seguro que este recopilatorio de mis artículos os hará reflexionar en más de una ocasión. Os advierto que no digo nada (o casi nada) nuevo. Pero creo que hay cosas que no está de más oír por enésima vez. Hasta que reaccionemos. O hasta que las asimilemos. Sin prisas pero sin pausas. Disfrutemos del proceso en sí. Por último, no puedo despedirme sin mencionar a ciertas personas que me han ayudado en este camino. En primer lugar a Francisco Cánovas, alias Paco de Murcia. La idea de crear un PDF con imágenes atractivas, recopilando todas las letras del abe- cedario, ha sido cosa suya. ¡Y tan suya que se ofreció a prepararme el PDF él mismo! Así que ya somos dos los creadores de este escrito que estáis leyendo. Muchísimas gracias, Paco. Al que tampoco puedo olvidar es a mi seguidor más fiel, que no ha dejado sin comentar ni un sólo artículo de este abecedario, y no comentar de cualquier manera, sino de una forma bastante poética. Se trata de Miguel Ángel Morcillo: poeta, aven- turero y un hombre con mucho sentido común y un ingenio agudo. Gracias por estar allí hasta el final, amigo. Y por supuesto, agradecer a todos aquellos que me habéis leído, o que estáis leyen- do esto ahora. Sé que el tiempo es nuestro bien más preciado, especialmente ahora, 5
  • 6. PREFACIO en la era de la tecnología e Internet. Pero los minutos que le dedicáis a lo que escri- bo, lo que pienso, lo que comparto... es algo que valoro muchísimo. Espero seguir compartiendo valor, contenidos de calidad, curiosidades y sobre todo conocimiento. Dicen los Vedas que el conocimiento es lo más importante en la vida del ser hu- mano. Creo firmemente que es así. ¡Que disfrutéis de la lectura, amigos! Nos vemos Creando felicidad. 6
  • 7. A DE AMOR A de AMOR Hola amigos. En esta sección que forma parte de un juego, llamado Abecedario, voy a hablaros de forma escueta de un tema interesante que tiene que ver con la filosofía védica. Cada tema será una palabra que empiece con cada una de las letras del alfabeto (veré qué puedo hacer con la W, X o Q). Se admiten sugerencias para próximos temas. Así que si os apetece que hable de algo desde el punto de vista védico, me encantará recibir vuestras peticiones. De momento comenzaré hablando de la A de AMOR, pues es un tema universal que nos atañe a todos, algo de lo que nunca se ha dejado de escribir ¿Quién no busca el amor? ¿Quién no ha sentido alguna vez la pasión o no se ha enamorado? El juego comienza y las palabras fluyen, el amor es como un río limpio que a veces se tiñe de colores extraños. ¿Pero qué es amor realmente? Los Vedas dicen que el amor es aquello de lo que está hecha nuestra alma. Que el amor que sentimos por Dios y que hemos olvidado al nacer lo buscamos sin remedio en este mundo material. Y así al final sólo necesitamos que nos amen y dar ese amor a los demás. Si no tenemos amor, nos sentimos vacíos e incluso enfermamos. Es una cualidad mucho más amplia que el amor de pareja o familia. El amor para que se considere como tal debe ser ante todo desinteresado. El amor que muchas veces decimos profesar por la pareja es en el fondo un amor egoísta: queremos que nuestro ser querido nos agrade siempre, haga lo que nos hace felices y no haga aquello que no nos place. El amor altruista ni siquiera es el que sentimos por nuestros propios hijos, pues muchos padres intentan que sus vástagos sigan su camino o hagan aquello que les hace felices a los progenitores, olvidando que sus hijos son seres completamente independientes que no tienen ninguna obligación de hacerles felices, sino todo lo contrario: son los padres los que tras tener a sus hijos deben preocuparse por darles todo el amor que necesitan para ayudarles a iniciar con pie firme su andadura en esta vida, de forma completamente independiente. El amor auténtico, dicen los Vedas, está en dar y no recibir. Si nuestra existen- cia la guiáramos así, si siempre diéramos amor sin esperar nada a cambio, si todo el mundo actuara así, todos recibiríamos amor suficiente. Pero si todos queremos reci- bir amor y sólo lo damos a cambio, si nunca damos el primer paso, el mundo será 7
  • 8. A DE AMOR Figura 2: Amor profundamente egoísta, como de hecho ocurre actualmente. Lo contrario del amor es el egoísmo. Desarrollar ese amor desinteresado sólo es posible desarrollando nuestro amor a Dios, nos dicen los Vedas. Pues si lo amamos a él, ya que él es amor pleno, reci- biremos amor en mayor grado al dárselo, y ese amor que recibamos será la energía necesaria para que podamos compartirlo con los demás seres. Él es nuestra fuente de inspiración, el manantial del amor infinito del que beber y llegar a la felicidad plena. Pues si estamos vacíos, si no tenemos amor en nuestro interior, no seremos capaces de compartirlo con nadie, ya que simplemente carecemos de ello. Sólo podemos dar aquello que tenemos. Y la única forma de recibirlo de forma constante y ascendente es a través de la la meditación y la práctica espiritual. Lamentablemente, la mayoría de nosotros (y me incluyo por desgracia en esta mayoría todavía) buscamos desesperadamente el amor, porque no lo llevamos dentro, porque no sabemos cómo generarlo de la nada, cómo crear nuestro propio amor para regalárselo a otros. Es sólo así como el amor funciona. Criticamos a los demás por ser egoístas y les exigimos cambiar, sin darnos cuenta de que la única revolución posible está dentro de nosotros. Cambiar nosotros y tratar a los demás con amor. La 8
  • 9. A DE AMOR verdadera batalla la libramos con nosotros mismos. Si habéis llegado hasta el final, me gustaría preguntaros: ¿qué es el amor para vosotros? Me encantaría oír vuestros comentarios (aunque fuera una frase o incluso una palabra). 9
  • 10. B DE BONDAD B de BONDAD Hola amigos. Seguimos con el juego del abecedario. Hoy toca la B. He decidi- do hablar de una cualidad que es esencial para la filosofía védica, un término que se menciona constantemente en las lecciones que escucho y que forma parte de las llamadas gunas de la naturaleza material. Las gunas son cualidades de la materia que forma el universo en el que vivimos. Esas cualidades son tres: la bondad, la pasión y la ignorancia. Estos tres estados afec- tan a la mente de todos los seres vivos, así como nuestros intereses en la vida, nuestro comportamiento social, las metas, las actitudes, las preferencias en los alimentos, etc. Cualquier aspecto de nuestra vida puede describirse con la predominancia de alguna de estas tres gunas. A grandes rasgos podemos decir que la bondad es el mejor y el más elevado de los estados, ya que nos permite ver la realidad de la manera más clara posible. La bondad es un estado de iluminación de la conciencia, cuando los efectos de una determinada actividad material no son nocivos para otros ni tampoco para nosotros mismos. En cuanto a la pasión (llamada también excitación y predominante en el mundo actual en el que vivimos) y la ignorancia (oscurecimiento o degradación), les dedicaré posts a cada uno de estos conceptos más adelante. Así pues la bondad o el bien es el más puro de los estados. La conciencia en dicho estado se encuentra menos contaminada por la materia y el fin último de esta guna es la paz. La persona que vive acorde al bien recibe la sabiduría que le da las pautas para vivir mejor. Este tipo de personas serán menos susceptibles a los deseos materiales, pues comprenden la inutilidad del apego al cambiante y caduco mundo material. Las profesiones típicas para las personas que viven acorde a la guna del bien tie- nen que ver con las actividades intelectuales, como filósofos, científicos, médicos o profesores, entre otros. Lo importante aquí es que su actividad la realicen por el amor al arte, a la humanidad o a la ciencia, de forma vocacional más que con meros fines económicos. Entre las 3 gunas de la materia se produce una constante lucha. Hemos dejado de comer mal, hemos empezado a practicar el yoga y a dar paseos por el campo, cuando un amigo nos invita a salir una noche, nos emborrachamos y volvemos a caer en la guna de la ignorancia, por poner un ejemplo. La influencia del entorno en el que vivimos es vital para que nos encontremos bajo la influencia de una guna u otra. Si 10
  • 11. B DE BONDAD Figura 3: Bondad uno vive rodeado de delincuentes, es muy fácil que acabe comportándose igual que sus compañeros. Al realizar el bien uno se purifica y limpia su karma. Los actos cometidos en la pasión nos llevan al disfrute inicial y al sufrimiento final y la perpetuación del karma que traemos; y actividades de la ignorancia nos privan de la razón poco a poco y crean karma negativo. Según los Vedas, cuando una persona muere en el estado de la bondad, se eleva y llega a planetas superiores, pobladas de sabios. Con todo ello, los seguidores de los Vedas nos dicen que lo mejor que podemos hacer es alejarnos de los dos estados inferiores: la ignorancia y la pasión, pues el primero destruye a los demás y a nosotros (la violencia sería un ejemplo de ello), el segundo no hace daño a los demás, pero nos trae infelicidad a la larga (la abundancia en la que vivimos en el primer mundo es el claro ejemplo de ello, pero al final del camino nos esperan el aburrimiento y la soledad). Es muy difícil por otro lado no estar influidos por la pasión, determinante en nuestra sociedad actual. Ya hablaremos de este término más adelante. La bondad es el estado más elevado: es búsqueda de la paz, de la armonía y equili- brio, es una manera de no ver las cosas con excitación extrema, no tener la facilidad 11
  • 12. B DE BONDAD de caer en la pasión o la ignorancia. Es aceptar el mundo como es, luchando, pero sin recurrir a la violencia. Y no luchando con los demás, sino con nosotros mismos. Es entender que el cambio no está fuera, sino dentro de cada uno de nosotros. Si tuviéramos que describir la vida del ser humano a través de las gunas, la ig- norancia se correspondería con la infancia, pues actuamos de manera egoísta y no entendemos aún cómo funciona el mundo; la pasión sería la juventud: tenemos más conocimiento pero aún nos falta mucho por aprender, es cuando luchamos, buscamos progresar en un trabajo, ganar dinero, reconocimiento social, etc.; la bondad sería la etapa de la madurez, cuando nos hemos dado cuenta de que hay algo más allá de lo material, cuando buscamos vivir mejor, pues es la única forma de ganarse un buen karma para vidas futuras. Lo ideal para el ser humano medio sería progresar a través de las gunas de esta manera. Por último es importante tener en cuenta que los Vedas nos dicen que ni siquiera el estado de la bondad es la misión de la vida humana, pues las 3 forman parte de la materia y como tal son temporales, caducas y nunca constantes. El fin último debe ir más allá de este mundo material, pero si queremos permanecer en él y ser más plenos y felices (como nos ocurre a la gran mayoría), tan solo la guna de a bondad podrá acercarnos al bienestar en la tierra. Os voy a traducir un pequeño texto del famoso escrito védico Bhagavad-Gita sobre el tema: “El que ha llegado a la iluminación, no siente odio por el apego y la ilusión ni llora si éstas desaparecen; el que está siempre fuera del juego y es trascendental, cualesquiera sea la influencia de las gunas sobre él, tiene claro que todas las acciones son realizadas por las gunas materiales; quien está siempre sumergido en su interior y acepta de la misma manera la felicidad y la desgracia; quien no ve diferencia alguna entre un puñado de tierra, una piedra o un lingote de oro; quien recibe de la misma manera lo deseado y lo indeseado; quien se siente invencible, recibiendo por igual la crítica y las alabanzas, la deshonra y el respeto; quien trata por igual a los amigos y a los enemigos; quien se aleja de toda la actividad material... sobre esa persona dicen que se ha elevado por encima de las gunas de la naturaleza material.” 12
  • 13. C DE CAMBIO C de CAMBIO En mi tercer día del abecedario confieso que iba a escribir sobre otros temas. La C da para mucho: cultura, confianza, crisis, confort... eran mis otras opciones. Pero ya que quiero afrontar mi blog de manera mucho más positiva, creo que CAMBIO podría ser una buena opción, ya que engloba todas las anteriores. Todos esperamos cambios (a mejor por supuesto), pero los cambios al mismo tiem- po nos dan miedo. Y lo que nos da miedo es precisamente eso: salirnos de nuestra zona de confort, como ya dije en uno de mis anteriores artículos. Sin embargo es la propia vida la que nos empuja muchas veces sin remedio a que estos cambios se produzcan. Véase crisis. Por mal que suene (especialmente ahora, cuando rozamos cifras tan alarmantes de parados en nuestro país) las crisis son necesarias, pues son un motor efectivo para el crecimiento (otra C) en todos los sentidos. La inercia, la rutina, la comodidad tienen el efecto negativo de crearnos una coraza de aparente seguridad en la que nadie -en apariencia- puede amenazarnos. Es una trampa peligrosa que nos atrapa, porque es invisible muchas veces y porque nuestro enemigo es el más poderoso: nosotros mismos. Cuando la crisis sucede, en el ámbito que sea: salud, relaciones, trabajo, amistad, hijos... algo o alguien nos está diciendo que es hora de que cambiemos, de que las reglas que han venido funcionando hasta ahora ya no sirven y de que es hora de valorar de nuevo nuestra situación. También es verdad que la cultura del cambio es algo que está siendo cada vez más integrado en la sociedad consumista, ya escribí sobre esta moda en uno de mis artícu- los de Brand of the Art. Pero cuando me refiero al cambio, no quiero decir cambios superficiales: cambios de look, de coche, de hobby... El cambio que aplaudo es un cambio profundo, un análisis interior sin el cual nada puede cambiar realmente. Se habla hoy también de la crisis de valores. Los valores que antes tenían raíces y que la sociedad de hoy ha olvidado, vendiéndonos diversiones superfluas y propo- niéndonos entretenimiento sin fin para alejarnos de nuestro mundo interior. Y como lo dije ya en la B de Bondad, dependemos muchísimo del entorno en que vivimos, es muy difícil no contagiarse de aquello y aquellos con los que interactuamos. La moda de lo rápido no nos deja tiempo para pensar. El trabajo estable que nos permite 13
  • 14. C DE CAMBIO Figura 4: Cambio disfrutar de esta industria del entretenimiento exprime nuestro tiempo más preciado. Muchos padres apenas tienen tiempo para sus hijos y les compran regalos y cacharros tecnológicos para que éstos se entretengan a su manera. Sí, las crisis son necesarias. Como leí hace poco en un blog sobre literatura que sigo: “pierdes el miedo cuando ya no te queda nada que perder”. Cuando algo gordo nos ha pasado: la pérdida de un trabajo, una relación que ha terminado, una crisis existencial... ahí es donde de pronto sacamos las fuerzas de donde creíamos no las había. Bueno, en realidad solo tenemos dos opciones: hundirnos o avanzar. Espero que todos, si llega el caso, hagamos lo segundo. La vida es cambio, es movimiento. Es avanzar, es descubrir, es indagar, es equi- vocarnos y es buscar soluciones. Según las leyes kármicas, todo ocurre por alguna razón (lo malo y lo bueno). Son lecciones que nos enseñan algo, que nos muestran nuestros errores y miedos y nos dan siempre una segunda oportunidad. La vida es aprendizaje y no hay aprendizaje sin error. Lo importante es darnos cuenta de ello, vencer el miedo y seguir avanzando. 14
  • 15. D DE DINERO D de DINERO Sí, pese a muchas otras opciones he pensado que ésta va a ser mi D de hoy. El dinero... un tema quisquilloso. Un tema que está de moda. Algo necesario. Algo que muchas veces nos falta, aunque también algunas veces nos sobra. El dinero es necesario para vivir. Algunos matan por dinero (demasiados, por desgracia). El dinero es el enemigo y es a su vez el sueño de muchos. El dinero no huele, es papel pero nos resuelve la vida, nos facilita el intercambio de bienes y servicios. Hoy con la crisis el dinero es una de nuestras mayores preocupaciones. Es también la D de deuda, la D del dolor y la D de tomar decisiones que no siempre nos gustan. Let´s talk money. Hablemos de dinero. A pesar de que cualquier corriente espiritual nos indica que el dinero no da la felicidad (y en el fondo tienen toda la razón del mundo), hay un dicho actual que le da otra vuelta: el dinero no da la felicidad pero procura una sensación muy parecida. Muchos estudios económicos, psicológicos y sociales hablan de la correlación del dinero y la satisfacción personal de quienes lo poseen en mayor o menor grado. Hay un estudio que dio bastante de qué hablar (incluido en las famosas charlas de TED), anunciando que mientras seas pobre, el aumento de ingresos sí proporciona felicidad, pero la curva de felicidad ascendente deja de crecer en cuanto llegamos a un cierto punto de riqueza y desde entonces se mantiene estable (entorno a los 60.000 euros anuales). Tras leer este tipo de artículos, uno siempre se queda pensando: ¿y yo, cuánto dinero necesitaría para ser feliz? ¿De verdad ganar 5.000 al mes me haría sentir la persona más feliz del mundo? Ahora con la situación de crisis y del trabajo precario que vivimos, ganar mil euros sería considerado gran suerte para no pocos. Pero también estamos experimentando un cambio en los valores como lo mencioné ayer. La crisis ha hecho plantearse a mu- chos si vale la pena el sistema actual, si no existen otras salidas. Así, una profesional de éxito española renunció a un trabajo bien pagado que le exprimía todas sus fuerzas y al que debía dedicar 12 horas al día, para irse a vivir a un piso de alquiler y sustituir el coche por una bicicleta, haciendo lo que realmente le gusta (escribir y traducir) y disponiendo de mucho más tiempo libre. Ha escrito un libro en el que relata cómo se puede vivir mejor con menos dinero, simplificando la vida y disfrutando de las pequeñas cosas. Hay ejemplos de personas “normales” que van aun más allá. Una alemana de fa- 15
  • 16. D DE DINERO Figura 5: Dinero milia bien que tras cumplir los 50 decidió hacer un experimento en su vida: vivir sin dinero. Ahora tiene alrededor de 70 y sigue sobreviviendo sin dinero a través del in- tercambio de actividades: recibe alojamiento, ayuda a cuidar a los niños o pasea a los perros de algunas familias, le regalan ropa y le proporcionan comida. No, no es una indigente, sino una persona que ha decidido romper con los cánones de la sociedad actual y demostrar que se puede ser feliz sin tener dinero, cooperando con los demás. Parafraseando a Einstein, “en los momentos de crisis, sólo la imaginación es más importante que el conocimiento”. La creatividad despierta en tiempos de crisis. Podemos hablar ya del banco del tiempo, en el que la unidad de cambio no es el dinero, sino el tiempo de cada persona, como puede ser, por ejemplo, trabajo por una hora: un intercambio de servicios por servicios o de favores por favores. Se han creado plataformas que permiten ese intercambio de tiempo, ayudando a los que están en paro o simplemente desean vivir de forma diferente. El dinero y el tiempo, son dos factores esenciales para la vida de un ser humano, nos dice el empresario y trader de éxito, Aitor Zárate, fundador de un pensamiento nuevo, llamado Factor K. Resulta que en el colegio o el instituto no nos han enseñado nada sobre el dinero. No sabemos cómo se crea, qué son los créditos, cómo funciona el banco mundial. Tampoco nos han enseñado los conceptos de economía básica y 16
  • 17. D DE DINERO nos sentimos indefensos frente a un mundo tan complejo donde el Dinero es el Rey. Perderle el miedo al dinero, aprender a manejarlo y lograr la independencia financiera es lo que este empresario nos propone a todos. Ahora que ni el empleo público es seguro, ahora que millones de personas no encuentran o pierden su trabajo diariamente... es ahora el momento de buscar nuevas formas de vivir y relacionarnos con el dinero. Tomemos la vía que tomemos, creando fortuna a través de inversiones o trading, emprendiendo un negocio que nos llene (aunque tal vez no nos forremos), buscando una forma de vivir sencilla con poco dinero o prescindiendo del dinero completamente o casi... el dinero seguirá estando presente en nuestra vida. “Trabaja como si el dinero no tuviera importancia”, nos dice uno de los maes- tros de la filosofía védica, Ruslán Narushevich . Los Vedas nos recomiendan que vivamos de forma honesta con los demás y con nosotros mismos, haciendo el bien, que trabajemos sin obsesionarnos con la recompensa, y el dinero que necesitamos para vivir vendrá por sí solo. Obsesionarse con el dinero (como obsesionarse con cualquier cosa) es contraproducente, pues la obsesión nos lleva a perder el norte y olvidar que lo que realmente importa en la vida es el tiempo que compartimos con los demás. 17
  • 18. E DE EMOCIONES E de EMOCIONES Hablar de emociones es acercarnos a nosotros mismos, es intentar descubrirnos más. Es saber por qué actuamos de una manera, por qué algo nos da miedo o nos agrada o nos resulta doloroso. Nuestra vida es un complejo entresijo de emociones en continuo fluir. ¿Pero qué son las emociones? ¿Son buenas o no tanto? ¿Cómo aprender a vivir con ellas? Las emociones son los colores de nuestra vida. Nuestra vida sería tan monótona sin ellas. Pero de la misma manera que hay colores alegres, los hay también oscuros, no podemos evitar que existan. En el mundo actual, donde la psicología está tan de moda, no dejan de avasallarnos con lo de ser positivos. Optimismo, alegría, placer... la industria de la publicidad, las nuevas tecnologías, los programas de TV, todo nos lleva por el camino de lo positivo y lo alegre. Y es así: hoy más que nunca se nos brinda una mayor posibilidad de disfrutar. El problema es que nos olvidamos de la otra cara de las emociones positivas: las emociones negativas. Los Vedas nos vienen a decir que las emociones no son ni buenas ni malas. Las emociones son el resultado del mundo material. Nuestra alma es feliz por naturaleza, pero la vida real nos puede dar no pocas sorpresas: buenas o malas. Y ahí es donde la mente experimenta unos estados de ánimo que pueden incluso llegar a formar parte de nuestra personalidad. Lo más curioso respecto a las emociones negativas, es que debemos vivirlas. Ocultarlas, esconderlas, olvidarlas... es sólo un proceso que nos paraliza, que nos impide ser realmente felices. Es cierto que estar triste o deprimido no está de moda, hoy más que nunca debemos ser optimistas y positivos, porque es lo guay, es lo que vende, es publicidad de uno mismo y es la máscara que nos debemos poner para triunfar. Pero si no sobrellevamos lo negativo, no podremos avanzar, es ley de vida. Como dice Narushevich, no podemos hacer felices a los demás, pero sí les po- demos ayudar a experimentar sus emociones negativas. Es como el yin y el yang, los polos opuestos que se atraen y que generan electricidad: cuantas más emocio- nes positivas tengamos, tantas más emociones negativas habremos de experimentar. Y hoy, experimentar lo positivo es mucho más fácil que ayer, tenemos mucho más entretenimiento a nuestro alcance: antes teníamos dos o tres canales de TV para ver a una determinada hora un programa que nos gustase, ahora Internet y el móvil nos 18
  • 19. E DE EMOCIONES Figura 6: Emociones traen la diversión a todas horas, a cualquier rincón del planeta; antes no viajábamos con tanta frecuencia ni tan lejos como ahora, y hoy muchos ya no nos conformamos con unas vacaciones en Benidorm. Las emociones positivas son también equiparables a un crédito que tenemos para la diversión o lo que se llama karma positivo. En cuanto lo hemos vaciado, nos que- damos con la contrapartida: lo negativo. ¿Por qué, por ejemplo, mucha gente famosa termina mal, si se supone que tienen todo lo que cualquiera hubiera soñado? Tanto lujo, tanta sensación positiva, tantas emociones fuertes cansan a la larga. Tan sólo sintiéndonos queridos, en una compañía de alguien cercano que sea capaz de escu- charnos, de absorver nuestras emociones negativas, sin criticarnos, sin recriminarnos ni juzgarnos, sólo ahí dejaremos que el humo del fuego que hemos encendido, se disipe para traernos la paz. El negarnos a las emociones negativas es impedir nuestro progreso. El miedo al fracaso, a experimentar lo negativo es lo que nos impide avanzar. Tan sólo aceptando que el fracaso y la vergüenza tienen cabida en nuestra vida, podremos crear algo nuevo o dar un paso más en nuestro desarrollo personal o profesional. Pero para superar esas emociones negativas, debemos estar seguros de que habrá alguien más 19
  • 20. E DE EMOCIONES fuerte que nosotros a nuestro lado, capaz de apoyarnos en momentos tan duros. Para los hijos, éstos serían sus padres; para las personas que tienen pareja, sus parejas o amigos cercanos; más allá estaría la figura del mentor espiritual o psicólogo. La soledad no nos ayudará a superar nuestras emociones negativas más profundas. Pretender estar contentos a todas horas, pues, es una utopía. Aceptemos que no todo en nuestra vida ha de ser perfecto, alegre y divertido. Aceptemos los altibajos de nuestra existencia. Por algo somos humanos. Aceptemos nuestras emociones, sean positivas o negativas. Experimentémoslas sin culpa, sin miedo, sin rabia. No, a nadie le gusta estar triste ni perdido, pero sólo bajando al fondo del pozo, a nuestro yo más profundo, podremos vivir lo que nos pasa para luego salir de ahí. Y sólo en compañía de aquellos que nos quieren y nos aceptan. Las emociones no son nosotros. Nosotros somos amor, somos felicidad, somos eternidad y conocimiento. Las emociones son sólo los colores de una paleta que nuestra mente maneja para crear su mejor y única obra: nuestra vida actual. 20
  • 21. F DE FE F de FE Hoy de repente salió el sol en Holanda. Sin pensarlo dos veces salí a dar un paseo alrededor del lago: estas oportunidades inusuales hay que pillarlas al vuelo para poder recargase un poco de la vitamina D que tanto nos falta en los países del norte. Mientras andaba disfrutando de un precioso paisaje otoñal, cálido, regalándonos los últimos rayos de una época aun no tan severa, mi mente no le dejaba de dar vueltas al post de hoy: la efe. ¿La efe de fe, de fidelidad, de felicidad, del futuro? Pero al final todas se resumían en una sola: fe. La fe engloba tantas cosas. La fe es la confianza en uno mismo, en los demás, es la fidelidad a nuestros principios, a los que nos quieren y queremos, es la fe en el mañana, en el futuro, en que el sol saldrá y que tendremos salud suficiente para irnos a trabajar o ayudar a nuestros seres queridos. La fe es uno de los motores de nuestra vida. Es la fe en el amor, la fe de que hay una luz al final del túnel, de que por muy mal que nos vaya ahora (sea la pérdida del trabajo, la falta de dinero, problemas familiares, de salud, etc.) al final las cosas se acabarán resolviendo. Y mientras caminaba observando la quietud del inmenso lago de un intenso azul bajo los tímidos rayos de sol norteño, me preguntaba a mí misma por mi futuro, por mi fidelidad a mí misma, por mi fe. Me di cuenta de que perder la fe es algo que nos pasa muy a menudo. Que cuando peor estamos, cuando el destino nos obliga a abandonar la tan querida zona de confort, nos sentimos perdidos, tenemos miedo y nos falta la fe. Y es entonces cuando queremos huir y evitar el problema de algún modo. Pero esta no es la solución. Como lo dije en mi anterior artículo, las emociones negativas hay que vivirlas a fondo, es la única forma de que se pasen de verdad. Ese paseo no iba sólo enfocado a la tan necesaria vitamina D en otoño, servía tam- bién para poner en orden mis ideas, mis planes, mis proyectos del futuro. ¿Escribir y terminar una novela, volcarme en ella de lleno o aparcarlo como he hecho hasta ahora, devolviéndole su función de hobby y enfocarme a mejorar mis estudios, bus- cando una mejor salida laboral en el mundo tan competitivo y tan cambiante en el que vivimos? ¿Aprender holandés, con miras a largo plazo en Rotterdam o perfec- cionar mi inglés, sabiendo que éste es el idioma que en realidad mueve el mundo? ¿A alguien le interesa mi blog? ¿No escribiré ideas absurdas, carentes de sentido hoy en día, que harán sonreír a más de uno? ¿Quién soy para opinar de temas tan globales, qué experiencia de la vida tengo, cuántos conocimientos de verdad poseo? Me sentía perdida, sin rumbo (a pesar de estar caminando con pasos firmes), y con 21
  • 22. F DE FE Figura 7: Fe cada pregunta que me hacía, me daba cuenta de que lo que me faltaba era precisa- mente eso: la fe. Sí, esa fe con la que todos vivimos, la que nos da la seguridad, la que nos proporciona fuerzas para seguir con lo que hacemos, para conseguir aquello que soñamos. La fe no es sólo un asunto de religión. Por muy ateos o agnósticos que nos con- sideremos, no podemos vivir sin la fe ni un segundo de nuestra vida. Lo contrario de la fe es la desesperación, es la depresión, es el miedo. La fe en nosotros es la fuerza principal que nos da pie para avanzar, para levantarnos cada mañana de la cama e ini- ciar otro día más en nuestra vida. Un día precioso y único, aunque muchas veces no somos capaces de verlo así. Tal vez sea el sol de hoy el que me hace ver con claridad que debemos buscar esa fe, debemos rescatarla del fondo de nuestra alma, debemos abrirle las puertas de par en par para que un soplo de aire fresco la inunde y la haga vibrar. La fe en el futuro es lo que nos falta hoy: época de crisis y de grandes cambios. Siempre está ahí, por eso respiramos, pero muchas veces dejamos de sentir su pre- sencia. La fe no es contraria a la ciencia. La fe está en nuestra psique y en nuestro corazón. Como decía el famoso empresario Henry Ford: Tanto si piensas que puedes 22
  • 23. F DE FE como si piensas que no, tienes razón. Al final es todo cuestión de fe, de su fuerza para que consigamos algo o no. Es la fe que parte de nuestra mente o del alma, co- mo nos guste más llamarlo, pero la fe es lo que determina quiénes somos, cómo nos relacionamos con los demás y lo que hemos conseguido en esta vida. Aunque según el pensamiento védico, sólo la fe en Dios es capaz de darnos una seguridad y una ausencia del miedo absoluta. Creer en los demás es algo esencial para vivir, pero somos humanos y no hay un ser humano que sea invencible. Somos frágiles, poseemos cuerpos caducos y las pasiones nos pueden. Lo mismo ocurre con la fe en uno mismo: es tan difícil mantenernos firmes en nuestros propósitos, se necesita de tanta fuerza interior y es tan simple caer, olvidar lo prometido a los demás o a nosotros mismos. Por ello los Vedas nos recomiendan creer en alguien que está por encima de nosotros, porque al igual que ocurre con la felicidad, la fe en Dios es un manantial inagotable de fuerza, de valentía y de confianza de que no estamos solos, de que todo irá bien. Lo que me gusta de los Vedas es que no nos incitan a seguir una determinada religión, creyendo que es mejor que otras. Nos dicen que todas las religiones guían al hombre hacia Dios, y por tanto no tiene sentido cambiar de religión. En cada religión hay una compresión propia de lo que significa Dios pero Dios es único y creó todas las religiones con una sola finalidad: que cada persona pueda acercarse a Dios, de acuerdo a su naturaleza. 23
  • 24. G DE GRATITUD G de GRATITUD Gracias. Una palabra que usamos todos los días, algo que muchas veces hacemos de forma automática, sin siquiera pensar de verdad en su sentido. ¿Pero qué es agra- decer realmente, a quién debemos en verdad agradecer y sobre todo por qué? Hace no mucho vi de casualidad un vídeo en el que se hacía un experimento. Se escogió a varias personas y se les pidió que pensaran en la persona a la que más agradecida estaban, que más influyó en su vida. Después les dijeron que escribieran una carta como si fueran a dársela a esa persona especial, agradeciéndole todo su apoyo y describiendo lo que significan para ellos. El siguiente paso fue decirles a los encuestados que llamaran a esas personas y les leyeran la carta. Estas personas especiales resultaron ser sus hermanas, madres, amigos, maestros. No todos estaban disponibles en aquel momento, los hubo que ya ni siquiera vivían. Sólo la mitad de los encuestados logró transmitirles sus palabras a través del teléfono. Finalmente se midió el estado de felicidad de aquellos que habían logrado contactar con sus seres queridos y los que no. El resultado fue sorprendente: el índice de la felicidad de los que no pudieron contactar con sus allegados subió del 2 al 4%, mientras que el de los que sí pudieron hacerlo creció del 2 al 19%. No sé exactamente qué técnica emplearon para la medición, pero me parece algo de sentido común. No es lo mismo pensar o incluso expresar en un papel lo que sientes, que decírselo a la otra persona, ver su reacción y crear esa interacción tan especial entre ambos. Los que llamaron a sus seres queridos para darles las gracias simplemente lloraban de emoción, los que no lo consiguieron, se quedaron sin esa emoción que significa hacer partícipe al otro de sus emociones. La conclusión era simple: dar las gracias, darlas de verdad, en persona, gene- ra felicidad. Lo cierto es que muchas veces nos olvidamos de ello. Creemos que todos saben lo agradecidos que estamos, cuando tal vez no sea así. Lo damos todo por hecho y olvidamos lo maravilloso que es el mundo que nos rodea: podemos res- pirar, podemos caminar, podemos ver las cosas, los colores y las formas, podemos usar nuestra voz para transmitir nuestros sentimientos o simplemente información, podemos acariciar las superficies de las cosas, sentirlas, podemos oír, ¡qué invento más increíble éste, el oído!, nos llega la música y la melodía y el susurro de los ár- boles movidos por la brisa, u oímos un huracán, el peligro, e intentamos protegernos, proteger a los demás, echar a correr, ayudar a otros. 24
  • 25. G DE GRATITUD Figura 8: Gratitud El ser humano es ante todo un ser social. Y la humanidad, esa esencia de la que estamos hechos, es bondad, es cooperación, es interacción con otros. Dicen los Vedas que no hay peor castigo para una persona que la soledad. El sentirnos aislados, incomprendidos, olvidados... nos hace perder la fe, esa fe que necesitamos para seguir vivos, la que mueve el mundo. El dar las gracias a otros es una manera de romper con esa soledad, es abrirnos las puertas. El apreciar lo que tenemos, algo que muchas veces ignoramos o simplemente no queremos ver. La vida es ya un regalo. La salud es otro regalo. Nuestro cuerpo, nuestros logros, nuestra familia... hay tanto que agradecer. Viviendo en el día a día nos olvidamos de sonreír, de pensar que somos afortu- nados. No hablo de los momentos más duros en la vida de cada uno, sino de esa enemiga silenciosa que nos aborda sin que nos dé tiempo a reaccionar: la rutina. La rutina tiñe nuestra vida de gris, de inactividad, de desánimo. A veces creemos que no tiene sentido sonreír, simplemente no nos sale. Pero no es así. Aunque suene ya muy trillado: hoy es un día único en nuestra vida y no habrá otro igual. Aproveché- moslo, aunque haga frío y esté lloviendo, sonriamos y demos las gracias a los demás o a las fuerzas superiores por estar aquí, por tener salud, por estar vivos. A todos los que venís leyéndome: GRACIAS por acompañarme en este camino que es la búsqueda de la felicidad. 25
  • 26. H DE HONESTIDAD H de HONESTIDAD En un principio tenía pensado hablar de la humildad. Pero pensando un poco decidí optar por la honestidad, otra de las cualidades cuya ausencia está a la orden del día y cuya falta veo más grave que la de la humildad. Digamos que ser humilde o no no afecta de forma directa a otros seres humanos. Si uno es prepotente y alardea de sus éxitos, su dinero, su belleza o fama, confieso que es un comportamiento que no comparto y me disgusta, pero siempre soy del pensar que mientras no hagamos daño a otros con nuestras acciones, somos libres de actuar como nos plazca. La honestidad en cambio o más bien su falta es mucho más nociva, pues crea comportamientos disfuncionales y nos afecta negativamente tanto a uno mismo como a los demás. La ausencia de la honestidad es un impedimento claro para la felicidad y la armonía. El autoengaño Hablar de honestidad es hablar de intenciones. Uno siempre sabe si es honesto o no. Salvo quizás en el caso de la falta de honestidad externa: el autoengaño. Muchos vivimos en ese autoengaño constante, de forma consciente o no. Por un lado, el auto- engaño es el resultado de una manipulación y falta de honestidad externa: como por ejemplo el hecho de que nos digan qué carreras son las mejores para nuestro futuro, que el éxito en una pareja equivale a sexo o que nuestra felicidad depende de nues- tro poder adquisitivo o el consumo de productos que nos brinda la publicidad. Esto es pura manipulación, pero en tanto en cuanto seamos capaces de escuchar nuestro interior y de analizarnos, nos daremos cuenta de si lo que nos han vendido es válido o no para nosotros. No lo que nuestra familia, amigos, pareja, jefe, compañeros de trabajo, el colectivo social al que pertenecemos quieren, sino aquello que nos hace felices y plenos a nosotros como seres individuales y únicos que somos. El autoengaño es uno de nuestros peores enemigos, pues muchas veces llegamos a creernos de una forma totalmente ciega algo que no es verdad o que no está hecho para nosotros. A veces es el miedo a nuestros propios deseos, la falta de confianza en uno mismo o el temor a quedar fuera del círculo de aceptación social, de perder el respaldo de nuestros amigos o nuestro trabajo. El autoengaño tiene que ver con los cánones aceptados en una sociedad en un lugar y momento determinados, y si nota- mos que nuestros deseos no corresponden a esos cánones, el miedo a la soledad nos empuja a cambiar de forma involuntaria nuestros deseos y sustituirlos por aquellos que sientan bien a la gran mayoría. 26
  • 27. H DE HONESTIDAD Figura 9: Honestidad La manipulación La falta de honestidad para con otros, en cambio, sí es algo claramente intenciona- do y consciente. Aunque se trata de algo que todos rechazamos a priori y entendemos por falsedad o hipocresía. Es en el fondo una clara manipulación de los demás, pues les mostramos una realidad que sabemos que no es cierta. Realidad que nos con- viene a nosotros, creando así una situación de la que sacaremos mayor provecho. Si hemos robado, no lo diremos, pues no queremos ser multados, ser despreciados o simplemente quedarnos sin el bien que hemos adquirido ilegalmente. La falta de honestidad es una manifestación del egoísmo puro y duro: yo por encima de ti. Mientras que el autoengaño nos hacía daño a nosotros mismos: los intereses de los demás por encima de los nuestros; la hipocresía se dirige a los demás: yo antes que el resto. Lamentablemente la falta de honestidad es parte de nuestro día a día. Comenzamos mintiendo desde que somos pequeños, por miedo a la reprobación, al castigo... y luego nos vamos dando cuenta de que es más fácil vivir de esta manera, porque mientras no nos han pillado, no somos ladrones. Sí, volvemos a hablar de la educación y los valores que nuestra familia o escuela nos han inculcado. 27
  • 28. H DE HONESTIDAD Los medios de la comunicación masiva, al servicio de los partidos políticos y sus idelogías (ideologías basadas en unos conceptos genéricos muy bonitos, pero que en el fondo satisfacen los intereses egoístas de personas concretas, ansiosas de dinero y de poder) son los medios de manipulación masiva, como en más de una ocasión comenté. No hay cosa más triste y ridícula que ver a los políticos en televisión o en prensa, echándose basura los unos a los otros, como si de una pelea de niños de par- vulitos se tratara. Es triste ver cómo los medios, en lugar de ser objetivos o al menos tratar de serlo, sirven de instrumento al servicio de la derecha o la izquierda, clasifi- cando a la sociedad en dos extremos opuestos, cuando los únicos que se benefician de ello son los políticos que están detrás -muchos de ellos untados y presionados por lobbys y grandes multinacionales-. Seamos sinceros Sí, es lo que hay y lo que nos ha tocado. No podemos cambiar a los demás. Pero sí podemos cambiar nosotros mismos. Dicen que el cambio empieza justo ahí. Y no, no me excluyo del resto, soy igual de imperfecta, igual de quejica, en más de una ocasión no he sido honesta y también busco mi bienestar propio. Muchas veces nos enzarzamos con esos pobres corruptos que son esos señores calvos con tripa o señoras con botox y caras operadas que mueven los hilos de nuestro país. Pero no es ahí donde está el verdadero cambio. El cambio está sólo en nosotros. Sólo puedes cambiar el mundo cambiando tú. Sólo tienes derecho a pretender que los demás cambien (y ni siquiera tienes ese derecho, para ser honestos) si cambias tú, si dejas de mentirte a ti mismo y dejas de engañar a los demás. Esto es ir más allá de la honestidad: es ser sinceros. Sinceridad sería abrir nuestro corazón y preguntarnos qué hay dentro. Los Vedas nos hablan del karma y no puedo estar menos que de acuerdo. Todo lo que nos rodea es un reflejo de nuestro interior, de nuestras vidas pasadas, de nuestras imperfecciones y nuestros miedos. Es más, por extraño que parezca: nos merece- mos estar aquí. Esta vida nos la hemos ganado. Poco podemos hacer para cambiarla, en el sentido de cambiar a los demás. Pero sí podemos ser sinceros y empezar por limpiarnos nosotros. Tal vez entonces cosas mejores empiecen a suceder a nuestro alrededor. 28
  • 29. I DE IGNORANCIA Figura 10: Ignorancia I de IGNORANCIA Hoy me toca un tema un tanto polémico, por eso quizá me costaba ponerme a ello. Cuando escribes sobre lo positivo y bonito, la gente se anima, se motiva, se identifica... Pero no todo es de color rosa en nuestra vida, hay mucha ignorancia en el mundo en el que vivimos, y me incluyo a mí misma, aunque espero ir abandonándolo poco a poco. La ignorancia es una de las tres gunas de las que hablé en su momento al referir- me a la bondad. Un pequeño recordatorio: las gunas, según la tradición védica, son estados de la materia. Ésta puede manifestarse de 3 maneras posibles: la bondad (la positiva, vamos), la pasión (la que corresponde al beneficio propio pero no de los demás) y la ignorancia (el estado de la degradación). De la pasión hablaré en uno de mis futuros artículos. Pues bien, la ignorancia es el estado inferior de la materia. Al hablar de la materia, los Vedas se refieren no sólo a los objetos que nos rodean, sino a todo el universo sen- sible, incluída nuestra mente. Y es ahí donde radica su manifestación más peligrosa. 29
  • 30. I DE IGNORANCIA Como seres humanos, nos podemos comportar de maneras distintas a lo largo de nuestra vida, incluso a lo largo de un mismo día. Como bien es sabido, nadie es perfecto, ya que somos humanos, y nuestra vida es un constante fluir de sentimientos, emociones, acciones, pensamientos, recuerdos... basado en una de esas tres gunas. Pero siempre habrá una que predomine en nuestro ser. En cuanto a la ignorancia, se me ocurre un sencillo ejemplo. El otro día fui al gimnasio y mientras corría en al cinta, cinco monitores de TV mostraban distintos canales que no podía oír (no suelo llevar auriculares mientras corro). Lógicamente la vista se va de forma automática a las imágenes en esas pantallas. En unos monito- res había juegos del tipo Pasa Palabra o Quién Quiere Ser Millonario. En otro, creo recordar, un partido de fútbol. En el cuarto había un documental o algún programa de sucesos local. Y el quinto, que además quedaba justo frente a mí, transmitía el famoso canal de MTV en el que la transformada en chico Hanna Montana con su recientemente estrenada cresta punk se retorcía ligerita de ropa sobre unos bloques de piedra, sacando constantemente su lengua a la cámara, a la vez que lamía todo tipo de objetos metálicos como martillos, palas y cadenas. No, aquella no era una imagen de lo más agradable (sobre todo porque no oía su canción y sólo podía observar sus movimientos), pero mi vista volvía a estar clavada en esa muchacha, preguntándome por qué los videoclips de la MTV son en su gran mayoría un culto al sexo. Pensé también en no pocos niños de corta edad que se habrán tragado a la andrógina Hanna y otr@s tant@s luciendo sus instintos más bajos para forrarse a costa de nuestro morbo y curiosidad. Para mi aquello era un claro ejemplo de ignorancia. La ignorancia significa degra- dación. La ignorancia significa bajarse los pantalones y decir que somos animales, de manifestar sólo lo visceral que hay en nosotros. El sexo puede ser una cosa ínti- ma y preciosa, incluso espiritual, o puede ser algo basto, desagradable e inapropiado, cuando su propósito es excitar lo animal que hay en los demás, buscando provocar el morbo, como lo que ese videoclip y muchos otros pretenden. Pero la cosa no queda ahí. Lo que esos videoclips buscan es fama, es poder, es dinero. Volvemos a la ignorancia. El dinero no es que sea malo, pero ganado de forma así, jugando a los instintos básicos con nosotros, es un dinero que enriquece a toda una industria a costa de nuestra ignorancia. Muchos diréis: pero nos gusta su música. Claro, son profesionales, han sabido vender bien. Y lo mejor es que encima nos han vendido un modo de vida. 30
  • 31. I DE IGNORANCIA Ignoracia son lamentablemente muchas cosas. Son las drogas, el alcohol, la pros- titución, todo tipo de perversiones sexuales, son los crímenes, la violencia, la corrpu- ción, las guerras... La ignorancia es la hipocresía, la mentira, la venganza. Aunque no todos lo vean así. Estamos de acuerdo con que las guerras son malas, pero creemos que la pornografía no lo es. Está claro que no es lo mismo una cosa que otra, pero lo que tienen ambas en común es que están basadas en la ignorancia. Y la cualidad de la ignorancia es la degradación: nuestra propia o la de aquellos que están a nuestro alrededor. La ignorancia es también la pereza, cosa que muchos sufrimos (incluída yo), es tomar alimentos que nos excitan, nos llenan de ilusión y autoengaño temporal o nos hacen más violentos (café, alcohol, carne). Por favor no penséis que me creo mejor que los demás por ser vegetariana, en absoluto, a día de hoy sigo tomando café y bebiendo alcohol puntualmente (aunque afortunadamente cada vez menos). Ni yo misma, sabiendo lo que sé, me siento con fuerzas de abandonar por completo la guna de la ignorancia. Muchas veces me puede la pereza, el desánimo, la gula, veo chorradas en televisión o series que en el fondo son una apología del sexo o violencia. Como muchas veces digo, soy la primera persona a la que van dirigidos mis artículos. Es cierto que en el mundo occidental, la pasión es la guna predominante (y lo veréis cuando escriba mi artículo que hable de ello). Pero ojo, vivimos en una época de degradación general (la llamada Kali-Yuga, la cuarta y última etapa del universo, aunque aun estamos en sus comienzos), de modo que hay cada vez más ignorancia a nuestro alrededor. Lo malo de las gunas es que éstas son muy contagiosas. Si vives rodeado de bondad, acabas comportándote de forma amable y respetuosa. Si ves pasión y ambición a tu alrededor, tu objetivo será progresar económicamente y tener éxito en los negocios. Pero si lo que hay a tu alrededor es violencia, como ocurre con personas que fueron maltratados en su infancia, es fácil que éstas se conviertan en criminales. Cuando descubrí los Vedas, tuve una visión global de mi vida en general. Vi hacia dónde podía ir, cuál podía ser mi destino, comprendí que la elección está en cada uno de nosotros. Caer en la ignorancia es muy fácil: es rodearte de aquellas cosas y personas que profesan un determinado modo de vida, es enchufar la tele, ver las noticias, series, videoclips, jugar a videojuegos asesinando supuestos “enemigos”, ver pornografía en internet, criticar al vecino, a tu compañero de trabajo. Es fácil jugar con nuestras bajas pasiones para lucrarse: la ignorancia tiene la 31
  • 32. I DE IGNORANCIA enorme capacidad de nublarnos la mente. Los instintos son lo contrario de la con- ciencia y ahí es por donde pueden manejarnos. Además las gunas son como 3 escalo- nes: si vives en el mundo de la pasión (que es la tónica actual), tienes dos opciones: subir o bajar. Y bajar es siempre más sencillo. Por último, me gustaría añadir algo más: la libertad. Esciribé sobre ella cuando toque la L, porque creo que este concepto está muy mal interpretado. En mi opinión, libertad no es hacer sin más lo que a uno le place, sino el tener suficiente conocimien- to para elegir. O dicho de otra manera: sólo es “libre” –libre en el sentido de hacer lo que le da la gana– el esclavo de sus sentimientos. Y la esclavitud, si la hemos elegido como modo de vida, es un paso hacia la ignorancia. 32
  • 33. J DE JUVENTUD J de JUVENTUD Ya estamos en diciembre, a punto de llegar el invierno, aunque por las temperaturas que ha hecho en España últimamente, podría decirse que el invierno ya está aquí. A punto de acercarse las navidades, aunque por la decoración que hay en toda Europa, podemos decir que ya están aquí las fiestas: mercadillos de navidad bávaros, la calle Oxford de Londres iluminada toda de azul, los árboles de Rotterdam cubiertos de lágrimas de luces... ¿Nos ponemos más tristes en invierno? ¿Por eso necesitamos fiestas en familia, cantamos canciones como si volviéramos a ser niños, adornamos con luces las calles y árboles de navidad? ¿O es el espíritu siempre joven el que nos llama, sea en invierno o seamos ya algo más viejos? ¿Por qué todos queremos ser jóvenes? ¿Por qué no nos gusta decir nuestra edad si hemos sobrepasado los 30? ¿Qué tiene la juventud de mágico que todos la adoramos, la idolatramos, la ansiamos? Nadie es más joven que ayer. Desde el momento que un niño nace, su cuerpo sólo hará una cosa: envejecer. Muy paulatinamente, pero es ley de vida. Y sin embargo, todos quisiéramos ser eternamente jóvenes. Se han escrito libros: es famosa la novela fantástica de Oscar Wilde “El retrato de Dorian Gray” en el que el protagonista se mantiene siempre joven, mientras que su retrato envejece por él. La industria de la cirugía plástica opera con gran éxito en los países del primer mundo fabricando celebridades que parecen no envejecer nunca: desde la operadísi- ma Cher hasta Madonna, Kidman y otras tantas. El botox es el aliado perfecto ya no sólo de muchas mujeres que se lo pueden permitir, sino también de no pocos hombres del mundo rosa. No sé, no es fácil opinar sobre los anhelos de juventud, cuando uno se siente aun joven. Pero ya no tan joven como para vivir la vida sin pensar, sin arrepentirse ni preocuparse del mañana, sin sentir el paso del tiempo. Empecé a notarlo cuando cumplí los 18, desde entonces el tiempo va pasando veloz, dejándome muy poco tiempo libre al día para entender las cosas, para aprender lo importante... hasta que tal vez me encuentre jubilada y me pregunte: ¿ y ahora qué? Si la juventud supiera y la vejez pudiera, dice un refrán que repite mucho mi pa- dre. No, la juventud no siempre es sinónimo de ignorancia. Todos conocemos casos 33
  • 34. J DE JUVENTUD Figura 11: Juventud de personas jóvenes muy capaces. Y no es por presumir, pero tengo a alguien muy cercano que con muy poca edad ha conseguido con su propio esfuerzo cosas que muchos adultos no lograrían. Y como ejemplo contrario de ello: los treintañeros o cuarentones que se pasan el día jugando a la videoconsola en sus ratos libres. Es cierto que el mundo ha cambiado: ahora los 30 son los antiguos 20, ahora tenemos hijos cada vez más tarde y en España la crisis o la comodidad nos ha hecho seguir viviendo con los padres pasada la treintena. En Estados Unidos empezar a plantearse una familia alrededor de los 40 está a la orden del día. La esperanza de vida en el primer mundo se ha incrementado. Queremos prolongar a toda costa nuestra preciada juventud, disfrutar de ella al máximo, sacarle el mayor provecho. Muchos cambios, muchas novedades, mucha cirugía... y lo del espíritu dejémoslo para cuando seamos viejos, ¿verdad? No tengo tiempo, es una de las frases que más repetimos, que más oímos hoy en día. Pero el tiempo, queridos amigos, es lo único que tenemos, es lo único con lo que contamos, es nuestro tesoro más grande en esta vida. Habrá otras vidas, si crees en la reencarnación, pero la que vivimos aquí y ahora es ésta y no habrá otra igual. ¿Dejar asuntos del alma para cuando nos toque morir? Primero: puede que sea un 34
  • 35. J DE JUVENTUD pelín tarde (ahí sí que nos faltará tiempo, creedme). Segundo: es totalmente contra- dictorio dejarlo para la vejez. Y os diré por qué: el alma es siempre joven. Tengamos 2 años o 92, nuestra alma es bella, es joven, y busca reír, divertirse y disfrutar. Dicen los Vedas que si el alma humana tuviera una edad semejante al cuerpo humano, ésta se equipararía a una persona de 16 años. Para ser jóvenes, queridos amigos, lo que hay que hacer no es botox ni matarse por perder kilos (aunque si nos alimentamos más sano y en menor cantidad, seguro que nos sentiremos mucho más ligeros). Para ser joven hay que abrir nuestra al- ma, conocerla, sentirla. Y entonces incluso nuestro propio cuerpo se volverá menos oxidado, menos triste. La tristeza es síntoma de la vejez, una tristeza continua. La alegría de vivir es siempre joven, tengamos la edad que tengamos. Mi esposo y yo siempre nos hemos dicho que de mayores quisiéramos ser como nuestros caseros del piso que alquilábamos en Alemania: una pareja siempre risueña, positiva, con ganas de vivir, incansables viajeros, para los que los pequeños detalles de la vida como flores en primavera o fuegos artificiales en el parque eran grandes acontecimientos; incluso añadieron nuestra fotografía de boda a su álbum familiar, sólo por la felicidad de compartir nuestra alegría. La juventud para mi es eso: optimismo, ganas de vivir, bondad, sonrisa, ayudar a otros. Los propios médicos aceptarán que un estado anímico positivo puede influir bastante más en el proceso de curación que un tratamiento complejo de una enferme- dad grave. El otro día una amiga me compartió un post que considero vital para entender cómo funciona el cuerpo humano: una glándula que tenemos en el pecho llamada timo y que según nuestro estado de ánimo regula todo nuestro sistema inmunológico. Hay un ejemplo de cómo funciona lo positivo en nosotros que no deja de sorprenderme: si juntas los dedos pulgar e índice formando una “o” con ellos y piensas en algo muy positivo en tu vida, si alguien intenta separarte los dedos, no podrá hacerlo o le costará mucho. Por el contrario, si piensas en algo negativo, separarlos será mucho más fácil. Probadlo y ya me diréis 35
  • 36. K DE KARMA K de KARMA En su momento ya hablé del karma en este blog, pero es que la K no da mucho de sí y el karma es uno de los aspectos básicos del vedismo. Y como se trata de un tema tan complejo, que engloba tantos aspectos y que darían para un libro entero, voy a centrarme esta vez en uno solo, que considero importante y que tal vez interese a mis lectores. El karma y la pareja Está claro que no se nos ha enseñado nada de lo que es importante (o si se ha hecho, no se le dio la forma adecuada para que lo quisiéramos oír). La educación sexual, especialmente en los jóvenes, es un aspecto de vital importancia, pero nadie nos ha enseñado o se ha preocupado de educarnos adecuadamente en nuestra adoles- cencia, por lo que es fácil seguir el camino de todos: básicamente el de los medios de comunicación, de las revistas, películas y series, shows televisivos. Los padres no cuentan: cuando uno es adolescente, lo último que escuchará es una voz “aburrida” de aquellos que sólo ven peligros a nuestro alrededor, la voz que infunde miedo y suena a anticuada. Pues bien, como dije en uno de mis primeros artículos, el karma está ligado a nuestras relaciones más íntimas en la vida. No a los políticos o empresarios (que también, pero en mucha menor medida), sino a nuestros familiares, y en una medida algo menor a nuestras relaciones de trabajo o amigos. El karma más inmediato son nuestros padres, hermanos, abuelos, hijos, nietos... Por una u otra razón (que pro- viene de nuestras vidas pasadas) nos ha tocado relacionarnos tan de cerca con lo que llamamos nuestra familia. Se trata de algo que no podemos cambiar: hemos nacido en un momento y lugar determinados, y no depende de nosotros que nuestros padres o hijos sean de una manera u otra. Pero sí depende de nosotros elegir a nuestra pareja. A pesar de que también se trata de una unión kármica, o predeterminada, será nuestro nivel de conciencia el que determine si nos conviene o no estar con esa persona. Resulta que las relacio- nes kármicas más intensas se basan en los chakras inferiores (el chakra raíz y el sacro). Al tratarse de chakras más bajos, de donde toda la energía nace, si se crean relaciones íntimas en las que el sexo está presente, se intercambia el karma de forma intensa. De ahí que incluso un fortuito encuentro sexual con un desconocido creará una unión kármica que perdurará por años, aunque no volvamos a ver nunca más a 36
  • 37. K DE KARMA Figura 12: Karma esa persona. Es decir: a mayor cantidad de parejas sexuales, mayor cantidad de intercambio de energía kármica potente (es decir, la que se crea en los chakras inferiores, chakras que generan la energía sexual, y no es que estos chakras sean ne- gativos ni mucho menos, sólo que llevan una carga kármica más arraigada). Así nos puede pasar que algunas veces nos sintamos mal o tristes sin razón aparente, y lo cier- to es que esto puede deberse a que la pareja sexual de nuestro pasado se encuentre así y nos transfiera su energía. No olvidemos que la vida, el mundo y todo lo que nos rodea es un intercambio de energía constante; todo y todos estamos interconectados en este mundo. ¿Y qué mensaje, sin embargo, nos manda el mundo en el que vivimos? Lógica- mente me refiero al mundo occidental y liberal: olvídate de todo, acuéstate con quien quieras y cuando quieras, eres libre. Ah, la ansiada libertad... Escribiré sin duda sobre ella. Porque es cierto: somos libres, tan libres que hasta podemos elegir nuestra propia caída, nuestras propias enfermedades, dolores, problemas. La libertad, queri- dos amigos, tiene un precio. Pero el único que puede regularla somos nosotros mis- mos: a través del despertar de nuestra conciencia, del conocimiento... Lógicamente no todos estamos preparados. Yo, desafortunadamente, cometí mil errores de esos en mi pasado, pero tengo una excusa, que la mayoría de todos tenemos: la ignorancia. Si 37
  • 38. K DE KARMA no sabes, si te informan mal, si crees que lo que la mayoría dice o hace es lo mejor, no vas a adivinar qué es lo correcto, cuál es la verdad. Ahora, pasados tantos años de ensayo y error, de aprendizaje, de búsqueda (bús- queda y aprendizaje que formarán parte de mí hasta el final de esta vida y espero que también de las próximas), me doy cuenta de por qué ciertas cosas como virginidad, pureza, austeridad... todo aquello que cualquier religión defiende, tiene sentido. Lo que pasa es que vivimos en un mundo en el que se ha usado la religión como medio de control, de autoritarismo, de meter miedo. Y el ser humano huye de todo lo que sea impuesto, así los jóvenes y no tan jóvenes de hoy se proclaman abiertamente ateos y se sienten orgullosos de ello. La religión ha estado demasiado tiempo al servicio del poder, ha ejercido de poder y ha inculcado el miedo y la culpa. Pero el miedo y la culpa no dan pie al crecimiento, al progreso, a lo nuevo. Ni yo ni nadie tiene el derecho de juzgar –aunque a veces cueste tanto no juzgar, ¿verdad?–. Porque para empezar, somos profundamente imperfectos en nuestro in- terior y en nuestros actos. Hay cosas que intento cambiar en mí y algunas las voy notando: es hora de perdonarnos y perdonar a otros. Es hora de ser más humildes y menos orgullosos. Es hora de perder el miedo y desechar la culpa que nos hunde en nuestras propias miserias. No importa lo que hayamos hecho (y si es algo realmente grave, nuestro propio karma será quien nos juzgue), siempre y cuando busquemos cambiar, progresar, conocer. Si el dolor que hemos causado es grande, es hora de arrepentirnos. Si hemos intercambiado el karma negativo con demasiadas personas, es hora de darnos cuenta de que éste no es el mejor camino para ser feliz. Es hora de aceptar el pasado, incluso el presente, que es una mera consecuencia de nues- tro pasado. Es hora de enfrentar el futuro sin miedo, con amor, gratitud, fé, bondad, confianza. Aceptarnos y aceptar a los demás no significa rendirnos. Rendirse es es- tancarse, es quedarse en la ignorancia, es rechazar nuestras propias emociones, es no ser honesto con uno mismo. En mi siguiente post hablaré del karma y libertad, porque la libertad, como ya mencioné, es un arma de doble filo: puede llevarnos a vencer nuestro karma y crear un presente y futuro mejor, pero también puede llevarnos a la ignorancia, añadiendo más karma negativo al que ya tenemos. 38
  • 39. L DE LIBERTAD L de LIBERTAD Ser libre no es únicamente romper las cadenas, sino vivir de una manera que respeta y realza la libertad de otros (Nelson Mandela) Quien no se arrodilla antes Dios, termina arrodillándose ante los hombres (Fyodr Dostoievski) El hombre deja de ser libre cuando deja de creer en su libertad (Giacomo Casa- nova) Como lo decía mi anterior artículo, el karma se ha considerado siempre lo opuesto a la libertad o al libre albedrío. El karma es lo que tiene que ser, lo que está preparado, la misión que hemos venido a cumplir en esta vida. Pero cuando hablo del karma, al- gunos me preguntan: ¿entonces todo está prefijado, no hay nada que podamos hacer? Y se frustran por un momento, imaginando nuestra triste existencia en la que todo se guía según un orden preestablecido, donde hagamos lo que hagamos, nos sentimos atrapados por nuestras propias cadenas o las leyes férreas del universo: el maldito karma. No es así, les replico. En el universo hay un equilibrio que es necesario para que la justicia se haga de forma que seguramente no seamos capaces de percibir, pero hay un componente de libertad, de elección. Como seres racionales que somos, a diferencia de las plantas o incluso animales, podemos decidir. Y ésta viene a ser nuestra mayor ventaja y a su vez nuestro mayor inconveniente. Somos libres para progresar, para aprender, para preocuparnos por crecer y hacer el bien. Somos libres de sentirnos felices y superarnos incluso cuando las cir- cunstancias de la vida nos muestran su cara más trágica. Pero también somos libres de degradarnos, de hacer el mal, de rechazar, guardar rencor, contraer enfermedades que ni siquiera nos venían dadas... Es difícil, claro está, saber dónde termina el karma y dónde comienza nuestra libertad. Como seres humanos que somos, hemos venido a este mundo por una razón, bien sea a hacer felices a otros, a dar vida a generaciones futuras, o bien a exculpar nuestras acciones negativas del pasado y pagar el precio de otras vidas mal llevadas. Pero seguimos teniendo siempre un componente de libertad. Porque lo más destacable de la libertad, es que ésta está relacionada con nues- tra conciencia. No es la libertad del cuerpo, si no, ya podíamos haber nacido como 39
  • 40. L DE LIBERTAD Figura 13: Libertad animales para dar rienda suelta a nuestros instintos. Y no es que haya que menospre- ciarlos, pero entender que hay algo que prevalece, que está por encima del cuerpo y meros instintos: nuestra conciencia, nuestra razón, algo que nos hace diferentes, algo que nos permite progresar y crear, algo profundamente valioso y perfecto, que sólo puede tener un sentido: hacer felices a los demás, a través de la creación de nuestra felicidad propia. Como ejemplo, tengo ante mis ojos a una antigua compañera de trabajo de Alema- nia que perdió a su marido por una enfermedad incurable hace no mucho. Ambos no tendrían más de 30 años y se habían casado hace tan sólo un año. Me llamó la aten- ción su fortaleza, el ser capaz de compartir con todos en su muro de facebook todo lo referente al fallecimiento y el funeral de su marido, el seguir posteando y compar- tiendo fotos de ambos, semanas después de una pérdida irreparable, que sumiría en la desesperación más profunda a la gran mayoría. Al principio me chocó su actitud, pensé que yo no sería capaz de actuar de esta manera. Después me pareció admirable lo fuerte que puede llegar a ser el ser humano, la grandeza que hay en él, la capacidad de afrontar y superar situaciones límite y no caer, sino levantarse y seguir avanzando. Ésta es nuestra libertad. Y es admirable. No la libertad que muchos podrían enten- 40
  • 41. L DE LIBERTAD der por libertinaje, por el haz lo que quieras sin más, sin pensar en las consecuencias. O la supuesta libertad de robar, de ser violentos, de hacer daño a los demás o a sí mis- mos. La libertad, como dijo Nelson Mandela, no es únicamente romper las cadenas, sino vivir de una manera que respeta y realza la libertad de otros. Y también es libertad entenderse uno mismo, conocerse, acercarse a su naturaleza espiritual, y aquí subrayo otra frase de un escritor ruso de todos los tiempos, Fyodr Dostoievski: El que no se arrodilla ante Dios, termina arrodillándose ante los hom- bres. O dicho de otra manera: el que reniega de la espiritualidad, acaba siendo esclavo de otros o incluso de su propio cuerpo o mente. La verdadera libertad está en li- berarse de las ataduras materiales... labor compleja, pues vivimos en un mundo material. La única manera de ser libre, dicen los Vedas, de vencer nuestro karma, es practicando la vida espiritual. La libertad es liberarnos de las ataduras, materiales y emocionales. Y para terminar, añado una frase más, que en apariencia tiene muy poco que ver con el mundo espiritual, porque fue pronunciada por el archiconocido aventurero y mujeriego Giacomo Casanova: El hombre deja de ser libre cuando deja de creer en su libertad. Frase que al parecer utilizó cuando estuvo recluido en una cárcel. Me gusta esa idea porque nos transmite que estés donde estés, si quieres, puedes sentirte libre, porque tu libertad es tu voluntad, es tu propósito, independientemente de las circunstancias externas que te rodean. Tu libertad es tu propio ser, es decidir que puedes ser feliz aquí y ahora, es tu conciencia, es lo que te hace humano. 41
  • 42. M DE MIEDO M de MIEDO Tenía ya preparado un tema para la M: mente, meditación, materia, incluso mujer. Pero justamente hoy me di cuenta de que hay algo mucho más importante que todo esto, algo que muchas veces nos impide vivir, nos impide ser libres. Algo que hace que nuestra mente tome el control de nosotros, nos aísle, nos susurre mentiras que sólo nos traen infelicidad. Nuestro mayor enemigo: el miedo. Por más que llevo escuchando que el miedo es malo, por más que medite, escriba sobre ello, por más que trate de controlar mi mente y mis pensamientos negativos, creando los positivos casi a la fuerza, diciendo en voz alta que no pasa nada, que todo está bien, que es lo que tiene que ser y que de todo se sale, el miedo asoma de vez en cuando como un zorro malvado, esperando su momento para acecharme, para abalanzarse sobre mi y despedazar mis defensas. Es difícil hablar de algo tan cercano y presente en la vida de muchos. Es el miedo al fracaso, el miedo al futuro, el miedo a lo inestable, a tantos cambios, a no saber dónde estaré mañana, a no poder tomar una decisión en firme sobre ciertos aspectos de mi vida. También puede tratarse de un miedo irracional, un miedo que viene del pasado, de la juventud, infancia, incluso de vidas pasadas: el miedo a no ser aceptado por como eres, el miedo a no cumplir con las expectativas de los demás, el miedo a simplemente sentirte perdido sin saber por qué. Dicen que el miedo se manifiesta cuando sales de tu zona de confort o incluso al revés: es al salir de esta zona, cuando pierdes el miedo. Se supone que el miedo es estar estancado, es no moverse, no avanzar, no hacer cosas nuevas por precisamente eso: miedo. Bien, yo creo que el miedo está presente siempre, te salgas de tu zona o no. Tal vez desaparezca en un futuro cuando te acostumbres a hacer esas cosas nuevas y se conviertan en tu rutina, pero los principios están siempre llenos de dudas. Hay una estupenda web que descubrí hace unos meses. Lo lleva una emprendedora joven que te cuenta todo por lo que pasó cuando decidió trabajar para sí misma y dejó de trabajar para otros, haciendo lo que realmente le gusta: ayudar a los demás (más bien a las demás, pues su público objetivo son sobre todo mujeres) a superar sus miedos, sus indecisiones, su inactividad... para lanzarse al maravilloso mundo de hacer lo que realmente les gusta. Y hay una frase suya que me encanta: el miedo es una señal de que tengo que hacerlo. Me parece sencillamente brillante. Cuando 42
  • 43. M DE MIEDO Figura 14: Miedo tenemos miedo, es porque se trata de algo que deseamos mucho, que ansiamos muy por dentro, tanto que si fracasamos, no nos lo podremos perdonar. He aprendido muchísimo de su blog y de sus consejos. El miedo, según ella, siempre estará allí, los valientes no es que no tengan miedo, lo tienen como todo el mundo, pero son los que lo hacen sí o sí. Aun me queda mucho que aprender en este sentido. Y ahora os diré lo que dicen los Vedas del miedo. Al parecer son las personas que más miedo tienen las que inician un camino espiritual. No lo hacen en un principio porque quieran encontar a Dios y unirse con la armonía del universo, sino porque se sienten infelices, se sienten perdidos en esta vida y sobre todo, porque tienen mucho miedo. Y la raíz de todos nuestros miedos es el miedo a la muerte. Incluso las personas más elevadas espiritualmente sienten ese tipo de miedo en más de una ocasión a lo largo de su vida. Lo cierto es que estoy de acuerdo: primero porque mi interés por los Vedas se dio cuando tuve una especie de crisis personal hace unos años. Y lo de la muerte: cuando tienes un problema que te parece más o menos serio, si repites una frase que me parece casi mágica, el miedo de pronto (aunque no de forma definitiva, sino por unos instantes, tal vez horas o días) se desvanece: lo peor que nos puede pasar es 43
  • 44. M DE MIEDO la muerte, todo lo demás tiene solución. Cuando tenemos miedo, desde el punto de vista físico, nuestro organismo deja de funcionar de forma adecuada: nuestros órganos se retraen o experimentan una gran tensión, dejamos de pensar de forma relajada y de respirar de forma profunda. El miedo nos encierra en nosotros mismos, esconde nuestro corazón; mientras que el amor lo abre, hace que nos abramos al mundo. El miedo es lo contrario del amor. Los Vedas nos dicen que sólo hay una forma de vencer el miedo: el camino espi- ritual, el conocimiento, el estudio de nuestra alma, de nuestro cuerpo. Si nos damos cuenta de que el miedo es un camino que nos llevará a la muerte, lo esquivaremos de la mejor forma posible. Es el conocimiento pero también es la práctica: es la medita- ción, el controlar nuestra mente errante, es abrir nuestro corazón al amor, a la bondad y la gratitud. Sí, es difícil, como ya lo dije al principio. Una noticia inesperada hace unos días hizo que sintiera miedo, que mis defensas se debilitaran y cogí un estúpido resfriado ayer. Ahora, preguntándome por lo que ocurrió, lo entiendo: era el miedo. Era una señal de mi debilidad, de mi retraimiento, de mi rechazo de una situación inminente. Y ni siquiera se trata de algo grave, es más: anoche encontramos una solución. Más meditación, más relajación, más positividad... esa es mi receta contra el miedo. ¿Y la vuestra? 44
  • 45. N DE NIÑO N de NIÑO Todos hemos sido niños alguna vez. Absolutamente todos. Por eso quiero dedicar este último artículo del año a una parte de nosotros que todos somos, ya que todos hemos salido de la infancia y a pesar de creernos tan fuertes, tan adultos y tan ma- duros, hay un niño en nuestro interior al que a veces tenemos olvidado. Recordar lo que hemos sido y sobre todo ser conscientes de esa parte nuestra que sigue presen- te en nosotros es algo vital, pues muchas veces es la clave para solucionar nuestros problemas. Hace poco empecé a leer un libro que probablemente muchos conozcan: “Usted puede sanar su vida” de Louise L. Hay. Es un libro sobre el que volveré a hablar cuando toque el tema de la salud, pues me parece interesantísimo y sobre todo muy útil a la hora de abordar nuestros problemas de salud. Pero la parte que más me llama la atención de este libro es la que tiene que ver con nuestra niñez, pues como la pro- pia autora afirma, muchas de nuestras enfermedades (mentales o físicas) provienen justamente de nuestra época más entrañable: nuestra infancia. Louise Hay viene a decirnos que son las afirmaciones negativas las que crean nues- tros problemas actuales y nuestras enfermedades. Pero esas afirmaciones son prácti- camente inconscientes, pues vienen de nuestra más remota infancia, ya que reflejan cómo nuestros propios padres nos habían tratado. Es decir, que nos tratamos a noso- tros mismos en la edad adulta igual que nos trataron nuestros padres cuando éramos niños. Si nos decían: no sirves para nada, eres culpable de esto o lo otro, nunca lle- garás a nada... al final acabamos creyéndonoslo y trayendo esas ideas tan nefastas a nuestra vida actual. No, no pretendo con este artículo arremeter contra nuestros ancestros, pues como la propia autora dice, ellos también tuvieron su propia infancia y sus propios padres que les inculcaron ideas y emociones alejadas del amor y la aceptación. Se trata simplemente de romper esta cadena viciosa en la que unos padres que no recibieron suficiente amor y por lo tanto no han sido capaces de dárselo a sus hijos, hacen repetir su misma historia de generación en generación. El poder está en cada uno de nosotros: aquí y ahora. Sólo nosotros mismos pode- mos cambiar el curso de las cosas, cambiando nuestra propia percepción de la vida y dándonos ese amor que no recibimos de niños. De lo contrario, seguiremos reprodu- ciendo ese esquema de infelicidad y deficiencia en el que hemos crecido, y nuestras 45
  • 46. N DE NIÑO Figura 15: Niño relaciones adultas, sean con nuestras parejas, jefes o incluso hijos serán una copia de la falta de amor, de miedos y de rabia que acumulamos en nuestra infancia. ¿Pero cómo romper este círculo vicioso? Louise Hay nos presenta una fórmula bastante curiosa: las afirmaciones negativas que guardamos en nuestro inconsciente deben ser sustituidas por afirmaciones positivas que nos traerán el efecto contrario de lo que ya hay en nuestra vida. Así, si nos creemos poco dignos de amor, si considera- mos que somos poco agraciados o no tenemos muchos talentos... nuestra vida será un reflejo de estas ideas. Nuestras relaciones amorosas serán infructuosas (peleas, in- comprensión, celos, distanciamiento), nuestro trabajo no será un reflejo de nuestros gustos o será monótono, poco valorado, sin posibilidad de prosperar... por poner un ejemplo. En cambio si cambiamos nuestra forma de pensar, atraeremos cosas más positivas a nuestra vida: amor, éxito, salud. El caso es que nuestros pensamientos son materiales. Como ya decía en un ar- tículo anterior, la glándula del timo regula nuestro sistema inmunitario a través de pensamientos positivos o negativos. Sólo lo positivo dará paso al progreso, sólo una mentalidad optimista, una aceptación de la realidad y la búsqueda del amor en todas sus manifestaciones. Sí, aceptación, aunque a muchos no les guste esta palabra. Yo 46
  • 47. N DE NIÑO personalmente siempre he tenido un carácter rebelde, y confieso que muchas veces me ha costado aceptar las cosas como son. Aun me sigue costando. Hablaré del tema cuando toque la Q, ya veréis por qué. Pero como dicen los Vedas, nuestro nacimiento en un momento y lugar determi- nado no es puro azar. Nuestro pasado y nuestra infancia nos sirven para enseñarnos algo: sea bueno o malo. Nuestra vida es nuestra lección. O como dice Oleg Torsunov, maestro de la filosofía védica: la felicidad es el examen más importante de nuestra vida. Su precio no es barato. La felicidad tenemos que ganarla, es un proceso y un trabajo continuo sobre uno mismo. No podemos quedarnos sentados en el sitio esperando a encontrar la felicidad. Debemos salir a buscarla. Pero más que salir, es entrar dentro de nosotros. Es desentrañar los recovecos más ocultos de nuestro alma. Es hurgar en nuestro pasado y es reconciliarnos con nuestro niño interior. Porque si somos lo que somos ahora es por el niño o niña que algún día fuimos. Meditación: reconciliate con tu niño interior. Hay una meditación bastante interesante que realicé hace un tiempo. Se llamaba: reconcíliate con tu niño interior. Las meditaciones o visualizaciones si se realizan a conciencia son unas técnicas bastante profundas que nos ayudan a conocernos más a fondo, a detectar nuestros problemas más relevantes, y nos permiten solucionarlos a través de la compresión, la aceptación y un diálogo interior, el diálogo con nosotros mismos. Aquí os daré unos pequeños consejos para poder realizarlo vosotros mismos: 1. Lo primero sería encontrar un momento de tranquilidad: una habitación en la que no entre nadie. Ayuda mucho poner algún tipo de música relajante, apagar las luces e incluso encender una vela para que nos dé la sensación de estar en un momento especial, estar con uno mismo, cara a cara con nuestra alma. Podemos tumbarnos o sentarnos en una posición relajada y cómoda. 2. Cerramos los ojos. Y empezamos a respirar. El tema de la respiración es im- portantísimo, pues es la mejor manera de alejar de nuestra mente los pensamientos que no necesitamos en ese instante, de tranquilizar nuestra mente, de relajarnos. La respiración debe ser profunda, levantando nuestro abdomen y tórax al espirar. Inha- lamos y exhalamos por la nariz. Vigilamos la respiración. Podemos contar hasta 5 o hasta 7 en cada respiración. El tiempo varía en función de cada uno, pero lo mejor es realizarlo al menos durante un par de minutos para poder relajarnos del todo. 47
  • 48. N DE NIÑO 3. Cuando por fin estamos relajados, debemos imaginarnos ahora, sentados fren- te a un calendario de hojas, de esos antiguos, en los que puedes ir pasando hojas para atrás. Y empezamos a pasar hojas hasta llegar al año en el que tenemos cinco años. Ahora nos vemos como ese niño indefenso que fuimos con los 5 años de edad. Nuestro yo adulto mira y observa a ese niño: ¿qué lleva puesto, dónde está, cómo se siente? Debemos observarlo muy bien: ¿hay miedo en su expresión, hay inseguridad, hay algún dolor? ¿Está feliz o está triste? ¿Y si está triste, por qué lo está? ¿Ha- cia dónde está mirando, qué está haciendo? Observémoslo, escuchémoslo, sintamos como siente él. 4. Ahora nuestro yo actual se acerca a ese niño que fuimos y lo abraza. Lo abraza fuerte y le acaricia la mejilla, el pelo, le mira a los ojos mientras mantiene sus manos y le dice: tranquilo, no estás solo, yo te quiero, te entiendo, sé lo que sientes, pero no tengas miedo, porque te quiero muchísimo y aquí estoy para protegerte, todo te irá bien en tu vida, tendrás amor, tendrás amigos, tus padres te quieren y sobre todo, te quiero yo, mi pequeño. Es un momento muy especial, pues debemos decir esas pala- bras mientras abrazamos y acariciamos a ese niño que fuimos, dándole esa seguridad y amor que no recibió de pequeño. Ahora se lo estamos dando, le infundamos seguri- dad, protección, cariño, amor. Y entonces, cuando el niño se siente por fin protegido y amado, veremos cómo se vuelve cada vez más pequeño en tamaño y lo guardamos en nuestro corazón. 5. El siguiente paso es ir hojeando nuestro calendario aun más hacia atrás, más allá de nuestro nacimiento, hacia el año en que nuestra madre tenía unos 4 años. Tenemos que imaginarla a esa edad, observar lo que hace, cómo mira, qué dice, cómo se siente. Veremos si hay miedo en su rostro, si hay inseguridad, si hay falta de amor o cariño. Ahora nos tocará abrazarla y acariciarla, al igual que lo hicimos con nuestro yo-niño. Debemos protegerla, tranquilizarla y repetirle lo que la queremos, que no tenga miedo, que está a salvo, que todo irá bien. Después cuando sintamos que está tranquila entre nuestros brazos, la veremos disminuir de tamaño para poder guardarla en nuestro corazón, donde está la otra niña o niño que fuimos nosotros. 6. Ahora hojearemos el calendario hasta el momento en que nuestro padre tiene 3 años. Repetiremos los mismos pasos que con nuestra madre hasta que le abracemos, le demos amor y lo guardemos en nuestro corazón junto con los otros dos niños. 7. Lo siguiente y lo último será imaginar a esos tres niños jugando en un prado. Correteando, riéndose, dando vueltas, saltando, gritando, cogiéndose de las manos, 48
  • 49. N DE NIÑO bailando. Es el momento de la reconciliación, de darle rienda suelta a nuestra imagi- nación, de sentirnos niños de nuevo, de ver niños en nuestros padres, de entender que en el fondo son igual de desprotegidos que nosotros, que son niños por dentro, niños que necesitan amor, protección, cariño, cercanía, comprensión. Que este 2014, amigos, os traiga lo mejor a vuestras vidas. Que seáis más cons- cientes de vuestra vida, que comprendáis lo que realmente importa: vuestros seres queridos, familia, amigos, vuestra salud... Ojalá todos nos sintamos un poquito más cerca de la verdad, que la armonía, la paz y el bienestar formen parte de nuestro día a día. No desperdiciéis ningún día de este año que entra porque cada día, cada minuto de nuestra existencia es valioso y sólo tiene sentido si se vive con amor, gratitud y bondad. No importa si el año que despedimos no haya sido perfecto, si hemos re- cibido malas noticias, si hemos cometido errores. Como dijo una amiga en su muro de Facebook: unas veces se gana y otras veces se aprende. Que este 2014 sea un camino nuevo para aprender, para crecer y para encontrar esa luz que todos buscamos. 49
  • 50. O DE OPINIÓN O de OPINIÓN Ni otros ni optimismo ni opulencia. Mi blog viene marcado por las cosas que me van sucediendo, por lo que pienso y siento y creo que ésta es la forma más directa de expresar mi opinión. Puedo escribir para otros medios y hablar de lo que ellos quieren que hable, pero por fin tengo a mi alcance (todos de hecho, o casi todos, lo tenemos) un medio en el que hacerme oír, en el que expresar lo que necesito decir. El artículo que más comentarios tuvo en mi muro de facebook fue el artículo más personal y cercano que escribí acerca del aborto. Recibí innumerables críticas. Lo sabía. Sabía perfectamente a qué me estaba enfrentando, pero no podía callar. Cuando hay una verdad en nosotros, cuando nos sentimos seguros de algo, cuando parece que el mundo entero se ha vuelto loco y ha dado la espalda a una verdad, maquillándola de razonamientos fríos y sin sentido, es entonces cuando siento la necesidad de decir algo en voz alta, de hacerme oír. No lo hago con ganas de convencer a otros. Sé que las opiniones no son fáciles de cambiar. Sé que también detrás de una opinión se esconde toda una ideología. Y aunque muchos digan que no es manipulación, lo siento, pero en cuanto nos aferra- mos a una ideología, sea de derechas o de izquierdas, nos llevamos todo el pack. Sé también que el hecho de que un país como España restrinja el aborto no va a hacer que éstos dejen de estar a la orden del día. Unas viajarán a países más “progresistas” para someterse a la operación, otras lo realizarán en clínicas de contrabando dentro de España. Pero no por todo esto dejo de tener mi opinión acerca del tema. No pre- tendo cambiar el mundo: lo que está cambiando es mi visión del mismo. La que en el fondo está cambiando soy yo. Sé también que lo mismo que yo tengo una opinión, otros tendrán la suya. Y tienen todo el derecho de tenerla. El hecho de que mi opinión sea diferente o contraria a otros, no significa que la mía sea la mejor. Y esto, amigos y amigas, lo tengo muy claro. La opinión es la manifestación de cómo entendemos el mundo. Es nuestra visión de la realidad, un conjunto de valores y paradigmas que hemos ido forjando en nuestra mente a través del estudio, la educación, los medios de comunicación, la influencia de amigos y compañeros, incluso de los políticos. A veces pienso que tengo suerte de no ser política ni tener que decidir por los demás. Es una responsabilidad muy muy grande. Demasiado grande, si se quiere hacer bien. La labor de un político, un político de verdad, que no busca forrarse a 50
  • 51. O DE OPINIÓN Figura 16: Opinión costa de sus votantes, sino hacer el bien, es una labor nada envidiable. Sencillamente porque nunca lo podrás hacer al gusto de todos. Dicen los Vedas que el karma de los políticos y dirigentes en general es mucho más pesado que el de un ciudadano medio. Por un lado, se le da la posibilidad de estar en lo alto, de tomar decisiones por los demás, pero por otro, la influencia se tiene en un gran número de personas, por lo que éstos con su sufrimiento e infelicidad llenarán el depósito de karma negativo al que les dirige. Pues todo es intercambio de energía en este mundo. Volviendo al tema de opinión, lo normal es que ésta fluctue en una misma persona. No de forma constante, pues sería un caos y la persona en cuestión sería considerada poco seria, aunque también es verdad que alguien cuya opinión es inamovible se considera rígido, frío y poco humano. Pues no hay una única opinión válida en este mundo. Y aunque la hubiera, no estaría clara para todos por igual. Porque somos diferentes, así de sencillo. Cuando tienes una opinión, no puedes pretender agradar a todos. Confieso que antes me sentía incómoda de expresar aquello en lo que creo. Sencillamente por el respeto por los demás. Pero creo que me equivocaba: no era respeto, era miedo. 51
  • 52. O DE OPINIÓN Miedo a no ser aceptada, a que algunos pudieran darme la espalda por mis opiniones. Miedo a no ser comprendida, a ser considerada rara o incluso tonta. Como ya lo dije en uno de mis artículos, el miedo es la principal causa de la infelicidad. Y es a día de hoy un enemigo al que sigo enfrentándome día y noche. Pero he decidido dejarlo aparcado a ratos. Y decir lo que de verdad quiero decir. Sé que unos me tacharán de conservadora, otros de revolucionaria. Pues ni formo parte de la Iglesia, ni acepto la tauromaquia ni el aborto (aunque entiendo que hay casos puntuales en los que éste tiene sentido). No pertenezco a ningún partido ni creo en una ideología concreta. Algunos pueden decir que no tengo identidad. Pero es evidente que sí que la tengo: la mía propia. Me he equivocado. Y mucho. He cometido errores estúpidos o también errores que podía haber evitado. Me ha costado perdonar muchas veces. Pero sobre todo perdonarme a mí misma. Mi opinión no siempre ha sido la misma. De hecho lo que soy hoy poco tiene que ver con lo que fui con mis 20 años, por ejemplo. Y es muy posible que en 10 años piense de forma diferente. Siempre creí que no valía para emprender un negocio. Ahora pienso que tal vez ha llegado el momento. Tengo muchos puntos que mejorar: debo combatir el orgullo, el falso ego, la inseguridad, todo tipo de miedos, aceptarme como soy, aceptarme como mujer (sí, todavía ésta sigue siendo una asignatura pendiente, pues me he criado en un mundo dominado por hombres en el que tener éxito significa dejar aparcado el lado femenino). Tengo mucho trabajo que realizar aun. Debo aprender a perdonar, a olvidar el rencor, a reconciliarme con la vida y los demás. Y debo aprender a no tener miedo a decir lo que pienso, a dar en voz alta mi opinión, aunque esto suponga perder a unos seguidores, inclusive que algunos amigos se alejen de mí. Ayer sin ir más lejos, en el avión de vuelta a Rotterdam, unas chicas sentadas a mi lado me preguntaron si podía cambiar mi asiento por el de su amiga, para que estuviesen las 3 sentadas juntas. Mi reacción de antes sería: claro, yo viajo sola, me da igual. Pero al ver que la amiga estaba sentada en la ventanilla y yo había reservado con antelación un asiento de pasillo a propósito, ya que me levanto a menudo y quiero más espacio para mis piernas (mido 178 cm), les tuve que decir que no, explicándoles, eso sí, mis razones. Si esto hubiera ocurrido hace unos años, probablemente les habría dicho que sí, pese a que luego me sintiera incómoda en el otro asiento. También es verdad que a pesar de decirles que no, no dejé de preguntarme en todo el trayecto, si había obrado bien, si no debía haber cedido mi sitio para agradar a esas chicas que ni 52
  • 53. O DE OPINIÓN siquiera conocía. Así ocurre con la opinión. Puedes callarte y no opinar nunca, cayéndole bien a muchos. Especialmente cuando se trata de personas que te importan: amigos, fami- lia. O puedes decir lo que de verdad piensas y hasta crear un conflicto, pero seguir siendo tú mismo, defendiendo tu propia verdad. Lo bueno, y lo más importante que saco de todo esto: si yo tengo derecho a defender mi opinión, los demás también tie- nen el mismo derecho. Personalmente no dejaría de lado una amistad con la que no compartiera sus ideas. Esto se llama tolerancia y ésta es sin lugar a dudas, una tarea pendiente para muchísima gente todavía, incluida yo misma. 53
  • 54. P DE PASIÓN P de PASIÓN Por fin tengo la oportunidad de completar mi introducción a las llamadas tres gunas de la naturaleza material, según la filosofía védica. Se trata pues de 3 categorías: la más baja que es la ignorancia; la que está en medio, es decir, la pasión; y la más elevada, o sea, bondad. Según los Vedas cualquier estado, actividad, conocimiento, objeto... todo lo que tiene que ver con la materia, tanto física como sutil (es decir, incluidos los pensamientos o sentimientos y emociones) está siempre en uno de estos tres estados. Ya dijimos que el estado de la ignorancia era aquel que no beneficiaba ni a uno mismo ni a los demás: en su sentido más amplio, la ignorancia nos lleva a la degra- dación. Ejemplos: violencia, todo tipo de adicciones, sentimientos como rabia, odio, envidia, avaricia, etc. O simplemente aquellos hechos que aunque en apariencia no son malos (al menos para el mundo actual), al final nos destruyen, sea por dentro o por fuera. En el mundo occidental, pese a que la ignorancia forma ya parte incluso de su cultura, aun se considera negativa por la gran mayoría. De ahí que tengamos leyes, cárceles, que la droga no es aún de libre circulación en todos los estados, que la prostitución no se considera algo positivo por la mayoría de nosotros. Si queremos ver la ignorancia de forma clara, os pongo un sencillo ejemplo: imaginaos qué es lo que no desearíais para vuestros hijos. Porque es muy fácil opinar sobre si las drogas o la prostitución deberían estar legalizadas, que debe haber libertad en todo, etc. Pero apelo a vosotros como a seres conscientes: ¿desearíais que vuestros hijos tomaran drogas, se dedicaran a la prostitución, fueran violentos o terminaran en la cárcel? Lo más probable es que me digáis que no. ¿Y por qué no lo deseáis? Porque sabéis que es un camino que les llevará a la infelicidad, independientemente de cómo sean las leyes en un determinado país, porque es algo muy evidente: es la degradación y la destrucción de uno mismo como persona. En cuanto al estado de la bondad, es el estado más elevado de las 3 gunas. Ya mencioné que se trata de objetos y actividades o materia sutil que tiene que ver con el amor, la comprensión, la gratitud, la aceptación, el perdón. Vamos, todos los valores cristianos que a muchos les resultan arcaicos. Pero son esas cualidades las que nos hacen sentirnos felices, las que nos hacen progresar. Sólo conociéndolos podremos ser felices. Sólo practicando la conciliación con los demás y con uno mismo. Son también los valores del budismo o del New Age. Se trata de todo lo que tiene que ver con las famosas meditaciones, el mindfulness, la plenitud, el vivir en el aquí y ahora, 54
  • 55. P DE PASIÓN Figura 17: Pasión el aceptarnos y aceptar a los demás, el buscar la paz y la armonía. Y en medio está la pasión. Ya no somos unos ignorantes, no buscamos el mal ajeno ni el propio (al menos, no de forma inmediata), pero aún no estamos cerca de la bondad, del bienestar, de la armonía. ¿Qué es la pasión entonces? La pasión es el mundo actual. Es nuestro querido Occidente. Es el dinero, la ambición, es el trabajo, es el culto al cuerpo, culto al lujo, culto al triunfo laboral, éxito social... Creo que todos entienden de lo que hablo. Es el mundo en el que vivimos ahora. Son las presiones sociales. Es el egoísmo de buscar el mayor provecho, de alcanzar las metas más altas, de ganar cuanto más dinero, mejor. ¿Es acaso malo todo esto? ¿Es malo acaso desear un trabajo maravilloso, cuentas bancarias repletas de billetes, un yate, coches de carrera, mujeres bellas u hombres de negocio de éxito? Cuando a Steve Jobs le preguntaron en una charla, tras haber alcanzado el éxito en el mundo de los negocios y la tecnología, si todavía tenía un sueño, si aun deseaba algo, el genio de Apple respondió sin dudarlo: I want more. ¿Más? ¿Más todavía? Ahí está la clave de la pasión: siempre queremos más, incluso cuando parece 55