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Políticas culturales : estudios y documentos
E n esta colección'

Política cultural de Cuba, por Lisandro Otero, con el concurso de Francisoo Martínez
   Hinojosa
ta política &ral       en Colombia, por Jorge Eliécer Ruiz, con la colaboración de
   Valentina Marulanda
Lu política adturai en Costa Rica, por Samuel Rovinski
                      &
Lu política cultural Bolivia, por Mariano Bautista Gumucio
Hacia una política cultural de Honduras, por Alba Alonso de Quesada
Politica cdtural de Z República de Panamá, por el Instituto Nacional de Cultura
                      u
Lu política cultural en G u y m , por A. J. Seymur
La poZítica cultural en Venezuela, por Felipe A. Massiani, con la colaboración del
   equipo de planificación del Consejo Nacional de la Cultura




1. Los títulos de esta colección publicados en francés e inglés se encuentran en la
   última página de este libro.
La política cultural
 f.!
                                                 -
            en   Venezuela
            Felipe A. Massiani
            con la colaboración del equipo de
            planificación del Consejo Nacional
            de la Cultura
Publicado en 1977
por la Organización de Ias Naciones Unidas
para la Educación, la Ciencia y la Cultura,
place de Fontenoy, 75700 Paris
Impreso por Artes Gráficas Benza1

ISBN   92-3-301533-5

Edición inglesa 92-3-101533-8




@Unesco    1977
Prefacio




L finalidad de esta colección consiste en mostrar cómo se planean y
 a
aplican en diferentes Estados Miembros las políticas culturales.
    A í como difieren las culturas, difieren también las maneras de enfo-
     s
carlas; corresponde a cada Estado Miembro determinar s política cul-
                                                              u
tural y sus métodos de acción con arreglo a su propia concepción de la
cultura, su sistema socioeconómico, s ideología política y au desarrollo
                                        u
tecnológico. No obstante, los métodos de la política cultural (como los
medios de las politicas generales de desarrollo) se enfrentan con algunos
problemas comunes; son éstos, en general, de tipo institucional, adminis-
trativo y económico; de ahí que se insista cada vez más en la necesidad
del intercambio de resultados de experiencias e informaciones al res-
pecto. L presente colección versa principalmente sobre esos aspectos:
         a
técnicos de las políticas culturales; cada estudio se ajusta, en la medida
de 10 posible, a un modelo uniforme, con objeto de facilitar las compa-
raciones.
    Por lo general, los estudios versan sobre los principios y los métodos
de acción de las políticas culturales, la evaluación de las necesidades cul-
turales, las estructuras y la gestión administrativas, el planeamiento y el
financiamiento, la organización de los recursos, la legislación, los presu-
puestos, las instituciones públicas y privadas, el contenido cultural de
la educación, la autonomía y la descentralización cultural, la formación
del personal, las infraestructuras institucionales destinadas a satisfacer
las necesidades culturales, la conservación del patrimonio cultural, las
instituciones de divulgación de las artes, la cooperación cultural interna-
cional y otras cuestiones afines.
    Los estudios, que se refieren a países con sistemas sociales y económi-
cos de regiones geográficas y niveles de desarrollo diferentes, presentan,
por consiguiente, una amplia diversidad de enfoques y métodos de las
políticas culturales. En conjunto, pueden facilitar pautas a l s países
                                                                   o
que han de eatablecer politicas culturales, y todos los países, especialmen-
te los que buscan nuevas formulaciones de esas políticas, pueden sacar
partido de las experiencias acumuladas.
    E presente estudio fue preparado para la Unesco por Felipe A. Mas-
     l
siani, director de planificación del Consejo Nacional de la Cultura de Ve-
nezuela, con la colaboración del equipo de planificación del Consejo
Nacional, especialmente Jorge Cáceres, Mariadela Villanueva, Oscar
G á m e z y Gertrudis Rojas.
    Las opiniones que en él se expresan 8on las personales del autor y n o
reflejan necesariamente el criterio de la Unesco.
Índice




     Introducción 9

     Breve característica histórica de los factores
     culturales en Venezuela 12

   Referencias políticas y programáticas
   de la acción cultural 28
29 Aspectos conceptuales implícitos
   en las políticas culturales
30 Aspectos estratégicos contemplados
   en l s políticas culturales
       a

   Contexto jurídico 35
35 Antecedentes históricos
36 Creación del Consejo Nacional de l Cultura
                                     a
38 E decreto presidencial n." 1791
    l
39 Leyes y decretos especiales para ámbitos
   culturales específicos
40 Convenios internacionales
40 Legislación estadal
40 Ordenanzas municipales

     Objetivos sectoriales del Consejo Nacional
     de la Cultura 41
41   Recursos humanos y docencia
43   Presupuesto y planificación
43   Promoción y difusión
45   Área cinematografía
46   Área relaciones internacionales
47   Área radio y televisión
49 Área protección y conservación
   del Patrimonio Histórico
49 Área artes auditivas
52 Área artes plasticas
53 Área literatura
53 Área artes escénicas
55 Área documentación, bibliotecas y archivos
55 Antropología y folklore

      Ámbito institucional del sector cultura 57
57 Museos '
68 O r s entidades culturales dependientes
    ta
      del   CONAC
81 O r s instituciones relacionadas
    ta
      con l actividad cultural
           a
87 Instituciones del sector privado
90 Academias, fundaciones y diversas
      entidades culturales

      Estrategia administrativa para la gestión
      del desarrollo cultural 92
 92   Lineamientos generales
 93   Contenido programático
 98   Expresión organizativa de l estrategia
                                  a
100   Consideraciones finales

      Política regional 102

      Bibliografía   106

    Anexos 107
109   I. Datos políticos y estadísticos
111  II. Proceso de planificación
         de las actividades culturales
115 III. Financiamiento para el desarrollo cultural
121 IV. Descripción orgcinico-administrativa
         del CONAC,del sistema de planificación
         Y del sistema de vromoción Y difusión
Introducción




Las crisis más serias del individuo, como las de una sociedad, 8on efecto
de la negación de s identidad, de su existencia, personal, única, equili-
                     u
brada y plena de sentido con lo que le circunda, con l que ama. Des-
                                                         o
pertar y fortalecer ese sentimiento es un norte que configura la política
cultural del Estado venezolano, pueblo joven, muy joven, pero con ras-
gos definitivos en cuanto a equilibrio social, sentido de la libertad,
arraigado sentimiento individualista y de soberanía. Y ahora, empenado
en la gesta por la liberación económica de pueblos negados por la in-
justicia del mercado internacional, arbitrariamente emplazados a ser la
parte esclava de la tierra, la parte productora, la mano de obra.
    Con ese sentimiento de libertad creadora, de independencia azarosa
y conflictiva, de una democracia que ya está madura para nuevos frutos,
el país ensaya sin temores la utopía de una política cultural, reúne a sus
hombres de letras, del cine, de la miisica, del folklore, en un haz de
propósitos, dando ello como resultado un ambicioso conjunto de proyec-
tos culturales.
    Convencidos de que es en sí una tarea delicadísima, llena de riesgos,
han delineado en forma sensata las prioridades que deben servir de
aliento a tales propósitos. Se ha logrado mediante una difícil educación
traducir estos objetivos en grandes programas de participación, protec-
ción, formación y planificación para que el mensaje cultural suponga
la tarea de preparar el conglomerado nacional como receptor pleno y
activo de la cultura. Valga la ocasión para recoger aquí del primer do-
cumento oficial del Consejo Nacional de la Cultura l siguiente:
                                                      o
    “Creemos que la acción cultural debe orientarse o tener como meta
y sentido la conformación de una cultura que no sea institución, sino
estilo de vida.”
    D e acuerdo con ese criterio se debe reactivar el conjunto de pautas
culturales básicas que expresan la definición profunda de un pueblo,
en cuanto ellas constituyen la esencia de su modo de vivir, sus maneras

                      9
L a política cultural en Venezuela


de ser y de participar en el mundo. Sin embargo, dentro del proceso
de desarrollo de nuestro pueblo existen valores culturales que lenta-
mente se han ido perdiendo o n o tienen la vigencia de antaño. Valores
que, por razones de alienación, han sido rechazados o violentamente
negados, siendo sustituidos por otros que n o son el resultado de u n
proceso de renovación natural, sino que h a n sido incorporados a la
vida del país mediante mecanismos de dependencia cultural.
   D e ahí que entendamos la acción cultural c o m o actividad coherente
y deliberada, dirigida a estimular la participación democrática del pue-
blo en la creación de valores y conductas culturales positivas, a la for-
mación integral del hombre venezolano y a su continuo perfecciona-
miento, al logro pleno del desenvolvimiento de todas sus facultades bajo
todos sus aspectos y a lo largo de toda su vida.
    Por razones históricas, que n o es necesario reiterar, somos una socie-
dad construida mediante sucesivos estratos de cultura aluvionales. C o m o
en toda América, nos definimos etnológicamente en el sentido de una
cultura mestiza. Ese amasijo de influencias coloniales del pasado se
combina en nuestro tiempo con los problemas de nuevas dependencias
y con los conflictos de la interdependencia. E acto de liberación de
                                                   l
nuestros recursos materiales deberá acompañarse, c o m o afianzamiento
de primer orden, con la liberación en todos los otros aspectos de la vida
nacional.
    E m á s tremendo aún el panorama y la responsabilidad de hoy si
     s
se añade el flujo continuo de factores migratorios contemporáneos. País
generoso, hemos sido también país imprevisivo. Abiertos con nobleza
y prodigalidad en la postguerra mundial, los fenómenos inmigratorios nos
han favorecido demográficamente al incrementar los recursos humanos.
Pero es necesario que nuestra cultura aluvional comience a entrar en
fase de decantación clarificadora por riesgo de que en otra forma ter-
minemos perdiendo o desconociendo nuestra propia fisonom’a.
    L a asimilación de valores culturales exógenos, cuando responde a
necesidades nacionales, enriquece el patrimonio propio. Cuando el pro-
ceso es sólo yuxtaposición amorfa de influencias, desvirtúa y adultera
la imagen de un pueblo hasta llegar a borrar su rostro colectivo. Por
demasiado tiempo hemos descuidado ver esto. L a advertencia tiene an-
tecedente profundo y se arraiga en nuestro pasado de emancipación
política de España a través de la figura y la obra de Simón Rodriguez,
tal vez el único venezolano que se preocupó teórica y operativamente
por la difusión de la cultura entre las masas populares, aunque sus ten-
tativas tuvieran c o m o escenario otros países. En su obra doctrinaria y en
su práctica de maestro intentó llevar la cultura a todo el pueblo traba-
jador, hermanar los oficios manuales con los ejercicios culturales, inno-
var las relaciones humanas y transformar la sociedad a través de la
cultura.
   Al cuadro de múltiples influjos que configuran nuestra geografía
                       10
Introducción


cultural debe agregarse otro fenómeno demográfico digno de la m á s
seria atención por parte del Estado venezolano. Somos un país donde
predomina la población menor de quince años. E sector económica-
                                                     l
mente activo sufre recargo considerable e n las responsabilidades de la
producción. Ello mismo es lo que induce a pensar que en la Venezuela
de hoy el Estado tiene en sus manos la defensa y la forja de una mayo-
ría juvenil que, por su misma naturaleza, vive la fase m á s propicia a ser
modelada para formarla o para deformarla mentalmente: para formarla
c o m o productora y receptora activa de cultura patrimonial, o para de-
formarla si se la deja a merced de los mecanismos de alienación y dis-
torsión moral con que se caracteriza la industria de la difusión moderna.
    Existen rasgos -notorios-    en la vida cultural actual en Venezuela
reveladores de una extraordinaria vitalidad creadora; basta sólo destacar
el estallido de la juventud musical, revolucionando los cánones acadé-
micos, para reunirse en torno a la música c o m o medio creador y soli-
dario; la incorporación de nuestra juventud a la dirección del cine
nacional; la profusión de la literatura joven; la madurez de nuestra
plástica, ya instalada en el concierto de los grandes realizadores inter-
nacionales; el teatro difundido a lo largo de nuestro territorio; la crea-
ción de numerosos grupos de danza y teatro en todas nuestras regiones;
la investigación sociocultural y folklórica; los museos abiertos a nuevas
modalidades de estímulo y participación colectiva en el hecho cultural.
Se hace, pues, manifiesta la demanda creciente por la cultura c o m o m e -
dio para la emancipación y dignificación del hombre.
    A todo esto se aiíade la consolidación institucional del Consejo N a -
cional de la Cultura, la decisión de trazar políticas culturales de ampio
contenido social que abren un nuevo panorama para el futuro del des-
arrollo cultural de nuestro país.




                      11
Breve caracterización
                      histórica de los factores
                      culturales en Venezuela




Los estudios arqueológicos realizados hasta hoy nos dicen de la presencia
del hombre en nuestro país desde 12 O00 o 10 O00 años antes de nuestra
era aproximadamente. L a subsistencia de aquellos hombres se basaba en
la caza, la recolección de vegetales silvestres comestibles y de conchas
marinas, que proporcionaban la mayor parte de las energías consumidas.
    L a aparición de la agricultura en Venezuela parece haberse produci-
do alrededor de 1200 años a. de J. C. por influencias de las culturas
mesoamericanas. Sus efectos innovadores se hicieron sentir de diversas
maneras sobre la población aborigen, según se presentase la ecuación
entre la estructura sociocultural y el complejo de variables ecológicas
regionales.
    E resultado final del proceso de evolución local de las sociedades
     l
aborígenes hacia la época del descubrimiento consistió principalmente
en un escalonamiento de niveles de cultura que se caracteriza por ir
desde las bandas simples de nómadas cazadores y recolectores hasta las
comunidades agroalfareras sedentarias, relativamente complejas, posee-
doras, en cierto grado, de formas de estratificación social, especialización
tecnológica, sistemas de riego y terrazas, desarrollo del comercio, prác-
ticas mágico-religiosas,etc.
    Así, el estilo o naturaleza de organización en las comunidades indí-
genas podría resumirse de la siguiente manera : aldeas multifamiliares,
que en la mayoría de los casos carecían de una institucionalidad para
regir su vida social, salvo la presencia de jefes o caciques que tenían
autoridad local, y comunidades aldeanas donde empezaba a perfilarse u n
proceso de conformación de amplias unidades político-territoriales con
una autoridad centralizada. E el caso, por ejemplo, de la región andina
                              s
y el noroeste de Venezuela.
    Estas características de las comunidades indígenas influyeron radi-
calmente en las formas de contacto y de relaciones que mantendrían pos-
teriormente con los conquistadores y colonizadores, determinando, en

                       12
Los factores culturales en Venezuela


consecuencia, la rapidez y la forma que adoptaría posteriormente el
proceso de tramculturación.
    En Venezuela, donde, a diferencia de Mesoamérica y los Andes Cen-
trales, los aborígenes vivían en aldeas de organización multifamiliar,
con una economía basada en la pesca, la caza, la recolección y relaciones
interaldea, las primeras formas de contacto con los espanoles fueron
personales y violentas, y trajeron c o m o corolario la destrucción de las
commidades indígenas y el desplazamiento de sus habitantes hacia
zonas inaccesibles para los invasores.
    L a estructura comunal de la aldea quedó destruida en casi su totali.
dad. Desprovisto así de esta coraza protectora, el indígena quedó a la
deriva, fraccionado, buscando su salvación en los engranajes institucio-
nales creados por la metrópolis, la cual, si bien lo rescata c o m o indivi-
duo, también destruye su cultura. Sus refugios fueron las encomiendas,
repartimientos y pueblos de misión, donde sería utilizado c o m o siervo
o esclavo, c o m o doméstico o trabajador agrícola. A aquellos indios que
n o quisieron someterse se los exterminó o vendió c o m o esclavos.
    C o n el sometimiento de los indígenas se dispuso de m a n o de obra
esclava y sobrevino el trabajo forzado y el trato inhumano. Más tarde
se autorizó la importación de esclavos negros, que, conjuntamente con
los indios, cuyas relaciones de producción eran propias de las comunida-
des aborígenes en gradual desaparición, constituyeron nuevas formas
productivas, conformando así la estructura económica y social de la
Venezuela colonial.
    España limitaba lentamente su proceso de ampliación en las fronte-
ras conquistadas concentrándose en la explotación de sus dominios. En
Venezuela, la tierra se convierte en el centro de la explotación, impuesta
al comienzo violentamente a través del despojo y el botín. Más tarde,
a través de instituciones tales c o m o los repartimientos y las encomien-
das se obtendrá el poder sobre las tierras y la fuerza de trabajo necesa-
ria para su explotación, configurándose u n sistema de tributación fun-
damentado en la extracción violenta y la expropiación.
    L a estructura económica y social de Venezuela estaba caracterizada
por la explotación de productos agrícolas c o m o el café y el cacao, por la
gran extensión de las tierras adjudicadas o arrebatadas, la desaparición
de gran parte de la cultura autóctona y las relaciones de sometimiento
impuestas a la población esclava y servil.
    L a dependencia colonial de Venezuela, a su vez, se caracterizaba
por la actuación de una entidad monopólica que guiaba la producción
interna de acuerdo a la demanda del mercado metropolitano: la C o m -
pañía Guipuzcoana. Esta n o limitaba su actuación a la fijación de pre-
cios y al monopolio del comercio, sino que además poseía la exclusivi-
dad del comercio de importación. Gran parte de las ganancias territo-
riales eran obtenidas en detrimento de los productores y hacendados

                       13
L a política cultural en Venezuela


venezolanos (criollos) que estaban sometidos al poder político y econó-
mico del monopolio espafiol.
     Durante la colonia, las diferencias sociales entre las clases dominan-
tes de latifundistas y los siervos y esclavos fueron extraordinariamente
marcadas y agudas. No obstante, entre amos, siervos y esclavos preva-
lecía en la vida cotidiana una corriente de convivencia apacible.
     Las manifestaciones de carácter religioso ocupaban el centro de la
vida social y espiritual de la colonia. Creencias y supersticiones, magias
y teogonías, cultos a los antepasados y a las fuerzas de la naturaleza,
propias de indígenas y de negros africanos, se sumaron al fetichismo
y a las devociones católicas peninsulares en una misma voluntad de
adoración a lo sobrenatural.
     En torno a las iglesias, las procesiones, las romerías, los ceremo-
niales, los cantos y la música producirían los m á s lógicos sincretismos
entre los santos católicos y las divinidades africanas e indígenas.
     L a devoción católica impuesta por los colonizadores inclinó hacia
la ortodoxia cristiana los vestigios de magias y religiones africanas o in-
digenas. Los valores culturales eran opuestos al desarrollo eventual de
una interpretación autóctona de la vida, emanada del conocimiento
popular.
     Los grandes propietarios, ayudados por los párrocos del pueblo,
permitían y auspiciaban fiestas para sus esclavos y siervos con el pro-
pósito de adoctrinar las “mascaradas idolátricas de los primitivos” y de
imponer un equilibrio anímico que peligraba con la humillación diaria,
el trabajo forzado y la sumisión impuesta. En estas fiestas se volcaba
entonces el impulso vital reprimido del esclavo, el ansia de liberación,
la nostalgia de bienes perdidos y el sentimiento religioso contrariado.
     Respecto al proceso de fusión cultural entre lo español, lo indígena
y lo africano, se destacan, en materia de música y danza, elementos de
procedencia africana y espafiola. Las viejas danzas europeas se africani-
zaron, al mismo tiempo que los esclavos africanos integraban a sus
danzas elementos espafioles. B u e n ejemplo son los zapateados, zarabandas,
quejumbres, etc. L o mismo sucedió con los cantos y ceremoniales que
celebran los negros ante la santa cruz al ritmo de tambores, c o m o las
‘I fulías” (canto de velorio), etc.

     E indio, casi exterminado ya, tuvo escasa participación en este pro-
      l
ceso de integración; absorbido por el régimen colonial, destruido c o m o
cultura, su influencia se limitó a aspectos culturales c o m o las leyendas,
cuentos, curanderismo, métodos de cultivo, de cocina, de tejidos y de
alfarería.
     Las creencias sobrenaturales se manifestaban a través de cuentos de
aparecidos, “encantados”, ánimas en pena, etc. Cada pueblo, cada loca-
lidad, cada camino, contaba con su “encanto” y, por tanto, con su
I<
   contra”. Muchos de esos cuentos formarán la literatura oral y llegarán
hasta nuestros días, como, por ejemplo: la sayona, la llorona, la mula

                       14
Los factores culturales en Venezuela


Mania, e ánima sola, el venado de piedra, e hachador, etc. También
          l                                      l
forman parte de la literatura oral colonial personajes como Pedro Ri-
males y Tío Conejo. E primero es Pedro de Urdemalas, personaje de
                         I
significativo nombre en la tradición oral española, que llegó a América
con sus aventuras y astucias; e segundo, e T o Conejo, brota directa-
                                  l           l í
mente de los cuentos de animales, a los que eran aficionados los negros
africanos.
    Hacia finales del siglo XVIII predominaban dos tipos de bailes: los de
salón, como e minué, la contradanza, la cuadrilla, el vals, e rigodón,
                l                                                 l
etcétera, bailados por l s mantuanos, y los regionales -fandango, zambé,
                         o
zambito, bambuco, papelón, papá siringué, galerón, xoropo escobillao,
etcétera-, bailados por el pueblo.
    En 1725, la Real y Pontificia Universidad de Santiago de León
incorporó a s plan de 'estudiosla enseñanza musical, pero ya desde
                 u
164û, el Cabildo Eclesiástico Metropolitano había establecido una escue-
l de canto llano. A fines del siglo XVIII existían en Caracas numerosas
 a
academias particulares de música.
    Obligatorio es hacer referencia a padre Sojo, quien solicitó ante la
                                       l
Corona autorización para fundar en Caracas l Congregación del Ora-
                                                   a
torio de San Felipe Neri. Logró congregar en e Oratorio a los músicos
                                                   l
de Caracas, a los aspirantes a compositores o ejecutores y a los aficio-
nados y, además, aglutinar aquellos elementos dispersos y sistematizar
la enseñanza haciéndola accesible a los jóvenes. Se le considera como e    l
propulsor de l musica en Caracas. Más de treinta compositores y más
                  a
de ciento cincuenta ejecutantes forman e balance final de su actividad;
                                           l
entre ellos sobresalen Juan Manuel Olivares, Angel Lamas, creador del
famoso Popule Meus, Francisco Javier Ustáriz, Cayetano Carreño, Lino
Gallardo, etc.
    La música de Venezuela era de primera calidad, fue e gran arte
                                                                l
de l Colonia, creció en el regazo religioso, siendo s carácter eminente-
     a                                                  u
mente litúrgico. La Colonia ofreció tenias, situaciones y medios para l    a
miisica.
    En relación con las artes plásticas, la pintura, al igual que la música,
era de inspiración religiosa y cumplía una función al servicio del culto:
ofrecía l representación gráfica de l sagrado, en tanto que la musica
          a                              o
contribuía a realzar los ritos seculares (como en Europa y todo Occi-
dente).
    La mayoría de los nombres de esos pintores de santos pernianecen
desconocidos. Se advierte además la ausencia de pintores, escultores,
tallistas, etc., que hubiesen sido capaces por l menos de crear un estilo,
                                                o
una escuela, como hicieron los compositores de música sacra. A esto se
añade que tampoco quedan muestras de una expresión pictórica popular
de mano esclava. Entre las poblaciones afrovenezolanas no se ha encon-
trado vestigio alguno de dibujos rituales y simbólicos. Sin embargo,
no todo fue negativo en materia de creatividad plástica, ya que existen

                       15
L a política cultural en Venezuela


máscaras poderosamente expresivas y trapos pintarrajeados y animados
por un armazón incipiente o por un danzante, que evocan, con gran
vigor, la presencia de animales fabulosos c o m o los pájaros Chiguite
y Guarandol.
    En cuanto a la alfareria, fue poco lo que dejó en herencia el genio
aborigen.
    Al hablar de literatura en la época colonial es forzoso mencionar
los escritos de los cronistas c o m o Juan de Castellanos, Fray Pedro de
Aguado, José de Oviedo y Bafios. Este último puede ser considerado
c o m o el primer escritor venezolano. En su obra, Historia de la con-
quista y población de l provincia de Venezuela, se muestra un estilo
                          a
clásico, realista y, al mismo tiempo, lírico que escapa a los excesos del
barroco y del culteranismo, tan en boga en su época.
     En cuanto a teatro y poesía, ningún autor dejó el recuerdo de su
nombre n ningún poeta ilustre agitó con sus composiciones el ambiente
           i
tranquilo de la Colonia, A pesar de esto, se tienen datos de que era
costumbre desde el siglo XVI representar comedias, loas, con música
y bailes en ocasiones solemnes o durante fiestas. Se sabe que en 1766
se representó en Caracas el Acto a Nuestra Seiíora del Rosario, escrito
por un natural del valle de Caracas y en el que intervenían divinidades
cristianas y mitológicas.
     L a educación estaba destinada a una élite y tenía por objetivo favo-
recer la defensa de sus privilegios, la justificación de su dominación
y superioridad; además, n o concebía la formación de artesanos y tra-
bajadores en las artes mecánicas. Las escuelas de primeras letras eran
pocas y deficientes, torpes los trabajadores manuales y escolástica y re-
tórica la Universidad.
     La administración colonial, c o m o era de esperar, impuso trabas admi-
nistrativas y económicas que negaban las posibilidades de desenvolvi-
miento interno e imposibilitaban la expansión de las fuerzas produc-
tivas, causando, con el constante traslado del patrimonio y rentas a la
metrópoli, una crisis dentro del sistema colonial.
     Las clases terratenientes y latifundistas (mantuanos), descendientes
de colonizadores y conquistadores, se habían convertido en la fuerza do-
minante debido, fundamentalmente, al control sobre la propiedad de la
tierra y de otros medios de producción. Sin embargo, el dominio de este
grupo social n o alcanzaba el nivel político, limitándose a la obtención
de privilegios y libertades de comercio que les permitiera colocar direc-
tamente su producción en el mercado exterior.
     En los inicios del siglo XIX, la consolidación de Inglaterra c o m o
nuevo centro del poder y su influencia c o m o modelo de comercializa-
ción acentuaron la contradicción existente entre la colonia (Venezuela)
y la metrópoli (Espafia). Se da inicio al gran proceso de independencia,
fundamentado en las ideologías de las revoluciones burguesas de In-
glaterra y Francia, empresa que se orienta, entre otras cosas, hacia la

                       16
Los factores culturales en Venezuela


búsqueda por las naciones de la soberanía y de la “igualdad entre l s    o
hombres”. Proceso violento y de luchas armadas entre ejército realista
y patriotas que incidirá notablemente en la producción económica, que
se verá afectada por la violencia y las necesidades de la guerra.
    L a producción del país apenas bastaba para un consumo limitado,
y los gastos militares del ejército patriota sólo podían financiarse par-
cialmente, por lo que se acudió a empréstitos externos realizados, prin-
cipalmente, con Inglaterra y Francia, dando lugar al endeudamiento
exterior del Estado venezolano.
    A quienes proclamaron la insurgencia sólo interesaba la emancipa-
ción política respecto de la metrópoli española. Las clases criollas diri-
gentes, una vez consumada la independencia, se erigieron en herederas
políticas del viejo sistema colonial.
    Se logró dar a la naciente república una constitución política pro-
pia, pero persistieron las viejas relaciones coloniales, entre otras la vi-
gencia del sistema de tenencia de la tierra en s s formas y relaciones
                                                   u
latifundistas, que significaban intereses conjuntos de nuevos y viejos
propietarios y la permanencia de la esclavitud, cuya extinción formal
fue decretada a mediados del siglo XIX (1854), cuando económicamente
ya no resultaba rentable tal institución.
    Junto a las supervivencias coloniales se sumaban nuevos elementos
que frenaban e desarrollo y endeudaban la soberanía económica del
                 l
país. E comercio empezaba a desarrollarse bajo el impulso del capital
       l
extranjero, proveniente del viejo continente,n o para dar forma nacional
a los recursos propios, sino para extraer beneficios que luego se trans-
ferían a Europa en cantidades cada vez mayores a través de casas comer-
ciales y de contratación vinculadas a intereses europeos y dedicadas
a actividades financieras y crediticias.
    Iniciada ya la segunda mitad del siglo XIX, Venezuela se encontraba
en situación de franco estancamiento. Las guerras civiles, con sus vícti-
mas y desvastaciones, acumulaban miseria. Venezuela, país exportador
de materias primas de origen agrícola e importador de productos manu-
facturados, continuamente sufría las consecuencias de una balanza co-
mercial desfavorable, siendo imposible, conforme a l s recursos fiscales
                                                       o
disponibles, crear una dinámica de recuperación.
    Para satisfacer necesidades militares y financiar privilegios de la
hacienda pública, se contrataron empréstitos, se autorizaron emisiones
y se programaron presupuestos que contribuyeron a esa situación de
endeudamiento continuo. En medio de aquella situación irrumpe, en
1859, la Guerra Federal: cinco anos de lucha armada entre las fuerzas
revolucionarias y los ejércitos constitucionales que, entre triunfos y
derrotas, añadieron mayores calamidades a la vida económica y social
del país. Esta guerra fue una explosión popular con contenido social
a causa de la incorporación de las masas campesinas que lucharon por el
reparto de tierras y la eliminación de la clase de grandes propietarios

                      17
L a política cultural en Venezuela


rurales. Esta guerra perseguía cambios revolucionarios en las relaciones
y formas de tenencia de la tierra, y tendrá gran importancia para el
porvenir, para la definición de nuestra estratificación socieconómica.
    Hasta entonces la etapa republicana había transcurrido bajo gobier-
nos que, por desorganización administrativa e inestabilidad, fluctuaban
entre el despotismo, la tiranía y las irrupciones continuas de violencia
armada. L a estructura economicosocial del país, ya culminada la Guerra
Federal, permanecía igual, sin alteraciones de fondo. L a situación polí-
tica, económica y social que siguió a la Guerra Federal se caracterizó
por la influencia determinante de los caudillos militares. L a situación
económica era precaria, casi de estancamiento.
    Las guerras, con el consiguiente empobrecimiento de las poblaciones
y la destrucción del orden social colonial, tuvieron repercusiones sensi-
bles sobre la cultura. L a independencia había traído un cambio sus-
tancial en las instituciones políticas y administrativas, aunque n o modi-
ficó el régimen económico de propiedad y trabajo de la tierra, lo cual
se tradujo en una persistencia del folklore agrario, perturbado entonces
por las matanzas y la recluta. A este folklore agrario se agregaron nuevos
valores: alusiones a la independencia, las hazaíías famosas, las guerras
civiles, los alzamientos, etc. H u b o canciones patrióticas y realistas. Se
hablaba en esa época de bailar folias y cantar galerones. L a inspiración
popular se enriquece con nuevas motivaciones. Danzas colectivas dra-
matizadas ponen de manifiesto determinados rasgos a través de sus
disfraces de godos liberales, de patriotas o realistas.
    Un factor importante, que transformó el espíritu de muchas ceremo-
nias folklóricas, fue la pérdida de hegemonía de la Iglesia después de la
independencia y de la Guerra Federal. E representante del poder civil
                                            l
sustituyó la imagen del cura. L o que en la Colonia era sociedad de
mutuo auxilio entre esclavos y siervos se convirtió en agrupación para
organizar festejos de algún santo patrón o municipal. Sin embargo,
persistieron los bailes populares, los ritos y un impresionante cuerpo
de creencias anímicas. Así vemos c ó m o después de las guerras de In-
dependencia empezaron a manifestarse los “espantos” anunciadores de
“entierros”, es decir, de tesoros sepultados por la avaricia o por la
precipitada huida de sus dueños ante la inminencia de la contienda
armada.
     L a guerra de la Independencia, al parecer, influyó negativamente
sobre el desarrollo musical, ya que en todo ese periodo, que abarca
aproximadamente setenta años, sólo aparecen algunos compositores,
c o m o José Angel Monter0 y Felipe Larrazábal. Entre los años 1830
y 1900 se fundaron en Venezuela sociedades filarmónicas y centros do-
centes para la enseñanza musical, c o m o la Academia de Bellas Artes
(1849) y el Conservatorio de Bellas Artes (1877), donde se cursaban
materias de música tales c o m o melodía, solfeo, canto, armonía, contra-
punto y fuga, instrumentación, composición, estética, historia del arte,

                       18
Los factores culturales e n Venezuela

etcétera. Merece mención especial Teresa Carreño, una de las figuras
mundiales del piano, que despertó en sus conciertos el m á s clamoroso
entusiasmo tanto e n nuestro país c o m o en Europa, Estados Unidos de
América, Australia, Nueva Zelandia y África del Sur.
    Si bien la imaginación religiosa de la Colonia no fue capaz d e al-
canzar una alta visión plástica a través de la contemplación de lo sagra-
do y de lo místico, la contemplación d e la historia sí dio curso al naci-
miento de la pintura venezolana. Ella constituyó el tema predominante
e n las obras de pintores c o m o Juan Lovera, que plasma los sucesos acae-
cidos el 19 de abril de 1810 y el 5 d e julio d e 1811, y Martin Tovar
y Tovar, cuyos cuadros evocaron jornadas culminantes de la emanci-
pación.
    Tovar y Tovar, asociado con Antonio Salas, abre en 18ó4 un taller
de pintura y fotografía. A l se reúnen artistas, escritores y periodistas.
                              lí
En 1872 se organiza en el “Café del Ávila” la primera exposición d e
artes plásticas celebrada en Venezuela. Tovar y Tovar presentó varias
obras suyas, entre las que se destacaba La Miseria, que da muestra de
su gran talento. Luego, a través de la realización de encargos oficiales
se convierte en un pintor ilustrativo ilimitado, quedando, por tanto,
fuera de la revolución plástica que en su época acaudillaron Monet
y Pissarro, marginándose al realismo y naturalismo.
    Sucedieron a Tovar y Tovar pintores de salón, c o m o E i i Maury,
                                                                mlo
Antonio Herrera Toro, Arturo Michelena, Carlos Rivero Sanabria, etc.,
que realizaban obras de encargo con motivación patriótica. Estos pin-
tores estaban impregnados de un conformismo académico, impulsados
por un sentimiento de exagerado nacionalismo o una voluntad de aislar
en el tiempo el desarrollo artístico venezolano, lo cual puede explicar
la exaltación de su obra, plegada a una tradición agonizante, empeñada
en copiar la naturaleza, sin interpretarla n recrearla, o, cuando más, ilus-
                                              i
trar episodios históricos.
    En síntesis, la pintura venezolana se desligó de una sujeción a la
religión gracias a la historia, cuya realidad reflejó el arte UM tanto tosco
de Juan Lovera. Se trataba de una visión ingenua, fresca, propia de un
artesano que aspiraba a convertirse en artista, de una imaginación que
quería transmitir la memoria de los acontecimientos colectivos trascen-
dentes. Pero este arte se estancará en un propósito semejante cuando
se entronice la obra de encargo con motivación patriótica.
    En el c a m p o de la literatura, la narración de las guerras de Indepen-
dencia constituirá tema fundamental de la naciente historia patria.
D e esta toma de conciencia histórica derivará el estudio del pasado
precolombino y de los procesos políticos, sociales, económicos y jurídicos.
E estudio del periodo colonial mereció escasa atención, en gran parte
 l
por razones políticas.
    Se producirán tres tipos de obras relacionadas con los acontemientos :
las compilaciones, las narraciones y los tratadoe de carácter adoctrinador

                       19
L a política cultural en Venezuela


o interpretativo. Sin embargo, serán los tratados de tipo interpretativo
los que darán mejor la medida de las capacidades y sensibilidades indi-
viduales. Tal es el caso extraordinario de Simón Rodriguez, que, con su
estilo y su pensamiento, rompe con todos los moldes tradicionales. L a
forma en que recoge el habla popular -precursor de todo un estilo
literario- crea de manera irrefutable un lenguaje propio e intransfe-
rible.
    L a primera obra venezolana de pura invención literaria, impreg-
nada del sentimiento de lo nativo, será la famosa Silva a l agricultura
                                                                 a
de l z o m tórrida, escrita por Andrés Bello en 1826, “ c o m o una contri-
     a
bución lírica para alentar los sentimientos de paz de sus compatriotas
y el a m o r hacia la tierra, la flora tropical y las labores agrarias”.
    L a resonancia de la Silva llenó el ámbito de la cultura venezolana
y, c o m o eco a ese poema, surge el movimiento nativista. Los autores se
complacieron en describir los grandes escenarios naturales y las luchas
de los hombres que allí fundaban su existencia. Este nativismo produce
las primeras obras con acento y carácter nacional: La silva criolla, de
Lazo Marti; Peonía, de R o m e r o García, etc.
    E pensamiento tanto político c o m o histórico y cultural de Vene-
     l
zuela se encontraba en aquel entonces influido por el m o d o de pensar
foráneo y por modelos estéticos extranjeros. V e m o s así en Andrés Bello,
el clásico que presagia el romanticismo; en Fermín Toro, el hombre
público que expone corrientes filosóficas y políticas foráneas en sus
artículos; en Rafael María Baralt, el literato que, desechando las efu-
siones del romanticismo, busca una escritura tan castiza y arcaica en la
forma c o m o antiespañola en el pensamiento, y en Juan Vicente Gonzá-
lez, el romántico, el apasionado, expresión anímica de la violencia, de
la improvisación, del sueño de grandeza nunca cumplido.
    En Venezuela, el romanticismo n o procedió de una experiencia vivida
y existencial, sino de la imitación grandilocuente. Sin embargo, dos
hombres previeron la reacción positivista y n o trataron de esconderse
en el arcaísmo o en la exaltación verbal del seudorromanticismo: Cecilio
Acosta y Arístides Rojas. En ellos predominaba el sentimiento humanis-
ta, la perspectiva de lo universal, la comprensión de la historia c o m o
ciencia y de las letras c o m o disciplina.
    Este proceso culminará con Juan Antonio Pérez Bonalde, que intro-
 dujo en la poesía venezolana nuevos valores y que, con sus poemas,
 reaccionó contra la grandilocuencia y anunció nuevos tiempos. F u e el
 primer poeta moderno de nuestro país y el clásico de nuestro “roman-
 ticismo”, que con él nace, culmina y muere.
    Al referirnos al tema de la educación en Venezuela, y sobre todo en
 la época republicana, hay que destacar a Simón Rodriguez, maestro de
 escuela de primeras letras en 1791, cuando contaba veinte años; precep-
 tor por un tiempo del joven Simón Bolívar, gran pensador que con SUS

                       20
Los factores culturales en Venezuela


ideas influye de modo determinante en el proceso de pensamiento repu-
blicano nacional, especialmente en materia educativa.
    L a educación republicana, según él, consistia en despertar en los
jóvenes el “común sentir de las cosas que conviene a todos”, en exaltar
ese sentimiento de l social hasta convertirlo en dogma, en fomentar el
                      o
interés por las ciencias exactas, los oficios, la historia natural, desterran-
do de la instrucción las “teolojías, psicologías, derechos i lenguas muer-
tas”. L a instrucción sería social, corporal, técnica y científica; la educa-
ción, moral, mental, física y social. Pero Simón Rodriguez no alcanzó
sus objetivos, quedando frustradas sus varias tentativas de aplicar sus
reformas educacionales. Las nuevas sociedades, guiadas por un ideal de
“igualdad”, modificarán los sistemas de enseñanza pública, haciéndola
gradualmente más amplia e igualitaria, pero sin llevar a efecto la pro-
funda revolución que exigía Simón Rodriguez. A pesar del apoyo incial
que le brindara Bolívar, Simón Rodriguez fracasó en las tentativas para
                                     y
fundar sus casas-escuelas-talleres, aun simplemente para ejercer la en-
señanza. Los gobiernos de las nuevas naciones se inclinaron más bien
por el sistema inglés de José Lancaster, cuyo rasgo principal l constituia
                                                                  o
e empleo de discípulos antiguos como monitores de los nuevos y la
 l
elaboración de sistemas mecánicos para la ensefianza de la lectura, la
escritura y la aritmética.
    En 1830 Venezuela inició s propia legislación en todos los campos
                                  u
de la vida social. Según la Constitución de 1830, el establecimiento de
escuelas primarias y casas de educación depende de l s diputaciones
                                                              a
provinciales. L a labor de los gobiernos fue tímida y lenta en este sen-
tido hasta el triunfo de la Federación. Con Guzmán Blanco se inició
una intensa actividad educacional que, pese a breves periodos de estan-
camiento, encuentra proyecciones en la actualidad.
    Así, en 1870, un decreto firmado por Guzmán Blanco instituyó la
instrucción pública, gratuita y obligatoria y estableció un colegio federal
en la capital de cada uno de los estados en que estaba dividida la repú-
blica. Además se crearon escuelas nocturnas, se dispuso que en cada
estado hubiera una escuela normal, para lo cual enviaron al exterior,
como becarios, maestros y profesores. Asimismo se fundaron la Escuela
Politécnica, la Escuela de Artes y Oficios y la Academia Nacional de la
Historia.
    Avanzada la segunda mitad del siglo XIX, Venezuela era un país
cuyo movimiento comercial estaba circunscrito a la expansión del capi-
talismo europeo. L a economía nacional orientaba sus actividades produc-
tivas conforme a las exigencias de esa expansión, y Venezuela debió
concentrar para ello los recursos disponibles en la producción de mate-
rias primas, consideradas como insumos básicos para los centros capita-
listas industriales, y, con los ingresos derivados de esas exportaciones,
pagar parte del valor de las importaciones de bienes manufacturados.
    A fines del siglo XIX, Venezuela continuaba inalterable en su con-
                       21
L a política cultural en Venezuela


dición de país importador de bienes manufacturados y exportador de
productos primarios de origen agrícola (café-cacao). En esos años, la
inestabilidad política producía innumerables transtornos en la economía,
a lo cual se agregaba la depresión motivada por la erosión de los precios
de esas materias primas en el mercado internacional. Junto a esto se
encontraba abrumada una vez m á s por la guerra civil y la discordia, así
c o m o por formas político-jurídicas que inmovilizaban sus energías pro-
ductivas.
     A comienzos del siglo actual, Venezuela se identificará por los m si-
mos rasgos y relaciones que caracterizaron su situación en el precedente
siglo. Sin embargo, junto a los vestigios coloniales existentes, se añadían
nuevos factores a su situación de dependencia. Y a se realizaban las
primeras inversiones en actividades de exploración y prospección por
parte de consorcios petroleros extranjeros. Más adelante, las grandes cor-
poraciones de los Estados Unidos de América obtenía el privilegio y las
ventajas económicas para la explotación y posterior extracción del crudo.
     Venezuela, sin abandonar su perfil colonial, comienza a moderni-
zarse. Antes de la aparición del petróleo, los ingresos del Estado estaban
constituidos principalmente por el valor de la exportación de café y
cacao, exportación casi estacionaria con los trastornos propios del sistema
de monocultivo.
     En 1917 se inicia la explotación comercial de 10s hidrocarburos por
consorcios extranjeros. En aquel mismo año, al término de la primera
guerra mundial, la producción petrolera se destinó a la exportación.
Comenzaba entonces la era del petróleo, con su carga de perturbacio-
nes y conflictos. Las repercusiones de la explotación petrolera fueron
inmediatas. E petróleo pasó a constituir la mayor parte de las expor-
               I
taciones, mientras el café y el cacao disminuían paulatinamente su par-
ticipación en las mismas. E país rural, esencialmente agrario, se había
                              l
convertido en país fundamentalmente petrolero. L a explotación del
petróleo por consorcios extranjeros produce un desarrollo aparente,
pero también una mayor dependencia y mediatización del país.
     Los ingresos de divisas petroleras causaron mayores deformaciones en
la actividad económica. Esta situación se agrava a causa de que la de-
m a n d a de fuerza de trabajo en la industria petrolera y en la construc-
ción de obras realizadas por el Estado determinó un desplazamiento
de la m a n o de obra campesina hacia los centros petroleros y urbanos.
E c a m p o comenzó a alimentar a la ciudad con grandes contingentes
 l
campesinos, que abandonaron sus intrumentos de labranza y emprendie-
ron camino hacia el c a m p o petrolero y hacia la ciudad en busca de
mejores salarios y de condiciones de vida m á s halagüeñas. Pero la ciu-
dad n o podía absorber todo este contingente que, desprovisto de posi-
bilidades, constituye así grandes áreas marginales alrededor de los centros
urbanos.
    Ya, en 1935, la estructura interna de Venezuela se había tornado

                      22
Los factores culturales en Venezuela


cada vez más diferenciada. Habían aumentado considerablemente la
producción y las inversiones foráneas en el sector petrolero. Se acrecen-
taba la pobreza en el campo, mientras crecía cada vez más e latifundio,
                                                               l
con sus secuelas económicas y sociales.
    Las actividades agropecuarias se mantuvieron en relativo estanca-
miento, haciéndose cada vez más pronunciadas las diferencias entre
éstas y las actividades petroleras, hasta configurarse una dicotomía es-
tructural bien definida. E enclave petrolero de exportación generaba
                           l
excedentes económicos que eran trasladados en cantidades crecientes
a los centros de financiamiento exterior. L a economía se encontraba en
condiciones de poder financiar interiormente las exigencias de una indus-
trialización orgánica incipiente, ya que, hacia finales de la segunda
guerra mundial, el ahorro interno disponible alcanzaba proporciones
significativas. En estos anos se inició en el país, en efecto, un timido
proceso de industrialización,orientado hacia la producción de bienes de
consumo difíciles de importar. Pero, aun así, el desarrollo industrial
dependía, en gran parte, de los ingresos de las exportaciones petroleras.
    A partir de 1953, el Estado venezolano se dedicó a la construcción
de obras básicas que fortalecían y ampliaban la estructura de la econo-
mía nacional. L a siderúrgica, la petroquímica y la electrificación del
Caroní eran, en relación al programa de inversiones públicas, proyectos
concebidos con la finalidad de introducir algunos cambios en las rela-
ciones estructurales que orientaban el desarrollo económico de Vene-
zuela hacia horizontes de largo alcance.
    En los aiios 60 se proyecta, entre las definiciones de la política eco-
nómica nacional, un desarrollo interno con nueva orientación. Se hacía
entonces necesario establecer las pautas fundamentales de la producción
venezolana; pero en realidad sólo se lograba regimentar la política de
sustitución de importaciones conforme a un programa de desarrollo in-
dustrial que postulaba la producción sustitutiva de bienes de consumo
básico y algunos productos intermedios. L a mayoría de los insumos
primarios absorbidos por la incipiente industrialización interna venían
del exterior, al mismo tiempo que gran parte de las industrias de pro-
ductos intermedios que se establecieron en el país seguían manteniendo
rígidas las relaciones de dependencia financiera y tecnológica. Con la
aparición del petróleo, la agricultura estuvo a punto de extringuirse,
y junto con ella, la cultura del agro, con sus supersticiones, sus prácti-
cas y sus ritos. A desaparecer la actividad agraria, el rito se vacía de su
                  l
contenido original, a l que se suma la extensión masiva de la instruc-
                        o
ción primaria, que destruye supersticiones, temores ancestrales y torna
innecesarias y vanas muchas acciones rituales.
   Junto a esto, la migración del campo a la ciudad creó las condiciones
para introducir la cultura de masas. E desarrollo simultáneo de la radio-
                                      l
difusión, de los aparatos para música grabada en discos, y del cine pola-
rizaron hacia otros mundos y otras expresiones el sentimiento de las

                      23
L a política cultural en Venezuela


gentes. Pero con la aparición de la televisión en Venezuela, en 1952,
es cuando la cultura de masas toma cuerpo, hasta que hoy en día es
una industria omnipresente, avasalladora, cuyos productos nos llegan, en
gran parte, elaborados del exterior y la casi totalidad de su contenido
obedece a orientaciones y valores que nada tienen que ver con los valo-
res y creencias especificamente nacionales.
    Nacerá de esta manera un nuevo estilo de vida artificial que se fun-
damenta en nuevas pautas y valores culturales ajenos a las tradiciones
y manifestaciones folklóricas nacionales. D e esta forma se produce el
surgimiento y consolidación de un nuevo “modelo cultural”, válido
para toda la sociedad venezolana, que, lejos de permitir el verdadero
desarrollo de determinadas manifestaciones y procesos culturales, las
obstaculiza, por el contrario, a través de la importación, imitación y di-
fusión de “nuevos estilos culturales y formas de vida”, ajenos a la
idiosincrasia y valores culturales propios.
     Sin embargo, con la aparición de las primeras grabaciones fonográfi-
cas de grandes orquestas y de partituras modernas, la presencia de al-
gunos músicos extranjeros en Caracas y el contagio de las corrientes
musicales del exterior se inicia el despertar del movimiento musical,
adormecido durante casi un siglo. Surgen entonces figuras c o m o Vicente
Emilio Sojo, Juan Bautista Plaza, Antonio Calcaño, Juan Vicente Lecu-
na, Moisés Moleiro, etc. Cabe destacar la labor de Vicente Emilio Sojo,
a cuya fervorosa gestión docente se debe la formación de un grupo de
compositores que en la actualidad ocupa un lugar prominente en la
vida venezolana, c o m o son: Antonio Esteves, Antonio Lauro, Gonzalo
y Evencio Castellanos, Angel Sauce, Inocente Carreño, etc. L a promoción
formada en la Escuela Nacional de Música convirtió en realidad los
postulados del nacionalismo musical, y puede decirse que la renovación
musical venezolana se enriquece con el descubrimiento de compositores
c o m o Debussy, Albéniz, Ravel, Granados, Falla, Fauré, e c , y m á s tarde
                                                           t.
Stravinsky, Bela Bartok, Chostakovitch, etc.
     Entre los intérpretes se destacan en el plano internacional el notable
guitarrista Alirio Díaz, el cuatrista Freddy Reyna y la joven pianista
Judith Jaimes.
     E dodecafonismo, la música concreta y demás experimentaciones mu-
      l
sicales contemporáneas n o tienen aún representantes en Venezuela.
     En materia de artes plásticas, en 1912, un grupo de artistas plásticos,
en desacuerdo con la enseñanza anacrónica que se impartía en la Acade-
mia, funda el Círculo de Bellas Artes, y con él se da la ruptura con la
motivación histórica y la pintura por encargo que imitaba estilos im-
perantes en el pasado. E Círculo de Bellas Artes lo integran: Manuel
                           l
Cabré, Rafael Monasterios, Marcelo Vidal, Antonio E d m u n d o Monsanto,
A r m a n d o Reverón, Próspero Martinez, Luis Alfredo López Méndez, Fe-
derico Brandt y Pablo W. Hernández. E proceso iniciado por “Los
                                             l
                      24
L o s factores culturales en Venezuela

disidentes” no se ha detenido; las promociones que 10s sucedieron se
incorporan a todos los procedimientos del actualismo pictórico.
   En la actualidad podemos apreciar a un grupo de artistas que rompe
con las tendencias no figurativas, tales como :Manaure, Guevara Moreno,
Régulo Pérez, Jacobo Borges, Manuel Espinosa, Alirio Palacios, Luisa
Palacios, Antonio Eduardo Dagnino, etc. Otros pintores se lanzan por la
vía de la indagación cinética, como Carlos Cruz Diez y Jesús Soto. Este
último orienta s s búsquedas hacia el espacio en movimiento, su vibra-
                  u
ción, su transparencia,su mutación, según las disponibilidades de color
y sus condiciones cinéticas, llegando a considerarse como el más impor-
tante artista cinético de nuestro tiempo.
   A partir de los últimos sesenta años puede verse, en el proceso de
creación literaria, una estrecha relación entre los acontecimientos políti-
cos (a nivel nacional e internacional) y las búsquedas artísticas de reno-
vación e incorporación a corrientes universales procedentes, principal-
mente, de Europa y Estados Unidos de América.
   La vanguardia surge como resultado de las presiones revolucionarias
derivadas, en un primer momento, de la revolución mexicana (1910),
la revolución rusa (1917) y las reacciones nihilistas de postguerra. M á s
tarde se nutre del avance del marxismo en el mundo después de la
segunda guerra mundial ; las proposiciones constantes de compromiso
militante iniciadas por intelectuales de gran influencia, como Sartre;
la indudable crisis del capitalismo, y la guerra fría. En el plano nacio-
nal, las tentativas de rebelión contra la dictadura del general J. V. Gó-
mez, de 1908 a 1935; el golpe cívico contra el general Isaias Medina
Angarita (1945); la breve e intensa expansión democrática que truncó
un nuevo golpe en 1948; las reacciones contra la dictadura del general
Marcos Pérez Jiménez y la caída de éste en 1958, luego de diez años de
opresión, y después la instauración del sistema democrático.
   En aquella Venezuela de los aííos 20 y 30 imperaban ansias de reno-
vación, de ruptura, de libertad; ansias reprimidas que se mezclaban
con el deseo de saber, de identificación personal y americana. Surgen
entonces escritores como Urbaneja Achelpokl, José Rafael Pocaterra,
Teresa de la Parra, Rómulo Gallegos, en el campo de la narrativa, y An-
tonio Arraiz, Luis Castro, Pío Tamayo, Andrés Eloy Blanco, en el campo
de la poesía. La narración no desarrolló una reacción contra la temática
agraria o urbana, sino una manera de enfocar la realidad, un poder de
interpretar l existencial. Se enfocó de otra manera la realidad agro-
              o
urbana.
   En el afio 1929 publica Rómulo Gallegos la novela Doña Bárbara,
que obtiene el premio del mes en Madrid ante un jurado compuesto
por escritores de la categoría de Azorín y Miró. Con escasa diferencia
de fechas aparecerán en Argentina Don Segundo Sombra, de Ricardo
Güiraldes, y en Colombia, La vorágine, de José Eustasio Rivera. Doiia

                      25
L a política cultural en Venezuela


Bárbara trajo una renovación a la narrativa venezolana, impresionando
poderosamente la imaginación de los jóvenes.
    Durante la época de la dictadura de G ó m e z debe mencionarse una
magnífica novela histórica del entones joven escritor Arturo Uslar Pie-
tri, que constituye u n hito en la literatura de nuestro país, Las lanzas
coloradas.
    Durante la tiranía de G ó m e z se impide el contacto con la cultura
y la vida artística del exterior. Surgió, sin embargo, el movimiento
del 28, en el cual un puñado de estudiantes idealistas, sin conciencia
plena de la gesta que emprendían, se rebelaron contra la dictadura.
Dentro de la cárcel, paradójicamente, se fomenta un extraordinario
clima intelectual; durante la década del 30 surge el movimiento de
vanguardia, aparecen revistas importantes c o m o Válvula, El Ingenioso
Hidalgo, Viernes, Bitácora. Son los años de la aparición de un libro
de poesía, Aspero, de Antonio Arraiz, que abre una nueva ruta a los
cultivadores del género.
    En la década del 30 al 40 constituye un verdadero acontecimiento
en la historia del relato venezolano la publicación de la novela La ba-
landra Isabel Zlegó esta tarde, del gran novelista Guillermo Meneses.
    En los primeros años del 40 al 50 se edita el periódico E nacional
                                                               l
de Caracas, dirigido inicialmente por el joven poeta Antonio Arraiz.
Este periódico tendrá notable participación en el avance de las letras
nacionales; abrió sus columnas a las inteligencias jóvenes que hasta
entonces permanecían inéditas.
    Dentro del panorama actual se desarrollan las m á s variadas tenden-
cias y contratendencias, que van desde la negación nihilista a la afirma-
ción, de la fragmentación a la tentativa de totalización, del universalis-
m o al nacionalismo, de la acusación a la aceptación. Por otra parte,
nuestra literatura viene expresando rebeldías que implican procesos
graduales de interiorización, de complejidad de lenguaje y de mayor
exigencia técnica.
    No cabe duda de la riqueza y abundancia de nuestra narrativa actual,
que se ha enriquecido con escritores c o m o Renato Rodriguez, Salvador
Garmendia, R a m ó n Bravo, Adriano González León, Oswaldo Trejo,
José Balza y Francisco Massiani.
    Muchos de los rasgos señalados anteriormente se extienden también
a la poesía. Después de reaccionar contra la inspiración venezolanista
y cultivar la poesía de raíz anglosajona, nuestra poesía, con poetas de
diversas edades y estilos, han retornado con todo rigor y sinceridad
a las vivencias de provincia, de infancia.
    C o n respecto al teatro, luego del drama de capa y espada, los saine-
tes y los intentos más ambiciosos, ceñidos a modelos franco-españoles,
la vida teatral venezolana pareció despertar en 1936 con la obra de
autores c o m o Eduardo Innes-González, Leopoldo Ayala Michelena, Luis
Peraza, Aquiles Certad, Manuel Rivas Lázano, etc. C o m o ocurrió con

                      26
Los factores culturales en Venezuela


l música-y l pintura, e impulso vino del exterior. En 1 4 llegan a
 a             a           l                                  99
Venezuela la actriz argentina Juana Sujo y e director chileno Horacio
                                               l
Peterson, luego e espano1 Alberto de Paz y Mateos y el mexicano Jesús
                  l
Gómez Obregón. Todos ellos contribuyeron a crear un clima propicio a l    a
actividad teatral y a la formación de actores y directores. Reaccionaron,
junto a César Rengifo, contra e conformismo del teatro criollo, Ayala
                                  l
Michelena, Peraza, Rivas, etc.
    En 1950,Juana Sujo logra fundar la Escuela Nacional de Arte Escé-
nico. Se forman también grupos teatrales como “Máscaras” y el Teatro
Universitario.
    Con e tiempo se creará una corriente de inspiración nacionalista
          l
y universalista, con obras de escritores de la talla de Uslar Pietri, Díaz
Sánchez, Ida Gramcko, Elizabeth Shon, Mariano Picón Salas, Guillermo
Meneses.
    En 1964 surge el teatro experimental, con sus montajes libres de
obras clásicas, para culminar con la adaptación de obras originales de
venezolanos. Estos escritores serán “hombres de teatro a tiempo comple-
to”, pertenecientes a diferentes generaciones y con estilos diversos. Entre
ellos se cuenta a José Ignacio Cabrujas,Isaac Chocrón, R o m á n Chalbaud,
José Gabriel Núñez, Gilberto Pinto, Rodolfo Santana, Levy Rossell.
    La radio y la televisión, notablemente desarrolladas, constituyen
instrumentos principales de penetración cultural y de influencia en las
normas y valores culturales. N o exagera Salvador Garmendia cuando
en uno de sus textos nos dice que la única “cultura” que opera en e       l
país (que penetra e influye de forma continua y que, dirigida a la con-
ciencia colectiva, modifica y aprisiona la sensibilidad, e gusto estético,
                                                           l
e pensamiento y hasta l percepción sensorial de l mayoría del pue-
 l                        a                           a
blo) es “la que se difunde en dosis tormentosas a través de los medios
de comunicación dominados por la publicidad y los bajos instintos del
consumismo. Son l baja televisión, e mal cine, las revistas frívolas y
                    a                  l
estupidizantes, vehículos de l subcultura y l penetración, las que m o -
                               a               a
difican y programan l mente del venezolano”.
                       a
    En esta década nace en nuestro país el cine. Gente de teatro y de
televisión l a pasado al cine, pero también muchos jóvenes ambiciosos
            i
y capaces. N o existe aún un estilo fílmico definido, pues los directores
y autores se están inciando. Pero con e financiamiento de l actividad
                                         l                      a
cinematográfica por e Estado venezolano, el cine ha cobrado un vigor
                       l
extraordinario en e año 1977.E lenguaje cinematográfico,en este senti-
                    l            I
do, ha dado los primeros pasos hacia la madurez en l expresión téc-
                                                           a
nica y lucha por imponerse a través de l obtención de los instrumentos
                                          a
que lo emancipen de las limitaciones que imponen e comercio y los
                                                         l
poderosos intereses que en este campo existen.




                      27
Referencias políticas
                       y programáticas
                       de l acción cultural
                           a




Las referencias políticas y programáticas de la acción cultural venezolana
aparecen contenidas en las principales orientaciones socioculturales es-
tablecidas por el Estado venezolano a nivel de la Constitución de la
República (1961), el V Plan de la Nación (1976-1980) la ley de crea-
                                                            y
ción del Consejo Nacional de la Cultura (decreto extraordinario nú-
mero 1768 de 1975).
     Se considera necesario resaltar, por otra parte, que la formulación
de estas principales orientaciones del desarrollo cultural responden
a una determinada concepción del quehacer cultural que, de una u otra
manera, permite conocer c ó m o se entiende el fenómeno cultural, su
significado e importancia para el desarrollo social y económico y, sobre
todo, su inserción dentro del sistema democrático venezolano. Además,
c o m o guía de la acción cultural en estas políticas formales se establece
toda una serie de objetivos y campos prioritarios para el desarrollo
cultural, así c o m o el seiíalamiento de las principales orientaciones estra-
tégicas y programáticas, a f n de impulsar y revalorizar el significado
                                i
e importancia del desarrollo cultural.
    D e esta manera, la caracterización de las políticas culturales venezo-
lanas n o puede realizarse sin tomar en consideración dos aspectos clave
del proceso de formulación de políticas, a saber: el modelo teórico-
analítico del fenómeno cultural y el modelo estratégico definido, a f n    i
de superar la marginalidad y escaso desarrollo de la acción cultural.




                       28
Referencias políticas de la acción cultural


                      Aspectos conceptuales implícitos
                      en las políticas culturales

                      C O N S T I T U C I ~ NACIONAL
                      DE L A REPUBLICA

Dentro del conjunto de lineamientos y orientaciones contempladas en e  l
articulado de l Constitución Nacional subyace una determinada concep-
               a
ción de l cultural que, de una u otra forma, la vincula con la pro-
          o
blemática de los derechos sociales y humanos reconocidos internacional-
mente y referidos en particular a los logros sociales y políticos del
sistema democrático. D e esta manera, la cultura (su desarrollo) aparece
vinculada al patrimonio moral e histórico de la Nación, al sustento del
orden democrático como base para asegurar los derechos y dignidad
de los ciudadanos, a desarrollo del proceso educativo y a espíritu de
                    l                                      l
solidaridad humana. Además, indirectamente se consagra la libertad
de creación y expresión cultural (artículos 30, 6 y 80 de l Constitu-
                                                 6            a
ción Nacional).

                      v    P L A N DE L A   N A C I O N 1976-1980
En la base y contenido fundamental de la estrategia de desarrollo eco-
nómico y social, formulada por e Estado venezolano para el quinque-
                                    l
nio 1976-1980, resalta l importancia y significado del problema cultural
                        a
nacional a través de la consideración de la cultura como una de las
necesidades básicas de carácter histórico que e proceso de nacionali-
                                                  l
zación de las industrias básicas replantea para la sociedad en general
y para el propio Estado venezolano en particular, el cual asume, dentro
de la coyuntura, un papel preponderante como fuerza rectora, sin pre-
cedentes en l economía y en la sociedad venezolanas. Asimismo, la
              a
satisfacción de las necesidades culturales de la población se constituye
en uno de los elementos fundamentales del desarrollo del sector terciario
de la economía nacional. Esto, con la finalidad de que e propio des-
                                                             l
arrollo se destine al servicio del hombre venezolano y, sobre todo, a la
conquista de una mejor calidad de la vida intelectual de los venezolanos.
Este proceso de toma de conciencia sobre l cultural no solamente se
                                               o
expresa en las estrategias formuladas para la educación, la ciencia y la
tecnología, sino que además aparece un primer intento de “sectoriali-
zar’’la cultura como un campo de intervención estatal que se funda-
menta en un diagnóstico de la cultura venezolana y l articula o inserta
                                                        a
en los aspectos sociales y económicos del desarrollo nacional. D e esta
manera, aparte de la autonomía conferida a la acción cultural en cuanto
sector, se señalan interrelaciones con otros sectores sociales (educación,
salud, vivienda, etc.) y con los sectores tradicionalmente económicos
(diagnóstico y estrategia, sector educación, sector cultura y sector comu-
nicación social [V Plan]).

                      29
L a política cultural en Venezuela


                       LEY DE C R E A C I ~ N EL CONSEJO
                                                D
                       N A C I O N A L D E LA C U L T U R A

L a promulgación del decreto extraordinario nO 1768 de 1975 responde
                                                    .

a una necesidad impostergable del Estado venezolano de instrumentar
programáticamente una nueva concepción de lo cultural que supere
las definiciones tradicionales y elitistas de este fenómeno, a saber: “las
bellas artes”. Así, la ley de creación del Consejo Nacional de la Cultura
se basa en una caracterización conceptual de la cultura que, superando
el c a m p o artístico en su sentido estricto, incorpora campos culturales no
tradicionales que responden a la necesidad de redefinir conceptual y es-
tratégicamente el alcance de la acción cultural.
    Surgen de esta manera, c o m o nuevas dimensiones del desarrollo
cultural, el c a m p o de las humanidades y el de las ciencias sociales en
sus manifestaciones n o escolarizadas. Igualmente se incorpora todo lo
referente a los mensajes radioeléctricos y cinematográficos c o m o nuevas
áreas prioritarias del desarrollo cultural. Además, la conceptualización
de la cultura n o solamente está referida al señalamiento de áreas y c a m -
pos prioritarios, sino que además contempla los principales procesos
culturales venezolanos m á s afectados por la transculturación; producción,
formación especializada, promoción y difusión, etc. (artículos 1 y 4 de
la ley).

                       Aspectos estratégicos contemplados
                       e n las políticas culturales

Las consideraciones señaladas anteriormente permiten establecer las bases
teóricas en las cuales se fundamentan los principales lineamientos y
orientaciones programáticas formuladas por el Estado venezolano con la
finalidad de definir el marco orientador del desarrollo cultural nacional.
Así, las políticas culturales contemplan una serie de objetivos, campos
y áreas prioritarias de la acción cultural, y además definen grandes pro-
gramas de trabajo para el sector cultura.

                       v    PLAN DE LA    NACION     1976-1980
Las acciones culturales propuestas en la Estrategia de Desarrollo Eco-
nómico y Social del Estado Venezolano aparecen contempladas a nivel
del contenido fundamental de las orientaciones propuestas para la edu-
cación, la cultura y la comunicación social.

En  el campo educativo viutculado a lo cultural
Se promocionarán las diversas manifestaciones culturales y sociorrecrea-
tivas de la población, a cuyos efectos se procederá a:
Fomentar, diversificar y desarrollar formas auténticas de expresión po-

                       30
Referencias políticas de l acción cultural
                                                a


   pular generadas en las organizaciones de base de las grandes mayo-
   rías.
Cumplir los compromisos adquiridos y desarrollar nuevos proyectos de
   cooperación en las áreas de educación, ciencia y cultura a nivel de
   los organismos regionales e internacionales como la Unesco y la OEA.
Promover una gama de acciones sociorrecreativas para toda la población
   y desarrollar en los ciudadanos valores hacia la participación respon-
   sable en la solución de problemas sociales.
Establecer convenios existentes y promover nuevas áreas de cooperación
   multinacional con los países latinoamericanos y del Caribe para ace-
   lerar l integración cultural.
          a
Establecer un cuerpo coherente de programas y acciones que faculten
   a los ciudadanos para su incorporación real a ejercicio de la demo-
                                                 l
   cracia, ofreciendo oportunidades educativas reales y estableciendo
   procesos que les permitan e desarrollo de sus actitudes y valores.
                                 l
Organizar una escuela obligatoria de nuevos grados, diseñada para su-
   ministrar la cultura básica general y formativa, así como para cum-
   plir funciones de exploración educativa y vocacional que permitan
   proseguir estudios ulteriores conducentes a la incorporación efectiva
   en l vida productiva.
        a

C o m o puede observarse de estos lineamientos estratégicos formulados
para el sector educativo, aparece una clara vinculación o inserción de la
cultura dentro del desarrollo socioeducativo. La cultura se concibe como
un aspecto fundamental del contenido de la educación asociada a orien-
taciones programáticas que se refieren a l promoción de manifestacio-
                                            a
nes culturales de la población venezolana; e rescate y promoción de
                                                l
formas auténticas de expresión popular, y e fomento de valores favora-
                                             l
bles a la participación ciudadana de una manera activa, responsable
y democrática en e propio desarrollo social. Además se prevé lo referi-
                   l
do a la integración cultural original a través de los convenios y acuerdos
internacionales respectivos.

E n el campo específico del sector cultura
E conjunto de lineamientos estratégicos establecidos para el desarrollo
 l
cultural venezolano, a nivel del sector respectivo (cultura), hace referen-
cia a una serie de principios rectores y programas orientadores de l     a
acción cultural, que se incluyen dentro de un esfuerzo de decidida
protección a las manifestaciones culturales nacionales y de mayor parti-
cipación de la población en e quehacer cultural. Además, estos esfuer-
                               l
zos institucionales y programáticos serán desarrollados e implementados
atendiendo a la configuración político-administrativa de la sociedad ve-
nezolana y a los rasgos culturales particulares de cada una de las regio-
nes, zonas y comunidades que integran esta sociedad, favoreciéndose,
en consecuencia, no solamente un proceso equilibrado de fomento y

                      31
L a política cultural en Venezuela


promoción de las manifestaciones, procesos y valores culturales nacio-
nales con sus variantes históricas y regionales, sino además garantizán-
dose la libre y pluralista creación cultural y el desarrollo de aquellas
actividades e instituciones que difundan dichos valores en la totalidad
de la sociedad venezolana. Asimismo, el intercambio cultural regional,
nacional e internacional y la protección y amparo al creador y al traba-
jador cultural representan otros de los principales principios rectores
de la acción cultural venezolana.
   Los grandes principios rectores del desarrollo cultural venezolano se
concretizan, a nivel de las formulaciones estratégicas correspondientes
(V Plan, sector cultura), en grandes programas orientados hacia los si-
guientes campos y procesos culturales:

EI programa de desarrollo cultural, concebido con la finalidad de i -      n
   vestigar, analizar y diagnosticar por sectores e instituciones los diver-
   sos bienes y manifestaciones culturales de cada región.
E programa de planificación cultural, dirigido al análisis de la situación
 I
   del desarrollo cultural por regiones, a f n de establecer prioridades
                                               i
   y orientaciones a corto, mediano y largo plazo.
E programa de recursos humanos, destinado al desarrollo de los cono-
 I
   cimientos, capacidades y destrezas de los hombres y mujeres que
   trabajan en el sector cultura, en el c a m p o de la investigación, plani-
   ficación, administración, gestión y animación cultural.
E programa de producción, conservación y difusión de la cultura na-
 l
   cional.

Estos programas clave de la acción cultural se desarrollarán de acuerdo
a un nuevo modelo de promoción y administración cultural, a la crea-
ción e implementación de nuevos mecanismos de fomento y asistencia
técnica y financiera a los conjuntos artísticos en sus distintas expresio-
nes y por medio de la realización de convenios y acuerdos con los
distintos gobiernos regionales, estadales y municipales.

En otros sectores de l estrategia cultural
                      a
Por último, de una manera general, se considera necesario destacar el
significado e importancia que se ha asignado al problema cultural den-
tro de las formulaciones específicas en el c a m p o de la ciencia, la tec-
nología y la comunicación social. Todas estas acciones resaltan la nece-
sidad de lograr un vuelco cualitativo de tipo cultural en los mensajes
radioeléctricos y cinematográficos, sin descuidar lo referido al medio
impreso y otras manifestaciones audiovisuales, así c o m o de vincular el
problema de la dependencia y subdesarrollo científico y tecnológico
(su superación) a la perspectiva del propio desarrollo cultural.




                       32
Referencias políticas de la acción cultural


                      LEY DE CREACIÓN DEL CONSEJO
                      N A C I O N A L DE LA C U L T U R A

E decreto de creación del órgano rector, coordinador y principal ejecu-
 l
tor del desarrollo cultural venezolano: el Consejo Nacional de la Cultura
(CONAC), diversifica y profundiza el conjunto de principios rectores
y prioridades ya contempladas en la estrategia de desarrollo económico
social (V Plan de la Nación), a f n de perfilar la base cualitativa y for-
                                   i
mal de los programas y proyectos que sean llevados a cabo por dicha
institución, adscrita al Ministerio de la Presidencia de la República.
Todas estas orientaciones contenidas en el mencionado instrumento jurí-
dico sirvieron como referencia para la adopción del correspondiente
modelo organizativo institucional.
   Tomando en consideración la importancia de la creación de este
nuevo organismo, resulta indispensable desarrollar en profundidad las
orientaciones estratégicas formuladas para su acción cultural:
"Favorecer la libre y pluralista creación de valores culturales y e des-
                                                                     l
   arrollo de aquellas actividades e instituciones que garanticen la m a -
   nifestación y la difusión de esos valores en la totalidad de la sociedad
   venezolana.
"Velar por la existencia y l eficacia de todos los servicios culturales
                              a
   públicos que el Estado debe ofrecer a los ciudadanos.
"Preservar y fomentar la libre circulación del mensaje cultural.
"Promover en e país una política cultural de amplitud universal y de
                 l
   decidida protección a las manifestaciones y creaciones culturales na-
   cionales.
"Crear políticas destinadas a la afirmación y promoción de los valores
   de la tradición y cultura nacionales y a evitar los efectos contrarios
   y de dependencia que pudieran engendrar ciertos procesos de trans-
   culturación.
"Propiciar las más adecuadas condiciones jurídicas, sociales y fiscales
   para la protección y amparo del creador y del trabajador cultural.
"Velar por e cumplimiento de las leyes de derechos de autor y de de-
             l
   pósito legal y de s s reglamentos.
                       u
"Promover, dignificar y exaltar la conservación del patrimonio históri-
   co, arqueológico, documental y artístico de la Nación.
"Estimular la producción de bienes culturales y su respeto y disfrute
   democrático como factores vitales de la comunidad nacional.
"Estudiar la interrelación cultural y el intercambio de bienes de la
   cultura, en particular en las regiones o subregionss en las cuales la
   República participe en procesos de integración.
"Cualesquiera otras actividades que se consideren necesarias para el
   logro de los objetivos de esta ley." (Artículo 3 )
                                                    .
Aparte de estos principios rectores de la acción cultural institucional,
se concibe la formulación e implementación de las respectivas políticas

                      33
L a política cultural en Venezuela


culturales con la finalidad de estudiar, planificar, coordinar y ejecutar
aquellas manifestaciones y procesos que en el c a m p o de las humanida-
des, las artes y las ciencias sociales, en sus manifestaciones no escolari-
zadas, comprenden la complejidad y globalidad del fenómeno socio-
cultural. (Artículo 1 )
                     .
   Estos lineamientos generales del quehacer cultural se desagregan, en
cuanto formulaciones estratégicas, en un conjunto de áreas y procesos
culturales prioritarios a f n de delimitar el contenido de la cultura. Así
                           i
“se definen c o m o áreas de interés prioritario todas aquellas del c a m p o
de la cultura, entendiendo c o m o tales las relacionadas con la produc-
ción, formación especializada, promoción, investigación e incremento,
conservación, difusión y disfrute de las artes plásticas, de la música, del
teatro, de la danza, del patrimonio arquitectónico, arqueológico, histórico,
antropológico y las de similar naturaleza que se expresen a través del
mensaje cultural impreso, radioeléctrico y cinematográfico”. (Artícu-
lo 4.)




                       34
Contexto jurídico




E desarrollo histórico y la dinámica alcanzada por la acción cultural,
l
a í como la necesidad de preservar aquellas expresiones de l que ha
 s                                                           o
ido configurando nuestra identidad nacional, han encontrado progresiva-
mente s necesaria legitimación a través de un conjunto de leyes, regla-
       u
mentos, decretos y ordenanzas.
   Este conjunto enmarca hoy un rico contexto jurídico-legal que sirve
de base de sustentación a la acción cultural venezolana.


                      Antecedentes históricos

Los primeros organismos gubernamentales creados expresamente para
atender lo relativo a la cultura son: la Dirección de Cultura y Bellas
Artes del Ministerio de Educación, creada en 1936; la Dirección de Cul-
tura y Bienestar Social del Ministerio del Trabajo, creada en 1 4 .
                                                               90

                      EL INSTITUTO NACIONAL
                      D E LA C U L T U R A Y B E L L A S A R T E S
                      (INCIBA)

Por ley de la república del 9 de marzo de 1960 nace el INCIBA, fu-
sionándose en éste las dos direcciones mencionadas en el párrafo an-
terior.
    E INCIBA se constituye como institución autónoma adscrita al Mi-
     I
nisterio de Educación.
    Para ese entonces, la creación de este I s i u o implica un importante
                                            nttt
paso tanto en el fomento, la difusión, e estímulo y la preservación de
                                          l
bienes culturales como en la centralización de la actividad cultural del
Estado y la dinamización de las relaciones sectoriales con e interior
                                                                 l
y el exterior de la república.

                      35
L a política cultural en Venezuela


    N o obstante, el auge de la actividad cultural y el papel cada vez
m á s significativo que el Estado juega en el desarrollo social, en general,
y en el desarrollo cultural necesariamente insertado en él lleva a superar
la figura legal del INCIBA.


                       Creación del Consejo Nacional
                       de la Cultura (CONAC)
E 29 de
 l            agosto de 1975, en la edición extraordinaria noo  1768 de la Ga-
ceta oficial de la república de Venezuela, el Congreso Nacional decreta
la Ley del Consejo Nacional de la Cultura.
     Asumiendo y reorientando las funciones y atribuciones del antiguo
I N C I B A , el Consejo se crea para los efectos de “establecer los principios
rectores de la política cultural del Estado, política dirigida fundamen-
talmente al estudio, planificación, coordinación y ejecución, en el c a m p o
de las humanidades, las artes y las ciencias sociales, principalmente en
sus manifestaciones n o escolarizadas”.
     P o r vez primera en la historia del país, el Estado asume, a través
de una legitimación institucional, la elaboración de principios rectores
de la política cultural. Se s u m a a ello una ampliación del concepto de
cultura que, habiéndose restringido anteriormente al plano de las hu-
manidades y las bellas artes, incorpora ahora explícitamente las ciencias
sociales.
     Por cuanto la presente monografía se esfuerza por dar una visión
global de las atribuciones, alcance y actividades del Consejo Nacional
de la Cultura, nos limitaremos aquí a señalar algunos elementos tras-
cendentales para e desarrollo cultural que han cristalizado en forma
                       l
de ley con la creación del CONAC:

                        POL~TICA ULTURAL
                                C
En materia de política cultural, el Estado se propone “favorecer la libre
y pluralista creación de valores culturales y el desarrollo de aquellas
actividades e instituciones que garanticen la manifestación y difusión
de esos valores en la totalidad de la sociedad venezolana”.
   En este sentido se asume por ley la necesidad de “estimular la pro-
ducción de bienes culturales y su respeto y disfrute democrático c o m o
factores vitales de la comunidad nacional”, así c o m o “estudiar y pro-
mover el desarrollo de las manifestaciones culturales propias de cada
una de las regiones del país”. Para ello, la ley establece el propósito
de “preservar y fomentar la libre circuIación del mensaje cultural”.
   Otro aspecto importante de la política del Estado sobre cultura se
explicita en el compromiso de “promover, dignificar y exaltar la con-
servación del patrimonio histórico, arqueológico, documental y artístico
de la Nación”.

                        36
Contexto jurídico


    A m b o s aspectos, que determinan una “decidida protección a las
manifestaciones y creaciones culturales nacionales” y la creación de “PO-
líticas destinadas a la afirmación y promoción de los valores de la tradi-
ción y cultura nacionales”, se complementan con la necesidad de “pro-
mover en el país una política cultural de amplitud universal” y de
“estudiar la interrelación cultural y e intercambio de bienes de la cul-
                                       l
tura, en particular en las regiones o subregiones en las cuales la repú-
blica participe en procesos de integración”. Esta postura universalista
e internacionalista respecto de la cultura es una expresión de iudepen-
dencia nacional; por tanto, la política cultural implica “evitar los efec-
tos contrarios y de dependencia que pudieran engendrar ciertos procesos
de transculturación”.
    Es obvio que e cabal cumplimiento de estos objetivos sólo es posible
                    l
velando por “la existencia y eficacia de todos los servicios culturales
que el Estado debe ofrecer a los ciudadanos”, y propiciando “las más
adecuadas condiciones jurídicas, sociales y fiscales para la protección y
amparo del creador y trabajador de la cultura”. A í estas disposiciones
                                                    s,
son inherentes a la política cultural del Estado.

                      EL C O N S E J O N A C I O N A L
                      D E LA C U L T U R A

Para llevar a cabo y desarrollar la politica cultural esbozada, la ley
crea el Consejo Nacional de la Cultura como organismo gestor respon-
sable en este ámbito de la actividad social del país.
    Un importante desarrollo en materia cultural queda explicitado en
la ley al asignarle al CONAC la misión de “garantizar una adecuada y
permanente investigación, planificación y evaluación de su propia acción
cultural”. S consideramos que además es materia de su competencia
             i
“prestar asesoramiento y cooperación a los demás órganos del poder
nacional, estada1 y municipal en todo lo relativo a iniciativas y progra-
mas culturales”, las labores de investigación, planificación y evaluación
cubren el universo de la acción cultural en el país, ya que las múltiples
iniciativas privadas en este sector cuentan, en mayor o menor medida,
con la asistencia material, financiera y/o técnica de los organismos pu-
blicos competentes.
    Aparte de las atribuciones y funciones de carácter administrativo
que, naturalmente, se desprenden de los planteamientos formulados,
la ley asigna al CONAC “instrumentar la formación y capacitación de
las personas especializadas para la más adecuada administración del
sector cultura”.
    Por último, se debe señalar que, en el máximo nivel de dirección
del Consejo Nacional de la Cultura, la ley contempla la presencia de
representantes del poder ejecutivo, de las cámaras legislativas naciona-
les, del Consejo Nacional de Universidades, de las academias nacionales,

                      37
L a política cultural en Venezuela


de la Confederación de Trabajadores de Venezuela y de federaciones y
asociaciones de nivel nacional en el sector.


                      El   decreto presidencial   n
                                                  .O   1791

Ce considera de importancia, para mostrar la tendencia preferencial del
gobierno hacia el desarrollo cultural, citar, en el contexto jurídico-legal,
el decreto presidencial nO 1791 del 28 de septiembre de 1976. Este de-
                          .

creto cubre amplios factores de investigación y estudio con miras al
coherente desenvolvimiento de las actividades culturales y a la preser-
vación del acervo y patrimonio histórico venezolano y latinoamericano.
    E articulado del decreto nO 1791 reza textualmente:
     l                         .

    Articulo primero. Procédase a realizar los estudios que permitan
dotar o establecer, con los medios requeridos y en edificios adecuados,
las siguientes instituciones esenciales para la memoria histórica y cul-
tural venezolana : Biblioteca Nacional, Archivo General de la Nación,
Museo de Historia Nacional, Museo de la Tradición, Hemeroteca Nacio-
nal, Mapoteca Nacional, Centro Nacional de Documentación Biográfica
y Archivo Audiovisual de Venezuela.
    Articulo 2. E Consejo Nacional de la Cultura, dentro de sus planes
                  l
y con sus recursos, emprenderá la realización de un estudio interdiscipli-
nario con el objeto de formar el “Inventario de los factores culturales
de Venezuela”. Esta investigación deberá estar concluida y editada
para el mes de noviembre de 1981 y deberá posibilitar el conocimiento de
la cuantía y la significación de los elementos hispanos, indígenas, africa-
nos y los de otras procedencias que conforman la cultura de Venezuela.
    Articulo 3 L a Academia Nacional de la Historia, conforme a su
               .
programación, organizará y realizará en 1977 el Tercer Congreso Vene-
zolano de Historia, el cual versará sobre la Integración Venezolana e
instituciones administrativas, políticas y militares; en 1980 el Cuarto
Congreso Venezolano de Historia, sobre la Demarcación Territorial e ins-
tituciones económicas de Venezuela, y en 1986 el Quinto Congreso Vene-
zolano de Historia, sobre Evaluación y Síntesis de la integración e insti-
tuciones sociales, culturales y religiosas de Venezuela.
    Articulo 4. Procédase a gestionar la publicación de una serie m o n o -
gráfica de documentos y estudios sobre las instituciones que hace dos
siglos marcaron la integración de Venezuela : Intendencia de Ejército
y Real Hacienda, Capitanía General de Venezuela, Real Consulado y
Real Audiencia de Caracas.
    Arti’culo 5. L a Oficina Central de Información procederá a editar
una serie de volúmenes sobre “El pensamiento político venezolano del
siglo XX”, denominada por la Secretaría General de la Presidencia de la
República, c o m o complemento de la colección “Pensamiento político
venezolano del siglo XIX”.

                      38
Contexto jurídico


    Articulo 6. Procédase a los estudios de un proyecto de ley de de-
fensa del patrimonio cultural con e fin de favorecer y cuidar la inves-
                                     l
tigación, así como evitar l destrucción, e despojo y la deformación de
                           a               l
los materiales culturales que constituyen el acervo popular de la Nación.
    Articulo 7 Procédase a los estudios para la transferencia al Archivo
              .
General de la Nación de los documentos históricos existentes en los ar-
chivos de las oficinas de Registro Principal del Distrito Federal y de
los Estados.
    Artículo 8. Procédase a los estudios para reunir en Caracas en di-
ciembre de 1978 un seminario de especialistas del continente para pre-
parar un texto único de historia latinoamericana que pueda ser u i i tl-
zado por los escolares de nuestros países.
    Articulo 9. E Ministerio de Educación abrirá concursos entre h s
                  l                                                   i-
toriadores y estudiantes sobre e tema “Dos siglos de la integración ve-
                                l
nezolana”.
    Articulo 10. Se promoverán en todos los planteles y universidades
de l república actividades encaminadas a que la juventud conozca el
     a
valor de l celebración bicentenaria y en ella participe.
           a
    Artículo 11. Asígnese en e presupuesto para el ejercicio fiscai
                                 l
de 1977 l cantidad de 300 O00 bolívares con destino a la Academia Na-
          a
cional de la Historia para l dotación correspondiente a l biblioteca,
                              a                              a
hemeroteca y archivo de esa corporación.
    Articzdo 12. Los ministros de Relaciones Interiores, Relaciones Ex-
teriores, Hacienda, Defensa, Obras Públicas, Educación, Justicia y de
Estado para la Información quedan encargados de la ejecución del pre-
sente decreto.

                      Leyes y decretos especiales
                      para ámbitos culturales específicos

Existen en e pais un conjunto de leyes para protección y desarrollo
               l
de ámbitos específicos del amplio espectro cultural. Entre ellas pasamos
a detallar las siguientes:
Ley de protección y conservación de antigüedades y obras artísticas de
   l Nación.
     a
Decretos sobre cine : normas sobre l industria cinematográfica; normas
                                      a
   sobre comercialización y distribución de películas.
Actualmente se encuentra en discusión una ley para estimular y prote-
    ger l industria cinematográfica nacional.
         a
Reglamento de Radiocomunicaciones.
Ley orgánica del ambiente.
Ley de turismo. Establece l conservación, fomento y aprovechamiento
                             a
    de las regiones, monumentos y edificaciones del territorio nacional
    que por su belleza o su valor artístico o histórico tengan significación
    turistica.

                       39
L a política cultural en Venezuela


Ley de creación del Sistema Nacional de Servicios Bibliotecarios.
Ley sobre propiedad intelectual y derecho de autor.
Ley de impuesto a Ja renta. A f n de estimular la actividad cultural,
                                 i
   exonera de gravámenes a fundaciones, casas de la cultura, ateneos y
   otros organismos culturales que, sin fines de lucro, se desenvuelven
   dentro del sector. Igualmente exonera importaciones de bienes cul-
   turales de diverso tipo.
Ley y Reglamento sobre propaganda comercial.
Normas que regulan las transmisiones de radio y televisión.
Resolución sobre porcentaje de inclusión de música venezolana en pro-
   gramas de radio y televisión.


                      Convenios internacionales

Además de los múltiples convenios de cooperación e intercambio cultu-
ral firmados por el gobierno de Venezuela con diversos países, se han
suscrito convenios internacionales de carácter regional, entre los cuales
destacamos la creación del Instituto Interamericano de Etnomusicología
y FolkIore suscrito con la Organización de los Estados Americanos (OEA)
y los programas de capacitación de administradores culturales con este
mismo organismo.

                      Legislación estadal (nivel regional)

El  carácter federal de la república confiere a cada estado de la federa-
ción la facultad de legislar sobre diversos aspectos de la vida regional.
En este sentido hay una considerable cantidad de leyes estadales en el
c a m p o cultural destinadas preferentemente a la conservación del patri-
monio histórico de las regiones pertinentes.


                      Ordenanzas municipales

La  Constitución de la república establece c o m o atribuciones de los mu-
nicipios la promoción del desarrollo cultural y el ejercicio de labores
de control respecto a esta actividad.
   Por este motivo, cada municipio tiene ordenanzas que regulan la pre-
sentación de espectáculos públicos.
   En el nivel municipal consideramos también de interés destacar la
creación de instituciones autónomas especializadas por parte de los con-
cejos municipales. Ejemplo relevante de ello es la creación de FUNDAR-
TE, fundación constituida por el consejo municipal del Distrito Federal
y que cumple una importante labor de coordinación y cooperación en el
campo artístico cultural.

                      40
Politica cultural
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Politica cultural

  • 1.
  • 2. Políticas culturales : estudios y documentos
  • 3. E n esta colección' Política cultural de Cuba, por Lisandro Otero, con el concurso de Francisoo Martínez Hinojosa ta política &ral en Colombia, por Jorge Eliécer Ruiz, con la colaboración de Valentina Marulanda Lu política adturai en Costa Rica, por Samuel Rovinski & Lu política cultural Bolivia, por Mariano Bautista Gumucio Hacia una política cultural de Honduras, por Alba Alonso de Quesada Politica cdtural de Z República de Panamá, por el Instituto Nacional de Cultura u Lu política cultural en G u y m , por A. J. Seymur La poZítica cultural en Venezuela, por Felipe A. Massiani, con la colaboración del equipo de planificación del Consejo Nacional de la Cultura 1. Los títulos de esta colección publicados en francés e inglés se encuentran en la última página de este libro.
  • 4. La política cultural f.! - en Venezuela Felipe A. Massiani con la colaboración del equipo de planificación del Consejo Nacional de la Cultura
  • 5. Publicado en 1977 por la Organización de Ias Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, place de Fontenoy, 75700 Paris Impreso por Artes Gráficas Benza1 ISBN 92-3-301533-5 Edición inglesa 92-3-101533-8 @Unesco 1977
  • 6. Prefacio L finalidad de esta colección consiste en mostrar cómo se planean y a aplican en diferentes Estados Miembros las políticas culturales. A í como difieren las culturas, difieren también las maneras de enfo- s carlas; corresponde a cada Estado Miembro determinar s política cul- u tural y sus métodos de acción con arreglo a su propia concepción de la cultura, su sistema socioeconómico, s ideología política y au desarrollo u tecnológico. No obstante, los métodos de la política cultural (como los medios de las politicas generales de desarrollo) se enfrentan con algunos problemas comunes; son éstos, en general, de tipo institucional, adminis- trativo y económico; de ahí que se insista cada vez más en la necesidad del intercambio de resultados de experiencias e informaciones al res- pecto. L presente colección versa principalmente sobre esos aspectos: a técnicos de las políticas culturales; cada estudio se ajusta, en la medida de 10 posible, a un modelo uniforme, con objeto de facilitar las compa- raciones. Por lo general, los estudios versan sobre los principios y los métodos de acción de las políticas culturales, la evaluación de las necesidades cul- turales, las estructuras y la gestión administrativas, el planeamiento y el financiamiento, la organización de los recursos, la legislación, los presu- puestos, las instituciones públicas y privadas, el contenido cultural de la educación, la autonomía y la descentralización cultural, la formación del personal, las infraestructuras institucionales destinadas a satisfacer las necesidades culturales, la conservación del patrimonio cultural, las instituciones de divulgación de las artes, la cooperación cultural interna- cional y otras cuestiones afines. Los estudios, que se refieren a países con sistemas sociales y económi- cos de regiones geográficas y niveles de desarrollo diferentes, presentan, por consiguiente, una amplia diversidad de enfoques y métodos de las políticas culturales. En conjunto, pueden facilitar pautas a l s países o que han de eatablecer politicas culturales, y todos los países, especialmen-
  • 7. te los que buscan nuevas formulaciones de esas políticas, pueden sacar partido de las experiencias acumuladas. E presente estudio fue preparado para la Unesco por Felipe A. Mas- l siani, director de planificación del Consejo Nacional de la Cultura de Ve- nezuela, con la colaboración del equipo de planificación del Consejo Nacional, especialmente Jorge Cáceres, Mariadela Villanueva, Oscar G á m e z y Gertrudis Rojas. Las opiniones que en él se expresan 8on las personales del autor y n o reflejan necesariamente el criterio de la Unesco.
  • 8. Índice Introducción 9 Breve característica histórica de los factores culturales en Venezuela 12 Referencias políticas y programáticas de la acción cultural 28 29 Aspectos conceptuales implícitos en las políticas culturales 30 Aspectos estratégicos contemplados en l s políticas culturales a Contexto jurídico 35 35 Antecedentes históricos 36 Creación del Consejo Nacional de l Cultura a 38 E decreto presidencial n." 1791 l 39 Leyes y decretos especiales para ámbitos culturales específicos 40 Convenios internacionales 40 Legislación estadal 40 Ordenanzas municipales Objetivos sectoriales del Consejo Nacional de la Cultura 41 41 Recursos humanos y docencia 43 Presupuesto y planificación 43 Promoción y difusión 45 Área cinematografía 46 Área relaciones internacionales 47 Área radio y televisión
  • 9. 49 Área protección y conservación del Patrimonio Histórico 49 Área artes auditivas 52 Área artes plasticas 53 Área literatura 53 Área artes escénicas 55 Área documentación, bibliotecas y archivos 55 Antropología y folklore Ámbito institucional del sector cultura 57 57 Museos ' 68 O r s entidades culturales dependientes ta del CONAC 81 O r s instituciones relacionadas ta con l actividad cultural a 87 Instituciones del sector privado 90 Academias, fundaciones y diversas entidades culturales Estrategia administrativa para la gestión del desarrollo cultural 92 92 Lineamientos generales 93 Contenido programático 98 Expresión organizativa de l estrategia a 100 Consideraciones finales Política regional 102 Bibliografía 106 Anexos 107 109 I. Datos políticos y estadísticos 111 II. Proceso de planificación de las actividades culturales 115 III. Financiamiento para el desarrollo cultural 121 IV. Descripción orgcinico-administrativa del CONAC,del sistema de planificación Y del sistema de vromoción Y difusión
  • 10. Introducción Las crisis más serias del individuo, como las de una sociedad, 8on efecto de la negación de s identidad, de su existencia, personal, única, equili- u brada y plena de sentido con lo que le circunda, con l que ama. Des- o pertar y fortalecer ese sentimiento es un norte que configura la política cultural del Estado venezolano, pueblo joven, muy joven, pero con ras- gos definitivos en cuanto a equilibrio social, sentido de la libertad, arraigado sentimiento individualista y de soberanía. Y ahora, empenado en la gesta por la liberación económica de pueblos negados por la in- justicia del mercado internacional, arbitrariamente emplazados a ser la parte esclava de la tierra, la parte productora, la mano de obra. Con ese sentimiento de libertad creadora, de independencia azarosa y conflictiva, de una democracia que ya está madura para nuevos frutos, el país ensaya sin temores la utopía de una política cultural, reúne a sus hombres de letras, del cine, de la miisica, del folklore, en un haz de propósitos, dando ello como resultado un ambicioso conjunto de proyec- tos culturales. Convencidos de que es en sí una tarea delicadísima, llena de riesgos, han delineado en forma sensata las prioridades que deben servir de aliento a tales propósitos. Se ha logrado mediante una difícil educación traducir estos objetivos en grandes programas de participación, protec- ción, formación y planificación para que el mensaje cultural suponga la tarea de preparar el conglomerado nacional como receptor pleno y activo de la cultura. Valga la ocasión para recoger aquí del primer do- cumento oficial del Consejo Nacional de la Cultura l siguiente: o “Creemos que la acción cultural debe orientarse o tener como meta y sentido la conformación de una cultura que no sea institución, sino estilo de vida.” D e acuerdo con ese criterio se debe reactivar el conjunto de pautas culturales básicas que expresan la definición profunda de un pueblo, en cuanto ellas constituyen la esencia de su modo de vivir, sus maneras 9
  • 11. L a política cultural en Venezuela de ser y de participar en el mundo. Sin embargo, dentro del proceso de desarrollo de nuestro pueblo existen valores culturales que lenta- mente se han ido perdiendo o n o tienen la vigencia de antaño. Valores que, por razones de alienación, han sido rechazados o violentamente negados, siendo sustituidos por otros que n o son el resultado de u n proceso de renovación natural, sino que h a n sido incorporados a la vida del país mediante mecanismos de dependencia cultural. D e ahí que entendamos la acción cultural c o m o actividad coherente y deliberada, dirigida a estimular la participación democrática del pue- blo en la creación de valores y conductas culturales positivas, a la for- mación integral del hombre venezolano y a su continuo perfecciona- miento, al logro pleno del desenvolvimiento de todas sus facultades bajo todos sus aspectos y a lo largo de toda su vida. Por razones históricas, que n o es necesario reiterar, somos una socie- dad construida mediante sucesivos estratos de cultura aluvionales. C o m o en toda América, nos definimos etnológicamente en el sentido de una cultura mestiza. Ese amasijo de influencias coloniales del pasado se combina en nuestro tiempo con los problemas de nuevas dependencias y con los conflictos de la interdependencia. E acto de liberación de l nuestros recursos materiales deberá acompañarse, c o m o afianzamiento de primer orden, con la liberación en todos los otros aspectos de la vida nacional. E m á s tremendo aún el panorama y la responsabilidad de hoy si s se añade el flujo continuo de factores migratorios contemporáneos. País generoso, hemos sido también país imprevisivo. Abiertos con nobleza y prodigalidad en la postguerra mundial, los fenómenos inmigratorios nos han favorecido demográficamente al incrementar los recursos humanos. Pero es necesario que nuestra cultura aluvional comience a entrar en fase de decantación clarificadora por riesgo de que en otra forma ter- minemos perdiendo o desconociendo nuestra propia fisonom’a. L a asimilación de valores culturales exógenos, cuando responde a necesidades nacionales, enriquece el patrimonio propio. Cuando el pro- ceso es sólo yuxtaposición amorfa de influencias, desvirtúa y adultera la imagen de un pueblo hasta llegar a borrar su rostro colectivo. Por demasiado tiempo hemos descuidado ver esto. L a advertencia tiene an- tecedente profundo y se arraiga en nuestro pasado de emancipación política de España a través de la figura y la obra de Simón Rodriguez, tal vez el único venezolano que se preocupó teórica y operativamente por la difusión de la cultura entre las masas populares, aunque sus ten- tativas tuvieran c o m o escenario otros países. En su obra doctrinaria y en su práctica de maestro intentó llevar la cultura a todo el pueblo traba- jador, hermanar los oficios manuales con los ejercicios culturales, inno- var las relaciones humanas y transformar la sociedad a través de la cultura. Al cuadro de múltiples influjos que configuran nuestra geografía 10
  • 12. Introducción cultural debe agregarse otro fenómeno demográfico digno de la m á s seria atención por parte del Estado venezolano. Somos un país donde predomina la población menor de quince años. E sector económica- l mente activo sufre recargo considerable e n las responsabilidades de la producción. Ello mismo es lo que induce a pensar que en la Venezuela de hoy el Estado tiene en sus manos la defensa y la forja de una mayo- ría juvenil que, por su misma naturaleza, vive la fase m á s propicia a ser modelada para formarla o para deformarla mentalmente: para formarla c o m o productora y receptora activa de cultura patrimonial, o para de- formarla si se la deja a merced de los mecanismos de alienación y dis- torsión moral con que se caracteriza la industria de la difusión moderna. Existen rasgos -notorios- en la vida cultural actual en Venezuela reveladores de una extraordinaria vitalidad creadora; basta sólo destacar el estallido de la juventud musical, revolucionando los cánones acadé- micos, para reunirse en torno a la música c o m o medio creador y soli- dario; la incorporación de nuestra juventud a la dirección del cine nacional; la profusión de la literatura joven; la madurez de nuestra plástica, ya instalada en el concierto de los grandes realizadores inter- nacionales; el teatro difundido a lo largo de nuestro territorio; la crea- ción de numerosos grupos de danza y teatro en todas nuestras regiones; la investigación sociocultural y folklórica; los museos abiertos a nuevas modalidades de estímulo y participación colectiva en el hecho cultural. Se hace, pues, manifiesta la demanda creciente por la cultura c o m o m e - dio para la emancipación y dignificación del hombre. A todo esto se aiíade la consolidación institucional del Consejo N a - cional de la Cultura, la decisión de trazar políticas culturales de ampio contenido social que abren un nuevo panorama para el futuro del des- arrollo cultural de nuestro país. 11
  • 13. Breve caracterización histórica de los factores culturales en Venezuela Los estudios arqueológicos realizados hasta hoy nos dicen de la presencia del hombre en nuestro país desde 12 O00 o 10 O00 años antes de nuestra era aproximadamente. L a subsistencia de aquellos hombres se basaba en la caza, la recolección de vegetales silvestres comestibles y de conchas marinas, que proporcionaban la mayor parte de las energías consumidas. L a aparición de la agricultura en Venezuela parece haberse produci- do alrededor de 1200 años a. de J. C. por influencias de las culturas mesoamericanas. Sus efectos innovadores se hicieron sentir de diversas maneras sobre la población aborigen, según se presentase la ecuación entre la estructura sociocultural y el complejo de variables ecológicas regionales. E resultado final del proceso de evolución local de las sociedades l aborígenes hacia la época del descubrimiento consistió principalmente en un escalonamiento de niveles de cultura que se caracteriza por ir desde las bandas simples de nómadas cazadores y recolectores hasta las comunidades agroalfareras sedentarias, relativamente complejas, posee- doras, en cierto grado, de formas de estratificación social, especialización tecnológica, sistemas de riego y terrazas, desarrollo del comercio, prác- ticas mágico-religiosas,etc. Así, el estilo o naturaleza de organización en las comunidades indí- genas podría resumirse de la siguiente manera : aldeas multifamiliares, que en la mayoría de los casos carecían de una institucionalidad para regir su vida social, salvo la presencia de jefes o caciques que tenían autoridad local, y comunidades aldeanas donde empezaba a perfilarse u n proceso de conformación de amplias unidades político-territoriales con una autoridad centralizada. E el caso, por ejemplo, de la región andina s y el noroeste de Venezuela. Estas características de las comunidades indígenas influyeron radi- calmente en las formas de contacto y de relaciones que mantendrían pos- teriormente con los conquistadores y colonizadores, determinando, en 12
  • 14. Los factores culturales en Venezuela consecuencia, la rapidez y la forma que adoptaría posteriormente el proceso de tramculturación. En Venezuela, donde, a diferencia de Mesoamérica y los Andes Cen- trales, los aborígenes vivían en aldeas de organización multifamiliar, con una economía basada en la pesca, la caza, la recolección y relaciones interaldea, las primeras formas de contacto con los espanoles fueron personales y violentas, y trajeron c o m o corolario la destrucción de las commidades indígenas y el desplazamiento de sus habitantes hacia zonas inaccesibles para los invasores. L a estructura comunal de la aldea quedó destruida en casi su totali. dad. Desprovisto así de esta coraza protectora, el indígena quedó a la deriva, fraccionado, buscando su salvación en los engranajes institucio- nales creados por la metrópolis, la cual, si bien lo rescata c o m o indivi- duo, también destruye su cultura. Sus refugios fueron las encomiendas, repartimientos y pueblos de misión, donde sería utilizado c o m o siervo o esclavo, c o m o doméstico o trabajador agrícola. A aquellos indios que n o quisieron someterse se los exterminó o vendió c o m o esclavos. C o n el sometimiento de los indígenas se dispuso de m a n o de obra esclava y sobrevino el trabajo forzado y el trato inhumano. Más tarde se autorizó la importación de esclavos negros, que, conjuntamente con los indios, cuyas relaciones de producción eran propias de las comunida- des aborígenes en gradual desaparición, constituyeron nuevas formas productivas, conformando así la estructura económica y social de la Venezuela colonial. España limitaba lentamente su proceso de ampliación en las fronte- ras conquistadas concentrándose en la explotación de sus dominios. En Venezuela, la tierra se convierte en el centro de la explotación, impuesta al comienzo violentamente a través del despojo y el botín. Más tarde, a través de instituciones tales c o m o los repartimientos y las encomien- das se obtendrá el poder sobre las tierras y la fuerza de trabajo necesa- ria para su explotación, configurándose u n sistema de tributación fun- damentado en la extracción violenta y la expropiación. L a estructura económica y social de Venezuela estaba caracterizada por la explotación de productos agrícolas c o m o el café y el cacao, por la gran extensión de las tierras adjudicadas o arrebatadas, la desaparición de gran parte de la cultura autóctona y las relaciones de sometimiento impuestas a la población esclava y servil. L a dependencia colonial de Venezuela, a su vez, se caracterizaba por la actuación de una entidad monopólica que guiaba la producción interna de acuerdo a la demanda del mercado metropolitano: la C o m - pañía Guipuzcoana. Esta n o limitaba su actuación a la fijación de pre- cios y al monopolio del comercio, sino que además poseía la exclusivi- dad del comercio de importación. Gran parte de las ganancias territo- riales eran obtenidas en detrimento de los productores y hacendados 13
  • 15. L a política cultural en Venezuela venezolanos (criollos) que estaban sometidos al poder político y econó- mico del monopolio espafiol. Durante la colonia, las diferencias sociales entre las clases dominan- tes de latifundistas y los siervos y esclavos fueron extraordinariamente marcadas y agudas. No obstante, entre amos, siervos y esclavos preva- lecía en la vida cotidiana una corriente de convivencia apacible. Las manifestaciones de carácter religioso ocupaban el centro de la vida social y espiritual de la colonia. Creencias y supersticiones, magias y teogonías, cultos a los antepasados y a las fuerzas de la naturaleza, propias de indígenas y de negros africanos, se sumaron al fetichismo y a las devociones católicas peninsulares en una misma voluntad de adoración a lo sobrenatural. En torno a las iglesias, las procesiones, las romerías, los ceremo- niales, los cantos y la música producirían los m á s lógicos sincretismos entre los santos católicos y las divinidades africanas e indígenas. L a devoción católica impuesta por los colonizadores inclinó hacia la ortodoxia cristiana los vestigios de magias y religiones africanas o in- digenas. Los valores culturales eran opuestos al desarrollo eventual de una interpretación autóctona de la vida, emanada del conocimiento popular. Los grandes propietarios, ayudados por los párrocos del pueblo, permitían y auspiciaban fiestas para sus esclavos y siervos con el pro- pósito de adoctrinar las “mascaradas idolátricas de los primitivos” y de imponer un equilibrio anímico que peligraba con la humillación diaria, el trabajo forzado y la sumisión impuesta. En estas fiestas se volcaba entonces el impulso vital reprimido del esclavo, el ansia de liberación, la nostalgia de bienes perdidos y el sentimiento religioso contrariado. Respecto al proceso de fusión cultural entre lo español, lo indígena y lo africano, se destacan, en materia de música y danza, elementos de procedencia africana y espafiola. Las viejas danzas europeas se africani- zaron, al mismo tiempo que los esclavos africanos integraban a sus danzas elementos espafioles. B u e n ejemplo son los zapateados, zarabandas, quejumbres, etc. L o mismo sucedió con los cantos y ceremoniales que celebran los negros ante la santa cruz al ritmo de tambores, c o m o las ‘I fulías” (canto de velorio), etc. E indio, casi exterminado ya, tuvo escasa participación en este pro- l ceso de integración; absorbido por el régimen colonial, destruido c o m o cultura, su influencia se limitó a aspectos culturales c o m o las leyendas, cuentos, curanderismo, métodos de cultivo, de cocina, de tejidos y de alfarería. Las creencias sobrenaturales se manifestaban a través de cuentos de aparecidos, “encantados”, ánimas en pena, etc. Cada pueblo, cada loca- lidad, cada camino, contaba con su “encanto” y, por tanto, con su I< contra”. Muchos de esos cuentos formarán la literatura oral y llegarán hasta nuestros días, como, por ejemplo: la sayona, la llorona, la mula 14
  • 16. Los factores culturales en Venezuela Mania, e ánima sola, el venado de piedra, e hachador, etc. También l l forman parte de la literatura oral colonial personajes como Pedro Ri- males y Tío Conejo. E primero es Pedro de Urdemalas, personaje de I significativo nombre en la tradición oral española, que llegó a América con sus aventuras y astucias; e segundo, e T o Conejo, brota directa- l l í mente de los cuentos de animales, a los que eran aficionados los negros africanos. Hacia finales del siglo XVIII predominaban dos tipos de bailes: los de salón, como e minué, la contradanza, la cuadrilla, el vals, e rigodón, l l etcétera, bailados por l s mantuanos, y los regionales -fandango, zambé, o zambito, bambuco, papelón, papá siringué, galerón, xoropo escobillao, etcétera-, bailados por el pueblo. En 1725, la Real y Pontificia Universidad de Santiago de León incorporó a s plan de 'estudiosla enseñanza musical, pero ya desde u 164û, el Cabildo Eclesiástico Metropolitano había establecido una escue- l de canto llano. A fines del siglo XVIII existían en Caracas numerosas a academias particulares de música. Obligatorio es hacer referencia a padre Sojo, quien solicitó ante la l Corona autorización para fundar en Caracas l Congregación del Ora- a torio de San Felipe Neri. Logró congregar en e Oratorio a los músicos l de Caracas, a los aspirantes a compositores o ejecutores y a los aficio- nados y, además, aglutinar aquellos elementos dispersos y sistematizar la enseñanza haciéndola accesible a los jóvenes. Se le considera como e l propulsor de l musica en Caracas. Más de treinta compositores y más a de ciento cincuenta ejecutantes forman e balance final de su actividad; l entre ellos sobresalen Juan Manuel Olivares, Angel Lamas, creador del famoso Popule Meus, Francisco Javier Ustáriz, Cayetano Carreño, Lino Gallardo, etc. La música de Venezuela era de primera calidad, fue e gran arte l de l Colonia, creció en el regazo religioso, siendo s carácter eminente- a u mente litúrgico. La Colonia ofreció tenias, situaciones y medios para l a miisica. En relación con las artes plásticas, la pintura, al igual que la música, era de inspiración religiosa y cumplía una función al servicio del culto: ofrecía l representación gráfica de l sagrado, en tanto que la musica a o contribuía a realzar los ritos seculares (como en Europa y todo Occi- dente). La mayoría de los nombres de esos pintores de santos pernianecen desconocidos. Se advierte además la ausencia de pintores, escultores, tallistas, etc., que hubiesen sido capaces por l menos de crear un estilo, o una escuela, como hicieron los compositores de música sacra. A esto se añade que tampoco quedan muestras de una expresión pictórica popular de mano esclava. Entre las poblaciones afrovenezolanas no se ha encon- trado vestigio alguno de dibujos rituales y simbólicos. Sin embargo, no todo fue negativo en materia de creatividad plástica, ya que existen 15
  • 17. L a política cultural en Venezuela máscaras poderosamente expresivas y trapos pintarrajeados y animados por un armazón incipiente o por un danzante, que evocan, con gran vigor, la presencia de animales fabulosos c o m o los pájaros Chiguite y Guarandol. En cuanto a la alfareria, fue poco lo que dejó en herencia el genio aborigen. Al hablar de literatura en la época colonial es forzoso mencionar los escritos de los cronistas c o m o Juan de Castellanos, Fray Pedro de Aguado, José de Oviedo y Bafios. Este último puede ser considerado c o m o el primer escritor venezolano. En su obra, Historia de la con- quista y población de l provincia de Venezuela, se muestra un estilo a clásico, realista y, al mismo tiempo, lírico que escapa a los excesos del barroco y del culteranismo, tan en boga en su época. En cuanto a teatro y poesía, ningún autor dejó el recuerdo de su nombre n ningún poeta ilustre agitó con sus composiciones el ambiente i tranquilo de la Colonia, A pesar de esto, se tienen datos de que era costumbre desde el siglo XVI representar comedias, loas, con música y bailes en ocasiones solemnes o durante fiestas. Se sabe que en 1766 se representó en Caracas el Acto a Nuestra Seiíora del Rosario, escrito por un natural del valle de Caracas y en el que intervenían divinidades cristianas y mitológicas. L a educación estaba destinada a una élite y tenía por objetivo favo- recer la defensa de sus privilegios, la justificación de su dominación y superioridad; además, n o concebía la formación de artesanos y tra- bajadores en las artes mecánicas. Las escuelas de primeras letras eran pocas y deficientes, torpes los trabajadores manuales y escolástica y re- tórica la Universidad. La administración colonial, c o m o era de esperar, impuso trabas admi- nistrativas y económicas que negaban las posibilidades de desenvolvi- miento interno e imposibilitaban la expansión de las fuerzas produc- tivas, causando, con el constante traslado del patrimonio y rentas a la metrópoli, una crisis dentro del sistema colonial. Las clases terratenientes y latifundistas (mantuanos), descendientes de colonizadores y conquistadores, se habían convertido en la fuerza do- minante debido, fundamentalmente, al control sobre la propiedad de la tierra y de otros medios de producción. Sin embargo, el dominio de este grupo social n o alcanzaba el nivel político, limitándose a la obtención de privilegios y libertades de comercio que les permitiera colocar direc- tamente su producción en el mercado exterior. En los inicios del siglo XIX, la consolidación de Inglaterra c o m o nuevo centro del poder y su influencia c o m o modelo de comercializa- ción acentuaron la contradicción existente entre la colonia (Venezuela) y la metrópoli (Espafia). Se da inicio al gran proceso de independencia, fundamentado en las ideologías de las revoluciones burguesas de In- glaterra y Francia, empresa que se orienta, entre otras cosas, hacia la 16
  • 18. Los factores culturales en Venezuela búsqueda por las naciones de la soberanía y de la “igualdad entre l s o hombres”. Proceso violento y de luchas armadas entre ejército realista y patriotas que incidirá notablemente en la producción económica, que se verá afectada por la violencia y las necesidades de la guerra. L a producción del país apenas bastaba para un consumo limitado, y los gastos militares del ejército patriota sólo podían financiarse par- cialmente, por lo que se acudió a empréstitos externos realizados, prin- cipalmente, con Inglaterra y Francia, dando lugar al endeudamiento exterior del Estado venezolano. A quienes proclamaron la insurgencia sólo interesaba la emancipa- ción política respecto de la metrópoli española. Las clases criollas diri- gentes, una vez consumada la independencia, se erigieron en herederas políticas del viejo sistema colonial. Se logró dar a la naciente república una constitución política pro- pia, pero persistieron las viejas relaciones coloniales, entre otras la vi- gencia del sistema de tenencia de la tierra en s s formas y relaciones u latifundistas, que significaban intereses conjuntos de nuevos y viejos propietarios y la permanencia de la esclavitud, cuya extinción formal fue decretada a mediados del siglo XIX (1854), cuando económicamente ya no resultaba rentable tal institución. Junto a las supervivencias coloniales se sumaban nuevos elementos que frenaban e desarrollo y endeudaban la soberanía económica del l país. E comercio empezaba a desarrollarse bajo el impulso del capital l extranjero, proveniente del viejo continente,n o para dar forma nacional a los recursos propios, sino para extraer beneficios que luego se trans- ferían a Europa en cantidades cada vez mayores a través de casas comer- ciales y de contratación vinculadas a intereses europeos y dedicadas a actividades financieras y crediticias. Iniciada ya la segunda mitad del siglo XIX, Venezuela se encontraba en situación de franco estancamiento. Las guerras civiles, con sus vícti- mas y desvastaciones, acumulaban miseria. Venezuela, país exportador de materias primas de origen agrícola e importador de productos manu- facturados, continuamente sufría las consecuencias de una balanza co- mercial desfavorable, siendo imposible, conforme a l s recursos fiscales o disponibles, crear una dinámica de recuperación. Para satisfacer necesidades militares y financiar privilegios de la hacienda pública, se contrataron empréstitos, se autorizaron emisiones y se programaron presupuestos que contribuyeron a esa situación de endeudamiento continuo. En medio de aquella situación irrumpe, en 1859, la Guerra Federal: cinco anos de lucha armada entre las fuerzas revolucionarias y los ejércitos constitucionales que, entre triunfos y derrotas, añadieron mayores calamidades a la vida económica y social del país. Esta guerra fue una explosión popular con contenido social a causa de la incorporación de las masas campesinas que lucharon por el reparto de tierras y la eliminación de la clase de grandes propietarios 17
  • 19. L a política cultural en Venezuela rurales. Esta guerra perseguía cambios revolucionarios en las relaciones y formas de tenencia de la tierra, y tendrá gran importancia para el porvenir, para la definición de nuestra estratificación socieconómica. Hasta entonces la etapa republicana había transcurrido bajo gobier- nos que, por desorganización administrativa e inestabilidad, fluctuaban entre el despotismo, la tiranía y las irrupciones continuas de violencia armada. L a estructura economicosocial del país, ya culminada la Guerra Federal, permanecía igual, sin alteraciones de fondo. L a situación polí- tica, económica y social que siguió a la Guerra Federal se caracterizó por la influencia determinante de los caudillos militares. L a situación económica era precaria, casi de estancamiento. Las guerras, con el consiguiente empobrecimiento de las poblaciones y la destrucción del orden social colonial, tuvieron repercusiones sensi- bles sobre la cultura. L a independencia había traído un cambio sus- tancial en las instituciones políticas y administrativas, aunque n o modi- ficó el régimen económico de propiedad y trabajo de la tierra, lo cual se tradujo en una persistencia del folklore agrario, perturbado entonces por las matanzas y la recluta. A este folklore agrario se agregaron nuevos valores: alusiones a la independencia, las hazaíías famosas, las guerras civiles, los alzamientos, etc. H u b o canciones patrióticas y realistas. Se hablaba en esa época de bailar folias y cantar galerones. L a inspiración popular se enriquece con nuevas motivaciones. Danzas colectivas dra- matizadas ponen de manifiesto determinados rasgos a través de sus disfraces de godos liberales, de patriotas o realistas. Un factor importante, que transformó el espíritu de muchas ceremo- nias folklóricas, fue la pérdida de hegemonía de la Iglesia después de la independencia y de la Guerra Federal. E representante del poder civil l sustituyó la imagen del cura. L o que en la Colonia era sociedad de mutuo auxilio entre esclavos y siervos se convirtió en agrupación para organizar festejos de algún santo patrón o municipal. Sin embargo, persistieron los bailes populares, los ritos y un impresionante cuerpo de creencias anímicas. Así vemos c ó m o después de las guerras de In- dependencia empezaron a manifestarse los “espantos” anunciadores de “entierros”, es decir, de tesoros sepultados por la avaricia o por la precipitada huida de sus dueños ante la inminencia de la contienda armada. L a guerra de la Independencia, al parecer, influyó negativamente sobre el desarrollo musical, ya que en todo ese periodo, que abarca aproximadamente setenta años, sólo aparecen algunos compositores, c o m o José Angel Monter0 y Felipe Larrazábal. Entre los años 1830 y 1900 se fundaron en Venezuela sociedades filarmónicas y centros do- centes para la enseñanza musical, c o m o la Academia de Bellas Artes (1849) y el Conservatorio de Bellas Artes (1877), donde se cursaban materias de música tales c o m o melodía, solfeo, canto, armonía, contra- punto y fuga, instrumentación, composición, estética, historia del arte, 18
  • 20. Los factores culturales e n Venezuela etcétera. Merece mención especial Teresa Carreño, una de las figuras mundiales del piano, que despertó en sus conciertos el m á s clamoroso entusiasmo tanto e n nuestro país c o m o en Europa, Estados Unidos de América, Australia, Nueva Zelandia y África del Sur. Si bien la imaginación religiosa de la Colonia no fue capaz d e al- canzar una alta visión plástica a través de la contemplación de lo sagra- do y de lo místico, la contemplación d e la historia sí dio curso al naci- miento de la pintura venezolana. Ella constituyó el tema predominante e n las obras de pintores c o m o Juan Lovera, que plasma los sucesos acae- cidos el 19 de abril de 1810 y el 5 d e julio d e 1811, y Martin Tovar y Tovar, cuyos cuadros evocaron jornadas culminantes de la emanci- pación. Tovar y Tovar, asociado con Antonio Salas, abre en 18ó4 un taller de pintura y fotografía. A l se reúnen artistas, escritores y periodistas. lí En 1872 se organiza en el “Café del Ávila” la primera exposición d e artes plásticas celebrada en Venezuela. Tovar y Tovar presentó varias obras suyas, entre las que se destacaba La Miseria, que da muestra de su gran talento. Luego, a través de la realización de encargos oficiales se convierte en un pintor ilustrativo ilimitado, quedando, por tanto, fuera de la revolución plástica que en su época acaudillaron Monet y Pissarro, marginándose al realismo y naturalismo. Sucedieron a Tovar y Tovar pintores de salón, c o m o E i i Maury, mlo Antonio Herrera Toro, Arturo Michelena, Carlos Rivero Sanabria, etc., que realizaban obras de encargo con motivación patriótica. Estos pin- tores estaban impregnados de un conformismo académico, impulsados por un sentimiento de exagerado nacionalismo o una voluntad de aislar en el tiempo el desarrollo artístico venezolano, lo cual puede explicar la exaltación de su obra, plegada a una tradición agonizante, empeñada en copiar la naturaleza, sin interpretarla n recrearla, o, cuando más, ilus- i trar episodios históricos. En síntesis, la pintura venezolana se desligó de una sujeción a la religión gracias a la historia, cuya realidad reflejó el arte UM tanto tosco de Juan Lovera. Se trataba de una visión ingenua, fresca, propia de un artesano que aspiraba a convertirse en artista, de una imaginación que quería transmitir la memoria de los acontecimientos colectivos trascen- dentes. Pero este arte se estancará en un propósito semejante cuando se entronice la obra de encargo con motivación patriótica. En el c a m p o de la literatura, la narración de las guerras de Indepen- dencia constituirá tema fundamental de la naciente historia patria. D e esta toma de conciencia histórica derivará el estudio del pasado precolombino y de los procesos políticos, sociales, económicos y jurídicos. E estudio del periodo colonial mereció escasa atención, en gran parte l por razones políticas. Se producirán tres tipos de obras relacionadas con los acontemientos : las compilaciones, las narraciones y los tratadoe de carácter adoctrinador 19
  • 21. L a política cultural en Venezuela o interpretativo. Sin embargo, serán los tratados de tipo interpretativo los que darán mejor la medida de las capacidades y sensibilidades indi- viduales. Tal es el caso extraordinario de Simón Rodriguez, que, con su estilo y su pensamiento, rompe con todos los moldes tradicionales. L a forma en que recoge el habla popular -precursor de todo un estilo literario- crea de manera irrefutable un lenguaje propio e intransfe- rible. L a primera obra venezolana de pura invención literaria, impreg- nada del sentimiento de lo nativo, será la famosa Silva a l agricultura a de l z o m tórrida, escrita por Andrés Bello en 1826, “ c o m o una contri- a bución lírica para alentar los sentimientos de paz de sus compatriotas y el a m o r hacia la tierra, la flora tropical y las labores agrarias”. L a resonancia de la Silva llenó el ámbito de la cultura venezolana y, c o m o eco a ese poema, surge el movimiento nativista. Los autores se complacieron en describir los grandes escenarios naturales y las luchas de los hombres que allí fundaban su existencia. Este nativismo produce las primeras obras con acento y carácter nacional: La silva criolla, de Lazo Marti; Peonía, de R o m e r o García, etc. E pensamiento tanto político c o m o histórico y cultural de Vene- l zuela se encontraba en aquel entonces influido por el m o d o de pensar foráneo y por modelos estéticos extranjeros. V e m o s así en Andrés Bello, el clásico que presagia el romanticismo; en Fermín Toro, el hombre público que expone corrientes filosóficas y políticas foráneas en sus artículos; en Rafael María Baralt, el literato que, desechando las efu- siones del romanticismo, busca una escritura tan castiza y arcaica en la forma c o m o antiespañola en el pensamiento, y en Juan Vicente Gonzá- lez, el romántico, el apasionado, expresión anímica de la violencia, de la improvisación, del sueño de grandeza nunca cumplido. En Venezuela, el romanticismo n o procedió de una experiencia vivida y existencial, sino de la imitación grandilocuente. Sin embargo, dos hombres previeron la reacción positivista y n o trataron de esconderse en el arcaísmo o en la exaltación verbal del seudorromanticismo: Cecilio Acosta y Arístides Rojas. En ellos predominaba el sentimiento humanis- ta, la perspectiva de lo universal, la comprensión de la historia c o m o ciencia y de las letras c o m o disciplina. Este proceso culminará con Juan Antonio Pérez Bonalde, que intro- dujo en la poesía venezolana nuevos valores y que, con sus poemas, reaccionó contra la grandilocuencia y anunció nuevos tiempos. F u e el primer poeta moderno de nuestro país y el clásico de nuestro “roman- ticismo”, que con él nace, culmina y muere. Al referirnos al tema de la educación en Venezuela, y sobre todo en la época republicana, hay que destacar a Simón Rodriguez, maestro de escuela de primeras letras en 1791, cuando contaba veinte años; precep- tor por un tiempo del joven Simón Bolívar, gran pensador que con SUS 20
  • 22. Los factores culturales en Venezuela ideas influye de modo determinante en el proceso de pensamiento repu- blicano nacional, especialmente en materia educativa. L a educación republicana, según él, consistia en despertar en los jóvenes el “común sentir de las cosas que conviene a todos”, en exaltar ese sentimiento de l social hasta convertirlo en dogma, en fomentar el o interés por las ciencias exactas, los oficios, la historia natural, desterran- do de la instrucción las “teolojías, psicologías, derechos i lenguas muer- tas”. L a instrucción sería social, corporal, técnica y científica; la educa- ción, moral, mental, física y social. Pero Simón Rodriguez no alcanzó sus objetivos, quedando frustradas sus varias tentativas de aplicar sus reformas educacionales. Las nuevas sociedades, guiadas por un ideal de “igualdad”, modificarán los sistemas de enseñanza pública, haciéndola gradualmente más amplia e igualitaria, pero sin llevar a efecto la pro- funda revolución que exigía Simón Rodriguez. A pesar del apoyo incial que le brindara Bolívar, Simón Rodriguez fracasó en las tentativas para y fundar sus casas-escuelas-talleres, aun simplemente para ejercer la en- señanza. Los gobiernos de las nuevas naciones se inclinaron más bien por el sistema inglés de José Lancaster, cuyo rasgo principal l constituia o e empleo de discípulos antiguos como monitores de los nuevos y la l elaboración de sistemas mecánicos para la ensefianza de la lectura, la escritura y la aritmética. En 1830 Venezuela inició s propia legislación en todos los campos u de la vida social. Según la Constitución de 1830, el establecimiento de escuelas primarias y casas de educación depende de l s diputaciones a provinciales. L a labor de los gobiernos fue tímida y lenta en este sen- tido hasta el triunfo de la Federación. Con Guzmán Blanco se inició una intensa actividad educacional que, pese a breves periodos de estan- camiento, encuentra proyecciones en la actualidad. Así, en 1870, un decreto firmado por Guzmán Blanco instituyó la instrucción pública, gratuita y obligatoria y estableció un colegio federal en la capital de cada uno de los estados en que estaba dividida la repú- blica. Además se crearon escuelas nocturnas, se dispuso que en cada estado hubiera una escuela normal, para lo cual enviaron al exterior, como becarios, maestros y profesores. Asimismo se fundaron la Escuela Politécnica, la Escuela de Artes y Oficios y la Academia Nacional de la Historia. Avanzada la segunda mitad del siglo XIX, Venezuela era un país cuyo movimiento comercial estaba circunscrito a la expansión del capi- talismo europeo. L a economía nacional orientaba sus actividades produc- tivas conforme a las exigencias de esa expansión, y Venezuela debió concentrar para ello los recursos disponibles en la producción de mate- rias primas, consideradas como insumos básicos para los centros capita- listas industriales, y, con los ingresos derivados de esas exportaciones, pagar parte del valor de las importaciones de bienes manufacturados. A fines del siglo XIX, Venezuela continuaba inalterable en su con- 21
  • 23. L a política cultural en Venezuela dición de país importador de bienes manufacturados y exportador de productos primarios de origen agrícola (café-cacao). En esos años, la inestabilidad política producía innumerables transtornos en la economía, a lo cual se agregaba la depresión motivada por la erosión de los precios de esas materias primas en el mercado internacional. Junto a esto se encontraba abrumada una vez m á s por la guerra civil y la discordia, así c o m o por formas político-jurídicas que inmovilizaban sus energías pro- ductivas. A comienzos del siglo actual, Venezuela se identificará por los m si- mos rasgos y relaciones que caracterizaron su situación en el precedente siglo. Sin embargo, junto a los vestigios coloniales existentes, se añadían nuevos factores a su situación de dependencia. Y a se realizaban las primeras inversiones en actividades de exploración y prospección por parte de consorcios petroleros extranjeros. Más adelante, las grandes cor- poraciones de los Estados Unidos de América obtenía el privilegio y las ventajas económicas para la explotación y posterior extracción del crudo. Venezuela, sin abandonar su perfil colonial, comienza a moderni- zarse. Antes de la aparición del petróleo, los ingresos del Estado estaban constituidos principalmente por el valor de la exportación de café y cacao, exportación casi estacionaria con los trastornos propios del sistema de monocultivo. En 1917 se inicia la explotación comercial de 10s hidrocarburos por consorcios extranjeros. En aquel mismo año, al término de la primera guerra mundial, la producción petrolera se destinó a la exportación. Comenzaba entonces la era del petróleo, con su carga de perturbacio- nes y conflictos. Las repercusiones de la explotación petrolera fueron inmediatas. E petróleo pasó a constituir la mayor parte de las expor- I taciones, mientras el café y el cacao disminuían paulatinamente su par- ticipación en las mismas. E país rural, esencialmente agrario, se había l convertido en país fundamentalmente petrolero. L a explotación del petróleo por consorcios extranjeros produce un desarrollo aparente, pero también una mayor dependencia y mediatización del país. Los ingresos de divisas petroleras causaron mayores deformaciones en la actividad económica. Esta situación se agrava a causa de que la de- m a n d a de fuerza de trabajo en la industria petrolera y en la construc- ción de obras realizadas por el Estado determinó un desplazamiento de la m a n o de obra campesina hacia los centros petroleros y urbanos. E c a m p o comenzó a alimentar a la ciudad con grandes contingentes l campesinos, que abandonaron sus intrumentos de labranza y emprendie- ron camino hacia el c a m p o petrolero y hacia la ciudad en busca de mejores salarios y de condiciones de vida m á s halagüeñas. Pero la ciu- dad n o podía absorber todo este contingente que, desprovisto de posi- bilidades, constituye así grandes áreas marginales alrededor de los centros urbanos. Ya, en 1935, la estructura interna de Venezuela se había tornado 22
  • 24. Los factores culturales en Venezuela cada vez más diferenciada. Habían aumentado considerablemente la producción y las inversiones foráneas en el sector petrolero. Se acrecen- taba la pobreza en el campo, mientras crecía cada vez más e latifundio, l con sus secuelas económicas y sociales. Las actividades agropecuarias se mantuvieron en relativo estanca- miento, haciéndose cada vez más pronunciadas las diferencias entre éstas y las actividades petroleras, hasta configurarse una dicotomía es- tructural bien definida. E enclave petrolero de exportación generaba l excedentes económicos que eran trasladados en cantidades crecientes a los centros de financiamiento exterior. L a economía se encontraba en condiciones de poder financiar interiormente las exigencias de una indus- trialización orgánica incipiente, ya que, hacia finales de la segunda guerra mundial, el ahorro interno disponible alcanzaba proporciones significativas. En estos anos se inició en el país, en efecto, un timido proceso de industrialización,orientado hacia la producción de bienes de consumo difíciles de importar. Pero, aun así, el desarrollo industrial dependía, en gran parte, de los ingresos de las exportaciones petroleras. A partir de 1953, el Estado venezolano se dedicó a la construcción de obras básicas que fortalecían y ampliaban la estructura de la econo- mía nacional. L a siderúrgica, la petroquímica y la electrificación del Caroní eran, en relación al programa de inversiones públicas, proyectos concebidos con la finalidad de introducir algunos cambios en las rela- ciones estructurales que orientaban el desarrollo económico de Vene- zuela hacia horizontes de largo alcance. En los aiios 60 se proyecta, entre las definiciones de la política eco- nómica nacional, un desarrollo interno con nueva orientación. Se hacía entonces necesario establecer las pautas fundamentales de la producción venezolana; pero en realidad sólo se lograba regimentar la política de sustitución de importaciones conforme a un programa de desarrollo in- dustrial que postulaba la producción sustitutiva de bienes de consumo básico y algunos productos intermedios. L a mayoría de los insumos primarios absorbidos por la incipiente industrialización interna venían del exterior, al mismo tiempo que gran parte de las industrias de pro- ductos intermedios que se establecieron en el país seguían manteniendo rígidas las relaciones de dependencia financiera y tecnológica. Con la aparición del petróleo, la agricultura estuvo a punto de extringuirse, y junto con ella, la cultura del agro, con sus supersticiones, sus prácti- cas y sus ritos. A desaparecer la actividad agraria, el rito se vacía de su l contenido original, a l que se suma la extensión masiva de la instruc- o ción primaria, que destruye supersticiones, temores ancestrales y torna innecesarias y vanas muchas acciones rituales. Junto a esto, la migración del campo a la ciudad creó las condiciones para introducir la cultura de masas. E desarrollo simultáneo de la radio- l difusión, de los aparatos para música grabada en discos, y del cine pola- rizaron hacia otros mundos y otras expresiones el sentimiento de las 23
  • 25. L a política cultural en Venezuela gentes. Pero con la aparición de la televisión en Venezuela, en 1952, es cuando la cultura de masas toma cuerpo, hasta que hoy en día es una industria omnipresente, avasalladora, cuyos productos nos llegan, en gran parte, elaborados del exterior y la casi totalidad de su contenido obedece a orientaciones y valores que nada tienen que ver con los valo- res y creencias especificamente nacionales. Nacerá de esta manera un nuevo estilo de vida artificial que se fun- damenta en nuevas pautas y valores culturales ajenos a las tradiciones y manifestaciones folklóricas nacionales. D e esta forma se produce el surgimiento y consolidación de un nuevo “modelo cultural”, válido para toda la sociedad venezolana, que, lejos de permitir el verdadero desarrollo de determinadas manifestaciones y procesos culturales, las obstaculiza, por el contrario, a través de la importación, imitación y di- fusión de “nuevos estilos culturales y formas de vida”, ajenos a la idiosincrasia y valores culturales propios. Sin embargo, con la aparición de las primeras grabaciones fonográfi- cas de grandes orquestas y de partituras modernas, la presencia de al- gunos músicos extranjeros en Caracas y el contagio de las corrientes musicales del exterior se inicia el despertar del movimiento musical, adormecido durante casi un siglo. Surgen entonces figuras c o m o Vicente Emilio Sojo, Juan Bautista Plaza, Antonio Calcaño, Juan Vicente Lecu- na, Moisés Moleiro, etc. Cabe destacar la labor de Vicente Emilio Sojo, a cuya fervorosa gestión docente se debe la formación de un grupo de compositores que en la actualidad ocupa un lugar prominente en la vida venezolana, c o m o son: Antonio Esteves, Antonio Lauro, Gonzalo y Evencio Castellanos, Angel Sauce, Inocente Carreño, etc. L a promoción formada en la Escuela Nacional de Música convirtió en realidad los postulados del nacionalismo musical, y puede decirse que la renovación musical venezolana se enriquece con el descubrimiento de compositores c o m o Debussy, Albéniz, Ravel, Granados, Falla, Fauré, e c , y m á s tarde t. Stravinsky, Bela Bartok, Chostakovitch, etc. Entre los intérpretes se destacan en el plano internacional el notable guitarrista Alirio Díaz, el cuatrista Freddy Reyna y la joven pianista Judith Jaimes. E dodecafonismo, la música concreta y demás experimentaciones mu- l sicales contemporáneas n o tienen aún representantes en Venezuela. En materia de artes plásticas, en 1912, un grupo de artistas plásticos, en desacuerdo con la enseñanza anacrónica que se impartía en la Acade- mia, funda el Círculo de Bellas Artes, y con él se da la ruptura con la motivación histórica y la pintura por encargo que imitaba estilos im- perantes en el pasado. E Círculo de Bellas Artes lo integran: Manuel l Cabré, Rafael Monasterios, Marcelo Vidal, Antonio E d m u n d o Monsanto, A r m a n d o Reverón, Próspero Martinez, Luis Alfredo López Méndez, Fe- derico Brandt y Pablo W. Hernández. E proceso iniciado por “Los l 24
  • 26. L o s factores culturales en Venezuela disidentes” no se ha detenido; las promociones que 10s sucedieron se incorporan a todos los procedimientos del actualismo pictórico. En la actualidad podemos apreciar a un grupo de artistas que rompe con las tendencias no figurativas, tales como :Manaure, Guevara Moreno, Régulo Pérez, Jacobo Borges, Manuel Espinosa, Alirio Palacios, Luisa Palacios, Antonio Eduardo Dagnino, etc. Otros pintores se lanzan por la vía de la indagación cinética, como Carlos Cruz Diez y Jesús Soto. Este último orienta s s búsquedas hacia el espacio en movimiento, su vibra- u ción, su transparencia,su mutación, según las disponibilidades de color y sus condiciones cinéticas, llegando a considerarse como el más impor- tante artista cinético de nuestro tiempo. A partir de los últimos sesenta años puede verse, en el proceso de creación literaria, una estrecha relación entre los acontecimientos políti- cos (a nivel nacional e internacional) y las búsquedas artísticas de reno- vación e incorporación a corrientes universales procedentes, principal- mente, de Europa y Estados Unidos de América. La vanguardia surge como resultado de las presiones revolucionarias derivadas, en un primer momento, de la revolución mexicana (1910), la revolución rusa (1917) y las reacciones nihilistas de postguerra. M á s tarde se nutre del avance del marxismo en el mundo después de la segunda guerra mundial ; las proposiciones constantes de compromiso militante iniciadas por intelectuales de gran influencia, como Sartre; la indudable crisis del capitalismo, y la guerra fría. En el plano nacio- nal, las tentativas de rebelión contra la dictadura del general J. V. Gó- mez, de 1908 a 1935; el golpe cívico contra el general Isaias Medina Angarita (1945); la breve e intensa expansión democrática que truncó un nuevo golpe en 1948; las reacciones contra la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez y la caída de éste en 1958, luego de diez años de opresión, y después la instauración del sistema democrático. En aquella Venezuela de los aííos 20 y 30 imperaban ansias de reno- vación, de ruptura, de libertad; ansias reprimidas que se mezclaban con el deseo de saber, de identificación personal y americana. Surgen entonces escritores como Urbaneja Achelpokl, José Rafael Pocaterra, Teresa de la Parra, Rómulo Gallegos, en el campo de la narrativa, y An- tonio Arraiz, Luis Castro, Pío Tamayo, Andrés Eloy Blanco, en el campo de la poesía. La narración no desarrolló una reacción contra la temática agraria o urbana, sino una manera de enfocar la realidad, un poder de interpretar l existencial. Se enfocó de otra manera la realidad agro- o urbana. En el afio 1929 publica Rómulo Gallegos la novela Doña Bárbara, que obtiene el premio del mes en Madrid ante un jurado compuesto por escritores de la categoría de Azorín y Miró. Con escasa diferencia de fechas aparecerán en Argentina Don Segundo Sombra, de Ricardo Güiraldes, y en Colombia, La vorágine, de José Eustasio Rivera. Doiia 25
  • 27. L a política cultural en Venezuela Bárbara trajo una renovación a la narrativa venezolana, impresionando poderosamente la imaginación de los jóvenes. Durante la época de la dictadura de G ó m e z debe mencionarse una magnífica novela histórica del entones joven escritor Arturo Uslar Pie- tri, que constituye u n hito en la literatura de nuestro país, Las lanzas coloradas. Durante la tiranía de G ó m e z se impide el contacto con la cultura y la vida artística del exterior. Surgió, sin embargo, el movimiento del 28, en el cual un puñado de estudiantes idealistas, sin conciencia plena de la gesta que emprendían, se rebelaron contra la dictadura. Dentro de la cárcel, paradójicamente, se fomenta un extraordinario clima intelectual; durante la década del 30 surge el movimiento de vanguardia, aparecen revistas importantes c o m o Válvula, El Ingenioso Hidalgo, Viernes, Bitácora. Son los años de la aparición de un libro de poesía, Aspero, de Antonio Arraiz, que abre una nueva ruta a los cultivadores del género. En la década del 30 al 40 constituye un verdadero acontecimiento en la historia del relato venezolano la publicación de la novela La ba- landra Isabel Zlegó esta tarde, del gran novelista Guillermo Meneses. En los primeros años del 40 al 50 se edita el periódico E nacional l de Caracas, dirigido inicialmente por el joven poeta Antonio Arraiz. Este periódico tendrá notable participación en el avance de las letras nacionales; abrió sus columnas a las inteligencias jóvenes que hasta entonces permanecían inéditas. Dentro del panorama actual se desarrollan las m á s variadas tenden- cias y contratendencias, que van desde la negación nihilista a la afirma- ción, de la fragmentación a la tentativa de totalización, del universalis- m o al nacionalismo, de la acusación a la aceptación. Por otra parte, nuestra literatura viene expresando rebeldías que implican procesos graduales de interiorización, de complejidad de lenguaje y de mayor exigencia técnica. No cabe duda de la riqueza y abundancia de nuestra narrativa actual, que se ha enriquecido con escritores c o m o Renato Rodriguez, Salvador Garmendia, R a m ó n Bravo, Adriano González León, Oswaldo Trejo, José Balza y Francisco Massiani. Muchos de los rasgos señalados anteriormente se extienden también a la poesía. Después de reaccionar contra la inspiración venezolanista y cultivar la poesía de raíz anglosajona, nuestra poesía, con poetas de diversas edades y estilos, han retornado con todo rigor y sinceridad a las vivencias de provincia, de infancia. C o n respecto al teatro, luego del drama de capa y espada, los saine- tes y los intentos más ambiciosos, ceñidos a modelos franco-españoles, la vida teatral venezolana pareció despertar en 1936 con la obra de autores c o m o Eduardo Innes-González, Leopoldo Ayala Michelena, Luis Peraza, Aquiles Certad, Manuel Rivas Lázano, etc. C o m o ocurrió con 26
  • 28. Los factores culturales en Venezuela l música-y l pintura, e impulso vino del exterior. En 1 4 llegan a a a l 99 Venezuela la actriz argentina Juana Sujo y e director chileno Horacio l Peterson, luego e espano1 Alberto de Paz y Mateos y el mexicano Jesús l Gómez Obregón. Todos ellos contribuyeron a crear un clima propicio a l a actividad teatral y a la formación de actores y directores. Reaccionaron, junto a César Rengifo, contra e conformismo del teatro criollo, Ayala l Michelena, Peraza, Rivas, etc. En 1950,Juana Sujo logra fundar la Escuela Nacional de Arte Escé- nico. Se forman también grupos teatrales como “Máscaras” y el Teatro Universitario. Con e tiempo se creará una corriente de inspiración nacionalista l y universalista, con obras de escritores de la talla de Uslar Pietri, Díaz Sánchez, Ida Gramcko, Elizabeth Shon, Mariano Picón Salas, Guillermo Meneses. En 1964 surge el teatro experimental, con sus montajes libres de obras clásicas, para culminar con la adaptación de obras originales de venezolanos. Estos escritores serán “hombres de teatro a tiempo comple- to”, pertenecientes a diferentes generaciones y con estilos diversos. Entre ellos se cuenta a José Ignacio Cabrujas,Isaac Chocrón, R o m á n Chalbaud, José Gabriel Núñez, Gilberto Pinto, Rodolfo Santana, Levy Rossell. La radio y la televisión, notablemente desarrolladas, constituyen instrumentos principales de penetración cultural y de influencia en las normas y valores culturales. N o exagera Salvador Garmendia cuando en uno de sus textos nos dice que la única “cultura” que opera en e l país (que penetra e influye de forma continua y que, dirigida a la con- ciencia colectiva, modifica y aprisiona la sensibilidad, e gusto estético, l e pensamiento y hasta l percepción sensorial de l mayoría del pue- l a a blo) es “la que se difunde en dosis tormentosas a través de los medios de comunicación dominados por la publicidad y los bajos instintos del consumismo. Son l baja televisión, e mal cine, las revistas frívolas y a l estupidizantes, vehículos de l subcultura y l penetración, las que m o - a a difican y programan l mente del venezolano”. a En esta década nace en nuestro país el cine. Gente de teatro y de televisión l a pasado al cine, pero también muchos jóvenes ambiciosos i y capaces. N o existe aún un estilo fílmico definido, pues los directores y autores se están inciando. Pero con e financiamiento de l actividad l a cinematográfica por e Estado venezolano, el cine ha cobrado un vigor l extraordinario en e año 1977.E lenguaje cinematográfico,en este senti- l I do, ha dado los primeros pasos hacia la madurez en l expresión téc- a nica y lucha por imponerse a través de l obtención de los instrumentos a que lo emancipen de las limitaciones que imponen e comercio y los l poderosos intereses que en este campo existen. 27
  • 29. Referencias políticas y programáticas de l acción cultural a Las referencias políticas y programáticas de la acción cultural venezolana aparecen contenidas en las principales orientaciones socioculturales es- tablecidas por el Estado venezolano a nivel de la Constitución de la República (1961), el V Plan de la Nación (1976-1980) la ley de crea- y ción del Consejo Nacional de la Cultura (decreto extraordinario nú- mero 1768 de 1975). Se considera necesario resaltar, por otra parte, que la formulación de estas principales orientaciones del desarrollo cultural responden a una determinada concepción del quehacer cultural que, de una u otra manera, permite conocer c ó m o se entiende el fenómeno cultural, su significado e importancia para el desarrollo social y económico y, sobre todo, su inserción dentro del sistema democrático venezolano. Además, c o m o guía de la acción cultural en estas políticas formales se establece toda una serie de objetivos y campos prioritarios para el desarrollo cultural, así c o m o el seiíalamiento de las principales orientaciones estra- tégicas y programáticas, a f n de impulsar y revalorizar el significado i e importancia del desarrollo cultural. D e esta manera, la caracterización de las políticas culturales venezo- lanas n o puede realizarse sin tomar en consideración dos aspectos clave del proceso de formulación de políticas, a saber: el modelo teórico- analítico del fenómeno cultural y el modelo estratégico definido, a f n i de superar la marginalidad y escaso desarrollo de la acción cultural. 28
  • 30. Referencias políticas de la acción cultural Aspectos conceptuales implícitos en las políticas culturales C O N S T I T U C I ~ NACIONAL DE L A REPUBLICA Dentro del conjunto de lineamientos y orientaciones contempladas en e l articulado de l Constitución Nacional subyace una determinada concep- a ción de l cultural que, de una u otra forma, la vincula con la pro- o blemática de los derechos sociales y humanos reconocidos internacional- mente y referidos en particular a los logros sociales y políticos del sistema democrático. D e esta manera, la cultura (su desarrollo) aparece vinculada al patrimonio moral e histórico de la Nación, al sustento del orden democrático como base para asegurar los derechos y dignidad de los ciudadanos, a desarrollo del proceso educativo y a espíritu de l l solidaridad humana. Además, indirectamente se consagra la libertad de creación y expresión cultural (artículos 30, 6 y 80 de l Constitu- 6 a ción Nacional). v P L A N DE L A N A C I O N 1976-1980 En la base y contenido fundamental de la estrategia de desarrollo eco- nómico y social, formulada por e Estado venezolano para el quinque- l nio 1976-1980, resalta l importancia y significado del problema cultural a nacional a través de la consideración de la cultura como una de las necesidades básicas de carácter histórico que e proceso de nacionali- l zación de las industrias básicas replantea para la sociedad en general y para el propio Estado venezolano en particular, el cual asume, dentro de la coyuntura, un papel preponderante como fuerza rectora, sin pre- cedentes en l economía y en la sociedad venezolanas. Asimismo, la a satisfacción de las necesidades culturales de la población se constituye en uno de los elementos fundamentales del desarrollo del sector terciario de la economía nacional. Esto, con la finalidad de que e propio des- l arrollo se destine al servicio del hombre venezolano y, sobre todo, a la conquista de una mejor calidad de la vida intelectual de los venezolanos. Este proceso de toma de conciencia sobre l cultural no solamente se o expresa en las estrategias formuladas para la educación, la ciencia y la tecnología, sino que además aparece un primer intento de “sectoriali- zar’’la cultura como un campo de intervención estatal que se funda- menta en un diagnóstico de la cultura venezolana y l articula o inserta a en los aspectos sociales y económicos del desarrollo nacional. D e esta manera, aparte de la autonomía conferida a la acción cultural en cuanto sector, se señalan interrelaciones con otros sectores sociales (educación, salud, vivienda, etc.) y con los sectores tradicionalmente económicos (diagnóstico y estrategia, sector educación, sector cultura y sector comu- nicación social [V Plan]). 29
  • 31. L a política cultural en Venezuela LEY DE C R E A C I ~ N EL CONSEJO D N A C I O N A L D E LA C U L T U R A L a promulgación del decreto extraordinario nO 1768 de 1975 responde . a una necesidad impostergable del Estado venezolano de instrumentar programáticamente una nueva concepción de lo cultural que supere las definiciones tradicionales y elitistas de este fenómeno, a saber: “las bellas artes”. Así, la ley de creación del Consejo Nacional de la Cultura se basa en una caracterización conceptual de la cultura que, superando el c a m p o artístico en su sentido estricto, incorpora campos culturales no tradicionales que responden a la necesidad de redefinir conceptual y es- tratégicamente el alcance de la acción cultural. Surgen de esta manera, c o m o nuevas dimensiones del desarrollo cultural, el c a m p o de las humanidades y el de las ciencias sociales en sus manifestaciones n o escolarizadas. Igualmente se incorpora todo lo referente a los mensajes radioeléctricos y cinematográficos c o m o nuevas áreas prioritarias del desarrollo cultural. Además, la conceptualización de la cultura n o solamente está referida al señalamiento de áreas y c a m - pos prioritarios, sino que además contempla los principales procesos culturales venezolanos m á s afectados por la transculturación; producción, formación especializada, promoción y difusión, etc. (artículos 1 y 4 de la ley). Aspectos estratégicos contemplados e n las políticas culturales Las consideraciones señaladas anteriormente permiten establecer las bases teóricas en las cuales se fundamentan los principales lineamientos y orientaciones programáticas formuladas por el Estado venezolano con la finalidad de definir el marco orientador del desarrollo cultural nacional. Así, las políticas culturales contemplan una serie de objetivos, campos y áreas prioritarias de la acción cultural, y además definen grandes pro- gramas de trabajo para el sector cultura. v PLAN DE LA NACION 1976-1980 Las acciones culturales propuestas en la Estrategia de Desarrollo Eco- nómico y Social del Estado Venezolano aparecen contempladas a nivel del contenido fundamental de las orientaciones propuestas para la edu- cación, la cultura y la comunicación social. En el campo educativo viutculado a lo cultural Se promocionarán las diversas manifestaciones culturales y sociorrecrea- tivas de la población, a cuyos efectos se procederá a: Fomentar, diversificar y desarrollar formas auténticas de expresión po- 30
  • 32. Referencias políticas de l acción cultural a pular generadas en las organizaciones de base de las grandes mayo- rías. Cumplir los compromisos adquiridos y desarrollar nuevos proyectos de cooperación en las áreas de educación, ciencia y cultura a nivel de los organismos regionales e internacionales como la Unesco y la OEA. Promover una gama de acciones sociorrecreativas para toda la población y desarrollar en los ciudadanos valores hacia la participación respon- sable en la solución de problemas sociales. Establecer convenios existentes y promover nuevas áreas de cooperación multinacional con los países latinoamericanos y del Caribe para ace- lerar l integración cultural. a Establecer un cuerpo coherente de programas y acciones que faculten a los ciudadanos para su incorporación real a ejercicio de la demo- l cracia, ofreciendo oportunidades educativas reales y estableciendo procesos que les permitan e desarrollo de sus actitudes y valores. l Organizar una escuela obligatoria de nuevos grados, diseñada para su- ministrar la cultura básica general y formativa, así como para cum- plir funciones de exploración educativa y vocacional que permitan proseguir estudios ulteriores conducentes a la incorporación efectiva en l vida productiva. a C o m o puede observarse de estos lineamientos estratégicos formulados para el sector educativo, aparece una clara vinculación o inserción de la cultura dentro del desarrollo socioeducativo. La cultura se concibe como un aspecto fundamental del contenido de la educación asociada a orien- taciones programáticas que se refieren a l promoción de manifestacio- a nes culturales de la población venezolana; e rescate y promoción de l formas auténticas de expresión popular, y e fomento de valores favora- l bles a la participación ciudadana de una manera activa, responsable y democrática en e propio desarrollo social. Además se prevé lo referi- l do a la integración cultural original a través de los convenios y acuerdos internacionales respectivos. E n el campo específico del sector cultura E conjunto de lineamientos estratégicos establecidos para el desarrollo l cultural venezolano, a nivel del sector respectivo (cultura), hace referen- cia a una serie de principios rectores y programas orientadores de l a acción cultural, que se incluyen dentro de un esfuerzo de decidida protección a las manifestaciones culturales nacionales y de mayor parti- cipación de la población en e quehacer cultural. Además, estos esfuer- l zos institucionales y programáticos serán desarrollados e implementados atendiendo a la configuración político-administrativa de la sociedad ve- nezolana y a los rasgos culturales particulares de cada una de las regio- nes, zonas y comunidades que integran esta sociedad, favoreciéndose, en consecuencia, no solamente un proceso equilibrado de fomento y 31
  • 33. L a política cultural en Venezuela promoción de las manifestaciones, procesos y valores culturales nacio- nales con sus variantes históricas y regionales, sino además garantizán- dose la libre y pluralista creación cultural y el desarrollo de aquellas actividades e instituciones que difundan dichos valores en la totalidad de la sociedad venezolana. Asimismo, el intercambio cultural regional, nacional e internacional y la protección y amparo al creador y al traba- jador cultural representan otros de los principales principios rectores de la acción cultural venezolana. Los grandes principios rectores del desarrollo cultural venezolano se concretizan, a nivel de las formulaciones estratégicas correspondientes (V Plan, sector cultura), en grandes programas orientados hacia los si- guientes campos y procesos culturales: EI programa de desarrollo cultural, concebido con la finalidad de i - n vestigar, analizar y diagnosticar por sectores e instituciones los diver- sos bienes y manifestaciones culturales de cada región. E programa de planificación cultural, dirigido al análisis de la situación I del desarrollo cultural por regiones, a f n de establecer prioridades i y orientaciones a corto, mediano y largo plazo. E programa de recursos humanos, destinado al desarrollo de los cono- I cimientos, capacidades y destrezas de los hombres y mujeres que trabajan en el sector cultura, en el c a m p o de la investigación, plani- ficación, administración, gestión y animación cultural. E programa de producción, conservación y difusión de la cultura na- l cional. Estos programas clave de la acción cultural se desarrollarán de acuerdo a un nuevo modelo de promoción y administración cultural, a la crea- ción e implementación de nuevos mecanismos de fomento y asistencia técnica y financiera a los conjuntos artísticos en sus distintas expresio- nes y por medio de la realización de convenios y acuerdos con los distintos gobiernos regionales, estadales y municipales. En otros sectores de l estrategia cultural a Por último, de una manera general, se considera necesario destacar el significado e importancia que se ha asignado al problema cultural den- tro de las formulaciones específicas en el c a m p o de la ciencia, la tec- nología y la comunicación social. Todas estas acciones resaltan la nece- sidad de lograr un vuelco cualitativo de tipo cultural en los mensajes radioeléctricos y cinematográficos, sin descuidar lo referido al medio impreso y otras manifestaciones audiovisuales, así c o m o de vincular el problema de la dependencia y subdesarrollo científico y tecnológico (su superación) a la perspectiva del propio desarrollo cultural. 32
  • 34. Referencias políticas de la acción cultural LEY DE CREACIÓN DEL CONSEJO N A C I O N A L DE LA C U L T U R A E decreto de creación del órgano rector, coordinador y principal ejecu- l tor del desarrollo cultural venezolano: el Consejo Nacional de la Cultura (CONAC), diversifica y profundiza el conjunto de principios rectores y prioridades ya contempladas en la estrategia de desarrollo económico social (V Plan de la Nación), a f n de perfilar la base cualitativa y for- i mal de los programas y proyectos que sean llevados a cabo por dicha institución, adscrita al Ministerio de la Presidencia de la República. Todas estas orientaciones contenidas en el mencionado instrumento jurí- dico sirvieron como referencia para la adopción del correspondiente modelo organizativo institucional. Tomando en consideración la importancia de la creación de este nuevo organismo, resulta indispensable desarrollar en profundidad las orientaciones estratégicas formuladas para su acción cultural: "Favorecer la libre y pluralista creación de valores culturales y e des- l arrollo de aquellas actividades e instituciones que garanticen la m a - nifestación y la difusión de esos valores en la totalidad de la sociedad venezolana. "Velar por la existencia y l eficacia de todos los servicios culturales a públicos que el Estado debe ofrecer a los ciudadanos. "Preservar y fomentar la libre circulación del mensaje cultural. "Promover en e país una política cultural de amplitud universal y de l decidida protección a las manifestaciones y creaciones culturales na- cionales. "Crear políticas destinadas a la afirmación y promoción de los valores de la tradición y cultura nacionales y a evitar los efectos contrarios y de dependencia que pudieran engendrar ciertos procesos de trans- culturación. "Propiciar las más adecuadas condiciones jurídicas, sociales y fiscales para la protección y amparo del creador y del trabajador cultural. "Velar por e cumplimiento de las leyes de derechos de autor y de de- l pósito legal y de s s reglamentos. u "Promover, dignificar y exaltar la conservación del patrimonio históri- co, arqueológico, documental y artístico de la Nación. "Estimular la producción de bienes culturales y su respeto y disfrute democrático como factores vitales de la comunidad nacional. "Estudiar la interrelación cultural y el intercambio de bienes de la cultura, en particular en las regiones o subregionss en las cuales la República participe en procesos de integración. "Cualesquiera otras actividades que se consideren necesarias para el logro de los objetivos de esta ley." (Artículo 3 ) . Aparte de estos principios rectores de la acción cultural institucional, se concibe la formulación e implementación de las respectivas políticas 33
  • 35. L a política cultural en Venezuela culturales con la finalidad de estudiar, planificar, coordinar y ejecutar aquellas manifestaciones y procesos que en el c a m p o de las humanida- des, las artes y las ciencias sociales, en sus manifestaciones no escolari- zadas, comprenden la complejidad y globalidad del fenómeno socio- cultural. (Artículo 1 ) . Estos lineamientos generales del quehacer cultural se desagregan, en cuanto formulaciones estratégicas, en un conjunto de áreas y procesos culturales prioritarios a f n de delimitar el contenido de la cultura. Así i “se definen c o m o áreas de interés prioritario todas aquellas del c a m p o de la cultura, entendiendo c o m o tales las relacionadas con la produc- ción, formación especializada, promoción, investigación e incremento, conservación, difusión y disfrute de las artes plásticas, de la música, del teatro, de la danza, del patrimonio arquitectónico, arqueológico, histórico, antropológico y las de similar naturaleza que se expresen a través del mensaje cultural impreso, radioeléctrico y cinematográfico”. (Artícu- lo 4.) 34
  • 36. Contexto jurídico E desarrollo histórico y la dinámica alcanzada por la acción cultural, l a í como la necesidad de preservar aquellas expresiones de l que ha s o ido configurando nuestra identidad nacional, han encontrado progresiva- mente s necesaria legitimación a través de un conjunto de leyes, regla- u mentos, decretos y ordenanzas. Este conjunto enmarca hoy un rico contexto jurídico-legal que sirve de base de sustentación a la acción cultural venezolana. Antecedentes históricos Los primeros organismos gubernamentales creados expresamente para atender lo relativo a la cultura son: la Dirección de Cultura y Bellas Artes del Ministerio de Educación, creada en 1936; la Dirección de Cul- tura y Bienestar Social del Ministerio del Trabajo, creada en 1 4 . 90 EL INSTITUTO NACIONAL D E LA C U L T U R A Y B E L L A S A R T E S (INCIBA) Por ley de la república del 9 de marzo de 1960 nace el INCIBA, fu- sionándose en éste las dos direcciones mencionadas en el párrafo an- terior. E INCIBA se constituye como institución autónoma adscrita al Mi- I nisterio de Educación. Para ese entonces, la creación de este I s i u o implica un importante nttt paso tanto en el fomento, la difusión, e estímulo y la preservación de l bienes culturales como en la centralización de la actividad cultural del Estado y la dinamización de las relaciones sectoriales con e interior l y el exterior de la república. 35
  • 37. L a política cultural en Venezuela N o obstante, el auge de la actividad cultural y el papel cada vez m á s significativo que el Estado juega en el desarrollo social, en general, y en el desarrollo cultural necesariamente insertado en él lleva a superar la figura legal del INCIBA. Creación del Consejo Nacional de la Cultura (CONAC) E 29 de l agosto de 1975, en la edición extraordinaria noo 1768 de la Ga- ceta oficial de la república de Venezuela, el Congreso Nacional decreta la Ley del Consejo Nacional de la Cultura. Asumiendo y reorientando las funciones y atribuciones del antiguo I N C I B A , el Consejo se crea para los efectos de “establecer los principios rectores de la política cultural del Estado, política dirigida fundamen- talmente al estudio, planificación, coordinación y ejecución, en el c a m p o de las humanidades, las artes y las ciencias sociales, principalmente en sus manifestaciones n o escolarizadas”. P o r vez primera en la historia del país, el Estado asume, a través de una legitimación institucional, la elaboración de principios rectores de la política cultural. Se s u m a a ello una ampliación del concepto de cultura que, habiéndose restringido anteriormente al plano de las hu- manidades y las bellas artes, incorpora ahora explícitamente las ciencias sociales. Por cuanto la presente monografía se esfuerza por dar una visión global de las atribuciones, alcance y actividades del Consejo Nacional de la Cultura, nos limitaremos aquí a señalar algunos elementos tras- cendentales para e desarrollo cultural que han cristalizado en forma l de ley con la creación del CONAC: POL~TICA ULTURAL C En materia de política cultural, el Estado se propone “favorecer la libre y pluralista creación de valores culturales y el desarrollo de aquellas actividades e instituciones que garanticen la manifestación y difusión de esos valores en la totalidad de la sociedad venezolana”. En este sentido se asume por ley la necesidad de “estimular la pro- ducción de bienes culturales y su respeto y disfrute democrático c o m o factores vitales de la comunidad nacional”, así c o m o “estudiar y pro- mover el desarrollo de las manifestaciones culturales propias de cada una de las regiones del país”. Para ello, la ley establece el propósito de “preservar y fomentar la libre circuIación del mensaje cultural”. Otro aspecto importante de la política del Estado sobre cultura se explicita en el compromiso de “promover, dignificar y exaltar la con- servación del patrimonio histórico, arqueológico, documental y artístico de la Nación”. 36
  • 38. Contexto jurídico A m b o s aspectos, que determinan una “decidida protección a las manifestaciones y creaciones culturales nacionales” y la creación de “PO- líticas destinadas a la afirmación y promoción de los valores de la tradi- ción y cultura nacionales”, se complementan con la necesidad de “pro- mover en el país una política cultural de amplitud universal” y de “estudiar la interrelación cultural y e intercambio de bienes de la cul- l tura, en particular en las regiones o subregiones en las cuales la repú- blica participe en procesos de integración”. Esta postura universalista e internacionalista respecto de la cultura es una expresión de iudepen- dencia nacional; por tanto, la política cultural implica “evitar los efec- tos contrarios y de dependencia que pudieran engendrar ciertos procesos de transculturación”. Es obvio que e cabal cumplimiento de estos objetivos sólo es posible l velando por “la existencia y eficacia de todos los servicios culturales que el Estado debe ofrecer a los ciudadanos”, y propiciando “las más adecuadas condiciones jurídicas, sociales y fiscales para la protección y amparo del creador y trabajador de la cultura”. A í estas disposiciones s, son inherentes a la política cultural del Estado. EL C O N S E J O N A C I O N A L D E LA C U L T U R A Para llevar a cabo y desarrollar la politica cultural esbozada, la ley crea el Consejo Nacional de la Cultura como organismo gestor respon- sable en este ámbito de la actividad social del país. Un importante desarrollo en materia cultural queda explicitado en la ley al asignarle al CONAC la misión de “garantizar una adecuada y permanente investigación, planificación y evaluación de su propia acción cultural”. S consideramos que además es materia de su competencia i “prestar asesoramiento y cooperación a los demás órganos del poder nacional, estada1 y municipal en todo lo relativo a iniciativas y progra- mas culturales”, las labores de investigación, planificación y evaluación cubren el universo de la acción cultural en el país, ya que las múltiples iniciativas privadas en este sector cuentan, en mayor o menor medida, con la asistencia material, financiera y/o técnica de los organismos pu- blicos competentes. Aparte de las atribuciones y funciones de carácter administrativo que, naturalmente, se desprenden de los planteamientos formulados, la ley asigna al CONAC “instrumentar la formación y capacitación de las personas especializadas para la más adecuada administración del sector cultura”. Por último, se debe señalar que, en el máximo nivel de dirección del Consejo Nacional de la Cultura, la ley contempla la presencia de representantes del poder ejecutivo, de las cámaras legislativas naciona- les, del Consejo Nacional de Universidades, de las academias nacionales, 37
  • 39. L a política cultural en Venezuela de la Confederación de Trabajadores de Venezuela y de federaciones y asociaciones de nivel nacional en el sector. El decreto presidencial n .O 1791 Ce considera de importancia, para mostrar la tendencia preferencial del gobierno hacia el desarrollo cultural, citar, en el contexto jurídico-legal, el decreto presidencial nO 1791 del 28 de septiembre de 1976. Este de- . creto cubre amplios factores de investigación y estudio con miras al coherente desenvolvimiento de las actividades culturales y a la preser- vación del acervo y patrimonio histórico venezolano y latinoamericano. E articulado del decreto nO 1791 reza textualmente: l . Articulo primero. Procédase a realizar los estudios que permitan dotar o establecer, con los medios requeridos y en edificios adecuados, las siguientes instituciones esenciales para la memoria histórica y cul- tural venezolana : Biblioteca Nacional, Archivo General de la Nación, Museo de Historia Nacional, Museo de la Tradición, Hemeroteca Nacio- nal, Mapoteca Nacional, Centro Nacional de Documentación Biográfica y Archivo Audiovisual de Venezuela. Articulo 2. E Consejo Nacional de la Cultura, dentro de sus planes l y con sus recursos, emprenderá la realización de un estudio interdiscipli- nario con el objeto de formar el “Inventario de los factores culturales de Venezuela”. Esta investigación deberá estar concluida y editada para el mes de noviembre de 1981 y deberá posibilitar el conocimiento de la cuantía y la significación de los elementos hispanos, indígenas, africa- nos y los de otras procedencias que conforman la cultura de Venezuela. Articulo 3 L a Academia Nacional de la Historia, conforme a su . programación, organizará y realizará en 1977 el Tercer Congreso Vene- zolano de Historia, el cual versará sobre la Integración Venezolana e instituciones administrativas, políticas y militares; en 1980 el Cuarto Congreso Venezolano de Historia, sobre la Demarcación Territorial e ins- tituciones económicas de Venezuela, y en 1986 el Quinto Congreso Vene- zolano de Historia, sobre Evaluación y Síntesis de la integración e insti- tuciones sociales, culturales y religiosas de Venezuela. Articulo 4. Procédase a gestionar la publicación de una serie m o n o - gráfica de documentos y estudios sobre las instituciones que hace dos siglos marcaron la integración de Venezuela : Intendencia de Ejército y Real Hacienda, Capitanía General de Venezuela, Real Consulado y Real Audiencia de Caracas. Arti’culo 5. L a Oficina Central de Información procederá a editar una serie de volúmenes sobre “El pensamiento político venezolano del siglo XX”, denominada por la Secretaría General de la Presidencia de la República, c o m o complemento de la colección “Pensamiento político venezolano del siglo XIX”. 38
  • 40. Contexto jurídico Articulo 6. Procédase a los estudios de un proyecto de ley de de- fensa del patrimonio cultural con e fin de favorecer y cuidar la inves- l tigación, así como evitar l destrucción, e despojo y la deformación de a l los materiales culturales que constituyen el acervo popular de la Nación. Articulo 7 Procédase a los estudios para la transferencia al Archivo . General de la Nación de los documentos históricos existentes en los ar- chivos de las oficinas de Registro Principal del Distrito Federal y de los Estados. Artículo 8. Procédase a los estudios para reunir en Caracas en di- ciembre de 1978 un seminario de especialistas del continente para pre- parar un texto único de historia latinoamericana que pueda ser u i i tl- zado por los escolares de nuestros países. Articulo 9. E Ministerio de Educación abrirá concursos entre h s l i- toriadores y estudiantes sobre e tema “Dos siglos de la integración ve- l nezolana”. Articulo 10. Se promoverán en todos los planteles y universidades de l república actividades encaminadas a que la juventud conozca el a valor de l celebración bicentenaria y en ella participe. a Artículo 11. Asígnese en e presupuesto para el ejercicio fiscai l de 1977 l cantidad de 300 O00 bolívares con destino a la Academia Na- a cional de la Historia para l dotación correspondiente a l biblioteca, a a hemeroteca y archivo de esa corporación. Articzdo 12. Los ministros de Relaciones Interiores, Relaciones Ex- teriores, Hacienda, Defensa, Obras Públicas, Educación, Justicia y de Estado para la Información quedan encargados de la ejecución del pre- sente decreto. Leyes y decretos especiales para ámbitos culturales específicos Existen en e pais un conjunto de leyes para protección y desarrollo l de ámbitos específicos del amplio espectro cultural. Entre ellas pasamos a detallar las siguientes: Ley de protección y conservación de antigüedades y obras artísticas de l Nación. a Decretos sobre cine : normas sobre l industria cinematográfica; normas a sobre comercialización y distribución de películas. Actualmente se encuentra en discusión una ley para estimular y prote- ger l industria cinematográfica nacional. a Reglamento de Radiocomunicaciones. Ley orgánica del ambiente. Ley de turismo. Establece l conservación, fomento y aprovechamiento a de las regiones, monumentos y edificaciones del territorio nacional que por su belleza o su valor artístico o histórico tengan significación turistica. 39
  • 41. L a política cultural en Venezuela Ley de creación del Sistema Nacional de Servicios Bibliotecarios. Ley sobre propiedad intelectual y derecho de autor. Ley de impuesto a Ja renta. A f n de estimular la actividad cultural, i exonera de gravámenes a fundaciones, casas de la cultura, ateneos y otros organismos culturales que, sin fines de lucro, se desenvuelven dentro del sector. Igualmente exonera importaciones de bienes cul- turales de diverso tipo. Ley y Reglamento sobre propaganda comercial. Normas que regulan las transmisiones de radio y televisión. Resolución sobre porcentaje de inclusión de música venezolana en pro- gramas de radio y televisión. Convenios internacionales Además de los múltiples convenios de cooperación e intercambio cultu- ral firmados por el gobierno de Venezuela con diversos países, se han suscrito convenios internacionales de carácter regional, entre los cuales destacamos la creación del Instituto Interamericano de Etnomusicología y FolkIore suscrito con la Organización de los Estados Americanos (OEA) y los programas de capacitación de administradores culturales con este mismo organismo. Legislación estadal (nivel regional) El carácter federal de la república confiere a cada estado de la federa- ción la facultad de legislar sobre diversos aspectos de la vida regional. En este sentido hay una considerable cantidad de leyes estadales en el c a m p o cultural destinadas preferentemente a la conservación del patri- monio histórico de las regiones pertinentes. Ordenanzas municipales La Constitución de la república establece c o m o atribuciones de los mu- nicipios la promoción del desarrollo cultural y el ejercicio de labores de control respecto a esta actividad. Por este motivo, cada municipio tiene ordenanzas que regulan la pre- sentación de espectáculos públicos. En el nivel municipal consideramos también de interés destacar la creación de instituciones autónomas especializadas por parte de los con- cejos municipales. Ejemplo relevante de ello es la creación de FUNDAR- TE, fundación constituida por el consejo municipal del Distrito Federal y que cumple una importante labor de coordinación y cooperación en el campo artístico cultural. 40