En el siglo V a.C., los ciudadanos de Atenas establecieron una democracia en la que se reunían en la plaza pública para hablar y tomar decisiones políticas. En ese entonces surgieron los sofistas, que enseñaban oratoria a los jóvenes y cuestionaban los valores morales absolutos, afirmando que cada cultura establece los suyos. Sócrates se diferenció de los sofistas al defender que la sabiduría proviene del alma y que la virtud es conocimiento, por lo que sólo quien conoce el bien