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CPEL – COUNSELING – LOGOTERAPIA
CARRERA DE CONSULTORIA PSICOLÓGICA (PLAN 212)
CICLO LECTIVO: 2013 / CUATRIMESTRE: 1º
ASIGNATURA: COUNSELING EN EDUCACIÓN
CURSO: 3º AÑO - TURNO MAÑANA
CATEDRA: DR. JOSÉ DEYM
TRABAJO ESCRITO: PARCIAL I° CUATRIMESTRE
ALUMNO: MARIANO GARCIA MOLLO
“COUNSELING PARA NIÑAS DE PRIMERO DE SECUNDARIA”
Tarea para padres, docentes y tutores
1) INTRODUCCIÓN:
El Counseling en general tiene una amplia gama de herramientas de
trabajo con técnicas y modos de abordaje diversos que le permiten al
profesional Counselor ocuparse específicamente de distintas áreas de la
vida de las personas y de sus distintas etapas evolutivas de manera
digamos “previsible”. Así habrá Counselors que se moverán más
fácilmente en las aguas del ámbito laboral, de la salud, de las
adicciones, de la sexualidad, etc. Lo mismo sucederá con las diferentes
etapas evolutivas, habrá Counselors que tendrán más empatía con los
adultos maduros, con las parejas, o con la tercera edad, convirtiéndose
en verdaderos profesionales de la resolución de problemáticas derivadas
de cada una de estas etapas evolutivas. Pero hay un área, la educacional,
que por estar estrechamente vinculada al proceso madurativo del
adolescente resulta quizás algo así como “tierra de nadie”. Debemos por
tanto convencernos que hablar de Counseling Educacional es hablar de
adolescentes. Y hablar de adolescentes es hablar de crisis1
.
1
Hablar de Counseling Educacional en la primaria es al menos discutible ya que el niño carece de los
ingredientes actitudinales que deben estar presentes si se quiere establecer una relación verdadera de
ayuda que pueda promover el desarrollo y crecimiento personal. Necesitamos el concepto de Yo, o
percepción de sí mismo que el niño aún no tiene y que empezará a desarrollar cuando inicie su
pubescencia. Y necesitamos ciertas capacidades como la de reflexión racional y emocional, conciencia de
responsabilidad ante el problema, etc. (cf. Couns. Patricia Rebagliati; El sujeto del Counseling; pág. 189
en Psicología Humanista)
1
Y ya que en este artículo nos ocuparemos de la Educación desde el
Counseling, centraremos la atención en la relación del Counselor con el
educando adolescente femenino, específicamente al inicio de la
secundaria. A esta edad, primera y segunda mitad de los doce años, la
niña ya se encuentra de lleno en el período medio de la pubertad con
rasgos físicos y psicológicos que despiden la niñez y anuncian la
adolescencia. Hasta este momento determinado la niña funcionaba
normalmente pero con el inicio de la secundaria se desata la crisis a
partir de la cual se desarrollará y seguirá un proceso normal hacia la
madurez o se detendrá en el camino con el consecuente surgimiento de
patologías leves que en la edad adulta podrían agravarse.
Lo primero que hay que saber antes de leer éste artículo es que
ningún niño supera la adolescencia solo. Necesita cambiar y crecer pero
no puede hacerlo por sí solo. El nuevo equilibrio que romperá el
estancamiento o apoyará el proceso de ingreso a la madurez le vendrá
dado como por el aporte de otro y otros que interactuarán con él a lo
largo de toda la secundaria. De aquí la importancia de la presencia
interactiva de Counselors, padres y docentes en las instituciones
educativas secundarias.
2) ¿CÓMO ES UNA NIÑA AL INICIAR LA SECUNDARIA?:
Al inicio de la secundaria comienza la etapa de crecimiento que
precede a la madurez. En esta etapa los cambios fisiológicos son
notables y generan ansiedad en la niña. Para afrontar estos cambios la
niña debe estar informada y orientada principalmente por su madre lo
cual suele no suceder. Es aquí donde la Escuela encuentra su función
subsidiaria. En particular el tutor deberá hacerle sentir a la niña que
estos cambios son normales en todas las niñas y que no le afectarán en
el futuro sino todo lo contrario serán la base de su buena salud
psicofísica y reproductiva. A las niñas de esta edad suele preocuparles el
aspecto físico y se concentran en ellos de tal manera que pueden
preocuparse por cualquier motivo que de ellos derive. Conocí dos casos
de niñas “horrorizadas” por cambios en su cuerpo, una por su acné y
otra por su menarca de la cual no sabía nada. Son cosas que pueden y
suelen suceder. La estrategia es calmar, usar un poco de humor,
derreflexionar y jugar incluso con la intención paradójica. En el primer
caso se trataba del temor a no ser ya más aceptadas, a que las llamen
feas, o a no conseguir novio. La fantasía también puede ayudar a
derreflexionar un problema que visto desde una perspectiva global no lo
es tanto. En el segundo caso, el de la menarca, hace falta mucha cautela
y cuidado para no herir susceptibilidades, evitando tabúes y dando la
2
información correcta, precisa y sin ambigüedades desde la óptica del
bien futuro y de la adultez que está por llegar. Ella comprenderá.
Aunque la madre no haya hablado del tema con la niña aún, es
importante que ahora lo haga y para ello se puede acudir a Madre por
medio del tutor o por medio de la misma niña. Conversar bien este tema
suele crear un mayor acercamiento entre ambas y podría mejorar la
relación con la madre, lo cual es muy importante para una niña de ésta
edad.
Además, a esta edad las niñas suelen ser afectuosas aunque
empezarán a demostrarlo menos exteriormente como prueba de su
capacidad de independencia y distancia, lo cual también es normal.
Idealista, soñadora, simpatizará con algunas personas y las idealizará
hasta la admiración sea una persona real o imaginaria. Puede ser una
estrella de la televisión, un o una cantante o incluso un profesor o el
mismo Counselor, lo cual debe tomarse como un arma de doble filo para
el Counselor ya que puede aprovecharlo en sentido empático o
desaprovecharlo en sentido de pasar al centro de la escena alimentando
su ego. Es bueno saber para un Counselor como para los docentes
algunas conductas de las niñas de doce años que son normales y que no
deben ser reprimidas sino orientadas ya que es necesario que hagan el
proceso completo que las lleve a la madurez. En primer lugar para una
niña de doce años es normal que hable mucho con sus amigas de
“chicos”, llegando a ser uno de sus temas favoritos; aunque por el
momento hay una recidiva de aquél antiguo antagonismo que las ponía
“frente a ellos”. También es normal que llene sus espacios y cosas de
pósters y fotografías de sus cantantes favoritos. Puede transformarse su
rostro del entusiasmo pegándolas en su carpeta o donde sea. También es
normal si se enamora de un vecino, amigo, pariente lejano algo mayor
que ella, como de 18 años por ejemplo, casualmente la edad de sus
ídolos cantantes, esto también es normal y no debería ser causa de
preocupación sino de conversación ya que empiezan a despertarse en
ella los primeros sentimientos amorosos y de admiración. Llegado el
momento se olvidará, cambiará de interés, de cantante o de joven
apuesto más simpático, todo esto es normal.
Algo que suele asustar a los padres y docentes poco precavidos es
que la niña de doce años dentro de su vivacidad puede volverse
revoltosa y dentro de su entusiasmo buscar el debate y la discusión, no
para convencer a nadie sino por el sólo hecho de plantear un debate.
Saber esto puede evitar a los padres muchos disgustos innecesarios y al
Counselor largas horas de trabajo. Pero más allá del gusto por debatir,
tampoco estará tan preocupada de cambiarlo todo, por ejemplo a sus
padres, a quienes aceptará como son. Tal vez tan solo le moleste que la
regañen pero nada más. Incluso es capaz de comprender que si la
3
regañan más allá de lo hecho, sabe que es porque la quieren cuando eso
es evidente. Sin embargo, sería un grave error ver en la niña a un adulto
a causa de algunos rasgos de personalidad alentadores. Finalmente, en
esta etapa la niña es más propensa al aprendizaje y al adiestramiento en
determinadas habilidades, además de sentirse más inclinada a hacer el
bien que el mal. Son años felices para ella y quiere que los demás
también estén así. Brotan las virtudes, solidaridad, tolerancia, buen
humor, y un poco más de equilibrio. Es tiempo de aprender virtudes
porque la niña a esta edad es tierra fértil y no sabemos si luego lo será.
Lo que no se aprenda ahora será tiempo perdido.
3) ¿CÓMO PIENSA UNA NIÑA DE PRIMER AÑO?:
Lo primero que debemos saber de una niña de primer año es que
hallaremos diferencias entre la primera mitad y la segunda mitad de los
doce años. En la segunda mitad, la niña pensará más las cosas, y estará
más ensimismada dedicada a pensar y soñar. Esto puede traer
consecuencias en la concentración durante su estudio o en la clase y
también confundir a los padres que pueden responder con un
retraimiento innecesario. Apoyarla en el tema del pensamiento es muy
importante ya que al llegar a los trece años será mucho más reflexiva
usando mejor las ideas y razonando más. La gran diferencia entre una
niña de primero al comenzar el año y al terminarlo es que hacia el fin de
año su madurez es mucho mayor entrando de lleno en la adolescencia, y
además, tendrá consolidado su grupo de amigas que ejercerá gran
influencia sobre ella. Es en este momento cuando la virtud o valor de la
amistad ocupa un lugar relevante. La amistad es un valor que se aprende
en primer lugar de los padres.
Es muy importante que los padres además de padres sean amigos de
su hija, que le ofrezcan la comprensión, apoyo y el compañerismo
incondicional que ella buscará en su grupo de amigas. Los conflictos
con sus amigas, la falta de amistades, los rechazos y discriminaciones en
estos grupos suelen ser comunes pero se resuelven con la amistad por
eso es tan importante porque su integración a un grupo de amigas
depende de ello. Si el valor de amistad no viene dado de la familia el
tutor deberá mostrarle con su comportamiento lo que es ser amigos. La
niña aprenderá rápidamente y podrá convivir sanamente con las
diferencias y complejidades de su grupo de amigas.
En el primer semestre en cambio la niña se volverá muy sensible. He
visto personalmente llorar muchas veces a niñas de doce años porque
sus amigas no la aceptan en el grupo, el rechazo puede ser una fuente
grande de dolor y una causa de problemas como el desinterés por el
4
estudio o la falta de concentración. En este primer semestre la niña se
mostrará además imprevisible, y las explicaciones que se le suelen dar a
las niñas ya no le alcanzarán. Necesitará de sus padres o tutores que
razonen con ella y lo que es muy importante confiará en quien se
muestre amigable y la ayude a razonar. Una niña de doce años normal
manifiesta claramente su intimidad, no oculta su modo de ser y llegando
a los trece años empezará la revolución, la famosa rebeldía del
adolescente que tanto asusta a los padres y maestros pero que bien
encauzada le ayudará a madurar. En esta etapa, quien la escuche
empáticamente habrá ganado su confianza y podrá ayudarla a encauzar
su rebeldía y a comunicar temores como por ejemplo el clásico: “¿cómo
le digo a mamá que tengo novio?”.
Por otra parte, la niña se vuelve muy charlatana e impulsiva. Siendo
de gran importancia para el acompañamiento terapéutico que ella note
que la escuchan de verdad. Serán tonterías lo que diga que quizás
aburran a un tutor no experimentado pero para la niña no son tonterías y
eso basta para que el tutor la escuche de verdad. Por otra parte entre las
“tonterías” se le escaparán detalles que el tutor debe estar atento a
recoger por que le serán de mucha ayuda para plantear una estrategia de
ayuda. El Counselor notará grandes cambios a partir de la escucha
empática demostrándole que él o ella la entiende perfectamente. Una
niña de doce o trece años piensa que debido a que ella no comprende los
cambios que se producen en ella (biológicos y psicológicos) los demás
tampoco la comprenderán. Eso es lo que piensa una niña de primer año
de secundaria, siente y cree que los demás no la comprenden. Habrá que
trabajar mucho en esta área para ayudarla a crecer.
4) El COUNSELOR Y EL DOCENTE DEBEN TRABAJAR
JUNTOS:
Una de las preguntas básicas que surgen a partir de la existencia del
Counseling educacional es sobre el rol de Counselor en ésta área. Es
decir, ¿qué debe hacer? y ¿con quien debe trabajar? Las respuestas
pueden ser variadas, por ejemplo el Counselor debe aportar su
experiencia a la Institución para lograr mejoras en la parte
administrativa mejorando las condiciones para que los niños se
desarrollen lo mejor posible. Otra respuesta podría ser, el Counselor
debe trabajar con los docentes para que éstos sepan como tratar a los
niños en la resolución de problemas difíciles en los que el docente se
siente desbordado. Otra respuesta podría ser que el Counselor debe
trabajar con el alumno de manera individual y colectiva para mejorar
sus disposiciones y ayudarlos a superar cada etapa evolutiva resolviendo
5
los problemas derivados de la pertenencia a una institución escolar. En
realidad, todas las respuestas son válidas e incluso todas las respuestas
deben estar presentes en el trabajo del Counselor pero agrego una más:
el Counselor debe luchar por conseguir la buena voluntad del docente
para trabajar en equipo siendo ambos un apoyo para el niño. Como dos
padres que deben de estar de acuerdo a la hora de emitir mensajes claros
a sus hijos para evitar confundirlos, del mismo modo el Counselor y el
docente deberán sentarse a unificar criterios.
Veamos tan solo algunos ejemplos siguiendo la vertiente de
investigación del psicólogo C. Rogers2
. En primer lugar, Counselor y
docente deberían estar de acuerdo en que los niños tendrán más
probabilidades de desarrollo normal cuando el educador y el tutor
manifiesten la mayor coherencia posible entre discurso y
comportamiento. La autenticidad del docente o tutor es una de las claves
para el desarrollo de los niños. En segundo lugar, la consideración que
éstos le tengan al niño, sin generalizaciones, sin castigos humillantes,
sin insultos innecesarios y la dedicación del tiempo y atención que el
niño se merece dentro de los marcos establecidos y con cierta
flexibilidad. En tercer lugar el respeto incondicional que incluye el
agrado por el niño, el amor manifestado hacia él como persona en sí
misma y no por lo que haga o no haga. Estas tres cualidades puestas en
común por docentes y tutor serán el motor principal de los cambios
positivos en la conducta de los niños. Estando estos tres “motores”
encendidos no es necesario que ni el Counselor ni el docente motive al
niño a ser mejor. Tampoco el niño hará los cambios concientemente
sino naturalmente como sin darse cuenta por la tendencia
autorrealizadora de la vida misma3
.
5) “¿CÓMO VA EL COLEGIO HIJA?”:
Los colegios instruyen y ayudan a la formación integral de los hijos
pero la educación concierne esencialmente a los padres. Una escuela no
está para reemplazar a los padres en la educación sino para servirles de
apoyo en todo aquello que no pueden hacer solos por ser tan diverso y
vasto el conocimiento del ser humano. Así como el Counselor debe
trabajar en unión con los docentes, los padres deben unir fuerzas con el
colegio. Interesarse en la educación de los hijos no es solamente
preguntarles “¿Cómo te fue?” o “¿Qué tal las notas?”. Se debe contactar
y hablar con el preceptor para hacer un seguimiento conjunto. Se debe
acudir a los momentos preparados por el colegio para interactuar con los
2
Carl R. Rogers; El proceso de convertirse en persona; Ed. Paidós; Bs. As.2005; pág 234
3
íb. pág. 251
6
padres para llegar a un mejor entendimiento y colaboración. Se debe
interesarse por la Asociación de Padres e intercambiar experiencias.
Todo esto no debería tomarse como una pérdida de tiempo como se
suele pensar aunque nos corra el reloj. Lo primero que se plantea a un
padre, docente o tutor es que tiene que cambiar el orden de prioridades.
Por ejemplo, suele pasar que lo primero en lo que se interroga al niño es
acerca de su rendimiento escolar reflejado en las notas. Esto es un grave
error. Por que el adolescente que ve esta actitud difícilmente tendrá
interés en buscar respuesta a los grandes interrogantes que le plantea la
vida escolar. No se interesará en mejorar la comunicación con los
demás, ni pensará que los otros aspectos de su vida son tan o más
importantes que éste. A lo sumo lo que se conseguirá con la
hiperintención de los padres y docentes en mejorar las notas, es que el
adolescente se vuelva más competitivo pero no en una persona que sepa
vivir bien respondiendo a la problemática más importante que es el
crecimiento en las virtudes, la adquisición de valores, la formación de la
conciencia y la sana interacción social. Todo esto sin culpas, sin
autorreproches, sin resentimientos, y sin conflictos innecesarios con sus
compañeros de curso. Abrirse a un encuadre educacional de éste tipo les
permitirá a los padres y docentes convertirse en protagonistas de la
educación de los alumnos.
Otro punto que deben tener en cuenta los padres es que deben romper
con el mito todavía existente, según el cual la educación del hijo es cosa
de la madre. Esta postura produce importantes lagunas en la formación
del adolescente por no tener contacto con el padre que suele ser más
exigente4
, cosa que la niña de doce años necesita junto con la tolerancia
de la madre. Además de ser una fuente de frustración para la madre que
se ve sobrepasada por encontrarse sola ante tan grande responsabilidad.
6) CONCLUSIÓN:
La tarea del Counseling Educacional es una de las más difíciles que
se le presentarán a todo Counselor debido al período de crisis en que se
halla el adolescente y debido a la actual crisis en que se halla la
institución escolar por motivos ajenos al desarrollo evolutivo de los
niños. Los niños no deben pagar los platos que rompen los padres y por
eso es necesario que la presencia de los Counselors en los colegios sean
4
Sobre este punto se debe saber que en la medida de sus fuerzas, se le puede exigir a la niña, porque ella
está dispuesta a responder. Se debe hacer con autoridad pues ella misma lo necesita sino su
comportamiento hacia los estudios se puede volver negativo. Hay que exigirle que termine sus trabajos no
solo por que es su deber sino porque a ella misma le disgusta dejarlos sin acabar y se le debe fomentar la
lectura humanista porque le hace crecer en intimidad. (cf. Candi del Cueto y Piedad García; Tu hija de
doce años; Ed. Palabra; Madrid 1999)
7
como la de esponjas que alivien las tensiones provocadas por adultos
conflictuados en niños que de por sí tienen sus problemas de
crecimiento que resolver. La llamada crisis educacional se resolvería en
gran medida si los adultos comprendieran y conocieran mucho más a los
alumnos con los que tratan. Muchas horas de angustia y malos
momentos en las salas de profesores se evitarían si los mismos tuvieran
una actitud distinta hacia los alumnos. El gusto por trabajar por
adolescentes no nos viene dado por naturaleza y es algo que hay que
desarrollar y ejercitarse a la vez que capitalizar a base de experiencias
frustrantes o fructuosas. Pero es responsabilidad de quienes trabajen con
ellos asegurarse que realmente aman a esos pequeños adultos en
formación y que están dispuestos a darles lo mejor de sí mismos y no lo
peor que traen en sus corazones. Por último sería una gran injusticia
tratar a un adolescente como a un adulto como lo es tratar a un adulto
como un adolescente, sin embargo es común ver adultos enojarse o
exigir a los adolescentes alumnos conductas o respuestas que no pueden
dar. La solución conocer y amar a quien estamos ayudando.
Mariano García Mollo
BIBLIOGRAFÍA:
TU HIJA DE DOCE AÑOS; Candi del Cueto y Piedad García
PSICOLOGÍA HUMANISTA; Manuel Artiles y Orlando Martín
EL PROCESO DE CONVERTIRSE EN PERSONA; Carl R. Rogers
8

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  • 2. Y ya que en este artículo nos ocuparemos de la Educación desde el Counseling, centraremos la atención en la relación del Counselor con el educando adolescente femenino, específicamente al inicio de la secundaria. A esta edad, primera y segunda mitad de los doce años, la niña ya se encuentra de lleno en el período medio de la pubertad con rasgos físicos y psicológicos que despiden la niñez y anuncian la adolescencia. Hasta este momento determinado la niña funcionaba normalmente pero con el inicio de la secundaria se desata la crisis a partir de la cual se desarrollará y seguirá un proceso normal hacia la madurez o se detendrá en el camino con el consecuente surgimiento de patologías leves que en la edad adulta podrían agravarse. Lo primero que hay que saber antes de leer éste artículo es que ningún niño supera la adolescencia solo. Necesita cambiar y crecer pero no puede hacerlo por sí solo. El nuevo equilibrio que romperá el estancamiento o apoyará el proceso de ingreso a la madurez le vendrá dado como por el aporte de otro y otros que interactuarán con él a lo largo de toda la secundaria. De aquí la importancia de la presencia interactiva de Counselors, padres y docentes en las instituciones educativas secundarias. 2) ¿CÓMO ES UNA NIÑA AL INICIAR LA SECUNDARIA?: Al inicio de la secundaria comienza la etapa de crecimiento que precede a la madurez. En esta etapa los cambios fisiológicos son notables y generan ansiedad en la niña. Para afrontar estos cambios la niña debe estar informada y orientada principalmente por su madre lo cual suele no suceder. Es aquí donde la Escuela encuentra su función subsidiaria. En particular el tutor deberá hacerle sentir a la niña que estos cambios son normales en todas las niñas y que no le afectarán en el futuro sino todo lo contrario serán la base de su buena salud psicofísica y reproductiva. A las niñas de esta edad suele preocuparles el aspecto físico y se concentran en ellos de tal manera que pueden preocuparse por cualquier motivo que de ellos derive. Conocí dos casos de niñas “horrorizadas” por cambios en su cuerpo, una por su acné y otra por su menarca de la cual no sabía nada. Son cosas que pueden y suelen suceder. La estrategia es calmar, usar un poco de humor, derreflexionar y jugar incluso con la intención paradójica. En el primer caso se trataba del temor a no ser ya más aceptadas, a que las llamen feas, o a no conseguir novio. La fantasía también puede ayudar a derreflexionar un problema que visto desde una perspectiva global no lo es tanto. En el segundo caso, el de la menarca, hace falta mucha cautela y cuidado para no herir susceptibilidades, evitando tabúes y dando la 2
  • 3. información correcta, precisa y sin ambigüedades desde la óptica del bien futuro y de la adultez que está por llegar. Ella comprenderá. Aunque la madre no haya hablado del tema con la niña aún, es importante que ahora lo haga y para ello se puede acudir a Madre por medio del tutor o por medio de la misma niña. Conversar bien este tema suele crear un mayor acercamiento entre ambas y podría mejorar la relación con la madre, lo cual es muy importante para una niña de ésta edad. Además, a esta edad las niñas suelen ser afectuosas aunque empezarán a demostrarlo menos exteriormente como prueba de su capacidad de independencia y distancia, lo cual también es normal. Idealista, soñadora, simpatizará con algunas personas y las idealizará hasta la admiración sea una persona real o imaginaria. Puede ser una estrella de la televisión, un o una cantante o incluso un profesor o el mismo Counselor, lo cual debe tomarse como un arma de doble filo para el Counselor ya que puede aprovecharlo en sentido empático o desaprovecharlo en sentido de pasar al centro de la escena alimentando su ego. Es bueno saber para un Counselor como para los docentes algunas conductas de las niñas de doce años que son normales y que no deben ser reprimidas sino orientadas ya que es necesario que hagan el proceso completo que las lleve a la madurez. En primer lugar para una niña de doce años es normal que hable mucho con sus amigas de “chicos”, llegando a ser uno de sus temas favoritos; aunque por el momento hay una recidiva de aquél antiguo antagonismo que las ponía “frente a ellos”. También es normal que llene sus espacios y cosas de pósters y fotografías de sus cantantes favoritos. Puede transformarse su rostro del entusiasmo pegándolas en su carpeta o donde sea. También es normal si se enamora de un vecino, amigo, pariente lejano algo mayor que ella, como de 18 años por ejemplo, casualmente la edad de sus ídolos cantantes, esto también es normal y no debería ser causa de preocupación sino de conversación ya que empiezan a despertarse en ella los primeros sentimientos amorosos y de admiración. Llegado el momento se olvidará, cambiará de interés, de cantante o de joven apuesto más simpático, todo esto es normal. Algo que suele asustar a los padres y docentes poco precavidos es que la niña de doce años dentro de su vivacidad puede volverse revoltosa y dentro de su entusiasmo buscar el debate y la discusión, no para convencer a nadie sino por el sólo hecho de plantear un debate. Saber esto puede evitar a los padres muchos disgustos innecesarios y al Counselor largas horas de trabajo. Pero más allá del gusto por debatir, tampoco estará tan preocupada de cambiarlo todo, por ejemplo a sus padres, a quienes aceptará como son. Tal vez tan solo le moleste que la regañen pero nada más. Incluso es capaz de comprender que si la 3
  • 4. regañan más allá de lo hecho, sabe que es porque la quieren cuando eso es evidente. Sin embargo, sería un grave error ver en la niña a un adulto a causa de algunos rasgos de personalidad alentadores. Finalmente, en esta etapa la niña es más propensa al aprendizaje y al adiestramiento en determinadas habilidades, además de sentirse más inclinada a hacer el bien que el mal. Son años felices para ella y quiere que los demás también estén así. Brotan las virtudes, solidaridad, tolerancia, buen humor, y un poco más de equilibrio. Es tiempo de aprender virtudes porque la niña a esta edad es tierra fértil y no sabemos si luego lo será. Lo que no se aprenda ahora será tiempo perdido. 3) ¿CÓMO PIENSA UNA NIÑA DE PRIMER AÑO?: Lo primero que debemos saber de una niña de primer año es que hallaremos diferencias entre la primera mitad y la segunda mitad de los doce años. En la segunda mitad, la niña pensará más las cosas, y estará más ensimismada dedicada a pensar y soñar. Esto puede traer consecuencias en la concentración durante su estudio o en la clase y también confundir a los padres que pueden responder con un retraimiento innecesario. Apoyarla en el tema del pensamiento es muy importante ya que al llegar a los trece años será mucho más reflexiva usando mejor las ideas y razonando más. La gran diferencia entre una niña de primero al comenzar el año y al terminarlo es que hacia el fin de año su madurez es mucho mayor entrando de lleno en la adolescencia, y además, tendrá consolidado su grupo de amigas que ejercerá gran influencia sobre ella. Es en este momento cuando la virtud o valor de la amistad ocupa un lugar relevante. La amistad es un valor que se aprende en primer lugar de los padres. Es muy importante que los padres además de padres sean amigos de su hija, que le ofrezcan la comprensión, apoyo y el compañerismo incondicional que ella buscará en su grupo de amigas. Los conflictos con sus amigas, la falta de amistades, los rechazos y discriminaciones en estos grupos suelen ser comunes pero se resuelven con la amistad por eso es tan importante porque su integración a un grupo de amigas depende de ello. Si el valor de amistad no viene dado de la familia el tutor deberá mostrarle con su comportamiento lo que es ser amigos. La niña aprenderá rápidamente y podrá convivir sanamente con las diferencias y complejidades de su grupo de amigas. En el primer semestre en cambio la niña se volverá muy sensible. He visto personalmente llorar muchas veces a niñas de doce años porque sus amigas no la aceptan en el grupo, el rechazo puede ser una fuente grande de dolor y una causa de problemas como el desinterés por el 4
  • 5. estudio o la falta de concentración. En este primer semestre la niña se mostrará además imprevisible, y las explicaciones que se le suelen dar a las niñas ya no le alcanzarán. Necesitará de sus padres o tutores que razonen con ella y lo que es muy importante confiará en quien se muestre amigable y la ayude a razonar. Una niña de doce años normal manifiesta claramente su intimidad, no oculta su modo de ser y llegando a los trece años empezará la revolución, la famosa rebeldía del adolescente que tanto asusta a los padres y maestros pero que bien encauzada le ayudará a madurar. En esta etapa, quien la escuche empáticamente habrá ganado su confianza y podrá ayudarla a encauzar su rebeldía y a comunicar temores como por ejemplo el clásico: “¿cómo le digo a mamá que tengo novio?”. Por otra parte, la niña se vuelve muy charlatana e impulsiva. Siendo de gran importancia para el acompañamiento terapéutico que ella note que la escuchan de verdad. Serán tonterías lo que diga que quizás aburran a un tutor no experimentado pero para la niña no son tonterías y eso basta para que el tutor la escuche de verdad. Por otra parte entre las “tonterías” se le escaparán detalles que el tutor debe estar atento a recoger por que le serán de mucha ayuda para plantear una estrategia de ayuda. El Counselor notará grandes cambios a partir de la escucha empática demostrándole que él o ella la entiende perfectamente. Una niña de doce o trece años piensa que debido a que ella no comprende los cambios que se producen en ella (biológicos y psicológicos) los demás tampoco la comprenderán. Eso es lo que piensa una niña de primer año de secundaria, siente y cree que los demás no la comprenden. Habrá que trabajar mucho en esta área para ayudarla a crecer. 4) El COUNSELOR Y EL DOCENTE DEBEN TRABAJAR JUNTOS: Una de las preguntas básicas que surgen a partir de la existencia del Counseling educacional es sobre el rol de Counselor en ésta área. Es decir, ¿qué debe hacer? y ¿con quien debe trabajar? Las respuestas pueden ser variadas, por ejemplo el Counselor debe aportar su experiencia a la Institución para lograr mejoras en la parte administrativa mejorando las condiciones para que los niños se desarrollen lo mejor posible. Otra respuesta podría ser, el Counselor debe trabajar con los docentes para que éstos sepan como tratar a los niños en la resolución de problemas difíciles en los que el docente se siente desbordado. Otra respuesta podría ser que el Counselor debe trabajar con el alumno de manera individual y colectiva para mejorar sus disposiciones y ayudarlos a superar cada etapa evolutiva resolviendo 5
  • 6. los problemas derivados de la pertenencia a una institución escolar. En realidad, todas las respuestas son válidas e incluso todas las respuestas deben estar presentes en el trabajo del Counselor pero agrego una más: el Counselor debe luchar por conseguir la buena voluntad del docente para trabajar en equipo siendo ambos un apoyo para el niño. Como dos padres que deben de estar de acuerdo a la hora de emitir mensajes claros a sus hijos para evitar confundirlos, del mismo modo el Counselor y el docente deberán sentarse a unificar criterios. Veamos tan solo algunos ejemplos siguiendo la vertiente de investigación del psicólogo C. Rogers2 . En primer lugar, Counselor y docente deberían estar de acuerdo en que los niños tendrán más probabilidades de desarrollo normal cuando el educador y el tutor manifiesten la mayor coherencia posible entre discurso y comportamiento. La autenticidad del docente o tutor es una de las claves para el desarrollo de los niños. En segundo lugar, la consideración que éstos le tengan al niño, sin generalizaciones, sin castigos humillantes, sin insultos innecesarios y la dedicación del tiempo y atención que el niño se merece dentro de los marcos establecidos y con cierta flexibilidad. En tercer lugar el respeto incondicional que incluye el agrado por el niño, el amor manifestado hacia él como persona en sí misma y no por lo que haga o no haga. Estas tres cualidades puestas en común por docentes y tutor serán el motor principal de los cambios positivos en la conducta de los niños. Estando estos tres “motores” encendidos no es necesario que ni el Counselor ni el docente motive al niño a ser mejor. Tampoco el niño hará los cambios concientemente sino naturalmente como sin darse cuenta por la tendencia autorrealizadora de la vida misma3 . 5) “¿CÓMO VA EL COLEGIO HIJA?”: Los colegios instruyen y ayudan a la formación integral de los hijos pero la educación concierne esencialmente a los padres. Una escuela no está para reemplazar a los padres en la educación sino para servirles de apoyo en todo aquello que no pueden hacer solos por ser tan diverso y vasto el conocimiento del ser humano. Así como el Counselor debe trabajar en unión con los docentes, los padres deben unir fuerzas con el colegio. Interesarse en la educación de los hijos no es solamente preguntarles “¿Cómo te fue?” o “¿Qué tal las notas?”. Se debe contactar y hablar con el preceptor para hacer un seguimiento conjunto. Se debe acudir a los momentos preparados por el colegio para interactuar con los 2 Carl R. Rogers; El proceso de convertirse en persona; Ed. Paidós; Bs. As.2005; pág 234 3 íb. pág. 251 6
  • 7. padres para llegar a un mejor entendimiento y colaboración. Se debe interesarse por la Asociación de Padres e intercambiar experiencias. Todo esto no debería tomarse como una pérdida de tiempo como se suele pensar aunque nos corra el reloj. Lo primero que se plantea a un padre, docente o tutor es que tiene que cambiar el orden de prioridades. Por ejemplo, suele pasar que lo primero en lo que se interroga al niño es acerca de su rendimiento escolar reflejado en las notas. Esto es un grave error. Por que el adolescente que ve esta actitud difícilmente tendrá interés en buscar respuesta a los grandes interrogantes que le plantea la vida escolar. No se interesará en mejorar la comunicación con los demás, ni pensará que los otros aspectos de su vida son tan o más importantes que éste. A lo sumo lo que se conseguirá con la hiperintención de los padres y docentes en mejorar las notas, es que el adolescente se vuelva más competitivo pero no en una persona que sepa vivir bien respondiendo a la problemática más importante que es el crecimiento en las virtudes, la adquisición de valores, la formación de la conciencia y la sana interacción social. Todo esto sin culpas, sin autorreproches, sin resentimientos, y sin conflictos innecesarios con sus compañeros de curso. Abrirse a un encuadre educacional de éste tipo les permitirá a los padres y docentes convertirse en protagonistas de la educación de los alumnos. Otro punto que deben tener en cuenta los padres es que deben romper con el mito todavía existente, según el cual la educación del hijo es cosa de la madre. Esta postura produce importantes lagunas en la formación del adolescente por no tener contacto con el padre que suele ser más exigente4 , cosa que la niña de doce años necesita junto con la tolerancia de la madre. Además de ser una fuente de frustración para la madre que se ve sobrepasada por encontrarse sola ante tan grande responsabilidad. 6) CONCLUSIÓN: La tarea del Counseling Educacional es una de las más difíciles que se le presentarán a todo Counselor debido al período de crisis en que se halla el adolescente y debido a la actual crisis en que se halla la institución escolar por motivos ajenos al desarrollo evolutivo de los niños. Los niños no deben pagar los platos que rompen los padres y por eso es necesario que la presencia de los Counselors en los colegios sean 4 Sobre este punto se debe saber que en la medida de sus fuerzas, se le puede exigir a la niña, porque ella está dispuesta a responder. Se debe hacer con autoridad pues ella misma lo necesita sino su comportamiento hacia los estudios se puede volver negativo. Hay que exigirle que termine sus trabajos no solo por que es su deber sino porque a ella misma le disgusta dejarlos sin acabar y se le debe fomentar la lectura humanista porque le hace crecer en intimidad. (cf. Candi del Cueto y Piedad García; Tu hija de doce años; Ed. Palabra; Madrid 1999) 7
  • 8. como la de esponjas que alivien las tensiones provocadas por adultos conflictuados en niños que de por sí tienen sus problemas de crecimiento que resolver. La llamada crisis educacional se resolvería en gran medida si los adultos comprendieran y conocieran mucho más a los alumnos con los que tratan. Muchas horas de angustia y malos momentos en las salas de profesores se evitarían si los mismos tuvieran una actitud distinta hacia los alumnos. El gusto por trabajar por adolescentes no nos viene dado por naturaleza y es algo que hay que desarrollar y ejercitarse a la vez que capitalizar a base de experiencias frustrantes o fructuosas. Pero es responsabilidad de quienes trabajen con ellos asegurarse que realmente aman a esos pequeños adultos en formación y que están dispuestos a darles lo mejor de sí mismos y no lo peor que traen en sus corazones. Por último sería una gran injusticia tratar a un adolescente como a un adulto como lo es tratar a un adulto como un adolescente, sin embargo es común ver adultos enojarse o exigir a los adolescentes alumnos conductas o respuestas que no pueden dar. La solución conocer y amar a quien estamos ayudando. Mariano García Mollo BIBLIOGRAFÍA: TU HIJA DE DOCE AÑOS; Candi del Cueto y Piedad García PSICOLOGÍA HUMANISTA; Manuel Artiles y Orlando Martín EL PROCESO DE CONVERTIRSE EN PERSONA; Carl R. Rogers 8