1. Mientras la figura de Camilo insurgente se inmortaliza, él
continúa andando montañas, cruzando ríos y quebradas; bordeando
trillos, escalando cumbres, visitando veredas siempre al lado de los
guerrilleros, y de los hombres y mujeres campesinas que lo abrigaban
con sus cariños en aquellos ranchos de tierra y paja donde abunda la
dignidad al igual que los perros.
Exigió a los mandos que lo prepararan, que le enseñaran las
técnicas guerrilleras y militares. Lavaba su ropa, cocinaba para los
combatientes, prestaba guardia, limpiaba y aceitaba escopetas y
carabinas convencido de que pronto, muy pronto, iba a afinar su
puntería... Soñaba con recuperar su propio fusil y cuando el Estado
Mayor le insinuó la inconveniencia, les reprochaba: “¿Es que ustedes
piensan que vine aquí a ser tratado como un inútil? ¿O que no soy
capaz? ¿O que tengo menos coraje que ustedes? ¿Es que me creen
menos verraco que ustedes? Se me trata como a un guerrillero, o éste
no es mi sitio. Yo tengo que correr el mismo riesgo que ustedes.21
2. Capítulo 13
CAMILO SE ARTICULA AL FRENTE JOSÉ ANTONIO GALÁN
Camilo llega al frente José Antonio Galán el 19 de octubre de
1965, después de recibir la orientación del Comandante Manuel
Vásquez Castaño, con quien coordina todo lo relacionado con sus
viajes. En la guerrilla se distingue por su gran sencillez y su inmenso
cariño para tratar a los campesinos. Muestra permanente interés por
asimilar todo lo relacionado con la cotidianidad guerrillera; se dedica a
aprender de los guerrilleros y transmitirles sus múltiples
conocimientos. Pese al gran esfuerzo por adaptarse físicamente a la
guerrilla, a Camilo le costó bastante por su condición de extracción
urbana.
Camilo guerrillero ve en el combate la gran oportunidad para
acumular experiencia y ganar temple revolucionario, aumentar su
formación y realizar su entrega revolucionaria. Lo entiende como lo
entendemos los revolucionarios: como el más glorioso momento de
nuestra vida de luchadores. Lo que esto significa es difícil entenderlo
sin haberlo experimentado, sin ser combatientes; por eso Camilo
rechaza de plano las posibilidades de que por dudas y riesgos para su
seguridad personal, sea excluido del combate.
Veamos el siguiente relato de Nicolás Rodríguez Bautista,
segundo comandante de la UCELN, en entrevista concedida a la
periodista cubana María López Vigil.20
Yo admiré mucho a Camilo. Él podía haber llegado a
ser mucho como persona, como político, con su carrera...
3. Y se desprendió de todo. Después admiré cómo se puso al
ras de todos nosotros y compartió lo que era nuestra vida
en la guerrilla sin ningún tipo de rezago discriminatorio. Se
hizo uno más. Él nos decía:
- No acepto pleitesías ni privilegios. Yo aquí soy
un combatiente más, y ustedes me llevan ventaja y me
tienen que enseñar. Y yo les enseñaré lo que yo he vivido;
tan valioso es lo que han hecho ustedes, como lo que yo
he hecho. Yo quiero graduarme de combatiente y ustedes
tienen que enseñarme, porque yo vengo de una clase
explotadora y quiero llegar a ser uno más entre los pobres.
Ustedes me van a enseñar...
Más que lo cristiano, era eso lo que a mí me
impresionaba. Para ese momento yo tenía ya un
afianzamiento en lo de no creer. Pero a mí me gustaba
hablar con él y, hasta de imprudente, una vez yo le puse el
tema de lo del alma mortal. Él me vio la malicia y me sacó
un poquito el cuerpo a entrar en esa discusión:
- Hay otros problemas más importantes: hay que
estudiar, hay que aprender, y tengo mucho que aprender...
Fuimos haciéndonos amigos. Y él me preguntaba
que cómo me sentía, que quién era mi familia, que por qué
me había incorporado a la guerrilla.
Él bregaba por aprenderlo todo de nosotros. Como
era grande, le faltaba habilidad para moverse, para
caminar, le costaba. Y hacía un gran esfuerzo por ganar
soltura. Alegre sí era. Cantaba, siempre andaba haciendo
4. chistes, jodederas. Le gustaba ese tipo de chanzas de
quitarle a uno la comida del plato y decirle:
- Concho, ¡qué pronto te comiste lo tuyo!
Y después se reía y le devolvía a uno la comida...
Con Manuel Vásquez Castaño practicaba el francés, que él
sabía, y hasta comenzó a dictar un curso de francés a
otros compañeros. Y desde que llegó, le entró el afán de
que estudiáramos, de alfabetizar a los que no sabían leer;
él era un gran maestro. Vea, tenía una gran capacidad
para hacer cosas participativas. Y sus clases eran muy
buenas, porque uno decía una palabrita, el otro decía otra
y era siempre ese tipo de enseñanza. Él empezaba:
- Esto lo vamos a hacer entre todos.
Al poco tiempo de haberse incorporado a la guerrilla
quiso lanzar una proclama para anunciarlo al pueblo
colombiano. Y fíjese: esa proclama que uno lee en los
libros, la hicimos entre todos, como él hacía todas las
cosas.
En el Cerro de los Andes estábamos 40 compañeros,
y reunió a todo el campamento.
- Vean, yo quiero decirle a toda la gente de
nuestro país por qué estoy con ustedes, pero quiero decirlo
de una manera que todos entiendan, así estén de acuerdo
o no. Y yo quiero que entre todos lo hagamos.
Fue un método muy bonito. Él empezaba: - A ver,
¿Por qué piensan ustedes que estoy aquí?
5. Y cada uno iba diciendo, que tal cosa, que la otra,
que ta – ta – ta-... Él iba escuchando, iba sacando y
escribiendo, leía un párrafo y nos preguntaba:
- ¿Están de acuerdo todos?
- ¡Síii!
- Bueno, ya está lista la primera idea, ahora la
segunda...
Todos tomamos parte, como siempre, unos más y
otros menos. Pero todos nos sentimos partícipes. Y así fue
armando toda esa proclama por eso, ese documento tiene
una profundidad inmensa. Porque lo hicimos todos con él”.
Para el 7 de enero de 1966, primer aniversario de la toma de
Simacota y del surgimiento del ELN, el Estado Mayor decide hacer
pública la vinculación de Camilo a la Organización y se lanza la
histórica “Proclama a los Colombianos”.
6. Capítulo 14
PROCLAMA AL PUEBLO COLOMBIANO
Colombianos:
Durante muchos años los pobres de nuestra patria han esperado
la voz de combate para lanzarse a la lucha final contra la oligarquía.
En aquellos momentos en que la desesperación del pueblo ha llegado
al extremo, la clase dirigente siempre ha encontrado una forma de
engañar al pueblo, distraerlo, apaciguarlo con nuevas formas que
siempre paran en lo mismo: el sufrimiento para el pueblo y el bienestar
para la clase privilegiada.
Cuando el pueblo pedía un jefe y lo encontró en Jorge Eliécer
Gaitán, la oligarquía lo mató; cuando el pueblo pedía paz, la oligarquía
sembró al país de violencia. Cuando el pueblo ya no resistía más
violencia y organizó las guerrillas para tomarse el poder, la oligarquía
inventó el golpe militar para que las guerrillas engañadas se
entregaran. Cuando el pueblo pedía democracia, se le volvió a
engañar con un plebiscito y un frente nacional que le imponía una
dictadura de la oligarquía.
Ahora el pueblo no creerá nunca más, el pueblo no cree en las
elecciones. El pueblo sabe que las vías legales están agotadas. El
pueblo sabe que no queda más que la vía armada. El pueblo está
desesperado y dispuesto a jugarse la vida para que la próxima
generación de colombianos no sea de esclavos, para que los hijos de
los que ahora quieren dar su vida tengan educación, techo, comida,
vestido y, sobre todo, dignidad. Para que los futuros colombianos
7. puedan tener una patria propia, independiente del poderío
norteamericano.
Todo revolucionario sincero tiene que reconocer la vía armada
como la única vía que queda.... Sin embargo, el pueblo espera que los
jefes con su ejemplo y con su presencia den la voz de combate.
Yo quiero decirle al pueblo colombiano que este es el momento.
Que no les he traicionado... Que he recorrido las plazas de los pueblos
y ciudades clamando por la unidad y la organización de la clase
popular para la toma del poder. Que he pedido que nos entreguemos
por estos objetivos hasta la muerte.
Ya está todo preparado. La oligarquía quiere organizar otra
comedia de las elecciones, con candidatos que renuncian y vuelven a
aceptar, con comités bipartidistas; con movimientos de renovación a
bases de ideas y de personas que no sólo son viejas, sino que han
traicionado al pueblo: ¿Qué más estamos esperando los colombianos?
Yo me he incorporado a la lucha armada. Desde las montañas
colombianas pienso seguir la lucha con las armas en la mano, hasta
conquistar el poder para el pueblo. Me he incorporado al Ejército de
Liberación Nacional porque en él encontré los mismos ideales del
Frente Unido. Encontré el deseo y la realización de una unidad por la
base, de base campesina, sin diferencias religiosas ni de partidos
tradicionales. Sin ningún ánimo de combatir a los elementos
revolucionarios de cualquier sector movimiento o partido... Sin
caudillismos... Que busca liberar al pueblo de la explotación de las
oligarquías y del imperialismo. Que no depondrá las armas mientras el
poder no esté totalmente en las manos del pueblo. Que en sus
objetivos acepta la Plataforma del Frente Unido.
8. Todos los colombianos debemos ponernos en pie de guerra.
Poco a poco irán surgiendo jefes guerrilleros experimentados en todos
los rincones del país. Mientras tanto debemos recoger armas y
municiones, buscar entrenamiento guerrillero, conversar con los más
íntimos, reunir ropa, drogas y provisiones y prepararnos para una
lucha prolongada.
Hagamos pequeños trabajos contra el enemigo en los que la
victoria sea segura.
Probemos a los que dicen ser revolucionarios, descartemos a los
traidores, no dejemos de actuar pero no nos impacientemos. En una
guerra prolongada todos deberán actuar en algún momento; lo que
importa es que en ese preciso momento la revolución nos encuentre
listos y prevenidos. No se necesita que todos hagamos todo; debemos
repartir el trabajo. Los militantes del Frente Unido deben estar a la
vanguardia de la iniciativa y de la acción. Tengamos paciencia en la
espera y confianza en la victoria final.
La lucha se debe volver una lucha nacional, ya hemos
comenzado porque la lucha es larga.
Colombianos: no dejemos de responder al llamado del pueblo y
de la revolución.
Militantes del Frente Unido: Hagamos realidad de nuestras
consignas:
Por la unidad de la clase popular, ¡hasta la muerte!
Por la organización de la clase popular, ¡hasta la muerte!
Por la toma del poder para la clase popular, ¡hasta la muerte!
9. ¡Hasta la muerte porque estamos decididos a ir hasta el final.
Hasta la victoria porque un pueblo que se entrega hasta la muerte
siempre logra la victoria!
Hasta la victoria final con las consignas del Ejército de Liberación
Nacional:
¡Ni un paso atrás, liberación o muerte!
Desde las montañas de Colombia, enero de 1966
La proclama enviada desde las montañas es acompañada por
una fotografía donde aparece Camilo al lado de Fabio Vásquez
Castaño y Víctor Medina Morón.
Esta histórica proclama y la foto de Camilo guerrillero recorrió a
Colombia y toda América Latina. Todas las gentes se estremecieron
con la noticia. Unos de temblor por el hondo significado político de un
sacerdote de la dimensión de Camilo empuñando un fusil como
prueba valerosa del camino a seguir; otros, la gran mayoría de la
población colombiana, se llenaron de alegría al saber de nuevo sobre
Camilo, su líder, su amigo, su guía. Entendieron, comprendieron y
apoyaron esta decisión tomada en nombre de un pueblo que lo
reclamaba vivo. En las filas revolucionarias se dividieron las opiniones
primando un punto de vista crítico dentro del Partido Comunista
Colombiano; de apoyo irrestricto de la nueva dirigencia del Frente
Unido, en cabeza ahora de Israel Arjona y de total rechazo de algunos
sectores de la Democracia Cristiana, antiguos aliados de Camilo en el
Frente Unido.