SlideShare uma empresa Scribd logo
1 de 31
EL OTOÑO DE LA VIDA
              Alabanza a la Madurez
                 Un exhorto para disfrutar de los
                mejores años de nuestra existencia

         (No apto para menores de 50 años)




                                                Textos y fotografías de
                                               Francisco Arámburo Salas
Música: Candilejas                            Fotos tomadas en California,
de Charles Chaplin                               Baja California y Utah
¡Adiós a la Juventud!
   Indudablemente la juventud es una edad dorada
y recordada siempre con nostalgia. Es una breve época
    inolvidable, romántica, vibrante, emotiva y feliz.




     Es una dichosa etapa creadora y vigorosa
   en la cual todo es fresco y novedoso, como una
        vaporosa nube en el firmamento con
              destellos de color de rosa.

                                 PERO....
...hay que reconocer que esa misma
      juventud tan alabada, tan cantada y suspirada,
es también una época llena de luchas, de preocupaciones,
  de negros nubarrones, muchas veces de privaciones
   y nunca exenta de incertidumbres, celos, zozobras,
     competencias, temores, rivalidades y ansiedades.




                           Es como una regata en la cual
                           hay que estar compitiendo
                           constantemente para lograr
                           un ansiado trofeo.
= EL GRAN CAMBIO =



 Afortunadamente tanto en la naturaleza como
en los seres humanos, “despues de la tempestad
     viene la calma.” Y quizá lo mejor de la
           juventud... es que ya pasó.
Es como una hoja que lleva
                                           suavemente la corriente

Lo cierto es que sin saber cuándo, ni poder definir con exactitud
 una edad determinada (para unos antes y para otros después),
 en cierto punto impreciso de la vida llega ese lapso en que todo
    aminora su marcha y se detiene, posándose suavemente,
             sin prisas, dentro de nosotros mismos.




                                                   Foto: Cumbres de Palmira
En este punto el torrente que brotaba y corría impetuoso,
quizá un poco revuelto, se aclara hasta hacerse transparente.
 Y si volvemos la vista al horizonte veremos que el aire se
  torna tan puro y diáfano que es posible ver claramente y
   sin obstrucciones hasta donde la vista alcanza, más allá
  aun de las montañas que antes nos cubrían el panorama.
El cauce se transforma en una corriente
 de paz que se mueve lentamente, casi
sin sentirlo, hacia esa infinita grandeza,
  profunda e incomensurable, que es el
  final de todos los viajes y adonde van
      a parar todos los ríos: el mar




         Esta etapa, queridos amigos,
                es la MADUREZ
        ¡Pues que sea bienvenida!
Y no debería sorprendernos demasiado hablar
   claramente de ella y referirnos a sus características
en términos precisos, ya que es simplemente un episodio
    más de la vida, una fase de la común aventura que
  juntos iniciamos y hemos compartido en este navío.




Una etapa del
 desfile en el
  cual todos
 marchamos
Veamos: la madurez no es exactamente el mediodía
 de la vida, ni la tarde, ni la noche. Más bien yo diría
que es ese impreciso momento que llega sigiloso con
las primeras horas del día, abarcando esos instantes
brumosos y volátiles que se disuelven poco a poco al
    ser tocados por los emergentes rayos del sol:


               LA MADRUGADA
Hay que verla como un escalón más, o quizá como
    el descanso más amplio de la escalinata, y el que
  más satisfacciones proporciona. Para muchos es la
    época más fecunda, más plena y más productiva
del ser humano, y ciertamente la más sólida y profunda.
Díganme si no: en la madurez no existe la
  nerviosa inquietud de la primavera, el calor
agobiante del verano ni el frío cruel del invierno.
  La madurez es como esa estación color ocre
   pálido, tibia, serena y perfecta: el otoño.

              Para la mayoría de las personas de este tranquilo
             período de transición, de este suave equinoccio de la
               vida, es la época en la cual el barco ha dejado de
            navegar en el abierto y proceloso océano y entra en la
            seguridad placentera de una grande y tranquila bahía.
Los problemas económicos, en casi todos los casos,
  están razonablemente resueltos, y como nuestras
       necesidades son menores, nos alcanza
             mejor con lo que tenemos.

Ahora lo principal es tener la paz que proporciona
 una actitud serena, tranquila y contemplativa.




                                          Bahía Concepción
Y algo extraordinario:
      Ahora no nos inquietan las modas ni los cambios que
   experimentan las nuevas generaciones, ni nos mortifican
 ni afectan las nuevas corrientes o costumbres, pues nosotros
no estamos obligados a cambiar ni a iniciar nuevas modalidades.

    Nuestra edad es ya suficiente justificación para
  mantenernos al margen, aunque sin desentendernos
              de lo básico y lo esencial.




                                Nosotros, mal que bien, por lo
                               menos llegamos a la recta final.
                               Y éso está como para celebrarlo.

                                     ¡Ya la hicimos!
Al llegar la madurez cesan las dudas y las
 incertidumbres. Ya no es necesario hacer tareas ni
desvelarse estudiando, correr tras el autobús por las
mañanas, presentar agobiantes exámenes, pasear a la
     novia o preocuparse por conseguir empleo.




 Definitivamente lo que íbamos a ser, ya lo somos.
  Y lo que no íbamos a ser, ya no lo fuimos… ni lo
 seremos. No a estas alturas. De éso no hay duda.
    ¿Entonces para qué preocuparnos?
Es satisfactorio tener la certeza de que ha sido interesante
  la aventura y excitante el viaje; que ha valido la pena haber vivido
     todos estos años, haber conocido los lugares y la gente que
    conocimos, haber hecho lo que hicimos (o lo que no hicimos),
            y haber disfrutado de lo que la vida nos brindó.
Y si en su tiempo no pudimos aprovecharlo o no supimos apreciarlo,
  y desperdiciamos la oportunidad, éso ya es cosa de cada quién.
Ahora desde aquí, en el sosegado otoño de nuestra existencia,
  sonreímos con complacencia y contemplamos las cosas a
    nuestro alrededor con gran satisfacción, quizá ya no
        con tanta curiosidad, pero sí con mucha más
                  objetividad y serenidad.
Ahora bien, no se crea que en esta edad ya no existen proyectos, ambiciones,
sueños ni afanes de superación. Claro que existen, y hay personas quizá más
activas, dinámicas y productivas en esa edad que a los treinta años. Pero esas
       actividades no son compulsivas ni primordiales, ni constituyen
                     conquistas o carreras de obstáculos.



                                                  ¡Ahora marchamos al ritmo
                                                   de nuestro propio tambor!



 Nadie nos está tomando el tiempo ni obligando a apresurarnos
 para llegar a la meta, pues para nosotros las metas principales
        hace tiempo las logramos, y hasta las rebasamos.
Para los que “cruzamos la frontera” y estamos al otro lado,
  colocados sobre esta amplia, tranquila y bien ventilada
 terraza, ya no hay carreras, nerviosismos, competencias,
 prisas, luchas ni duelos a muerte. Nuestro sitio está en el
palco, no en el ruedo. O por lo menos, detrás de la barrera.


    La edad de los impulsos arrebatados, pues,
    ya ha terminado. Atrás quedaron angustias,
  zozobras, indecisiones y dudas. ¡Y qué bueno!
Si esta es la madurez... pues bienvenida madurez.
HOY es aquel futuro del cual
estábamos tan temerosos AYER.




         Y ya ven, todo salió bien.
     Después de todo... ¡aquí estamos!
Ahora, hay que aceptarlo, nos volvemos más exigentes en nuestros
gustos, pues reclamamos libros mejor escritos, música más selecta,
artistas y directores más talentosos, platillos mejor preparados, licores
más finos, calzado más cómodo, conversaciones más trascendentes,
colores menos chillantes, espectáculos mejor montados y postres
menos empalagosos.

                        Pero también es cierto que nuestra mente está más
                        abierta al diálogo y al análisis imparcial. Y al ver las
                        cosas con un criterio más amplio y definido,
                        descubrimos que hay menos cosas que nos
                        asustan o nos escandalizan, y simplemente nos
                        hacen sonreír con serena complacencia.
Algo importante también es comprobar que en esta edad ciertas convicciones
   se afianzan con firmeza y se definen con más claridad. Así vemos como la
naturalidad se hace más importante que la apariencia; la sinceridad más valiosa
   que la superficialidad; la crítica sana más deseable que el halago procaz; la
  formalidad más encomiable que la frivolidad. Y se reconocen como mejores,
indiscutiblemente, la comodidad que la elegancia, la cordialidad que la etiqueta
                    rigurosa, y la sencillez que la ostentación.
Hay que mantenernos activos, con la mente
    alerta y el espíritu inquisitivo. No nos
entreguemos a la molicie. Hay que estar al día
 y enterados de los avances de la ciencia, las
      artes, la técnica y la computación.




   ¡No hay que quedarnos rezagados!
La conclusión entonces es que, como en la madurez ya no
hacemos planes a largo plazo (ni debemos), es necesario que
  se empiecen a ver YA los resultados de todo aquello para
      lo que antes trabajamos, planeamos, ahorramos
           y nos preparamos a lo largo de la vida.

Ya no hay que seguir posponiendo más las cosas,
  ni hacer planes inalcanzables “para el futuro,”
        pues para nosotros, óiganlo bien...




        El futuro ya está aquí
¡El tiempo apremia!
   De manera que ya no esperen más. Mientras gocen de relativa
buena salud y puedan moverse fácilmente todavía; mientras puedan
    comer y beber de todo y disfrutar de los atractivos de la vida,
 aprevéchenlos. Abran ya sus botellas de coñac francés y usen sus
 vajillas de Bavaria y sus cubiertos de plata, pues ¿para cuándo los
  están guardando? Podría meterse un ladrón y vaciarles la casa,
      ¿y de qué les sirvió haber guardado todo por tanto tiempo?




              Que no tengamos que decir después
            “Qué temprano se nos hizo tarde”
Tampoco esperen ya ningún mañana brillante y glorioso, singular y
perfecto. Si iban a comprarse “algún día” una lancha, una moto, un
camper, una cámara digital, una computadora, y pueden hacerlo (y
                les gusta), ¡pues cómprensela ya!

         Este es el momento preciso,
              no pierdan tiempo.
Y si estuvieron haciendo planes toda la vida para
realizar algún viaje a Europa, a las Cataratas del
Iguazú, a Hawaii, a Alaska, a China o a la
Patagonia, pues antes de que otra cosa
suceda, como una devaluación,
una operación repentina
o un infarto...

                      ¡VÁYANSE YA!

                          ¿Qué esperan?
Finalmente, y como lo dije antes, reafirmo la misma observación:
tal vez en la madurez ya no tengamos la misma curiosidad, la misma
  inventiva, la fogosidad, el entusiasmo, el arrebato ni la tenacidad
  de antes, pero en cambio adquirimos otras cualidades igualmente
    valiosas: razonamos mejor, nos tornamos más conocedores y
           en cierta forma somos más astutos y exigentes.




                   También nos volvemos más serenos, cavilosos y
                prudentes, y aun indiferentes y “olvidadizos” cuando es
                 necesario (o nos conviene). Pero sobre todo estamos
                       más seguros (tan seguros como nunca)
                                de lo que queremos.
Y algo muy importante: obtenemos muchas más
    satisfacciones —sorprende el descubrirlo—
  proveniente de la dicha que irradian los seres
queridos que nos rodean, y con la cual nos inundan
    quizá sin siquiera saberlo o darse cuenta.




      O sea que somos más felices entre más
     podemos percibir el cariño de los nuestros
           y compartirlo con los demás.
Es como deslizarnos suavemente
                       sobre la superficie de un plácido lago

Sea como sea, en términos generales,
la sensación de paz que esta edad trae
aparejada consigo es maravillosa y no
tiene comparación con nada. Y se
descubre cuando ya nos está
inundando por todos lados,
cuando estamos inmersos en
ella casi sin darnos cuenta.
En lo personal, y por lo que a mi respecta, ciertamente descubrir el
arribo de la madurez me ha fascinado y me llena de gozo.           Estoy
    gratamente impresionado. ¡Nunca imaginé que fuera así!




Con inusitado asombro descubro día a día
     nuevas sorpresas y satisfacciones
       que nunca soñé que existieran.
Al sentirnos en paz con los demás
                     y con nosotros mismos,
                   recordamos la sabia reflexión
                      de Amado Nervo, quien
                          lo resumió así:


“Vida: nada me debes.
Vida: nada te debo.
Vida: estamos en paz.”      FIN
                                  Una realización de
                               Francisco Arámburo Salas
                              faramburo@aramburosuites.com

Mais conteúdo relacionado

Mais procurados

Mais procurados (13)

El OtoñO De La Vida 37
El OtoñO De La Vida 37El OtoñO De La Vida 37
El OtoñO De La Vida 37
 
El otono de_la_vida_2
El otono de_la_vida_2El otono de_la_vida_2
El otono de_la_vida_2
 
El otoño de la vida
El otoño de la vidaEl otoño de la vida
El otoño de la vida
 
El otono de_la_vida
El otono de_la_vidaEl otono de_la_vida
El otono de_la_vida
 
El otono de_la_vida_2
El otono de_la_vida_2El otono de_la_vida_2
El otono de_la_vida_2
 
El otono de_la_vida_2
El otono de_la_vida_2El otono de_la_vida_2
El otono de_la_vida_2
 
El otoño de la vida
El otoño de la vidaEl otoño de la vida
El otoño de la vida
 
El otono de_la_vida 2
El otono de_la_vida 2El otono de_la_vida 2
El otono de_la_vida 2
 
EL OTO�O DE LA VIDA LA MADUREZ
EL OTO�O DE LA VIDA LA MADUREZEL OTO�O DE LA VIDA LA MADUREZ
EL OTO�O DE LA VIDA LA MADUREZ
 
El OtoñO De La Vida
El OtoñO De La VidaEl OtoñO De La Vida
El OtoñO De La Vida
 
El otono de_la_vida 2
El otono de_la_vida 2El otono de_la_vida 2
El otono de_la_vida 2
 
Ramelotonodelavida
RamelotonodelavidaRamelotonodelavida
Ramelotonodelavida
 
+El Otono De La Vida
+El Otono De La Vida+El Otono De La Vida
+El Otono De La Vida
 

Destaque

Destaque (20)

Informática tema
Informática temaInformática tema
Informática tema
 
Recycling ASSURE
Recycling ASSURERecycling ASSURE
Recycling ASSURE
 
Articuladores
ArticuladoresArticuladores
Articuladores
 
Las tics
Las ticsLas tics
Las tics
 
Ocê é!!! 2011.09.13
Ocê é!!! 2011.09.13Ocê é!!! 2011.09.13
Ocê é!!! 2011.09.13
 
Karol
KarolKarol
Karol
 
Possible locations
Possible locationsPossible locations
Possible locations
 
Proyecto TIC en un centro educativo
Proyecto TIC en un centro educativoProyecto TIC en un centro educativo
Proyecto TIC en un centro educativo
 
Ativ1 5 sirlene
Ativ1 5 sirleneAtiv1 5 sirlene
Ativ1 5 sirlene
 
El alfabetismo dentro y fuera de la escuela
El alfabetismo dentro y fuera de la escuelaEl alfabetismo dentro y fuera de la escuela
El alfabetismo dentro y fuera de la escuela
 
Għar dalam cave and museum
Għar dalam cave and museumGħar dalam cave and museum
Għar dalam cave and museum
 
Educarchile
EducarchileEducarchile
Educarchile
 
Tic Project
Tic ProjectTic Project
Tic Project
 
Becas monitores campus tecnología
Becas monitores campus tecnologíaBecas monitores campus tecnología
Becas monitores campus tecnología
 
Informe sobre redes
Informe sobre redesInforme sobre redes
Informe sobre redes
 
C:\Fakepath\прогностична модель№2
C:\Fakepath\прогностична модель№2C:\Fakepath\прогностична модель№2
C:\Fakepath\прогностична модель№2
 
Internet
InternetInternet
Internet
 
Encuadre 1
Encuadre 1Encuadre 1
Encuadre 1
 
Was wir uns fragen
Was wir uns fragenWas wir uns fragen
Was wir uns fragen
 
Las tic
Las ticLas tic
Las tic
 

Semelhante a El otono de_la_vida

El otono de_la_vida
El otono de_la_vidaEl otono de_la_vida
El otono de_la_vidayoyis30
 
El hermoso otoño de la vida
El hermoso otoño de la vidaEl hermoso otoño de la vida
El hermoso otoño de la vidaRamón Rivas
 
El Otono De La Vida
El Otono De La VidaEl Otono De La Vida
El Otono De La Vidahome
 
El otoño de la vida
El otoño de la vidaEl otoño de la vida
El otoño de la vidaJorge Llosa
 
El Otoño De La Vida
El Otoño De La VidaEl Otoño De La Vida
El Otoño De La VidaAmau
 
El otono de la vida
El otono de la vida El otono de la vida
El otono de la vida LUZ M.
 
El otono de_la_vida 2
El otono de_la_vida 2El otono de_la_vida 2
El otono de_la_vida 2Garbriela_224
 
El otono de_la_vida
El otono de_la_vidaEl otono de_la_vida
El otono de_la_vidaenquica
 
El otono de_la_vida
El otono de_la_vidaEl otono de_la_vida
El otono de_la_vidaenquica
 
El otono de_la_vida_2 mi (1)
El otono de_la_vida_2 mi (1)El otono de_la_vida_2 mi (1)
El otono de_la_vida_2 mi (1)Aurora Lopez
 
El otono de_la_vida_2 mi (4)
El otono de_la_vida_2 mi (4)El otono de_la_vida_2 mi (4)
El otono de_la_vida_2 mi (4)Aurora Lopez
 
El otono de_la_vida_2 mi (1)
El otono de_la_vida_2 mi (1)El otono de_la_vida_2 mi (1)
El otono de_la_vida_2 mi (1)Aurora Lopez
 
El otono de_la_vida_2 mi (1)
El otono de_la_vida_2 mi (1)El otono de_la_vida_2 mi (1)
El otono de_la_vida_2 mi (1)Aurora Lopez
 

Semelhante a El otono de_la_vida (18)

EL OTOÑO
EL OTOÑOEL OTOÑO
EL OTOÑO
 
El otono de_la_vida
El otono de_la_vidaEl otono de_la_vida
El otono de_la_vida
 
El hermoso otoño de la vida
El hermoso otoño de la vidaEl hermoso otoño de la vida
El hermoso otoño de la vida
 
El Otono De La Vida
El Otono De La VidaEl Otono De La Vida
El Otono De La Vida
 
El OtoñO
El OtoñOEl OtoñO
El OtoñO
 
El otoño de la vida
El otoño de la vidaEl otoño de la vida
El otoño de la vida
 
El otoño de la vida
El otoño de la vidaEl otoño de la vida
El otoño de la vida
 
El Otoño De La Vida
El Otoño De La VidaEl Otoño De La Vida
El Otoño De La Vida
 
El otono de la vida
El otono de la vida El otono de la vida
El otono de la vida
 
El otono de_la_vida 2
El otono de_la_vida 2El otono de_la_vida 2
El otono de_la_vida 2
 
El otoño de la vida
El otoño de la vidaEl otoño de la vida
El otoño de la vida
 
El otono de_la_vida
El otono de_la_vidaEl otono de_la_vida
El otono de_la_vida
 
El otono de la vida
El otono de la vidaEl otono de la vida
El otono de la vida
 
El otono de_la_vida
El otono de_la_vidaEl otono de_la_vida
El otono de_la_vida
 
El otono de_la_vida_2 mi (1)
El otono de_la_vida_2 mi (1)El otono de_la_vida_2 mi (1)
El otono de_la_vida_2 mi (1)
 
El otono de_la_vida_2 mi (4)
El otono de_la_vida_2 mi (4)El otono de_la_vida_2 mi (4)
El otono de_la_vida_2 mi (4)
 
El otono de_la_vida_2 mi (1)
El otono de_la_vida_2 mi (1)El otono de_la_vida_2 mi (1)
El otono de_la_vida_2 mi (1)
 
El otono de_la_vida_2 mi (1)
El otono de_la_vida_2 mi (1)El otono de_la_vida_2 mi (1)
El otono de_la_vida_2 mi (1)
 

El otono de_la_vida

  • 1. EL OTOÑO DE LA VIDA Alabanza a la Madurez Un exhorto para disfrutar de los mejores años de nuestra existencia (No apto para menores de 50 años) Textos y fotografías de Francisco Arámburo Salas Música: Candilejas Fotos tomadas en California, de Charles Chaplin Baja California y Utah
  • 2. ¡Adiós a la Juventud! Indudablemente la juventud es una edad dorada y recordada siempre con nostalgia. Es una breve época inolvidable, romántica, vibrante, emotiva y feliz. Es una dichosa etapa creadora y vigorosa en la cual todo es fresco y novedoso, como una vaporosa nube en el firmamento con destellos de color de rosa. PERO....
  • 3. ...hay que reconocer que esa misma juventud tan alabada, tan cantada y suspirada, es también una época llena de luchas, de preocupaciones, de negros nubarrones, muchas veces de privaciones y nunca exenta de incertidumbres, celos, zozobras, competencias, temores, rivalidades y ansiedades. Es como una regata en la cual hay que estar compitiendo constantemente para lograr un ansiado trofeo.
  • 4. = EL GRAN CAMBIO = Afortunadamente tanto en la naturaleza como en los seres humanos, “despues de la tempestad viene la calma.” Y quizá lo mejor de la juventud... es que ya pasó.
  • 5. Es como una hoja que lleva suavemente la corriente Lo cierto es que sin saber cuándo, ni poder definir con exactitud una edad determinada (para unos antes y para otros después), en cierto punto impreciso de la vida llega ese lapso en que todo aminora su marcha y se detiene, posándose suavemente, sin prisas, dentro de nosotros mismos. Foto: Cumbres de Palmira
  • 6. En este punto el torrente que brotaba y corría impetuoso, quizá un poco revuelto, se aclara hasta hacerse transparente. Y si volvemos la vista al horizonte veremos que el aire se torna tan puro y diáfano que es posible ver claramente y sin obstrucciones hasta donde la vista alcanza, más allá aun de las montañas que antes nos cubrían el panorama.
  • 7. El cauce se transforma en una corriente de paz que se mueve lentamente, casi sin sentirlo, hacia esa infinita grandeza, profunda e incomensurable, que es el final de todos los viajes y adonde van a parar todos los ríos: el mar Esta etapa, queridos amigos, es la MADUREZ ¡Pues que sea bienvenida!
  • 8. Y no debería sorprendernos demasiado hablar claramente de ella y referirnos a sus características en términos precisos, ya que es simplemente un episodio más de la vida, una fase de la común aventura que juntos iniciamos y hemos compartido en este navío. Una etapa del desfile en el cual todos marchamos
  • 9. Veamos: la madurez no es exactamente el mediodía de la vida, ni la tarde, ni la noche. Más bien yo diría que es ese impreciso momento que llega sigiloso con las primeras horas del día, abarcando esos instantes brumosos y volátiles que se disuelven poco a poco al ser tocados por los emergentes rayos del sol: LA MADRUGADA
  • 10. Hay que verla como un escalón más, o quizá como el descanso más amplio de la escalinata, y el que más satisfacciones proporciona. Para muchos es la época más fecunda, más plena y más productiva del ser humano, y ciertamente la más sólida y profunda.
  • 11. Díganme si no: en la madurez no existe la nerviosa inquietud de la primavera, el calor agobiante del verano ni el frío cruel del invierno. La madurez es como esa estación color ocre pálido, tibia, serena y perfecta: el otoño. Para la mayoría de las personas de este tranquilo período de transición, de este suave equinoccio de la vida, es la época en la cual el barco ha dejado de navegar en el abierto y proceloso océano y entra en la seguridad placentera de una grande y tranquila bahía.
  • 12. Los problemas económicos, en casi todos los casos, están razonablemente resueltos, y como nuestras necesidades son menores, nos alcanza mejor con lo que tenemos. Ahora lo principal es tener la paz que proporciona una actitud serena, tranquila y contemplativa. Bahía Concepción
  • 13. Y algo extraordinario: Ahora no nos inquietan las modas ni los cambios que experimentan las nuevas generaciones, ni nos mortifican ni afectan las nuevas corrientes o costumbres, pues nosotros no estamos obligados a cambiar ni a iniciar nuevas modalidades. Nuestra edad es ya suficiente justificación para mantenernos al margen, aunque sin desentendernos de lo básico y lo esencial. Nosotros, mal que bien, por lo menos llegamos a la recta final. Y éso está como para celebrarlo. ¡Ya la hicimos!
  • 14. Al llegar la madurez cesan las dudas y las incertidumbres. Ya no es necesario hacer tareas ni desvelarse estudiando, correr tras el autobús por las mañanas, presentar agobiantes exámenes, pasear a la novia o preocuparse por conseguir empleo. Definitivamente lo que íbamos a ser, ya lo somos. Y lo que no íbamos a ser, ya no lo fuimos… ni lo seremos. No a estas alturas. De éso no hay duda. ¿Entonces para qué preocuparnos?
  • 15. Es satisfactorio tener la certeza de que ha sido interesante la aventura y excitante el viaje; que ha valido la pena haber vivido todos estos años, haber conocido los lugares y la gente que conocimos, haber hecho lo que hicimos (o lo que no hicimos), y haber disfrutado de lo que la vida nos brindó. Y si en su tiempo no pudimos aprovecharlo o no supimos apreciarlo, y desperdiciamos la oportunidad, éso ya es cosa de cada quién.
  • 16. Ahora desde aquí, en el sosegado otoño de nuestra existencia, sonreímos con complacencia y contemplamos las cosas a nuestro alrededor con gran satisfacción, quizá ya no con tanta curiosidad, pero sí con mucha más objetividad y serenidad.
  • 17. Ahora bien, no se crea que en esta edad ya no existen proyectos, ambiciones, sueños ni afanes de superación. Claro que existen, y hay personas quizá más activas, dinámicas y productivas en esa edad que a los treinta años. Pero esas actividades no son compulsivas ni primordiales, ni constituyen conquistas o carreras de obstáculos. ¡Ahora marchamos al ritmo de nuestro propio tambor! Nadie nos está tomando el tiempo ni obligando a apresurarnos para llegar a la meta, pues para nosotros las metas principales hace tiempo las logramos, y hasta las rebasamos.
  • 18. Para los que “cruzamos la frontera” y estamos al otro lado, colocados sobre esta amplia, tranquila y bien ventilada terraza, ya no hay carreras, nerviosismos, competencias, prisas, luchas ni duelos a muerte. Nuestro sitio está en el palco, no en el ruedo. O por lo menos, detrás de la barrera. La edad de los impulsos arrebatados, pues, ya ha terminado. Atrás quedaron angustias, zozobras, indecisiones y dudas. ¡Y qué bueno! Si esta es la madurez... pues bienvenida madurez.
  • 19. HOY es aquel futuro del cual estábamos tan temerosos AYER. Y ya ven, todo salió bien. Después de todo... ¡aquí estamos!
  • 20. Ahora, hay que aceptarlo, nos volvemos más exigentes en nuestros gustos, pues reclamamos libros mejor escritos, música más selecta, artistas y directores más talentosos, platillos mejor preparados, licores más finos, calzado más cómodo, conversaciones más trascendentes, colores menos chillantes, espectáculos mejor montados y postres menos empalagosos. Pero también es cierto que nuestra mente está más abierta al diálogo y al análisis imparcial. Y al ver las cosas con un criterio más amplio y definido, descubrimos que hay menos cosas que nos asustan o nos escandalizan, y simplemente nos hacen sonreír con serena complacencia.
  • 21. Algo importante también es comprobar que en esta edad ciertas convicciones se afianzan con firmeza y se definen con más claridad. Así vemos como la naturalidad se hace más importante que la apariencia; la sinceridad más valiosa que la superficialidad; la crítica sana más deseable que el halago procaz; la formalidad más encomiable que la frivolidad. Y se reconocen como mejores, indiscutiblemente, la comodidad que la elegancia, la cordialidad que la etiqueta rigurosa, y la sencillez que la ostentación.
  • 22. Hay que mantenernos activos, con la mente alerta y el espíritu inquisitivo. No nos entreguemos a la molicie. Hay que estar al día y enterados de los avances de la ciencia, las artes, la técnica y la computación. ¡No hay que quedarnos rezagados!
  • 23. La conclusión entonces es que, como en la madurez ya no hacemos planes a largo plazo (ni debemos), es necesario que se empiecen a ver YA los resultados de todo aquello para lo que antes trabajamos, planeamos, ahorramos y nos preparamos a lo largo de la vida. Ya no hay que seguir posponiendo más las cosas, ni hacer planes inalcanzables “para el futuro,” pues para nosotros, óiganlo bien... El futuro ya está aquí
  • 24. ¡El tiempo apremia! De manera que ya no esperen más. Mientras gocen de relativa buena salud y puedan moverse fácilmente todavía; mientras puedan comer y beber de todo y disfrutar de los atractivos de la vida, aprevéchenlos. Abran ya sus botellas de coñac francés y usen sus vajillas de Bavaria y sus cubiertos de plata, pues ¿para cuándo los están guardando? Podría meterse un ladrón y vaciarles la casa, ¿y de qué les sirvió haber guardado todo por tanto tiempo? Que no tengamos que decir después “Qué temprano se nos hizo tarde”
  • 25. Tampoco esperen ya ningún mañana brillante y glorioso, singular y perfecto. Si iban a comprarse “algún día” una lancha, una moto, un camper, una cámara digital, una computadora, y pueden hacerlo (y les gusta), ¡pues cómprensela ya! Este es el momento preciso, no pierdan tiempo.
  • 26. Y si estuvieron haciendo planes toda la vida para realizar algún viaje a Europa, a las Cataratas del Iguazú, a Hawaii, a Alaska, a China o a la Patagonia, pues antes de que otra cosa suceda, como una devaluación, una operación repentina o un infarto... ¡VÁYANSE YA! ¿Qué esperan?
  • 27. Finalmente, y como lo dije antes, reafirmo la misma observación: tal vez en la madurez ya no tengamos la misma curiosidad, la misma inventiva, la fogosidad, el entusiasmo, el arrebato ni la tenacidad de antes, pero en cambio adquirimos otras cualidades igualmente valiosas: razonamos mejor, nos tornamos más conocedores y en cierta forma somos más astutos y exigentes. También nos volvemos más serenos, cavilosos y prudentes, y aun indiferentes y “olvidadizos” cuando es necesario (o nos conviene). Pero sobre todo estamos más seguros (tan seguros como nunca) de lo que queremos.
  • 28. Y algo muy importante: obtenemos muchas más satisfacciones —sorprende el descubrirlo— proveniente de la dicha que irradian los seres queridos que nos rodean, y con la cual nos inundan quizá sin siquiera saberlo o darse cuenta. O sea que somos más felices entre más podemos percibir el cariño de los nuestros y compartirlo con los demás.
  • 29. Es como deslizarnos suavemente sobre la superficie de un plácido lago Sea como sea, en términos generales, la sensación de paz que esta edad trae aparejada consigo es maravillosa y no tiene comparación con nada. Y se descubre cuando ya nos está inundando por todos lados, cuando estamos inmersos en ella casi sin darnos cuenta.
  • 30. En lo personal, y por lo que a mi respecta, ciertamente descubrir el arribo de la madurez me ha fascinado y me llena de gozo. Estoy gratamente impresionado. ¡Nunca imaginé que fuera así! Con inusitado asombro descubro día a día nuevas sorpresas y satisfacciones que nunca soñé que existieran.
  • 31. Al sentirnos en paz con los demás y con nosotros mismos, recordamos la sabia reflexión de Amado Nervo, quien lo resumió así: “Vida: nada me debes. Vida: nada te debo. Vida: estamos en paz.” FIN Una realización de Francisco Arámburo Salas faramburo@aramburosuites.com