Querido P. Provincial,
envio la Comunicacion del Definitorio, no. 3, sobre la ultima sesion del Definitorio, pidiendo el favor de enviarla a todas las comunidades de frailes, monjas, ocds y de la familia carmelitana de su Provincia.
Gracias y feliz nuevo año.
Isidore D' Silva
isisilva@gmail.com
1. CASA GENERAL DE LOS CARMELITAS DESCALZOS
Corso d’Italia, 38
00198 Roma – Italia
CARTA DEL DEFINITORIO (3)
+ Roma, 21 de diciembre de 2009
Muy queridos hermanos y hermanas en el Carmelo:
PAZ.
En Roma, entre el 15 y el 21 de diciembre, nos hemos reunido como Definitorio por
tercera vez en este sexenio. Este encuentro, celebrado en los días finales del Adviento,
estando viva en nosotros la alegre espera del Señor que viene, se ha visto marcado por
algunos acontecimientos muy gozosos.
La víspera de comenzar, fiesta de san Juan de la Cruz, celebrábamos en el Teresianum,
en el marco de una Eucaristía presidida por N. P. General, la profesión solemne de tres
hermanos nuestros del Colegio Teológico Internacional; dos días después, dentro de la
audiencia general tenida en el Aula Pablo VI, el P. Saverio saludaba a Su Santidad Benedicto
XVI, manifestándole el afecto y la oración por su ministerio de toda la Orden, estando
presentes los definidores, el secretario general y el encargado de comunicación. Finalmente, el
17 de diciembre nos reunimos con el Consejo General de los Carmelitas O. Carm.
Todos estos eventos nos han animado en el trabajo de estos días, como signos
palpables de comunión al interior de la Orden, con nuestros hermanos O. Carm y con la
Iglesia.
Durante estos días, en primer lugar, hemos intercambiado algunas informaciones sobre
el trabajo desarrollado en los últimos meses.
Así, el P. Emilio J. Martínez informó de la reunión de la Comisión para el Centenario,
que tuvo lugar en Ávila – CITeS en octubre pasado. Las conclusiones del encuentro y los
objetivos de las diferentes áreas ya han sido enviados a los Superiores mayores por el
Secretario de la Comisión, P. Alfredo Amesti. Esperamos que, en estos días, comience a
funcionar, al menos en algunos idiomas, el sitio Web que se ha preparado para ayudar en la
animación del Centenario a las comunidades.
El P. General y el P. Marcos Juchem informaron sobre la reunión mantenida con la
“CICLA bolivariana”, que agrupa las presencias carmelitanas en Bolivia, Colombia, Ecuador
y Perú. En dicha reunión –tenida del 22 al 28 de octubre pasados- se afrontó como tema
principal la reestructuración de las circunscripciones de aquella CICLA, uno de los asuntos en
los que el P. General y el Definitorio, particularmente el P. Marcos, tendremos que
emplearnos más a fondo a lo largo de estos años, para ayudar y acompañar a nuestros
hermanos de allá en esta compleja tarea. Hemos trabajado ya en este Definitorio sobre algunas
hipótesis. La decisión final sólo será asumida desde el consenso de los hermanos
comprometidos en las diferentes zonas, a uno y otro lado del Océano.
Así mismo, los definidores encargados de Europa informaron de la reunión de la
Conferencia de Provinciales europeos habida en Zidine (Bosnia) entre el 26 y el 29 de octubre
pasados y el P. General, junto al P. Marcos y el P. John Grennan informaron de la primera
reunión de la comisión económica, que tuvo lugar el 5 de diciembre pasado. Esta última fue,
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2. ante todo, una reunión de toma de contacto y de planificación del trabajo, sin que se hayan
tomado, por el momento, decisiones reseñables. Compartimos también con el P. Ecónomo
general, Attilio Ghislieri, alguna información al respecto de la situación económica de la
Orden, siendo la mayor dificultad en este momento el descenso de las ayudas que llegan a la
Casa General –probablemente a causa de la crisis económica mundial- y el problema –por la
misma causa- del alquiler de los inmuebles que han quedado vacíos en los últimos meses. A
este respecto, sin embargo, las buenas gestiones del P. Attilio comienzan a dar sus frutos y, en
uno de ellos, ya tenemos nuevos inquilinos.
Como en todas las reuniones del Definitorio, hemos abordado diferentes cuestiones
que se refieren a algunas regiones de la Orden.
En primer lugar, el P. George Tambala, quien la ha visitado en fechas recientes, nos
informó detalladamente de la situación de la Delegación General del Congo. A raíz de su
visita, el P. George ha constatado, en unión de nuestros hermanos de la Delegación, algunos
problemas a los que debemos dar solución. Con este fin, el Definitorio ha constituido una
comisión que, presidida por él mismo, formarán además el P. Festus (de la Provincia de
Aragón y Valencia, residente en la misión de Burkina-Fasso – Costa de Marfil) y el P. Julio
(Secretario para las misiones).
Por su parte, el P. Makhoul Farah ha terminado la visita canónica a la Delegación de
Israel-Egipto que este Definitorio le había encargado. En estos días se ha desplazado a Roma
para compartir con nosotros las conclusiones de dicha visita, en la que fue acompañado
algunos días por los PP. John Grennan y Attilio Ghislieri. A la luz de su trabajo, que
agradecemos enormemente, y después de la visita que el P. General realizará en febrero a esta
zona, podremos tomar las decisiones oportunas en nuestra próxima reunión, que tendrá lugar
a primeros de marzo.
Fijándonos en Europa, hemos determinado que N. P. General, acompañado del P.
Emilio J. Martínez, curse una visita pastoral a la Provincia de Malta entre el 3 y el 10 de enero
próximos, después de la visita fraterna que realizó el P. John Grennan.
Además, hemos resuelto algunos asuntos particulares referentes a nombramientos aún
pendientes o situaciones particulares que pedían nuestra atención y hemos reflexionado sobre
nuestra vida en la Casa General, que deseamos sea, ante todo, una comunidad de hermanos
que oran, comparten su vida y trabajan juntos al servicio de la Orden.
Dialogando sobre todos estos asuntos, surgían algunas cuestiones y reflexiones que
queremos compartir con vosotros.
En primer lugar, hemos constatado la necesidad de mejorar la coordinación entre las
iniciativas de las Provincias y las necesidades referentes a la expansión y consolidación de la
Orden. Nos parece que, mejorando la comunicación entre las Circunscripciones y el Centro de
la Orden, será más fácil avanzar en esta necesaria coordinación y podremos emplear nuestras
fuerzas en un modo cada vez más adecuado.
Sucede que, a veces, las Provincias emprenden empeños misioneros o realizan
acuerdos de colaboración que, quizás, desde el Gobierno General –respetando la justa
autonomía de las Circunscripciones– podríamos iluminar y acompañar, por lo que resultarían
más fructuosos para el bien de la Orden. Tendremos que caminar en comunión para encontrar
juntos estos caminos de coordinación.
Como derivación muy práctica de esta cuestión, hemos decidido que la petición de
ayudas para empresas de todo tipo en monasterios y Circunscripciones venga coordinada por
el Gobierno General. Creemos que ello, lejos de poner trabas a una saludable comunión de
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3. bienes entre hermanos y hermanas, la fomentará y facilitará. El detalle de esta determinación
se explicará por medio de una carta que haremos llegar a todas las Circunscripciones.
Profundizando en estas ideas, somos conscientes de la necesaria implicación de todos
en la toma de decisiones importantes. Como Definitorio, nos tocará concienciar a los
Superiores Mayores de la necesidad de trabajar cada vez más unidos, incluso a la hora de
tomar decisiones. Los proyectos que el Gobierno General puede animar o emprender, siempre
buscando el mayor bien de la Orden, su extensión y su consolidación, no llegarán a buen
puerto si no son sentidos por todos los religiosos como proyectos propios, en los cuales
debemos implicarnos, porque nos pertenecen.
Así, por ejemplo, el hecho de que Israel-Egipto sea una Delegación General no quiere
decir que sólo el Definitorio tenga que preocuparse de esta presencia. Nos pertenece a todos
(y el Monte Carmelo de un modo especial), de modo que todos tenemos que preocuparnos,
eso creemos, en el sostenimiento de esa realidad, en el cuidado y atención adecuada a esa
presencia y a los hermanos y hermanas que –a veces con gran esfuerzo y dificultades– la
sostienen, como rostro visible del Carmelo en aquellas tierras.
Quiera el Señor que, sin obviar nuestras responsabilidades, sepamos, como
Definitorio, encontrar caminos de comunión en la toma de decisiones y en la colaboración
efectiva para el crecimiento de la Orden y, sobre todo, para mejorar día a día nuestras
condiciones de vida como carmelitas descalzos y descalzas.
La necesaria, y solicitada desde la base, reestructuración de algunas circunscripciones
de América Latina –a la que nos referíamos más arriba–, así como las situaciones que hemos
podido constatar en Congo e Israel-Egipto, por ejemplo, nos han llevado también a una larga
reflexión.
Cuando se habla de reestructuración, nos viene a todos a la cabeza la idea de cambiar
límites o estatutos jurídicos, o bien, suprimir o erigir fundaciones. Y, sin embargo, esto no nos
parece lo más importante. Lo decisivo es la reestructuración interna, de las personas y de las
comunidades.
Es un dato indudable que la vida religiosa en general y la vida carmelitana en
particular ven atacada y amenazada su dimensión profética; no podemos pensar en extrañas
amenazas y ataques externos, sino en la realidad de un mundo que, siguiendo sus propias
dinámicas, se mueve a gran velocidad, mientras nosotros parecemos apenas inquietos, si no
inmóviles. Este panorama nos llama a defender urgentemente nuestra identidad.
Un panorama multicultural, que ha hecho de todo el mundo un único país, parece
exigir de nosotros, a fin de sobrevivir, la asunción de una identidad plural. En nuestra
reflexión al interior del Definitorio nos parecía, sin embargo, estar llamados precisamente a
todo lo contrario, es decir, a favorecer nuestra identidad común, de modo que pueda
desarrollarse con notas propias en culturas diversas.
No se trata de volver a los viejos tiempos en los que, por ejemplo, estando todo
regulado y viviéndose de idéntica manera la vida carmelitana al interior de un convento, para
un religioso o religiosa igual daba vivir en un extremo u otro del mundo, pues los elementos
esenciales de su vida estaban salvaguardados por las formas externas de observancia. Nunca
mirar atrás ha sido signo seguro de sabiduría ni garantía de supervivencia.
No hay que volver al pasado, lo creemos sinceramente, porque el pasado ya no está,
sino volver a lo esencial de nuestra vida como frailes y monjas descalzos. Y volver a lo
esencial significa, en primer lugar, vencer la tentación de valorarnos sobre todo por lo que
hacemos. Porque lo que nos da valor, realmente, es lo que somos.
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4. Teóricamente todos estamos de acuerdo con la afirmación de que es mucho más
importante el ser que el hacer y, sin embargo, en la práctica parece que tenemos que
justificarnos constantemente por lo que hacemos –nuestros oficios, nuestros apostolados– y
no por lo que somos. Y tenemos aquí muy presentes a nuestras hermanas carmelitas
descalzas, que viendo cuestionado el valor –in se y apostólico– de su vida como
contemplativas, sienten a veces el vértigo que provoca el que, aparentemente (y juzgadas por
esos absurdos criterios fácticos), no hacen nada. Y se preguntan qué hacer y sufren porque, a
veces, sienten la incomprensión o la minusvaloración de parte, incluso, de sus hermanos, que
las invitan a hacer algo.
Nuestra identidad se funda en el vivir, del mismo modo que los discípulos junto a la
Madre en el cenáculo, como fraternidades orantes y pobres ¡Cuántas veces escuchamos la
queja, sobre todo de los más jóvenes, que provoca la nostalgia de una vida más orante, más
fraterna y más austera! Nos lamentamos, y oímos a otros lamentarse, de que no hay tiempo
para la oración, de que apenas nos vemos ni estamos juntos durante el día porque estamos
cargados de trabajos, de que no compartimos nuestros tiempos de ocio, de que nos estamos
volviendo individualistas…
Así, a veces, nuestros días se resuelven en una constante desazón, porque nos falta el
coraje o la decisión que nos lleven a mejorar nuestras condiciones de vida, el valor de
emprender el viaje a nuestras fuentes, las que brotan de la vida y experiencia mística de
Teresa de Jesús y Juan de la Cruz.
La Santa Madre nos quiso como una familia de amigos y amigas de Dios y de los
hermanos, que profundizan sus relaciones y crecen en intimidad y comunión gracias a la
oración común, la vida juntos, la recreación y la comunión de bienes, al servicio del mundo y
de la Iglesia.
Empleados en tantas cosas, urgidos a veces a hacer para justificarnos ante nosotros y
los demás, no nos damos cuenta de que, faltando la oración y la presencia de Dios y una
auténtica y activa comunión con los hermanos y hermanas –porque el carisma teresiano no se
comprende faltando la comunión activa entre las dos partes, femenina y masculina, que lo
constituyen-, todo eso que hacemos pierde sentido.
Lo importante no es cambiar nuestras actividades; por ejemplo, afirmar que es más
teresiano hacer casas de espiritualidad que trabajar en una parroquia. Lo importante es que lo
que hacemos, sea lo que sea, brote de dentro, del encuentro con Dios y los hermanos en la
oración, la vida litúrgica y sacramental, la recreación fraterna y el servicio de los unos a los
otros en el interior de nuestras comunidades.
En esta reunión del Definitorio nos hemos sentido llamados a animar y reforzar la
cultura de nuestra vida carmelitana, porque reforzar nuestra identidad nos hará capaces de
ofrecernos en ambientes diversos, desde unas líneas comunes que, además, nos darán la
capacidad de trabajar juntos, ahuyentando el fantasma del individualismo, incluso aunque
provengamos de culturas diferentes y tengamos que sumergirnos en culturas diferentes.
Un excesivo acento en lo local destruye la capacidad de una Orden para implantarse y
expandirse en el mundo. No hay mayor enemigo que las raíces que nos atan a un lugar,
minando nuestra disponibilidad y, si queremos saber de personas capaces de no echarlas,
basta recorrer con la mente los caminos, no sólo físicos, que antes que nosotros recorrieron –
desde su experiencia espiritual- nuestros Santos Padres Teresa y Juan; debemos ser buenos
hijos de tan corajudos Padres.
Nuestra contextualización en un ambiente no es preferentemente la que aporta ir a o
venir de un lugar, sino la que nos da el ser Orden, tener y vivir un carisma: el teresiano. De
otro modo, no seremos capaces de responder, movilizándonos, a las exigencias de un mundo
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5. que se mueve que, de hecho, se ha movido. Y no poco, hasta el punto de hacer, como
decíamos más arriba, de todo el mundo un país ¿Quién puede afirmar con seguridad que vive
como religioso en una sociedad homogénea? ¿Quién puede estar seguro de no vivir ya, quizás
sin haber salido jamás de su país, en la frontera?
En este sentido resulta muy interesante tener en cuenta aquí lo que el P. Jean-Jacques
Pérennès, OP, que vive como religioso dominico en Oriente Medio, expuso ante los
Superiores Generales de la USG en noviembre pasado, en su conferencia “Vida religiosa y
diálogo inter-religioso”. Precisamente, en una bellísima ponencia en la que afronta los retos
de una vida religiosa que quiere insertarse en una realidad multicultural y multi-religiosa, al
tratar de responder a la pregunta “¿Cómo sostener a los religiosos llamados a vivir ese tipo de
experiencia?”, afirma: “Yo creo que aquí se plantea la cuestión de la formación espiritual. Es
evidente que una vida religiosa en las fronteras del mundo cristiano, incluso totalmente fuera
de él, se sostiene gracias a una verdadera vida espiritual: la oración espiritual, la escucha
frecuente de la Palabra de Dios, como alimento, son puntales indispensables. Pero no hay
recetas”.
Y continúa: “Es importante además una formación intelectual y, en particular,
teológica […]. Es preciso, además, evocar la cuestión de compartir la fe en nuestras
comunidades religiosas. Vivir por largo tiempo en la frontera o fuera del mundo cristiano
pone en tela de juicio a la persona, a veces de forma radical. Para un religioso, sobre todo si es
joven, es muy importante poderse apoyar en una comunidad donde la fe se comparte, se
reflexiona, se celebra juntos. La expresión ritualizada de la liturgia y del oficio divino no
basta. Es preciso que cada uno pueda decir su búsqueda con sus palabras, oír lo que sus
hermanos viven y sentirse sostenido, sobre todo en tiempo de crisis”.
En definitiva, os proponemos, hermanos y hermanas, emprender juntos un precioso
viaje de conversión interior que, nos consta, muchos ya habéis comenzado. Es el que lleva del
hacer al ser, de los trabajos a la identidad, al crecimiento en nuestra calidad de vida como
carmelitas descalzas y descalzos, que nos hará más capaces para la convivencia y el trabajo en
común y nos permitirá inserirnos más adecuadamente en nuestra realidad, marcada por la
interculturalidad.
Confiamos en que la lectura cotidiana de Santa Teresa, que hemos comenzado el
pasado mes de octubre, contribuirá a fortalecer y afirmar esta nuestra identidad. Y esperamos
también que esta síntesis de nuestras reflexiones sea fuente de un rico debate en nuestras
comunidades.
Que el Niño Dios nos conceda presentarnos ante él trayendo como ofrenda al portal lo
que somos: hombres y mujeres que, habiendo conocido el amor de Dios, quieren, juntos,
compartirlo con todos mediante el testimonio de una vida sencilla: orante, familiar y fraterna,
austera y obediente.
Con nuestro deseo sincero de una Feliz Navidad y un año 2010 lleno de paz y
presencia del Buen Dios, vuestros hermanos:
P. Saverio Cannistrà, General P. Marcos Juchem
P. Emilio J. Martínez P. Peter Chung
P. Albert Wach P. George Tambala
P. Augustine Mulloor P. John Grennan
P. Robert Paul
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