Sobre la muerte de carlos fuentes y la reflexión sobre los intelectuales y el poder

1. La muerte de Carlos Fuentes y el pésame del Gobierno de Nicaragua a México:
una reflexión obligada
Lilly Soto Vásquez
La muerte de uno de los grandes del boom latinoamericano, Carlos Fuentes,
panameño de origen y mexicano de hogar y triunfos, deja un vacío en la literatura
universal. Nosotros, hombres y mujeres crecimos con los libros de Fuentes, nos
educábamos en sus respectivas críticas y hemos avanzado con la lectura de sus
obras y de sus artículos y entrevistas.
A todos nos duele su partida, pero nos deja su obra y su infaltable crítica a las
formas y maniobras, recovecos del poder. Por ello, ahora que los gobiernos y
políticos así como los literatos, escritores y periodistas hablamos de Fuentes y
presentamos condolencias, nos vemos obligados a reflexionar sobre las relaciones
entre los intelectuales y el poder no solamente en Latinoamérica sino en nuestra
Nicaragua.
Carlos Fuentes fue un acérrimo crítico a los gobiernos mexicanos de turno.
Blandía su palabra como espada para señalar de manera directa, fuerte y sin
contratiempos las formas enmarañadas y retorcidas que toma el poder. Sí, era un
intelectual y un crítico de primera. Leído, pero no oído, porque si hubiera sido oído,
otro México existiera en la actualidad.
El Gobierno de Nicaragua debe obligarse a revisar sus relaciones con los
intelectuales nicaragüenses. Escuchar sus críticas, revisar sus señalamientos,
observar a profundidad los fundamentos de esos señalamientos y procurar el
diálogo constructivo y productivo para mejorar a profundidad las relaciones entre
los intelectuales y el poder que se ejerce.
Cuando los intelectuales hablan y escriben está hablando una parte sensible de la
sociedad que por diversas razones ha tenido acceso al conocimiento y ha
perfeccionado su intuición para detectar “mañoserías y formas amañadas que usa
el poder “ para sostenerse. Plasman en sus obras estas intuiciones y operan
como “coro” o como “solistas” para indicarle a los pueblos que algo no está bien,
que algo no está correcto. Pueden morirse como lo hizo el martes 15 de mayo
Carlos Fuentes, pero su obra y su crítica servirá como parte esencial de la historia
de las mentalidades de América Latina y de México en particular. Lo mismo puede
pasar en Nicaragua sino se corrige a tiempo y no se escuchan las voces de los
intelectuales. México está dolido por la muerte de Carlos Fuentes, pero le duele
más no haberlo escuchado a tiempo.
Guatemala de la Asunción, 16 de mayo de 2012.