2. Hoy, una mañana como todas
las mañanas en Felicilandia, el sol
se levanta, resplandeciente con una
sonrisa, e irradiando luz y fulgor a
toda la ciudad; los pájaros trinan su
bello cantar: tri, tri , tri, tri, la dicha
los invade del nuevo día que llegó; las
flores se levantan alegres, separando sus hojas para que la luz
del hermoso amanecer pueda llenar sus pétalos y disfrutar su
energía; los animales abren sus ojos y extienden sus patas
recibiendo el espectacular amanecer, los insectos van y vienen
en el horizonte, bailando al son del viento, se ven árboles
frondosos, llenos de hojas y ricos frutos, gramas verdecitas que
acaricia las lomas, como si estuviera en alfombras toda la
ciudad; en todos la felicidad siempre persiste y el ambiente es
de risas y risas; al final del paisaje se oyen dos carcajadas
diferentes que se confunden con el sonido del riachuelo.
3. Son dos espectaculares unicornios, una llamada Estrella y otra llamada
Arcoíris, juegan, saltan, ríen y salpican el agua del pequeño río, en
donde se encuentran y conversan entre ellas:
Estrella: Ja, ja, ja, ja… ¡Esta fría el agua!; Arcoíris: Ja, ja, ja, ja… ¡Si, si,
si, esta fría y fresca!, ya me lavaste la cara, ¿Vez el arcoíris
que has formado, entre el agua que salpicas y los rayos
de sol?; Estrella: si es como si salieran de tu cuerpo .¡Es
hermoso!; Arcoíris: ¡Si!, ¡Si… es verdad!, salpícame más
hermanita, ¡Que bella es la naturaleza!.
Estrella: ¡Un día más de alegría mi hermanita!.
Arcoíris: Si hermanita, un día más para ser felices,
disfrutar lo bello de la vida y de nuestra ciudad.
Estrella: ¿Qué vamos hacer hoy?
Arcoíris: Vayamos a saludar a
todos y vemos quien nos necesita.
Estrella: Esta bien, es muy buena
idea, vayamos.
4. Estrella y Arcoíris galoparon por el sendero hasta que se
consiguieron con el Señor Beltrán: una ardilla muy mayor, con
bastón, de color marrón oscuro y refunfuñón que siempre estaba
regañando. Señor Beltrán: ¡Que hacen niñas!, ¡No corran!, ¡No
corran!,¡No ven que se van a hacer daño o me pueden tropezar
mis bellotas!. Estrella: ¡Buenos Días señor Beltrán!, ¡No…!,
¡Como se le ocurre, nosotras somos muy cuidadosas!
Arcoíris: ¡Si señor Beltrán, Buenos Días!, nosotras somos
incapaces de tropezar sus bellotas
¿Queríamos saber si lo podemos ayudar en
algo?; Señor Beltrán: ¡No, No, no….!
¡No van a hacerlo como a mí me gusta!
¡Vayan, vayan por el camino y busquen
a alguien más que puedan ayudar!
5. Estrella y Arcoíris siguieron por el bello paisaje buscando a
quien más poder ayudar; consiguieron una gallina gorda y pintoresca,
que cacaraqueaba sin cesar: co, co, co, co… Era la señora Juana; las
niñas le dijeron: Buenos días señora Juana ¿Como amanece?; buenos
días niñas muy bien, gracias a Dios, hoy nacieron mis pollitos y voy
corriendo a buscarles alimento. Estrella y arcoíris corrieron hasta el nido
a admirar a los nuevos hijos de la señora Juana.
6. Arcoíris: ¡Que bellos y pequeños son!
Estrella: ¡Si! Son de muchos colores: unos amarillos, otro marrón
claro y otro marrón oscuro.
Pollitos: ¡Pio, pio, pio, pio…!
Arcoíris: ¡Como pillan!, ¿Será que tienen mucha hambre?
Estrella: !Si, si, si... Hermanita acabaron de nacer, deben tener
mucha hambre!; Arcoíris: ¡Ahí que preocupante!, ¿Le buscamos de
comer?, ¿Qué comen ellos?; Estrella: Ellos comen lombrices,
tratemos de conseguirles. Señora Juana: No, no se preocupen mis
bellas niñas, ya llegué, aquí les traigo lombrices a mis bellos niños.
Estrella: Señora Juana nosotras queríamos ayudar con sus pollitos.
Señora Juana: Tranquilas hijas ya resolví, sigan por el camino a
ver a quien más pueden ayudar.
7. Estrella y arcoíris siguieron por el bosque de Felicilandia
distrayéndose con sus saltos y jugueteos por un rato, cuando de
repente escucharon a alguien diciendo, ¡Auxilio!, ¡Auxilio!, ¡Ayuda!,
¡Ayuda!, ¿Alguien me puede ayudar?. Las unicornios corrieron y
corrieron sin descansar, buscando quien necesitaba ayuda.
Estrella: ¿Quién pide ayuda?, ¿Quién?, ¿Dónde estás?
Arcoíris: ¡Aquí!, !Aquí hermanita!, ¡Aquí esta!
Estrella: ¿Quién eres?; Constelación: ¡Soy Constelación!,
pero por favor, ¿Me podrán sacar de aquí?, es muy desagradable
estar aquí clavado en este árbol, sin poder moverme, saltar y disfrutar.
Arcoíris: ¡Sí claro!, ¡Claro…! ¡Ya te sacamos de ese árbol!
8. Arcoíris y estrella halaron y halaron con sus patas a Constelación
para lograr sacarlo del árbol en donde estaba clavado con su cuerno.
Arcoíris y Estrella: ¡Hala, hala, hala…! Arcoíris: ¡Está muy pesado!
Estrella: ¡Dale hermanita hala duro, lo vamos a lograr!, ¡Hala!
Arcoíris: ¿Cómo te metiste en esta dificultad? Constelación: Estaba
jugando y saltando con las ramas de los árboles, me tropecé y ¡Plus…!
¡Me clave al árbol!. ¡Yo soy un unicornio muy juguetón! Estrella: ¡Más
duro hermanita, concéntrate y hala, para que saquemos a constelación!
¡Uuuuup…! ¡Hasta que por fin!, Estrella y Arcoíris, pudieron sacar a
constelación del árbol donde estaba atrapado. Era un unicornio muy
saltarín que vivía en el bosque jugando con todo lo que se encontraba
a su paso.
9. Después que las niñas lograron sacar a Constelación del árbol,
decidieron los tres, jugar y jugar por toda la senda; cuando de pronto
consiguieron una cueva al final del sendero y pensaron los tres en
entrar…
10. Arcoíris: ¡Quiero entrar!; Estrella: ¡No, no
podemos!. ¡No sabemos que habrá dentro, si hay
peligro o no!. ¡Cómo se te ocurre que vayamos a
entrar! Constelación: ¡Pero debemos investigar…!
¡Vayamos a ver, exploremos… ¡Anden vamos…! Arcoíris:
Anda hermanita, anda… vamos… veamos que hay
dentro… Estrella: Hagan caso… Ya les dije que no vamos
a entrar, al menos que vayamos a pedirle permiso a los
mayores a ver si eso es correcto. ¿Les parece?
Constelación: Pero… ¿Para qué?... no es necesario…
vamos, vamos, yo sé que no nos pasara nada malo, mi
intuición me dice que no hay nada malo dentro. Estrella:
Ya les dije que ¡NO! , ¡Que parte del «NO»!, ¡No
entienden!. Arcoíris: Hay hermanita, ¡Anda!, ¡Vamos,
vamos a entrar a ver que hay, no seas
así…!
11. Estrella: ¡Ultimadamente! ¡Yo me voy!, ¡Si quieren entren ustedes,
sabes que mamá siempre dice que cuando veamos cosas así nos
alejemos o vayamos a pedirle permiso a ella para confirmar que todo
esté bien; si no me quieren escuchar, allá ustedes con sus decisiones
y consecuencias!
12. Entonces Estrella decide irse por el sendero, pensando que
Arcoíris y Constelación pronto se unirían a ella, por lo que ella les
había dicho sobre su mamá. Caminó y caminó, viendo constantemente
hacia atrás, con la esperanza de que al voltear en algún momento viera
a su hermana y amigo… Anduvo como un kilómetro; al esperar y
esperar, se preocupó y decidió devolverse para ver ¿Qué ocurría?...
Se fue acercando poco a poco a la cueva donde había dejado
a su hermana y amigo, observaba constantemente para todos los lados
con la esperanza de verlos en algún momento… ¡Pero nada…! ¡No los
veía…! Cada vez más preocupada y asustada, apresuró el paso para
llegar más rápido y lograr conseguirlos…. ¡Nada aún…! ¡Todo era
inútil…! ¡No lograba verlos!, solo conseguía en el camino árboles,
arbustos, flores, piedras y algunos animalitos.
13. Cuando de repente se tropieza con un pequeñito conejo, semejante
a una nube caída del cielo, era blanquito como un copo de nieve, gordito,
peludito y chiquitico… ¡Buenas tardes!, que bello animalito eres le dice
Estrella al bello niño llamado José. José: ¡Gracias!, muchas gracias.
(Contesta él muy amablemente). Me llamo José y ¿Tú? Estrella: Yo me
llamo Estrella, ¿Que haces por aquí tan solito?. José: La verdad estaba
jugando cerquita de mi cueva junto a mí mami y hermanitos, cuando de
repente se me apareció una bella mariposa parecida a un arcoíris, tenía
varios colores: amarillo, azul, rojo, verde, fucsia y resplandecía como el
sol; me llamaba a jugar con ella, iba de flor en flor; me cautivó tanto, que
corrí y corrí junto a ella, sin darme cuenta me hallé, lejos, perdido y solo;
hasta que tropecé contigo.
14. Estrella: Yo también ando buscando a mi hermana y amigo que dejé al
frente de una cueva. Les dije que no se metieran en ella, porque no
sabíamos si era peligroso y nuestra madre nos dice que si conseguimos
peligro debemos alejarnos enseguida y no me hicieron caso. Se
quedaron frente a la cueva mientras yo me di la espalda y me vine.
Ahora ando buscándolos y no los he conseguido. José: Por donde yo
vivo hay muchas cuevas alrededor; unas seguras… que son nuestras
casas, pero otras peligrosas, que son de los señores murciélagos
Vetulio, Bernardo, Adolfo y Venancio, entre otros, otra es del señor
Ruperto un oso gruñón, muy alto, robusto y marrón; que aunque tiene
un buen corazón, le molesta mucho que se metan en su cueva y más
cuando está durmiendo; y otras cuevas con huecos oscuros y muy
profundos de las cuales es casi imposible salir.
15. Estrella: ¡Entonces busquemos juntos: Tú a tú familia y yo a mi hermana
y amigo!. José: ¡Si qué bueno que te conseguí!, ¡Así no estaré solito y
conseguiremos a mi mamita!. Estrella: ¡Si José yo te ayudaré y
acompañaré hasta que consigas a tu linda familia!. ¡Vayamos por el
sendero buscando las cuevas!. ¡Dirijámonos por aquí…!
Caminando por las sendas de Felicilandía, José y Estrella escuchan
unos gritos a lo lejos del pasaje. ¡Ayuda!… ¡ayuda!... ¡Auxilio!… ¡Ayuda
por favor!... Eran las voces de Arcoíris y Constelación. ¡Estaban en
peligro!; los gritos se escuchaban cada vez más cercas, a medida que
Estrella y José se aproximaban a una de las cuevas. Hasta que por fin
llegaron a la entrada de una de ellas. Arcoíris: ¡Auxilio, Auxilio!, ¿Quién
esta ahí?... ¡Ayúdennos por favor…! Constelación: ¡Si Ayúdennos por
favor!, ¡Estamos atrapados aquí abajo!. ¡Dentro de esta cueva fría y
oscura!.
16. Estrella: ¡Aquí estoy hermanita soy yo!, ¿Qué paso? Arcoíris:
¡Por no hacerte caso!... ¡Por no hacerle caso a mamá!... ¡Por
dejarme llevar por lo que me decía Constelación!, nos metimos
en la cueva y de repente. ¡Ups…! ¡Caímos hasta el fondo sin
poder salir, es muy hondo, frío y oscuro; ¡Tengo miedo
hermanita…! ¡Sácame, por favor! Constelación: ¡Sí...! ya
aprendimos la lección, haremos caso a los hermanos mayores,
a los amigos y sobre todo a los padres cuando nos digan que
nos debemos alejar de los peligros sin importar lo que nos
puedan decir los demás o convencer de ello; !Por favor sácanos
de aquí lo más rápido que puedas…! José: Estrella yo sé en
donde hay un gran árbol, uno que tiene lianas muy largas, que
nos servirán para sacar a tu hermana y amigo de ese
atolladero; vayamos a buscarlo. Estrella: ¡Sí!, ¡Sí…!
¡Apresurémonos para que salgan rápido de ahí!.
17. Estrella y José corrieron rápidamente por lo profundo del bosque
buscando el gran árbol que los podía ayudar. Hasta que lo
consiguieron. Casi sin aliento, se detuvieron a respirar para poder
hablar. Estrella: !Buenas tardes Don árbol!, ¿Podría agarrar dos de sus
grandes lianas para salvar a dos unicornios que se encuentran
atrapados en una cueva? ¿Por favor?. José: !Si don árbol!, ¡Por favor!,
permítanos quitarle dos lianas de su hermoso cabello lleno de
frondosas hojas para salvar a mis amigos. Don Árbol con su voz
armoniosa, cálida y sublime contesto a sus nuevos anfitriones.
18. Don Árbol: ¡Buenas tardes mis bellos animales...!, bienvenidos,
cual es el apuro, pasen, siéntense y conversen conmigo un rato antes
de agarrar mis lianas. Tenía tiempo que no me llegaba una nueva
visita. Siempre son los mismos: el señor Jordán, el castor; el señor
Wilfredo el pájaro Carpintero; las ardillas: Pina y Pipo; la señora
Florencia, la culebra y todas las hormigas. Pero nuevos amigos no.
¿Por qué el apuro?... quédense un rato. Estrella: ¡Que lindo y cortes
Don árbol!, ¡Muchas gracias…! pero en otra ocasión será, estamos
preocupados, apurados y nerviosos; porque se ha caído al fondo de
una cueva mi hermana y un amigo, no hayan como salir de ahí. Dicen
que es un sitio muy horrible y que nos apresuremos a sacarlos por
favor. Don Árbol: ¡Qué problema tan grande tienen! ¡Okey…! ¡Okey…!
¡Agarren las lianas que necesiten y corran a salvarlos pronto!
¡Después conversaremos!
19. En eso Estrella se guindo de
una liana y otra, logrando
romper las dos, se las monto
en el lomo y junto a José, se
fueron inmediatamente por los
árboles y arbustos hasta la
cueva. Al llegar ahí se amarró
las dos lianas al lomo; los otros
extremos los tiró hacia el fondo
del hueco que quedaba en la
cueva, donde se encontraban
los unicornios. Estrella:
Hermanita, ya llegué, te he
tirado los extremos de dos
lianas hacia ti y Constelación,
búscala y se la amarran a la
cintura. Me avisan para halar.
20. Arcoíris y Constelación: ¡Ya, Ya… ya nos
amarramos, súbenos por favor! Estrella haló con todas
sus fuerzas para subir a los dos unicornios, pero por
más esfuerzo que hizo, no lograba subir a Arcoíris y
Constelación. José: Pero Estrella yo he escuchado
que ustedes los unicornios tienen poderes en los
cuernos, ¿eso es verdad?...Estrella: Que sabio eres
José, siendo tan pequeño te recordaste de eso, a mí
los nervios, el apuro y la desesperación por sacarlos
de ahí no me han permitido pensar sabiamente. Ya voy
a usar mis poderes para sacar a Arcoíris y
Constelación. Pero para ello, me tengo que calmar y
confiar, para que así pueda usarlos sin problemas.
Estrella se desamarró las lianas, se sentó… suspiró…
cerró los ojos, calmándose y procediendo a usar
sus poderes de su cuerno para sacar a su
hermana y amigo.
21. Apuntó hacia la cueva y una energía hermosa y resplandeciente
salió de su cuerno entrando a la cueva; en pocos minutos se veían los
dos unicornios saliendo de la caverna y levitando sobre el prado fresco,
allí los colocó y terminó de sacarlos. Exclamando Estrella: ¡Lo logré!...
¡Yuju…! que alegría!... ¡Ya están a salvo y conmigo! Arcoíris: Si
hermanita, ¡Gracias! ¡Aprendí la lección y no lo volveré a hacer!
Constelación: ¡Si!, ¡Si…! ¡Ella tiene razón, no volveremos a ser
desobedientes ni a meternos en problemas, sabiendo que no es lo
correcto! Estrella: ¡Me alegro mucho que hayan aprendido, que estén
bien y a salvo!; les presento a José, que me ayudó mucho a rescatarlos;
necesitamos buscar su casa, la cual es una cueva que se encuentra por
aquí cerca.
22. Procedieron todos a buscarla, separándose todos por diferentes
direcciones para encontrarla más rápido; ya que se hacía de noche. En eso
Constelación exclamo: ¡Aquí es, aquí es!... ¡Vengan, vengan ya la conseguí!
¿Señora coneja usted es la madre de José?; ¡Si… si…! ¿Ustedes saben
dónde está?, se me perdió esta mañana y no he logrado conseguirlo. Estrella:
¡Aquí está conmigo señora coneja!, yo lo conseguí en el bosque, ¡Pero aquí se
lo traigo, sano y salvo! Al llegar a la cueva donde estaba mamá coneja con sus
conejitos, todos reían y brincaban de alegría por estar juntos nuevamente.
23. Amiguitos, siempre debemos hacerle caso a nuestros padres y
hermanos mayores; ellos son sabios, precavidos y su experiencia sirve para
enseñarnos lo que ellos han aprendido; así que cuando se les presente una
dificultad o quieran dirigirse a un lugar desconocido, pidan permiso y
pregunten si es correcto o seguro hacerlo; que ellos les sabrán orientar de la
mejor manera…
Y colorín colorado todos los animales fueron felices como día a día lo
son en Felicilandía…