La princesa se propuso casarse con quien le llevase el regalo más valioso, tierno y sincero. Entre los muchos regalos, un joven le ofreció una simple piedra como representación de su corazón. Aunque al principio la princesa no lo entendió, con el tiempo comprendió que debía transformar las cosas como el fuego, separando lo inútil de lo importante. La princesa dedicó su vida a mejorar el reino y sus gentes, ganándose el apodo de "La princesa de fuego". Finalmente, su pasión