El sistema respiratorio de las aves está adaptado para el vuelo mediante la presencia de sacos aéreos que permiten un flujo unidireccional de aire y aumentan la ligereza del ave. Los sacos aéreos se llenan y vacían con cada respiración mientras que los pulmones pequeños realizan el intercambio gaseoso de oxígeno y dióxido de carbono. Esta anatomía respiratoria eficiente provee a las aves de los altos niveles de oxígeno necesarios para volar.