El documento describe cómo José Smith fue preordenado por Dios antes de nacer para establecer la obra de Dios en los últimos días. También habla sobre cómo Wilford Woodruff asistió a una reunión donde José Smith predijo que la iglesia se extendería por todo el mundo. Finalmente, destaca la importancia del Espíritu Santo y la revelación personal para enseñar el evangelio de forma efectiva.
2. José Smith fue preordenado para establecer
la obra de Dios en los últimos días
José Smith estuvo miles de años en el mundo de
los espíritus, reservado para nacer en la carne en
el momento preciso, y para ser inspirado por
Dios, visitado por Él, y habilitado y preparado
para la misión que se pondría en sus manos10
José Smith fue nombrado por el Señor antes de
nacer, así como lo fue Jeremías. El Señor le dijo a
éste: “Antes que te formase en el vientre te
conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por
profeta a las naciones” [Jeremías 1:5]. Y se le
mandó amonestar a los habitantes de Jerusalén
sobre su iniquidad. A él le pareció una ardua
tarea, pero al fin hizo lo que se le había mandado.
Por eso digo con respecto a José Smith que él
recibió su nombramiento antes de la fundación
del mundo, y que vino en el momento señalado
por el Señor para establecer esta obra en la tierra.
Él escuchó atentamente las palabras de Jesucristo
y continuó haciéndolo hasta que lo
mataron, como al Salvador1
3. La dispensación del cumplimiento de los tiempos
En la primavera de 1834, Wilford Woodruff asistió a una reunión del
sacerdocio en Kirtland, Ohio. En esa reunión comenzó a comprender
el destino de la Iglesia en esta dispensación. Más adelante comentó:
“El Profeta llamó a todos los que poseían el sacerdocio para que se
reunieran en una pequeña cabaña que servía de escuela. Era una casa
muy pequeña de unos 4,2 metros cuadrados, pero ahí estaba todo el
sacerdocio de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos
Días… Ésa fue la primera vez que vi a Oliver Cowdery lo oí hablar; y
también la primera vez que vi a Brigham Young, a Heber C. Kimball, a
los dos hermanos Pratt [Orson y Parley], a Orson Hyde y a muchos
otros. No había Apóstoles de la Iglesia en ese tiempo, excepto José
Smith y Oliver Cowdery.
Cuando nos reunimos feta pidió a los elderes de Israel que se
encontraban con él que dieran testimonio de esta obra. Todos los que
nombré hablaron, y muchos otros que no he nombrado dieron
también su testimonio. Cuando concluyeron, el Profeta dijo:
‘Hermanos, he sido grandemente elevado e instruido con sus
testimonios esta noche, pero quiero decirles ante el Señor
que, concerniente al destino de esta Iglesia y este reino, ustedes no
saben más de lo que sabe un bebé en brazos de su madre. No lo
comprenden’. Me quedé un tanto sorprendido. Luego dijo: ‘Esta noche
sólo ven aquí a un puñado de hombres con el sacerdocio, pero esta
Iglesia se extenderá por América del Norte y del Sur, cubrirá todo el
mundo’
4. José y Wilford
vi al Profeta otra vez y tuve el privilegio
de hacerle una pregunta.
“Le dije: ‘Quisiera saber por qué anda
usted de prisa. Yo he andado apresurado
toda mi vida y esperaba que los apremios
acabaran cuando llegase al reino del
cielo, si es que llego’.
“José me dijo: ‘Se lo diré, hermano
Woodruff. Toda dispensación que ha
tenido el sacerdocio en la tierra y que ha
ido al reino celestial ha tenido ciertas
labores que realizar a fin de prepararse
para ir a la tierra con el Salvador cuando
Él vaya a reinar en ella. Cada
dispensación ha tenido abundante
tiempo para realizar esa obra, pero
nosotros no. Somos la última
dispensación y es tanto el trabajo que
queda por hacer que tenemos que
apresurarnos para realizarlo’
5. El poder y la autoridad del Santo Sacerdocio
El Santo Sacerdocio es la vía por la cual Dios se
comunica con el hombre y trata con él en la tierra;
y los mensajeros celestiales que han visitado la
tierra para ponerse en contacto con el hombre han
sido hombres que, en la carne poseyeron y
honraron el sacerdocio. Todo lo que Dios ha
hecho que se lleve a cabo para la salvación del
género humano, desde la llegada del hombre a la
tierra hasta la redención del mundo, ha sido y será
en virtud del sacerdocio sempiterno.
El Señor nunca ha tenido en la faz de la tierra una
Iglesia, desde la primera que fue organizada hasta
la actualidad, que no se haya organizado por
revelación, con profetas y
apóstoles, pastores, maestros, ayudantes y
administradores investidos con el Santo
Sacerdocio, con ese poder delegado por Dios al
hombre que autoriza a éste a obrar en nombre de
Dios; y desde el principio del mundo, sin ese
sacerdocio ningún hombre tiene derecho alguno
de ministrar en ninguna de las ordenanzas de Su
santa casa ni tampoco tiene derecho nadie a ese
sacerdocio
6. El poder del Sacerdocio.
¡Qué gran responsabilidad
es la de poseer este
sacerdocio
celestial, imperecedero y
eterno! Y sin duda
tendremos que dar cuenta
de ello. Los apóstoles, los
setenta, los sumos
sacerdotes, los élderes y
todo hombre que posea
cualquier parte de este
sacerdocio que se nos ha
concedido serán
responsables de él.
7. El Espíritu Santo y la revelación personal
Según nuestra fidelidad, podemos recibir
la compañía del Espíritu Santo para
iluminarnos y guiarnos hacia la vida
eterna.
contó el presidente Woodruff, “le
pregunté al presidente Young si quería
predicar, a lo que él me contestó: ‘No, ya
he dado mi testimonio en la carne y no
hablaré más a este pueblo.
Pero’, agregó, ‘he venido a verte; he
venido para velar por ti y para ver lo que
hace la gente’. Entonces siguió diciendo:
‘Quiero que enseñes al pueblo, y que tú
mismo sigas este consejo: todos tienen
que luchar y vivir de tal forma que
puedan obtener el Espíritu Santo, porque
sin esa guía no podrán edificar el reino;
sin el Espíritu de Dios corren el peligro
de caminar en la oscuridad, corren el
peligro de fracasar en su llamamiento
como apóstoles y como élderes de la
Iglesia y reino de Dios
8. ¿Cuál es el testimonio más grande que un
hombre o una mujer puede tener con respecto
a que ésta es la obra de Dios? Les diré cuál es
el testimonio más grande que yo haya podido
tener en mi vida, el más seguro: es el
testimonio del Espíritu Santo, el testimonio
del Padre y del Hijo
Es posible que nuestros ojos y oídos se
engañen con la astucia y las maquinaciones
del hombre; pero el Espíritu Santo jamás
engaña a nadie. Las Escrituras nos dicen que
en el hombre hay un espíritu y que la
inspiración del Omnipotente le da
entendimiento [véase Job 32:8]. Basados en
ese principio es que llegamos a conocer la El
don del Espíritu Santo puede darse “a todo
hombre y a toda mujer fieles, y a cada niño
que tenga la edad apropiada para recibir el
Evangelio de Cristo”.
9. La enseñanza y el aprendizaje
por medio del Espíritu
Yo no soy capaz, ni ninguna
persona lo es, de enseñar a los
hijos de los hombres y
elevarlos en el Evangelio de
Jesucristo sin el Santo
Espíritu, sin la revelación, sin
la inspiración del Dios
Todopoderoso. Por lo
tanto, quiero contar con la fe
de los Santos de los Últimos
Días y también con sus
oraciones. Necesito que me
ayude el Espíritu de
Dios, como lo necesita toda
persona que trate de enseñar
al pueblo las cosas del reino
de los cielos