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VÍDEO DE HOY:
Pueblo de Dios: Camboya, los hijos de la basura
En Nom Pen, capital de Camboya, Manos Unidas apoya a CSARO, una ong que se dedica al reciclaje de
la basura y también a la educación de los hijos de las trabajadoras.
Italia: otra tragedia, Europa debe
intervenir
Alrededor de 300 personas se han ahogado a causa del hundimiento de las balsas que viajaban en el
Mediterráneo, entre Libia y la isla italiana de Lampedusa. Esta tragedia es una doble prueba del fracaso
del control de las fronteras de Europa. No solo los Estados europeos no han adoptado las medidas
necesarias para salvar vidas en el Mediterráneo, pero han interpuesto una serie de obstáculos "legales"
que hacen que sea más difícil salir a aquellos que buscan escapar de los conflictos que se están
intensificando en el Medio Oriente y en el norte de África.
La Guardia Costera italiana pudo rescatar a unos 100 migrantes que se encontraban en un barco, en un
mar tormentoso, la noche del lunes. Sin embargo, 29 de ellos murieron de hipotermia en la cubierta de
pequeños vasos que se han utilizado para rescatarlos. Estas muertes podrían evitarse si la UE ha puesto en
marcha un programa para la búsqueda y rescate de la misma magnitud y el alcance de la operación Mare
Nostrum, promovido por Italia entre 2013 y 2014. Cuando estaba activo, numerosos inmigrantes fueron
rescatados en barcos más grandes.
La operación Triton UE está, sin duda mal equipada y se centra casi exclusivamente en el control de
fronteras y la vigilancia en las costas de Europa. Un comentario última tragedia, el director de la JRS
Italia, P. Camillo Ripamonti, dijo: "Una vez más, en frente del horror aturdido, estamos pidiendo la
inmediata creación de canales humanitarios seguros que impidan que los hombres y las mujeres que
huyen de la guerra y la persecución a arriesgar sus vidas por confiar en los contrabandistas y traficantes".
"¿Dónde está nuestra solidaridad?" se pregunta el director del JRS Europa, p. Jean-Marie Carrière. "Éstas
son las fronteras de Europa y se debe trabajar juntos para hacer frente a la crisis humanitaria en el
Mediterráneo, con todos los medios posibles, Italia ha demostrado que es posible salvar vidas. Imagine lo
que podría conseguir si los 28 estados de la UE realmente trabajaron juntos en favor de los refugiados.
Tenemos que abrir los canales de acceso a las personas seguras y legales que buscan protección
internacional y, al mismo tiempo, ampliar considerablemente nuestra capacidad de búsqueda y rescate en
el mar". "La enormidad de la crisis de los refugiados requiere una serie de medidas que podrían tener un
impacto real e inmediato".
¿Qué está ocurriendo en República
Centroafricana?
16/02/2015
El 19 de enero de 2015, las fuerzas de paz de Naciones Unidas (Minusca) en República Centroafricana
(RCA) anunciaron la captura de uno de los líderes de la milicia Anti-Balaka, Rodrigo Ngaibona, conocido
como General Andilo
La Minusca trata de pacificar el país desde septiembre del 2014 y ha llevado acabo ya
200 arrestos, siendo este el más importante. Sin embargo, el portavoz de los Anti-Balaka, Igor
Lamaka, ha advertido que esta detención pondrá en peligro la reconciliación entre las partes
del conflicto.
La República Centroafricana
 País muy poco poblado 8
hab/Km2 (España 92
hab./Km2)
 Año 1889: 17 grandes
compañías privadas
europeas se lanzan al expolio
de Centroáfrica.
 Durante el siglo XIX y primera
mitad del s.XX, hubo caza de
esclavos.
 Todo el siglo XX la R.
Centroafricana ha estado
regada de continuas guerras,
golpes de estado y dictaduras
crueles y sangrientas. Como
resultado hambre, miseria,
analfabetismo, corrupción
política galopante...
 Las compañías francesas
emplearon métodos brutales
La crisis humanitaria que vive el país es
consecuencia de los enfrentamientos entre los Séléka y
los Anti-Balaka, dos guerrillas que compiten por
cuestiones políticas, económicas y religiosas. La
República Centroafricana había sido desde su
independencia de Francia un Estado inestable,
considerado como fallido y sometido a diversos regímenes autoritarios. Los diferentes
dictadores subían y bajaban a la presidencia mediante golpes de Estado con la complicidad de
su antigua metrópoli, que nunca ha renunciado a sus intereses en RCA. Sin embargo, nunca
como hasta ahora se había encontrado en una situación humanitaria tan grave. De hecho, el 21
de enero, la Comisión de Investigación para la República Centroafricana recomendó establecer
un tribunal internacional para juzgarlos los crímenes de guerra que se han cometido en el país.
La Séléka
La raíz de la violencia surgió en 2012 cuando ciertas facciones del Estado pidieron la
dimisión del presidente François Bozibé. Los rebeldes alegaban que el presidente no había
cumplido los acuerdos de paz y se organizaron en un único grupo, Séléka (“alianza” en sango).
La Séléka está formada mayormente por musulmanes y reivindicaban mayor integración de sus
grupos en el gobierno, pagos a los milicianos que abandonaran las armas y liberación de
prisioneros políticos. En esta ocasión, Francia rehusó intervenir y tan solo envió el número de
efectivos suficientes para salvaguardar sus intereses y a sus ciudadanos. Por su parte, el resto
de la comunidad internacional creyó que el gobierno podría reprimir a los rebeldes.
Pero en enero de 2013, la milicia ya controlaba el 75% del país y se puso de acuerdo
con el gobierno para alcanzar una tregua. El alto al fuego term inó en marzo, cuando los
guerrilleros acusaron a Bozibé de incumplimiento de los acuerdos una vez más y tomaron la
capital, Bangui, ese mismo mes. Bozibé fue expulsado y Michel Djotodia, líder de la Séléka,
asumió la presidencia, disolviendo la milicia en septiembre. Sin embargo, muchos de los
milicianos no reconocieron al presidente ni la disolución de la milicia, por lo que esta nunca
llegó a disolverse.
Los Anti-Balaka
La Séléka gobernó con terror allí donde se impuso,
quemando casas y asesinando a civiles; además propició la
llegada de mercenarios musulmanes de los países de
alrededor. En un país que es principalmente católico (50%)
y con una minoría musulmana (15%), las creencias
religiosas nunca habían sido un foco de tensión. Sin
embargo, tras los abusos de los Séléka empezaron a
reunirse grupos armados cristianos bajo el nombre de Anti-
Balaka (antimachete). Los Anti-Balaka lanzaron en
diciembre de 2013 una ofensiva en Bangui desplazando a
la Séléka de la capital y provocando la dimisión de Djotodia.
Sin embargo, la nueva presidenta electa por el Consejo
Nacional de Transición, Catherine Samba-Panza, tampoco
agrada a los Anti-Balaka, que consideran imprescindible su
dimisión para llegar a un acuerdo. En palabras de Igor
Lamaka, “la única solución para que vuelva la paz en
República Centroafricana es la dimisión sin condiciones de
Samba-Panza y su primer ministro”.
La milicia cristiana ataca de forma indiscriminada a
toda la población musulmana, equiparándolos a la Séléka.
“Aunque es la población cristiana la que más había sufrido hasta ahora, según disminuye el
poder de la Séléka la población musulmana, que es minoría, puede sufrir mucho más” dijo
Lawrence D. Wohler, embajador de Estados Unidos en RCA hace un año. Sus predicciones
fueron acertadas. En diciembre de 2014, 415.000 personas se habían refugiado en los países
de explotación de las
personas.
 Esperanza de vida: 44 años
 Analfabetismo: 50%
vecinos, la mayoría musulmanas. El gobierno no permite la salida de los musulmanes del país
por miedo a ser acusados de colaborar con una limpieza étnica. La Séleka se ha retirado de
muchas de las zonas que controlaba y se mantiene activa en zonas aisladas, presionada por
las fuerzas de paz internacionales. Esto deja a los musulmanes a merced de los Anti-Balaka.
Lo que hay detrás
El conflicto, bajo una apariencia puramente religiosa de enfrentamiento entre
musulmanes y cristianos es también en gran parte consecuencia de la explotación y la
corrupción. El mismo Bozibé, cuando dejó el país había acumulado una fortuna de 20 millones
de dólares por cada año que estuvo a la cabeza de uno de los países más pobres del mundo.
Las zonas del norte (de donde proviene la Séléka) estuvieron durante años sin fondos para el
desarrollo ni ningún tipo de inversión, y cuando surgieron las primeras voces disidentes, Bozibé
respondió quemando aldeas enteras. Por otro lado, aquellos que protegen a los musulmanes
de los Anti-Balaka son principalmente clérigos católicos y cristianos. El pastor baptista David
Koudougeret afirma: “La causa última de la inestabilidad no es religiosa, sino política, quien
llega al poder hace del país su máquina privada de hacer dinero”.
Fuente: Estudios de Política Exterior
El Arzobispado de Tánger denuncia la violencia
policial en la redada del Gurugú
El Arzobispado, Cáritas y varias ONGs piden la puesta en libertad de los inmigrantes detenidos y que les
den asistencia jurídica
El Arzobispado de Tánger, Cáritas y una decena de ONGs denunciaron ayer la “violencia policial” con la
que cientos de inmigrantes fueron alejados la semana pasada de los campamentos del monte Gurugú y de
los de las ciudades de Nador, Solouane y Zegangan. Las entidades exigen que los detenidos sean puestos
en libertad.
“Las Fuerzas de Seguridad se desplegaron en masa con el propósito de rodear el gran campamento de
subsaharianos en el Gurugú”, apuntaron las organizaciones denunciantes en un comunicado de prensa.
Asimismo, indican que los agentes detuvieron tanto a los inmigrantes que estaban en el campamento
como a los que habían intentado saltar la valla de Melilla aquel día y habían sido devueltos a Marruecos.
“Se han llegado a contar más de 700 inmigrantes detenidos, entre ellos tres mujeres y muchos menores en
un número que no podemos precisar”, indican.
Las entidades indican que los detenidos fueron trasladados al camping de Karait Arekmane, a unos 20
kilómetros de Nador, desde donde tras ser identificados y fichados, fueron enviados a diferentes ciudades,
principalmente en el sur de Marruecos.
El Arzobispado de Tánger, Cáritas y las ONGs denuncian que las Fuerzas Policiales “arrasaron los
campamentos y prendieron fuego a todos los efectos personales de los inmigrantes, en su mayoría
familias”, afirmaron. “Esta actuación no puede sino agravar el estado de precariedad de las personas
inmigrantes que ya padecen un invierno muy frío”, indicaron.
“Tal incremento de la violencia hacia los inmigrantes, bajo el pretexto de liberar a las mujeres de las redes
de trata y las detenciones efectuadas sin garantías jurídicas son otras tantas pruebas del tratamiento de la
inmigración cercana a los enclaves españoles”, apuntaron.
Sin excusas
“La lucha contra las redes de tráfico de seres humanos no justifica en ningún caso violaciones de derechos
humanos”, recalcaron las entidades denunciantes.
Asimismo, en el comunicado las organizaciones que lo firman indican que el fin del proceso de
regularización iniciado por Marruecos este año tampoco puede ser una excusa para las redadas llevadas a
cabo en el monte Gurugú.
Las organizaciones reclaman la inmediata puesta en libertad de los inmigrantes y piden que les den
asistencia jurídica y derecho a un traductor. Asimismo, reivindican que se garantice un trato
individualizado a los solicitantes de protección internacional, a los menores y a los enfermos, protegidos
por los convenios internacionales.
Mensaje del Papa Francisco para la
Cuaresma 2015
Papa Francisco - Domingo, 15 de febrero de 2015
«Fortalezcan sus corazones» (St 5,8)
Queridos hermanos y hermanas:
La Cuaresma es un tiempo de renovación
para la Iglesia, para las comunidades y para
cada creyente. Pero sobre todo es un «tiempo
de gracia» (2 Co 6,2). Dios no nos pide nada
que no nos haya dado antes: «Nosotros amemos
a Dios porque él nos amó primero» (1 Jn 4,19).
Él no es indiferente a nosotros. Está interesado
en cada uno de nosotros, nos conoce por nuestro
nombre, nos cuida y nos busca cuando lo
dejamos.
Cada uno de nosotros le interesa; su amor le
impide ser indiferente a lo que nos sucede. Pero
ocurre que cuando estamos bien y nos sentimos
a gusto, nos olvidamos de los demás (algo que
Dios Padre no hace jamás), no nos interesan sus
problemas, ni sus sufrimientos, ni las injusticias
que padecen… Entonces nuestro corazón cae en
la indiferencia: yo estoy relativamente bien y a gusto, y me olvido de quienes no están bien. Esta actitud
egoísta, de indiferencia, ha alcanzado hoy una dimensión mundial, hasta tal punto que podemos hablar de
una globalización de la indiferencia. Se trata de un malestar que tenemos que afrontar como cristianos.
Cuando el pueblo de Dios se convierte a su amor, encuentra las respuestas a las preguntas que la
historia le plantea continuamente. Uno de los desafíos más urgentes sobre los que quiero detenerme en
este Mensaje es el de la globalización de la indiferencia.
La indiferencia hacia el prójimo y hacia Dios es una tentación real también para los cristianos. Por
eso, necesitamos oír en cada Cuaresma el grito de los profetas que levantan su voz y nos despiertan.
Dios no es indiferente al mundo, sino que lo ama hasta el punto de dar a su Hijo por la salvación de
cada hombre. En la encarnación, en la vida terrena, en la muerte y resurrección del Hijo de Dios, se abre
definitivamente la puerta entre Dios y el hombre, entre el cielo y la tierra.
Y la Iglesia es como la mano que tiene abierta esta puerta mediante la proclamación de la Palabra, la
celebración de los sacramentos, el testimonio de la fe que actúa por la caridad (cf. Ga 5,6). Sin embargo,
el mundo tiende a cerrarse en sí mismo y a cerrar la puerta a través de la cual Dios entra en el mundo y el
mundo en Él. Así, la mano, que es la Iglesia, nunca debe sorprenderse si es rechazada, aplastada o herida.
El pueblo de Dios, por tanto, tiene necesidad de renovación, para no ser indiferente y para no
cerrarse en sí mismo. Querría proponerles tres pasajes para meditar acerca de esta renovación.
1. «Si un miembro sufre, todos sufren con él» (1 Co 12,26) – La Iglesia
La caridad de Dios que rompe esa cerrazón mortal en sí mismos de la indiferencia, nos la ofrece la Iglesia
con sus enseñanzas y, sobre todo, con su testimonio. Sin embargo, sólo se puede testimoniar lo que antes
se ha experimentado. El cristiano es aquel que permite que Dios lo revista de su bondad y misericordia,
que lo revista de Cristo, para llegar a ser como Él, siervo de Dios y de los hombres.
Nos lo recuerda la liturgia del Jueves Santo con el rito del lavatorio de los pies. Pedro no quería que Jesús
le lavase los pies, pero después entendió que Jesús no quería ser sólo un ejemplo de cómo debemos
lavarnos los pies unos a otros. Este servicio sólo lo puede hacer quien antes se ha dejado lavar los pies por
Cristo. Sólo éstos tienen "parte" con Él (Jn 13,8) y así pueden servir al hombre.
La Cuaresma es un tiempo propicio para dejarnos servir por Cristo y así llegar a ser como Él. Esto
sucede cuando escuchamos la Palabra de Dios y cuando recibimos los sacramentos, en particular la
Eucaristía. En ella nos convertimos en lo que recibimos: el cuerpo de Cristo. En él no hay lugar para la
indiferencia, que tan a menudo parece tener tanto poder en nuestros corazones. Quien es de Cristo
pertenece a un solo cuerpo y en Él no se es indiferente hacia los demás. «Si un miembro sufre, todos
sufren con él; y si un miembro es honrado, todos se alegran con él» (1 Co 12,26).
La Iglesia es communio sanctorum porque en ella participan los santos, pero a su vez porque es comunión
de cosas santas: el amor de Dios que se nos reveló en Cristo y todos sus dones. Entre éstos está también la
respuesta de cuantos se dejan tocar por ese amor. En esta comunión de los santos y en esta participación
en las cosas santas, nadie posee sólo para sí mismo, sino que lo que tiene es para todos.
Y puesto que estamos unidos en Dios, podemos hacer algo también por quienes están lejos, por aquellos a
quienes nunca podríamos llegar sólo con nuestras fuerzas, porque con ellos y por ellos rezamos a Dios
para que todos nos abramos a su obra de salvación.
2. «¿Dónde está tu hermano?» (Gn 4,9) – Las parroquias y las comunidades
Lo que hemos dicho para la Iglesia universal es necesario traducirlo en la vida de las parroquias y
comunidades. En estas realidades eclesiales ¿se tiene la experiencia de que formamos parte de un solo
cuerpo? ¿Un cuerpo que recibe y comparte lo que Dios quiere donar? ¿Un cuerpo que conoce a sus
miembros más débiles, pobres y pequeños, y se hace cargo de ellos? ¿O nos refugiamos en un amor
universal que se compromete con los que están lejos en el mundo, pero olvida al Lázaro sentado delante
de su propia puerta cerrada? (cf. Lc 16,19-31).
Para recibir y hacer fructificar plenamente lo que Dios nos da es preciso superar los confines de la Iglesia
visible en dos direcciones.
En primer lugar, uniéndonos a la Iglesia del cielo en la oración. Cuando la Iglesia terrenal ora, se
instaura una comunión de servicio y de bien mutuos que llega ante Dios. Junto con los santos, que
encontraron su plenitud en Dios, formamos parte de la comunión en la cual el amor vence la indiferencia.
La Iglesia del cielo no es triunfante porque ha dado la espalda a los sufrimientos del mundo y goza en
solitario. Los santos ya contemplan y gozan, gracias a que, con la muerte y la resurrección de Jesús,
vencieron definitivamente la indiferencia, la dureza de corazón y el odio. Hasta que esta victoria del amor
no inunde todo el mundo, los santos caminan con nosotros, todavía peregrinos. Santa Teresa de Lisieux,
doctora de la Iglesia, escribía convencida de que la alegría en el cielo por la victoria del amor crucificado
no es plena mientras haya un solo hombre en la tierra que sufra y gima: «Cuento mucho con no
permanecer inactiva en el cielo, mi deseo es seguir trabajando para la Iglesia y para las almas» (Carta
254,14 julio 1897).
También nosotros participamos de los méritos y de la alegría de los santos, así como ellos participan de
nuestra lucha y nuestro deseo de paz y reconciliación. Su alegría por la victoria de Cristo resucitado es
para nosotros motivo de fuerza para superar tantas formas de indiferencia y de dureza de corazón.
Por otra parte, toda comunidad cristiana está llamada a cruzar el umbral que la pone en relación con la
sociedad que la rodea, con los pobres y los alejados. La Iglesia por naturaleza es misionera, no debe
quedarse replegada en sí misma, sino que es enviada a todos los hombres.
Esta misión es el testimonio paciente de Aquel que quiere llevar toda la realidad y cada hombre al Padre.
La misión es lo que el amor no puede callar. La Iglesia sigue a Jesucristo por el camino que la lleva a
cada hombre, hasta los confines de la tierra (cf. Hch 1,8). Así podemos ver en nuestro prójimo al hermano
y a la hermana por quienes Cristo murió y resucitó. Lo que hemos recibido, lo hemos recibido también
para ellos. E, igualmente, lo que estos hermanos poseen es un don para la Iglesia y para toda la
humanidad.
Queridos hermanos y hermanas, cuánto deseo que los lugares en los que se manifiesta la Iglesia, en
particular nuestras parroquias y nuestras comunidades, lleguen a ser islas de misericordia en
medio del mar de la indiferencia.
3. «Fortalezcan sus corazones» (St 5,8) – La persona creyente
También como individuos tenemos la tentación de la indiferencia. Estamos saturados de noticias e
imágenes tremendas que nos narran el sufrimiento humano y, al mismo tiempo, sentimos toda nuestra
incapacidad para intervenir. ¿Qué podemos hacer para no dejarnos absorber por esta espiral de horror y de
impotencia?
En primer lugar, podemos orar en la comunión de la Iglesia terrenal y celestial. No olvidemos la
fuerza de la oración de tantas personas. La iniciativa 24 horas para el Señor, que deseo que se celebre
en toda la Iglesia —también a nivel diocesano—, en los días 13 y 14 de marzo, es expresión de esta
necesidad de la oración.
En segundo lugar, podemos ayudar con gestos de caridad, llegando tanto a las personas cercanas
como a las lejanas, gracias a los numerosos organismos de caridad de la Iglesia. La Cuaresma es un
tiempo propicio para mostrar interés por el otro, con un signo concreto, aunque sea pequeño, de nuestra
participación en la misma humanidad.
Y, en tercer lugar, el sufrimiento del otro constituye un llamado a la conversión, porque la necesidad
del hermano me recuerda la fragilidad de mi vida, mi dependencia de Dios y de los hermanos. Si
pedimos humildemente la gracia de Dios y aceptamos los límites de nuestras posibilidades, confiaremos
en las infinitas posibilidades que nos reserva el amor de Dios. Y podremos resistir a la tentación diabólica
que nos hace creer que nosotros solos podemos salvar al mundo y a nosotros mismos.
Para superar la indiferencia y nuestras pretensiones de omnipotencia, quiero pedir a todos que este tiempo
de Cuaresma se viva como un camino de formación del corazón, como dijo Benedicto XVI (Ct. enc. Deus
caritas est, 31).
Tener un corazón misericordioso no significa tener un corazón débil. Quien desea ser misericordioso
necesita un corazón fuerte, firme, cerrado al tentador, pero abierto a Dios. Un corazón que se deje
impregnar por el Espíritu y guiar por los caminos del amor que nos llevan a los hermanos y hermanas. En
definitiva, un corazón pobre, que conoce sus propias pobrezas y lo da todo por el otro.
Por esto, queridos hermanos y hermanas, deseo orar con ustedes a Cristo en esta Cuaresma: "Fac cor
nostrum secundum Cor tuum": "Haz nuestro corazón semejante al tuyo" (Súplica de las Letanías al
Sagrado Corazón de Jesús). De ese modo tendremos un corazón fuerte y misericordioso, vigilante y
generoso, que no se deje encerrar en sí mismo y no caiga en el vértigo de la globalización de la
indiferencia.
Con este deseo, aseguro mi oración para que todo creyente y toda comunidad eclesial recorra
provechosamente el itinerario cuaresmal, y les pido que recen por mí. Que el Señor los bendiga y la
Virgen los guarde.
Vaticano, 4 de octubre de 2014
Fiesta de san Francisco de Asís
FRANCISCUS PP.
Basta de países que venden armas a
quien está en guerra, dijo el Papa
2015-02-17 Radio Vaticana
Todos nosotros somos capaces de hacer el bien pero también de destruir lo que Dios ha hecho. Lo
afirmó el Papa Francisco en la misa matutina en la casa de Santa Marta. El Pontífice se detuvo
en la primera Lectura que narra el diluvio universal y observó que el hombre es incluso capaz de
destruir la fraternidad y de aquí nacen guerras y divisiones. De aquí que condenó duramente a aquellos
“comerciantes de muerte” que venden armas a países en conflicto para que la guerra pueda continuar.
“El hombre es capaz de destruir todo aquello que Dios ha realizado”. El Papa Francisco ha desarrollado
su homilía basándose en el paso dramático del Génesis que muestra la ira de Dios por la maldad del
hombre y que preludia el diluvio universal. El hombre – constató Francisco con amargura – “parece ser
más potente de Dios”, es capaz de destruir las cosas buenas que Él ha realizado.
El hombre es capaz de destruir la fraternidad
“En los primeros capítulos de la Biblia, prosiguió, encontramos tantos ejemplos: Sodoma y Gomorra, la
Torre de Babel, en los cuales el hombre muestra su maldad”. Un mal que se anida en lo íntimo del
corazón:
“¡Pero padre, no sea tan negativo!, dirá alguien. Pero ésta es la verdad. Somos capaces de destruir
también la fraternidad: Caín y Abel en las primeras páginas de la Biblia. Destruir la fraternidad. Es el
comienzo de las guerras, ¿no? Los celos, las envidias, tanta a avidez de poder, de tener más poder. Sí, esto
parece negativo pero es realista. Tomen un diario, cualquiera: de izquierda, del centro, de
derecha…cualquiera. Y verán que más del 90% de las noticias son de destrucción. Más del 90%. Y esto
lo vemos todos los días”.
“Pero ¿qué sucede en el corazón del hombre?” , se preguntó Francisco. Jesús, dijo, nos recuerda que “del
corazón del hombre nacen todas las maldades”. Nuestro corazón débil – prosiguió – “está herido”.
Comerciantes de muerte venden armas a quién está en guerra
Existe siempre – agregó – un “deseo de autonomía”: “¡yo hago lo que quiero y si tengo ganas de esto, lo
hago! ¡Y si por esto quiero hacer una guerra, la hago!”:
“¿Pero por qué somos así? Porque tenemos esta posibilidad de destrucción, éste es el problema. Luego,
en las guerras, en el tráfico de armas…‘pero ¡somos comerciantes!’ Sí, ¿de qué? ¿De muerte? Y están
los países que venden las armas a éste, que está en guerra con éste y las venden también a éste, para que
así continúe la guerra. Capacidad de destrucción. Y esto no viene del vecino ¡viene de nosotros! ‘Cada
íntima intención del corazón no era otra cosa que mal’. Nosotros tenemos esta semilla adentro, esta
posibilidad. ¡Pero tenemos también al Espíritu Santo que nos salva, eh! Pero debemos elegir, en las
pequeñas cosas”.
El Papa ha puesto en guardia contra las habladurías, de quién habla mal del vecino: “también en la
parroquia, en las asociaciones”, cuando hay “celos” y “envidias” y quizás se va a hablar mal con el
párroco. “Esta es la maldad - advirtió - ésta es la capacidad de destruir que todos nosotros tenemos”. Y
sobre esto “la Iglesia a las puertas de la Cuaresma nos hace reflexionar”. Francisco dirigió una mirada al
Evangelio del día en el cual Jesús reprocha a los discípulos que pelean entre ellos porque se habían
olvidado de traer el pan. El Señor les dice que “estén atentos”, que tengan cuidado de la “levadura de los
fariseos, de la levadura de Herodes”. Simplemente, pone el ejemplo de dos personas: Herodes que es
“malo, asesino y los fariseos hipócritas”. Jesús les recuerda cuando ha partido los cinco panes y los
exhorta a pensar en la Salvación, a aquello que Dios ha hecho por todos nosotros. Pero ellos, recuerda el
Papa, “no entendían porque su corazón estaba endurecido por esta pasión, por esta maldad de discutir
entre ellos y ver quién era el culpable de aquel olvido del pan”.
Elegir el bien con la fuerza que nos dona Jesús
Debemos tomar en serio el mensaje del Señor, dijo el Papa, “éstas no son cosas extrañas, esto no es el
discurso de un marciano”, “el hombre es capaz de hacer tanto bien”. Y citó el ejemplo de Madre Teresa,
“una mujer de nuestro tiempo”. Todos nosotros, dijo, “somos capaces de hacer tanto bien, pero todos
nosotros somos capaces también de destruir; destruir en lo grande y en lo pequeño, en la misma familia;
destruir a los hijos” no dejándolos crecer “con libertad, no ayudándoles a crecer bien; anular a los hijos”.
Tenemos esta capacidad y por esto – remarcó – “es necesaria la meditación continua, la oración, la
confrontación entre nosotros, para no caer en esta maldad que todo destruye”:
“Y tenemos la fuerza, nos recuerda Jesús. Acuérdense. Y hoy nos dice: ‘Acuérdense. Acuérdense de Mí,
que he donado mi sangre por ustedes; acuérdense de Mí que los he salvado, los he salvado a todos;
acuérdense de Mí que tengo la fuerza para acompañarlos en el camino de la vida, no por el camino de la
maldad sino por el camino de la bondad, del hacer el bien a los otros; no por el camino de la destrucción,
sino por el camino del construir; construir una familia, construir una ciudad, construir una cultura,
construir una patria, siempre más”.
“Pidamos hoy al Señor, antes de comenzar la Cuaresma - concluyó el Obispo de Roma - esta gracia: de
elegir bien siempre el camino con su ayuda y no dejarnos engañar por las seducciones que nos llevarán
por el camino equivocado”.
(MCM – RV)
El Papa ofreció la misa en Santa Marta
por los veintiún coptos mártires
2015-02-17 L’Osservatore Romano
«Ofrecemos esta misa por nuestros veintiún hermanos coptos, degollados por el solo motivo de ser
cristianos». Lo dijo el Papa Francisco en la celebración que presidió el martes 17 de febrero en la capilla
de la Casa Santa Marta. «Recemos por ellos —añadió—, que el Señor los acoja como mártires, por sus
familias, por mi hermano Tawadros que sufre mucho». Y precisamente con el patriarca de la Iglesia
ortodoxa copta, Tawadros II, el Papa habló personalmente por teléfono el lunes por la tarde
manifestándole su profunda participación en el dolor por el cruel asesinato realizado por los
fundamentalistas islámicos. Y aseguró también su oración con ocasión de los funerales.
Repitiendo las palabras de la antífona de ingreso «Sé la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve, tú
que eres mi roca y mi baluarte; por tu nombre dirígeme y guíame» (Salmo 31, 3-4), el Papa Francisco
inició la homilía. El pasaje del Libro del Génesis sobre el diluvio (6, 5-8; 7, 1-5.10), propuesto por la
liturgia del día, «nos hace pensar —dijo el Pontífice— en la capacidad de destrucción que tiene el
hombre: el hombre es capaz de destruir lo que ha hecho Dios» cuando «le parece que es más poderoso
que Dios». Y, así, «Dios puede hacer cosas buenas, pero el hombre es capaz de destruirlas todas».
También «en la Biblia, en los primeros capítulos, encontramos muchos ejemplos, desde el comienzo».
Por ejemplo, explicó el Papa Francisco, «el hombre llama el diluvio por su maldad: es él quien lo llama».
Además, «el hombre llama el fuego del cielo, en Sodoma y Gomorra, por su maldad». Luego «el hombre
crea la confusión, la división de la humanidad —Babel, la Torre de Babel— por su maldad». En
definitiva, «el hombre es capaz de destruir, nosotros somos todos capaces de destruir». Nos lo confirma,
también en el Génesis, «una frase muy, muy aguda: “la maldad del hombre crecía sobre la tierra y todos
los pensamientos de su corazón —del corazón de los hombres— tienden siempre y únicamente al mal,
siempre”».
No es cuestión de ser demasiado negativos, destacó el Papa, porque «esta es la verdad». A tal punto que
«somos capaces de destruir incluso la fraternidad», como lo demuestra la historia de «Caín y Abel en las
primeras páginas de la Biblia». Un episodio que, precisamente, «destruye la fraternidad, es el inicio de las
guerras: los celos, las envidias, tanta codicia de poder, de tener más poder». Sí, afirmó el Papa Francisco,
«esto parece negativo, pero es realista». Por lo demás, añadió, basta con tomar un «periódico cualquiera»
para ver «que más del noventa por ciento de las noticias son noticias de destrucción: ¡más del noventa por
ciento! ¡Y esto lo vemos todos los días!».
Pero entonces, «¿qué sucede en el corazón del hombre?», fue la pregunta fundamental propuesta por el
Papa. «Jesús, una vez, advirtió a sus discípulos que el mal no entra en el corazón del hombre porque coma
algo que no es puro, sino que sale del corazón». Y «del corazón del hombre salen todas las maldades». En
efecto, «nuestro corazón débil está herido». Está «siempre ese deseo de autonomía» que lleva a decir:
«Yo hago lo que quiero y si tengo ganas de hacer esto, lo hago. Y si por esto quiero declarar una guerra,
la declaro. Y si por esto quiero destruir a mi familia, lo hago. Y si para ello tengo que matar al vecino, lo
hago». Pero precisamente «estas son las noticias de cada día», destacó el Papa, observando que «los
periódicos no nos cuentan noticias de la vida de los santos».
Así, pues, continuó tratando la cuestión central: «¿por qué somos así?». La respuesta es directa: «Porque
tenemos esta posibilidad de destrucción, este es el problema». Y actuando así, luego, «en las guerras, en
el tráfico de armas somos emprendedores de muerte». Y «hay países que venden las armas a este que está
en guerra con este, y las venden también a este, para que así continúe la guerra». El problema es
precisamente la «capacidad de destrucción y esto no viene del vecino» sino «¡de nosotros!».
«Cada íntimo intento del corazón no era otra cosa más que el mal» repitió una vez más el Papa Francisco.
Al recordar precisamente que «nosotros tenemos esta semilla dentro, esta posibilidad». Pero «tenemos
también al Espíritu Santo que nos salva». Se trata, por ello, de elegir a partir de las «pequeñas cosas». Y,
así, «cuando una mujer va al mercado y encuentra a otra, comienza a hablar, a criticar a la vecina, a la
otra mujer de más allá: esa mujer mata, esa mujer es malvada». Y lo es «en el mercado» pero también «en
la parroquia, en las asociaciones: cuando hay celos y envidias, van al párroco y le dicen: “esta no, este sí,
este hace”». También «esta es la maldad, la capacidad de destruir que todos nosotros tenemos».
Es sobre este punto que «hoy la Iglesia, a la puerta de la Cuaresma, nos hace reflexionar». La invitación
del Papa se orienta a preguntarnos la razón de ello, a partir del pasaje evangélico de san Marcos (8, 14-
21). «En el Evangelio Jesús riñe un poco a los discípulos que discutían: “pero tú tenías que tomar el pan
—¡No, tú!”». En definitiva los doce «discutían como siempre, peleaban entre ellos». Y he aquí que Jesús
les dirige «una hermosa palabra: “Estad atentos, evitad la levadura de los fariseos y de Herodes”». Así,
«presenta sencillamente el ejemplo de dos personas: Herodes es malo, asesino, y los fariseos hipócritas».
Pero el Señor habla también de «“levadura” y ellos no comprendían».
El hecho es que, como relata san Marcos, los discípulos «hablaban de pan, de este pan, y Jesús les dice:
“pero esa levadura es peligrosa, lo que nosotros tenemos dentro y que nos conduce a destruir. Estad
atentos, prestad atención”». Luego «Jesús muestra la otra puerta: “¿Tenéis el corazón endurecido? ¿No
recordáis cuando distribuí los cinco panes, la puerta de la salvación de Dios?». En efecto, «por este
camino de la discusión —dijo— jamás, jamás se hará algo bueno, siempre habrá divisiones, destrucción».
Y continuó: «Pensad en la salvación, en lo que también Dios hizo por nosotros, y elegid bien». Pero los
discípulos «no entendían porque el corazón estaba endurecido por esta pasión, por esta maldad de discutir
entre ellos y ver quién era el culpable de ese despiste del pan».
El Papa Francisco exhortó a considerar «seriamente este mensaje del Señor». Con la consciencia de que
«estas no son cosas raras, no es el discurso de un marciano», sino que son, en cambio, «las cosas que cada
día suceden en la vida». Y para verificarlo, repitió, basta sólo con tomar «el periódico, nada más».
Sin embargo, añadió, «el hombre es capaz de hacer mucho bien: pensemos en la madre Teresa, por
ejemplo, una mujer de nuestro tiempo». Pero si «todos nosotros somos capaces de hacer tanto bien»
somos igualmente «capaces también de destruir en lo grande y en lo pequeño, en la familia misma:
destruir a los hijos, no dejando crecer a los hijos con libertad, no ayudándoles a crecer bien» y así, en
cierto modo, anulando a los hijos. Al considerar que «tenemos esta capacidad», para nosotros «es
necesaria la meditación continua: la oración, la confrontación entre nosotros», precisamente «para no caer
en esta maldad que lo destruye todo».
Y «contamos con la fuerza» para hacerlo, como «nos recuerda Jesús». Por ello «hoy nos dice:
“Recordadlo. Recordaos de mí, que he derramado mi sangre por vosotros; recordaos de mí que os he
salvado, que os he salvado a todos; recordaos de mí, que tengo la fuerza para acompañaros en el camino
de la vida, no por la senda de la maldad, sino por el camino de la bondad, de hacer el bien a los demás; no
por el camino de la destrucción, sino por la senda del construir: construir una familia, construir una
ciudad, construir una cultura, construir una patria, ¡cada vez más!».
La reflexión de hoy sugirió al Papa Francisco pedir al Señor, «antes de comenzar la Cuaresma», la gracia
de «elegir siempre bien el camino con su ayuda y no dejarnos engañar por las seducciones que nos
llevarán por el camino equivocado».
Filipinas; frágil paz con los rebeldes
islámicos
(©lapresse)
(©lapresse) Filipinas; frágil paz con los rebeldes islámicos
La masacre de 44 militares en la isla de Mindanao
vuelve a poner en discusión el acuerdo tan difícilmente
alcanzado el año pasado. El nuevo cardenal Quevedo:
«Lo que hoy está en juego es el futuro»
Paolo Affatato
roma
Se cierne una tormenta inesperada sobre el camino hacia la paz en Filipinas, y podría incluso hacer
naufragar esa frágil chalupa en un mar tempestuoso. Una nueva masacre en la isla de Mindanao vuelve a
poner todo en entredicho, mientras el Congreso filipino está examinando la propuesta de ley para instituir
la “Ley fundamental Bangsamoro” (la “Bangsamoro Basic Law”), que ratificaría el acuerdo firmado el
año pasado entre el gobierno y los rebeldes, y que, de ser aprobada, instituirá oficialmente una nueva
región autónoma para los musulmanes filipinos.
El casus belli es el enfrentamiento que se verificó el pasado 25 de enero en Mampasano, en la provincia
de Mindanao. Un contingente de las Fuerzas especiales hizo irrupción en una pequeña localidad durante
la búsqueda de dos sospechosos terroristas: Zulkifli bin Hir, conocido como “Marwan” y de la red
«Jemaah Islamiyah», y Basit Usman, experto en explosivos que habría participado en numerosos
atentados. Según las primeras reconstrucciones, los militares no habrían actuado de acuerdo con las
milicias del Moro Islamic Liberation Front (Milf) que, como establece el acuerdo de paz, controlan toda
la región. Por ello, los guerrilleros respondieron ante la incursión y se verificó la trágica masacre de 44
policías y de 18 guerrilleros.
El gobierno de Filipinas decretó el luto nacional y las consecuencias de la masacre todavía pesan a nivel
político. Muchas voces (incluidos algunos obispos) han exigido la renuncia del presidente Benigno
Aquino. Otros creen que el acuerdo, difícilmente alcanzado el año pasado, con el Milf ya no sirve para
nada; incluso el senador Alan Peter Cayetano, uno de los autores de la propuesta de ley Bangsamoro,
desacreditó la todo el trabajo desempeñado a la luz de los nuevos eventos. Sin embaego, el presidente
Aquino no ha cedido a la tentación de dejarse llevar por la oleada de las emociones suscitadas en la
opinión pública e insistió en la «actualidad y la importancia» del acuerdo de paz.
En esta fase, los obispos filipinos confirmaron su apoyo a la reconciliación y afirmaron que «la Iglesia no
puede ir contra los que invocan la interrupción de las negociaciones de paz», e insistieron en la urgencia,
sobre todo después de un episodio tan doloroso, «de una solución que no sea apresurada, sino incluyente,
bsada en principios justos para todos».
Puesto que el debate ha llegado a influir el proceso decisivo para la propuesta de ley que está siendo
examinada en el Parlamento, los obispos pidieron «verificar los hechos, instituyendo una comisión para la
verdad». Además invitaron a los legisladores a «examinar con prudencia, profundizar y discutir
exhaustivamente el documento sobre la Ley Bangsamoro», y, como conjunto de la Asamblea episcopal,
los religiosos tomaron sus distancias frente a quienes han tratado de instrumentalizar la masacre para
pedir la renuncia del presidente Aquino. La Iglesia, afirman en una nota oficial, solo pretende el bien
común del país y de los ciudadanos filipinos, cristianos y musulmanes.
El cardenal Orlando Quevedo, arzobispo de Cotabato (en la isla de Mindanao), fue uno de los artífices de
las negociaciones para el diálogo y la reconciliación en momentos muy delicados: durante su mandato
como presidente de la Conferencia Episcopal (de 1999 a 2003), el gobierno filipino lanzó en dos
ocasiones (con los presidentes Estrada y Arroyo) una «guerra total» en Mindanao, dos ofensivas militares
que provocaron más de un millón de deslpazados internos.
«Lo que hoy está en juego es el futuro de la paz, representado por la Bangsamoro Basic Law», dijo el
cardenal. «¿A dónde podremos ir sin su promesa de una paz justa y duradera?». Es preciso esperar los
resultados de la Comisión de investigación, subrayó, pero «descartar la ley sería como tirar al niño recién
lavado con el agua sucia. Significaría tirar la esperanza».
El cardenal pidió a los rebeldes del Milf que ofrezcan «explicaciones por lo que sucedió». Y tocó un
nervio sensible: «¿Por qué toleramos la presencia, en el territorio que se les ha encomendado, del grupo
terrorista Bangsamoro Islamic Freedom Fighters (Biff)?»; este grupo parecería estar involucrado en la
masacre de policías y militares.
Tal y como indicarían los enfrentamientos entre los guerrilleros del Milf y los milicianos del Biff,
existiría un ajuste de cuentas entre ellos, por lo que también dependerá del resultado de este conflicto (es
decir si la comunidad musulmana será capaz de expulsar de su interiore l virus del radicalismo) el futuro
de paz en esta región de las Filipinas.
Los cinco minutos de santa Teresa, de Analuisa
Cusán
Los cinco minutos de santa Teresa
Analuisa Cusán
Publicaciones Claretianas
9 euros
Un nuevo libro de la serie, dedicado especialmente a santa Teresa, cuyo V Centenario celebramos este
año. Mujer buscadora, conocedora de su debilidad, de sus sombras, pero también de sus luces y sus
capacidades; con ansias de plenitud, que despliega su vida sin guardarse nada. Este libro nos puede
acercar la frescura de su palabra, siempre actual.
«Nada te turbe
nada te espante
todo se pasa,
Dios no se muda,
la paciencia todo lo alcanza
quien a Dios tiene
nada le falta:
sólo Dios basta».
Analuisa Cusán, monja carmelita descalza del convento Mar del Plata (Argentina) es quien ha hecho esta
preciosa recopilación de lostextos más granados de la Santa que, sin duda, nos resultará útil para guiarnos
a lo largo del año de la espiritualidad profunda y comprometedora de santa Teresa de Jesús.
Vía Crucis de la Vida Consagrada, de F. Stano y
A. Ferrero
Via Crucis de la Vida Consagrada
F. Stano y A. Ferrero
Publicaciones Claretianas
4,50 euros
El Via Crucis es un acto de piedad significativo e importante de las comunidades de vida religiosa.
Durante la Cuaresma, y la Semana Santa especialmente, recorremos junto a Jesús la tradicional via
dolorosa, camino salvífico hacia el calvario.
La vida consagrada sabe que en el cento de este camino está la Cruz, el signo más importante de nuestra
memoria. En ella está la sabiduría de Dios, que ha querido enseñarnos que el camino de la gloria está,
precisamente, en el abajamiento y la humildad: un camino que la vida consagrada está llamada a recorrer
más y más.
El papa Francisco ha invitado a los consagrados a soñar un nuevo futuro, a fundamentar su esperanza en
una mirada agradecida al pasado y a vivir de forma activa y evangélicamente apasionada el presente
El Hombre hecho cenizas
ABC | Fernando García de Cortázar
Según Adorno, nadie podría escribir un poema después de Auschwitz. Y, sin embargo, Paul Celan, un
rumano educado en la cultura alemana por decisión de una familia que perecería en el exterminio,
escribió uno de los mejores poemas de la posguerra, dedicándolo, precisamente, a aquella atrocidad.
Celan creyó que solo el lenguaje poético podría ayudar a penetrar en las inmediaciones del mal, en los
arrabales de la injusticia absoluta, en la vecindad del hondo corazón de las tinieblas. Porque solo a través
de la intuición y la metáfora, solo mediante la intensidad de una imagen lírica, podríamos llegar a
comprender el lugar del crimen. Ningún lector de la poesía europea de nuestro tiempo ha logrado escapar
a la conmoción del Todesfugge, aquellos versos oscuros, reiterativos como golpes de aldaba en la historia
de Occidente: «Cavamos tumbas en el aire, allí no hay estrechez». En efecto. Hacia un cielo humillado,
hacia un cielo sombrío, se alzaron las vidas humanas reducidas a ceniza. Como pétalos de sombra, como
puñados de polvo, como páginas devastadas, las cenizas que un día habían sido cuerpo del hombre,
residencia del espíritu, elevaban su fragilidad dispersa hacia las nubes pálidas y sucias, hacia las nubes
anchas del aterido cielo de Polonia.
Para quienes creyeron que el hombre es solo materia, la incineración del cuerpo era la imagen más
perfecta de su infame victoria. Para quienes creyeron que el hombre es solo un individuo de carne y
hueso, con mero instinto de supervivencia, aquella ceremonia crematoria era un acto triunfal de
aniquilación completa, que tras la muerte volcaba en el aire las cenizas desalmadas de lo que había sido
una vida inferior, una existencia prescindible.
Se ha cumplido el setenta aniversario de la liberación de Auschwitz. Comentaristas desconcertados,
intelectuales abrumados por el peso de una culpa colectiva, vuelven a quedarse muy lejos de la
interpretación adecuada de aquella tragedia. Los historiadores que se acercan a la idea de progreso con la
sonriente vacuidad de un modernismo que prescindió de los imperativos morales de una civilización
tratan de explicar en vano las imágenes desquiciadas del exterminio. Ese Auschwitz que nos aterra, con
su aparente falta de sentido, fue el espantoso capricho de una libertad y una razón a las que se habían
arrebatado los principios morales más exigentes. Aquellos principios que, desde el fondo de nuestra
cultura, proclamaban que los hombres son iguales. Iguales en derechos, pero, sobre todo, iguales en la
condición de su sagrada e intangible dignidad. Auschwitz no solo fue posible por la derrota de la
democracia, por la quiebra de las promesas de la modernidad o por la destrucción de la tolerancia. No
podemos conformarnos con el examen de las coyunturas depresivas de la economía, de la pérdida de
legitimidad de los sistemas políticos o de la incapacidad de la sociedad liberal para dar cohesión a los
ciudadanos presos de la desesperanza y del fanatismo. Hay que ir más allá, hay que cavar más hondo en la
crisis de la conciencia europea, en el expolio de una tradición que dejó a toda una civilización sin los
medios espirituales para comprenderse a sí misma y proteger sus principios.
Los expertos son entrevistados ansiosamente: «¿Cómo pudo llegarse a eso? ¿Cómo llegó la oscuridad a
una Europa que había brillado con tanta intensidad desde el comienzo de su propia constitución como
cultura?». Y sus respuestas siguen siendo insatisfactorias. En sus palabras persiste la incapacidad para
nombrar aquella catástrofe en la que los hombres fueron reducidos a ceniza, o, en los tramos finales de un
proceso criminal, fueron amontonados en posturas indefensas, en miradas depuestas y bocas vacías. Pura
materia mortal, hacinada en los reductos últimos de la barbarie con rostro humano. Pura existencia sin
motivo, descomponiéndose sin decencia en los recintos postreros de una visión del mundo en la que Dios
sobraba.
Una muchacha católica, Sophie Scholl, dio algunas respuestas esenciales que la llevaron al sacrificio,
definitivo, impagable, ejemplar, de la muerte. Aquella joven bávara participó en la redacción de los
panfletos de La Rosa Blanca, el pequeño grupo de resistencia en el que militaba también su hermano.
Describió en un soberbio alemán, rescatado de la injuria del verbo hitleriano, la pérdida del sentido
espiritual de la existencia a la que el nazismo no había hecho más que dar forma consumada, un estuario
coherente con la deshumanización materialista del individuo. Mientras algunos sectores de la Iglesia
olvidaban lo proclamado por el mensaje cristiano original y reiterado por Pío XI en su encíclica Mit
brennender Sorge, esta muchacha y sus compañeros lanzaban al mundo las claves para interpretar lo que
sucedía en su patria: «Si el pueblo alemán renuncia a lo más alto que posee el ser humano y que lo eleva
por encima de cualquier otra criatura, es decir, el libre albedrío (…) entonces sí merece su hundimiento».
Y añadía, pocas semanas antes de ser llevada a la guillotina: «En esta última hora, cada cual, consciente
de su responsabilidad como representante de la cultura cristiana y occidental, debe defenderse, todo lo
que pueda, trabajando contra el azote de la humanidad, contra el fascismo y contra cualquier forma de
Estado absoluto».
¿Cómo pudo ocurrir la tragedia? Con poco más de veinte años, un grupo de muchachos supieron
explicarlo. Y lo pagaron con su vida. Apenas hemos escuchado, durante estas semanas de
conmemoración, palabras de tanto vigor moral y de tal calidad interpretativa. Auschwitz fue la alucinante
imagen de una utopía, en la que el hombre quiso proponer su soberana conducta por encima de cualquier
restricción moral. Pero esa actitud, en la Europa del siglo XX, significaba algo más: quería ser la ruptura
con una tradición que había dado aliento a Occidente hasta aquellos años desalmados. La distinción entre
vidas con valor y vidas sin valor, entre existencias dignas y existencias superfluas, nunca podría haberse
formulado sin la quiebra anterior de un orden inspirado en los principios del cristianismo. La condena del
individuo a una muerte precedida de la más abyecta indignidad solo podía ser producto de la anulación
ideológica, de la fractura del vínculo con una cultura que siempre expresó la libertad del hombre como
condición, no como gracia religiosa o concesión política.
«Te enseñaré el miedo en un puñado de polvo», escribió el mayor poeta europeo del siglo XX, en su
Tierra baldía. Auschwitz nos muestra el miedo en el puñado de polvo al que fue reducido el hombre por
el hombre. En el puñado de ceniza al que fue condenado el hombre por el hombre. En el puñado de carne
y sangre sin sentido en el que se convirtió el hombre a manos del hombre. Pero Auschwitz nos muestra
también el lugar donde se encuentran las razones de nuestra cultura. Esas razones que nos invitan a dar
significado al sufrimiento, explicación a la barbarie, dignidad a las víctimas. Y para que el grito lleno de
ternura y compasión de Sophie Scholl, lleno de exigencia y de reprobación, nos alcance en otros tiempos
oscuros: «¿Es que vuestro espíritu ha sido violado hasta el punto de que ya habéis olvidado que eliminar
este sistema no es solo vuestro derecho, sino vuestra obligación ética?».
Fernando García de Cortázar, director de la Fundación Vocento.
Religión y violencia
El País | José Álvarez Junco
El abominable atentado contra el Charlie Hebdo,uno más de los actos terroristas acogidos al manto de la
yihad islámica, ha vuelto a poner sobre la mesa la relación entre religión y violencia. Una relación que
choca, en principio, con la idea de que los mensajes religiosos son la base que sustenta principios morales
universales entre sus creyentes. Los musulmanes del mundo entero, desde luego, se han apresurado a
condenar estos asesinatos, protestando que nada tienen que ver con las doctrinas predicadas en el Corán.
Pero la historia registra demasiadas matanzas en nombre de la fe como para que aceptemos, sin más, tan
angélicas protestas.
En nuestro descreído mundo europeo, hoy se tiende a pensar, más bien, lo contrario: que hay algo
inherente a las religiones (especialmente a ciertas religiones) que convierte a sus fieles en peligrosos para
quienes no comulgamos con sus ideas; que la religión, basada en la fe y no en la razón —al contrario que
el pensamiento científico—, fomenta la violencia. De ahí a decir que el terrorismo tiene una raíz religiosa
no hay más que un paso.
EDUARDO ESTRADA
Es cierto que el Corán contiene mensajes pacíficos: “Combatid por Alá […]pero no os excedáis; Alá no
ama a los que se exceden” (2:190); “Si pones la mano sobre mí para matarme, yo no voy a ponerla sobre
ti, porque temo a Alá, señor del universo” (5:28); “Quien mate a una persona es como si matara a toda la
humanidad; quien da la vida a uno, como si la diera a toda la humanidad” (5:33). Pero tan bellos consejos
se olvidan cuando el profeta prescribe qué hacer con los no creyentes, a quienes “ni su hacienda ni sus
hijos les servirán de nada” sino como “combustible para el fuego” (3:10); “Que no crean los infieles que
van a escapar. ¡No podrán! Preparad contra ellos toda la fuerza, toda la caballería…” (8:59); “¡Creyentes!
¡Combatid contra los infieles que tengáis cerca! ¡Sed duros! ¡Sabed que Alá está con los que le temen!”
(9:123); “Matad a los idólatras donde quiera que les encontréis; capturadlos, sitiadlos, tendedles
emboscadas por todas partes” (9:5).
Mensajes igualmente contradictorios se encuentran en el Antiguo Testamento. El mismo Levítico que
prescribe “amarás a tu prójimo como a ti mismo” (19:18) recomienda: “Perseguiréis a vuestros enemigos,
que caerán ante vosotros al filo de la espada” (26:7-8). Y Jehová ordena a Saúl el genocidio de los
amalaquitas con terribles palabras: “No perdones; mata a hombres, mujeres y niños, incluidos los de
pecho” (Sam., I, 15:3). En los Evangelios, Jesucristo aconseja al que sea abofeteado ofrecer la otra mejilla
y, si quieren quitarnos la túnica, regalar también el manto (Mat., 5:39), pero también advierte de que “no
vine a poner paz sobre la tierra, sino espada” (Mat., 10:34). En los momentos previos al prendimiento,
previene al discípulo desarmado que “venda su manto y compre una espada”; instantes después, al llegar
la cuadrilla que le busca, uno de los discípulos pregunta: “Señor, ¿herimos con la espada?”, y, antes de
recibir respuesta, corta la oreja de uno de ellos; Jesús le dice: “Basta ya”, y cura la oreja cortada (Luc.,
22:36-51). Pero ese mismo personaje manso se deja llevar por la indignación y la emprende a latigazos
con los mercaderes del templo.
Si de los textos revelados pasamos a la historia cristiana, encontraremos igualmente ejemplos para las
conductas más dispares. Un belicoso y antisemita se acogerá a precedentes como Domingo de Guzmán o
Vicente Ferrer, por mencionar solo a los santificados, o invocará las Cruzadas o la Inquisición; uno
pacífico y ecologista, a Francisco de Asís, Las Casas o Teresa de Calcuta. Un nacionalista conservador
celebrará la memoria de Recaredo o Isabel la Católica; un izquierdista, la del jesuita Ellacuría o el
arzobispo Óscar Romero. Un misógino encontrará en las escrituras mil frases y conductas que ratificarán
sus prejuicios; pero a un feminista no le faltarán pasajes bíblicos en los que apoyarse.
En la historia, el islam no se ha distinguido de otras religiones por una especial intolerancia o sed de
sangre. Refiriéndonos a nuestra Península, la zona musulmana fue más tolerante que la cristiana. Los
cristianos sobrevivieron y practicaron su culto bajo el califato de Córdoba, mientras que los musulmanes
fueron obligados a convertirse o salir de la monarquía católica —e incluso convertidos, algunos
sinceramente, sufrieron nueva expulsión un siglo más tarde—.
En Europa, la reforma luterana abrió un período particularmente sangriento, con hechos como La Noche
de San Bartolomé, en la que los católicos franceses pasaron por el cuchillo a varios miles de protestantes.
En el siglo XX, las mayores masacres, con millones de víctimas, han sido de inspiración pagana pero se
han producido en una Europa de raíces culturales cristianas; parecidas han sido algunas matanzas
asiáticas, en zonas de tradición religiosa taoísta, budista o confuciana.
Pocos hechos comparables se registran en el mundo musulmán, salvo el genocidio armenio —tampoco
estrictamente religioso—. La ferocidad actual de Al Qaeda o del Estado Islámico no debe hacernos
olvidar a personajes como Malala Yousafzai, que arriesga su vida en defensa de la educación de las niñas,
o los abogados iraníes o paquistaníes encarcelados o asesinados por defender los derechos humanos y la
tolerancia religiosa. Son héroes de la libertad y son musulmanes.
Con lo que, al final, ni los textos ni las conductas ejemplares permiten distinguir radicalmente entre unas
religiones y otras. Todos los mensajes revelados son maleables; todos necesitan arduos trabajos de glosa e
interpretación; en todos encontramos afirmaciones que ratifican nuestras posturas preconcebidas. Las
doctrinas, además, no se traducen de manera automática en acción. Son los intolerantes y fanáticos los
que se escudan en los mensajes que les convienen para justificar sus pulsiones. Más útil, por tanto, que
comparar textos me parece comparar las situaciones históricas en las que se hallan las identidades
culturales.
Porque la religión es una identidad colectiva, semejante al linaje o la nación. Una identidad que nos
adscribe a un determinado grupo humano, del que recibimos nombre y cultura. Y la identidad es muy
distinta a las creencias, como demuestra el simple hecho de que en España el porcentaje de quienes se
consideran católicos sea superior al de aquellos que declaran creer en Dios.
Esas identidades culturales, de las que forma parte la religión, pasan por distintas fases. Cuando nuestra
forma de vida es envidiada e imitada por todos, podemos ser optimistas y generosos. Pero cuando está
postergada, y corre el riesgo de desaparecer, surgen las tensiones y las reacciones violentas.
En los últimos siglos, las identidades religiosas tradicionales han tenido que adaptarse al choque con la
modernidad. El catolicismo sufrió el embate del luteranismo, de las revoluciones filosófica y científica, la
Ilustración, la industrialización, las revoluciones liberales, la democracia. Enfurruñado ante la
incomprensión universal, Pío IX condenó la modernidad in toto y se encerró en el Vaticano. Pero otro
Papa, 70 años después, abandonó el encierro y aceptó lo inevitable. Lo inevitable era la separación entre
la Iglesia y el poder político, la libertad de opinión, la diversidad de creencias entre los ciudadanos, la
desaparición del papel del clero como monopolizador de las verdades sociales.
El islam —como cultura, no como religión— no ha tenido protestantismo, ilustración ni revoluciones
liberales. Y sigue sin adaptarse a la modernidad en, al menos, tres terrenos fundamentales: la separación
Iglesia-Estado, lograda en Occidente tras la huella ilustrada; la igualdad de géneros, conquista de los
movimientos feministas del XIX y XX; y la pluralidad de creencias como base de la convivencia libre.
Sin aceptar estos principios, las tensiones que produce el impacto de la modernidad llevarán a la
crispación y, en los más locos, a la violencia asesina. Con lo cual, al final, resulta que sí, que en el islam
hay problemas específicos que generan tensiones y, en casos extremos, terrorismo. Aunque no se derivan
de sus doctrinas —tan maleables como otras—, sino de su inadaptación a la modernidad.
José Álvarez Junco es historiador. Su último libro es Las historias de España (Pons / Crítica).
Primavera con una esquina rota - Mario
Benedetti
Escrito por El Libro Durmiente
Santiago es un preso político de la dictadura uruguaya en una cárcel llamada “Libertad”. A Mario
Benedetti le gusta tanto la ironía y lacontradicción –y la practica con tanta perfección– que empieza
desde el comienzo, con el título, para maravillarnos con su capacidad:Primavera con una esquina rota. Es
la metáfora con la que intenta sobrevivir el protagonista desde pequeño. Pese a los defectos, las
primaveras siempre están ahí. Nada es malo ni bueno del todo, ni blanco ni negro, están los grises
para ayudarnos a sobrevivir cuando las situaciones superan lo soportable . Por eso, con cualquier
recurso en su mano, Santiago trata de mantener la cordura entre rejas, ya que fuera le esperan su mujer y
su hija, Graciela y Beatriz, y su padre, don Rafael, aunque estén en el tortuoso exilio al que Benedetti
dedica esta novela.
El exilio que todo lo rompe: lo físico y lo emocional, y que el autor explica a través de las cartas que entre
ellos se entrecruzan. También con sus monólogos y pensamientos, que nos describen con maestría sus
desvelos, la soledad, el dolor absoluto de una vida partida por la política.
La entrada en juego de Rolando –el tercero entre Graciela y Santiago– es la puerta que nos lleva al
sufrimiento de la mujer. El conflicto no solo es moral, porque no consiste únicamente en el hecho de
traicionarle, sino porque Rolando le ha ayudado a ver cosas en sí misma que desconocía.
No hay nadie que no sufra en esta novela y, aun así, tenemos la oportunidad de sonreír gracias a la
pequeña Beatriz, llena de preguntas, tan lógicas como la inocencia desde la que se gestan.
Hasta el propio Benedetti nos cuenta su propia experiencia en el exilio. El libro está lleno de voces dentro
y fuera de la cárcel. Juega con ellas para contarnos todos los puntos de vista gracias a una estructura que
se mueve y no por ello nos desorienta.
Y, ante todo, me maravillo con la clase magistral que proporciona Benedetti cuando nos cuenta los
matices infinitos de los sentimientos. Todo es complicado cuando el corazón y la cabeza combaten a
muerte, tan complejo de describir que parece imposible. Pero no teman: con Benedetti acabamos por
entenderlo todo. El autor hace cabriolas hasta el infinito para que comprendamos cualquier esquina y
rincón que despierta las emociones en el ser humano.
Santa Teresa a través del arte
MJ /
La Fundación SM, en colaboración con la Delegación Diocesana de Enseñanza de Córdoba, organiza un
seminario de formación sobre la Experiencia de Dios a través del arte con motivo del V Centenario
de Santa Teresa de Jesús.
El seminario consta de tres jornadas, una primera celebrada el pasado 21 de enero, con la ponencia Santa
Teresa en la estética de su tiempo, a cargo de Alicia Pérez Tripiana, Licenciada en Historia del Arte,
profesora de Arte y miembro del Gabinete didáctico del Museo del Prado; y de Dña. Ángeles Sobrino
López Doctora en Historia del Arte, profesora de Arte y miembro del Gabinete didáctico del Museo del
Prado.
La segunda ponencia tendrá lugar el próximo 18 de febrero bajo el título La imagen de Cristo en la
contemplación de Santa Teresa. Esta sesión la llevaré a cabo Ángel Moreno, vicario general de la
Diócesis de Guadalajara y Doctor en Teología.
La ponencia de la tercera jornada se llevará a cabo el 11 de marzo de la mano de Herminio Otero, gerente
global de catequesis de PPC y miembro del Consejo Asesor de Religión y Escuela, con Santa Teresa de
Jesús. Recursos para el aula (poemas, comics y canciones).
Dirigido a profesores de religión católica de la diócesis de Córdoba, las jornadas persiguen diversos
objetivos: conocer el entorno icónico de la contemplación de Santa Teresa, descubrir las principales
obras pictóricas relacionadas con la misma y el misticismo del siglo XVI, así como reconocer el mensaje
cristiano que contienen las obra de arte y su relación con ella.
Además, en las sesiones se darán a conocer materiales artísticos relacionados con Santa Teresa para que
los profesores puedan poner en práctica lo aprendido utilizándolos en las aulas.
Con este seminario, la Fundación SM quiere apoyar a los docentes de religión católica para potenciar el
desarrollo del área artística en los alumnos a través de esta asignatura.
Teresa de Jesús, mujer que escuchaba la
vida
MJ /
Teresa de Jesús, mujer que escuchaba la vida
Tras las huellas de Teresa en su V Centenario
Publicado en El Adelantado de Segovia, 9 de febrero de 2015.
Maria Isabel Serrano González¹
Leyendo el libro de las Fundaciones de la santa, en la introducción que hace el carmelita e historiador
Teófanes Egido, me llamó la atención entre los epígrafes que él detalla, el de los medios de transportes
que utilizó la santa. Me cogió su lectura, porque veo con qué detalles desgrana los nombres de las
personas que se los prestaron. Así como su variedad. Me impactó y conmovió esta fidelidad. Con este
flash, al introducirme ya en la lectura de Las Fundaciones descubro que su obra está poblada de
variadísimas personas con sus nombres. No es un reparto de figurantes y vanidades, como acaece en las
celebraciones y eventos actuales con frecuencia. Lo que se desprende de la lectura es gratitud. Gratitud y
contemplación de la vida. Cuando termino el libro, no tengo por menos de sentir que Dios es una
presencia viva que llena de su bondad y sabiduría los momentos de las personas, y en lo pequeño apenas
perceptible, se manifiesta la eternidad. En esta obra se abre a nosotros también nuestra historia. Parece
que la santa quiere dejar patente que no es obra suya exclusivamente, sino de muchísimas personas; desde
aquellos que la prestaron carruaje, hasta los que la dejaron un burro; los que la enseñaron para ir por los
caminos, o los que le ayudaron a encontrar agua del pozo. Todos con su nombre, y sus relaciones tienen
un rincón en la vida de Teresa. Desde el más noble hasta el más pobre. Desde el más santo, al más
pernicioso. ¿fidelidad a su obra? puede, pero fundamentalmente respeto por las personas y los hechos;
valoración de las mismas, trasparencia, reconocimiento admirado por los otros, y agradecimiento. Era una
mujer agradecida. “Bien es, hijas mías, las que leyereis estas
Fundaciones, para que sepáis lo que se les debe, para quien sin
ningún interés, trabajan tanto en este bien que vosotras gozáis” Cuenta la santa que en la fundación
de Toledo, después de haber fracasado con personas
ricas, es decisiva “la intervención de un mancebo, llamada Andrada, nonada rico sino harto pobre”
que les consiguió una casa.
Todas estas personas que la santa visibiliza, colaborando con ella, es toda una llamada a construir una
sociedad que no excluya sino que integre a todos los ciudadanos en su propio bien común. Esto va
también para la Iglesia.
Teresa escuchaba la vida, por eso late en su escritura; amaba la vida y en ella a las personas; apuntaba
certeramente al corazón de los problemas. No los esconde. Era muy trasparente.
Supo de la pobreza y del rechazo que ella conlleva. Sabía que además genera a otros desconfianza. A
pesar de ello, se puso en manos de un pobre en su proyecto fundacional. En carne propia ella y sus
monjas vivieron su sufrimiento. Tuvieron miedo a ser rechazadas “cuando vieran lo pobres que eran”
narra Teresa de Jesús. Sólo llevaban por ajuar dos jergones y una manta. Eran pobres, y en un pobre
confiaron. Confiaba en los seres humanos. Realmente le gustaba la gente. No en vano su espiritualidad
gira en torno a las relaciones. Las relaciones con Dios, que ella las nombra como relación de amistad.
Dios, Jesús, el amigo que estaba presente continuamente en su vida. El sumo hacedor de su vida: “muchas
veces cuando considero esta fundación, me espantan (me maravillan) las trazas de Dios”. Se está
refiriendo al éxito conseguido por el pobre mancebo, Andrada. Como una sin-techo, habitó en
ocasiones en casas derruidas; que luego pondría en pie con la ayuda de la gente. Su penuria queda patente
cuando exclama: “no sé quién movió al Señor que nos pusiera en la iglesia un hacecito de leña con que
nos remediara” Estas son las huellas de Teresa, y me llevan a exclamar: ninguna familia sin casa; ningún
ser humano sin hogar, y sin medios para vivir. Hoy mueren en el desierto muchos jóvenes y niños,
buscando una vida mejor. La Sagrada Familia huyó a Egipto y se quedó sin hogar. Estos huyen de otro
Herodes: la codicia humana y la insensibilidad de la sociedad. Deberían resonar en nosotros las palabras
de Jesús, en Mc 8,2 “tengo compasión de ellos, si los despido morirán por el camino” . Jesús, un
hombre atento a la vida. No cabe la comunión si seguimos dejando a las personas que se frían en el
desierto o se ahoguen en el mar. No podemos entrar en el misterio de Jesús, sin dar respuesta a esto.
La doctora mística escuchaba la vida. Y aprendió a los pies de Jesús. ”Maestro, ¿dónde moras? Venid y
ved, responde Jesús”. Y se despliega toda su vida y lo que ocurría en torno a él y sus discípulos.
Desgrana Teresa la vida de su tiempo, y se desgrana a si misma. No hizo tratados contra la marginalidad,
la pobreza y la exclusión, pero las visibilizó. Auscultaba la vida: “cada mañana me espabilas el oído,
para que escuche como los iniciados” dice el salmista. Con su fino oído, hizo visible el drama de las
mujeres y las niñas; entonces como hoy, la situación de las mismas era deplorable. De cada diez pobres,
siete son mujeres según UNICEF. “Cuando vino a nacer Teresa Layz, dio mucha pena a sus padres
de ver que también era niña; como les importaba poco la vida de la niña, la dejaron sola (abandonada), sin
que nadie se acordara de ella”. Otro nombre de los de Teresa, otra huella; esta muy dolorosa. La
discriminación de la mujer sigue siendo hoy real, y también en la Iglesia, en sus formas, contenidos,
lenguajes, reparto de responsabilidades. En la Iglesia que además declara la igualdad de sus hijos e hijas.
La gratitud y grandeza de Teresa llega tanto, que deja testimonio escrito de otras monjas, parecidas a ella;
que incluso la superaban, decía la santa. Que lejos de la ruindad y la envidia y desprecio de los otros que
campa con frecuencia en nuestra vida. Le interesaba la causa de Dios en el mundo. Es lo que motivó sus
fundaciones; por eso le escuchaba y hablaba con Dios en él. Teresa nos descubre el drama de la
encarnación y su ventura a través de tantos hombres y mujeres que desfilan por esta obra; un Dios
entregado en su amor siempre activo y luminoso, que permite iluminar de esperanza
toda angustia. Encarnado en la vida de esta gente que está llena de bondad y compromiso.
También está el mal y nos lo enseña sin tapujos. Es muy trasparente Teresa de Jesús. Otra huella suya.
Escuchar la vida y hablar a Dios desde la vida cambia el corazón y la relación con él. “oíd y vuestra alma
vivirá” La santa que celebramos, escuchó, y supo recibir de los “otros” el tiempo de Dios, e hizo milagros
porque Dios es fecundo si es entregado. Cuando acabé de leerlo me pregunté: ¿por qué tienen tanta fuerza
sus relatos? Ella, habla como Jesús en los Evangelios, sin formulaciones retóricas; cuenta lo que acaece
en la vida cotidiana de la que todos tenemos experiencia y se sirve de ella. Por eso el Evangelio de Jesús,
y la propia Teresa, están alcance de todos. El epígrafe de los carruajes parece que ha dado mucho de si.
“Oh secretos de Dios, cómo sin que lo queramos nos va disponiendo para hacernos mercedes” Dice la
santa. Una vida abierta a Dios, acogiendo continuamente su fuerza salvadora. Todos los nombres de
Teresa están en el corazón de Dios, que llama a los suyos por su nombre. “¿Dónde moras, Maestro?
Venid y ved”. Son sus huellas.
_____________________________
¹Doctora en Medicina. Directora de la revista “A Tu Salud”.
Joven americana secuestrada por el ISIS
y muerta: “Me entrego a Dios”
Kayla Mueller hizo llegar una carta manuscrita a su
familia en la que da testimonio de su fe: "Por favor
tened paciencia, dad vuestro dolor a Dios"
Kayla Mueller, trabajadora humanitaria norteamericana de 26 años que trabajaba en Aleppo (Siria),
llevaba secuestrada por el ISIS desde el 4 de agosto de 2013. Ayer se confirmó que murió durante su
cautiverio, durante los ataques de la aviación jordana, que alcanzaron el edificio donde ella se encontraba.
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Uno de sus compañeros de cautividad, que pudo ser liberado, hizo llegar una carta manuscrita de ella a su
familia, residente en Arizona. En ella, Kayla habla de su confianza en Dios: “Recuerdo a mamá
diciéndome que al final lo único que realmente tienes es a Dios. He llegado a un momento en la
experiencia en el que, en el total sentido de la palabra, me he entregado a nuestro creador p/q literalmente
no había nadie más”.
Gracias a “vuestras oraciones me he sentido tiernamente recogida cuando caía, se me ha mostrado la luz
en la oscuridad, y he aprendido que incluso en la prisión, uno puede ser libre. Estoy agradecida. He
llegado a ver que hay algo bueno en toda situación, a veces sólo debemos buscarlo”, decía en la misiva
que transcribimos a continuación.
A todos, si recibís esta carta significa que estoy aún detenida pero mis compañeros de celda (empezando
del 11/2/2014) han sido liberados. Les he pedido que os contacten + os envíen esta carta. Es duro saber
qué decir. Por favor sabed que estoy en un lugar seguro, completamente ilesa + saludable (engordando
de hecho); he sido tratada c/ el mayor respeto + amabilidad. Quería escribiros a todos una carta mejor
pensada (pero no sabía si mis compañeros de celda se irían en los días o meses siguientes restringiendo
mi tiempo) Sólo podía escribir la carta un párrafo cada vez, sólo pensar en vosotros me trae un mar de
lágrimas. Si podéis decir que he “sufrido” algo en esta experiencia es sólo al saber cuánto sufrimiento os
he provocado a vosotros; Nunca os pediré que me perdonéis pues yo no merezco el perdón.
Recuerdo a mamá diciéndome que al final lo único que realmente tienes es a Dios. He llegado a un
momento en la experiencia en el que, en el total sentido de la palabra, me he entregado a nuestro creador
p/q literalmente no había nadie más ... + por Dios + por vuestras oraciones me he sentido tiernamente
recogida cuando caía, se me ha mostrado la luz en la oscuridad + he aprendido que incluso en la
prisión, uno puede ser libre. Estoy agradecida. He llegado a ver que hay algo bueno en toda situación, a
veces sólo debemos buscarlo. Rezo cada día que por lo menos, hayáis sentido una cierta cercanía +
entrega a Dios también + hayáis formado un lazo de amor + apoyo entre unos y otros...
Os echo de menos como si hiciera una década de nuestra forzada separación.. He tenido muchas largas
horas para pensar, para pensar en todas las cosas que haré c/ Lex, nuestro primer campamento en
familia, el primer encuentro @ el aeropuerto. He tenido muchas horas para pensar cómo sólo en vuestra
ausencia finalmente @ 25 años me he dado cuenta de vuestro lugar en mi vida. El regalo que es cada
uno de vosotros + la persona que podría + podría no ser si no fuerais parte de mi vida, mi familia, mi
apoyo. NO quiero que las negociaciones para mi liberación sean deber vuestro, so hay alguna otra
opción tomadla, aunque suponga más tiempo. Esto nunca debería haber sido vuestra carga. He pedido a
estas mujeres que os apoyen; por favor seguid su consejo. Si no lo habéis hecho así aún, [CORREGIDO]
puede contactar [CORREGIDO] que tendría un cierto nivel de experiencia con esta gente.
Ninguno de nosotros sabía que habría sido tan largo pero sé que estoy luchando por mi parte de las
formas que soy capaz + Tengo muchas luchas dentro de mi. No estoy hundida + no me rendiré no
importa el tiempo que sea. Escribí una canción hace unos meses que dice, 'La parte de mi que más duele
también me saca de la cama, s/in tu esperanza no quedará nada...' es decir – El pensamiento de vuestro
dolor es la fuente del mío, y al mismo tiempo la esperanza de nuestra reunión es la fuente de mi fuerza.
Por favor tened paciencia, dad vuestro dolor a Dios. Sé que querríais que yo me mantuviera fuerte. Es
exactamente lo que estoy haciendo. No temáis por mi, seguid rezando por mi + por voluntad de Dios
estaremos pronto juntos.
Con todo lo que soy,
Kayla
Carta a un islamista de Al Qaeda
Editado por
José Ignacio González Faus
Querido hermano criminal: Siento necesidad de llamarte de esas dos maneras. Porque, si creo en
un Dios que es Padre de todos, no dejas de ser mi hermano, aunque te considere criminal. Desde esa
fraternidad comenzaré por una confesión. Mi iglesia, hace cosa de ochos siglos, montó “cruzadas”
absurdas y mató musulmanes “para rescatar el sepulcro de Cristo”, aunque nuestra fe profesa que más
importante que esa tumba, es el Cristo vivo en todos los hombres.
Pertenezco a una Europa cuyo progreso es debido en parte a la esclavitud de africanos en el XVIII
y al reparto de África por las potencias europeas en el XIX. Occidente, que se considera avanzadilla
de la democracia, sostiene dictaduras cuando éstas tienen petróleo. Nunca leí Charlie-Hebdo y no sé si
insultaba, pero reconozco que nosotros confundimos a veces el derecho a la libertad de expresión con el
falso derecho a insultar y faltar al respecto. Alardeando de civilizados ponemos esa libertad de expresión
(que nada nos exige) por delante de derechos elementales de otros, (derecho a una alimentación y
vivienda dignas fruto del propio trabajo) y toleramos que derechos tan primarios sean pisoteados,
mientras exigimos libertad para faltar al respeto.
Por todo eso debo pedirte perdón. No me considero inocente. Pero duele más tener hermanos asesinos que
hermanos asesinados: pues el mal destroza más al que lo comete que al que lo padece. Por eso te digo que
vuestra inhumanidad y vuestra criminalidad son injustificables: las víctimas son sagradas por ser
víctimas, no porque sean inocentes. Los crímenes del pasado enero en Francia y otros actos terroristas
son abominables: sobre todo por atacar a personas concretas que no tienen más pecado que el de
pertenecer a un país donde hay culpables. Si tan valientes sois ¿por qué en vez de asesinar a ciudadanos
inocentes, no intentáis eliminar a los responsables más altos?.
Además ofendéis al Dios al que pretendéis defender: el grito de Allah Akbar proferido tras matar a un
ser humano sólo puede significar dos cosas: o “Dios es criminal”, o “yo soy un ególatra que me encumbro
amparándome en Dios”. Dos blasfemias. Con el agravante de que el Islam no tiene una voz oficial última
(algo como un papa o un Consejo Mundial de iglesias) que pueda excluiros y proclamar oficialmente que
no sois el verdadero Islam. Así parece que en el Islam cabe tanto vuestra barbarie como la bondad del
policía musulmán que murió defendiendo a vuestras víctimas.
Me pregunto si sois realmente criminales o simplemente incultos. Pero puedo decirte algo muy elemental:
toda fe religiosa es necesariamente dinámica: crece y cambia conforme crecemos nosotros. En el caso de
mi fe cristiana, reconocemos que muchos textos del Primer Testamento están hoy superados: transmiten
algo válido (vg. que Dios es justo y ama la justicia) pero lo transmiten de forma hoy inservible, propia de
tiempos más oscuros en que la guerra era una profesión más. Si efectivamente los hombres somos
historia y progreso ¿por qué no habría de ser posible una lectura semejante del Corán?. Dicho
desde mi horizonte personal: nosotros hemos hablado mucho de “razón y fe”; y sostenemos que no
pueden contradecirse porque ambas proceden del mismo Creador, aunque una supera a la otra.
Rechazamos por eso los fundamentalismos que afirman una fe sin razón o contra la razón.
Es verdad que nosotros proclamamos muchas veces una razón falsificada, que no podrá entenderse con la
fe porque es una razón al servicio del dinero; y así falsificamos esa laicidad de la que alardeamos: pues la
laicidad es aconfesional y nosotros adoramos al Dinero Todopoderoso. En una auténtica laicidad no
cabe más sacralidad que el respeto a todo ser humano. Y vosotros, cuando venís aquí, experimentáis (a
veces en carne propia) la falta de respeto con que nosotros tratamos a los pobres, mientras doblamos
nuestra rodillas ante los millonarios.
Te pondré un último ejemplo de esa razón corrompida, volviendo a la libertad de expresión tan
ciegamente defendida. Imagínate que al día siguiente de las impresionantes manifestaciones del pasado
13 de enero, algún diario de Argelia o Egipto o Túnez publica un dibujo de aquellas marchas y (como en
ellas se cantó la marsellesa) incrusta una viñeta que dice “marchons, marchons, avec cuillons, enfats de la
merdi” (o algo de este jaez). ¿Sonreiría Francia ante esa parodia hortera, como homenaje a la libertad de
expresión?.
Y sin embargo, hubo en aquellos días cosas humanamente admirables: como la portada perdonadora del
nuevo Charlie-Hebdo del 14 de enero (aunque vosotros consideráis prohibidos los dibujos de
Mahoma, debéis aceptar que eso sólo obliga a los musulmanes). Cosas tan admirables que me hicieron
recordar la frase de Camus (“en el hombre hay más cosas dignas de admiración que de desprecio”).
En resumen: puedo concederte que no protestáis contra los “valores de Europa” (como algunos dijeron)
sino contra la corrupción que hemos hecho de esos valores. Pero deberás reconocerme que el asesinato
desautoriza toda protesta, por sagrada que parezca. Quizá nos encontraríamos más si, por ejemplo,
vosotros leyerais a Camus y a Simone Weil (que propuso una “Declaración de los deberes del hombre”),
y nosotros leyéramos a Ibn Arabí o a Rumí (con sus profesiones de una religión del amor).
José Ignacio González Faus
Poblet
Acabo de pasar cinco días de retiro en el monasterio de Poblet, en Tarragona, con un poco de mala
suerte, porque me han tocado las secuelas de la única nevada que cae cada año. Puede ser en febrero, o en
noviembre, o al principio de la primavera, esa estación rara que puede ser verano, o invierno, o de todo
menos florecitas en el prado y aire templadito. El monasterio ha experimentado una reconversión
energética que le permite calentar las estancias habitables con más de un 50% de ahorro, pero el
magnífico templo gótico, donde están enterrados los reyes de la Corona de Aragón, eso no hay quien lo
caliente, así que a las Laudes a las siete de la madrugada, a la Eucaristía a las ocho y a las Vísperas a las
18,30 tenía que ir forrado y con una súper bufanda informal de lana de oveja muy formal que se
transformaba a voluntad en capucha monástica, que en la iglesia los varones no podemos llevar gorra,
pero la vecina de L'Espluga que venía a oír misa casi todos los días, sí que podía ponerse un buen
gorro...y luego dicen que la mujer está discriminada...
La Liturgia, los Salmos, son en catalán, pero no se respira una atmósfera nacionalista, sino católica. En el
Refectorio compartimos menú monástico, igual para el abad y para los monjes y los huéspedes. No se
habla, pero escuchamos Vida de Santa Teresa de Jesús y testimonios escalofriantes de cristianos
dedicados a la rehabilitación de drogodependientes en Andalucía, naturalmente en español. Esta semana
le toca leer en el Refectorio al Padre Paco Martínez Soria, hijo del actor del mismo nombre, a quien yo
había conocido hace más de cincuenta años cuando él era escolapio. Pude hablar un poco con él;
recordaba con cariño, pero sin nostalgia, los años en que estuvo en el Colegio P. Scio, en Salamanca.
He venido a Poblet con tres finalidades: darle gracias a Dios oír mi estado actual, marcar con estas
minivacaciones la frontera entre la quimioterapia y la vida "normal" y entrenarme físicamente, subiendo
montañas por las mañanas, para subir luego más airoso la cuesta de lo que queda del curso pastoral. Los
propósitos que uno se hace no se cumplen casi nunca del todo, pero esta vez estoy razonablemente
contento, a Dios gracias, nunca mejor dicho...
"La riqueza es como un cable de alta tensión que el que lo toca se quema"
Jon Sobrino: "Espero que la beatificación de Romero
sirva para humanizar este mundo"
"Como decía el padre Arrupe ser jesuita es luchar por la fe y la justicia, y
seguimos en ello"
El teólogo Jon Sobrino
(Diócesis de Bilbao).- El teólogo Jon Sobrino, ha pasado por Bilbao, de camino a Bruselas. Nació en
Barcelona "por circunstancias de la guerra", pero sus padres vivían en Barrika y allí pasó buena parte de
los veranos de su infancia. Nombrado Vasco Universal por difundir positivamente la imagen de Euskadi
en el exterior, se siente además de vasco salvadoreño.
Vivió muy de cerca los asesinatos de monseñor Romero, de Ignacio Ellacuría y de tantos miles de
civiles que perdieron la vida en aquélla guerra que "se repite en muchos lugares hoy". Muestra su alegría
por la decisión del papa de beatificar a Romero porque humaniza y "tenemos mucha necesidad".
-Cuando estoy en Bilbao o en España me siento aturdido y hay cosas que me indignan como lo que cuesta
fichar a un futbolista, por ejemplo. El domingo estuve en San Mamés y me gustó el campo, también el
ambiente de animación. Las personas cantaban al unísono, pero me gustaría que eso mismo se hiciera en
la frontera de Melilla y fuéramos en grupo a corear que estamos con ellos. En el mundo y en la Iglesia
necesitamos gente buena como monseñor Romero y tantos otros y otras que murieron por decir la verdad.
-¿Quién fue monseñor Romero?
-Fue un hombre de los pobres, hombre de su pueblo sufrido, hombre de Dios. Condenó la idolatría, la
riqueza que es como un cable de alta tensión que el que lo toca se quema. Otra idolatría, en el caso de El
Salvador, era la doctrina de la seguridad nacional y por último, decía que también podía ser idolatría la
absolutización de las organizaciones populares. Monseñor Romero hablaba de Dios de una manera muy
clara.
-Han transcurrido 35 años pero aún se sigue recordando su última homilía en la catedral
-Son muy conocidas sus últimas palabras en las que pedía que cesara la represión. Exigió a los soldados
que dejaran de matar a sus hermanos. Recibió un aplauso atronador, espontáneo, como cuando mete gol
nuestro equipo.
-¿Para qué puede servir la beatificación de monseñor Romero hoy en día?
-Si convoca a muchos seres humanos yo me alegro mucho. No porque sea una cosa que funciona
mecánicamente como un pastel que me como y me gusta. Que sea algo que empape un poco en las
personas, sean creyentes o no, y puedan ver que hay una realidad que es anti Dios, que es anti vida.
-Unos días en Bilbao y se dirige a Bruselas, sigue "en la lucha"
-Sí, después de pasar unos días de descanso en casa de mi hermana y escribir algunas cosas que me han
pedido, iré a Bélgica a hablar sobre monseñor Romero. Luego a París a presentar un libro. Como decía el
padre Arrupe ser jesuita es luchar por la fe y la justicia y seguimos en ello.
NECESITAMOS MÍSTICAS Y MÍSTICOS MUY
HUMANOS
Podríamos considerar que una persona mística es la que potencia al máximo, en todas sus capacidades, la
más profunda dimensión de humanidad que está llamada a alcanzar.
Dios empeñado en ser humano y nosotros empeñados en ser místicos (Federico Carrasquilla).
Sí, porque humanizarnos es divinizarnos, dar a luz la esencia más auténtica que llevamos dentro,
compartir con gozo el ADN que nos une a los demás seres humanos, a los animales, las montañas, los ríos
y mares, la atmósfera, el universo que nos rodea y acoge en su seno. Sintiéndonos uno con Todo,
cercanos, familiarizados junto al otro.
No podemos entender hoy la mística como se vivía en el siglo XVI. Aunque haya que beber en las fuentes
cristalinas de los místicos y místicas de ese siglo (Teresa de Jesús, Juan de la Cruz...) y de todos los
tiempos, culturas, religiones, filosofías y creencias.
Porque los tiempos han cambiado. Ahora vivimos en un mundo globalizado, en la era digital de las redes
sociales a escala mundial. No podemos creer, vivir o comprometernos, de la misma forma que antes,
después de internet, la física cuántica y la teoría de la relatividad. Han cambiado las formas de conducta,
las personas y grupos de referencia, los modelos de familia, los paradigmas en tantos órdenes de la vida.
Y aunque nuestro mundo de las prisas no nos invite a ello, tenemos que buscar nuestros espacios de
serenidad y silencio, detener un momento nuestra celeridad, para aclararnos sobre todo lo que nos llega y
mandar a la papelera tanta basura y spam, siendo capaces de reflexionar sobre lo importante y
trascendente, tomando una postura comprometida para poder respirar, sentir y vivir de otra manera. Junto
a otros muchos que, de distintas maneras, buscan lo mismo.
Aquí dejo unos cuantos rasgos que, bajo mi punto de vista, definirían a una persona mística de nuestros
días. Evidentemente hay muchos más, desde otras sensibilidades, culturas, creencias. Ofrezco con
humildad algunas, las mías.
* Una persona mística no se cree que lo sea, sino que vive con mucha naturalidad todo lo que sucede a su
alrededor, lo que experimenta en el día a día, lo que da sabor, valor y aliento a su cotidianidad, lo que le
ofrece luz para seguir mirando, a través de su ventana, el horizonte que siempre hay más allá.
* Una persona mística favorece un buen clima a su alrededor, sonríe al compañero de estudio o trabajo,
intenta crear armonía, disculpar los errores de los demás, alentar los ánimos, enjugar una lágrima, llevar
alegría para contrarrestar tanta tristeza y mantener siempre el buen humor.
* Una persona mística busca espacios propios para profundizar sobre todo lo que vive, lo que acontece en
el mundo, lo que siente en su hondón personal. Serán cinco minutos o una hora, en su habitación o
paseando, charlando o callando, pero no dejará de intentarlo cada día.
* Una persona mística se deja afectar por las injusticias, la exclusión, el odio, la enfermedad, la muerte.
Intenta que no le ahogue el mar de la indiferencia y se mueve como pez en el agua por senderos
solidarios, junto a otras muchas personas que se esfuerzan por cambiar y mejorar su mundo.
* Una persona mística hace todo lo posible para no dejarse abatir por las dificultades, las derrotas
personales o las de los empobrecidos y desheredados. Eso no significa que no derrame lágrimas amargas,
que no grite ni se enfurezca ante la prepotencia y el abuso de los poderosos.
* Una persona mística sabe que "no se remienda con una tela nueva en un vestido viejo, ni se echa vino
nuevo en barricas viejas". Por eso, cuando ve que algo ya no sirve, ni tiene sentido seguirlo o creerlo, lo
abandona con gozo, agradeciendo lo positivo que le ha aportado.
* Una persona mística está siempre abierta a lo nuevo, a lo inédito y sorprendente. A lo que puede
descubrir por sí misma o junto a los demás, manteniéndose siempre en búsqueda, en todos los órdenes de
la vida.
* Una persona mística se desprende de viejas creencias, de dogmas rancios, de ideologías desfasadas, de
oxidadas formas de entender la vida (cuando ya se han superado). Y, después de valorarlo bien, se apunta
y contribuye a crear a nuevas realidades sociales, políticas, culturales o eclesiales, que aportan nueva
savia a las instituciones, los partidos, estamentos y asociaciones...
* Una persona mística procura ser coherente entre lo que piensa, habla y vive, en medio de un mundo de
engaños, ocultamientos y mentiras, de tantas medias verdades. Porque solo así será aceptado por los
demás. Solo así se podrá aceptar a sí mismo.
* Una persona mística se deja afectar por el dolor, el sufrimiento, la discriminación, las leyes injustas, el
odio, la guerra, el hambre de tanta gente, en tantas partes del mundo... Sentirá ante estas realidades cómo
se le conmueve el corazón, e intentará remediarlo de alguna manera, en la medida de sus posibilidades.
* Una persona mística cree que otro mundo más justo, fraterno, pacífico y solidario es posible y se
compromete para conseguirlo. En primer lugar en su entorno cercano, junto a otras personas solidarias,
llenas de humanidad. Pero no olvidará ni dejará de trabajar nunca por cualquier persona, de cualquier
parte del mundo, que sufra o esté oprimida.
* Una persona mística se sentirá unida a todos los seres humanos, en sus alegrías y tristezas. Y también a
todos los seres vivos, a toda la naturaleza, a la Madre Tierra, al sistema solar, al universo entero. Porque
sabe que todos estamos unidos e interrelacionados con Todo y que formamos parte de una única familia.
Nuestro ADN proviene del polvo sideral inicial.
* Una persona mística reconoce que hay un eco de fondo, una presencia inefable, que le invita a
realizarse, a humanizarse, a entrañarse en la realidad. Siente un aliento vital que le da la vida; que forma
parte de un proyecto común, junto a toda la humanidad y el planeta Tierra del que forma parte.
* Una persona mística no cree a pie juntillas o se deja influenciar solo por lo que ve y escucha en los
medios de comunicación, sino que atiende a otros medios alternativos y mira con otros ojos, con otra
mirada, más allá de lo que los hechos concretos le muestran. Sin despegarse de la realidad, sabe encontrar
otros sentidos y mensajes ocultos, sabe esperar a que otros brotes vayan surgiendo a su alrededor, y
dentro de ella misma.
* Una persona mística reconoce que su comportamiento y consumo afectan al medio ambiente en el que
vive y a la humanidad más empobrecida y excluida. Por eso se esfuerza en vivir de una forma sencilla,
austera, responsable, solidaria. Y que esta forma de vida, a pesar de los mensajes publicitarios, le hace
feliz y que goce de tantos pequeños placeres que se nos ofrecen cada día y que están ahí, a mano,
gratuitos, para ser degustados...
* Una persona mística "cuida sobre todo de su corazón, porque de él brotan los manantiales de la vida", e
intenta satisfacer en lo posible en su cotidianidad el anhelo de interioridad, de espiritualidad, de
realización personal y humana que lleva dentro. Y desde ahí sale renovado, más humano y dichoso, para
seguir caminando humildemente, en el día a día, con sus compañeros y compañeras de camino,
compartiendo amor, ternura, afecto, ilusión para vivir en plenitud, desviviéndose por los demás.
Miguel Ángel Mesa Bouzas
Empujados al desierto
Editado por
José Antonio Pagola
Marcos presenta la escena de Jesús en el desierto como un resumen de su vida. Señalo algunas
claves. Según el evangelista, «el Espíritu empuja a Jesús al desierto». No es una iniciativa suya. Es
el Espíritu de Dios el que lo desplaza hasta colocarlo en el desierto: la vida de Jesús no va a ser un
camino de éxito fácil; más bien le esperan pruebas, inseguridad y amenazas.
Pero el «desierto» es, al mismo tiempo, el mejor lugar para escuchar, en silencio y soledad, la voz de
Dios. El lugar al que hay que volver en tiempos de crisis para abrirle caminos al Señor en el corazón del
pueblo. Así se pensaba en la época de Jesús.
En el desierto, Jesús «es tentado por Satanás». Nada se dice del contenido de las tentaciones. Solo que
provienen de «Satanás», el Adversario que busca la ruina del ser humano destruyendo el plan de Dios.
Ya no volverá a aparecer en todo el evangelio de Marcos. Jesús lo ve actuando en todos aquellos que lo
quieren desviar de su misión, incluido Pedro.
El breve relato termina con dos imágenes en fuerte contraste: Jesús «vive entre fieras», pero «los
ángeles le sirven». Las «fieras», los seres más violentos de la creación, evocan los peligros que
amenazarán siempre a Jesús y su proyecto. Los «ángeles», los seres más buenos de la creación, evocan la
cercanía de Dios que bendice, cuida y defiende a Jesús y su misión.
El cristianismo está viviendo momentos difíciles. Siguiendo los estudios sociológicos, nosotros hablamos
de crisis, secularización, rechazo por parte del mundo moderno... Pero tal vez, desde una lectura de fe,
hemos de decir algo más: ¿No será Dios quien nos está empujando a este «desierto»? ¿No necesitábamos
algo de esto para liberarnos de tanta vanagloria, poder mundano, vanidad y falsos éxitos
acumulados inconscientemente durante tantos siglos? Nunca habríamos elegido nosotros estos
caminos.
Esta experiencia de desierto, que irá creciendo en los próximos años, es un tiempo inesperado de gracia
y purificación que hemos de agradecer a Dios. Él seguirá cuidando su proyecto. Solo se nos pide
rechazar con lucidez las tentaciones que nos pueden desviar una vez más de la conversión a Jesucristo.
José Antonio Pagola
1 Cuaresma - B
(Marcos 1,12-15)
22 de febrero 2015
ASAMBLEA DIOCESANA
¿Qué es? ¿Qué Pretende? ¿A quién va
dirigida?
Sueño con una opción misionera capaz de transformarlo todo.
La Iglesia ‘en salida’ es una Iglesia con las puertas abiertas.
Si la Iglesia entera sume este dinamismo misionero, debe llegar a todos, sin excepciones (Evangelii
Gaudium del Papa Francisco)
1. ¿Qué es la Asamblea Diocesana?
- Un tiempo en la vida de la Iglesia en Salamanca orientado a renovar nuestro seguimiento a Jesús,
nuestra misión apostólica y nuestras estructuras.
- Un tiempo para estudiar, entre todos, nuevas y mejores formas de ayudar y servir a los hombres y
mujeres de Salamanca, y para aprender todos juntos a dar razón de nuestra fe, de nuestra esperanza y de
nuestra alegría.
- Un tiempo para pensar cómo dar nuevas respuestas a los nuevos desafíos de la vida actual, tratando de
aportar soluciones más humanas y evangélicas.
2. ¿Qué pretende la Asamblea Diocesana?
El objetivo de la Asamblea Diocesana es la renovación de la Iglesia en Salamanca:
- Renovación espiritual: ganar en cercanía y amistad personal con Jesús a través de la oración y los
sacramentos.
- Renovación pastoral: buscar juntos nuevas formas para la comunicación de la Fe, basadas en el
compromiso personal, la amabilidad y la caridad.
- Renovación de personas, comunidades y estructuras: buscar una estructura eclesial más misionera, más
hacia fuera y más cercana a los problemas reales de la sociedad actual.
3. ¿Cúando se va a desarrollar la Asamblea?
La posada del silencio nº 58, curso vi
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  • 1. VÍDEO DE HOY: Pueblo de Dios: Camboya, los hijos de la basura En Nom Pen, capital de Camboya, Manos Unidas apoya a CSARO, una ong que se dedica al reciclaje de la basura y también a la educación de los hijos de las trabajadoras. Italia: otra tragedia, Europa debe intervenir Alrededor de 300 personas se han ahogado a causa del hundimiento de las balsas que viajaban en el Mediterráneo, entre Libia y la isla italiana de Lampedusa. Esta tragedia es una doble prueba del fracaso del control de las fronteras de Europa. No solo los Estados europeos no han adoptado las medidas necesarias para salvar vidas en el Mediterráneo, pero han interpuesto una serie de obstáculos "legales" que hacen que sea más difícil salir a aquellos que buscan escapar de los conflictos que se están intensificando en el Medio Oriente y en el norte de África. La Guardia Costera italiana pudo rescatar a unos 100 migrantes que se encontraban en un barco, en un mar tormentoso, la noche del lunes. Sin embargo, 29 de ellos murieron de hipotermia en la cubierta de pequeños vasos que se han utilizado para rescatarlos. Estas muertes podrían evitarse si la UE ha puesto en marcha un programa para la búsqueda y rescate de la misma magnitud y el alcance de la operación Mare Nostrum, promovido por Italia entre 2013 y 2014. Cuando estaba activo, numerosos inmigrantes fueron rescatados en barcos más grandes. La operación Triton UE está, sin duda mal equipada y se centra casi exclusivamente en el control de fronteras y la vigilancia en las costas de Europa. Un comentario última tragedia, el director de la JRS Italia, P. Camillo Ripamonti, dijo: "Una vez más, en frente del horror aturdido, estamos pidiendo la inmediata creación de canales humanitarios seguros que impidan que los hombres y las mujeres que huyen de la guerra y la persecución a arriesgar sus vidas por confiar en los contrabandistas y traficantes". "¿Dónde está nuestra solidaridad?" se pregunta el director del JRS Europa, p. Jean-Marie Carrière. "Éstas son las fronteras de Europa y se debe trabajar juntos para hacer frente a la crisis humanitaria en el
  • 2. Mediterráneo, con todos los medios posibles, Italia ha demostrado que es posible salvar vidas. Imagine lo que podría conseguir si los 28 estados de la UE realmente trabajaron juntos en favor de los refugiados. Tenemos que abrir los canales de acceso a las personas seguras y legales que buscan protección internacional y, al mismo tiempo, ampliar considerablemente nuestra capacidad de búsqueda y rescate en el mar". "La enormidad de la crisis de los refugiados requiere una serie de medidas que podrían tener un impacto real e inmediato". ¿Qué está ocurriendo en República Centroafricana? 16/02/2015 El 19 de enero de 2015, las fuerzas de paz de Naciones Unidas (Minusca) en República Centroafricana (RCA) anunciaron la captura de uno de los líderes de la milicia Anti-Balaka, Rodrigo Ngaibona, conocido como General Andilo La Minusca trata de pacificar el país desde septiembre del 2014 y ha llevado acabo ya 200 arrestos, siendo este el más importante. Sin embargo, el portavoz de los Anti-Balaka, Igor Lamaka, ha advertido que esta detención pondrá en peligro la reconciliación entre las partes del conflicto. La República Centroafricana  País muy poco poblado 8 hab/Km2 (España 92 hab./Km2)  Año 1889: 17 grandes compañías privadas europeas se lanzan al expolio de Centroáfrica.  Durante el siglo XIX y primera mitad del s.XX, hubo caza de esclavos.  Todo el siglo XX la R. Centroafricana ha estado regada de continuas guerras, golpes de estado y dictaduras crueles y sangrientas. Como resultado hambre, miseria, analfabetismo, corrupción política galopante...  Las compañías francesas emplearon métodos brutales
  • 3. La crisis humanitaria que vive el país es consecuencia de los enfrentamientos entre los Séléka y los Anti-Balaka, dos guerrillas que compiten por cuestiones políticas, económicas y religiosas. La República Centroafricana había sido desde su independencia de Francia un Estado inestable, considerado como fallido y sometido a diversos regímenes autoritarios. Los diferentes dictadores subían y bajaban a la presidencia mediante golpes de Estado con la complicidad de su antigua metrópoli, que nunca ha renunciado a sus intereses en RCA. Sin embargo, nunca como hasta ahora se había encontrado en una situación humanitaria tan grave. De hecho, el 21 de enero, la Comisión de Investigación para la República Centroafricana recomendó establecer un tribunal internacional para juzgarlos los crímenes de guerra que se han cometido en el país. La Séléka La raíz de la violencia surgió en 2012 cuando ciertas facciones del Estado pidieron la dimisión del presidente François Bozibé. Los rebeldes alegaban que el presidente no había cumplido los acuerdos de paz y se organizaron en un único grupo, Séléka (“alianza” en sango). La Séléka está formada mayormente por musulmanes y reivindicaban mayor integración de sus grupos en el gobierno, pagos a los milicianos que abandonaran las armas y liberación de prisioneros políticos. En esta ocasión, Francia rehusó intervenir y tan solo envió el número de efectivos suficientes para salvaguardar sus intereses y a sus ciudadanos. Por su parte, el resto de la comunidad internacional creyó que el gobierno podría reprimir a los rebeldes. Pero en enero de 2013, la milicia ya controlaba el 75% del país y se puso de acuerdo con el gobierno para alcanzar una tregua. El alto al fuego term inó en marzo, cuando los guerrilleros acusaron a Bozibé de incumplimiento de los acuerdos una vez más y tomaron la capital, Bangui, ese mismo mes. Bozibé fue expulsado y Michel Djotodia, líder de la Séléka, asumió la presidencia, disolviendo la milicia en septiembre. Sin embargo, muchos de los milicianos no reconocieron al presidente ni la disolución de la milicia, por lo que esta nunca llegó a disolverse. Los Anti-Balaka La Séléka gobernó con terror allí donde se impuso, quemando casas y asesinando a civiles; además propició la llegada de mercenarios musulmanes de los países de alrededor. En un país que es principalmente católico (50%) y con una minoría musulmana (15%), las creencias religiosas nunca habían sido un foco de tensión. Sin embargo, tras los abusos de los Séléka empezaron a reunirse grupos armados cristianos bajo el nombre de Anti- Balaka (antimachete). Los Anti-Balaka lanzaron en diciembre de 2013 una ofensiva en Bangui desplazando a la Séléka de la capital y provocando la dimisión de Djotodia. Sin embargo, la nueva presidenta electa por el Consejo Nacional de Transición, Catherine Samba-Panza, tampoco agrada a los Anti-Balaka, que consideran imprescindible su dimisión para llegar a un acuerdo. En palabras de Igor Lamaka, “la única solución para que vuelva la paz en República Centroafricana es la dimisión sin condiciones de Samba-Panza y su primer ministro”. La milicia cristiana ataca de forma indiscriminada a toda la población musulmana, equiparándolos a la Séléka. “Aunque es la población cristiana la que más había sufrido hasta ahora, según disminuye el poder de la Séléka la población musulmana, que es minoría, puede sufrir mucho más” dijo Lawrence D. Wohler, embajador de Estados Unidos en RCA hace un año. Sus predicciones fueron acertadas. En diciembre de 2014, 415.000 personas se habían refugiado en los países de explotación de las personas.  Esperanza de vida: 44 años  Analfabetismo: 50%
  • 4. vecinos, la mayoría musulmanas. El gobierno no permite la salida de los musulmanes del país por miedo a ser acusados de colaborar con una limpieza étnica. La Séleka se ha retirado de muchas de las zonas que controlaba y se mantiene activa en zonas aisladas, presionada por las fuerzas de paz internacionales. Esto deja a los musulmanes a merced de los Anti-Balaka. Lo que hay detrás El conflicto, bajo una apariencia puramente religiosa de enfrentamiento entre musulmanes y cristianos es también en gran parte consecuencia de la explotación y la corrupción. El mismo Bozibé, cuando dejó el país había acumulado una fortuna de 20 millones de dólares por cada año que estuvo a la cabeza de uno de los países más pobres del mundo. Las zonas del norte (de donde proviene la Séléka) estuvieron durante años sin fondos para el desarrollo ni ningún tipo de inversión, y cuando surgieron las primeras voces disidentes, Bozibé respondió quemando aldeas enteras. Por otro lado, aquellos que protegen a los musulmanes de los Anti-Balaka son principalmente clérigos católicos y cristianos. El pastor baptista David Koudougeret afirma: “La causa última de la inestabilidad no es religiosa, sino política, quien llega al poder hace del país su máquina privada de hacer dinero”. Fuente: Estudios de Política Exterior El Arzobispado de Tánger denuncia la violencia policial en la redada del Gurugú El Arzobispado, Cáritas y varias ONGs piden la puesta en libertad de los inmigrantes detenidos y que les den asistencia jurídica El Arzobispado de Tánger, Cáritas y una decena de ONGs denunciaron ayer la “violencia policial” con la que cientos de inmigrantes fueron alejados la semana pasada de los campamentos del monte Gurugú y de los de las ciudades de Nador, Solouane y Zegangan. Las entidades exigen que los detenidos sean puestos en libertad. “Las Fuerzas de Seguridad se desplegaron en masa con el propósito de rodear el gran campamento de subsaharianos en el Gurugú”, apuntaron las organizaciones denunciantes en un comunicado de prensa. Asimismo, indican que los agentes detuvieron tanto a los inmigrantes que estaban en el campamento como a los que habían intentado saltar la valla de Melilla aquel día y habían sido devueltos a Marruecos. “Se han llegado a contar más de 700 inmigrantes detenidos, entre ellos tres mujeres y muchos menores en un número que no podemos precisar”, indican. Las entidades indican que los detenidos fueron trasladados al camping de Karait Arekmane, a unos 20 kilómetros de Nador, desde donde tras ser identificados y fichados, fueron enviados a diferentes ciudades, principalmente en el sur de Marruecos. El Arzobispado de Tánger, Cáritas y las ONGs denuncian que las Fuerzas Policiales “arrasaron los campamentos y prendieron fuego a todos los efectos personales de los inmigrantes, en su mayoría familias”, afirmaron. “Esta actuación no puede sino agravar el estado de precariedad de las personas inmigrantes que ya padecen un invierno muy frío”, indicaron. “Tal incremento de la violencia hacia los inmigrantes, bajo el pretexto de liberar a las mujeres de las redes de trata y las detenciones efectuadas sin garantías jurídicas son otras tantas pruebas del tratamiento de la inmigración cercana a los enclaves españoles”, apuntaron. Sin excusas “La lucha contra las redes de tráfico de seres humanos no justifica en ningún caso violaciones de derechos humanos”, recalcaron las entidades denunciantes. Asimismo, en el comunicado las organizaciones que lo firman indican que el fin del proceso de regularización iniciado por Marruecos este año tampoco puede ser una excusa para las redadas llevadas a cabo en el monte Gurugú. Las organizaciones reclaman la inmediata puesta en libertad de los inmigrantes y piden que les den
  • 5. asistencia jurídica y derecho a un traductor. Asimismo, reivindican que se garantice un trato individualizado a los solicitantes de protección internacional, a los menores y a los enfermos, protegidos por los convenios internacionales. Mensaje del Papa Francisco para la Cuaresma 2015 Papa Francisco - Domingo, 15 de febrero de 2015 «Fortalezcan sus corazones» (St 5,8) Queridos hermanos y hermanas: La Cuaresma es un tiempo de renovación para la Iglesia, para las comunidades y para cada creyente. Pero sobre todo es un «tiempo de gracia» (2 Co 6,2). Dios no nos pide nada que no nos haya dado antes: «Nosotros amemos a Dios porque él nos amó primero» (1 Jn 4,19). Él no es indiferente a nosotros. Está interesado en cada uno de nosotros, nos conoce por nuestro nombre, nos cuida y nos busca cuando lo dejamos. Cada uno de nosotros le interesa; su amor le impide ser indiferente a lo que nos sucede. Pero ocurre que cuando estamos bien y nos sentimos a gusto, nos olvidamos de los demás (algo que Dios Padre no hace jamás), no nos interesan sus problemas, ni sus sufrimientos, ni las injusticias que padecen… Entonces nuestro corazón cae en la indiferencia: yo estoy relativamente bien y a gusto, y me olvido de quienes no están bien. Esta actitud egoísta, de indiferencia, ha alcanzado hoy una dimensión mundial, hasta tal punto que podemos hablar de una globalización de la indiferencia. Se trata de un malestar que tenemos que afrontar como cristianos. Cuando el pueblo de Dios se convierte a su amor, encuentra las respuestas a las preguntas que la historia le plantea continuamente. Uno de los desafíos más urgentes sobre los que quiero detenerme en este Mensaje es el de la globalización de la indiferencia. La indiferencia hacia el prójimo y hacia Dios es una tentación real también para los cristianos. Por eso, necesitamos oír en cada Cuaresma el grito de los profetas que levantan su voz y nos despiertan. Dios no es indiferente al mundo, sino que lo ama hasta el punto de dar a su Hijo por la salvación de cada hombre. En la encarnación, en la vida terrena, en la muerte y resurrección del Hijo de Dios, se abre definitivamente la puerta entre Dios y el hombre, entre el cielo y la tierra. Y la Iglesia es como la mano que tiene abierta esta puerta mediante la proclamación de la Palabra, la celebración de los sacramentos, el testimonio de la fe que actúa por la caridad (cf. Ga 5,6). Sin embargo, el mundo tiende a cerrarse en sí mismo y a cerrar la puerta a través de la cual Dios entra en el mundo y el mundo en Él. Así, la mano, que es la Iglesia, nunca debe sorprenderse si es rechazada, aplastada o herida. El pueblo de Dios, por tanto, tiene necesidad de renovación, para no ser indiferente y para no cerrarse en sí mismo. Querría proponerles tres pasajes para meditar acerca de esta renovación. 1. «Si un miembro sufre, todos sufren con él» (1 Co 12,26) – La Iglesia La caridad de Dios que rompe esa cerrazón mortal en sí mismos de la indiferencia, nos la ofrece la Iglesia con sus enseñanzas y, sobre todo, con su testimonio. Sin embargo, sólo se puede testimoniar lo que antes se ha experimentado. El cristiano es aquel que permite que Dios lo revista de su bondad y misericordia, que lo revista de Cristo, para llegar a ser como Él, siervo de Dios y de los hombres. Nos lo recuerda la liturgia del Jueves Santo con el rito del lavatorio de los pies. Pedro no quería que Jesús le lavase los pies, pero después entendió que Jesús no quería ser sólo un ejemplo de cómo debemos lavarnos los pies unos a otros. Este servicio sólo lo puede hacer quien antes se ha dejado lavar los pies por Cristo. Sólo éstos tienen "parte" con Él (Jn 13,8) y así pueden servir al hombre. La Cuaresma es un tiempo propicio para dejarnos servir por Cristo y así llegar a ser como Él. Esto sucede cuando escuchamos la Palabra de Dios y cuando recibimos los sacramentos, en particular la
  • 6. Eucaristía. En ella nos convertimos en lo que recibimos: el cuerpo de Cristo. En él no hay lugar para la indiferencia, que tan a menudo parece tener tanto poder en nuestros corazones. Quien es de Cristo pertenece a un solo cuerpo y en Él no se es indiferente hacia los demás. «Si un miembro sufre, todos sufren con él; y si un miembro es honrado, todos se alegran con él» (1 Co 12,26). La Iglesia es communio sanctorum porque en ella participan los santos, pero a su vez porque es comunión de cosas santas: el amor de Dios que se nos reveló en Cristo y todos sus dones. Entre éstos está también la respuesta de cuantos se dejan tocar por ese amor. En esta comunión de los santos y en esta participación en las cosas santas, nadie posee sólo para sí mismo, sino que lo que tiene es para todos. Y puesto que estamos unidos en Dios, podemos hacer algo también por quienes están lejos, por aquellos a quienes nunca podríamos llegar sólo con nuestras fuerzas, porque con ellos y por ellos rezamos a Dios para que todos nos abramos a su obra de salvación. 2. «¿Dónde está tu hermano?» (Gn 4,9) – Las parroquias y las comunidades Lo que hemos dicho para la Iglesia universal es necesario traducirlo en la vida de las parroquias y comunidades. En estas realidades eclesiales ¿se tiene la experiencia de que formamos parte de un solo cuerpo? ¿Un cuerpo que recibe y comparte lo que Dios quiere donar? ¿Un cuerpo que conoce a sus miembros más débiles, pobres y pequeños, y se hace cargo de ellos? ¿O nos refugiamos en un amor universal que se compromete con los que están lejos en el mundo, pero olvida al Lázaro sentado delante de su propia puerta cerrada? (cf. Lc 16,19-31). Para recibir y hacer fructificar plenamente lo que Dios nos da es preciso superar los confines de la Iglesia visible en dos direcciones. En primer lugar, uniéndonos a la Iglesia del cielo en la oración. Cuando la Iglesia terrenal ora, se instaura una comunión de servicio y de bien mutuos que llega ante Dios. Junto con los santos, que encontraron su plenitud en Dios, formamos parte de la comunión en la cual el amor vence la indiferencia. La Iglesia del cielo no es triunfante porque ha dado la espalda a los sufrimientos del mundo y goza en solitario. Los santos ya contemplan y gozan, gracias a que, con la muerte y la resurrección de Jesús, vencieron definitivamente la indiferencia, la dureza de corazón y el odio. Hasta que esta victoria del amor no inunde todo el mundo, los santos caminan con nosotros, todavía peregrinos. Santa Teresa de Lisieux, doctora de la Iglesia, escribía convencida de que la alegría en el cielo por la victoria del amor crucificado no es plena mientras haya un solo hombre en la tierra que sufra y gima: «Cuento mucho con no permanecer inactiva en el cielo, mi deseo es seguir trabajando para la Iglesia y para las almas» (Carta 254,14 julio 1897). También nosotros participamos de los méritos y de la alegría de los santos, así como ellos participan de nuestra lucha y nuestro deseo de paz y reconciliación. Su alegría por la victoria de Cristo resucitado es para nosotros motivo de fuerza para superar tantas formas de indiferencia y de dureza de corazón. Por otra parte, toda comunidad cristiana está llamada a cruzar el umbral que la pone en relación con la sociedad que la rodea, con los pobres y los alejados. La Iglesia por naturaleza es misionera, no debe quedarse replegada en sí misma, sino que es enviada a todos los hombres. Esta misión es el testimonio paciente de Aquel que quiere llevar toda la realidad y cada hombre al Padre. La misión es lo que el amor no puede callar. La Iglesia sigue a Jesucristo por el camino que la lleva a cada hombre, hasta los confines de la tierra (cf. Hch 1,8). Así podemos ver en nuestro prójimo al hermano y a la hermana por quienes Cristo murió y resucitó. Lo que hemos recibido, lo hemos recibido también para ellos. E, igualmente, lo que estos hermanos poseen es un don para la Iglesia y para toda la humanidad. Queridos hermanos y hermanas, cuánto deseo que los lugares en los que se manifiesta la Iglesia, en particular nuestras parroquias y nuestras comunidades, lleguen a ser islas de misericordia en medio del mar de la indiferencia. 3. «Fortalezcan sus corazones» (St 5,8) – La persona creyente También como individuos tenemos la tentación de la indiferencia. Estamos saturados de noticias e imágenes tremendas que nos narran el sufrimiento humano y, al mismo tiempo, sentimos toda nuestra incapacidad para intervenir. ¿Qué podemos hacer para no dejarnos absorber por esta espiral de horror y de impotencia? En primer lugar, podemos orar en la comunión de la Iglesia terrenal y celestial. No olvidemos la fuerza de la oración de tantas personas. La iniciativa 24 horas para el Señor, que deseo que se celebre en toda la Iglesia —también a nivel diocesano—, en los días 13 y 14 de marzo, es expresión de esta necesidad de la oración. En segundo lugar, podemos ayudar con gestos de caridad, llegando tanto a las personas cercanas como a las lejanas, gracias a los numerosos organismos de caridad de la Iglesia. La Cuaresma es un
  • 7. tiempo propicio para mostrar interés por el otro, con un signo concreto, aunque sea pequeño, de nuestra participación en la misma humanidad. Y, en tercer lugar, el sufrimiento del otro constituye un llamado a la conversión, porque la necesidad del hermano me recuerda la fragilidad de mi vida, mi dependencia de Dios y de los hermanos. Si pedimos humildemente la gracia de Dios y aceptamos los límites de nuestras posibilidades, confiaremos en las infinitas posibilidades que nos reserva el amor de Dios. Y podremos resistir a la tentación diabólica que nos hace creer que nosotros solos podemos salvar al mundo y a nosotros mismos. Para superar la indiferencia y nuestras pretensiones de omnipotencia, quiero pedir a todos que este tiempo de Cuaresma se viva como un camino de formación del corazón, como dijo Benedicto XVI (Ct. enc. Deus caritas est, 31). Tener un corazón misericordioso no significa tener un corazón débil. Quien desea ser misericordioso necesita un corazón fuerte, firme, cerrado al tentador, pero abierto a Dios. Un corazón que se deje impregnar por el Espíritu y guiar por los caminos del amor que nos llevan a los hermanos y hermanas. En definitiva, un corazón pobre, que conoce sus propias pobrezas y lo da todo por el otro. Por esto, queridos hermanos y hermanas, deseo orar con ustedes a Cristo en esta Cuaresma: "Fac cor nostrum secundum Cor tuum": "Haz nuestro corazón semejante al tuyo" (Súplica de las Letanías al Sagrado Corazón de Jesús). De ese modo tendremos un corazón fuerte y misericordioso, vigilante y generoso, que no se deje encerrar en sí mismo y no caiga en el vértigo de la globalización de la indiferencia. Con este deseo, aseguro mi oración para que todo creyente y toda comunidad eclesial recorra provechosamente el itinerario cuaresmal, y les pido que recen por mí. Que el Señor los bendiga y la Virgen los guarde. Vaticano, 4 de octubre de 2014 Fiesta de san Francisco de Asís FRANCISCUS PP. Basta de países que venden armas a quien está en guerra, dijo el Papa 2015-02-17 Radio Vaticana Todos nosotros somos capaces de hacer el bien pero también de destruir lo que Dios ha hecho. Lo afirmó el Papa Francisco en la misa matutina en la casa de Santa Marta. El Pontífice se detuvo en la primera Lectura que narra el diluvio universal y observó que el hombre es incluso capaz de destruir la fraternidad y de aquí nacen guerras y divisiones. De aquí que condenó duramente a aquellos “comerciantes de muerte” que venden armas a países en conflicto para que la guerra pueda continuar. “El hombre es capaz de destruir todo aquello que Dios ha realizado”. El Papa Francisco ha desarrollado su homilía basándose en el paso dramático del Génesis que muestra la ira de Dios por la maldad del hombre y que preludia el diluvio universal. El hombre – constató Francisco con amargura – “parece ser más potente de Dios”, es capaz de destruir las cosas buenas que Él ha realizado. El hombre es capaz de destruir la fraternidad “En los primeros capítulos de la Biblia, prosiguió, encontramos tantos ejemplos: Sodoma y Gomorra, la Torre de Babel, en los cuales el hombre muestra su maldad”. Un mal que se anida en lo íntimo del corazón: “¡Pero padre, no sea tan negativo!, dirá alguien. Pero ésta es la verdad. Somos capaces de destruir también la fraternidad: Caín y Abel en las primeras páginas de la Biblia. Destruir la fraternidad. Es el comienzo de las guerras, ¿no? Los celos, las envidias, tanta a avidez de poder, de tener más poder. Sí, esto parece negativo pero es realista. Tomen un diario, cualquiera: de izquierda, del centro, de derecha…cualquiera. Y verán que más del 90% de las noticias son de destrucción. Más del 90%. Y esto lo vemos todos los días”. “Pero ¿qué sucede en el corazón del hombre?” , se preguntó Francisco. Jesús, dijo, nos recuerda que “del corazón del hombre nacen todas las maldades”. Nuestro corazón débil – prosiguió – “está herido”. Comerciantes de muerte venden armas a quién está en guerra Existe siempre – agregó – un “deseo de autonomía”: “¡yo hago lo que quiero y si tengo ganas de esto, lo hago! ¡Y si por esto quiero hacer una guerra, la hago!”:
  • 8. “¿Pero por qué somos así? Porque tenemos esta posibilidad de destrucción, éste es el problema. Luego, en las guerras, en el tráfico de armas…‘pero ¡somos comerciantes!’ Sí, ¿de qué? ¿De muerte? Y están los países que venden las armas a éste, que está en guerra con éste y las venden también a éste, para que así continúe la guerra. Capacidad de destrucción. Y esto no viene del vecino ¡viene de nosotros! ‘Cada íntima intención del corazón no era otra cosa que mal’. Nosotros tenemos esta semilla adentro, esta posibilidad. ¡Pero tenemos también al Espíritu Santo que nos salva, eh! Pero debemos elegir, en las pequeñas cosas”. El Papa ha puesto en guardia contra las habladurías, de quién habla mal del vecino: “también en la parroquia, en las asociaciones”, cuando hay “celos” y “envidias” y quizás se va a hablar mal con el párroco. “Esta es la maldad - advirtió - ésta es la capacidad de destruir que todos nosotros tenemos”. Y sobre esto “la Iglesia a las puertas de la Cuaresma nos hace reflexionar”. Francisco dirigió una mirada al Evangelio del día en el cual Jesús reprocha a los discípulos que pelean entre ellos porque se habían olvidado de traer el pan. El Señor les dice que “estén atentos”, que tengan cuidado de la “levadura de los fariseos, de la levadura de Herodes”. Simplemente, pone el ejemplo de dos personas: Herodes que es “malo, asesino y los fariseos hipócritas”. Jesús les recuerda cuando ha partido los cinco panes y los exhorta a pensar en la Salvación, a aquello que Dios ha hecho por todos nosotros. Pero ellos, recuerda el Papa, “no entendían porque su corazón estaba endurecido por esta pasión, por esta maldad de discutir entre ellos y ver quién era el culpable de aquel olvido del pan”. Elegir el bien con la fuerza que nos dona Jesús Debemos tomar en serio el mensaje del Señor, dijo el Papa, “éstas no son cosas extrañas, esto no es el discurso de un marciano”, “el hombre es capaz de hacer tanto bien”. Y citó el ejemplo de Madre Teresa, “una mujer de nuestro tiempo”. Todos nosotros, dijo, “somos capaces de hacer tanto bien, pero todos nosotros somos capaces también de destruir; destruir en lo grande y en lo pequeño, en la misma familia; destruir a los hijos” no dejándolos crecer “con libertad, no ayudándoles a crecer bien; anular a los hijos”. Tenemos esta capacidad y por esto – remarcó – “es necesaria la meditación continua, la oración, la confrontación entre nosotros, para no caer en esta maldad que todo destruye”: “Y tenemos la fuerza, nos recuerda Jesús. Acuérdense. Y hoy nos dice: ‘Acuérdense. Acuérdense de Mí, que he donado mi sangre por ustedes; acuérdense de Mí que los he salvado, los he salvado a todos; acuérdense de Mí que tengo la fuerza para acompañarlos en el camino de la vida, no por el camino de la maldad sino por el camino de la bondad, del hacer el bien a los otros; no por el camino de la destrucción, sino por el camino del construir; construir una familia, construir una ciudad, construir una cultura, construir una patria, siempre más”. “Pidamos hoy al Señor, antes de comenzar la Cuaresma - concluyó el Obispo de Roma - esta gracia: de elegir bien siempre el camino con su ayuda y no dejarnos engañar por las seducciones que nos llevarán por el camino equivocado”. (MCM – RV) El Papa ofreció la misa en Santa Marta por los veintiún coptos mártires 2015-02-17 L’Osservatore Romano «Ofrecemos esta misa por nuestros veintiún hermanos coptos, degollados por el solo motivo de ser cristianos». Lo dijo el Papa Francisco en la celebración que presidió el martes 17 de febrero en la capilla de la Casa Santa Marta. «Recemos por ellos —añadió—, que el Señor los acoja como mártires, por sus familias, por mi hermano Tawadros que sufre mucho». Y precisamente con el patriarca de la Iglesia ortodoxa copta, Tawadros II, el Papa habló personalmente por teléfono el lunes por la tarde manifestándole su profunda participación en el dolor por el cruel asesinato realizado por los fundamentalistas islámicos. Y aseguró también su oración con ocasión de los funerales. Repitiendo las palabras de la antífona de ingreso «Sé la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve, tú que eres mi roca y mi baluarte; por tu nombre dirígeme y guíame» (Salmo 31, 3-4), el Papa Francisco inició la homilía. El pasaje del Libro del Génesis sobre el diluvio (6, 5-8; 7, 1-5.10), propuesto por la
  • 9. liturgia del día, «nos hace pensar —dijo el Pontífice— en la capacidad de destrucción que tiene el hombre: el hombre es capaz de destruir lo que ha hecho Dios» cuando «le parece que es más poderoso que Dios». Y, así, «Dios puede hacer cosas buenas, pero el hombre es capaz de destruirlas todas». También «en la Biblia, en los primeros capítulos, encontramos muchos ejemplos, desde el comienzo». Por ejemplo, explicó el Papa Francisco, «el hombre llama el diluvio por su maldad: es él quien lo llama». Además, «el hombre llama el fuego del cielo, en Sodoma y Gomorra, por su maldad». Luego «el hombre crea la confusión, la división de la humanidad —Babel, la Torre de Babel— por su maldad». En definitiva, «el hombre es capaz de destruir, nosotros somos todos capaces de destruir». Nos lo confirma, también en el Génesis, «una frase muy, muy aguda: “la maldad del hombre crecía sobre la tierra y todos los pensamientos de su corazón —del corazón de los hombres— tienden siempre y únicamente al mal, siempre”». No es cuestión de ser demasiado negativos, destacó el Papa, porque «esta es la verdad». A tal punto que «somos capaces de destruir incluso la fraternidad», como lo demuestra la historia de «Caín y Abel en las primeras páginas de la Biblia». Un episodio que, precisamente, «destruye la fraternidad, es el inicio de las guerras: los celos, las envidias, tanta codicia de poder, de tener más poder». Sí, afirmó el Papa Francisco, «esto parece negativo, pero es realista». Por lo demás, añadió, basta con tomar un «periódico cualquiera» para ver «que más del noventa por ciento de las noticias son noticias de destrucción: ¡más del noventa por ciento! ¡Y esto lo vemos todos los días!». Pero entonces, «¿qué sucede en el corazón del hombre?», fue la pregunta fundamental propuesta por el Papa. «Jesús, una vez, advirtió a sus discípulos que el mal no entra en el corazón del hombre porque coma algo que no es puro, sino que sale del corazón». Y «del corazón del hombre salen todas las maldades». En efecto, «nuestro corazón débil está herido». Está «siempre ese deseo de autonomía» que lleva a decir: «Yo hago lo que quiero y si tengo ganas de hacer esto, lo hago. Y si por esto quiero declarar una guerra, la declaro. Y si por esto quiero destruir a mi familia, lo hago. Y si para ello tengo que matar al vecino, lo hago». Pero precisamente «estas son las noticias de cada día», destacó el Papa, observando que «los periódicos no nos cuentan noticias de la vida de los santos». Así, pues, continuó tratando la cuestión central: «¿por qué somos así?». La respuesta es directa: «Porque tenemos esta posibilidad de destrucción, este es el problema». Y actuando así, luego, «en las guerras, en el tráfico de armas somos emprendedores de muerte». Y «hay países que venden las armas a este que está en guerra con este, y las venden también a este, para que así continúe la guerra». El problema es precisamente la «capacidad de destrucción y esto no viene del vecino» sino «¡de nosotros!». «Cada íntimo intento del corazón no era otra cosa más que el mal» repitió una vez más el Papa Francisco. Al recordar precisamente que «nosotros tenemos esta semilla dentro, esta posibilidad». Pero «tenemos también al Espíritu Santo que nos salva». Se trata, por ello, de elegir a partir de las «pequeñas cosas». Y, así, «cuando una mujer va al mercado y encuentra a otra, comienza a hablar, a criticar a la vecina, a la otra mujer de más allá: esa mujer mata, esa mujer es malvada». Y lo es «en el mercado» pero también «en la parroquia, en las asociaciones: cuando hay celos y envidias, van al párroco y le dicen: “esta no, este sí, este hace”». También «esta es la maldad, la capacidad de destruir que todos nosotros tenemos». Es sobre este punto que «hoy la Iglesia, a la puerta de la Cuaresma, nos hace reflexionar». La invitación del Papa se orienta a preguntarnos la razón de ello, a partir del pasaje evangélico de san Marcos (8, 14- 21). «En el Evangelio Jesús riñe un poco a los discípulos que discutían: “pero tú tenías que tomar el pan —¡No, tú!”». En definitiva los doce «discutían como siempre, peleaban entre ellos». Y he aquí que Jesús les dirige «una hermosa palabra: “Estad atentos, evitad la levadura de los fariseos y de Herodes”». Así, «presenta sencillamente el ejemplo de dos personas: Herodes es malo, asesino, y los fariseos hipócritas». Pero el Señor habla también de «“levadura” y ellos no comprendían». El hecho es que, como relata san Marcos, los discípulos «hablaban de pan, de este pan, y Jesús les dice: “pero esa levadura es peligrosa, lo que nosotros tenemos dentro y que nos conduce a destruir. Estad atentos, prestad atención”». Luego «Jesús muestra la otra puerta: “¿Tenéis el corazón endurecido? ¿No recordáis cuando distribuí los cinco panes, la puerta de la salvación de Dios?». En efecto, «por este camino de la discusión —dijo— jamás, jamás se hará algo bueno, siempre habrá divisiones, destrucción». Y continuó: «Pensad en la salvación, en lo que también Dios hizo por nosotros, y elegid bien». Pero los
  • 10. discípulos «no entendían porque el corazón estaba endurecido por esta pasión, por esta maldad de discutir entre ellos y ver quién era el culpable de ese despiste del pan». El Papa Francisco exhortó a considerar «seriamente este mensaje del Señor». Con la consciencia de que «estas no son cosas raras, no es el discurso de un marciano», sino que son, en cambio, «las cosas que cada día suceden en la vida». Y para verificarlo, repitió, basta sólo con tomar «el periódico, nada más». Sin embargo, añadió, «el hombre es capaz de hacer mucho bien: pensemos en la madre Teresa, por ejemplo, una mujer de nuestro tiempo». Pero si «todos nosotros somos capaces de hacer tanto bien» somos igualmente «capaces también de destruir en lo grande y en lo pequeño, en la familia misma: destruir a los hijos, no dejando crecer a los hijos con libertad, no ayudándoles a crecer bien» y así, en cierto modo, anulando a los hijos. Al considerar que «tenemos esta capacidad», para nosotros «es necesaria la meditación continua: la oración, la confrontación entre nosotros», precisamente «para no caer en esta maldad que lo destruye todo». Y «contamos con la fuerza» para hacerlo, como «nos recuerda Jesús». Por ello «hoy nos dice: “Recordadlo. Recordaos de mí, que he derramado mi sangre por vosotros; recordaos de mí que os he salvado, que os he salvado a todos; recordaos de mí, que tengo la fuerza para acompañaros en el camino de la vida, no por la senda de la maldad, sino por el camino de la bondad, de hacer el bien a los demás; no por el camino de la destrucción, sino por la senda del construir: construir una familia, construir una ciudad, construir una cultura, construir una patria, ¡cada vez más!». La reflexión de hoy sugirió al Papa Francisco pedir al Señor, «antes de comenzar la Cuaresma», la gracia de «elegir siempre bien el camino con su ayuda y no dejarnos engañar por las seducciones que nos llevarán por el camino equivocado». Filipinas; frágil paz con los rebeldes islámicos (©lapresse) (©lapresse) Filipinas; frágil paz con los rebeldes islámicos La masacre de 44 militares en la isla de Mindanao vuelve a poner en discusión el acuerdo tan difícilmente
  • 11. alcanzado el año pasado. El nuevo cardenal Quevedo: «Lo que hoy está en juego es el futuro» Paolo Affatato roma Se cierne una tormenta inesperada sobre el camino hacia la paz en Filipinas, y podría incluso hacer naufragar esa frágil chalupa en un mar tempestuoso. Una nueva masacre en la isla de Mindanao vuelve a poner todo en entredicho, mientras el Congreso filipino está examinando la propuesta de ley para instituir la “Ley fundamental Bangsamoro” (la “Bangsamoro Basic Law”), que ratificaría el acuerdo firmado el año pasado entre el gobierno y los rebeldes, y que, de ser aprobada, instituirá oficialmente una nueva región autónoma para los musulmanes filipinos. El casus belli es el enfrentamiento que se verificó el pasado 25 de enero en Mampasano, en la provincia de Mindanao. Un contingente de las Fuerzas especiales hizo irrupción en una pequeña localidad durante la búsqueda de dos sospechosos terroristas: Zulkifli bin Hir, conocido como “Marwan” y de la red «Jemaah Islamiyah», y Basit Usman, experto en explosivos que habría participado en numerosos atentados. Según las primeras reconstrucciones, los militares no habrían actuado de acuerdo con las milicias del Moro Islamic Liberation Front (Milf) que, como establece el acuerdo de paz, controlan toda la región. Por ello, los guerrilleros respondieron ante la incursión y se verificó la trágica masacre de 44 policías y de 18 guerrilleros. El gobierno de Filipinas decretó el luto nacional y las consecuencias de la masacre todavía pesan a nivel político. Muchas voces (incluidos algunos obispos) han exigido la renuncia del presidente Benigno Aquino. Otros creen que el acuerdo, difícilmente alcanzado el año pasado, con el Milf ya no sirve para nada; incluso el senador Alan Peter Cayetano, uno de los autores de la propuesta de ley Bangsamoro, desacreditó la todo el trabajo desempeñado a la luz de los nuevos eventos. Sin embaego, el presidente Aquino no ha cedido a la tentación de dejarse llevar por la oleada de las emociones suscitadas en la opinión pública e insistió en la «actualidad y la importancia» del acuerdo de paz. En esta fase, los obispos filipinos confirmaron su apoyo a la reconciliación y afirmaron que «la Iglesia no puede ir contra los que invocan la interrupción de las negociaciones de paz», e insistieron en la urgencia, sobre todo después de un episodio tan doloroso, «de una solución que no sea apresurada, sino incluyente, bsada en principios justos para todos». Puesto que el debate ha llegado a influir el proceso decisivo para la propuesta de ley que está siendo examinada en el Parlamento, los obispos pidieron «verificar los hechos, instituyendo una comisión para la verdad». Además invitaron a los legisladores a «examinar con prudencia, profundizar y discutir exhaustivamente el documento sobre la Ley Bangsamoro», y, como conjunto de la Asamblea episcopal, los religiosos tomaron sus distancias frente a quienes han tratado de instrumentalizar la masacre para pedir la renuncia del presidente Aquino. La Iglesia, afirman en una nota oficial, solo pretende el bien común del país y de los ciudadanos filipinos, cristianos y musulmanes. El cardenal Orlando Quevedo, arzobispo de Cotabato (en la isla de Mindanao), fue uno de los artífices de las negociaciones para el diálogo y la reconciliación en momentos muy delicados: durante su mandato como presidente de la Conferencia Episcopal (de 1999 a 2003), el gobierno filipino lanzó en dos ocasiones (con los presidentes Estrada y Arroyo) una «guerra total» en Mindanao, dos ofensivas militares que provocaron más de un millón de deslpazados internos. «Lo que hoy está en juego es el futuro de la paz, representado por la Bangsamoro Basic Law», dijo el cardenal. «¿A dónde podremos ir sin su promesa de una paz justa y duradera?». Es preciso esperar los resultados de la Comisión de investigación, subrayó, pero «descartar la ley sería como tirar al niño recién lavado con el agua sucia. Significaría tirar la esperanza». El cardenal pidió a los rebeldes del Milf que ofrezcan «explicaciones por lo que sucedió». Y tocó un nervio sensible: «¿Por qué toleramos la presencia, en el territorio que se les ha encomendado, del grupo terrorista Bangsamoro Islamic Freedom Fighters (Biff)?»; este grupo parecería estar involucrado en la masacre de policías y militares.
  • 12. Tal y como indicarían los enfrentamientos entre los guerrilleros del Milf y los milicianos del Biff, existiría un ajuste de cuentas entre ellos, por lo que también dependerá del resultado de este conflicto (es decir si la comunidad musulmana será capaz de expulsar de su interiore l virus del radicalismo) el futuro de paz en esta región de las Filipinas. Los cinco minutos de santa Teresa, de Analuisa Cusán Los cinco minutos de santa Teresa Analuisa Cusán Publicaciones Claretianas 9 euros Un nuevo libro de la serie, dedicado especialmente a santa Teresa, cuyo V Centenario celebramos este año. Mujer buscadora, conocedora de su debilidad, de sus sombras, pero también de sus luces y sus capacidades; con ansias de plenitud, que despliega su vida sin guardarse nada. Este libro nos puede acercar la frescura de su palabra, siempre actual. «Nada te turbe nada te espante todo se pasa, Dios no se muda, la paciencia todo lo alcanza quien a Dios tiene nada le falta: sólo Dios basta». Analuisa Cusán, monja carmelita descalza del convento Mar del Plata (Argentina) es quien ha hecho esta preciosa recopilación de lostextos más granados de la Santa que, sin duda, nos resultará útil para guiarnos a lo largo del año de la espiritualidad profunda y comprometedora de santa Teresa de Jesús. Vía Crucis de la Vida Consagrada, de F. Stano y A. Ferrero
  • 13. Via Crucis de la Vida Consagrada F. Stano y A. Ferrero Publicaciones Claretianas 4,50 euros El Via Crucis es un acto de piedad significativo e importante de las comunidades de vida religiosa. Durante la Cuaresma, y la Semana Santa especialmente, recorremos junto a Jesús la tradicional via dolorosa, camino salvífico hacia el calvario. La vida consagrada sabe que en el cento de este camino está la Cruz, el signo más importante de nuestra memoria. En ella está la sabiduría de Dios, que ha querido enseñarnos que el camino de la gloria está, precisamente, en el abajamiento y la humildad: un camino que la vida consagrada está llamada a recorrer más y más. El papa Francisco ha invitado a los consagrados a soñar un nuevo futuro, a fundamentar su esperanza en una mirada agradecida al pasado y a vivir de forma activa y evangélicamente apasionada el presente El Hombre hecho cenizas ABC | Fernando García de Cortázar Según Adorno, nadie podría escribir un poema después de Auschwitz. Y, sin embargo, Paul Celan, un rumano educado en la cultura alemana por decisión de una familia que perecería en el exterminio, escribió uno de los mejores poemas de la posguerra, dedicándolo, precisamente, a aquella atrocidad. Celan creyó que solo el lenguaje poético podría ayudar a penetrar en las inmediaciones del mal, en los arrabales de la injusticia absoluta, en la vecindad del hondo corazón de las tinieblas. Porque solo a través de la intuición y la metáfora, solo mediante la intensidad de una imagen lírica, podríamos llegar a comprender el lugar del crimen. Ningún lector de la poesía europea de nuestro tiempo ha logrado escapar a la conmoción del Todesfugge, aquellos versos oscuros, reiterativos como golpes de aldaba en la historia de Occidente: «Cavamos tumbas en el aire, allí no hay estrechez». En efecto. Hacia un cielo humillado, hacia un cielo sombrío, se alzaron las vidas humanas reducidas a ceniza. Como pétalos de sombra, como puñados de polvo, como páginas devastadas, las cenizas que un día habían sido cuerpo del hombre, residencia del espíritu, elevaban su fragilidad dispersa hacia las nubes pálidas y sucias, hacia las nubes anchas del aterido cielo de Polonia. Para quienes creyeron que el hombre es solo materia, la incineración del cuerpo era la imagen más perfecta de su infame victoria. Para quienes creyeron que el hombre es solo un individuo de carne y hueso, con mero instinto de supervivencia, aquella ceremonia crematoria era un acto triunfal de aniquilación completa, que tras la muerte volcaba en el aire las cenizas desalmadas de lo que había sido una vida inferior, una existencia prescindible. Se ha cumplido el setenta aniversario de la liberación de Auschwitz. Comentaristas desconcertados, intelectuales abrumados por el peso de una culpa colectiva, vuelven a quedarse muy lejos de la interpretación adecuada de aquella tragedia. Los historiadores que se acercan a la idea de progreso con la sonriente vacuidad de un modernismo que prescindió de los imperativos morales de una civilización tratan de explicar en vano las imágenes desquiciadas del exterminio. Ese Auschwitz que nos aterra, con su aparente falta de sentido, fue el espantoso capricho de una libertad y una razón a las que se habían arrebatado los principios morales más exigentes. Aquellos principios que, desde el fondo de nuestra
  • 14. cultura, proclamaban que los hombres son iguales. Iguales en derechos, pero, sobre todo, iguales en la condición de su sagrada e intangible dignidad. Auschwitz no solo fue posible por la derrota de la democracia, por la quiebra de las promesas de la modernidad o por la destrucción de la tolerancia. No podemos conformarnos con el examen de las coyunturas depresivas de la economía, de la pérdida de legitimidad de los sistemas políticos o de la incapacidad de la sociedad liberal para dar cohesión a los ciudadanos presos de la desesperanza y del fanatismo. Hay que ir más allá, hay que cavar más hondo en la crisis de la conciencia europea, en el expolio de una tradición que dejó a toda una civilización sin los medios espirituales para comprenderse a sí misma y proteger sus principios. Los expertos son entrevistados ansiosamente: «¿Cómo pudo llegarse a eso? ¿Cómo llegó la oscuridad a una Europa que había brillado con tanta intensidad desde el comienzo de su propia constitución como cultura?». Y sus respuestas siguen siendo insatisfactorias. En sus palabras persiste la incapacidad para nombrar aquella catástrofe en la que los hombres fueron reducidos a ceniza, o, en los tramos finales de un proceso criminal, fueron amontonados en posturas indefensas, en miradas depuestas y bocas vacías. Pura materia mortal, hacinada en los reductos últimos de la barbarie con rostro humano. Pura existencia sin motivo, descomponiéndose sin decencia en los recintos postreros de una visión del mundo en la que Dios sobraba. Una muchacha católica, Sophie Scholl, dio algunas respuestas esenciales que la llevaron al sacrificio, definitivo, impagable, ejemplar, de la muerte. Aquella joven bávara participó en la redacción de los panfletos de La Rosa Blanca, el pequeño grupo de resistencia en el que militaba también su hermano. Describió en un soberbio alemán, rescatado de la injuria del verbo hitleriano, la pérdida del sentido espiritual de la existencia a la que el nazismo no había hecho más que dar forma consumada, un estuario coherente con la deshumanización materialista del individuo. Mientras algunos sectores de la Iglesia olvidaban lo proclamado por el mensaje cristiano original y reiterado por Pío XI en su encíclica Mit brennender Sorge, esta muchacha y sus compañeros lanzaban al mundo las claves para interpretar lo que sucedía en su patria: «Si el pueblo alemán renuncia a lo más alto que posee el ser humano y que lo eleva por encima de cualquier otra criatura, es decir, el libre albedrío (…) entonces sí merece su hundimiento». Y añadía, pocas semanas antes de ser llevada a la guillotina: «En esta última hora, cada cual, consciente de su responsabilidad como representante de la cultura cristiana y occidental, debe defenderse, todo lo que pueda, trabajando contra el azote de la humanidad, contra el fascismo y contra cualquier forma de Estado absoluto». ¿Cómo pudo ocurrir la tragedia? Con poco más de veinte años, un grupo de muchachos supieron explicarlo. Y lo pagaron con su vida. Apenas hemos escuchado, durante estas semanas de conmemoración, palabras de tanto vigor moral y de tal calidad interpretativa. Auschwitz fue la alucinante imagen de una utopía, en la que el hombre quiso proponer su soberana conducta por encima de cualquier restricción moral. Pero esa actitud, en la Europa del siglo XX, significaba algo más: quería ser la ruptura con una tradición que había dado aliento a Occidente hasta aquellos años desalmados. La distinción entre vidas con valor y vidas sin valor, entre existencias dignas y existencias superfluas, nunca podría haberse formulado sin la quiebra anterior de un orden inspirado en los principios del cristianismo. La condena del individuo a una muerte precedida de la más abyecta indignidad solo podía ser producto de la anulación ideológica, de la fractura del vínculo con una cultura que siempre expresó la libertad del hombre como condición, no como gracia religiosa o concesión política. «Te enseñaré el miedo en un puñado de polvo», escribió el mayor poeta europeo del siglo XX, en su Tierra baldía. Auschwitz nos muestra el miedo en el puñado de polvo al que fue reducido el hombre por el hombre. En el puñado de ceniza al que fue condenado el hombre por el hombre. En el puñado de carne y sangre sin sentido en el que se convirtió el hombre a manos del hombre. Pero Auschwitz nos muestra también el lugar donde se encuentran las razones de nuestra cultura. Esas razones que nos invitan a dar significado al sufrimiento, explicación a la barbarie, dignidad a las víctimas. Y para que el grito lleno de ternura y compasión de Sophie Scholl, lleno de exigencia y de reprobación, nos alcance en otros tiempos oscuros: «¿Es que vuestro espíritu ha sido violado hasta el punto de que ya habéis olvidado que eliminar este sistema no es solo vuestro derecho, sino vuestra obligación ética?». Fernando García de Cortázar, director de la Fundación Vocento. Religión y violencia El País | José Álvarez Junco
  • 15. El abominable atentado contra el Charlie Hebdo,uno más de los actos terroristas acogidos al manto de la yihad islámica, ha vuelto a poner sobre la mesa la relación entre religión y violencia. Una relación que choca, en principio, con la idea de que los mensajes religiosos son la base que sustenta principios morales universales entre sus creyentes. Los musulmanes del mundo entero, desde luego, se han apresurado a condenar estos asesinatos, protestando que nada tienen que ver con las doctrinas predicadas en el Corán. Pero la historia registra demasiadas matanzas en nombre de la fe como para que aceptemos, sin más, tan angélicas protestas. En nuestro descreído mundo europeo, hoy se tiende a pensar, más bien, lo contrario: que hay algo inherente a las religiones (especialmente a ciertas religiones) que convierte a sus fieles en peligrosos para quienes no comulgamos con sus ideas; que la religión, basada en la fe y no en la razón —al contrario que el pensamiento científico—, fomenta la violencia. De ahí a decir que el terrorismo tiene una raíz religiosa no hay más que un paso. EDUARDO ESTRADA Es cierto que el Corán contiene mensajes pacíficos: “Combatid por Alá […]pero no os excedáis; Alá no ama a los que se exceden” (2:190); “Si pones la mano sobre mí para matarme, yo no voy a ponerla sobre ti, porque temo a Alá, señor del universo” (5:28); “Quien mate a una persona es como si matara a toda la humanidad; quien da la vida a uno, como si la diera a toda la humanidad” (5:33). Pero tan bellos consejos se olvidan cuando el profeta prescribe qué hacer con los no creyentes, a quienes “ni su hacienda ni sus hijos les servirán de nada” sino como “combustible para el fuego” (3:10); “Que no crean los infieles que van a escapar. ¡No podrán! Preparad contra ellos toda la fuerza, toda la caballería…” (8:59); “¡Creyentes! ¡Combatid contra los infieles que tengáis cerca! ¡Sed duros! ¡Sabed que Alá está con los que le temen!” (9:123); “Matad a los idólatras donde quiera que les encontréis; capturadlos, sitiadlos, tendedles emboscadas por todas partes” (9:5). Mensajes igualmente contradictorios se encuentran en el Antiguo Testamento. El mismo Levítico que prescribe “amarás a tu prójimo como a ti mismo” (19:18) recomienda: “Perseguiréis a vuestros enemigos, que caerán ante vosotros al filo de la espada” (26:7-8). Y Jehová ordena a Saúl el genocidio de los amalaquitas con terribles palabras: “No perdones; mata a hombres, mujeres y niños, incluidos los de pecho” (Sam., I, 15:3). En los Evangelios, Jesucristo aconseja al que sea abofeteado ofrecer la otra mejilla y, si quieren quitarnos la túnica, regalar también el manto (Mat., 5:39), pero también advierte de que “no vine a poner paz sobre la tierra, sino espada” (Mat., 10:34). En los momentos previos al prendimiento, previene al discípulo desarmado que “venda su manto y compre una espada”; instantes después, al llegar la cuadrilla que le busca, uno de los discípulos pregunta: “Señor, ¿herimos con la espada?”, y, antes de recibir respuesta, corta la oreja de uno de ellos; Jesús le dice: “Basta ya”, y cura la oreja cortada (Luc., 22:36-51). Pero ese mismo personaje manso se deja llevar por la indignación y la emprende a latigazos con los mercaderes del templo. Si de los textos revelados pasamos a la historia cristiana, encontraremos igualmente ejemplos para las conductas más dispares. Un belicoso y antisemita se acogerá a precedentes como Domingo de Guzmán o Vicente Ferrer, por mencionar solo a los santificados, o invocará las Cruzadas o la Inquisición; uno pacífico y ecologista, a Francisco de Asís, Las Casas o Teresa de Calcuta. Un nacionalista conservador celebrará la memoria de Recaredo o Isabel la Católica; un izquierdista, la del jesuita Ellacuría o el arzobispo Óscar Romero. Un misógino encontrará en las escrituras mil frases y conductas que ratificarán sus prejuicios; pero a un feminista no le faltarán pasajes bíblicos en los que apoyarse. En la historia, el islam no se ha distinguido de otras religiones por una especial intolerancia o sed de sangre. Refiriéndonos a nuestra Península, la zona musulmana fue más tolerante que la cristiana. Los cristianos sobrevivieron y practicaron su culto bajo el califato de Córdoba, mientras que los musulmanes fueron obligados a convertirse o salir de la monarquía católica —e incluso convertidos, algunos sinceramente, sufrieron nueva expulsión un siglo más tarde—. En Europa, la reforma luterana abrió un período particularmente sangriento, con hechos como La Noche de San Bartolomé, en la que los católicos franceses pasaron por el cuchillo a varios miles de protestantes. En el siglo XX, las mayores masacres, con millones de víctimas, han sido de inspiración pagana pero se han producido en una Europa de raíces culturales cristianas; parecidas han sido algunas matanzas asiáticas, en zonas de tradición religiosa taoísta, budista o confuciana. Pocos hechos comparables se registran en el mundo musulmán, salvo el genocidio armenio —tampoco estrictamente religioso—. La ferocidad actual de Al Qaeda o del Estado Islámico no debe hacernos olvidar a personajes como Malala Yousafzai, que arriesga su vida en defensa de la educación de las niñas, o los abogados iraníes o paquistaníes encarcelados o asesinados por defender los derechos humanos y la tolerancia religiosa. Son héroes de la libertad y son musulmanes.
  • 16. Con lo que, al final, ni los textos ni las conductas ejemplares permiten distinguir radicalmente entre unas religiones y otras. Todos los mensajes revelados son maleables; todos necesitan arduos trabajos de glosa e interpretación; en todos encontramos afirmaciones que ratifican nuestras posturas preconcebidas. Las doctrinas, además, no se traducen de manera automática en acción. Son los intolerantes y fanáticos los que se escudan en los mensajes que les convienen para justificar sus pulsiones. Más útil, por tanto, que comparar textos me parece comparar las situaciones históricas en las que se hallan las identidades culturales. Porque la religión es una identidad colectiva, semejante al linaje o la nación. Una identidad que nos adscribe a un determinado grupo humano, del que recibimos nombre y cultura. Y la identidad es muy distinta a las creencias, como demuestra el simple hecho de que en España el porcentaje de quienes se consideran católicos sea superior al de aquellos que declaran creer en Dios. Esas identidades culturales, de las que forma parte la religión, pasan por distintas fases. Cuando nuestra forma de vida es envidiada e imitada por todos, podemos ser optimistas y generosos. Pero cuando está postergada, y corre el riesgo de desaparecer, surgen las tensiones y las reacciones violentas. En los últimos siglos, las identidades religiosas tradicionales han tenido que adaptarse al choque con la modernidad. El catolicismo sufrió el embate del luteranismo, de las revoluciones filosófica y científica, la Ilustración, la industrialización, las revoluciones liberales, la democracia. Enfurruñado ante la incomprensión universal, Pío IX condenó la modernidad in toto y se encerró en el Vaticano. Pero otro Papa, 70 años después, abandonó el encierro y aceptó lo inevitable. Lo inevitable era la separación entre la Iglesia y el poder político, la libertad de opinión, la diversidad de creencias entre los ciudadanos, la desaparición del papel del clero como monopolizador de las verdades sociales. El islam —como cultura, no como religión— no ha tenido protestantismo, ilustración ni revoluciones liberales. Y sigue sin adaptarse a la modernidad en, al menos, tres terrenos fundamentales: la separación Iglesia-Estado, lograda en Occidente tras la huella ilustrada; la igualdad de géneros, conquista de los movimientos feministas del XIX y XX; y la pluralidad de creencias como base de la convivencia libre. Sin aceptar estos principios, las tensiones que produce el impacto de la modernidad llevarán a la crispación y, en los más locos, a la violencia asesina. Con lo cual, al final, resulta que sí, que en el islam hay problemas específicos que generan tensiones y, en casos extremos, terrorismo. Aunque no se derivan de sus doctrinas —tan maleables como otras—, sino de su inadaptación a la modernidad. José Álvarez Junco es historiador. Su último libro es Las historias de España (Pons / Crítica). Primavera con una esquina rota - Mario Benedetti Escrito por El Libro Durmiente Santiago es un preso político de la dictadura uruguaya en una cárcel llamada “Libertad”. A Mario Benedetti le gusta tanto la ironía y lacontradicción –y la practica con tanta perfección– que empieza desde el comienzo, con el título, para maravillarnos con su capacidad:Primavera con una esquina rota. Es la metáfora con la que intenta sobrevivir el protagonista desde pequeño. Pese a los defectos, las primaveras siempre están ahí. Nada es malo ni bueno del todo, ni blanco ni negro, están los grises para ayudarnos a sobrevivir cuando las situaciones superan lo soportable . Por eso, con cualquier recurso en su mano, Santiago trata de mantener la cordura entre rejas, ya que fuera le esperan su mujer y su hija, Graciela y Beatriz, y su padre, don Rafael, aunque estén en el tortuoso exilio al que Benedetti dedica esta novela. El exilio que todo lo rompe: lo físico y lo emocional, y que el autor explica a través de las cartas que entre ellos se entrecruzan. También con sus monólogos y pensamientos, que nos describen con maestría sus desvelos, la soledad, el dolor absoluto de una vida partida por la política. La entrada en juego de Rolando –el tercero entre Graciela y Santiago– es la puerta que nos lleva al sufrimiento de la mujer. El conflicto no solo es moral, porque no consiste únicamente en el hecho de traicionarle, sino porque Rolando le ha ayudado a ver cosas en sí misma que desconocía. No hay nadie que no sufra en esta novela y, aun así, tenemos la oportunidad de sonreír gracias a la pequeña Beatriz, llena de preguntas, tan lógicas como la inocencia desde la que se gestan. Hasta el propio Benedetti nos cuenta su propia experiencia en el exilio. El libro está lleno de voces dentro y fuera de la cárcel. Juega con ellas para contarnos todos los puntos de vista gracias a una estructura que
  • 17. se mueve y no por ello nos desorienta. Y, ante todo, me maravillo con la clase magistral que proporciona Benedetti cuando nos cuenta los matices infinitos de los sentimientos. Todo es complicado cuando el corazón y la cabeza combaten a muerte, tan complejo de describir que parece imposible. Pero no teman: con Benedetti acabamos por entenderlo todo. El autor hace cabriolas hasta el infinito para que comprendamos cualquier esquina y rincón que despierta las emociones en el ser humano. Santa Teresa a través del arte MJ / La Fundación SM, en colaboración con la Delegación Diocesana de Enseñanza de Córdoba, organiza un seminario de formación sobre la Experiencia de Dios a través del arte con motivo del V Centenario de Santa Teresa de Jesús. El seminario consta de tres jornadas, una primera celebrada el pasado 21 de enero, con la ponencia Santa Teresa en la estética de su tiempo, a cargo de Alicia Pérez Tripiana, Licenciada en Historia del Arte, profesora de Arte y miembro del Gabinete didáctico del Museo del Prado; y de Dña. Ángeles Sobrino López Doctora en Historia del Arte, profesora de Arte y miembro del Gabinete didáctico del Museo del Prado. La segunda ponencia tendrá lugar el próximo 18 de febrero bajo el título La imagen de Cristo en la contemplación de Santa Teresa. Esta sesión la llevaré a cabo Ángel Moreno, vicario general de la Diócesis de Guadalajara y Doctor en Teología. La ponencia de la tercera jornada se llevará a cabo el 11 de marzo de la mano de Herminio Otero, gerente global de catequesis de PPC y miembro del Consejo Asesor de Religión y Escuela, con Santa Teresa de Jesús. Recursos para el aula (poemas, comics y canciones). Dirigido a profesores de religión católica de la diócesis de Córdoba, las jornadas persiguen diversos objetivos: conocer el entorno icónico de la contemplación de Santa Teresa, descubrir las principales obras pictóricas relacionadas con la misma y el misticismo del siglo XVI, así como reconocer el mensaje cristiano que contienen las obra de arte y su relación con ella. Además, en las sesiones se darán a conocer materiales artísticos relacionados con Santa Teresa para que los profesores puedan poner en práctica lo aprendido utilizándolos en las aulas. Con este seminario, la Fundación SM quiere apoyar a los docentes de religión católica para potenciar el desarrollo del área artística en los alumnos a través de esta asignatura. Teresa de Jesús, mujer que escuchaba la vida MJ / Teresa de Jesús, mujer que escuchaba la vida Tras las huellas de Teresa en su V Centenario
  • 18. Publicado en El Adelantado de Segovia, 9 de febrero de 2015. Maria Isabel Serrano González¹ Leyendo el libro de las Fundaciones de la santa, en la introducción que hace el carmelita e historiador Teófanes Egido, me llamó la atención entre los epígrafes que él detalla, el de los medios de transportes que utilizó la santa. Me cogió su lectura, porque veo con qué detalles desgrana los nombres de las personas que se los prestaron. Así como su variedad. Me impactó y conmovió esta fidelidad. Con este flash, al introducirme ya en la lectura de Las Fundaciones descubro que su obra está poblada de variadísimas personas con sus nombres. No es un reparto de figurantes y vanidades, como acaece en las celebraciones y eventos actuales con frecuencia. Lo que se desprende de la lectura es gratitud. Gratitud y contemplación de la vida. Cuando termino el libro, no tengo por menos de sentir que Dios es una presencia viva que llena de su bondad y sabiduría los momentos de las personas, y en lo pequeño apenas perceptible, se manifiesta la eternidad. En esta obra se abre a nosotros también nuestra historia. Parece que la santa quiere dejar patente que no es obra suya exclusivamente, sino de muchísimas personas; desde aquellos que la prestaron carruaje, hasta los que la dejaron un burro; los que la enseñaron para ir por los caminos, o los que le ayudaron a encontrar agua del pozo. Todos con su nombre, y sus relaciones tienen un rincón en la vida de Teresa. Desde el más noble hasta el más pobre. Desde el más santo, al más pernicioso. ¿fidelidad a su obra? puede, pero fundamentalmente respeto por las personas y los hechos; valoración de las mismas, trasparencia, reconocimiento admirado por los otros, y agradecimiento. Era una mujer agradecida. “Bien es, hijas mías, las que leyereis estas Fundaciones, para que sepáis lo que se les debe, para quien sin ningún interés, trabajan tanto en este bien que vosotras gozáis” Cuenta la santa que en la fundación de Toledo, después de haber fracasado con personas ricas, es decisiva “la intervención de un mancebo, llamada Andrada, nonada rico sino harto pobre” que les consiguió una casa. Todas estas personas que la santa visibiliza, colaborando con ella, es toda una llamada a construir una sociedad que no excluya sino que integre a todos los ciudadanos en su propio bien común. Esto va también para la Iglesia. Teresa escuchaba la vida, por eso late en su escritura; amaba la vida y en ella a las personas; apuntaba certeramente al corazón de los problemas. No los esconde. Era muy trasparente. Supo de la pobreza y del rechazo que ella conlleva. Sabía que además genera a otros desconfianza. A pesar de ello, se puso en manos de un pobre en su proyecto fundacional. En carne propia ella y sus monjas vivieron su sufrimiento. Tuvieron miedo a ser rechazadas “cuando vieran lo pobres que eran” narra Teresa de Jesús. Sólo llevaban por ajuar dos jergones y una manta. Eran pobres, y en un pobre confiaron. Confiaba en los seres humanos. Realmente le gustaba la gente. No en vano su espiritualidad gira en torno a las relaciones. Las relaciones con Dios, que ella las nombra como relación de amistad. Dios, Jesús, el amigo que estaba presente continuamente en su vida. El sumo hacedor de su vida: “muchas veces cuando considero esta fundación, me espantan (me maravillan) las trazas de Dios”. Se está refiriendo al éxito conseguido por el pobre mancebo, Andrada. Como una sin-techo, habitó en ocasiones en casas derruidas; que luego pondría en pie con la ayuda de la gente. Su penuria queda patente cuando exclama: “no sé quién movió al Señor que nos pusiera en la iglesia un hacecito de leña con que nos remediara” Estas son las huellas de Teresa, y me llevan a exclamar: ninguna familia sin casa; ningún ser humano sin hogar, y sin medios para vivir. Hoy mueren en el desierto muchos jóvenes y niños, buscando una vida mejor. La Sagrada Familia huyó a Egipto y se quedó sin hogar. Estos huyen de otro Herodes: la codicia humana y la insensibilidad de la sociedad. Deberían resonar en nosotros las palabras de Jesús, en Mc 8,2 “tengo compasión de ellos, si los despido morirán por el camino” . Jesús, un hombre atento a la vida. No cabe la comunión si seguimos dejando a las personas que se frían en el desierto o se ahoguen en el mar. No podemos entrar en el misterio de Jesús, sin dar respuesta a esto. La doctora mística escuchaba la vida. Y aprendió a los pies de Jesús. ”Maestro, ¿dónde moras? Venid y ved, responde Jesús”. Y se despliega toda su vida y lo que ocurría en torno a él y sus discípulos. Desgrana Teresa la vida de su tiempo, y se desgrana a si misma. No hizo tratados contra la marginalidad, la pobreza y la exclusión, pero las visibilizó. Auscultaba la vida: “cada mañana me espabilas el oído, para que escuche como los iniciados” dice el salmista. Con su fino oído, hizo visible el drama de las
  • 19. mujeres y las niñas; entonces como hoy, la situación de las mismas era deplorable. De cada diez pobres, siete son mujeres según UNICEF. “Cuando vino a nacer Teresa Layz, dio mucha pena a sus padres de ver que también era niña; como les importaba poco la vida de la niña, la dejaron sola (abandonada), sin que nadie se acordara de ella”. Otro nombre de los de Teresa, otra huella; esta muy dolorosa. La discriminación de la mujer sigue siendo hoy real, y también en la Iglesia, en sus formas, contenidos, lenguajes, reparto de responsabilidades. En la Iglesia que además declara la igualdad de sus hijos e hijas. La gratitud y grandeza de Teresa llega tanto, que deja testimonio escrito de otras monjas, parecidas a ella; que incluso la superaban, decía la santa. Que lejos de la ruindad y la envidia y desprecio de los otros que campa con frecuencia en nuestra vida. Le interesaba la causa de Dios en el mundo. Es lo que motivó sus fundaciones; por eso le escuchaba y hablaba con Dios en él. Teresa nos descubre el drama de la encarnación y su ventura a través de tantos hombres y mujeres que desfilan por esta obra; un Dios entregado en su amor siempre activo y luminoso, que permite iluminar de esperanza toda angustia. Encarnado en la vida de esta gente que está llena de bondad y compromiso. También está el mal y nos lo enseña sin tapujos. Es muy trasparente Teresa de Jesús. Otra huella suya. Escuchar la vida y hablar a Dios desde la vida cambia el corazón y la relación con él. “oíd y vuestra alma vivirá” La santa que celebramos, escuchó, y supo recibir de los “otros” el tiempo de Dios, e hizo milagros porque Dios es fecundo si es entregado. Cuando acabé de leerlo me pregunté: ¿por qué tienen tanta fuerza sus relatos? Ella, habla como Jesús en los Evangelios, sin formulaciones retóricas; cuenta lo que acaece en la vida cotidiana de la que todos tenemos experiencia y se sirve de ella. Por eso el Evangelio de Jesús, y la propia Teresa, están alcance de todos. El epígrafe de los carruajes parece que ha dado mucho de si. “Oh secretos de Dios, cómo sin que lo queramos nos va disponiendo para hacernos mercedes” Dice la santa. Una vida abierta a Dios, acogiendo continuamente su fuerza salvadora. Todos los nombres de Teresa están en el corazón de Dios, que llama a los suyos por su nombre. “¿Dónde moras, Maestro? Venid y ved”. Son sus huellas. _____________________________ ¹Doctora en Medicina. Directora de la revista “A Tu Salud”. Joven americana secuestrada por el ISIS y muerta: “Me entrego a Dios” Kayla Mueller hizo llegar una carta manuscrita a su familia en la que da testimonio de su fe: "Por favor tened paciencia, dad vuestro dolor a Dios" Kayla Mueller, trabajadora humanitaria norteamericana de 26 años que trabajaba en Aleppo (Siria), llevaba secuestrada por el ISIS desde el 4 de agosto de 2013. Ayer se confirmó que murió durante su cautiverio, durante los ataques de la aviación jordana, que alcanzaron el edificio donde ella se encontraba.
  • 20. ADVERTISEMENT Uno de sus compañeros de cautividad, que pudo ser liberado, hizo llegar una carta manuscrita de ella a su familia, residente en Arizona. En ella, Kayla habla de su confianza en Dios: “Recuerdo a mamá diciéndome que al final lo único que realmente tienes es a Dios. He llegado a un momento en la experiencia en el que, en el total sentido de la palabra, me he entregado a nuestro creador p/q literalmente no había nadie más”. Gracias a “vuestras oraciones me he sentido tiernamente recogida cuando caía, se me ha mostrado la luz en la oscuridad, y he aprendido que incluso en la prisión, uno puede ser libre. Estoy agradecida. He llegado a ver que hay algo bueno en toda situación, a veces sólo debemos buscarlo”, decía en la misiva que transcribimos a continuación. A todos, si recibís esta carta significa que estoy aún detenida pero mis compañeros de celda (empezando del 11/2/2014) han sido liberados. Les he pedido que os contacten + os envíen esta carta. Es duro saber qué decir. Por favor sabed que estoy en un lugar seguro, completamente ilesa + saludable (engordando de hecho); he sido tratada c/ el mayor respeto + amabilidad. Quería escribiros a todos una carta mejor pensada (pero no sabía si mis compañeros de celda se irían en los días o meses siguientes restringiendo mi tiempo) Sólo podía escribir la carta un párrafo cada vez, sólo pensar en vosotros me trae un mar de
  • 21. lágrimas. Si podéis decir que he “sufrido” algo en esta experiencia es sólo al saber cuánto sufrimiento os he provocado a vosotros; Nunca os pediré que me perdonéis pues yo no merezco el perdón. Recuerdo a mamá diciéndome que al final lo único que realmente tienes es a Dios. He llegado a un momento en la experiencia en el que, en el total sentido de la palabra, me he entregado a nuestro creador p/q literalmente no había nadie más ... + por Dios + por vuestras oraciones me he sentido tiernamente recogida cuando caía, se me ha mostrado la luz en la oscuridad + he aprendido que incluso en la prisión, uno puede ser libre. Estoy agradecida. He llegado a ver que hay algo bueno en toda situación, a veces sólo debemos buscarlo. Rezo cada día que por lo menos, hayáis sentido una cierta cercanía + entrega a Dios también + hayáis formado un lazo de amor + apoyo entre unos y otros... Os echo de menos como si hiciera una década de nuestra forzada separación.. He tenido muchas largas horas para pensar, para pensar en todas las cosas que haré c/ Lex, nuestro primer campamento en familia, el primer encuentro @ el aeropuerto. He tenido muchas horas para pensar cómo sólo en vuestra ausencia finalmente @ 25 años me he dado cuenta de vuestro lugar en mi vida. El regalo que es cada uno de vosotros + la persona que podría + podría no ser si no fuerais parte de mi vida, mi familia, mi apoyo. NO quiero que las negociaciones para mi liberación sean deber vuestro, so hay alguna otra opción tomadla, aunque suponga más tiempo. Esto nunca debería haber sido vuestra carga. He pedido a estas mujeres que os apoyen; por favor seguid su consejo. Si no lo habéis hecho así aún, [CORREGIDO] puede contactar [CORREGIDO] que tendría un cierto nivel de experiencia con esta gente. Ninguno de nosotros sabía que habría sido tan largo pero sé que estoy luchando por mi parte de las formas que soy capaz + Tengo muchas luchas dentro de mi. No estoy hundida + no me rendiré no importa el tiempo que sea. Escribí una canción hace unos meses que dice, 'La parte de mi que más duele también me saca de la cama, s/in tu esperanza no quedará nada...' es decir – El pensamiento de vuestro dolor es la fuente del mío, y al mismo tiempo la esperanza de nuestra reunión es la fuente de mi fuerza. Por favor tened paciencia, dad vuestro dolor a Dios. Sé que querríais que yo me mantuviera fuerte. Es exactamente lo que estoy haciendo. No temáis por mi, seguid rezando por mi + por voluntad de Dios estaremos pronto juntos. Con todo lo que soy, Kayla Carta a un islamista de Al Qaeda Editado por José Ignacio González Faus Querido hermano criminal: Siento necesidad de llamarte de esas dos maneras. Porque, si creo en un Dios que es Padre de todos, no dejas de ser mi hermano, aunque te considere criminal. Desde esa fraternidad comenzaré por una confesión. Mi iglesia, hace cosa de ochos siglos, montó “cruzadas” absurdas y mató musulmanes “para rescatar el sepulcro de Cristo”, aunque nuestra fe profesa que más importante que esa tumba, es el Cristo vivo en todos los hombres. Pertenezco a una Europa cuyo progreso es debido en parte a la esclavitud de africanos en el XVIII y al reparto de África por las potencias europeas en el XIX. Occidente, que se considera avanzadilla de la democracia, sostiene dictaduras cuando éstas tienen petróleo. Nunca leí Charlie-Hebdo y no sé si insultaba, pero reconozco que nosotros confundimos a veces el derecho a la libertad de expresión con el falso derecho a insultar y faltar al respecto. Alardeando de civilizados ponemos esa libertad de expresión (que nada nos exige) por delante de derechos elementales de otros, (derecho a una alimentación y vivienda dignas fruto del propio trabajo) y toleramos que derechos tan primarios sean pisoteados, mientras exigimos libertad para faltar al respeto. Por todo eso debo pedirte perdón. No me considero inocente. Pero duele más tener hermanos asesinos que hermanos asesinados: pues el mal destroza más al que lo comete que al que lo padece. Por eso te digo que
  • 22. vuestra inhumanidad y vuestra criminalidad son injustificables: las víctimas son sagradas por ser víctimas, no porque sean inocentes. Los crímenes del pasado enero en Francia y otros actos terroristas son abominables: sobre todo por atacar a personas concretas que no tienen más pecado que el de pertenecer a un país donde hay culpables. Si tan valientes sois ¿por qué en vez de asesinar a ciudadanos inocentes, no intentáis eliminar a los responsables más altos?. Además ofendéis al Dios al que pretendéis defender: el grito de Allah Akbar proferido tras matar a un ser humano sólo puede significar dos cosas: o “Dios es criminal”, o “yo soy un ególatra que me encumbro amparándome en Dios”. Dos blasfemias. Con el agravante de que el Islam no tiene una voz oficial última (algo como un papa o un Consejo Mundial de iglesias) que pueda excluiros y proclamar oficialmente que no sois el verdadero Islam. Así parece que en el Islam cabe tanto vuestra barbarie como la bondad del policía musulmán que murió defendiendo a vuestras víctimas. Me pregunto si sois realmente criminales o simplemente incultos. Pero puedo decirte algo muy elemental: toda fe religiosa es necesariamente dinámica: crece y cambia conforme crecemos nosotros. En el caso de mi fe cristiana, reconocemos que muchos textos del Primer Testamento están hoy superados: transmiten algo válido (vg. que Dios es justo y ama la justicia) pero lo transmiten de forma hoy inservible, propia de tiempos más oscuros en que la guerra era una profesión más. Si efectivamente los hombres somos historia y progreso ¿por qué no habría de ser posible una lectura semejante del Corán?. Dicho desde mi horizonte personal: nosotros hemos hablado mucho de “razón y fe”; y sostenemos que no pueden contradecirse porque ambas proceden del mismo Creador, aunque una supera a la otra. Rechazamos por eso los fundamentalismos que afirman una fe sin razón o contra la razón. Es verdad que nosotros proclamamos muchas veces una razón falsificada, que no podrá entenderse con la fe porque es una razón al servicio del dinero; y así falsificamos esa laicidad de la que alardeamos: pues la laicidad es aconfesional y nosotros adoramos al Dinero Todopoderoso. En una auténtica laicidad no cabe más sacralidad que el respeto a todo ser humano. Y vosotros, cuando venís aquí, experimentáis (a veces en carne propia) la falta de respeto con que nosotros tratamos a los pobres, mientras doblamos nuestra rodillas ante los millonarios. Te pondré un último ejemplo de esa razón corrompida, volviendo a la libertad de expresión tan ciegamente defendida. Imagínate que al día siguiente de las impresionantes manifestaciones del pasado 13 de enero, algún diario de Argelia o Egipto o Túnez publica un dibujo de aquellas marchas y (como en ellas se cantó la marsellesa) incrusta una viñeta que dice “marchons, marchons, avec cuillons, enfats de la merdi” (o algo de este jaez). ¿Sonreiría Francia ante esa parodia hortera, como homenaje a la libertad de expresión?. Y sin embargo, hubo en aquellos días cosas humanamente admirables: como la portada perdonadora del nuevo Charlie-Hebdo del 14 de enero (aunque vosotros consideráis prohibidos los dibujos de Mahoma, debéis aceptar que eso sólo obliga a los musulmanes). Cosas tan admirables que me hicieron recordar la frase de Camus (“en el hombre hay más cosas dignas de admiración que de desprecio”). En resumen: puedo concederte que no protestáis contra los “valores de Europa” (como algunos dijeron) sino contra la corrupción que hemos hecho de esos valores. Pero deberás reconocerme que el asesinato desautoriza toda protesta, por sagrada que parezca. Quizá nos encontraríamos más si, por ejemplo, vosotros leyerais a Camus y a Simone Weil (que propuso una “Declaración de los deberes del hombre”), y nosotros leyéramos a Ibn Arabí o a Rumí (con sus profesiones de una religión del amor). José Ignacio González Faus Poblet Acabo de pasar cinco días de retiro en el monasterio de Poblet, en Tarragona, con un poco de mala suerte, porque me han tocado las secuelas de la única nevada que cae cada año. Puede ser en febrero, o en noviembre, o al principio de la primavera, esa estación rara que puede ser verano, o invierno, o de todo menos florecitas en el prado y aire templadito. El monasterio ha experimentado una reconversión energética que le permite calentar las estancias habitables con más de un 50% de ahorro, pero el
  • 23. magnífico templo gótico, donde están enterrados los reyes de la Corona de Aragón, eso no hay quien lo caliente, así que a las Laudes a las siete de la madrugada, a la Eucaristía a las ocho y a las Vísperas a las 18,30 tenía que ir forrado y con una súper bufanda informal de lana de oveja muy formal que se transformaba a voluntad en capucha monástica, que en la iglesia los varones no podemos llevar gorra, pero la vecina de L'Espluga que venía a oír misa casi todos los días, sí que podía ponerse un buen gorro...y luego dicen que la mujer está discriminada... La Liturgia, los Salmos, son en catalán, pero no se respira una atmósfera nacionalista, sino católica. En el Refectorio compartimos menú monástico, igual para el abad y para los monjes y los huéspedes. No se habla, pero escuchamos Vida de Santa Teresa de Jesús y testimonios escalofriantes de cristianos dedicados a la rehabilitación de drogodependientes en Andalucía, naturalmente en español. Esta semana le toca leer en el Refectorio al Padre Paco Martínez Soria, hijo del actor del mismo nombre, a quien yo había conocido hace más de cincuenta años cuando él era escolapio. Pude hablar un poco con él; recordaba con cariño, pero sin nostalgia, los años en que estuvo en el Colegio P. Scio, en Salamanca. He venido a Poblet con tres finalidades: darle gracias a Dios oír mi estado actual, marcar con estas minivacaciones la frontera entre la quimioterapia y la vida "normal" y entrenarme físicamente, subiendo montañas por las mañanas, para subir luego más airoso la cuesta de lo que queda del curso pastoral. Los propósitos que uno se hace no se cumplen casi nunca del todo, pero esta vez estoy razonablemente contento, a Dios gracias, nunca mejor dicho... "La riqueza es como un cable de alta tensión que el que lo toca se quema" Jon Sobrino: "Espero que la beatificación de Romero sirva para humanizar este mundo" "Como decía el padre Arrupe ser jesuita es luchar por la fe y la justicia, y seguimos en ello" El teólogo Jon Sobrino (Diócesis de Bilbao).- El teólogo Jon Sobrino, ha pasado por Bilbao, de camino a Bruselas. Nació en Barcelona "por circunstancias de la guerra", pero sus padres vivían en Barrika y allí pasó buena parte de los veranos de su infancia. Nombrado Vasco Universal por difundir positivamente la imagen de Euskadi en el exterior, se siente además de vasco salvadoreño. Vivió muy de cerca los asesinatos de monseñor Romero, de Ignacio Ellacuría y de tantos miles de civiles que perdieron la vida en aquélla guerra que "se repite en muchos lugares hoy". Muestra su alegría por la decisión del papa de beatificar a Romero porque humaniza y "tenemos mucha necesidad". -Cuando estoy en Bilbao o en España me siento aturdido y hay cosas que me indignan como lo que cuesta fichar a un futbolista, por ejemplo. El domingo estuve en San Mamés y me gustó el campo, también el ambiente de animación. Las personas cantaban al unísono, pero me gustaría que eso mismo se hiciera en la frontera de Melilla y fuéramos en grupo a corear que estamos con ellos. En el mundo y en la Iglesia necesitamos gente buena como monseñor Romero y tantos otros y otras que murieron por decir la verdad. -¿Quién fue monseñor Romero? -Fue un hombre de los pobres, hombre de su pueblo sufrido, hombre de Dios. Condenó la idolatría, la riqueza que es como un cable de alta tensión que el que lo toca se quema. Otra idolatría, en el caso de El Salvador, era la doctrina de la seguridad nacional y por último, decía que también podía ser idolatría la absolutización de las organizaciones populares. Monseñor Romero hablaba de Dios de una manera muy clara.
  • 24. -Han transcurrido 35 años pero aún se sigue recordando su última homilía en la catedral -Son muy conocidas sus últimas palabras en las que pedía que cesara la represión. Exigió a los soldados que dejaran de matar a sus hermanos. Recibió un aplauso atronador, espontáneo, como cuando mete gol nuestro equipo. -¿Para qué puede servir la beatificación de monseñor Romero hoy en día? -Si convoca a muchos seres humanos yo me alegro mucho. No porque sea una cosa que funciona mecánicamente como un pastel que me como y me gusta. Que sea algo que empape un poco en las personas, sean creyentes o no, y puedan ver que hay una realidad que es anti Dios, que es anti vida. -Unos días en Bilbao y se dirige a Bruselas, sigue "en la lucha" -Sí, después de pasar unos días de descanso en casa de mi hermana y escribir algunas cosas que me han pedido, iré a Bélgica a hablar sobre monseñor Romero. Luego a París a presentar un libro. Como decía el padre Arrupe ser jesuita es luchar por la fe y la justicia y seguimos en ello. NECESITAMOS MÍSTICAS Y MÍSTICOS MUY HUMANOS Podríamos considerar que una persona mística es la que potencia al máximo, en todas sus capacidades, la más profunda dimensión de humanidad que está llamada a alcanzar. Dios empeñado en ser humano y nosotros empeñados en ser místicos (Federico Carrasquilla). Sí, porque humanizarnos es divinizarnos, dar a luz la esencia más auténtica que llevamos dentro, compartir con gozo el ADN que nos une a los demás seres humanos, a los animales, las montañas, los ríos y mares, la atmósfera, el universo que nos rodea y acoge en su seno. Sintiéndonos uno con Todo, cercanos, familiarizados junto al otro. No podemos entender hoy la mística como se vivía en el siglo XVI. Aunque haya que beber en las fuentes cristalinas de los místicos y místicas de ese siglo (Teresa de Jesús, Juan de la Cruz...) y de todos los tiempos, culturas, religiones, filosofías y creencias. Porque los tiempos han cambiado. Ahora vivimos en un mundo globalizado, en la era digital de las redes
  • 25. sociales a escala mundial. No podemos creer, vivir o comprometernos, de la misma forma que antes, después de internet, la física cuántica y la teoría de la relatividad. Han cambiado las formas de conducta, las personas y grupos de referencia, los modelos de familia, los paradigmas en tantos órdenes de la vida. Y aunque nuestro mundo de las prisas no nos invite a ello, tenemos que buscar nuestros espacios de serenidad y silencio, detener un momento nuestra celeridad, para aclararnos sobre todo lo que nos llega y mandar a la papelera tanta basura y spam, siendo capaces de reflexionar sobre lo importante y trascendente, tomando una postura comprometida para poder respirar, sentir y vivir de otra manera. Junto a otros muchos que, de distintas maneras, buscan lo mismo. Aquí dejo unos cuantos rasgos que, bajo mi punto de vista, definirían a una persona mística de nuestros días. Evidentemente hay muchos más, desde otras sensibilidades, culturas, creencias. Ofrezco con humildad algunas, las mías. * Una persona mística no se cree que lo sea, sino que vive con mucha naturalidad todo lo que sucede a su alrededor, lo que experimenta en el día a día, lo que da sabor, valor y aliento a su cotidianidad, lo que le ofrece luz para seguir mirando, a través de su ventana, el horizonte que siempre hay más allá. * Una persona mística favorece un buen clima a su alrededor, sonríe al compañero de estudio o trabajo, intenta crear armonía, disculpar los errores de los demás, alentar los ánimos, enjugar una lágrima, llevar alegría para contrarrestar tanta tristeza y mantener siempre el buen humor. * Una persona mística busca espacios propios para profundizar sobre todo lo que vive, lo que acontece en el mundo, lo que siente en su hondón personal. Serán cinco minutos o una hora, en su habitación o paseando, charlando o callando, pero no dejará de intentarlo cada día. * Una persona mística se deja afectar por las injusticias, la exclusión, el odio, la enfermedad, la muerte. Intenta que no le ahogue el mar de la indiferencia y se mueve como pez en el agua por senderos solidarios, junto a otras muchas personas que se esfuerzan por cambiar y mejorar su mundo. * Una persona mística hace todo lo posible para no dejarse abatir por las dificultades, las derrotas personales o las de los empobrecidos y desheredados. Eso no significa que no derrame lágrimas amargas, que no grite ni se enfurezca ante la prepotencia y el abuso de los poderosos. * Una persona mística sabe que "no se remienda con una tela nueva en un vestido viejo, ni se echa vino nuevo en barricas viejas". Por eso, cuando ve que algo ya no sirve, ni tiene sentido seguirlo o creerlo, lo abandona con gozo, agradeciendo lo positivo que le ha aportado. * Una persona mística está siempre abierta a lo nuevo, a lo inédito y sorprendente. A lo que puede descubrir por sí misma o junto a los demás, manteniéndose siempre en búsqueda, en todos los órdenes de la vida. * Una persona mística se desprende de viejas creencias, de dogmas rancios, de ideologías desfasadas, de oxidadas formas de entender la vida (cuando ya se han superado). Y, después de valorarlo bien, se apunta y contribuye a crear a nuevas realidades sociales, políticas, culturales o eclesiales, que aportan nueva savia a las instituciones, los partidos, estamentos y asociaciones... * Una persona mística procura ser coherente entre lo que piensa, habla y vive, en medio de un mundo de engaños, ocultamientos y mentiras, de tantas medias verdades. Porque solo así será aceptado por los demás. Solo así se podrá aceptar a sí mismo. * Una persona mística se deja afectar por el dolor, el sufrimiento, la discriminación, las leyes injustas, el odio, la guerra, el hambre de tanta gente, en tantas partes del mundo... Sentirá ante estas realidades cómo se le conmueve el corazón, e intentará remediarlo de alguna manera, en la medida de sus posibilidades. * Una persona mística cree que otro mundo más justo, fraterno, pacífico y solidario es posible y se compromete para conseguirlo. En primer lugar en su entorno cercano, junto a otras personas solidarias, llenas de humanidad. Pero no olvidará ni dejará de trabajar nunca por cualquier persona, de cualquier parte del mundo, que sufra o esté oprimida. * Una persona mística se sentirá unida a todos los seres humanos, en sus alegrías y tristezas. Y también a todos los seres vivos, a toda la naturaleza, a la Madre Tierra, al sistema solar, al universo entero. Porque sabe que todos estamos unidos e interrelacionados con Todo y que formamos parte de una única familia. Nuestro ADN proviene del polvo sideral inicial. * Una persona mística reconoce que hay un eco de fondo, una presencia inefable, que le invita a realizarse, a humanizarse, a entrañarse en la realidad. Siente un aliento vital que le da la vida; que forma parte de un proyecto común, junto a toda la humanidad y el planeta Tierra del que forma parte. * Una persona mística no cree a pie juntillas o se deja influenciar solo por lo que ve y escucha en los medios de comunicación, sino que atiende a otros medios alternativos y mira con otros ojos, con otra mirada, más allá de lo que los hechos concretos le muestran. Sin despegarse de la realidad, sabe encontrar otros sentidos y mensajes ocultos, sabe esperar a que otros brotes vayan surgiendo a su alrededor, y dentro de ella misma. * Una persona mística reconoce que su comportamiento y consumo afectan al medio ambiente en el que vive y a la humanidad más empobrecida y excluida. Por eso se esfuerza en vivir de una forma sencilla,
  • 26. austera, responsable, solidaria. Y que esta forma de vida, a pesar de los mensajes publicitarios, le hace feliz y que goce de tantos pequeños placeres que se nos ofrecen cada día y que están ahí, a mano, gratuitos, para ser degustados... * Una persona mística "cuida sobre todo de su corazón, porque de él brotan los manantiales de la vida", e intenta satisfacer en lo posible en su cotidianidad el anhelo de interioridad, de espiritualidad, de realización personal y humana que lleva dentro. Y desde ahí sale renovado, más humano y dichoso, para seguir caminando humildemente, en el día a día, con sus compañeros y compañeras de camino, compartiendo amor, ternura, afecto, ilusión para vivir en plenitud, desviviéndose por los demás. Miguel Ángel Mesa Bouzas Empujados al desierto Editado por José Antonio Pagola Marcos presenta la escena de Jesús en el desierto como un resumen de su vida. Señalo algunas claves. Según el evangelista, «el Espíritu empuja a Jesús al desierto». No es una iniciativa suya. Es el Espíritu de Dios el que lo desplaza hasta colocarlo en el desierto: la vida de Jesús no va a ser un camino de éxito fácil; más bien le esperan pruebas, inseguridad y amenazas. Pero el «desierto» es, al mismo tiempo, el mejor lugar para escuchar, en silencio y soledad, la voz de Dios. El lugar al que hay que volver en tiempos de crisis para abrirle caminos al Señor en el corazón del pueblo. Así se pensaba en la época de Jesús. En el desierto, Jesús «es tentado por Satanás». Nada se dice del contenido de las tentaciones. Solo que provienen de «Satanás», el Adversario que busca la ruina del ser humano destruyendo el plan de Dios. Ya no volverá a aparecer en todo el evangelio de Marcos. Jesús lo ve actuando en todos aquellos que lo quieren desviar de su misión, incluido Pedro. El breve relato termina con dos imágenes en fuerte contraste: Jesús «vive entre fieras», pero «los ángeles le sirven». Las «fieras», los seres más violentos de la creación, evocan los peligros que amenazarán siempre a Jesús y su proyecto. Los «ángeles», los seres más buenos de la creación, evocan la cercanía de Dios que bendice, cuida y defiende a Jesús y su misión. El cristianismo está viviendo momentos difíciles. Siguiendo los estudios sociológicos, nosotros hablamos de crisis, secularización, rechazo por parte del mundo moderno... Pero tal vez, desde una lectura de fe, hemos de decir algo más: ¿No será Dios quien nos está empujando a este «desierto»? ¿No necesitábamos algo de esto para liberarnos de tanta vanagloria, poder mundano, vanidad y falsos éxitos acumulados inconscientemente durante tantos siglos? Nunca habríamos elegido nosotros estos caminos. Esta experiencia de desierto, que irá creciendo en los próximos años, es un tiempo inesperado de gracia y purificación que hemos de agradecer a Dios. Él seguirá cuidando su proyecto. Solo se nos pide rechazar con lucidez las tentaciones que nos pueden desviar una vez más de la conversión a Jesucristo. José Antonio Pagola 1 Cuaresma - B (Marcos 1,12-15) 22 de febrero 2015
  • 27. ASAMBLEA DIOCESANA ¿Qué es? ¿Qué Pretende? ¿A quién va dirigida? Sueño con una opción misionera capaz de transformarlo todo. La Iglesia ‘en salida’ es una Iglesia con las puertas abiertas. Si la Iglesia entera sume este dinamismo misionero, debe llegar a todos, sin excepciones (Evangelii Gaudium del Papa Francisco) 1. ¿Qué es la Asamblea Diocesana? - Un tiempo en la vida de la Iglesia en Salamanca orientado a renovar nuestro seguimiento a Jesús, nuestra misión apostólica y nuestras estructuras. - Un tiempo para estudiar, entre todos, nuevas y mejores formas de ayudar y servir a los hombres y mujeres de Salamanca, y para aprender todos juntos a dar razón de nuestra fe, de nuestra esperanza y de nuestra alegría. - Un tiempo para pensar cómo dar nuevas respuestas a los nuevos desafíos de la vida actual, tratando de aportar soluciones más humanas y evangélicas. 2. ¿Qué pretende la Asamblea Diocesana? El objetivo de la Asamblea Diocesana es la renovación de la Iglesia en Salamanca: - Renovación espiritual: ganar en cercanía y amistad personal con Jesús a través de la oración y los sacramentos. - Renovación pastoral: buscar juntos nuevas formas para la comunicación de la Fe, basadas en el compromiso personal, la amabilidad y la caridad. - Renovación de personas, comunidades y estructuras: buscar una estructura eclesial más misionera, más hacia fuera y más cercana a los problemas reales de la sociedad actual. 3. ¿Cúando se va a desarrollar la Asamblea?