1. MARCIANO VIDAL
POR UN NUEVO PARADIGMA MORAL ANTE
CONFLICTOS INTERESTATALES Y MUNDIALES
El autor expone y valora las dos tradiciones históricas presentes en el
cristianismo: la pacifista y la de la violencia armada como “mal me-
nor”. Repasa y califica, luego, los cuatro paradigmas usados histórica-
mente para pensar la moralidad de la guerra: la guerra justa, la legíti-
ma defensa, la ingerencia humanitaria y la guerra preventiva. Final-
mente, considerando invalidados todos ellos ante la conciencia contem-
poránea por los avances técnicos y sociales, defiende la necesidad de
un nuevo paradigma, para el cual propone unos elementos metodoló-
gicos y unas exigencias imprescindibles en orden a enfocar moral y éti-
camente los conflictos interestatales. Importante bibliografía reciente
en el original.
Hacia el cambio de paradigma en la moral de la respuesta a los con-
flictos interestatales y mundiales, Moralia 30 (2007) 79-111.
La vida moral teologal y el dis- teórico de palabras conceptos,
curso ético teológico actúan en el símbolos y razonamientos con el
campo de fuerza creado por la ten- que se piensa la mediación histó-
sión entre el Reino de Dios y la his- rica del valor mesiánico de la paz
toria humana. Tanto la decisión dentro de una determinada reali-
moral del cristiano como el discur- dad humana de conflictos interes-
so teológico-moral tienen la pre- tatales y mundiales.
tensión de que la historia humana
La tesis que trato de presentar
sea transformada por los valores
es que necesitamos un cambio de
del Reino de Dios. En la presente
paradigma en la consideración teo-
reflexión, concretamos el Reino en
lógico-moral de la respuesta a es-
el valor evangélico de la paz; y la
te tipo de conflictos. Tres son los
historia humana se refiere a la res-
pasos en el itinerario mental que
puesta que se da a los conflictos in-
propongo para llegar a la tesis
terestatales y mundiales. Resulta
enunciada: 1) Análisis de la histo-
relativamente fácil conocer el ideal
ria de la actitud y de la praxis del
evangélico de la paz y la realidad
cristianismo ante estos conflictos.
fáctica de dichos conflictos. La di-
2) Análisis de los paradigmas mo-
ficultad estriba en dar una respues-
dernos utilizados para pensar des-
ta, praxis y discurso, que articule
de el catolicismo la moralidad de
la interacción de las dos polarida-
las respuestas a los conflictos in-
des.
terestatales y mundiales. 3) Des-
Llamo paradigma al conjunto cripción del nuevo paradigma que
275
2. considero necesario para alumbrar presente y futura de la humani-
el valor de la paz en la situación dad.
ACTITUD Y PRAXIS DEL CRISTIANISMO HISTÓRICO
ANTE LOS CONFLICTOS SOCIALES
Pluralidad de las tradiciones res se han dado simultáneamente.
históricas Veámoslo.
A lo largo de su historia, el cris-
tianismo ha tenido conciencia de En el cristianismo primitivo
que podía y debía emitir juicios y
realizar prácticas para hacer pre- Las actitudes fueron variadas
sentes los valores (mesiánicos y y a veces contradictorias. Hubo ac-
evangélicos) en las situaciones de titudes y prácticas no-violentas: al-
conflicto social. Los obispos esta- gunos cristianos entendieron que
dounidenses en su pastoral colec- el evangelio de Jesús prohibía to-
tiva El Desafío de la Paz (3/5/1983) da muerte y el uso de las armas.
reconocieron que “la tradición ca- No pocos sufrieron martirio por
tólica sobre la guerra y la paz es negarse a cumplir con las exigen-
larga y compleja, y abarca desde cias idolátricas o por temor a de-
el Sermón de la Montaña hasta las rramar sangre, inherentes al servi-
declaraciones del Papa Juan Pablo cio militar imperial.
II”. Pero recuerdan que su desa-
rrollo no ha sido lineal y que las Luego, con el paso de religión
respuestas a cuestiones complejas perseguida a religión oficial, el
rara vez han sido únicas o simplis- cristianismo convivió fácilmente
tas. con las estructuras e instituciones
militares. Tertuliano fue el prime-
Podemos organizar la diversi- ro en constatar gozosamente la
dad de las expresiones de la tradi- presencia de cristianos en los ejér-
ción católica sobre la paz y la gue- citos imperiales. Aunque, tras su
rra en dos grandes grupos. El paso al montanismo, fue el más fu-
primero lo formarían las expresio- ribundo adversario del servicio
nes que optan por estrategias de militar por considerarlo incompa-
carácter pacifista. El segundo, por tible con las exigencias de la fe.
las que prefieren estrategias de ra-
cionalización o moralización de la Durante los tres primeros si-
violencia, como un “mal menor” glos, la iglesia oficial no tomó po-
a fin de solucionar el “mal mayor” sición ni a favor ni en contra del
de los conflictos sociales. No ra- servicio militar. Todavía hacia el
ras veces las dos opciones dispa- 305, el Concilio de Elvira, que re-
276 Marciano Vidal
3. guló la actuación de los cristianos milicias y estandartes de paz, pro-
en diversos oficios, no dice nada tegía las propiedades de la iglesia,
sobre la milicia. Pero ya poco des- al pueblo inerme y a su base agra-
pués, el concilio de Arlés (314) ria contra los desastres de la gue-
obligaba a los soldados a servir rra. También surgieron las Asam-
fielmente al Imperio. Se amenaza bleas de Paz y la Tregua de Dios.
con la excomunión a “aquellos que En Toluges (condados catalanes),
arrojan las armas en tiempo de bajo la presidencia e inspiración del
paz”. abad Oliva, se produjo la primera
de estas asambleas, que se conso-
lidaron por Europa, aceptadas por
En la edad media los concilios de Niza (1041) y Nar-
bona (1032, 1043 y 1054).
A los pueblos germánicos les
era connatural el hacer la guerra.
La iglesia, en aquel mundo, con- En la edad moderna
vivió con estrategias sociales de
violencia aportando justificacio- Por una parte, prosigue el apo-
nes, orientaciones y limitaciones yo a las estrategias de la raciona-
(teoría de la “guerra justa” de To- lización de la violencia, principal-
más de Aquino), pero no eliminó mente con la teorización de la
la realidad bélica. Se justifican de- “guerra justa” tanto por los teólo-
terminadas guerras religiosas (las gos del renacimiento tomista y de
Cruzadas) y se bendicen profesio- la escuela de Salamanca (F. de Vi-
nes vinculadas a la guerra (san toria) como por los teólogos de la
Bernardo), surgen las Órdenes Mi- Compañía de Jesús (F. Suárez, F
litares, se cristianizan los valores de Molina).
de la milicia y se extiende el ideal
del “soldado cristiano”. Pero, por otra, los humanistas
cristianos como Luís Vives y To-
Pero en la edad media también más Moro se decantaron a favor de
hay ecos del pacifismo evangélico la paz y en contra de la guerra.
(san Francisco de Asís). La iglesia Erasmo defendió el pacifismo en
utilizó su poder supranacional pa- su Querela pacis (1517). Basándo-
ra limitar las nuevas armas y la in- se en Tertuliano, Lutero sostuvo un
tensidad del conflicto bélico (el II pacifismo absoluto, de modo que
Concilio de Letrán prohibió usar los cristianos no podían tomar las
la ballesta contra los cristianos, armas ni siquiera ante un ataque
aunque no contra los infieles). turco. Vitoria defendía la “guerra
Aparecen también instituciones justa” y comentaba, irónico, que
a favor de la paz. El movimiento Lutero no había convencido ni si-
Paz de Dios, promovido por los quiera a sus compatriotas. Pero tras
cluniacenses y reconocido en el Sí- una disertación sobre “el derecho
nodo de Charroux (989) con sus de guerra” (De iure belli), en junio
Por un nuevo paradigma moral ante conflictos interestatales y mundiales 277
4. de 1539, Vitoria terminó su discur- demos testimonios tan cualificados
so con una reflexión más bien a fa- de personas no cristianas como el
vor de estrategias pacifistas: “las Mahatma Ghandi o de cristianos
más de las veces, entre los cristia- de otras confesiones, como Martin
nos, toda la culpa es de los prínci- Luther King. En el Vaticano II re-
pes. Porque los súbditos pelean de sonaron voces pacifistas (entre
buena fe por sus príncipes…” otras, la de Hélder Cámara). El
mismo concilio asumió las aspira-
ciones de quienes, por motivos de
En la edad contemporánea conciencia se oponían a la guerra
y al servicio militar (Gaudium et
Son conocidas las posturas cris- spes, 79). De la objeción de con-
tianas a favor de las estrategias de ciencia se ha pasado a la acepta-
violencia, pero también existen es- ción de la insumisión, con una car-
trategias de signo pacifista. Recor- ga de pacifismo mayor.
BALANCE COMPARATIVO DE LAS TRADICIONES
“La paz en la tierra [es] la su- nen una aceptación mayoritaria.
prema aspiración de toda la huma-
En síntesis: a) Una mira más a
nidad” (Pacem in terris, n. 1).
la utopía del Reino; la otra, a la
También es y ha sido la aspiración
realidad inmediata histórica. b) En
compartida por las dos grandes es-
una, la funcionalidad es escatoló-
trategias adoptadas por el cristia-
gica y a largo plazo; en la otra, se
nismo. Desde este objetivo común
busca la eficacia histórica y a cor-
se tiene que hacer una valoración
to plazo. c) Una tiene un carácter
comparativa entre las dos estrate-
más carismático y basado en suje-
gias. La tradición pacifista, a mi
tos individuales; la otra es más co-
modo de ver, está más cercana al
herente con la condición humana
mensaje evangélico de la paz y ex-
ordinaria y se sustenta en el suje-
presa mejor las exigencias del Rei-
to colectivo.
no de Dios. Desde la paz mesiáni-
ca, como referente, es la más Los obispos estadounidenses
lógica. La tradición vinculada a la reconocen en el documento citado
racionalización de la violencia, so- que, si bien en los últimos 1.500
bre todo en los conflictos interes- años ha dominado la doctrina de
tatales y mundiales, es más sensi- la guerra justa, en el “nuevo mo-
ble a los reclamos de la historia mento” ambas tradiciones, siendo
concreta. Atiende a la presunción distintas, son interdependientes y
del principio de legítima defensa. contribuyen a la visión moral com-
Sus estrategias son históricamen- pleta necesaria para la consecución
te más funcionales y eficaces y tie- de la paz humana.
278 Marciano Vidal
5. PRESENTE Y FUTURO DE LAS TRADICIONES
Respecto de las estrategias de serio de estrategias y tácticas en-
signo pacifista y de la “no-violen- caminadas a vencer la violencia
cia activa”, y sin entrar en sus pre- injusta.
supuestos ideológicos, quiero de-
Sin embargo, pienso que por sí
jar constancia de la validez global
solas no pueden alcanzar la paz en
de esta alternativa frente al círcu-
un mundo tan complejo y condi-
lo infernal de la violencia, en es-
cionado por estructuras de poder.
pecial de la bélica.
Por ello, las entiendo como una
Juzgo válidas las estrategias pa- opción, para algunos “carismáti-
cifistas con tal de que: a) sean real- ca”, que ha de ser vivida en refe-
mente “activas” contra la violen- rencia dialéctica con la opción de
cia estructural; b) se inserten en la aquellos que trabajan por la justi-
posibilidad de lo real, sin “roman- cia y la paz utilizando otros me-
ticismos o utopías fantasmagóri- dios menos pacifistas. De estos úl-
cas”; c) actúen no sólo como una timos trataré en el apartado
postura personal-profética sino co- siguiente y, luego, retornaré a la
mo movimiento social-histórico; funcionalidad positiva de las es-
y d) se traduzcan en un programa trategias pacifistas.
PARADIGMAS MORALES DE RESPUESTA
A LOS CONFLICTOS INTERESTATALES Y MUNDIALES
DESPUÉS DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL
La iglesia católica –en su teo- la tradición cristiana y factores de
logía moral y en su magisterio– ha la filosofía griega (preferentemen-
pensado, valorado y orientado la te, del estoicismo) y del derecho
guerra con diversos paradigmas romano es iniciada por san Agus-
que individualizamos en cuatro es- tín. Sistematizada por santo To-
quemas teóricos que corresponden más, es desarrollada y aplicada por
a cuatro momentos históricos de los teólogos renacentistas y barro-
muy diversa duración. cos en la nueva situación de los
Estados soberanos y de la coloni-
zación de nuevas tierras. Y sin más
actualización ni profundización
El paradigma “decreciente” llegó hasta la época de Pío XII.
de la guerra justa
Durante siglos, “guerra justa”
ha sido la expresión peculiar de la
La teoría moral de la “guerra actitud de la iglesia católica ante
justa” fraguada con elementos de la guerra. Situada entre el “no” ab-
Por un nuevo paradigma moral ante conflictos interestatales y mundiales 279
6. soluto a toda guerra y la conside- tres razones fundamentales: a) por-
ración de la guerra como una rea- que la destructividad y alcance de
lidad al margen de la moral y las armas modernas más allá de to-
cuestión de intereses políticos, tal da frontera han cambiado cualita-
actitud se concreta en decidir las tivamente el significado de la gue-
condiciones que hacen que una de- rra; b) porque hoy día es preciso
terminada guerra sea justa. hacer alumbrar una “autoridad pú-
blica universal”, reconocida por
La teoría moral de la “guerra todos, capaz de hacerse respetar,
justa” ejerció funciones positivas: ante la cual se diriman los conflic-
sirvió para “humanizar” la guerra tos de los estado soberanos; y c)
mediante las limitaciones expresa- porque hoy falla el criterio de pro-
das en el ius in bello. Es honesto porcionalidad entre el mal tolera-
reconocerlo, pero con idéntica ho- do (la guerra) y el bien a conseguir
nestidad hay que reconocer tam- (restablecer un orden vulnerado
bién sus ambigüedades teóricas y pretendidamente justo), ya que en
disfunciones prácticas. No es la la actualidad la guerra, no es “un
menor el haber situado la “guerra” mal menor” frente a otros males
en el marco de la legítima defensa mayores, sino “el mal mayor”.
inter-indivual, que ha originado
una concepción “cerrada” de los De los estudios recientes, es-
Estados soberanos y retardado la pecialmente del ámbito anglo-
creación de un organismo interna- sajón, abundantes sobre todo a par-
cional con verdadera autoridad. tir de los atentados terroristas del
2001 (Torres Gemelas y Pentágo-
La tremenda experiencia de la no), se desprende que, aun acep-
II Guerra Mundial y la profundi- tando que tal teoría siga ofrecien-
zación del valor de la paz llevaron do elementos para organizar un
al catolicismo a replantearse la va- razonamiento moral acerca de la
lidez de la teoría de la “guerra jus- guerra, no constituye una tradición
ta”. A ello contribuyó el magiste- definitiva para entender y respon-
rio de Pío XII y sobre todo las der coherentemente al problema
tomas de postura de Juan XXIII en de los conflictos entre los pue-
Pacem in terris (n. 127, “la guerra blos.
es contraria a la razón “) y del Va-
ticano II (Gaudium et spes, n.80 El Compendio de la doctrina
(“examinar la guerra con mentali- social de la Iglesia (2005) no re-
dad totalmente nueva”). chaza el paradigma de la guerra
justa, pero tampoco lo utiliza. Ci-
Si se considera con realismo el tando el Catecismo de la Iglesia
amplio y profundo significado de Católica (n. 2039), recoge sólo los
la guerra actual, la doctrina de la elementos tradicionales de la doc-
“guerra justa” no sirve en cuanto trina de la guerra justa a propósi-
esquema ético para discernir la to de la moralidad de una defensa
moralidad de la opción bélica por incluso armada, en el caso de una
280 Marciano Vidal
7. agresión bélica. Hay que dar, pues, había restringido de manera radi-
por finalizado tal paradigma de la cal la doctrina tradicional de la
“guerra justa” y buscar nuevos “guerra justa” al condenar enérgi-
planteamientos y soluciones. camente la guerra total y el arma-
mento moderno, pero reconocía a
los estados el derecho a la legíti-
El paradigma “transitorio” de ma defensa (“guerra defensiva”),
la legítima defensa aunque con tales restricciones que
lo hacían inoperante. El concilio
(GS 79) reconocía que “mientras
Surge después del Vaticano II,
exista el riesgo de la guerra y fal-
coincidiendo con la última etapa
te una autoridad internacional
de la guerra fría y la amenaza nu-
competente y provista de recursos
clear. Es decir, en un marco histó-
eficaces, una vez agotados todos
rico condicionado a) por la polari-
los recursos pacíficos de la diplo-
zación política entre el bloque
macia, no se podrá negar el dere-
comunista, dominado por la URSS,
cho de legítima defensa a los go-
y el occidental, controlado por los
biernos”. Y, añadía en un acto
EUA; y, b) por la carrera arma-
“profético” -que conlleva un cam-
mentística centrada en la “disua-
bio fundamental en la actitud éti-
sión nuclear”, que acabará estran-
ca de los cristianos ante la guerra-,
gulando la economía soviética.
que la nueva situación creada por
Tanto la reflexión teológica co- el incremento de las armas cientí-
mo el magisterio pontificio y epis- ficas “nos obliga a examinar la
copal producen, en la década de guerra con mentalidad totalmente
los 80 del siglo XX, un cuerpo de nueva” (GS 80).
pensamiento teológico sobre la
Desde el paradigma de la “jus-
guerra y la paz como no se encuen-
ta defensa”, teólogos y magisterio
tra en otra época de la historia de
elaboraron una especie de “suma
la iglesia. Hay que destacar el año
ético-teológica sobre la moralidad
1983 y, entre otras, las interven-
de la guerra” que resumimos en
ciones de las conferencias episco-
cuatro afirmaciones fundamenta-
pales de EUA y de la República
les: 1. La guerra nuclear, bajo nin-
Federal Alemana, que ocurrieron
gún concepto y en ninguna de sus
pocos meses después de un en-
formas puede ser considerada co-
cuentro de los presidentes de la
mo un “mal menor”. 2. La guerra
conferencias episcopales europeas
convencional no es ni racional ni
y norteamericanas convocado por
moralmente justificable para diri-
la Santa Sede, en enero de dicho
mir litigios o restablecer un dere-
año, en vistas a armonizar la doc-
cho violado. Y esto, con toda se-
trina sobre la guerra.
guridad en la “guerra ofensiva” o
El concilio Vaticano II, punto de agresión; y con fuerte probabi-
de partida de la reflexión posterior, lidad en la “defensiva”. 3. La po-
Por un nuevo paradigma moral ante conflictos interestatales y mundiales 281
8. sesión de armas nucleares. Poseer tradición de la guerra justa, inclu-
no es lo mismo que usarlas, ni si- yendo en ella el paradigma de la
quiera tener intención de usarlas. legítima defensa. A pesar de lo di-
Pero la posesión de armas nuclea- cho, el Compendio de la Doctrina
res forma parte de la llamada “es- Social de la Iglesia sigue formu-
trategia de disuasión”. Los obis- lando el principio moral de la “le-
pos franceses aceptaban la posesión gítima defensa” sobre todo en la
de ellas (no su uso), pero otros mu- hipótesis de que “estalle la gue-
chos consideraban más acertada la rra”.
postura de los obispos españoles
contraria a tal posesión. 4. Sobre
el concepto, finalidad y eficacia de El paradigma “fugaz” de la
la estrategia de “disuasión” se dis- ingerencia humanitaria
cutió mucho. Sobre su moralidad,
Juan Pablo II decía en su mensaje Un profundo cambio en el es-
a las Naciones Unidas (7 de junio cenario mundial propició por bre-
de 1982): “en las circunstancias ve tiempo un nuevo paradigma.
presentes, una disuasión basada en Con la caída del muro de Berlín
el equilibrio, no ciertamente como (1989) y la “implosión” de la
un fin en sí misma sino como una URSS (1991) despareció la “polí-
etapa en el camino de un desarme tica de bloques” que mantenía el
progresivo, quizás pueda ser juz- mundo dominado por dos super-
gada todavía como moralmente potencias. En consecuencia, diver-
aceptable”. No se trata, pues, de sas naciones o grupos étnicos se
una justificación de la disuasión, sintieron más libres para dirimir
sino de la proclamación de la ur- sus conflictos de forma violenta
gencia moral de caminar hacia el (guerra de los Balcanes, conflictos
desarme real. interétnicos africanos y revueltas
En conclusión, el principio de en Asia). Pero, a la vez, la guerra
la “legítima defensa” fue perdien- del Golfo fue el primer gran signo
do vigencia al ir demostrándose de la plena hegemonía militar (y
cada vez menos moral y más polí- política) adquirida en el mundo
tico y belicista. Los discursos de por los Estados Unidos.
Juan Pablo II ante el cuerpo diplo- En este nuevo contexto mun-
mático con motivo de la guerra del dial de realidades bélicas, a la mo-
Golfo (“la guerra es una aventura ral católica no le ha parecido jus-
sin retorno”) y ante la guerra de to dejar que las naciones diriman
los Balcanes evidencian el cam- sus conflictos mediante acciones
bio. Opino, pues, con N. O’Brien bélicas (guerra de agresión o inva-
(2003) que este Papa “ha cambia- sión), pero tampoco que una po-
do las reglas del juego”, y, como tencia hegemónica se convierta en
dicen otros teólogos, con Juan Pa- el “guardián mundial”. Lo prime-
blo II concluye definitivamente la ro porque no sólo los fines preten-
282 Marciano Vidal
9. didos pueden no ser plenamente Unión Europea, intervino en el
justos, sino porque los medios uti- conflicto de Kosovo (1999).
lizados engendran males inmen-
sos (genocidios, odios raciales, Pero el resultado real de tales
etc.). Y lo segundo porque, bajo la experiencias no ha sido excesiva-
apariencia de restaurar un orden mente positivo. Ha habido escán-
vulnerado, se mantienen las injus- dalos lamentables por parte de las
ticias dentro del país invadido y se tropas que han intervenido y la im-
aprovecha la guerra para aumen- parcialidad no ha sido la nota pre-
tar la hegemonía (geoestratégica, valente en la intervención. A pe-
económica, militar y política) de sar de todo, se ha recordado que
la potencia invasora. pensadores eminentes ya justifi-
caron formas de intervención en
La solución que propuso la defensa de los inocentes (en el s.
moral católica para ambas situa- XVI, Vitoria y Suárez) y para
ciones fue una nueva figura ético- combatir la tiranía en un país ve-
jurídica que debía tener como ob- cino (Grocio y Pudendorf, en el s.
jetivo el bien de la población civil, XVII).
así como el bien común de la po-
blación mundial. Desde esa pre- Fruto de la experiencia, y para
misa, debía superar tanto la “gue- seguir manteniendo el juicio posi-
rra de agresión” (de naciones o tivo, se pide que la ingerencia
grupos étnicos) como la “defensi- cumpla, al menos, las siguientes
va” de las superpotencias y resta- condiciones para que sea una au-
blecer la justicia mediante méto- téntica intervención humanitaria:
dos menos violentos. El sujeto de 1) que haya violaciones graves y
esta solución tiene que ser la au- masivas de los derechos humanos;
toridad suprema mundial. Y el 2) que las víctimas soliciten la in-
nombre de tal actuación, ingeren- tervención; 3) que sea el último re-
cia humanitaria. Existe abundan- curso debido a la obstinación del
te literatura sobre ella, tanto des- Estado violador; 4) que la inter-
de el punto de vista del derecho vención la hagan varios Estados,
internacional como del moral filo- nunca uno sólo (para evitar enfren-
sófico y teológico. tamiento directo entre dos Esta-
dos); 5) que el motivo de la inter-
El recurso a la ingerencia hu- vención sea estrictamente
manitaria arranca de la Guerra del humanitario y no se mezclen otras
Golfo (1991) y sobre todo de la de razones.
los Balcanes. Otras intervenciones
han sido las de la ONU en Soma- La categoría de ingerencia hu-
lia (1992), Ruanda (1994) y Bos- manitaria tuvo una acogida nota-
nia-Herzegovina (1994-1995), to- blemente positiva por parte de la
das ellas a través de resoluciones iglesia católica como muestran los
del Consejo de Seguridad. En su discursos de Joan Pablo II (en la
defecto, la OTAN, apoyada por la FAO, 1992; ante el cuerpo diplo-
Por un nuevo paradigma moral ante conflictos interestatales y mundiales 283
10. mático, 1993; en la Jornada Mun- la moralidad de la respuesta. El
dial de la Paz de 2000, etc.) y otras discernimiento que los teólogos
actuaciones vaticanas. La Confe- católicos han hecho de las dos res-
rencia Episcopal de Estados Uni- puestas que se han dado muestra
dos (17/12/1994) aceptaba “el de- que, aun aceptando que el dere-
recho y el deber de intervención cho internacional prevea la posi-
humanitaria en casos excepciona- bilidad de defenderse ante el te-
les, a través de medios coherentes rrorismo internacional, la mayor
con la doctrina católica sobre la parte de ellos no consideran váli-
no-violencia y la guerra justa, do el recurso a la guerra justa.
cuando se encuentre amenazada la Otros, desde la ética filosófica, si-
supervivencia de poblaciones en- guen pensando que puede ilumi-
teras”. nar la situación.
Aunque el paradigma de la in-
gerencia humanitaria no sea, hoy
Valoración de la respuesta de
por hoy, una solución completa a
castigo (Afganistán, 2001)
los conflictos estudiados, ofrece
elementos valiosos para organizar
un paradigma más holístico, como El presidente G. W. Bush pre-
“una pieza dentro de un cuadro sentó la invasión de Afganistán
más amplio de solución moral a (octubre–diciembre, 2001) como
los conflictos” (Juan Pablo II, Jor- una acción “defensiva” de los Es-
nada de la Paz 2000). El Compen- tados Unidos. La respuesta de la
dio de la Doctrina Social de la moral católica no fue clara ni com-
Iglesia recoge la ingerencia como pacta. La jerarquía católica del
alternativa a la acción bélica pre- país le manifestó su solidaridad
ventiva. con la decisión por “el derecho
moral y la obligación sacrosanta
de defender el bien común contra
El paradigma “unilateral” de los ataques terroristas”. Le adver-
la guerra preventiva tía, con todo, que “cualquier ac-
ción militar debe respetar los prin-
cipios morales”, en alusión a la
En los inicios del s. XXI, los
obligación de “protección de la po-
atentados del terrorismo interna-
blación civil inocente”.
cional (Nueva York y Washing-
ton, 2001; Madrid, 2003; y Lon- Pero Juan Pablo II se fue de-
dres, 2005) y la guerra de Irak cantando cada vez más por la so-
(2003) han conmocionado la con- lución del diálogo, como se apre-
ciencia colectiva de la humani- cia en diversas intervenciones
dad. Se ha replanteado el tema de suyas (en el rezo del ángelus del
la guerra con nuevos interrogan- 23/9/2001, en sus viajes a Kaza-
tes éticos, no sólo sobre el fenó- jistán y a Armenia), y especial-
meno terrorista en sí, sino sobre mente en el Mensaje para la cele-
284 Marciano Vidal
11. bración de la Jornada Mundial de nifestaron 110 millones de perso-
la Paz del 1 de enero de 2002. En nas contra la guerra de Irak. 2) La
él se apela a la “necesidad del per- reflexión ética, sobre todo en Nor-
dón”. Y termina con la afirmación teamérica, se centró en la decisión
síntesis: “no hay paz sin justicia, de la administración de Bush de
no hay justicia sin perdón: esto es invadir Irak. 3) La Iglesia católica
lo que quiero anunciar… a creyen- se manifestó, en Juan Pablo II, en
tes y no creyentes, a los hombres abierta oposición al uso de la fuer-
y mujeres de buena voluntad, que za armada justificado como “gue-
se preocupan por el bien común de rra preventiva”. 4) Episcopados de
la familia humana y por su futu- naciones con evidente peso políti-
ro”. Algunos observadores vieron co internacional se unieron a la ac-
cierta tensión entre el pensamien- titud de Roma y crearon una com-
to del Papa y la actitud de la curia pacta oposición a la guerra de Irak.
vaticana. Los obispos de EUA declararon:
“es difícil justificar el recurso a la
guerra contra Irak” (Declaración
Valoración de la guerra del 13 de noviembre de 2002). Los
preventiva (ejemplificada en episcopados de Francia (15 de oc-
la intervención en Irak, del 19 tubre de 2002); de Inglaterra y Ga-
de marzo de 2003) les (15 de noviembre de 2002), de
Alemania… 5) Parecida postura
aparece en la Reflexiones del Con-
Las naciones invasoras pre-
sejo Nacional de las Iglesias de
tendieron “justificar” su actuación
Cristo de USA (16 noviembre de
y ganarse la opinión pública con
2002).
“razones” (la existencia de armas
de destrucción masiva, ante todo) Tales posturas eclesiales, ade-
que se mostraron, luego, sin con- más de basarse en los valores
sistencia real. Las “dificultades” evangélicos, tenían en cuenta la
que han seguido a una “invasión” Resolución del consejo de Seguri-
relámpago también han mostrado dad de la ONU (resolución 144 del
la endeblez de las llamadas razo- 8 de noviembre de 2002) que no
nes “morales” a favor de esa gue- legitimaba la intervención mili-
rra. tar.
Frente a la postura justificado- Abundaron también las re-
ra surgió otra radicalmente contra- flexiones de los teólogos cuyo ba-
ria y descalificadora tanto en la lance puede sintetizarse así: 1) No
conciencia colectiva como en el se acepta la categoría moral de
discurso razonado. Éstas fueron las “guerra preventiva”. 2) La teolo-
principales manifestaciones desde gía moral católica se opuso a la
el punto de vista colectivo: 1) Un moralidad de la guerra preventiva,
movimiento ciudadano internacio- en concreto a la intervención en
nal: se dijo que el 15/2/2003 se ma- Irak. Se mantenía así la opinión
Por un nuevo paradigma moral ante conflictos interestatales y mundiales 285
12. prevalente desde Pío XII que sólo Tras cuarenta años, la afirma-
se podía aceptar la guerra defensi- ción “en nuestra época…resulta
va, nunca la ofensiva. 3) El Com- absurdo sostener que la guerra es
pendio de la Doctrina Social de la un medio apto para restablecer el
Iglesia matiza la valoración de derecho violado” (Pacem in terris,
guerra preventiva y presenta como n. 127) resuena con plena actuali-
alternativa una ingerencia legiti- dad. La guerra es un mal en sí mis-
mada por “una decisión de los or- ma.
ganismos competentes”.
HACIA EL PARADIGMA DE LA “CONSTRUCCIÓN
Y DEFENSA DE UN ORDEN MUNDIAL JUSTO”
El escenario mundial ha cam- tividad nueva, paradigma moral
biado de forma espectacular. En la nuevo. Es decir, debemos iniciar
primera década del siglo XXI, so- una nueva “tradición” para enfo-
mos plenamente conscientes de car moralmente la conflictividad
ello por lo que se impone la nece- humana.
sidad de buscar una “seguridad
B) Se suele decir que los mo-
global de todos los Estados” y la
ralistas y los estrategas son más
creación de un nuevo orden mun-
expertos en comprender la última
dial que pueda abordar el proble-
guerra que la siguiente. Por ello,
ma de los conflictos internaciona-
para configurar un nuevo paradig-
les.
ma se precisa de una gran sensibi-
El cristianismo tiene mucho lidad prospectiva para construir
que ofrecer para orientar el cami- imaginarios nuevos y recuperar la
no de la humanidad en este mo- carga utópica y escatológica del
mento decisivo y, en concreto, pa- evangelio. Y así saber buscar es-
ra pensar la respuesta válida a trategias nuevas para evitar la
dichos conflictos. Esta respuesta próxima (y definitiva) guerra.
debe ser pensada mirando al pasa-
A partir de tales opciones me-
do y volcados hacia el futuro.
todológicas, hay que pensar un
A) El pasado ofrece una gran nuevo paradigma de “construcción
riqueza de perspectivas para la re- y defensa de un orden mundial jus-
flexión teológico-moral que hay to”. Los últimos Mensajes pontifi-
que aprovechar. Pero sabiendo que cios de la Jornada mundial de la
ninguno de los paradigmas histó- Paz componen una auténtica suma
ricos será capaz de dar respuesta a teológica y ética sobre la paz (y so-
la nueva situación conflictiva de la bre la guerra). En ellos se ofrecen
humanidad. Si “a vino nuevo, los elementos necesarios para
odres nuevos”, también a conflic- construir el nuevo paradigma pos-
286 Marciano Vidal
13. tulado. De la Declaración de los la consolidación y la labor de
obispos estadounidenses de 1983 otras instancias previas: asocia-
tomaré las propuestas más signifi- ciones regionales o continentales
cativas. Lo expondré dividiendo (como la Unión Europea), las
los elementos o factores que con- grandes potencias si usan su lide-
figuran el nuevo paradigma en tres razgo para el bien común univer-
apartados, a saber, las reformas ins- sal e, imprescindiblemente, la so-
titucionales necesarias, las exigen- ciedad civil mundial. 3) Se debe ir
cias de la justicia internacional y la hacia la creación de una autori-
superación de la violencia ideoló- dad pública mundial. Juan XXIII
gica. se había manifestado a favor de
ella (Pacem in terris 137) y el Va-
ticano II la requería “reconocida
Las necesarias reformas de por todos [y] con poder eficaz pa-
las instituciones ra garantizar la seguridad, el cum-
internacionales plimiento de la justicia y el respe-
to de los derechos” (GS 84).
La conciencia católica recien- Precisamente la ausencia de tal au-
te, tanto el magisterio como la re- toridad hacía inevitable y legitima-
flexión teológica, considera im- ba el instituto ético-jurídico de la
portante el papel de las institucio- guerra, según los moralistas clási-
nes internacionales para solucionar cos.
conflictos y promover la paz. Las
intervenciones de los Papas ante
la ONU (Pablo VI en 1965 y Juan Las exigencias irrenunciables
Pablo II en 1995) son certificacio- de la justicia internacional
nes y signos reales de tal aprecio.
El discurso de Juan Pablo II, con No puede haber paz si no hay
todo, expresa una crítica a la ONU justicia. Es preciso reconvertir la
(ya iniciada por Juan XXIII) refe- “economía de guerra” en “inver-
rida a su real capacidad de liderar sión de paz”. Juan Pablo II se re-
con autoridad un movimiento a fa- firió a este aspecto del problema
vor de la paz mundial. en su intervención de 1983 en
Todo ello aboca a propuestas Denver. De sus palabras se dedu-
de signo positivo, de las que con- ce que para el Papa hay dos exi-
viene nombrar las siguientes: 1) gencias que son de interés estraté-
Las Naciones Unidas deben situar- gico para la paz: el “desarrollo
se en el centro del nuevo orden pleno de los pueblos, que los sa-
mundial para abordar los proble- que de la pobreza, la injusticia y
mas que los Estados, cualesquiera la explotación hacia una existen-
que sea su potencia, por sí solos cia más digna” y “un mayor res-
no pueden resolver. 2) Hay que peto de la persona humana y la de-
apoyar y fortalecer la institución, fensa de los derechos humanos”.
Por un nuevo paradigma moral ante conflictos interestatales y mundiales 287
14. Un auténtico plan estratégico pa- Superación de la violencia
ra la paz implica trabajar en am- ideológica
bos frentes.
Los obispos estadounidenses Una de las grandes amenazas
ofrecen valiosas aportaciones so- para la paz está vinculada a la vio-
bre el significado de tales exigen- lencia de carácter ideológico sobre
cias y recalcan que “la promoción todo las violencias nacionalistas,
y defensa de los derechos huma- raciales o étnicas, o la violencia re-
nos es condición indispensable ligiosa.
para un orden mundial justo” y Desde la genuina vivencia re-
que “sólo importantes cambios en ligiosa y desde la correcta re-
el orden económico mundial de- flexión teológica, es preciso des-
tendrán el deslizamiento de la ri- enmascarar la falsa justificación
queza de los pobres hacia los ri- religiosa de la violencia, desarmar
cos”. la religión en su estructura interna
Al pedir que el nuevo paradig- y en el diálogo con las restantes
ma tenga en cuenta la justicia mun- religiones. Algunas, como el ju-
dial (derechos humanos, desarro- daísmo, el cristianismo y el isla-
llo de los pueblos y respeto a la mismo han de someter a una au-
creación), la reflexión cristiana ac- téntica purificación sus tradiciones
tualiza y desarrolla una intuición para conjurar de ellas el “espíritu
de los teólogos clásicos, en espe- de la violencia”, revisando, por
cial de Francisco de Vitoria. Éste, ejemplo, las justificaciones de la
en De potestate civili, afirma que, violencia que parasitan en el mun-
“siendo una república parte de to- do bíblico.
do el orbe (pars totius orbis), si la También las propuestas de diá-
guerra fuese útil a una república logo interreligioso o la de una éti-
con daño del orbe o de la cristian- ca convergente de las grandes re-
dad, pienso que por eso mismo se- ligiones, como la que defiende H.
ría injusta”. Y propone como ejem- Küng, ponen una base firme para
plo una hipotética guerra justa y la paz y alejan el espectro funesto
útil entre España y Francia, “pero de las guerras de religión. En pa-
con daño y fractura de la cristian- labras de Juan Pablo II, “el nom-
dad… en cuyo caso deberá desis- bre del único Dios tiene que ser
tirse de esta guerra”. En nombre de cada vez más, como ya es de por
Vitoria, pienso que toda guerra hoy sí, un nombre de paz y un impera-
va en contra de la utilidad debida tivo de paz”.
a la humanidad en su conjunto.
Condensó: ÀNGEL RUBIO GODAY
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