Un hombre envió a sus cuatro hijos a observar un árbol de peras en diferentes estaciones para enseñarles a no juzgar rápidamente. Cada hijo describió lo que vio en una estación: el primero lo vio doblado en invierno, el segundo con brotes en primavera, el tercero lleno de flores en verano, y el cuarto maduro en otoño. El hombre explicó que todos tenían razón porque solo habían visto una estación, y que la vida no se debe juzgar por una sola dificultad.