1. José Fermín Garralda Arizun
HOMENAJE A DON FLORENCIO IDOATE
Y
DON JAIME DEL BURGO TORRES
CIEN AÑOS DE ARCHIVOS Y BIBLIOTECAS DE
NAVARRA. HISTORIA Y FUTURO.
JOSÉ FERMÍN GARRALDA ARIZCUN
Colección Nueva Bermeja nº 8
PAMPLONA
2012
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2. José Fermín Garralda Arizun
Don Jaime del Burgo Torres
y
Don Florencio Idoate Iragui
José Fermín Garralda Arizcun
Año 2012
C/ Arrieta nº 2
31002 Pamplona – Navarra – España
rargonz@gmail.com
historiadenavarraacuba.blogspot.com
Colección: Nueva Bermeja nº 8
* Queda prohibida la reproducción total o parcial de este trabajo sin
permiso del autor
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3. José Fermín Garralda Arizun
HOMENAJE A DON FLORENCIO IDOATE Y A
DON JAIME DEL BURGO TORRES
CIEN AÑOS DE ARCHIVOS Y BIBLIOTECAS DE NAVARRA.
HISTORIA Y FUTURO.
LOS RECIENTES HOMENAJES al archivero don Florencio
Idoate Iragui (+ 2001), y al bibliotecario don Jaime del Burgo
Torres (+ 2005), han sido muy bien merecidos. Se echaban muy en
falta. A veces se puede llegar algo tarde en agradecimiento a las
personas.
Organizados por la Sociedad de Estudios Históricos de
Navarra el pasado 21 de noviembre, los homenajes han tenido lugar
en el salón de actos del Archivo Real y General de Navarra. Quizás su
motivo externo haya sido el nacimiento de ambas personalidades de
la cultura navarra en el año 1912, esto es, hace cien años,
concretamente don Florencio en el mes de octubre y don Jaime en
noviembre.
En estas páginas sintetizamos el sincero Acto de homenaje
realizado por la Sociedad de Estudios Históricos de Navarra,
presidida por don Pedro Lozano Bartolozzi, en cuyo Acto estuvieron
los familiares y amigos de los homenajeados.
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4. José Fermín Garralda Arizun
Los dos primeros ponentes glosaron el trabajo y aportación de
Jaime del Burgo y otros dos el de Florencio Idoate.
El moderador de la mesa redonda, dr. Luis Javier Fortún
Pérez de Ciriza, archivero y bibliotecario del Parlamento de
Navarra, señaló como objetivo del Acto académico el conmemorar y
valorar la persona y labor de los homenajeados. En efecto –añadió-,
es importante resaltar que, si estamos donde estamos, es por el
trabajo de quienes nos precedieron, pues muchas veces el hombre
que se dice moderno desprecia a sus antecesores, sin tener en cuenta
que por lo general toda persona se basa en el trabajo previo de otros.
Vista parcial
de la sala
donde se
celebró los
homenajes.
Archivo Real
y General de
Navarra.
Foto:JFG201
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El actual Jefe de la Sección de la Biblioteca de Navarra, don
Juan Fco. Elizari Huarte, destacó la labor desarrollada en dicha
Biblioteca por del Burgo, sobre la que se apoya el hoy esta
importante institución pública que no obstante ha evolucionado
mucho. Siendo el antes y el después de esta Biblioteca son dos
realidades muy diferentes, son complementarias y derivadas de
distintas situaciones.
Explicó la aparición de las primeras bibliotecas de Pamplona y
Navarra en el siglo XIX y primera mitad del XX, así como su azarosa
vida. En 1932 se cerró al público la biblioteca del Instituto Ximénez
de Rada, que recogía los fondos de la desamortización eclesiástica de
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Mendizábal. En la IIª República no existía en Pamplona una
biblioteca pública, en 1940, pero nada más terminar la guerra, hubo
un proyecto de creación de una biblioteca y la planificación
bibliotecaria de Navarra, abriendo así Jaime del Burgo la Biblioteca
General.
En esta última se custodiaron los fondos desamortizados por el
Estado, estableciéndose por escrito que tales fondos no podrían ser
consultados fuera de su sala de lectura. Así se evitaba que el Estado
pusiera en práctica el plan, seguido en el resto de España, de
recuperar los libros de la desamortización. Además de establecerse
dicho criterio, del Burgo mantuvo siempre un equilibrio entre lo que
es conservación y la difusión. En la conservación incluía el interés
por recuperar piezas importantes para Navarra, lo que del Burgo
realizó eficazmente debido a sus contactos en Barcelona y a la
colaboración de don Felipe Gómez, editor y librero que también
editó a del Burgo muchos trabajos. No en vano, hoy día la Biblioteca
General es uno de los principales depósitos de España para estudiar
la historia política de los siglos XIX y XX. Así lo hemos podido
comprobar personalmente. No pocos de estos fondos están
recogidos en Bibliografía de las guerras carlistas.
Sobre la Red de Bibliotecas intervino el don Lorenzo Otazu
Ripa, ex director de la Biblioteca General de Navarra. En este
ambicioso proyecto, del Burgo desarrolló su propósito de vulgarizar
(popularizar) la cultura. Quiso crear una red de bibliotecas propia de
Navarra, siendo las primeras las de Alsasua, Miranda de Arga y
Tudela. También organizó la creación de una biblioteca de
Merindad, de modo que, en unos pocos años, había más de veinte
bibliotecas en Navarra. En los años setenta hubo reformas en
beneficio del personal bibliotecario, incluida su formación. En 1975
se estableció un sueldo y seguridad social a los empleados. Cuando
don Jaime se jubiló, en Navarra había unas 60 bibliotecas, y fue el
único caso de España en el que el Estado no compraba los libros.
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De nuevo intervino el dr. Fortún completando algunos
aspectos del perfil del homenajeado. Se refirió al impulso del
Turismo en Navarra, la creación de un concurso de embellecimiento
de pueblos. Glosó su faceta de escritor, de novela, teatro y poesía. A
la ciencia histórica llegó por su propia experiencia vital y política,
referida a la guerra civil. Como tal es autor de monografías y
memorias sustanciales, por ejemplo Conspiración y guerra civil
(1970). Ahí están otras obras de síntesis de Historia de Navarra, de
monografías, y de biografías como la de Carlos VII y su tiempo.
Leyenda y realidad, por la que obtuvo el premio “Luis Hernando de
Larramendi” en 1993. En conclusión; como historiador del Burgo no
puede dejar de ser bibliográfico, además de encuadrar los
acontecimientos en el contexto general de España e historia
universal, pasando de la praxis a la conceptualización.
En síntesis -añadamos por nuestra parte- del Burgo ha sido
autor de 64 obras históricas, literarias y turísticas. En ellas destaca la
Bibliografía de las guerras carlistas y de las luchas políticas del
siglo XIX (5 vols. 1953-1966), y la Historia General de Navarra
desde los orígenes hasta nuestros días (3 vols. 1992). Este año 2012,
con su autoría y la de su hijo Jaime Ignacio, se ha publicado un libro
titulado Historia de Navarra. Desde la prehistoria hasta su
integración en la Monarquía española (s. XVI), Pamplona,
Ediciones Académicas, 757 pp. más 44 ilustraciones como apéndice
gráfico.
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Vista de la
sala desde el
fondo.
Foto:JFG201
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Entretanto alcanzó la hora del agradecimiento y sincero recuerdo
a don Florencio Idoate. Don José Luis Molins Mugueta, ex
director del Archivo Municipal de Pamplona (AMP), desveló sus
recuerdos personales sobre don Florencio. Su semblanza fue muy
próxima al homenajeado y refleja a quien le conoció. Entre el
público se encontraba su hijo don Carlos Idoate Ezquieta. Recordó
cuando don Florencio era maestro nacional en Donamaría e Irurzun.
En 1947 accedió, por oposición, a la plaza de oficial superior del
Archivo general de Navarra, donde era director don José Ramón
Castro Álava. Entonces cursó por libre la carrera de Filosofía y
Letras en la universidad de Zaragoza. En 1966 se le hizo titular del
Archivo y, en 1976 hasta 1982, ejerció como Archivero Jefe. Así,
trabajó casi cuarenta años en este Archivo, reivindicando siempre la
ampliación de sus instalaciones y la seguridad de sus fondos.
Perfiló a don Florencio como un gran trabajador, investigador
de alto porte, y divulgador para que la cultura llegase al pueblo llano.
Colaboró en la revista “Pregón”, en la colección “Temas de Cultura
Popular” creada por del Burgo, en el diario carlista ”El Pensamiento
Navarro”… Los Rincones de Historia de Navarra son provechosos,
amenos e instructivos.
Molins advirtió el sentido crítico del homenajeado, su ironía
cuando se acercaba a la realidad histórica a través de los detalles, su
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sentido del humor, su gran proximidad a la tierra, a su tierra, a
Navarra.
También el dr. Juan José
Martinena Ruiz, ex director del
Archivo Real y General de Navarra,
conoció con una gran proximidad a
don Florencio, compartiendo con él
muchos años de trabajo profesional.
De cuando él era joven licenciado,
recuerda que la administración foral
de Navarra tenía como pilares a la
dra. Mezquiriz, a del Burgo y a Idoate.
Contó cómo en la larga
distancia, don Florencio era
reservado, callado y un “buen
cuenco”. En la distancia corta,
conociéndole más de cerca, era
generoso, comunicador, cercano, y
persona de una excesiva humildad.
De él aprendió su oficio archivístico.
Martinena reconoce en don Florencio dos vocaciones
paralelas: la de archivero e historiador. Como archivero fue autor de
la magna obra del Catálogo de Comptos, fue un buen gestor, y el
responsable de reunir los protocolos notariales de Navarra de los
siglo XVI al XIX, de los distritos de Pamplona, Aoiz, Estella y Tafalla
–los de Tudela quedaron en la segunda ciudad del Reino-. Como
historiador de gran porte se sujetó con fidelidad al dato histórico,
destacando por la rotundidad y solidez de sus trabajos, y la
proximidad al documento que muestra su vocación de archivero. Se
acercó al pasado a través de la información fidedigna. No fue
positivista como determinados autores del siglo XIX. No lo fue por
varias razones. Primero, debido a tratar una multiplicidad de temas
que le ligan a las tendencias avanzadas de la historia francesa de los
años sesenta y setenta. En segundo lugar, no se dedica a acumular
un conjunto de anécdotas sino que construye un friso histórico.
Además, y en tercer lugar, sus temas son variados y abundantes,
haciendo gala de universalismo desde una posición local.
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Don Florencio escribió sobre una variedad de temas que refleja
el gran río de la historia por su diversidad: brujería, los marginados
sociales como los agotes del valle de Baztán, la posición de los
sectores sociales, floklore navarro, tradiciones y costumbres, historia
local y sobre los valles navarros, los poblados y despoblados
navarros, personajes históricos, asuntos militares y defensivos,
economía...
Murallas y fortificaciones de Pamplona. Baluarte de El Redín.
Foto:JFG2012
En 1978 fue nombrado académico de la Historia, lo que a don
Florencio le produjo una honda satisfacción. Hizo su doctorado,
avanzado el tiempo, sobre La Comunidad del valle del Roncal
(1977). Algunas de sus obras fueron el Catálogo de Comptos,
concretamente 17 de los 52 tomos preparados ente él y su antecesor
Jose Ramón Castro entre los años 1952 y 1974. Escribió otros
catálogos e inventarios como el de la Sección de Guerra; Rincones de
la Historia de Navarra en 3 volúmenes de historia menuda (1954 y
1966), donde introduce comentarios personales, en base de los
artículos publicados en el diario carlista “El Pensamiento Navarro”;
El esfuerzo bélico de Navarra en el siglo XVI; El Señorío de Sarriá;
Almadías sobre la tradición almadiera del valle de Roncal etc.
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Aportemos el paralelismo que observamos entre los dos
homenajeados. Ambos gozan de aspectos comunes y no sólo por el
mismo año de su nacimiento. Eran navarros de pura cepa,
pertenecieron a la misma generación, y llenaron un buen espacio de
nuestra cultura del siglo XX. Digamos también que ambos fueron
gestores de la administración pública y directores de importantes
negociados, Idoate del Archivo Real y General (AGN) y Jaime del
Burgo de la Biblioteca General de Navarra (BGN). Estas dos
instituciones han sido y son fundamentales para la custodia de la
memoria histórica y la cultura, para adquirir nuevos fondos, y por su
apertura al público investigador y lector.
Ambos se hicieron poco a poco, con constancia y un esfuerzo
superador, hasta llegar “arriba”, pues Idoate se inició como maestro
en Irurzun y del Burgo hizo estudios de comercio. Así, su culminar
profesional fue fruto de una vida de esfuerzos callados y un estudio
silencioso, apoyado indudablemente por sus familias. Se dice que
detrás de un gran hombre hay siempre una gran mujer. Por su
servicio a la cultura, a la ciencia y al público, al fin, manifestemos
nuestro reconocimiento en la medida de nuestras fuerzas.
También ambos investigaron sus respectivas parcelas de la
Historia y divulgaron la historia y costumbres de Navarra.
Desarrollaron su vida fuera del ámbito docente universitario,
lo que indica que la realidad científica y cultural no se limita a la
universidad, muchas veces endogámica en la España de hoy. Todo
joven licenciado que salía a la vida investigadora llegaba a conocer a
don Florencio en el archivo de Navarra, y a don Jaime en la
biblioteca, así como en sus muchos libros y trabajos publicados.
Ambos fueron unos magníficos referentes externos fuera de la
universidad.
La prensa local se hizo eco de los premios concedidos a del
Burgo y del fallecimiento de ambos maestros, Idoate en el año 2001
(DdN 18 y 28-X-2001) y del Burgo en 2005 (25-X; y ante el 13-V-
2001). A los dos se ha dedicado un libro de homenaje; en el año
2003 a Jaime del Burgo bajo el título Una vida al servicio de la
cultura, y en un número de la revista “Príncipe de Viana” (nº 225, V
a VIII 2004), a Florencio Idoate poco antes de su fallecimiento. En
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ambos volúmenes están las biografías vitales y académicas de los
homenajeados, sus servicios a la cultura, sus perfiles más
destacados, su vasta y variada bibliografía. Por nuestra parte
echamos en falta un aparato gráfico sobre don Florencio.
Los valores e ideales sociales en ambos –la política como oficio
del alma- fueron semejantes. Del Burgo los vivió de una forma más
comprometida ya desde su juventud. No en vano, el 26-III-1995 don
Jaime recibió un homenaje, junto a 21 veteranos más, por parte de la
Junta regional de la Comunión Tradicionalista Carlista de Navarra
en el restaurante Basaburúa del Casco Viejo de Pamplona. Aún
recuerdo cómo estando don Florencio jubilado, le regalé un
calendario con el escudo de Navarra un día que él fue de visita al
Archivo donde tantos años había servido; agradecido, lo tomó y dio a
su imagen un fervoroso beso, como cuando un joven besa la
fotografía de su dama o un niño la de sus padres y abuelos. Ambos
escribieron en el diario “El Pensamiento Navarro”, sobre todo
Idoate, que publico unos bien documentados artículos a decir de
Martinena. Hombres polifacéticos, también se dedicaron al
periodismo,
Sirvan estas líneas finales como reconocimiento personal a
ambas personalidades de Navarra de las que sentimos una gran
satisfacción y un sano orgullo. Sólo deseamos que gocen de la
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presencia de Dios por toda la eternidad, quienes desarrollaron en Él
los talentos que les concedió, y otros muchas cualidades de ámbito
más familiar e íntimo que, no obstante, siempre salen a la luz.
Gratuitamente dieron lo que recibieron gratis y con esmero lo
hicieron crecer.
José Fermín Garralda Arizcun
Doctor en Historia
Pamplona, Noviembre de 2012
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