El documento describe los pasos para escribir una disertación filosófica. Primero, se debe analizar el tema o problema filosófico propuesto mediante preguntas y consideración de conceptos y términos relevantes. Luego, la introducción presenta las etapas que se abordarán. La exposición desarrolla cada etapa usando argumentos y ejemplos para validar la tesis propuesta. Finalmente, la conclusión recapitula los argumentos y responde o aclara la cuestión original planteada así como sus implicaciones.
1. La redacción o disertación filosófica es un escrito que trata de desarrollar un tema o problema filosófico. Es un ejercicio intelectual que presupone unos conocimientos y/o una comprensión y análisis sobre el tema o problema en cuestión (por lo tanto hemos de hacernos previamente con los conceptos y contenidos que vamos a tratar). Es necesaria una maduración previa a la composición del tema o cuestión, es decir, que la hayamos hecho nuestra intelectualmente y podamos por tanto desarrollarla o criticarla en la dirección que nos parezca oportuna, teniendo como única limitación que lo hagamos aportando buenas razones y argumentos.
2. En la introducción debemos analizar la cuestión planteada, para abordarla puede ser útil el hacernos a nosotros mismos preguntas sobre el tema, qué se pregunta realmente, cómo se puede enfocar (a este nivel podemos anotar todas las ideas que se nos ocurran al respecto para más adelante analizarlas con más detalle, retomar aquellas que nos parezcan suficientemente interesantes y descartar aquellas que no sean apropiadas). Podemos, si es pertinente, analizar los términos filosóficos que aparezcan y por último ver la relación de esos términos con otros que pudieran aparecer, así como su conexión lógica.
3. Exposición de cada etapa anunciada en la introducción y conclusiones parciales. Exposición de cada uno de los argumentos o razones que apoyen nuestra tesis y conclusiones que alcancemos con su desarrollo. Es el momento de la auténtica argumentación, se deben trabajar ideas, analizar las relaciones, las consecuencias, el alcance de las mismas, pero siempre utilizando argumentos y razones. En esta parte podemos y debemos utilizar todas las estrategias intelectuales a nuestro alcance para dar validez a nuestra tesis: poner ejemplos y contraejemplos, ilustrarla con anécdotas, inferir consecuencias, acudir a nuestros conocimientos de la materia, etc.
4. En la conclusión debemos recapitular y poner en relación todos los argumentos aportados a favor de nuestra tesis. La conclusión debe intentar responder o al menos aclarar la cuestión propuesta y sus implicaciones respecto a la problemática general en la que se inscribe, en el pensamiento posterior, en nuestro presente, etc. La conclusión es el lugar para señalar los nuevos problemas abiertos a partir de nuestra reflexión, consecuencias no exploradas, nuevas posibilidades de reflexión, etc.