2. «Y se admiraban de su doctrina, porque su palabra era con autoridad» (Lucas 4:32)
Autoridad
para
interpretar
la Biblia
Lucas 4:21-22
Autoridad
para
enseñar
Lucas 4:31-32
Autoridad
sobre los
demonios
Lucas 4:36
Autoridad
para
perdonar
pecados
Lucas 5:24
Autoridad
sobre la
muerte
Lucas 7:11-17
Autoridad
sobre la
naturaleza
Lucas 8:22-25
Autoridad
para abogar
por nosotros
ante Dios
Lucas 12:8
¿Sobre qué tiene Jesús autoridad?
3. En Lucas 6:20-49 se esboza la enseñanza de Jesús
contenida en el llamado «sermón del monte».
1. Las bienaventuranzas (v. 20-22).
Felices los pobres, los que tienen
hambre, los que lloran, los que sufren
por Cristo; porque su pensamiento está
en Dios.
2. El gozo del cristiano (v. 23).
Nuestra recompensa está en los Cielos.
3. Ayes contra los que hay que precaverse
(v. 24-26).
Ay de los ricos, los saciados, los que ríen,
los alabados por los hombres; porque su
pensamiento está en la Tierra.
4. El amor sin límites (v. 27-36).
Amar aún a nuestros enemigos; hacer
con los demás como quisiéramos que
nos hiciesen a nosotros; prestar sin
esperar nada a cambio; ser
misericordiosos.
4. 5. Juzgar a los demás (v. 37-42).
No juzgar ni condenar, porque
somos tan pecadores como
aquellos a los que juzgamos.
6. El fruto del cristiano (v. 43-45).
La conducta del creyente lo
identifica como tal.
7. Oír y hacer (v. 46-49).
Debemos hacer nuestro el
mensaje y vivirlo en la
práctica. De otro modo,
estaremos construyendo
sobre terreno resbaladizo.
En Lucas 6:20-49 se esboza la enseñanza de Jesús
contenida en el llamado «sermón del monte».
5. «El entonces respondiendo, les dijo: Mi madre y
mis hermanos son los que oyen la palabra de Dios,
y la hacen» (Lucas 8:21)
La familia de Dios está compuesta por todo aquel que
desea seguir a Jesús. Está basada en el amor puro y
desinteresado.
Todos los hombres y mujeres que componen esta
familia tienen igual valor ante Dios. Todo muro de
separación queda roto.
Nadie es más pecador
que otro, porque
todos son pecadores
arrepentidos
(Lucas 5:27-32).
Amos y siervos
son tratados
como iguales
(Lucas 7:1-10).
Se aceptan desechados
de la sociedad; sanos y
enfermos son llamados
por igual
(Lucas 14:15-24).
No hay barreras
raciales ni
nacionalismos
(Lucas 17:11-19)
6. «Y he aquí un intérprete de la ley se levantó y
dijo, para probarle: Maestro, ¿haciendo qué
cosa heredaré la vida eterna? Él le dijo: ¿Qué
está escrito en la ley? ¿Cómo lees?» (Lucas 10:25-26)
Generalmente, a Jesús le hacían preguntas
con el fin de atraparle en algún fallo. En esas
ocasiones, él solía responder con una nueva
pregunta para llevarlos a la verdad (Marcos
11:27-33; 12:14-17).
En esta ocasión, el intérprete respondió
usando los mismos textos que tenía escritos
en las cajitas que cada día usaba al orar:
Deuteronomio 6:5 y Levítico 19:18. La vida
eterna está ligada al amor: amor a Dios y al
prójimo.
Como parecía ridículo contestar él mismo a su
propia pregunta, quiso justificarse pidiendo a
Jesús que le aclarase el término «prójimo».
¿Quién es realmente digno de ser amado?
7. «¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó
en manos de los ladrones? Él dijo: El que usó de misericordia con él.
Entonces Jesús le dijo: Ve, y haz tú lo mismo» (Lucas 10:36-37)
La parábola del «buen samaritano»,
registrada en Lucas 10:30-35, nos enseña
que todos los seres humanos son hijos de
Dios y merecen ser amados y tratados con
igualdad. Todos son nuestros «prójimos».
El sacerdote y el levita se preguntaron: ¿Qué
me sucedería si me detengo y ayudo a este
hombre? El samaritano se preguntó: ¿Qué le
sucederá a este hombre si no lo ayudo?
8. La Biblia nos enseña con claridad las raíces de la verdadera religión:
o Miqueas 6:8. «Oh hombre, él te ha
declarado lo que es bueno, y qué pide
Jehová de ti: solamente hacer justicia, y
amar misericordia, y humillarte ante tu
Dios».
o Santiago 1:27. «La religión pura y sin
mácula delante de Dios el Padre es esta:
Visitar a los huérfanos y a las viudas en
sus tribulaciones, y guardarse sin mancha
del mundo».
«¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó
en manos de los ladrones? Él dijo: El que usó de misericordia con él.
Entonces Jesús le dijo: Ve, y haz tú lo mismo» (Lucas 10:36-37)
o Deuteronomio 10:12-13. «Ahora, pues, Israel, ¿qué pide
Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que
andes en todos sus caminos, y que lo ames, y sirvas a
Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma; que
guardes los mandamientos de Jehová y sus estatutos, que
yo te prescribo hoy, para que tengas prosperidad?».
9. «Mediante la historia del buen samaritano, Jesús
pintó un cuadro de sí mismo y de su misión. El
hombre había sido engañado, estropeado, robado
y arruinado por Satanás, y abandonado para que
pereciese; pero el Salvador se compadeció de
nuestra condición desesperada. Dejó su gloria,
para venir a redimirnos. Nos halló a punto de
morir, y se hizo cargo de nuestro caso. Sanó
nuestras heridas. Nos cubrió con su manto de
justicia. Nos proveyó un refugio seguro e hizo
completa provisión para nosotros a sus propias
expensas. Murió para redimirnos. Señalando su
propio ejemplo, dice a sus seguidores: “Esto os
mando: Que os améis los unos a los otros.”
“Como os he amado, que también os améis los
unos a los otros.”»
E.G.W. (El Deseado de todas las gentes, pg. 464)