Este documento presenta una lección para la Escuela Sabática sobre la relación entre la fe y las obras. Enseña que las buenas obras son el resultado natural de una fe genuina, no solo señales externas. La fe verdadera y salvadora se caracteriza por obras de amor y obediencia, aunque nunca podemos ser salvos por nuestras obras. El documento explora varios pasajes bíblicos sobre este tema y ofrece preguntas para guiar la discusión en clase sobre cómo poner en práctica una fe que obra a través de la obediencia y
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Lección 6 | El sábado enseñaré | Fe que obra | Escuela Sabática
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El sábado enseñaré...
Texto clave: Santiago 2:14-26.
Enseña a tu clase a:
1. Saber
1. que las buenas obras son un resultado natural de la fe genuina;
2. discernir que la creencia no es lo mismo que la fe; y
3. reconocer que la relación entre la fe y las obras es como la del cuerpo con el espíritu: integrados en uno.
2. Sentir la seguridad que proviene de confiar en que Dios cumple sus promesas, y depender obedientemente de su Palabra con fe salvadora.
3. Hacer: Aceptar el milagro del poder recreador de Dios, por medio del cual Dios da la fe y una obediencia conducida por el Espíritu para hacer su voluntad.
Bosquejo de la lección:
I. Saber: Comprender la fe que obra.
A. ¿Cuál es la diferencia entre las obras como una “señal externa” de la fe y la “actuación resultante” de la fe? Da ejemplos de cada una.
B. ¿Qué es el verdadero amor y cómo se revela? C. ¿Es posible separar la fe y las buenas obras? ¿Qué es la fe sin buenas obras? ¿Qué son obras sin fe?
II. Sentir: Experimentar la seguridad de Dios.
A. Verdadero o falso: “Ninguno que trata de ser salvo guardando la Ley tiene realmente éxito en guardarla”. (Ver Gál. 3:10.) Explica tu respuesta.
B. ¿Por qué las buenas obras surgen naturalmente en quienes tienen fe verdadera?
III. Hacer: Aceptar el don de Dios de una fe activa.
A. ¿De qué manera una persona puede experimentar la diferencia entre la creencia y la fe? B. Explica en qué sentido “hacer el bien” es un ejercicio de fe.
Resumen: La fe que obra puede ser un concepto algo difícil de captar. Algunos quieren separar la fe y las obras, pero la fe genuina y salvadora se caracteriza por buenas obras. Nunca podremos ser salvos por nuestras obras; sin embargo, sin ellas nuestra fe está muerta. Las palabras y los actos van juntos, y la fe se revela en obras. Una fe intelectual que no tiene efecto sobre cómo actúas es inútil. Las buenas obras no son solo señales externas de la fe; son la acción resultante de la fe.
Ciclo de aprendizaje
Pasaje destacado: Santiago 2:21-26.
Concepto clave para el crecimiento espiritual: Las “buenas obras” se concentran en otros y provienen de la acción resultante de la fe en vez de ser solo la señal externa de la fe.
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{ 1: ¡Motiva!}
• Solo para los maestros: Por lo menos desde el tiempo en que se escribió el libro de Santiago, vemos que los seres humanos han luchado con la falsa dicotomía de la fe o las obras, el amor o la Ley, y la misericordia o la justicia, como el camino a la felicidad y la salvación. En esta lección, veremos cómo las buenas obras son naturales para los que tienen fe verdadera. Diálogo inicial: El 25 de junio de 1967 fue un día revolucionario. Por primera vez en la historia, 400 millones de personas en 31 países se reunieron vía satélite durante el primer enlace global en vivo. Titulado “Our World” [Nuestro mundo], el programa especial de televisión presentó artistas de todo el mundo, con lo más memorable para el acto final. Desde un estudio en Londres, el famoso conjunto The Beatles sacudió al globo, contándole cómo podían resolverse todos los problemas: “Es fácil. Todo lo que necesitas es amor. [...] Amor es todo lo que necesitas” [All you need is love].–En línea: http://en.wikipedia.org/wiki/OurWorld (TV special). Casi medio siglo más tarde, las palabras todavía resuenan como un eco en las ondas de la radio y de los cerebros, y siguen generando ondas teológicas. “El amor (y/o la fe) es todo lo que necesitas”, dicen algunos. Otros replican: “Y ¿qué diremos de las obras?” De este modo, la antiquísima discusión todavía continúa.
Considera: ¿Hay ocasiones en la vida cuando todo lo que necesitas es amor? Si es así, ¿cuáles son esos momentos, y cómo se revela el amor? ¿Hay ocasiones cuando se necesita algo más que solo amor? Da ejemplos. ¿Qué diremos de la salvación: es amor todo lo que necesitamos o hay algo más en ello? Explica. ¿Qué es el verdadero amor y de qué manera se revela?
{ 2: ¡Explora!}
• Solo para los maestros: En los días de Pablo, muchos de sus contemporáneos se ufanaban de la circuncisión como una señal de justicia. Servía como “prueba” de su creencia en Dios y su pertenencia a la comunidad del Israel del Pacto (Gén. 17:10-14; Éxo. 12:48). Pero, también significaba que muchos no sentían necesidad de fe en Cristo, o del perdón por medio de su sangre, porque Dios había provisto los sacrificios del Templo para expiar el pecado (ver Lev. 1:4; 4:20, 26, 35; 5:6; 6:7, etc.). Piensa, por otro lado, acerca de una conducta similar que nos distingue como adventistas del séptimo día. Guardamos el sábado desde la puesta del sol del viernes hasta la del sábado. Nos abstenemos de sustancias dañinas como el tabaco, el alcohol y las drogas perjudiciales. Por lo que comemos y lo que vestimos, damos un testimonio viviente de nuestra fe. Sin embargo, ¿podrían estas prácticas, por buenas e importantes que sean, también correr el riesgo de llegar a ser meramente “señales de justicia”? ¿De qué forma podemos evitar caer en la trampa de hacer de ellas un medio de salvación?
Pregunta a la clase acerca de la función de la actitud en la vida cristiana. ¿Hay lugar para sentir orgullo por las cosas buenas que hacemos? ¿Por qué sí o por qué no? (Ver Luc. 17:7-10.)
I. La fuente y meta de la justicia (Repasa, con tu clase, Sant. 2:20-26.)
Abraham, como “padre” de Israel, fue el principal ejemplo de justicia. Al ser la “cantera” en donde Israel cavaba, era la autoridad principal a la que miraban (Isa. 51:1, 2) para aprender acerca de la obediencia. Era natural pensar que la circuncisión era la prueba importante de que seguían sus pasos. Pero, en realidad, la circuncisión vino como resultado de creer (Rom. 4:10, 11). Como señalan tanto Pablo como Santiago, la
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obediencia misma no era el elemento más importante, sino la fe de Abraham, la fe en que Dios posibilitaría que Sara diera a luz al hijo prometido (Rom. 4:19-21), una fe dispuesta aun a devolver al hijo del milagro que darían como ofrenda (Sant. 2:21, 22) y creyendo que Dios podría resucitarlo de los muertos (Heb. 11:19). Tanto Santiago como Pablo hasta citan el mismo versículo de Génesis para demostrar su punto (Gén. 15:16; comparar Rom. 4:3 con Sant. 2:23. Contrasta esta perspectiva bíblica con la forma en que los judíos comprendían a Abraham como su padre en Juan 8:39). La palabra griega que se usa en Santiago 2:20 es kené que, literalmente, significa “vacío”. Irónicamente, muchas versiones traducen esto en términos intelectuales (“tonto” o “vano”) a pesar del hecho de que Santiago está alegando en contra de una fe intelectual. La alusión más probable es a un hombre vacío del Espíritu de Dios y listo para el control demoníaco. Jesús describe esta situación en Mateo 12:43 al 45. Cuando una persona decide cambiar y abandonar su estilo de vida pecaminoso (ejemplificado en la parábola por un espíritu inmundo que deja a la persona), se crea un vacío. El vacío debe ser llenado por el Espíritu de Dios, si el cambio ha de ser para mejor. De otro modo, como advierte Jesús, el resultado final puede ser aún peor, como ocurre con los que rehúsan aceptar a Jesús. Incluso podríamos ser engañados por los demonios, que nos ayudarían aparentar piedad: “El mismo mal espíritu que tentó a Cristo en el desierto y que poseía al endemoniado de Capernaum dominaba a los judíos incrédulos. Pero, con ellos, asumía un aire de piedad, tratando de engañarlos en cuanto a sus motivos para rechazar al Salvador. Su condición era más desesperada que la del endemoniado; porque no sentían necesidad de Cristo y, por lo tanto, estaban sometidos al poder de Satanás” (DTG 222). La vida espiritual es un milagro del poder recreador de Dios, por el cual Dios nos da fe y una obediencia guiada por el Espíritu para hacer su voluntad. La Biblia indica que la fe se perfecciona por las obras de obediencia. Esto fue cierto en Abraham, pero fue aun más cierto en Jesús (ver Heb. 2:10; 5:8, 9), cuyos pasos hemos de seguir (1 Ped. 2:21-24; 1 Juan 2:6). ¿De qué modo tus elecciones en el estilo de vida, tales como la observancia del sábado, y lo que comemos y bebemos, prueba lo genuina que es tu fe (o tu falta de ella)? ¿En qué sentido esto es diferente de ser salvo por hacer esas cosas?
Preguntas para dialogar:
1. ¿Te has sentido alguna vez “vacío” como resultado de ir contra tu conciencia? ¿Qué diferencia produce la doctrina correcta si tu estilo de vida no concuerda con tu fe?
2. ¿Por qué la obediencia solo es posible por medio del don y la operación del Espíritu Santo (Rom. 8:13, 14; Tito 3:5-7, 8)?
3. Analiza con tu clase la importancia relativa de practicar la verdad y ser guiado por el Espíritu. ¿Es uno más importante que el otro? Explica. ¿Qué ocurre cuando uno de ellos llega a ser demasiado dominante?
{ 3: ¡Aplica!}
• Solo para los maestros: El conocimiento es importante, pero la clave es la aplicación; las dos cosas deben ir juntas, algo como la fe y las obras. Anima a los miembros de tu clase a tomar tiempo para analizar los siguientes versículos reveladores de verdades y considera con cuidado las preguntas para reflexionar:
Preguntas para reflexionar:
¿Qué es más importante: la fe o la obediencia? Defiende tu respuesta. ¿Puede una persona tener fe sin obediencia o tener obediencia sin fe? Verdadero o falso: “La fe es la raíz de
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toda verdadera obediencia”. Explica. En su carta a Tito, un joven creyente griego, Pablo explica la relación entre las buenas obras, la misericordia y la salvación (Tito 3:5, 8). Vuelve a leer los textos, y responde las siguientes preguntas:
1. Somos salvados no sobre la base de qué, sino ¿de acuerdo con qué?
2. ¿Por qué enfatiza Pablo que esta es “palabra fiel”?
3. Los que han creído en Dios (tienen fe) serán cuidadosos ¿de hacer qué?
4. En estos versículos, ¿qué dice Pablo que son “buenas y útiles”?
{ 4: ¡Crea!}
• Solo para los maestros: La siguiente idea sirve para una sesión de “torbellino de ideas” en un grupo. Sin embargo, las actividades resultantes del torbellino pueden ser asignadas a personas o parejas. Enfatiza que estas obras son el resultado, o perfeccionamiento, de nuestra fe en Jesús.
Actividad: Como ya vimos, “fe y obras” está orientado hacia los otros. Jesús nos invita a ejercer nuestra fe por medio de obras que serán una bendición para otros. Él dice: “’Caminen conmigo. Enseñen conmigo. Alimenten a otros conmigo. Laven los pies conmigo. También aliméntenme. Denme agua. Vístanme. Visítenme’. Y entonces nos ordena: ¡Síganme!”.–“If Jesus Flew Into Town Tomorrow”, http://afaiththatworks.com
Nota que estos son actos de fe, no pensamientos o sentimientos de fe. Dios está interesado en una fe que obra, no en una “fe” que solamente piensa o siente, no importa cuán fuertes o sinceras sean estas acciones. Como clase, conversen sobre la manera en que pueden poner su fe en acción. Consideren uno por uno los verbos resaltados en negrita arriba: ¿Con quién podrías caminar esta semana? ¿Quién necesita que le enseñen acerca de Jesús (tal vez una clase de niños o adolescentes en la Escuela Sabática, por lo cual alguien estaría muy agradecido)? ¿Hay alguien a quien podrías alimentar esta semana? O ¿a quién necesitarías lavar los pies en la próxima Cena del Señor? ¿Cómo podrían tú o tu clase proveer de agua limpia a quien la pueda necesitar? ¿Podrías ayudar a vestir a algún necesitado esta semana? ¿Cuándo fue la última vez que visitaste a alguien que no estuvo en la iglesia por unas semanas, o que está en el hospital o la cárcel? Jesús nos ruega hoy: “¡Sígueme!”