Pablo era un fariseo celoso que persiguió a la iglesia antes de su conversión. Jesús le llamó para que llevara el evangelio a judíos y gentiles, abriendo sus ojos a la verdad y liberándolos del poder de Satanás. Pablo se adaptó a diferentes culturas para predicar a Cristo crucificado, plantar iglesias y alimentar a los creyentes. A pesar de los sufrimientos, Pablo sirvió humildemente a Dios con gran celo y dedicación.
2. Antecedentes:
• Biografía. ¿Quién era Pablo?
• Personalidad. ¿Cómo era Pablo?
Llamamiento:
• Objetivo. ¿Con qué propósito fue llamado?
• Misión. ¿Para qué fue llamado?
• Diversidad. ¿Cómo afrontó su misión?
En el estudio de esta semana, analizaremos
los siguientes aspectos de la vida de Pablo:
3. «Yo de cierto soy judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero criado en esta
ciudad, instruido a los pies de Gamaliel, estrictamente conforme a la ley de
nuestros padres, celoso de Dios, como hoy lo sois todos vosotros» (Hechos 22:3)
Nació en Tarso de Cilicia,
lo que le convirtió en
ciudadano romano
(Hch. 22:3, 28).
Pertenecía a la
tribu de Benjamín
(Fil. 3:5).
Era fariseo, hijo de
fariseo (Hch. 23:6).
Se crió en Jerusalén
como discípulo de
Gamaliel (Hch. 22:3).
Como miembro del Sanedrín,
estuvo casado; aunque cuando
escribió sus cartas ya no lo estaba
(HAp., p. 92; 1Co. 7:8).
Tenía, al menos, una
hermana y un sobrino
que vivían en Jerusalén
(Hch. 23:16).
Su oficio era
fabricante de
tiendas (Hch. 18:3).
4. «Porque yo soy el más pequeño de los apóstoles, que no soy digno de ser
llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios. Pero por la gracia de
Dios soy lo que soy…» (1ª de Corintios 15:9-10pp)
Pablo era una persona de grandes convicciones y celo.
Antes de su conversión:
Apoyó el apedreamiento de Esteban (Hch. 7:58).
Persiguió a la Iglesia (Hch. 8:3).
Amenazó de muerte a los discípulos (Hch. 9:1).
Organizó una incursión contra los cristianos en
Damasco (Hch. 9:2).
Después de su conversión,
demostró ser, además:
Justo (Fil. 3:6).
Trabajador (2Ts. 3:7-8).
Contrito (1Tim. 1:16).
Sufrido (2Co. 11:23-33).
Humilde (1Co.15:9).
5. «¿Son hebreos? Yo también. ¿Son israelitas? Yo también. ¿Son
descendientes de Abraham? También yo. ¿Son ministros de Cristo?
(Como si estuviera loco hablo.) Yo más; en trabajos más abundante;
en azotes sin número; en cárceles más; en peligros de muerte
muchas veces. De los judíos cinco veces he recibido cuarenta
azotes menos uno. Tres veces he sido azotado con varas; una vez
apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día
he estado como náufrago en alta mar; en caminos muchas veces; en
peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación,
peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el
desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; en
trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos
ayunos, en frío y en desnudez; y además de otras cosas, lo que
sobre mí se agolpa cada día, la preocupación por todas las iglesias.
¿Quién enferma, y yo no enfermo? ¿A quién se le hace tropezar, y
yo no me indigno? Si es necesario gloriarse, me gloriaré en lo que
es de mi debilidad. El Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo,
quien es bendito por los siglos, sabe que no miento»
(2ª de Corintios 11:22-31)
Defendiéndose de los judaizantes que intentaban poner a la iglesia
de Corinto en su contra, Pablo se describe de la siguiente manera:
6. «Pero levántate, y ponte sobre tus pies; porque para esto he aparecido a
ti, para ponerte por ministro y testigo de las cosas que has visto, y de
aquellas en que me apareceré a ti, librándote de tu pueblo, y de los
gentiles, a quienes ahora te envío, para que abras sus ojos, para que se
conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios;
para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia
entre los santificados» (Hechos 26:16-18)
Jesús vio en Pablo un segundo Moisés. Mientras
Moisés sacó al pueblo judío de entre los gentiles
para que pudieran hacer la voluntad de Dios, Pablo
fue a los gentiles para que también ellos hicieran la
voluntad de Dios (Ro. 15:19).
Jesús le llamó con un propósito: llevar Su mensaje a
todas las personas. Para ello, Pablo debía:
Abrir sus ojos.
Convertirlos a la luz.
Librarlos de la potestad de Satanás.
Indicarles cómo recibir el perdón.
Ayudarles a tener una herencia eterna.
7. «Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a
Jesucristo, y a éste crucificado» (1ª de Corintios 2:2)
La misión de Pablo incluía tres aspectos fundamentales:
Predicar a Jesucristo.
• El evangelismo paulino consistía
principalmente en exaltar la cruz de Cristo
(1Co. 2:2).
Plantar iglesias.
• Organizaba iglesias en cada ciudad que
evangelizaba (Tito 1:5).
Alimentar a las iglesias.
• A través de sus cartas, nutría a las iglesias
y corregía sus errores (1Co. 14:37).
8. «Me he hecho a los judíos como judío, para ganar a los judíos; a los que
están sujetos a la ley (aunque yo no esté sujeto a la ley) como sujeto a la
ley, para ganar a los que están sujetos a la ley; a los que están sin ley,
como si yo estuviera sin ley (no estando yo sin ley de Dios, sino bajo la ley
de Cristo), para ganar a los que están sin ley» (1ª de Corintios 9:20-21)
La misión de Pablo fue evidentemente multicultural.
Debía llevar el Evangelio a judíos y gentiles. Por esta
razón, tuvo que adaptarse a la cultura de cada uno a
la hora de presentar la verdad.
Uno de los problemas que tuvo que afrontar fue el
de convencer a los judíos para que aceptasen a los
gentiles, sin imponerles su cultura. Incluso tuvo que
reprender a Pedro por poner en peligro la unidad de
la Iglesia por motivos culturales (Gálatas 2:11-16).
Como fariseo y profundo conocedor de las Escrituras
y la tradición, Pablo estaba capacitado para discernir
entre lo esencial y lo subsidiario; las verdades
eternas, inmutables, y los elementos culturales y
religiosos temporarios.
9. «Con decidido propósito [Pablo] dio las espaldas a la
riqueza, a los amigos y a la distinción social, a los
honores públicos y a sus parientes a quienes amaba
tierna y sinceramente. Prefirió ligar su nombre y su
destino con los de un pueblo a quien había
considerado como lo más bajo y despreciable de
todas las cosas. Pero, por amor de Cristo sufrió la
pérdida de todo. Sus obras fueron más abundantes
que las de cualquiera de los discípulos, y sus
sufrimientos excedieron toda medida. Fue golpeado
con vara, apedreado, naufragó, a menudo estuvo en
peligro de muerte. Estuvo en peligro en el mar y en
la tierra, en la ciudad y en el desierto, a causa de los
ladrones y de sus propios conciudadanos…
Pablo fue un ejemplo vivo de lo que cada cristiano
debería ser. Vivió para la gloria de Dios. Sus
palabras nos llegan resonando a través del tiempo:
“Para mí el vivir es Cristo” Filipenses 1:21»
E.G.W. (Nuestra elevada vocación, 23 de diciembre)