El documento habla sobre la naturaleza del Reino de Dios. Explica que el Reino pertenece a Dios, no a los humanos, y que actualmente existe en dos fases - el Reino de gracia en la tierra y el Reino de gloria que vendrá cuando Jesús regrese. También discute que los creyentes son ciudadanos del Reino ahora y deben vivir de acuerdo a sus principios mientras esperan su culminación final.
2. SU NATURALEZA
¿DE QUIÉN ES?
VICTORIOSO
CIUDADANÍA
YA Y NO TODAVÍA
EL REINO AHORA
EL REINO FUTURO
EL FUTURO
CERTEZA DEL
FUTURO
VIVIR EN ESPERA
3. «Y les dijo: Cuando oréis, decid:
Padre nuestro que estás en los
cielos, santificado sea tu
nombre. VENGA TU REINO.
Hágase tu voluntad, como en el
cielo, así también en la tierra»
(Lucas 11:2)
El Reino es de Dios, no nuestro.
Muy a menudo los humanos
tienden a igualar el Reino con
una especie de transformación
social, económica y ética.
Pero el uso bíblico del «reino de
Dios» enfatiza la autoridad
singular y soberana de Dios, y su
gobierno sobre toda la creación.
4. «El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo
grandes voces en el cielo, que decían: Los
reinos del mundo han venido a ser de
nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará
por los siglos de los siglos» (Apocalipsis 11:15)
A causa del pecado, Satanás se autoproclamó
príncipe de este mundo. Adán y Eva recibieron
la seguridad de que esto no sería siempre así.
Cuando Jesús comenzó a predicar, proclamó
que «el reino de los cielos se ha acercado»
(Mateo 4:17).
Estableció el Reino de Dios en esta tierra
destruyendo el poder del diablo, venciendo a
la muerte, otorgando perdón de los pecados y
capacitando a los hombres para vencer el mal.
El conflicto entre el bien y el mal, Cristo y
Satanás, terminará con el restablecimiento
final y completo del Reino de Dios.
5. «Mas nuestra ciudadanía está en
los cielos, de donde también
esperamos al Salvador, al Señor
Jesucristo» (Filipenses 3:20)
La ciudadanía del Reino
exige una actitud de
compromiso total,
dependencia absoluta,
confianza infantil y una
lealtad indivisa.
Por ello, Jesús ordena:
Busca primero el Reino de
Dios (Lucas 12:31).
Hazlo tu predicación
(Lucas 9:2).
Tómalo como tu oración
(Lucas 11:2).
Vívelo como tu vida
(Lucas 18:29-30).
Somos ahora ciudadanos del Reino de Dios.
6. «Preguntado por los fariseos, cuándo había de venir el reino de Dios,
les respondió y dijo: El reino de Dios no vendrá con advertencia, ni
dirán: Helo aquí, o helo allí; porque he aquí el reino de Dios está
entre vosotros» (Lucas 17:20-21)
Jesús vino a establecer el Reino de Dios en
esta tierra. Este Reino, que anticipa la victoria
final sobre el pecado, se establece cada día a
través de la obra del Espíritu Santo en el
corazón del creyente.
Esta fase del Reino es conocida como el
«Reino de gracia».
Pero debemos esperar aún una segunda fase, aún en
el futuro. Es por eso que pedimos: «venga tu reino».
El establecimiento pleno del Reino de Dios –el
«Reino de gloria»– solo ocurrirá cuando el mal sea
quebrantado finalmente, y podamos vivir
eternamente con Jesús.
7. «Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas
cosas, sabed que está cerca el reino de Dios» (Lucas 21:31)
Las señales que preceden la Venida de Jesús
(Lucas 21:5-36) son las mismas que anuncian la
llegada del Reino de Dios.
Debemos prepararnos como ciudadanos del
«Reino de gracia» para poder vivir en el «Reino
de gloria».
Entre el uno y el otro, los creyentes han de vivir
nutriéndose y testificando. La espera de la
segunda venida demanda la santificación de
nuestra vida aquí y ahora.
E.G.W. (Testimonios para la iglesia, tomo 9, pg. 215)
«¿No prestaremos atención a las
advertencias de Cristo? ¿No nos
arrepentiremos sinceramente
mientras que la dulce voz de la
misericordia se deja oír todavía?»
8. «Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor,
¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo? Y les dijo: No os toca a
vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola
potestad; pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el
Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en
Samaria, y hasta lo último de la tierra» (Hechos 1:6-8)
En el primer capítulo del libro de
Hechos, Lucas afirma tres
verdades fundamentales con
respecto al Reino de Dios:
9. «¡Cuánto quisiera que el pueblo de
Dios comprendiera sus privilegios y
entendiera, gracias a la luz que emana
de la Palabra de Dios, que seremos
juzgados de acuerdo con la luz que
resplandece en nuestra senda! Todos
los privilegios y oportunidades que
Dios nos ha dado, tienen el propósito
de hacer de nosotros mejores
hombres y mujeres. El pueblo de Dios
debe avanzar a partir de un principio
bien definido, de manera que su
primer propósito sea buscar el reino
de Dios y su justicia y de allí en
adelante avanzar desde la luz a una
luz aún mayor»
E.G.W. (Cada día con Dios, 11 de febrero)