1. José Antonio Muñoz Rojas (1909-2009 ). Fue miembro de la Generación del 36, colaborador de Emilio Prados y Manuel Altolaguirre en la revista Litoral y amigo de T.S. Eliot, a quien conoció en Cambridge y tradujo al español, como a William Wordsworth o John Donne. Dentro de su obra poética cabe destacar “Cantos a Rosa” (1954), “Objetos perdidos” (1997, Premio Nacional de Poesía 1998) y “Entrem otros olvidos” (2001) Su obra más conocida es Las cosas del campo (1951), que Dámaso Alonso calificó como "el libro de prosa más bello y más emocionado que yo he leído desde que soy hombre.“ MUÑOZ ROJAS
2. I. Señor que me has perdido las gafas, por qué no me las encuentras? Me paso la vida buscándomelas y tú siempre perdiéndomelas, me has traído al mundo para esto, para pasarme la vida buscando unas gafas, que están siempre perdiéndoseme? para que aparezca este tonto que está siempre perdiendo sus gafas, porque tú eres, señor, el que me las pierdes y me haces ir por la vida a trompicones, y nos das los ojos y nos pierdes las gafas, y así vamos por el mundo con unas gafas que nos pierdes y unos ojos que nos das, dando trompicones, buscando unas gafas que nos pierdes y unos ojos que no nos sirven. Y no vemos, Señor, no vemos, no vemos Señor.
3. II. Y así como ésta me pasan muchas cosas, vuelvo por algo al cuarto y se me olvida a lo que vuelvo al cuarto, y me quedo pensando, a qué habré vuelto al cuarto, Dios mío. Tantas cosas como me estoy dejando que no encuentro, y vuelvo al cuarto y no las encuentro, y vuelvo buscando algo que está allí y no encuentro, perdiendo y no encontrando, no encontrándome. Dónde andas? Pensabas que tenías que hacer esto y lo otro, y lo otro y lo de más allá. De más allá? De más allá, hay más allá? me pregunto. Y me responde un silencio y colijo, -colijo, colijes, colijamos, colijen-, que efectivamente hay más allá, por qué, -ay este porqué!- si no hubiera más allá no habría silencio. Luego, colijo, colijamos, el silencio es el más allá por el que me pregunto.
4. IV. Ahora que tantas cosas están perdiéndoseme ahora que tantas cosas están olvidándoseme, ahora que tantas cosas aparecen en rincones perdidos, un pañuelo olvidado, la flor aquella, un olor, el nombre de este rostro? El nombre? Por Dios, dónde está el nombre? El nombre, el nombre. Tiene barba y mujer. Me habla cariñosamente, pero sin nombre, una mirada dulce y sin ponerle nombre. Lo malo no es que se nos pierdan sino que no sabemos dónde se nos pierden, un montón de objetos perdidos es la vida. Y la memoria trabajando en lo oscuro, buscando incesante, escarbando en lo oscuro, un animalillo escarbando por dentro, buscando por dentro. Y nada, nada. Una mirada dulce con barba y sin nombre. Y por fin y de pronto: se llama "Montaña".
5. XII. Lo peor es que pase lo que me pasa ahora mismo, que tenía un poema a punto y se me ha ido. Estará traspapelado en mis papeles, el desastre que soy. El caso es que yo estaba tan contento con mi poema. Se me ocurrió, como se me ocurren estas cosas, así, de pronto, yendo cualquier hora en busca tuya como siempre, y de pronto un remusguillo y allí estaba el poema. Pero luego, al ponerme a escribirlo ya no estaba, traspapelado sin duda en la memoria, perdido en la memoria. Y aquí estoy, tratando de inventarlo malamente. OBJETOS PERDIDOS (Texto tomado de http://elgrilloblog.blogspot.com/