El documento sugiere que el diablo está presente en todas partes y se manifiesta en desgracias y desastres. Muestra algunas imágenes que supuestamente capturan la cara del diablo en fuegos y humos, como en un incendio apagado por bomberos estadounidenses y en los escombros de las Torres Gemelas después del 11 de septiembre. Advierte a los lectores que tengan cuidado con el mal y que el demonio se regocijó como un espectador de privilegio durante estos sucesos.