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ASTILLAS

JUAN CARLOS RIVERA – ARGENTINA

quot;Cada uno crea
de las astillas que recibequot;.

Juan José Saer, de El arte de narrar.



de la arboleda del abuelo
no queda
más que el leve roce
de las amarillentas hojas
del mango/
la calma extraña de la flor blanca
de los naranjos/
donde jugaba a las escondidas
intentando que siempre me hallaran
para perderme.
también sólo persiste el raro hedor
del almendro/
donde una vez sangré toda la infancia,
con un pico de botella ambarino
en el que abuela guardaba
su aceite de hígado de bacalao
para su tos convulsa,
después de masticar su tabaco en las noches,
bajo la luz brillante del quinqué de querosina.
de aquel mamoncillo que daba a la ventana,
de la cocina de tablas pulidas
como un puente para escapar de ciertas
novelas que se hacían rosa en la vega
sólo aguardan las raíces afincadas
en la tierra colorada
como un puñado de piedras,
que gastaban mis zapatos colegiales
y de domingo
camino a la mata de anón
en la búsqueda de aquellos nidos de tomeguines,
que nunca
tocaba por temor a desatar un maleficio
de madre pájara ultrajada
por un pésimo cazador furtivo;
era sólo un observador asombrado
entre cuerpos reales de palmas erguidas
que jugaban a lanzar sus racimos
para alimentar el corralón de chanchos
que terminaban sus días envueltos entre


                                                  1
hojas de guayaba/
y sazones campesinos de ajo, naranja agría
con ajíes de la puta de su madre,
acostados sobre parrillas humeantes de algarrobos
con olores quot;levantamuertosquot;;
entrar a la arboleda demiurga y centenaria
era como un ritual oscuro,
que me dejaba casi exangué
donde se desanudaban los conjuros
de la vieja Mercé
entre cintas de todos los colores
y jícaras de coco/
rocíadas con aguardiente de caña de azúcar
que alguien (nunca supe quién)
ofrendaba a los dioses para romper sortilegios
y alargar la vida terrenal de la familia.
Hoy que ni abuelo, ni abuela, ni madre
están conmigo (pero me acompañan)
siento aún cuando la puerta del gran comedor
se abre en las madrugadas y la abuela
filtra el agua del pozo sobre la piedra poroza
con destino a la tinaja siempre fría,
preparando el desayuno y haciendo el pan
en el horno de barro,
que le regaló su madre (en señal de aprobación)
cuando decidió escaparse
para siempre con mi abuelo
en un alazán cerrero y blanco;
a lo lejos aún escucho el mugir de la vaca quot;Palomaquot;
con sus tetas hinchadas y dolorosas de tanta leche
y huelo el aroma dulzón de la marmita y el carbón
por la mermelada de la frutabomba/
(más conocida como papaya)
por su semejanza a un sexo abierto de mujer;
cierro los ojos y aún estoy allí
bajo la arboleda/
queriendo (siempre vanamente, ahora sé) detener
ese terrible enemigo -cono de sombra - que
tardíamente identifiqué: el tiempo
aquel veneno que todo lo difumina y devora.

Sábado 9 de agosto, de regreso a Buenos Aires, desde Foz de Iguazú.




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CASA VACIA
Obra de la artista cubana, Zaida del Río.

“(...) en un lugar arcaico y sin orillas”.

De Juan José Saer, en El arte de narrar


Silencio se quiebran los horcones carcomidos por la humedad
Prolifera el musgo verdenegro de la soñolienta despedida.
Los párpados caen como el telón roto de un desaparecido
circo de barrio
donde el león fue muerto en combate y terminó en las fauces
del payaso/
allí donde la explosión hizo añicos los trapecios de la retina
y cierto olor a muerte se hospedó en el umbral de nuestra carpa.
El azar, esa desnudez de agua mansa para saciar nuestras sequedades
busca su resquicio dentro de la casa vacía./ desciende las escaleras
y se pega a la bóveda del techo/ se apaga el fuego del hogar sin leñas
de la sala.
La pereza desciende por las paredes despertando a los ruidos
que deslumbran por su decantada precisión.
Inocentemente se crucifica la tarde / deja su lugar en el zaguán, donde
el viento bate el tedio contra la aldaba sorda y herrumbrosa.
Después tan sólo el paraíso/ un estrépito de vidrios rotos/ cabezas
envejecidas en pasadas primaveras / reuniones que se
prolongan sin acuerdo alguno/ desarmaderos de autos que
ya no van a ningún sitio./ La luz atenazada por la limosna de los que
no encuentran su lugar en este mundo.


26 de mayo de 2003
Buenos Aires.


TÚ PARA MI YO PARA TI

Grechka Lee Maldonado
Kissimmee, FL
Estados Unidos



Vendaval que te desbordas
vivo, intenso,
melodía sublime es tu canto


                                                                          3
con notas hermosas

acompasada nostalgia
librada en llanto,

formado camino del temor
que retorna a mi pasos

cual historia se añeja en
pergaminos de sangre

es tu espíritu redimido
por mis manos,

hoy que se,
has venido a mí, limpio de recelos
deseoso de amarme,

con latidos seguidos,
retumbando en tu pecho

con tu alma en un hilo
y con tu corazón entregado

te confieso a ti;
-“que te adoro”

y que siempre;
-“te he amado”

mas rozando mis dedos
tu alma tangible, de adorarte

con mi corazón extendido
abierto ,ensangrentado

renuevo
mi voto hacia ti,
entregando mi vida, mi espíritu

siendo este tan
tuyo desde siempre

contemplando aun
tu mundo en mis ojos

cediéndote mi tiempo
no importando,
que tan lejos este de ti



                                     4
viviendo en el encanto
de una realidad, perdurable

afianzando mi fe en un Dios
que desea,
ungirnos en su eterno amor

declara mi sentir,
que vendrán tiempos mejores

que tomados de las manos
despleguemos las alas

para volar de entre las sombras
a ese lugar cálido,
donde nos esperan nuestros sueños

caminaremos juntos, unidos
sin mirar al pasado

Surcaremos el horizonte
eterno de nuestros besos

Respirare tu aire, te robare el aliento
llevándote al mismísimo edén

rozando tus labios, besando tu boca
dicha sublime cercana al cielo,
- ¡no lo creo!

mas te seguiré paso a paso
sin advertirlo,
cautelosa, silenciosa

sin presumir de celos
mas reservando mi caudal en
-‘ tu lealtad”

y entregando a ti
la misma reciprocidad
-“mí fidelidad”

hoy solo se,
que nos aguardan días hermosos

pues se que
si el amor es puro triunfara
sobre todas las cosas

sueña amado mío,


                                          5
que yo solo vivo para amarte

para reflejarme
en tus ojos,

para regalarte
miles de sonrisas,

para amarte
entre miles de lunas llenas

para adorarte por siempre
construyendo ,
nuestra perpetuidad día a día

no con un amor
precipitado, perfecto

sino con
un amor lento, cadencioso
como melodía sublime

Y al fin podamos vivir juntos
Tu para mí, yo para ti…

¡Por siempre… amor…!




TENTATIVAS

NORTON-CHILE


Te miro a través de los ojos del tiempo
suspendido en los momentos de los recuerdos.
El desayuno cotidiano se consume en el café con leche
en las tostadas con mermeladas
en las conversación ,en las miradas, y en la rutina
Afuera la primavera con sus flores pinta el día de aromas y colores.
Adentro florecen la nostalgia, las ilusiones y pensamientos
de lo que pudo haber sido si la mirada hubiese revelado
lo que nunca viste en ella,
si el verbo hubiese germinado los versos en el tiempo preciso
en el lugar exacto,
pero se quedó esperando, aguardando
un nuevo día un nuevo amanecer, algo así como el renacimiento
de los tiempos pretéritos en la conjugación del presente.
En el desayuno cotidiano


                                                                       6
aquí en la cocina
se fueron consumiendo
cada ilusión y pensamiento
cada tentativa de renacer
en el pretérito imperfecto del verbo
cada tentativa de ser presente en la pasión y el amor
aquí y ahora…..
y por los siglos
de los siglos
perdurar en el amor.

Nota: Del poemario en preparación, Poemas peregrinos



ENCUENTRO EN URUGUAY


AZUCENA CABALLERO-CHILE
Transcurria el poeta
por la vida
ciudadela del insomnio
y de los años.

Una tarde
bardos extranjeros llegaron
como girasoles
iluminando de metáforas
el cielo de Trinidad.

Sus palabras en reposo
tanto tiempo
se incendiaron de poesía,
pero la pasión tan violenta
quemó su voz.

Esa noche durmió
entre lágrimas ardientes
el poeta de Trinidad.
Azucena Caballero




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HERENCIA

JUAN CARLOS RIVERA
Obra del artista cubano, Cundo Bermùdez.

“Camino del patíbulo, ha buscado su rostro
como quien busca el rostro de la muerte.
Culpable repite,
repetirá culpable una y otra vez
y el camino será más corto y el tiempo menos árido”.

Heriberto Sánchez Medina, en Hanging Judge


Cada día me parezco más a mis difuntos
me miro al espejo y noto la misma placidez
de la mirada de mi madre, su aire bohemio
y desnudo, casi rayano en la indiferencia;
también similar gesto con la boca
al que hacía mi abuelo, cuando camino de la vega
el sol le chamuscaba la piel y le extraviaba la mirada;
igual rubor en el rostro al de mi abuela, que
terminó sus días con un cáncer de tiroides
y en las noches, después de la aplicación del yodo radioactivo,
chamuscaba lucecitas verdes en la oscuridad
entre sus sábanas de lino almidonada y su nariz llena de humo
por la hornillo de carbón/
entonces ya era una aparición en pleno ascenso hacia la nada.
De mi padre conservo aún esa templanza y hasta cierto
aire circunspecto para mirar al enemigo e irrumpir
entre las reglas del juego de la competencia profesional;
también una fenotípica inclinación por el alcohol
hasta que la boca se aletarga y
no se distingue entre el consuelo de
una tibia sonrisa y una mueca de insensible hartazgo.
De mi bisabuela paterna, de origen canario,
guardo su percha, su etiqueta para las grandes solemnidades
su ironía como hacha corta cabezas contra los intolerantes
y hasta cierta cara compasiva ante la vulgaridad existencial.
De Juan Amador, mi abuelo paterno,
(gracias a los orishas y al marxismo leninismo),
no heredé ni un ápice, siempre fue un sádico con mucha plata/
que colgaba a sus hijos cabeza abajo de los árboles,
cuando por impericia no cumplían las faenas de la hacienda.
Quizás ello explique que su velorio fuera una fiesta y
sus hijos prepararán la gran repartija con sus autos/
era una forma de desquite, de liberación adolescente
de revancha caída del cielo/
se arrancaron un gran peso de encima,


                                                                  8
cuando le incomunicaron en su caja de bronce.
De mi tío “Chito”, aquel que murió sin cabeza
cuando un machete haitiano le truncó la mirada
por una pelea de cercas corridas durante una madrugada
(en plena finca de Candelaria)
dicen que heredé semejante sangre para la lidia,
la misma posición filosa ante la desidia, igual lengua dura
y punzante para la pedrada.
Me contemplo y siento que soy un poco de todos / as
un grano de arroz, mecido por el estival soplo del sur
(donde abrevan pescadores)
un viejo árbol del pan que ya no ofrece frutos
un barranco oloroso y apacible por donde nadie cae/
un fantasma que - muy a su pesar - todas las
noches escruta su rostro, (que ya no reconoce),
frente a un enmohecido espejo
y persiste obstinadamente en dejar hablar al viento
la más severa compañía para las ánimas extraviados
sin consuelo.

3 de octubre 2008
(Semana de mucha fatiga laboral)



NUESTRO PLANETA

Alex Alberto Santiago Ripoll-COLOMBIA


N Nuestro verde mundo se acaba lentamente
U Un mundo que nos brinda el hogar y la comida
E Es cual madre que nos quiere siempre proteger
S Sin ella de nada nos sirve el basto universo.

T Todos somos responsables de su belleza y de su suerte
R Ríos, mares, bosques y lagos necesitan nuestra ayuda
O O la contaminación habremos todos que contener
P Pocos seres sobreviven ante un caos inmenso.

L Las praderas que antes recorrían la liebre y el bisonte
A Ahora están vacías, tristes y escasas de vida
N Necesitan de manantiales de agua para acoger
E El canto de las aves y las nuevas crías del oso.

T Terremotos, huracanes y devastación frecuente
A Andan presentes como una realidad cruda
T Tus descendientes y los míos no verían llover
I Inservibles serían la ciencia, la tecnología y el progreso.



                                                                9
E En un gran desierto solo hay cansancio y muerte
R Ricos y pobres tendrían absolutamente nada
R Ricos y pobres en guerras injustas habrían de caer
A Atrás quedarían la sabiduría, el amor y el verso.



ELSA TÉBERE- ARGENTINA

El Inquilino

Espeluznado iba el vello
por la cavidad flotando,
hecho levedad imperceptible
pero al fin de la piel inquilino,
porque desalojarlo ella intentaba.
Lupa feroz lo perseguía,
pinza metálica con boca hambrienta,
aullido en el estertor de su partida.
Ni un velorio,nada.

(Encima despreciado)
No te rías.


CIERTOS FESTEJOS NOCTURNOS

JUAN CARLOS RIVERA- ARGENTINA
Obra del pintor cubano, Roberto Fabelo.


“Para que se abran los caminos
es menester empezar a abandonar los atajos”
Lidia Cabrera, en Cuentos Negros.


Alguna vez soñamos con recuperarlo todo
desde la ventana azul, repleta de termitas
hasta el escaparate antiguo y aquel juego de
cuarto de la abuela rica, aquel biombo laqueado
de blanco-inmaculado con pequeñas figurillas chinas
que hacían mohines a los transeúntes y
buscaban en los zaguanes el lugar preciso para su
rito de geishas pudorosas con cintas de seda en los pies.

Deliramos con entrar y salir a piaccere
dentro de aquella casa con olor a arenas movedizas
(como aquel caimán de isla)
que cierto huracán caribeño, con nombre de mujer lasciva,
arruinó y lanzó al mar terminando de cuajo con una infancia


                                                              10
que jugó a empinar barriletes en sitios equivocados y a
dejarse llevar con chivichanas cuesta abajo por las empinadas
calles de una ciudad decadente y ruinosa, casi a oscuras
que aún se ufana de sus trofeos de guerra como dama indigna
y luego se tapa la cara con un abanico para que no veamos tanto
rubor en las mejillas y las ojeras de pasadas malas noches.

Ahora estremecido por momentos del bochorno de la tarde
escuchamos a mi hijo con su trompeta romper la mudez
del nuevo barrio, (esa Flores Sur-Habana bella)
con su partitura dedicada al fantasma de la ópera
y le vemos crecer tan de repente en el exilio porteño
malabrigado y andarín entre retumbes de tambores y
bufandas perdidas en sitios oscuros
comiendo ravioles y empanadas salteñas donde le sorprenda
la noche o bajo las bóvedas catalanas de una casa expuesta
a todas las miradas furtivas y los comentarios extramuros
por su color demasiado rojo para ser “decente”, según
chismorrea mi vecina pacata.

Todo ha cambiado, pero sigo preservando ese árbol que
se cuela sin permiso por la ventana y salpica con sus hojas secas
(mis días bonaerenses)
como el que tenía en la isla cuando se esfumaron mis extraños sueños
bajo una bandera pálida y alguna consigna que repetí hasta
(el desgano-inanición)
cuando comprendí que no puede ser opción legítima la Patria o la Muerte
(¡al pueblo denle la Vida!/No hay derecho; diría en mis días
de discursos panfletarios).
En mis bolsillos me traje aquellos pequeños huevos de codorniz
que mi padre freía en la vieja sartén del patio para ser mejor marido,
el San Lázaro de yeso de mi madre que me protege
y el mantel blanco que mi madre zurcía con una aguja de plata
adquirida en un concurso televisivo promovido por el
aséptico Jabón Candado,
aquel lino blanco de pichón, salpicado de frutas alegres, que
era su principal orgullo los domingos cuando alistaba su mejor
almuerzo “de pobres, pero con dignidad” y nos sentaba a todos
cansinamente en la mesa
como-un-destino-rito-familiar-irrevocable.

Con qué espejos nos miraremos dentro de algunos años
cuando olvidemos entre la confusión del vino y la noche de otro sitio
bajo la lumbre de un hogar demasiado tibio que juega a ser el trópico
todas las canciones de Omara Portuondo que cantamos
y aquella pañoleta azul alondra, cual vórtice del silencio
que siempre guardamos por temor a perderla para siempre.

Y pensar que han pasado casi cincuenta años pero sigo hablando con el
plural de modestia, que me enseñó mi primera maestra


                                                                          11
en una ignota escuelita de barrio
y cargo con esa tribulación constante de peregrino desatando nudos
(al rescate de su extraviada fe),
con aquella nave de añil-premonición que me flagela,
pero borroneando todo lo que se me antoje (ya sin censura)
en la corteza de los árboles/
aunque no perduren ni siquiera los malos restos
de-mis-pasados-festejos-nocturnos.


HUIDA

AZUCENA CABALLERO

Un día
no habrá puesta de sol.
Envolveré mi rostro
con tus manos
y escaparemos
al final
de las miradas.

Será como el canto
del cisne
en la eternidad.

Azucena Caballero
De quot;La Conspiración de las Estatuasquot;


AL CONECTARME CON DIOS

ELSA TÉBERE - Argentina

Soy el ave que arrulla la mañana
con sus trinos que salpican los silencios
y evade los barrotes de esa jaula
para internarse en el azul del cielo.

Soy el nudo de esa cinta,desatado,
por la simple constancia de mis dedos
que buscan crear en un poema
la voz impredecible del misterio.

Y esa música que mece los latidos
del corazón que parecía muerto
para darle compases melodiosos
y transformar en jardines los desiertos.

Soy la lluvia que besa los trigales


                                                                     12
y el rocío que duerme entre los pétalos
la miel que endulza los panales
y el aire que sostiene cada vuelo.

Soy el color triunfal del arco iris
que se eleva sobre la tormenta
y la palabra tierna que consigue
diluir a la otra que es afrenta.

Soy un beso ,una mirada y un suspiro,
soy la lágrima,el dolor y la tristeza
soy la mano que a la tuya ha sostenido
y aparta la piedra en que tropiezas.

Soy sin embargo una frágil criatura,
sólo una chispa de ese ser Divino
que ansía deleitarse con la obra
que el Creador ha puesto en su camino.


(De mi libro:quot;DE LA VIDA Y SUS MATICES...quot; que se presentará el 27/04/09
18hs en Edit.Dunken y 28 de abril /09 20hs en la FERIA DEL LIBRO BS AS)



MONOLOGO DE UN SECUESTRADO

ALEX ALBERT SANTIAGO RIPOLL- COLOMBIA

M Miro la luna llena acariciar las nubes desafiantes
O Oigo el croar de las ranas adormeciendo las estrellas
N No quiero morir aquí en la húmeda y fría soledad
O Oscureciendo mi alma sin sentir mujer tus vivos ojos.

L Lejos quedaron tus recuerdos y los besos con que antes
O Ofrendábamos al amor, a la vida y a las musas bellas
G Ganando espacio a la muerte y a su temible maldad
O Ora, amarados a las nucas, cual humanos rastrojos.

D Dejamos vacías nuestras venas y nuestras mentes
E Enarbolando las pasiones con el ruido de las centellas
U Un puñado de canciones en el cielo que el creador mostrad
N Ni regaños ni torturas nos hacen poner así más rojos.

S Sentimos con ellas el miedo y rifamos nuestras suertes
E Enfermando de malarias y pestes ante vanas querellas
C Ciñendo el leve corazón a la bondadosa cristiandad
U Un versículo bastaría para complacer mis antojos.

E Es un antojo de justicia entre voluntarios caminantes


                                                                           13
S Soltando la paz entre los amores de nuevas doncellas
T Tomando de estas su pasión y de Dios su humildad
R Resguardados en la selva que nos vuelve ciegos y cojos.

A Aquí estoy escribiendo una carta a los gobernantes
D Dando un trazo que acabe con los olvidos frecuentes
O O argumentando la libertad ante los ángeles distantes.




MAR

Grechka Lee Maldonado

Kissimmee, FL
Estados Unidos


Horizonte Mar
cúspide desencadenada
de torrentes perdidos,
enigma en dimensión inalcanzable

olas desmedidas
imponente cuerpo fluyen
irrumpiendo entre el caudal
insondable de su fuente

aguardando entre el celaje
te descubres soberbio
entre las olas del viento

mar embravecido
fuerza irascible, embriagadora
que invades el cauce del tiempo
vigilante en sus sitúes

con cuanta bravura
arroja su entraña suspicaz
arremetiendo a su entorno
con truenos de odio

tenebrosas aguas,
profundas y danzantes

oscura intensidad en su tormenta,
insulsa de estocadas



                                                            14
es tan furioso el mar
que no detiene sus olas salvajes

es su instinto devorador
que lo posee,

-“ruge mar”

-“ronda entre la niebla”

desata tu cólera
presta para tu dominio

entre aguas turbulentas
encausa torbellinos

inconsciencia de la naturaleza
donde drena su llanto,

petrificados suelos de arena
sostenidos en quebrantos

eres mar temible
sin playa, sin cauce

incendio bárbaro,
son tus corrientes dementes

dejas pasar la bruma
entre tus lonjas,
manchadas de saña y desventura,

-“ruge mar”

-“ronda entre la niebla”

desata tu cólera
presta para tu dominio

detén el universo
en un instante,

eleva tus caudales a la tierra
desandando la cuesta
de tus yugos




                                   15
EL ABISMO DE TU PIEL

MONICA LOPEZ BORDON - ESPAÑA

Se confunden los minutos con la vida,
variamos las fronteras,
resucitamos al clamor impar que piden las voces:
Beso, beso, beso...
Y nuestro amor vertical desvaría perdido
en este laberinto de aritmética mutua,
de hemisferio compartido como una casa de muñecas
donde, casi siempre, está todo a punto
y, donde, casi siempre, hay algún tropiezo.
Este viento azul de soledad
me permite cruzar la linde de tus labios
palmo a palmo
como ese astro que no suma ni resta
porque sabe que la carne no se mide
y que el tiempo no se cuenta.
Ambos pasan hasta la muerte
rozando todos los límites posibles,
al filo de tu boca,
al abismo de tu piel.

M.L.B.


QUE SERA DE LA RICA

FRANCISCO MUÑOZ SOLER

Qué será de la rica
y sustantiva esencia
de mi acaudalada memoria,
donde hallará cobijo
sus magníficos nutrientes
cuando la vasija
que los contiene
deje de vibrar y se reseque.




                                                    16
VISCERAL

Maria del Carmen Ruiz

Me acerco al delirio
a estruendos rojos
que pulverizan conciencias
en medio de la espalda.
Intento risas,
silenciar gritos
y desteñir heridas
en esta carne violentada
que no cede.

Porque soy visceral,
absurdamente visceral
intentando eclipsarme
en la memoria de otros ojos.

( de mi libro de poemas: VISCERAL)




LEVANTEMOS LAS MANOS
Ime Biassoni Ceres,Santa Fe, Argentina


Desnudo recorrido
en este vacío de sombras
por destrucción sin límites
y sin piedad
del regalo de Dios
natura toda.

Las ideas se borran
en la nostalgia oscura
y la irradiación se vuelve gris.

Levantemos las manos
tocando corazones,
seamos el efluvio
en busca de árboles nuevos
con raíces profundas,
para que nadie las viole.




                                         17
ANCIANO
Adelis de Jesús Becerrit Díaz, VENEZUELA

Miro tus ojos tristes
llenos de experiencias.
Miro esa mirada tuya
colmada de delicadeza.
Es esa expresión de antaño,
esa, la de los primeros años.
Es la bendita bondad
la que atesoras.
Es tu vida mágica
cargada de grandeza


Tus pasos cansados
caminan el sendero.
Y dejas el camino andado,
y dejas atrás la vida soñada.
y tras de tus huellas
mi esperanza busca,
un recodo del camino,
una leve pausa,
para decirte señor
que tus sabios consejos
son gotas de saber,
puntos de mi enseñanza,
que guía un camino,
que ofrecen mil vidas
que esparce al mundo
entero, mi esperanza.


Eres tú anciano,
son tus canas sienes
tus manos surcadas
por el tiempo eterno,
tu cara cargando
el paso de los años
tus pasos lentos,
que aun siguen andando
que saborean aún
los tiempos de antaño
esos, los de los primeros
encantadores momentos.
Esos días de tus mocedades
cuando eran tibias tus felicidades.




                                           18
Y siguen tus pies buscando ese camino
que guías, que muestras, que demuestra
que apasiona y grita, que alcanza ese sueño
ese tiempo eterno del que eres el dueño
tus pasos asidos de un bastón lujoso
que ayuda a enfrentar el camino extenso
tu camino Don, tu camino glorioso.

Un eclipse de amor
oculta tus pesares
de tus sonrisas divinas
nacen mil amores
que se llenan de
impresionantes fulgores
y expresa mil quereres,
y esgrimen mil atenciones
como los días del año viejo,
que tu lucidez cobija
como el primero de un mes
que nunca lo olvidarías.
Es tu sonrisa mi viejo,
es el soñar con que viajarías
a un mundo que te recuerde,
al edén de corazones
a un mundo que mire en ti,
el recuerdo que nunca olvida.

Nace un día, nace el alba,
nace un rayo de luz
nace en mi corazón,
este sentimiento hermoso
que me parece que es muy airoso
cuan bello es, es glorioso
porque sueño con el anciano
y quiero verter es sus manos
el pasaje hacia el recuerdo
el saber que soy pupilo
que conozco su bello camino
que miró un día donde hoy yo miro
que mis pasos siguen a los suyos
con encantador brillo
que me guían con el amor
que siempre nos tuvimos.

Esas palabras muy sabias
que hoy salen de tu boca
son palabras de lecciones
que llegan presurosas.

Son saberes que enseñan,


                                              19
son lecciones de ensueños
son mágicas expresiones
que un día me provocan
tener toditos esos años,
y ser como tu, hermoso
para que me admire alguien,
para que me admire el mundo
para ser la gloria eterna,
el sol con su brillo profundo.

Allá vas querido anciano
Espérame, tómame de tu mano
espera que voy tras de ti
como yo lo presentí
espérame mi abuelito
que me siento chiquitito
dame tu presencia grata,
dame tu glorioso amor
dame el recuerdo que llega y perdura
dame de ti, ese recuerdo tan bonito.




CRISTIAN LAGOS, CURACAUTIN, CHILE


3.-
el trigo barniza el agua que bebes
el bastón gastado de tus huesos
el aire y su campana
el barco de tus ojos
el cuerno de tus dedos
y el molino que viste balanceándose en sus propias tablas

4
No me invitaron a la fiesta
Por eso el piano monocorde de la lluvia cae en esta pieza
Y saca notas luminosas en un tarro de café

5
tras los vidrios
los árboles
mostrándonos sus rasgos indolentes a los niños que orinábamos
la cama

6
El filo de hacha vuelto a la pared


                                                                20
ahuyenta los párpados azules de los rayos




LA NADA
Thania
Maracaibo - Venezuela

Quiero que cierres los ojos y no me veas,
no me escuches, no me toques, no me sientas.
Es la nada…

Quiero que sientas lo que yo
cuando mis prendas desgarras cegado de pasión
y no me hablas.
Es la nada…

Quiero que reposes tu cansancio en la arena
y sientas mi voz que te susurra que estoy aquí para ti
y mi verbo con dedos ágiles dibuje mapas en tu pecho
y mis canciones de besos cubran hasta el último centímetro de tu cuerpo
Y ya no sentirás la nada.

Entonces tus muslos se llenarán de rítmico embeleso
cuando sientas cómo el amor se enciende con las palabras.



ERES (EROS)
ALEJANDRO CABROL ARGENTINA

la cuenca que me contiene
entibia mi morada
y me acomete
eres la noche de los días
yo la península de tu bahía

los radares de tu pecho
detectan mis naves
y de tu suave cuerpo
tengo la llave.

tu proyectil húmedo ataca mi pecho
una ráfaga desesperada
sigue hacia el ecuador
y hace estallar de blanca lava
a la base apostada a la altura
del trópico de capricornio


                                                                          21
dispuesto ya al revés
bebo breve y bravo y busco
la fuente morada
la morada de mi sierpe

la tormenta se desprende de tus hombros
me abarca me abrasa me avasalla
te abre te embreta se embebe abrupta

entonces miramos la lluvia
por la ventana
llenos de calma post guerra
llenos de lava de babas del diablo
y de fiesta

mientras nuevas nubes nievan
en tu ombligo
el elixir perlado
del abismo


Alejandro Cabrol 2009
Paraná, Entre Ríos - Argentina


CARRUSEL
EVANGELINA ARROYO- ARGENTINA

“donde el sueño de Infancia
abraza a la Memoria en lazo místico”
(Lewis Carroll, “Alicia en el país de las maravillas”)


carrousel de mañanita
cuando quiera

un vals
nos canta
y desborda
por la calle de cascadas

o será que el otoño
a veces nos disfraza
en el destiempo


carrousel
que venís
a jugar conmigo


                                                         22
a la memoria
antesala del pánico
beso antes de dormir
cajita de cartón mojado

carrousel:
te pago mi infancia
y todos mis silencios
me voy
con el poema triste
y ese vals en la sonrisa

DESCRIPCION

Una mujer frente a un espejo es manantial en otoño, laberinto de orquídeas al
desamparo del tiempo, fruto indeleble, agualuz. Una mujer, con sus días y sus
cantares, con el mundo entero sobre el hombro, con las manos nuevas en cada
tramo de piel que reconoce.

Una mujer,
un pájaro abierto a la memoria,
un suspiro en la tormenta,
una loba acechando el poema.

Todas las mujeres, todas las promesas de la luz.

Todas las mujeres:
el grito universal de la vida misma.



VOLVER AL GENESIS
MARIA DEL CARMEN RUIZ - ARGENTINA

¡Cuántas verdades, cuántas mentiras devoran el tic-tac de los frelojes!.
!Cuántos colores se amalgaman en lo negro de la noche que escapa de mis
ojos!. Tantas preguntas, como sucesivos comienzos se engarzan en la punta
de los pies, o en el centro del ombligo y sin embargo, no alcanzan para llegar a
la hoguera del cerebro. Seguir preguntando siempre, a cada instante, con las
uñas aferradas a invisibles escaleras donde encontraré respuestas o fugaces
destellos de silencio. Y mañana; ¿en qué manos el sol irreverente clavará su
puñal?, ¿en las otras?, en las ajenas?, ¿en estas mías que ya no me pertencen
aunque sangren mutiladas y frías?.
El dolor de mis manos es dulce, anónimo, resignado, pero fuerte para continuar
pariendo metáforas, como un cordón umbilical aferrado al poema. ¿Dónde
están las palabras, las señales, los íconos que pueblan la piel de los versos?.
¿En qué Olimpo sin dioses ni guijarros habrá de morir la espalda de la luna?.
Las preguntas continúan, rodean mi cintura, las puntas de los pies y el centro
del ombligo. Y sigo aquí, parado sobre cada peldaño sin llegar al límite, ¿ y
mañana qué?


                                                                             23
Volveré al genésis, a esa rueda gigante que atrapa centímetro a centímetro mi
lengua, mi traje amarillo y mis tardes vestidas de esperanzas. Pero el útero
ileso, ha de seguir engendrando sueños, aferrado al poema con su piel en mi
piel. Y los dioses, los guijarros, el centro del ombligo, la punta de los pies, el tic-
tac de los relojes y mi lengua fragmentada, se unirán a la espalda de la luna...
Maria del Carmen Ruiz R




Hacia el interior, alejándonos

Patricio Bruna P. - Valparaíso, Chile


Una brisa tenue y helada, casi
tímida se pasea por el soleado

recinto, una plaza, ¡destápala,
destápala!, ella insistía, y uno

claro, el merodeador. Gritóme
entonces, ella era así, por nada
encolerizarse: podía ser un ángel
también un día… y al otro no; roe

el alba los márgenes de las fiestas
hasta el último tramo el hilo
del carrete; aventurados fines
de semana, tras cartón nos íbamos

hacia el interior, alejándonos
de la costa; crecimos
triangulando una sucesión de verdes
sombras; tan levemente cambiamos
que no nos dimos cuenta, que hacia tal
radicalidad, ya eran secas y pardas; dílo,

sólo dílo, cuál podría ser
la amenaza; que el zapato, que la cartera
agregaste; tres inyecciones, y la rebelde
gripe que no para: Una vez allí recién

caímos, en que el poderoso ímpetu
del sol, ¿era lo que nos mantenía
a firmes?... en fin, lograba sacarnos
del tedio, una vez más… por lo menos

en medio de la resaca
pleno espacio interior del día siguiente


                                                                                    24
buscando la placita estival hecha de fachadas ajenas,
más precisamente, arquitectura de exteriores
encerrándonos. Podremos deducir que, todo
esto, otra superficie, otro casual gesto

mucho menos comprometedor, acompañados
por igual, casi desahuciando el rastro más mínimo
del idealista; aún no sabemos nada,
si se conserva o no. Y es odioso

admitirlo, pero las constelaciones de estos crayones
son más que meros coloridos albures de la falta
de motricidad fina de aquel…
infante; de aquel rayoneado alegre, casi un pecado,

algo guardar, de aquel cuaderno
el pedazo de aquel paisaje, esponjamos hoy
por hoy, en sueños: caídas más benevolentes;
¡oh sÍ!... somos casi un milagro, el… que,
el en césped
bajo la primera sombra
de un árbol que se nos dio, estemos vivos. Aún

necesitamos sí, esa llave
francesa, está demasiada rígida, pero
dale otra
vuelta… piensa un poco más
alternamente, morder,
el testamento espesa un futuro negado, acciones
cotidianas deshilachando; ella con su gracioso acento,
en rigor no, no habla castellano, sino algo
que se le aproxima

en el corto
metraje; solíamos esgrimir,
de este, sólidos
argumentos, esteticidades, manejos
técnicos, por lo menos, sino… más artísticos,
cámaras más ágiles, flotantes
virtualidades del giro, el guión
su síntesis más precisa, etc., etc. Pues bien. Ahora
nos movemos, ya no como hormigas, hemos archivado
la ansiedad. Ahora
con una sonrisa sen la sobra.




                                                         25
ARTURO VOLANTINES - COPIAPÓ, CHILE

... este canto me parece heredado de los indígenas, porque lo he oído en una
fiesta de los indios de Copiapó en celebración de la Candelaria, y como canto
religioso debe ser antiguo, y los indios chilenos no lo han de haber adoptado
de los españoles argentinos. La vidalita es el metro popular en que se cantan
los asuntos del día, las canciones guerreras; el gaucho compone el verso que
canta y lo populariza por la asociación que su canto exige...quot;

Domingo Faustino Sarmiento


Pachamama

sema (1)


Ella es fea. Nunca ha entrado a una peluquería.

Le basta una cinta para sujetar el pelo.

Le basta para que sonría una mirada.

Llega cansada del potrero. Usa alpargatas.

Me invita a un mediodía de legumbres.

La dejo con un beso acodada en la ventana:

a lo lejos levanta su mano áspera y pura.

Me voy recordando lo ancho de su lenguaje,

cuando habla de la generosidad de la tierra.

Reprocha algo de ternura para su hijo muerto.



V


Tican tamsi cielo stansi santificado chema izcu charcer chema alu acs koytans
levardice. Señor volunta tansiac koytansy cielo sacuna ctanta acsa viñayapun
acsacanálo anjapia acperdona as deuma chancosinys acperdona acsetunas
andejacháculo colcoma en tentación aca líbrame Señor hualchas unic, amén.

Padre Nuestro,



                                                                            26
Lengua Cunza;

Sacerdote Anónimo.


LO QUE LA TIERRA

ECHA A VOLAR EN PÁJAROS


4


Los montes de Copiapó

son los rebaños pastando

entre el cielo y la memoria.

Las casas hincadas

en la oración matutina

son interrumpidas por quot;la máquina

de follarquot; saliendo de la taberna: encendida

y trasnochada en ojos de los asnos.

Las nubes flotan y resuenan dolorosas

en el alambre de púas tendido en los patios.

Todavía viene el tren de Caldera

con su traje de jote ceremonioso:

cortando el sembradío y la siesta,

y arriba como animal cansado

a la memoria. De esa Estación, sale

un niño que espera a su madre:

tierna pasa, desciende

con las manos gastadas,

como arado de madera:


                                               27
organiza la mesa, lava el rostro

a los pepinos dormidos sobre el hambre.

Amanece mugiendo en Copiapó:

los montes vuelven a rebuznar

entre la leche vinagre de las nubes

y las flautas de los promeseros más viejos.



6


Oí.

Oí-oí.

Oí-oí-oí.

¡Oigo!

Ése amarillea

pastando, mugiendo, enlunado girando

con la piel aguada de las nubes.

Oigo

a ésas: girasolas viudas

amamantando totorales

en la tierra: en caverna del sol.

Oigo

girasoles mustios y devotos,

ensillados en medio de los arenales,

en naranjados como bala devorando al viento;

obreros de las minas, quietos en el desgarro de la muerte



                                                            28
cuando el comandante Popolgallo pasa en su zaino constitucionalista,

cuando el comandante Popolgallo pasa como ciclón por un pequeño amado
pueblo,

cuando el comandante Popolgallo pasa tantos años después por la
astronómica de un niño.

Oigo. Oigo. Oigo.

Me llama en cabalgada la tierra,

como la casa del cielo a los pájaros carpinteros.



9


Todo Copiapó en la mazorca:

sol en el vientre, sol cúprico

en la 1 con hambre y lontananza,

sol en la mesa con mis hermanos

esperando los augurios del jote, sol

en la 2 sin más remedio que el espanto.

Por allí apareció la nube,

como la isla en el cielo.

Y en ella me fui a una niebla

que me dio potreros de zorzales.

Volteado me quedé debajo de la 3,

adentro de su vasija funeraria de greda,

y ya no llovió sol sino agua de cardos.

Y volví a ser cactáceo copiapoa

sobre la piedra del mundo.




                                                                        29
14


Mi taita

reúne a su tropa

y cuenta las monedas

para conseguir la alfalfa.

Los hijos, en torno a la mesa,

le contamos, en silencio,

las lágrimas del cielo

c

a

y

e

n

do

sobre

los platos.



15


Me refugio en tu monte,

como niño huérfano frente a los astros,

o aquel de La Edad de la Ira de Guayasamín.

Y cuando el sol relincha arriba de los cogollos,

aleteo como el Cristo de Elqui en sábanas de tu pubis

y leo boleros que dejan los tordos en hojas del bosque.


                                                          30
Me dice la Mistral: quot;la cordillera no necesita sombrero.quot;

Me envuelvo en tus faldeos: enhebro mi osamenta en ti;

no así el Reichstag sino un satélite en la casa de Asterión,

sino una lavandera inclinada en el overol tiznado de la nube.

Y cuando Copiapó resuella mansamente me baño en tu ombligo,

así el alba al día o la fruta al árbol o la boca a tus olas oscuras.

Desde el acordeón del viento inflamo carbones de tus pezones

y me sitúo como cordero magallánico en nylon de las pampas.

Siéntate, le dije, Llano triste: tus nietos están sepultando

a la revolución cartesiana: quot;Adiós a la bandera roja.quot;

Del cielo me veo: soy una sola cordillera contigo,

con tus tesoros donde cantan nuestros dientes,

como el sábado de campanas en la catedral

de la Candelaria. Y vuelvo a tu set fílmico

así un trompo ronroneando en álbum sepia,

así Andrómeda adueñada del flash nocturno.

Y cuando el chonchón se duerma en tu piel;

trasquilado por la araña de Doña Bárbara,

me vuelvo greda en tu regazo: me hago

vasija en tu vientre; pulpa y palomo.

Me crecen raíces y salgo al aire

desde tu cuerpo: de esa luz

alimentamos al mundo.




                                                                       31
JUAN ANTILLÓN -COSTA RICA
MECÁNICA

“He tenido un sueño”
M. L. King

Tal vez el compartir
un nombre de rebelde
le ayudó
a concebir su sueño.

Siempre se dijo
en la cuenca del Mississippi
y del Missouri
que soñar no bastaba.

Pero
es una aplicación
del Principio de Arquímedes
que
aplicada en lo justo
la palanca de un sueño

puede mover el mundo.

MIRÁNDONOS DE REOJO

El sexo es lo irracional.

El amor
por el contrario

es de una
coherencia
perfecta
pues
como una maldición
estarás
condenado
a amar
en otros

sólo

lo que amarías
en tí mismo.




                               32
EPITAFIO

Durante
toda
su vida

-péndulo
entre
sombra
y
ensueño-

el labio
fue
muralla
pantano
la página
en blanco
donde
la palabra
se detuvo
en fórmula
y quimera

guillotina
de la luz
fueron
sus párpados
detrás
de la música
solo
percibió

el silencio

que vendría


MERLE COLLINS –GRANADA

MÚSICA

tal vez tú tienes
suerte

cuando estás a
tono con la música que
están tocando

no así los


                         33
que quieren una canción
diferente


SUEÑO DE LUTO

Durante siete meses, y siete
días, cada noche penosamente
atravesaron el patio. Dime,

¿no viste el largo sudario blanco
de la muerte, del luto, de los finales
amargos, de más comienzos

pavorosos? Siete meses, siete larguísimos
días, del trece de marzo al diecinueve
de octubre, se desplazan de la montaña

a los sueños flotando en el
sueño drogado de días de incertidumbre.
Vienen con la forma de las cosas

para que recuerdes. Piqueta, azadón,
cuchillo de cacao, horca, azote, machete,
tallo de caña, canasto, sombrero de paja,

botas, morral, pala. ¿De qué otra
manera decirte? Bailan
sobre cobre, cacao pulido,

en círculo triturando piedras para
recordarte. Dime que no viste filas
andando penosas, redoblando el paso, noche

oscura tras profética noche.
Tal vez no querías ver
la ropa anudada, las cajas,

los atados, las rápidas miradas
sobre los hombros, y no te despertabas
pensando en qué y por qué pasaba eso. Dime

que no oíste ni un susurro
silbando en tus sueños, que no
viste gente llorando, con miedo y

a la deriva, botes en agua fangosa
zigzagueando y esperando. Dime
que no viste sombras


                                             34
agazapadas en la orilla, que no
despertaste de un salto pensando
qué viejo dolor te estaba asediando

y por qué. Siete meses, siete días
de duelo, una revelación
que se abría ante ti y esperaba.

Pero las revelaciones de los sueños
son humo, no tu clase
de conocimiento. Luego viene la furia,

vienen las salpicaduras de sangre, vienen
los pasos pesados, viene el horror
del pasado convertido en futura crucifixión

de nuevo. Y ahora se han llevado
a los soñadores muertos de vuelta a la
montaña para alimentar la fuente de

los sueños de nuevo. ¿Qué quiere decir esto?
¿Que el hombre es más humano de lo que
cree? ¿Necesita esa mujer mostrar

su desconfianza? ¿Que los jóvenes
soñadores se emborrachan con la novedad
del conocimiento y se apartan de la

sabiduría de los viejos?
*

Un tributo (pasaje de Una carta)

Día cuatro
A ti, desconocido, a los que
caen y mueren marchando o mirando hacia delante,
a aquellos cuyos nombres permanecen escondidos para la multitud,
a los que fueron llorados por la madre, la hermana, el hermano, la
amante,
lamentados por los que tienen miedo de hablar,
que temen llamar la atención sobre una pérdida.
A ustedes no celebrados en estatuas
o placas, o muros conmemorativos, o tumbas del soldado desconocido,
a ustedes que pueden haber gritado por amor al líder,
que pueden haber gritado por amor al país,
o que pueden sólo haber luchado por el amor,
a ustedes, que muertos en la cama,
pueden no haber conocido su participación hasta que despertaron
para preguntarse bajo otra luz.


                                                                      35
Les damos gracias por su viaje hasta acá.
Día cinco
En el principio
fue la Palabra
y la Palabra que cada cual oye es la Palabra
de Olodumare, Jah, Alá, Dios,
Jehová, Yavé, Ciencia, suprema.

Un hombre está de pie sobre un cráter
donde antes estaba su casa,
mira en la oscuridad sin fondo,
llora y llama a su hijo, Mahoma.
Y alguien abre los brazos y dice,
Mahoma, no hay Mahoma,
Mahoma no está allí.
Y los profetas inclinan la cabeza y lloran.
La palabra que ha sido dicha antes,
tendrá que ser dicha de nuevo.


Marcos Peres Ramirez- La Habana-Puerto Rico

la orilla letal

I.

La utopía desnuda como una península
se levanta sola e intranquila entre el calor de los archivos.
Allí, el papel,
desmembrado todo, querido por la ausencia de la letra,
Se incrusta en la playa de la memoria
donde el tiempo vierte su forja en agraz.

Ese terco pleamar de los minutos
llena los costados de su tierra triangular,
Mas no alcanzan su misión cabal.
Ya que la isla siempre es la posibilidad de una península por otra isla
Y por otra de esas otras que ahora rumian distantes
Cuando un poeta negro, tataranieto del oprobio,
Sucumbe con Homero hacia el fondo de la niebla
En el libro de aquellos que se abandonan a sus islas.

Penínsulas, continentes, islas, barricada, puentes,
Túneles o palabras que caven bajo las banderas.
Qué más da.
Son otras las piedras sobre las cuales lo vasto rompe.
Esta es la edad de los labios secos,
Decía Martí,
Mientras sus manos eran trozos de piel acosados por el calla y muere.



                                                                          36
Vamos.
Vamos porque ya nadie quiere extender el pie
Y poner su talón sobre la piedra.
Vamos, ya son infinitas las islas que nos permiten cruzar anchos ríos.
Cuéntame tú no hay lugar en el camino.

II.
Una isla es un estera de vino caliente rodando por tus muslos.
La navegación de cabotaje me permite dibujar cada bahía con precisión,
Saber dónde el fétido mar busca esa piedra ancha.
Como los libros que abren sus páginas sobre la cama.

III.
Antes dijo que los trenes infinitos
Eran tu imagen de la noche en las entrañas de la tierra.
Pero ahora quiere mirar las vías,
Mástiles de hierro sobre las orillas de los kilómetros.
En ellas,
Como en alguna costa,
Quiebran los trenes la lejanía
mientras barren la arena del tiempo.
En ellas,
Como en la playa,
El ojo se pierde en reflejos paralelos de luz y agua.
Y como momentos de lo efímero
Van desgastándose sobre la tierra recorrida.

En los trenes ha visto el débil sedimento de lo invencible:
La isla.



sócrates del dominicano

Abre la yola el océano.
Allá, la patria abandonada,
La ruina del pasado en la palabra.
En el horizonte: otra isla.

Ruge la mar embravecida.

El violento mar ya no es origen,
Sino fin posible agotando su presente.
Hace frio.
La yola se desborda en un río de vómitos,
Gritos,
Llantos.
El horizonte es el aquí, el allí,
Aquél es ahora,
Inmediato


                                                                         37
Como el infierno.

Un hombre ha sido lanzado a las aguas infectadas,
El mareo ha suavizado su carne
Las fauces del escualo consumen su cuerpo.
La yola no conoce aquella ola donde termina su devenir.
Una mujer y una niña entre las aguas.
Piensa Sócrates:
En una orilla un hombre deja mis dineros en un par de piernas,
Seguro sonríe.
En otra orilla me espera el oprobio: la ley de extranjería.
Sócrates accede por fin al misterio,
Una salada sombra consume su omnisciencia.



helena helena

¿Cuándo comienza un nombre?
Helena de Troya, dónde,
Y antes de ella qué habrá sido Helena.
En la Homero es un tarde gris de Atenas,
El crepúsculo mustio del Anciano.

Helena tantas veces,
Una misma cólera rezagada en los brazos del tiempo.
La mujer por poseer en el soneto.
Quand vos seráis bien vielle,
Au soir a la chandele.

El cultivo del Carpe Diem
En una rosa de su cuerpo
Desgastándose en un día.
Ronsard esgrimiendo su falacia
Cuando intuye la fugacidad de la letra.

Y en otras patrias:
Mujer de batallas navales
Otra tierra por nombrar,
La codicia hecha carne,
La mujer amarga como la muerte de Salomón,
Su cuerpo inasido en el brazo del mar.

Helena vestida de amarillo
Como una almendra de playa donde hundimos los dientes
Buscando en su nombre la abolición cardinal de las horas.

Otra Helena mía,
Su beso de sangre consumiéndose en el puñal,
Sus piernas buscándome en el vientre de su baile.


                                                                 38
Como una niña con su dulce entre los labios,
Helena termina en la letra primigenia.


© marcos pérez-ramírez

Elidio La Torre-Lagares -PUERTO RICO

[mabón]

flamboyán de ceniza, eco del fuego,
leso misterio de la despedida::
flama boyante del viento que es viejo::
simetría inválida de mi cuerpo::
lacra mutuante del agua pasada::
la impedancia entre el entorno y el alma::
el fuego encrestado encora el canto
y en mi piel se apagan viejos luceros::
aquí se acaba la carne; se acaba,
pero la voz se criba entre los versos
avejigada en las grutas del tiempo::
el maná falaz desecho en mi boca
como mentiras de azúcar y hojaldre
se imposibilita entre las estrellas//

las constelaciones son jedas vacas::
las constelaciones, mi verbo en gueto::
piedra de ílice, alúmina y flúor;
amarillo alfeñique del mismo sol::
baile ritualista por los desiertos
de las palabras pronunciadas muertas
y arrojadas con estolidez fatal
para estiomenar el centro del pecho
como un responso clavado al aliento::
los días se ensanchan hasta reventar
como muertos solos a la intemperie,
el bilioso amargo de la imperfección::
el tiempo geminado en noche y día,
su gas desgastado en el largo viaje//

el mar embiste y desgasta la isla::
la isla se encoge, degusta el espacio::
el espacio se reduce y te ahoga::
la fe de despertar sostiene al hueso::
la niebla fecunda la curiosidad
y de pronto el corazón tiene alas::
mañanas irisadas por la ilusión,
como la blanca ceguera en los ojos//
por los fines y confines del sinfín
por donde se encenaga un hambre buena,


                                               39
la misma hambre de las rosas//
el camino es largo y no, no se acaba::
pasos y versos, marcha y poema::
me levanto de un recuerdo, emerjo::

innominable encuentro con mi sombra::
bajo una ingente lucerna de cos,
por donde pasea el otoño vago
mientras deshija la mansa arboleda,
como quitarle el vestido a una mujer
inoculada con tersas palabras,
a quien se le versan dulces encantos
para regalarle el temblor glorioso//
mi rostro intrágico no desfigura
sólo busca la serpiente de agua::
mi mirada navicular se arrastra::
la luna equinoccial se pluraliza::
la fiesta del maíz y el vino empieza::
revivo en la ánfora de una musa.

Dédalo, róbalo,
atardecer índigo-
la lluvia aplasta el rumor tácito
de las penas sin péndulo
vestidas de sándalo-
la soledad se ha puesto tu traje
y me hace un mendigo-
pétalo ácido-
vuelta sin círculo-
que a veces me besas
y a veces me salas-
me complicas en un páramo
dedal de ortigas-
veneno íntimo-
bésame a veces
cuando no, también-
¿quién campanea en tu crisálida? -
mi mar se muere a tu puerta-
lamiente libélua-
crápula y lívida-
esta tarde tísica
se fuga por un ojal-
tálamo pútrido-
tornasol vértigo-
has de mi risa un rosal de razones-
encuentra mi sombra
junto al árbol de ceniza-
soy el esqueleto
que en espera de tu verbo,
se quedó sin carne-


                                         40
soy la fe de parafina-
soy la ostia mustia
y un arco iris asesina mi corazón.

fragmento

VI.

La noche giraba como un vasto domo
sobre mi cabeza
donde la luna irradiaba como
un osario de platino.
Sombras poblaban las calles
cual fantasmas viajeros
por esta ciudad
de caricatura en carboncillo.

A final,
mi cáliz espera
una
vaga lepra del alma.

Una mujer pasó por mi lado
pero sus ojos estaban perdidos
en la enajenación de la soledad.
Su traje parecía flotar
sobre la acera.
Llevaba flores en las manos
que no despedían aroma.

Ella no me miró.
O no me vio.
No supe quién era el muerto.




Alejandro Ananías – Chile

Herida

que la sensacion de pequeñez
abofetee la mejilla ególatra
marca uno de esos momentos
en la temporada vida,
cuando el antes y el después
no vuelven nunca más
a mirarse la cara.



                                     41
Esperando

no se me ocurre otra manera
de imaginar absorbiendo un tiempo voraz
que traga indolente cada momentanea ilusión,
de aquellas ilusiones fantasiosas,
pero que ayudan a llegar
a la almohada por la noche.




Héctor Cediel Guzmán, Bogotá, Colombia

quot;LAS VOCES DE LAS MASCARASquot;
..
Ahora habla la madera del rostro
la fauna, la picardía, el dolor, el sufrimiento
se inmortalizan en imágenes congeladas
donde el espíritu grita o se expresa
sin sonrojos, sin barreras ni falsos espejos
..
Las manos poéticas del imaginario
ingenian las sonrisas y mil rostros del alma
La voz invisible de los ancestros
reinventa cosmogónicos versos
..
Mitos y leyendas han brotado de la huellas
del oso, del jaguar, del mico, del delfín, de las serpientes
El brujo ha cantado y pensado por ellos
hechizado por sus sentidos narcotizados
..
Los cantos y los sonidos de los bosques y de los ríos
se confunden con la lluvia de los sonidos de los loros
y los rugidos que despiertan o atemorizan la selva
..
He masticado coca y ayahuasca con el curaca
me he desnudado para que no me coja la mala hora
ni para que me entunde por culpa de los malos espíritus
Me han cubierto con flores para que comprenda
el efecto, la gratitud y la alegría del enjuague
..
Hemos exorcizado los espíritus de la violencia en el ritual
atrapamos al gallo volando y vimos danzas al matachín
Las mujeres amamantan los fantasmas de los suicidas
y se implora la alegría y el perdón bajo la máscara
..
El oro, el cedro, la quina, el caucho desolaron la tierra


                                                               42
El espíritu chamánico desfigura las risas y los rostros
mientras el yagé barre los maleficios
bajo el rostro de dantas, cerdos, coatis y la voz del taita
..
Todo ha muerto, Amor mío, absolutamente todo
Se han borrado las huellas de nuestros antepasados
ha desaparecido el nativo con rostros de madera
Nada sobrevivió del antiguo indígena... ¡máscaras!
¡Solo máscaras! y las lágrimas de los versos de sus cantos.




                                                              43

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  • 1. ASTILLAS JUAN CARLOS RIVERA – ARGENTINA quot;Cada uno crea de las astillas que recibequot;. Juan José Saer, de El arte de narrar. de la arboleda del abuelo no queda más que el leve roce de las amarillentas hojas del mango/ la calma extraña de la flor blanca de los naranjos/ donde jugaba a las escondidas intentando que siempre me hallaran para perderme. también sólo persiste el raro hedor del almendro/ donde una vez sangré toda la infancia, con un pico de botella ambarino en el que abuela guardaba su aceite de hígado de bacalao para su tos convulsa, después de masticar su tabaco en las noches, bajo la luz brillante del quinqué de querosina. de aquel mamoncillo que daba a la ventana, de la cocina de tablas pulidas como un puente para escapar de ciertas novelas que se hacían rosa en la vega sólo aguardan las raíces afincadas en la tierra colorada como un puñado de piedras, que gastaban mis zapatos colegiales y de domingo camino a la mata de anón en la búsqueda de aquellos nidos de tomeguines, que nunca tocaba por temor a desatar un maleficio de madre pájara ultrajada por un pésimo cazador furtivo; era sólo un observador asombrado entre cuerpos reales de palmas erguidas que jugaban a lanzar sus racimos para alimentar el corralón de chanchos que terminaban sus días envueltos entre 1
  • 2. hojas de guayaba/ y sazones campesinos de ajo, naranja agría con ajíes de la puta de su madre, acostados sobre parrillas humeantes de algarrobos con olores quot;levantamuertosquot;; entrar a la arboleda demiurga y centenaria era como un ritual oscuro, que me dejaba casi exangué donde se desanudaban los conjuros de la vieja Mercé entre cintas de todos los colores y jícaras de coco/ rocíadas con aguardiente de caña de azúcar que alguien (nunca supe quién) ofrendaba a los dioses para romper sortilegios y alargar la vida terrenal de la familia. Hoy que ni abuelo, ni abuela, ni madre están conmigo (pero me acompañan) siento aún cuando la puerta del gran comedor se abre en las madrugadas y la abuela filtra el agua del pozo sobre la piedra poroza con destino a la tinaja siempre fría, preparando el desayuno y haciendo el pan en el horno de barro, que le regaló su madre (en señal de aprobación) cuando decidió escaparse para siempre con mi abuelo en un alazán cerrero y blanco; a lo lejos aún escucho el mugir de la vaca quot;Palomaquot; con sus tetas hinchadas y dolorosas de tanta leche y huelo el aroma dulzón de la marmita y el carbón por la mermelada de la frutabomba/ (más conocida como papaya) por su semejanza a un sexo abierto de mujer; cierro los ojos y aún estoy allí bajo la arboleda/ queriendo (siempre vanamente, ahora sé) detener ese terrible enemigo -cono de sombra - que tardíamente identifiqué: el tiempo aquel veneno que todo lo difumina y devora. Sábado 9 de agosto, de regreso a Buenos Aires, desde Foz de Iguazú. 2
  • 3. CASA VACIA Obra de la artista cubana, Zaida del Río. “(...) en un lugar arcaico y sin orillas”. De Juan José Saer, en El arte de narrar Silencio se quiebran los horcones carcomidos por la humedad Prolifera el musgo verdenegro de la soñolienta despedida. Los párpados caen como el telón roto de un desaparecido circo de barrio donde el león fue muerto en combate y terminó en las fauces del payaso/ allí donde la explosión hizo añicos los trapecios de la retina y cierto olor a muerte se hospedó en el umbral de nuestra carpa. El azar, esa desnudez de agua mansa para saciar nuestras sequedades busca su resquicio dentro de la casa vacía./ desciende las escaleras y se pega a la bóveda del techo/ se apaga el fuego del hogar sin leñas de la sala. La pereza desciende por las paredes despertando a los ruidos que deslumbran por su decantada precisión. Inocentemente se crucifica la tarde / deja su lugar en el zaguán, donde el viento bate el tedio contra la aldaba sorda y herrumbrosa. Después tan sólo el paraíso/ un estrépito de vidrios rotos/ cabezas envejecidas en pasadas primaveras / reuniones que se prolongan sin acuerdo alguno/ desarmaderos de autos que ya no van a ningún sitio./ La luz atenazada por la limosna de los que no encuentran su lugar en este mundo. 26 de mayo de 2003 Buenos Aires. TÚ PARA MI YO PARA TI Grechka Lee Maldonado Kissimmee, FL Estados Unidos Vendaval que te desbordas vivo, intenso, melodía sublime es tu canto 3
  • 4. con notas hermosas acompasada nostalgia librada en llanto, formado camino del temor que retorna a mi pasos cual historia se añeja en pergaminos de sangre es tu espíritu redimido por mis manos, hoy que se, has venido a mí, limpio de recelos deseoso de amarme, con latidos seguidos, retumbando en tu pecho con tu alma en un hilo y con tu corazón entregado te confieso a ti; -“que te adoro” y que siempre; -“te he amado” mas rozando mis dedos tu alma tangible, de adorarte con mi corazón extendido abierto ,ensangrentado renuevo mi voto hacia ti, entregando mi vida, mi espíritu siendo este tan tuyo desde siempre contemplando aun tu mundo en mis ojos cediéndote mi tiempo no importando, que tan lejos este de ti 4
  • 5. viviendo en el encanto de una realidad, perdurable afianzando mi fe en un Dios que desea, ungirnos en su eterno amor declara mi sentir, que vendrán tiempos mejores que tomados de las manos despleguemos las alas para volar de entre las sombras a ese lugar cálido, donde nos esperan nuestros sueños caminaremos juntos, unidos sin mirar al pasado Surcaremos el horizonte eterno de nuestros besos Respirare tu aire, te robare el aliento llevándote al mismísimo edén rozando tus labios, besando tu boca dicha sublime cercana al cielo, - ¡no lo creo! mas te seguiré paso a paso sin advertirlo, cautelosa, silenciosa sin presumir de celos mas reservando mi caudal en -‘ tu lealtad” y entregando a ti la misma reciprocidad -“mí fidelidad” hoy solo se, que nos aguardan días hermosos pues se que si el amor es puro triunfara sobre todas las cosas sueña amado mío, 5
  • 6. que yo solo vivo para amarte para reflejarme en tus ojos, para regalarte miles de sonrisas, para amarte entre miles de lunas llenas para adorarte por siempre construyendo , nuestra perpetuidad día a día no con un amor precipitado, perfecto sino con un amor lento, cadencioso como melodía sublime Y al fin podamos vivir juntos Tu para mí, yo para ti… ¡Por siempre… amor…! TENTATIVAS NORTON-CHILE Te miro a través de los ojos del tiempo suspendido en los momentos de los recuerdos. El desayuno cotidiano se consume en el café con leche en las tostadas con mermeladas en las conversación ,en las miradas, y en la rutina Afuera la primavera con sus flores pinta el día de aromas y colores. Adentro florecen la nostalgia, las ilusiones y pensamientos de lo que pudo haber sido si la mirada hubiese revelado lo que nunca viste en ella, si el verbo hubiese germinado los versos en el tiempo preciso en el lugar exacto, pero se quedó esperando, aguardando un nuevo día un nuevo amanecer, algo así como el renacimiento de los tiempos pretéritos en la conjugación del presente. En el desayuno cotidiano 6
  • 7. aquí en la cocina se fueron consumiendo cada ilusión y pensamiento cada tentativa de renacer en el pretérito imperfecto del verbo cada tentativa de ser presente en la pasión y el amor aquí y ahora….. y por los siglos de los siglos perdurar en el amor. Nota: Del poemario en preparación, Poemas peregrinos ENCUENTRO EN URUGUAY AZUCENA CABALLERO-CHILE Transcurria el poeta por la vida ciudadela del insomnio y de los años. Una tarde bardos extranjeros llegaron como girasoles iluminando de metáforas el cielo de Trinidad. Sus palabras en reposo tanto tiempo se incendiaron de poesía, pero la pasión tan violenta quemó su voz. Esa noche durmió entre lágrimas ardientes el poeta de Trinidad. Azucena Caballero 7
  • 8. HERENCIA JUAN CARLOS RIVERA Obra del artista cubano, Cundo Bermùdez. “Camino del patíbulo, ha buscado su rostro como quien busca el rostro de la muerte. Culpable repite, repetirá culpable una y otra vez y el camino será más corto y el tiempo menos árido”. Heriberto Sánchez Medina, en Hanging Judge Cada día me parezco más a mis difuntos me miro al espejo y noto la misma placidez de la mirada de mi madre, su aire bohemio y desnudo, casi rayano en la indiferencia; también similar gesto con la boca al que hacía mi abuelo, cuando camino de la vega el sol le chamuscaba la piel y le extraviaba la mirada; igual rubor en el rostro al de mi abuela, que terminó sus días con un cáncer de tiroides y en las noches, después de la aplicación del yodo radioactivo, chamuscaba lucecitas verdes en la oscuridad entre sus sábanas de lino almidonada y su nariz llena de humo por la hornillo de carbón/ entonces ya era una aparición en pleno ascenso hacia la nada. De mi padre conservo aún esa templanza y hasta cierto aire circunspecto para mirar al enemigo e irrumpir entre las reglas del juego de la competencia profesional; también una fenotípica inclinación por el alcohol hasta que la boca se aletarga y no se distingue entre el consuelo de una tibia sonrisa y una mueca de insensible hartazgo. De mi bisabuela paterna, de origen canario, guardo su percha, su etiqueta para las grandes solemnidades su ironía como hacha corta cabezas contra los intolerantes y hasta cierta cara compasiva ante la vulgaridad existencial. De Juan Amador, mi abuelo paterno, (gracias a los orishas y al marxismo leninismo), no heredé ni un ápice, siempre fue un sádico con mucha plata/ que colgaba a sus hijos cabeza abajo de los árboles, cuando por impericia no cumplían las faenas de la hacienda. Quizás ello explique que su velorio fuera una fiesta y sus hijos prepararán la gran repartija con sus autos/ era una forma de desquite, de liberación adolescente de revancha caída del cielo/ se arrancaron un gran peso de encima, 8
  • 9. cuando le incomunicaron en su caja de bronce. De mi tío “Chito”, aquel que murió sin cabeza cuando un machete haitiano le truncó la mirada por una pelea de cercas corridas durante una madrugada (en plena finca de Candelaria) dicen que heredé semejante sangre para la lidia, la misma posición filosa ante la desidia, igual lengua dura y punzante para la pedrada. Me contemplo y siento que soy un poco de todos / as un grano de arroz, mecido por el estival soplo del sur (donde abrevan pescadores) un viejo árbol del pan que ya no ofrece frutos un barranco oloroso y apacible por donde nadie cae/ un fantasma que - muy a su pesar - todas las noches escruta su rostro, (que ya no reconoce), frente a un enmohecido espejo y persiste obstinadamente en dejar hablar al viento la más severa compañía para las ánimas extraviados sin consuelo. 3 de octubre 2008 (Semana de mucha fatiga laboral) NUESTRO PLANETA Alex Alberto Santiago Ripoll-COLOMBIA N Nuestro verde mundo se acaba lentamente U Un mundo que nos brinda el hogar y la comida E Es cual madre que nos quiere siempre proteger S Sin ella de nada nos sirve el basto universo. T Todos somos responsables de su belleza y de su suerte R Ríos, mares, bosques y lagos necesitan nuestra ayuda O O la contaminación habremos todos que contener P Pocos seres sobreviven ante un caos inmenso. L Las praderas que antes recorrían la liebre y el bisonte A Ahora están vacías, tristes y escasas de vida N Necesitan de manantiales de agua para acoger E El canto de las aves y las nuevas crías del oso. T Terremotos, huracanes y devastación frecuente A Andan presentes como una realidad cruda T Tus descendientes y los míos no verían llover I Inservibles serían la ciencia, la tecnología y el progreso. 9
  • 10. E En un gran desierto solo hay cansancio y muerte R Ricos y pobres tendrían absolutamente nada R Ricos y pobres en guerras injustas habrían de caer A Atrás quedarían la sabiduría, el amor y el verso. ELSA TÉBERE- ARGENTINA El Inquilino Espeluznado iba el vello por la cavidad flotando, hecho levedad imperceptible pero al fin de la piel inquilino, porque desalojarlo ella intentaba. Lupa feroz lo perseguía, pinza metálica con boca hambrienta, aullido en el estertor de su partida. Ni un velorio,nada. (Encima despreciado) No te rías. CIERTOS FESTEJOS NOCTURNOS JUAN CARLOS RIVERA- ARGENTINA Obra del pintor cubano, Roberto Fabelo. “Para que se abran los caminos es menester empezar a abandonar los atajos” Lidia Cabrera, en Cuentos Negros. Alguna vez soñamos con recuperarlo todo desde la ventana azul, repleta de termitas hasta el escaparate antiguo y aquel juego de cuarto de la abuela rica, aquel biombo laqueado de blanco-inmaculado con pequeñas figurillas chinas que hacían mohines a los transeúntes y buscaban en los zaguanes el lugar preciso para su rito de geishas pudorosas con cintas de seda en los pies. Deliramos con entrar y salir a piaccere dentro de aquella casa con olor a arenas movedizas (como aquel caimán de isla) que cierto huracán caribeño, con nombre de mujer lasciva, arruinó y lanzó al mar terminando de cuajo con una infancia 10
  • 11. que jugó a empinar barriletes en sitios equivocados y a dejarse llevar con chivichanas cuesta abajo por las empinadas calles de una ciudad decadente y ruinosa, casi a oscuras que aún se ufana de sus trofeos de guerra como dama indigna y luego se tapa la cara con un abanico para que no veamos tanto rubor en las mejillas y las ojeras de pasadas malas noches. Ahora estremecido por momentos del bochorno de la tarde escuchamos a mi hijo con su trompeta romper la mudez del nuevo barrio, (esa Flores Sur-Habana bella) con su partitura dedicada al fantasma de la ópera y le vemos crecer tan de repente en el exilio porteño malabrigado y andarín entre retumbes de tambores y bufandas perdidas en sitios oscuros comiendo ravioles y empanadas salteñas donde le sorprenda la noche o bajo las bóvedas catalanas de una casa expuesta a todas las miradas furtivas y los comentarios extramuros por su color demasiado rojo para ser “decente”, según chismorrea mi vecina pacata. Todo ha cambiado, pero sigo preservando ese árbol que se cuela sin permiso por la ventana y salpica con sus hojas secas (mis días bonaerenses) como el que tenía en la isla cuando se esfumaron mis extraños sueños bajo una bandera pálida y alguna consigna que repetí hasta (el desgano-inanición) cuando comprendí que no puede ser opción legítima la Patria o la Muerte (¡al pueblo denle la Vida!/No hay derecho; diría en mis días de discursos panfletarios). En mis bolsillos me traje aquellos pequeños huevos de codorniz que mi padre freía en la vieja sartén del patio para ser mejor marido, el San Lázaro de yeso de mi madre que me protege y el mantel blanco que mi madre zurcía con una aguja de plata adquirida en un concurso televisivo promovido por el aséptico Jabón Candado, aquel lino blanco de pichón, salpicado de frutas alegres, que era su principal orgullo los domingos cuando alistaba su mejor almuerzo “de pobres, pero con dignidad” y nos sentaba a todos cansinamente en la mesa como-un-destino-rito-familiar-irrevocable. Con qué espejos nos miraremos dentro de algunos años cuando olvidemos entre la confusión del vino y la noche de otro sitio bajo la lumbre de un hogar demasiado tibio que juega a ser el trópico todas las canciones de Omara Portuondo que cantamos y aquella pañoleta azul alondra, cual vórtice del silencio que siempre guardamos por temor a perderla para siempre. Y pensar que han pasado casi cincuenta años pero sigo hablando con el plural de modestia, que me enseñó mi primera maestra 11
  • 12. en una ignota escuelita de barrio y cargo con esa tribulación constante de peregrino desatando nudos (al rescate de su extraviada fe), con aquella nave de añil-premonición que me flagela, pero borroneando todo lo que se me antoje (ya sin censura) en la corteza de los árboles/ aunque no perduren ni siquiera los malos restos de-mis-pasados-festejos-nocturnos. HUIDA AZUCENA CABALLERO Un día no habrá puesta de sol. Envolveré mi rostro con tus manos y escaparemos al final de las miradas. Será como el canto del cisne en la eternidad. Azucena Caballero De quot;La Conspiración de las Estatuasquot; AL CONECTARME CON DIOS ELSA TÉBERE - Argentina Soy el ave que arrulla la mañana con sus trinos que salpican los silencios y evade los barrotes de esa jaula para internarse en el azul del cielo. Soy el nudo de esa cinta,desatado, por la simple constancia de mis dedos que buscan crear en un poema la voz impredecible del misterio. Y esa música que mece los latidos del corazón que parecía muerto para darle compases melodiosos y transformar en jardines los desiertos. Soy la lluvia que besa los trigales 12
  • 13. y el rocío que duerme entre los pétalos la miel que endulza los panales y el aire que sostiene cada vuelo. Soy el color triunfal del arco iris que se eleva sobre la tormenta y la palabra tierna que consigue diluir a la otra que es afrenta. Soy un beso ,una mirada y un suspiro, soy la lágrima,el dolor y la tristeza soy la mano que a la tuya ha sostenido y aparta la piedra en que tropiezas. Soy sin embargo una frágil criatura, sólo una chispa de ese ser Divino que ansía deleitarse con la obra que el Creador ha puesto en su camino. (De mi libro:quot;DE LA VIDA Y SUS MATICES...quot; que se presentará el 27/04/09 18hs en Edit.Dunken y 28 de abril /09 20hs en la FERIA DEL LIBRO BS AS) MONOLOGO DE UN SECUESTRADO ALEX ALBERT SANTIAGO RIPOLL- COLOMBIA M Miro la luna llena acariciar las nubes desafiantes O Oigo el croar de las ranas adormeciendo las estrellas N No quiero morir aquí en la húmeda y fría soledad O Oscureciendo mi alma sin sentir mujer tus vivos ojos. L Lejos quedaron tus recuerdos y los besos con que antes O Ofrendábamos al amor, a la vida y a las musas bellas G Ganando espacio a la muerte y a su temible maldad O Ora, amarados a las nucas, cual humanos rastrojos. D Dejamos vacías nuestras venas y nuestras mentes E Enarbolando las pasiones con el ruido de las centellas U Un puñado de canciones en el cielo que el creador mostrad N Ni regaños ni torturas nos hacen poner así más rojos. S Sentimos con ellas el miedo y rifamos nuestras suertes E Enfermando de malarias y pestes ante vanas querellas C Ciñendo el leve corazón a la bondadosa cristiandad U Un versículo bastaría para complacer mis antojos. E Es un antojo de justicia entre voluntarios caminantes 13
  • 14. S Soltando la paz entre los amores de nuevas doncellas T Tomando de estas su pasión y de Dios su humildad R Resguardados en la selva que nos vuelve ciegos y cojos. A Aquí estoy escribiendo una carta a los gobernantes D Dando un trazo que acabe con los olvidos frecuentes O O argumentando la libertad ante los ángeles distantes. MAR Grechka Lee Maldonado Kissimmee, FL Estados Unidos Horizonte Mar cúspide desencadenada de torrentes perdidos, enigma en dimensión inalcanzable olas desmedidas imponente cuerpo fluyen irrumpiendo entre el caudal insondable de su fuente aguardando entre el celaje te descubres soberbio entre las olas del viento mar embravecido fuerza irascible, embriagadora que invades el cauce del tiempo vigilante en sus sitúes con cuanta bravura arroja su entraña suspicaz arremetiendo a su entorno con truenos de odio tenebrosas aguas, profundas y danzantes oscura intensidad en su tormenta, insulsa de estocadas 14
  • 15. es tan furioso el mar que no detiene sus olas salvajes es su instinto devorador que lo posee, -“ruge mar” -“ronda entre la niebla” desata tu cólera presta para tu dominio entre aguas turbulentas encausa torbellinos inconsciencia de la naturaleza donde drena su llanto, petrificados suelos de arena sostenidos en quebrantos eres mar temible sin playa, sin cauce incendio bárbaro, son tus corrientes dementes dejas pasar la bruma entre tus lonjas, manchadas de saña y desventura, -“ruge mar” -“ronda entre la niebla” desata tu cólera presta para tu dominio detén el universo en un instante, eleva tus caudales a la tierra desandando la cuesta de tus yugos 15
  • 16. EL ABISMO DE TU PIEL MONICA LOPEZ BORDON - ESPAÑA Se confunden los minutos con la vida, variamos las fronteras, resucitamos al clamor impar que piden las voces: Beso, beso, beso... Y nuestro amor vertical desvaría perdido en este laberinto de aritmética mutua, de hemisferio compartido como una casa de muñecas donde, casi siempre, está todo a punto y, donde, casi siempre, hay algún tropiezo. Este viento azul de soledad me permite cruzar la linde de tus labios palmo a palmo como ese astro que no suma ni resta porque sabe que la carne no se mide y que el tiempo no se cuenta. Ambos pasan hasta la muerte rozando todos los límites posibles, al filo de tu boca, al abismo de tu piel. M.L.B. QUE SERA DE LA RICA FRANCISCO MUÑOZ SOLER Qué será de la rica y sustantiva esencia de mi acaudalada memoria, donde hallará cobijo sus magníficos nutrientes cuando la vasija que los contiene deje de vibrar y se reseque. 16
  • 17. VISCERAL Maria del Carmen Ruiz Me acerco al delirio a estruendos rojos que pulverizan conciencias en medio de la espalda. Intento risas, silenciar gritos y desteñir heridas en esta carne violentada que no cede. Porque soy visceral, absurdamente visceral intentando eclipsarme en la memoria de otros ojos. ( de mi libro de poemas: VISCERAL) LEVANTEMOS LAS MANOS Ime Biassoni Ceres,Santa Fe, Argentina Desnudo recorrido en este vacío de sombras por destrucción sin límites y sin piedad del regalo de Dios natura toda. Las ideas se borran en la nostalgia oscura y la irradiación se vuelve gris. Levantemos las manos tocando corazones, seamos el efluvio en busca de árboles nuevos con raíces profundas, para que nadie las viole. 17
  • 18. ANCIANO Adelis de Jesús Becerrit Díaz, VENEZUELA Miro tus ojos tristes llenos de experiencias. Miro esa mirada tuya colmada de delicadeza. Es esa expresión de antaño, esa, la de los primeros años. Es la bendita bondad la que atesoras. Es tu vida mágica cargada de grandeza Tus pasos cansados caminan el sendero. Y dejas el camino andado, y dejas atrás la vida soñada. y tras de tus huellas mi esperanza busca, un recodo del camino, una leve pausa, para decirte señor que tus sabios consejos son gotas de saber, puntos de mi enseñanza, que guía un camino, que ofrecen mil vidas que esparce al mundo entero, mi esperanza. Eres tú anciano, son tus canas sienes tus manos surcadas por el tiempo eterno, tu cara cargando el paso de los años tus pasos lentos, que aun siguen andando que saborean aún los tiempos de antaño esos, los de los primeros encantadores momentos. Esos días de tus mocedades cuando eran tibias tus felicidades. 18
  • 19. Y siguen tus pies buscando ese camino que guías, que muestras, que demuestra que apasiona y grita, que alcanza ese sueño ese tiempo eterno del que eres el dueño tus pasos asidos de un bastón lujoso que ayuda a enfrentar el camino extenso tu camino Don, tu camino glorioso. Un eclipse de amor oculta tus pesares de tus sonrisas divinas nacen mil amores que se llenan de impresionantes fulgores y expresa mil quereres, y esgrimen mil atenciones como los días del año viejo, que tu lucidez cobija como el primero de un mes que nunca lo olvidarías. Es tu sonrisa mi viejo, es el soñar con que viajarías a un mundo que te recuerde, al edén de corazones a un mundo que mire en ti, el recuerdo que nunca olvida. Nace un día, nace el alba, nace un rayo de luz nace en mi corazón, este sentimiento hermoso que me parece que es muy airoso cuan bello es, es glorioso porque sueño con el anciano y quiero verter es sus manos el pasaje hacia el recuerdo el saber que soy pupilo que conozco su bello camino que miró un día donde hoy yo miro que mis pasos siguen a los suyos con encantador brillo que me guían con el amor que siempre nos tuvimos. Esas palabras muy sabias que hoy salen de tu boca son palabras de lecciones que llegan presurosas. Son saberes que enseñan, 19
  • 20. son lecciones de ensueños son mágicas expresiones que un día me provocan tener toditos esos años, y ser como tu, hermoso para que me admire alguien, para que me admire el mundo para ser la gloria eterna, el sol con su brillo profundo. Allá vas querido anciano Espérame, tómame de tu mano espera que voy tras de ti como yo lo presentí espérame mi abuelito que me siento chiquitito dame tu presencia grata, dame tu glorioso amor dame el recuerdo que llega y perdura dame de ti, ese recuerdo tan bonito. CRISTIAN LAGOS, CURACAUTIN, CHILE 3.- el trigo barniza el agua que bebes el bastón gastado de tus huesos el aire y su campana el barco de tus ojos el cuerno de tus dedos y el molino que viste balanceándose en sus propias tablas 4 No me invitaron a la fiesta Por eso el piano monocorde de la lluvia cae en esta pieza Y saca notas luminosas en un tarro de café 5 tras los vidrios los árboles mostrándonos sus rasgos indolentes a los niños que orinábamos la cama 6 El filo de hacha vuelto a la pared 20
  • 21. ahuyenta los párpados azules de los rayos LA NADA Thania Maracaibo - Venezuela Quiero que cierres los ojos y no me veas, no me escuches, no me toques, no me sientas. Es la nada… Quiero que sientas lo que yo cuando mis prendas desgarras cegado de pasión y no me hablas. Es la nada… Quiero que reposes tu cansancio en la arena y sientas mi voz que te susurra que estoy aquí para ti y mi verbo con dedos ágiles dibuje mapas en tu pecho y mis canciones de besos cubran hasta el último centímetro de tu cuerpo Y ya no sentirás la nada. Entonces tus muslos se llenarán de rítmico embeleso cuando sientas cómo el amor se enciende con las palabras. ERES (EROS) ALEJANDRO CABROL ARGENTINA la cuenca que me contiene entibia mi morada y me acomete eres la noche de los días yo la península de tu bahía los radares de tu pecho detectan mis naves y de tu suave cuerpo tengo la llave. tu proyectil húmedo ataca mi pecho una ráfaga desesperada sigue hacia el ecuador y hace estallar de blanca lava a la base apostada a la altura del trópico de capricornio 21
  • 22. dispuesto ya al revés bebo breve y bravo y busco la fuente morada la morada de mi sierpe la tormenta se desprende de tus hombros me abarca me abrasa me avasalla te abre te embreta se embebe abrupta entonces miramos la lluvia por la ventana llenos de calma post guerra llenos de lava de babas del diablo y de fiesta mientras nuevas nubes nievan en tu ombligo el elixir perlado del abismo Alejandro Cabrol 2009 Paraná, Entre Ríos - Argentina CARRUSEL EVANGELINA ARROYO- ARGENTINA “donde el sueño de Infancia abraza a la Memoria en lazo místico” (Lewis Carroll, “Alicia en el país de las maravillas”) carrousel de mañanita cuando quiera un vals nos canta y desborda por la calle de cascadas o será que el otoño a veces nos disfraza en el destiempo carrousel que venís a jugar conmigo 22
  • 23. a la memoria antesala del pánico beso antes de dormir cajita de cartón mojado carrousel: te pago mi infancia y todos mis silencios me voy con el poema triste y ese vals en la sonrisa DESCRIPCION Una mujer frente a un espejo es manantial en otoño, laberinto de orquídeas al desamparo del tiempo, fruto indeleble, agualuz. Una mujer, con sus días y sus cantares, con el mundo entero sobre el hombro, con las manos nuevas en cada tramo de piel que reconoce. Una mujer, un pájaro abierto a la memoria, un suspiro en la tormenta, una loba acechando el poema. Todas las mujeres, todas las promesas de la luz. Todas las mujeres: el grito universal de la vida misma. VOLVER AL GENESIS MARIA DEL CARMEN RUIZ - ARGENTINA ¡Cuántas verdades, cuántas mentiras devoran el tic-tac de los frelojes!. !Cuántos colores se amalgaman en lo negro de la noche que escapa de mis ojos!. Tantas preguntas, como sucesivos comienzos se engarzan en la punta de los pies, o en el centro del ombligo y sin embargo, no alcanzan para llegar a la hoguera del cerebro. Seguir preguntando siempre, a cada instante, con las uñas aferradas a invisibles escaleras donde encontraré respuestas o fugaces destellos de silencio. Y mañana; ¿en qué manos el sol irreverente clavará su puñal?, ¿en las otras?, en las ajenas?, ¿en estas mías que ya no me pertencen aunque sangren mutiladas y frías?. El dolor de mis manos es dulce, anónimo, resignado, pero fuerte para continuar pariendo metáforas, como un cordón umbilical aferrado al poema. ¿Dónde están las palabras, las señales, los íconos que pueblan la piel de los versos?. ¿En qué Olimpo sin dioses ni guijarros habrá de morir la espalda de la luna?. Las preguntas continúan, rodean mi cintura, las puntas de los pies y el centro del ombligo. Y sigo aquí, parado sobre cada peldaño sin llegar al límite, ¿ y mañana qué? 23
  • 24. Volveré al genésis, a esa rueda gigante que atrapa centímetro a centímetro mi lengua, mi traje amarillo y mis tardes vestidas de esperanzas. Pero el útero ileso, ha de seguir engendrando sueños, aferrado al poema con su piel en mi piel. Y los dioses, los guijarros, el centro del ombligo, la punta de los pies, el tic- tac de los relojes y mi lengua fragmentada, se unirán a la espalda de la luna... Maria del Carmen Ruiz R Hacia el interior, alejándonos Patricio Bruna P. - Valparaíso, Chile Una brisa tenue y helada, casi tímida se pasea por el soleado recinto, una plaza, ¡destápala, destápala!, ella insistía, y uno claro, el merodeador. Gritóme entonces, ella era así, por nada encolerizarse: podía ser un ángel también un día… y al otro no; roe el alba los márgenes de las fiestas hasta el último tramo el hilo del carrete; aventurados fines de semana, tras cartón nos íbamos hacia el interior, alejándonos de la costa; crecimos triangulando una sucesión de verdes sombras; tan levemente cambiamos que no nos dimos cuenta, que hacia tal radicalidad, ya eran secas y pardas; dílo, sólo dílo, cuál podría ser la amenaza; que el zapato, que la cartera agregaste; tres inyecciones, y la rebelde gripe que no para: Una vez allí recién caímos, en que el poderoso ímpetu del sol, ¿era lo que nos mantenía a firmes?... en fin, lograba sacarnos del tedio, una vez más… por lo menos en medio de la resaca pleno espacio interior del día siguiente 24
  • 25. buscando la placita estival hecha de fachadas ajenas, más precisamente, arquitectura de exteriores encerrándonos. Podremos deducir que, todo esto, otra superficie, otro casual gesto mucho menos comprometedor, acompañados por igual, casi desahuciando el rastro más mínimo del idealista; aún no sabemos nada, si se conserva o no. Y es odioso admitirlo, pero las constelaciones de estos crayones son más que meros coloridos albures de la falta de motricidad fina de aquel… infante; de aquel rayoneado alegre, casi un pecado, algo guardar, de aquel cuaderno el pedazo de aquel paisaje, esponjamos hoy por hoy, en sueños: caídas más benevolentes; ¡oh sÍ!... somos casi un milagro, el… que, el en césped bajo la primera sombra de un árbol que se nos dio, estemos vivos. Aún necesitamos sí, esa llave francesa, está demasiada rígida, pero dale otra vuelta… piensa un poco más alternamente, morder, el testamento espesa un futuro negado, acciones cotidianas deshilachando; ella con su gracioso acento, en rigor no, no habla castellano, sino algo que se le aproxima en el corto metraje; solíamos esgrimir, de este, sólidos argumentos, esteticidades, manejos técnicos, por lo menos, sino… más artísticos, cámaras más ágiles, flotantes virtualidades del giro, el guión su síntesis más precisa, etc., etc. Pues bien. Ahora nos movemos, ya no como hormigas, hemos archivado la ansiedad. Ahora con una sonrisa sen la sobra. 25
  • 26. ARTURO VOLANTINES - COPIAPÓ, CHILE ... este canto me parece heredado de los indígenas, porque lo he oído en una fiesta de los indios de Copiapó en celebración de la Candelaria, y como canto religioso debe ser antiguo, y los indios chilenos no lo han de haber adoptado de los españoles argentinos. La vidalita es el metro popular en que se cantan los asuntos del día, las canciones guerreras; el gaucho compone el verso que canta y lo populariza por la asociación que su canto exige...quot; Domingo Faustino Sarmiento Pachamama sema (1) Ella es fea. Nunca ha entrado a una peluquería. Le basta una cinta para sujetar el pelo. Le basta para que sonría una mirada. Llega cansada del potrero. Usa alpargatas. Me invita a un mediodía de legumbres. La dejo con un beso acodada en la ventana: a lo lejos levanta su mano áspera y pura. Me voy recordando lo ancho de su lenguaje, cuando habla de la generosidad de la tierra. Reprocha algo de ternura para su hijo muerto. V Tican tamsi cielo stansi santificado chema izcu charcer chema alu acs koytans levardice. Señor volunta tansiac koytansy cielo sacuna ctanta acsa viñayapun acsacanálo anjapia acperdona as deuma chancosinys acperdona acsetunas andejacháculo colcoma en tentación aca líbrame Señor hualchas unic, amén. Padre Nuestro, 26
  • 27. Lengua Cunza; Sacerdote Anónimo. LO QUE LA TIERRA ECHA A VOLAR EN PÁJAROS 4 Los montes de Copiapó son los rebaños pastando entre el cielo y la memoria. Las casas hincadas en la oración matutina son interrumpidas por quot;la máquina de follarquot; saliendo de la taberna: encendida y trasnochada en ojos de los asnos. Las nubes flotan y resuenan dolorosas en el alambre de púas tendido en los patios. Todavía viene el tren de Caldera con su traje de jote ceremonioso: cortando el sembradío y la siesta, y arriba como animal cansado a la memoria. De esa Estación, sale un niño que espera a su madre: tierna pasa, desciende con las manos gastadas, como arado de madera: 27
  • 28. organiza la mesa, lava el rostro a los pepinos dormidos sobre el hambre. Amanece mugiendo en Copiapó: los montes vuelven a rebuznar entre la leche vinagre de las nubes y las flautas de los promeseros más viejos. 6 Oí. Oí-oí. Oí-oí-oí. ¡Oigo! Ése amarillea pastando, mugiendo, enlunado girando con la piel aguada de las nubes. Oigo a ésas: girasolas viudas amamantando totorales en la tierra: en caverna del sol. Oigo girasoles mustios y devotos, ensillados en medio de los arenales, en naranjados como bala devorando al viento; obreros de las minas, quietos en el desgarro de la muerte 28
  • 29. cuando el comandante Popolgallo pasa en su zaino constitucionalista, cuando el comandante Popolgallo pasa como ciclón por un pequeño amado pueblo, cuando el comandante Popolgallo pasa tantos años después por la astronómica de un niño. Oigo. Oigo. Oigo. Me llama en cabalgada la tierra, como la casa del cielo a los pájaros carpinteros. 9 Todo Copiapó en la mazorca: sol en el vientre, sol cúprico en la 1 con hambre y lontananza, sol en la mesa con mis hermanos esperando los augurios del jote, sol en la 2 sin más remedio que el espanto. Por allí apareció la nube, como la isla en el cielo. Y en ella me fui a una niebla que me dio potreros de zorzales. Volteado me quedé debajo de la 3, adentro de su vasija funeraria de greda, y ya no llovió sol sino agua de cardos. Y volví a ser cactáceo copiapoa sobre la piedra del mundo. 29
  • 30. 14 Mi taita reúne a su tropa y cuenta las monedas para conseguir la alfalfa. Los hijos, en torno a la mesa, le contamos, en silencio, las lágrimas del cielo c a y e n do sobre los platos. 15 Me refugio en tu monte, como niño huérfano frente a los astros, o aquel de La Edad de la Ira de Guayasamín. Y cuando el sol relincha arriba de los cogollos, aleteo como el Cristo de Elqui en sábanas de tu pubis y leo boleros que dejan los tordos en hojas del bosque. 30
  • 31. Me dice la Mistral: quot;la cordillera no necesita sombrero.quot; Me envuelvo en tus faldeos: enhebro mi osamenta en ti; no así el Reichstag sino un satélite en la casa de Asterión, sino una lavandera inclinada en el overol tiznado de la nube. Y cuando Copiapó resuella mansamente me baño en tu ombligo, así el alba al día o la fruta al árbol o la boca a tus olas oscuras. Desde el acordeón del viento inflamo carbones de tus pezones y me sitúo como cordero magallánico en nylon de las pampas. Siéntate, le dije, Llano triste: tus nietos están sepultando a la revolución cartesiana: quot;Adiós a la bandera roja.quot; Del cielo me veo: soy una sola cordillera contigo, con tus tesoros donde cantan nuestros dientes, como el sábado de campanas en la catedral de la Candelaria. Y vuelvo a tu set fílmico así un trompo ronroneando en álbum sepia, así Andrómeda adueñada del flash nocturno. Y cuando el chonchón se duerma en tu piel; trasquilado por la araña de Doña Bárbara, me vuelvo greda en tu regazo: me hago vasija en tu vientre; pulpa y palomo. Me crecen raíces y salgo al aire desde tu cuerpo: de esa luz alimentamos al mundo. 31
  • 32. JUAN ANTILLÓN -COSTA RICA MECÁNICA “He tenido un sueño” M. L. King Tal vez el compartir un nombre de rebelde le ayudó a concebir su sueño. Siempre se dijo en la cuenca del Mississippi y del Missouri que soñar no bastaba. Pero es una aplicación del Principio de Arquímedes que aplicada en lo justo la palanca de un sueño puede mover el mundo. MIRÁNDONOS DE REOJO El sexo es lo irracional. El amor por el contrario es de una coherencia perfecta pues como una maldición estarás condenado a amar en otros sólo lo que amarías en tí mismo. 32
  • 33. EPITAFIO Durante toda su vida -péndulo entre sombra y ensueño- el labio fue muralla pantano la página en blanco donde la palabra se detuvo en fórmula y quimera guillotina de la luz fueron sus párpados detrás de la música solo percibió el silencio que vendría MERLE COLLINS –GRANADA MÚSICA tal vez tú tienes suerte cuando estás a tono con la música que están tocando no así los 33
  • 34. que quieren una canción diferente SUEÑO DE LUTO Durante siete meses, y siete días, cada noche penosamente atravesaron el patio. Dime, ¿no viste el largo sudario blanco de la muerte, del luto, de los finales amargos, de más comienzos pavorosos? Siete meses, siete larguísimos días, del trece de marzo al diecinueve de octubre, se desplazan de la montaña a los sueños flotando en el sueño drogado de días de incertidumbre. Vienen con la forma de las cosas para que recuerdes. Piqueta, azadón, cuchillo de cacao, horca, azote, machete, tallo de caña, canasto, sombrero de paja, botas, morral, pala. ¿De qué otra manera decirte? Bailan sobre cobre, cacao pulido, en círculo triturando piedras para recordarte. Dime que no viste filas andando penosas, redoblando el paso, noche oscura tras profética noche. Tal vez no querías ver la ropa anudada, las cajas, los atados, las rápidas miradas sobre los hombros, y no te despertabas pensando en qué y por qué pasaba eso. Dime que no oíste ni un susurro silbando en tus sueños, que no viste gente llorando, con miedo y a la deriva, botes en agua fangosa zigzagueando y esperando. Dime que no viste sombras 34
  • 35. agazapadas en la orilla, que no despertaste de un salto pensando qué viejo dolor te estaba asediando y por qué. Siete meses, siete días de duelo, una revelación que se abría ante ti y esperaba. Pero las revelaciones de los sueños son humo, no tu clase de conocimiento. Luego viene la furia, vienen las salpicaduras de sangre, vienen los pasos pesados, viene el horror del pasado convertido en futura crucifixión de nuevo. Y ahora se han llevado a los soñadores muertos de vuelta a la montaña para alimentar la fuente de los sueños de nuevo. ¿Qué quiere decir esto? ¿Que el hombre es más humano de lo que cree? ¿Necesita esa mujer mostrar su desconfianza? ¿Que los jóvenes soñadores se emborrachan con la novedad del conocimiento y se apartan de la sabiduría de los viejos? * Un tributo (pasaje de Una carta) Día cuatro A ti, desconocido, a los que caen y mueren marchando o mirando hacia delante, a aquellos cuyos nombres permanecen escondidos para la multitud, a los que fueron llorados por la madre, la hermana, el hermano, la amante, lamentados por los que tienen miedo de hablar, que temen llamar la atención sobre una pérdida. A ustedes no celebrados en estatuas o placas, o muros conmemorativos, o tumbas del soldado desconocido, a ustedes que pueden haber gritado por amor al líder, que pueden haber gritado por amor al país, o que pueden sólo haber luchado por el amor, a ustedes, que muertos en la cama, pueden no haber conocido su participación hasta que despertaron para preguntarse bajo otra luz. 35
  • 36. Les damos gracias por su viaje hasta acá. Día cinco En el principio fue la Palabra y la Palabra que cada cual oye es la Palabra de Olodumare, Jah, Alá, Dios, Jehová, Yavé, Ciencia, suprema. Un hombre está de pie sobre un cráter donde antes estaba su casa, mira en la oscuridad sin fondo, llora y llama a su hijo, Mahoma. Y alguien abre los brazos y dice, Mahoma, no hay Mahoma, Mahoma no está allí. Y los profetas inclinan la cabeza y lloran. La palabra que ha sido dicha antes, tendrá que ser dicha de nuevo. Marcos Peres Ramirez- La Habana-Puerto Rico la orilla letal I. La utopía desnuda como una península se levanta sola e intranquila entre el calor de los archivos. Allí, el papel, desmembrado todo, querido por la ausencia de la letra, Se incrusta en la playa de la memoria donde el tiempo vierte su forja en agraz. Ese terco pleamar de los minutos llena los costados de su tierra triangular, Mas no alcanzan su misión cabal. Ya que la isla siempre es la posibilidad de una península por otra isla Y por otra de esas otras que ahora rumian distantes Cuando un poeta negro, tataranieto del oprobio, Sucumbe con Homero hacia el fondo de la niebla En el libro de aquellos que se abandonan a sus islas. Penínsulas, continentes, islas, barricada, puentes, Túneles o palabras que caven bajo las banderas. Qué más da. Son otras las piedras sobre las cuales lo vasto rompe. Esta es la edad de los labios secos, Decía Martí, Mientras sus manos eran trozos de piel acosados por el calla y muere. 36
  • 37. Vamos. Vamos porque ya nadie quiere extender el pie Y poner su talón sobre la piedra. Vamos, ya son infinitas las islas que nos permiten cruzar anchos ríos. Cuéntame tú no hay lugar en el camino. II. Una isla es un estera de vino caliente rodando por tus muslos. La navegación de cabotaje me permite dibujar cada bahía con precisión, Saber dónde el fétido mar busca esa piedra ancha. Como los libros que abren sus páginas sobre la cama. III. Antes dijo que los trenes infinitos Eran tu imagen de la noche en las entrañas de la tierra. Pero ahora quiere mirar las vías, Mástiles de hierro sobre las orillas de los kilómetros. En ellas, Como en alguna costa, Quiebran los trenes la lejanía mientras barren la arena del tiempo. En ellas, Como en la playa, El ojo se pierde en reflejos paralelos de luz y agua. Y como momentos de lo efímero Van desgastándose sobre la tierra recorrida. En los trenes ha visto el débil sedimento de lo invencible: La isla. sócrates del dominicano Abre la yola el océano. Allá, la patria abandonada, La ruina del pasado en la palabra. En el horizonte: otra isla. Ruge la mar embravecida. El violento mar ya no es origen, Sino fin posible agotando su presente. Hace frio. La yola se desborda en un río de vómitos, Gritos, Llantos. El horizonte es el aquí, el allí, Aquél es ahora, Inmediato 37
  • 38. Como el infierno. Un hombre ha sido lanzado a las aguas infectadas, El mareo ha suavizado su carne Las fauces del escualo consumen su cuerpo. La yola no conoce aquella ola donde termina su devenir. Una mujer y una niña entre las aguas. Piensa Sócrates: En una orilla un hombre deja mis dineros en un par de piernas, Seguro sonríe. En otra orilla me espera el oprobio: la ley de extranjería. Sócrates accede por fin al misterio, Una salada sombra consume su omnisciencia. helena helena ¿Cuándo comienza un nombre? Helena de Troya, dónde, Y antes de ella qué habrá sido Helena. En la Homero es un tarde gris de Atenas, El crepúsculo mustio del Anciano. Helena tantas veces, Una misma cólera rezagada en los brazos del tiempo. La mujer por poseer en el soneto. Quand vos seráis bien vielle, Au soir a la chandele. El cultivo del Carpe Diem En una rosa de su cuerpo Desgastándose en un día. Ronsard esgrimiendo su falacia Cuando intuye la fugacidad de la letra. Y en otras patrias: Mujer de batallas navales Otra tierra por nombrar, La codicia hecha carne, La mujer amarga como la muerte de Salomón, Su cuerpo inasido en el brazo del mar. Helena vestida de amarillo Como una almendra de playa donde hundimos los dientes Buscando en su nombre la abolición cardinal de las horas. Otra Helena mía, Su beso de sangre consumiéndose en el puñal, Sus piernas buscándome en el vientre de su baile. 38
  • 39. Como una niña con su dulce entre los labios, Helena termina en la letra primigenia. © marcos pérez-ramírez Elidio La Torre-Lagares -PUERTO RICO [mabón] flamboyán de ceniza, eco del fuego, leso misterio de la despedida:: flama boyante del viento que es viejo:: simetría inválida de mi cuerpo:: lacra mutuante del agua pasada:: la impedancia entre el entorno y el alma:: el fuego encrestado encora el canto y en mi piel se apagan viejos luceros:: aquí se acaba la carne; se acaba, pero la voz se criba entre los versos avejigada en las grutas del tiempo:: el maná falaz desecho en mi boca como mentiras de azúcar y hojaldre se imposibilita entre las estrellas// las constelaciones son jedas vacas:: las constelaciones, mi verbo en gueto:: piedra de ílice, alúmina y flúor; amarillo alfeñique del mismo sol:: baile ritualista por los desiertos de las palabras pronunciadas muertas y arrojadas con estolidez fatal para estiomenar el centro del pecho como un responso clavado al aliento:: los días se ensanchan hasta reventar como muertos solos a la intemperie, el bilioso amargo de la imperfección:: el tiempo geminado en noche y día, su gas desgastado en el largo viaje// el mar embiste y desgasta la isla:: la isla se encoge, degusta el espacio:: el espacio se reduce y te ahoga:: la fe de despertar sostiene al hueso:: la niebla fecunda la curiosidad y de pronto el corazón tiene alas:: mañanas irisadas por la ilusión, como la blanca ceguera en los ojos// por los fines y confines del sinfín por donde se encenaga un hambre buena, 39
  • 40. la misma hambre de las rosas// el camino es largo y no, no se acaba:: pasos y versos, marcha y poema:: me levanto de un recuerdo, emerjo:: innominable encuentro con mi sombra:: bajo una ingente lucerna de cos, por donde pasea el otoño vago mientras deshija la mansa arboleda, como quitarle el vestido a una mujer inoculada con tersas palabras, a quien se le versan dulces encantos para regalarle el temblor glorioso// mi rostro intrágico no desfigura sólo busca la serpiente de agua:: mi mirada navicular se arrastra:: la luna equinoccial se pluraliza:: la fiesta del maíz y el vino empieza:: revivo en la ánfora de una musa. Dédalo, róbalo, atardecer índigo- la lluvia aplasta el rumor tácito de las penas sin péndulo vestidas de sándalo- la soledad se ha puesto tu traje y me hace un mendigo- pétalo ácido- vuelta sin círculo- que a veces me besas y a veces me salas- me complicas en un páramo dedal de ortigas- veneno íntimo- bésame a veces cuando no, también- ¿quién campanea en tu crisálida? - mi mar se muere a tu puerta- lamiente libélua- crápula y lívida- esta tarde tísica se fuga por un ojal- tálamo pútrido- tornasol vértigo- has de mi risa un rosal de razones- encuentra mi sombra junto al árbol de ceniza- soy el esqueleto que en espera de tu verbo, se quedó sin carne- 40
  • 41. soy la fe de parafina- soy la ostia mustia y un arco iris asesina mi corazón. fragmento VI. La noche giraba como un vasto domo sobre mi cabeza donde la luna irradiaba como un osario de platino. Sombras poblaban las calles cual fantasmas viajeros por esta ciudad de caricatura en carboncillo. A final, mi cáliz espera una vaga lepra del alma. Una mujer pasó por mi lado pero sus ojos estaban perdidos en la enajenación de la soledad. Su traje parecía flotar sobre la acera. Llevaba flores en las manos que no despedían aroma. Ella no me miró. O no me vio. No supe quién era el muerto. Alejandro Ananías – Chile Herida que la sensacion de pequeñez abofetee la mejilla ególatra marca uno de esos momentos en la temporada vida, cuando el antes y el después no vuelven nunca más a mirarse la cara. 41
  • 42. Esperando no se me ocurre otra manera de imaginar absorbiendo un tiempo voraz que traga indolente cada momentanea ilusión, de aquellas ilusiones fantasiosas, pero que ayudan a llegar a la almohada por la noche. Héctor Cediel Guzmán, Bogotá, Colombia quot;LAS VOCES DE LAS MASCARASquot; .. Ahora habla la madera del rostro la fauna, la picardía, el dolor, el sufrimiento se inmortalizan en imágenes congeladas donde el espíritu grita o se expresa sin sonrojos, sin barreras ni falsos espejos .. Las manos poéticas del imaginario ingenian las sonrisas y mil rostros del alma La voz invisible de los ancestros reinventa cosmogónicos versos .. Mitos y leyendas han brotado de la huellas del oso, del jaguar, del mico, del delfín, de las serpientes El brujo ha cantado y pensado por ellos hechizado por sus sentidos narcotizados .. Los cantos y los sonidos de los bosques y de los ríos se confunden con la lluvia de los sonidos de los loros y los rugidos que despiertan o atemorizan la selva .. He masticado coca y ayahuasca con el curaca me he desnudado para que no me coja la mala hora ni para que me entunde por culpa de los malos espíritus Me han cubierto con flores para que comprenda el efecto, la gratitud y la alegría del enjuague .. Hemos exorcizado los espíritus de la violencia en el ritual atrapamos al gallo volando y vimos danzas al matachín Las mujeres amamantan los fantasmas de los suicidas y se implora la alegría y el perdón bajo la máscara .. El oro, el cedro, la quina, el caucho desolaron la tierra 42
  • 43. El espíritu chamánico desfigura las risas y los rostros mientras el yagé barre los maleficios bajo el rostro de dantas, cerdos, coatis y la voz del taita .. Todo ha muerto, Amor mío, absolutamente todo Se han borrado las huellas de nuestros antepasados ha desaparecido el nativo con rostros de madera Nada sobrevivió del antiguo indígena... ¡máscaras! ¡Solo máscaras! y las lágrimas de los versos de sus cantos. 43