1. iPhone 5
Aunque hay novedades interiores que merecen la pena, el iPhone 5 ha supuesto un
importante avance en su exterior. ¿Cambio de diseño? ¿Pero si es idéntico al iPhone
4S? Puede parecer que me he vuelto loco, pero no del todo. El iPhone 5 sí que
introduce interesantes novedades en el apartado del diseño, pero hay que tocarlas
para notarlas.
El mayor logro de Apple ha sido que, manteniendo la esencia que identifica a sus
teléfonos desde el iPhone 4, ha logrado cambios que suponen un avance importante
en su nuevo iPhone 5.
2. Lo que nadie pasa de largo cuando se le deja un iPhone 5 es que el grosor y sobre
todo, repito, sobre todo, el peso, se ha reducido a niveles muy sorprendentes. Hace
que literalmente no sientas que lo llevas en el bolsillo. Personalmente me he
sorprendido a mi mismo palpando el bolsillo para convencerme de que los casi 900
euros – estamos probando el modelo de 64 GB – que llevaba allí no se habían
desvanecido o los había dejado olvidados en algún lugar.
La cifras hablan de un grosor de 7.6 mm y un peso de 112 gramos, combinación
que junto con el material de su carcasa trasera son las novedades importantes del
diseño de este teléfono.
Vamos ahora con la carcasa trasera. Como puedes ver en la imagen de arriba, el
“centro” del iPhone no ha sufrido apenas variación en su grosor. La reducción se ha
conseguido eliminando el cristal tan mencionado en caídas tanto en la parte superior
como en la inferior.
3. En la parte de la pantalla, aunque lo comentaremos más adelante, se ha integrado la
tecnología táctil en el panel y se ha podido eliminar una capa, lo cual se aprecia
perfectamente.
Adiós cristal, hola aluminio
En la parte de la carcasa trasera – que no es tal al no poder quitarse – se ha
abandonado el cristal para optar por el mismo aluminio anodizado de los portátiles
de Apple. En el caso del teléfono se le ha dado un acabado extra que en el modelo en
negro queda estupendo. El uso de este material le proporciona una triple ventaja al
iPhone 5: resistencia, ligereza/reducción de grosor y una sensación de calidad
abrumadora al tacto.
Nada más cogerlo entre las manos, me surgió la duda sobre cómo se comportaría
este acabado con el paso del tiempo, especialmente en lo que se refiere a arañazos y
desgaste. De entrada no parecía una previsión muy halagüeña. Tras unos días de uso
intensivo, la parte de la suciedad ha quedado prácticamente descartada, y
especialmente las huellas por grasa se eliminan fácilmente y les cuesta agarrarse al
aluminio más de lo que uno hubiera podido apostar en las primeras horas de uso.