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La Guerra Fria



El ambiente enrarecido que ya se había empezado a respirar en la Conferencia de Potsdam terminó por aflorar
claramente en 1946.

En enero se produjo un primer encontronazo en la ONU cuando la delegación iraní protestó por la
prolongación de la ocupación soviética de sus provincias septentrionales, continuación que violaba un acuerdo
firmado por los Aliados durante la guerra. La dura reacción norteamericana consiguió que la URSS se retirara a
los pocos meses.

En febrero, además de descubrirse una red de espías soviéticos en Canadá, Stalin pronunció un duro discurso
en Moscú en el que no dudó en afirmar que el capitalismo y el comunismo eran "incompatibles" y que la URSS
debía prepararse para un período de rearme.

Dos semanas después, George Kennan, experto en asuntos soviéticos del Departamento de Estado
norteamericano, envió un telegrama a Washington. Este telegrama de dieciséis páginas contenía un análisis
demoledor: la Unión Soviética era un estado irrevocablemente hostil a Occidente que continuaría con su
política expansionista.

El 5 de marzo de 1946, Churchill visitó los EE.UU. y pronunció un célebre discurso en la universidad de Fulton,
en el estado de Missouri. El veterano político británico consagró la expresión "telón de acero" para referirse a
la frontera que separaba a la Europa dominada por el ejército soviético del resto.

Como una réplica al telegrama de Kennan, el embajador soviético en Washington, Nikolai Novikov, envió
también un largo telegrama a Moscú en septiembre. En él afirmaba que los EE.UU. buscaban dominar el
mundo y estaban preparando una guerra para ello. Los telegramas de los enviados diplomáticos eran una
buena prueba del creciente deterioro de las relaciones entre los antiguos aliados.

El año 1946 supuso el fin del entendimiento entre los aliados. Aunque los partidos comunistas occidentales
participaban aún en gabinetes de coalición en países como Francia y como Italia, dos cruentas guerras civiles
enfrentaban a comunistas y conservadores en Grecia y China, y la tensión entre las administraciones de
ocupación occidentales y soviética en Alemania era creciente.

El año 1947 marca el fin definitivo de la antigua alianza. En una Europa en la que la reconstrucción no ha
comenzado aún, el hambre y el descontento social son el contexto en el que crece y crece la desconfianza
entre antiguos Aliados. Mientras los países occidentales desconfían del expansionismo soviético en las zonas
donde el Ejército Rojo se ha asentado, los soviéticos se quejan de que los occidentales no envían a la URSS la
parte correspondiente de las reparaciones que debían extraerse en sus zonas de ocupación, dificultando la
recuperación de una URSS en ruinas.

El año se inició con una clara violación soviética de los acuerdos de Yalta en lo referido a Polonia. Las elecciones
que se celebraron en enero tuvieron lugar en un ambiente de falta de libertad y arbitrariedad que permitió el
triunfo de los candidatos comunistas.

La Doctrina Truman.- En febrero de 1947 una alarmante nota del gobierno británico llegó a Washington. En ella
se informaba a Truman y a su nuevo Secretario de Estado, George Marshall, de que el gobierno de Londres era
incapaz de continuar apoyando al gobierno conservador de Atenas en su lucha contra las guerrillas comunistas
griegas. También comunicaba en la nota que Gran Bretaña era incapaz de seguir ayudando financieramente a
Turquía.

Los norteamericanos reaccionaron vivamente a esta nueva amenaza. Conscientes de que las zonas bajo
dominio soviético eran "irrecuperables", optan por implicarse activamente en la defensa del sur y del oeste del
continente. En un discurso pronunciado el 12 de marzo en el Congreso, Truman no sólo demandó la aprobación
de una ayuda de 400 millones de dólares para Grecia y Turquía, sino que se sentó una verdadera doctrina de
política exterior, la Doctrina Truman. Afirmando que EE.UU. ayudaría a cualquier gobierno que hiciera frente a
la amenaza comunista, el presidente norteamericano proclama la voluntad de su país de aplicar una política de
contención del comunismo ("containment").

Esta nueva voluntad estadounidense tenía su principal desafío en Europa occidental. Aquí la recuperación tras
la devastación de la guerra estaba siendo muy lenta o inexistente lo que favorecía la agitación y la propaganda
comunista. Francia e Italia tenían poderosos partidos comunistas que podrían ser la base de la expansión
soviética al occidente del continente. El nuevo ambiente de enfrentamiento provocó la expulsión de los
ministros comunistas que participaban en gobiernos de coalición en París, Roma y Bruselas en el período de
marzo a mayo de 1947.

La medida adoptada por los norteamericanos de defender el sur y el oeste del continente no era suficiente.
Para contener al comunismo era necesario poner las condiciones económicas que impidieran su expansión. Así,
el 5 de junio de 1947 en un discurso en la universidad de Harvard, el secretario de estado, George Marshall,
anunció el Programa de Recuperación Europeo (European Recovery Program), conocido popularmente como
el Plan Marshall.

Se trataba de un masivo programa de generosa ayuda económica para Europa. Aunque el Plan servía
claramente a los intereses diplomáticos y de potencia de EE.UU., lo que Churchill calificó, quizá
exageradamente, como "el acto menos sórdido de la historia", supuso una extraordinaria inyección de ayuda
económica que permitió la acelerada recuperación de Europa occidental.

Washington ofreció la ayuda a todos los países europeos, aunque determinó que para recibirla era necesario
crear mecanismos de colaboración económica entre los beneficiarios. Este hecho precipitó la negativa de Stalin
a aceptar el Plan, forzando a los países que habían caído bajo su esfera de influencia a rechazar la ayuda. El
Plan Marshall vino a dividir a Europa en dos: la occidental que va a iniciar un rápido crecimiento económico y
la oriental, sometida a la URSS, y que va a tener grandes dificultades de desarrollo. La excepción a esta regla
fue la España de Franco, a la que se negó la ayuda por el carácter fascista de su régimen político.

A la vez que EE.UU. lanzaba estaba masiva operación de ayuda, la administración de Truman creó los
instrumentos institucionales de la guerra fría al aprobar en julio de 1947 la Ley de Seguridad Nacional por la
que se creaban la CIA y el Consejo de Seguridad Nacional.

La respuesta soviética.- La URSS, que había obligado al gobierno checoslovaco a renunciar al Plan Marshall tras
haberlo aceptado, reaccionó en septiembre de 1947 creando la Kominform (Oficina de Información de los
Partidos Comunistas y Obreros). Este organismo tenía como finalidad coordinar y armonizar las políticas de los
partidos comunistas europeos.

En la reunión constitutiva de la Kominform, el representante soviético, Andrei Jdanov, emite lo que se ha
venido en conocer como la Doctrina Jdanov: en ella se constata la división del mundo en dos bloques y la
necesidad de que los países de lo que el denominó el "campo antifascista y democrático" siguieran el liderazgo
de Moscú.
La ruptura se había consumado.

El año 1948 constituyó el primer año de la Guerra Fría. El continente europeo, que aún apenas había iniciado a
restañar las heridas de la guerra, fue el escenario de una importante crisis internacional.

Las "Democracias Populares".- La Doctrina Jdanov había marcado el punto de no retorno en la conversión
forzada de la Europa central y oriental al modelo configurado por Stalin en la URSS. Una tras otra las naciones
dominadas por el Ejército Rojo fueron constituyéndose en lo que se vino a denominar "democracias
populares": partido único, colectivización de la tierra, planificación económica centralizada, prioridad a la
industria de base,. persecución de cualquier tipo de disidencia... La URSS extendía su modelo en su área de
influencia.

En ese rápido proceso que duró pocos meses, el momento clave lo constituyó el Golpe de Praga en febrero de
1948. El líder comunista Gottwald, con la aprobación de Stalin, hace un llamamiento a la huelga general que se
ve apoyada por "milicias de trabjadores" que frenan cualquier resistencia de las fuerzas democráticas. En pocos
días, la democracia checoslovaca se vio convertida en otra "democracia popular".

La repercusión en Europa occidental del Golpe de Praga fue inmensa y aceleró las medidas occidentales que
precipitarán la crisis de Berlín.

Mientras tanto, Stalin se encontró con un problema inesperado en su propósito de alinear férreamente a los
"países satélites" bajo la férula de Moscú. La Yugoslavia de Tito, un país en el que las guerrillas comunistas
habían expulsado a las tropas del Eje con muy escasa ayuda soviética, practicó una política exterior
independiente que vino finalmente a chocar con la posición del Kremlin. A la condena de la Kominform en junio
de 1948, le sigue la ruptura de relaciones diplomáticas de la URSS en agosto. El gobierno de Tito resisitió el
envite con el apoyo de una población multinacional unida bajo la idea de la independencia ante Moscú. El
cisma yugoslavo fue un duro golpe para Stalin y reforzó sus tendencias paranoicas respeto a los demás líderes
comunistas. A partir del verano de 1948, las purgas se extendieron en las filas comunistas de las nuevas
"democracias populares".

La antigua capital del Reich había sido dividida en cuatro zonas de ocupación y se hallaba situada en el corazón
de la zona de ocupación soviética. Las crecientes discrepancias entre los antiguos aliados hicieron de la
cuestión de Berlín uno de los temas clave de la guerra fría.

El Golpe de Praga aceleró el enfrentamiento ya iniciado anteriormente sobre la cuestión alemana.
Abandonadas las negociaciones para acordar un status político común a la Alemania ocupada tras el fracaso de
la Conferencia de Londres en 1947, los representantes de EE.UU., Gran Bretaña y Francia se reunieron y
alcanzaron los Acuerdos de Londres (abril-junio de 1948) para iniciar un proceso constituyente en sus zonas de
ocupación.

El 18 de junio de 1948, los aliados occidentales dieron un paso más creando una nueva moneda para sus zonas
de ocupación: el Deutschemark. Los soviéticos reaccionaron aplicando una reforma en su zona en la que
incluyeron a la ciudad de Berlín, a la que consideraban parte integrante de la zona soviética. Cuando los
occidentales trataron de introducir el Deutschemark en sus zonas de ocupación de Berlín. Las protestas
soviéticas se tornaron en actos: se inició el bloqueo de Berlín. Mediante la interrupción de toda comunicación
terrestre entre las zonas de ocupación occidentales y Berlín occidental, Stalin confiaba en que Berlín oeste
caería como una fruta madura en sus manos.

La reacción occidental sorprendió al dictador soviético. Los norteamericanos, con una pequeña ayuda británica,
organizaron un impresionante puente aéreo que durante once meses y mediante más de 275.000 vuelos
consiguió abastecer a la población sitiada. Al mismo tiempo, la Casa Blanca hacía saber al Kremlin que no
dudaría en usar la fuerza para hacer respetar los "corredores aéreos" que unían Berlín con la Alemania
occidental. Stalin había subestimado las posibilidades del transporte aéreo y la resolución occidental a hacerle
frente: el 12 de mayo de 1949 levantó el bloqueo de Berlín.

La crisis de Berlín creó un sentimiento fuerte de solidaridad entre los alemanes occidentales y los
norteamericanos. Esta situación facilitó la culminación de la partición de Alemania: las tres zonas occidentales
se constituyeron en la República Federal de Alemania que se dotó de una Ley Fundamental el 8 de mayo de
1949. Esta constitución establecía un sistema liberal democrático y contó con el visto bueno de las potencias
occidentales. La URSS reaccionó en octubre con el establecimiento en su zona de ocupación de la República
Democrática de Alemania, un estado creado siguiendo el modelo de las "democracias populares".

Esta partición de Alemania era la concreción en el corazón de Europa de la división bipolar del mundo: sólo
unos días antes, el 4 de abril de 1949, se firmaba en Washington el Tratado del Atlántico Norte que daba
nacimiento a la OTAN. Nos ocuparemos más adelante del nacimiento de esa estructura bipolar que caracterizó
al mundo durante el período de la guerra fría.

Este bloque está conformado y dirigido por países de economía capitalista con un alto nivel de desarrollo y
sistemas políticos democráticos. El levantamiento de las trabas al comercio mundial patrocinado y gestionado
por instancias internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) o el GATT propiciaron los
intercambios comerciales y monetarios, lo que evitó tendencias aislacionistas.

Sin embargo, la gran cuestión que va a llevar a que EE.UU. se lance, contrariando sus tradiciones históricas, a la
constitución de un bloque constituido en torno a alianzas será reforzar a una Europa Occidental, totalmente
necesaria para no perder la guerra fría.

La Doctrina Truman y, sobre todo el Plan Marshall, constituyeron los dos primeros pasos de la nueva postura
norteamericana. La reconstrucción de las economías europeas y la consecución de una cierta estabilidad social
fueron elementos clave de la "contención" del comunismo en Europa. The European Recovery Program, más
conocido como Plan Marshall, hizo que EE.UU. planteara la necesidad de una coordinación económica europea.
Así, en 1948, nació la Organización Europea de Coordinación Económica (OECE), embrión de la futura
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). La conclusión de este proceso de
conformación del bloque occidental concluyó en 1949 con la firma del Pacto Atlántico y la constitución al año
siguiente de la OTAN, la gran alianza militar occidental.

Los inicios de la construcción europea.- Los EE.UU. van a jugar un papel esencial en la posguerra empujando a
la Europa Occidental hacia la construcción de la unidad europea. La "idea europea" no era nueva. Ya tras la
primera guerra mundial, durante el período de entreguerras figuras como Coudenhove-Kalergi o estadistas
como Aristide Briand defendieron un proyecto integrador que fracasó estrepitosamente tras la depresión de
1929 y el ascenso de los fascismos.

Tras la segunda guerra mundial, diversas iniciativas llevaron a la adopción de los primeros pasos concretos en
el camino de la integración. En mayo de 1948, más de 750 figuras europeas, muchos prominentes políticos
entre ellos, se reunieron en el Congreso de La Haya y en 1949 nacía el Consejo de Europa.

Sin embargo, fue en el bienio 1950-1951, cuando en Corea se iniciaba el primer "conflicto caliente" de la guerra
fría, cuando se tomaron los principales pasos que iniciaron el proceso de integración: la Declaración Schuman y
su inmediata consecuencia la creación de la Comunidad Europea del Carbón y el Acero (CECA).
La Europa occidental había iniciado un camino unitario en el que la integración económica tenía un papel
esencial. La firma del Tratado de Roma en 1957 y el nacimiento de la Comunidad Económica Europea será el
siguiente y decisivo paso.

La guerra fría y la experiencia histórica del período de entreguerras llevaron a los EE.UU. a dar un giro histórico
en su tradicional aislacionismo. Más allá de los lazos trasatlánticos con la Europa Occidental, la Secretaría de
Estado norteamericana se lanzó a la construcción de una serie de alianzas internacionales que consolidaran al
bloque occidental:

-Ya en tiempos de Truman se firmó en 1947 el Tratado de Rio con veinte países latinoamericanos. Esta
iniciativa concluyó en 1948 con la fundación de la Organización de Estados Americanos (OEA). Esta institución
ha estado siempre basada en un desequilibrio de fuerza patente entre la potencia norteamericana y el resto de
los países del continente.

-La guerra de Corea llevó en 1951 a la constitución de una alianza militar en el Pacífico: el ANZUS (Australia,
New Zealand, United States) y la firma del Tratado de San Francisco con Japón, antiguo enemigo con el que
EE.UU. concluía un tratado de defensa.

-El presidente Eisenhower y su Secretario de Estado Foster Dulles completaron y sistematizaron la red de
alianzas occidental: en 1954 nació la SEATO (siglas en inglés para la Organización del Tratado de Asia del
Sureste) con Gran Bretaña, Francia, Australia, Nueva Zelanda, Filipinas, Tailandia y Pakistán; en 1955 se firmó el
Pacto de Bagdad, alianza de seguridad en el Próximo Oriente en el que agrupaban Gran Bretaña, Turquía, Irak,
Pakistán e Irán. Al retirarse de la alianza Irak en 1959, este pacto se tranformón en el CENTO (siglas en inglés
para la Organización del Tratado del Centro).

La muerte de Stalin el 5 de marzo de 1953 abrió una nueva fase en la historia de las relaciones internacionales.
Tras un complejo proceso sucesorio, Kruschev consiguió asentarse en el poder del Kremlin, muy especialmente
tras eliminar a Beria, jefe del aparato represivo stalinista, en junio de 1953.

El nuevo líder soviético lanza una nueva política exterior que va a denominar coexistencia pacífica. Este nuevo
concepto significaba básicamente que la URSS no solo negaba el recurso a las armas para extender la
revolución comunista por el mundo, sino que rechazaba la idea de que la guerra con el capitalismo era
inevitable. El bloque comunista, que en ese momento ya se veía lo suficientemente fuerte para disuadir al
adversario de un posible ataque, concentraría en el futuro todas sus fuerzas en la competición pacífica con el
Oeste.

La realidad de la política soviética no fue, sin embargo, tan pacífica. Como veremos, Moscú no dudó en tomar
medidas, en algún caso arriesgadas, que pusieron en grave peligro la paz mundial.

La reacción norteamericana: la doctrina de las "represalias masivas"

La visión de Washington no se vio muy influenciada por la nueva política del Kremlin. En EE.UU. primaba una
situación de inseguridad propiciada por el acceso de la URSS al arma atómica y sus ensayos con misiles
intercontinentales. El lanzamiento del Sputnik en 1957, el primer satélite al espacio por parte de los soviéticos
vino a reforzar ese sentimiento.

El candidato norteamericano Eisenhower había criticado duramente la política de "contención" de Truman y
Foster Dulles, el que luego sería su Secretario de Estado, había propuesto durante la campaña electoral de
1952 el roll back, el hacer retroceder a los Soviéticos a sus posiciones de partida.
Tras el triunfo republicano, la nueva administración afirmó lo que se vino a denominar la doctrina de las
"represalias masivas". Washington amenazaba a la URSS con el uso masivo del arma nuclear en el caso de que
adoptara una política exterior muy agresiva.

Afortunadamente, como los hechos vinieron pronto a confirmar, la política exterior norteamericana fue mucho
más moderada. Algunos historiadores hablan de una política de "contención" reforzada para subrayar la
continuidad que hubo ente la diplomacia de Truman y la de Eisenhower. En definitiva, se iniciaba un nuevo
período en el que las palabras una vez más no correspondían exactamente con los hechos. Ni la política
exterior soviética fue tan pacífica, ni la norteamericana fue tan belicosa.

Más allá de las formulaciones de la política exterior de las grandes potencias, la muerte de Stalin abrió un
período en el que aparecieron signos de distensión entre Moscú y Washington: la firma del Armisticio en
Panmunjong en 1953, que ponía fin a la guerra de Corea, los acuerdos de Ginebra que ponían fin a la guerra de
Indochina en 1954, la reconciliación entre la URSS y Yugoslavia que culminó con la visita de Kruschev a Tito en
1955 o la firma del Tratado de Paz con Austria en 1955, que significó la evacuación de las tropas de ocupación y
su neutralización.

Estos signos de distensión no impidieron que las superpotencias afirmaran, de forma brutal si era necesario, su
hegemonía en sus respectivas áreas de influencia. La brutal represión de las protestas obreras en Berlín y
Alemania oriental en 1953 por parte del ejército soviético de ocupación o las intervenciones de la CIA para
derrocar por la fuerza los gobiernos progresistas de Mossadegh en Irán en 1953 o Arbenz en Guatemala en
1954, muestran bien a las claras la complejidad de la nueva fase de las relaciones internacionales.

No debemos de olvidar tampoco que en 1954 la República Federal de Alemania se rearmaba en ingresaba en la
OTAN y que, como contestación, la URSS y las "democracias populares" fundaban en 1955 el Pacto de Varsovia.

¿Cuáles fueron las razones que llevaron a EE.UU. y la URSS a adentrarse en un período de relativa distensión en
sus relaciones? Esencialmente podemos señalar tres motivos:

-La crisis de los misiles en Cuba en 1962 hizo tomar conciencia a las superpotencias del peligro mortal de la
posesión y multiplicación de su arsenal nuclear.

-Las dos superpotencias consideraron por diferentes motivos que una relajación de las tensiones favorecía a
sus objetivos a largo plazo. Podemos hablar en ese sentido de la distensión como un medio para obtener los
fines a largo plazo de cada superpotencia.

-Ambas potencias atravesaron un período de contestación en sus respectivos bloques. La URSS, debilitada por
el conflicto chino-soviético, tuvo que hacer frente entre otros conflictos a la Primavera de Praga en
Checoslovaquia. EE.UU. vio como la Unión Europea se consolidaba como una potencia económica y como en el
seno de la OTAN surgió la disidencia concretada en la Francia de De Gaulle.

Los acuerdos Este-Oeste - El teléfono rojo.- Uno de los elementos más célebres de la nueva situación fue el
establecimiento de lo que se vino a denominar el "teléfono rojo" entre la Casa Blanca y el Kremlin en
septiembre de 1963. Era una consecuencia de la crisis de los misiles en Cuba y de la necesidad de establecer
una comunicación directa entre Washington y Moscú que pudiera frenar una crisis antes de que se produjera
una escalada en la tensión.

La paridad nuclear.- Esta nueva relación no supuso en absoluto el fin de la carrera armamentística. EE.UU.
había quedado conmocionado a fines de los cincuenta por el liderazgo soviético en la "carrera del espacio": el
lanzamiento del Sputnik fue un verdadero aldabonazo en la conciencia de seguridad norteamericana. Nada
más llegar al poder, Kennedy lanzó el programa "Apollo" para recuperar el retraso acumulado en el terreno de
los ingenios balísticos ("Missile gap"). Los norteamericanos pronto sobrepasaron a la URSS en ese terreno, en
1963 había 500 misiles intercontinentales norteamericanos por 100 soviéticos, y consiguieron poner al primer
hombre en la luna en 1969. Sin embargo, la guerra de Vietnam hizo que los EE.UU. consagraran su gasto militar
en otra dirección lo que permitió que la URSS recuperara el terreno perdido. En 1971 se había establecido la
paridad nuclear.

Los sucesores de Kennedy y Kruschev continuarán la política de distensión. Tras el asesinato de Kennedy en
1963, el demócrata Lyndon B. Johnson y el republicano Richard Nixon, elegido en 1968. dirigirán la política
norteamericana; en la URSS, tras la destitución de Kruschev en 1964, motivada parcialmente por sus fracasos
en política exterior, Leonid Breznev dirigirá la potencia soviética.

En 1968, EE.UU., la URSS y el Reino Unido firmaron el Tratado de no proliferación de armas atómicas, tratado al
que no se unieron las otras dos potencias nucleares: China y Francia.

Lo que aún fue más importante, en 1969 se iniciaron negociaciones sobre limitación de armas stratégicas (SALT
- Strategic Arms Limitation Talks), que finalmente llevaron a la firma en Moscú del Acuerdo SALT I. Este tratado
ponía límite a la construcción de armamentos estratégicos, y fijaba un número para los misiles
intercontinentales (ICBM) y los lanzadores de misiles instalados en submarinos (SLBM) que poseían la URSS y
los EEUU. También prácticamente prohibía el establecimiento de sistemas de defensa antimisiles. Era el mayor
ejemplo, llevado al absurdo, del "equilibrio del terror": la única forma de mantener la paz era que ninguna de
las superpotencias se sintiera segura. La "mutua destrucción asegurada" era la única forma de impedir el
conflicto.

El desarrollo del comercio entre los bloques.- Este desarrollo comercial partió de la situación de debilidad
soviética. La URSS necesitaba importar tecnología occidental y, a la vez, necesitaba comprar cereales
norteamericanos para garantizar la alimentación de su población. La crisis de la agricultura soviética era de tal
calibre que ¡necesitaba del grano de su enemigo para que su población no pasara hambre! Por supuesto, estas
exportaciones cayeron como del cielo a unos agricultores norteamericanos que tenían creciente dificultades
para vender sus productos en el mercado mundial.


La "coexistencia pacífica" de Kruschev

La muerte de Stalin el 5 de marzo de 1953 abrió una nueva fase en la historia de las relaciones
internacionales. Tras un complejo proceso sucesorio, Kruschev consiguió asentarse en el poder del
Kremlin, muy especialmente tras eliminar a Beria, jefe del aparato represivo stalinista, en junio de
1953.

El nuevo líder soviético lanza una nueva política exterior que va a denominar coexistencia pacífica. Este
nuevo concepto significaba básicamente que la URSS no solo negaba el recurso a las armas para
extender la revolución comunista por el mundo, sino que rechazaba la idea de que la guerra con el
capitalismo era inevitable. El bloque comunista, que en ese momento ya se veía lo suficientemente
fuerte para disuadir al adversario de un posible ataque, concentraría en el futuro todas sus fuerzas en
la competición pacífica con el Oeste.

La realidad de la política soviética no fue, sin embargo, tan pacífica. Como veremos, Moscú no dudó en
tomar medidas, en algún caso arriesgadas, que pusieron en grave peligro la paz mundial.
La reacción norteamericana: la doctrina de las "represalias masivas"

La visión de Washington no se vio muy influenciada por la nueva política del Kremlin. En EE.UU.
primaba una situación de inseguridad propiciada por el acceso de la URSS al arma atómica y sus
ensayos con misiles intercontinentales. El lanzamiento del Sputnik en 1957, el primer satélite al espacio
por parte de los soviéticos vino a reforzar ese sentimiento.

El candidato norteamericano Eisenhower había criticado duramente la política de "contención" de
Truman y Foster Dulles, el que luego sería su Secretario de Estado, había propuesto durante la
campaña electoral de 1952 el roll back, el hacer retroceder a los Soviéticos a sus posiciones de partida.

Tras el triunfo republicano, la nueva administración afirmó lo que se vino a denominar la doctrina de
las “represalias masivas”. Washington amenazaba a la URSS con el uso masivo del arma nuclear en el
caso de que adoptara una política exterior muy agresiva.

Afortunadamente, como los hechos vinieron pronto a confirmar, la política exterior norteamericana
fue mucho más moderada. Algunos historiadores hablan de una política de "contención" reforzada
para subrayar la continuidad que hubo ente la diplomacia de Truman y la de Eisenhower. En definitiva,
se iniciaba un nuevo período en el que las palabras una vez más no correspondían exactamente con los
hechos. Ni la política exterior soviética fue tan pacífica, ni la norteamericana fue tan belicosa.

El deshielo 1953-1956

Más allá de las formulaciones de la política exterior de las grandes potencias, la muerte de Stalin abrió
un período en el que aparecieron signos de distensión entre Moscú y Washington: la firma del
Armisticio en Panmunjong en 1953, que ponía fin a la Guerra de Corea, los acuerdos de Ginebra que
ponían fin a la Guerra de Indochina en 1954, la reconciliación entre la URSS y Yugoslavia que culminó
con la visita de Kruschev a Tito en 1955 o la firma del Tratado de Paz con Austria en 1955, que
significó la evacuación de las tropas de ocupación y su neutralización.

Estos signos de distensión no impidieron que las superpotencias afirmaran, de forma brutal si era
necesario, su hegemonía en sus respectivas áreas de influencia. La brutal represión de las protestas
obreras en Berlín y Alemania oriental en 1953 por parte del ejército soviético de ocupación o las
intervenciones de la CIA para derrocar por la fuerza los gobiernos progresistas de Mossadegh en Irán
en 1953 o Arbenz en Guatemala en 1954, muestran bien a las claras la complejidad de la nueva fase de
las relaciones internacionales.

No debemos de olvidar tampoco que en 1954 la República Federal de Alemania se rearmaba en
ingresaba en la Otan y que, como contestación, la URSS y las "democracias populares" fundaban en
1955 el Pacto de Varsovia.

Europa: las fisuras del bloque oriental

La muerte de Stalin trajo signos de distensión en el interior del bloque dirigido desde Moscú. La
evolución no fue evidente: en julio de 1953 los carros de combate soviéticos reprimieron duramente
las protestas obreras en Berlin. Pese a todo, la reconciliación del Kremlin con Yugoslavia de Tito o la
evacuación soviética de Austria mostraban un cambio de talante.

Este nuevo talante no hacía, sin embargo, presagiar lo que se vio en el XX Congreso del PCUS,
celebrado en febrero de 1956. Ante los atónitos delegados comunistas, Kruschev denunciaba los
crímenes de Stalin y el "culto a la personalidad" que había caracterizada hasta ese momento a la
dictadura soviética. La nueva política exterior de coexistencia pacífica, implicaba también la aceptación
en el terreno teórico de la existencia de diversos caminos para la construcción de un sistema socialista.

Esta relativa apertura tuvo su primer reflejo en Polonia. Impulsado por las manifestaciones obreras,
Gomulka, un comunista que había purgado por Stalin en 1948 retornaba al poder. Su manifiestamente
reiterada fidelidad a la URSS y a las bases del sistema comunista de las "democracias populares"
permitió que Moscú aceptara el nuevo giro en la política polaca.

La tragedia de Hungría (1956)

La situación fue bien distinta en Hungría, donde se constató trágicamente las limitaciones de la nueva
política de Kruschev.

La resistencia de los dirigentes más stalinistas hizo que las protestas populares degeneraran en una
verdadera insurrección popular el 24 de octubre de 1956. Un comunista abierto y liberal, Imre Nagy,
accedió al poder y se puso al frente de la revolución húngara. Enfrentado a un levantamiento que se
extendía por el país, Nagy decidió encabezarlo y dio dos pasos decisivos: la aceptación de la libertad de
asociación política, lo que destruía el monopolio comunista del poder, y, lo que fue mucho más grave,
la proclamación de la neutralidad de Hungría y su abandono del recién creado Pacto de Varsovia.

La respuesta del Kremlin fue inmediata: las tropas soviéticas ahogaron en sangre tras duros combates
la revolución húngara de 1956. La dirección soviética había puesto claramente los límites a los que
podía llegar el proceso de desestalinización.

La construcción del Muro de Berlín (1961)

De 1951 a 1958 la República Democrática Alemana había sufrido una verdadera hemorragia
demográfica: más de dos millones de alemanes orientales había huido hacia la República Federal. Las
diferencias de nivel de vida y de libertades provocaban este éxodo de población.

La segunda crisis de Berlín se inició en 1958. Para detener la salida de población, Kruschev lanzó un
ultimátum a las potencias occidentales: les daba seis meses para aceptar que Berlín-Oeste se
convirtiera en una ciudad libre, fuera de su control; en caso de negativa, Moscú daría a la RDA plena
soberanía sobre el Berlín-Este y los accesos a la ciudad.

Tras momentos de fuerte tensión, la amenaza no se llegó a materializar. Hubo que esperar tres años
para que el 13 de agosto de 1961, ante los ojos atónitos de los berlineses se iniciara la construcción de
un muro infranqueable que rodearía todo el Berlín occidental. Se ponía así fin al éxodo de alemanes
orientales. Lo que se denominó en Occidente, el "muro de la vergüenza" se convirtió en el gran símbolo
de la guerra fría.

Paradójicamente, el muro del Berlín sirvió para estabilizar la situación en la RDA, calmando las
inquietudes soviéticas y suprimiendo uno de los mayores focos de tensión de la guerra fría.

La ruptura chino-soviética

El triunfo en 1949 de la revolución comunista en China y el establecimiento de la República Popular
dirigida por Mao Zedong supuso un giro espectacular en la recién nacida guerra fría. El paso al bloque
comunista del país más poblado del mundo parecía anunciar una gran victoria para la URSS. En 1950 la
firma del Tratado chino-soviético de amistad, alianza y mutua asistencia despertó gran ansiedad y
preocupación en EE.UU. y el bloque occidental.

Sin embargo, bajo una fachada de amistad se desarrollaba una áspera pugna basada en viejas
rivalidades nacionales y basada en la búsqueda del liderazgo del mundo comunista. Cuando en 1958
Mao Zedong lanzó su programa de reformas conocido como el Gran Salto Adelante, China estaba
lanzando un desafío al liderazgo soviético en el bloque comunista. La catástrofe que trajo este
programa, se habla de treinta millones de muertos por hambre en China, no impidió que Mao Zedong
mantuviera una posición desafiante en el escenario internacional, una posición que chocaba con la
nueva política de Kruschev: desestalinización y coexistencia pacífica.

El distanciamiento y las críticas chinas contra el "revisionismo" del Kremlin terminaron por afectar a las
relaciones entre los dos colosos comunistas. En 1959 la URSS denunció el Tratado militar secreto que
unía a ambos países y en 1960 retiró a sus consejeros y técnicos de China.

En 1962, Moscú apoya a la India en su conflicto fronterizo con China a propósito del Tibet y Pekín
denuncia tras la crisis de los misiles en Cuba la actitud "capitulacionista" de la dirección soviética ante
el imperialismo americano.


El "frío" y el "calor" 1959-1962

El equilibrio del terror, la certeza de la mutua destrucción en caso de una "guerra caliente" entre las
superpotencias, se hizo más evidente a partir del lanzamiento del primer satélite artificial por parte
soviética: el Sputnik y la inicial superioridad de Moscú en la "carrera espacial" mostró a Washington la
capacidad del enemigo para atacarle en su propio territorio. Robert McNamara, secretario de Defensa
del nuevo presidente norteamericano John F. Kennedy, planteó la necesidad de modificar la estrategia
de "represalias masivas" por otra de "respuesta flexible" que impidiera una catástrofe nuclear mundial
provocada por un accidente menor.

Tras el período de "deshielo", las relaciones internacionales entraron en un período contradictorio en
el que los primeros balbuceos de la distensión se alteraron con momentos de gran tensión.

    •   En 1959 Kruschev viaja a Estados Unidos y se encuentra con Eisenhower. Es el primer viaje de
        un líder soviético a Norteamérica y se abre un espejismo de distensión.
    •   En 1960 un avión espía norteamericano U2 es sorprendido y abatido sobre territorio soviético.
        En octubre de ese mismo año, el mismo Kruschev que había repartido sonrisas un año antes,
        viaja a Nueva York y no duda en protestar contra EE.UU. golpeando con su zapato en la mesa
        en la Asamblea General de la ONU.
    •   La llegada a la presidencia de Kennedy parece suavizar de nuevo la situación. El encuentro
        Kennedy-Kruschev en 1961 en Viena parece anunciar un nuevo período de distensión.
    •   La crisis de los misiles de Cuba en 1962 llevó a las superpotencias al momento en que más
        cerca se estuvo a lo largo de la guerra fría del enfrentamiento directo entre ambas.

Las crisis periféricas

El nuevo marco de coexistencia pacífica no significó ni mucho menos el fin del enfrentamiento entre los
EE.UU. y la URSS en el Tercer Mundo. El período de la coexistencia pacífica se abre con la segunda
guerra del largo conflicto del Oriente Medio y concluye con una crisis en el Caribe que a punto estuvo
de llevar a la "guerra caliente" a soviéticos y norteamericanos.

Oriente Medio: La crisis de Suez (1956)

En 1954, Gamal Abdel Nasser llega al poder en Egipto dando un giro espectacular a la política exterior
del principal país árabe. Apoya la FLN argelino, propone una política de unidad árabe contra Israel y,
tras participar en la Conferencia de Bandung se une al Movimiento de los Países No Alineados, jugando
a la equidistancia entre el Este y el Oeste. La reacción norteamericana fue inmediata poniendo fin a las
negociaciones que debían financiar la gran obra de la presa de Assuan en el Nilo.

La respuesta de Nasser no se hizo esperar: el 26 de julio de 1956 anunció la nacionalización del canal
de Suez. Francia y Gran Bretaña, principales accionistas y beneficiarias del uso del canal deciden
intervenir militarmente. Israel, inquieta ante las amenazas de Nasser decide ayudar en la intervención.

El 29 de octubre, Israel ataca la península del Sinaí que ocupa en pocos días. El 31 de octubre tropas
franco-británicas inician los ataques que culminan con el control por parte de grupos de paracaidistas
de Port-Said y el desembarco de tropas.

Esta acción de las dos antiguas potencias coloniales se encontró con la reacción inmediata de las dos
superpotencias. El 5 de noviembre, la URSS amenaza a los agresores con represalias atómicas. Los
EE.UU., que temen que el mundo árabe y todo el Tercer Mundo bascule hacia el bloque soviético,
presionan a París y Londres para que cesen en su intervención.

Las dudas del premier británico, Anthony Eden, se disipan cuando los norteamericanos ponen
masivamente en venta libras esterlinas. La caída de la divisa británica hizo que Londres convenciera a
París para acabar con la intervención. Tras la retirada franco-británica e israelí, la crisis de Suez trajo
importantes consecuencias:

    •   El Reino Unido y Francia toman finalmente conciencia de que han dejado de ser grandes
        potencias. Es más, Washington y Moscú no han dudado en dejárselo claro a las dos antiguas
        potencias coloniales.
    •   Nasser se convierte en el gran vencedor. Consigue transformar una derrota militar en una
        victoria política. La nacionalización del canal se mantiene y el prestigio del líder egipcio
        aumenta de forma espectacular.
    •   La URSS consigue iniciar su influencia en el conflicto del Oriente Medio. En adelante, su apoyo
        a los países árabes contrastará con la cerrada alianza que EE.UU. mantendrá con Israel.
    •   El Tercer Mundo consigue su primera victoria. Norteamericanos y soviéticos son conscientes de
        que en adelante deben de contar con la influencia de esos jóvenes Estados.



La crisis de los misiles de Cuba (1962)

La toma del poder por Fidel Castro en 1959, tras derrocar la dictadura pro-americana de Batista, va a
desencadenar una dura reacción en Washington. Una de las primeras acciones de Kennedy en la
presidencia fue el fallido intento de invasión de Bahía de Cochinos o Playa Girón.
Una revolución que, en principio no era comunista, acabo alineándose con el bloque comunista. La
agresividad norteamericana hace que el dictador cubano pida a la URSS el despliegue de misiles
nucleares en su territorio.

Cuando los aviones espías norteamericanos detectaron las rampas de misiles, Kennedy reaccionó
decretando el bloqueo de la isla y anunciando el 22 de octubre que la Armada norteamericana
impediría el paso a cualquier nave soviética que se encaminara a la isla. El mundo guardó la respiración
ante la posibilidad de un incidente que llevara a la fatal escalada nuclear.

Finalmente, tras negociaciones y encuentros en los que participó activamente el ministro de asuntos
exteriores Gromiko, el 29 de octubre Kruschev cedió y dio orden de dar media vuelta a sus barcos. La
URSS acordó retirar los misiles de Cuba a cambio del compromiso norteamericano de no invadir la isla
y de la retirada de misiles similares que EE.UU. tenía desplegados en Turquía.

Tras estar "al borde del abismo", Kennedy y Kruschev deciden iniciar una nueva política de distensión
de forma más sistemática y duradera. Se abría así un nuevo período en la larga historia de la guerra
fría.


La distensión entre las superpotencias

¿Cuáles fueron las razones que llevaron a EE.UU. y la URSS a adentrarse en un período de relativa
distensión en sus relaciones? Esencialmente podemos señalar tres motivos:

    •   La crisis de los misiles en Cuba en 1962 hizo tomar conciencia a las superpotencias del peligro
        mortal de la posesión y multiplicación de su arsenal nuclear.
    •   Las dos superpotencias consideraron por diferentes motivos que una relajación de las
        tensiones favorecía a sus objetivos a largo plazo. Podemos hablar en ese sentido de la
        distensión como un medio para obtener los fines a largo plazo de cada superpotencia.
    •   Ambas potencias atravesaron un período de contestación en sus respectivos bloques. La URSS,
        debilitada por el conflicto chino-soviético, tuvo que hacer frente entre otros conflictos a la
        Primavera de Praga en Checoslovaquia. EE.UU. vio como la Unión Europea se consolidaba
        como una potencia económica y como en el seno de la OTAN surgió la disidencia concretada en
        la Francia de De Gaulle.

El teléfono rojo

Uno de los elementos más célebres de la nueva situación fue el establecimiento de lo que se vino a
denominar el "teléfono rojo" entre la Casa Blanca y el Kremlin en septiembre de 1963. Era una
consecuencia de la crisis de los misiles en Cuba y de la necesidad de establecer una comunicación
directa entre Washington y Moscú que pudiera frenar una crisis antes de que se produjera una
escalada en la tensión.

La paridad nuclear

Esta nueva relación no supuso en absoluto el fin de la carrera armamentística. EE.UU. había quedado
conmocionado a fines de los cincuenta por el liderazgo soviético en la "carrera del espacio": el
lanzamiento del Sputnik fue un verdadero aldabonazo en la conciencia de seguridad norteamericana.
Nada más llegar al poder, Kennedy lanzó el programa "Apollo" para recuperar el retraso acumulado en
el terreno de los ingenios balísticos ("Missile gap"). Los norteamericanos pronto sobrepasaron a la
URSS en ese terreno, en 1963 había 500 misiles intercontinentales norteamericanos por 100 soviéticos,
y consiguieron poner al primer hombre en la luna en 1969. Sin embargo, la guerra de Vietnam hizo que
los EE.UU. consagraran su gasto militar en otra dirección lo que permitió que la URSS recuperara el
terreno perdido. En 1971 se había establecido la paridad nuclear.

Los acuerdos de control armamentístico

Los sucesores de Kennedy y Kruschev continuarán la política de distensión. Tras el asesinato de
Kennedy en 1963, el demócrata Lyndon B. Johnson y el republicano Richard Nixon, elegido en 1968.
dirigirán la política norteamericana; en la URSS, tras la destitución de Kruschev en 1964, motivada
parcialmente por sus fracasos en política exterior, Leonid Breznev dirigirá la potencia soviética.

En 1968, EE.UU., la URSS y el Reino Unido firmaron el Tratado de no proliferación de armas atómicas,
tratado al que no se unieron las otras dos potencias nucleares: China y Francia.

Lo que aún fue más importante, en 1969 se iniciaron negociaciones sobre limitación de armas
stratégicas (SALT - Strategic Arms Limitation Talks), que finalmente llevaron a la firma en Moscú del
Acuerdo SALT I. Este tratado ponía límite a la construcción de armamentos estratégicos, y fijaba un
número para los misiles intercontinentales (ICBM) y los lanzadores de misiles instalados en submarinos
(SLBM) que poseían la URSS y los EEUU. También prácticamente prohibía el establecimiento de
sistemas de defensa antimisiles. Era el mayor ejemplo, llevado al absurdo, del "equilibrio del terror": la
única forma de mantener la paz era que ninguna de las superpotencias se sintiera segura. La "mutua
destrucción asegurada" era la única forma de impedir el conflicto.

El desarrollo del comercio entre los bloques

Este desarrollo comercial partió de la situación de debilidad soviética. La URSS necesitaba importar
tecnología occidental y, a la vez, necesitaba comprar cereales norteamericanos para garantizar la
alimentación de su población. La crisis de la agricultura soviética era de tal calibre que ¡necesitaba del
grano de su enemigo para que su población no pasara hambre! Por supuesto, estas exportaciones
cayeron como del cielo a unos agricultores norteamericanos que tenían creciente dificultades para
vender sus productos en el mercado mundial.




Un mundo multipolar

Los nuevos polos en el Oeste

La situación de hegemonía abrumadora norteamericana surgida de la segunda guerra mundial,
comenzó a ser modificada por el surgimiento en el bloque occidental de dos nuevos polos de poder
económico:

    •   Japón de derrotado en la guerra pasó a convertirse en la segunda potencia económica
        mundial. Los productos Made in Japan pronto comenzaron a inundar los mercados
        norteamericano y europeo.
•   La Comunidad Económica Europea, nacida por el Tratado de Roma en 1957, fue un gran éxito
        económico de tal nivel que el Reino Unido, que se había negado a adherirse en su nacimiento,
        solicitó su ingreso en 1961.

Esta diversificación del poder económico no se concretó, sin embargo, en un desafío político. Este,
aunque muy matizado por la desproporción de fuerzas, vendrá de la Francia de De Gaulle. El general
francés tras volver al poder en el marco de la crisis provocada por la guerra de Argelia se lanzó a una
política nacionalista y de grandeza nacional, Francia accedió a la bomba atómica en 1960, frente al
aliado norteamericano.

    •   Se negó a admitir la entrada del Reino Unido en la C.E.E. por dos veces, en 1963 y 1967. Para el
        general francés, el Reino Unido, con su "special relationship" con Washington, significaba un
        verdadero "caballo de Troya" norteamericano que hubiera desnaturalizado un proyecto
        europeo independiente.
    •   A la vez, De Gaulle se negó a ceder ni un ápice de soberanía nacional en favor del proyecto
        europeo lo que provocó una seria crisis, la denominada "crisis de la silla vacía" en 1965-66 en la
        C.E.E.
    •   Finalmente, en marzo de 1966 Francia se retiró del mando integrado de la OTAN y De Gaulle
        pronunció un discurso en Phnom Penh en agosto de ese año condenando la intervención
        norteamericana en Indochina.

La República Federal de Alemania también inició una cierta autonomía diplomática, aunque en este
caso su fidelidad a la alianza norteamericana y a la OTAN nunca se puso en cuestión. Willy Brandt, líder
de la socialdemocracia alemana, accedió a la cancillería de Bonn en 1969 e inició una política de
apertura hacia el este, conocida como la Ostpolitik. La nueva actitud de la RFA de aceptación de las
fronteras surgidas de la segunda guerra mundial llevó a la firma de tratados con la URSS, Polonia y
Checoslovaquia.

En ese contexto de acercamiento, el 1971 el estatuto de Berlín fue acordado por las cuatro potencias
ocupantes y las dos Alemanias, la RFA y la RDA, se reconocieron mutuamente en 1972, ingresando al
año siguiente en la ONU.

Las fuerzas centrífugas en el Este

La ruptura chino-soviética se consolidó y agudizó trascendiendo del ámbito ideológico y llegando al
territorial. En 1969 tuvieron lugar violentos combates en el río Ussuri en la frontera común entre
ambos países. Esta ruptura se verá acompañada por el acercamiento chino-norteamericano que
culminará con la visita de Nixon a Pekín en febrero de 1972.

En Europa oriental asistimos a diversos movimientos que tratan de huir de la ortodoxia impuesta por
Moscú:

    •   Janos Kadar, dirigente húngaro impuesto tras la invasión soviética de 1956, si bien se mantiene
        fiel en el terreno diplomático a la URSS y al Pacto de Varsovia, ensaya en el terreno económico
        reformas liberales que alejaron a su país del modelo ortodoxo soviético y permitieron un
        relativo bienestar de la población.
    •   El papel de país agrícola reservado a Rumanía en el COMECON precipitó la disidencia de este
        país frente a las directrices del Kremlin. El dictador rumano Nicolae Ceaucescu emprendió una
política de independencia respecto a Moscú que culminó con su negativa a participar en la
        invasión de Checoslovaquia en 1968.
    •   En 1970, las protestas obreras precipitaron la dimisión de Gomulka, quien fue sustituido por
        Gierek.

No obstante, el gran desafío a la dominación soviética vino desde Checoslovaquia. El líder comunista
Alexander Dubcek emprendió un amplio programa de reformas que liberalizaran el régimen e
instauraran lo que el denominó el "socialismo de rostro humano". Se inició así en 1968 un corto
período de libertades e ilusión conocido como la Primavera de Praga. La reacción soviética no se hizo
esperar: el 21 de agosto tropas del Pacto de Varsovia, con la ausencia de Rumanía, invadieron
Checoslovaquia y pusieron fin al experimento normalizador. El líder soviético proclamó la Doctrina
Breznev que consagraba el dominio soviético sobre las "democracias populares".

Las relaciones Norte-Sur

Junto a las relaciones Este-Oeste que caracterizaron la guerra fría, en los años sesenta surge
claramente la conciencia de la existencia de unas relaciones Norte-Sur: relaciones entre el Norte
desarrollado y el Sur o Tercer Mundo.

El Sur había iniciado su afirmación política en la Conferencia de Bandung y con el movimiento de los
países no alineados. Pronto estas relaciones contradictorias tuvieron su reflejo en el terreno
económico.

En 1960 nacía la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) que buscará imponer un
alza de los precios del "oro negro". En 1964 se reunió en Ginebra la Conferencia de las Naciones
Unidas sobre el Comercio y el Desarrollo. Su falta de resultados llevó a que en 1973 en la Conferencia
de Argel, las naciones agrupadas en el movimiento de los países no alineados proclamaran que los
países pobres, más que confiar en la ayuda de los países desarrollados, debían de tratar de aumentar
su propia capacidad para organizarse y conseguir imponer unas nuevas reglas del juego económico a
nivel mundial.


Conflictos en la era de la distensión

La distensión no puso fin a la competición entre los dos bloques enfrentados. Esta competencia se
concretó en dos grandes conflictos armados que han marcado la segunda mitad del siglo XX: el
conflicto del Próximo Oriente, que aún en los inicios del siglo XXI sigue siendo uno de los mayores
focos de tensión en el mundo, y el conflicto de en la península de Indochina que tuvo su mayor
exponente en la guerra de Vietnam, la gran derrota americana durante la guerra fría.

Las guerras árabe-israelíes

Las guerras que enfrentaron a árabes e israelíes en 1967 y 1973 ilustran bien las reglas de la distensión:
los dos grandes se enfrentan mediante pequeños estados interpuestos pero controlan perfectamente
su competencia sin poner en riesgo la paz general entre las superpotencias.

Tras la crisis de Suez en 1956, el Egipto de Nasser y con él los países árabes refuerza sus lazos con la
URSS, mientras que Israel se convierte en el aliado estratégico de EE.UU. en la región.
Envalentonado por el éxito diplomático de 1956 y el apoyo militar soviético, Nasser multiplica sus
acciones amenazadoras contra Israel, entre ellas destaca el bloqueo del golfo de Akba para todo navío
que se dirigiera al puerto israelí de Eilath.

La respuesta militar israelí fue fulgurante. el 5 de junio de 1967 desencadena la Guerra de los Seis Días.
En ese corto tiempo, los israelíes ocupan los Altos del Golán en Siria, la península del Sinaí en Egipto, la
banda de Gaza, Cisjordania y la ciudad vieja de Jerusalén. La aplastante derrota árabe trajo consigo
importantes cambios en la escena internacional y estratégica:

    •   Israel pasa de país asediado a potencia ocupante. Se niega a devolver los territorios ocupados
        y, mediante una dura política de represión, trata de expulsar al mayor número posible de
        palestinos hacia los países vecinos. Proclama unilateralmente la reunificación de Jerusalén,
        anexionándose el Jerusalén árabe.
    •   Paradójicamente, los palestinos ganan en autonomía política frente a los estados árabes de la
        región. La OLP, creada en 1964, se convierte bajo la dirección de Yasser Arafat en la
        organización representante del pueblo palestino bajo la ocupación israelí o hacinado en los
        campos de refugiados de los países vecinos. Fracasado el sueño de Nasser de victoria militar
        convencional sobre Israel y de unidad de la nación árabe, Arafat trata de animar a sus
        compatriotas a la lucha armada contra Israel.

La diáspora palestina y el enfrentamiento de esta con Israel van a desequilibrar a los países vecinos:

    •   Desde Jordania, la guerrilla de Al Fatah ("La Conquista"), organización dirigida por Arafat y
        mayoritaria en la OLP, emprendió ataques contra Israel. Las represalias hebreas y el creciente
        poderío de las organizaciones palestinas llegaron a poner en cuestión el equilibrio interno del
        reino jordano. El rey Hussein de Jordania no va a dudar en enfrentarse a los palestinos y en
        septiembre de 1970 expulsa brutalmente a gran parte de los refugiados y a las guerrillas de la
        OLP que huyen hacia el Líbano. Es lo que los palestinos denominan el "Septiembre Negro".
    •   Desde sus bases en el Líbano Arafat y la OLP continúan sus ataques contra Israel y consiguen
        ser reconocidos como "únicos representantes del pueblo palestinos", primero en 1973 por el
        movimiento de los países no alineados en su Conferencia de Argel y al año siguiente por la
        ONU a cuya Asamblea General se dirige Arafat en 1974. Sin embargo, la llegada masiva de
        palestinos rompió los delicados equilibrios de una sociedad tan compleja como la libanesa y en
        1975 se inició una brutal guerra civil.

Anuar el-Sadat, el nuevo líder egipcio que había sucedido a Nasser en 1970, ante la negativa israelí a
cualquier concesión en lo referente a los territorios ocupados, comenzó a preparar junto a Siria una
nueva guerra que permitiera a ambos países árabes recuperar lo perdido en la Guerra de los Seis Días.
Así el 6 de octubre de 1973, tropas egipcias y sirias atacaron por sorpresa a Israel. Se iniciaba la Guerra
del Yom Kippur o del Ramadán, según se utilice la festividad religiosa judía o el mes santo musulmán en
el que comenzó el conflicto.

El factor sorpresa permitió importantes avances árabes: los egipcios cruzaron el Canal de Suez y los
Altos del Golán volvieron a manos sirios. Sin embargo, diez días más tarde los israelíes contraatacaron
recuperando el terreno perdido. Las dos superpotencias que habían armado masivamente a sus
respectivos aliados, buscaron una solución al conflicto que no engendrara mayor inestabilidad en la
zona. Kissinger viajó a Moscú donde se acordó las bases de una resolución de la ONU pidiendo el alto el
fuego a los contendientes. El 25 de octubre de 1973 cesaron las hostilidades.
La Guerra árabe-israelí de 1973 tuvo enormes consecuencias. No solo abrió una nueva fase en el
conflicto del Oriente Medio que vendrá a concretarse en 1979 con la firma de los Acuerdos de Camp
David, sino que tuvo una enorme repercusión en la economía mundial: la crisis del petróleo que
marcará el fin de una larga etapa de expansión del sistema capitalista en los países desarrollados.

La guerra de Vietnam

La guerra de Indochina concluyó con los Acuerdos de Ginebra de 1954 que preveían que, tras la
retirada francesa, el Vietnam del Norte comunista dirigido por Ho Chi Minh y Vietnam del Sur, bajo una
dictadura pro-occidental dirigida por Dinh Diem, debían reunificarse mediante elecciones libres. La
negativa del régimen del sur, apoyada por EE.UU., se apoyó en la certeza de la victoria comunista.

En 1956 se creó en el sur el Frente Nacional de Liberación (el Vietcong), organización guerrillera que
con el apoyo de Vietnam del Norte inició las hostilidades contra el gobierno de Saigón.

El presidente Kennedy decidé la intervención militar norteamericana en favor de Vietnam del Sur:
entre 1961 y 1963, 17.000 "consejeros militares" son enviados a Indochina. En 1964, su sucesor
Johnson se lanza a la intervención abierta: un cuerpo expedicionario que en 1967 alcanzó la cifra de
500.000 soldados practica una guerra en la que no se duda en utilizar armas químicas ("agente
naranja") y en la que se lleva a cabo brutales y masivos bombardeos sobre Vietnam del Norte y las
posiciones del Vietcong.

La gran superpotencia, sin embargo, no pudo derrotar a un contrincante armado por la URSS. Las
grandes protestas de la juventud norteamericana y los éxitos militares del Vietcong (ofensiva del Tet
en 1968) hicieron que en 1969 el nuevo presidente norteamericano, Richard Nixon, decidiera reducir
rápidamente la implicación norteamericana en el conflicto. A la vez que los efectivos estadounidenses
se reducían drásticamente, de 500.000 pasaron a 50.000, se organizaba un gran ejército survietnamita
que con más de 1.800.000 hombres no dudó en extender el conflicto a Camboya y Laos.

Todos los esfuerzos norteamericanos fueron baldíos. La gran ofensiva norvietnamita de 1972 y el
fracaso de los bombardeos en respuesta llevó a la firma de la paz en París, el 23 de enero de 1973. Los
EE.UU. se retiraron de Vietnam. La retirada de sus tropas trajo el inmediato derrumbamiento del
régimen de Vietnam del Sur . La ofensiva final comunista llegó en la primavera de 1975. El 17 de abril,
Phnom Penh caía en manos de los Khmers Rojos y el 30 los norvietnamitas y el Vietcong tomaban
Saigón y Vietnam se reunificaba bajo un sistema comunista. La guerra había terminado.

Se había producido la primera derrota militar de la historia de EE.UU. En adelante, Washington,
siguiendo la posición marcada por Henry Kissinger, principal figura de la diplomacia estadounidense
durante la presidencia de Nixon, huirán de la implicación directa con tropas en los diversos conflictos
armados que siguieron surgiendo por doquier.

Aprovechando las disensiones internas del bloque comunista, la administración de Nixon reforzó su
posición mediante un acercamiento espectacular a la China de Mao. Con la aquiescencia americana la
China Popular ingresa en la ONU como miembro del Consejo de Seguridad, y tras una larga labor
negociadora de Kissinger, el presidente Nixon visitó China en febrero de 1972.

América Latina: el caso chileno
Durante muchos años las relaciones entre los países de América Latina y EE.UU. han estado marcadas
por la preocupación común de Washington y las oligarquías de cada país de oponerse a cualquier
amenaza revolucionaria.

En el contexto de la guerra fria, las administraciones norteamericanas no han dudado en apoyar
dictaduras militares conservadoras y fuertemente represivas. Para los políticos de Washington, los
movimientos reformistas o revolucionarios en el continente americano no sólo eran una respuesta a
las fuertes desigualdades sociales sino que también eran acciones desestabilizadoras orquestadas
desde Moscú o La Habana con el objetivo de establecer regímenes aliados al bloque soviético. La
amplitud de los intereses económicos norteamericanos en la región y su proximidad geográfica
reforzaban esta actitud.

El mejor ejemplo de este fenómeno lo constituye Chile. En 1970 ganó las elecciones la Unidad Popular,
una coalición de izquierdas dirigida por el socialista Salvador Allende. Con un programa no muy radical,
Allende se encontrará desde un principio atrapado entre sus aliados más revolucionarios (el
izquierdista MIR, la facción más radical del Partido Socialista) y la reacción de unas clases medias y altas
inquietas ante la posibilidad de una evolución "a la cubana".

El Departamento de Estado norteamericano mediante la intercesión de la CIA no dudó en apoyar la
subversión antidemocrática: desde subvencionar la huelga de camioneros contra el gobierno en 1972
hasta, finalmente, apoyar el golpe de estado que finalmente protagonizará Augusto Pinochet el 11 de
septiembre de 1973.

La represión posterior fue brutal. El senador norteamericano Edward Kennedy, utilizando datos
confidenciales del Departamento de Estado, calculó entre 20.000 y 30.000 muertos la factura de la
represión militar.

Chile no fue un caso aislado. Las dictaduras militares apoyadas por EE.UU. serán la norma en los
setenta. Otro caso especialmente feroz fue el de la Junta militar establecida en Argentina en 1976
dirigida por el general Videla.



El fin de la distensión

No hay acuerdo entre los historiadores en señalar un único factor como el detonante que provocó el
fin de la época de distensión y el inicio de un nuevo período de recrudecimiento de la guerra fría.

Aunque el año 1975 es a menudo señalado como el inicio de este nuevo período de tensión,
paradójicamente ese año tuvo lugar uno de los símbolos de la distensión la Conferencia de Seguridad y
Cooperación en Europa celebrada en Helsinki. El Acta de Helsinki significó el reconocimiento de
fronteras, el estrechamiento de la cooperación económica y vagos compromisos de respeto de los
derechos humanos.

Sin embargo, la desconfianza creada tras la Guerra del Yom Kippur en 1973, la crisis económica
internacional de ese mismo año, el escándalo Watergate en 1974 o la derrota norteamericana en
Vietnam en 1975 crearon una dinámica favorable a una nueva expansión soviética que
inmediatamente agudizó la tensión internacional.
Los avances soviéticos

El último período en la dirección soviética de un anciano Leonid Breznev va a ser testigo de una
engañosa expansión soviética.

En el Extremo Oriente, las victorias de los comunistas vietnamitas en 1975, unificando Vietnam bajo un
gobierno comunista, y en 1978, conquistando la Kampuchea (Camboya) de los Khmers rojos hicieron
que la URSS y su aliado Vietnam fueran los únicos beneficiarios de la nueva situación en Indochina. Por
un lado, los EE.UU. perdieron todas su influencia en la región, mientras que, por otro lado, el gobierno
chino perdía el gobierno aliado de Pol Pot en Camboya.

En América Central, la revolución sandinista derrocaba al dictador pro-norteamericano Somoza en
1979. Se establecía así en Nicaragua, en una región que EE.UU. siempre había considerado de su
completa influencia, un régimen revolucionario que contaba con el apoyo de Moscú y La Habana.

En África fue donde tuvo lugar una más rápida expansión soviética. En 1974, en Etiopía, uno de los
países más pobres del mundo, se produce una revolución que derroca la monarquía y que llevará a su
líder Mengitsu a instalar en 1977 un régimen que se proclama marxista y aliado de la URSS. Tras la
"revolución de los claveles" en Portugal, en 1975 sus antiguas colonias africanas acceden a la
independencia. En el marco de guerras civiles se instauran en Angola y Mozambique, regímenes
revolucionarios y favorables a los soviéticos. En la guerra angoleña, la Cuba de Fidel Castro envía tropas
que lucharán contra las incursiones del ejército sudafricano que apoyaba al contendiente
anticomunista.

El momento clave: la invasión soviética de Afganistán en 1979

Este pobre país, que durante el siglo XIX había sido terreno de disputa del imperialismo ruso y el inglés,
volvió en los años setenta a convertirse en un territorio clave en las relaciones internacionales.

A partir del derrocamiento del rey Zaher Shah en 1973 se abrió un período de inestabilidad en el que
finalmente se disputaron el poder diversas facciones comunistas enfrentadas a su vez con guerrillas
islámicas. Moscú decide intervenir para imponer un gobierno que garantizase el orden y mantuviera al
país en la esfera de influencia soviética: el 24 de diciembre de 1979 las tropas soviéticas invaden el
país, se iniciaba la guerra de Afganistán.

La reacción occidental fue inmediata. Considerando que la anexión de Afganistán llevaba la influencia
soviética más allá del territorio tradicional del Pacto de Varsovia, EE.UU. y sus aliados organizan
inmediatamente la contraofensiva. La ONU y los Países No Alineados condenaron la invasión y la Casa
Blanca, junto a otra serie de medidas destinadas a frenar el expansionismo del Kremlin, decidió ayudar
a la guerrilla islámica que se enfrentaba a las tropas soviéticas.

La invasión soviética de Afganistán y la consiguiente reacción occidental desencadenó un nuevo
período de tensión internacional tras la época de la distensión: una nueva guerra fría.


La respuesta americana al desafío soviético

Jimmy Carter (1976-1980)
Jimmy Carter (1976-1980) llevó a la Casa Blanca una nueva política internacional muy influida por
cuestiones morales y humanitarias. Ese impulso recordaba al presidente Wilson, también miembro del
partido demócrata. El elemento central de la nueva política exterior norteamericana debía ser la
defensa de los derechos humanos. La cínica política mantenida en América Latina por tantos años en
los que Washington no había dudado en apoyar a brutales dictaduras subyacía bajo esta nueva
preocupación.

En un principio, Carter obtuvo importantes éxitos. Tras arduas negociaciones consiguió que el Senado
aprobara en 1977 el acuerdo para retornar a Panamá, en el año 2000, la soberanía del Canal, lo que
significó un gran cambio en la tradicional política norteamericana hacia América Latina. El año
siguiente, 1978, contempló su mayor éxito diplomático: la firma de los Acuerdos de Camp David por
parte de Menajem Begin, primer ministro de Israel, y Anuar el Sadat, presidente de Egipto. Sus éxitos
culminaba en 1979 con el establecimiento de relaciones diplomáticas entre EE.UU. y la República
Popular de China y la firma en junio de 1979 en una cumbre con Breznev en Viena de los Acuerdos
SALT II. Estos acuerdos de desarme fueron, sin embargo, severamente criticados por la opinión más
conservadora norteamericana que consideraba que permitían a la URSS situarse en una posición de
ventaja. Entre estos críticos destacaba un político de la derecha republicana, Ronald Reagan.

Todos los éxitos de la política internacional de Carter se vieron eclipsados por el triunfo de la
revolución islámica en Irán en enero de 1979. El acceso de Jomeini y los clérigos chiítas al poder en
Teherán marcaba la aparición de un fenómeno, el del islamismo, que en aquel momento nadie, ni la
propia administración americana ni el Kremlin, fue capaz de valorar en su verdadera importancia. La
humillación que sufrió el "Gran Satán", en palabras de Jomeini , con el asalto a la embajada
norteamericana y el mantenimiento durante 444 días de los rehenes capturados supuso un durísimo
golpe para el prestigio de Carter y, en gran medida, le costó su fracaso en las elecciones de 1980.

No obstante, en aquel momento la invasión soviética de Afganistán fue el acontecimiento clave que
precipitó un nueva fase en la política internacional y en la guerra fría.

La reacción de Carter fue inmediata. Congeló el debate en el Senado de los Acuerdos SALT II, anunció
una drástica reducción de venta de grano y de productos de alta tecnología a la URSS, y, viendo en la
invasión de Afganistán una amenaza en una región tan sensible como la del Golfo Pérsico anunció lo
que se vino a denominar la Doctrina Carter: el compromiso norteamericano de usar la fuerza si fuera
necesario para acceder a los recursos petrolíferos del Golfo Pérsico. El boicoteo de los Juegos
Olímpicos de Moscú de 1980, al que la URSS y sus aliados contestarían no acudiendo a los Juegos de
Los Angeles en 1984 fue el triste resultado en el terreno deportivo de esta agudización de las tensiones
entre los bloques.

Cuando Carter abandonó la Casa Blanca, derrotado por el republicano Ronald Reagan, las relaciones
soviético-norteamericanas se hallaban en una situación de deterioro, desconocida desde hacía muchos
años.

Ronald Reagan (1980-1988)

La postura del nuevo presidente Reagan (1980-1988) quedó definida en su célebre discurso
pronunciado el 8 de junio de 1982 en la Cámara de los Comunes británica durante una visita a una
Gran Bretaña dirigida por una política muy próxima a sus puntos de vista: Margaret Thatcher. En ese
discurso el presidente norteamericano calificó a la URSS lisa y llanamente de "Imperio del Mal".
Ronald Reagan representó la nueva voluntad americana de combatir a la URSS hasta doblegarla y ganar
así la guerra fría. Inspirado en una ideología neoliberal fuertemente marcada, este antiguo enemigo de
la distensión, va a tratar de devolver a EE.UU. la confianza en su poder, confianza bastante mermada
desde Vietnam.

Sin reparar en el enorme déficit con el que tuvo que cargar la administración norteamericana, Reagan
se lanzó al mayor rearme de la historia de su país desde la segunda guerra mundial. Este programa de
rearme tuvo dos elementos clave: el mantenimiento de la "doble decisión" adoptada en 1979 por la
OTAN desplegando los denominados "euromisiles" en Europa occidental a partir de 1983, y su
propuesta, también en 1983, de la Iniciativa de Defensa Estratégica que de llevarse a cabo hubiera
significado el fin del "equilibrio del terror" y la posibilidad para EE.UU. de ganar una guerra nuclear.

Junto a la política de rearme, la nueva administración lanzó lo que se vino en denominar Doctrina
Reagan: los EE.UU. en adelante usarían todo tipo de medios, incluyendo la fuerza militar si fuera
necesario, para socavar cualquier régimen pro-comunista en el Tercer Mundo.

Esta doctrina se aplicó principalmente en tres países:

La invasión de Granada, pequeña isla caribeña, donde existía un régimen izquierdista al que
Washington acusó de ceder su territorio para ser utilizado por cubanos y soviéticos.

La ayuda a la guerrilla islámica que luchaba contra los soviéticos en Afganistán. Aquí los EE.UU.
aplicaron una política que años después se volvería en su contra de forma espectacular. La ayuda
militar masiva a la guerrilla islámica fortaleció las posturas más extremas del islamismo que
posteriormente constituirán el mayor problema al que se enfrente EE.UU. y el mundo occidental. Un
simple dato: Osama bin Laden luchó en la guerra de Afganistán en una guerrilla islámica armada y
apoyada por Washington.

Tras derrocar en 1979 la corrupta dictadura de Somoza, los sandinistas buscaron el apoyo cubano y
soviético, y no apoyaron a la guerrilla izquierdista en El Salvador. La respuesta de Reagan dio lugar a
uno de los episodios más oscuros de la política norteamericana en la guerra fría. La administración
norteamericana armó a un ejército guerrillero, conocido como los Contras, formado en su mayor parte
por antiguos soldados de la dictadura somozista que no dudó en utilizar todo tipo de medios para
atacar al gobierno de Managua. La abierta oposición interna a estas tácticas llevó a que el Congreso
norteamericano prohibiera el apoyo a los Contras, lo que desencadenó un importante escándalo
político en Washington: el escándalo Irán-Contra. El gobierno de Washington vendió armas
secretamente a uno de sus supuestos enemigos, Irán, y el dinero pagado se canalizó para, sin saberlo el
Congreso, financiar a los Contras. Un período que se había iniciado en Washington con el idealismo de
Carter, concluía con este máximo ejemplo de cinismo político.

La compleja política norteamericana frente a Irán nos muestra un nuevo elemento que debemos
comentar para conseguir una mejor imagen de conjunto: la aparición de conflictos que iban más allá de
la lógica de los bloques enfrentados.


Los nuevos conflictos

El final de la década de los setenta y los inicios de los ochenta forman un período clave en el que viejos
y nuevos fenómenos internacionales interactuaron de forma compleja. En un contexto caracterizado
por una crisis económica internacional aguda, la "crisis del petróleo" iniciada en 1973, y por el inicio de
la crisis final del sistema soviético, el Tercer Mundo va a ser escenario de la aparición de nuevos
conflictos que van a trascender la lógica del enfrentamiento entre bloques, del conflicto entre EE.UU. y
la URSS.

El polvorín del Oriente Medio y los movimientos islámicos

La paz entre Egipto e Israel (1979)

El presidente egipcio Anuar el Sadat rompió en 1976 la alianza que Nasser había tejido con la URSS y,
con el patrocinio norteamericano, firmó en 1978 con el líder israelí Menajem Begin los Acuerdos de
Camp David que llevaron a la firma del tratado de paz entre Egipto e Israel en 1979.

Esta paz por separado no trajo, sin embargo, la solución al conflicto. Los territorios palestinos
continuaron bajo la ocupación israelí y Egipto fue condenado y aislado en el mundo árabe. Sadat ,
considerado por muchos árabes como un traidor, murió asesinado en 1981 por un grupo integrista
musulmán.



La guerra del Líbano (1975-1990)

El mosaico de pueblos y religiones que conforma el Líbano no pudo aislarse de la conflictividad de la
región y durante más de quince años se enfrentó en una guerra civil cruenta entre las múltiples
facciones contendientes: falangistas cristianos, milicias chiítas pro-iraníes, guerilleros palestinos de la
OLP, milicias drusas...

Miles de palestinos se habían asentado en el Líbano y desde él lanzaban incursiones contra el norte de
Israel. La respuesta del gobierno de Tel Aviv fue la ocupación del sur del país en 1978, y el ataque y
bombardeo de Beirut en 1982 hasta el abandono de la ciudad de los guerrilleros de la OLP y su líder
Yasser Arafat.

La revolución islámica en Irán (1979)

La aparición del islamismo, movimiento de fronteras difusas y difícil definición que también se viene en
denominar fundamentalismo o integrismo islámico, es, sin lugar a dudas, la gran novedad del paisaje
político mundial en la fase final del siglo XX.

Aunque sus primeras manifestaciones aparecen en la primera mitad del siglo, el mejor ejemplo son los
Hermanos Musulmanes en Egipto, es en el conflictivo marco del Oriente Medio donde el islamismo va
alcanzar sus primeros éxitos.

Tras cinco meses de cruentas manifestaciones el régimen pro-occidental del Sha de Irán es depuesto
por una revolución islámica. El ayatollah Jomeini, máxima autoridad del clero chiíta accede al poder
político y establece una brutal dictadura en la que impone a la población iraní los principios más
rigurosos del Islam. En el terreno internacional, el Irán islámico se enfrenta a la vez con las dos
superpotencias: EE.UU. "El Gran Satán" y la URSS comunista y atea. Humilla a Carter con el asalto a la
embajada de EE.UU. en Teherán y la retención por más de un año de una cincuentena de rehenes y no
duda en enfrentarse a Breznev deteniendo y fusilando a militantes comunistas.
La guerra Irán-Irak (1980-1988)

No es de extrañar que las potencias occidentales y Moscú miraran hacia otro lado e incluso apoyarann
con armas a Irak, cuando su dictador, Saddam Hussein, decidió atacar a su vecino Irán. La guerra Irán-
Irak (1980-1988), además de una de las más crueles del siglo XX, fue un buen ejemplo de los nuevos
conflictos que sobrepasaban el marco estricto de la guerra fría y adelantaban las nuevas líneas de
fractura que caracterizarán al mundo tras el fin del conflicto entre el bloque occidental y el soviético.

Los conflictos entre las potencias comunistas en Indochina

El abandono norteamericano de la península Indochina trajo un doble triunfo comunista en abril de
1975. Con pocos días de diferencia, las tropas de Vietnam del Norte ocupaban Saigón y establecían un
régimen comunista, aliado de la la URSS, en todo el país; y las tropas de la guerrilla pro-china de los
Khmers rojos, dirigida por Pol Pot , entraban en la capital de Camboya, Phnom Penh, y establecían una
brutal dictadura.

Los conflictos entre estos dos países comunistas se multiplicaron en adelante. El conflicto chino-
soviético se vino a concretar en la península indochina. Finalmente, las tropas vietnamitas con apoyo
soviético conquistaron en 1978 la Kampuchea (Camboya) de los Khmers rojos. Posteriores
enfrentamientos fronterizos entre China y Vietnam fueron la última fase de esta pugna entre las dos
grandes potencias comunistas por la hegemonía en la península indochina.

El repliegue soviético

Por unos años el panorama internacional había mostrado de forma engañosa un avance de las
posiciones soviéticas en el gran tablero de la guerra fría. Estos éxitos fueron efímeros y muy pronto el
Kremlin comprendió que le era absolutamente necesario iniciar reformas que sólo podían triunfar en
un marco internacional menos crispado. ¿Cuáles fueron los factores que llevaron al ascenso de Mijaíl
Gorbachov a la secretaría general del PCUS y al inicio del fin de la guerra fría?

Factores externos

La dureza de las posiciones de Reagan fueron sin lugar a dudas un elemento clave que llevó a la
dirección soviética a reconsiderar la escalada ene el enfrentamiento con EE.UU. Por muy discutible que
fuera su aplicación inmediata, la Iniciativa de Defensa Estratégica puso en el tapete la superioridad
tecnológica y económica de EE.UU. y la debilidad soviética en esos dos terrenos clave de la pugna entre
potencias.

La dirección soviética se enfrentó también a la decidida resolución del bloque occidental de hacer
frente a su desafío en Europa. Pese a las grandes protestas que tuvieron lugar en muchas capitales de
Europa occidental, los "euromisiles" fueron desplegados en 1983.

Factores internos

El desafío al Kremlin no solo vino de su gran adversario. En el seno del bloque soviético se inició en
1980 la primera de las grandes protestas que culminarán en 1989 con el derrumbe de las democracias
populares. En Polonia, el sindicato Solidaridad dirigido por Lech Walesa organizó una oleada de
protestas que culminó con los Acuerdos de Gdansk, por los que, por primera vez en la historia de los
países comunistas, el gobierno de Varsovia reconocía un sindicalismo independiente y libertad de
expresión. Esta experiencia democratizador duró poco y, para evitar una intervención soviética, el
general Jaruzelski declaró el estado de guerra y acabó con las reformas en 1982. Sin embargo, era
evidente las crecientes dificultades de Moscú para controlar a sus estados satélite.

La situación era aún más complicada en la propia URSS. La economía tenía graves problemas
estructurales. No sólo dependía de las importaciones de grano norteamericano para alimentar a su
población, sino que se hallaba muy rezagada en diversos aspectos tecnológicos clave con respecto a la
economía occidental. El estancamiento económico y el progresivo deterioro del nivel de vida de la
población soviética hacían evidente la imposibilidad de aceptar el desafío militar norteamericano y
extendían el desaliento y la desmoralización entre la población.

A esta crisis social y económica se le vino a unir una grave crisis política. En un sistema en el que poder
desde tiempos de Stalin se había concentrado en el Politburó del Comité Central del PCUS y,
especialmente, en la figura del Secretario General del partido, la muerte de Breznev a los 76 años en
1982 puso en evidencia el anquilosamiento del sistema político soviético. El poder se hallaba en manos
de una verdadera gerontocracia: a Breznev le sucedió Yuri Andropov, de 68 años, que murió dos años
después en 1984. A Andropov le vino a sustituir Chernenko, un anciano que murió un año después en
1985.

Hasta el fin de la guerra de Vietnam en 1975, la imagen de EE.UU. había sido muy negativa y la URSS
llevaba la delantera en lo que podemos denominar "la batalla de la imagen" entre las dos potencias. A
partir de esa fecha la situación cambió. Los factores fueron múltiples: la publicación en 1974 de
"Archipiélago Gulag" de Alexander Soljenitisin en el que el escritor ruso ponía al desnudo el horror del
sistema de campos de concentración soviéticos, la invasión de Afganistán en 1979 o el lamentable
espectáculo de la gerontocracia soviética con las sucesivas muertes y sustituciones de Breznev,
Andropov y Chernenko llevaron a la URSS a una situación en la que la necesidad de cambio era
evidente.

El 11 de marzo de 1985, Mijaíl Gorbachov, de "sólo" 54 años, era elegido Secretario General del PCUS.
Nadie podía esperar la magnitud del proceso de cambios que desencadenó.


El "nuevo pensamiento político" de Gorbachov

Mijaíl Gorbachov fue nombrado Secretario General del PCUS el 11 de marzo de 1985. La situación a la
que se enfrentaba el nuevo líder del Kremlin era en general lamentable: tras largos años de
estancamiento, la economía se hallaba al borde de la bancarrota y la sociedad soviética se encontraba
inmersa en una verdadera crisis moral caracterizada por la falta de compromiso ideológico y el
escepticismo general. Era imposible que la URSS mantuviera por más tiempo la ficción de "paridad" con
los EE.UU.

El desafío de Reagan y su Iniciativa de Defensa Estratégica había hecho conscientes a los dirigentes
soviéticos de sus posibilidades reales de hacer frente a la competencia tecnológica y militar de EE.UU.
Con un gasto de defensa que, según las fuentes, oscilaba entre el 16 y el 28% de su presupuesto, la
URSS necesitaba urgentemente reducir sus gastos militar y enfocar sus inversiones a paliar sus
múltiples carencias y deficiencias de la econmia soviética. Para Gorbachov la necesidad de un
acercamiento a los EE.UU. era evidente y urgente.

La reforma en la política exterior llegó antes que la perestroika (reestructuración) o la glasnost
(transparencia) en la política interna. En julio de 1985, el sempiterno ministro de asuntos exteriores
sovoiético Andrei Gromiko fue sustituido por Eduard Shevarnadze. En octubre, el telegénico Gorbachov
iniciaba lo que algunos denominaron una "ofensiva de encanto" visitando diversas capitales
occidentales. En su primer encuentro con el presidente Reagan en Ginebra en noviembre de 1985, el
líder soviético planteó la necesidad de la distensión y de la reducción de armamentos nucleares.

La postura de Gorbachov iba más allá de un mero repliegue táctico. Consciente de la imposibilidad de
conjugar la guerra fría y la solución de los graves problemas que aquejaban a la economía y la sociedad
soviética, el líder soviético, mediante su principal consejero en política internacional, Dobrinin,
proclamó en el XXVII Congreso del PCUS en 1986 lo que denominó un "nuevo pensamiento político"
(Novy Myshlenie): el nuevo mundo se caracterizaba por la "interdependencia global", en adelante,
había que olvidarse de la lógica de la guerra fría y buscar la cooperación y el consenso en la dirección
de las relaciones internacionales. Se trataba de buscar "una acción recíproca, constructiva y creador al
mismo tiempo (...) para impedir la catástrofe nuclear y para que la civilización pueda sobrevivir".

La URSS se preparaba para un gran repliegue, tanto en su competencia con los EE.UU. como en los
compromisos internacionales que había ido adquiriendo a lo largo de la guerra fría.

La tendencia apuntada por Gorbachov desde el inicio de su mandato se vio acrecentada por una serie
de acontecimientos que hicieron absolutamente evidente la necesidad de reformas:

    •   La catástrofe nuclear de Chernobil en Ucrania el 26 de abril de 1986 provocó un escape
        radioactivo doscientas veces superior al de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki,
        según fuentes de la Organización Mundial de la Salud, y obligó a la evacuación de más de
        medio millón de personas. Chernobil incrementó la consciencia general de las carencias y
        limitaciones del sistema económico soviético.
    •   El fracaso y la incompetencia del en otros tiempos poderoso ejército soviético se veía
        corroborado en la guerra de Afganistán. La desmoralización que provocaba el "Vietnam
        soviético" fue acrecentada por episodios rocambolescos como el aterrizaje en la Plaza Roja de
        Moscú de un joven adolescente alemán, Mathias Rust, en mayo de 1987 sin que la defensa
        aérea soviética fuera capaz de evitarlo.
    •   Estos ejemplos de crisis y decadencia tuvieron una resonancia multiplicada en la opinión
        pública soviética por la nueva política de glasnost (transparencia) impulsada por Gorbachov.


Los acuerdos entre las grandes potencias

La nueva actitud del líder soviético encontró, sorpresivamente para muchos, una voluntad negociadora
por parte de Reagan y la administración norteamericana. Tras el primer encuentro en Ginebra en 1985
y el fracaso de la cumbre en Reikiavik en octubre de 1986, los acuerdos y las medidas de distensión se
sucedieron:

    •   En diciembre de 1987, los dos líderes firmaron el Tratado de Washington, que preveía la
        destrucción de las armas nucleares de corto y medio alcance. Era el fin de los SS-20 soviéticos y
        los euromisiles (Pershing y Crucero). Por primera vez, las dos superpotencias firmaban un
        acuerdo que no limitaba sino que eliminaba de forma verificada armas nucleares.
    •   Las negociaciones START (Strategic Arms Reduction Talks), mientras tanto, avanzaron de
        forma significativa a lo largo de 1988. Por primera vez, se planteaba de una forma seria la
        reducción de las armas nucleares estratégicas. En junio de 1988, Gorbachov y Reagan
        mantuvieron un encuentro en la cumbre en Moscú en el que prosiguieron las conversaciones.
        Fruto de esas negociaciones fue la firma del Tratado START en julio de 1991 por parte de un
Gorbachov al que le quedaban pocos meses en el Kremlin y un George Bush que había
       sustituido en la presidencia a Reagan. Esta cumbre fue denominado por muchos observadores
       como la primera cumbre de la "posguerra fría".
   •   Gorbachov no sólo planteó el desarme nuclear sino que, empeñado en acelerar el proceso de
       distensión, anunció en diciembre de 1988 ante las Naciones Unidas una reducción unilateral de
       500.000 hombres en las fuerzas armadas soviéticas y la retirada de tropas y carros de combate
       de la Europa Oriental. Pocos meses después, en marzo de 1989 se iniciaron en Viena
       conversaciones para la reducción de fuerzas convencionales en Europa que culminarían con
       un acuerdo firmado en Ottawa en febrero de 1990 por los ministros de asuntos exteriores de
       los países miembros de la OTAN y el Pacto de Varsovia.

El repliegue soviético en el mundo

Además de buscar la distensión con los EE.UU., la dirección soviética inició una clara política de
desvinculación de sus compromisos con sus aliados a lo largo del mundo:

   •   De forma graduada pero sin interrupciones, la URSS fue comunicando a sus aliados el fin de su
       apoyo militar y económico. Fidel Castro y los sandinistas nicaragüenses en América Latina; los
       regímenes de Angola, de donde se retiran las tropas cubanas, Mozambique y el general
       Mengistu en Etiopía; Vietnam en Asia..., todos recibieron la noticia de que la URSS iba a
       interrumpir su ayuda financiera, diplomática y militar.
   •   El 8 de febrero de 1988, la URSS se comprometía a retirar sus tropas de Afganistán, haciendo
       efectiva su retirada el 15 de febrero de 1989.

A fines de 1988, la URSS de Gorbachov se había desembarazado de la mayor parte de sus compromisos
en el Tercer Mundo. Sus consecuencias fueron inmediatas. Sin ánimo de relacionarlas
exhaustivamente: graves dificultades económicas en la Cuba de Fidel Castro, fin de la guerra civil en
Nicaragua en 1988 y derrota sandinista en las elecciones en 1990, fin de la guerra entre Etiopía y
Eritrea y caída del régimen de Mengistu en 1991, derrota del bando prosoviético en Afganistán y
triunfo de las guerrillas islamistas en 1992, retirada del ejército vietnamita de Camboya en 1989 ...


Las revoluciones de 1989

El proyecto de Gorbachov implicaba la imposibilidad de mantener por la fuerza a los regímenes de las
"democracias populares" tal como se habían configurado tras las sucesivas intervenciones soviéticas.
La perestroika y la glasnost tuvieron una inmediata consecuencia en los estados satélite de la Europa
del Este. La forma en que Gorbachov puso en marcha el desmoronamiento del "imperio soviético" fue
simple: no hacer nada para defender los regímenes del Este europeo. Sin la intervención soviética,
estos gobiernos fueron barridos con extraordinaria facilidad en el corto plazo de unos meses.

Ya en septiembre de 1988, Gorbachov había clausurado el Comité de Enlace con los países socialistas
en el PCUS, un señal de que el Kremlin abandonaba la Doctrina Breznev. En diciembre de ese mismo
año anunció solemnemente en la Asamblea General de la ONU un recorte unilateral de más de medio
millón de soldados, de los que la mitad se retirarían con más de cinco mil tanques de la Europa del
Este. La actitud de Moscú era cada vez más claramente conciliadora hacia la reforma en las
"democracias populares"
Aunque el objetivo de Gorbachov era que estos países aplicaran su propia perestroika, manteniéndose
en el Pacto de Varsovia, muy pronto la realidad desbordó sus esperanzas.

Polonia

Polonia fue el país que inició el proceso revolucionario. Tras una serie de huelgas en el verano de 1988,
el gobierno comunista, dirigido por el general Jaruselzski, tuvo que sentarse a negociar con el sindicato
Solidaridad. Los acuerdos de abril de 1989 significaron el reconocimiento legal del sindicato y la
apertura de un proceso de transición democrática. El partido comunista fue duramente derrotado en
las elecciones de junio y no tuvo otro remedio que permitir la formación de un gobierno presidido por
un Mazowiecki, dirigente de Solidaridad. Se formaba así el primer gobierno no comunista en Europa
Oriental desde 1945. La rápida descomposición del régimen comunista, permitió que Lech Walesa
fuera elegido presidente del país en 1990.

Hungría

En Hungría fueron los propios reformadores comunistas, como Imre Pozsgay, los que desmontaron con
gran celeridad el sistema. Tras expulsar al viejo Janos Kadar en 1988, en la primavera de 1989 se
estableció el multipartidismo y en octubre de ese año el Partido Socialista Obrero Húngaro (nombre
oficial del partido comunista) se disolvía y se aprobaba una constitución democrática. Las elecciones
del primavera de 1990 llevaron al poder a fuerzas democráticas anticomunistas.

República Democrática de Alemania

El cambio en Hungría tuvo una enorme repercusión exterior. La decisión de las autoridades de
Budapest de abrir su frontera con Austria en septiembre de 1989 abrió una "brecha" en el telón de
acero por el que decenas de miles de habitantes de la República Democrática de Alemania huyeron
hacia la República Federal de Alemania, atravesando Checoslovaquia, Hungría y Austria. Al éxodo de la
población se le unió pronto una oleada de manifestaciones a lo largo de toda Alemania Oriental.

El líder de la RDA, Eric Honnecker, que acababa de felicitar públicamente al embajador chino por la
represión en la plaza de Tiananamen, se planteó la solución represiva. Fue en ese momento cuando la
actitud de Gorbachov disipó las últimas dudas. A fines de octubre de 1989 hubo tres declaraciones de
enorme importancia política:

    •     El 23 de octubre, ante la proclamación solemne en Budapest de Hungría como república
          soberana independiente, Eduard Shevarnadze manifestó que la URSS no debía interferir de
          ningún modo en los asuntos de la Europa oriental
    •     Ese mismo día, Gennadii Gerasimov, portavoz de Gorbachov en asuntos de política exterior,
          enunció de manera bastante frívola que la Doctrina Breznev había sido sustituida por la
          Doctrina Sinatra. El portavoz se refería a una célebre canción del cantante norteamericano y
          venía a proclamar que la URSS permitía que los países del este hicieran las cosas "a su manera"
          (to do things their way). Esto significaba que el Kremlin ratificaba los cambios en Polonia y
          Hungría, y animaba a los demás países a seguir adelante.
    •     Por si las cosas no estuviesen suficientemente claras, el día 25 Gorbachov, de viaje en
          Finlandia, condenó inequívocamente la Doctrina Breznev.
A partir de aquí los acontecimientos se precipitaron, Honnecker fue sustituido por un comunista
reformista, Egon Krenz, quién tomó la histórica decisión de abrir el Muro de Berlín el 9 de noviembre
de 1989.

El rápido derrumbamiento de la RDA abrió un proceso de negociación entre las cuatro potencias
vencedoras de la segunda guerra mundial y la RFA, dirigida por un canciller, Helmut Kohl, que era muy
consciente de la oportunidad histórica que se le abría a Alemania. Finalmente el denominado Acuerdo
4+2 (EE.UU, Reino Unido, Francia y la URSS más la RFA y la RDA) posibilitó la reunificación de Alemania
el 3 de octubre de 1990. Esta reunificación fue más bien una absorción de la antigua Alemania
comunista por la República Federal de Alemania: a cambio de un compromiso de limitación del poder
militar alemán, del no estacionamiento de tropas de la OTAN en el territorio de la antigua RDA y de
jugosas ayudas económicas, la Alemania reunificada siguió siendo miembro de la OTAN y de la
Comunidad Económica Europea.

Checoslovaquia

La caída del Muro de Berlín precipitó los acontecimientos en los demás países del este. El régimen de
Gustav Husak, guardían de la ortodoxia brezneviana desde 1968, tras un último intento represivo
contra una manifestación estudiantil el 17 de noviembre, se derrumbó con enorme facilidad. La
denominada "Revolución de Terciopelo" llevó a fines de diciembre a la presidencia de la Asamblea
legislativa al héroe de la Primavera de Praga, Alexander Dubcek, y a la jefatura del gobierno a Vaclav
Havel, uno de los disidentes más famosos en la Europa comunista.

Bulgaria

Al día siguiente de la caída del Muro de Berlín, un golpe dentro de la dirección del partido comunista,
alentado por Gorbachov, derrocó al viejo líder Todor Yivkov y llevó al poder a Petar Mladenov, un
comunista reformista que inició el camino hacia la democratización del régimen.

Rumanía

Aquí tuvo lugar la revolución más violenta de 1989. El 21 de diciembre el Conducator Nicolae
Ceaucescu se encontró con que una manifestación para glorificarle se convirtió en una áspera protesta
popular. En ese momento estalló una insurrección preparada por diversos cargos del partido
comunista, y apoyada por el ejército y el pueblo. Tras vencer la resistencia de la Securitate, la temida
policía secreta del régimen, Ceaucescu y su mujer Elena fueron apresados en su intento de huida,
juzgados sumariamente y ejecutados el 25 de diciembre.

La revolución rumana, que causó cerca de dos mil víctimas, puso fin al ciclo revolucionario de 1989 en
la Europa oriental. En la pequeña pobre y pro-china Albania hubo que esperar un año más para que la
dictadura instaurada por Enver Hoxha terminara cayendo.

La frustrada revolución en China: la matanza de Tiananmen

La muerte de Mao Zedong abrió una profunda crisis política en la China comunista que finalmente
concluyó en 1980 con el ascenso al poder de Deng Chiaoping. Con la nueva dirección China se abrió a
Occidente: Deng viajó a Washington, se firmó un acuerdo comercial chino-japonés y se llegó a un
arreglo amistoso con el Reino Unido para la vuelta de Hong Kong a la soberanía china. Paralelamente,
se emprendió una profunda reforma económica introduciendo elementos puramente capitalistas como
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Guerra Fria inicio

  • 1. La Guerra Fria El ambiente enrarecido que ya se había empezado a respirar en la Conferencia de Potsdam terminó por aflorar claramente en 1946. En enero se produjo un primer encontronazo en la ONU cuando la delegación iraní protestó por la prolongación de la ocupación soviética de sus provincias septentrionales, continuación que violaba un acuerdo firmado por los Aliados durante la guerra. La dura reacción norteamericana consiguió que la URSS se retirara a los pocos meses. En febrero, además de descubrirse una red de espías soviéticos en Canadá, Stalin pronunció un duro discurso en Moscú en el que no dudó en afirmar que el capitalismo y el comunismo eran "incompatibles" y que la URSS debía prepararse para un período de rearme. Dos semanas después, George Kennan, experto en asuntos soviéticos del Departamento de Estado norteamericano, envió un telegrama a Washington. Este telegrama de dieciséis páginas contenía un análisis demoledor: la Unión Soviética era un estado irrevocablemente hostil a Occidente que continuaría con su política expansionista. El 5 de marzo de 1946, Churchill visitó los EE.UU. y pronunció un célebre discurso en la universidad de Fulton, en el estado de Missouri. El veterano político británico consagró la expresión "telón de acero" para referirse a la frontera que separaba a la Europa dominada por el ejército soviético del resto. Como una réplica al telegrama de Kennan, el embajador soviético en Washington, Nikolai Novikov, envió también un largo telegrama a Moscú en septiembre. En él afirmaba que los EE.UU. buscaban dominar el mundo y estaban preparando una guerra para ello. Los telegramas de los enviados diplomáticos eran una buena prueba del creciente deterioro de las relaciones entre los antiguos aliados. El año 1946 supuso el fin del entendimiento entre los aliados. Aunque los partidos comunistas occidentales participaban aún en gabinetes de coalición en países como Francia y como Italia, dos cruentas guerras civiles enfrentaban a comunistas y conservadores en Grecia y China, y la tensión entre las administraciones de ocupación occidentales y soviética en Alemania era creciente. El año 1947 marca el fin definitivo de la antigua alianza. En una Europa en la que la reconstrucción no ha comenzado aún, el hambre y el descontento social son el contexto en el que crece y crece la desconfianza entre antiguos Aliados. Mientras los países occidentales desconfían del expansionismo soviético en las zonas donde el Ejército Rojo se ha asentado, los soviéticos se quejan de que los occidentales no envían a la URSS la parte correspondiente de las reparaciones que debían extraerse en sus zonas de ocupación, dificultando la recuperación de una URSS en ruinas. El año se inició con una clara violación soviética de los acuerdos de Yalta en lo referido a Polonia. Las elecciones que se celebraron en enero tuvieron lugar en un ambiente de falta de libertad y arbitrariedad que permitió el triunfo de los candidatos comunistas. La Doctrina Truman.- En febrero de 1947 una alarmante nota del gobierno británico llegó a Washington. En ella se informaba a Truman y a su nuevo Secretario de Estado, George Marshall, de que el gobierno de Londres era incapaz de continuar apoyando al gobierno conservador de Atenas en su lucha contra las guerrillas comunistas
  • 2. griegas. También comunicaba en la nota que Gran Bretaña era incapaz de seguir ayudando financieramente a Turquía. Los norteamericanos reaccionaron vivamente a esta nueva amenaza. Conscientes de que las zonas bajo dominio soviético eran "irrecuperables", optan por implicarse activamente en la defensa del sur y del oeste del continente. En un discurso pronunciado el 12 de marzo en el Congreso, Truman no sólo demandó la aprobación de una ayuda de 400 millones de dólares para Grecia y Turquía, sino que se sentó una verdadera doctrina de política exterior, la Doctrina Truman. Afirmando que EE.UU. ayudaría a cualquier gobierno que hiciera frente a la amenaza comunista, el presidente norteamericano proclama la voluntad de su país de aplicar una política de contención del comunismo ("containment"). Esta nueva voluntad estadounidense tenía su principal desafío en Europa occidental. Aquí la recuperación tras la devastación de la guerra estaba siendo muy lenta o inexistente lo que favorecía la agitación y la propaganda comunista. Francia e Italia tenían poderosos partidos comunistas que podrían ser la base de la expansión soviética al occidente del continente. El nuevo ambiente de enfrentamiento provocó la expulsión de los ministros comunistas que participaban en gobiernos de coalición en París, Roma y Bruselas en el período de marzo a mayo de 1947. La medida adoptada por los norteamericanos de defender el sur y el oeste del continente no era suficiente. Para contener al comunismo era necesario poner las condiciones económicas que impidieran su expansión. Así, el 5 de junio de 1947 en un discurso en la universidad de Harvard, el secretario de estado, George Marshall, anunció el Programa de Recuperación Europeo (European Recovery Program), conocido popularmente como el Plan Marshall. Se trataba de un masivo programa de generosa ayuda económica para Europa. Aunque el Plan servía claramente a los intereses diplomáticos y de potencia de EE.UU., lo que Churchill calificó, quizá exageradamente, como "el acto menos sórdido de la historia", supuso una extraordinaria inyección de ayuda económica que permitió la acelerada recuperación de Europa occidental. Washington ofreció la ayuda a todos los países europeos, aunque determinó que para recibirla era necesario crear mecanismos de colaboración económica entre los beneficiarios. Este hecho precipitó la negativa de Stalin a aceptar el Plan, forzando a los países que habían caído bajo su esfera de influencia a rechazar la ayuda. El Plan Marshall vino a dividir a Europa en dos: la occidental que va a iniciar un rápido crecimiento económico y la oriental, sometida a la URSS, y que va a tener grandes dificultades de desarrollo. La excepción a esta regla fue la España de Franco, a la que se negó la ayuda por el carácter fascista de su régimen político. A la vez que EE.UU. lanzaba estaba masiva operación de ayuda, la administración de Truman creó los instrumentos institucionales de la guerra fría al aprobar en julio de 1947 la Ley de Seguridad Nacional por la que se creaban la CIA y el Consejo de Seguridad Nacional. La respuesta soviética.- La URSS, que había obligado al gobierno checoslovaco a renunciar al Plan Marshall tras haberlo aceptado, reaccionó en septiembre de 1947 creando la Kominform (Oficina de Información de los Partidos Comunistas y Obreros). Este organismo tenía como finalidad coordinar y armonizar las políticas de los partidos comunistas europeos. En la reunión constitutiva de la Kominform, el representante soviético, Andrei Jdanov, emite lo que se ha venido en conocer como la Doctrina Jdanov: en ella se constata la división del mundo en dos bloques y la necesidad de que los países de lo que el denominó el "campo antifascista y democrático" siguieran el liderazgo de Moscú.
  • 3. La ruptura se había consumado. El año 1948 constituyó el primer año de la Guerra Fría. El continente europeo, que aún apenas había iniciado a restañar las heridas de la guerra, fue el escenario de una importante crisis internacional. Las "Democracias Populares".- La Doctrina Jdanov había marcado el punto de no retorno en la conversión forzada de la Europa central y oriental al modelo configurado por Stalin en la URSS. Una tras otra las naciones dominadas por el Ejército Rojo fueron constituyéndose en lo que se vino a denominar "democracias populares": partido único, colectivización de la tierra, planificación económica centralizada, prioridad a la industria de base,. persecución de cualquier tipo de disidencia... La URSS extendía su modelo en su área de influencia. En ese rápido proceso que duró pocos meses, el momento clave lo constituyó el Golpe de Praga en febrero de 1948. El líder comunista Gottwald, con la aprobación de Stalin, hace un llamamiento a la huelga general que se ve apoyada por "milicias de trabjadores" que frenan cualquier resistencia de las fuerzas democráticas. En pocos días, la democracia checoslovaca se vio convertida en otra "democracia popular". La repercusión en Europa occidental del Golpe de Praga fue inmensa y aceleró las medidas occidentales que precipitarán la crisis de Berlín. Mientras tanto, Stalin se encontró con un problema inesperado en su propósito de alinear férreamente a los "países satélites" bajo la férula de Moscú. La Yugoslavia de Tito, un país en el que las guerrillas comunistas habían expulsado a las tropas del Eje con muy escasa ayuda soviética, practicó una política exterior independiente que vino finalmente a chocar con la posición del Kremlin. A la condena de la Kominform en junio de 1948, le sigue la ruptura de relaciones diplomáticas de la URSS en agosto. El gobierno de Tito resisitió el envite con el apoyo de una población multinacional unida bajo la idea de la independencia ante Moscú. El cisma yugoslavo fue un duro golpe para Stalin y reforzó sus tendencias paranoicas respeto a los demás líderes comunistas. A partir del verano de 1948, las purgas se extendieron en las filas comunistas de las nuevas "democracias populares". La antigua capital del Reich había sido dividida en cuatro zonas de ocupación y se hallaba situada en el corazón de la zona de ocupación soviética. Las crecientes discrepancias entre los antiguos aliados hicieron de la cuestión de Berlín uno de los temas clave de la guerra fría. El Golpe de Praga aceleró el enfrentamiento ya iniciado anteriormente sobre la cuestión alemana. Abandonadas las negociaciones para acordar un status político común a la Alemania ocupada tras el fracaso de la Conferencia de Londres en 1947, los representantes de EE.UU., Gran Bretaña y Francia se reunieron y alcanzaron los Acuerdos de Londres (abril-junio de 1948) para iniciar un proceso constituyente en sus zonas de ocupación. El 18 de junio de 1948, los aliados occidentales dieron un paso más creando una nueva moneda para sus zonas de ocupación: el Deutschemark. Los soviéticos reaccionaron aplicando una reforma en su zona en la que incluyeron a la ciudad de Berlín, a la que consideraban parte integrante de la zona soviética. Cuando los occidentales trataron de introducir el Deutschemark en sus zonas de ocupación de Berlín. Las protestas soviéticas se tornaron en actos: se inició el bloqueo de Berlín. Mediante la interrupción de toda comunicación terrestre entre las zonas de ocupación occidentales y Berlín occidental, Stalin confiaba en que Berlín oeste caería como una fruta madura en sus manos. La reacción occidental sorprendió al dictador soviético. Los norteamericanos, con una pequeña ayuda británica, organizaron un impresionante puente aéreo que durante once meses y mediante más de 275.000 vuelos
  • 4. consiguió abastecer a la población sitiada. Al mismo tiempo, la Casa Blanca hacía saber al Kremlin que no dudaría en usar la fuerza para hacer respetar los "corredores aéreos" que unían Berlín con la Alemania occidental. Stalin había subestimado las posibilidades del transporte aéreo y la resolución occidental a hacerle frente: el 12 de mayo de 1949 levantó el bloqueo de Berlín. La crisis de Berlín creó un sentimiento fuerte de solidaridad entre los alemanes occidentales y los norteamericanos. Esta situación facilitó la culminación de la partición de Alemania: las tres zonas occidentales se constituyeron en la República Federal de Alemania que se dotó de una Ley Fundamental el 8 de mayo de 1949. Esta constitución establecía un sistema liberal democrático y contó con el visto bueno de las potencias occidentales. La URSS reaccionó en octubre con el establecimiento en su zona de ocupación de la República Democrática de Alemania, un estado creado siguiendo el modelo de las "democracias populares". Esta partición de Alemania era la concreción en el corazón de Europa de la división bipolar del mundo: sólo unos días antes, el 4 de abril de 1949, se firmaba en Washington el Tratado del Atlántico Norte que daba nacimiento a la OTAN. Nos ocuparemos más adelante del nacimiento de esa estructura bipolar que caracterizó al mundo durante el período de la guerra fría. Este bloque está conformado y dirigido por países de economía capitalista con un alto nivel de desarrollo y sistemas políticos democráticos. El levantamiento de las trabas al comercio mundial patrocinado y gestionado por instancias internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) o el GATT propiciaron los intercambios comerciales y monetarios, lo que evitó tendencias aislacionistas. Sin embargo, la gran cuestión que va a llevar a que EE.UU. se lance, contrariando sus tradiciones históricas, a la constitución de un bloque constituido en torno a alianzas será reforzar a una Europa Occidental, totalmente necesaria para no perder la guerra fría. La Doctrina Truman y, sobre todo el Plan Marshall, constituyeron los dos primeros pasos de la nueva postura norteamericana. La reconstrucción de las economías europeas y la consecución de una cierta estabilidad social fueron elementos clave de la "contención" del comunismo en Europa. The European Recovery Program, más conocido como Plan Marshall, hizo que EE.UU. planteara la necesidad de una coordinación económica europea. Así, en 1948, nació la Organización Europea de Coordinación Económica (OECE), embrión de la futura Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). La conclusión de este proceso de conformación del bloque occidental concluyó en 1949 con la firma del Pacto Atlántico y la constitución al año siguiente de la OTAN, la gran alianza militar occidental. Los inicios de la construcción europea.- Los EE.UU. van a jugar un papel esencial en la posguerra empujando a la Europa Occidental hacia la construcción de la unidad europea. La "idea europea" no era nueva. Ya tras la primera guerra mundial, durante el período de entreguerras figuras como Coudenhove-Kalergi o estadistas como Aristide Briand defendieron un proyecto integrador que fracasó estrepitosamente tras la depresión de 1929 y el ascenso de los fascismos. Tras la segunda guerra mundial, diversas iniciativas llevaron a la adopción de los primeros pasos concretos en el camino de la integración. En mayo de 1948, más de 750 figuras europeas, muchos prominentes políticos entre ellos, se reunieron en el Congreso de La Haya y en 1949 nacía el Consejo de Europa. Sin embargo, fue en el bienio 1950-1951, cuando en Corea se iniciaba el primer "conflicto caliente" de la guerra fría, cuando se tomaron los principales pasos que iniciaron el proceso de integración: la Declaración Schuman y su inmediata consecuencia la creación de la Comunidad Europea del Carbón y el Acero (CECA).
  • 5. La Europa occidental había iniciado un camino unitario en el que la integración económica tenía un papel esencial. La firma del Tratado de Roma en 1957 y el nacimiento de la Comunidad Económica Europea será el siguiente y decisivo paso. La guerra fría y la experiencia histórica del período de entreguerras llevaron a los EE.UU. a dar un giro histórico en su tradicional aislacionismo. Más allá de los lazos trasatlánticos con la Europa Occidental, la Secretaría de Estado norteamericana se lanzó a la construcción de una serie de alianzas internacionales que consolidaran al bloque occidental: -Ya en tiempos de Truman se firmó en 1947 el Tratado de Rio con veinte países latinoamericanos. Esta iniciativa concluyó en 1948 con la fundación de la Organización de Estados Americanos (OEA). Esta institución ha estado siempre basada en un desequilibrio de fuerza patente entre la potencia norteamericana y el resto de los países del continente. -La guerra de Corea llevó en 1951 a la constitución de una alianza militar en el Pacífico: el ANZUS (Australia, New Zealand, United States) y la firma del Tratado de San Francisco con Japón, antiguo enemigo con el que EE.UU. concluía un tratado de defensa. -El presidente Eisenhower y su Secretario de Estado Foster Dulles completaron y sistematizaron la red de alianzas occidental: en 1954 nació la SEATO (siglas en inglés para la Organización del Tratado de Asia del Sureste) con Gran Bretaña, Francia, Australia, Nueva Zelanda, Filipinas, Tailandia y Pakistán; en 1955 se firmó el Pacto de Bagdad, alianza de seguridad en el Próximo Oriente en el que agrupaban Gran Bretaña, Turquía, Irak, Pakistán e Irán. Al retirarse de la alianza Irak en 1959, este pacto se tranformón en el CENTO (siglas en inglés para la Organización del Tratado del Centro). La muerte de Stalin el 5 de marzo de 1953 abrió una nueva fase en la historia de las relaciones internacionales. Tras un complejo proceso sucesorio, Kruschev consiguió asentarse en el poder del Kremlin, muy especialmente tras eliminar a Beria, jefe del aparato represivo stalinista, en junio de 1953. El nuevo líder soviético lanza una nueva política exterior que va a denominar coexistencia pacífica. Este nuevo concepto significaba básicamente que la URSS no solo negaba el recurso a las armas para extender la revolución comunista por el mundo, sino que rechazaba la idea de que la guerra con el capitalismo era inevitable. El bloque comunista, que en ese momento ya se veía lo suficientemente fuerte para disuadir al adversario de un posible ataque, concentraría en el futuro todas sus fuerzas en la competición pacífica con el Oeste. La realidad de la política soviética no fue, sin embargo, tan pacífica. Como veremos, Moscú no dudó en tomar medidas, en algún caso arriesgadas, que pusieron en grave peligro la paz mundial. La reacción norteamericana: la doctrina de las "represalias masivas" La visión de Washington no se vio muy influenciada por la nueva política del Kremlin. En EE.UU. primaba una situación de inseguridad propiciada por el acceso de la URSS al arma atómica y sus ensayos con misiles intercontinentales. El lanzamiento del Sputnik en 1957, el primer satélite al espacio por parte de los soviéticos vino a reforzar ese sentimiento. El candidato norteamericano Eisenhower había criticado duramente la política de "contención" de Truman y Foster Dulles, el que luego sería su Secretario de Estado, había propuesto durante la campaña electoral de 1952 el roll back, el hacer retroceder a los Soviéticos a sus posiciones de partida.
  • 6. Tras el triunfo republicano, la nueva administración afirmó lo que se vino a denominar la doctrina de las "represalias masivas". Washington amenazaba a la URSS con el uso masivo del arma nuclear en el caso de que adoptara una política exterior muy agresiva. Afortunadamente, como los hechos vinieron pronto a confirmar, la política exterior norteamericana fue mucho más moderada. Algunos historiadores hablan de una política de "contención" reforzada para subrayar la continuidad que hubo ente la diplomacia de Truman y la de Eisenhower. En definitiva, se iniciaba un nuevo período en el que las palabras una vez más no correspondían exactamente con los hechos. Ni la política exterior soviética fue tan pacífica, ni la norteamericana fue tan belicosa. Más allá de las formulaciones de la política exterior de las grandes potencias, la muerte de Stalin abrió un período en el que aparecieron signos de distensión entre Moscú y Washington: la firma del Armisticio en Panmunjong en 1953, que ponía fin a la guerra de Corea, los acuerdos de Ginebra que ponían fin a la guerra de Indochina en 1954, la reconciliación entre la URSS y Yugoslavia que culminó con la visita de Kruschev a Tito en 1955 o la firma del Tratado de Paz con Austria en 1955, que significó la evacuación de las tropas de ocupación y su neutralización. Estos signos de distensión no impidieron que las superpotencias afirmaran, de forma brutal si era necesario, su hegemonía en sus respectivas áreas de influencia. La brutal represión de las protestas obreras en Berlín y Alemania oriental en 1953 por parte del ejército soviético de ocupación o las intervenciones de la CIA para derrocar por la fuerza los gobiernos progresistas de Mossadegh en Irán en 1953 o Arbenz en Guatemala en 1954, muestran bien a las claras la complejidad de la nueva fase de las relaciones internacionales. No debemos de olvidar tampoco que en 1954 la República Federal de Alemania se rearmaba en ingresaba en la OTAN y que, como contestación, la URSS y las "democracias populares" fundaban en 1955 el Pacto de Varsovia. ¿Cuáles fueron las razones que llevaron a EE.UU. y la URSS a adentrarse en un período de relativa distensión en sus relaciones? Esencialmente podemos señalar tres motivos: -La crisis de los misiles en Cuba en 1962 hizo tomar conciencia a las superpotencias del peligro mortal de la posesión y multiplicación de su arsenal nuclear. -Las dos superpotencias consideraron por diferentes motivos que una relajación de las tensiones favorecía a sus objetivos a largo plazo. Podemos hablar en ese sentido de la distensión como un medio para obtener los fines a largo plazo de cada superpotencia. -Ambas potencias atravesaron un período de contestación en sus respectivos bloques. La URSS, debilitada por el conflicto chino-soviético, tuvo que hacer frente entre otros conflictos a la Primavera de Praga en Checoslovaquia. EE.UU. vio como la Unión Europea se consolidaba como una potencia económica y como en el seno de la OTAN surgió la disidencia concretada en la Francia de De Gaulle. Los acuerdos Este-Oeste - El teléfono rojo.- Uno de los elementos más célebres de la nueva situación fue el establecimiento de lo que se vino a denominar el "teléfono rojo" entre la Casa Blanca y el Kremlin en septiembre de 1963. Era una consecuencia de la crisis de los misiles en Cuba y de la necesidad de establecer una comunicación directa entre Washington y Moscú que pudiera frenar una crisis antes de que se produjera una escalada en la tensión. La paridad nuclear.- Esta nueva relación no supuso en absoluto el fin de la carrera armamentística. EE.UU. había quedado conmocionado a fines de los cincuenta por el liderazgo soviético en la "carrera del espacio": el lanzamiento del Sputnik fue un verdadero aldabonazo en la conciencia de seguridad norteamericana. Nada
  • 7. más llegar al poder, Kennedy lanzó el programa "Apollo" para recuperar el retraso acumulado en el terreno de los ingenios balísticos ("Missile gap"). Los norteamericanos pronto sobrepasaron a la URSS en ese terreno, en 1963 había 500 misiles intercontinentales norteamericanos por 100 soviéticos, y consiguieron poner al primer hombre en la luna en 1969. Sin embargo, la guerra de Vietnam hizo que los EE.UU. consagraran su gasto militar en otra dirección lo que permitió que la URSS recuperara el terreno perdido. En 1971 se había establecido la paridad nuclear. Los sucesores de Kennedy y Kruschev continuarán la política de distensión. Tras el asesinato de Kennedy en 1963, el demócrata Lyndon B. Johnson y el republicano Richard Nixon, elegido en 1968. dirigirán la política norteamericana; en la URSS, tras la destitución de Kruschev en 1964, motivada parcialmente por sus fracasos en política exterior, Leonid Breznev dirigirá la potencia soviética. En 1968, EE.UU., la URSS y el Reino Unido firmaron el Tratado de no proliferación de armas atómicas, tratado al que no se unieron las otras dos potencias nucleares: China y Francia. Lo que aún fue más importante, en 1969 se iniciaron negociaciones sobre limitación de armas stratégicas (SALT - Strategic Arms Limitation Talks), que finalmente llevaron a la firma en Moscú del Acuerdo SALT I. Este tratado ponía límite a la construcción de armamentos estratégicos, y fijaba un número para los misiles intercontinentales (ICBM) y los lanzadores de misiles instalados en submarinos (SLBM) que poseían la URSS y los EEUU. También prácticamente prohibía el establecimiento de sistemas de defensa antimisiles. Era el mayor ejemplo, llevado al absurdo, del "equilibrio del terror": la única forma de mantener la paz era que ninguna de las superpotencias se sintiera segura. La "mutua destrucción asegurada" era la única forma de impedir el conflicto. El desarrollo del comercio entre los bloques.- Este desarrollo comercial partió de la situación de debilidad soviética. La URSS necesitaba importar tecnología occidental y, a la vez, necesitaba comprar cereales norteamericanos para garantizar la alimentación de su población. La crisis de la agricultura soviética era de tal calibre que ¡necesitaba del grano de su enemigo para que su población no pasara hambre! Por supuesto, estas exportaciones cayeron como del cielo a unos agricultores norteamericanos que tenían creciente dificultades para vender sus productos en el mercado mundial. La "coexistencia pacífica" de Kruschev La muerte de Stalin el 5 de marzo de 1953 abrió una nueva fase en la historia de las relaciones internacionales. Tras un complejo proceso sucesorio, Kruschev consiguió asentarse en el poder del Kremlin, muy especialmente tras eliminar a Beria, jefe del aparato represivo stalinista, en junio de 1953. El nuevo líder soviético lanza una nueva política exterior que va a denominar coexistencia pacífica. Este nuevo concepto significaba básicamente que la URSS no solo negaba el recurso a las armas para extender la revolución comunista por el mundo, sino que rechazaba la idea de que la guerra con el capitalismo era inevitable. El bloque comunista, que en ese momento ya se veía lo suficientemente fuerte para disuadir al adversario de un posible ataque, concentraría en el futuro todas sus fuerzas en la competición pacífica con el Oeste. La realidad de la política soviética no fue, sin embargo, tan pacífica. Como veremos, Moscú no dudó en tomar medidas, en algún caso arriesgadas, que pusieron en grave peligro la paz mundial.
  • 8. La reacción norteamericana: la doctrina de las "represalias masivas" La visión de Washington no se vio muy influenciada por la nueva política del Kremlin. En EE.UU. primaba una situación de inseguridad propiciada por el acceso de la URSS al arma atómica y sus ensayos con misiles intercontinentales. El lanzamiento del Sputnik en 1957, el primer satélite al espacio por parte de los soviéticos vino a reforzar ese sentimiento. El candidato norteamericano Eisenhower había criticado duramente la política de "contención" de Truman y Foster Dulles, el que luego sería su Secretario de Estado, había propuesto durante la campaña electoral de 1952 el roll back, el hacer retroceder a los Soviéticos a sus posiciones de partida. Tras el triunfo republicano, la nueva administración afirmó lo que se vino a denominar la doctrina de las “represalias masivas”. Washington amenazaba a la URSS con el uso masivo del arma nuclear en el caso de que adoptara una política exterior muy agresiva. Afortunadamente, como los hechos vinieron pronto a confirmar, la política exterior norteamericana fue mucho más moderada. Algunos historiadores hablan de una política de "contención" reforzada para subrayar la continuidad que hubo ente la diplomacia de Truman y la de Eisenhower. En definitiva, se iniciaba un nuevo período en el que las palabras una vez más no correspondían exactamente con los hechos. Ni la política exterior soviética fue tan pacífica, ni la norteamericana fue tan belicosa. El deshielo 1953-1956 Más allá de las formulaciones de la política exterior de las grandes potencias, la muerte de Stalin abrió un período en el que aparecieron signos de distensión entre Moscú y Washington: la firma del Armisticio en Panmunjong en 1953, que ponía fin a la Guerra de Corea, los acuerdos de Ginebra que ponían fin a la Guerra de Indochina en 1954, la reconciliación entre la URSS y Yugoslavia que culminó con la visita de Kruschev a Tito en 1955 o la firma del Tratado de Paz con Austria en 1955, que significó la evacuación de las tropas de ocupación y su neutralización. Estos signos de distensión no impidieron que las superpotencias afirmaran, de forma brutal si era necesario, su hegemonía en sus respectivas áreas de influencia. La brutal represión de las protestas obreras en Berlín y Alemania oriental en 1953 por parte del ejército soviético de ocupación o las intervenciones de la CIA para derrocar por la fuerza los gobiernos progresistas de Mossadegh en Irán en 1953 o Arbenz en Guatemala en 1954, muestran bien a las claras la complejidad de la nueva fase de las relaciones internacionales. No debemos de olvidar tampoco que en 1954 la República Federal de Alemania se rearmaba en ingresaba en la Otan y que, como contestación, la URSS y las "democracias populares" fundaban en 1955 el Pacto de Varsovia. Europa: las fisuras del bloque oriental La muerte de Stalin trajo signos de distensión en el interior del bloque dirigido desde Moscú. La evolución no fue evidente: en julio de 1953 los carros de combate soviéticos reprimieron duramente las protestas obreras en Berlin. Pese a todo, la reconciliación del Kremlin con Yugoslavia de Tito o la evacuación soviética de Austria mostraban un cambio de talante. Este nuevo talante no hacía, sin embargo, presagiar lo que se vio en el XX Congreso del PCUS, celebrado en febrero de 1956. Ante los atónitos delegados comunistas, Kruschev denunciaba los
  • 9. crímenes de Stalin y el "culto a la personalidad" que había caracterizada hasta ese momento a la dictadura soviética. La nueva política exterior de coexistencia pacífica, implicaba también la aceptación en el terreno teórico de la existencia de diversos caminos para la construcción de un sistema socialista. Esta relativa apertura tuvo su primer reflejo en Polonia. Impulsado por las manifestaciones obreras, Gomulka, un comunista que había purgado por Stalin en 1948 retornaba al poder. Su manifiestamente reiterada fidelidad a la URSS y a las bases del sistema comunista de las "democracias populares" permitió que Moscú aceptara el nuevo giro en la política polaca. La tragedia de Hungría (1956) La situación fue bien distinta en Hungría, donde se constató trágicamente las limitaciones de la nueva política de Kruschev. La resistencia de los dirigentes más stalinistas hizo que las protestas populares degeneraran en una verdadera insurrección popular el 24 de octubre de 1956. Un comunista abierto y liberal, Imre Nagy, accedió al poder y se puso al frente de la revolución húngara. Enfrentado a un levantamiento que se extendía por el país, Nagy decidió encabezarlo y dio dos pasos decisivos: la aceptación de la libertad de asociación política, lo que destruía el monopolio comunista del poder, y, lo que fue mucho más grave, la proclamación de la neutralidad de Hungría y su abandono del recién creado Pacto de Varsovia. La respuesta del Kremlin fue inmediata: las tropas soviéticas ahogaron en sangre tras duros combates la revolución húngara de 1956. La dirección soviética había puesto claramente los límites a los que podía llegar el proceso de desestalinización. La construcción del Muro de Berlín (1961) De 1951 a 1958 la República Democrática Alemana había sufrido una verdadera hemorragia demográfica: más de dos millones de alemanes orientales había huido hacia la República Federal. Las diferencias de nivel de vida y de libertades provocaban este éxodo de población. La segunda crisis de Berlín se inició en 1958. Para detener la salida de población, Kruschev lanzó un ultimátum a las potencias occidentales: les daba seis meses para aceptar que Berlín-Oeste se convirtiera en una ciudad libre, fuera de su control; en caso de negativa, Moscú daría a la RDA plena soberanía sobre el Berlín-Este y los accesos a la ciudad. Tras momentos de fuerte tensión, la amenaza no se llegó a materializar. Hubo que esperar tres años para que el 13 de agosto de 1961, ante los ojos atónitos de los berlineses se iniciara la construcción de un muro infranqueable que rodearía todo el Berlín occidental. Se ponía así fin al éxodo de alemanes orientales. Lo que se denominó en Occidente, el "muro de la vergüenza" se convirtió en el gran símbolo de la guerra fría. Paradójicamente, el muro del Berlín sirvió para estabilizar la situación en la RDA, calmando las inquietudes soviéticas y suprimiendo uno de los mayores focos de tensión de la guerra fría. La ruptura chino-soviética El triunfo en 1949 de la revolución comunista en China y el establecimiento de la República Popular dirigida por Mao Zedong supuso un giro espectacular en la recién nacida guerra fría. El paso al bloque
  • 10. comunista del país más poblado del mundo parecía anunciar una gran victoria para la URSS. En 1950 la firma del Tratado chino-soviético de amistad, alianza y mutua asistencia despertó gran ansiedad y preocupación en EE.UU. y el bloque occidental. Sin embargo, bajo una fachada de amistad se desarrollaba una áspera pugna basada en viejas rivalidades nacionales y basada en la búsqueda del liderazgo del mundo comunista. Cuando en 1958 Mao Zedong lanzó su programa de reformas conocido como el Gran Salto Adelante, China estaba lanzando un desafío al liderazgo soviético en el bloque comunista. La catástrofe que trajo este programa, se habla de treinta millones de muertos por hambre en China, no impidió que Mao Zedong mantuviera una posición desafiante en el escenario internacional, una posición que chocaba con la nueva política de Kruschev: desestalinización y coexistencia pacífica. El distanciamiento y las críticas chinas contra el "revisionismo" del Kremlin terminaron por afectar a las relaciones entre los dos colosos comunistas. En 1959 la URSS denunció el Tratado militar secreto que unía a ambos países y en 1960 retiró a sus consejeros y técnicos de China. En 1962, Moscú apoya a la India en su conflicto fronterizo con China a propósito del Tibet y Pekín denuncia tras la crisis de los misiles en Cuba la actitud "capitulacionista" de la dirección soviética ante el imperialismo americano. El "frío" y el "calor" 1959-1962 El equilibrio del terror, la certeza de la mutua destrucción en caso de una "guerra caliente" entre las superpotencias, se hizo más evidente a partir del lanzamiento del primer satélite artificial por parte soviética: el Sputnik y la inicial superioridad de Moscú en la "carrera espacial" mostró a Washington la capacidad del enemigo para atacarle en su propio territorio. Robert McNamara, secretario de Defensa del nuevo presidente norteamericano John F. Kennedy, planteó la necesidad de modificar la estrategia de "represalias masivas" por otra de "respuesta flexible" que impidiera una catástrofe nuclear mundial provocada por un accidente menor. Tras el período de "deshielo", las relaciones internacionales entraron en un período contradictorio en el que los primeros balbuceos de la distensión se alteraron con momentos de gran tensión. • En 1959 Kruschev viaja a Estados Unidos y se encuentra con Eisenhower. Es el primer viaje de un líder soviético a Norteamérica y se abre un espejismo de distensión. • En 1960 un avión espía norteamericano U2 es sorprendido y abatido sobre territorio soviético. En octubre de ese mismo año, el mismo Kruschev que había repartido sonrisas un año antes, viaja a Nueva York y no duda en protestar contra EE.UU. golpeando con su zapato en la mesa en la Asamblea General de la ONU. • La llegada a la presidencia de Kennedy parece suavizar de nuevo la situación. El encuentro Kennedy-Kruschev en 1961 en Viena parece anunciar un nuevo período de distensión. • La crisis de los misiles de Cuba en 1962 llevó a las superpotencias al momento en que más cerca se estuvo a lo largo de la guerra fría del enfrentamiento directo entre ambas. Las crisis periféricas El nuevo marco de coexistencia pacífica no significó ni mucho menos el fin del enfrentamiento entre los EE.UU. y la URSS en el Tercer Mundo. El período de la coexistencia pacífica se abre con la segunda
  • 11. guerra del largo conflicto del Oriente Medio y concluye con una crisis en el Caribe que a punto estuvo de llevar a la "guerra caliente" a soviéticos y norteamericanos. Oriente Medio: La crisis de Suez (1956) En 1954, Gamal Abdel Nasser llega al poder en Egipto dando un giro espectacular a la política exterior del principal país árabe. Apoya la FLN argelino, propone una política de unidad árabe contra Israel y, tras participar en la Conferencia de Bandung se une al Movimiento de los Países No Alineados, jugando a la equidistancia entre el Este y el Oeste. La reacción norteamericana fue inmediata poniendo fin a las negociaciones que debían financiar la gran obra de la presa de Assuan en el Nilo. La respuesta de Nasser no se hizo esperar: el 26 de julio de 1956 anunció la nacionalización del canal de Suez. Francia y Gran Bretaña, principales accionistas y beneficiarias del uso del canal deciden intervenir militarmente. Israel, inquieta ante las amenazas de Nasser decide ayudar en la intervención. El 29 de octubre, Israel ataca la península del Sinaí que ocupa en pocos días. El 31 de octubre tropas franco-británicas inician los ataques que culminan con el control por parte de grupos de paracaidistas de Port-Said y el desembarco de tropas. Esta acción de las dos antiguas potencias coloniales se encontró con la reacción inmediata de las dos superpotencias. El 5 de noviembre, la URSS amenaza a los agresores con represalias atómicas. Los EE.UU., que temen que el mundo árabe y todo el Tercer Mundo bascule hacia el bloque soviético, presionan a París y Londres para que cesen en su intervención. Las dudas del premier británico, Anthony Eden, se disipan cuando los norteamericanos ponen masivamente en venta libras esterlinas. La caída de la divisa británica hizo que Londres convenciera a París para acabar con la intervención. Tras la retirada franco-británica e israelí, la crisis de Suez trajo importantes consecuencias: • El Reino Unido y Francia toman finalmente conciencia de que han dejado de ser grandes potencias. Es más, Washington y Moscú no han dudado en dejárselo claro a las dos antiguas potencias coloniales. • Nasser se convierte en el gran vencedor. Consigue transformar una derrota militar en una victoria política. La nacionalización del canal se mantiene y el prestigio del líder egipcio aumenta de forma espectacular. • La URSS consigue iniciar su influencia en el conflicto del Oriente Medio. En adelante, su apoyo a los países árabes contrastará con la cerrada alianza que EE.UU. mantendrá con Israel. • El Tercer Mundo consigue su primera victoria. Norteamericanos y soviéticos son conscientes de que en adelante deben de contar con la influencia de esos jóvenes Estados. La crisis de los misiles de Cuba (1962) La toma del poder por Fidel Castro en 1959, tras derrocar la dictadura pro-americana de Batista, va a desencadenar una dura reacción en Washington. Una de las primeras acciones de Kennedy en la presidencia fue el fallido intento de invasión de Bahía de Cochinos o Playa Girón.
  • 12. Una revolución que, en principio no era comunista, acabo alineándose con el bloque comunista. La agresividad norteamericana hace que el dictador cubano pida a la URSS el despliegue de misiles nucleares en su territorio. Cuando los aviones espías norteamericanos detectaron las rampas de misiles, Kennedy reaccionó decretando el bloqueo de la isla y anunciando el 22 de octubre que la Armada norteamericana impediría el paso a cualquier nave soviética que se encaminara a la isla. El mundo guardó la respiración ante la posibilidad de un incidente que llevara a la fatal escalada nuclear. Finalmente, tras negociaciones y encuentros en los que participó activamente el ministro de asuntos exteriores Gromiko, el 29 de octubre Kruschev cedió y dio orden de dar media vuelta a sus barcos. La URSS acordó retirar los misiles de Cuba a cambio del compromiso norteamericano de no invadir la isla y de la retirada de misiles similares que EE.UU. tenía desplegados en Turquía. Tras estar "al borde del abismo", Kennedy y Kruschev deciden iniciar una nueva política de distensión de forma más sistemática y duradera. Se abría así un nuevo período en la larga historia de la guerra fría. La distensión entre las superpotencias ¿Cuáles fueron las razones que llevaron a EE.UU. y la URSS a adentrarse en un período de relativa distensión en sus relaciones? Esencialmente podemos señalar tres motivos: • La crisis de los misiles en Cuba en 1962 hizo tomar conciencia a las superpotencias del peligro mortal de la posesión y multiplicación de su arsenal nuclear. • Las dos superpotencias consideraron por diferentes motivos que una relajación de las tensiones favorecía a sus objetivos a largo plazo. Podemos hablar en ese sentido de la distensión como un medio para obtener los fines a largo plazo de cada superpotencia. • Ambas potencias atravesaron un período de contestación en sus respectivos bloques. La URSS, debilitada por el conflicto chino-soviético, tuvo que hacer frente entre otros conflictos a la Primavera de Praga en Checoslovaquia. EE.UU. vio como la Unión Europea se consolidaba como una potencia económica y como en el seno de la OTAN surgió la disidencia concretada en la Francia de De Gaulle. El teléfono rojo Uno de los elementos más célebres de la nueva situación fue el establecimiento de lo que se vino a denominar el "teléfono rojo" entre la Casa Blanca y el Kremlin en septiembre de 1963. Era una consecuencia de la crisis de los misiles en Cuba y de la necesidad de establecer una comunicación directa entre Washington y Moscú que pudiera frenar una crisis antes de que se produjera una escalada en la tensión. La paridad nuclear Esta nueva relación no supuso en absoluto el fin de la carrera armamentística. EE.UU. había quedado conmocionado a fines de los cincuenta por el liderazgo soviético en la "carrera del espacio": el lanzamiento del Sputnik fue un verdadero aldabonazo en la conciencia de seguridad norteamericana. Nada más llegar al poder, Kennedy lanzó el programa "Apollo" para recuperar el retraso acumulado en
  • 13. el terreno de los ingenios balísticos ("Missile gap"). Los norteamericanos pronto sobrepasaron a la URSS en ese terreno, en 1963 había 500 misiles intercontinentales norteamericanos por 100 soviéticos, y consiguieron poner al primer hombre en la luna en 1969. Sin embargo, la guerra de Vietnam hizo que los EE.UU. consagraran su gasto militar en otra dirección lo que permitió que la URSS recuperara el terreno perdido. En 1971 se había establecido la paridad nuclear. Los acuerdos de control armamentístico Los sucesores de Kennedy y Kruschev continuarán la política de distensión. Tras el asesinato de Kennedy en 1963, el demócrata Lyndon B. Johnson y el republicano Richard Nixon, elegido en 1968. dirigirán la política norteamericana; en la URSS, tras la destitución de Kruschev en 1964, motivada parcialmente por sus fracasos en política exterior, Leonid Breznev dirigirá la potencia soviética. En 1968, EE.UU., la URSS y el Reino Unido firmaron el Tratado de no proliferación de armas atómicas, tratado al que no se unieron las otras dos potencias nucleares: China y Francia. Lo que aún fue más importante, en 1969 se iniciaron negociaciones sobre limitación de armas stratégicas (SALT - Strategic Arms Limitation Talks), que finalmente llevaron a la firma en Moscú del Acuerdo SALT I. Este tratado ponía límite a la construcción de armamentos estratégicos, y fijaba un número para los misiles intercontinentales (ICBM) y los lanzadores de misiles instalados en submarinos (SLBM) que poseían la URSS y los EEUU. También prácticamente prohibía el establecimiento de sistemas de defensa antimisiles. Era el mayor ejemplo, llevado al absurdo, del "equilibrio del terror": la única forma de mantener la paz era que ninguna de las superpotencias se sintiera segura. La "mutua destrucción asegurada" era la única forma de impedir el conflicto. El desarrollo del comercio entre los bloques Este desarrollo comercial partió de la situación de debilidad soviética. La URSS necesitaba importar tecnología occidental y, a la vez, necesitaba comprar cereales norteamericanos para garantizar la alimentación de su población. La crisis de la agricultura soviética era de tal calibre que ¡necesitaba del grano de su enemigo para que su población no pasara hambre! Por supuesto, estas exportaciones cayeron como del cielo a unos agricultores norteamericanos que tenían creciente dificultades para vender sus productos en el mercado mundial. Un mundo multipolar Los nuevos polos en el Oeste La situación de hegemonía abrumadora norteamericana surgida de la segunda guerra mundial, comenzó a ser modificada por el surgimiento en el bloque occidental de dos nuevos polos de poder económico: • Japón de derrotado en la guerra pasó a convertirse en la segunda potencia económica mundial. Los productos Made in Japan pronto comenzaron a inundar los mercados norteamericano y europeo.
  • 14. La Comunidad Económica Europea, nacida por el Tratado de Roma en 1957, fue un gran éxito económico de tal nivel que el Reino Unido, que se había negado a adherirse en su nacimiento, solicitó su ingreso en 1961. Esta diversificación del poder económico no se concretó, sin embargo, en un desafío político. Este, aunque muy matizado por la desproporción de fuerzas, vendrá de la Francia de De Gaulle. El general francés tras volver al poder en el marco de la crisis provocada por la guerra de Argelia se lanzó a una política nacionalista y de grandeza nacional, Francia accedió a la bomba atómica en 1960, frente al aliado norteamericano. • Se negó a admitir la entrada del Reino Unido en la C.E.E. por dos veces, en 1963 y 1967. Para el general francés, el Reino Unido, con su "special relationship" con Washington, significaba un verdadero "caballo de Troya" norteamericano que hubiera desnaturalizado un proyecto europeo independiente. • A la vez, De Gaulle se negó a ceder ni un ápice de soberanía nacional en favor del proyecto europeo lo que provocó una seria crisis, la denominada "crisis de la silla vacía" en 1965-66 en la C.E.E. • Finalmente, en marzo de 1966 Francia se retiró del mando integrado de la OTAN y De Gaulle pronunció un discurso en Phnom Penh en agosto de ese año condenando la intervención norteamericana en Indochina. La República Federal de Alemania también inició una cierta autonomía diplomática, aunque en este caso su fidelidad a la alianza norteamericana y a la OTAN nunca se puso en cuestión. Willy Brandt, líder de la socialdemocracia alemana, accedió a la cancillería de Bonn en 1969 e inició una política de apertura hacia el este, conocida como la Ostpolitik. La nueva actitud de la RFA de aceptación de las fronteras surgidas de la segunda guerra mundial llevó a la firma de tratados con la URSS, Polonia y Checoslovaquia. En ese contexto de acercamiento, el 1971 el estatuto de Berlín fue acordado por las cuatro potencias ocupantes y las dos Alemanias, la RFA y la RDA, se reconocieron mutuamente en 1972, ingresando al año siguiente en la ONU. Las fuerzas centrífugas en el Este La ruptura chino-soviética se consolidó y agudizó trascendiendo del ámbito ideológico y llegando al territorial. En 1969 tuvieron lugar violentos combates en el río Ussuri en la frontera común entre ambos países. Esta ruptura se verá acompañada por el acercamiento chino-norteamericano que culminará con la visita de Nixon a Pekín en febrero de 1972. En Europa oriental asistimos a diversos movimientos que tratan de huir de la ortodoxia impuesta por Moscú: • Janos Kadar, dirigente húngaro impuesto tras la invasión soviética de 1956, si bien se mantiene fiel en el terreno diplomático a la URSS y al Pacto de Varsovia, ensaya en el terreno económico reformas liberales que alejaron a su país del modelo ortodoxo soviético y permitieron un relativo bienestar de la población. • El papel de país agrícola reservado a Rumanía en el COMECON precipitó la disidencia de este país frente a las directrices del Kremlin. El dictador rumano Nicolae Ceaucescu emprendió una
  • 15. política de independencia respecto a Moscú que culminó con su negativa a participar en la invasión de Checoslovaquia en 1968. • En 1970, las protestas obreras precipitaron la dimisión de Gomulka, quien fue sustituido por Gierek. No obstante, el gran desafío a la dominación soviética vino desde Checoslovaquia. El líder comunista Alexander Dubcek emprendió un amplio programa de reformas que liberalizaran el régimen e instauraran lo que el denominó el "socialismo de rostro humano". Se inició así en 1968 un corto período de libertades e ilusión conocido como la Primavera de Praga. La reacción soviética no se hizo esperar: el 21 de agosto tropas del Pacto de Varsovia, con la ausencia de Rumanía, invadieron Checoslovaquia y pusieron fin al experimento normalizador. El líder soviético proclamó la Doctrina Breznev que consagraba el dominio soviético sobre las "democracias populares". Las relaciones Norte-Sur Junto a las relaciones Este-Oeste que caracterizaron la guerra fría, en los años sesenta surge claramente la conciencia de la existencia de unas relaciones Norte-Sur: relaciones entre el Norte desarrollado y el Sur o Tercer Mundo. El Sur había iniciado su afirmación política en la Conferencia de Bandung y con el movimiento de los países no alineados. Pronto estas relaciones contradictorias tuvieron su reflejo en el terreno económico. En 1960 nacía la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) que buscará imponer un alza de los precios del "oro negro". En 1964 se reunió en Ginebra la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Comercio y el Desarrollo. Su falta de resultados llevó a que en 1973 en la Conferencia de Argel, las naciones agrupadas en el movimiento de los países no alineados proclamaran que los países pobres, más que confiar en la ayuda de los países desarrollados, debían de tratar de aumentar su propia capacidad para organizarse y conseguir imponer unas nuevas reglas del juego económico a nivel mundial. Conflictos en la era de la distensión La distensión no puso fin a la competición entre los dos bloques enfrentados. Esta competencia se concretó en dos grandes conflictos armados que han marcado la segunda mitad del siglo XX: el conflicto del Próximo Oriente, que aún en los inicios del siglo XXI sigue siendo uno de los mayores focos de tensión en el mundo, y el conflicto de en la península de Indochina que tuvo su mayor exponente en la guerra de Vietnam, la gran derrota americana durante la guerra fría. Las guerras árabe-israelíes Las guerras que enfrentaron a árabes e israelíes en 1967 y 1973 ilustran bien las reglas de la distensión: los dos grandes se enfrentan mediante pequeños estados interpuestos pero controlan perfectamente su competencia sin poner en riesgo la paz general entre las superpotencias. Tras la crisis de Suez en 1956, el Egipto de Nasser y con él los países árabes refuerza sus lazos con la URSS, mientras que Israel se convierte en el aliado estratégico de EE.UU. en la región.
  • 16. Envalentonado por el éxito diplomático de 1956 y el apoyo militar soviético, Nasser multiplica sus acciones amenazadoras contra Israel, entre ellas destaca el bloqueo del golfo de Akba para todo navío que se dirigiera al puerto israelí de Eilath. La respuesta militar israelí fue fulgurante. el 5 de junio de 1967 desencadena la Guerra de los Seis Días. En ese corto tiempo, los israelíes ocupan los Altos del Golán en Siria, la península del Sinaí en Egipto, la banda de Gaza, Cisjordania y la ciudad vieja de Jerusalén. La aplastante derrota árabe trajo consigo importantes cambios en la escena internacional y estratégica: • Israel pasa de país asediado a potencia ocupante. Se niega a devolver los territorios ocupados y, mediante una dura política de represión, trata de expulsar al mayor número posible de palestinos hacia los países vecinos. Proclama unilateralmente la reunificación de Jerusalén, anexionándose el Jerusalén árabe. • Paradójicamente, los palestinos ganan en autonomía política frente a los estados árabes de la región. La OLP, creada en 1964, se convierte bajo la dirección de Yasser Arafat en la organización representante del pueblo palestino bajo la ocupación israelí o hacinado en los campos de refugiados de los países vecinos. Fracasado el sueño de Nasser de victoria militar convencional sobre Israel y de unidad de la nación árabe, Arafat trata de animar a sus compatriotas a la lucha armada contra Israel. La diáspora palestina y el enfrentamiento de esta con Israel van a desequilibrar a los países vecinos: • Desde Jordania, la guerrilla de Al Fatah ("La Conquista"), organización dirigida por Arafat y mayoritaria en la OLP, emprendió ataques contra Israel. Las represalias hebreas y el creciente poderío de las organizaciones palestinas llegaron a poner en cuestión el equilibrio interno del reino jordano. El rey Hussein de Jordania no va a dudar en enfrentarse a los palestinos y en septiembre de 1970 expulsa brutalmente a gran parte de los refugiados y a las guerrillas de la OLP que huyen hacia el Líbano. Es lo que los palestinos denominan el "Septiembre Negro". • Desde sus bases en el Líbano Arafat y la OLP continúan sus ataques contra Israel y consiguen ser reconocidos como "únicos representantes del pueblo palestinos", primero en 1973 por el movimiento de los países no alineados en su Conferencia de Argel y al año siguiente por la ONU a cuya Asamblea General se dirige Arafat en 1974. Sin embargo, la llegada masiva de palestinos rompió los delicados equilibrios de una sociedad tan compleja como la libanesa y en 1975 se inició una brutal guerra civil. Anuar el-Sadat, el nuevo líder egipcio que había sucedido a Nasser en 1970, ante la negativa israelí a cualquier concesión en lo referente a los territorios ocupados, comenzó a preparar junto a Siria una nueva guerra que permitiera a ambos países árabes recuperar lo perdido en la Guerra de los Seis Días. Así el 6 de octubre de 1973, tropas egipcias y sirias atacaron por sorpresa a Israel. Se iniciaba la Guerra del Yom Kippur o del Ramadán, según se utilice la festividad religiosa judía o el mes santo musulmán en el que comenzó el conflicto. El factor sorpresa permitió importantes avances árabes: los egipcios cruzaron el Canal de Suez y los Altos del Golán volvieron a manos sirios. Sin embargo, diez días más tarde los israelíes contraatacaron recuperando el terreno perdido. Las dos superpotencias que habían armado masivamente a sus respectivos aliados, buscaron una solución al conflicto que no engendrara mayor inestabilidad en la zona. Kissinger viajó a Moscú donde se acordó las bases de una resolución de la ONU pidiendo el alto el fuego a los contendientes. El 25 de octubre de 1973 cesaron las hostilidades.
  • 17. La Guerra árabe-israelí de 1973 tuvo enormes consecuencias. No solo abrió una nueva fase en el conflicto del Oriente Medio que vendrá a concretarse en 1979 con la firma de los Acuerdos de Camp David, sino que tuvo una enorme repercusión en la economía mundial: la crisis del petróleo que marcará el fin de una larga etapa de expansión del sistema capitalista en los países desarrollados. La guerra de Vietnam La guerra de Indochina concluyó con los Acuerdos de Ginebra de 1954 que preveían que, tras la retirada francesa, el Vietnam del Norte comunista dirigido por Ho Chi Minh y Vietnam del Sur, bajo una dictadura pro-occidental dirigida por Dinh Diem, debían reunificarse mediante elecciones libres. La negativa del régimen del sur, apoyada por EE.UU., se apoyó en la certeza de la victoria comunista. En 1956 se creó en el sur el Frente Nacional de Liberación (el Vietcong), organización guerrillera que con el apoyo de Vietnam del Norte inició las hostilidades contra el gobierno de Saigón. El presidente Kennedy decidé la intervención militar norteamericana en favor de Vietnam del Sur: entre 1961 y 1963, 17.000 "consejeros militares" son enviados a Indochina. En 1964, su sucesor Johnson se lanza a la intervención abierta: un cuerpo expedicionario que en 1967 alcanzó la cifra de 500.000 soldados practica una guerra en la que no se duda en utilizar armas químicas ("agente naranja") y en la que se lleva a cabo brutales y masivos bombardeos sobre Vietnam del Norte y las posiciones del Vietcong. La gran superpotencia, sin embargo, no pudo derrotar a un contrincante armado por la URSS. Las grandes protestas de la juventud norteamericana y los éxitos militares del Vietcong (ofensiva del Tet en 1968) hicieron que en 1969 el nuevo presidente norteamericano, Richard Nixon, decidiera reducir rápidamente la implicación norteamericana en el conflicto. A la vez que los efectivos estadounidenses se reducían drásticamente, de 500.000 pasaron a 50.000, se organizaba un gran ejército survietnamita que con más de 1.800.000 hombres no dudó en extender el conflicto a Camboya y Laos. Todos los esfuerzos norteamericanos fueron baldíos. La gran ofensiva norvietnamita de 1972 y el fracaso de los bombardeos en respuesta llevó a la firma de la paz en París, el 23 de enero de 1973. Los EE.UU. se retiraron de Vietnam. La retirada de sus tropas trajo el inmediato derrumbamiento del régimen de Vietnam del Sur . La ofensiva final comunista llegó en la primavera de 1975. El 17 de abril, Phnom Penh caía en manos de los Khmers Rojos y el 30 los norvietnamitas y el Vietcong tomaban Saigón y Vietnam se reunificaba bajo un sistema comunista. La guerra había terminado. Se había producido la primera derrota militar de la historia de EE.UU. En adelante, Washington, siguiendo la posición marcada por Henry Kissinger, principal figura de la diplomacia estadounidense durante la presidencia de Nixon, huirán de la implicación directa con tropas en los diversos conflictos armados que siguieron surgiendo por doquier. Aprovechando las disensiones internas del bloque comunista, la administración de Nixon reforzó su posición mediante un acercamiento espectacular a la China de Mao. Con la aquiescencia americana la China Popular ingresa en la ONU como miembro del Consejo de Seguridad, y tras una larga labor negociadora de Kissinger, el presidente Nixon visitó China en febrero de 1972. América Latina: el caso chileno
  • 18. Durante muchos años las relaciones entre los países de América Latina y EE.UU. han estado marcadas por la preocupación común de Washington y las oligarquías de cada país de oponerse a cualquier amenaza revolucionaria. En el contexto de la guerra fria, las administraciones norteamericanas no han dudado en apoyar dictaduras militares conservadoras y fuertemente represivas. Para los políticos de Washington, los movimientos reformistas o revolucionarios en el continente americano no sólo eran una respuesta a las fuertes desigualdades sociales sino que también eran acciones desestabilizadoras orquestadas desde Moscú o La Habana con el objetivo de establecer regímenes aliados al bloque soviético. La amplitud de los intereses económicos norteamericanos en la región y su proximidad geográfica reforzaban esta actitud. El mejor ejemplo de este fenómeno lo constituye Chile. En 1970 ganó las elecciones la Unidad Popular, una coalición de izquierdas dirigida por el socialista Salvador Allende. Con un programa no muy radical, Allende se encontrará desde un principio atrapado entre sus aliados más revolucionarios (el izquierdista MIR, la facción más radical del Partido Socialista) y la reacción de unas clases medias y altas inquietas ante la posibilidad de una evolución "a la cubana". El Departamento de Estado norteamericano mediante la intercesión de la CIA no dudó en apoyar la subversión antidemocrática: desde subvencionar la huelga de camioneros contra el gobierno en 1972 hasta, finalmente, apoyar el golpe de estado que finalmente protagonizará Augusto Pinochet el 11 de septiembre de 1973. La represión posterior fue brutal. El senador norteamericano Edward Kennedy, utilizando datos confidenciales del Departamento de Estado, calculó entre 20.000 y 30.000 muertos la factura de la represión militar. Chile no fue un caso aislado. Las dictaduras militares apoyadas por EE.UU. serán la norma en los setenta. Otro caso especialmente feroz fue el de la Junta militar establecida en Argentina en 1976 dirigida por el general Videla. El fin de la distensión No hay acuerdo entre los historiadores en señalar un único factor como el detonante que provocó el fin de la época de distensión y el inicio de un nuevo período de recrudecimiento de la guerra fría. Aunque el año 1975 es a menudo señalado como el inicio de este nuevo período de tensión, paradójicamente ese año tuvo lugar uno de los símbolos de la distensión la Conferencia de Seguridad y Cooperación en Europa celebrada en Helsinki. El Acta de Helsinki significó el reconocimiento de fronteras, el estrechamiento de la cooperación económica y vagos compromisos de respeto de los derechos humanos. Sin embargo, la desconfianza creada tras la Guerra del Yom Kippur en 1973, la crisis económica internacional de ese mismo año, el escándalo Watergate en 1974 o la derrota norteamericana en Vietnam en 1975 crearon una dinámica favorable a una nueva expansión soviética que inmediatamente agudizó la tensión internacional.
  • 19. Los avances soviéticos El último período en la dirección soviética de un anciano Leonid Breznev va a ser testigo de una engañosa expansión soviética. En el Extremo Oriente, las victorias de los comunistas vietnamitas en 1975, unificando Vietnam bajo un gobierno comunista, y en 1978, conquistando la Kampuchea (Camboya) de los Khmers rojos hicieron que la URSS y su aliado Vietnam fueran los únicos beneficiarios de la nueva situación en Indochina. Por un lado, los EE.UU. perdieron todas su influencia en la región, mientras que, por otro lado, el gobierno chino perdía el gobierno aliado de Pol Pot en Camboya. En América Central, la revolución sandinista derrocaba al dictador pro-norteamericano Somoza en 1979. Se establecía así en Nicaragua, en una región que EE.UU. siempre había considerado de su completa influencia, un régimen revolucionario que contaba con el apoyo de Moscú y La Habana. En África fue donde tuvo lugar una más rápida expansión soviética. En 1974, en Etiopía, uno de los países más pobres del mundo, se produce una revolución que derroca la monarquía y que llevará a su líder Mengitsu a instalar en 1977 un régimen que se proclama marxista y aliado de la URSS. Tras la "revolución de los claveles" en Portugal, en 1975 sus antiguas colonias africanas acceden a la independencia. En el marco de guerras civiles se instauran en Angola y Mozambique, regímenes revolucionarios y favorables a los soviéticos. En la guerra angoleña, la Cuba de Fidel Castro envía tropas que lucharán contra las incursiones del ejército sudafricano que apoyaba al contendiente anticomunista. El momento clave: la invasión soviética de Afganistán en 1979 Este pobre país, que durante el siglo XIX había sido terreno de disputa del imperialismo ruso y el inglés, volvió en los años setenta a convertirse en un territorio clave en las relaciones internacionales. A partir del derrocamiento del rey Zaher Shah en 1973 se abrió un período de inestabilidad en el que finalmente se disputaron el poder diversas facciones comunistas enfrentadas a su vez con guerrillas islámicas. Moscú decide intervenir para imponer un gobierno que garantizase el orden y mantuviera al país en la esfera de influencia soviética: el 24 de diciembre de 1979 las tropas soviéticas invaden el país, se iniciaba la guerra de Afganistán. La reacción occidental fue inmediata. Considerando que la anexión de Afganistán llevaba la influencia soviética más allá del territorio tradicional del Pacto de Varsovia, EE.UU. y sus aliados organizan inmediatamente la contraofensiva. La ONU y los Países No Alineados condenaron la invasión y la Casa Blanca, junto a otra serie de medidas destinadas a frenar el expansionismo del Kremlin, decidió ayudar a la guerrilla islámica que se enfrentaba a las tropas soviéticas. La invasión soviética de Afganistán y la consiguiente reacción occidental desencadenó un nuevo período de tensión internacional tras la época de la distensión: una nueva guerra fría. La respuesta americana al desafío soviético Jimmy Carter (1976-1980)
  • 20. Jimmy Carter (1976-1980) llevó a la Casa Blanca una nueva política internacional muy influida por cuestiones morales y humanitarias. Ese impulso recordaba al presidente Wilson, también miembro del partido demócrata. El elemento central de la nueva política exterior norteamericana debía ser la defensa de los derechos humanos. La cínica política mantenida en América Latina por tantos años en los que Washington no había dudado en apoyar a brutales dictaduras subyacía bajo esta nueva preocupación. En un principio, Carter obtuvo importantes éxitos. Tras arduas negociaciones consiguió que el Senado aprobara en 1977 el acuerdo para retornar a Panamá, en el año 2000, la soberanía del Canal, lo que significó un gran cambio en la tradicional política norteamericana hacia América Latina. El año siguiente, 1978, contempló su mayor éxito diplomático: la firma de los Acuerdos de Camp David por parte de Menajem Begin, primer ministro de Israel, y Anuar el Sadat, presidente de Egipto. Sus éxitos culminaba en 1979 con el establecimiento de relaciones diplomáticas entre EE.UU. y la República Popular de China y la firma en junio de 1979 en una cumbre con Breznev en Viena de los Acuerdos SALT II. Estos acuerdos de desarme fueron, sin embargo, severamente criticados por la opinión más conservadora norteamericana que consideraba que permitían a la URSS situarse en una posición de ventaja. Entre estos críticos destacaba un político de la derecha republicana, Ronald Reagan. Todos los éxitos de la política internacional de Carter se vieron eclipsados por el triunfo de la revolución islámica en Irán en enero de 1979. El acceso de Jomeini y los clérigos chiítas al poder en Teherán marcaba la aparición de un fenómeno, el del islamismo, que en aquel momento nadie, ni la propia administración americana ni el Kremlin, fue capaz de valorar en su verdadera importancia. La humillación que sufrió el "Gran Satán", en palabras de Jomeini , con el asalto a la embajada norteamericana y el mantenimiento durante 444 días de los rehenes capturados supuso un durísimo golpe para el prestigio de Carter y, en gran medida, le costó su fracaso en las elecciones de 1980. No obstante, en aquel momento la invasión soviética de Afganistán fue el acontecimiento clave que precipitó un nueva fase en la política internacional y en la guerra fría. La reacción de Carter fue inmediata. Congeló el debate en el Senado de los Acuerdos SALT II, anunció una drástica reducción de venta de grano y de productos de alta tecnología a la URSS, y, viendo en la invasión de Afganistán una amenaza en una región tan sensible como la del Golfo Pérsico anunció lo que se vino a denominar la Doctrina Carter: el compromiso norteamericano de usar la fuerza si fuera necesario para acceder a los recursos petrolíferos del Golfo Pérsico. El boicoteo de los Juegos Olímpicos de Moscú de 1980, al que la URSS y sus aliados contestarían no acudiendo a los Juegos de Los Angeles en 1984 fue el triste resultado en el terreno deportivo de esta agudización de las tensiones entre los bloques. Cuando Carter abandonó la Casa Blanca, derrotado por el republicano Ronald Reagan, las relaciones soviético-norteamericanas se hallaban en una situación de deterioro, desconocida desde hacía muchos años. Ronald Reagan (1980-1988) La postura del nuevo presidente Reagan (1980-1988) quedó definida en su célebre discurso pronunciado el 8 de junio de 1982 en la Cámara de los Comunes británica durante una visita a una Gran Bretaña dirigida por una política muy próxima a sus puntos de vista: Margaret Thatcher. En ese discurso el presidente norteamericano calificó a la URSS lisa y llanamente de "Imperio del Mal".
  • 21. Ronald Reagan representó la nueva voluntad americana de combatir a la URSS hasta doblegarla y ganar así la guerra fría. Inspirado en una ideología neoliberal fuertemente marcada, este antiguo enemigo de la distensión, va a tratar de devolver a EE.UU. la confianza en su poder, confianza bastante mermada desde Vietnam. Sin reparar en el enorme déficit con el que tuvo que cargar la administración norteamericana, Reagan se lanzó al mayor rearme de la historia de su país desde la segunda guerra mundial. Este programa de rearme tuvo dos elementos clave: el mantenimiento de la "doble decisión" adoptada en 1979 por la OTAN desplegando los denominados "euromisiles" en Europa occidental a partir de 1983, y su propuesta, también en 1983, de la Iniciativa de Defensa Estratégica que de llevarse a cabo hubiera significado el fin del "equilibrio del terror" y la posibilidad para EE.UU. de ganar una guerra nuclear. Junto a la política de rearme, la nueva administración lanzó lo que se vino en denominar Doctrina Reagan: los EE.UU. en adelante usarían todo tipo de medios, incluyendo la fuerza militar si fuera necesario, para socavar cualquier régimen pro-comunista en el Tercer Mundo. Esta doctrina se aplicó principalmente en tres países: La invasión de Granada, pequeña isla caribeña, donde existía un régimen izquierdista al que Washington acusó de ceder su territorio para ser utilizado por cubanos y soviéticos. La ayuda a la guerrilla islámica que luchaba contra los soviéticos en Afganistán. Aquí los EE.UU. aplicaron una política que años después se volvería en su contra de forma espectacular. La ayuda militar masiva a la guerrilla islámica fortaleció las posturas más extremas del islamismo que posteriormente constituirán el mayor problema al que se enfrente EE.UU. y el mundo occidental. Un simple dato: Osama bin Laden luchó en la guerra de Afganistán en una guerrilla islámica armada y apoyada por Washington. Tras derrocar en 1979 la corrupta dictadura de Somoza, los sandinistas buscaron el apoyo cubano y soviético, y no apoyaron a la guerrilla izquierdista en El Salvador. La respuesta de Reagan dio lugar a uno de los episodios más oscuros de la política norteamericana en la guerra fría. La administración norteamericana armó a un ejército guerrillero, conocido como los Contras, formado en su mayor parte por antiguos soldados de la dictadura somozista que no dudó en utilizar todo tipo de medios para atacar al gobierno de Managua. La abierta oposición interna a estas tácticas llevó a que el Congreso norteamericano prohibiera el apoyo a los Contras, lo que desencadenó un importante escándalo político en Washington: el escándalo Irán-Contra. El gobierno de Washington vendió armas secretamente a uno de sus supuestos enemigos, Irán, y el dinero pagado se canalizó para, sin saberlo el Congreso, financiar a los Contras. Un período que se había iniciado en Washington con el idealismo de Carter, concluía con este máximo ejemplo de cinismo político. La compleja política norteamericana frente a Irán nos muestra un nuevo elemento que debemos comentar para conseguir una mejor imagen de conjunto: la aparición de conflictos que iban más allá de la lógica de los bloques enfrentados. Los nuevos conflictos El final de la década de los setenta y los inicios de los ochenta forman un período clave en el que viejos y nuevos fenómenos internacionales interactuaron de forma compleja. En un contexto caracterizado por una crisis económica internacional aguda, la "crisis del petróleo" iniciada en 1973, y por el inicio de
  • 22. la crisis final del sistema soviético, el Tercer Mundo va a ser escenario de la aparición de nuevos conflictos que van a trascender la lógica del enfrentamiento entre bloques, del conflicto entre EE.UU. y la URSS. El polvorín del Oriente Medio y los movimientos islámicos La paz entre Egipto e Israel (1979) El presidente egipcio Anuar el Sadat rompió en 1976 la alianza que Nasser había tejido con la URSS y, con el patrocinio norteamericano, firmó en 1978 con el líder israelí Menajem Begin los Acuerdos de Camp David que llevaron a la firma del tratado de paz entre Egipto e Israel en 1979. Esta paz por separado no trajo, sin embargo, la solución al conflicto. Los territorios palestinos continuaron bajo la ocupación israelí y Egipto fue condenado y aislado en el mundo árabe. Sadat , considerado por muchos árabes como un traidor, murió asesinado en 1981 por un grupo integrista musulmán. La guerra del Líbano (1975-1990) El mosaico de pueblos y religiones que conforma el Líbano no pudo aislarse de la conflictividad de la región y durante más de quince años se enfrentó en una guerra civil cruenta entre las múltiples facciones contendientes: falangistas cristianos, milicias chiítas pro-iraníes, guerilleros palestinos de la OLP, milicias drusas... Miles de palestinos se habían asentado en el Líbano y desde él lanzaban incursiones contra el norte de Israel. La respuesta del gobierno de Tel Aviv fue la ocupación del sur del país en 1978, y el ataque y bombardeo de Beirut en 1982 hasta el abandono de la ciudad de los guerrilleros de la OLP y su líder Yasser Arafat. La revolución islámica en Irán (1979) La aparición del islamismo, movimiento de fronteras difusas y difícil definición que también se viene en denominar fundamentalismo o integrismo islámico, es, sin lugar a dudas, la gran novedad del paisaje político mundial en la fase final del siglo XX. Aunque sus primeras manifestaciones aparecen en la primera mitad del siglo, el mejor ejemplo son los Hermanos Musulmanes en Egipto, es en el conflictivo marco del Oriente Medio donde el islamismo va alcanzar sus primeros éxitos. Tras cinco meses de cruentas manifestaciones el régimen pro-occidental del Sha de Irán es depuesto por una revolución islámica. El ayatollah Jomeini, máxima autoridad del clero chiíta accede al poder político y establece una brutal dictadura en la que impone a la población iraní los principios más rigurosos del Islam. En el terreno internacional, el Irán islámico se enfrenta a la vez con las dos superpotencias: EE.UU. "El Gran Satán" y la URSS comunista y atea. Humilla a Carter con el asalto a la embajada de EE.UU. en Teherán y la retención por más de un año de una cincuentena de rehenes y no duda en enfrentarse a Breznev deteniendo y fusilando a militantes comunistas.
  • 23. La guerra Irán-Irak (1980-1988) No es de extrañar que las potencias occidentales y Moscú miraran hacia otro lado e incluso apoyarann con armas a Irak, cuando su dictador, Saddam Hussein, decidió atacar a su vecino Irán. La guerra Irán- Irak (1980-1988), además de una de las más crueles del siglo XX, fue un buen ejemplo de los nuevos conflictos que sobrepasaban el marco estricto de la guerra fría y adelantaban las nuevas líneas de fractura que caracterizarán al mundo tras el fin del conflicto entre el bloque occidental y el soviético. Los conflictos entre las potencias comunistas en Indochina El abandono norteamericano de la península Indochina trajo un doble triunfo comunista en abril de 1975. Con pocos días de diferencia, las tropas de Vietnam del Norte ocupaban Saigón y establecían un régimen comunista, aliado de la la URSS, en todo el país; y las tropas de la guerrilla pro-china de los Khmers rojos, dirigida por Pol Pot , entraban en la capital de Camboya, Phnom Penh, y establecían una brutal dictadura. Los conflictos entre estos dos países comunistas se multiplicaron en adelante. El conflicto chino- soviético se vino a concretar en la península indochina. Finalmente, las tropas vietnamitas con apoyo soviético conquistaron en 1978 la Kampuchea (Camboya) de los Khmers rojos. Posteriores enfrentamientos fronterizos entre China y Vietnam fueron la última fase de esta pugna entre las dos grandes potencias comunistas por la hegemonía en la península indochina. El repliegue soviético Por unos años el panorama internacional había mostrado de forma engañosa un avance de las posiciones soviéticas en el gran tablero de la guerra fría. Estos éxitos fueron efímeros y muy pronto el Kremlin comprendió que le era absolutamente necesario iniciar reformas que sólo podían triunfar en un marco internacional menos crispado. ¿Cuáles fueron los factores que llevaron al ascenso de Mijaíl Gorbachov a la secretaría general del PCUS y al inicio del fin de la guerra fría? Factores externos La dureza de las posiciones de Reagan fueron sin lugar a dudas un elemento clave que llevó a la dirección soviética a reconsiderar la escalada ene el enfrentamiento con EE.UU. Por muy discutible que fuera su aplicación inmediata, la Iniciativa de Defensa Estratégica puso en el tapete la superioridad tecnológica y económica de EE.UU. y la debilidad soviética en esos dos terrenos clave de la pugna entre potencias. La dirección soviética se enfrentó también a la decidida resolución del bloque occidental de hacer frente a su desafío en Europa. Pese a las grandes protestas que tuvieron lugar en muchas capitales de Europa occidental, los "euromisiles" fueron desplegados en 1983. Factores internos El desafío al Kremlin no solo vino de su gran adversario. En el seno del bloque soviético se inició en 1980 la primera de las grandes protestas que culminarán en 1989 con el derrumbe de las democracias populares. En Polonia, el sindicato Solidaridad dirigido por Lech Walesa organizó una oleada de protestas que culminó con los Acuerdos de Gdansk, por los que, por primera vez en la historia de los países comunistas, el gobierno de Varsovia reconocía un sindicalismo independiente y libertad de expresión. Esta experiencia democratizador duró poco y, para evitar una intervención soviética, el
  • 24. general Jaruzelski declaró el estado de guerra y acabó con las reformas en 1982. Sin embargo, era evidente las crecientes dificultades de Moscú para controlar a sus estados satélite. La situación era aún más complicada en la propia URSS. La economía tenía graves problemas estructurales. No sólo dependía de las importaciones de grano norteamericano para alimentar a su población, sino que se hallaba muy rezagada en diversos aspectos tecnológicos clave con respecto a la economía occidental. El estancamiento económico y el progresivo deterioro del nivel de vida de la población soviética hacían evidente la imposibilidad de aceptar el desafío militar norteamericano y extendían el desaliento y la desmoralización entre la población. A esta crisis social y económica se le vino a unir una grave crisis política. En un sistema en el que poder desde tiempos de Stalin se había concentrado en el Politburó del Comité Central del PCUS y, especialmente, en la figura del Secretario General del partido, la muerte de Breznev a los 76 años en 1982 puso en evidencia el anquilosamiento del sistema político soviético. El poder se hallaba en manos de una verdadera gerontocracia: a Breznev le sucedió Yuri Andropov, de 68 años, que murió dos años después en 1984. A Andropov le vino a sustituir Chernenko, un anciano que murió un año después en 1985. Hasta el fin de la guerra de Vietnam en 1975, la imagen de EE.UU. había sido muy negativa y la URSS llevaba la delantera en lo que podemos denominar "la batalla de la imagen" entre las dos potencias. A partir de esa fecha la situación cambió. Los factores fueron múltiples: la publicación en 1974 de "Archipiélago Gulag" de Alexander Soljenitisin en el que el escritor ruso ponía al desnudo el horror del sistema de campos de concentración soviéticos, la invasión de Afganistán en 1979 o el lamentable espectáculo de la gerontocracia soviética con las sucesivas muertes y sustituciones de Breznev, Andropov y Chernenko llevaron a la URSS a una situación en la que la necesidad de cambio era evidente. El 11 de marzo de 1985, Mijaíl Gorbachov, de "sólo" 54 años, era elegido Secretario General del PCUS. Nadie podía esperar la magnitud del proceso de cambios que desencadenó. El "nuevo pensamiento político" de Gorbachov Mijaíl Gorbachov fue nombrado Secretario General del PCUS el 11 de marzo de 1985. La situación a la que se enfrentaba el nuevo líder del Kremlin era en general lamentable: tras largos años de estancamiento, la economía se hallaba al borde de la bancarrota y la sociedad soviética se encontraba inmersa en una verdadera crisis moral caracterizada por la falta de compromiso ideológico y el escepticismo general. Era imposible que la URSS mantuviera por más tiempo la ficción de "paridad" con los EE.UU. El desafío de Reagan y su Iniciativa de Defensa Estratégica había hecho conscientes a los dirigentes soviéticos de sus posibilidades reales de hacer frente a la competencia tecnológica y militar de EE.UU. Con un gasto de defensa que, según las fuentes, oscilaba entre el 16 y el 28% de su presupuesto, la URSS necesitaba urgentemente reducir sus gastos militar y enfocar sus inversiones a paliar sus múltiples carencias y deficiencias de la econmia soviética. Para Gorbachov la necesidad de un acercamiento a los EE.UU. era evidente y urgente. La reforma en la política exterior llegó antes que la perestroika (reestructuración) o la glasnost (transparencia) en la política interna. En julio de 1985, el sempiterno ministro de asuntos exteriores sovoiético Andrei Gromiko fue sustituido por Eduard Shevarnadze. En octubre, el telegénico Gorbachov
  • 25. iniciaba lo que algunos denominaron una "ofensiva de encanto" visitando diversas capitales occidentales. En su primer encuentro con el presidente Reagan en Ginebra en noviembre de 1985, el líder soviético planteó la necesidad de la distensión y de la reducción de armamentos nucleares. La postura de Gorbachov iba más allá de un mero repliegue táctico. Consciente de la imposibilidad de conjugar la guerra fría y la solución de los graves problemas que aquejaban a la economía y la sociedad soviética, el líder soviético, mediante su principal consejero en política internacional, Dobrinin, proclamó en el XXVII Congreso del PCUS en 1986 lo que denominó un "nuevo pensamiento político" (Novy Myshlenie): el nuevo mundo se caracterizaba por la "interdependencia global", en adelante, había que olvidarse de la lógica de la guerra fría y buscar la cooperación y el consenso en la dirección de las relaciones internacionales. Se trataba de buscar "una acción recíproca, constructiva y creador al mismo tiempo (...) para impedir la catástrofe nuclear y para que la civilización pueda sobrevivir". La URSS se preparaba para un gran repliegue, tanto en su competencia con los EE.UU. como en los compromisos internacionales que había ido adquiriendo a lo largo de la guerra fría. La tendencia apuntada por Gorbachov desde el inicio de su mandato se vio acrecentada por una serie de acontecimientos que hicieron absolutamente evidente la necesidad de reformas: • La catástrofe nuclear de Chernobil en Ucrania el 26 de abril de 1986 provocó un escape radioactivo doscientas veces superior al de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki, según fuentes de la Organización Mundial de la Salud, y obligó a la evacuación de más de medio millón de personas. Chernobil incrementó la consciencia general de las carencias y limitaciones del sistema económico soviético. • El fracaso y la incompetencia del en otros tiempos poderoso ejército soviético se veía corroborado en la guerra de Afganistán. La desmoralización que provocaba el "Vietnam soviético" fue acrecentada por episodios rocambolescos como el aterrizaje en la Plaza Roja de Moscú de un joven adolescente alemán, Mathias Rust, en mayo de 1987 sin que la defensa aérea soviética fuera capaz de evitarlo. • Estos ejemplos de crisis y decadencia tuvieron una resonancia multiplicada en la opinión pública soviética por la nueva política de glasnost (transparencia) impulsada por Gorbachov. Los acuerdos entre las grandes potencias La nueva actitud del líder soviético encontró, sorpresivamente para muchos, una voluntad negociadora por parte de Reagan y la administración norteamericana. Tras el primer encuentro en Ginebra en 1985 y el fracaso de la cumbre en Reikiavik en octubre de 1986, los acuerdos y las medidas de distensión se sucedieron: • En diciembre de 1987, los dos líderes firmaron el Tratado de Washington, que preveía la destrucción de las armas nucleares de corto y medio alcance. Era el fin de los SS-20 soviéticos y los euromisiles (Pershing y Crucero). Por primera vez, las dos superpotencias firmaban un acuerdo que no limitaba sino que eliminaba de forma verificada armas nucleares. • Las negociaciones START (Strategic Arms Reduction Talks), mientras tanto, avanzaron de forma significativa a lo largo de 1988. Por primera vez, se planteaba de una forma seria la reducción de las armas nucleares estratégicas. En junio de 1988, Gorbachov y Reagan mantuvieron un encuentro en la cumbre en Moscú en el que prosiguieron las conversaciones. Fruto de esas negociaciones fue la firma del Tratado START en julio de 1991 por parte de un
  • 26. Gorbachov al que le quedaban pocos meses en el Kremlin y un George Bush que había sustituido en la presidencia a Reagan. Esta cumbre fue denominado por muchos observadores como la primera cumbre de la "posguerra fría". • Gorbachov no sólo planteó el desarme nuclear sino que, empeñado en acelerar el proceso de distensión, anunció en diciembre de 1988 ante las Naciones Unidas una reducción unilateral de 500.000 hombres en las fuerzas armadas soviéticas y la retirada de tropas y carros de combate de la Europa Oriental. Pocos meses después, en marzo de 1989 se iniciaron en Viena conversaciones para la reducción de fuerzas convencionales en Europa que culminarían con un acuerdo firmado en Ottawa en febrero de 1990 por los ministros de asuntos exteriores de los países miembros de la OTAN y el Pacto de Varsovia. El repliegue soviético en el mundo Además de buscar la distensión con los EE.UU., la dirección soviética inició una clara política de desvinculación de sus compromisos con sus aliados a lo largo del mundo: • De forma graduada pero sin interrupciones, la URSS fue comunicando a sus aliados el fin de su apoyo militar y económico. Fidel Castro y los sandinistas nicaragüenses en América Latina; los regímenes de Angola, de donde se retiran las tropas cubanas, Mozambique y el general Mengistu en Etiopía; Vietnam en Asia..., todos recibieron la noticia de que la URSS iba a interrumpir su ayuda financiera, diplomática y militar. • El 8 de febrero de 1988, la URSS se comprometía a retirar sus tropas de Afganistán, haciendo efectiva su retirada el 15 de febrero de 1989. A fines de 1988, la URSS de Gorbachov se había desembarazado de la mayor parte de sus compromisos en el Tercer Mundo. Sus consecuencias fueron inmediatas. Sin ánimo de relacionarlas exhaustivamente: graves dificultades económicas en la Cuba de Fidel Castro, fin de la guerra civil en Nicaragua en 1988 y derrota sandinista en las elecciones en 1990, fin de la guerra entre Etiopía y Eritrea y caída del régimen de Mengistu en 1991, derrota del bando prosoviético en Afganistán y triunfo de las guerrillas islamistas en 1992, retirada del ejército vietnamita de Camboya en 1989 ... Las revoluciones de 1989 El proyecto de Gorbachov implicaba la imposibilidad de mantener por la fuerza a los regímenes de las "democracias populares" tal como se habían configurado tras las sucesivas intervenciones soviéticas. La perestroika y la glasnost tuvieron una inmediata consecuencia en los estados satélite de la Europa del Este. La forma en que Gorbachov puso en marcha el desmoronamiento del "imperio soviético" fue simple: no hacer nada para defender los regímenes del Este europeo. Sin la intervención soviética, estos gobiernos fueron barridos con extraordinaria facilidad en el corto plazo de unos meses. Ya en septiembre de 1988, Gorbachov había clausurado el Comité de Enlace con los países socialistas en el PCUS, un señal de que el Kremlin abandonaba la Doctrina Breznev. En diciembre de ese mismo año anunció solemnemente en la Asamblea General de la ONU un recorte unilateral de más de medio millón de soldados, de los que la mitad se retirarían con más de cinco mil tanques de la Europa del Este. La actitud de Moscú era cada vez más claramente conciliadora hacia la reforma en las "democracias populares"
  • 27. Aunque el objetivo de Gorbachov era que estos países aplicaran su propia perestroika, manteniéndose en el Pacto de Varsovia, muy pronto la realidad desbordó sus esperanzas. Polonia Polonia fue el país que inició el proceso revolucionario. Tras una serie de huelgas en el verano de 1988, el gobierno comunista, dirigido por el general Jaruselzski, tuvo que sentarse a negociar con el sindicato Solidaridad. Los acuerdos de abril de 1989 significaron el reconocimiento legal del sindicato y la apertura de un proceso de transición democrática. El partido comunista fue duramente derrotado en las elecciones de junio y no tuvo otro remedio que permitir la formación de un gobierno presidido por un Mazowiecki, dirigente de Solidaridad. Se formaba así el primer gobierno no comunista en Europa Oriental desde 1945. La rápida descomposición del régimen comunista, permitió que Lech Walesa fuera elegido presidente del país en 1990. Hungría En Hungría fueron los propios reformadores comunistas, como Imre Pozsgay, los que desmontaron con gran celeridad el sistema. Tras expulsar al viejo Janos Kadar en 1988, en la primavera de 1989 se estableció el multipartidismo y en octubre de ese año el Partido Socialista Obrero Húngaro (nombre oficial del partido comunista) se disolvía y se aprobaba una constitución democrática. Las elecciones del primavera de 1990 llevaron al poder a fuerzas democráticas anticomunistas. República Democrática de Alemania El cambio en Hungría tuvo una enorme repercusión exterior. La decisión de las autoridades de Budapest de abrir su frontera con Austria en septiembre de 1989 abrió una "brecha" en el telón de acero por el que decenas de miles de habitantes de la República Democrática de Alemania huyeron hacia la República Federal de Alemania, atravesando Checoslovaquia, Hungría y Austria. Al éxodo de la población se le unió pronto una oleada de manifestaciones a lo largo de toda Alemania Oriental. El líder de la RDA, Eric Honnecker, que acababa de felicitar públicamente al embajador chino por la represión en la plaza de Tiananamen, se planteó la solución represiva. Fue en ese momento cuando la actitud de Gorbachov disipó las últimas dudas. A fines de octubre de 1989 hubo tres declaraciones de enorme importancia política: • El 23 de octubre, ante la proclamación solemne en Budapest de Hungría como república soberana independiente, Eduard Shevarnadze manifestó que la URSS no debía interferir de ningún modo en los asuntos de la Europa oriental • Ese mismo día, Gennadii Gerasimov, portavoz de Gorbachov en asuntos de política exterior, enunció de manera bastante frívola que la Doctrina Breznev había sido sustituida por la Doctrina Sinatra. El portavoz se refería a una célebre canción del cantante norteamericano y venía a proclamar que la URSS permitía que los países del este hicieran las cosas "a su manera" (to do things their way). Esto significaba que el Kremlin ratificaba los cambios en Polonia y Hungría, y animaba a los demás países a seguir adelante. • Por si las cosas no estuviesen suficientemente claras, el día 25 Gorbachov, de viaje en Finlandia, condenó inequívocamente la Doctrina Breznev.
  • 28. A partir de aquí los acontecimientos se precipitaron, Honnecker fue sustituido por un comunista reformista, Egon Krenz, quién tomó la histórica decisión de abrir el Muro de Berlín el 9 de noviembre de 1989. El rápido derrumbamiento de la RDA abrió un proceso de negociación entre las cuatro potencias vencedoras de la segunda guerra mundial y la RFA, dirigida por un canciller, Helmut Kohl, que era muy consciente de la oportunidad histórica que se le abría a Alemania. Finalmente el denominado Acuerdo 4+2 (EE.UU, Reino Unido, Francia y la URSS más la RFA y la RDA) posibilitó la reunificación de Alemania el 3 de octubre de 1990. Esta reunificación fue más bien una absorción de la antigua Alemania comunista por la República Federal de Alemania: a cambio de un compromiso de limitación del poder militar alemán, del no estacionamiento de tropas de la OTAN en el territorio de la antigua RDA y de jugosas ayudas económicas, la Alemania reunificada siguió siendo miembro de la OTAN y de la Comunidad Económica Europea. Checoslovaquia La caída del Muro de Berlín precipitó los acontecimientos en los demás países del este. El régimen de Gustav Husak, guardían de la ortodoxia brezneviana desde 1968, tras un último intento represivo contra una manifestación estudiantil el 17 de noviembre, se derrumbó con enorme facilidad. La denominada "Revolución de Terciopelo" llevó a fines de diciembre a la presidencia de la Asamblea legislativa al héroe de la Primavera de Praga, Alexander Dubcek, y a la jefatura del gobierno a Vaclav Havel, uno de los disidentes más famosos en la Europa comunista. Bulgaria Al día siguiente de la caída del Muro de Berlín, un golpe dentro de la dirección del partido comunista, alentado por Gorbachov, derrocó al viejo líder Todor Yivkov y llevó al poder a Petar Mladenov, un comunista reformista que inició el camino hacia la democratización del régimen. Rumanía Aquí tuvo lugar la revolución más violenta de 1989. El 21 de diciembre el Conducator Nicolae Ceaucescu se encontró con que una manifestación para glorificarle se convirtió en una áspera protesta popular. En ese momento estalló una insurrección preparada por diversos cargos del partido comunista, y apoyada por el ejército y el pueblo. Tras vencer la resistencia de la Securitate, la temida policía secreta del régimen, Ceaucescu y su mujer Elena fueron apresados en su intento de huida, juzgados sumariamente y ejecutados el 25 de diciembre. La revolución rumana, que causó cerca de dos mil víctimas, puso fin al ciclo revolucionario de 1989 en la Europa oriental. En la pequeña pobre y pro-china Albania hubo que esperar un año más para que la dictadura instaurada por Enver Hoxha terminara cayendo. La frustrada revolución en China: la matanza de Tiananmen La muerte de Mao Zedong abrió una profunda crisis política en la China comunista que finalmente concluyó en 1980 con el ascenso al poder de Deng Chiaoping. Con la nueva dirección China se abrió a Occidente: Deng viajó a Washington, se firmó un acuerdo comercial chino-japonés y se llegó a un arreglo amistoso con el Reino Unido para la vuelta de Hong Kong a la soberanía china. Paralelamente, se emprendió una profunda reforma económica introduciendo elementos puramente capitalistas como