1. LECTIO DIVINA: Un itinerario para leer la Palabra Religiosas Franciscanas de María Inmaculada Provincia “Nuestra Señora de la Merced”
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4. Con sus cuatro momentos ( lectura, meditación, oración, contemplación ), la lectura orante favorece el encuentro personal con Jesucristo y nos lleva al compromiso , al modo de tantos personajes del evangelio: la Samaritana y su anhelo de culto verdadero (cf. Jn 4, 1-42) , Nicodemo y su ansia de vida eterna (cf. Jn 3, 1-21) , el ciego de nacimiento y su deseo de luz interior (cf. Jn 9) , Zaqueo y sus ganas de ser diferente (cf. Lc 19, 1-10) ...
5. La « lectio divina » es una manera de entrar en diálogo con el Dios que nos habla a través de su Palabra. Podemos representar gráficamente el itinerario de la «lectio divina» de la siguiente manera:
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8. ORACIÓN ¿Qué me hace decirle a Dios? * Orar la Palabra: pido, alabo, agradezco, suplico…
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12. Jesús y la mujer samaritana Así que llegó a una ciudad de Samaria llamada Sicar, cerca del campo que Jacob había dado a su hijo José. Estaba allí el pozo de Jacob. Entonces Jesús, cansado del camino, estaba sentado junto al pozo. Era como la hora sexta. Vino una mujer de Samaria para sacar agua, y Jesús le dijo: —Dame de beber. Pues los discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer.
13. Entonces la mujer samaritana le dijo: — ¿Cómo es que tú, siendo judío, me pides de beber a mí, siendo yo una mujer samaritana? — porque los judíos no se tratan con los samaritanos —. Respondió Jesús y le dijo: — Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: “Dame de beber,” tú le hubieras pedido a él, y él te habría dado agua viva.
14. La mujer le dijo: — Señor, no tienes con qué sacar, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva? ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob quien nos dio este pozo y quien bebió de él, y también sus hijos y su ganado? Respondió Jesús y le dijo: — Todo el que bebe de esta agua volverá a tener sed. Pero cualquiera que beba del agua que yo le daré, nunca más tendrá sed, sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para la vida eterna.
15. La mujer le dijo: — Señor, dame esta agua, para que no tenga sed, ni venga más acá a sacarla. Jesús le dijo: — Vé, llama a tu marido y ven acá. Respondió la mujer y le dijo: — No tengo marido. Le dijo Jesús: — Bien has dicho: “No tengo marido”; porque cinco maridos has tenido, y el que tienes ahora no es tu marido. Esto has dicho con verdad.
16. Le dijo la mujer: —Señor, veo que tú eres profeta. Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén está el lugar donde se debe adorar. Jesús le dijo: —Créeme, mujer, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. Pero la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre busca a tales que le adoren. Dios es espíritu; y es necesario que los que le adoran, le adoren en espíritu y en verdad.
17. Le dijo la mujer: — Sé que viene el Mesías—que es llamado el Cristo—. Cuando él venga, nos declarará todas las cosas. Jesús le dijo: — Yo soy, el que habla contigo.
18. En este momento llegaron sus discípulos y se asombraban de que hablara con una mujer; no obstante, ninguno dijo: “¿Qué buscas?” o “¿Qué hablas con ella?” Entonces la mujer dejó su cántaro, se fue a la ciudad y dijo a los hombres: — ¡Venid a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho!. ¿Será posible que éste sea el Cristo? Entonces salieron de la ciudad y fueron hacia él.
19. Muchos de los samaritanos de aquella ciudad creyeron en él a causa de la palabra de la mujer que daba testimonio diciendo: “Me dijo todo lo que he hecho.” Entonces, cuando los samaritanos vinieron a él, rogándole que se quedase con ellos, se quedó allí dos días. Y muchos más creyeron a causa de su palabra. Ellos decían a la mujer: — Ya no creemos a causa de la palabra tuya, porque nosotros mismos hemos oído y sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo.
20. Si conocieses el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber ¿Necesitan que, como la Samaritana, les ayuden a sacar el agua, y dejarse interpelar, por las Escrituras? ¿Con frecuencia se sienten ustedes como la Samaritana?
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23. Tener en cuenta que en la Biblia encontramos modos de hablar y de escribir distintos a los nuestros (parábolas, relatos de milagros, etc.). El mejor criterio para saber esto es leer todos los textos desde el mensaje y la vida de Jesús, que es el centro y la clave para leer toda la Biblia Recordar siempre que la Biblia es una palabra encarnada y que en ella hay que distinguir entre el mensaje perenne y lo que era propio sólo de aquella cultura (matanzas, violencia, discriminación de la mujer...).
24. 3) Leer para entender la vida Después de esta primera lectura del texto es necesario exponer nuestra vida a la interpelación del mensaje que hemos descubierto. En sus páginas no hay recetas, sino pistas fundamentales para orientar nuestra existencia . Leemos la Biblia para entender nuestra vida. Nosotros no leemos la Biblia para saber más cosas sobre ella o por mera curiosidad.
25. Tener una mirada penetrante sobre las cosas que pasan a nuestro alrededor: estar atentos a las cosas que nos pasan a nosotros y a la gente que nos rodea, a los signos de cada época. Estar dispuestos a dejarnos interpelar por el texto y por el mensaje que se nos desvela. Esto supone:
26. 4) Lectura orante La Biblia debe ser leída en el espíritu con el que ha sido escrita. A través de ella Dios nos habla, y para escucharle tenemos que estar en la misma sintonía. Esto significa que la lectura debe hacerse en un clima de oración, lo cual nos exige: Abrir sinceramente el corazón para acoger lo que Dios nos dice a través de su Palabra. Responder a Dios a través de la súplica, la acción de gracias... completando así el diálogo que él mismo comienza. Porque escuchamos a Dios cuando leemos su Palabra y le hablamos cuando le dirigimos nuestra oración.
27. 5) Lectura Comunitaria Es muy importante que la lectura personal se complemente con la comunitaria En la lectura comunitaria se ponen en juego los diversos carismas y sensibilidades para descubrir con más plenitud el mensaje de la Palabra de Dios, porque las diversas aportaciones hechas desde diversas experiencias de vida desvelan la riqueza de la Escritura con mayor claridad que la lectura individual. La lectura litúrgica es la mayor expresión de esta dimensión comunitaria
28. 6) Lectura comprometida La lectura de la Biblia tiene como meta la vida. Cuando nos acercamos a leer la Biblia, llevamos nuestra vida y la vida de quienes nos rodean. Al descubrir su mensaje y dejarnos interpelar por él, descubrimos que la Palabra de Dios nos ofrece un impulso para la vida, un camino de conversión. Normalmente, cuando nuestra lectura de la Biblia no desemboca en el compromiso, cada vez nos resulta más difícil de entender lo que leemos.