Prueba libre de Geografía para obtención título Bachillerato - 2024
El recién nacido y su madre. winnicott
1. El recién nacido y su madre, 1964
Winnicott se dirige en este caso a un auditorio formado por pediatras.
.
Este tema es tan complejo que vacilo en agregar una nueva dimensión. No
obstante, me parece que si la psicología tiene validez en el estudio del recién
nacido, las complicaciones que produce son solamente de orden práctico. Dentro
del marco teórico, cualquier contribución puede ser errónea (en cuyo caso, el
problema permanece sin resolver), o contener un elemento de verdad, en cuyo caso
simplifica las cosas en la forma en que la verdad siempre las simplifica El recién
nacido y su madre constituyen un tema bastante amplio; sin embargo, no me
agradaría restringirlo ocupándome tan sólo del recién nacido. Es la psicología lo
que está en discusión, y presumo que, cuando observamos a un bebé, también
observamos el medio que lo rodea y, detrás de éste, a la madre. Espero que los
padres encuentren comprensible que me refiera a “la madre" con mayor frecuencia
que "al padre". Es necesario tener en cuenta la gran diferencia que necesariamente
existe entre la psicología de la madre y la del bebé. La madre es una persona
compleja. El bebé, al principio, es todo lo contrario.
Para muchos no es fácil atribuir a un bebé cualquier cosa que pueda ser
denominada "psicológica" hasta después de algunas semanas o meses, y suelen ser
los médicos más que las madres los que tienen esta dificultad. ¿No podríamos
decir, entonces, que lo que cabe esperar de las madres es que vean más de lo que
está a la vista, y lo que cabe esperar de los científicos es que no vean nada que no
haya sido previamente demostrado? He oído decir que, en el recién nacido,
fisiología y psicología son una misma cosa (John Davis).
Es un buen punto de partida. La psicología es una extensión gradual de la
fisiología. No es necesario discutir acerca del momento en que se produce esta
transición. (Quizá varíe de acuerdo con las circunstancias. No obstante, la fecha de
nacimiento podría ser considerada como el momento en que se producen los
grandes cambios en este terreno, de manera tal que un bebé prematuro puede estar
mucho mejor psicológicamente en una incubadora, mientras que un bebé maduro
no podría desarrollarse en ella, sino que necesita del abrazo humano y el contacto
corporal. Es mi tesis que las madres, a menos que estén psiquiátricamente
enfermas, se orientan hacia su tarea especializada durante los últimos meses del
embarazo, y se recuperan gradualmente en el curso de las semanas y meses
posteriores al parto. He escrito mucho sobre esto, denominándolo "preocupación
maternal primaria". En ese estado, las madres, adquieren la capacidad de ponerse
en el lugar del bebé, por así decirlo. Esto significa que desarrollan una
impresionante capacidad para identificarse con el bebé, lo cual les permite
2. satisfacer las necesidades, básicas de éste en una forma que ninguna máquina
puede imitar, y que ninguna enseñanza puede abarcar. ¿Puedo dar esto por
sentado y enunciar a continuación que el prototipo de todo el cuidado del bebé es
el sostén? Y me refiero al sostén humano. Soy consciente de que estoy llevando al
límite el significado de la palabra "sostén", pero entiendo que se trata de una
enunciación sucinta y suficientemente verdadera. Un bebé que es sostenido
adecuadamente difiere bastante de otro que no lo es. Ninguna observación de un
bebé tiene valor para mí si no va acompañada de una buena descripción de la
calidad del sostén. Por ejemplo, acabamos de ver una película a la que atribuyo un
valor especial. En ella un médico sostenía a un bebé que caminaba, a modo de
ilustración de los primeros pasos; observando la lengua del médico se podía
apreciar que estaba actuando en forma cuidadosa y sensible y que el bebé no se
estaba comportando como lo hubiera hecho si la persona que lo sostenía hubiese
sido otra. Creo que en general los pediatras son personas capaces de identificarse
con el bebé y de sostenerlo, y quizás es esta capacidad de identificación lo que los
orienta hacia la pediatría.
Vale la pena mencionar algo tan obvio porque muchas veces se describen grandes
variaciones en la forma de comportarse de un bebé, y pienso que siempre
deberíamos tener una filmación de la persona que está realizando la investigación,
para así poder juzgar si era alguien que sabía cómo se sentía el bebé en ese
momento. El motivo por el cual este aspecto especial del cuidado del bebé debe ser
mencionado, aunque sea en esta breve enunciación, es que en las etapas tempranas
del desarrollo emocional, antes de que los sentidos se hayan organizado, y antes de
que exista algo que pueda denominarse un yo autónomo, se experimentan
ansiedades muy severas. En realidad, la palabra "ansiedad" no nos sirve, ya que la
angustia que experimenta el bebé en esta etapa es similar a la que lleva al pánico, y
el pánico es ya una defensa contra la agonía que impulsa a la gente a suicidarse
antes que a recordar. Aquí me he propuesto utilizar un lenguaje fuerte.
Supongamos el caso de dos bebés. Uno fue adecuadamente sostenido (en el
sentido amplio que atribuyo al término), y no hubo nada que pudiera impedir un
crecimiento emocional rápido, acorde con las tendencias innatas. El otro no pasó
por la experiencia de haber sido sostenido adecuadamente, y por fuerza su
crecimiento se retrasó y distorsionó, y cierto grado de agonía primitiva persistió en
su vida.
Digamos que en su caso, a través de la experiencia corriente de un sostén
suficientemente bueno, la madre fue capaz de suplir una función yoica auxiliar, de
modo tal que el bebé tuvo un yo desde el principio, un yo personal muy débil pero
asistido por la adaptación sensible de la madre y por la habilidad de ésta para
identificarse con su bebé en lo relativo a las necesidades básicas. El bebé que no
pasó por esa experiencia debió desarrollar un funcionamiento yoico prematuro, o
bien desarrolló una confusión. Creo que debo expresarme con sencillez, porque
quienes poseen experiencia en lo relativo al físico no necesariamente saben mucho
de teoría psicológica. En la psicología del crecimiento emocional, para que los
3. procesos madurativos del individuo se vuelvan reales, necesitan del aporte de un
ambiente facilitador. Este ambiente facilitador adquiere muy pronto una
adaptación de complejidad extrema. Sólo un ser humano puede conocer a un bebé
de un modo que haga posible una adaptación de complejidad creciente adecuada a
las necesidades cambiantes del bebé. La maduración en las primeras etapas, y
ciertamente durante todo el crecimiento, es en gran medida una cuestión de
integración. No puedo repetir aquí todo lo que se ha escrito acerca de los detalles
del desarrollo emocional primitivo, pero sí decir que éste incluye tres tareas
principales: integración del yo, establecimiento de la psique en el cuerpo, y
formación de relaciones objétales. Con ellas se corresponden, aproximadamente,
las libres funciones de la madre: sostén, manejo y presentación de objetos. El tema
es muy amplio. He realizado un intento de desarrollarlo en "El primer año de
vida", pero en este momento mi propósito es mantenerme más cerca de la fecha de
nacimiento. Observarán que estoy intentando atraer la atención hacia el hecho de
que los bebés son humanos desde el principio, es decir, suponiendo que cuenten
con un aparato electrónico apropiado. Sé que en este lugar no es necesario atraer la
atención hacia el hecho de que los bebés son humanos.
Este es el común denominador de la psicología que pertenece a la pediatría.
Es difícil encontrar un modo de precisar cuándo se comienza a ser persona. Si hay
alguien capaz de acumular experiencias, compararlas, sentir y diferenciar las
sensaciones, ser aprehensivo en el momento apropiado y comenzar a organizar
defensas contra el sufrimiento mental, entonces yo diría que el bebé ES, y el
estudio del bebé a partir de este punto necesita incluir a la psicología.
Ustedes seguramente tendrán conocimiento de diversos intentos que se están
realizando para estudiar a los bebés por medio de la observación directa. Aquí,
bastará con que mencione la bibliografía citada al final del reciente libro
Determinants of Infant Behaviour Vol. 2. No me referiré específicamente a este
método, y podría preguntárseme: ¿Por qué no?, ya que la observación directa es
necesaria para que el trabajo tenga sentido para quienes (como muchos de los aquí
presentes) se dedican principalmente a la ciencia física. Pero yo preferiría en estos
pocos minutos intentar transmitirles una pequeña parte de mi experiencia como
psicoanalista y como psiquiatra de niños. He arribado a estas conclusiones hace
mucho tiempo, a partir de la práctica de la pediatría física.
¿De qué manera puede el psicoanálisis contribuir a la comprensión de la psicología
del recién nacido? Obviamente, habría mucho que decir acerca de los rasgos
psiquiátricos que pueden presentar la madre o el padre, pero para mantener el
tema dentro de los límites que lo hagan manejable me veo obligado a presuponer
cierto grado de salud en los padres y a dedicar mi atención al bebé, y además, a
presuponer la salud física del bebé.
El psicoanálisis ha sido útil en primer lugar aportando una teoría (la única
existente, en realidad) del desarrollo emocional. Pero en los comienzos sólo
consideraba las cuestiones infantiles en el simbolismo de los sueños, en la
4. sintomatología psicosomática, en el juego imaginativo. Gradualmente fue
retrocediendo en el tiempo hasta aplicarse aun a los niños pequeños, digamos, de
dos años y medio de edad. Esto no aportó lo necesario para nuestro propósito
actual, sin embargo, ya que los niños de dos años y medio están
sorprendentemente lejos de su primera infancia, a menos que sean enfermos e
inmaduros.
Estoy sugiriendo que el desarrollo más importante del
psicoanálisis, para lo que aquí nos interesa, fue la extensión del trabajo del analista
hasta abarcar el estudio de pacientes psicóticos.
Se está comprobando actualmente que, mientras que la psiconeurosis conduce al
analista a la niñez temprana del paciente, la esquizofrenia lo conduce a su primera
infancia, a los comienzos, a una etapa de dependencia casi absoluta. En resumen,
en estos casos han existido fallas del ambiente facilitador en una etapa anterior a
aquella en que el yo inmaduro y dependiente adquiere la capacidad de organizar
defensas.
Para reducir aún más el campo, el mejor paciente para el investigador que estudia
la psicología de la primera infancia de esta manera es el esquizofrénico fronterizo,
o sea, aquel que posee una personalidad funcional suficiente como para
psicoanalizarse y realizar el arduo trabajo necesario para que la parte enferma de
su personalidad pueda encontrar alivio. No puedo hacer mucho más que
presentarles el modo en que un paciente severamente regresivo que se encuentra
en tratamiento analítico regular puede enriquecer nuestra comprensión del bebé.
Efectivamente, el bebé se encuentra en el diván, o en el suelo, o en algún sitio, y la
dependencia está presente en toda su magnitud, la función auxiliar del yo del
analista es activa, la observación del bebé puede ser directa, excepto por el hecho
de que el paciente es un adulto que sin duda tiene cierta experiencia de la vida.
Debemos tener presente esa experiencia que distorsiona la óptica.
Quiero que sepan que soy consciente de las distorsiones, y que lo que digo no
apunta a demostrar nada, aunque puede resultar ilustrativo. A continuación,
expondré dos ejemplos de mi intento de demostrar que sé algo acerca de las
distorsiones. En primer lugar, un niño esquizofrénico de cuatro años. Su madre y
su padre se ocupan de su cuidado. El niño recibe una atención muy especial, y,
como no es un caso muy severo, se está recuperando en forma gradual. En mi
consultorio juega a que nace nuevamente de su madre. Le endereza las piernas
mientras está en su regazo y luego se desliza por las piernas hasta el suelo; repite la
maniobra una y otra vez. Es un juego particular que deriva de una relación
especial con su madre, y que corresponde al hecho de que ésta, más que una madre
es la enfermera psiquiátrica de un niño enfermo. Ahora bien, este juego involucra
un simbolismo; se asocia con todas las cosas que a la gente normal y corriente le
gusta hacer; y también con la forma en que el nacimiento aparece en los sueños.
¿Pero se trata de un recuerdo directo que este niño tiene de su nacimiento?
5. En realidad no hay tal cosa, ya que nació por cesárea. Lo que quiero dar a entender
es que todo intento de considerar el pasado de un paciente debe ser corregido
constantemente, y soy consciente de esto, aunque el simbolismo sea adecuado En
segundo lugar, veamos el caso de una mujer Histérica que “recuerda" su
nacimiento. Lo recuerda con lujo de detalles, tiene sueños angustiosos al respecto,
y en uno de sus sueños aparece el médico; luciendo levita y galera y llevando una
valija, y ella recuerda lo que él le dijo a su madre. Por supuesto, se trata de una
típica distorsión histérica, aunque no debe descartarse la posibilidad de que esta
mujer también estuviera tomando en cuenta recuerdos reos de su nacimiento. Un
material onírico semejante no puede ser utilizado en esta discusión, y ciertamente
la mujer, como persona adulta, tenía conocimientos relativos al proceso del
nacimiento, y tuvo muchos hermanos que nacieron después que ella.
En cambio puedo referirles el caso de una niña de dos años que representaba a su
hermanita en el momento de nacer. La niña estaba tratando de establecer una
nueva relación con su hermanita. Había algo específico que nosotros debíamos
hacer. Ella entró sabiendo lo que quería, y me hizo sentar en el suelo entre los
juguetes, y yo tenía que "ser ella". Luego salió, trajo a su padre desde la sala de
espera hasta el consultorio (hubiera traído a su madre, pero era el padre el que
estaba allí), se sentó sobre sus rodillas, y entonces ella era el bebé que nacía. Para
representar el nacimiento saltó sobre las rodillas de su padre y luego se deslizó
Hasta el suelo por entre sus piernas y dijo: "¡Soy un bebé!" Luego me observó; yo
tenía una función específica que cumplir: representarla a ella. Me dijo más o menos
lo que tenía que hacer: enojarme mucho y tirar los juguetes y decir: "No quiero una
hermanita" y cosas por el estilo, y esto debía repetirse una y otra vez. Ustedes ven
lo fácil que resultaba para esta niñita representar el proceso del nacimiento
deslizándose hasta el suelo, y lo repitió alrededor de diez veces hasta que su padre
ya no pudo soportarlo, y luego comenzó a nacer de la cabeza de su padre;
ciertamente, esto no le importó tanto a él debido a que es profesor y es muy
inteligente.
A continuación me gustaría hablarles del reflejo de Moro. Todos ustedes lo
conocen, y no necesito explicar que, si se deja caer levemente la cabeza de un bebé,
éste reacciona de modo previsible.
Es un aspecto de lo que denomino quehacer materno insuficientemente bueno, que
destaco a los efectos del estudio científico. Es exactamente lo que una madre no
haría a su bebé. El motivo por el cual los médicos no reciben una bofetada cuando
lo hacen es que son médicos, y las madres se sienten intimidadas por los médicos.
Ciertamente, un reflejo de Moro no altera la psicología de un bebé pero si se diera
el caso de una madre, obsesionada con el reflejo de Moro, que alzara a su hijo cada
veinte minutos y dejara caer su cabeza para ver qué ocurriría, ese bebé no tendría
una madre suficiente mente buena. Es exactamente lo que una madre no haría a su
6. bebé. Aunque una madre puede no tener palabras para describir sus sentimientos
por su bebé, ando lo alza y lo cobija en sus brazos.
A continuación quisiera referirme al tratamiento analítico de una paciente. Esta
mujer necesitaba una profunda y prolongada regresión a la dependencia. Su
tratamiento se prolongó por muchos años. Me proporcionó una oportunidad única
de observar la primera infancia: la aparición de la primera infancia en un adulto. El
bebé al que se le provoca el reflejo de Moro no puede hablar de lo que le sucedió.
Mi paciente, en cambio, cada vez que se recuperaba después de una etapa de
regresión profunda, se convertía en una persona adulta con conocimientos y
experiencia Podía hablar. El problema de que no fuera sólo un bebé sino también
una persona compleja debe ser tenido en cuenta.
En la muy temprana etapa del desarrollo emocional a la que esta mujer retrocedió,
se tiene una idea muy simple del self. En realidad, mediando un quehacer materno
suficientemente bueno, sólo es necesario esbozo de una idea del self, o tal vez ni
siquiera eso.
El sostén incorrecto (o la falla ambiental que provoca el reflejo de Moro) impone al
bebé una conciencia prematura para la cual no está bien equipado. Si el bebé diera
hablar, diría: "Ahí estaba yo, disfrutando de la continuidad de ser. No tenía idea
alguna acerca de una representación adecuada para mi self, pero podría haber sido
un círculo." (Interrumpiendo al bebé en este punto diré que, a mi juicio, la gente
que fabrica los globos que se venden en las plazas olvida que lo que les gusta a los
niños es una simple esfera que no obedezca a las leyes de gravedad; no desean
orejas ni narices ni leyendas ni nada por el estilo.) "La representación de mi self
podría haber sido un círculo (diría el bebé). De pronto, sucedieron dos cosas
terribles: la continuidad de mi ser, que es todo lo que tengo de integridad personal
en este momento, fue interrumpida, y fue interrumpida por tener que dividirme en
dos partes: un cuerpo y una cabeza. La nueva representación que me vi forzado a
hacer de mí mismo fue la de dos círculos separados, en lugar del círculo único del
cual ni siquiera tenía que ser consciente antes que ocurriera esta cosa espantosa." El
bebé está intentando describir una escisión de su personalidad y además la
prematura toma de conciencia producida por la caída de su cabeza.
En realidad, el niño fue sometido a un tormento mental, y es precisamente éste el
tipo de tormento mental que el esquizofrénico lleva consigo como recuerdo y como
amenaza, y el que hace que el suicidio se convierta en una alternativa razonable.
No he terminado aún con mi paciente. Quizás ustedes se pregunten por qué había en ella un
impulso de regresar a la dependencia, y ante todo debo responder a esta pregunta. En los casos
denominados "fronterizos" hay un impulso -refrenado- a avanzar en el desarrollo emocional. El
único modo de recordar las experiencias muy tempranas consiste en recibirlas, y como se trata de
experiencias que en su momento fueron excesivamente dolorosas porque tuvieron lugar cuando
el yo no estaba organizado y el yo auxiliar del quehacer materno era deficiente, es preciso que
sean revividas en una situación cuidadosamente preparada y probada como la que se da en un
encuadre psicoanalítico. Además, el analista está presente, así que, si todo marcha
bien, el paciente tiene alguien a quien odiar por la falla original del ambiente
facilitador que distorsionó los procesos madurativos.
7. En el caso particular de esta paciente, surgieron muchos pormenores sobre su
infancia que pudimos analizar juntos. Sucede que, con ella hice algo poco usual en
mi práctica. En cierto momento, en el curso del análisis, la paciente estaba en el
diván, con su cabeza apoyada en mi mano. Este tipo de contacto real es raro en la
práctica psicoanalítica, e hice algo censurable, por completo ajeno al psicoanálisis:
dejé caer su cabeza para ver si se producía el reflejo de Moro. Por supuesto, yo
sabía lo que iba a ocurrir. La paciente experimentó un sufrimiento mental muy
intenso, provocado por el hecho de quedar dividida en dos, y a partir de allí
pudimos continuar, para al fin descubrir cuál era el significado psicológico de su
agonía mental. Finalmente, ella fue capaz de decirme lo que le había ocurrido a su
self infantil; me explicó que en ese momento el círculo se había convertido en dos
círculos, y la experiencia fue un ejemplo de una escisión de la personalidad
causada por una falla específica en el ambiente facilitador, una falla en el
fortalecimiento del yo. Es muy raro que se me presente la oportunidad de hacer
una prueba de este tipo, porque mi función como terapeuta no es la de cometer
estos errores que producen un sufrimiento mental intolerable. No puedo sacrificar
a un paciente en el altar de la ciencia. Pero lo terrible es que, a través del tiempo,
uno comete todo tipo de errores simplemente por ser humano, de manera tal que
las pruebas se realizan y nos hacemos cargo de los resultados lo mejor que
podemos. En este caso, realicé la prueba deliberadamente.
A partir de este ejemplo, podemos ver que el reflejo de Moro puede o no depender
de la existencia de un arco reflejo. Me refiero simplemente a que no es necesario
que éste exista. No necesariamente debe existir un sustrato neurológico, o bien la
respuesta puede ser tanto neurofisiológica como psicológica, y cada una puede
convertirse en la otra. Lo que estoy sugiriendo es que no es prudente dejar de lado
la psicología si lo que uno se propone es formular una enunciación completa.
Existen sólo unas pocas de estas agonías primitivas. Se cuentan entre ellas, por
ejemplo, la sensación de caída interminable, las desintegraciones de todo tipo, y
todo lo que divide la psique y el cuerpo. Pronto se verá que estas cuestiones se
relacionan con el progreso en el desarrollo emocional del bebé que tiene lugar
cuando el quehacer materno es suficientemente bueno. Al mismo tiempo, en lo que
respecta a la esquizofrenia, se produce un retroceso. El esquizofrénico se ve
impulsado a entrar en contacto con aquellos procesos que deterioran el progreso
de la etapa más temprana, que abarca el período neonatal. Y este enfoque de la
esquizofrenia contribuye tanto a la comprensión de esta enfermedad como a la
comprensión de los bebés. Todavía queda mucho por investigar sobre el tema de
los recuerdos infantiles y lo que la experiencia del nacimiento significa para el
bebé. No tengo tiempo suficiente para desarrollar este tema aquí. Pero quisiera
comentar un sueño de una niña esquizofrénica que tuvo un nacimiento difícil.
Previamente, sin embargo, debo introducir el postulado de que hay un nacimiento
normal - psicológicamente hablando-, en el cual el trauma psicológico es mínimo.
En un nacimiento normal, desde el punto de vista del bebé, él nació porque estaba
preparado para nacer; y mediante grandes esfuerzos, por necesidad de respirar o
8. por lo que fuere, hizo algo; en consecuencia, desde su punto de vista el nacimiento
es algo "llevado a cabo por el bebé". Creo que esto no solamente es normal., sino
que es lo corriente. Estos dichosos acontecimientos no aparecen con tanta
frecuencia en nuestros tratamientos analíticos como en el simbolismo, en la ficción
y en el juego. Es lo que ha salido mal lo que aparece en el tratamiento, y una de
estas cosas es el retraso, que es infinito porque el bebé no tiene motivo alguno para
esperar el éxito.
Ahora retomemos el caso de la niña esquizofrénica a la cual dediqué 2500 horas de
mi tiempo. Tenía un coeficiente intelectual excepcionalmente alto: alrededor de
180, según creo. Y vino a tratarse, preguntándome si le daría la posibilidad de
suicidarse por un buen motivo en lugar de por un mal motivo. En esto, fracasé.
Cuando tuvo ese sueño, estaba en una etapa en la que volvía a vivenciar su
nacimiento, con todas las distorsiones propias de una mujer adulta sumamente
inteligente. Tenía una madre muy neurótica, y hay pruebas de que su conciencia
había sido despertada, si tal cosa es posible (y creo que lo es), unos días antes de la
fecha de su nacimiento, debido a que su madre sufrió un shock muy severo. Luego
el nacimiento se complicó por una placenta previa, de diagnóstico tardío. La vida
de esta niña tuvo un mal comienzo, y nunca logró adaptarse.
En medio de este nuevo intento suyo de comprender los efectos de todo aquello,
me pidió prestado mi ejemplar de EL trauma del nacimiento de Rank. Como
pueden ver, otra complicación. Todas estas complicaciones deben ser aceptadas y
tomadas en cuenta en el tipo de trabajo al que me estoy refiriendo. Leyó el libro y
la noche siguiente tuvo un sueño que le pareció altamente significativo, en lo que,
creo, coincidirán ustedes. Para el analista, estos sueños son el pan de cada día. Si
ustedes están familiarizados con el tema, podrán ver que este sueño involucra una
afirmación de su confianza en mí -el analista- como la persona que la sostiene, es
decir, que maneja su caso y realiza su análisis. El sueño ilustra además su
permanente estado de paranoia, su vulnerabilidad, su inexperiencia esencial,
contra la cual había organizado todas las defensas posibles. Un psicoanalista haría
notar que hay muchos determinantes de este sueño que no pueden remontarse tan
lejos como la fecha de nacimiento de la paciente. De todos modos, les referiré el
sueño como ejemplo ilustrativo. Esta es la idea de la paciente sobre su nacimiento:
Soñó que estaba debajo de un montón de grava. Toda la superficie de su cuerpo
tenía una sensibilidad extrema, difícil de imaginar. Su piel estaba quemada, lo cual
representaba su modo de decir que la sentía extremadamente sensible y
vulnerable. Estaba toda quemada. Sabía que si alguien venía y le hacía algo, el
dolor, tanto físico como mental, sería imposible de soportar. Sabía que existía el
riesgo de que alguien viniera y le sacara la grava de encima, y le hiciera cosas para
curarla, y la situación era intolerable. Hizo hincapié en que experimentaba
sentimientos comparables a los que acompañaron su intento de suicidio. (Había
hecho dos intentos de suicidio, y finalmente se suicidó). "Es algo que uno no puede
soportar más", dijo, "el horror de tener un cuerpo, y la mente, que ya ha sufrido
demasiado. Era la totalidad de ello, de toda la tarea, lo que la hacía tan imposible.
9. Si solamente me dejaran sola; si la gente dejara de acercárseme." Pero lo que
ocurrió en el sueño fue que alguien vino y echó aceite sobre la grava. El aceite
atravesó la grava, llegó hasta su piel y la cubrió. Entonces permaneció allí sola
durante tres semanas, al cabo de las cuales la grava pudo ser retirada sin causarle
dolor. Sin embargo, había una zona irritada entre sus pechos, "una superficie
triangular que no había sido alcanzada por el aceite, de la cual emergía algo
semejante a un pene pequeño o a una cuerda. Esta zona debía ser cuidada y, por
supuesto, era ligeramente dolorosa, pero bastante soportable. Simplemente, no
importaba. Alguien la arrancó."
Este sueño, creo, nos brinda (entre muchas otras cosas) una idea acerca de lo que
puede llegar a sentirse al nacer. Este no fue uno de los nacimientos que denomino
normales debido a la toma de conciencia prematura producida por las demoras en
el proceso de nacimiento.
Sé que hay quienes considerarán este enfoque como poco convincente. Lo que he
intentado hacer, de todos modos, es llamar la atención sobre cierta labor en curso
de la que quizá no hayan oído hablar, porque corresponde a una disciplina que les
es ajena. La teoría de la esquizofrenia como anulación de los procesos madurativos
de la primera infancia tiene mucho para enseñar al psiquiatra; también creo, tiene
mucho para enseñar al pediatra, al neurólogo y al psicólogo sobre los bebés y sus
madres.