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                    La Prospectiva humana y social:
                   alternativa de la nueva generación
                         para América Latina?


                               Javier Medina Vásquez
                 Profesor Universidad del Valle, Cali, Colombia.1
               Candidato a Doctorado en Previsión Humana y Social,
                     Pontificia Universidad Gregoriana, Roma



1
 Ponencia inicialmente preparada para el II Encuentro Iberoamericano de Estudios Prospectivos, México D.F., septiembre
de 1998.
El autor agradece a Colciencias y a la Universidad del Valle de Colombia por el apoyo recibido a través de una beca de
estudios de Doctorado en la Pontificia Universidad Gregoriana. También reconoce los aportes y sugerencias tanto de la
profesora Eleonora Masini como de Victoria Eugenia González, Fabienne Goux-Baudiment, Alberto Lo Presti y Mateo
Apuzzo. Las opinones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad del autor, y pueden no coincidir
con las de las organizaciones mencionadas.




                CICLO DE CONFERENCIAS SOBRE CONOCIMIENTO,
                         GLOBALIZACION Y TERRITORIO
Tabla de Contenido



1. América Latina requiere una prospectiva distinta?


2. La Prospectiva : Breve perfil de la escuela francesa

2.1. La etimología y los conceptos de los pioneros
2.2 Los postulados humanistas
2.3 La actitud prospectiva: un estado del espíritu orientado a la acción.
2.4 Las diferencias con la previsión clásica y la búsqueda del método
2.5 Perspectivas presentes y futuras
2.5.1 Crisis en la segunda generación?
2.5.2 Sobre la identidad de la prospectiva francesa actual dentro del campo de los futuros


3. La Prospectiva o previsión Humana y Social

3.1 Los antecedentes y las diferencias con otros enfoques acerca del futuro
3.2 Los niveles básicos de la construcción social del futuro
3.3 Las necesidades de desarrollo del campo de los futuros y las ciencias sociales.
3.4 Los aportes pedagógicos a la transformación cultural


4. Los desafíos para la prospectiva humana y social

4.1 Sobre la prospectiva como construcción social del futuro
4.2 La necesidad de fundamentar la labor pedagógica y educativa de la prospectiva humana y social
4.3 Los desafíos de la prospectiva humana y social


5. Conclusiones


Bibliografía
1. América Latina requiere una prospectiva distinta?2

De acuerdo con Lourdes Yero (1997), en América Latina se han sucedido varias oleadas en
la “socialización” de los estudios del futuro. Después de su “arribo” y “presentación en
sociedad”, diversos autores han caracterizado sus diferentes facetas y han hecho importantes
contribuciones, sobretodo en lo que se refiere a la divulgación de las metodologías y principios
fundamentales.3 No obstante la variedad de puntos de partida, existe un consenso tácito
alrededor de la valoración de la prospectiva francesa como referente principal para el
continente. Este consenso se ha venido afirmando a medida que avanzan los años noventa.
Cuando se exploran las razones de este interés, varias son las razones que emergen:

n       Una primera razón de índole histórica es que la futurología, tan valorada en
    norteamérica en los años sesenta, no tuvo mayor acogida en la región debido a su lógica
    implícita, según la cual el futuro implica una prolongación más o menos coherente del
    pasado. El debate de entonces no permitía aceptar este supuesto. La competencia entre
    socialismo y capitalismo como sistemas de organización social, y entre marxismo y
    funcionalismo como teorías sociales preponderantes, en cambio, ponía el acento en la
    necesidad del cambio social y la superación del “subdesarrollo” a través de la planificación.

n       Luego en los años setenta y ochenta, factores tales como los excesos y carencias de
    la planificación de tipo normativo-tradicional, la crisis de la teoría social, el análisis de
    una gran cantidad de experiencias empíricas y la ausencia de “proyectos sociales” , fueron
    mostrando que los estudios del futuro en América Latina requerían avanzar en diferentes
    aspectos. Autores como Costa Filho (1990) señalaron que se debía profundizar en las
    conceptualizaciones sobre el desarrollo, las modalidades de intervención social, y el rigor
    metodológico.

Es en este contexto que la prospectiva francesa ha ido ganando seguidores en la región. No
solo porque ofrece una caja de herramientas que se supone muy solvente en la práctica,
sino por lo seductor de su discurso aparentemente humanista y transformador. Así las cosas,
la puesta en marcha de varios proyectos bajo su guía metodológica, y la multiplicación de
los consultores y profesionales que siguen sus directrices, ha terminado casi por hacer
olvidar que existen otras perspectivas en los estudios del futuro, y se ha convertido
prácticamente en la formación dominante de los futuristas. Pues bien, con base en mi
experiencia práctica de 9 años -gran parte basada en la escuela francesa- y en un análisis
retrospectivo y de la situación actual de los estudios del futuro, en este artículo se hará un
análisis crítico de sus aportes reales, y se argumentará porqué es necesario considerar en
cambio a la previsión o prospectiva humana y social como una opción real y accesible para
la región. Se compararán ambos enfoques e identificarán diversos desafíos de vital
importancia para su desarollo. Se espera de esta forma reinvindicar la necesidad de
profundizar en bases realmente humanistas de la prospectiva, en sus fundamentos en ciencias

2
  En el presente documento se considerarán sinónimos los términos estudios prospectivos y estudios del futuro. Se
diferenciará el concepto de prospectiva comunmente asociada a la escuela francesa de aquel propuesto por la
prospectiva humana y social; y se reservará la noción de previsión al enfoque ideado por Eric Jantsch, que suele
concebir el futuro como una extrapolación del pasado y el presente.
3
  Ver entre otros autores que circulan en español o portugués, François, 1977; Rattner, 1979; Hodara, 1984;
Montañolas, 1987; Mojica, 1990; Miklos y Tello, 1991; Masini, 1993; MIDEPLAN, 1994; Medina & Ortegón, 1997).
La venezolana Lourdes Yero (1997) es quizás quien mejor ha identificado las etapas en el desarrollo de los estudios del
futuro en América Latina.
sociales, y su dimensión cultural y educativa para la formación de una nueva generación de
futuristas en América Latina


2. La prospectiva : Breve perfil de la escuela francesa
2.1. La etimología y los conceptos de los pioneros

De acuerdo con Cazes (1991) en el “Larousse pour tous” (edición de 1908), figura el adjetivo
“prospectivo” definido así: “que mira el porvenir”, y el ejemplo que lo avala, “una crítica
prospectiva”, corresponde a una fórmula utilizada por Théophile Gautier en su prefacio a
Mademoiselle de Maupin. Según el autor, la innovación introducida por el filósofo Gaston
Berger en 1957 consistió en hacer de prospectivo un sustantivo, y en emplearlo para
caracterizar un estado de ánimo particular, que consiste en ver en el futuro no una realidad
oculta que posee ya una existencia y que se llegará a descubrir empleando métodos científicos
apropiados, sino más bien el resultado deliberado o involuntario de nuestras acciones; de
ahí la necesidad, decía, de reflexionar sobre el porvenir cada vez que había que tomar
decisiones (no triviales).

Más exactamente, Berger (1967; 10-12) pensaba en la necesidad de constituir una
antropología prospectiva que permitiera reconocer el sentido general de las transformaciones,
una aproximación a la velocidad con la cual se producen los cambios sociales, y encontrar
los factores profundos que de ellos se derivan. Proponía el análisis intencional como el
método privilegiada para poner en evidencia las “intenciones profundas y a menudo
inconscientes que animan a los individuos y las sociedades” (op. cit, 10). Tal análisis debía
realizarse a través de un trabajo de equipo, con la “recta colaboración de filósofos atentos a
los fines y preocupados por los valores, y de especialistas que estuvieran perfectamente
informados de las realidades de sus dominios y de todos los medios que las diversas técnicas
ponen a nuestra disposición” (ibid). De esta suerte la antropología prospectiva debía “dar a
nuestras acciones un cuadro preciso de fines válidos y bases sólidas”. Pero ella no pretendería
ahorrarnos la responsabilidad de escoger. No nos daría una figura de autoridad a la cual
ineluctablemente plegarnos. En cambio, nos dibujaría a grandes rasgos varios mundos
posibles donde solo uno sería promovido a la existencia. Por consiguiente no nos dispensaría
de juzgar, sino que nos ayudaría a aclarar nuestro juicio y a formarnos nuestra capacidad
para ser solamente hombres conscientes de nuestros límites y nuestras debilidades, más
atentos a los deberes y a prevenir los riesgos. En suma, la antropología prospectiva invitaría
a la prudencia, y a “descubrir posibilidades exaltantes para que las futuras obligaciones
parezcan ligeras y para que la humanidad adolescente renazca a la esperanza y a descubrir
un sentido en su destino” (ibid, 10).

Fundamentalmente Berger acudió a la fenomenología husserliana para ampliar los horizontes
de la reflexión sobre el futuro. Cuando usó la palabra prospectiva pensaba en oponerla a
retrospectiva, con el fin de incitar al rechazo a una concepción simplista del presente, un
presente “sin espesor, sin duración y sin memoria”, noción propia del empirismo puro. Según
Piganiol (1974; 11-12), para Berger dichas actitudes corrientes estaban demasiado marcadas
por la costumbre errónea de ver el presente solo como el sucesor de los pasados
desvanecidos, sin tener en cuenta las potencialidades que encierra. Vale decir, que para la
fenomenología del tiempo nuestra experiencia nunca se limita al presente y al pasado, en
realidad reune también las experiencias que hubiéramos podido tener (potencialidades del
pasado) y las que podríamos provocar, ahora o más tarde (potencialidades del futuro). De
este modo la percepción común y corriente no ve hasta que punto el futuro impregna el
presente y por tanto lo desdeña o subvalora. Berger abogaba, pues, para que el presente se
viera en forma total, con su peso de existencias, de realidades y de potencialidades. Este
análisis filosófico es esencial porque ensancha muchísimo el campo de la visión, al mostrar
que siempre estamos ante varios porvenires, que podemos orientar desde el presente.

Ahora bien, Bertrand de Jouvenel dió un nombre a estas potencialidades del presente y del
futuro: los futuribles o futuros posibles, susceptibles en todo momento de ser examinados,
sea para aclarar nuevamente el presente, o sea para decidir y actuar. Tal neologismo
designaría “los descendientes del estado actual que nos parecen posibles”, utilizando adrede
el plural para sugerir que en todo momento existía más de un futuro posible (Piganiol, op. cit.
12). Su propuesta “El arte de la conjetura”, como llamaría a su libro más famoso, (De Jouvenel,
1967) sería entonces aquel que busca el rigor científico y la intuición para descubrir los
hechos portadores de futuro, encontrar correlaciones entre ellos e identificar sus evoluciones
más probables. No obstante el autor, politólogo y economista, pedía también que este arte
fuera empleado para que los políticos en sus actos se inspiraran más en el futuro que en el
pasado.

Así las cosas, para Piganiol (ibid. 12) las contribuciones de Berger y de Jouvenel configuran
todas las características esenciales de la prospectiva: ser una actitud frente al presente que
integra futuro y pasado, una reflexión que permite imaginar futuros posibles, un método que
nos ayuda a decidir mejor de cara a la acción, y una senda de esperanza para vivir mejor en
un porvenir que distintos caminos atan al presente. Sería entonces la búsqueda de estos
caminos que desde el presente nos conducen a vivir un futuro con sentido.


2.2 Los postulados humanistas

Para Pierre Piganiol (1974; 12-13) son cuatro los postulados subyacentes a la actitud
prospectiva: lucidez, libertad, voluntad y poder. 4
Afirma Piganiol que admitir que se pueden definir porvenires posibles y ligarlos al presente
por caminos realistas quiere decir que el ser humano es lo bastante lúcido como para descubrir
los gérmenes de la sociedad futura, en medio de la complejidad y las contradicciones de
esta época. Posición que, por demás, no está exenta de cierto orgullo, por lo cual no faltan
aquellas personas escépticas que dudan de las reales facultades humanas para analizar los
mecanismos que transforman la sociedad y por tanto de su capacidad de control sobre los
cambios sociales que desencadenan. En opinión del autor, el segundo postulado es el más
importante puesto que la prospectiva admite que los futuros posibles no son exclusivamente
el resultado automático de situaciones pasadas, que son múltiples y que podemos en cierta
proporción escogerlos libremente. Esto implica ir contra una concepción determinista de la
historia y significa una postura contra el fatalismo y el azar, pues sería el ser humano quien
tiene la capacidad de crear nuevos senderos en la historia a través de sus decisiones. El
tercer postulado sería el más fácilmente admitido. Plantea que la voluntad es aquella que

4
  Hughes de Jouvenel (1993) desarrolla los postulados de la libertad, la voluntad y el poder como un aspecto central de
la filosofía implícita de la prospectiva.
decisivamente orienta el porvenir, a través de la definición de objetivos y de la movilización
del poder necesario para alcanzarlos. Y se encuentra íntimamente entrelazada con el cuarto
postulado, que es el más “pesado”, porque admite que si se puede con las medidas y
reflexiones adecuadas conseguir los objetivos propuestos.

Ahora bien, resulta oportuno también aceptar que en nombre de la humildad se ha dudado
de la verdadera capacidad del ser humano para desplegar su poder y voluntad, y “es prudente
admitir que la lucidez tiene sus sombras, la libertad sus límites, la voluntad sus debilidades
y el poder sus incoherencias”. No obstante, dice Piganiol, que el prospectivista no puede
admitir esto como una renuncia al futuro, la cual es más una confesión de impotencia
convertida en doctrina y una “mala costumbre y una coartada” de aquellas personas (los
políticos) a quienes los problemas del corto plazo obligan a descuidar las perspectivas lejanas.
En este sentido la prospectiva admite que sus ideales muchas veces son imposibles de
conseguir pero espera poder acercarse a ellos. En esto es más aterrizado que el pensamiento
utópico. Pero no se resigna al fatalismo amargado que caracteriza el pensamiento realista y
cínico. Por consiguiente, la prospectiva se sitúa en la vía del medio entre la negación total
de la capacidad de transformación de las estructuras por el ser humano, y el optimismo
ciego de los tecnócratas. En sus palabras, el prospectivista se ubica “entre los que no creen
ni en el cero ni en el infinito, pero esperan que nuestros esfuerzos imperfectos lograrán
conseguir parcialmente los objetivos deseados”.

2.3 La actitud prospectiva: un estado del espíritu orientado a la acción:

La Prospectiva entonces permite la incursion sistematica en los posibles escenarios futuros,
no para predecir la ocurrencia de un determinado fenomeno sino más bien para identificar
las fuerzas que impulsan el cambio social (citado por Costa-Filho, 1990). Por tanto es
sobretodo una actitud, un proceso intelectual, un estado del espíritu orientado hacia la acción,
que emplea técnicas particulares más o menos sofisticadas, para hacer expresar los deseos
inconscientes, que una vez puestos al dia modifican el presente, y por ende actúan sobre el
futuro. (Teniere-Buchot, 1985).

Para Godet (1994), este “estado del espiritu” orientado a la acción se sintetiza en tres ideas
basicas:

n El futuro no esta escrito, esta por hacer. Por ello la prospectiva no puede confundirse con
  la prevision en el sentido tradicional (a lo Eric Jantsch), la cual está excesivamente marcada
  por la cuantificación y la extrapolación de tendencias. La prospectiva apuesta a un futuro
  decisivamente diferente del pasado.

n El futuro es la razón de ser del presente. Por tanto lo que se experimenta en el futuro es
  el resultado de las acciones del pasado, y lo que se desea explica las razones del presente.

n La prospectiva es necesaria para iluminar la acción. La prospectiva es una reflexion para
  iluminar la accion del presente con la luz de los futuros posibles, ella no pretende eliminar
  la incertidumbre con una prediccion ilusoria, sino tan solo reducirle todo lo posible y
  tomar decisiones que vayan en el sentido de lo deseado.
Según Godet (1994) habría entonces tres actitudes básicas frente a la incertidumbre y las
potencialidades del futuro: la pasiva (aquella que sufre el cambio), la reactiva (que espera el
cambio para reaccionar) y la prospectiva, que tiene un doble sentido: la preactividad (que
consiste en prepararse a un cambio anticipado) y la proactividad (que actúa para provocar
un cambio deseado). Para Cazes (1997; 30-31) la actitud prospectiva constituye así un
interés que se manifiesta cada vez más en mirar hacia el futuro. Pero no se trata tanto de un
deseo de aclararlo como si fuera un misterio, sino de una esperanza en conformarlo de
acuerdo a nuestras preferencias, una actitud superior a aquella de sufrir pasivamente el
futuro o de estar desinteresados respecto al porvenir. Entonces para la corriente francesa,
la prospectiva es primero un acto imaginativo y de creación, luego una toma de conciencia,
y por último implica la convergencia de las expectativas, deseos, intereses y capacidades
de la sociedad para alcanzar ese futuro deseado. Sin embargo, centrarse en las decisiones
no significa que la prospectiva consista solamente en enunciar lo deseable, dado que las
escogencias que operan sobre lo deseable tienen la particularidad de desenvolverse en un
futuro incierto, sus consecuencias son susceptibles de variar en función del contexto futuro
en el cual deben realizarse, y con seguridad podrán variar substancialmente con relación al
momento en el cual se toman y preparan las decisiones.

De otro lado, Hughes de Jouvenel (1997; 98-99) plantea que la prospectiva no tiene sentido
sino para aquel que está animado por una intención, y que posee un sistema de valores y de
ideas en virtud del cual es capaz de definir un objetivo y concebir un futuro deseable. Aquí
sale a la luz el concepto de proyecto, “expresión de un querer que, para ser logrado, se
inscribe necesariamente en la duración, una duración cuanto más larga que su puesta en
marcha implica una ruptura con el orden existente, una movilización de recursos de los
cuales no se dispone en el instante. Aquí interviene la ecuación sutil entre el sueño y la
razón: el primero genera visiones que nosotros nos formamos de un futuro mejor, que pasadas
por el tamiz de la razón se convertirán en los verdaderos motores de la acción”.5 Para el
autor, esta dimensión esencialmente subjetiva inherente a los proyectos -implícitos o
explícitos- representa un obstáculo de gran tamaño a todo análisis del futuro que pretenda
ser neutro o científico en el sentido tradicional, dadas las dificultades para descubrir las
verdaderas motivaciones de los actores, más allá de lo que suelen manifestar. No obstante,
a esta dificultad de analizar el poder de las ideas y la intensidad de los deseos, se puede
hacer frente con base en criterios de decisión y procedimientos de arbitraje que permitan
estructurar la reflexión acerca del futuro. De este modo, la “puesta en marcha del proyecto”
requiere métodos y procesos estructurados.

2.4 Las diferencias con la previsión clásica y la búsqueda del método

Establecer la distinción entre prospectiva y forecasting ha sido una constante en el
pensamiento francés. Mientras Michel Godet compara estos enfoques (ver tabla abajo)

5
  Al respecto Antonio Alonso Concheiro dice que la prospectiva está a medio camino entre la imaginación y la razón.
Así, mientras la predicción implica un destino fijo -el predicho- y no tiene en cuenta la voluntad y los actos humanos
de forjar el futuro, la unión entre imaginación y razón es la piedra angular de la prospectiva (Cfr. 1994; 46). A la par
de la ciencia y de la poesía, la prospectiva inventa y explora mundos posibles. No se rige por los criterios de verdad
establecidos por el presente, no limita la imaginación solo a aquello que la razón convencional acepta como posible. La
prospectiva analiza el pasado y el presente pero es antetodo ejercicio de libertad, es la posibilidad de escoger, de
inventar, es apertura, idea, creencia (1994; 49). La prospectiva sería entonces el arte de lo condicional.
haciendo énfasis en las causas frecuentes de errores de la previsión clásica, Hughes de
Jouvenel (1997; 99-100), plantea que las características que identifican a la prospectiva
serían las siguientes:


n La prospectiva es un camino pluridisciplinario de inspiración sistémica, que considera los
  fenómenos a partir del conjunto de sus factores e interrelaciones.

n Es un proceso que integra la dimensión del largo plazo, pasado y futuro, para descubrir
  las variables de inercia y las variables que fluctúan en escalas de tiempo más cortos;
  eliminar los efectos de ciclo y recuperar la libertad de maniobra para realizar las reales
  transformaciones.

n Es un proceso que integra rupturas; no postula la continuidad del cambio, sino que incorpora
  las innovaciones, los efectos de umbral, la irrupción de los actores “rompe-hábitos y la
  voluntad humana de cambiar las reglas del juego.

                    Tabla comparativa de la previsión clásica y de la prospectiva

               Causas de errores de la previsión              Características de la prospectiva

Visión         Parcial (de otra parte, todas las              Global (de otra parte, nada
               cosas permanecen iguales)                      permanece igual)

Variables      Cuantitativas, objetivas y conocidas           Cualitativas, cuantificables o no
                                                              subjetivas, conocidas o escondidas

Relaciones     Estáticas, estructuras constantes              Dinámicas, estructuras evolutivas

Explicación    El pasado explica el futuro                    El futuro, razón de ser del presente

Futuro         Unico y cierto                                 Múltiple e incierto

Método         Modelos deterministas y cuantitativos          Análisis de los juegos de los
               (econométricos, matemáticos)                   actores,modelos cualitativos
                                                              (análisis estructural) y estocásticos
                                                              (impactos cruzados)
Actitud
frente         Pasiva o reactiva (futuro sufrido)             Preactiva y proactiva (futuro
al futuro                                                     deseado)


                  Fuente: Michel Godet. Manuel de prospectiva stratégique. París, 1997.

Ahora bien, en el plano operativo, serían cinco sus características básicas (Hatem, 1993,
19):

n   El carácter cualitativo del ejercicio;
n   La globalidad del enfoque;
n   La racionalidad;
n   El voluntarismo; y
n La visión a largo término.

Cuestiones que según Godet fundamentarían las siete ideas claves que articulan los métodos
prospectivos:

n   La clarificación de las acciones presentes para iluminar el futuro.
n   La exploración de futuros múltiples e inciertos
n   La adopción de un enfoque global y sistemático
n   La consideración de los factores cualitativos y las estrategias de los actores
n   La conciencia de que la información y los pronósticos no son neutrales
n   La opción de la pluralidad y complementariedad de los enfoques
n   El cuestionamiento a las ideas preconcebidas de los pronósticos y los prospectivistas

Pues bien, todo este esfuerzo francés por diferenciarse del tradicional forecasting anglosajón
terminó por la puesta a punto de una caja de herramientas, un conjunto de técnicas
ensambladas alrededor del método de los escenarios, tales como el análisis estructural, el
análisis de las estrategias de los actores, el análisis morfológico, las matrices de impacto
cruzado, el análisis multicriterios, etc. Esta labor comenzó con la Datar en el año 1970 y
continuó con los aportes de muchas instituciones, especialmente Electricidad de Francia, el
Ministerio de la Defensa, el Commissariat General du Plan etc., encabezada por Michel
Godet. Su gran mérito consiste en pasar la prospectiva, del discurso un tanto literario de los
pioneros, a la práctica concreta de la realidad cotidiana. Para ello se basó en los métodos
de expertos creados por los norteamericanos en los años sesenta y setenta, sobretodo por
Theodore Gordon y Olav Helmer (Cfr. Helmer, 1983) y creó un proceso con una secuencia
organizada de etapas, apoyado en la formalización matemática, el cálculo de probabilidades
y la investigación operacional.6 De esta suerte el desarrollo de herramientas informáticas
permitió la aplicación y divulgación de la prospectiva para una audiencia amplia, que incluye
empresas privadas, organizaciones del sector público y administraciones territoriales en
Francia y fuera de ella. Por lo cual desde los años ochenta se registra un visible impacto
social y el surgimiento de diversas modalidades organizacionales y territoriales de aplicación
de la prospectiva, con diferentes tipos de resultados en la práctica (Cfr. Lesourne & Stoffaes,
1996; Saab, 1997). Por último, es de anotar el rumbo que le ha imprimido Godet a la
prospectiva en los años noventa, poniendola al servicio de la acción estratégica y del proyecto
de empresa, y por tanto denominándola prospectiva estratégica.

2.5    Perspectivas presentes y futuras

2.5.1 Crisis en la segunda generación de la prospectiva francesa?

Ahora bien, a 40 años del lanzamiento “oficial” de la prospectiva por Gastón Berger, y después
de haber conocido su época de gloria, cuál es la situación actual de la escuela francesa?

Para Goux-Baudiment (1996; 1997; 1998), en Francia la escuela de pensamiento creada
por Gastón Berger y Bertrand de Jouvenel se ha tornado minoritaria, siendo reemplazada

6
  La referencia obligada es el “Manuel de Prospective Stratégique. Vol. 1, Une indiscipline intellectuel. Vol. 2 L’art et
la méthode. (1997) de Michel Godet. Obra más completa que “De la anticipación a la acción” (1994 en español)
por una versión caracterizada por la influencia casi exclusiva de la economía, la utilización
de herramientas de naturaleza matemática e informática (modelos, análisis estructural,
MicMac, etc), y un matrimonio de conveniencia con la planeación estratégica.7 Esta nueva
práctica identifica lo que la autora denomina “prospectiva de segunda generación”, la cual
habría dominado el escenario francés progresivamente en los años setenta, ochenta y
noventa. Pero que en los últimos años parece estar entrando en una crisis, debido a las
siguientes razones principales, que surgen de un sondeo en el campo y de su amplia
experiencia:

n La inadecuación de su oferta a las nuevas demandas de las empresas y la administración
  pública, dada su tendencia a aplicar “modelos predefinidos”, complejos, costosos, inflexibles
  y pesados en su operación.
n El aislamiento y la poca escucha de la alta dirección, debido su preferencia a trabajar
  sobre los datos y no sobre los procesos, y a su “labor de oficina” basada en metodologías
  arriba-abajo, desconectadas de los procesos reales de cambio en el seno de las
  organizaciones.
n La brecha generacional y el vacío en la formación de nuevos prospectivistas, a causa de
  la falta de reconocimiento por la comunidad académica, la escasez de programas de
  ensañanza (apenas un programa y un solo profesor “oficial”) y la falta de oportunidades
  para la profesionalización de los jóvenes talentos.
n El “déficit de futuro” de la sociedad francesa, originada en el excesivo centramiento en el
  corto plazo y el individualismo imperante que obstaculiza los procesos y las filosofías de
  construcción colectiva del futuro.
n El debilitamiento institucional, debido al desmonte progresivo de los grandes aparatos
  estatales de la planificación a largo plazo, la tendencia a instituir solo pequeñas células
  en los ministerios encargadas de la vigilia estratégica y la evaluación, y
n La aparente pérdida de influencia y dinamismo en el ámbito internacional de las grandes
  asociaciones y los grandes profesores franceses de prospectiva.

El panorama es desconcertante, puesto que, cuando más se necesita una prospectiva fuerte
y estructurada a nivel mundial, ésta se encuentra en Francia en un momento de aparente
crisis o más bien de cambio entre esta segunda generación y una tercera en formación.
Cuáles serían entonces para Goux-Baudiment los factores que podrían revertir esta situación?
Por el lado de la demanda, una reciente legislación que obliga a las regiones a fundamentar
en la prospectiva sus “contratos” con la nación y a la DATAR a realizar una visión a largo
plazo de la sociedad francesa. Y por el lado de la oferta, las propuestas de una tercera
generación en surgimiento, para adecuar la prospectiva a los nuevos tiempos; a saber:

n Un retorno a las fuentes y a la impronta humanista original.
n Una real formación de los practicantes y una re-estructuración de las modalidades y los
  métodos.
n Un mayor equilibrio entre la anticipación y la evaluación en la práctica operacional.
n Un mayor énfasis en la evaluación de los impactos y un estudio de las mutaciones y
  rupturas en horizontes más cortos, a medida que la incertidumbre se acrecienta.
7
 Para ver una aproximación histórica a la escuela francesa, ver Cazes (1986). Evaluaciones importantes pero menos
“incisivas” de la situación actual están en Hatem (1993) y Lesourne & Stoffaes (1996). Un panorama importante de sus
principales aportes se encuentra en Medina & Ortegón (1997).
n Un nivel de conceptualización más alta, más global, mejor fundamentada en las ciencias
  sociales, especialmente en ciencias políticas, sociología y geografía.
n Un sentido más intuitivo, inductivo, integrativo y creador; una voluntad fuerte para innovar
  y explorar nuevas vías.
n Una orientación hacia la solución de problemas, que permita estar más cerca de las
  preocupaciones de los decisores públicos y privados, basada en un enfoque operacional,
  la práctica sobre el terreno, el benchmarking y la anticipación enfocada en la construcción
  de visiones compartidas del futuro.
n Trabajar con equipos y métodos sobre medida, eficaces, capaces de darle la palabra a
  los no expertos y a afrontar problemas reales del liderazgo, como la inconsistencia de la
  reflexión, la limitación de la racionalidad y la irracionalidad que se suele presentar en la
  toma de decisiones.


2.5.2 Sobre la identidad de la prospectiva francesa actual dentro del campo de los
futuros

Para identificar el lugar de la prospectiva francesa en el mundo, antetodo resulta conveniente
mirar el campo de los futuros como un proceso en permanente evolución, donde conviven
diversas prácticas que conforman un amplio espectro, en el cual se ubican diversos enfoques
y roles profesionales. De acuerdo con Rick Slaughter (Ver cuadro siguiente) el campo de los
futuros contempla tres vertientes principales,

                                            El campo de los futuros

          Concepto             Descripción

     Futures Research          Es el polo “duro” del espectro, con una búsqueda del conocimiento que hace
                               énfasis en la predicción, el pronóstico económico y tecnológico, el análisis de
                               sistemas y las ciencias administrativas. Es validado por especialistas en
                               pronóstico y planificación a través del uso de técnicas analíticas y métodos
                               cuantitativos. Se realiza investigación para los departamentos de gobierno y
                               grandes organizaciones pero sólo una pequeña parte es para el conocimiento
                               del público.

     Futures Movements         Con su énfasis en el cambio social “radical” está en el polo “blando” del
                               espectrum, recoge escritores especulativos, redes sociales, nuevos
                               movimientos sociales y estilos alternativos de vida. El movimiento feminista,
                               las organizaciones de paz y organismos de defensa del medio ambiente son
                               casos representativos. Alguna gente tiende a llamarse a sí misma futurista
                               porque maneja ideas sobre el futuro o porque crea visiones de futuros
                               deseables.

     Futures Studies           Está en el intermedio de los polos. FS hace la síntesis y comunica su
                               productos a través de la escritura de escenarios, investigaciones
                               comparativas y estudios críticos de los futuros. Hacen parte de FS
                               académicos, críticos, escritores y educadores quienes pueden realizar
                               trabajos especializados y comunicar ideas de futuro a una audiencia más
                               amplia. El tema educativo es fundamental

                       Fuente: Rick Slaughter, Futures Concepts and powerful ideas, 1996.
En este contexto, desde el punto de vista académico (Slaughter, 1993) en los estudios del
futuro existen varios enfoques, entre otros, uno empírico analítico, positivista, corporativo,
de gran influencia norteamericano y liderado por H. Kahn, H Simon y otros. Otro es el crítico,
interpretativo, comparativo, de origen europeo y representado por B. de Jouvenel, R. Junk y
M. Godet. Y otro es el “activista, visionario”, universal y aplicado, facilitador del desarrollo
de los futuros, ejemplificado en el trabajo de E. Boulding, Zieglar, J. Dator, etc. En este
sentido el enfoque prospectivo francés, habiendo aparecido en los años sesenta casi a la
par en su influencia que el enfoque norteamericano, actualmente se percibe como solo una
parte dentro de un vasto conjunto de propuestas y desarrollos sobre el futuro.

Ahora bien, cabe igualmente destacar que las fronteras y/o relaciones entre los estudios del
futuro y la prospectiva aparecen un tanto borrosas hoy en día, al incorporarse algunas ideas
esenciales de algunos pioneros de la prospectiva como Bertrand de Jouvenel dentro de los
estudios del futuro. Así, para Wendel Bell (1994; 54) existe un proceso de reflexión común
en el prever el futuro, en el cual se imaginan posibles futuros alternativos y se busca valorar
cual futuro puede ser el más probable si se decide o no emprender algunas acciones
específicas. Mediante esta exploración el futurista quiere saber, sobre la base de los hechos
presentes, cuáles son los futuros verdadera o verazmente posibles, cuáles son los futuros
más probables dadas las diversas condiciones, cuáles futuros alternativos son los más
deseables; y qué es lo que las personas individual y colectivamente pueden hacer para
alcanzar el futuro deseable y evitar las consecuencias del futuro no deseable.



                 Algunas definiciones actuales de los estudios del futuro:

n Un conjunto de técnicas, teorías y principios de investigación y representación de los
  futuros; método de conocimiento orientado hacia el futuro. (Dator, 1994; 97)


n Un enfoque científico, basado sobre la experiencia científica o de otro tipo, que crea y
  estudia significados, valores y otros símbolos mentales, como alternativas contingentes
  que se refieren al futuro. Tiene su propia sintaxis, semántica y pragmática a través de
  los cuales se relaciona la lógica y a los métodos, argumentos y problemas, hechos y
  acciones de los futuros humanos (Malaska, 1993, 1994)



      9 Propósitos básicos de los estudios del futuro según Wendell Bell (1996; 11)

     El estudio de los futuros posibles
1.
     El estudio de los futuros probables
2.
     El estudio de las imágenes del futuro
3.
     El estudio del conocimiento básico del futuro
4.
     El estudio de los fundamentos éticos de los estudios del futuro
5.
     La interpretación del pasado y la orientación del presente
6.
7. La integración del conocimiento del conocimiento y los valores en el diseño de la
   acción social
8. Incrementar la participación democrática en la imaginación y el diseño del futuro
9. Comunicar y abogar por una particular imagen del futuro


Entonces el autor plantea que el objetivo de los estudios del futuro no es predecir el futuro,
pues no se tiene una bola de cristal. Es la exploración sistemática de los futuros posibles,
probables y deseables o preferibles, para mantener y/o mejorar la libertad y el bienestar del
género humano ahora y en el futuro, así como para propender por el bienestar de todos los
seres vivientes, y la capacidad del planeta para “sostener” la vida. De este modo, prospectiva
y estudios del futuro compartirían un proceso central.

El campo de los futuros, por consiguiente, se muestra como un terreno donde sus practicantes
ejercen funciones distintas, tienen diversos objetivos, laboran desde diferentes tipos de
organizaciones, y usan distintas herramientas. Con base en el planteamiento de los futuros
posibles, probables y deseables realizado por Bertrand de Jouvenel (1967), Roy Amara ha
ideado un esquema que sintetiza muy bien el campo, y permite observar la multiplicidad de
enfoques según el énfasis que realice cada quién (Ver cuadro siguiente).

                        Mapa resumen del campo de los futuros

Premisas y          Futuro Posible           Futuro Probable       Futuro Deseable
logro de metas

Objetivos          Apertura al entorno      Análisis              Examen de preferencias

                   Alerta                   Evaluación            Soporte

                   Estimulación             Sistematización       Guía de los cambios

Roles              Manejo de imágenes       Manejo de análisis    Manejo de valores
                   de futuro

Herramientas       Perceptuales             Estructurales         Participativas

Practicantes       Visionarios              Analistas             Líderes carismáticos
                   Genios                   Metodólogos           Reformadores sociales
                   Escritores               Investigadores        Escritores
                                             de futuros

Organizaciones     No organizadas o         Think tanks           Grupos de interés
                   dominadas por una
                    sola persona


Fuente: The futures field: searching for definitions and boundaries, by Roy Amara,1981
Al respecto, es mi apreciación personal que la obra de Michel Godet, el representante más
importante de la actual escuela francesa, en pos del rigor metodológico se ha centrado más
en la vía de la identificación de los futuros probables y ha dejado un tanto a un lado la
exploración de los futuros posibles y deseables, la cual subordina a aquella8 . No obstante,
si bien esta decisión fue importante para ganar en profundidad metodológica en los años
setenta y ochenta, hoy en día es importante reconocer que igualmente en el mundo se ha
avanzado bastante en la exploración sistemática y organizada de los futuros posibles y
deseables.

Con este panorama, pues, vale la pena hacerse algunas preguntas. Por ejemplo:

n Frente a los enunciados de los prospectivistas de la primera generación, no es una paradoja
  que la escuela francesa actual en la práctica operacional se centre más en el futuro
  probable que en otra cosa?
n Por ejemplo, no resulta más “prospectiva” la reflexión del norteamericano Jim Dator (1994;
  77), para quien el objetivo de los estudios del futuro es ayudar a las personas a vivir de un
  modo feliz y eficaz, proveyéndoles un sentido de dirección y finalidad, y orientándoles en
  la complejidad de los futuros alternativos siempre cambiantes, a través de una reflexión
  sobre visiones siempre renovadas de los futuros deseables ? ;y -lo que es más preocupante-
n No se queda bastante corto este enfoque de la prospectiva frente a lo que Wendel Bell
  considera los propósitos básicos de los estudios del futuro?
n Y no resulta aún más patético que muchos de los consultores que reproducen el discurso
  de la prospectiva an América Latina -y aquí no hablamos de Godet- se centren en el
  método por el método, fijándose más en vender las costosas herramientas que en la
  calidad de los contenidos, aplicando los mismos métodos en diferentes y específicos
  contextos, con una perspectiva lucrativa y superficial que se reduce a citar unas cuantas
  frases de cajón y hacer algunas demostraciones de software, sin bases profundas en
  ciencias sociales y administrativas, como si a ello se redujera la tradición y el quehacer
  de la prospectiva de la primera generación?




8
  Aunque esta aseveración pueda ser polémica dada la gran elocuencia de Godet sobre las posibilidades de la
prospectiva, me parece claro que al hablar de los métodos el autor siempre se limita en su obra al rigor operacional de
aquellos métodos que le permiten avanzar en la dirección de los futuros probables y en su propia concepción de lo que
es la estrategia y de los aspectos comunes que plantea entre la prospectiva y la estrategia, con lo cual se establece una
suerte de tautología y de “definición de situación”, en la cual los lectores que apenas se inician en la disciplina creen
que esta visión es toda la prospectiva. Pero así como él dice que no se pueden confundir los escenarios con la
prospectiva, agrego yo, tampoco se puede confundir la prospectiva con la visión de Godet de la prospectiva. En este
mismo sentido, no se puede validar que los métodos prospetivos se reduzcan a los métodos que Godet ha perfeccionado
y referido, a pesar de su indudable aporte intelectual y profesional a la disciplina.
De otra parte es importante señalar que la concepción que él presenta de otros enfoques de la estrategia diferentes a la
“escuela de Harvard” es muy reducido, lo cual se ve cuando se refiere por ejemplo a la obra de Henry Mintzberg, y a la
poca importancia que le da a la “escuela de la planificación como aprendizaje”, por ejemplo. Con este comentario no
pretendo invalidar su obra sino relativizarla, por cuanto más que Godet son sus seguidores quienes pretenden imponer
esta visión como el punto de vista dominante en la formación de los nuevos prospectivistas y el enfoque
“científicamente correcto” para la consultoría, lo cual vuelve el asunto solo un problema de lucha por segmentos de
mercado y olvida la escencia y la historia de la prospectiva.
En estas condiciones, por tanto, habría entonces que discutir realmente en donde reside la
especificidad de la escuela francesa actual, si en el rigor operacional, -que comienza a ser
también común en muchas prácticas-, en el enfoque de análisis -que es bastante restringido
en la práctica- o en donde. Puesto que, teniendo en cuenta los argumentos expresados
arriba, resulta claro en el campo de los futuros es más facil identificar los estudios del futuro
que la prospectiva (a la francesa) y que ésta es apenas un enfoque dentro de los estudios
del futuro y no el discurso chic del futuro como algunos pretenden mostrarlo en América
Latina, siendo además sus fronteras cada vez más borrosas. Cabe pues retomar la pregunta:
Cual es hoy por hoy la identidad de la prospectiva francesa dentro del campo de los futuros?

Sin duda a la defensa de la prospectiva francesa saldría el argumento del énfasis en la
acción sostenido por Godet, recordando a Berger, y del concepto de futuro como fruto de
una escogencia o una decisión en el momento presente que puede transformar las tendencias
del pasado, elementos que por demás no aparecen claramente en los estudios del futuro
tradicionales9 . Pues bien, éste argumento puede ser importante porque a decir verdad la
posición de Wendell Bell y de Jim Dator, aunque notable y significativa, parece minoritaria
dentro de un campo muy grande como los estudios del futuro, que no se reduce al forecasting,
y que se caracteriza tradicionalmente porque los futuros no se presumen sino que se calculan,
y además suele hacer énfasis en los asuntos “científicamente atendibles”, que parecen
“serenamente” objetivos y neutros al discurso de los valores, sin conexión necesaria con la
transformación de la realidad. Sin embargo, habría que preguntarse también si la sola
referencia de la prospectiva a la acción sin clarificar bajo que valores se está hablando es
realmente una alternativa para América Latina, en el contexto de la globalización, con sus
tendencias al aumento de la exclusión social o de la inclusión de las sociedades a un mundo
aparentemente gobernado bajo los principios de la “libertad de los mercados”.

Entonces, mientras no se clarifiquen realmente los valores a los cuales sirve realmente la
prospectiva francesa en la práctica, o ésta se identifique hoy en día más con una caja de
herramientas que con su impronta humanista original10 , considero más importante hacer
énfasis en una prospectiva de corte humano y social, preocupada por un futuro enmarcado
en una base ética relacionada con el desarrollo humano y sostenible, y el bien común de la
humanidad, vale decir, caracterizada por unos valores explícitos y no implícitos -como si
éstos no existieran o se continuara abogando por un confuso objetivismo heredero del
estructuralismo-, valores claramente identificados en favor del bien de un grupo social y no
de intereses particulares.11


9
   Al respecto es vital reconocer que en los años noventa se ha hecho un gran esfuerzo por sintetizar y evaluar el
conocimiento de los estudios del futuro. Ver por ejemplo la obra de Wendell Bell (1996), Eleonora Masini (1993), Rick
Slaughter (1996), los números especiales de las revistas FUTURES en 1993 y 1996 y FUTURIBILI en 1994, así como
artículos como Inayatullah (1996). Con relación a la perspectiva “clásica” de los estudios del futuro son indispensables
las obras de Cornish (1978), Fogwles (1979) y Amara (1981; a, b, c).
 10
    Es impactante ver que para algunos autores alemanes la prospectiva francesa es simplemente otra forma de
planeación por escenarios, por demás demasiado estructurada y poco flexible. Ver Gausemeier et al (1996).
 11
    Es necesario aclarar que la posición humana y social de Eleonora Masini en la prospectiva y la perspectiva
deWendell Bell y Jim Dator dentro de los estudios del futuro es por ahora minoritaria. Pero la importancia de su
reflexión y de su aporte la hace muy significativa y de una influencia creciente. Debo estas apreciaciones a una
discusión con Eleonora Masini.
De este modo Masini (1993) considera que la función de una prospectiva humana y social
sería presentar proyectos verdaderos y propios para la construcción social del futuro y así
poder contribuir, si no a la solución, al menos sí a afrontar concretamente los problemas
sociales. Se trataría así de una función de tipo proyectivo pero también de una función
clarificadora con respecto a los objetivos de un país, de un grupo humano, del mundo. En la
cual, por demás, se busca aumentar la participación de los ciudadanos de la base para
modelar el futuro de su comunidad (Cfr. Dator, 1994), y formular imágenes y visiones del
futuro amplias, macro, positivas, idealmente realizables, que puedan tener efectos sobre el
curso de civilizaciones enteras, como lo proponía Fred Polak (citado por Bell, 1994).

Así las cosas, en últimas, la previsión humana y social pretende aumentar la capacidad de
las sociedades para construir socialmente su propio futuro, para construir democracias con
sentido, mediante procesos específicos que favorezcan la comprensión del cambio social,
la participación ciudadana en la toma de decisiones y la producción de imágenes y visiones
de futuro frescas y realmente transformadoras de la sociedad (Cfr. Amara, 1981). Es menester,
entonces, profundizar en este diferente tipo de prospectiva.




3. La Previsión o prospectiva Humana y social
3.1 Los antecedentes y las diferencias con otros enfoques acerca del futuro

Los antecedentes de una escuela prospectiva humana y social pueden situarse en Gastón
Berger (1957) y su idea de una antropología prospectiva, Jean Fourastié (1967) y su trabajo
sobre una “moral prospectiva”; los trabajos de Aurelio Peccei y del Club de Roma en su
preocupación por el futuro global; la labor pluralista de la World Futures Studies Federation
y la Unesco para abrir la prospectiva a países no “occidentales”, los desarrollos prospectivos
logrados por los países en vías de desarrollo, especialmente por autores hindúes,
paquistaníes y chinos; como también los avances de P. Henrici y Fochs (1977) sobre las
bases éticas de la previsión; en los planteamientos acerca de la democracia anticipatoria,
realizados por A. Toffler, M. Maruyama y B. Huber en los años setenta; la labor de Riccardo
Petrella (1996, 1997a y b) y el Grupo de Lisboa sobre la noción de bien común de la
humanidad, y sobretodo y fundamentalmente, en el trabajo pionero de Eleonora Barbieri
Masini desde la Universidad Gregoriana de Roma (1993). Por tanto, la prospectiva humana
y social aunque conserva amplias conexiones con la escuela francesa, especialmente con
el trabajo de los pioneros, recibe amplias influencias posteriores y le trasciende.12


12
   Es interesante observar hoy en día que el desarrollo del pensamiento futurista también va de la mano del desarrollo
académico. De esta suerte se encuentran algunos centros de estudios y programas de maestría o doctorado que hacen
énfasis en uno u otro aspecto. Por ejemplo la labor de Jim Dator se lleva a cabo en la Universidad de Manoa (Hawai),
enfocada a la aplicación de los estudios del futuro a los planos jurídico y político; la Turku School of Economics de
Finlandia, hace énfasis en el campo del desarrollo sostenible y está guiada por Pentty Malaska; la Universidad de Texas
se enfoca hacia desarrollos específicos en ciencia y tecnología; el Laboratorio de Prospectiva y Estrategia del
Conservatorio Nacional de Artes y Oficios (CNAM) de París, es liderado por Michel Godet y se orienta hacia los
aspectos metodológicos de la prospectiva y la estrategia, y el Doctorado en Previsión Humana y Social de la
Universidad Gregoriana de Roma, es liderado por Eleonora Masini.
Para aclarar las diferencias resulta imperativo volver a los principales enfoques del campo
de los futuros. Como se recordará, los enfoques derivados de la prognosis consideran el
futuro como una mera continuación del pasado. En este caso prima el estudio de “los hechos”
y su extrapolación razonada. En cambio la prospectiva humana y social no se centra en
tratar de predecir la ocurrencia de un determinado fenómeno sino en identificar las fuerzas
que impulsan el cambio social, en reflexionar sobre los futuros posibles para actuar y tomar
decisiones que vayan en el sentido del futuro deseado. Por tanto, el futuro no sería algo
único o cerrado sino algo abierto a la escogencia en el momento presente entre varias
alternativas. No estaría escrito, estaría por hacer, por construir. (Cfr. Masini, 1993; De Jouvenel,
H., 1993). Así las cosas, su esencia radicaría en construir el futuro dentro de contextos
realistas, diferenciándose de este modo de la utopía, puesto que ésta describe mundos
perfectos, con un orden ideal e inmutable, que no se sitúan en el espacio ni en el tiempo. De
esta suerte, la prospectiva en un sentido humano y social “retendría de las utopías clásicas
el poder creador y la imaginación; de las utopías sociales, el examen crítico de ciertos
valores; de las antiutopías, la búsqueda de los fallos de nuestros modelos ideales, y de las
utopías activistas, la voluntad de acción” (Cfr. Piganiol,1974; 2). Pero no se quedaría en la
descripción de un mundo que no existe. Pues, antetodo, la prospectiva es una actitud del
espíritu que se niega a aislar el momento presente de la historia, pero abarca también el
porvenir potencial y la voluntad de buscar y definir los futuros posibles, así como los caminos
selectivos y los métodos que le permiten alcanzarlos.


                Diferentes enfoques básicos en el campo de los futuros

     Enfoque                                  Descripción

La prognosis           Va del pasado al presente y luego al futuro, buscando identificar el
o                      futuro posible y el probable en función de los datos y la información
previsión              actual. Fué el enfoque prevaleciente desde fines de la segunda
                       guerra mundial hasta fines de los años setenta.

La utopía              Trata sobre la construcción de un futuro diferente del presente, en el
                       cual los datos del pasado y del presente no son importantes y por el
                       contrario son predominantes la imaginación, la invención y por
                       consiguiente los anhelos y los temores del ser humano. Este
                       enfoque viene desde la antiguedad y tiene una carga muy fuerte de
                       valores.
La prospectiva               Según Michel Godet la prospectiva es anticipación para aclarar
francesa actual              la acción. Como “indisciplina intelectual” (Pierre Massé) se
                             ocupa de ver “lejos, largo y profundo” (Gastón Berger) pero
                             también de conjunto y de otra manera. Es una visión
                             voluntarista y a largo término que busca dar un sentido a la
                             acción.

Prospectiva                  Para Michel Godet es un concepto de los años noventa en la
estratégica                  cual la prospectiva se pone al servicio de la acción estratégica
                             y del proyecto de empresa.

La prospectiva o             Se diferencia de las utopías en que toma en cuenta los datos
previsión humana             del pasado y del presente para conocer las tendencias
y social                     existentes (los hechos) pero también para (re)conocer allí
                             aquello que puede realizarse de las utopías (lo deseado, lo
                             temido). Construye el futuro deseado en un contexto realista.
                             Los valores tienen una presencia importante, lo mismo que la
                             visión, los aspectos culturales y educativos y un rol activo y
                             responsable en la transformación social.

     Fuente: Adaptado de “La previsión humana y social”, Eleonora Masini (1993) y de
    “Manuel de Prospective stratégique, Vol. 2 L’art et la méthode”, Michel Godet (1997)

Por su parte, Masini (1982; 7-8) hace énfasis en el concepto de visión como una nueva
dimensión del pensamiento futurista. Así, en lugar de centrarse en los futuros posibles y
probables como el especialista en prognosis, o en los futuros deseables sin conexión con la
realidad actual como el fabricante de utopías, para ella los futuristas deben pensar sobretodo
en términos de desarrollar visiones. Por esto entiende la capacidad para buscar y escuchar
en las semillas de cambio que subyacen en el proceso histórico, y para construir proyectos
para el futuro a través de acciones basadas en valores claramente articulados. Pues bien,
este tercer enfoque constituiría una síntesis de la prognosis y la utopía. Pero el rasgo distintivo
estaría en la capacidad para pensar en el futuro en términos de proyectos de futuro que
surgen al confrontar los ideales sociales propios de la utopía con el análisis empírico de los
datos y las tendencias del pasado y del presente.

En suma, Eleonora Masini (1993) establece que la diferencia entre la previsión humana y
social y el pronóstico o forecasting, la previsión a lo Eric Jantsch y la prospectiva a la francesa,
radicaría en:

n    el rol de las visiones en la identificación del futuro deseable;
n    el rol “constructor de la sociedad” del prospectivista, en lugar del rol “meramente
     observador” del pronosticador o previsionista tradicional; y
n    el peso que se le otorga a la influencia de los valores presentes y futuros en el análisis
     y construcción de la realidad.

Desde este punto de vista el valor fundamental del futurista humano sería la responsabilidad
social. Vale decir, su disposición para comprender las semillas de cambio escondidas en el
presente, descubrir sus propias hipótesis implícitas, y generar visiones que no acepten
simplemente el status quo sino que busquen la transformación de lo actual en pos de un
futuro éticamente mejor desde el punto de vista global, mediante un proyecto que pueda
realizarse efectivamente en la acción.


3.2 Los niveles básicos de la construcción social del futuro

Ahora bien, en un sentido amplio puede afirmarse que el quehacer prospectivo se desenvuelve
en cuatro planos o niveles básicos, según se entienda la prospectiva como:

n Un conjunto de técnicas para visualizar el futuro (una tecnología)

En este plano la prospectiva se concibe como un tipo de investigación especialmente creativa
orientada a la exploración del porvenir en un horizonte de largo plazo (Miklos & Tello, 1992;
37). Busca aportar una guía conceptual para analizar aspectos relevantes de la realidad que
permitan enfrentar con efectividad la complejidad del contexto actual. Usualmente se confunde
a la prospectiva con la planificación por escenarios, y se trata básicamente de desplegar
una batería de metodologías para identificar problemas.

n Complemento de la planificación (una herramienta para la toma de decisiones)

La prospectiva se concibe como una herramienta o un insumo básico para la planeación
pues se constituye en una disciplina útil y eficaz de apoyo a los decisores, toda vez que en
condiciones de incertidumbre, explora el futuro y con base en métodos propios recoge,
procesa, analiza e interpreta informaciones, entregándoles aspectos adicionales y
cualitativamente mejores para la solución de sus problemas (Sepúlveda, 1983). Esto es
importante porque el comportamiento de los agentes económicos y políticos en los países
se manifiesta mediante las decisiones que adoptan dentro de los mercados y gobiernos en
que actúan. La información se constituye así en la base principal del proceso para adoptar
decisiones menos riesgosas, y más efectivas en términos rentables de resultados.

n Una componente de las ciencias sociales que analiza global y dinámicamente los cambios
  sociales (una disciplina)

En este plano la prospectiva es una disciplina para el análisis del cambio social, que tiende
a convertirse en una ciencia social orientada hacia el estudio del futuro con vistas a la
acción. Y como tal considera el movimiento histórico de las sociedades, con el fin de
suministrar los principios de selección de los elementos de la realidad social a través de sus
relaciones y el descubrimiento de las leyes del funcionamiento y evolución del conjunto
social (Del Olmo, 1984). Al concebir la unidad del pasado, el presente y el futuro, hace
visible el encadenamiento de movimientos de la sociedad, y sus ritmos variables que conducen
a las rupturas o mutaciones de tendencias, que determinan las transformaciones históricas.
(Martín S., 1978).
n Una manera de pensar y vivir (una filosofía, una ética, o incluso una cultura).

En este nivel se constituye básicamente en un modo de pensar orientado hacia el futuro, el
cual se caracteriza por la voluntad operacional de dominar el futuro, por la vigilancia global
y la tensión constante hacia el largo plazo, y por la visión sistémica, humanista y responsable
en un mundo abierto.13 Dicho en otras palabras, en esta perspectiva se ve el futuro como
algo que se construye día a día desde el presente e incorpora el futuro global o futuro común
de la humanidad en la acción personal de los individuos, con el fin de hacer tomar conciencia
a todos y sobretodo a los decisores del peso de las acciones cotidianas sobre los procesos
en curso, “para poder dialogar mañana, sin amargura, con las nuevas generaciones y con
aquellos que pedirán cuentas sobre la gestión de hoy” (Cfr. Goux-Baudiment, 1996).

Los dos niveles superficiales se relacionan cotidianamente con la práctica operativa y son
los que más han sido prolíficamente tratados hasta el momento en la literatura especializada;
en cambio los dos niveles profundos, que tienen que ver con la fundamentación teórica que
sustenta y le da sentido a la reflexión, han sido menos elaborados. Puede decirse que los
dos primeros niveles han sido hasta el momento el centro del interés de la escuela francesa
actual (una tecnología, un complemento de la planificación) y el primero de ellos el objeto de
la llamada escuela de la planificación por escenarios (Cfr. Wack, 1986, Schwartz, 1996;
Schwartz & Van der Heijden, 1997; Shoemaker, 1995; Leemhuis, 1990) o del enfoque de
“scenarios management” (Gausemeier et al, 1996). En contraste, los cuatro niveles y sus
diferentes interrelaciones serían materia de atención para la prospectiva humana y social.
Por lo cual en lo que sigue se intentarán sintetizar los principales asuntos inherentes al
desarrollo de la PHS sobretodo desde la perspectiva de estos dos últimos niveles.


3.3 Las necesidades de desarrollo del campo de los futuros y las ciencias sociales.

De acuerdo con la exploración del campo de los futuros, es evidente que en ella conviven
múltiples diversas prácticas, con distintos niveles de profundidad y seriedad. Según Dator
(1994) para los investigadores del futuro la comunidad interpretativa aún tiene que crear un
modelo consensual de lo que constituye un conocimiento válido o confiable y como éste
puede ser conocido, quienes pueden participar en esta creación de conocimiento y donde
están los sitios adecuados para ello.Como consecuencia de lo anterior, una tarea fundamental
de los futuristas es revelar y analizar percepciones basadas sobre el descubrimiento y los
resultados de las ciencias y de otros tipos de experiencias humanas, con el objeto de procurar
un “abastecimiento” más riguroso de los contenidos, los procesos y los modos de actuación.
Para ello se esbozan ciertos criterios a fin de llevar a cabo esta labor por parte de los
cientistas sociales:

n       Las alternativas de futuro deben ser comprensibles a la gente común y a aquellos que

13
  Se distingue entonces el concepto de visión sistémica o visión global y el de visión de futuro, el cual remite a una
imagen estructurada acerca del futuro, que busca transformar la realidad y descubrir y portar las semillas de cambio
que contiene el presente, diferente además de la ideología, la utopía, y la distopía. Ver al respecto Masini (1983) y
Medina (1998d).
deben ocupar posiciones decisionales a través de una comunicación y una descripción
  adecuadas.
n No es posible desarrollar investigación seria sobre el futuro sin considerar los riesgos
  implícitos en las decisiones y escogencias humanas. Esta actividad incluye también el
  delinear posibles acciones y desarrollar el poder de la voluntad y una vasta formación
  ética para ponderar juicios acerca de los resultados deseables e indeseables. (Malaska,
  1994)
n      Si bien el ideal del conocimiento científico es que la ciencia sea neutral a los valores,
  se considera necesario ahondar en esta materia, dado el carácter fuertemente subjetivo
  que se le atribuye a los estudios del futuro, y la incapacidad de la metodología científica
  tradicional para verificar objetivamente dichos resultados. Pues, como han señalado
  diversos futuristas como W. Bell, P. Malaska y J. Dator, entre otros, los valores si pueden
  estudiarse a través de diversos modelos y si pueden hacerse aserciones sobre el futuro
  susceptibles de justificación, aunque ninguno de ellos puede generar certidumbre
  “absoluta”. No obstante falta clarificar todavía mucho en cuanto a la validación de las
  propuestas y resultados de los estudios que implícita o explícitamente contienen elementos
  axiológicos. De otro lado, es de anotar que recientemente el mismo presidente de la
  Asociación Internacional de Sociología, profesor Immanuell Wallerstein (1998a), se ha
  referido en sus cartas a la necesidad de abordar este debate si realmente se quiere llegar
  a la producción de un conocimiento realmente útil para la sociedad. En suma, por ambos
  lados de esta discusión se llama a hacerle frente a este asunto y lo más equívoco resulta
  aplazarlo o desconocerlo.

Así pues, de acuerdo con las tendencias y las características del campo de los futuros que
se han visto hasta ahora, es claro que este es un campo en plena expansión y madurez, que
requiere gran necesidad de desarrollo, sobretodo en los siguientes planos según Malaska
(1993):

n     Ontológico, para plantear nuevas maneras de entender como los seres humanos
  construyen su realidad.
n     Epistemológico, para manejar la actividad práctica a través de métodos válidos de
  investigación de los futuros; y
n     Educativo, para aprender nuevas formas de trabajar sobre los modos de pensamiento
  que constituyen el campo donde los seres humanos se representan o imaginan los futuros.

Estos asuntos plantean enormes desafíos para las ciencias sociales, especialmente debido
a las características que presenta la previsión humana y social (ver cuadro abajo), la cual
exige modelos de trabajo bastante diferentes de los enfoques universitarios tradicionales,
compartimentados, orientados hacia el pasado, puntuales, y que privilegian el método sobre
la responsabilidad con la realidad social global.
Características de la previsión humana y social

Característica                                   Descripción

Transdis-            Implica el conocimiento de un saber de base y un saber aplicado.
ciplinariedad:       Por ejemplo, el uso del Delphi conlleva el uso de las matemáticas y
                     la sociología.

Complejidad          El estudio del futuro implica múltiples enfoques que van más allá de las
                     disciplinas tradicionales, igual como sucede, por ejemplo, con el estudio
                     del desarrollo, el medio ambiente, el género, las ciencias de la
                     administración.

Globalidad           Es difícil establecer cual es el límite entre lo interno y lo externo de un
                     sistema, como se dan sus interacciones, cuanto se puede alargar un
                     problema, etc. El futuro se enfrenta a límites diversos


Normatividad         Implica un grueso problema metodológico con las ciencias sociales
                     tradicionales, porque reconoce la influencia y la presencia de los valores y
                     las visiones en el desarrollo de los diferentes estudios. Se recomienda
                     formar equipos con valores diversos.

Cientificidad        Si bien Olav Helmer mostró que el futuro no es un objeto experimental en el
                     sentido estricto -porque no es repetible ni predecible, por tanto no tiene un
                     carácter de ley universal-, su cientificidad radica en el método, en el rigor
                     empleado en la formulación de las hipótesis y procesos de simulación; y en la
                     validación a posteriori en el tiempo de sus resultados.

Dinamicidad          Conlleva un contínuo adaptarse, renovarse frente al cambio. Constituye un
                     inmenso reto para los modelos globales para poder ponerse al día con los
                     nuevos acontecimientos.

Participación        Es necesaria en la estructuración de un ejercicio. No existe en los modelos
                     diseñados por expertos porque el método no lo permite. En métodos como el
                     Delphi aunque se realicen consultas a distintas personas, el equipo constructor
                     del cuestionario puede sesgar el estudio.
                     Se debe conocer y manejar el contexto, el tipo de participación, preparación,
                     animación, conocimiento y capacidad de argumentación porque de lo contrario
                     puede autodestruir los procesos.

              Fuente: Adaptado de La previsión humana y social, E. Masini,1993; 20-28.

Para avanzar en esta dirección es indispensable construir una agenda de “fertilización
cruzada” entre las ciencias sociales y la prospectiva humana y social, y enriquecer así el
bagaje conceptual para el análisis serio y responsable del futuro14 . Varios son los puntos
que los investigadores han abordado recientemente en esta dirección, entre ellos se destacan:
14
  Para profundizar en las relaciones entre estudios del futuro, prospectiva humana y social y ciencias sociales, ver
especialmente Masini 1998a, b y c.
n       Los mecanismos y la base ética necesaria para poder definir los futuros deseables y
    la “buena sociedad” (Cfr. Bell, W., 1996 y la discusión subsiguiente en el Comité de
    Investigación de Futuros de la Asociación Internacional de Sociología, Montreal, 1998).

n       La relación entre cambio social y construcción del conocimiento social después de la
    aparición de los estudios de la complejidad y la sociocibernética (Cfr. Lee, 1998; Kahane,
    R., 1998; Geyer, 1998, Misheva, 1998).

n       La evaluación de ciertas categorías y procesos de explicación sociológica y prospectiva
    a partir del nuevo entorno mundial y sus nuevas realidades (Martínez, 1998; Lo Presti,
    1998; Willenius, 1998), por ejemplo, la redefinición o resignificación de nociones como
    sujeto, práctica colectiva, individualidad, intersubjetividad, identidad, visión lineal, etc. a
    partir de los aportes de la psicología y la filosofía (Cfr. Sonntag y Yero, 1992), y los seis
    nuevos desafíos planteados a la “cultura de la sociología” a partir de cuestiones como la
    revaloración de los aportes de Freud, la crítica al eurocentrismo, las distintas visiones del
    tiempo, la emergencia de un “movimiento social” en matemáticas y ciencias naturales
    alrededor de los estudios de la complejidad, la cuestión del género y la crítica a la
    concepción tradicional de modernidad. (Cfr. Wallerstein, 1998b).

n       El análisis de las teorías y enfoques tradicionales para explicar las interacciones
    entre los actores individuales y colectivos, vale decir, de la explicación de los mecanismos
    desencadenantes de los cambios sociales (Touraine, 1998a y b).

n       La necesidad de abordar rigurosamente desde las ciencias sociales una prospectiva
    de carácter normativo en un mundo turbulento y pleno de heterogeneidades sociales
    crecientes (Cfr. Ogilvy, 1992).

n       La diferenciación entre los conceptos de imagen y visión de futuro, y la exploración
    de los conceptos de imagen colectiva a la luz de las distintas disciplinas y subdisciplinas
    de las ciencias sociales (Cfr. Medina, 1998d).


3.4 Los aportes pedagógicos a la transformación cultural

No se puede olvidar que cuando en 1943 Ossip Flechteim en pensaba en la creación de la
futurología (Cfr. Flechteim, 1966), en el fondo lo que quería era una nueva educación para la
juventud. Si bien su reflexión nacía en el contexo de la plena guerra mundial, hoy en día
conserva toda su validez. En el nuevo entorno mundial del cambio de siglos se enfrentan
condiciones similares. Si a principios de los años cuarenta el tema en Alemania era la
capacidad de unas élites para llevar al país a la barbarie, en los años noventa el asunto en
América Latina es la capacidad de la sociedad para manejar una avalancha de cambios
sociales que parecen estar fuera de control. En ambos casos se trata de situaciones en las
cuales ciertos centros de poder y decisión desatan procesos culturales que después se
escapan de las manos. Entonces, dicho en forma coloquial, en la sociedad pasa lo mismo
que en el fútbol. En éste el equipo que no hace los goles los ve hacer, mientras que en el
entorno global el país o el geomercado que no hace los cambios los sufre. Todo depende de
la riqueza que esté en las mentes de la población.

Por esta razón o dimensión cultural, Hodara (1984) refería que el futuro de América Latina
es importante y no puede ser dejado en manos del accidente y la contemplación, o lo que es
peor, del pragmatismo mal entendido, la negligencia, la inercia, la improvisación y la
corrupción. El desarrollo de los estudio del futuro refleja por tanto el “estado de conciencia”
de una sociedad frente a la necesidad de anticiparse al futuro. Pero la verdad es que nuestros
líderes se fían aún por el juicio intuitivo, las modas empresariales, y los comportamientos
imitativos y tardíos. Por esta razón nuestro continente sigue siendo un consumidor de visiones
e ideologías de futuro y no ha podido articular un pensamiento autónomo y original frente a
los desafíos de la nueva sociedad global. Vale decir, que sigue automáticamente las directrices
y orientaciones de los centros mundiales de poder y decisión en lugar de construir su propia
agenda de cambio.
El mercado no puede por si solo producir las transformaciones que requiere la sociedad
latinoamericana. América Latina debe entonces escoger entre seguir pensando en el
momento, un presente sin espesor ni profunidad como diría Gastón Berger, o en las
consecuencias que nuestras acciones presentes pueden tener sobre el futuro. Y requiere
también revalorizar el papel de la imaginación para poder construir en la acción visiones
realmente transformadoras de la sociedad.

Considero que no se pueden extrapolar los métodos de los estudios del futuro de un contexto
a otro sin atender los vacíos en la formación de los decisores y planificadores. En Europa y
los Estados Unidos, por su historia, sus instituciones, el grado de madurez de la sociedad
civil, la educación ciudadana, y los consensos sociales alcanzados a través de siglos, es
posible que muchos de los asuntos culturales ligados a la previsión humana y social no
tengan tanta importancia como sí la tienen en América Latina. Nuestro continente no “está
hecho”, está aún por hacer. Por eso pensar su futuro no es cuestión solamente de listar
variables y procesarlas en un programa de computador. Implica formación, conciencia social,
lucidez y una profunda visión. Dicho en otros términos, no se trata de creer que basta contar
con el solo proceso metodológico para se puede realizar el desarrollo social pues éste tiene
una estrecha relación con el contenido. No creo que se puedan disociar fácilmente estos
dos elementos, proceso y contenido, la herramienta y el pensamiento.

Así las cosas, la prospectiva humana y social no trata de evadir la discusión metodológica,
que es imprescindible, sino de evitar reducir los estudios del futuro a ello. Como dijo Peter
Atteslander hace 25 años, con respecto a la investigación del futuro, la cuestión no podrá
consistir en pelearse en torno al grado de probabilidad de ocurrencia de los eventos futuros
de la sociedad, sino, en mucha mayor medida, de orientar a las personas hacia nuevos
objetivos, cuando no de educarlas en tal sentido. Pues antes que nada tiene que crearse
realmente la conciencia de las posibilidades de cambio.

Debido a lo anterior, un aporte básico de la prospectiva humana y social tiene que ver con
la comprensión de los valores y los factores subjetivos e intersubjetivos que influyen en la
construcción social de la realidad, y el conocimiento de los modos de pensamiento orientados
al futuro, lo cual implica profundizar en la forma como se producen, circulan y apropian las
imágenes y visiones de futuro por parte de la población latinoamericana. Y otro aporte
sustantivo se relaciona con asumir un rol activo de pedagogía social con la juventud, en la
medida en que pensar acerca del futuro es una manera de estructurar las mentes, de
conceptualizar la vida y las acciones y decisiones cotidianas. Pues este modo de pensar
abre la posibilidad de educarse y educar a otros de cara a la historia y al futuro (Cfr. Masini,
1993). La labor sobre la futurización (Cfr. Albrecht, 1996) o mentalidad prospectiva
(Schneyder, 1969) es una dimensión fundamental del pensamiento estratégico (Cfr. Wack,
1986; Shoemaker, 1995; Bijon, 1992; Loehle, 1996), requiere de una profunda investigación
interdisciplinaria y una correcta valoración por parte de los decisores de nuestros países,
dado que amplía el modo de pensar propio de la planificación tradicional, y se constituye en
un elemento vital para fundamentar la toma de decisiones y producir procesos de aprendizaje
colectivo (Senge, 1990; 1994, 1997).

No obstante su importancia, es imprescindible reconocer que al tema cultural y sobretodo al
de las imágenes y visiones de futuro, su núcleo básico, no se le ha dado el lugar que se
merece. Porqué esto ha sido así? En primera instancia es necesario considerar que el
enfoque del forecasting, al centrarse sobretodo en los aspectos cuantitativos, formales y
cuantitavivos de los métodos, deja a un lado los aspectos cualitativos, subjetivos y
conjeturales. Pareciera entonces que las imágenes de futuro se suponen como dadas o no
interesan prácticamente, pues subyace una concepción implícita según la cual lo “duro” son
los números y la medición y lo “blando” los símbolos, la interpretación y el significado. De
esta manera el lector “aprende” que esta debe ser la concepción “correcta”, cuando en
verdad se trata una versión de la realidad producida por un paradigma determinado. 15

De otra parte, dentro de la escuela francesa aparentemente este tema es tenido en cuenta.
Por ejemplo, para Michel Godet (1994, 1997), la esencia del proceso prospectivo está en un
conjunto de tres elementos que denomina el “triángulo griego” (Ver cuadro de la página
siguiente). Sin embargo, aunque su planteamiento central se basa en este “triángulo”, su
obra se ha centrado primordialmente en la anticipación y en forma secundaria en la acción,
dejando de lado la apropiación. De este modo, Godet solo hace alusiones muy generales al
valor del ser humano, a la importancia de la movilización de las personas en la organización
y a los aspectos afectivos e intelectuales inherentes. No obstante, elude el tema de la
producción de las imágenes y la participación social en la misma. Por tanto, solo le da
importancia a las representaciones en la medida en que constituyen estereotipos que falsean
la realidad y por tanto hay que “capturar”, justo en el mismo sentido que Bacon hablaba de
los factores que estorbaban el pensar, o Marx pensaba en la ideología como un factor que
oculta una realidad supuestamente verdadera (Godet, 1994). Quizás ello se deba a que al
autor le interesa primordialmente captar las “estructuras de la realidad” que pueden
proyectarse en el tiempo, pero con esto verdaderamente se deja al margen el asunto de las
imágenes de futuro. 16


15
  Al respecto señala Inayatullah (1996) señala que esta ausencia de referente epistemológico es común a diversos enfoques
de los estudios del futuro, y que este aspecto tiende a debilitar sus supuestos y resultados ante los cientistas sociales.

16
   No es por casualidad que Godet denomine su libro de 1991 “De la anticipación a la acción”, siendo este concepto el
protagonista de su obra y el tema de la portada, y que en su “Manuel de Prospective Stratégique” (1997), el asunto
haya pasado a un segundo plano, siendo el verdadero centro en ambos su esquema metodológico, como digo, más
enfocado en el aspecto “duro” del proceso de la identificación de los futuros posibles y probables, que en los contenidos
y la reflexión creativa sobre los futuros deseables.
Componentes del proceso prospectivo según Michel Godet


     Concepto         Explícito en Godet                Implícito y significado para la
                                                         previsión humana y social

La anticipación       Elaboración de escenarios         En la práctica equivale a la
                                                        producción de imágenes de futuro
                                                        mediante el método de los
                                                        escenarios

La apropiación        Interlocución con actores y     Significa la manera en que éstas
                       conversaciones estratégicas    se comparten por un grupo social
                      sobre el futuro con el resto de
                      la organización


La acción             Construcción de un proyecto       Es la puesta en marcha de un plan
                      de futuro de empresa.             que las traduzca en hechos reales.

         Fuente: Adaptado de “De la anticipación a la acción”, Michel Godet (1994)

No obstante, esta característica de la escuela francesa actual no debe extrapolarse
mecánicamente en América Latina. Debe tenerse en cuenta que en el nuevo entorno mundial,
al lado de las profundas mutaciones tecnológicas y materiales se están dando también
grandes transformaciones mentales y variaciones de la sensibilidad colectiva. Igualmente
es bastante claro que el nuevo modelo de desarrollo productivo se basa en una economía
de lo intangible o inmaterial, una economía simbólica que depende precísamente de la
capacidad de aprendendizaje de la sociedad. Ello tiene por supuesto grandes consecuencias
para el desarrollo social. Los aspectos mentales y culturales en la globalización son decisivos
y no pueden ser dejados a un lado.

Es por estas razones que la previsión humana y social sí considera una dimensión fundamental
de su tarea la de explorar los modelos mentales, las actitudes colectivas, los nuevos climas
de sensibilidad, y las visiones de los portadores de futuro, dado que ellos contienen la
semilla del cambio y permiten entrever las posibilidades de transformación de la sociedad.


4.     Los desafíos para la previsión o prospectiva humana y social
4.1 Sobre la construcción social del futuro

La palabra prospectiva en su etimología significa una manera de mirar mejor a lo lejos, o
desde lejos, para iluminar lo porvenir. Por ahora la prospectiva no es tanto una ciencia como
sí una disciplina cercana al arte y la tecnologia, que se interesa especialmente en la evolución,
el cambio y la dinámica de los sistemas sociales. Puede definirse como “un conjunto de
conceptos, teorias y tecnicas para explicar y construir anticipadamente futuros posibles”.

El concepto de futuro como devenir histórico implica concebir al ser humano como constructor
de la historia con sus acciones y sus decisiones, y al futuro como múltiple, admitiendo la
incertidumbre y el hecho de que siempre está sujeto a controversias. El prospectivista cree
que existen diferentes futuros y que es posible conocerlos. Su objetivo es explorar estos
futuros alternativos, determinar de estos posibles cuales son más probables y desarrollar
una labor de reflexión en torno a cual es el futuro deseable, para definir las estrategias que
le permitan alcanzarlo. Para desarrollar esta tarea debe encontrar las tendencias, los hechos
portadores de futuro, los factores de inercia y las sorpresas que pueden afectar los sistemas
sociales, identificar las posibles direcciones en que se moverán tales fenómenos y cómo
pueden afectarles (positiva o negativamente). La prospectiva humana y social añade que
junto a ello se debe realizar un trabajo de educación y divulgación que genere participación
y compromiso de todos los actores que están implicados en la construcción de dichos futuro
deseables.

Godet concibe al ser humano como un “conspirador del futuro”, pero la prospectiva humana
y social lo ve más bien como un “homo constructor”, un constructor de futuros, es decir, un
ser que puede definir sus objetivos, realizar elecciones y pensar en las consecuencias
personales y colectivas de su acción. El ser humano tiene así el poder para actuar de manera
pre y proactiva, es decir, que puede estar previendo siempre los futuros posibles y los cambios
en el entorno, pero puede también ser un generador de estos cambios. La concepción filosófica
de la prospectiva es voluntarista, puesto que considera que el ser humano es capaz de
influir en el futuro de las estructuras sociales, gracias a su libertad, su deseo y su imaginación.
No obstante, la prospectiva humana y social reconoce los límites de esta concepción
voluntarista y por ello convoca al análisis fundamentado del presente y del pasado como
contexto de los cambios. E insiste en que el ser humano no está sobredeterminado, y llama
también a romper con el azar, el pesimismo y la fatalidad como principios y guías de la
sociedad. Pero añade que ello implica una poderosa educación para el uso correcto del
poder, una profunda base ética para no ideologizar e instrumentalizar la prospectiva para el
control de los cambios sociales desde puntos de vista particulares.

Si la prospectiva francesa actual hace énfasis en la metodología integrada de los escenarios
como su objeto central, la prospectiva humana y social plantea que lo fundamental es la
visión con la cual se mire el futuro. Pues usualmente se corre el riesgo de llevar a cabo
costosos proyectos muy bien diseñados metodológicamente pero que no producen visiones
realmente transformadoras. Adicionalmente agrega que por atractiva y participativa que sea
la imagen de futuro producida a través de este método, si no es efectivamente compartida
por una sociedad, transformada en una visión y llevada a la práctica en modo sistemático y
sostenido a través de un conjunto de proyectos, estos enormes esfuerzos institucionales y
metodológicos pueden perder su potencia. Por lo menos la experiencia práctica en procesos
de desarrollo local, regional y nacional así lo ha demostrado en diferentes partes del mundo
(Cfr. Hatem, 1993; Medina, 1997). Ahora bien, siendo claro que la elaboración de visiones
compartidas de futuro es un asunto político, y que la puesta en marcha de un proyecto de
futuro es también un problema administrativo y social que puede desbordar la capacidad de
los prospectivistas, en el transfondo de todo este asunto de “cristalizar” las imágenes de
futuro en acción, subyacen diversas cuestiones psicosociales y culturales. Estas no son
otras que la dificultad de representarse el futuro en el contexto histórico de la globalización,
la ausencia de líderes con visión global y/o la escasez de visiones realmente transformadoras
de la sociedad, y la tendencia a la fragmentación social y cognitiva que inhibe o dificulta las
posibilidades de coordinación efectiva de los actores del desarrollo y las políticas públicas.
Por tanto, resulta necesario profundizar en el conocimiento de los factores sociopolíticos,
administrativos y socioculturales que intervienen en la producción, comunicación y
autocorrección de las imágenes de futuro resultantes de los ejercicios prospectivos. Es aquí
donde las ciencias sociales y la prospectiva humana y social pueden dar un aporte sustantivo.


4.2 La necesidad de fundamentar la labor pedagógica y educativa de la prospectiva
humana y social

La experiencia de la escuela francesa es interesante para ver los límites y posibilidades de
esta disciplina multifacética. Esta concepción prospectiva, originalmente humanista y
transformativa, resulta muy atrayente para los investigadores de los países del tercer mundo.
Pues, si el pasado nos influye pero no nos condena a permanecer en la misma posición y el
presente está cargado con semillas de futuro, entonces pueden pensarse y diseñarse
alternativas de desarrollo que le provean esperanza y bienestar a toda la sociedad. Pero es
claro que aún falta mucho camino por recorrer en su fundamentación teórica y metodológica,
y en su desarrollo institucional y profesional. Una parte muy importante de este mejoramiento
tiene que ver con distinguir los niveles en que se desenvuelve la construcción social del
futuro, para no confundir la prospectiva humana y social con sólo un conjunto de técnicas
para visualizar el futuro, o un mero enfoque de planificación. Para ello es indispensable
seguir ahondando en los sustratos profundos: en su carácter de disciplina de las ciencias
sociales que analiza dinámicamente el futuro, y como una manera de pensar y vivir, como
una actitud orientada positivamente hacia construir el futuro en el momento presente.

En este sentido, antetodo es imprescindible hacer notar la estrecha conexión entre los modelos
mentales y la esencia de la prospectiva, vale decir, comprender que el futuro es una
representación, una imagen mental y que el desarrollo de la sociedad depende de la
“encarnación de las visiones del mundo” de los líderes y constructores. Así la labor central
del futurista humano y social, gestar cambios y rupturas, depende fuertemente de su capacidad
para percibir las semillas del cambio en el presente y para imaginar alternativas positivas y
realistas que coadyuven en la transformación social. Dicho de otra manera, la prospectiva
se juega en dos planos, uno visible, que usualmente consiste en la elaboración de escenarios,
y otro invisible, donde se juegan los aspectos subjetivos - la visión de las personas- e
intersubjetivos, las mentalidades, la cultura. Por tanto, hacer prospectiva implica poner en
juego un modo de pensamiento orientado hacia el futuro, que tiene sus propios principios y
reglas de inferencia, sus metodologías y características. Implica literalmente, no solo “ver el
mundo mejor y más lejos”, sino una nueva manera de ver y construir la realidad. La prospectiva
humana y social tiene así una vasta labor educativa por realizar en las sociedades en
transformación.
5.3 Los desafíos de la prospectiva humana y social

n       Volver al estudio de los “clásicos” y valorar las diferentes tradiciones mundiales para
    retomar la perspectiva humanista y humanizante en la prospectiva,

Cuando el prospectivista humano y social se ve a sí mismo como un “Homo constructor”,
conciente de que las cosas pueden ser diferentes a como se ven comunmente y que se
pueden hacer de otro modo, aprende que él es responsable de desarrollar su potencial de
cambio, y por tanto no hay país ni región condenada ineluctablemente al subdesarrollo, ni
nadie absoluta e irremediablemente incapaz de realizar un progreso para alcanzar una imagen
de futuro. No se puede olvidar que el futuro es antetodo una representación, un modelo
mental, y que la mayor utilidad de la investigación del futuro es lograr una mejor comprensión
del presente y de nuestro activo papel en él (Cfr. Miklos & Tello, 1991). La prospectiva
humana y social debe entonces enfocarse a fomentar las capacidades y potencialidades
humanas, despertar las posibilidades de cambio, y crear una nueva actitud hacia el futuro
en nuestras sociedades. Este es un punto fundamental del legado de los autores clásicos en
los estudios del futuro y la prospectiva, y un asunto sustantivo en el trabajo de los autores
que no están enmarcados dentro de la tradición norteamericana o europea occidental. Es
vital entonces que no se olvide esta impronta humanista y se consideren diversos enfoques
y no se monopolice el espectro por una sola concepción, solo porque aparenta tener buenos
resultados operacionales.

n       Destacar antetodo el rol constructor de sentido y de democracia de la prospectiva,

La prospectiva humana y social debe ayudar a hacer escogencias sobre el futuro de la
sociedad. Quizás más importante que hacer una exploración del futuro por sí misma, debe
estar cerca de la toma de decisiones, encontrar a las personas sobre el campo, ayudarlas a
aclarar sus propósitos y traducirlos en proyectos a largo plazo y elaborar propuestas para
los gobiernos. La prospectiva es sobretodo una actitud mental y un comportamiento que
debe expresarse en los actos cotidianos. En esencia la prospectiva no debe ser una filosofía
del poder sino de compartir el poder, por esto conduce a la democracia. Tiene entonces un
papel muy importante como creadora de alternativas en lo político e institucional y proveedora
de sentido en las personas (Cfr. Goux-Baudiment, 1996a). Por consiguiente, una tarea
fundamental de la previsión humana y social consiste primordialmente en el estudio,
eleboración, puesta en escena y valoración de las visiones de futuro, fundamentales para
construir proyectos legítimos, transformadores y cargados de significado para el bien común.

n       Rescatar el papel de la participación y la imaginación en los procesos prospectivos,

La prospectiva sin visión es un costoso juego metodológico sin trascendencia; sin valores
es un juguete que puede ser utilizado para cualquier cosa, incluso contra el mismo bien
común de la humanidad; y sin claridad alrededor del rol constructor de democracia y de
sentido del prospectivista es un pasatiempo para observadores sin compromiso con la
transformación de la realidad. Por estas razón la prospectiva humana y social postula que
la formación de nuevas y “frescas” imágenes de futuro, junto con la ampliación de la
participación de la gente de la base en los procesos de toma de decisión, y el desarrollo de
capacidades de la sociedad para el análisis de las escogencias y sus impactos, deben
constituir las componentes principales de su tarea social (Cfr. Amara, 1981).

n      Flexibilizar y ajustar las metodologías a las condiciones reales del contexto,

La práctica extendida entre muchos consultores de aplicar una metodología predefinida en
todos los contextos hace de la prospectiva un asunto costoso y “misterioso” para la gente
que la necesita. Sin embargo, la prospectiva humana y social no puede reducirse apenas a
una mercancía de consultoría puesto que antetodo pretende ser un conocimiento
transformador de la conciencia social. Por tanto, en lugar de ser accesible apenas para un
club de elegidos o “iniciados”, debe ser parte del conocimiento social de las comunidades.
La investigación y el desarrollo de metodologías real y socialmente apropiables es entonces
un inmenso reto para poder hacer de la prospectiva realmente un modo de pensar y de vivir
que le permita a la gente y los dirigentes ganar poder sobre los cambios sociales que afectan
su vida. En este sentido es de anotar también que ya existen avances al interior de la
prospectiva humana y social, como la tendencia llamada prospectiva operacional (Goux-
Baudiment, 1997), la cual incluso construye procesos de desarrollo territorial sin recurrir al
método de los escenarios.

n       Revaluar los contenidos en la formación de especialistas en prospectiva y propender
    por la formación prospectiva de los profesionales.

Reducir la prospectiva a la metodología es quedarse en el más superficial de los planos en
los cuales se desempeña la prospectiva humana y social. Es hacer texto sin contexto. Cuando
se habla acerca del futuro solamente desde la planificación por escenarios considerada
como una mera tecnología, es igual a si se redujera la escultura al uso del martillo y del
cincel, sin historia, arte ni perspectiva. Con el agravante de que una persona sin formación
puede salir a golpear a cualquiera con estas herramientas. Por esta razón el pionero argentino
Horacio Godoy (1997) antes de morir invitaba a acompañar la instrucción metodológica
prospectiva con una seria fundamentación en filosofía, geopolítica y ciencias sociales. E
igualmente propugnaba por extender la formación prospectiva entre los profesionales no
prospectivistas. El ejercicio de la prospectiva requiere entonces profundidad, perspectiva
histórica, conciencia social, y creatividad. Los métodos son importantes pero no bastan, se
requiere una amplia visión y una vasta concepción del desarrollo.

n       Promover el papel de la comunicación y la constitución de puntos de referencia a
    nivel continental.

En América Latina se ha logrado la formación de una pequeña pero bien definida comunidad
científica sobre el tema, la paulatina constitución de una red interinstitucional público-privada
de apoyo, y una difusión creciente de publicaciones y estudios. Sin embargo, se espera el
aumento del contacto internacional, la aparición de una capacidad de control y evaluación
por pares, la ejecución de proyectos conjuntos de investigación básica, la prestación de
servicios con mayor relevancia práctica, un mayor énfasis en el tratamiento de los problemas
regionales, etc. Con ello se podría salvaguardar el aprendizaje hecho hasta el momento y
gestar la articulación de una red internacional de investigadores y asesores, capaz de dar
un salto cualitativo en su nivel y colocarse realmente en una categoría mundial (Cfr. Gutiérrez,
1992).
La Prospectiva Humana
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La Prospectiva Humana

  • 1. ILPES Volver... Instituto Latinoamericano y del Caribe de Planificación Económica y Social La Prospectiva humana y social: alternativa de la nueva generación para América Latina? Javier Medina Vásquez Profesor Universidad del Valle, Cali, Colombia.1 Candidato a Doctorado en Previsión Humana y Social, Pontificia Universidad Gregoriana, Roma 1 Ponencia inicialmente preparada para el II Encuentro Iberoamericano de Estudios Prospectivos, México D.F., septiembre de 1998. El autor agradece a Colciencias y a la Universidad del Valle de Colombia por el apoyo recibido a través de una beca de estudios de Doctorado en la Pontificia Universidad Gregoriana. También reconoce los aportes y sugerencias tanto de la profesora Eleonora Masini como de Victoria Eugenia González, Fabienne Goux-Baudiment, Alberto Lo Presti y Mateo Apuzzo. Las opinones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad del autor, y pueden no coincidir con las de las organizaciones mencionadas. CICLO DE CONFERENCIAS SOBRE CONOCIMIENTO, GLOBALIZACION Y TERRITORIO
  • 2. Tabla de Contenido 1. América Latina requiere una prospectiva distinta? 2. La Prospectiva : Breve perfil de la escuela francesa 2.1. La etimología y los conceptos de los pioneros 2.2 Los postulados humanistas 2.3 La actitud prospectiva: un estado del espíritu orientado a la acción. 2.4 Las diferencias con la previsión clásica y la búsqueda del método 2.5 Perspectivas presentes y futuras 2.5.1 Crisis en la segunda generación? 2.5.2 Sobre la identidad de la prospectiva francesa actual dentro del campo de los futuros 3. La Prospectiva o previsión Humana y Social 3.1 Los antecedentes y las diferencias con otros enfoques acerca del futuro 3.2 Los niveles básicos de la construcción social del futuro 3.3 Las necesidades de desarrollo del campo de los futuros y las ciencias sociales. 3.4 Los aportes pedagógicos a la transformación cultural 4. Los desafíos para la prospectiva humana y social 4.1 Sobre la prospectiva como construcción social del futuro 4.2 La necesidad de fundamentar la labor pedagógica y educativa de la prospectiva humana y social 4.3 Los desafíos de la prospectiva humana y social 5. Conclusiones Bibliografía
  • 3. 1. América Latina requiere una prospectiva distinta?2 De acuerdo con Lourdes Yero (1997), en América Latina se han sucedido varias oleadas en la “socialización” de los estudios del futuro. Después de su “arribo” y “presentación en sociedad”, diversos autores han caracterizado sus diferentes facetas y han hecho importantes contribuciones, sobretodo en lo que se refiere a la divulgación de las metodologías y principios fundamentales.3 No obstante la variedad de puntos de partida, existe un consenso tácito alrededor de la valoración de la prospectiva francesa como referente principal para el continente. Este consenso se ha venido afirmando a medida que avanzan los años noventa. Cuando se exploran las razones de este interés, varias son las razones que emergen: n Una primera razón de índole histórica es que la futurología, tan valorada en norteamérica en los años sesenta, no tuvo mayor acogida en la región debido a su lógica implícita, según la cual el futuro implica una prolongación más o menos coherente del pasado. El debate de entonces no permitía aceptar este supuesto. La competencia entre socialismo y capitalismo como sistemas de organización social, y entre marxismo y funcionalismo como teorías sociales preponderantes, en cambio, ponía el acento en la necesidad del cambio social y la superación del “subdesarrollo” a través de la planificación. n Luego en los años setenta y ochenta, factores tales como los excesos y carencias de la planificación de tipo normativo-tradicional, la crisis de la teoría social, el análisis de una gran cantidad de experiencias empíricas y la ausencia de “proyectos sociales” , fueron mostrando que los estudios del futuro en América Latina requerían avanzar en diferentes aspectos. Autores como Costa Filho (1990) señalaron que se debía profundizar en las conceptualizaciones sobre el desarrollo, las modalidades de intervención social, y el rigor metodológico. Es en este contexto que la prospectiva francesa ha ido ganando seguidores en la región. No solo porque ofrece una caja de herramientas que se supone muy solvente en la práctica, sino por lo seductor de su discurso aparentemente humanista y transformador. Así las cosas, la puesta en marcha de varios proyectos bajo su guía metodológica, y la multiplicación de los consultores y profesionales que siguen sus directrices, ha terminado casi por hacer olvidar que existen otras perspectivas en los estudios del futuro, y se ha convertido prácticamente en la formación dominante de los futuristas. Pues bien, con base en mi experiencia práctica de 9 años -gran parte basada en la escuela francesa- y en un análisis retrospectivo y de la situación actual de los estudios del futuro, en este artículo se hará un análisis crítico de sus aportes reales, y se argumentará porqué es necesario considerar en cambio a la previsión o prospectiva humana y social como una opción real y accesible para la región. Se compararán ambos enfoques e identificarán diversos desafíos de vital importancia para su desarollo. Se espera de esta forma reinvindicar la necesidad de profundizar en bases realmente humanistas de la prospectiva, en sus fundamentos en ciencias 2 En el presente documento se considerarán sinónimos los términos estudios prospectivos y estudios del futuro. Se diferenciará el concepto de prospectiva comunmente asociada a la escuela francesa de aquel propuesto por la prospectiva humana y social; y se reservará la noción de previsión al enfoque ideado por Eric Jantsch, que suele concebir el futuro como una extrapolación del pasado y el presente. 3 Ver entre otros autores que circulan en español o portugués, François, 1977; Rattner, 1979; Hodara, 1984; Montañolas, 1987; Mojica, 1990; Miklos y Tello, 1991; Masini, 1993; MIDEPLAN, 1994; Medina & Ortegón, 1997). La venezolana Lourdes Yero (1997) es quizás quien mejor ha identificado las etapas en el desarrollo de los estudios del futuro en América Latina.
  • 4. sociales, y su dimensión cultural y educativa para la formación de una nueva generación de futuristas en América Latina 2. La prospectiva : Breve perfil de la escuela francesa 2.1. La etimología y los conceptos de los pioneros De acuerdo con Cazes (1991) en el “Larousse pour tous” (edición de 1908), figura el adjetivo “prospectivo” definido así: “que mira el porvenir”, y el ejemplo que lo avala, “una crítica prospectiva”, corresponde a una fórmula utilizada por Théophile Gautier en su prefacio a Mademoiselle de Maupin. Según el autor, la innovación introducida por el filósofo Gaston Berger en 1957 consistió en hacer de prospectivo un sustantivo, y en emplearlo para caracterizar un estado de ánimo particular, que consiste en ver en el futuro no una realidad oculta que posee ya una existencia y que se llegará a descubrir empleando métodos científicos apropiados, sino más bien el resultado deliberado o involuntario de nuestras acciones; de ahí la necesidad, decía, de reflexionar sobre el porvenir cada vez que había que tomar decisiones (no triviales). Más exactamente, Berger (1967; 10-12) pensaba en la necesidad de constituir una antropología prospectiva que permitiera reconocer el sentido general de las transformaciones, una aproximación a la velocidad con la cual se producen los cambios sociales, y encontrar los factores profundos que de ellos se derivan. Proponía el análisis intencional como el método privilegiada para poner en evidencia las “intenciones profundas y a menudo inconscientes que animan a los individuos y las sociedades” (op. cit, 10). Tal análisis debía realizarse a través de un trabajo de equipo, con la “recta colaboración de filósofos atentos a los fines y preocupados por los valores, y de especialistas que estuvieran perfectamente informados de las realidades de sus dominios y de todos los medios que las diversas técnicas ponen a nuestra disposición” (ibid). De esta suerte la antropología prospectiva debía “dar a nuestras acciones un cuadro preciso de fines válidos y bases sólidas”. Pero ella no pretendería ahorrarnos la responsabilidad de escoger. No nos daría una figura de autoridad a la cual ineluctablemente plegarnos. En cambio, nos dibujaría a grandes rasgos varios mundos posibles donde solo uno sería promovido a la existencia. Por consiguiente no nos dispensaría de juzgar, sino que nos ayudaría a aclarar nuestro juicio y a formarnos nuestra capacidad para ser solamente hombres conscientes de nuestros límites y nuestras debilidades, más atentos a los deberes y a prevenir los riesgos. En suma, la antropología prospectiva invitaría a la prudencia, y a “descubrir posibilidades exaltantes para que las futuras obligaciones parezcan ligeras y para que la humanidad adolescente renazca a la esperanza y a descubrir un sentido en su destino” (ibid, 10). Fundamentalmente Berger acudió a la fenomenología husserliana para ampliar los horizontes de la reflexión sobre el futuro. Cuando usó la palabra prospectiva pensaba en oponerla a retrospectiva, con el fin de incitar al rechazo a una concepción simplista del presente, un presente “sin espesor, sin duración y sin memoria”, noción propia del empirismo puro. Según Piganiol (1974; 11-12), para Berger dichas actitudes corrientes estaban demasiado marcadas por la costumbre errónea de ver el presente solo como el sucesor de los pasados desvanecidos, sin tener en cuenta las potencialidades que encierra. Vale decir, que para la fenomenología del tiempo nuestra experiencia nunca se limita al presente y al pasado, en
  • 5. realidad reune también las experiencias que hubiéramos podido tener (potencialidades del pasado) y las que podríamos provocar, ahora o más tarde (potencialidades del futuro). De este modo la percepción común y corriente no ve hasta que punto el futuro impregna el presente y por tanto lo desdeña o subvalora. Berger abogaba, pues, para que el presente se viera en forma total, con su peso de existencias, de realidades y de potencialidades. Este análisis filosófico es esencial porque ensancha muchísimo el campo de la visión, al mostrar que siempre estamos ante varios porvenires, que podemos orientar desde el presente. Ahora bien, Bertrand de Jouvenel dió un nombre a estas potencialidades del presente y del futuro: los futuribles o futuros posibles, susceptibles en todo momento de ser examinados, sea para aclarar nuevamente el presente, o sea para decidir y actuar. Tal neologismo designaría “los descendientes del estado actual que nos parecen posibles”, utilizando adrede el plural para sugerir que en todo momento existía más de un futuro posible (Piganiol, op. cit. 12). Su propuesta “El arte de la conjetura”, como llamaría a su libro más famoso, (De Jouvenel, 1967) sería entonces aquel que busca el rigor científico y la intuición para descubrir los hechos portadores de futuro, encontrar correlaciones entre ellos e identificar sus evoluciones más probables. No obstante el autor, politólogo y economista, pedía también que este arte fuera empleado para que los políticos en sus actos se inspiraran más en el futuro que en el pasado. Así las cosas, para Piganiol (ibid. 12) las contribuciones de Berger y de Jouvenel configuran todas las características esenciales de la prospectiva: ser una actitud frente al presente que integra futuro y pasado, una reflexión que permite imaginar futuros posibles, un método que nos ayuda a decidir mejor de cara a la acción, y una senda de esperanza para vivir mejor en un porvenir que distintos caminos atan al presente. Sería entonces la búsqueda de estos caminos que desde el presente nos conducen a vivir un futuro con sentido. 2.2 Los postulados humanistas Para Pierre Piganiol (1974; 12-13) son cuatro los postulados subyacentes a la actitud prospectiva: lucidez, libertad, voluntad y poder. 4 Afirma Piganiol que admitir que se pueden definir porvenires posibles y ligarlos al presente por caminos realistas quiere decir que el ser humano es lo bastante lúcido como para descubrir los gérmenes de la sociedad futura, en medio de la complejidad y las contradicciones de esta época. Posición que, por demás, no está exenta de cierto orgullo, por lo cual no faltan aquellas personas escépticas que dudan de las reales facultades humanas para analizar los mecanismos que transforman la sociedad y por tanto de su capacidad de control sobre los cambios sociales que desencadenan. En opinión del autor, el segundo postulado es el más importante puesto que la prospectiva admite que los futuros posibles no son exclusivamente el resultado automático de situaciones pasadas, que son múltiples y que podemos en cierta proporción escogerlos libremente. Esto implica ir contra una concepción determinista de la historia y significa una postura contra el fatalismo y el azar, pues sería el ser humano quien tiene la capacidad de crear nuevos senderos en la historia a través de sus decisiones. El tercer postulado sería el más fácilmente admitido. Plantea que la voluntad es aquella que 4 Hughes de Jouvenel (1993) desarrolla los postulados de la libertad, la voluntad y el poder como un aspecto central de la filosofía implícita de la prospectiva.
  • 6. decisivamente orienta el porvenir, a través de la definición de objetivos y de la movilización del poder necesario para alcanzarlos. Y se encuentra íntimamente entrelazada con el cuarto postulado, que es el más “pesado”, porque admite que si se puede con las medidas y reflexiones adecuadas conseguir los objetivos propuestos. Ahora bien, resulta oportuno también aceptar que en nombre de la humildad se ha dudado de la verdadera capacidad del ser humano para desplegar su poder y voluntad, y “es prudente admitir que la lucidez tiene sus sombras, la libertad sus límites, la voluntad sus debilidades y el poder sus incoherencias”. No obstante, dice Piganiol, que el prospectivista no puede admitir esto como una renuncia al futuro, la cual es más una confesión de impotencia convertida en doctrina y una “mala costumbre y una coartada” de aquellas personas (los políticos) a quienes los problemas del corto plazo obligan a descuidar las perspectivas lejanas. En este sentido la prospectiva admite que sus ideales muchas veces son imposibles de conseguir pero espera poder acercarse a ellos. En esto es más aterrizado que el pensamiento utópico. Pero no se resigna al fatalismo amargado que caracteriza el pensamiento realista y cínico. Por consiguiente, la prospectiva se sitúa en la vía del medio entre la negación total de la capacidad de transformación de las estructuras por el ser humano, y el optimismo ciego de los tecnócratas. En sus palabras, el prospectivista se ubica “entre los que no creen ni en el cero ni en el infinito, pero esperan que nuestros esfuerzos imperfectos lograrán conseguir parcialmente los objetivos deseados”. 2.3 La actitud prospectiva: un estado del espíritu orientado a la acción: La Prospectiva entonces permite la incursion sistematica en los posibles escenarios futuros, no para predecir la ocurrencia de un determinado fenomeno sino más bien para identificar las fuerzas que impulsan el cambio social (citado por Costa-Filho, 1990). Por tanto es sobretodo una actitud, un proceso intelectual, un estado del espíritu orientado hacia la acción, que emplea técnicas particulares más o menos sofisticadas, para hacer expresar los deseos inconscientes, que una vez puestos al dia modifican el presente, y por ende actúan sobre el futuro. (Teniere-Buchot, 1985). Para Godet (1994), este “estado del espiritu” orientado a la acción se sintetiza en tres ideas basicas: n El futuro no esta escrito, esta por hacer. Por ello la prospectiva no puede confundirse con la prevision en el sentido tradicional (a lo Eric Jantsch), la cual está excesivamente marcada por la cuantificación y la extrapolación de tendencias. La prospectiva apuesta a un futuro decisivamente diferente del pasado. n El futuro es la razón de ser del presente. Por tanto lo que se experimenta en el futuro es el resultado de las acciones del pasado, y lo que se desea explica las razones del presente. n La prospectiva es necesaria para iluminar la acción. La prospectiva es una reflexion para iluminar la accion del presente con la luz de los futuros posibles, ella no pretende eliminar la incertidumbre con una prediccion ilusoria, sino tan solo reducirle todo lo posible y tomar decisiones que vayan en el sentido de lo deseado.
  • 7. Según Godet (1994) habría entonces tres actitudes básicas frente a la incertidumbre y las potencialidades del futuro: la pasiva (aquella que sufre el cambio), la reactiva (que espera el cambio para reaccionar) y la prospectiva, que tiene un doble sentido: la preactividad (que consiste en prepararse a un cambio anticipado) y la proactividad (que actúa para provocar un cambio deseado). Para Cazes (1997; 30-31) la actitud prospectiva constituye así un interés que se manifiesta cada vez más en mirar hacia el futuro. Pero no se trata tanto de un deseo de aclararlo como si fuera un misterio, sino de una esperanza en conformarlo de acuerdo a nuestras preferencias, una actitud superior a aquella de sufrir pasivamente el futuro o de estar desinteresados respecto al porvenir. Entonces para la corriente francesa, la prospectiva es primero un acto imaginativo y de creación, luego una toma de conciencia, y por último implica la convergencia de las expectativas, deseos, intereses y capacidades de la sociedad para alcanzar ese futuro deseado. Sin embargo, centrarse en las decisiones no significa que la prospectiva consista solamente en enunciar lo deseable, dado que las escogencias que operan sobre lo deseable tienen la particularidad de desenvolverse en un futuro incierto, sus consecuencias son susceptibles de variar en función del contexto futuro en el cual deben realizarse, y con seguridad podrán variar substancialmente con relación al momento en el cual se toman y preparan las decisiones. De otro lado, Hughes de Jouvenel (1997; 98-99) plantea que la prospectiva no tiene sentido sino para aquel que está animado por una intención, y que posee un sistema de valores y de ideas en virtud del cual es capaz de definir un objetivo y concebir un futuro deseable. Aquí sale a la luz el concepto de proyecto, “expresión de un querer que, para ser logrado, se inscribe necesariamente en la duración, una duración cuanto más larga que su puesta en marcha implica una ruptura con el orden existente, una movilización de recursos de los cuales no se dispone en el instante. Aquí interviene la ecuación sutil entre el sueño y la razón: el primero genera visiones que nosotros nos formamos de un futuro mejor, que pasadas por el tamiz de la razón se convertirán en los verdaderos motores de la acción”.5 Para el autor, esta dimensión esencialmente subjetiva inherente a los proyectos -implícitos o explícitos- representa un obstáculo de gran tamaño a todo análisis del futuro que pretenda ser neutro o científico en el sentido tradicional, dadas las dificultades para descubrir las verdaderas motivaciones de los actores, más allá de lo que suelen manifestar. No obstante, a esta dificultad de analizar el poder de las ideas y la intensidad de los deseos, se puede hacer frente con base en criterios de decisión y procedimientos de arbitraje que permitan estructurar la reflexión acerca del futuro. De este modo, la “puesta en marcha del proyecto” requiere métodos y procesos estructurados. 2.4 Las diferencias con la previsión clásica y la búsqueda del método Establecer la distinción entre prospectiva y forecasting ha sido una constante en el pensamiento francés. Mientras Michel Godet compara estos enfoques (ver tabla abajo) 5 Al respecto Antonio Alonso Concheiro dice que la prospectiva está a medio camino entre la imaginación y la razón. Así, mientras la predicción implica un destino fijo -el predicho- y no tiene en cuenta la voluntad y los actos humanos de forjar el futuro, la unión entre imaginación y razón es la piedra angular de la prospectiva (Cfr. 1994; 46). A la par de la ciencia y de la poesía, la prospectiva inventa y explora mundos posibles. No se rige por los criterios de verdad establecidos por el presente, no limita la imaginación solo a aquello que la razón convencional acepta como posible. La prospectiva analiza el pasado y el presente pero es antetodo ejercicio de libertad, es la posibilidad de escoger, de inventar, es apertura, idea, creencia (1994; 49). La prospectiva sería entonces el arte de lo condicional.
  • 8. haciendo énfasis en las causas frecuentes de errores de la previsión clásica, Hughes de Jouvenel (1997; 99-100), plantea que las características que identifican a la prospectiva serían las siguientes: n La prospectiva es un camino pluridisciplinario de inspiración sistémica, que considera los fenómenos a partir del conjunto de sus factores e interrelaciones. n Es un proceso que integra la dimensión del largo plazo, pasado y futuro, para descubrir las variables de inercia y las variables que fluctúan en escalas de tiempo más cortos; eliminar los efectos de ciclo y recuperar la libertad de maniobra para realizar las reales transformaciones. n Es un proceso que integra rupturas; no postula la continuidad del cambio, sino que incorpora las innovaciones, los efectos de umbral, la irrupción de los actores “rompe-hábitos y la voluntad humana de cambiar las reglas del juego. Tabla comparativa de la previsión clásica y de la prospectiva Causas de errores de la previsión Características de la prospectiva Visión Parcial (de otra parte, todas las Global (de otra parte, nada cosas permanecen iguales) permanece igual) Variables Cuantitativas, objetivas y conocidas Cualitativas, cuantificables o no subjetivas, conocidas o escondidas Relaciones Estáticas, estructuras constantes Dinámicas, estructuras evolutivas Explicación El pasado explica el futuro El futuro, razón de ser del presente Futuro Unico y cierto Múltiple e incierto Método Modelos deterministas y cuantitativos Análisis de los juegos de los (econométricos, matemáticos) actores,modelos cualitativos (análisis estructural) y estocásticos (impactos cruzados) Actitud frente Pasiva o reactiva (futuro sufrido) Preactiva y proactiva (futuro al futuro deseado) Fuente: Michel Godet. Manuel de prospectiva stratégique. París, 1997. Ahora bien, en el plano operativo, serían cinco sus características básicas (Hatem, 1993, 19): n El carácter cualitativo del ejercicio; n La globalidad del enfoque; n La racionalidad; n El voluntarismo; y
  • 9. n La visión a largo término. Cuestiones que según Godet fundamentarían las siete ideas claves que articulan los métodos prospectivos: n La clarificación de las acciones presentes para iluminar el futuro. n La exploración de futuros múltiples e inciertos n La adopción de un enfoque global y sistemático n La consideración de los factores cualitativos y las estrategias de los actores n La conciencia de que la información y los pronósticos no son neutrales n La opción de la pluralidad y complementariedad de los enfoques n El cuestionamiento a las ideas preconcebidas de los pronósticos y los prospectivistas Pues bien, todo este esfuerzo francés por diferenciarse del tradicional forecasting anglosajón terminó por la puesta a punto de una caja de herramientas, un conjunto de técnicas ensambladas alrededor del método de los escenarios, tales como el análisis estructural, el análisis de las estrategias de los actores, el análisis morfológico, las matrices de impacto cruzado, el análisis multicriterios, etc. Esta labor comenzó con la Datar en el año 1970 y continuó con los aportes de muchas instituciones, especialmente Electricidad de Francia, el Ministerio de la Defensa, el Commissariat General du Plan etc., encabezada por Michel Godet. Su gran mérito consiste en pasar la prospectiva, del discurso un tanto literario de los pioneros, a la práctica concreta de la realidad cotidiana. Para ello se basó en los métodos de expertos creados por los norteamericanos en los años sesenta y setenta, sobretodo por Theodore Gordon y Olav Helmer (Cfr. Helmer, 1983) y creó un proceso con una secuencia organizada de etapas, apoyado en la formalización matemática, el cálculo de probabilidades y la investigación operacional.6 De esta suerte el desarrollo de herramientas informáticas permitió la aplicación y divulgación de la prospectiva para una audiencia amplia, que incluye empresas privadas, organizaciones del sector público y administraciones territoriales en Francia y fuera de ella. Por lo cual desde los años ochenta se registra un visible impacto social y el surgimiento de diversas modalidades organizacionales y territoriales de aplicación de la prospectiva, con diferentes tipos de resultados en la práctica (Cfr. Lesourne & Stoffaes, 1996; Saab, 1997). Por último, es de anotar el rumbo que le ha imprimido Godet a la prospectiva en los años noventa, poniendola al servicio de la acción estratégica y del proyecto de empresa, y por tanto denominándola prospectiva estratégica. 2.5 Perspectivas presentes y futuras 2.5.1 Crisis en la segunda generación de la prospectiva francesa? Ahora bien, a 40 años del lanzamiento “oficial” de la prospectiva por Gastón Berger, y después de haber conocido su época de gloria, cuál es la situación actual de la escuela francesa? Para Goux-Baudiment (1996; 1997; 1998), en Francia la escuela de pensamiento creada por Gastón Berger y Bertrand de Jouvenel se ha tornado minoritaria, siendo reemplazada 6 La referencia obligada es el “Manuel de Prospective Stratégique. Vol. 1, Une indiscipline intellectuel. Vol. 2 L’art et la méthode. (1997) de Michel Godet. Obra más completa que “De la anticipación a la acción” (1994 en español)
  • 10. por una versión caracterizada por la influencia casi exclusiva de la economía, la utilización de herramientas de naturaleza matemática e informática (modelos, análisis estructural, MicMac, etc), y un matrimonio de conveniencia con la planeación estratégica.7 Esta nueva práctica identifica lo que la autora denomina “prospectiva de segunda generación”, la cual habría dominado el escenario francés progresivamente en los años setenta, ochenta y noventa. Pero que en los últimos años parece estar entrando en una crisis, debido a las siguientes razones principales, que surgen de un sondeo en el campo y de su amplia experiencia: n La inadecuación de su oferta a las nuevas demandas de las empresas y la administración pública, dada su tendencia a aplicar “modelos predefinidos”, complejos, costosos, inflexibles y pesados en su operación. n El aislamiento y la poca escucha de la alta dirección, debido su preferencia a trabajar sobre los datos y no sobre los procesos, y a su “labor de oficina” basada en metodologías arriba-abajo, desconectadas de los procesos reales de cambio en el seno de las organizaciones. n La brecha generacional y el vacío en la formación de nuevos prospectivistas, a causa de la falta de reconocimiento por la comunidad académica, la escasez de programas de ensañanza (apenas un programa y un solo profesor “oficial”) y la falta de oportunidades para la profesionalización de los jóvenes talentos. n El “déficit de futuro” de la sociedad francesa, originada en el excesivo centramiento en el corto plazo y el individualismo imperante que obstaculiza los procesos y las filosofías de construcción colectiva del futuro. n El debilitamiento institucional, debido al desmonte progresivo de los grandes aparatos estatales de la planificación a largo plazo, la tendencia a instituir solo pequeñas células en los ministerios encargadas de la vigilia estratégica y la evaluación, y n La aparente pérdida de influencia y dinamismo en el ámbito internacional de las grandes asociaciones y los grandes profesores franceses de prospectiva. El panorama es desconcertante, puesto que, cuando más se necesita una prospectiva fuerte y estructurada a nivel mundial, ésta se encuentra en Francia en un momento de aparente crisis o más bien de cambio entre esta segunda generación y una tercera en formación. Cuáles serían entonces para Goux-Baudiment los factores que podrían revertir esta situación? Por el lado de la demanda, una reciente legislación que obliga a las regiones a fundamentar en la prospectiva sus “contratos” con la nación y a la DATAR a realizar una visión a largo plazo de la sociedad francesa. Y por el lado de la oferta, las propuestas de una tercera generación en surgimiento, para adecuar la prospectiva a los nuevos tiempos; a saber: n Un retorno a las fuentes y a la impronta humanista original. n Una real formación de los practicantes y una re-estructuración de las modalidades y los métodos. n Un mayor equilibrio entre la anticipación y la evaluación en la práctica operacional. n Un mayor énfasis en la evaluación de los impactos y un estudio de las mutaciones y rupturas en horizontes más cortos, a medida que la incertidumbre se acrecienta. 7 Para ver una aproximación histórica a la escuela francesa, ver Cazes (1986). Evaluaciones importantes pero menos “incisivas” de la situación actual están en Hatem (1993) y Lesourne & Stoffaes (1996). Un panorama importante de sus principales aportes se encuentra en Medina & Ortegón (1997).
  • 11. n Un nivel de conceptualización más alta, más global, mejor fundamentada en las ciencias sociales, especialmente en ciencias políticas, sociología y geografía. n Un sentido más intuitivo, inductivo, integrativo y creador; una voluntad fuerte para innovar y explorar nuevas vías. n Una orientación hacia la solución de problemas, que permita estar más cerca de las preocupaciones de los decisores públicos y privados, basada en un enfoque operacional, la práctica sobre el terreno, el benchmarking y la anticipación enfocada en la construcción de visiones compartidas del futuro. n Trabajar con equipos y métodos sobre medida, eficaces, capaces de darle la palabra a los no expertos y a afrontar problemas reales del liderazgo, como la inconsistencia de la reflexión, la limitación de la racionalidad y la irracionalidad que se suele presentar en la toma de decisiones. 2.5.2 Sobre la identidad de la prospectiva francesa actual dentro del campo de los futuros Para identificar el lugar de la prospectiva francesa en el mundo, antetodo resulta conveniente mirar el campo de los futuros como un proceso en permanente evolución, donde conviven diversas prácticas que conforman un amplio espectro, en el cual se ubican diversos enfoques y roles profesionales. De acuerdo con Rick Slaughter (Ver cuadro siguiente) el campo de los futuros contempla tres vertientes principales, El campo de los futuros Concepto Descripción Futures Research Es el polo “duro” del espectro, con una búsqueda del conocimiento que hace énfasis en la predicción, el pronóstico económico y tecnológico, el análisis de sistemas y las ciencias administrativas. Es validado por especialistas en pronóstico y planificación a través del uso de técnicas analíticas y métodos cuantitativos. Se realiza investigación para los departamentos de gobierno y grandes organizaciones pero sólo una pequeña parte es para el conocimiento del público. Futures Movements Con su énfasis en el cambio social “radical” está en el polo “blando” del espectrum, recoge escritores especulativos, redes sociales, nuevos movimientos sociales y estilos alternativos de vida. El movimiento feminista, las organizaciones de paz y organismos de defensa del medio ambiente son casos representativos. Alguna gente tiende a llamarse a sí misma futurista porque maneja ideas sobre el futuro o porque crea visiones de futuros deseables. Futures Studies Está en el intermedio de los polos. FS hace la síntesis y comunica su productos a través de la escritura de escenarios, investigaciones comparativas y estudios críticos de los futuros. Hacen parte de FS académicos, críticos, escritores y educadores quienes pueden realizar trabajos especializados y comunicar ideas de futuro a una audiencia más amplia. El tema educativo es fundamental Fuente: Rick Slaughter, Futures Concepts and powerful ideas, 1996.
  • 12. En este contexto, desde el punto de vista académico (Slaughter, 1993) en los estudios del futuro existen varios enfoques, entre otros, uno empírico analítico, positivista, corporativo, de gran influencia norteamericano y liderado por H. Kahn, H Simon y otros. Otro es el crítico, interpretativo, comparativo, de origen europeo y representado por B. de Jouvenel, R. Junk y M. Godet. Y otro es el “activista, visionario”, universal y aplicado, facilitador del desarrollo de los futuros, ejemplificado en el trabajo de E. Boulding, Zieglar, J. Dator, etc. En este sentido el enfoque prospectivo francés, habiendo aparecido en los años sesenta casi a la par en su influencia que el enfoque norteamericano, actualmente se percibe como solo una parte dentro de un vasto conjunto de propuestas y desarrollos sobre el futuro. Ahora bien, cabe igualmente destacar que las fronteras y/o relaciones entre los estudios del futuro y la prospectiva aparecen un tanto borrosas hoy en día, al incorporarse algunas ideas esenciales de algunos pioneros de la prospectiva como Bertrand de Jouvenel dentro de los estudios del futuro. Así, para Wendel Bell (1994; 54) existe un proceso de reflexión común en el prever el futuro, en el cual se imaginan posibles futuros alternativos y se busca valorar cual futuro puede ser el más probable si se decide o no emprender algunas acciones específicas. Mediante esta exploración el futurista quiere saber, sobre la base de los hechos presentes, cuáles son los futuros verdadera o verazmente posibles, cuáles son los futuros más probables dadas las diversas condiciones, cuáles futuros alternativos son los más deseables; y qué es lo que las personas individual y colectivamente pueden hacer para alcanzar el futuro deseable y evitar las consecuencias del futuro no deseable. Algunas definiciones actuales de los estudios del futuro: n Un conjunto de técnicas, teorías y principios de investigación y representación de los futuros; método de conocimiento orientado hacia el futuro. (Dator, 1994; 97) n Un enfoque científico, basado sobre la experiencia científica o de otro tipo, que crea y estudia significados, valores y otros símbolos mentales, como alternativas contingentes que se refieren al futuro. Tiene su propia sintaxis, semántica y pragmática a través de los cuales se relaciona la lógica y a los métodos, argumentos y problemas, hechos y acciones de los futuros humanos (Malaska, 1993, 1994) 9 Propósitos básicos de los estudios del futuro según Wendell Bell (1996; 11) El estudio de los futuros posibles 1. El estudio de los futuros probables 2. El estudio de las imágenes del futuro 3. El estudio del conocimiento básico del futuro 4. El estudio de los fundamentos éticos de los estudios del futuro 5. La interpretación del pasado y la orientación del presente 6.
  • 13. 7. La integración del conocimiento del conocimiento y los valores en el diseño de la acción social 8. Incrementar la participación democrática en la imaginación y el diseño del futuro 9. Comunicar y abogar por una particular imagen del futuro Entonces el autor plantea que el objetivo de los estudios del futuro no es predecir el futuro, pues no se tiene una bola de cristal. Es la exploración sistemática de los futuros posibles, probables y deseables o preferibles, para mantener y/o mejorar la libertad y el bienestar del género humano ahora y en el futuro, así como para propender por el bienestar de todos los seres vivientes, y la capacidad del planeta para “sostener” la vida. De este modo, prospectiva y estudios del futuro compartirían un proceso central. El campo de los futuros, por consiguiente, se muestra como un terreno donde sus practicantes ejercen funciones distintas, tienen diversos objetivos, laboran desde diferentes tipos de organizaciones, y usan distintas herramientas. Con base en el planteamiento de los futuros posibles, probables y deseables realizado por Bertrand de Jouvenel (1967), Roy Amara ha ideado un esquema que sintetiza muy bien el campo, y permite observar la multiplicidad de enfoques según el énfasis que realice cada quién (Ver cuadro siguiente). Mapa resumen del campo de los futuros Premisas y Futuro Posible Futuro Probable Futuro Deseable logro de metas Objetivos Apertura al entorno Análisis Examen de preferencias Alerta Evaluación Soporte Estimulación Sistematización Guía de los cambios Roles Manejo de imágenes Manejo de análisis Manejo de valores de futuro Herramientas Perceptuales Estructurales Participativas Practicantes Visionarios Analistas Líderes carismáticos Genios Metodólogos Reformadores sociales Escritores Investigadores Escritores de futuros Organizaciones No organizadas o Think tanks Grupos de interés dominadas por una sola persona Fuente: The futures field: searching for definitions and boundaries, by Roy Amara,1981
  • 14. Al respecto, es mi apreciación personal que la obra de Michel Godet, el representante más importante de la actual escuela francesa, en pos del rigor metodológico se ha centrado más en la vía de la identificación de los futuros probables y ha dejado un tanto a un lado la exploración de los futuros posibles y deseables, la cual subordina a aquella8 . No obstante, si bien esta decisión fue importante para ganar en profundidad metodológica en los años setenta y ochenta, hoy en día es importante reconocer que igualmente en el mundo se ha avanzado bastante en la exploración sistemática y organizada de los futuros posibles y deseables. Con este panorama, pues, vale la pena hacerse algunas preguntas. Por ejemplo: n Frente a los enunciados de los prospectivistas de la primera generación, no es una paradoja que la escuela francesa actual en la práctica operacional se centre más en el futuro probable que en otra cosa? n Por ejemplo, no resulta más “prospectiva” la reflexión del norteamericano Jim Dator (1994; 77), para quien el objetivo de los estudios del futuro es ayudar a las personas a vivir de un modo feliz y eficaz, proveyéndoles un sentido de dirección y finalidad, y orientándoles en la complejidad de los futuros alternativos siempre cambiantes, a través de una reflexión sobre visiones siempre renovadas de los futuros deseables ? ;y -lo que es más preocupante- n No se queda bastante corto este enfoque de la prospectiva frente a lo que Wendel Bell considera los propósitos básicos de los estudios del futuro? n Y no resulta aún más patético que muchos de los consultores que reproducen el discurso de la prospectiva an América Latina -y aquí no hablamos de Godet- se centren en el método por el método, fijándose más en vender las costosas herramientas que en la calidad de los contenidos, aplicando los mismos métodos en diferentes y específicos contextos, con una perspectiva lucrativa y superficial que se reduce a citar unas cuantas frases de cajón y hacer algunas demostraciones de software, sin bases profundas en ciencias sociales y administrativas, como si a ello se redujera la tradición y el quehacer de la prospectiva de la primera generación? 8 Aunque esta aseveración pueda ser polémica dada la gran elocuencia de Godet sobre las posibilidades de la prospectiva, me parece claro que al hablar de los métodos el autor siempre se limita en su obra al rigor operacional de aquellos métodos que le permiten avanzar en la dirección de los futuros probables y en su propia concepción de lo que es la estrategia y de los aspectos comunes que plantea entre la prospectiva y la estrategia, con lo cual se establece una suerte de tautología y de “definición de situación”, en la cual los lectores que apenas se inician en la disciplina creen que esta visión es toda la prospectiva. Pero así como él dice que no se pueden confundir los escenarios con la prospectiva, agrego yo, tampoco se puede confundir la prospectiva con la visión de Godet de la prospectiva. En este mismo sentido, no se puede validar que los métodos prospetivos se reduzcan a los métodos que Godet ha perfeccionado y referido, a pesar de su indudable aporte intelectual y profesional a la disciplina. De otra parte es importante señalar que la concepción que él presenta de otros enfoques de la estrategia diferentes a la “escuela de Harvard” es muy reducido, lo cual se ve cuando se refiere por ejemplo a la obra de Henry Mintzberg, y a la poca importancia que le da a la “escuela de la planificación como aprendizaje”, por ejemplo. Con este comentario no pretendo invalidar su obra sino relativizarla, por cuanto más que Godet son sus seguidores quienes pretenden imponer esta visión como el punto de vista dominante en la formación de los nuevos prospectivistas y el enfoque “científicamente correcto” para la consultoría, lo cual vuelve el asunto solo un problema de lucha por segmentos de mercado y olvida la escencia y la historia de la prospectiva.
  • 15. En estas condiciones, por tanto, habría entonces que discutir realmente en donde reside la especificidad de la escuela francesa actual, si en el rigor operacional, -que comienza a ser también común en muchas prácticas-, en el enfoque de análisis -que es bastante restringido en la práctica- o en donde. Puesto que, teniendo en cuenta los argumentos expresados arriba, resulta claro en el campo de los futuros es más facil identificar los estudios del futuro que la prospectiva (a la francesa) y que ésta es apenas un enfoque dentro de los estudios del futuro y no el discurso chic del futuro como algunos pretenden mostrarlo en América Latina, siendo además sus fronteras cada vez más borrosas. Cabe pues retomar la pregunta: Cual es hoy por hoy la identidad de la prospectiva francesa dentro del campo de los futuros? Sin duda a la defensa de la prospectiva francesa saldría el argumento del énfasis en la acción sostenido por Godet, recordando a Berger, y del concepto de futuro como fruto de una escogencia o una decisión en el momento presente que puede transformar las tendencias del pasado, elementos que por demás no aparecen claramente en los estudios del futuro tradicionales9 . Pues bien, éste argumento puede ser importante porque a decir verdad la posición de Wendell Bell y de Jim Dator, aunque notable y significativa, parece minoritaria dentro de un campo muy grande como los estudios del futuro, que no se reduce al forecasting, y que se caracteriza tradicionalmente porque los futuros no se presumen sino que se calculan, y además suele hacer énfasis en los asuntos “científicamente atendibles”, que parecen “serenamente” objetivos y neutros al discurso de los valores, sin conexión necesaria con la transformación de la realidad. Sin embargo, habría que preguntarse también si la sola referencia de la prospectiva a la acción sin clarificar bajo que valores se está hablando es realmente una alternativa para América Latina, en el contexto de la globalización, con sus tendencias al aumento de la exclusión social o de la inclusión de las sociedades a un mundo aparentemente gobernado bajo los principios de la “libertad de los mercados”. Entonces, mientras no se clarifiquen realmente los valores a los cuales sirve realmente la prospectiva francesa en la práctica, o ésta se identifique hoy en día más con una caja de herramientas que con su impronta humanista original10 , considero más importante hacer énfasis en una prospectiva de corte humano y social, preocupada por un futuro enmarcado en una base ética relacionada con el desarrollo humano y sostenible, y el bien común de la humanidad, vale decir, caracterizada por unos valores explícitos y no implícitos -como si éstos no existieran o se continuara abogando por un confuso objetivismo heredero del estructuralismo-, valores claramente identificados en favor del bien de un grupo social y no de intereses particulares.11 9 Al respecto es vital reconocer que en los años noventa se ha hecho un gran esfuerzo por sintetizar y evaluar el conocimiento de los estudios del futuro. Ver por ejemplo la obra de Wendell Bell (1996), Eleonora Masini (1993), Rick Slaughter (1996), los números especiales de las revistas FUTURES en 1993 y 1996 y FUTURIBILI en 1994, así como artículos como Inayatullah (1996). Con relación a la perspectiva “clásica” de los estudios del futuro son indispensables las obras de Cornish (1978), Fogwles (1979) y Amara (1981; a, b, c). 10 Es impactante ver que para algunos autores alemanes la prospectiva francesa es simplemente otra forma de planeación por escenarios, por demás demasiado estructurada y poco flexible. Ver Gausemeier et al (1996). 11 Es necesario aclarar que la posición humana y social de Eleonora Masini en la prospectiva y la perspectiva deWendell Bell y Jim Dator dentro de los estudios del futuro es por ahora minoritaria. Pero la importancia de su reflexión y de su aporte la hace muy significativa y de una influencia creciente. Debo estas apreciaciones a una discusión con Eleonora Masini.
  • 16. De este modo Masini (1993) considera que la función de una prospectiva humana y social sería presentar proyectos verdaderos y propios para la construcción social del futuro y así poder contribuir, si no a la solución, al menos sí a afrontar concretamente los problemas sociales. Se trataría así de una función de tipo proyectivo pero también de una función clarificadora con respecto a los objetivos de un país, de un grupo humano, del mundo. En la cual, por demás, se busca aumentar la participación de los ciudadanos de la base para modelar el futuro de su comunidad (Cfr. Dator, 1994), y formular imágenes y visiones del futuro amplias, macro, positivas, idealmente realizables, que puedan tener efectos sobre el curso de civilizaciones enteras, como lo proponía Fred Polak (citado por Bell, 1994). Así las cosas, en últimas, la previsión humana y social pretende aumentar la capacidad de las sociedades para construir socialmente su propio futuro, para construir democracias con sentido, mediante procesos específicos que favorezcan la comprensión del cambio social, la participación ciudadana en la toma de decisiones y la producción de imágenes y visiones de futuro frescas y realmente transformadoras de la sociedad (Cfr. Amara, 1981). Es menester, entonces, profundizar en este diferente tipo de prospectiva. 3. La Previsión o prospectiva Humana y social 3.1 Los antecedentes y las diferencias con otros enfoques acerca del futuro Los antecedentes de una escuela prospectiva humana y social pueden situarse en Gastón Berger (1957) y su idea de una antropología prospectiva, Jean Fourastié (1967) y su trabajo sobre una “moral prospectiva”; los trabajos de Aurelio Peccei y del Club de Roma en su preocupación por el futuro global; la labor pluralista de la World Futures Studies Federation y la Unesco para abrir la prospectiva a países no “occidentales”, los desarrollos prospectivos logrados por los países en vías de desarrollo, especialmente por autores hindúes, paquistaníes y chinos; como también los avances de P. Henrici y Fochs (1977) sobre las bases éticas de la previsión; en los planteamientos acerca de la democracia anticipatoria, realizados por A. Toffler, M. Maruyama y B. Huber en los años setenta; la labor de Riccardo Petrella (1996, 1997a y b) y el Grupo de Lisboa sobre la noción de bien común de la humanidad, y sobretodo y fundamentalmente, en el trabajo pionero de Eleonora Barbieri Masini desde la Universidad Gregoriana de Roma (1993). Por tanto, la prospectiva humana y social aunque conserva amplias conexiones con la escuela francesa, especialmente con el trabajo de los pioneros, recibe amplias influencias posteriores y le trasciende.12 12 Es interesante observar hoy en día que el desarrollo del pensamiento futurista también va de la mano del desarrollo académico. De esta suerte se encuentran algunos centros de estudios y programas de maestría o doctorado que hacen énfasis en uno u otro aspecto. Por ejemplo la labor de Jim Dator se lleva a cabo en la Universidad de Manoa (Hawai), enfocada a la aplicación de los estudios del futuro a los planos jurídico y político; la Turku School of Economics de Finlandia, hace énfasis en el campo del desarrollo sostenible y está guiada por Pentty Malaska; la Universidad de Texas se enfoca hacia desarrollos específicos en ciencia y tecnología; el Laboratorio de Prospectiva y Estrategia del Conservatorio Nacional de Artes y Oficios (CNAM) de París, es liderado por Michel Godet y se orienta hacia los aspectos metodológicos de la prospectiva y la estrategia, y el Doctorado en Previsión Humana y Social de la Universidad Gregoriana de Roma, es liderado por Eleonora Masini.
  • 17. Para aclarar las diferencias resulta imperativo volver a los principales enfoques del campo de los futuros. Como se recordará, los enfoques derivados de la prognosis consideran el futuro como una mera continuación del pasado. En este caso prima el estudio de “los hechos” y su extrapolación razonada. En cambio la prospectiva humana y social no se centra en tratar de predecir la ocurrencia de un determinado fenómeno sino en identificar las fuerzas que impulsan el cambio social, en reflexionar sobre los futuros posibles para actuar y tomar decisiones que vayan en el sentido del futuro deseado. Por tanto, el futuro no sería algo único o cerrado sino algo abierto a la escogencia en el momento presente entre varias alternativas. No estaría escrito, estaría por hacer, por construir. (Cfr. Masini, 1993; De Jouvenel, H., 1993). Así las cosas, su esencia radicaría en construir el futuro dentro de contextos realistas, diferenciándose de este modo de la utopía, puesto que ésta describe mundos perfectos, con un orden ideal e inmutable, que no se sitúan en el espacio ni en el tiempo. De esta suerte, la prospectiva en un sentido humano y social “retendría de las utopías clásicas el poder creador y la imaginación; de las utopías sociales, el examen crítico de ciertos valores; de las antiutopías, la búsqueda de los fallos de nuestros modelos ideales, y de las utopías activistas, la voluntad de acción” (Cfr. Piganiol,1974; 2). Pero no se quedaría en la descripción de un mundo que no existe. Pues, antetodo, la prospectiva es una actitud del espíritu que se niega a aislar el momento presente de la historia, pero abarca también el porvenir potencial y la voluntad de buscar y definir los futuros posibles, así como los caminos selectivos y los métodos que le permiten alcanzarlos. Diferentes enfoques básicos en el campo de los futuros Enfoque Descripción La prognosis Va del pasado al presente y luego al futuro, buscando identificar el o futuro posible y el probable en función de los datos y la información previsión actual. Fué el enfoque prevaleciente desde fines de la segunda guerra mundial hasta fines de los años setenta. La utopía Trata sobre la construcción de un futuro diferente del presente, en el cual los datos del pasado y del presente no son importantes y por el contrario son predominantes la imaginación, la invención y por consiguiente los anhelos y los temores del ser humano. Este enfoque viene desde la antiguedad y tiene una carga muy fuerte de valores.
  • 18. La prospectiva Según Michel Godet la prospectiva es anticipación para aclarar francesa actual la acción. Como “indisciplina intelectual” (Pierre Massé) se ocupa de ver “lejos, largo y profundo” (Gastón Berger) pero también de conjunto y de otra manera. Es una visión voluntarista y a largo término que busca dar un sentido a la acción. Prospectiva Para Michel Godet es un concepto de los años noventa en la estratégica cual la prospectiva se pone al servicio de la acción estratégica y del proyecto de empresa. La prospectiva o Se diferencia de las utopías en que toma en cuenta los datos previsión humana del pasado y del presente para conocer las tendencias y social existentes (los hechos) pero también para (re)conocer allí aquello que puede realizarse de las utopías (lo deseado, lo temido). Construye el futuro deseado en un contexto realista. Los valores tienen una presencia importante, lo mismo que la visión, los aspectos culturales y educativos y un rol activo y responsable en la transformación social. Fuente: Adaptado de “La previsión humana y social”, Eleonora Masini (1993) y de “Manuel de Prospective stratégique, Vol. 2 L’art et la méthode”, Michel Godet (1997) Por su parte, Masini (1982; 7-8) hace énfasis en el concepto de visión como una nueva dimensión del pensamiento futurista. Así, en lugar de centrarse en los futuros posibles y probables como el especialista en prognosis, o en los futuros deseables sin conexión con la realidad actual como el fabricante de utopías, para ella los futuristas deben pensar sobretodo en términos de desarrollar visiones. Por esto entiende la capacidad para buscar y escuchar en las semillas de cambio que subyacen en el proceso histórico, y para construir proyectos para el futuro a través de acciones basadas en valores claramente articulados. Pues bien, este tercer enfoque constituiría una síntesis de la prognosis y la utopía. Pero el rasgo distintivo estaría en la capacidad para pensar en el futuro en términos de proyectos de futuro que surgen al confrontar los ideales sociales propios de la utopía con el análisis empírico de los datos y las tendencias del pasado y del presente. En suma, Eleonora Masini (1993) establece que la diferencia entre la previsión humana y social y el pronóstico o forecasting, la previsión a lo Eric Jantsch y la prospectiva a la francesa, radicaría en: n el rol de las visiones en la identificación del futuro deseable; n el rol “constructor de la sociedad” del prospectivista, en lugar del rol “meramente observador” del pronosticador o previsionista tradicional; y n el peso que se le otorga a la influencia de los valores presentes y futuros en el análisis y construcción de la realidad. Desde este punto de vista el valor fundamental del futurista humano sería la responsabilidad
  • 19. social. Vale decir, su disposición para comprender las semillas de cambio escondidas en el presente, descubrir sus propias hipótesis implícitas, y generar visiones que no acepten simplemente el status quo sino que busquen la transformación de lo actual en pos de un futuro éticamente mejor desde el punto de vista global, mediante un proyecto que pueda realizarse efectivamente en la acción. 3.2 Los niveles básicos de la construcción social del futuro Ahora bien, en un sentido amplio puede afirmarse que el quehacer prospectivo se desenvuelve en cuatro planos o niveles básicos, según se entienda la prospectiva como: n Un conjunto de técnicas para visualizar el futuro (una tecnología) En este plano la prospectiva se concibe como un tipo de investigación especialmente creativa orientada a la exploración del porvenir en un horizonte de largo plazo (Miklos & Tello, 1992; 37). Busca aportar una guía conceptual para analizar aspectos relevantes de la realidad que permitan enfrentar con efectividad la complejidad del contexto actual. Usualmente se confunde a la prospectiva con la planificación por escenarios, y se trata básicamente de desplegar una batería de metodologías para identificar problemas. n Complemento de la planificación (una herramienta para la toma de decisiones) La prospectiva se concibe como una herramienta o un insumo básico para la planeación pues se constituye en una disciplina útil y eficaz de apoyo a los decisores, toda vez que en condiciones de incertidumbre, explora el futuro y con base en métodos propios recoge, procesa, analiza e interpreta informaciones, entregándoles aspectos adicionales y cualitativamente mejores para la solución de sus problemas (Sepúlveda, 1983). Esto es importante porque el comportamiento de los agentes económicos y políticos en los países se manifiesta mediante las decisiones que adoptan dentro de los mercados y gobiernos en que actúan. La información se constituye así en la base principal del proceso para adoptar decisiones menos riesgosas, y más efectivas en términos rentables de resultados. n Una componente de las ciencias sociales que analiza global y dinámicamente los cambios sociales (una disciplina) En este plano la prospectiva es una disciplina para el análisis del cambio social, que tiende a convertirse en una ciencia social orientada hacia el estudio del futuro con vistas a la acción. Y como tal considera el movimiento histórico de las sociedades, con el fin de suministrar los principios de selección de los elementos de la realidad social a través de sus relaciones y el descubrimiento de las leyes del funcionamiento y evolución del conjunto social (Del Olmo, 1984). Al concebir la unidad del pasado, el presente y el futuro, hace visible el encadenamiento de movimientos de la sociedad, y sus ritmos variables que conducen a las rupturas o mutaciones de tendencias, que determinan las transformaciones históricas. (Martín S., 1978).
  • 20. n Una manera de pensar y vivir (una filosofía, una ética, o incluso una cultura). En este nivel se constituye básicamente en un modo de pensar orientado hacia el futuro, el cual se caracteriza por la voluntad operacional de dominar el futuro, por la vigilancia global y la tensión constante hacia el largo plazo, y por la visión sistémica, humanista y responsable en un mundo abierto.13 Dicho en otras palabras, en esta perspectiva se ve el futuro como algo que se construye día a día desde el presente e incorpora el futuro global o futuro común de la humanidad en la acción personal de los individuos, con el fin de hacer tomar conciencia a todos y sobretodo a los decisores del peso de las acciones cotidianas sobre los procesos en curso, “para poder dialogar mañana, sin amargura, con las nuevas generaciones y con aquellos que pedirán cuentas sobre la gestión de hoy” (Cfr. Goux-Baudiment, 1996). Los dos niveles superficiales se relacionan cotidianamente con la práctica operativa y son los que más han sido prolíficamente tratados hasta el momento en la literatura especializada; en cambio los dos niveles profundos, que tienen que ver con la fundamentación teórica que sustenta y le da sentido a la reflexión, han sido menos elaborados. Puede decirse que los dos primeros niveles han sido hasta el momento el centro del interés de la escuela francesa actual (una tecnología, un complemento de la planificación) y el primero de ellos el objeto de la llamada escuela de la planificación por escenarios (Cfr. Wack, 1986, Schwartz, 1996; Schwartz & Van der Heijden, 1997; Shoemaker, 1995; Leemhuis, 1990) o del enfoque de “scenarios management” (Gausemeier et al, 1996). En contraste, los cuatro niveles y sus diferentes interrelaciones serían materia de atención para la prospectiva humana y social. Por lo cual en lo que sigue se intentarán sintetizar los principales asuntos inherentes al desarrollo de la PHS sobretodo desde la perspectiva de estos dos últimos niveles. 3.3 Las necesidades de desarrollo del campo de los futuros y las ciencias sociales. De acuerdo con la exploración del campo de los futuros, es evidente que en ella conviven múltiples diversas prácticas, con distintos niveles de profundidad y seriedad. Según Dator (1994) para los investigadores del futuro la comunidad interpretativa aún tiene que crear un modelo consensual de lo que constituye un conocimiento válido o confiable y como éste puede ser conocido, quienes pueden participar en esta creación de conocimiento y donde están los sitios adecuados para ello.Como consecuencia de lo anterior, una tarea fundamental de los futuristas es revelar y analizar percepciones basadas sobre el descubrimiento y los resultados de las ciencias y de otros tipos de experiencias humanas, con el objeto de procurar un “abastecimiento” más riguroso de los contenidos, los procesos y los modos de actuación. Para ello se esbozan ciertos criterios a fin de llevar a cabo esta labor por parte de los cientistas sociales: n Las alternativas de futuro deben ser comprensibles a la gente común y a aquellos que 13 Se distingue entonces el concepto de visión sistémica o visión global y el de visión de futuro, el cual remite a una imagen estructurada acerca del futuro, que busca transformar la realidad y descubrir y portar las semillas de cambio que contiene el presente, diferente además de la ideología, la utopía, y la distopía. Ver al respecto Masini (1983) y Medina (1998d).
  • 21. deben ocupar posiciones decisionales a través de una comunicación y una descripción adecuadas. n No es posible desarrollar investigación seria sobre el futuro sin considerar los riesgos implícitos en las decisiones y escogencias humanas. Esta actividad incluye también el delinear posibles acciones y desarrollar el poder de la voluntad y una vasta formación ética para ponderar juicios acerca de los resultados deseables e indeseables. (Malaska, 1994) n Si bien el ideal del conocimiento científico es que la ciencia sea neutral a los valores, se considera necesario ahondar en esta materia, dado el carácter fuertemente subjetivo que se le atribuye a los estudios del futuro, y la incapacidad de la metodología científica tradicional para verificar objetivamente dichos resultados. Pues, como han señalado diversos futuristas como W. Bell, P. Malaska y J. Dator, entre otros, los valores si pueden estudiarse a través de diversos modelos y si pueden hacerse aserciones sobre el futuro susceptibles de justificación, aunque ninguno de ellos puede generar certidumbre “absoluta”. No obstante falta clarificar todavía mucho en cuanto a la validación de las propuestas y resultados de los estudios que implícita o explícitamente contienen elementos axiológicos. De otro lado, es de anotar que recientemente el mismo presidente de la Asociación Internacional de Sociología, profesor Immanuell Wallerstein (1998a), se ha referido en sus cartas a la necesidad de abordar este debate si realmente se quiere llegar a la producción de un conocimiento realmente útil para la sociedad. En suma, por ambos lados de esta discusión se llama a hacerle frente a este asunto y lo más equívoco resulta aplazarlo o desconocerlo. Así pues, de acuerdo con las tendencias y las características del campo de los futuros que se han visto hasta ahora, es claro que este es un campo en plena expansión y madurez, que requiere gran necesidad de desarrollo, sobretodo en los siguientes planos según Malaska (1993): n Ontológico, para plantear nuevas maneras de entender como los seres humanos construyen su realidad. n Epistemológico, para manejar la actividad práctica a través de métodos válidos de investigación de los futuros; y n Educativo, para aprender nuevas formas de trabajar sobre los modos de pensamiento que constituyen el campo donde los seres humanos se representan o imaginan los futuros. Estos asuntos plantean enormes desafíos para las ciencias sociales, especialmente debido a las características que presenta la previsión humana y social (ver cuadro abajo), la cual exige modelos de trabajo bastante diferentes de los enfoques universitarios tradicionales, compartimentados, orientados hacia el pasado, puntuales, y que privilegian el método sobre la responsabilidad con la realidad social global.
  • 22. Características de la previsión humana y social Característica Descripción Transdis- Implica el conocimiento de un saber de base y un saber aplicado. ciplinariedad: Por ejemplo, el uso del Delphi conlleva el uso de las matemáticas y la sociología. Complejidad El estudio del futuro implica múltiples enfoques que van más allá de las disciplinas tradicionales, igual como sucede, por ejemplo, con el estudio del desarrollo, el medio ambiente, el género, las ciencias de la administración. Globalidad Es difícil establecer cual es el límite entre lo interno y lo externo de un sistema, como se dan sus interacciones, cuanto se puede alargar un problema, etc. El futuro se enfrenta a límites diversos Normatividad Implica un grueso problema metodológico con las ciencias sociales tradicionales, porque reconoce la influencia y la presencia de los valores y las visiones en el desarrollo de los diferentes estudios. Se recomienda formar equipos con valores diversos. Cientificidad Si bien Olav Helmer mostró que el futuro no es un objeto experimental en el sentido estricto -porque no es repetible ni predecible, por tanto no tiene un carácter de ley universal-, su cientificidad radica en el método, en el rigor empleado en la formulación de las hipótesis y procesos de simulación; y en la validación a posteriori en el tiempo de sus resultados. Dinamicidad Conlleva un contínuo adaptarse, renovarse frente al cambio. Constituye un inmenso reto para los modelos globales para poder ponerse al día con los nuevos acontecimientos. Participación Es necesaria en la estructuración de un ejercicio. No existe en los modelos diseñados por expertos porque el método no lo permite. En métodos como el Delphi aunque se realicen consultas a distintas personas, el equipo constructor del cuestionario puede sesgar el estudio. Se debe conocer y manejar el contexto, el tipo de participación, preparación, animación, conocimiento y capacidad de argumentación porque de lo contrario puede autodestruir los procesos. Fuente: Adaptado de La previsión humana y social, E. Masini,1993; 20-28. Para avanzar en esta dirección es indispensable construir una agenda de “fertilización cruzada” entre las ciencias sociales y la prospectiva humana y social, y enriquecer así el bagaje conceptual para el análisis serio y responsable del futuro14 . Varios son los puntos que los investigadores han abordado recientemente en esta dirección, entre ellos se destacan: 14 Para profundizar en las relaciones entre estudios del futuro, prospectiva humana y social y ciencias sociales, ver especialmente Masini 1998a, b y c.
  • 23. n Los mecanismos y la base ética necesaria para poder definir los futuros deseables y la “buena sociedad” (Cfr. Bell, W., 1996 y la discusión subsiguiente en el Comité de Investigación de Futuros de la Asociación Internacional de Sociología, Montreal, 1998). n La relación entre cambio social y construcción del conocimiento social después de la aparición de los estudios de la complejidad y la sociocibernética (Cfr. Lee, 1998; Kahane, R., 1998; Geyer, 1998, Misheva, 1998). n La evaluación de ciertas categorías y procesos de explicación sociológica y prospectiva a partir del nuevo entorno mundial y sus nuevas realidades (Martínez, 1998; Lo Presti, 1998; Willenius, 1998), por ejemplo, la redefinición o resignificación de nociones como sujeto, práctica colectiva, individualidad, intersubjetividad, identidad, visión lineal, etc. a partir de los aportes de la psicología y la filosofía (Cfr. Sonntag y Yero, 1992), y los seis nuevos desafíos planteados a la “cultura de la sociología” a partir de cuestiones como la revaloración de los aportes de Freud, la crítica al eurocentrismo, las distintas visiones del tiempo, la emergencia de un “movimiento social” en matemáticas y ciencias naturales alrededor de los estudios de la complejidad, la cuestión del género y la crítica a la concepción tradicional de modernidad. (Cfr. Wallerstein, 1998b). n El análisis de las teorías y enfoques tradicionales para explicar las interacciones entre los actores individuales y colectivos, vale decir, de la explicación de los mecanismos desencadenantes de los cambios sociales (Touraine, 1998a y b). n La necesidad de abordar rigurosamente desde las ciencias sociales una prospectiva de carácter normativo en un mundo turbulento y pleno de heterogeneidades sociales crecientes (Cfr. Ogilvy, 1992). n La diferenciación entre los conceptos de imagen y visión de futuro, y la exploración de los conceptos de imagen colectiva a la luz de las distintas disciplinas y subdisciplinas de las ciencias sociales (Cfr. Medina, 1998d). 3.4 Los aportes pedagógicos a la transformación cultural No se puede olvidar que cuando en 1943 Ossip Flechteim en pensaba en la creación de la futurología (Cfr. Flechteim, 1966), en el fondo lo que quería era una nueva educación para la juventud. Si bien su reflexión nacía en el contexo de la plena guerra mundial, hoy en día conserva toda su validez. En el nuevo entorno mundial del cambio de siglos se enfrentan condiciones similares. Si a principios de los años cuarenta el tema en Alemania era la capacidad de unas élites para llevar al país a la barbarie, en los años noventa el asunto en América Latina es la capacidad de la sociedad para manejar una avalancha de cambios sociales que parecen estar fuera de control. En ambos casos se trata de situaciones en las cuales ciertos centros de poder y decisión desatan procesos culturales que después se escapan de las manos. Entonces, dicho en forma coloquial, en la sociedad pasa lo mismo que en el fútbol. En éste el equipo que no hace los goles los ve hacer, mientras que en el entorno global el país o el geomercado que no hace los cambios los sufre. Todo depende de
  • 24. la riqueza que esté en las mentes de la población. Por esta razón o dimensión cultural, Hodara (1984) refería que el futuro de América Latina es importante y no puede ser dejado en manos del accidente y la contemplación, o lo que es peor, del pragmatismo mal entendido, la negligencia, la inercia, la improvisación y la corrupción. El desarrollo de los estudio del futuro refleja por tanto el “estado de conciencia” de una sociedad frente a la necesidad de anticiparse al futuro. Pero la verdad es que nuestros líderes se fían aún por el juicio intuitivo, las modas empresariales, y los comportamientos imitativos y tardíos. Por esta razón nuestro continente sigue siendo un consumidor de visiones e ideologías de futuro y no ha podido articular un pensamiento autónomo y original frente a los desafíos de la nueva sociedad global. Vale decir, que sigue automáticamente las directrices y orientaciones de los centros mundiales de poder y decisión en lugar de construir su propia agenda de cambio. El mercado no puede por si solo producir las transformaciones que requiere la sociedad latinoamericana. América Latina debe entonces escoger entre seguir pensando en el momento, un presente sin espesor ni profunidad como diría Gastón Berger, o en las consecuencias que nuestras acciones presentes pueden tener sobre el futuro. Y requiere también revalorizar el papel de la imaginación para poder construir en la acción visiones realmente transformadoras de la sociedad. Considero que no se pueden extrapolar los métodos de los estudios del futuro de un contexto a otro sin atender los vacíos en la formación de los decisores y planificadores. En Europa y los Estados Unidos, por su historia, sus instituciones, el grado de madurez de la sociedad civil, la educación ciudadana, y los consensos sociales alcanzados a través de siglos, es posible que muchos de los asuntos culturales ligados a la previsión humana y social no tengan tanta importancia como sí la tienen en América Latina. Nuestro continente no “está hecho”, está aún por hacer. Por eso pensar su futuro no es cuestión solamente de listar variables y procesarlas en un programa de computador. Implica formación, conciencia social, lucidez y una profunda visión. Dicho en otros términos, no se trata de creer que basta contar con el solo proceso metodológico para se puede realizar el desarrollo social pues éste tiene una estrecha relación con el contenido. No creo que se puedan disociar fácilmente estos dos elementos, proceso y contenido, la herramienta y el pensamiento. Así las cosas, la prospectiva humana y social no trata de evadir la discusión metodológica, que es imprescindible, sino de evitar reducir los estudios del futuro a ello. Como dijo Peter Atteslander hace 25 años, con respecto a la investigación del futuro, la cuestión no podrá consistir en pelearse en torno al grado de probabilidad de ocurrencia de los eventos futuros de la sociedad, sino, en mucha mayor medida, de orientar a las personas hacia nuevos objetivos, cuando no de educarlas en tal sentido. Pues antes que nada tiene que crearse realmente la conciencia de las posibilidades de cambio. Debido a lo anterior, un aporte básico de la prospectiva humana y social tiene que ver con la comprensión de los valores y los factores subjetivos e intersubjetivos que influyen en la construcción social de la realidad, y el conocimiento de los modos de pensamiento orientados al futuro, lo cual implica profundizar en la forma como se producen, circulan y apropian las imágenes y visiones de futuro por parte de la población latinoamericana. Y otro aporte sustantivo se relaciona con asumir un rol activo de pedagogía social con la juventud, en la
  • 25. medida en que pensar acerca del futuro es una manera de estructurar las mentes, de conceptualizar la vida y las acciones y decisiones cotidianas. Pues este modo de pensar abre la posibilidad de educarse y educar a otros de cara a la historia y al futuro (Cfr. Masini, 1993). La labor sobre la futurización (Cfr. Albrecht, 1996) o mentalidad prospectiva (Schneyder, 1969) es una dimensión fundamental del pensamiento estratégico (Cfr. Wack, 1986; Shoemaker, 1995; Bijon, 1992; Loehle, 1996), requiere de una profunda investigación interdisciplinaria y una correcta valoración por parte de los decisores de nuestros países, dado que amplía el modo de pensar propio de la planificación tradicional, y se constituye en un elemento vital para fundamentar la toma de decisiones y producir procesos de aprendizaje colectivo (Senge, 1990; 1994, 1997). No obstante su importancia, es imprescindible reconocer que al tema cultural y sobretodo al de las imágenes y visiones de futuro, su núcleo básico, no se le ha dado el lugar que se merece. Porqué esto ha sido así? En primera instancia es necesario considerar que el enfoque del forecasting, al centrarse sobretodo en los aspectos cuantitativos, formales y cuantitavivos de los métodos, deja a un lado los aspectos cualitativos, subjetivos y conjeturales. Pareciera entonces que las imágenes de futuro se suponen como dadas o no interesan prácticamente, pues subyace una concepción implícita según la cual lo “duro” son los números y la medición y lo “blando” los símbolos, la interpretación y el significado. De esta manera el lector “aprende” que esta debe ser la concepción “correcta”, cuando en verdad se trata una versión de la realidad producida por un paradigma determinado. 15 De otra parte, dentro de la escuela francesa aparentemente este tema es tenido en cuenta. Por ejemplo, para Michel Godet (1994, 1997), la esencia del proceso prospectivo está en un conjunto de tres elementos que denomina el “triángulo griego” (Ver cuadro de la página siguiente). Sin embargo, aunque su planteamiento central se basa en este “triángulo”, su obra se ha centrado primordialmente en la anticipación y en forma secundaria en la acción, dejando de lado la apropiación. De este modo, Godet solo hace alusiones muy generales al valor del ser humano, a la importancia de la movilización de las personas en la organización y a los aspectos afectivos e intelectuales inherentes. No obstante, elude el tema de la producción de las imágenes y la participación social en la misma. Por tanto, solo le da importancia a las representaciones en la medida en que constituyen estereotipos que falsean la realidad y por tanto hay que “capturar”, justo en el mismo sentido que Bacon hablaba de los factores que estorbaban el pensar, o Marx pensaba en la ideología como un factor que oculta una realidad supuestamente verdadera (Godet, 1994). Quizás ello se deba a que al autor le interesa primordialmente captar las “estructuras de la realidad” que pueden proyectarse en el tiempo, pero con esto verdaderamente se deja al margen el asunto de las imágenes de futuro. 16 15 Al respecto señala Inayatullah (1996) señala que esta ausencia de referente epistemológico es común a diversos enfoques de los estudios del futuro, y que este aspecto tiende a debilitar sus supuestos y resultados ante los cientistas sociales. 16 No es por casualidad que Godet denomine su libro de 1991 “De la anticipación a la acción”, siendo este concepto el protagonista de su obra y el tema de la portada, y que en su “Manuel de Prospective Stratégique” (1997), el asunto haya pasado a un segundo plano, siendo el verdadero centro en ambos su esquema metodológico, como digo, más enfocado en el aspecto “duro” del proceso de la identificación de los futuros posibles y probables, que en los contenidos y la reflexión creativa sobre los futuros deseables.
  • 26. Componentes del proceso prospectivo según Michel Godet Concepto Explícito en Godet Implícito y significado para la previsión humana y social La anticipación Elaboración de escenarios En la práctica equivale a la producción de imágenes de futuro mediante el método de los escenarios La apropiación Interlocución con actores y Significa la manera en que éstas conversaciones estratégicas se comparten por un grupo social sobre el futuro con el resto de la organización La acción Construcción de un proyecto Es la puesta en marcha de un plan de futuro de empresa. que las traduzca en hechos reales. Fuente: Adaptado de “De la anticipación a la acción”, Michel Godet (1994) No obstante, esta característica de la escuela francesa actual no debe extrapolarse mecánicamente en América Latina. Debe tenerse en cuenta que en el nuevo entorno mundial, al lado de las profundas mutaciones tecnológicas y materiales se están dando también grandes transformaciones mentales y variaciones de la sensibilidad colectiva. Igualmente es bastante claro que el nuevo modelo de desarrollo productivo se basa en una economía de lo intangible o inmaterial, una economía simbólica que depende precísamente de la capacidad de aprendendizaje de la sociedad. Ello tiene por supuesto grandes consecuencias para el desarrollo social. Los aspectos mentales y culturales en la globalización son decisivos y no pueden ser dejados a un lado. Es por estas razones que la previsión humana y social sí considera una dimensión fundamental de su tarea la de explorar los modelos mentales, las actitudes colectivas, los nuevos climas de sensibilidad, y las visiones de los portadores de futuro, dado que ellos contienen la semilla del cambio y permiten entrever las posibilidades de transformación de la sociedad. 4. Los desafíos para la previsión o prospectiva humana y social 4.1 Sobre la construcción social del futuro La palabra prospectiva en su etimología significa una manera de mirar mejor a lo lejos, o desde lejos, para iluminar lo porvenir. Por ahora la prospectiva no es tanto una ciencia como sí una disciplina cercana al arte y la tecnologia, que se interesa especialmente en la evolución, el cambio y la dinámica de los sistemas sociales. Puede definirse como “un conjunto de
  • 27. conceptos, teorias y tecnicas para explicar y construir anticipadamente futuros posibles”. El concepto de futuro como devenir histórico implica concebir al ser humano como constructor de la historia con sus acciones y sus decisiones, y al futuro como múltiple, admitiendo la incertidumbre y el hecho de que siempre está sujeto a controversias. El prospectivista cree que existen diferentes futuros y que es posible conocerlos. Su objetivo es explorar estos futuros alternativos, determinar de estos posibles cuales son más probables y desarrollar una labor de reflexión en torno a cual es el futuro deseable, para definir las estrategias que le permitan alcanzarlo. Para desarrollar esta tarea debe encontrar las tendencias, los hechos portadores de futuro, los factores de inercia y las sorpresas que pueden afectar los sistemas sociales, identificar las posibles direcciones en que se moverán tales fenómenos y cómo pueden afectarles (positiva o negativamente). La prospectiva humana y social añade que junto a ello se debe realizar un trabajo de educación y divulgación que genere participación y compromiso de todos los actores que están implicados en la construcción de dichos futuro deseables. Godet concibe al ser humano como un “conspirador del futuro”, pero la prospectiva humana y social lo ve más bien como un “homo constructor”, un constructor de futuros, es decir, un ser que puede definir sus objetivos, realizar elecciones y pensar en las consecuencias personales y colectivas de su acción. El ser humano tiene así el poder para actuar de manera pre y proactiva, es decir, que puede estar previendo siempre los futuros posibles y los cambios en el entorno, pero puede también ser un generador de estos cambios. La concepción filosófica de la prospectiva es voluntarista, puesto que considera que el ser humano es capaz de influir en el futuro de las estructuras sociales, gracias a su libertad, su deseo y su imaginación. No obstante, la prospectiva humana y social reconoce los límites de esta concepción voluntarista y por ello convoca al análisis fundamentado del presente y del pasado como contexto de los cambios. E insiste en que el ser humano no está sobredeterminado, y llama también a romper con el azar, el pesimismo y la fatalidad como principios y guías de la sociedad. Pero añade que ello implica una poderosa educación para el uso correcto del poder, una profunda base ética para no ideologizar e instrumentalizar la prospectiva para el control de los cambios sociales desde puntos de vista particulares. Si la prospectiva francesa actual hace énfasis en la metodología integrada de los escenarios como su objeto central, la prospectiva humana y social plantea que lo fundamental es la visión con la cual se mire el futuro. Pues usualmente se corre el riesgo de llevar a cabo costosos proyectos muy bien diseñados metodológicamente pero que no producen visiones realmente transformadoras. Adicionalmente agrega que por atractiva y participativa que sea la imagen de futuro producida a través de este método, si no es efectivamente compartida por una sociedad, transformada en una visión y llevada a la práctica en modo sistemático y sostenido a través de un conjunto de proyectos, estos enormes esfuerzos institucionales y metodológicos pueden perder su potencia. Por lo menos la experiencia práctica en procesos de desarrollo local, regional y nacional así lo ha demostrado en diferentes partes del mundo (Cfr. Hatem, 1993; Medina, 1997). Ahora bien, siendo claro que la elaboración de visiones compartidas de futuro es un asunto político, y que la puesta en marcha de un proyecto de futuro es también un problema administrativo y social que puede desbordar la capacidad de los prospectivistas, en el transfondo de todo este asunto de “cristalizar” las imágenes de futuro en acción, subyacen diversas cuestiones psicosociales y culturales. Estas no son
  • 28. otras que la dificultad de representarse el futuro en el contexto histórico de la globalización, la ausencia de líderes con visión global y/o la escasez de visiones realmente transformadoras de la sociedad, y la tendencia a la fragmentación social y cognitiva que inhibe o dificulta las posibilidades de coordinación efectiva de los actores del desarrollo y las políticas públicas. Por tanto, resulta necesario profundizar en el conocimiento de los factores sociopolíticos, administrativos y socioculturales que intervienen en la producción, comunicación y autocorrección de las imágenes de futuro resultantes de los ejercicios prospectivos. Es aquí donde las ciencias sociales y la prospectiva humana y social pueden dar un aporte sustantivo. 4.2 La necesidad de fundamentar la labor pedagógica y educativa de la prospectiva humana y social La experiencia de la escuela francesa es interesante para ver los límites y posibilidades de esta disciplina multifacética. Esta concepción prospectiva, originalmente humanista y transformativa, resulta muy atrayente para los investigadores de los países del tercer mundo. Pues, si el pasado nos influye pero no nos condena a permanecer en la misma posición y el presente está cargado con semillas de futuro, entonces pueden pensarse y diseñarse alternativas de desarrollo que le provean esperanza y bienestar a toda la sociedad. Pero es claro que aún falta mucho camino por recorrer en su fundamentación teórica y metodológica, y en su desarrollo institucional y profesional. Una parte muy importante de este mejoramiento tiene que ver con distinguir los niveles en que se desenvuelve la construcción social del futuro, para no confundir la prospectiva humana y social con sólo un conjunto de técnicas para visualizar el futuro, o un mero enfoque de planificación. Para ello es indispensable seguir ahondando en los sustratos profundos: en su carácter de disciplina de las ciencias sociales que analiza dinámicamente el futuro, y como una manera de pensar y vivir, como una actitud orientada positivamente hacia construir el futuro en el momento presente. En este sentido, antetodo es imprescindible hacer notar la estrecha conexión entre los modelos mentales y la esencia de la prospectiva, vale decir, comprender que el futuro es una representación, una imagen mental y que el desarrollo de la sociedad depende de la “encarnación de las visiones del mundo” de los líderes y constructores. Así la labor central del futurista humano y social, gestar cambios y rupturas, depende fuertemente de su capacidad para percibir las semillas del cambio en el presente y para imaginar alternativas positivas y realistas que coadyuven en la transformación social. Dicho de otra manera, la prospectiva se juega en dos planos, uno visible, que usualmente consiste en la elaboración de escenarios, y otro invisible, donde se juegan los aspectos subjetivos - la visión de las personas- e intersubjetivos, las mentalidades, la cultura. Por tanto, hacer prospectiva implica poner en juego un modo de pensamiento orientado hacia el futuro, que tiene sus propios principios y reglas de inferencia, sus metodologías y características. Implica literalmente, no solo “ver el mundo mejor y más lejos”, sino una nueva manera de ver y construir la realidad. La prospectiva humana y social tiene así una vasta labor educativa por realizar en las sociedades en transformación.
  • 29. 5.3 Los desafíos de la prospectiva humana y social n Volver al estudio de los “clásicos” y valorar las diferentes tradiciones mundiales para retomar la perspectiva humanista y humanizante en la prospectiva, Cuando el prospectivista humano y social se ve a sí mismo como un “Homo constructor”, conciente de que las cosas pueden ser diferentes a como se ven comunmente y que se pueden hacer de otro modo, aprende que él es responsable de desarrollar su potencial de cambio, y por tanto no hay país ni región condenada ineluctablemente al subdesarrollo, ni nadie absoluta e irremediablemente incapaz de realizar un progreso para alcanzar una imagen de futuro. No se puede olvidar que el futuro es antetodo una representación, un modelo mental, y que la mayor utilidad de la investigación del futuro es lograr una mejor comprensión del presente y de nuestro activo papel en él (Cfr. Miklos & Tello, 1991). La prospectiva humana y social debe entonces enfocarse a fomentar las capacidades y potencialidades humanas, despertar las posibilidades de cambio, y crear una nueva actitud hacia el futuro en nuestras sociedades. Este es un punto fundamental del legado de los autores clásicos en los estudios del futuro y la prospectiva, y un asunto sustantivo en el trabajo de los autores que no están enmarcados dentro de la tradición norteamericana o europea occidental. Es vital entonces que no se olvide esta impronta humanista y se consideren diversos enfoques y no se monopolice el espectro por una sola concepción, solo porque aparenta tener buenos resultados operacionales. n Destacar antetodo el rol constructor de sentido y de democracia de la prospectiva, La prospectiva humana y social debe ayudar a hacer escogencias sobre el futuro de la sociedad. Quizás más importante que hacer una exploración del futuro por sí misma, debe estar cerca de la toma de decisiones, encontrar a las personas sobre el campo, ayudarlas a aclarar sus propósitos y traducirlos en proyectos a largo plazo y elaborar propuestas para los gobiernos. La prospectiva es sobretodo una actitud mental y un comportamiento que debe expresarse en los actos cotidianos. En esencia la prospectiva no debe ser una filosofía del poder sino de compartir el poder, por esto conduce a la democracia. Tiene entonces un papel muy importante como creadora de alternativas en lo político e institucional y proveedora de sentido en las personas (Cfr. Goux-Baudiment, 1996a). Por consiguiente, una tarea fundamental de la previsión humana y social consiste primordialmente en el estudio, eleboración, puesta en escena y valoración de las visiones de futuro, fundamentales para construir proyectos legítimos, transformadores y cargados de significado para el bien común. n Rescatar el papel de la participación y la imaginación en los procesos prospectivos, La prospectiva sin visión es un costoso juego metodológico sin trascendencia; sin valores es un juguete que puede ser utilizado para cualquier cosa, incluso contra el mismo bien común de la humanidad; y sin claridad alrededor del rol constructor de democracia y de sentido del prospectivista es un pasatiempo para observadores sin compromiso con la transformación de la realidad. Por estas razón la prospectiva humana y social postula que la formación de nuevas y “frescas” imágenes de futuro, junto con la ampliación de la participación de la gente de la base en los procesos de toma de decisión, y el desarrollo de capacidades de la sociedad para el análisis de las escogencias y sus impactos, deben
  • 30. constituir las componentes principales de su tarea social (Cfr. Amara, 1981). n Flexibilizar y ajustar las metodologías a las condiciones reales del contexto, La práctica extendida entre muchos consultores de aplicar una metodología predefinida en todos los contextos hace de la prospectiva un asunto costoso y “misterioso” para la gente que la necesita. Sin embargo, la prospectiva humana y social no puede reducirse apenas a una mercancía de consultoría puesto que antetodo pretende ser un conocimiento transformador de la conciencia social. Por tanto, en lugar de ser accesible apenas para un club de elegidos o “iniciados”, debe ser parte del conocimiento social de las comunidades. La investigación y el desarrollo de metodologías real y socialmente apropiables es entonces un inmenso reto para poder hacer de la prospectiva realmente un modo de pensar y de vivir que le permita a la gente y los dirigentes ganar poder sobre los cambios sociales que afectan su vida. En este sentido es de anotar también que ya existen avances al interior de la prospectiva humana y social, como la tendencia llamada prospectiva operacional (Goux- Baudiment, 1997), la cual incluso construye procesos de desarrollo territorial sin recurrir al método de los escenarios. n Revaluar los contenidos en la formación de especialistas en prospectiva y propender por la formación prospectiva de los profesionales. Reducir la prospectiva a la metodología es quedarse en el más superficial de los planos en los cuales se desempeña la prospectiva humana y social. Es hacer texto sin contexto. Cuando se habla acerca del futuro solamente desde la planificación por escenarios considerada como una mera tecnología, es igual a si se redujera la escultura al uso del martillo y del cincel, sin historia, arte ni perspectiva. Con el agravante de que una persona sin formación puede salir a golpear a cualquiera con estas herramientas. Por esta razón el pionero argentino Horacio Godoy (1997) antes de morir invitaba a acompañar la instrucción metodológica prospectiva con una seria fundamentación en filosofía, geopolítica y ciencias sociales. E igualmente propugnaba por extender la formación prospectiva entre los profesionales no prospectivistas. El ejercicio de la prospectiva requiere entonces profundidad, perspectiva histórica, conciencia social, y creatividad. Los métodos son importantes pero no bastan, se requiere una amplia visión y una vasta concepción del desarrollo. n Promover el papel de la comunicación y la constitución de puntos de referencia a nivel continental. En América Latina se ha logrado la formación de una pequeña pero bien definida comunidad científica sobre el tema, la paulatina constitución de una red interinstitucional público-privada de apoyo, y una difusión creciente de publicaciones y estudios. Sin embargo, se espera el aumento del contacto internacional, la aparición de una capacidad de control y evaluación por pares, la ejecución de proyectos conjuntos de investigación básica, la prestación de servicios con mayor relevancia práctica, un mayor énfasis en el tratamiento de los problemas regionales, etc. Con ello se podría salvaguardar el aprendizaje hecho hasta el momento y gestar la articulación de una red internacional de investigadores y asesores, capaz de dar un salto cualitativo en su nivel y colocarse realmente en una categoría mundial (Cfr. Gutiérrez, 1992).