Nosotros, los capitanes y los miembros de las tripulaciones de los barcos que fueron administrados por la sociedad "Kalunga" estamos indignados por las calumnias dirigidas contra el ex presidente de la compañía Vladimir Borisovich Kokorev, publicadas con regularidad en la prensa española y repetidas por algunos, no muy competentes, periodistas rusos. Las afirmaciones que aparecen en los periódicos españoles «El País» y «El Mundo», que se refieren a la compañía en la que trabajábamos, como a una especie de «holandés errante» provocan perplejidad. Si uno ha de creer lo que dicen estos periódicos, la compañía en que trabajábamos era un “fantasma” que solo servía para “lavar” y “traspasar” el dinero. Señores periodistas, si tal fuera el caso, el dinero “se traspasaba” también a nosotros. Lo recibíamos como nuestros sueldos. Con este dinero vivían nuestras familias. Pero nosotros lo ganábamos por nuestro duro trabajo en la mar. Navegamos en barcos reales - no imaginarios - en Angola y Guinea Ecuatorial; y estos barcos fueron administrados por la compañía "Kalunga". A propósito, también pasábamos muchas veces por el puerto español de Las Palmas de Gran Canaria. En aquellos tiempos difíciles para nosotros, antiguos ciudadanos de la Unión Soviética, cuando todo se derrumbaba, en sentido literal de la palabra, delante de nuestros ojos, Vladimir B. Kokorev demostró valor y responsabilidad al crear una compañía para trabajar en África. Muchos intentaban hacer lo mismo por aquel entonces, pero como podemos decirles por experiencia propia, pocos lo han conseguido. Es cierto que Vladimir B. Kokorev es doctor en historia y fue diplomático soviético en tiempos pasados. Hoy los periodistas españoles se lo echan en cara. Por lo visto consideran que los académicos son unos señoritos incapaces de hacer nada. A lo mejor serán así en España, pero nuestros académicos pueden hacer esto y mucho más. Su buen conocimiento de África, un continente con el que, como sabemos, Vladimir B. Kokorev está vinculado por su trabajo desde los tiempos soviéticos a lo largo de más de treinta años, le ha servido para crear más de un centenar de puestos de trabajo - para nosotros, los marineros que se habían encontrado en un abrir y cerrar de ojos al margen de las desaparecidas empresas estatales. Señores periodistas, no le busquen cinco pies al gato. Si no saben algo sobre la compañía "Kalunga", pregúntenlo a nosotros. Trabajábamos para esta compañía.