1. DIPLOMADO ESPAÑOL PARA EXTARNJEROS MODULO 2
MTRA. ANA KORINA LÓPEZ GÁMEZ
GUADALUPE ILIANS DIAZ ROSAS
GRITO DE DOLORES
Frontispicio y atrio de la parroquia de Dolores, donde según la tradición
Miguel Hidalgo reunió a los pobladores el 16 de septiembre de 1810.
El Grito de Dolores es considerado el acto con que se inicia la guerra de Independencia de
México; según la tradición, consistió en el llamado que el cura Miguel Hidalgo y Costilla,
en compañía de Ignacio Allende y Juan Aldama, hizo a sus feligreses con el fin de que
desconocieran y se sublevaran en contra de la autoridad virreinal de la Nueva España en la
mañana del 16 de septiembre de 1810, para lo cual tañó una de las campanas de la
parroquia de Dolores, hoy municipio de Dolores Hidalgo, estado de Guanajuato.
Historia
El 16 de septiembre de 1810 Miguel Hidalgo convocó de alguna manera a los habitantes de
Dolores y zonas aledañas, a quienes dirigió un discurso para que se sumaran a la rebelión,
con lo que se formó el primer contingente que se alzó contra las fuerzas virreinales. Según
la tradición, la noche del sábado 15 al domingo 16 de septiembre de 1810, avisados de que
la conspiración en Querétaro había sido descubierta, Hidalgo y los otros líderes de la
conjura decidieron iniciar el levantamiento contra las autoridades novohispanas. Se
dirigieron a la parroquia, donde se tocó la campana ubicada en la torre oriente. Los
habitantes del pueblo, pensando que se trataba de una emergencia, despertaron y se
reunieron en el atrio. Una vez ahí, Hidalgo les dirigió un discurso en el que los convocó a
alzarse en armas contra las autoridades españolas, dado que habían abdicado a favor de los
franceses, que concluyó con una serie de consignas. Las palabras exactas que pronunció tal
vez nunca se sepan. Las versiones probables y más antiguas son:1
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Manuel Abad y Queipo (1810):2
"¡Viva nuestra madre santísima de
Guadalupe!, ¡viva Fernando VII y muera
el mal gobierno!"
Diego de Bringas (1810):2
"¡Viva la América!, ¡viva Fernando VII!,
¡viva la religión y mueran los
gachupines!"
Anónimo (1810) recopilado por Ernesto
Lemoine Villicaña:2
"Viva la religión católica!, ¡viva
Fernando VII!, ¡viva la patria y reine por
siempre en este continente americano
nuestra sagrada patrona la santísima
Virgen de Guadalupe!, ¡muera el mal
gobierno!"
Juan Aldama (1811):1
"¡Viva Fernando VII!, ¡viva América!, ¡viva
la religión y muera el mal gobierno!"
Servando Teresa de Mier (1813):3
"¡Viva Fernando VII y la Virgen de
Guadalupe!"
Lucas Alamán (1840):4
"¡Viva la religión!, ¡viva nuestra madre
santísima de Guadalupe!, ¡viva Fernando
VII!, ¡viva la América y muera el mal
gobierno!" A lo que el pueblo respondió:
"¡Viva la Virgen de Guadalupe y mueran los
gachupines!"
Plaza de Dolores, óleo sobre tela del siglo XIX, J.J. del Moral
Fiesta cívica
La primera vez que se conmemoró el 16 de septiembre fue en un edificio conocido como El
Chapitel, en Huichapan,6
Hidalgo, el 16 de septiembre de 1812, por el general Ignacio
López Rayón. Los festejos iniciaron al alba con una descarga de artillería y una vuelta
general de esquilas. Luego, López Rayón asistió a una misa con su escolta y una compañía
de granaderos. Después tuvo lugar el militar asistió a una "serenata, compitiendo entre sí
dos músicas, (que) desempeñaron varias piezas selectas con gusto de S.E. y satisfacción de
todo el público”.7
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Más tarde José María Morelos, en uno de los 23 puntos que conforman sus Sentimientos de
la Nación, propuso al Congreso de Chilpancingo que en la Constitución en la que por
entonces se trabajaba "igualmente se solemnice el día 16 de septiembre todos los años,
como el día aniversario en que se levantó la voz de la Independencia y nuestra santa
Libertad comenzó, pues en ese día fue en el que se desplegaron los labios de la Nación para
reclamar sus derechos con espada en mano para ser oída; recordando siempre el mérito del
grande héroe, el señor Dn. Miguel Hidalgo y su compañero Don Ignacio Allende".8
Finalmente, se declaró el 16 de septiembre como día de fiesta nacional en la Constitución
de Apatzingán; medida que fue ratificada por los congresos constituyentes de 1822 y 1824.
En 1825 fue la primera ocasión en que el 16 de septiembre tomó forma de fiesta nacional.
Las autoridades de la Ciudad de México publicaron un bando en el que se pidió a los
ciudadanos iluminar sus casas, ventanas y balcones con cortinas, flámulas y gallardetes. El
presidente de la República, Guadalupe Victoria, recibió felicitaciones de diplomáticos y
corporaciones eclesiásticas y civiles. Después se efectuó un desfile que llegó a Palacio
Nacional. Por la tarde se realizó un paseo en la Alameda y bailes de cuerda, en los que
participaron músicos militares. Por la noche hubo fuegos artificiales.9
Los primeros gritos tenían un carácter a un tiempo cívico y religioso, ya que participaban
tanto las autoridades políticas como las eclesiásticas. El escritor Luis González Obregón
señala que "los días 17 (de septiembre) era costumbre celebrar en nuestra gran Basílica una
misa de gracias por los héroes muertos. La fiesta del 16 tomó un carácter enteramente laico
a partir de 1857”.10
La celebración se suspendió en 1847, durante la Intervención
estadounidense en México, aunque "en muchas poblaciones de la República el Grito fue
conmemorado dignamente”,.11
Durante la Segunda Intervención Francesa en México,
Maximiliano de Habsburgo oficializó la celebración. En 1864 se trasladó a Dolores, donde
dio el Grito desde la ventana de la casa de Hidalgo.
Aunque existe la versión popular de que Porfirio Díaz decretó adelantar el grito un día para
que coincidiera con su onomástico, la primera vez que se conmemoró el 15 de septiembre
fue en 1846, con una serenata frente a Palacio Nacional y una velada en la Universidad.
Según el Primer calendario liberal, arreglado al meridiano político de la Federación para
el año 1852, las ceremonias del día 15 siguieron celebrándose, pues ese año hubo repiques,
función patriótica de teatro y salvas de artillería.12
Incluso el propio Benito Juárez, en plena
huida durante la intervención francesa, dio un emotivo grito la noche del 15 de septiembre
en la hacienda de San Juan de la Noria Pedriceña, en Durango.
La actualidad
Aunque se trata de la fecha mayor del calendario cívico mexicano, la ceremonia del grito
carece de protocolo oficial. Sin embargo, se realiza en medio de un ambiente solemne
apegado a las disposiciones legales sobre el uso de los símbolos nacionales, basado en una
férrea tradición que se ha afianzado con el paso de las décadas. Para recordar ese hecho,
cada año a las 11 de la noche del 15 de septiembre, los titulares del Poder Ejecutivo en los
distintos niveles de gobierno —presidentes municipales (o jefes delegacionales en el
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Distrito Federal), gobernadores y el Presidente de la República—, así como los
embajadores en las representaciones en el extranjero, portando una bandera nacional,
dirigen a la población reunida un discurso, la cual por lo regular incluye las siguientes
frases:
¡Mexicanos!
¡Vivan los héroes que nos dieron
patria!
¡Víva Hidalgo!
¡Viva Morelos!
¡Viva Josefa Ortiz de Domínguez!
¡Viva Allende!
¡Vivan Aldama y Matamoros!
¡Viva la independencia nacional!
¡Viva México! ¡Viva México! ¡Viva
México!
Inmediatamente el orador tañe una campana y ondea la bandera. Después todos los
asistentes cantan solemnemente el Himno Nacional, para luego dar paso a una verbena
popular que puede incluir fuegos artificiales y música folclórica. Los festejos se completan
con un desfile militar la mañana del día siguiente. Se trata de la celebración principal del
calendario cívico en México.
La ausencia de una disposición legal deja margen a que quien preside pueda insertar
variantes entre las frases "canónicas". La mayoría menciona a otros próceres de la
Independencia, como Matamoros, Galeana, Mina, Guerrero o Guadalupe Victoria, e incluso
de otras épocas, como Benito Juárez, Francisco Ignacio Madero o Emiliano Zapata.
Algunos pueden incluir a héroes locales; por ejemplo, Emilio González Márquez,
gobernador de Jalisco, en Guadalajara en 2011 mencionó a José Antonio El Amo Torres,
Pedro Moreno, Marcos Castellanos y Rita Pérez de Moreno.13
Es común que el gobernante en turno le dé su "toque personal" al grito, agregando frases
coyunturales, lo que no siempre es bien visto y ha generado controversias. Así, por
ejemplo, Lázaro Cárdenas vitoreó la “revolución social”, Adolfo López Mateos a la
Revolución Mexicana, Luis Echeverría a los "países del tercer mundo", y Ernesto Zedillo a
"nuestra libertad, la justicia, la democracia y la unidad de todos los mexicanos”. Quien más
transgredió la "ortodoxia" del grito fue Vicente Fox, quien durante sus seis años de
gobierno agregó y quitó elementos, empezando por la distinción gramatical entre
"mexicanas y mexicanos”. En 2001 de plano lanzó vivas a “nuestros acuerdos”, sin aclarar
a qué se refería exactamente.14
Cabe mencionar que, al tener una gran significación cívica, el grito puede funcionar como
catalizador de movimientos políticos y actos de resistencia y oposición. Así, por ejemplo,
Heberto Castillo lo dio en la Ciudad Universitaria en 1968, en plena efervescencia del
movimiento estudiantil; Manuel Clouthier lo hizo en el Ángel de la Independencia en 1988,
y Cuauhtémoc Cárdenas en 1994, también en CU.