por Gonzalo de Castro y Carla Pascual Roig. Área Estudios Fundación Intervida.
“Lo único que quiero es comprar mermelada de cerezas” –dice
Emma a sus dos hijos impacientes que corren por la pequeña
tienda. El supermercado hubiera sido una opción más económica,
pero Emma cree que sus pequeñas decisiones de compra importan
para la salud de su familia, la de su entorno y tal vez más allá.
Toma un frasco de mermelada ecológica procedente del otro lado
de la península. Con la otra mano, coge un bote de mermelada de
producción local pero con fecha de caducidad a unos meses vista.
¿Con cuál se queda?
1. Enfoques
La ruta
del
comprador
responsable
“Lo único que quiero es comprar mermelada de cerezas” –dice
Emma a sus dos hijos impacientes que corren por la pequeña
tienda. El supermercado hubiera sido una opción más económica,
pero Emma cree que sus pequeñas decisiones de compra importan
para la salud de su familia, la de su entorno y tal vez más allá.
Toma un frasco de mermelada ecológica procedente del otro lado
de la península. Con la otra mano, coge un bote de mermelada de
producción local pero con fecha de caducidad a unos meses vista.
¿Con cuál se queda?
Frente a este dilema, José Ramón carácter local del producto, como Local o ecológico
Mauleón y Marta G. Rivera, autores es el caso de la red Slow food. Ésta Xavier Montagut, presidente de la
de Consumo alimentario sostenible para nació en 1989 después de definir- Red de Consumo Solidario, apunta
la agricultura del siglo XXI, argumen- se el concepto de foodmiles acuña- que existen diferentes concepciones
tan que “se debe evitar el consumo do por el profesor londinense Tim sobre lo responsable y lo local, cuyo
de productos procedentes de terri- Lang, que indica cuánto contami- uso impreciso lleva, a menudo, a
torios lejanos, aunque allí se hayan na un producto a través de las mi- confusiones. A modo de ejemplo,
producido de manera ecológica”, llas o kilómetros que ha recorrido Montagut señala la cadena de su-
priorizando el carácter local del pro- hasta llegar al consumidor. Cuan- permercados Eroski. Ésta presume
ducto. Emma no los ha leído pero to más cercano, mejor. Pero, a su de un gigantesco invernadero en
quiere pensar en su decisión de con- vez, un estudio del Departamento Vizcaya (País Vasco) equipado con
sumo, al menos mientras sus hijos no de Medio Ambiente, Alimentos y las más modernas tecnologías con
desbaraten la pila de latas de meloco- Asuntos Rurales del Reino Unido la intención de cumplir con lo local,
tones en almíbar griegos, al lado de demuestra que producir tomates y para ello dispone de control de la
los plátanos ecológicos de Canarias. ecológicos en el Reino Unido pro- temperatura mediante la emisión
Los dilemas de Emma no son los de voca más emisiones de carbono de CO2, control de la productividad
un consumidor aislado, sino también (CO2) que importarlos de Espa- mediante semillas híbridas y distri-
de quienes se han organizado para ña, ya que precisan una tempe- bución local de los productos.
adentrarse en este espinoso asunto ratura suficientemente favorable
de consumir de forma responsable. y alta para su crecimiento. ¿En- Al ver que no resuelve el dilema,
tonces, Emma debe quedarse con Emma opta por preguntar a la de-
Algunas organizaciones de con- la mermelada ecológica aunque pendienta de la tienda de barrio qué
sumidores optan por priorizar el venga de lejos? le parece más justo.
2. E n f o q u e s
–A ver, si quiere usted un producto antes reparar en unos panfletos des-
de comercio justo, tiene esta mer- Emma cree que sus ordenados en una mesita cerca de la
melada de guayaba de Ecuador –le pequeñas decisiones de salida. “Por una soberanía alimen-
responde a la vez que le muestra un compra importan para taria y una soberanía de la tierra. La
frasco de una estantería de madera–. la salud de su familia, la alimentación no es una mercancía.
Esta mermelada la hacen en una co- de su entorno y tal vez Es un derecho de todos”, lee en uno
munidad de Guayaquil. El cultivo es más allá de ellos. Opta por cogerlo junto con
ecológico y participan en su recolec- otros más antes de irse.
ción y cuidado tanto hombres como
mujeres. La venden en su pueblo de temporada? Pero, ¿de qué tem- Lee a Xavier Montagut, quien seña-
pero también la exportan a través porada? ¿De la suya o de la mía? No la que es imprescindible defender el
de una cooperativa de consumidores le parece una pregunta importante control de los recursos naturales por
de aquí. Es un poco más cara que las tratándose de una mermelada, pero parte de los pequeños y medianos
otras dos porque en todas las fases de todas formas en el supermerca- productores. Sólo así conseguiremos
de su comercialización se produce do de enfrente de su portal también renunciar a las dependencias del co-
un intercambio digno por el produc- había un estante de comercio jus- mercio internacional y asegurar que
to y el servicio realizados. to. ¿Para qué andar esas manzanas en cualquier momento la población
de más? ¿Por qué los críos vienen pueda autoabastecerse. También
Emma lee que el producto de Ecua- comiendo chuches y no plátanos dice Montagut que hay que incidir
dor es ecológicamente responsable de Canarias? ¿Pero de dónde sa- tanto en la cadena productiva como
y socialmente ético. Pero de repente caron esas chuches? Con ánimo de en la de distribución, recuperando
le asalta la duda: ¿no dijeron que el reflexionar sobre el asunto, Emma los circuitos cortos y evitando las
consumo responsable tenía que ser decide abandonar el local, no sin grandes superficies.
R e v i s t a I n t e r v i d a • 1 7
3. Enfoques
Consumo,
luego
existo
El consumo responsable, al fin y
al cabo, es “una propuesta que
transfiere la responsabilidad hacia las
personas individuales”, dice Albert
Recio, profesor del Departamento de
Economía Aplicada de la Universidad
Autónoma de Barcelona. Además
de correr el peligro de reproducir un
elitismo moral –una capa de personas
que cambian sus modos de consumo
y culpan a las otras por no hacerlo–,
olvida la función identitaria que
cumple el consumo en las sociedades
desarrolladas del siglo XXI. En
esta línea, el sociólogo Zigmunt
Bauman reconoce en las sociedades
actuales, que él llama de la segunda
modernidad o posmodernidad,
la preponderancia actual de la
estética del consumo frente a la
ética del trabajo que dominaba la
modernidad o industrialización. Es
decir, el reconocimiento social ya
no se adquiere por el trabajo que De camino a una hubo en la asamblea! –le dice una
uno tiene, sino por lo que consume. cena ilustrada mujer que pesa bolsas de patatas.
En una sociedad de consumo Mientras enrolla su bolsa de tela Emma se desplazó hacia los barri-
como la nuestra, la capacidad de vacía para guardarla en el bolso, les de jabón y detergentes de quí-
elección se convierte en el valor de Emma recuerda cuando, días atrás, mica dulce.
identidad por excelencia. Elección encontró en su barrio el local de –Si te apuntas ahora en la lista de
entre pintalabios, entre trabajar una cooperativa de consumidores espera, en un mes estarás comiendo
y no trabajar, es lo mismo. Los de productos ecológicos. Lechugas, todo lo sano que quieras. Estás de
excluidos son, por tanto, los que espinacas, zanahorias, rábanos. Al suerte –le suelta un ciclista de acen-
no pueden escoger. Consumidores llegar al pequeño local abarrotado to francés mientras llena la botella
defectuosos que integran una sociedad de cajas, observó a una pareja que, de champú ecológico.
contemporánea donde somos, ante después de colgar los abrigos, de- –No es tan caro como parece –añade
todo, consumidores, y sólo en forma jaba a sus niños en un espacio de otro mientras pesa las lentejas–. Al
parcial y secundaria somos también recreo. Otros se remangaban para fin y al cabo, todo esto se compra
productores. Tal vez por ello Bauman ayudar en alguna tarea y otros más directamente al productor. Ese reloj
se empeña en explicar que el progreso se agolpaban frente a unos viejos or- de arena dominado por las grandes
tecnológico identifica un mundo denadores por turnos. distribuidoras tiene que ensanchar-
actual donde la productividad crece de –¿A cuánto van estas algas? –pre- se, ¿no crees?
forma inversamente proporcional a la guntó Emma inocentemente.
disminución de empleos. –A 7,70 la bolsa. ¡Como para no Xavier Pérez Recio, socio de L’Aixada,
acordarse luego de todo el jaleo que una cooperativa del barrio de Grà-
4. E n f o q u e s
Se trata de buscar un
equilibrio entre lo
que queremos y lo que
podemos hacer
cia de Barcelona, dice que hay dos
impulsos que llevan a participar en
una asociación de consumo de este
tipo. Uno, la necesidad de comer
sano, predominante en su propia
decisión. Y dos, la ambición por
ofrecer una alternativa al sistema
de consumo actual. Georgina L.,
socia de la misma cooperativa, aña-
de el carácter alternativo de esta
participación a nivel general. Acu-
dir a este local una vez por semana
facilita un espacio de encuentro,
de diálogo y de aprendizaje a múl-
tiples niveles. No sólo humano y
ecológico, sino también económico
y social. Con las cenas ilustradas
que organizan regularmente y con
otras actividades varias, los socios
y socias intercambian opiniones
y discuten sobre temas relaciona-
dos con el consumo ecológico, la
economía participativa y afines. A
su vez, promueven su propuesta
alternativa entre los adeptos a los
¿Ya empezamos a buscar supermercados.
–¿Acaso pretenden que todo el país
otro planeta? se organice en cooperativas? –re-
cuerda haber preguntado Emma.
–Se trata de una lucha lenta, pero no
Según un estudio del Institut de Govern i Polítiques Públiques de la Universidad de imposible. A lo mejor yo no lo veo,
Barcelona, en el año 2000 se produjo una segunda oleada de cooperativas de consumo pero mis hijos, o nietos, sí –le dice
agroecológico mucho más alta que la primera. Una reconfortante cantidad de adeptos se el ciclista.
sumó a las iniciativas puntuales de los años noventa. Cataluña, por ejemplo, pasó de tener
menos de diez cooperativas en el 2000 a más de 90 en la actualidad, de las cuales el 46 por Emma se detiene en un parque in-
ciento se encuentran en el área metropolitana de Barcelona. Como subraya Esther Vivas, en fantil para leer los panfletos y ob-
otros territorios como Galicia estas experiencias han ido multiplicándose. “En Vigo, en el serva una imagen: cubierta por un
2001 – dice Vivas - se creó la cooperativa Arbore, que hoy suma 290 unidades de consumo toldo rojizo, una parada repleta de
(familias) y ha multiplicado por diez su número de socios inicial, a la vez que ha acompañado cajas de cartón con frutas y verdu-
la creación de otras iniciativas gallegas”. ras destaca por sus colores vivos.
A la izquierda, una mujer pesa un
Sin embargo, la preocupación por el agotamiento de los recursos naturales del planeta se racimo de plátanos en una báscu-
desplaza al centro de las agendas públicas a marchas forzadas. No sólo los movimientos la mecánica. Pantalones acampa-
sociales alternativos apelan a estas cuestiones sino también las instituciones públicas, como nados, un poncho con estampado
ejemplifica el Decreto del Gobierno Federal de Brasil, que establece un Sistema Nacional de flores y exagerada permanente
de Comercio Justo y Solidario; o la Guía de Consumo Responsable en Aragón, editada negra a lo afro. En defensa del de-cre-
por la Dirección General de Consumo del Gobierno de Aragón y la Fundación Ecología y cimiento sostenible, Travailler moins,
Desarrollo. ¿Vamos en busca de un nuevo consenso social? travail pour tous, Consumir menos,
R e v i s t a I n t e r v i d a • 1 9
5. Enfoques
vivir mejor. Otro panfleto ilustra Para Lodeiro, el poder de cambio que se pregunta: “Pero… ¿de dón-
un libro donde su autor, Toni Lo- está tanto en las instituciones pú- de habrán sacado esas chuches?”
deiro, elabora un manual práctico blicas como en los comportamien-
para los que quieren transformar tos individuales y colectivos. En Texto:
Gonzalo de Castro y Carla Pascual Roig
sus hábitos de consumo poniendo este sentido, argumenta que no
Área de Estudios
ejemplos de buenas prácticas para hay necesidad de convertirse en el ....................................................................................................
ello. En él, Lodeiro reconoce que gran héroe que muere por la causa. Bancs de temps, xarxes d’intercanvi i cooperatives de
consum agroecològic de Gemma Ubasart, Raimon
hablar de consumo responsable Según él, debemos buscar un equi-
Ràfols y Esther Vivas del Institut de Govern
sin hablar de consumir menos, es librio entre lo que queremos hacer i Polítiques Públiques de la Universidad de
como no decir nada. Para él, pa- y lo que podemos hacer. Dice que Barcelona (2009).
BAUMAN, Zigmunt (1999) Trabajo, consumismo
sarse a los filetes de ternera ecoló- aunque nos parezca que somos los
y nuevos pobres. Ed Gedisa. Barcelona, 2000.
gicos cuando comemos una media únicos compradores que usamos BAUMAN, Zigmunt (2010) La globalización.
de cinco a la semana significa poco bolsa de tela o que reparamos en Consecuencias humanas. Ed. Fondo de Cultura
Económica. México, 1999.
o nada. Emma levanta la vista y la cantidad de plástico innecesario
Consumo alimentario sostenible para la agricultura
suspira, indecisa. Contempla a sus del embalaje, podemos estar se- del siglo XXI, Nº 38 Revista Ecología Política.
niños bajando del tobogán. Detrás guros de que otros observarán el I això del consum transformador? Donant voltes a la
proposta, Revista Opcions, Marzo-Junio 2007.
de ellos, dos contenedores de re- detalle y cuestionarán sus modos
LODEIRO, Toni. Consumir menos, vivir mejor.
siduos plásticos y cartones se ven de consumo. Pequeños cambios. Ideas prácticas para un consumo más consciente.
abarrotados. “¿Qué importancia Cambios individuales, y por agre- Txalaparta. Tafalla, 2008.
MONTAGUT, Xavier. ‘Para controlar nuestra
tiene mi decisión? ¿Qué importa gación, colectivos. Tal vez de eso
alimentación, otro comercio necesario’ dentro
lo que yo haga?” piensa. se trata, reflexiona Emma al tiempo de: Del campo al plato. Icaria. Barcelona, 2009.
la fórmula del Voluntariado interVida
902 19 19 19
voluntariado@intervida.org