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Guía de Estudio de la
Biblia

EL SANTUARIO

(Lecciones de la Escuela Sabática)

Edición para Adultos
Octubre - Diciembre
de 2013

Autor
Martin Pröbstle
Director general
Clifford R. Goldstein
Dirección
Marcos G. Blanco
Traducción y redacción
editorial
Rolando A. Itin
Diseño
Nelson Espinoza
Ilustración
Lars Justinen

Contenido
Introducción ........................................................................ 2
1. El Santuario celestial...................................................... 5
2. “El cielo” sobre la Tierra .............................................. 12
3. Los sacrificios .............................................................. 19
4. Lecciones del Santuario ............................................... 26
5. La expiación: ofrenda de purificación ........................... 33
6. El Día de Expiación ...................................................... 40
7. Cristo, nuestro Sacrificio ...............................................47
8. Cristo, nuestro Sacerdote ............................................. 54
9. El juicio previo al advenimiento .................................... 61
10. El Día de Expiación escatológico .................................. 68
11. Nuestro mensaje profético ........................................... 75
12. El conflicto cósmico sobre el carácter de Dios .............. 82
13. Exhortaciones desde el Santuario ................................ 89

Las Guías de Estudio de la Biblia son preparadas por la oficina de las
Guías de Estudio de la Biblia para Adultos de la Asociación General de
los Adventistas del Séptimo Día. La preparación de estas guías ocurre bajo la dirección general de una comisión mundial de evaluación de manuscritos para la Escuela Sabática, cuyos miembros actúan como consultores. Las lecciones publicadas reflejan las sugerencias de la comisión, de
modo que no representan exclusivamente la intención del autor de ellas.

Colección Guía de Estudio de la Biblia
GUÍA DE ESTUDIO DE LA BIBLIA PARA LA ESCUELA SABÁTICA EDICIÓN PARA ADULTOS (Sabbath School Lessons),
(USPS 308-600). Spanish-language periodical for fourth quarter, 2013.Volume 118, No. 4. Published quarterly by the Pacific
Press® Publishing Association, 1350 North Kings Road, Nampa, ID 83687-3193, U.S.A. Subscription price, $10.20; single
copies, $3.99. Periodicals postage paid at Nampa, ID. POSTMASTER: Send address changes to GUÍA DE ESTUDIO DE
LA BIBLIA PARA LA ESCUELA SABÁTICA EDICIÓN PARA ADULTOS, P Box 5353, Nampa, ID 83653-5353. Printed in the
.O.
United States of America.
TEXTO Y DIAGRAMACIÓN: CASA EDITORA SUDAMERICANA.
IMPRESIÓN Y DISTRIBUCIÓN: PACIFIC PRESS® PUBLISHING ASSOCIATION.
DERECHOS RESERVADOS.
COPYRIGHT © 2013, BY PACIFIC PRESS® PUBLISHING ASSOCIATION.
SE PROHÍBE LA REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL DE ESTE FOLLETO SIN EL PERMISO DE LOS EDITORES
INTRODUCCIÓN

EL CUADRO
DE LA SALVACIÓN

E

s incuestionable que la máxima revelación del amor y el carácter de Dios
se presentó en la cruz, donde Dios mismo se ofreció en la persona de Jesucristo como un sacrificio por los pecados de un mundo que, en primer lugar,
nunca debió pecar. Para ayudarnos a comprender mejor lo que significa este
gran sacrificio, Dios diseñó el Santuario terrenal, una representación gráfica
del plan de salvación. Este Santuario terrenal, sin embargo, solo era un modelo del celestial, que es el verdadero centro de la presencia de Dios y de su
actividad en el universo.
Cuando Dios estableció el Santuario sobre la Tierra, lo usó como una herramienta educativa. El Santuario israelita y sus servicios desplegaban verdades
importantes acerca de la Redención, acerca del carácter de Dios y acerca de la
eliminación final del pecado.
El Santuario constituyó la pauta para ayudarnos a comprender a Jesús
como nuestro Sacrificio y Sumo Sacerdote. Cuando Juan el Bautista les dijo
a sus discípulos que Jesús era “el Cordero de Dios que quita el pecado del
mundo” (Juan 1:29, 36), ellos comprendieron lo que Juan quería decir porque
entendían algo del Santuario. El libro de Hebreos presupone un conocimiento
acerca del antiguo sacerdocio israelita, de modo tal que los receptores originales de la carta pudieran captar lo que Jesús estaba haciendo por ellos en
el cielo. La terminología del Santuario se usó también para enseñar verdades
acerca de la vida cristiana. En resumen, el conocimiento del sistema del Santuario llegó a ser un fundamento para el nuevo mensaje de salvación en Cristo.
Sin embargo, en el transcurso de gran parte de la Era Cristiana, el mensaje
del Santuario fue mayormente olvidado. No fue sino hasta mediados del siglo
XIX cuando los adventistas del séptimo día comenzaron de nuevo a apreciar
el paradigma de salvación de Dios, incluyendo el mensaje del juicio previo al
advenimiento, que dio un nuevo énfasis sobre el Santuario.
“El asunto del Santuario fue la clave que aclaró el misterio del desengaño
de 1844. Reveló todo un sistema de verdades, que formaban un conjunto armo-

2
nioso, y demostraban que la mano de Dios había dirigido el gran movimiento
adventista y, al poner de manifiesto la situación y la obra de su pueblo, le indicaba cuál era su deber de allí en adelante” (CS 476).
Como la clave para un sistema completo de verdad, el Santuario y el ministerio sacerdotal de Cristo llegaron a ser la base para la fe adventista del séptimo
día, y sigue siéndolo todavía. En realidad, el mensaje del Santuario es la doctrina singular de los adventistas. Al mismo tiempo, ninguna otra doctrina de
la Iglesia Adventista del Séptimo Día (con la posible excepción del sábado) ha
enfrentado más desafíos. Afortunadamente, a través de los años, estos desafíos
no solo han sido resistidos, sino también han aumentado nuestra comprensión
de esta verdad vital y nos han hecho, como pueblo, más sólidos en nuestra
comprensión de la salvación.
Elena de White recomendó concentrar nuestra más elevada atención sobre
el Santuario, porque “el Santuario en el cielo es el centro mismo de la obra de
Cristo a favor de los hombres. Concierne a toda alma que vive en la Tierra. Nos
revela el plan de la redención, nos conduce hasta el mismo fin del tiempo, y
anuncia el triunfo final de la lucha entre la justicia y el pecado. Es de la mayor
importancia que todos investiguen a fondo estos asuntos” (CS 543). De este
modo, podemos “ejercitar la fe tan esencial en nuestros tiempos” y “desempeñar el puesto al que Dios los llama” (ibíd.).
El Santuario reveló el corazón de Dios. Estudiar el Santuario nos llevará más
cerca de la presencia del Ser Supremo, y a la personalidad de nuestro Salvador,
y nos llevará a una relación personal más profunda con él.
Por esto, nuestro estudio de este trimestre es el Santuario de Dios, tanto el
modelo terrenal como el original celestial.
Martín Pröbstle vive con su esposa, Marianne, y sus dos hijos, Max y Jonathan, en
Austria. Él es profesor de Biblia Hebrea en el Seminario Schloss Bogenhofen, Austria.

3
CLAVE DE ABREVIATURAS
AFC
BJ
CBA
CE
CS
DTG
EC
ELC
HAd
MR
MS
NVI
OE
PP
PR
PVGM
SP
TI
VM

A fin de conocerle
Biblia de Jerusalén
Comentario bíblico adventista, 7 tomos
Christian Education
El conflicto de los siglos
El Deseado de todas las gentes
La educación cristiana
En los lugares celestiales
El hogar adventista
Manuscript Releases [Manuscritos publicados], 20 tomos
Mensajes selectos, 3 tomos
La Biblia, Nueva Versión Internacional
Obreros evangélicos
Patriarcas y profetas
Profetas y reyes
Palabras de vida del gran Maestro
Spirit of Prophecy
Testimonios para la iglesia, 9 tomos
La Biblia, Versión Moderna

BIBLIOGRAFÍA
Stott, John. Romanos. Downers Grove, Ill: InterVarsity, 1994.

4
Lección 1: Para el 5 de octubre de 2013

EL SANTUARIO CELESTIAL
Sábado 28 de septiembre

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Jeremías 23:23, 24; Salmo
89:14; Apocalipsis 4; 5; Salmo 11:4-7; Deuteronomio 25:1; Hebreos 8:1, 2.
PARA MEMORIZAR:
“Tú oirás en los cielos, en el lugar de tu morada, su oración y su súplica, y les
harás justicia” (1 Rey. 8:49).

“¿DÓNDE VIVE DIOS?” La pregunta inocente de un niño de seis años puede
dejarnos perplejos. Esta pregunta fácilmente puede conducirnos a otras más
difíciles, tales como: “Si Dios vive en un lugar, ¿cómo es posible que esté en
todas partes?” O, “¿Necesita Dios un lugar donde vivir?” O, “Si él no lo necesita,
¿por qué lo tiene?” O, “Si necesita uno, ¿por qué lo tiene?”
Buenas preguntas y, dado lo poco que sabemos (y lo mucho que no sabemos), no son fáciles de responder.
No obstante, podemos contestarlas con lo que sabemos. Como adventistas
del séptimo día, sabemos por la Biblia que Dios mora en el cielo, que está
obrando activamente en nuestro favor “allá arriba” y que el centro de su acción
está en el Santuario celestial.
La Escritura es clara: el Santuario celestial es un lugar real, y por ello podemos conocer verdades acerca del carácter y la obra de nuestro Dios. De este
modo, el centro de la lección de esta semana es el Santuario celestial y lo que
Dios está haciendo allí por nosotros, porque lo que hace en el Santuario, en
realidad, es para nosotros.

5
Lección 1 // Domingo 29 de septiembre

LA RESIDENCIA DE DIOS
A menudo decimos que “Dios está en todas partes”; o que es “omnipresente”, lo que significa que está presente en todo el universo. “¿Soy yo Dios de
cerca solamente, dice Jehová, y no Dios desde muy lejos? [...] ¿No lleno yo, dice
Jehová, el cielo y la tierra?” (Jer. 23:23, 24). David entendía también que nadie
puede huir de Dios (Sal. 139). De hecho, Pablo alega que Dios está cerca de
cada uno, por lo menos en un sentido espiritual (Hech. 17:27, 28).
Complementando el atributo de omnipresencia de Dios está su existencia
eterna. Dios no tiene principio ni fin (Sal. 90:2). Él siempre ha sido y siempre
será (Jud. 25).
Lee 1 Reyes 8:49 y Salmo 102:19. ¿Qué nos enseñan acerca del lugar
donde Dios mora? ¿Cómo hemos de entender lo que esto significa? ¿Podemos entenderlo?

Las Escrituras están llenas de declaraciones alusivas a que Dios reside en el
cielo (1 Rey. 8:30, 43, 49). ¿Significa esto que Dios está más presente en el cielo
que en cualquier otra parte? Obviamente, Dios mora en el cielo de una manera
especial, su presencia es gloriosa; y su santidad, pura. La mayor manifestación
de la presencia de Dios existe en el cielo.
Hay una diferencia, sin embargo, entre la “presencia general” de Dios y su
“presencia especial”. Dios está presente en forma general en todas partes; no
obstante, él elige revelarse en forma especial en el cielo y, como veremos, en
el Santuario celestial.
Por supuesto, tenemos que admitir que estamos limitados en nuestra comprensión de su naturaleza física. Él es espíritu (Juan 4:24) y, como tal, no puede
ser contenido en ninguna estructura o dimensión (1 Rey. 8:27). Aun así, la Biblia presenta el cielo (Juan 14:1-3) y el Santuario celestial como lugares reales
(Heb. 8:2) donde está Dios (Hech. 7:55, 56; Apoc. 4:2, 3). Tenemos que llegar
a la conclusión de que el cielo y el Santuario celestial son lugares donde Dios
condesciende a encontrarse con su creación.
Hay muchas cosas que son difíciles de comprender para nosotros, tales como
la morada de Dios, aunque la Biblia dice que esa morada es real. ¿Cómo
podemos aprender a confiar en todo lo que la Biblia nos enseña, sin importar
cuán difícil sea de comprender a veces? ¿Por qué es importante para nosotros
aprender a confiar aun cuando no entendamos todo?

6
Lunes 30 de septiembre // Lección 1

LA SALA DEL TRONO
Lee Salmo 47:6 al 9; 93:1 y 2; y 103:19. ¿Qué nos enseñan estos textos
acerca de Dios y su trono?

En la Biblia aparecen varias visiones del Trono celestial. La mayoría describe una especie de asamblea celestial, y Dios como Rey. Es interesante que
la mayoría de ellas se ocupe de asuntos humanos, y generalmente presentan a
Dios actuando en favor de los justos o hablando a su favor.
La Biblia también revela a Dios como soberano. Por ejemplo, el reinado del
Señor es un tema recurrente en los Salmos. Dios no es solo Rey en el cielo, sino
también “Rey de toda la tierra” (Sal. 47:7), y no solo en el futuro sino ya, en el
aquí y ahora (Sal. 93:2).
Que el Trono de Dios está establecido en el cielo tiene varias ramificaciones.
Una de ellas es que Dios es independiente y superior al resto del universo.
Lee Salmo 89:14 y 97:2. ¿Qué nos enseñan estos textos acerca del carácter de Dios y de cómo gobierna?

El gobierno de Dios abarca la rectitud y la justicia, como también el amor
y la verdad. Estas cualidades morales describen cómo actúa en el mundo humano y subraya su posición en todo el universo. Estas cualidades, que constituyen su gobierno, son las mismas que él quiere que su pueblo manifieste en su
vida (Miq. 6:8; comparar con Isa. 59:14), y es nuestro sagrado privilegio hacerlo.
“Así como, en obediencia a las leyes naturales de Dios, la tierra había de
producir sus tesoros, así, en obediencia a sus leyes morales, el corazón de la
gente había de reflejar los atributos del carácter de Dios” (HAd 127).
¿Cómo podemos manifestar mejor la bondad, la justicia y la rectitud, en un mundo
lleno de maldad, injusticia y perversidad? ¿Por qué debemos tener esas virtudes?

7
Lección 1 // Martes 1º de octubre

LA ADORACIÓN EN EL CIELO
Lee Apocalipsis 4 y 5. ¿Qué nos enseñan estos dos capítulos acerca de
la morada celestial de Dios? ¿De qué manera se revela también el plan de
salvación en estos textos?

La visión de la sala celestial del Trono es una visión del Santuario celestial.
Esto se hace evidente por el lenguaje que se refiere al sistema religioso hebreo.
Por ejemplo, las palabras para puerta y trompeta, en Apocalipsis 4:1, aparecen a
menudo en la Septuaginta (una antigua versión griega del Antiguo Testamento)
con referencia al Santuario. Las tres piedras en Apocalipsis 4:3 son parte del
pectoral del sumo sacerdote. Los siete candeleros nos recuerdan el candelabro
del Templo de Salomón. Los 24 ancianos nos recuerdan las 24 divisiones de los
sacerdotes para el servicio del Santuario a lo largo del año, y sus ofrendas de
oraciones en los cálices de oro de “incienso” (Sal. 141:2). Todos estos versículos
apuntan al culto de adoración en el Antiguo Testamento, que se centraba en el
Santuario terrenal.
Finalmente, el cordero inmolado de Apocalipsis 5 señala, por supuesto, la
muerte expiatoria de Cristo. Cristo, el Cordero, es el único Mediador de la salvación divina, y es tenido por digno por causa de su triunfo (Apoc. 5:5), de su
sacrificio (Apoc. 5:9, 12) y de su divinidad (Apoc. 5:13).
“Cristo tomó sobre sí mismo la humanidad, y entregó su vida en sacrificio,
para que el hombre, al llegar a ser participante de la naturaleza divina, tuviera
vida eterna” (MS 3:159).
Lo que vemos en estos dos capítulos, centrados alrededor del Trono de
Dios, es una descripción de la obra de Dios para la salvación de la humanidad.
Además, podemos ver que esta obra se ha desarrollado delante de los otros
seres inteligentes en el cielo, un tema clave en el motivo de la gran controversia.
Piensa acerca de lo que significa que Cristo, como Dios mismo, haya tomado
nuestra humanidad y haya muerto como nuestro Sustituto; es decir, que sobre
él hayan recaído todos los males que hemos hecho y por los cuales debíamos
ser castigados. ¿Por qué esta verdad debería motivar todo lo que hacemos?

8
Miércoles 2 de octubre // Lección 1

EL ATRIO
Lee Salmo 11:4 al 7 y Habacuc 2:20. ¿Qué otra cosa hace Dios en su
Templo celestial, y por qué es importante que sepamos esto?

Muchos Salmos revelan que Dios no es indiferente a las necesidades de los
justos, o a las injusticias que a menudo afrontan. Él reaccionará ante los problemas que claman por solución, y los resolverá “absolviendo al inocente, y
condenando al culpable”, como lo haría cualquier buen juez (Deut. 25:1, NVI).
Cuando Dios juzga, la sala del Trono llega a ser un tribunal; y el Trono celestial, el asiento del Juez. El que está en el Trono es el que juzga (ver Sal. 9:4-8), un
concepto conocido en el antiguo Cercano Oriente, donde los reyes a menudo
actuaban también como jueces.
El juicio divino involucra tanto a los malvados como a los justos. Mientras
que los culpables reciben un castigo similar al que recibieron Sodoma y Gomorra, los rectos “mirarán su rostro” (Sal. 11:6, 7). La combinación clásica de
la sala del Trono y del Juicio aparece en Daniel 7:9 al 14 (un pasaje importante,
que estudiaremos más tarde). Allí también, el Juicio consta de dos momentos:
un veredicto de vindicación para los santos, y una sentencia de condenación
para los enemigos de Dios.
En el libro de Habacuc, después de que Habacuc le pregunta a Dios por
qué guarda silencio acerca de la injusticia (Hab. 1), Dios responde que él ciertamente juzgará (Hab. 2:1-5). Mientras que los ídolos no tienen “aliento”, o “espíritu” (Hab. 2:19), el Dios creador está en su Trono en su Templo, el Santuario
celestial, y está listo para juzgar.
La apelación profética es: “Guarde toda la tierra silencio en su presencia”
(Hab. 2:20, NVI). La actitud apropiada hacia el gobierno y el juicio de Dios es un
silencio reverente y una conducta sosegada.
El lugar en el que Dios revela su presencia y donde los seres celestiales lo
adoran es el mismo lugar donde está realizando juicios justos para todos los
seres humanos: el Santuario celestial. Dios es justo, y todas nuestras preguntas
acerca de la justicia serán respondidas en el tiempo de Dios, no en el nuestro.
Por mucho que clamemos por justicia, a menudo no vemos justicia en la actualidad. ¿Por qué, entonces, tenemos que confiar en la justicia de Dios? Sin aquella
promesa, ¿qué esperanza tenemos?

9
Lección 1 // Jueves 3 de octubre

LUGAR DE SALVACIÓN
Lee Hebreos 8:1 y 2. ¿Qué hace Cristo en el Trono de Dios?

Hebreos enseña que Cristo ministra en el Santuario celestial como nuestro
Sumo Sacerdote. Su obra allí se concentra en nuestra salvación, porque él se
presenta “ahora por nosotros ante Dios” (Heb. 9:24). Simpatiza con nosotros,
nos da la seguridad de que no nos rechaza, sino que nos dará misericordia y
gracia (Heb. 4:15, 16). Como en el Santuario terrenal, en el celestial se realiza la
“expiación” (o “reconciliación”) por los pecados de los creyentes (Heb. 2:17). El
Jesús que murió por nosotros es el que ahora ministra en el cielo “por nosotros”.

Lee Apocalipsis 1:12 al 20; 8:2 al 6; 11:19; y 15:5 al 8. ¿Qué imágenes del
Santuario aparecen en estos pasajes?

_

_

En el Apocalipsis aparecen imágenes del Santuario, y la mayoría de las
secciones principales del libro comienzan con una escena del Santuario, o la
incluyen.
La primera escena muestra a Cristo, vestido como sumo sacerdote, caminando entre los siete candeleros (Apoc. 1:12-20). La segunda escena muestra
la sala del Trono celestial, con un trono, lámparas, mar, Cordero inmolado,
sangre, recipientes de oro con incienso (Apoc. 4, 5). La tercera escena se refiere
al servicio continuo de intercesión en el contexto del primer departamento del
Santuario celestial (Apoc. 8:2-6). La cuarta escena, la central, da una vislumbre
del Arca del Pacto en el segundo departamento (Apoc. 11:19). La quinta escena
muestra el Tabernáculo celestial entero (Apoc. 15:5-8). La sexta escena no contiene ninguna referencia explícita al Santuario, tal vez para ilustrar que la obra
de Cristo allí había terminado (Apoc. 19:1-10). La escena final tiene que ver con
la Santa Ciudad, que se describe como el Tabernáculo “que bajaba del cielo”
(Apoc. 21:1-8, NVI).
Estas escenas están interconectadas, mostrando una progresión en la salvación: desde Cristo sobre la Tierra, a su ministerio celestial en el primero y en el
segundo departamentos, a su ministerio sumosacerdotal y finalmente al nuevo
Tabernáculo sobre la Tierra.

10
Viernes 4 de octubre // Lección 1

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: “Pablo tuvo una visión del cielo, y al
ocuparse de las glorias de allí, lo mejor que podía hacer era no tratar de describirlas. Nos dice que ojo no ha visto ni oído ha oído, ni han subido en corazón
de hombre las cosas que Dios ha preparado para los que lo aman. De modo que
podéis llegar al límite de vuestra imaginación, podéis usar vuestras facultades
hasta lo máximo para que abarquen y consideren el eterno peso de gloria,
y sin embargo vuestros sentidos limitados, desfallecientes y cansados con el
esfuerzo no pueden captarlo, porque hay un infinito más allá. Se necesitará
toda la eternidad para desplegar las glorias y revelar los preciosos tesoros de la
Palabra de Dios” (CBA 6:1.107).
“La morada del Rey de reyes, donde miles y miles ministran delante de él, y
millones de millones están en su presencia (Dan. 7:10); ese templo, lleno de la
gloria del Trono eterno, donde los serafines, sus flamantes guardianes, cubren
sus rostros en adoración, no podía encontrar, en la más grandiosa construcción
que jamás edificaran manos humanas, más que un pálido reflejo de su inmensidad y de su gloria. Con todo, el Santuario terrenal y sus servicios revelaban
importantes verdades relativas al Santuario celestial y a la gran obra que se
llevaba allí a cabo para la redención del hombre” (CS 466).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. Considera la última cita de Elena de White que se encuentra más arriba.
¿Qué quiere decir ella cuando habla de que “verdades importantes” para
nuestra salvación se enseñaban en el Santuario terrenal y sus servicios? ¿Cuáles
son algunas de estas verdades, y por qué son importantes?
2. ¿Qué quiere decir que Dios “mora” en el cielo? ¿Cómo entiendes ese
concepto?
3. Esta lección tocó la idea de que el universo que observa ve la obra que
Dios hace en favor de la humanidad. ¿Por qué es un concepto vital que debemos
captar? ¿Cómo nos ayuda esa idea a comprender el motivo de la gran controversia, y lo que ese tema significa en todo el plan de salvación? ¿Qué nos dice
acerca del carácter de Dios el hecho de que él dejara sus caminos abiertos al
escrutinio de seres que él mismo había creado?

11
Lección 2: Para el 12 de octubre de 2013

“EL CIELO” SOBRE LA
TIERRA

Sábado 5 de octubre
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Génesis 1:31-2:3; Éxodo
39:32, 43; 25:3; Hebreos 8:5; Juan 2:19-21; 1 Corintios 3:16, 17; Apocalipsis
21:1-22.
PARA MEMORIZAR:
“Los cuales sirven a lo que es figura y sombra de las cosas celestiales, como se
le advirtió a Moisés cuando iba a erigir el Tabernáculo, diciéndole: Mira haz todas
las cosas conforme al modelo que se te ha mostrado en el monte” (Heb. 8:5).

AUNQUE EL SANTUARIO CELESTIAL es el original, donde Dios mismo está ministrando “para nosotros”, Dios ha revelado verdades acerca de este santuario
en diferentes formas aquí sobre la Tierra.
Dios creó el Jardín del Edén como un símbolo del Santuario. El Santuario
celestial y sus funciones en la salvación fueron representados en el Tabernáculo
terrenal y en las estructuras de los templos israelitas.
En Jesús, por supuesto, el Templo fue manifestado en un ser humano. Y
finalmente, el Templo celestial descenderá a la Tierra Nueva.
Como veremos, Dios usó conceptos relacionados con el Santuario celestial
para revelar verdades. Esta semana estudiaremos algunos de esos conceptos.

12
Domingo 6 de octubre // Lección 2

EL PRIMER “SANTUARIO” EN LA TIERRA
Los estudiantes de la Biblia notaron que muchos rasgos del Jardín del Edén
correspondían a los santuarios posteriores en Israel, indicando que el Edén fue
el primer “templo” simbólico sobre la Tierra. Algunas similitudes entre el Edén
y el Santuario incluyen:
1. Al final del informe de la creación y de la descripción de la construcción
del Tabernáculo del desierto, se expresan los mismos tres elementos: aprobación, finalización y bendición, con las mismas palabras clave (comparar “todo”,
“acabado” y “bendijo”, en Gén. 1:31-2:3, con Éxo. 39:32, 43; 40:33).
2. Así como Dios “se paseaba en el huerto” (Gén. 3:8), también él anduvo en
medio de los hijos de Israel (2 Sam. 7:6, 7).
3. Adán debía “cultivar” y “cuidar” el Jardín (Gén. 2:15, NVI). Los mismos dos
verbos se usan para el servicio de los levitas en el Tabernáculo (Núm. 3:7, 8).
4. Imágenes relacionados con el Jardín aparecen por todo el Santuario (Éxo.
25:31-36; 1 Rey. 6:18).
5. Querubines guardaron el Jardín (Gén. 3:24); dos querubines se hallaban
en el Lugar Santísimo (Éxo. 25:18-22).
6. Así como la creación demoró seis días, y cada día se introdujo con “Dijo
Dios” y el sábado los siguió, hubo seis secciones iniciadas con “habló Dios a
Moisés”, con respecto al Tabernáculo (Éxo. 25:1; 30:11, 17, 22, 34; 31:1), seguidas
por una séptima sección acerca del sábado (Éxo. 31:12-17).
7. El Santuario se terminó el primer día del mes primero (Éxo. 40:17), el día
de Año Nuevo hebreo, que recuerda la terminación del mundo en la creación.
Génesis 2 no necesitó ser explícito acerca de las semejanzas; los antiguos las
entendían. Por ejemplo, un escrito judío del siglo II antes de Cristo pretende que
“el jardín del Edén fue el Lugar Santísimo y la morada de Dios”.
El Jardín del Edén es llamado el “jardín de Dios” (Isa. 51:3; Eze. 28:13; 31:9).
Fue la morada de Dios sobre la Tierra, el lugar donde nuestros primeros padres
debían adorar y tener comunión con Dios. Por lo tanto, la mayor pérdida de la
Caída no fue la expulsión de Adán y Eva del Jardín del Edén, sino el no poder
estar en la presencia inmediata de Dios.
Medita en el concepto de la palabra Santuario misma. ¿Qué te viene a la mente?
¿Qué cosas constituyen un “Santuario” para ti ahora? ¿De qué forma tu comprensión de estos santuarios te ayudan a entender mejor lo que un santuario
de Dios nos proporciona?

13
Lección 2 // Lunes 7 de octubre

COPIA DEL MODELO
Lee Éxodo 25:9 y 40; y Hebreos 8:5, y 9:23 y 24. ¿Qué relación existe
entre el Santuario terrenal y el celestial?

Las Escrituras enseñan claramente que Moisés no inventó el Tabernáculo
sino que lo construyó de acuerdo con la instrucción divina que había recibido
en el monte (Éxo. 26:30; 27:8; Núm. 8:4). El Santuario terrenal había de ser construido según el “modelo” (Éxo. 25:9, 40). La palabra hebrea para “modelo” (tabnít) expresa la idea de una copia, o modelo; por eso, podemos concluir que
Moisés vio alguna clase de modelo en miniatura que representaba el Santuario
celestial, y que este modelo le sirvió como guía para el terrenal.
Por lo tanto, el Templo celestial es el original, el modelo para los santuarios
israelitas. Lo que también es obvio es que no podemos igualar el Santuario en
el cielo con el cielo mismo. El Templo celestial está “en el cielo” (Apoc. 11:19;
14:17; 15:5); de este modo, el cielo lo contenía. Los dos no son sinónimos.
El libro de Hebreos explica en términos inequívocos que el Santuario celestial es real. El Santuario en el cielo es llamado el “verdadero Tabernáculo”
(Heb. 8:2), así como “el más amplio y más perfecto Tabernáculo” (Heb. 9:11),
mientras que el terrenal es una “figura y sombra” del celestial (Heb. 8:5). Como
una sombra, es una mera representación de algo real; imperfecto y débil, el
Santuario terrenal es una mera representación del celestial. Sin embargo, con
todas sus limitaciones, el Santuario terrenal refleja la realidad del celestial de
maneras importantes.
La relación entre los dos se llama tipología. La tipología es una prefiguración divinamente designada y profética, que involucra dos realidades históricas
correspondientes, llamadas tipo (original) y antitipo (copia). Como esta correspondencia va del tipo (original) al antitipo (copia), podemos ver en Hebreos
que el modelo celestial que Moisés había visto es designado como “tipo”, o
“modelo” (Heb. 8:5); y el Santuario terrenal, como el “antitipo”, o “copia” (Heb.
9:24). Esta verdad presenta más evidencias de que el celestial existía antes del
terrenal. Como adventistas del séptimo día, tenemos una base bíblica sólida
cuando enfatizamos la realidad física del Santuario celestial.

14
Martes 8 de octubre // Lección 2

JESÚS COMO EL SANTUARIO
Lee Juan 2:19 al 21. ¿Por qué el cuerpo de Cristo es comparado con el
Templo? Ver también Juan 1:14.

Uno de los temas del Evangelio de Juan es que con Jesús llegó el “templo”
mejor. Imágenes del Tabernáculo se usan ya en Juan 1:14. Jesús es la Palabra
[Verbo] que “habitó” entre los hombres, que vieron su “gloria”. La palabra
griega que se usa para “habitar” (skenóo) es la forma verbal del sustantivo
griego para “Tabernáculo” (skéne); así, uno podría traducir el versículo diciendo que el Verbo “tabernaculó entre nosotros”. En este contexto, la palabra
gloria recuerda la gloria de Dios que llenó tanto el Tabernáculo del desierto
(Éxo. 40:34, 35) como el Templo de Salomón en su inauguración (2 Crón. 7:13). Así, cuando Cristo vino a la Tierra como humano, cumplió la promesa de
habitar entre su pueblo.
Como muestran los textos mencionados, Jesús declaró ser el Templo,
dando a entender el fin de la importancia del Templo después de su muerte
(Juan 2:19-21; Mat. 27:51). Además, cuando Jesús dijo que él era el Pan de vida
(Juan 6:35) y la Luz del mundo (Juan 8:12), podría haber estado señalando más
allá del maná sobre la mesa, al Pan de la Presencia y al candelabro, objetos del
el Santuario terrenal. Una referencia específica al Santuario es la designación
de Jesús como el “Cordero de Dios” expiatorio, quien llevará el pecado del
mundo (Juan 1:29).
“Todos los que servían en relación con el Santuario eran educados constantemente acerca de la intervención de Cristo en favor de la raza humana. Ese servicio tenía el propósito de crear, en cada corazón, amor por la ley de Dios, que
es la ley del Reino divino. Las ofrendas de sacrificios habían de ser una lección
objetiva del amor de Dios revelado en Cristo en la víctima doliente, moribunda,
que tomó sobre sí el pecado del cual era culpable el hombre, haciéndose pecado el Inocente por nosotros” (MS 1:274).
Por causa de nuestra naturaleza pecadora, es muy fácil pensar que Dios está
enojado con nosotros. ¿De qué modo la revelación del amor de Dios, como se ve
en la vida y la muerte de Jesús, nos ayuda a darnos cuenta, en el ámbito personal, que Dios nos ama a pesar de nuestras faltas? ¿De qué maneras debería
esto animarnos a obtener victorias sobre el yo?

15
Lección 2 // Miércoles 9 de octubre

LA IGLESIA COMO SANTUARIO
Después de la ascensión de Cristo al cielo y su investidura como Sumo Sacerdote en el Santuario allí, el Templo que estaba sobre la Tierra ya no tenía
ningún propósito real en el plan de salvación (Mat. 27:50, 51). Sin embargo, Dios
todavía procura morar entre su pueblo en la Tierra, lo que ahora es posible por
medio del Espíritu Santo. Los apóstoles usaron las imágenes del templo para
transmitir esta verdad.
Lee 1 Corintios 3:16 y 17; 6:19 y 20; 2 Corintios 6:16; y Efesios 2:19 al
22. Nota las imágenes del templo en estos textos. ¿Qué verdad nos enseña
aquí la Biblia?

En 1 Corintios 3:16 y 17, Pablo habla a la iglesia como una unidad corporativa, y le presenta temas del templo como propiedad (1 Cor. 3:16) y como santo
(1 Cor. 3:17). Aplica los mismos principios, en 1 Corintios 6:19 y 20, al creyente
individual. Como un templo, los creyentes están en Tierra Santa y, como tal, bajo
la obligación divina de vivir en santidad. Pablo usó imágenes del templo para
enfatizar su llamado a una vida pura y santa, que en este contexto él identifica
como pureza sexual por sobre la inmoralidad (1 Cor. 6:15-18). Una referencia posterior de Pablo a la iglesia como un santuario divino es apropiada a este modelo.
No hay terreno común entre los creyentes y los incrédulos (2 Cor. 6:14-7:1), pues
la iglesia está en una relación de pacto con Dios, y así es exclusivamente de él
(2 Cor. 6:18).
Al mismo tiempo, la iglesia no es solo el templo de Dios sino también un sacerdocio santo (1 Ped. 2:5, 9). Sin duda, al tener un privilegio como este, siguen
importantes responsabilidades. Cuán vital es que rindamos nuestra vida con fe
y obediencia a Dios, quien nos ha dado tanto y quien, por lo tanto, pide mucho
de nosotros a cambio.
Por supuesto, somos salvados por la justicia de Cristo, que nos cubre completamente. Sin embargo, por lo que Cristo nos ha dado por gracia, ¿qué pide Dios
de nosotros a cambio? Y, aún más importante, ¿cómo podemos hacer bien lo
que él pide de nosotros?

16
Jueves 10 de octubre // Lección 2

UNA NUEVA CREACIÓN
Lee Apocalipsis 7:15 al 17. ¿Dónde están los redimidos, y cómo los
describe este pasaje?

Estos versículos describen a los redimidos como reyes y sacerdotes que
sirven en el palacio y el Templo de Dios (Apoc. 1:6; 5:10; 20:6). La promesa de
que “el que está sentado sobre el trono extenderá su Tabernáculo sobre ellos”
(Apoc. 7:15) alude a la presencia de Dios en el Santuario del desierto, donde él
habitó con el antiguo Israel como su Líder. En la Tierra Nueva, el Santuario una
vez más llega a ser el lugar perfecto de la relación donde Dios y los redimidos
se encuentran. Garantiza refugio, protección, y el cumplimiento definitivo de la
vida en la presencia de Dios y de su Cristo. El que una vez moró en el Tabernáculo con ellos (Juan 1:14) ahora extiende el Tabernáculo sobre sus santos a fin
de que pueda residir en su Tabernáculo con ellos.

Lee Apocalipsis 21:1 al 22. ¿Cómo se describe la Nueva Jerusalén?
¿Qué similitudes encuentras entre la Santa Ciudad y el Santuario, en estos textos?

Juan no ve templo en la Nueva Jerusalén (Apoc. 21:22), pero esto no significa que no haya templo. Más bien, la Nueva Jerusalén misma es el templo
y el “Tabernáculo de Dios” (Apoc. 21:3). Varios elementos del Santuario están
atribuidos a la Nueva Jerusalén: es “santa” y de origen celestial (Apoc. 21:2, 10);
tiene la misma forma cúbica que el Lugar Santísimo (Apoc. 21:16; 1 Rey. 6:20);
en forma similar al ámbito del Templo, no se permite que nada “inmundo” entre
en la ciudad (Apoc. 21:27); y, lo más importante de todo, Dios está presente. En
el Santuario de Dios, podemos vivir con él en la relación más estrecha posible
(Apoc. 21:3, 7). Esta es la meta de la salvación.
¿Vivir una eternidad en una relación estrecha con Dios? Entonces, ¿por qué es
tan vital para nosotros caminar, como dice una y otra vez Elena de White, “en
estrecha comunión con Dios” ahora?

17
Lección 2 // Viernes 11 de octubre

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Elena G. de White, “La escuela del más
allá”, pp. 301-309 de La educación; “El fin del conflicto”, pp. 731-737, en El conflicto de los siglos.
“El temor de hacer aparecer la futura herencia de los santos demasiado material ha inducido a muchos a espiritualizar aquellas verdades que nos hacen
considerar la Tierra como nuestra morada. Cristo aseguró a sus discípulos que
iba a preparar mansiones para ellos en la casa de su Padre. Los que aceptan las
enseñanzas de la Palabra de Dios no ignorarán por completo lo que se refiere a
la Patria celestial. Y, sin embargo, son ‘cosas que ojo no vio, ni oído oyó, y que
jamás entraron en pensamiento humano –las cosas grandes que ha preparado
Dios para los que le aman’ (1 Cor. 2:9, VM). El lenguaje humano no alcanza a
describir la recompensa de los justos. Solo la conocerán quienes la contemplen.
Ninguna inteligencia limitada puede comprender la gloria del paraíso de Dios”
(CS 733).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. ¿Por qué crees que es importante para nosotros comprender que el Santuario celestial de Dios es un lugar real? Al mismo tiempo, también, ¿por qué
debemos ser cuidadosos de no hacer una comparación demasiado detallada
entre el Templo terrenal y el celestial?
2. En la clase, mediten en la idea de la iglesia como un “santuario”. ¿Cómo
entiendes esta verdad? Además, ¿cómo podemos, como iglesia, cumplir mejor
esta enseñanza vital?
3. “¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en
vosotros? Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios lo destruirá a él; porque
el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es” (1 Cor. 3:16, 17). ¿Qué nos
enseñan estos textos, y cómo podemos aplicar sus enseñanzas a la forma en
que vivimos?
4. Medita en esta idea de que somos “sacerdotes” ahora, y que actuaremos
como sacerdotes después de la segunda venida. ¿Cuáles son esas funciones
para nosotros, ahora, y cuáles serán ellas después de que regrese Jesús? ¿Por
qué aun el uso de la palabra sacerdotes nos muestra cuán central es el concepto
del Santuario en el plan de salvación?

18
Lección 3: Para el 19 de octubre de 2013

LOS SACRIFICIOS

Sábado 12 de octubre
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Génesis 3:9-21; Éxodo 12:2127; Levítico 2:1-3; Génesis 22:1-19; Levítico 17:10, 11; Filipenses 4:18.
PARA MEMORIZAR:
“Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis
vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro
culto racional” (Rom. 12:1).

EL CONCEPTO DEL SACRIFICIO es central en todo el evangelio. En las lenguas
bíblicas, las palabras para “sacrificio” a menudo describen la idea de acercarse,
y de llevar algo a Dios. El significado básico de la palabra para ofrenda o sacrificio describe el acto de acercarse, el acto de traer algo a la presencia de Dios.
El equivalente griego significa “don”, o “regalo”, y describe la presentación de
un sacrificio. En forma similar, la palabra ofrenda viene del latín, offerre, la presentación de un regalo. La palabra sacrificio es una combinación de la palabra
latina sacer (santo) y facere (hacer), y se refiere al acto de hacer que algo sea
sagrado.
Esta semana consideraremos algunos de los sacrificios que los creyentes
ofrecieron a Dios. Descubriremos que Dios siempre ha estado pidiendo sacrificios, y él todavía lo hace hoy.
Por supuesto, y lo que es más importante, Dios proveyó el sacrificio máximo,
el de sí mismo en la persona de Jesucristo.

19
Lección 3 // Domingo 13 de octubre

EL PRIMER SACRIFICIO
Lee Génesis 3:9 al 21. ¿Cuál fue la respuesta de Dios a Adán y Eva después de que pecaron?

Adán y Eva vivían en un mundo perfecto, en un jardín que era como un
santuario, y Dios les otorgó una comunión cara a cara con su Creador. Su primer
pecado abrió una brecha casi infranqueable en su relación con Dios. Sin embargo, Dios ya tenía un plan para contrarrestar tal ruptura de confianza; aun
antes de que viniera alguna condenación contra ellos, les dio la esperanza de
un Salvador (Gén. 3:15).
“Adán y Eva estuvieron como criminales delante de su Dios, esperando la
sentencia que les había acarreado la transgresión. Pero, antes de que oyeran
de los espinos y los cardos, el dolor y la angustia que sufrirían, y el polvo al
cual debían volver, escucharon palabras que debían inspirarlos con esperanza.
Aunque debían sufrir por el poder de su adversario, podían mirar hacia delante,
a la victoria final” (AFC 18).
Dios les mostró el fundamento máximo de esa victoria cuando, inmediatamente después del discurso de la sentencia, les hizo ropas de pieles para cubrir
su desnudez y vergüenza. Aunque no está expresado, puede suponerse razonablemente que un animal inocente tuvo que morir para eso, y tal vez aun que se
lo entendió como una clase de sacrificio (Gén. 3:21).
Que Dios proveyera vestimentas a la pareja culpable llegó a ser un acto simbólico. Así como los sacrificios en el Santuario del desierto garantizaban la relación especial entre Dios y su pueblo, las vestiduras en el Jardín aseguraron a
los culpables la invariable bondad de Dios hacia ellos.
Así, desde los primeros días de la historia humana, los sacrificios enseñaron
que los humanos pecadores podían encontrar la unión con Dios, pero solo por
medio de la muerte de Jesús, prefigurada en esos sacrificios.
Lee nuevamente Génesis 3:9 al 21. ¿Qué te dice el que, aun antes de que
Dios pronunciara palabras de condenación a la pareja culpable, les haya dado
la promesa de la “victoria final”? ¿Qué dice esto acerca de la actitud de Dios
hacia nosotros, aun en nuestra condición caída?

20
Lunes 14 de octubre // Lección 3

TIPOS DE OFRENDAS
En los tiempos del Antiguo Testamento, los creyentes podían traer diferentes
ofrendas según la ocasión y las circunstancias personales. Se les permitía que
“ofrecieran” animales limpios, granos o bebidas, y otras cosas. El sacrificio de
un animal era el elemento más antiguo en el servicio del Santuario y, junto con
el servicio sacerdotal, pertenece al centro del culto israelita. La vida religiosa
sin sacrificios era inconcebible.
¿Qué clases de ofrendas se describen en los siguientes textos? Éxo.
12:21-27; Lev. 2:1-3; Éxo. 25:2-7; Lev. 4:27-31.

Dios estableció el sistema de sacrificios para que los creyentes entraran en
una relación estrecha con él. Por esto, las ofrendas podían ser traídas en varias
situaciones como acción de gracias: una expresión de gozo y celebración, un
regalo, una petición de perdón, un ruego penitencial, un símbolo de dedicación, o una restitución.
Entre los tipos más importantes de ofrendas estaban los holocaustos (Lev. 1)
y las ofrendas de granos (Lev. 2), así como las ofrendas pacíficas o de bienestar
(Lev. 3), las ofrendas de purificación (Lev. 4) y las ofrendas de reparación (Lev.
5:14-6:7). Las primeras tres eran ofrendas voluntarias, y recordaban al dador (y a
nosotros) que todo lo que somos y todo lo que tenemos pertenece a Dios. Los holocaustos (ofrendas quemadas) simbolizaban la dedicación total del que hacía la
ofrenda. La ofrenda de granos simbolizaba la dedicación de las posesiones materiales a Dios, fueran alimentos, animales u otra cosa. La ofrenda de bienestar
era el único sacrificio en el que el participante recibía una parte de la ofrenda
para su consumo personal.
Los otros dos sacrificios eran obligatorios. Recordaban a la gente que,
aunque las equivocaciones tienen consecuencias, estas pueden ser “sanadas”.
La ofrenda de purificación, llamada también “ofrenda por el pecado”, se ofrecía
después de una contaminación ritual o después de que la persona se diera
cuenta de una contaminación moral por medio de un pecado.
La función de las ofrendas nos muestra que cada aspecto de la vida debe estar
bajo el control de Dios. ¿Cómo puedes aprender a rendir completamente a Dios
todo lo que tienes o eres? ¿Qué ocurre cuando haces esto?

21
Lección 3 // Martes 15 de octubre

EL SACRIFICIO EN MORIAH
Lee Génesis 22:1 al 19. ¿Qué aprendió Abraham acerca de los sacrificios?

¿Cuál era el propósito de Dios en este increíble desafío a la fe de Abraham?
La vida del patriarca con Dios siempre había estado acompañada por promesas
divinas: la promesa de tierra, de descendientes y de bendiciones; la promesa de
un hijo; y la promesa de que Dios cuidaría de Ismael. Abraham sacrificó, pero
siempre fue a la luz de alguna promesa. Sin embargo, en la situación descrita en
Génesis 22, Abraham no recibió ninguna promesa divina; en cambio, se le dijo
que sacrificara la promesa viviente, su hijo. Obedeciendo el mandato de Dios,
Abraham mostró que Dios era más importante para él que cualquier otra cosa.
“Fue para grabar en la mente de Abraham la realidad del evangelio, así
como para probar su fe, por lo que Dios le mandó sacrificar a su hijo. La agonía
que sufrió durante los aciagos días de aquella terrible prueba fue permitida para
que comprendiera por su propia experiencia algo de la grandeza del sacrificio
hecho por el Dios infinito en favor de la redención del hombre. Ninguna otra
prueba podría haber causado a Abraham tanta angustia como la que le causó
el ofrecer a su hijo. Dios dio a su Hijo para que muriera en la agonía y la vergüenza” (PP 150).
Con respecto al sacrificio, Abraham comprendió dos principios esenciales.
Primero, nadie sino Dios mismo ofrece el verdadero sacrificio y el medio de
salvación. Es Dios el que quiere, y debe proveer. Abraham inmortalizó este
principio al llamar a ese lugar, “YHWH Jireh”, que significa: “Dios proveerá”.
Segundo, el sacrificio real es sustitutivo, el que salvó la vida de Isaac. El carnero
fue ofrecido “en lugar de su hijo” (Gén. 22:13). Ese animal, que Dios proveyó,
prefigura al Cordero de Dios, Jesucristo, en quien “Jehová cargó [...] el pecado
de todos nosotros” (Isa. 53:6, 7; Hech. 8:32).
¡Qué entrega asombrosa la de Abraham! ¿Quién puede imaginar cómo habrá
sido para Abraham esta experiencia? Piensa en la última vez que tuviste que
actuar por pura fe y hacer algo que te causó mucha angustia. ¿Qué aprendiste
de tus acciones, y cuán bien te ha quedado grabada la lección?

22
Miércoles 16 de octubre // Lección 3

VIDA POR VIDA
Lee Levítico 17:10 y 11. ¿Qué función adjudica Dios a la sangre?

En un pasaje en el que Dios instruye a los israelitas para que no coman
sangre, provee una razón interesante para esta prohibición: la sangre representa la vida, y Dios hizo que la sangre expiatoria fuera un rescate por la vida
humana. Una vida, representada por la sangre, rescata a otra vida. El principio
de la sustitución, que llegó a ser explícito en el monte Moriah cuando Abraham
ofreció la sangre del carnero en lugar de la sangre de su hijo, está firmemente
arraigado en los requisitos legales de Dios para el antiguo Israel.
En Génesis 22, Dios muestra que él mismo es el que provee el medio para la
expiación; y la expresión “yo os la he dado” (Lev. 17:11) es enfática. Nosotros no
podemos proveer nuestro propio rescate. Dios tiene que darlo.
Otras religiones que usan sacrificios tienen un concepto diferente. En la Biblia, no es un ser humano el que se acerca a Dios para aplacarlo; más bien, es
Dios quien provee el medio para que uno vaya a su presencia. Y Cristo proveyó
su sangre para el rescate.
Lee 1 Samuel 15:22 y Miqueas 6:6 al 8. ¿Cuáles son algunos de los
peligros de un sistema de ritos?

Dios nunca tuvo la intención de que los sacrificios sustituyeran la actitud del
corazón; por el contrario, los sacrificios debían abrir el corazón del creyente a
Dios. Si perdemos de vista el hecho de que los sacrificios expresan una relación
espiritual entre Dios y nosotros, y que todos ellos apuntan a un sacrificio mucho
mayor, Cristo Jesús, podríamos fácilmente confundir los ritos de sacrificios con
un aparato automático para realizar la expiación. Además de los sacrificios,
Dios quiere que nuestros corazones sean rectos ante él (Sal. 51:16, 17). Los profetas israelitas acusaron al pueblo de una piedad falsa y los llamaron a “hacer
justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios” (Miq. 6:6-8; comparar
con Isa. 1:10-17).
¿De qué maneras afrontamos el mismo peligro expresado arriba? ¿Por qué a
menudo es difícil darse cuenta de que podemos hacer lo mismo que hicieron los
antiguos israelitas en este asunto? ¿Cómo podemos evitar este error?
23
Lección 3 // Jueves 17 de octubre

LOS SACRIFICIOS HOY / SACRIFICIOS VIVOS
Aunque después de la muerte expiatoria de Cristo no hubo más necesidad
de sacrificios de animales, el Nuevo Testamento habla, en cambio, acerca de la
necesidad de otra clase de sacrificios.
Según los siguientes textos, ¿qué clase de ofrendas hemos de llevar
hoy a Dios? Rom. 12:1, 2; Fil. 4:18; Heb. 13:15, 16; 1 Ped. 2:5.

La terminología del sistema de sacrificios ayudó a describir muy bien el
concepto de los primeros cristianos acerca de lo que significaba vivir una vida
totalmente consagrada a Dios. De hecho, aun cuando Pablo estaba pensando
acerca de su martirio, él se describió como una libación (ofrenda de líquidos
[Fil. 2:17; 2 Tim. 4:6]).

¿Qué mensaje específico se nos da en Romanos 12:1? ¿De qué maneras
hemos de manifestar esta verdad en nuestra propia vida?

Un “sacrificio vivo” significa que la persona entera se da a Dios. Incluye la
dedicación del cuerpo (Rom. 12:1) así como la transformación del ser interior
(vers. 2). Hemos de ser puestos aparte (“santos”) para el único propósito de
servir a Dios. Los cristianos se presentarán a sí mismos totalmente a Dios por
causa de las “misericordias de Dios”, como se describe en Romanos 12:1 al 11,
que presenta a Cristo como nuestro sacrificio, el medio de nuestra salvación.
En este contexto, la apelación de Pablo es que los cristianos imiten a Cristo.
Una verdadera comprensión de la gracia de Dios nos lleva a una vida consagrada a Dios y a un servicio amante a otros. La entrega del yo y de los deseos del
yo a la voluntad de Dios es la única respuesta razonable al sacrificio máximo
de Cristo por nosotros.
Al fin, ha de haber una armonía entre nuestra comprensión de la verdad espiritual y doctrinal, y nuestro servicio a otros. Todo aspecto de la vida debe expresar
el compromiso genuino del creyente con Dios. La verdadera adoración nunca es
solo interior y espiritual; debe incluir actos exteriores de servicio abnegado. Después de todo, piensa acerca de lo que nuestro Señor hizo por nosotros.
24
Viernes 18 de octubre // Lección 3

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: “Había sido difícil aun para los ángeles
comprender el misterio de la redención, entender que el Soberano del cielo,
el Hijo de Dios, debía morir por el hombre culpable. Cuando a Abraham se le
mandó ofrecer a su hijo en sacrificio, se despertó el interés de todos los seres
celestiales. Con intenso fervor, observaron cada paso dado en cumplimiento
de ese mandato. Cuando a la pregunta de Isaac: ‘¿Dónde está el cordero para
el holocausto?’ Abraham contestó: ‘Dios se proveerá del cordero’, y cuando fue
detenida la mano del padre en el momento mismo en que estaba por sacrificar
a su hijo y el carnero que Dios había provisto fue ofrecido en lugar de Isaac,
entonces se derramó luz sobre el misterio de la redención, y aun los ángeles
comprendieron más claramente las medidas admirables que había tomado
Dios para salvar al hombre” (PP 151).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. “Nuestros pies caminarán en tus senderos, nuestros labios hablarán la
verdad y esparcirán el evangelio, nuestras lenguas traerán curación, y nuestras
manos levantarán a los que cayeron, y realizarán tareas mundanas como cocinar y limpiar, escribir y remendar; nuestros brazos abrazarán a los solitarios
y a los no amados, nuestros oídos escucharán los clamores de los angustiados,
y nuestros ojos mirarán humilde y pacientemente hacia Dios”.–John Stott, Romanos, p. 322. ¿De qué maneras esta cita muestra lo que significa ser un “sacrificio vivo”? ¿Por qué solo con la muerte al yo podremos alguna vez vivir de ese
modo?
2. Como vimos durante esta lección, uno de los grandes problemas que la
gente afrontaba era ver el sistema de sacrificios como un fin en sí mismo en vez
de un medio para un fin: ese fin era una vida enteramente consagrada a Dios,
una consagración que se revela en un servicio amante a otros. ¿De qué maneras
los adventistas del séptimo día (que hemos recibido tanta luz) estamos especialmente en peligro de seguir el mismo sendero, tal vez pensando ahora que las
grandes verdades que tenemos son un fin en sí mismas y por sí mismas, en lugar
de un medio para un fin?
3. Medita en la historia de Abraham e Isaac en el monte Moriah. Por perturbadora que sea esta historia, se podría alegar que tiene la intención de perturbar, de causar consternación y angustia. ¿Por qué crees que alguno podría
alegar que, entre otras cosas, tenía la intención de evocar esas emociones en
el lector?

25
Lección 4: Para el 26 de octubre de 2013

LECCIONES DEL SANTUARIO

Sábado 19 de octubre
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Éxodo 40:9, 10; Levítico 19:2; 1
Pedro 1:14-16; Éxodo 31:2-11; Romanos 3:25-28; 1 Reyes 8:31-53; Salmo 73:1-17.
PARA MEMORIZAR:
“Y harán un Santuario para mí, y habitaré en medio de ellos” (Éxo. 25:8).

EL SANTUARIO es una de las mayores ilustraciones que Dios usó para enseñarnos el significado del evangelio. Al estudiar el Santuario esta semana, el
esquema que sigue será útil.
Esta lección se concentra en algunas de las mayores vislumbres ofrecidas
por el Santuario terrenal. Más tarde estudiaremos el sistema de sacrificios.
Cerca de lino blanco

Mesa de los panes de
la proposición

Arca del
Testimonio

Lugar Santísimo

Altar del incienso

El lavacro

Candelabro

Lugar Santo
ATRIO

N

26

O

E
S

Altar del
holocausto
Domingo 20 de octubre // Lección 4

EL LUGAR DE SU PRESENCIA
Según Éxodo 25:8, ¿cuál era el propósito del Santuario terrenal en el
desierto? ¿Qué verdad asombrosa nos enseña esto acerca del amor de
Dios por nosotros?

En el Edén, el pecado rompió la relación cara a cara entre Dios y la humanidad. El pecado les quitó a nuestros primeros padres la comunión directa con
Dios. Sin embargo, el Creador deseaba gozar una profunda relación de pacto
con la humanidad caída, y comenzó este proceso allí mismo, en el Edén. Siglos
más tarde, al liberar a Israel de Egipto, y establecer el Santuario y el sistema de
sacrificios, Dios otra vez tomó la iniciativa de atraer de nuevo a la humanidad
a su presencia.
El Santuario testifica del propósito de Dios de habitar entre su pueblo. Esta
es la idea de Dios (Sal. 132:13, 14). Su meta última es la relación, y eligió el Santuario para lograrlo. El Santuario era la evidencia tangible de la presencia de
Dios con su pueblo en la Tierra.
Por la descripción de Números 2, es evidente que el Tabernáculo estaba
ubicado en el centro del campamento cuadrado, donde, ordinariamente en el
antiguo Cercano Oriente, el rey solía emplazar su tienda. De ese modo, el Tabernáculo simbolizaba que Dios era el Rey sobre Israel.
Los levitas pusieron sus tiendas alrededor del Tabernáculo (Núm. 1:53), y
las otras tribus pusieron las suyas más allá, a cierta “distancia”, en grupos de
tres (Núm. 2:2). Esto ilustra de una manera clara tanto la proximidad de Dios así
como cierta distancia.
Otro propósito del Santuario era proveer un lugar para un sistema de adoración centralizado, divinamente ordenado. Siendo que la presencia de Dios
en medio del pueblo estaba comprometida por sus impurezas y flaquezas morales, él proveyó un sistema de sacrificios y ofrendas por medio de los cuales
un pueblo no santo podía vivir y permanecer en la presencia de un Dios santo.
De este modo, el Santuario revelaba detalles del plan de redención, que
incluía no solo los sacrificios sino también el ministerio del sacerdocio, como
una parte integral del plan de redención.
Con el Santuario, el Creador del universo (ver Juan 1:1-3) se rebajó para morar
entre los peregrinos sin hogar en el desierto. ¿Cómo debería este hecho ayudarnos a evitar prejuicios étnicos o culturales, contra otros?

27
Lección 4 // Lunes 21 de octubre

“SED SANTOS”
“Y tomarás el aceite de la unción, y ungirás el Tabernáculo, y todo lo
que está en él; y lo santificarás con todos sus utensilios, y será santo. Ungirás también el altar del holocausto y todos sus utensilios; y santificarás
el altar, y será un altar santísimo” (Éxo. 40:9, 10).

Éxodo 40:9 y 10 nos muestra que el Santuario había de ser considerado
“santo”. La idea básica de santidad es estar separado y ser singular, junto con
pertenecer a Dios.
“Los servicios simbólicos eran el vínculo que unía a Dios con Israel. Las
ofrendas de sacrificios tenían el propósito de prefigurar el sacrificio de Cristo,
preservando así en el corazón de la gente una firme fe en el Redentor venidero.
Por lo tanto, a fin de que el Señor pudiera aceptar sus sacrificios y continuar
morando con ellos y, por otro lado, para que el pueblo pudiera tener un conocimiento correcto del plan de salvación y un recto entendimiento de su deber,
era de la máxima importancia que en todas las personas relacionadas con el
Santuario hubiera santidad de corazón y pureza de vida, reverencia para Dios y
estricta obediencia a sus requerimientos” (E. G. de White, CBA 2:1.004).
Lee Levítico 19:2 y 1 Pedro 1:14 al 16. ¿Cuál es la razón principal para
que la gente sea santa?

La santidad de Dios nos transforma y nos pone aparte. Su santidad es la motivación máxima para la conducta ética de su pueblo en todas las esferas de su
vida (ver Lev. 19), sea la observancia de la ley de alimentación (Lev. 11:44, 45),
el respeto al sacerdote (Lev. 21:8), o no conformarse con los apetitos anteriores
(1 Ped. 1:14). Obviamente, Dios quiere que crezcamos en santidad al llegar a
estar más cerca de él. Este cambio únicamente puede producirse por medio de
una entrega de nuestras naturalezas pecaminosas y una disposición a hacer lo
recto, sin importar las consecuencias.
Piensa en ti mismo, tus hábitos, gustos, actividades, etc. ¿Cuánto de lo que eres
y de lo que haces lo considerarías “santo”? Es una pregunta más bien difícil de
afrontar, ¿verdad?

28
Martes 22 de octubre // Lección 4

LOS OBJETOS DEL SANTUARIO
Lee Éxodo 31:2 al 11. ¿Qué nos enseñan estos versículos acerca de la
fabricación de los objetos del Santuario terrenal? ¿Qué vínculo hay allí
con Génesis 1:2? (ver también Éxo. 25:9).

De todos los objetos del Santuario, el Arca del Testimonio era el símbolo
supremo de la presencia y la santidad de Dios. El nombre deriva de las dos tablas de piedra, llamadas el “testimonio” (Éxo. 32:15, 16), que estaban ubicadas
dentro del Arca (Éxo. 25:16, 21).
Encima del Arca estaba el “propiciatorio” (o “cubierta de propiciación”), con
dos querubines que lo cubrían con sus alas (Éxo. 25:17-21). Esto transmitía la idea
de que nuestro Dios compasivo y lleno de gracia reconcilió a la gente consigo e
hizo toda provisión para que mantuvieran una relación de pacto con él.
Este es el lugar donde, una vez por año, en el Día de la Expiación (Yom
Kippur, en hebreo), se hacía la expiación del pueblo y del Santuario (Lev. 16:1416). En Romanos 3:25, Pablo menciona que Dios puso a Jesús como “propiciación” (o “sacrificio de expiación”, NVI), puesto que Jesús mismo es el lugar
de la redención, por medio del cual Dios hizo expiación por nuestros pecados.
En el Lugar Santo, el primer departamento, el candelabro proveía luz continuamente (Lev. 24:1-4), y el altar del incienso producía el humo protector que
escondía la presencia de Dios, para que el sacerdote no la viera (Lev. 16:12, 13).
Sobre la mesa para los panes de la presencia (o proposición) se ubicaban doce
panes, que representaban a las doce tribus de Israel. También sobre esta mesa
se ponían platos, cucharas, cubiertas y tazones (Éxo. 25:29, 30). Aunque se da
muy poca información sobre el significado de estos elementos, parece que representaban los elementos de una comida de pacto (recordando Éxo. 24:11), y
servían como un recordativo constante del pacto de Dios con su pueblo.
Lee Romanos 3:25 al 28. ¿Qué gran esperanza podemos obtener de las
promesas de salvación “por fe sin las obras de la ley”?

29
Lección 4 // Miércoles 23 de octubre

EL CENTRO DE ACTIVIDAD DIVINA Y COMUNAL
Lee 1 Reyes 8:31 al 53. ¿Qué más nos enseña este texto acerca de la
función del Santuario?

En la ceremonia de dedicación del Templo recién construido, el rey Salomón ofreció siete casos de oraciones específicas que podían ofrecerse en el
Templo. Las siete funciones ejemplifican el extenso rol del Templo en la vida
de los israelitas. El Templo era un lugar para buscar perdón (vers. 30); para presentar juramentos (vers. 31, 32); para suplicar cuando fueran derrotados (vers.
33, 34); para pedir cuando enfrentaban una sequía (vers. 35, 36) u otros desastres (vers. 37-40). También era el lugar para que oraran los extranjeros (vers.
41-43), así como un lugar para pedir la victoria (vers. 44, 45).
Llega a ser evidente que el Templo tenía la intención de ser una “casa de oración para todos los pueblos” (Isa. 56:7), por el hecho de que Salomón preveía
que los israelitas, los extranjeros y todo el pueblo fueran los suplicantes.
El Santuario era el centro ideológico de básicamente toda la actividad
en Israel. La religión no era parte de la vida de un creyente, ni siquiera
una parte principal: era la vida. ¿Qué nos dice esto acerca del lugar que
debería tener nuestra fe en nuestra propia vida?

Cuando la gente quería recibir consejos o juicios, o si se arrepentía de sus
pecados, iba al Santuario. El Santuario fue también el eje de la vida durante
los años que Israel pasó en el desierto. Cuando Dios deseaba comunicarse con
su pueblo, lo hacía desde el Santuario (Éxo. 25:22). Por lo tanto, es apropiado
llamarlo el “Tabernáculo de reunión” (por ejemplo, Lev. 1:1).
Piensa en tu vida de oración. ¿Cuán profunda, cuán rica, cuán afirmadora de tu
fe y transformadora de tu vida es ella? Tal vez la primera pregunta que tienes que
hacerte es: ¿Cuánto tiempo paso en oración?

30
Jueves 24 de octubre // Lección 4

“HASTA QUE ENTRÉ EN EL SANTUARIO DE DIOS”
Una y otra vez, los Salmos muestran que el Santuario desempeñó una parte
importante en la relación entre los creyentes y Dios. Bien conocida es la firme
convicción que David expresó en el Salmo 23 de que “en la casa del Señor habitaré para siempre” (vers. 6, NVI). El principal deseo de David en el Salmo 27
era estar en la presencia de Jehová, una presencia que se experimentaba mejor
en el Santuario. A fin de mostrar cuánto se deleitaba en el Santuario, David usó
el rango completo de expresiones para referirse a él, llamándolo la Casa del
Señor, Templo, Tabernáculo y Tienda. Allí uno puede meditar y “contemplar la
hermosura de Jehová” (Sal. 27:4).
Las actividades de Dios en el Santuario ilustran algunos puntos vitales: él
protege al adorador con seguridad y lo esconde en su Santuario, aun en tiempos
difíciles (Sal. 27:5). Dios provee un refugio seguro y da paz mental a todos los
que van a su presencia. Estas expresiones conectan la belleza de Dios con lo
que él hace por su pueblo. Además, el servicio del Santuario, con su significado
simbólico, muestra la bondad y la justicia de Dios.
El objeto máximo del deseo más profundo de David no era solo estar en el
Santuario, sino también que Jehová estuviera presente con él. Por esto, David
resolvió “buscar” a Dios (Sal. 27:4, 8).
Lee Salmo 73:1 al 17. ¿Qué vislumbres obtuvo Asaf después de entrar
en el Santuario?

En el Salmo 73, Asaf se ocupa del problema del sufrimiento. No podía comprender el éxito aparente de los impíos (vers. 4-12) mientras que los fieles eran
afligidos. Él mismo casi resbaló (vers. 1-3), pero entrar en el Santuario marcó la
diferencia para él (vers. 13-17). Allí, Asaf pudo ver el mismo poder y gloria de Dios
que David menciona en el Salmo 63:2, y reconoce que las condiciones presentes
un día cambiarán, y se hará justicia. Pudo reflexionar de nuevo sobre la verdad y
recibir una reafirmación de que, a fin de cuentas, los malvados están en terreno
resbaloso (Sal. 73:18-20) y que los fieles están seguros (vers. 21-28). Para quienes
buscan a Dios, el Santuario llega a ser un lugar de confianza donde, Dios, “sobre
una roca me pondrá en alto” (Sal. 27:5). El servicio del Santuario enseña que podemos aprender a confiar en la bondad y la justicia de Dios.

31
Lección 4 //

Viernes 25 de octubre

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Elena G. de White, “El Tabernáculo y sus
servicios”, en Patriarcas y profetas, pp. 356-372.
“Para la construcción del Santuario, fue necesario hacer grandes costosos
preparativos; hacía falta gran cantidad de los materiales más preciosos y caros.
No obstante, el Señor solamente aceptó ofrendas voluntarias. ‘Di a los hijos de
Israel que tomen para mí ofrenda de todo varón que la diere de su voluntad, de
corazón, tomaréis mi ofrenda’ (Éxo. 25:2). Tal fue la orden divina que Moisés
repitió a la congregación. La devoción a Dios y un espíritu de sacrificio fueron
los primeros requisitos para construir la morada del Altísimo” (PP 356, 357).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. Medita en el tema de la justicia de Dios. Vemos ahora muy poca justicia
en este mundo. ¿Por qué, entonces, sin la esperanza fundamental de la justicia
de Dios, no habría ninguna esperanza de justicia?
2. Alguien escribió: “El Tabernáculo es una pieza de Tierra Santa en medio
de un mundo que ha perdido el rumbo”. ¿Qué significa esto para ti?
3. Lee 1 Pedro 1:14 al 16. ¿De qué modo entiendes la santidad de Dios? Para
ti, ¿qué significa ser santo tú mismo? ¿Cómo puedes llegar a ser santo?
4. Los hijos de Elí son un ejemplo de personas que estuvieron “cerca” de
Dios pero que perdieron el aprecio de su santidad (1 Sam. 2:12-17). ¿Cómo
puedes evitar perder el sentido de la santidad de Dios? ¿Por qué la oración, el
estudio y la obediencia son vitales para ayudarte a conservar el sentido de la
santidad de Dios?
5. “La parte más importante del servicio diario era la que se realizaba en
favor de los individuos. El pecador arrepentido traía su ofrenda a la puerta del
Tabernáculo y, colocando la mano sobre la cabeza de la víctima, confesaba
sus pecados; así, en un sentido figurado, los trasladaba de su propia persona
a la víctima inocente. Con su propia mano mataba, entonces, al animal, y el
sacerdote llevaba la sangre al Lugar Santo y la rociaba ante el velo, detrás del
cual estaba el arca que contenía la Ley que el pecador había violado. Con esta
ceremonia y en un sentido simbólico, el pecado era trasladado al Santuario por
medio de la sangre” (PP 367, 368). ¿Cómo te ayuda esta cita a comprender las
formas en las que la “salvación por fe” se revelaba en el servicio del Santuario?

32
Lección 5: Para el 2 de noviembre de 2013

LA EXPIACIÓN: OFRENDA DE
PURIFICACIÓN

Sábado 26 de octubre
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: 2 Crónicas 33:12, 13; 2 Samuel
14:1-11; Levítico 4:27-31; Jeremías 17:1; Levítico 10:16-18; Miqueas 7:18-20.
PARA MEMORIZAR:
“Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con
la sangre preciosa de Cristo, como la de un cordero sin mancha y sin contaminación” (1 Ped. 1:18, 19).

EL SISTEMA DE SACRIFICIOS es, tal vez, la parte mejor conocida del servicio
del Santuario, porque es la que apunta directamente al sacrificio de Cristo. La
sangre del animal que moría por el pecador llegaba a ser un símbolo de la
sangre de Cristo, que murió por nosotros.
Esta semana consideraremos varios conceptos relacionados con la “ofrenda
de purificación” (también llamada “ofrenda por el pecado”), que era la forma
que Dios designó para ayudarnos a comprender mejor cómo él nos reconcilia
consigo por medio del único sacrificio verdadero, Jesucristo. Aquí se usa a
veces la expresión ofrenda de purificación en lugar de ofrenda por el pecado,
para evitar la impresión de que, por ejemplo, dar a luz es considerado como una
falta moral porque la madre tenía que presentar tal ofrenda (Lev. 12:5-8). Este
sacrificio se entiende mejor como una ofrenda de purificación por su impureza
ritual, y no un sacrificio por causa de pecado.

33
Lección 5 // Domingo 27 de octubre

EL PECADO Y LA MISERICORDIA
Quien conoce a Dios sabe que el pecado nos separa de él. La buena noticia
es que Dios puso en marcha un sistema para tratar con el pecado y llevarnos de
regreso a él. En el centro de este sistema está el sacrificio.
En el Antiguo Testamento se describen tres clases de pecado, según la percepción que el pecador tenía de haber cometido: una transgresión involuntaria,
o no intencional; un pecado deliberado, o intencional; o un pecado de rebelión.
La “ofrenda de purificación” que se presenta en Levítico 4:1 a 5:13 se aplica
a pecados no intencionales y a pecados deliberados (Lev. 5:1). Para esas dos
categorías había una ofrenda, pero no se menciona ninguna para el pecado de
rebelión, que se hacía con soberbia, por lo que el rebelde debía ser cortado del
pueblo (Núm. 15:29-31). Sin embargo, parece que, aun en estos casos, tal como
el de Manasés, Dios ofreció el perdón (2 Crón. 33:12, 13).
Lee Deuteronomio 25:1 y 2; y 2 Samuel 14:1 al 11. ¿Qué revela 2 Samuel
14:9 acerca de la misericordia, la justicia y la culpa?

¿Está Dios justificado al perdonar al pecador? Después de todo, ¿no es el
pecador injusto y, por lo tanto, digno de ser condenado? (Ver Deut. 25:1.)
La historia de la mujer de Tecoa puede ilustrar la respuesta. Pretendiendo
ser una viuda, ella fue al rey David buscando su juicio. Ella fabricó una historia
acerca de sus dos hijos, uno que mató al otro. La ley israelita demandaba la
muerte del asesino (Núm. 35:31), aun cuando él era el único varón que quedaba
en la familia. La mujer suplicó a David (que actuaba como juez) que permitiera
que el hijo culpable quedara libre.
Ella luego declaró: “La maldad sea sobre mí y sobre la casa de mi padre; mas
el rey y su trono sean sin culpa” (2 Sam. 14:9). La mujer y David comprendieron
que, si el Rey decidía que el asesino saliera libre, el Rey mismo adquiriría la
culpa del asesino, y su trono de justicia (es decir, su reputación como juez) estaría en peligro. El juez era moralmente responsable por lo que decidía. Por eso,
la mujer ofreció llevar sobre sí la culpa.
En forma similar, Dios toma a su cargo la culpa de los pecadores a fin de declararlos justos. Para que seamos perdonados, Dios mismo debe llevar nuestro
castigo. Por esto, Cristo tuvo que morir para salvarnos.

34
Lunes 28 de octubre // Lección 5

LA IMPOSICIÓN DE MANOS
Lee Levítico 4:27 al 31. ¿Qué actividades rituales se realizaban junto
con el sacrificio?

El propósito de la ofrenda era quitar el pecado y la culpa del pecador,
transferir la responsabilidad al Santuario, y permitir que el pecador saliera perdonado y limpiado. (En casos sumamente raros, uno podía llevar una cierta
cantidad de harina como ofrenda de purificación y, aunque esta ofrenda de
purificación no tenía sangre, se entendía que “sin derramamiento de sangre no
se hace remisión” [Heb. 9:22].)
El rito mismo incluía la imposición de manos, la muerte del animal, la manipulación de la sangre, el quemar la grasa y el comer la carne del animal. El
pecador que traía la ofrenda recibía el perdón, pero solo después del ritual de
la sangre.
Una parte vital de este proceso involucraba la imposición de las manos
(Lev. 1:4; 4:4; 16:21). Esto se hacía para que la ofrenda fuera “aceptada para
expiación suya” (Lev. 1:4). La ofrenda se aplicaba solo al que ponía sus manos
sobre la cabeza del animal. Según Levítico 16:21, la imposición de manos estaba
acompañada por una confesión del pecado; esto reconocería la transferencia
del pecador al animal inocente.
La matanza era, por supuesto, básica en cualquier ofrenda animal. Después
de que el animal era muerto, la sangre derramada se usaba para hacer expiación sobre el altar (Lev. 17:11). Por cuanto los pecados habían sido transferidos
al animal por la imposición de las manos, debemos comprender que la muerte
del animal era una muerte sustitutiva. El animal moría en lugar del pecador.
Esto puede explicar por qué el acto de matar el animal debía realizarlo el pecador, el culpable, y no el sacerdote.
La siguiente vez que estés tentado a pecar, visualiza a Jesús muriendo en la
cruz, y mírate poniendo las manos sobre su cabeza y confesando tus pecados
sobre él. ¿Cómo podría este concepto, desarrollado en tu mente, ayudarte a
comprender cuánto costó el que seas perdonado? ¿Cómo podría esta idea ayudarte a resistir esa tentación?

35
Lección 5 // Martes 29 de octubre

LA TRANSFERENCIA DEL PECADO
“El pecado de Judá escrito está con cincel de hierro y con punta de
diamante; esculpido está en la tabla de su corazón, y en los cuernos de
sus altares” (Jer. 17:1).

Después de la imposición de las manos y la muerte del animal, el siguiente
rito en la ofrenda era la manipulación de la sangre. El sacerdote aplicaba la
sangre expiatoria a los cuernos del altar. Como se involucraba la sangre, esta
parte del rito tenía que ver con la expiación (Lev. 17:11). Si el pecador era un
hombre común o un líder, la sangre se aplicaba sobre el altar del holocausto
(Lev. 4:25, 30); si los pecadores eran el sumo sacerdote o toda la congregación,
la sangre se aplicaba al altar interior, el altar del incienso (Lev. 4:7, 18).
¿Qué significaba untar con sangre los cuernos del altar? Los cuernos eran
los puntos más elevados del altar, y así podían representar la dimensión vertical
de la salvación. Se llevaba la sangre a la presencia de Dios.
Jeremías 17:1 nos ayuda a comprender lo que sucedía: el pecado de Judá
está grabado “en la tabla de su corazón, y en los cuernos de sus altares”. Aunque
el texto se refiere a los altares involucrados en la adoración idolátrica, el principio es el mismo: el altar reflejaba la condición moral del pueblo. La sangre
transfería la culpa del pecado y, al estar sobre los cuernos del altar, transfería
el pecado al Santuario. Esto permite comprender el plan de salvación como se
revela en el servicio del Santuario terrenal, que simboliza la obra de Cristo en
el cielo por nosotros.
Siendo que la sangre llevaba el pecado, también contaminaba el Santuario.
Encontramos un ejemplo de esta contaminación en casos en los que la sangre
de la ofrenda de purificación salpicaba accidentalmente un vestido. La vestidura necesitaba ser purificada, no en cualquier parte, sino solo “en lugar santo”
(Lev. 6:27).
Finalmente, quemar la grasa sobre el altar indicaba que todo lo que tenía
que ver con la ofrenda de purificación pertenecía a Dios (Lev. 3:16).
Gracias a la muerte de Jesús, simbolizada por aquellos sacrificios, nuestro
pecado ha sido quitado de nosotros, puesto sobre Jesús y transferido al Santuario celestial. Esto es central en el plan de salvación.
¿Cómo nos ayudan los servicios del Santuario a comprender nuestra total
dependencia de Dios para el perdón de nuestros pecados? ¿Qué consuelo
te da esta verdad? Al mismo tiempo, ¿qué responsabilidades importantes lo
acompañan?

36
Miércoles 30 de octubre // Lección 5

CARGAR EL PECADO
Lee Levítico 6:25 y 26; y 10:16 al 18. ¿Qué verdad vital se revela aquí?

Al comer la ofrenda en el Lugar Santo, el sacerdote oficiante “llevaba la
iniquidad” del ofensor. La carne de esta ofrenda no era solo un pago por los servicios del sacerdote (de otro modo, Moisés no hubiera estado tan enojado con
los hijos de Aarón por no haberla comido), sino una parte vital de la expiación.
¿Cómo contribuía el comer el sacrificio al proceso de la expiación? Solo se
había de comer de aquellas ofrendas en las que la sangre no entraba al Lugar
Santo; es decir, las ofrendas del líder y del hombre común. La Biblia afirma
que, al comer el sacrificio, los sacerdotes “llevaban la iniquidad [la culpa]”, que
“hacía expiación” del pecador. Llevar la iniquidad [culpa] implicaba que el pecador ahora estaba libre de ella.
En el hebreo, Éxodo 34:7 dice que Dios “lleva la iniquidad”, las mismas dos
palabras hebreas que se usaron en Levítico 10:16, donde se aclara que el sacerdote llevaba el pecado que a la vez traía el perdón para el pecador. Sin esa transferencia, el pecador tendría que cargar su propio pecado (Lev. 5:1) y, por lo tanto,
iría a la muerte (Rom. 6:23).
Que el sacerdote llevara el pecado de otro es justo lo que Cristo hizo por
nosotros. Él murió en nuestro lugar. Concluimos que la obra sacerdotal en el
Santuario terrenal tipifica la obra de Cristo por nosotros, porque él llevó sobre sí
mismo la culpa de nuestros pecados.
“La bendición viene por causa del perdón; el perdón viene por medio de
la fe en que el pecado, del que se está arrepentido y se lo ha confesado, es
llevado por el gran Cargador del pecado. Así, de Cristo vienen todas nuestras
bendiciones. Su muerte es un sacrificio expiatorio por nuestros pecados. Él es
el mayor medio por el cual recibimos la misericordia y el favor de Dios. Él,
entonces, es realmente el Originador, el Autor, así como el Consumador, de
nuestra fe” (MR 9:302).
Imagínate ante Dios en el Juicio. ¿Cuál sería tu apoyo: tus buenas obras, tu
observancia del sábado, todas las cosas buenas que hiciste y todas las cosas
malas que no hiciste? ¿Crees que esto sería suficiente para justificarte delante
de un Dios santo y perfecto? Si no, ¿cuál es tu única esperanza en el Juicio?
(Ver 1 Ped. 1:22.)

37
Lección 5 // Jueves 31 de octubre

PERDÓN
Lee Miqueas 7:18 al 20. ¿Qué cuadro de Dios encontramos en este pasaje?

Los últimos tres versículos del libro de Miqueas se concentran en la relación
de Dios con su remanente. El texto describe en forma hermosa por qué Dios no
tiene rival. Él es incomparable por su amor y su gracia perdonadores. La característica destacada de Dios, como se revela en Miqueas (y en otros lugares), es
su disposición a perdonar. Miqueas enfatiza este punto al usar diversas expresiones para los atributos de Dios (vers. 18) y sus realizaciones (vers. 19, 20). Sus
atributos y realizaciones se explican en el lenguaje del Credo Israelita en Éxodo
34:6 y 7, una de las descripciones más amadas del carácter de Dios.
Es interesante que varias palabras vitales de Miqueas 7:18 al 20 se usan también en el Canto del Siervo en Isaías 53, señalando el hecho de que el medio del
perdón viene de aquel que está sufriendo por el pueblo.
Lamentablemente, no todos gozarán de la gracia salvadora de Dios. El
perdón de Dios no es barato ni automático. Involucra la lealtad. Los que han
experimentado su gracia responden del mismo modo, tal como vemos en Miqueas 6:8, un texto central en este libro. Así como Dios “se deleita en misericordia” [7:18], llama a su remanente a “amar misericordia” [6:8]. Su pueblo
imitará el carácter de Dios. Su vida relejará su amor, su compasión y su bondad.
En la Biblia, Miqueas 7:18 al 20, con su énfasis en el perdón, es seguido de
inmediato por Nahum 1:2 y 3, con su énfasis en el Juicio. Esto despliega las dos
dimensiones del trato de Dios con nosotros: perdona a los arrepentidos y castiga a los impíos. Ambos lados pertenecen a Dios. Él es Salvador y Juez. Estos
dos aspectos del carácter de Dios son complementarios, no contradictorios. Un
Dios compasivo puede también ser un Dios justo. Sabiendo esto, podemos descansar seguros en su amor, su perdón y su justicia total.
Lee Miqueas 6:8. ¿Cuán buena es una profesión de fe sin estos principios, para
revelar la realidad de esa profesión? ¿Qué es más fácil: pretender tener fe en
Jesús o vivir esa fe, como se expresa en Miqueas 6:8? ¿Cómo puedes mejorar
esta última parte?

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Viernes 1º de noviembre // Lección 5

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Elena G. de White, “El Tabernáculo y sus
servicios”, en Patriarcas y profetas, pp. 356-372.
“Como Cristo, después de su ascensión, compareció ante la presencia de
Dos para ofrecer su sangre en beneficio de los creyentes arrepentidos, así el
sacerdote rociaba en el servicio diario la sangre del sacrificio en el Lugar Santo
a favor de los pecadores.
“Aunque la sangre de Cristo habría de librar al pecador arrepentido de la
condenación de la Ley, no había de anular el pecado; este queda registrado en
el Santuario hasta la expiación final; así en el símbolo, la sangre de la víctima
quitaba el pecado del arrepentido, pero quedaba en el Santuario hasta el día de
la expiación” (PP 371).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. Algunos han alegado que todo el concepto de sustitución es injusto. ¿Por
qué el inocente debe morir en lugar del culpable? Sin embargo, por cuanto esto
es una verdad que no solo se enseña claramente en la Biblia, sino también está
en el centro de su tema básico, ¿cómo respondemos a esa acusación? ¿Podría
ser que la “injusticia” de todo ello nos ayude a entender la gracia que se exhibió
a fin de darnos el perdón? Es decir, ¿de qué maneras podría esta “injusticia”
ayudarnos a mostrar precisamente cuán grande, y misericordioso y amante es
realmente nuestro Dios?
2. Como clase, lean Miqueas 6:8. ¿Qué se nos indica aquí? Pero, más importante, ¿cómo podemos aprender a cumplir este mandato explícito? ¿Cómo
aprendemos a hacer todas estas cosas, incluyendo “humillarte ante tu Dios”
[“caminar humildemente con tu Dios”, BJ]? ¿Qué significa esto? ¿De qué modo
el caminar humildemente con Dios puede traducirse en caminar humildemente
con otros?
3. Piensa acerca de lo que significa que el único camino para ser salvos
haya sido por medio de la muerte de Jesús. ¿Qué nos enseña esta verdad asombrosa acerca de cuán verdaderamente malo es el pecado, y por qué cualquier
esfuerzo para salvarnos por nuestras buenas obras es tan inútil como fregar un
cerdo para hacerlo carne limpia?
4. En la clase, repasen la pregunta al final de la lección del miércoles. Analicen las respuestas que dieron, y la implicaciones de esas respuestas en relación con el evangelio y lo que Dios hizo por nosotros para salvarnos.

39
Lección 6: Para el 9 de noviembre de 2013

EL DÍA DE EXPIACIÓN

Sábado 2 de noviembre
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Levítico 16; Levítico 23:2732; Deuteronomio 19:16-21; Mateo 18:23-35; Isaías 6:1-6.
PARA MEMORIZAR:
“¿Qué Dios como tú, que perdonas la maldad, y olvida el pecado del remanente de
su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia.
Él volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y
echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados” (Miq. 7:18, 19).

EL DÍA DE EXPIACIÓN, o Yom Kippur, como se revela en Levítico 16, es el rito
más solemne del Antiguo Testamento. Está deliberadamente insertado en el
centro del libro de Levítico, que en sí mismo está en el centro de los cinco libros de Moisés [el Pentateuco], a fin de ayudar a ilustrar el carácter “santísimo”
de este rito. También se lo llama sábado de los sábados (Lev. 16:31; “día de
completo reposo”, NVI; “día de descanso completo”, BJ), el día que requiere
el cese de todo trabajo, que era una fiesta anual israelita. Este hecho pone al
día dentro del concepto del sábado: un tiempo para descansar en lo que Dios,
como Creador y Redentor, hizo (y lo que hará) por nosotros.
Esta semana estudiaremos lo que sucedía en el Día de Expiación en el Santuario terrenal, específicamente los ritos con los dos machos cabríos, que nos
ayuda a entender mejor verdades más profundas con respecto a la salvación y
a la eliminación final del pecado.

40
Domingo 3 de noviembre // Lección 6

LA PURIFICACIÓN ANUAL
Lee Levítico 16:16 y 30. ¿Qué se purificaba el Día de Expiación?

Durante el año se transferían los pecados e impurezas rituales al Santuario.
En el Día de Expiación se los eliminaba. El Día de Expiación tenía tres partes:
1. La ofrenda de purificación por el sacerdote. El sumo sacerdote mataba un
novillo por sus pecados, para estar limpio al entrar al Santuario y realizar el rito
para purificarlo.
2. La ofrenda de purificación del macho cabrío “por Jehová” (Lev. 16:8). Durante el año, las ofrendas de purificación “llevaban” todos los pecados de los
israelitas al Santuario. En el Día de Expiación se quitaban esos pecados del
Santuario con la sangre del macho cabrío “por Jehová”.
3. El rito de eliminación con el macho cabrío por Azazel. Dios quería eliminar
los pecados del pueblo, del Santuario y del campamento. Para ello, otro macho
cabrío vivo era enviado al desierto.
Lee Levítico 16:15. ¿Qué sucedía con el macho cabrío por Jehová, y
qué simbolizaba?

Como no había confesión de pecado ni imposición de manos sobre el
macho cabrío por Jehová, su sangre no llevaba el pecado. Así, no contaminaba, sino más bien purificaba. El efecto es descrito en los versículos 16 y 20. El
sumo sacerdote hacía expiación con esa sangre, purificando todo el Santuario.
Al mismo tiempo, cuando el Santuario era limpiado de todos los pecados del
pueblo, el pueblo mismo también quedaba purificado. Por eso, el Día de Expiación era singular.
El Día de Expiación era la segunda etapa de una expiación en dos fases. En
la primera fase, durante el año los israelitas eran perdonados. Sus pecados no
eran borrados, sino que eran confiados a Dios, que prometía ocuparse de ellos.
La segunda fase no tenía que ver con el perdón: el pueblo ya estaba perdonado.
En realidad, el verbo “perdonar” no aparece nunca en Levítico 16 o en Levítico
23:27 al 32. Es decir, todo el plan de salvación trata más que con el perdón de los
pecados, un punto que tiene más lógica cuando se lo comprende en el contexto
de la gran controversia.
41
Lección 6 // Lunes 4 de noviembre

MÁS ALLÁ DEL PERDÓN
Lee Levítico 16:32 al 34. ¿Cuál era la tarea principal del sumo sacerdote en el Día de Expiación?

La función principal del sumo sacerdote era mediar entre Dios y el pueblo.
Con respecto al Santuario, él administraba el sistema de sacrificios y ofrendas, y
realizaba diversos ritos (Heb. 8:3). Esta tarea en el Día de Expiación era enorme.
Realizaba casi cada rito, excepto llevar el macho cabrío por Azazel al desierto,
aunque él daba la orden para que lo llevaran.
En el Día de Expiación, el “gran” sacerdote, como también se lo llamaba,
llegaba a ser un ejemplo viviente de Cristo. Así como la atención del pueblo de
Dios se centraba en el sumo sacerdote, Jesús es el centro exclusivo de nuestra
atención. Así como las actividades del sumo sacerdote sobre la Tierra producían la purificación del pueblo, así la obra de Jesús en el Santuario celestial
realiza lo mismo para nosotros (Rom. 8:34; 1 Juan 1:9). Así como la única esperanza de la gente en el Día de Expiación era el sumo sacerdote, nuestra única
esperanza es Cristo.
“Aunque la sangre de Cristo habría de librar al pecador arrepentido de la
condenación de la Ley, no había de anular el pecado; este queda registrado en
el Santuario hasta la expiación final; así, en el símbolo, la sangre de la víctima
quitaba el pecado del arrepentido, pero quedaba en el Santuario hasta el Día
de la Expiación” (PP 371).
De acuerdo con Levítico 16:18 al 20, el sumo sacerdote tenía que entrar en
el Lugar Santísimo y limpiarlo de las impurezas rituales, las transgresiones y los
pecados; él luego transfería todas las iniquidades, todas las transgresiones y
todos los pecados de Israel al macho cabrío vivo, y los enviaba, por medio de
ese macho cabrío, al desierto. De este modo, todas las faltas morales de Israel
desparecían. Esto lograba el propósito principal del Día de Expiación: una purificación moral que iba más allá del perdón. No era necesario un nuevo perdón
en ese día. Dios ya había perdonado sus pecados.
Al luchar con todas nuestras fuerzas para alejar todo pecado, ¿cómo podemos
aprender a depender totalmente de los méritos de Cristo como nuestra única
esperanza de salvación?

42
Martes 5 de noviembre // Lección 6

AZAZEL
Lee Levítico 16:20 al 22. ¿Qué sucedía con el macho cabrío vivo?

El rito con el macho cabrío vivo no era una ofrenda. Después de que se
decidió por suerte cuál macho cabrío era por Jehová y cuál era por Azazel (a
menudo llamado “chivo emisario”), solo el macho cabrío por Jehová se menciona como ofrenda de expiación (vers. 9, 15). En contraste, al macho cabrío
por Azazel se lo llama el “macho cabrío vivo”. No se lo mataba, para evitar la
idea de que el rito constituía un sacrificio. El macho cabrío vivo aparecía solo
después de que el sumo sacerdote había terminado la expiación por todo el
Santuario (vers. 20). Este punto no puede enfatizarse demasiado: el rito posterior
con el macho cabrío vivo no tenía nada que ver con la limpieza misma del Santuario o del pueblo. Ellos ya habían sido purificados.
¿Quién o qué era Azazel? Los intérpretes judíos antiguos identificaban a
Azazel como el pecador angélico original y el autor principal del mal, el líder
de los ángeles malos. Resulta ser un símbolo de Lucifer mismo.
El rito del macho cabrío vivo era un rito de alejamiento que realizaba la
eliminación final del pecado. El pecado recaía sobre él como responsable en
primer lugar, y luego se lo alejaba del pueblo para siempre. Se hacía “expiación”
sobre él en un sentido de castigo (Lev. 16:10), puesto que el macho cabrío era el
responsable final del pecado.
Algunos nos acusan falsamente de enseñar que Satanás juega un papel en
nuestra salvación. Satanás, nunca, de ningún modo, lleva el pecado por nosotros como sustituto. Solo Jesús hizo eso, y es una blasfemia pensar que Satanás
tuvo alguna parte en nuestra redención.
El rito con el macho cabrío vivo encuentra un paralelo en la ley de los testigos falsos (Deut. 19:15-21). El acusador y el acusado están delante de Dios,
representado por los sacerdotes y los jueces; se realiza una investigación y, si
se encuentra que el acusador es un testigo falso, él recibe el castigo que quería
aplicar al inocente (p. ej., Amán, que preparó una horca para Mardoqueo).
Agradece a Dios por su perdón misericordioso y el hecho de que no recordará
más nuestros pecados (Jer. 31:34). ¿Cómo podemos aprender a no recordar
nuestros pecados una vez que son perdonados? ¿Por qué es tan importante
que hagamos esto?

43
Lección 6 // Miércoles 6 de noviembre

EN EL DÍA DE EXPIACIÓN
“De este modo, en el servicio del Tabernáculo, y en el del Templo, que posteriormente ocupó su lugar, se enseñaban diariamente al pueblo las grandes
verdades relativas a la muerte y al ministerio de Cristo, y una vez al año sus
pensamientos eran llevados hacia los acontecimientos finales de la gran controversia entre Cristo y Satanás, y hacia la purificación final del universo, que lo
limpiará del pecado y de los pecadores” (PP 372).
Lee Levítico 16:29 al 31 y 23:27 al 32. ¿Qué esperaba Dios que hicieran
los israelitas en Yom Kippur? ¿Cómo se aplican estos principios hoy a
nosotros, que vivimos en lo que ha dado en llamarse el “Día de Expiación
antitípico”?

Si alguien en el antiguo Israel no seguía estas instrucciones, había de ser
cortado y destruido (Lev. 23:29, 30). El Día de Expiación realmente no era nada
menos que vida y muerte. Exigía la total lealtad a Dios, de los creyentes.
Imagínate que alguien hubiera confesado sus pecados en la primera fase de
la expiación durante el año; es decir, los sacrificios diarios, pero que luego no
tomara en serio el Día de Expiación. Por esta negligencia de lo que Dios había
planificado demostrar en este día, tal persona mostraba ser desleal a Dios.
Lo que esto significa es que la persona que profesa fe en Dios todavía puede
perder la salvación. Como adventistas del séptimo día, no creemos en la idea
de que “una vez salvo, siempre salvo”, porque la Biblia no enseña esto. Estamos
seguros en Cristo tanto tiempo como vivamos por fe y nos entreguemos a él, reclamando su poder para obtener la victoria cuando somos tentados y su perdón
cuando caemos.
Lee Mateo 18:23 al 35. ¿Qué lecciones deberíamos obtener de esta poderosa parábola?

44
Jueves 7 de noviembre // Lección 6

EL YOM KIPPUR PERSONAL DE ISAÍAS
En Isaías 6:1 al 6, Isaías ve al Rey celestial sentado sobre un trono “alto y
sublime” en el Templo. La visión es una escena de juicio que presenta a Dios,
que viene a juzgar (Isa. 5:16). Isaías contempla al verdadero Rey, identificado en
el Evangelio de Juan como Jesucristo (Juan 12:41).
Aun cuando Isaías era un profeta de Dios y llamaba a otros al arrepentimiento, él comprendió que en la presencia de Dios estaba condenado. Confrontado con la santidad y la gloria de Dios, Isaías percibió su propia pecaminosidad y también la impureza de su pueblo. La santidad y el pecado son
incompatibles. Como Isaías, todos necesitamos comprender que no podemos
pasar con éxito el juicio divino por nosotros mismos. Nuestra única esperanza
es tener un Sustituto.
¿Qué similitudes aparecen en Isaías 6:1 al 6 con el Día de Expiación?

La combinación de un templo lleno de humo, un altar, un juicio, y la expiación por el pecado y la impureza, recuerda el Día de Expiación. Isaías experimentó su propio “Día de Expiación”.
Actuando como sacerdote, un serafín (literalmente, “un ardiente”) tomó un
carbón encendido del altar, presuponiendo alguna ofrenda, para purificar el
pecado del profeta. Esta es una imagen adecuada para la limpieza del pecado
posible por medio del sacrificio de Jesús y de su ministerio sacerdotal de mediación. Isaías reconoció esto como un rito de purificación, y se mantuvo quieto
cuando el carbón tocó sus labios. Por ello, se le dijo: “Es quitada tu culpa, y
limpio tu pecado” (Isa. 6:7). La voz pasiva en el versículo 7 muestra que ese
perdón fue otorgado por el que estaba sentado sobre el Trono. El Juez es también el Salvador.
La obra de purificación nos lleva del “¡Ay de mí!” al “Heme aquí, envíame
a mí”. Comprender la obra celestial en el Día de Expiación nos lleva a estar
preparados para la proclamación, porque una comprensión verdadera lleva a
la certeza y la seguridad. Esto es porque, en el Juicio, tenemos un Sustituto,
Jesucristo, cuya sola justicia (simbolizada por la sangre) nos capacitará para
estar sin temor de condenación (Rom. 8:1). La gratitud motiva a la misión. Los
pecadores perdonados son los mejores embajadores de Dios (2 Cor. 5:18-20)
porque saben de qué los ha librado Dios.

45
Lección 6 // Viernes 8 de noviembre

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: “Ahora se realiza el acontecimiento predicho por el último solemne servicio del Día de las Expiaciones. Una vez terminado el servicio que se cumplía en el Lugar Santísimo, y cuando los pecados de
Israel habían sido quitados del Santuario por virtud de la sangre del sacrificio por
el pecado, entonces el macho cabrío emisario era ofrecido vivo ante el Señor; y
en presencia de la congregación el sumo sacerdote confesaba sobre él “todas las
iniquidades de los hijos de Israel, y todas sus transgresiones, a causa de todos sus
pecados, cargándolos así sobre la cabeza del macho cabrío” (Lev. 16:21, VM).
Asimismo, cuando el servicio de propiciación haya terminado en el Santuario
celestial, entonces, en presencia de Dios, y de los santos ángeles y de la hueste de
los redimidos, los pecados del pueblo de Dios serán puestos sobre Satanás; se le
declarará culpable de todo el mal que les ha hecho cometer” (CS 716).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. ¿Por qué la comprensión del plan de salvación es incompleta si deja
afuera, o minimiza, la obra de Cristo como nuestro Sumo Sacerdote? ¿Qué nos
enseña el Santuario acerca de cuán central en el plan de salvación es la obra de
intercesión en el Santuario? El grueso de un libro entero del Nuevo Testamento,
Hebreos, se dedica a la obra de Cristo en el Santuario celestial. En vista de esto,
¿cuán importante es esta obra?
2. Alguien escribió una vez que la obra de Cristo, desde su muerte hasta su
ministerio en el Santuario celestial, es sencillamente parte del “método ordenado por Dios” para tratar con el problema del pecado de un modo que ayudará a responder todas las preguntas respecto de su justicia, su equidad y su
amor. Medita en las implicaciones de este pensamiento, especialmente a la luz
de la gran controversia, y lo que ella nos enseña acerca de los grandes problemas involucrados en la tragedia del pecado.
3. A muchos adventistas del séptimo día se les enseñó acerca del Día de
Expiación de un modo que los ha dejado sin la certeza de la salvación. Este
concepto viene de una falsa comprensión del propósito del Día de la Expiación.
Piensa acerca del nombre “expiación”. ¿Qué significa? ¿Cómo se logra la expiación? ¿Quién hace la obra de la expiación? ¿Cómo se realiza? ¿Cómo deberían
estas respuestas ayudarnos a comprender por qué el Día de Expiación es realmente una buena noticia?

46
Lección 7: Para el 16 de noviembre de 2013

CRISTO, NUESTRO
SACRIFICIO

Sábado 9 de noviembre
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Isaías 53:2-12; Hebreos 2:9;
9:26-28; 9:12; Éxodo 12:5; Hebreos 4:15.
PARA MEMORIZAR:
“Quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para
que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia, y por cuya
herida fuisteis sanados” (1 Ped. 2:24).

EL SACERDOTE CATÓLICO Maximiliano Kolbe fue internado en Auschwitz por
proteger a refugiados de Polonia, incluyendo a dos mil judíos. Cuando un prisionero en su barraca desapareció (tal vez escapó), el servicio de seguridad eligió
a diez prisioneros para que, en represalia, murieran de hambre. Uno de los elegidos exclamó: “¡Oh, mi pobre esposa, mis pobres hijos! ¡Nunca los volveré a
ver!” Kolbe se ofreció para ocupar su lugar, y ser condenado a morir de hambre.
El sorprendido oficial de la SS estuvo de acuerdo, y Kolbe se unió a la fila de los
condenados, liberando al otro hombre.
Aunque es emocionante, el sacrificio de Kolbe es apenas una sombra de
aquel que tomó nuestro lugar, un acto simbolizado en el servicio del Santuario.
El Nuevo Testamento identifica a Jesús con los dos aspectos principales del
sistema de sacrificios del Antiguo Testamento: él es nuestro sacrificio (Heb. 9,
10), y también nuestro Sumo Sacerdote (Heb. 5-10).
Veremos algunos aspectos del sacrificio máximo de Cristo y lo que su
muerte provee para nosotros.
47
Lección 7 // Domingo 10 de noviembre

JESÚS EN ISAÍAS 53
Lee Isaías 53:2 al 12. ¿Qué enseñan estos versículos acerca de lo que
Cristo hizo por nosotros?

Isaías 52:13 a 53:12 es una poderosa descripción de la muerte de Cristo por
los pecados del mundo. Varios aspectos en este pasaje nos dan una clara evidencia de que la muerte de Jesús es la expiación en la forma de sustitución
penal, que significa que él tomo el castigo que otros merecían y, de hecho,
murió como un Sustituto de ellos. Aquí hay algunas de las implicaciones de este
pasaje para el ministerio de Jesús por nosotros:
1. Jesús sufrió por otros. Él tomó su dolor y tristezas (vers. 4), rebeliones,
iniquidades (vers. 5, 6, 8, 11) y pecado (vers. 12).
2. Él da grandes beneficios a aquellos por los que él sufrió: paz y curación
(vers. 5), y justificación (vers. 11).
3. Era la voluntad de Dios que Jesús sufriera y fuera quebrantado (vers. 10).
Dios puso nuestras iniquidades sobre él (vers. 6) porque era el plan de Dios que
él muriera en nuestro lugar.
4. Jesús es justo (vers. 11), sin maldad o engaño (vers. 9).
5. Fue una ofrenda por la culpa, un sacrificio expiatorio por el pecado (vers. 10).
Lee Lucas 22:37, Hechos 8:32 al 35 y 1 Pedro 2:21 al 25. ¿Cómo interpretaron estos autores del Nuevo Testamento el pasaje de Isaías 53?

Las alusiones a Isaías 53 en el Nuevo Testamento establecen, más allá de
toda duda, que Jesucristo cumplió esta profecía. Incluso él se identificó con la
persona descrita allí (Luc. 22.37). Cristo tomó nuestros pecados sobre sí mismo
con el fin de que pudiéramos ser perdonados y transformados.
Medita en todo lo que dice Isaías 53 que Cristo hizo por nosotros. ¿Cómo
puedes hacer que la certeza que hay aquí sea personal, para ti, sabiendo que,
no importa lo que hayas hecho, esta se aplica a ti si te presentas a Dios con
fe y entrega?

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Es el santuario

  • 1. Guía de Estudio de la Biblia EL SANTUARIO (Lecciones de la Escuela Sabática) Edición para Adultos Octubre - Diciembre de 2013 Autor Martin Pröbstle Director general Clifford R. Goldstein Dirección Marcos G. Blanco Traducción y redacción editorial Rolando A. Itin Diseño Nelson Espinoza Ilustración Lars Justinen Contenido Introducción ........................................................................ 2 1. El Santuario celestial...................................................... 5 2. “El cielo” sobre la Tierra .............................................. 12 3. Los sacrificios .............................................................. 19 4. Lecciones del Santuario ............................................... 26 5. La expiación: ofrenda de purificación ........................... 33 6. El Día de Expiación ...................................................... 40 7. Cristo, nuestro Sacrificio ...............................................47 8. Cristo, nuestro Sacerdote ............................................. 54 9. El juicio previo al advenimiento .................................... 61 10. El Día de Expiación escatológico .................................. 68 11. Nuestro mensaje profético ........................................... 75 12. El conflicto cósmico sobre el carácter de Dios .............. 82 13. Exhortaciones desde el Santuario ................................ 89 Las Guías de Estudio de la Biblia son preparadas por la oficina de las Guías de Estudio de la Biblia para Adultos de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día. La preparación de estas guías ocurre bajo la dirección general de una comisión mundial de evaluación de manuscritos para la Escuela Sabática, cuyos miembros actúan como consultores. Las lecciones publicadas reflejan las sugerencias de la comisión, de modo que no representan exclusivamente la intención del autor de ellas. Colección Guía de Estudio de la Biblia GUÍA DE ESTUDIO DE LA BIBLIA PARA LA ESCUELA SABÁTICA EDICIÓN PARA ADULTOS (Sabbath School Lessons), (USPS 308-600). Spanish-language periodical for fourth quarter, 2013.Volume 118, No. 4. Published quarterly by the Pacific Press® Publishing Association, 1350 North Kings Road, Nampa, ID 83687-3193, U.S.A. Subscription price, $10.20; single copies, $3.99. Periodicals postage paid at Nampa, ID. POSTMASTER: Send address changes to GUÍA DE ESTUDIO DE LA BIBLIA PARA LA ESCUELA SABÁTICA EDICIÓN PARA ADULTOS, P Box 5353, Nampa, ID 83653-5353. Printed in the .O. United States of America. TEXTO Y DIAGRAMACIÓN: CASA EDITORA SUDAMERICANA. IMPRESIÓN Y DISTRIBUCIÓN: PACIFIC PRESS® PUBLISHING ASSOCIATION. DERECHOS RESERVADOS. COPYRIGHT © 2013, BY PACIFIC PRESS® PUBLISHING ASSOCIATION. SE PROHÍBE LA REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL DE ESTE FOLLETO SIN EL PERMISO DE LOS EDITORES
  • 2. INTRODUCCIÓN EL CUADRO DE LA SALVACIÓN E s incuestionable que la máxima revelación del amor y el carácter de Dios se presentó en la cruz, donde Dios mismo se ofreció en la persona de Jesucristo como un sacrificio por los pecados de un mundo que, en primer lugar, nunca debió pecar. Para ayudarnos a comprender mejor lo que significa este gran sacrificio, Dios diseñó el Santuario terrenal, una representación gráfica del plan de salvación. Este Santuario terrenal, sin embargo, solo era un modelo del celestial, que es el verdadero centro de la presencia de Dios y de su actividad en el universo. Cuando Dios estableció el Santuario sobre la Tierra, lo usó como una herramienta educativa. El Santuario israelita y sus servicios desplegaban verdades importantes acerca de la Redención, acerca del carácter de Dios y acerca de la eliminación final del pecado. El Santuario constituyó la pauta para ayudarnos a comprender a Jesús como nuestro Sacrificio y Sumo Sacerdote. Cuando Juan el Bautista les dijo a sus discípulos que Jesús era “el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29, 36), ellos comprendieron lo que Juan quería decir porque entendían algo del Santuario. El libro de Hebreos presupone un conocimiento acerca del antiguo sacerdocio israelita, de modo tal que los receptores originales de la carta pudieran captar lo que Jesús estaba haciendo por ellos en el cielo. La terminología del Santuario se usó también para enseñar verdades acerca de la vida cristiana. En resumen, el conocimiento del sistema del Santuario llegó a ser un fundamento para el nuevo mensaje de salvación en Cristo. Sin embargo, en el transcurso de gran parte de la Era Cristiana, el mensaje del Santuario fue mayormente olvidado. No fue sino hasta mediados del siglo XIX cuando los adventistas del séptimo día comenzaron de nuevo a apreciar el paradigma de salvación de Dios, incluyendo el mensaje del juicio previo al advenimiento, que dio un nuevo énfasis sobre el Santuario. “El asunto del Santuario fue la clave que aclaró el misterio del desengaño de 1844. Reveló todo un sistema de verdades, que formaban un conjunto armo- 2
  • 3. nioso, y demostraban que la mano de Dios había dirigido el gran movimiento adventista y, al poner de manifiesto la situación y la obra de su pueblo, le indicaba cuál era su deber de allí en adelante” (CS 476). Como la clave para un sistema completo de verdad, el Santuario y el ministerio sacerdotal de Cristo llegaron a ser la base para la fe adventista del séptimo día, y sigue siéndolo todavía. En realidad, el mensaje del Santuario es la doctrina singular de los adventistas. Al mismo tiempo, ninguna otra doctrina de la Iglesia Adventista del Séptimo Día (con la posible excepción del sábado) ha enfrentado más desafíos. Afortunadamente, a través de los años, estos desafíos no solo han sido resistidos, sino también han aumentado nuestra comprensión de esta verdad vital y nos han hecho, como pueblo, más sólidos en nuestra comprensión de la salvación. Elena de White recomendó concentrar nuestra más elevada atención sobre el Santuario, porque “el Santuario en el cielo es el centro mismo de la obra de Cristo a favor de los hombres. Concierne a toda alma que vive en la Tierra. Nos revela el plan de la redención, nos conduce hasta el mismo fin del tiempo, y anuncia el triunfo final de la lucha entre la justicia y el pecado. Es de la mayor importancia que todos investiguen a fondo estos asuntos” (CS 543). De este modo, podemos “ejercitar la fe tan esencial en nuestros tiempos” y “desempeñar el puesto al que Dios los llama” (ibíd.). El Santuario reveló el corazón de Dios. Estudiar el Santuario nos llevará más cerca de la presencia del Ser Supremo, y a la personalidad de nuestro Salvador, y nos llevará a una relación personal más profunda con él. Por esto, nuestro estudio de este trimestre es el Santuario de Dios, tanto el modelo terrenal como el original celestial. Martín Pröbstle vive con su esposa, Marianne, y sus dos hijos, Max y Jonathan, en Austria. Él es profesor de Biblia Hebrea en el Seminario Schloss Bogenhofen, Austria. 3
  • 4. CLAVE DE ABREVIATURAS AFC BJ CBA CE CS DTG EC ELC HAd MR MS NVI OE PP PR PVGM SP TI VM A fin de conocerle Biblia de Jerusalén Comentario bíblico adventista, 7 tomos Christian Education El conflicto de los siglos El Deseado de todas las gentes La educación cristiana En los lugares celestiales El hogar adventista Manuscript Releases [Manuscritos publicados], 20 tomos Mensajes selectos, 3 tomos La Biblia, Nueva Versión Internacional Obreros evangélicos Patriarcas y profetas Profetas y reyes Palabras de vida del gran Maestro Spirit of Prophecy Testimonios para la iglesia, 9 tomos La Biblia, Versión Moderna BIBLIOGRAFÍA Stott, John. Romanos. Downers Grove, Ill: InterVarsity, 1994. 4
  • 5. Lección 1: Para el 5 de octubre de 2013 EL SANTUARIO CELESTIAL Sábado 28 de septiembre LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Jeremías 23:23, 24; Salmo 89:14; Apocalipsis 4; 5; Salmo 11:4-7; Deuteronomio 25:1; Hebreos 8:1, 2. PARA MEMORIZAR: “Tú oirás en los cielos, en el lugar de tu morada, su oración y su súplica, y les harás justicia” (1 Rey. 8:49). “¿DÓNDE VIVE DIOS?” La pregunta inocente de un niño de seis años puede dejarnos perplejos. Esta pregunta fácilmente puede conducirnos a otras más difíciles, tales como: “Si Dios vive en un lugar, ¿cómo es posible que esté en todas partes?” O, “¿Necesita Dios un lugar donde vivir?” O, “Si él no lo necesita, ¿por qué lo tiene?” O, “Si necesita uno, ¿por qué lo tiene?” Buenas preguntas y, dado lo poco que sabemos (y lo mucho que no sabemos), no son fáciles de responder. No obstante, podemos contestarlas con lo que sabemos. Como adventistas del séptimo día, sabemos por la Biblia que Dios mora en el cielo, que está obrando activamente en nuestro favor “allá arriba” y que el centro de su acción está en el Santuario celestial. La Escritura es clara: el Santuario celestial es un lugar real, y por ello podemos conocer verdades acerca del carácter y la obra de nuestro Dios. De este modo, el centro de la lección de esta semana es el Santuario celestial y lo que Dios está haciendo allí por nosotros, porque lo que hace en el Santuario, en realidad, es para nosotros. 5
  • 6. Lección 1 // Domingo 29 de septiembre LA RESIDENCIA DE DIOS A menudo decimos que “Dios está en todas partes”; o que es “omnipresente”, lo que significa que está presente en todo el universo. “¿Soy yo Dios de cerca solamente, dice Jehová, y no Dios desde muy lejos? [...] ¿No lleno yo, dice Jehová, el cielo y la tierra?” (Jer. 23:23, 24). David entendía también que nadie puede huir de Dios (Sal. 139). De hecho, Pablo alega que Dios está cerca de cada uno, por lo menos en un sentido espiritual (Hech. 17:27, 28). Complementando el atributo de omnipresencia de Dios está su existencia eterna. Dios no tiene principio ni fin (Sal. 90:2). Él siempre ha sido y siempre será (Jud. 25). Lee 1 Reyes 8:49 y Salmo 102:19. ¿Qué nos enseñan acerca del lugar donde Dios mora? ¿Cómo hemos de entender lo que esto significa? ¿Podemos entenderlo? Las Escrituras están llenas de declaraciones alusivas a que Dios reside en el cielo (1 Rey. 8:30, 43, 49). ¿Significa esto que Dios está más presente en el cielo que en cualquier otra parte? Obviamente, Dios mora en el cielo de una manera especial, su presencia es gloriosa; y su santidad, pura. La mayor manifestación de la presencia de Dios existe en el cielo. Hay una diferencia, sin embargo, entre la “presencia general” de Dios y su “presencia especial”. Dios está presente en forma general en todas partes; no obstante, él elige revelarse en forma especial en el cielo y, como veremos, en el Santuario celestial. Por supuesto, tenemos que admitir que estamos limitados en nuestra comprensión de su naturaleza física. Él es espíritu (Juan 4:24) y, como tal, no puede ser contenido en ninguna estructura o dimensión (1 Rey. 8:27). Aun así, la Biblia presenta el cielo (Juan 14:1-3) y el Santuario celestial como lugares reales (Heb. 8:2) donde está Dios (Hech. 7:55, 56; Apoc. 4:2, 3). Tenemos que llegar a la conclusión de que el cielo y el Santuario celestial son lugares donde Dios condesciende a encontrarse con su creación. Hay muchas cosas que son difíciles de comprender para nosotros, tales como la morada de Dios, aunque la Biblia dice que esa morada es real. ¿Cómo podemos aprender a confiar en todo lo que la Biblia nos enseña, sin importar cuán difícil sea de comprender a veces? ¿Por qué es importante para nosotros aprender a confiar aun cuando no entendamos todo? 6
  • 7. Lunes 30 de septiembre // Lección 1 LA SALA DEL TRONO Lee Salmo 47:6 al 9; 93:1 y 2; y 103:19. ¿Qué nos enseñan estos textos acerca de Dios y su trono? En la Biblia aparecen varias visiones del Trono celestial. La mayoría describe una especie de asamblea celestial, y Dios como Rey. Es interesante que la mayoría de ellas se ocupe de asuntos humanos, y generalmente presentan a Dios actuando en favor de los justos o hablando a su favor. La Biblia también revela a Dios como soberano. Por ejemplo, el reinado del Señor es un tema recurrente en los Salmos. Dios no es solo Rey en el cielo, sino también “Rey de toda la tierra” (Sal. 47:7), y no solo en el futuro sino ya, en el aquí y ahora (Sal. 93:2). Que el Trono de Dios está establecido en el cielo tiene varias ramificaciones. Una de ellas es que Dios es independiente y superior al resto del universo. Lee Salmo 89:14 y 97:2. ¿Qué nos enseñan estos textos acerca del carácter de Dios y de cómo gobierna? El gobierno de Dios abarca la rectitud y la justicia, como también el amor y la verdad. Estas cualidades morales describen cómo actúa en el mundo humano y subraya su posición en todo el universo. Estas cualidades, que constituyen su gobierno, son las mismas que él quiere que su pueblo manifieste en su vida (Miq. 6:8; comparar con Isa. 59:14), y es nuestro sagrado privilegio hacerlo. “Así como, en obediencia a las leyes naturales de Dios, la tierra había de producir sus tesoros, así, en obediencia a sus leyes morales, el corazón de la gente había de reflejar los atributos del carácter de Dios” (HAd 127). ¿Cómo podemos manifestar mejor la bondad, la justicia y la rectitud, en un mundo lleno de maldad, injusticia y perversidad? ¿Por qué debemos tener esas virtudes? 7
  • 8. Lección 1 // Martes 1º de octubre LA ADORACIÓN EN EL CIELO Lee Apocalipsis 4 y 5. ¿Qué nos enseñan estos dos capítulos acerca de la morada celestial de Dios? ¿De qué manera se revela también el plan de salvación en estos textos? La visión de la sala celestial del Trono es una visión del Santuario celestial. Esto se hace evidente por el lenguaje que se refiere al sistema religioso hebreo. Por ejemplo, las palabras para puerta y trompeta, en Apocalipsis 4:1, aparecen a menudo en la Septuaginta (una antigua versión griega del Antiguo Testamento) con referencia al Santuario. Las tres piedras en Apocalipsis 4:3 son parte del pectoral del sumo sacerdote. Los siete candeleros nos recuerdan el candelabro del Templo de Salomón. Los 24 ancianos nos recuerdan las 24 divisiones de los sacerdotes para el servicio del Santuario a lo largo del año, y sus ofrendas de oraciones en los cálices de oro de “incienso” (Sal. 141:2). Todos estos versículos apuntan al culto de adoración en el Antiguo Testamento, que se centraba en el Santuario terrenal. Finalmente, el cordero inmolado de Apocalipsis 5 señala, por supuesto, la muerte expiatoria de Cristo. Cristo, el Cordero, es el único Mediador de la salvación divina, y es tenido por digno por causa de su triunfo (Apoc. 5:5), de su sacrificio (Apoc. 5:9, 12) y de su divinidad (Apoc. 5:13). “Cristo tomó sobre sí mismo la humanidad, y entregó su vida en sacrificio, para que el hombre, al llegar a ser participante de la naturaleza divina, tuviera vida eterna” (MS 3:159). Lo que vemos en estos dos capítulos, centrados alrededor del Trono de Dios, es una descripción de la obra de Dios para la salvación de la humanidad. Además, podemos ver que esta obra se ha desarrollado delante de los otros seres inteligentes en el cielo, un tema clave en el motivo de la gran controversia. Piensa acerca de lo que significa que Cristo, como Dios mismo, haya tomado nuestra humanidad y haya muerto como nuestro Sustituto; es decir, que sobre él hayan recaído todos los males que hemos hecho y por los cuales debíamos ser castigados. ¿Por qué esta verdad debería motivar todo lo que hacemos? 8
  • 9. Miércoles 2 de octubre // Lección 1 EL ATRIO Lee Salmo 11:4 al 7 y Habacuc 2:20. ¿Qué otra cosa hace Dios en su Templo celestial, y por qué es importante que sepamos esto? Muchos Salmos revelan que Dios no es indiferente a las necesidades de los justos, o a las injusticias que a menudo afrontan. Él reaccionará ante los problemas que claman por solución, y los resolverá “absolviendo al inocente, y condenando al culpable”, como lo haría cualquier buen juez (Deut. 25:1, NVI). Cuando Dios juzga, la sala del Trono llega a ser un tribunal; y el Trono celestial, el asiento del Juez. El que está en el Trono es el que juzga (ver Sal. 9:4-8), un concepto conocido en el antiguo Cercano Oriente, donde los reyes a menudo actuaban también como jueces. El juicio divino involucra tanto a los malvados como a los justos. Mientras que los culpables reciben un castigo similar al que recibieron Sodoma y Gomorra, los rectos “mirarán su rostro” (Sal. 11:6, 7). La combinación clásica de la sala del Trono y del Juicio aparece en Daniel 7:9 al 14 (un pasaje importante, que estudiaremos más tarde). Allí también, el Juicio consta de dos momentos: un veredicto de vindicación para los santos, y una sentencia de condenación para los enemigos de Dios. En el libro de Habacuc, después de que Habacuc le pregunta a Dios por qué guarda silencio acerca de la injusticia (Hab. 1), Dios responde que él ciertamente juzgará (Hab. 2:1-5). Mientras que los ídolos no tienen “aliento”, o “espíritu” (Hab. 2:19), el Dios creador está en su Trono en su Templo, el Santuario celestial, y está listo para juzgar. La apelación profética es: “Guarde toda la tierra silencio en su presencia” (Hab. 2:20, NVI). La actitud apropiada hacia el gobierno y el juicio de Dios es un silencio reverente y una conducta sosegada. El lugar en el que Dios revela su presencia y donde los seres celestiales lo adoran es el mismo lugar donde está realizando juicios justos para todos los seres humanos: el Santuario celestial. Dios es justo, y todas nuestras preguntas acerca de la justicia serán respondidas en el tiempo de Dios, no en el nuestro. Por mucho que clamemos por justicia, a menudo no vemos justicia en la actualidad. ¿Por qué, entonces, tenemos que confiar en la justicia de Dios? Sin aquella promesa, ¿qué esperanza tenemos? 9
  • 10. Lección 1 // Jueves 3 de octubre LUGAR DE SALVACIÓN Lee Hebreos 8:1 y 2. ¿Qué hace Cristo en el Trono de Dios? Hebreos enseña que Cristo ministra en el Santuario celestial como nuestro Sumo Sacerdote. Su obra allí se concentra en nuestra salvación, porque él se presenta “ahora por nosotros ante Dios” (Heb. 9:24). Simpatiza con nosotros, nos da la seguridad de que no nos rechaza, sino que nos dará misericordia y gracia (Heb. 4:15, 16). Como en el Santuario terrenal, en el celestial se realiza la “expiación” (o “reconciliación”) por los pecados de los creyentes (Heb. 2:17). El Jesús que murió por nosotros es el que ahora ministra en el cielo “por nosotros”. Lee Apocalipsis 1:12 al 20; 8:2 al 6; 11:19; y 15:5 al 8. ¿Qué imágenes del Santuario aparecen en estos pasajes? _ _ En el Apocalipsis aparecen imágenes del Santuario, y la mayoría de las secciones principales del libro comienzan con una escena del Santuario, o la incluyen. La primera escena muestra a Cristo, vestido como sumo sacerdote, caminando entre los siete candeleros (Apoc. 1:12-20). La segunda escena muestra la sala del Trono celestial, con un trono, lámparas, mar, Cordero inmolado, sangre, recipientes de oro con incienso (Apoc. 4, 5). La tercera escena se refiere al servicio continuo de intercesión en el contexto del primer departamento del Santuario celestial (Apoc. 8:2-6). La cuarta escena, la central, da una vislumbre del Arca del Pacto en el segundo departamento (Apoc. 11:19). La quinta escena muestra el Tabernáculo celestial entero (Apoc. 15:5-8). La sexta escena no contiene ninguna referencia explícita al Santuario, tal vez para ilustrar que la obra de Cristo allí había terminado (Apoc. 19:1-10). La escena final tiene que ver con la Santa Ciudad, que se describe como el Tabernáculo “que bajaba del cielo” (Apoc. 21:1-8, NVI). Estas escenas están interconectadas, mostrando una progresión en la salvación: desde Cristo sobre la Tierra, a su ministerio celestial en el primero y en el segundo departamentos, a su ministerio sumosacerdotal y finalmente al nuevo Tabernáculo sobre la Tierra. 10
  • 11. Viernes 4 de octubre // Lección 1 PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: “Pablo tuvo una visión del cielo, y al ocuparse de las glorias de allí, lo mejor que podía hacer era no tratar de describirlas. Nos dice que ojo no ha visto ni oído ha oído, ni han subido en corazón de hombre las cosas que Dios ha preparado para los que lo aman. De modo que podéis llegar al límite de vuestra imaginación, podéis usar vuestras facultades hasta lo máximo para que abarquen y consideren el eterno peso de gloria, y sin embargo vuestros sentidos limitados, desfallecientes y cansados con el esfuerzo no pueden captarlo, porque hay un infinito más allá. Se necesitará toda la eternidad para desplegar las glorias y revelar los preciosos tesoros de la Palabra de Dios” (CBA 6:1.107). “La morada del Rey de reyes, donde miles y miles ministran delante de él, y millones de millones están en su presencia (Dan. 7:10); ese templo, lleno de la gloria del Trono eterno, donde los serafines, sus flamantes guardianes, cubren sus rostros en adoración, no podía encontrar, en la más grandiosa construcción que jamás edificaran manos humanas, más que un pálido reflejo de su inmensidad y de su gloria. Con todo, el Santuario terrenal y sus servicios revelaban importantes verdades relativas al Santuario celestial y a la gran obra que se llevaba allí a cabo para la redención del hombre” (CS 466). PREGUNTAS PARA DIALOGAR: 1. Considera la última cita de Elena de White que se encuentra más arriba. ¿Qué quiere decir ella cuando habla de que “verdades importantes” para nuestra salvación se enseñaban en el Santuario terrenal y sus servicios? ¿Cuáles son algunas de estas verdades, y por qué son importantes? 2. ¿Qué quiere decir que Dios “mora” en el cielo? ¿Cómo entiendes ese concepto? 3. Esta lección tocó la idea de que el universo que observa ve la obra que Dios hace en favor de la humanidad. ¿Por qué es un concepto vital que debemos captar? ¿Cómo nos ayuda esa idea a comprender el motivo de la gran controversia, y lo que ese tema significa en todo el plan de salvación? ¿Qué nos dice acerca del carácter de Dios el hecho de que él dejara sus caminos abiertos al escrutinio de seres que él mismo había creado? 11
  • 12. Lección 2: Para el 12 de octubre de 2013 “EL CIELO” SOBRE LA TIERRA Sábado 5 de octubre LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Génesis 1:31-2:3; Éxodo 39:32, 43; 25:3; Hebreos 8:5; Juan 2:19-21; 1 Corintios 3:16, 17; Apocalipsis 21:1-22. PARA MEMORIZAR: “Los cuales sirven a lo que es figura y sombra de las cosas celestiales, como se le advirtió a Moisés cuando iba a erigir el Tabernáculo, diciéndole: Mira haz todas las cosas conforme al modelo que se te ha mostrado en el monte” (Heb. 8:5). AUNQUE EL SANTUARIO CELESTIAL es el original, donde Dios mismo está ministrando “para nosotros”, Dios ha revelado verdades acerca de este santuario en diferentes formas aquí sobre la Tierra. Dios creó el Jardín del Edén como un símbolo del Santuario. El Santuario celestial y sus funciones en la salvación fueron representados en el Tabernáculo terrenal y en las estructuras de los templos israelitas. En Jesús, por supuesto, el Templo fue manifestado en un ser humano. Y finalmente, el Templo celestial descenderá a la Tierra Nueva. Como veremos, Dios usó conceptos relacionados con el Santuario celestial para revelar verdades. Esta semana estudiaremos algunos de esos conceptos. 12
  • 13. Domingo 6 de octubre // Lección 2 EL PRIMER “SANTUARIO” EN LA TIERRA Los estudiantes de la Biblia notaron que muchos rasgos del Jardín del Edén correspondían a los santuarios posteriores en Israel, indicando que el Edén fue el primer “templo” simbólico sobre la Tierra. Algunas similitudes entre el Edén y el Santuario incluyen: 1. Al final del informe de la creación y de la descripción de la construcción del Tabernáculo del desierto, se expresan los mismos tres elementos: aprobación, finalización y bendición, con las mismas palabras clave (comparar “todo”, “acabado” y “bendijo”, en Gén. 1:31-2:3, con Éxo. 39:32, 43; 40:33). 2. Así como Dios “se paseaba en el huerto” (Gén. 3:8), también él anduvo en medio de los hijos de Israel (2 Sam. 7:6, 7). 3. Adán debía “cultivar” y “cuidar” el Jardín (Gén. 2:15, NVI). Los mismos dos verbos se usan para el servicio de los levitas en el Tabernáculo (Núm. 3:7, 8). 4. Imágenes relacionados con el Jardín aparecen por todo el Santuario (Éxo. 25:31-36; 1 Rey. 6:18). 5. Querubines guardaron el Jardín (Gén. 3:24); dos querubines se hallaban en el Lugar Santísimo (Éxo. 25:18-22). 6. Así como la creación demoró seis días, y cada día se introdujo con “Dijo Dios” y el sábado los siguió, hubo seis secciones iniciadas con “habló Dios a Moisés”, con respecto al Tabernáculo (Éxo. 25:1; 30:11, 17, 22, 34; 31:1), seguidas por una séptima sección acerca del sábado (Éxo. 31:12-17). 7. El Santuario se terminó el primer día del mes primero (Éxo. 40:17), el día de Año Nuevo hebreo, que recuerda la terminación del mundo en la creación. Génesis 2 no necesitó ser explícito acerca de las semejanzas; los antiguos las entendían. Por ejemplo, un escrito judío del siglo II antes de Cristo pretende que “el jardín del Edén fue el Lugar Santísimo y la morada de Dios”. El Jardín del Edén es llamado el “jardín de Dios” (Isa. 51:3; Eze. 28:13; 31:9). Fue la morada de Dios sobre la Tierra, el lugar donde nuestros primeros padres debían adorar y tener comunión con Dios. Por lo tanto, la mayor pérdida de la Caída no fue la expulsión de Adán y Eva del Jardín del Edén, sino el no poder estar en la presencia inmediata de Dios. Medita en el concepto de la palabra Santuario misma. ¿Qué te viene a la mente? ¿Qué cosas constituyen un “Santuario” para ti ahora? ¿De qué forma tu comprensión de estos santuarios te ayudan a entender mejor lo que un santuario de Dios nos proporciona? 13
  • 14. Lección 2 // Lunes 7 de octubre COPIA DEL MODELO Lee Éxodo 25:9 y 40; y Hebreos 8:5, y 9:23 y 24. ¿Qué relación existe entre el Santuario terrenal y el celestial? Las Escrituras enseñan claramente que Moisés no inventó el Tabernáculo sino que lo construyó de acuerdo con la instrucción divina que había recibido en el monte (Éxo. 26:30; 27:8; Núm. 8:4). El Santuario terrenal había de ser construido según el “modelo” (Éxo. 25:9, 40). La palabra hebrea para “modelo” (tabnít) expresa la idea de una copia, o modelo; por eso, podemos concluir que Moisés vio alguna clase de modelo en miniatura que representaba el Santuario celestial, y que este modelo le sirvió como guía para el terrenal. Por lo tanto, el Templo celestial es el original, el modelo para los santuarios israelitas. Lo que también es obvio es que no podemos igualar el Santuario en el cielo con el cielo mismo. El Templo celestial está “en el cielo” (Apoc. 11:19; 14:17; 15:5); de este modo, el cielo lo contenía. Los dos no son sinónimos. El libro de Hebreos explica en términos inequívocos que el Santuario celestial es real. El Santuario en el cielo es llamado el “verdadero Tabernáculo” (Heb. 8:2), así como “el más amplio y más perfecto Tabernáculo” (Heb. 9:11), mientras que el terrenal es una “figura y sombra” del celestial (Heb. 8:5). Como una sombra, es una mera representación de algo real; imperfecto y débil, el Santuario terrenal es una mera representación del celestial. Sin embargo, con todas sus limitaciones, el Santuario terrenal refleja la realidad del celestial de maneras importantes. La relación entre los dos se llama tipología. La tipología es una prefiguración divinamente designada y profética, que involucra dos realidades históricas correspondientes, llamadas tipo (original) y antitipo (copia). Como esta correspondencia va del tipo (original) al antitipo (copia), podemos ver en Hebreos que el modelo celestial que Moisés había visto es designado como “tipo”, o “modelo” (Heb. 8:5); y el Santuario terrenal, como el “antitipo”, o “copia” (Heb. 9:24). Esta verdad presenta más evidencias de que el celestial existía antes del terrenal. Como adventistas del séptimo día, tenemos una base bíblica sólida cuando enfatizamos la realidad física del Santuario celestial. 14
  • 15. Martes 8 de octubre // Lección 2 JESÚS COMO EL SANTUARIO Lee Juan 2:19 al 21. ¿Por qué el cuerpo de Cristo es comparado con el Templo? Ver también Juan 1:14. Uno de los temas del Evangelio de Juan es que con Jesús llegó el “templo” mejor. Imágenes del Tabernáculo se usan ya en Juan 1:14. Jesús es la Palabra [Verbo] que “habitó” entre los hombres, que vieron su “gloria”. La palabra griega que se usa para “habitar” (skenóo) es la forma verbal del sustantivo griego para “Tabernáculo” (skéne); así, uno podría traducir el versículo diciendo que el Verbo “tabernaculó entre nosotros”. En este contexto, la palabra gloria recuerda la gloria de Dios que llenó tanto el Tabernáculo del desierto (Éxo. 40:34, 35) como el Templo de Salomón en su inauguración (2 Crón. 7:13). Así, cuando Cristo vino a la Tierra como humano, cumplió la promesa de habitar entre su pueblo. Como muestran los textos mencionados, Jesús declaró ser el Templo, dando a entender el fin de la importancia del Templo después de su muerte (Juan 2:19-21; Mat. 27:51). Además, cuando Jesús dijo que él era el Pan de vida (Juan 6:35) y la Luz del mundo (Juan 8:12), podría haber estado señalando más allá del maná sobre la mesa, al Pan de la Presencia y al candelabro, objetos del el Santuario terrenal. Una referencia específica al Santuario es la designación de Jesús como el “Cordero de Dios” expiatorio, quien llevará el pecado del mundo (Juan 1:29). “Todos los que servían en relación con el Santuario eran educados constantemente acerca de la intervención de Cristo en favor de la raza humana. Ese servicio tenía el propósito de crear, en cada corazón, amor por la ley de Dios, que es la ley del Reino divino. Las ofrendas de sacrificios habían de ser una lección objetiva del amor de Dios revelado en Cristo en la víctima doliente, moribunda, que tomó sobre sí el pecado del cual era culpable el hombre, haciéndose pecado el Inocente por nosotros” (MS 1:274). Por causa de nuestra naturaleza pecadora, es muy fácil pensar que Dios está enojado con nosotros. ¿De qué modo la revelación del amor de Dios, como se ve en la vida y la muerte de Jesús, nos ayuda a darnos cuenta, en el ámbito personal, que Dios nos ama a pesar de nuestras faltas? ¿De qué maneras debería esto animarnos a obtener victorias sobre el yo? 15
  • 16. Lección 2 // Miércoles 9 de octubre LA IGLESIA COMO SANTUARIO Después de la ascensión de Cristo al cielo y su investidura como Sumo Sacerdote en el Santuario allí, el Templo que estaba sobre la Tierra ya no tenía ningún propósito real en el plan de salvación (Mat. 27:50, 51). Sin embargo, Dios todavía procura morar entre su pueblo en la Tierra, lo que ahora es posible por medio del Espíritu Santo. Los apóstoles usaron las imágenes del templo para transmitir esta verdad. Lee 1 Corintios 3:16 y 17; 6:19 y 20; 2 Corintios 6:16; y Efesios 2:19 al 22. Nota las imágenes del templo en estos textos. ¿Qué verdad nos enseña aquí la Biblia? En 1 Corintios 3:16 y 17, Pablo habla a la iglesia como una unidad corporativa, y le presenta temas del templo como propiedad (1 Cor. 3:16) y como santo (1 Cor. 3:17). Aplica los mismos principios, en 1 Corintios 6:19 y 20, al creyente individual. Como un templo, los creyentes están en Tierra Santa y, como tal, bajo la obligación divina de vivir en santidad. Pablo usó imágenes del templo para enfatizar su llamado a una vida pura y santa, que en este contexto él identifica como pureza sexual por sobre la inmoralidad (1 Cor. 6:15-18). Una referencia posterior de Pablo a la iglesia como un santuario divino es apropiada a este modelo. No hay terreno común entre los creyentes y los incrédulos (2 Cor. 6:14-7:1), pues la iglesia está en una relación de pacto con Dios, y así es exclusivamente de él (2 Cor. 6:18). Al mismo tiempo, la iglesia no es solo el templo de Dios sino también un sacerdocio santo (1 Ped. 2:5, 9). Sin duda, al tener un privilegio como este, siguen importantes responsabilidades. Cuán vital es que rindamos nuestra vida con fe y obediencia a Dios, quien nos ha dado tanto y quien, por lo tanto, pide mucho de nosotros a cambio. Por supuesto, somos salvados por la justicia de Cristo, que nos cubre completamente. Sin embargo, por lo que Cristo nos ha dado por gracia, ¿qué pide Dios de nosotros a cambio? Y, aún más importante, ¿cómo podemos hacer bien lo que él pide de nosotros? 16
  • 17. Jueves 10 de octubre // Lección 2 UNA NUEVA CREACIÓN Lee Apocalipsis 7:15 al 17. ¿Dónde están los redimidos, y cómo los describe este pasaje? Estos versículos describen a los redimidos como reyes y sacerdotes que sirven en el palacio y el Templo de Dios (Apoc. 1:6; 5:10; 20:6). La promesa de que “el que está sentado sobre el trono extenderá su Tabernáculo sobre ellos” (Apoc. 7:15) alude a la presencia de Dios en el Santuario del desierto, donde él habitó con el antiguo Israel como su Líder. En la Tierra Nueva, el Santuario una vez más llega a ser el lugar perfecto de la relación donde Dios y los redimidos se encuentran. Garantiza refugio, protección, y el cumplimiento definitivo de la vida en la presencia de Dios y de su Cristo. El que una vez moró en el Tabernáculo con ellos (Juan 1:14) ahora extiende el Tabernáculo sobre sus santos a fin de que pueda residir en su Tabernáculo con ellos. Lee Apocalipsis 21:1 al 22. ¿Cómo se describe la Nueva Jerusalén? ¿Qué similitudes encuentras entre la Santa Ciudad y el Santuario, en estos textos? Juan no ve templo en la Nueva Jerusalén (Apoc. 21:22), pero esto no significa que no haya templo. Más bien, la Nueva Jerusalén misma es el templo y el “Tabernáculo de Dios” (Apoc. 21:3). Varios elementos del Santuario están atribuidos a la Nueva Jerusalén: es “santa” y de origen celestial (Apoc. 21:2, 10); tiene la misma forma cúbica que el Lugar Santísimo (Apoc. 21:16; 1 Rey. 6:20); en forma similar al ámbito del Templo, no se permite que nada “inmundo” entre en la ciudad (Apoc. 21:27); y, lo más importante de todo, Dios está presente. En el Santuario de Dios, podemos vivir con él en la relación más estrecha posible (Apoc. 21:3, 7). Esta es la meta de la salvación. ¿Vivir una eternidad en una relación estrecha con Dios? Entonces, ¿por qué es tan vital para nosotros caminar, como dice una y otra vez Elena de White, “en estrecha comunión con Dios” ahora? 17
  • 18. Lección 2 // Viernes 11 de octubre PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Elena G. de White, “La escuela del más allá”, pp. 301-309 de La educación; “El fin del conflicto”, pp. 731-737, en El conflicto de los siglos. “El temor de hacer aparecer la futura herencia de los santos demasiado material ha inducido a muchos a espiritualizar aquellas verdades que nos hacen considerar la Tierra como nuestra morada. Cristo aseguró a sus discípulos que iba a preparar mansiones para ellos en la casa de su Padre. Los que aceptan las enseñanzas de la Palabra de Dios no ignorarán por completo lo que se refiere a la Patria celestial. Y, sin embargo, son ‘cosas que ojo no vio, ni oído oyó, y que jamás entraron en pensamiento humano –las cosas grandes que ha preparado Dios para los que le aman’ (1 Cor. 2:9, VM). El lenguaje humano no alcanza a describir la recompensa de los justos. Solo la conocerán quienes la contemplen. Ninguna inteligencia limitada puede comprender la gloria del paraíso de Dios” (CS 733). PREGUNTAS PARA DIALOGAR: 1. ¿Por qué crees que es importante para nosotros comprender que el Santuario celestial de Dios es un lugar real? Al mismo tiempo, también, ¿por qué debemos ser cuidadosos de no hacer una comparación demasiado detallada entre el Templo terrenal y el celestial? 2. En la clase, mediten en la idea de la iglesia como un “santuario”. ¿Cómo entiendes esta verdad? Además, ¿cómo podemos, como iglesia, cumplir mejor esta enseñanza vital? 3. “¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios lo destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es” (1 Cor. 3:16, 17). ¿Qué nos enseñan estos textos, y cómo podemos aplicar sus enseñanzas a la forma en que vivimos? 4. Medita en esta idea de que somos “sacerdotes” ahora, y que actuaremos como sacerdotes después de la segunda venida. ¿Cuáles son esas funciones para nosotros, ahora, y cuáles serán ellas después de que regrese Jesús? ¿Por qué aun el uso de la palabra sacerdotes nos muestra cuán central es el concepto del Santuario en el plan de salvación? 18
  • 19. Lección 3: Para el 19 de octubre de 2013 LOS SACRIFICIOS Sábado 12 de octubre LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Génesis 3:9-21; Éxodo 12:2127; Levítico 2:1-3; Génesis 22:1-19; Levítico 17:10, 11; Filipenses 4:18. PARA MEMORIZAR: “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional” (Rom. 12:1). EL CONCEPTO DEL SACRIFICIO es central en todo el evangelio. En las lenguas bíblicas, las palabras para “sacrificio” a menudo describen la idea de acercarse, y de llevar algo a Dios. El significado básico de la palabra para ofrenda o sacrificio describe el acto de acercarse, el acto de traer algo a la presencia de Dios. El equivalente griego significa “don”, o “regalo”, y describe la presentación de un sacrificio. En forma similar, la palabra ofrenda viene del latín, offerre, la presentación de un regalo. La palabra sacrificio es una combinación de la palabra latina sacer (santo) y facere (hacer), y se refiere al acto de hacer que algo sea sagrado. Esta semana consideraremos algunos de los sacrificios que los creyentes ofrecieron a Dios. Descubriremos que Dios siempre ha estado pidiendo sacrificios, y él todavía lo hace hoy. Por supuesto, y lo que es más importante, Dios proveyó el sacrificio máximo, el de sí mismo en la persona de Jesucristo. 19
  • 20. Lección 3 // Domingo 13 de octubre EL PRIMER SACRIFICIO Lee Génesis 3:9 al 21. ¿Cuál fue la respuesta de Dios a Adán y Eva después de que pecaron? Adán y Eva vivían en un mundo perfecto, en un jardín que era como un santuario, y Dios les otorgó una comunión cara a cara con su Creador. Su primer pecado abrió una brecha casi infranqueable en su relación con Dios. Sin embargo, Dios ya tenía un plan para contrarrestar tal ruptura de confianza; aun antes de que viniera alguna condenación contra ellos, les dio la esperanza de un Salvador (Gén. 3:15). “Adán y Eva estuvieron como criminales delante de su Dios, esperando la sentencia que les había acarreado la transgresión. Pero, antes de que oyeran de los espinos y los cardos, el dolor y la angustia que sufrirían, y el polvo al cual debían volver, escucharon palabras que debían inspirarlos con esperanza. Aunque debían sufrir por el poder de su adversario, podían mirar hacia delante, a la victoria final” (AFC 18). Dios les mostró el fundamento máximo de esa victoria cuando, inmediatamente después del discurso de la sentencia, les hizo ropas de pieles para cubrir su desnudez y vergüenza. Aunque no está expresado, puede suponerse razonablemente que un animal inocente tuvo que morir para eso, y tal vez aun que se lo entendió como una clase de sacrificio (Gén. 3:21). Que Dios proveyera vestimentas a la pareja culpable llegó a ser un acto simbólico. Así como los sacrificios en el Santuario del desierto garantizaban la relación especial entre Dios y su pueblo, las vestiduras en el Jardín aseguraron a los culpables la invariable bondad de Dios hacia ellos. Así, desde los primeros días de la historia humana, los sacrificios enseñaron que los humanos pecadores podían encontrar la unión con Dios, pero solo por medio de la muerte de Jesús, prefigurada en esos sacrificios. Lee nuevamente Génesis 3:9 al 21. ¿Qué te dice el que, aun antes de que Dios pronunciara palabras de condenación a la pareja culpable, les haya dado la promesa de la “victoria final”? ¿Qué dice esto acerca de la actitud de Dios hacia nosotros, aun en nuestra condición caída? 20
  • 21. Lunes 14 de octubre // Lección 3 TIPOS DE OFRENDAS En los tiempos del Antiguo Testamento, los creyentes podían traer diferentes ofrendas según la ocasión y las circunstancias personales. Se les permitía que “ofrecieran” animales limpios, granos o bebidas, y otras cosas. El sacrificio de un animal era el elemento más antiguo en el servicio del Santuario y, junto con el servicio sacerdotal, pertenece al centro del culto israelita. La vida religiosa sin sacrificios era inconcebible. ¿Qué clases de ofrendas se describen en los siguientes textos? Éxo. 12:21-27; Lev. 2:1-3; Éxo. 25:2-7; Lev. 4:27-31. Dios estableció el sistema de sacrificios para que los creyentes entraran en una relación estrecha con él. Por esto, las ofrendas podían ser traídas en varias situaciones como acción de gracias: una expresión de gozo y celebración, un regalo, una petición de perdón, un ruego penitencial, un símbolo de dedicación, o una restitución. Entre los tipos más importantes de ofrendas estaban los holocaustos (Lev. 1) y las ofrendas de granos (Lev. 2), así como las ofrendas pacíficas o de bienestar (Lev. 3), las ofrendas de purificación (Lev. 4) y las ofrendas de reparación (Lev. 5:14-6:7). Las primeras tres eran ofrendas voluntarias, y recordaban al dador (y a nosotros) que todo lo que somos y todo lo que tenemos pertenece a Dios. Los holocaustos (ofrendas quemadas) simbolizaban la dedicación total del que hacía la ofrenda. La ofrenda de granos simbolizaba la dedicación de las posesiones materiales a Dios, fueran alimentos, animales u otra cosa. La ofrenda de bienestar era el único sacrificio en el que el participante recibía una parte de la ofrenda para su consumo personal. Los otros dos sacrificios eran obligatorios. Recordaban a la gente que, aunque las equivocaciones tienen consecuencias, estas pueden ser “sanadas”. La ofrenda de purificación, llamada también “ofrenda por el pecado”, se ofrecía después de una contaminación ritual o después de que la persona se diera cuenta de una contaminación moral por medio de un pecado. La función de las ofrendas nos muestra que cada aspecto de la vida debe estar bajo el control de Dios. ¿Cómo puedes aprender a rendir completamente a Dios todo lo que tienes o eres? ¿Qué ocurre cuando haces esto? 21
  • 22. Lección 3 // Martes 15 de octubre EL SACRIFICIO EN MORIAH Lee Génesis 22:1 al 19. ¿Qué aprendió Abraham acerca de los sacrificios? ¿Cuál era el propósito de Dios en este increíble desafío a la fe de Abraham? La vida del patriarca con Dios siempre había estado acompañada por promesas divinas: la promesa de tierra, de descendientes y de bendiciones; la promesa de un hijo; y la promesa de que Dios cuidaría de Ismael. Abraham sacrificó, pero siempre fue a la luz de alguna promesa. Sin embargo, en la situación descrita en Génesis 22, Abraham no recibió ninguna promesa divina; en cambio, se le dijo que sacrificara la promesa viviente, su hijo. Obedeciendo el mandato de Dios, Abraham mostró que Dios era más importante para él que cualquier otra cosa. “Fue para grabar en la mente de Abraham la realidad del evangelio, así como para probar su fe, por lo que Dios le mandó sacrificar a su hijo. La agonía que sufrió durante los aciagos días de aquella terrible prueba fue permitida para que comprendiera por su propia experiencia algo de la grandeza del sacrificio hecho por el Dios infinito en favor de la redención del hombre. Ninguna otra prueba podría haber causado a Abraham tanta angustia como la que le causó el ofrecer a su hijo. Dios dio a su Hijo para que muriera en la agonía y la vergüenza” (PP 150). Con respecto al sacrificio, Abraham comprendió dos principios esenciales. Primero, nadie sino Dios mismo ofrece el verdadero sacrificio y el medio de salvación. Es Dios el que quiere, y debe proveer. Abraham inmortalizó este principio al llamar a ese lugar, “YHWH Jireh”, que significa: “Dios proveerá”. Segundo, el sacrificio real es sustitutivo, el que salvó la vida de Isaac. El carnero fue ofrecido “en lugar de su hijo” (Gén. 22:13). Ese animal, que Dios proveyó, prefigura al Cordero de Dios, Jesucristo, en quien “Jehová cargó [...] el pecado de todos nosotros” (Isa. 53:6, 7; Hech. 8:32). ¡Qué entrega asombrosa la de Abraham! ¿Quién puede imaginar cómo habrá sido para Abraham esta experiencia? Piensa en la última vez que tuviste que actuar por pura fe y hacer algo que te causó mucha angustia. ¿Qué aprendiste de tus acciones, y cuán bien te ha quedado grabada la lección? 22
  • 23. Miércoles 16 de octubre // Lección 3 VIDA POR VIDA Lee Levítico 17:10 y 11. ¿Qué función adjudica Dios a la sangre? En un pasaje en el que Dios instruye a los israelitas para que no coman sangre, provee una razón interesante para esta prohibición: la sangre representa la vida, y Dios hizo que la sangre expiatoria fuera un rescate por la vida humana. Una vida, representada por la sangre, rescata a otra vida. El principio de la sustitución, que llegó a ser explícito en el monte Moriah cuando Abraham ofreció la sangre del carnero en lugar de la sangre de su hijo, está firmemente arraigado en los requisitos legales de Dios para el antiguo Israel. En Génesis 22, Dios muestra que él mismo es el que provee el medio para la expiación; y la expresión “yo os la he dado” (Lev. 17:11) es enfática. Nosotros no podemos proveer nuestro propio rescate. Dios tiene que darlo. Otras religiones que usan sacrificios tienen un concepto diferente. En la Biblia, no es un ser humano el que se acerca a Dios para aplacarlo; más bien, es Dios quien provee el medio para que uno vaya a su presencia. Y Cristo proveyó su sangre para el rescate. Lee 1 Samuel 15:22 y Miqueas 6:6 al 8. ¿Cuáles son algunos de los peligros de un sistema de ritos? Dios nunca tuvo la intención de que los sacrificios sustituyeran la actitud del corazón; por el contrario, los sacrificios debían abrir el corazón del creyente a Dios. Si perdemos de vista el hecho de que los sacrificios expresan una relación espiritual entre Dios y nosotros, y que todos ellos apuntan a un sacrificio mucho mayor, Cristo Jesús, podríamos fácilmente confundir los ritos de sacrificios con un aparato automático para realizar la expiación. Además de los sacrificios, Dios quiere que nuestros corazones sean rectos ante él (Sal. 51:16, 17). Los profetas israelitas acusaron al pueblo de una piedad falsa y los llamaron a “hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios” (Miq. 6:6-8; comparar con Isa. 1:10-17). ¿De qué maneras afrontamos el mismo peligro expresado arriba? ¿Por qué a menudo es difícil darse cuenta de que podemos hacer lo mismo que hicieron los antiguos israelitas en este asunto? ¿Cómo podemos evitar este error? 23
  • 24. Lección 3 // Jueves 17 de octubre LOS SACRIFICIOS HOY / SACRIFICIOS VIVOS Aunque después de la muerte expiatoria de Cristo no hubo más necesidad de sacrificios de animales, el Nuevo Testamento habla, en cambio, acerca de la necesidad de otra clase de sacrificios. Según los siguientes textos, ¿qué clase de ofrendas hemos de llevar hoy a Dios? Rom. 12:1, 2; Fil. 4:18; Heb. 13:15, 16; 1 Ped. 2:5. La terminología del sistema de sacrificios ayudó a describir muy bien el concepto de los primeros cristianos acerca de lo que significaba vivir una vida totalmente consagrada a Dios. De hecho, aun cuando Pablo estaba pensando acerca de su martirio, él se describió como una libación (ofrenda de líquidos [Fil. 2:17; 2 Tim. 4:6]). ¿Qué mensaje específico se nos da en Romanos 12:1? ¿De qué maneras hemos de manifestar esta verdad en nuestra propia vida? Un “sacrificio vivo” significa que la persona entera se da a Dios. Incluye la dedicación del cuerpo (Rom. 12:1) así como la transformación del ser interior (vers. 2). Hemos de ser puestos aparte (“santos”) para el único propósito de servir a Dios. Los cristianos se presentarán a sí mismos totalmente a Dios por causa de las “misericordias de Dios”, como se describe en Romanos 12:1 al 11, que presenta a Cristo como nuestro sacrificio, el medio de nuestra salvación. En este contexto, la apelación de Pablo es que los cristianos imiten a Cristo. Una verdadera comprensión de la gracia de Dios nos lleva a una vida consagrada a Dios y a un servicio amante a otros. La entrega del yo y de los deseos del yo a la voluntad de Dios es la única respuesta razonable al sacrificio máximo de Cristo por nosotros. Al fin, ha de haber una armonía entre nuestra comprensión de la verdad espiritual y doctrinal, y nuestro servicio a otros. Todo aspecto de la vida debe expresar el compromiso genuino del creyente con Dios. La verdadera adoración nunca es solo interior y espiritual; debe incluir actos exteriores de servicio abnegado. Después de todo, piensa acerca de lo que nuestro Señor hizo por nosotros. 24
  • 25. Viernes 18 de octubre // Lección 3 PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: “Había sido difícil aun para los ángeles comprender el misterio de la redención, entender que el Soberano del cielo, el Hijo de Dios, debía morir por el hombre culpable. Cuando a Abraham se le mandó ofrecer a su hijo en sacrificio, se despertó el interés de todos los seres celestiales. Con intenso fervor, observaron cada paso dado en cumplimiento de ese mandato. Cuando a la pregunta de Isaac: ‘¿Dónde está el cordero para el holocausto?’ Abraham contestó: ‘Dios se proveerá del cordero’, y cuando fue detenida la mano del padre en el momento mismo en que estaba por sacrificar a su hijo y el carnero que Dios había provisto fue ofrecido en lugar de Isaac, entonces se derramó luz sobre el misterio de la redención, y aun los ángeles comprendieron más claramente las medidas admirables que había tomado Dios para salvar al hombre” (PP 151). PREGUNTAS PARA DIALOGAR: 1. “Nuestros pies caminarán en tus senderos, nuestros labios hablarán la verdad y esparcirán el evangelio, nuestras lenguas traerán curación, y nuestras manos levantarán a los que cayeron, y realizarán tareas mundanas como cocinar y limpiar, escribir y remendar; nuestros brazos abrazarán a los solitarios y a los no amados, nuestros oídos escucharán los clamores de los angustiados, y nuestros ojos mirarán humilde y pacientemente hacia Dios”.–John Stott, Romanos, p. 322. ¿De qué maneras esta cita muestra lo que significa ser un “sacrificio vivo”? ¿Por qué solo con la muerte al yo podremos alguna vez vivir de ese modo? 2. Como vimos durante esta lección, uno de los grandes problemas que la gente afrontaba era ver el sistema de sacrificios como un fin en sí mismo en vez de un medio para un fin: ese fin era una vida enteramente consagrada a Dios, una consagración que se revela en un servicio amante a otros. ¿De qué maneras los adventistas del séptimo día (que hemos recibido tanta luz) estamos especialmente en peligro de seguir el mismo sendero, tal vez pensando ahora que las grandes verdades que tenemos son un fin en sí mismas y por sí mismas, en lugar de un medio para un fin? 3. Medita en la historia de Abraham e Isaac en el monte Moriah. Por perturbadora que sea esta historia, se podría alegar que tiene la intención de perturbar, de causar consternación y angustia. ¿Por qué crees que alguno podría alegar que, entre otras cosas, tenía la intención de evocar esas emociones en el lector? 25
  • 26. Lección 4: Para el 26 de octubre de 2013 LECCIONES DEL SANTUARIO Sábado 19 de octubre LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Éxodo 40:9, 10; Levítico 19:2; 1 Pedro 1:14-16; Éxodo 31:2-11; Romanos 3:25-28; 1 Reyes 8:31-53; Salmo 73:1-17. PARA MEMORIZAR: “Y harán un Santuario para mí, y habitaré en medio de ellos” (Éxo. 25:8). EL SANTUARIO es una de las mayores ilustraciones que Dios usó para enseñarnos el significado del evangelio. Al estudiar el Santuario esta semana, el esquema que sigue será útil. Esta lección se concentra en algunas de las mayores vislumbres ofrecidas por el Santuario terrenal. Más tarde estudiaremos el sistema de sacrificios. Cerca de lino blanco Mesa de los panes de la proposición Arca del Testimonio Lugar Santísimo Altar del incienso El lavacro Candelabro Lugar Santo ATRIO N 26 O E S Altar del holocausto
  • 27. Domingo 20 de octubre // Lección 4 EL LUGAR DE SU PRESENCIA Según Éxodo 25:8, ¿cuál era el propósito del Santuario terrenal en el desierto? ¿Qué verdad asombrosa nos enseña esto acerca del amor de Dios por nosotros? En el Edén, el pecado rompió la relación cara a cara entre Dios y la humanidad. El pecado les quitó a nuestros primeros padres la comunión directa con Dios. Sin embargo, el Creador deseaba gozar una profunda relación de pacto con la humanidad caída, y comenzó este proceso allí mismo, en el Edén. Siglos más tarde, al liberar a Israel de Egipto, y establecer el Santuario y el sistema de sacrificios, Dios otra vez tomó la iniciativa de atraer de nuevo a la humanidad a su presencia. El Santuario testifica del propósito de Dios de habitar entre su pueblo. Esta es la idea de Dios (Sal. 132:13, 14). Su meta última es la relación, y eligió el Santuario para lograrlo. El Santuario era la evidencia tangible de la presencia de Dios con su pueblo en la Tierra. Por la descripción de Números 2, es evidente que el Tabernáculo estaba ubicado en el centro del campamento cuadrado, donde, ordinariamente en el antiguo Cercano Oriente, el rey solía emplazar su tienda. De ese modo, el Tabernáculo simbolizaba que Dios era el Rey sobre Israel. Los levitas pusieron sus tiendas alrededor del Tabernáculo (Núm. 1:53), y las otras tribus pusieron las suyas más allá, a cierta “distancia”, en grupos de tres (Núm. 2:2). Esto ilustra de una manera clara tanto la proximidad de Dios así como cierta distancia. Otro propósito del Santuario era proveer un lugar para un sistema de adoración centralizado, divinamente ordenado. Siendo que la presencia de Dios en medio del pueblo estaba comprometida por sus impurezas y flaquezas morales, él proveyó un sistema de sacrificios y ofrendas por medio de los cuales un pueblo no santo podía vivir y permanecer en la presencia de un Dios santo. De este modo, el Santuario revelaba detalles del plan de redención, que incluía no solo los sacrificios sino también el ministerio del sacerdocio, como una parte integral del plan de redención. Con el Santuario, el Creador del universo (ver Juan 1:1-3) se rebajó para morar entre los peregrinos sin hogar en el desierto. ¿Cómo debería este hecho ayudarnos a evitar prejuicios étnicos o culturales, contra otros? 27
  • 28. Lección 4 // Lunes 21 de octubre “SED SANTOS” “Y tomarás el aceite de la unción, y ungirás el Tabernáculo, y todo lo que está en él; y lo santificarás con todos sus utensilios, y será santo. Ungirás también el altar del holocausto y todos sus utensilios; y santificarás el altar, y será un altar santísimo” (Éxo. 40:9, 10). Éxodo 40:9 y 10 nos muestra que el Santuario había de ser considerado “santo”. La idea básica de santidad es estar separado y ser singular, junto con pertenecer a Dios. “Los servicios simbólicos eran el vínculo que unía a Dios con Israel. Las ofrendas de sacrificios tenían el propósito de prefigurar el sacrificio de Cristo, preservando así en el corazón de la gente una firme fe en el Redentor venidero. Por lo tanto, a fin de que el Señor pudiera aceptar sus sacrificios y continuar morando con ellos y, por otro lado, para que el pueblo pudiera tener un conocimiento correcto del plan de salvación y un recto entendimiento de su deber, era de la máxima importancia que en todas las personas relacionadas con el Santuario hubiera santidad de corazón y pureza de vida, reverencia para Dios y estricta obediencia a sus requerimientos” (E. G. de White, CBA 2:1.004). Lee Levítico 19:2 y 1 Pedro 1:14 al 16. ¿Cuál es la razón principal para que la gente sea santa? La santidad de Dios nos transforma y nos pone aparte. Su santidad es la motivación máxima para la conducta ética de su pueblo en todas las esferas de su vida (ver Lev. 19), sea la observancia de la ley de alimentación (Lev. 11:44, 45), el respeto al sacerdote (Lev. 21:8), o no conformarse con los apetitos anteriores (1 Ped. 1:14). Obviamente, Dios quiere que crezcamos en santidad al llegar a estar más cerca de él. Este cambio únicamente puede producirse por medio de una entrega de nuestras naturalezas pecaminosas y una disposición a hacer lo recto, sin importar las consecuencias. Piensa en ti mismo, tus hábitos, gustos, actividades, etc. ¿Cuánto de lo que eres y de lo que haces lo considerarías “santo”? Es una pregunta más bien difícil de afrontar, ¿verdad? 28
  • 29. Martes 22 de octubre // Lección 4 LOS OBJETOS DEL SANTUARIO Lee Éxodo 31:2 al 11. ¿Qué nos enseñan estos versículos acerca de la fabricación de los objetos del Santuario terrenal? ¿Qué vínculo hay allí con Génesis 1:2? (ver también Éxo. 25:9). De todos los objetos del Santuario, el Arca del Testimonio era el símbolo supremo de la presencia y la santidad de Dios. El nombre deriva de las dos tablas de piedra, llamadas el “testimonio” (Éxo. 32:15, 16), que estaban ubicadas dentro del Arca (Éxo. 25:16, 21). Encima del Arca estaba el “propiciatorio” (o “cubierta de propiciación”), con dos querubines que lo cubrían con sus alas (Éxo. 25:17-21). Esto transmitía la idea de que nuestro Dios compasivo y lleno de gracia reconcilió a la gente consigo e hizo toda provisión para que mantuvieran una relación de pacto con él. Este es el lugar donde, una vez por año, en el Día de la Expiación (Yom Kippur, en hebreo), se hacía la expiación del pueblo y del Santuario (Lev. 16:1416). En Romanos 3:25, Pablo menciona que Dios puso a Jesús como “propiciación” (o “sacrificio de expiación”, NVI), puesto que Jesús mismo es el lugar de la redención, por medio del cual Dios hizo expiación por nuestros pecados. En el Lugar Santo, el primer departamento, el candelabro proveía luz continuamente (Lev. 24:1-4), y el altar del incienso producía el humo protector que escondía la presencia de Dios, para que el sacerdote no la viera (Lev. 16:12, 13). Sobre la mesa para los panes de la presencia (o proposición) se ubicaban doce panes, que representaban a las doce tribus de Israel. También sobre esta mesa se ponían platos, cucharas, cubiertas y tazones (Éxo. 25:29, 30). Aunque se da muy poca información sobre el significado de estos elementos, parece que representaban los elementos de una comida de pacto (recordando Éxo. 24:11), y servían como un recordativo constante del pacto de Dios con su pueblo. Lee Romanos 3:25 al 28. ¿Qué gran esperanza podemos obtener de las promesas de salvación “por fe sin las obras de la ley”? 29
  • 30. Lección 4 // Miércoles 23 de octubre EL CENTRO DE ACTIVIDAD DIVINA Y COMUNAL Lee 1 Reyes 8:31 al 53. ¿Qué más nos enseña este texto acerca de la función del Santuario? En la ceremonia de dedicación del Templo recién construido, el rey Salomón ofreció siete casos de oraciones específicas que podían ofrecerse en el Templo. Las siete funciones ejemplifican el extenso rol del Templo en la vida de los israelitas. El Templo era un lugar para buscar perdón (vers. 30); para presentar juramentos (vers. 31, 32); para suplicar cuando fueran derrotados (vers. 33, 34); para pedir cuando enfrentaban una sequía (vers. 35, 36) u otros desastres (vers. 37-40). También era el lugar para que oraran los extranjeros (vers. 41-43), así como un lugar para pedir la victoria (vers. 44, 45). Llega a ser evidente que el Templo tenía la intención de ser una “casa de oración para todos los pueblos” (Isa. 56:7), por el hecho de que Salomón preveía que los israelitas, los extranjeros y todo el pueblo fueran los suplicantes. El Santuario era el centro ideológico de básicamente toda la actividad en Israel. La religión no era parte de la vida de un creyente, ni siquiera una parte principal: era la vida. ¿Qué nos dice esto acerca del lugar que debería tener nuestra fe en nuestra propia vida? Cuando la gente quería recibir consejos o juicios, o si se arrepentía de sus pecados, iba al Santuario. El Santuario fue también el eje de la vida durante los años que Israel pasó en el desierto. Cuando Dios deseaba comunicarse con su pueblo, lo hacía desde el Santuario (Éxo. 25:22). Por lo tanto, es apropiado llamarlo el “Tabernáculo de reunión” (por ejemplo, Lev. 1:1). Piensa en tu vida de oración. ¿Cuán profunda, cuán rica, cuán afirmadora de tu fe y transformadora de tu vida es ella? Tal vez la primera pregunta que tienes que hacerte es: ¿Cuánto tiempo paso en oración? 30
  • 31. Jueves 24 de octubre // Lección 4 “HASTA QUE ENTRÉ EN EL SANTUARIO DE DIOS” Una y otra vez, los Salmos muestran que el Santuario desempeñó una parte importante en la relación entre los creyentes y Dios. Bien conocida es la firme convicción que David expresó en el Salmo 23 de que “en la casa del Señor habitaré para siempre” (vers. 6, NVI). El principal deseo de David en el Salmo 27 era estar en la presencia de Jehová, una presencia que se experimentaba mejor en el Santuario. A fin de mostrar cuánto se deleitaba en el Santuario, David usó el rango completo de expresiones para referirse a él, llamándolo la Casa del Señor, Templo, Tabernáculo y Tienda. Allí uno puede meditar y “contemplar la hermosura de Jehová” (Sal. 27:4). Las actividades de Dios en el Santuario ilustran algunos puntos vitales: él protege al adorador con seguridad y lo esconde en su Santuario, aun en tiempos difíciles (Sal. 27:5). Dios provee un refugio seguro y da paz mental a todos los que van a su presencia. Estas expresiones conectan la belleza de Dios con lo que él hace por su pueblo. Además, el servicio del Santuario, con su significado simbólico, muestra la bondad y la justicia de Dios. El objeto máximo del deseo más profundo de David no era solo estar en el Santuario, sino también que Jehová estuviera presente con él. Por esto, David resolvió “buscar” a Dios (Sal. 27:4, 8). Lee Salmo 73:1 al 17. ¿Qué vislumbres obtuvo Asaf después de entrar en el Santuario? En el Salmo 73, Asaf se ocupa del problema del sufrimiento. No podía comprender el éxito aparente de los impíos (vers. 4-12) mientras que los fieles eran afligidos. Él mismo casi resbaló (vers. 1-3), pero entrar en el Santuario marcó la diferencia para él (vers. 13-17). Allí, Asaf pudo ver el mismo poder y gloria de Dios que David menciona en el Salmo 63:2, y reconoce que las condiciones presentes un día cambiarán, y se hará justicia. Pudo reflexionar de nuevo sobre la verdad y recibir una reafirmación de que, a fin de cuentas, los malvados están en terreno resbaloso (Sal. 73:18-20) y que los fieles están seguros (vers. 21-28). Para quienes buscan a Dios, el Santuario llega a ser un lugar de confianza donde, Dios, “sobre una roca me pondrá en alto” (Sal. 27:5). El servicio del Santuario enseña que podemos aprender a confiar en la bondad y la justicia de Dios. 31
  • 32. Lección 4 // Viernes 25 de octubre PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Elena G. de White, “El Tabernáculo y sus servicios”, en Patriarcas y profetas, pp. 356-372. “Para la construcción del Santuario, fue necesario hacer grandes costosos preparativos; hacía falta gran cantidad de los materiales más preciosos y caros. No obstante, el Señor solamente aceptó ofrendas voluntarias. ‘Di a los hijos de Israel que tomen para mí ofrenda de todo varón que la diere de su voluntad, de corazón, tomaréis mi ofrenda’ (Éxo. 25:2). Tal fue la orden divina que Moisés repitió a la congregación. La devoción a Dios y un espíritu de sacrificio fueron los primeros requisitos para construir la morada del Altísimo” (PP 356, 357). PREGUNTAS PARA DIALOGAR: 1. Medita en el tema de la justicia de Dios. Vemos ahora muy poca justicia en este mundo. ¿Por qué, entonces, sin la esperanza fundamental de la justicia de Dios, no habría ninguna esperanza de justicia? 2. Alguien escribió: “El Tabernáculo es una pieza de Tierra Santa en medio de un mundo que ha perdido el rumbo”. ¿Qué significa esto para ti? 3. Lee 1 Pedro 1:14 al 16. ¿De qué modo entiendes la santidad de Dios? Para ti, ¿qué significa ser santo tú mismo? ¿Cómo puedes llegar a ser santo? 4. Los hijos de Elí son un ejemplo de personas que estuvieron “cerca” de Dios pero que perdieron el aprecio de su santidad (1 Sam. 2:12-17). ¿Cómo puedes evitar perder el sentido de la santidad de Dios? ¿Por qué la oración, el estudio y la obediencia son vitales para ayudarte a conservar el sentido de la santidad de Dios? 5. “La parte más importante del servicio diario era la que se realizaba en favor de los individuos. El pecador arrepentido traía su ofrenda a la puerta del Tabernáculo y, colocando la mano sobre la cabeza de la víctima, confesaba sus pecados; así, en un sentido figurado, los trasladaba de su propia persona a la víctima inocente. Con su propia mano mataba, entonces, al animal, y el sacerdote llevaba la sangre al Lugar Santo y la rociaba ante el velo, detrás del cual estaba el arca que contenía la Ley que el pecador había violado. Con esta ceremonia y en un sentido simbólico, el pecado era trasladado al Santuario por medio de la sangre” (PP 367, 368). ¿Cómo te ayuda esta cita a comprender las formas en las que la “salvación por fe” se revelaba en el servicio del Santuario? 32
  • 33. Lección 5: Para el 2 de noviembre de 2013 LA EXPIACIÓN: OFRENDA DE PURIFICACIÓN Sábado 26 de octubre LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: 2 Crónicas 33:12, 13; 2 Samuel 14:1-11; Levítico 4:27-31; Jeremías 17:1; Levítico 10:16-18; Miqueas 7:18-20. PARA MEMORIZAR: “Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como la de un cordero sin mancha y sin contaminación” (1 Ped. 1:18, 19). EL SISTEMA DE SACRIFICIOS es, tal vez, la parte mejor conocida del servicio del Santuario, porque es la que apunta directamente al sacrificio de Cristo. La sangre del animal que moría por el pecador llegaba a ser un símbolo de la sangre de Cristo, que murió por nosotros. Esta semana consideraremos varios conceptos relacionados con la “ofrenda de purificación” (también llamada “ofrenda por el pecado”), que era la forma que Dios designó para ayudarnos a comprender mejor cómo él nos reconcilia consigo por medio del único sacrificio verdadero, Jesucristo. Aquí se usa a veces la expresión ofrenda de purificación en lugar de ofrenda por el pecado, para evitar la impresión de que, por ejemplo, dar a luz es considerado como una falta moral porque la madre tenía que presentar tal ofrenda (Lev. 12:5-8). Este sacrificio se entiende mejor como una ofrenda de purificación por su impureza ritual, y no un sacrificio por causa de pecado. 33
  • 34. Lección 5 // Domingo 27 de octubre EL PECADO Y LA MISERICORDIA Quien conoce a Dios sabe que el pecado nos separa de él. La buena noticia es que Dios puso en marcha un sistema para tratar con el pecado y llevarnos de regreso a él. En el centro de este sistema está el sacrificio. En el Antiguo Testamento se describen tres clases de pecado, según la percepción que el pecador tenía de haber cometido: una transgresión involuntaria, o no intencional; un pecado deliberado, o intencional; o un pecado de rebelión. La “ofrenda de purificación” que se presenta en Levítico 4:1 a 5:13 se aplica a pecados no intencionales y a pecados deliberados (Lev. 5:1). Para esas dos categorías había una ofrenda, pero no se menciona ninguna para el pecado de rebelión, que se hacía con soberbia, por lo que el rebelde debía ser cortado del pueblo (Núm. 15:29-31). Sin embargo, parece que, aun en estos casos, tal como el de Manasés, Dios ofreció el perdón (2 Crón. 33:12, 13). Lee Deuteronomio 25:1 y 2; y 2 Samuel 14:1 al 11. ¿Qué revela 2 Samuel 14:9 acerca de la misericordia, la justicia y la culpa? ¿Está Dios justificado al perdonar al pecador? Después de todo, ¿no es el pecador injusto y, por lo tanto, digno de ser condenado? (Ver Deut. 25:1.) La historia de la mujer de Tecoa puede ilustrar la respuesta. Pretendiendo ser una viuda, ella fue al rey David buscando su juicio. Ella fabricó una historia acerca de sus dos hijos, uno que mató al otro. La ley israelita demandaba la muerte del asesino (Núm. 35:31), aun cuando él era el único varón que quedaba en la familia. La mujer suplicó a David (que actuaba como juez) que permitiera que el hijo culpable quedara libre. Ella luego declaró: “La maldad sea sobre mí y sobre la casa de mi padre; mas el rey y su trono sean sin culpa” (2 Sam. 14:9). La mujer y David comprendieron que, si el Rey decidía que el asesino saliera libre, el Rey mismo adquiriría la culpa del asesino, y su trono de justicia (es decir, su reputación como juez) estaría en peligro. El juez era moralmente responsable por lo que decidía. Por eso, la mujer ofreció llevar sobre sí la culpa. En forma similar, Dios toma a su cargo la culpa de los pecadores a fin de declararlos justos. Para que seamos perdonados, Dios mismo debe llevar nuestro castigo. Por esto, Cristo tuvo que morir para salvarnos. 34
  • 35. Lunes 28 de octubre // Lección 5 LA IMPOSICIÓN DE MANOS Lee Levítico 4:27 al 31. ¿Qué actividades rituales se realizaban junto con el sacrificio? El propósito de la ofrenda era quitar el pecado y la culpa del pecador, transferir la responsabilidad al Santuario, y permitir que el pecador saliera perdonado y limpiado. (En casos sumamente raros, uno podía llevar una cierta cantidad de harina como ofrenda de purificación y, aunque esta ofrenda de purificación no tenía sangre, se entendía que “sin derramamiento de sangre no se hace remisión” [Heb. 9:22].) El rito mismo incluía la imposición de manos, la muerte del animal, la manipulación de la sangre, el quemar la grasa y el comer la carne del animal. El pecador que traía la ofrenda recibía el perdón, pero solo después del ritual de la sangre. Una parte vital de este proceso involucraba la imposición de las manos (Lev. 1:4; 4:4; 16:21). Esto se hacía para que la ofrenda fuera “aceptada para expiación suya” (Lev. 1:4). La ofrenda se aplicaba solo al que ponía sus manos sobre la cabeza del animal. Según Levítico 16:21, la imposición de manos estaba acompañada por una confesión del pecado; esto reconocería la transferencia del pecador al animal inocente. La matanza era, por supuesto, básica en cualquier ofrenda animal. Después de que el animal era muerto, la sangre derramada se usaba para hacer expiación sobre el altar (Lev. 17:11). Por cuanto los pecados habían sido transferidos al animal por la imposición de las manos, debemos comprender que la muerte del animal era una muerte sustitutiva. El animal moría en lugar del pecador. Esto puede explicar por qué el acto de matar el animal debía realizarlo el pecador, el culpable, y no el sacerdote. La siguiente vez que estés tentado a pecar, visualiza a Jesús muriendo en la cruz, y mírate poniendo las manos sobre su cabeza y confesando tus pecados sobre él. ¿Cómo podría este concepto, desarrollado en tu mente, ayudarte a comprender cuánto costó el que seas perdonado? ¿Cómo podría esta idea ayudarte a resistir esa tentación? 35
  • 36. Lección 5 // Martes 29 de octubre LA TRANSFERENCIA DEL PECADO “El pecado de Judá escrito está con cincel de hierro y con punta de diamante; esculpido está en la tabla de su corazón, y en los cuernos de sus altares” (Jer. 17:1). Después de la imposición de las manos y la muerte del animal, el siguiente rito en la ofrenda era la manipulación de la sangre. El sacerdote aplicaba la sangre expiatoria a los cuernos del altar. Como se involucraba la sangre, esta parte del rito tenía que ver con la expiación (Lev. 17:11). Si el pecador era un hombre común o un líder, la sangre se aplicaba sobre el altar del holocausto (Lev. 4:25, 30); si los pecadores eran el sumo sacerdote o toda la congregación, la sangre se aplicaba al altar interior, el altar del incienso (Lev. 4:7, 18). ¿Qué significaba untar con sangre los cuernos del altar? Los cuernos eran los puntos más elevados del altar, y así podían representar la dimensión vertical de la salvación. Se llevaba la sangre a la presencia de Dios. Jeremías 17:1 nos ayuda a comprender lo que sucedía: el pecado de Judá está grabado “en la tabla de su corazón, y en los cuernos de sus altares”. Aunque el texto se refiere a los altares involucrados en la adoración idolátrica, el principio es el mismo: el altar reflejaba la condición moral del pueblo. La sangre transfería la culpa del pecado y, al estar sobre los cuernos del altar, transfería el pecado al Santuario. Esto permite comprender el plan de salvación como se revela en el servicio del Santuario terrenal, que simboliza la obra de Cristo en el cielo por nosotros. Siendo que la sangre llevaba el pecado, también contaminaba el Santuario. Encontramos un ejemplo de esta contaminación en casos en los que la sangre de la ofrenda de purificación salpicaba accidentalmente un vestido. La vestidura necesitaba ser purificada, no en cualquier parte, sino solo “en lugar santo” (Lev. 6:27). Finalmente, quemar la grasa sobre el altar indicaba que todo lo que tenía que ver con la ofrenda de purificación pertenecía a Dios (Lev. 3:16). Gracias a la muerte de Jesús, simbolizada por aquellos sacrificios, nuestro pecado ha sido quitado de nosotros, puesto sobre Jesús y transferido al Santuario celestial. Esto es central en el plan de salvación. ¿Cómo nos ayudan los servicios del Santuario a comprender nuestra total dependencia de Dios para el perdón de nuestros pecados? ¿Qué consuelo te da esta verdad? Al mismo tiempo, ¿qué responsabilidades importantes lo acompañan? 36
  • 37. Miércoles 30 de octubre // Lección 5 CARGAR EL PECADO Lee Levítico 6:25 y 26; y 10:16 al 18. ¿Qué verdad vital se revela aquí? Al comer la ofrenda en el Lugar Santo, el sacerdote oficiante “llevaba la iniquidad” del ofensor. La carne de esta ofrenda no era solo un pago por los servicios del sacerdote (de otro modo, Moisés no hubiera estado tan enojado con los hijos de Aarón por no haberla comido), sino una parte vital de la expiación. ¿Cómo contribuía el comer el sacrificio al proceso de la expiación? Solo se había de comer de aquellas ofrendas en las que la sangre no entraba al Lugar Santo; es decir, las ofrendas del líder y del hombre común. La Biblia afirma que, al comer el sacrificio, los sacerdotes “llevaban la iniquidad [la culpa]”, que “hacía expiación” del pecador. Llevar la iniquidad [culpa] implicaba que el pecador ahora estaba libre de ella. En el hebreo, Éxodo 34:7 dice que Dios “lleva la iniquidad”, las mismas dos palabras hebreas que se usaron en Levítico 10:16, donde se aclara que el sacerdote llevaba el pecado que a la vez traía el perdón para el pecador. Sin esa transferencia, el pecador tendría que cargar su propio pecado (Lev. 5:1) y, por lo tanto, iría a la muerte (Rom. 6:23). Que el sacerdote llevara el pecado de otro es justo lo que Cristo hizo por nosotros. Él murió en nuestro lugar. Concluimos que la obra sacerdotal en el Santuario terrenal tipifica la obra de Cristo por nosotros, porque él llevó sobre sí mismo la culpa de nuestros pecados. “La bendición viene por causa del perdón; el perdón viene por medio de la fe en que el pecado, del que se está arrepentido y se lo ha confesado, es llevado por el gran Cargador del pecado. Así, de Cristo vienen todas nuestras bendiciones. Su muerte es un sacrificio expiatorio por nuestros pecados. Él es el mayor medio por el cual recibimos la misericordia y el favor de Dios. Él, entonces, es realmente el Originador, el Autor, así como el Consumador, de nuestra fe” (MR 9:302). Imagínate ante Dios en el Juicio. ¿Cuál sería tu apoyo: tus buenas obras, tu observancia del sábado, todas las cosas buenas que hiciste y todas las cosas malas que no hiciste? ¿Crees que esto sería suficiente para justificarte delante de un Dios santo y perfecto? Si no, ¿cuál es tu única esperanza en el Juicio? (Ver 1 Ped. 1:22.) 37
  • 38. Lección 5 // Jueves 31 de octubre PERDÓN Lee Miqueas 7:18 al 20. ¿Qué cuadro de Dios encontramos en este pasaje? Los últimos tres versículos del libro de Miqueas se concentran en la relación de Dios con su remanente. El texto describe en forma hermosa por qué Dios no tiene rival. Él es incomparable por su amor y su gracia perdonadores. La característica destacada de Dios, como se revela en Miqueas (y en otros lugares), es su disposición a perdonar. Miqueas enfatiza este punto al usar diversas expresiones para los atributos de Dios (vers. 18) y sus realizaciones (vers. 19, 20). Sus atributos y realizaciones se explican en el lenguaje del Credo Israelita en Éxodo 34:6 y 7, una de las descripciones más amadas del carácter de Dios. Es interesante que varias palabras vitales de Miqueas 7:18 al 20 se usan también en el Canto del Siervo en Isaías 53, señalando el hecho de que el medio del perdón viene de aquel que está sufriendo por el pueblo. Lamentablemente, no todos gozarán de la gracia salvadora de Dios. El perdón de Dios no es barato ni automático. Involucra la lealtad. Los que han experimentado su gracia responden del mismo modo, tal como vemos en Miqueas 6:8, un texto central en este libro. Así como Dios “se deleita en misericordia” [7:18], llama a su remanente a “amar misericordia” [6:8]. Su pueblo imitará el carácter de Dios. Su vida relejará su amor, su compasión y su bondad. En la Biblia, Miqueas 7:18 al 20, con su énfasis en el perdón, es seguido de inmediato por Nahum 1:2 y 3, con su énfasis en el Juicio. Esto despliega las dos dimensiones del trato de Dios con nosotros: perdona a los arrepentidos y castiga a los impíos. Ambos lados pertenecen a Dios. Él es Salvador y Juez. Estos dos aspectos del carácter de Dios son complementarios, no contradictorios. Un Dios compasivo puede también ser un Dios justo. Sabiendo esto, podemos descansar seguros en su amor, su perdón y su justicia total. Lee Miqueas 6:8. ¿Cuán buena es una profesión de fe sin estos principios, para revelar la realidad de esa profesión? ¿Qué es más fácil: pretender tener fe en Jesús o vivir esa fe, como se expresa en Miqueas 6:8? ¿Cómo puedes mejorar esta última parte? 38
  • 39. Viernes 1º de noviembre // Lección 5 PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Elena G. de White, “El Tabernáculo y sus servicios”, en Patriarcas y profetas, pp. 356-372. “Como Cristo, después de su ascensión, compareció ante la presencia de Dos para ofrecer su sangre en beneficio de los creyentes arrepentidos, así el sacerdote rociaba en el servicio diario la sangre del sacrificio en el Lugar Santo a favor de los pecadores. “Aunque la sangre de Cristo habría de librar al pecador arrepentido de la condenación de la Ley, no había de anular el pecado; este queda registrado en el Santuario hasta la expiación final; así en el símbolo, la sangre de la víctima quitaba el pecado del arrepentido, pero quedaba en el Santuario hasta el día de la expiación” (PP 371). PREGUNTAS PARA DIALOGAR: 1. Algunos han alegado que todo el concepto de sustitución es injusto. ¿Por qué el inocente debe morir en lugar del culpable? Sin embargo, por cuanto esto es una verdad que no solo se enseña claramente en la Biblia, sino también está en el centro de su tema básico, ¿cómo respondemos a esa acusación? ¿Podría ser que la “injusticia” de todo ello nos ayude a entender la gracia que se exhibió a fin de darnos el perdón? Es decir, ¿de qué maneras podría esta “injusticia” ayudarnos a mostrar precisamente cuán grande, y misericordioso y amante es realmente nuestro Dios? 2. Como clase, lean Miqueas 6:8. ¿Qué se nos indica aquí? Pero, más importante, ¿cómo podemos aprender a cumplir este mandato explícito? ¿Cómo aprendemos a hacer todas estas cosas, incluyendo “humillarte ante tu Dios” [“caminar humildemente con tu Dios”, BJ]? ¿Qué significa esto? ¿De qué modo el caminar humildemente con Dios puede traducirse en caminar humildemente con otros? 3. Piensa acerca de lo que significa que el único camino para ser salvos haya sido por medio de la muerte de Jesús. ¿Qué nos enseña esta verdad asombrosa acerca de cuán verdaderamente malo es el pecado, y por qué cualquier esfuerzo para salvarnos por nuestras buenas obras es tan inútil como fregar un cerdo para hacerlo carne limpia? 4. En la clase, repasen la pregunta al final de la lección del miércoles. Analicen las respuestas que dieron, y la implicaciones de esas respuestas en relación con el evangelio y lo que Dios hizo por nosotros para salvarnos. 39
  • 40. Lección 6: Para el 9 de noviembre de 2013 EL DÍA DE EXPIACIÓN Sábado 2 de noviembre LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Levítico 16; Levítico 23:2732; Deuteronomio 19:16-21; Mateo 18:23-35; Isaías 6:1-6. PARA MEMORIZAR: “¿Qué Dios como tú, que perdonas la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia. Él volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados” (Miq. 7:18, 19). EL DÍA DE EXPIACIÓN, o Yom Kippur, como se revela en Levítico 16, es el rito más solemne del Antiguo Testamento. Está deliberadamente insertado en el centro del libro de Levítico, que en sí mismo está en el centro de los cinco libros de Moisés [el Pentateuco], a fin de ayudar a ilustrar el carácter “santísimo” de este rito. También se lo llama sábado de los sábados (Lev. 16:31; “día de completo reposo”, NVI; “día de descanso completo”, BJ), el día que requiere el cese de todo trabajo, que era una fiesta anual israelita. Este hecho pone al día dentro del concepto del sábado: un tiempo para descansar en lo que Dios, como Creador y Redentor, hizo (y lo que hará) por nosotros. Esta semana estudiaremos lo que sucedía en el Día de Expiación en el Santuario terrenal, específicamente los ritos con los dos machos cabríos, que nos ayuda a entender mejor verdades más profundas con respecto a la salvación y a la eliminación final del pecado. 40
  • 41. Domingo 3 de noviembre // Lección 6 LA PURIFICACIÓN ANUAL Lee Levítico 16:16 y 30. ¿Qué se purificaba el Día de Expiación? Durante el año se transferían los pecados e impurezas rituales al Santuario. En el Día de Expiación se los eliminaba. El Día de Expiación tenía tres partes: 1. La ofrenda de purificación por el sacerdote. El sumo sacerdote mataba un novillo por sus pecados, para estar limpio al entrar al Santuario y realizar el rito para purificarlo. 2. La ofrenda de purificación del macho cabrío “por Jehová” (Lev. 16:8). Durante el año, las ofrendas de purificación “llevaban” todos los pecados de los israelitas al Santuario. En el Día de Expiación se quitaban esos pecados del Santuario con la sangre del macho cabrío “por Jehová”. 3. El rito de eliminación con el macho cabrío por Azazel. Dios quería eliminar los pecados del pueblo, del Santuario y del campamento. Para ello, otro macho cabrío vivo era enviado al desierto. Lee Levítico 16:15. ¿Qué sucedía con el macho cabrío por Jehová, y qué simbolizaba? Como no había confesión de pecado ni imposición de manos sobre el macho cabrío por Jehová, su sangre no llevaba el pecado. Así, no contaminaba, sino más bien purificaba. El efecto es descrito en los versículos 16 y 20. El sumo sacerdote hacía expiación con esa sangre, purificando todo el Santuario. Al mismo tiempo, cuando el Santuario era limpiado de todos los pecados del pueblo, el pueblo mismo también quedaba purificado. Por eso, el Día de Expiación era singular. El Día de Expiación era la segunda etapa de una expiación en dos fases. En la primera fase, durante el año los israelitas eran perdonados. Sus pecados no eran borrados, sino que eran confiados a Dios, que prometía ocuparse de ellos. La segunda fase no tenía que ver con el perdón: el pueblo ya estaba perdonado. En realidad, el verbo “perdonar” no aparece nunca en Levítico 16 o en Levítico 23:27 al 32. Es decir, todo el plan de salvación trata más que con el perdón de los pecados, un punto que tiene más lógica cuando se lo comprende en el contexto de la gran controversia. 41
  • 42. Lección 6 // Lunes 4 de noviembre MÁS ALLÁ DEL PERDÓN Lee Levítico 16:32 al 34. ¿Cuál era la tarea principal del sumo sacerdote en el Día de Expiación? La función principal del sumo sacerdote era mediar entre Dios y el pueblo. Con respecto al Santuario, él administraba el sistema de sacrificios y ofrendas, y realizaba diversos ritos (Heb. 8:3). Esta tarea en el Día de Expiación era enorme. Realizaba casi cada rito, excepto llevar el macho cabrío por Azazel al desierto, aunque él daba la orden para que lo llevaran. En el Día de Expiación, el “gran” sacerdote, como también se lo llamaba, llegaba a ser un ejemplo viviente de Cristo. Así como la atención del pueblo de Dios se centraba en el sumo sacerdote, Jesús es el centro exclusivo de nuestra atención. Así como las actividades del sumo sacerdote sobre la Tierra producían la purificación del pueblo, así la obra de Jesús en el Santuario celestial realiza lo mismo para nosotros (Rom. 8:34; 1 Juan 1:9). Así como la única esperanza de la gente en el Día de Expiación era el sumo sacerdote, nuestra única esperanza es Cristo. “Aunque la sangre de Cristo habría de librar al pecador arrepentido de la condenación de la Ley, no había de anular el pecado; este queda registrado en el Santuario hasta la expiación final; así, en el símbolo, la sangre de la víctima quitaba el pecado del arrepentido, pero quedaba en el Santuario hasta el Día de la Expiación” (PP 371). De acuerdo con Levítico 16:18 al 20, el sumo sacerdote tenía que entrar en el Lugar Santísimo y limpiarlo de las impurezas rituales, las transgresiones y los pecados; él luego transfería todas las iniquidades, todas las transgresiones y todos los pecados de Israel al macho cabrío vivo, y los enviaba, por medio de ese macho cabrío, al desierto. De este modo, todas las faltas morales de Israel desparecían. Esto lograba el propósito principal del Día de Expiación: una purificación moral que iba más allá del perdón. No era necesario un nuevo perdón en ese día. Dios ya había perdonado sus pecados. Al luchar con todas nuestras fuerzas para alejar todo pecado, ¿cómo podemos aprender a depender totalmente de los méritos de Cristo como nuestra única esperanza de salvación? 42
  • 43. Martes 5 de noviembre // Lección 6 AZAZEL Lee Levítico 16:20 al 22. ¿Qué sucedía con el macho cabrío vivo? El rito con el macho cabrío vivo no era una ofrenda. Después de que se decidió por suerte cuál macho cabrío era por Jehová y cuál era por Azazel (a menudo llamado “chivo emisario”), solo el macho cabrío por Jehová se menciona como ofrenda de expiación (vers. 9, 15). En contraste, al macho cabrío por Azazel se lo llama el “macho cabrío vivo”. No se lo mataba, para evitar la idea de que el rito constituía un sacrificio. El macho cabrío vivo aparecía solo después de que el sumo sacerdote había terminado la expiación por todo el Santuario (vers. 20). Este punto no puede enfatizarse demasiado: el rito posterior con el macho cabrío vivo no tenía nada que ver con la limpieza misma del Santuario o del pueblo. Ellos ya habían sido purificados. ¿Quién o qué era Azazel? Los intérpretes judíos antiguos identificaban a Azazel como el pecador angélico original y el autor principal del mal, el líder de los ángeles malos. Resulta ser un símbolo de Lucifer mismo. El rito del macho cabrío vivo era un rito de alejamiento que realizaba la eliminación final del pecado. El pecado recaía sobre él como responsable en primer lugar, y luego se lo alejaba del pueblo para siempre. Se hacía “expiación” sobre él en un sentido de castigo (Lev. 16:10), puesto que el macho cabrío era el responsable final del pecado. Algunos nos acusan falsamente de enseñar que Satanás juega un papel en nuestra salvación. Satanás, nunca, de ningún modo, lleva el pecado por nosotros como sustituto. Solo Jesús hizo eso, y es una blasfemia pensar que Satanás tuvo alguna parte en nuestra redención. El rito con el macho cabrío vivo encuentra un paralelo en la ley de los testigos falsos (Deut. 19:15-21). El acusador y el acusado están delante de Dios, representado por los sacerdotes y los jueces; se realiza una investigación y, si se encuentra que el acusador es un testigo falso, él recibe el castigo que quería aplicar al inocente (p. ej., Amán, que preparó una horca para Mardoqueo). Agradece a Dios por su perdón misericordioso y el hecho de que no recordará más nuestros pecados (Jer. 31:34). ¿Cómo podemos aprender a no recordar nuestros pecados una vez que son perdonados? ¿Por qué es tan importante que hagamos esto? 43
  • 44. Lección 6 // Miércoles 6 de noviembre EN EL DÍA DE EXPIACIÓN “De este modo, en el servicio del Tabernáculo, y en el del Templo, que posteriormente ocupó su lugar, se enseñaban diariamente al pueblo las grandes verdades relativas a la muerte y al ministerio de Cristo, y una vez al año sus pensamientos eran llevados hacia los acontecimientos finales de la gran controversia entre Cristo y Satanás, y hacia la purificación final del universo, que lo limpiará del pecado y de los pecadores” (PP 372). Lee Levítico 16:29 al 31 y 23:27 al 32. ¿Qué esperaba Dios que hicieran los israelitas en Yom Kippur? ¿Cómo se aplican estos principios hoy a nosotros, que vivimos en lo que ha dado en llamarse el “Día de Expiación antitípico”? Si alguien en el antiguo Israel no seguía estas instrucciones, había de ser cortado y destruido (Lev. 23:29, 30). El Día de Expiación realmente no era nada menos que vida y muerte. Exigía la total lealtad a Dios, de los creyentes. Imagínate que alguien hubiera confesado sus pecados en la primera fase de la expiación durante el año; es decir, los sacrificios diarios, pero que luego no tomara en serio el Día de Expiación. Por esta negligencia de lo que Dios había planificado demostrar en este día, tal persona mostraba ser desleal a Dios. Lo que esto significa es que la persona que profesa fe en Dios todavía puede perder la salvación. Como adventistas del séptimo día, no creemos en la idea de que “una vez salvo, siempre salvo”, porque la Biblia no enseña esto. Estamos seguros en Cristo tanto tiempo como vivamos por fe y nos entreguemos a él, reclamando su poder para obtener la victoria cuando somos tentados y su perdón cuando caemos. Lee Mateo 18:23 al 35. ¿Qué lecciones deberíamos obtener de esta poderosa parábola? 44
  • 45. Jueves 7 de noviembre // Lección 6 EL YOM KIPPUR PERSONAL DE ISAÍAS En Isaías 6:1 al 6, Isaías ve al Rey celestial sentado sobre un trono “alto y sublime” en el Templo. La visión es una escena de juicio que presenta a Dios, que viene a juzgar (Isa. 5:16). Isaías contempla al verdadero Rey, identificado en el Evangelio de Juan como Jesucristo (Juan 12:41). Aun cuando Isaías era un profeta de Dios y llamaba a otros al arrepentimiento, él comprendió que en la presencia de Dios estaba condenado. Confrontado con la santidad y la gloria de Dios, Isaías percibió su propia pecaminosidad y también la impureza de su pueblo. La santidad y el pecado son incompatibles. Como Isaías, todos necesitamos comprender que no podemos pasar con éxito el juicio divino por nosotros mismos. Nuestra única esperanza es tener un Sustituto. ¿Qué similitudes aparecen en Isaías 6:1 al 6 con el Día de Expiación? La combinación de un templo lleno de humo, un altar, un juicio, y la expiación por el pecado y la impureza, recuerda el Día de Expiación. Isaías experimentó su propio “Día de Expiación”. Actuando como sacerdote, un serafín (literalmente, “un ardiente”) tomó un carbón encendido del altar, presuponiendo alguna ofrenda, para purificar el pecado del profeta. Esta es una imagen adecuada para la limpieza del pecado posible por medio del sacrificio de Jesús y de su ministerio sacerdotal de mediación. Isaías reconoció esto como un rito de purificación, y se mantuvo quieto cuando el carbón tocó sus labios. Por ello, se le dijo: “Es quitada tu culpa, y limpio tu pecado” (Isa. 6:7). La voz pasiva en el versículo 7 muestra que ese perdón fue otorgado por el que estaba sentado sobre el Trono. El Juez es también el Salvador. La obra de purificación nos lleva del “¡Ay de mí!” al “Heme aquí, envíame a mí”. Comprender la obra celestial en el Día de Expiación nos lleva a estar preparados para la proclamación, porque una comprensión verdadera lleva a la certeza y la seguridad. Esto es porque, en el Juicio, tenemos un Sustituto, Jesucristo, cuya sola justicia (simbolizada por la sangre) nos capacitará para estar sin temor de condenación (Rom. 8:1). La gratitud motiva a la misión. Los pecadores perdonados son los mejores embajadores de Dios (2 Cor. 5:18-20) porque saben de qué los ha librado Dios. 45
  • 46. Lección 6 // Viernes 8 de noviembre PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: “Ahora se realiza el acontecimiento predicho por el último solemne servicio del Día de las Expiaciones. Una vez terminado el servicio que se cumplía en el Lugar Santísimo, y cuando los pecados de Israel habían sido quitados del Santuario por virtud de la sangre del sacrificio por el pecado, entonces el macho cabrío emisario era ofrecido vivo ante el Señor; y en presencia de la congregación el sumo sacerdote confesaba sobre él “todas las iniquidades de los hijos de Israel, y todas sus transgresiones, a causa de todos sus pecados, cargándolos así sobre la cabeza del macho cabrío” (Lev. 16:21, VM). Asimismo, cuando el servicio de propiciación haya terminado en el Santuario celestial, entonces, en presencia de Dios, y de los santos ángeles y de la hueste de los redimidos, los pecados del pueblo de Dios serán puestos sobre Satanás; se le declarará culpable de todo el mal que les ha hecho cometer” (CS 716). PREGUNTAS PARA DIALOGAR: 1. ¿Por qué la comprensión del plan de salvación es incompleta si deja afuera, o minimiza, la obra de Cristo como nuestro Sumo Sacerdote? ¿Qué nos enseña el Santuario acerca de cuán central en el plan de salvación es la obra de intercesión en el Santuario? El grueso de un libro entero del Nuevo Testamento, Hebreos, se dedica a la obra de Cristo en el Santuario celestial. En vista de esto, ¿cuán importante es esta obra? 2. Alguien escribió una vez que la obra de Cristo, desde su muerte hasta su ministerio en el Santuario celestial, es sencillamente parte del “método ordenado por Dios” para tratar con el problema del pecado de un modo que ayudará a responder todas las preguntas respecto de su justicia, su equidad y su amor. Medita en las implicaciones de este pensamiento, especialmente a la luz de la gran controversia, y lo que ella nos enseña acerca de los grandes problemas involucrados en la tragedia del pecado. 3. A muchos adventistas del séptimo día se les enseñó acerca del Día de Expiación de un modo que los ha dejado sin la certeza de la salvación. Este concepto viene de una falsa comprensión del propósito del Día de la Expiación. Piensa acerca del nombre “expiación”. ¿Qué significa? ¿Cómo se logra la expiación? ¿Quién hace la obra de la expiación? ¿Cómo se realiza? ¿Cómo deberían estas respuestas ayudarnos a comprender por qué el Día de Expiación es realmente una buena noticia? 46
  • 47. Lección 7: Para el 16 de noviembre de 2013 CRISTO, NUESTRO SACRIFICIO Sábado 9 de noviembre LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Isaías 53:2-12; Hebreos 2:9; 9:26-28; 9:12; Éxodo 12:5; Hebreos 4:15. PARA MEMORIZAR: “Quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia, y por cuya herida fuisteis sanados” (1 Ped. 2:24). EL SACERDOTE CATÓLICO Maximiliano Kolbe fue internado en Auschwitz por proteger a refugiados de Polonia, incluyendo a dos mil judíos. Cuando un prisionero en su barraca desapareció (tal vez escapó), el servicio de seguridad eligió a diez prisioneros para que, en represalia, murieran de hambre. Uno de los elegidos exclamó: “¡Oh, mi pobre esposa, mis pobres hijos! ¡Nunca los volveré a ver!” Kolbe se ofreció para ocupar su lugar, y ser condenado a morir de hambre. El sorprendido oficial de la SS estuvo de acuerdo, y Kolbe se unió a la fila de los condenados, liberando al otro hombre. Aunque es emocionante, el sacrificio de Kolbe es apenas una sombra de aquel que tomó nuestro lugar, un acto simbolizado en el servicio del Santuario. El Nuevo Testamento identifica a Jesús con los dos aspectos principales del sistema de sacrificios del Antiguo Testamento: él es nuestro sacrificio (Heb. 9, 10), y también nuestro Sumo Sacerdote (Heb. 5-10). Veremos algunos aspectos del sacrificio máximo de Cristo y lo que su muerte provee para nosotros. 47
  • 48. Lección 7 // Domingo 10 de noviembre JESÚS EN ISAÍAS 53 Lee Isaías 53:2 al 12. ¿Qué enseñan estos versículos acerca de lo que Cristo hizo por nosotros? Isaías 52:13 a 53:12 es una poderosa descripción de la muerte de Cristo por los pecados del mundo. Varios aspectos en este pasaje nos dan una clara evidencia de que la muerte de Jesús es la expiación en la forma de sustitución penal, que significa que él tomo el castigo que otros merecían y, de hecho, murió como un Sustituto de ellos. Aquí hay algunas de las implicaciones de este pasaje para el ministerio de Jesús por nosotros: 1. Jesús sufrió por otros. Él tomó su dolor y tristezas (vers. 4), rebeliones, iniquidades (vers. 5, 6, 8, 11) y pecado (vers. 12). 2. Él da grandes beneficios a aquellos por los que él sufrió: paz y curación (vers. 5), y justificación (vers. 11). 3. Era la voluntad de Dios que Jesús sufriera y fuera quebrantado (vers. 10). Dios puso nuestras iniquidades sobre él (vers. 6) porque era el plan de Dios que él muriera en nuestro lugar. 4. Jesús es justo (vers. 11), sin maldad o engaño (vers. 9). 5. Fue una ofrenda por la culpa, un sacrificio expiatorio por el pecado (vers. 10). Lee Lucas 22:37, Hechos 8:32 al 35 y 1 Pedro 2:21 al 25. ¿Cómo interpretaron estos autores del Nuevo Testamento el pasaje de Isaías 53? Las alusiones a Isaías 53 en el Nuevo Testamento establecen, más allá de toda duda, que Jesucristo cumplió esta profecía. Incluso él se identificó con la persona descrita allí (Luc. 22.37). Cristo tomó nuestros pecados sobre sí mismo con el fin de que pudiéramos ser perdonados y transformados. Medita en todo lo que dice Isaías 53 que Cristo hizo por nosotros. ¿Cómo puedes hacer que la certeza que hay aquí sea personal, para ti, sabiendo que, no importa lo que hayas hecho, esta se aplica a ti si te presentas a Dios con fe y entrega? 48