1. Máximas morales
Parece que la naturaleza, que tan sabiamente ha dispuesto los órganos de nuestro cuerpo para
hacernos felices, nos ha dado también el orgullo para excusarnos el dolor de conocer nuestras
imperfecciones.
Mas parte tiene en las advertencias que hacemos a los que yerran el orgullo que la bondad; y no tanto
los reprehendemos para corregirlos, como para persuadirles que estamos exentos de aquellos defectos.
Prometemos según nuestras esperanzas, y cumplimos según nuestros temores.
El interés habla todos los idiomas y representa todos los papeles; hasta el del desinteresado.
El interés que ciega a unos, sirve de luz a otros.
Hácense ordinariamente incapaces de grandes cosas los que se aplican demasiado a menudencias.
No son suficientes nuestras fuerzas para poder ir en todo con nuestra razón.
Creen comúnmente los hombres conducirse, cuando son conducidos; y mientras su espíritu los dirige
hacia un objeto, los arrastra insensiblemente su corazón hacia otro.
Solo percibimos las alteraciones y movimientos extraordinarios de nuestros humores y temperamento,
como la violencia de la cólera; pero casi nadie conoce que estos humores tienen un curso ordinario y
reglado que mueve e inclina dulce e imperceptiblemente nuestra voluntad a diferentes acciones.
Caminan juntos, por decirlo así, y ejercen sucesivamente un secreto imperio en nosotros mismos: de
modo que les somos deudores, sin que podamos advertirlo, de una parte considerable de todas
nuestras acciones.
Mal denominadas están la fuerza y la debilidad del espíritu; pues no son en efecto otra cosa que la
buena o mala disposición de los órganos del cuerpo.
Por diferentes que nos parezcan las fortunas, hay sin embargo una cierta compensación de bienes y de
males que las iguala.
2. 2. Por grandes ventajas que de la naturaleza; no es sin embargo ella sola, sino también la fortuna, la que
hace los héroes.
El desprecio de las riquezas era en los filósofos un deseo oculto de vengar su mérito de la injusticia de la
fortuna, por el desprecio de los mismos bienes de que los privaba; era un secreto para ponerse a
cubierto del envilecimiento de la pobreza: era un camino tortuoso para llegar a la estimación que por las
riquezas no podían adquirir.
El odio a los privados no es mas que el amor del favor. El despecho de no tenerle se consuela y mitiga
con el desprecio que se manifiesta de los que le tienen; y les rehusamos nuestros homenajes, ya que no
podemos quitarles lo que les atrae los de todo el mundo.
Para establecernos en el mundo hacemos lo posible por aparentar que lo estamos.
. Por más que los hombres se lisonjeen de sus grandes aciertos; no son estos por lo común efectos de
una perfecta combinación, sino de la casualidad.
Parece que nuestras acciones tienen estrellas felices o infelices, a que deben una gran parte de la
alabanza o vituperio que se les da.
No hay accidentes, por fatales que sean, de que no saquen los sabios alguna ventaja; ni accidentes tan
prósperos, que no puedan los imprudentes convertir en su daño.
Todo lo endereza la fortuna en beneficio de los que favorece.
La felicidad o infelicidad de los hombres depende no menos de su humor que de la fortuna.
3. 3. Pocasmujeres hay cuyo mérito dure más que su hermosura.
El deseo de ser compadecido, ó de ser admirado, forma de ordinario la mayor parte de nuestra
confianza.
Siempre dura más nuestra envidia, que la felicidad de los que envidiamos.
La misma firmeza, que sirve para resistir al amor, sirve también para hacerle violento y durable; y las
personas débiles, que siempre son agitadas de las pasiones, casi nunca llegan á ser dominadas
verdaderamente de ellas.
No pudiera la imaginación inventar tantas y tan diversas contrariedades, como hay naturalmente en el
corazón de cada uno.
Solo quien esté dotado de una verdadera fortaleza podrá tener una verdadera dulzura: los que parecen
dulces no tienen por lo comúnmás que una debilidad, que fácilmente se convierte en exasperación.
La timidez es un defecto, de que es peligroso reprehender a quienes queramos corregir.
Nada es más raro que la verdadera bondad: los mismos que creen tenerla no tienen por lo común otra
cosa que una debilidad, o una condescendencia.
El espíritu se apega por pereza o por constancia a lo que le es fácil o agradable: esta costumbre limita
siempre nuestros conocimientos, y jamás se ha tomado nadie el trabajo de dilatar su espíritu tanto
como pudiera.
Somos de ordinario maldicientes, mas por vanidad que por malicia
4. Parábolas
El hijo prodigo
Dijo además: —Un hombre tenía dos hijos. El menor de ellos dijo a su padre: “Padre, dame la parte de la
herencia que me corresponde.” Y él les repartió los bienes. No muchos días después, habiendo juntado
todo, el hijo menor se fue a una región lejana, y allí desperdició sus bienes viviendo
perdidamente.Cuando lo hubo malgastado todo, vino una gran hambre en aquella región, y él comenzó
a pasar necesidad.
Entonces fue y se llegó a uno de los ciudadanos de aquella región, el cual le envió a su campo para
apacentar los cerdos.Y él deseaba saciarse con las algarrobas que comían los cerdos, y nadie se las
daba.Entonces volviendo en sí, dijo: “¡Cuántos jornaleros en la casa de mi padre tienen abundancia de
pan, y yo aquí perezco de hambre!
Me levantaré, iré a mi padre y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y ante ti.
Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros.”
Se levantó y fue a su padre. Cuando todavía estaba lejos, su padre le vio y tuvo compasión. Corrió y se
echó sobre su cuello, y le besó.
El hijo le dijo: “Padre, he pecado contra el cielo y ante ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo.”
Pero su padre dijo a sus siervos: “Sacad de inmediato el mejor vestido y vestidle, y poned un anillo en su
mano y calzado en sus pies.
Traed el ternero engordado y matadlo. Comamos y regocijémonos,
Porque este mi hijo estaba muerto y ha vuelto a vivir; estaba perdido y ha sido hallado.” Y comenzaron a
regocijarse.
Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando vino, se acercó a la casa y oyó la música y las danzas.
Después de llamar a uno de los criados, le preguntó qué era aquello.
Este le dijo: “Tu hermano ha venido, y tu padre ha mandado matar el ternero engordado, por haberle
recibido sano y salvo.”
Entonces él se enojó y no quería entrar. Salió, pues, su padre y le rogaba que entrase.
Pero respondiendo él dijo a su padre: “He aquí, tantos años te sirvo, y jamás he desobedecido tu
mandamiento; y nunca me has dado un cabrito para regocijarme con mis amigos.
Pero cuando vino éste tu hijo que ha consumido tus bienes con prostitutas, has matado para él el
ternero engordado.”
Entonces su padre le dijo: “Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas.
Pero era necesario alegrarnos y regocijarnos, porque este tu hermano estaba muerto y ha vuelto a vivir;
estaba perdido y ha sido hallado.”
5. EL BUEN SAMARITANO
Evangelio según Lucas, capítulo 10
Un maestro de la Ley, que quería ponerlo a prueba, se levantó y le dijo: «Maestro, ¿qué debo hacer
para conseguir la vida eterna?»
Jesús le dijo: « ¿Qué está escrito en la Escritura? ¿Qué lees en ella?»
El hombre contestó: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus
fuerzas y con toda tu mente; y amarás a tu prójimo como a ti mismo.»
Jesús le dijo: « ¡Excelente respuesta! Haz eso y vivirás.»
El otro, que quería justificar su pregunta, replicó: « ¿Y quién es mi prójimo?»
Jesús empezó a decir: «Bajaba un hombre por el camino de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos
bandidos, que lo despojaron hasta de sus ropas, lo golpearon y se marcharon dejándolo medio muerto.
Por casualidad bajaba por ese camino un sacerdote; lo vio, dio un rodeo y siguió.
Lo mismo hizo un levita que llegó a ese lugar: lo vio, dio un rodeo y pasó de largo.
Un samaritano también pasó por aquel camino y lo vio, pero éste se compadeció de él.
Se acercó, curó sus heridas con aceite y vino y se las vendó; después lo montó sobre el animal que traía,
lo condujo a una posada y se encargó de cuidarlo.
Al día siguiente sacó dos monedas y se las dio al posadero diciéndole: «Cuídalo, y si gastas más, yo te lo
pagaré a mi vuelta.»
Jesús entonces le preguntó: «Según tu parecer, ¿cuál de estos tres se hizo el prójimo del hombre que
cayó en manos de los salteadores?»
El maestro de la Ley contestó: «El que se mostró compasivo con él.» Y Jesús le dijo: «Vete y haz tú lo
mismo.»
Parábola el grano de mostaza
Base Bíblica: Marcos 4:30-34
También decía: ¿A qué compararemos el reino de Dios, o con qué parábola lo describiremos?
Es como un grano de mostaza, el cual, cuando se siembra en la tierra, aunque es más pequeño que todas
las semillas que hay en la tierra,
Sin embargo, cuando es sembrado, crece y llega a ser más grande que todas las hortalizas y echa
grandes ramas, tanto que LAS AVES DEL CIELO pueden ANIDAR BAJO SU SOMBRA.
Con muchas parábolas como éstas les hablaba la palabra, según podían oírla;
6. Y sin parábolas no les hablaba, sino que lo explicaba todo en privado a sus propios discípulos.
A Jesús le encantaba hablar de la semilla de mostaza. La usó como parábola en Mateo, Marcos y Lucas; y
además la usó de dos maneras diferentes. En Mateo 17:20 la usó cuando sus discípulos no pudieron
arrojar fuera de un niño a un demonio: “Les aseguro que si tienen fe tan pequeña como un grano de
mostaza… nada será imposible”. La semilla de mostaza es la más pequeña de las semillas, así es que no
es importante que tan “pequeña” o “grande” sea nuestra fe, lo importante es en qué o quién está
depositada nuestra fe. Si nuestra fe está depositada en el autor y consumador de la fe, Jesucristo, en su
poder, esta no es suficiente para que nada nos sea imposible.
La otra manera en donde Jesús habla de la semilla de mostaza es en el pasaje que estudiaremos hoy:
“Con que vamos a comparar el reino de Dios? Qué parábola podemos usar para describirlo?” (Marcos
4:30). Por medio de esta parábola Jesús esperaba que sus discípulos pasaran de un entendimiento
natural (en donde esperaban un gran Rey del reino de Dios, para derrocar al césar romano), a un
entendimiento espiritual (que los llevaría a una dimensión diferente de lo que estaban acostumbrados,
llevarlos a los valores eternos).
Citas bíblicas
Ama a tu prójimo como a ti mismo.
Marcos 12: 31
Si alguien quiere ser el primero, deberá ser el último de todos, y servirlos a todos
Marcos 9: 35
Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, vuestro Padre celestial también os perdonará a vosotros
Mateo 6:14
Jesús Dijo: Benditas son las almas generosas que comparten Mi Cáliz: serán llamadas herederas de Mi
Salvación.
Bienaventuranzas 3
7. Maltrato infantil
Maltrato infantil, es inconcebible hechos de éstas magnitudes, y por desgracia suceden más a menudo
de lo que pensamos. Esto supone un serio planteamiento y un estudio en profundidad, de a dónde es
capaz de llegar la mente humana, qué mueve a comportamientos de esta índole, y cuáles serían las
penas a aplicar en éstos casos. Hay mentes enfermas, no justificable, pero muy analizado puede llegar a
comprenderse debido a ése estado patológico, son las menos. Pero muchos de los casos, surgen en
personas que nos saludan por la calle con cordialidad, son amables, educados, correctos...un vecino
ideal. En qué momento se rompió ése ser...qué misterios habitan en ésa mente...
Cómo se puede tocar a un ser, sangre de sangre, ganas de ganas, flor de flor, símbolo de vida y
esperanzas, envueltos en maravillosos sueños, que nos dan en cada instante la esencia de la vida y
la energía para vivirla ...Cómo se puede destrozarle la existencia, vejarlo y abusar de una
inconsciencia infantil, tierna, afectiva y necesitada de amor, cariño y comprensión, y disfrazarla de
golpes, sin que los cimientos de un ser se remuevan
Me caen lágrimas mientras escribo esto, pero son las menos importantes, ésas secan, pero está
llorando mi alma, por los niños que vagan en el limbo, por los niños con los sueños rotos y las
miradas ausentes, por sus sonrisas quebradas, por los juegos abandonados en la oscura habitación
de sus anhelos perdidos, por un dios ciego, con espaldas anchas...desterrado de mi paraíso...por la
mirada escondida de una sociedad vacía, que hoy alzamos la voz y mañana pasamos página, una
nueva mirada...Por mí culpa...por nuestras culpas...
Denuncia constante y firme, con nombres y apellidos...denuncia social, voces abiertas,
alzadas...Gritos al viento...No a ningún tipo de violencia, NO...NO...NO...a la violencia, abuso y
violación infantil.