La tradición normalizadora surgió en Argentina en el siglo XIX junto con la creación del Estado-Nación, cuando se estableció un sistema de escuelas públicas, laicas y universales a través de la ley 1420 de 1884. Para formar a los maestros que enseñarían en estas escuelas y cumplirían un rol civilizador, el Estado comenzó a crear Escuelas Normales a partir de 1870 siguiendo el pensamiento de Sarmiento. La educación se concibió como un proceso de socialización para homogeneizar e inculcar
1. PROVINCIA DE BUENOS AIRES
DIRECCIÓN GENERAL DE CULTURA Y EDUCACIÓN
DIRECCIÓN DE EDUCACIÓN SUPERIOR
INSTITUTO SUPERIOR DE FORMACIÓN DOCENTE Y TÉCNICA Nº
165
PROFESORADO DE EDUCACIÓN PRIMARIA
TEORÍA SOCIOPOLÍTICA
2do AÑO
2012
TRADICIÓN NORMALIZADORA
PROFESORA: PEIRANO, CLAUDIA
ALUMNAS: MARTINEZ, NICOLE
VARELA, YOHANA
MAIL: NICKYAIN@HOTMAIL.COM
2. TRADICIÓN NORMALIZADORA
En el siglo XIX junto con la conformación del Estado-Nación en Argentina, comienza
una expansión educativa en todo el globo. Surgía la escuela pública, que debía ser
universal, accesible y laica, la ley dictada en el año 1884 (ley 1420) establecía
justamente estos términos. Esta escuela tuvo como base a la pedagogía tradicional, que
se encontraba sustentada en el positivismo y que seguía su principio de orden y
progreso.
Si bien siempre hubo educadores, era necesario en esta nueva etapa, preparar a los
maestros, capaces de adoptar un nuevo rol y cumplir su función desde una posición
civilizadora, convirtiéndose así en una fuente fundamental y necesaria para la
consolidación de las naciones modernas.
Es por ello que a partir de 1870 y a través de la acción del Estado comienzan a crearse
cientos de Escuelas Normales en todo el país, dirigidas a formar este personal,
siguiendo el pensamiento de Sarmiento quien creía en el rol del maestro y su función
misionera.
El Estado argentino fue el encargado de crear condiciones de homogeneidad para la
formación de la sociedad civil, se encontraba en la búsqueda de una “legión de maestros
patrioteros” que actúen en el proyecto educativo liberal, el cual pretendía centrar su
mirada en la formación del ciudadano con misión puramente civilizadora; que se
encarguen del disciplinamiento de la conducta y la homogeneización ideológica, que
centre su mirada en la inculcación de valores, formas de comportamiento y principios
que respondan a este nuevo ideal de sociedad. De esta manera se le da menor
importancia a la formación de habilidades, o al desarrollo del pensamiento o el
conocimiento.
Esta ocupación docente fue claramente definida como femenina, ya que se podía ver en
ellas, la entrega, el apoyo y el acompañamiento de una “segunda madre”, aún así los
cargos de dirección escolar y los últimos grados de la escuela primaria estaban a cargo
de los hombres.
3. Es así, que en esta tradición se etiqueta a la educación como un proceso de
socialización, a la escuela como un hipersistema capaz de consolidar matrices
ideológicas y al docente en su papel de normalizador y moralizador.
Desde un principio el origen de esta tradición se colocó en una utopía que pretendía y se
comprometía con un distinguido cambio social, pero a raíz del profundo carácter
civilizador que tomo este proceso, puede visualizarse que logró reforzar la idea de un
universo cultural que suponía a los individuos como único y legítimo, es decir negando
a la diversidad de cultura que se encontraba fuera del espacio escolar.
Esta utopía civilizadora se fue perdiendo a través del tiempo pero aun así, está presente
en la actualidad.
4. BIBLIOGRAFÍA:
Museo pedagógico. Propuesta Didáctica Rosario.
Davini, Maria Cristina (1995) La formación docente en cuestión: política pedagógica-
capitulo 1.EDITORIAL PAIDOS.